UVG
DONACIÓN
A LA COLECCIÓN SHOOK EN
MEMORIA DEL
DR EDWIN M. SHOOK
DONANTE.
Dr. \\\>9h Popenoc
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De 3ní>ia6.
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in 2013
http://archive.org/details/historiageneral02fernguat
HISTORIA
GENERAL Y NATURAL DE LAS INDIAS,
ISLAS Y TIERRA-FIRME DEL MAR OCÉANO,
POR
EL CAPITAN GOMALO FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS,
PRIMER CRONISTA DEL NUEVO MUNDO.
PUBLÍCALA LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA,
¡JADA CON EL CÓDICE ORIGINAL, ENRIQUECIDA CON LAS ENMIENDAS Y ADICIONES DEL ALTOR,
É ILUSTRADA CON LA VIDA T EL JUICIO DE LAS OBRAS DEL MISMO
POR
D. JOSÉ AMADOR DE LOS RIOS,
Ijulmduu de Número de dnlio Cuerpo , Catedrático de Ampliación de la Literatura Española en la Universidad de esta Córte, etc.
TOMO SEGUNDO DE LA SEGUNDA PARTE,
TERCERO DE LA OBRA.
MADRID.
IMPRENTA DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.
k CKKúfl DE JOSE RODBIOCEÍ, CALLE DE «AS TICSSTI "Ui, 1CM. 7*.
1853.
BIBLIOTECA
RETIRA DO mmhí ¡jei m >■, Mima
"Büliotew Buiiersidad del Valle"
ADVERTENCIA.
Como dejamos notado en el tomo anterior, compréndense en el presente los
nueve últimos libros de la segunda parte de la Historia general de Indias, cuyo
volumen justifica la formación de uno y otro. Pero esta división no es hija sola-
mente de la necesidad de sujetar a formas regulares la obra de Oviedo en está
edición , única completa de dicha historia : el mismo autor hubo de reconocer que
era imposible encerrar en un solo volumen toda la segunda parte, cualquiera que
fuese la impresión de ella , y no vaciló en darle una división conveniente , que es
por cierto la ahora adoptada. Se han cumplido en consecuencia los deseos del pri-
mer cronista de Indias, respecto de este punto, conforme al códice autógrafo que
ha servido de texto , al cual debia extrictamente ajustarse la Academia.
En este segundo tomo se sigue el mismo orden que hemos reconocido ya en el
anterior sobre la manera de exponer los hechos. Mas si presentando los que cons-
tituyen la historia especial de cada gobernación , logra el cronista tener abier-
ta siempre la narración, para acumular nuevos acontecimientos, se vé forzado
con frecuencia á recorrer el mismo espacio, quitando á su obra la trabazón y
enlace propios de este linaje de tareas. Verdad es que ni hubiera podido Ovie-
do llevarlas á cabo de otra manera, con los medios que tenia á su alcance , ni á
haberlo pretendido, se ofrecería al estudio la Historia general de Indias con la
claridad que hoy presenta, abarcando tantos y tan varios sucesos, narrados por
un actor y testigo, y careciendo por tanto de aquella cohesión y unidad que so-
lo pueden tener los trabajos históricos , cuando ha trascurrido ya el tiempo su-
ficiente para juzgar los hechos por sus naturales resultados y bajo un punto de
vista verdaderamente sintético. La gran ventaja del método de Oviedo consiste á
pesar de todo en que , si no puede esta parte de su obra ser considerada como
una historia que llene todas las condiciones del arle , conserva todo el interés de
unas memorias contemporáneas , donde hablan los mismos personajes y explican
por sí los acontecimientos en que intervienen, pues que solo en las cartas, real-
VI ADVERTENCIA.
ciones ó informes do los gobernadores, capitanes, religiosos y magistrados se fun-
da esta peregrina narración histórica.
Conforme á este método, abraza pues el libro XXIX, primero de esle volu-
men , lodo lo ocurrido en la gobernación de Castilla del Oro desde que Vasco
Nuñez de Balboa se alzó con el dominio de Nuestra Señora de la Antigua del Da-
rien basta que pasó á aquellas regiones, para lomar residencia al licenciado Pero
Vázquez, el doctor Robles. La parle más principal de este libro es sin duda la
concerniente al mando de Pedrarias Dávila , uno de los capitanes que más desa-
ciertos é injusticias cometieron en el Nuevo Mundo, y único despoblador de Sania
Maria de la Antigua. Con las de este desalentado gobernador están estrechamen-
te enlazadas las aventuras de Oviedo, durante la época en que aparece como ac-
tor en la conquista. De las penalidades y desgracias que le sobrevienen, como
inevitable consecuencia de la enemistad del Pedrarias , queda ya hecha opor-
tuna mención en la Vida y cscrilos del primer cronista de Indias, trabajo que pre-
cede á la presente publicación. Trás la narración de los hechos relativos á la con-
quista, se dan curiosos é importantes pormenores, asi respecto de las minas de
oro y pesquerías de perlas, como de las costumbres, funerales, ceremonias, su-
persticiones y creencias de aquellos indios, que lan de cerca estudió Oviedo. El
libro termina con la noticia de los capitanes particulares, que siguieron las hue-
llas del Pedrarias, Pedro de los Rios y otros gobernadores, hallando desastroso
fin en pago de sus Uranias y crueldades.
El siguiente trata de la gobernación de Cartagena desde la empresa malha-
dada de Diego Gutiérrez basta la no más afortunada expedición que en 154G en-
vió el almirante don Luis Colon á dicha provincia, bajo la conducta de Cristó-
bal de Peña. El cronista pensó continuar esta parte de su historia con la sucesiva
relación de los acaecimientos que fueran llegando á su noticia, según en su lu-
gar irá advertido (pág. 183).
La gobernación de Honduras es objeto del libro XXXI , más extenso qué el
anterior y mucho más interesante por los peregrinos datos que en él recogió
Oviedo respecto de los primeros pobladores de la ciudad de Trujillo, y sobre todo
de las disensiones y sangrientos disturbios que en ella ocurrieron entre Vasco de
Herrera, Diego Méndez y Andrés de Cereceda. La descripción de esta comarca,
cuya gobernación se reunió con la de Yucatán por mandado del Consejo Real de
las Indias en 1539, la enumeración de sus minas de plata y oro, asi como de los
animales, aves, plantas especiales y otros productos de la naturaleza forman los
últimos capítulos, donde se narra también la avenencia lomada por los adelan-
tados don Francisco de Montejo y Pedro de Alvarado , últimos capitanes que
hasta el año en que Oviedo da fin á su libro, entendieron en aquella conquista.
La de Yucatán, unida como va dicho á la de Honduras, se refiere en el XXXII,
ampliando lo dicho en el XVII de la primera parte , relativo al descubrimiento de
aquella comarca, y recogiendo nuevas y más peregrinas noticias respecto de su
riqueza y variedad grande de producciones. Las aventuras del adelantado don
ADVERTENCIA. VII
Francisco Monlejo, hasla poblar á Salamanca y Ciudad-Real, y el mal éxilo de las
expediciones de Alonso Dávila, su teniente, son materia de la mayor parte de
este libro, donde, como en toda la Historia de Indias, aparece de relieve el he-
riosmo de los españoles, cuyo sufrimiento raya en los límites de lo inverosímil.
El libro XXXIII está exclusivamente destinado á la Nueva España, formando
la parle principal de este tercer volumen. Válese Oviedo, para trazar la historia de
aquella extraordinaria conquista, de diferentes documentos, cuyo distinto origen
manifiesta el afán que tenia por decir la verdad , á despecho de cuantos intereses
pugnáran por estorbarlo. Las cartas de Hernán Cortés, dirigidas al Emperador y
publicadas hasla nuestros dias diferentes veces, son las primeras fuentes á que acu-
de Oviedo, llevado de aquel propósito; y ampliadas dichas relaciones con las de
Alvarado, uno de los más distinguidos capitanes de la Nueva España, Diego Godoy,
no menos informado de lo que en su conquista acaece, y otros caballeros é hidal-
gos, actores también en aquellos memorables sucesos, recurre el cronista á otro
linaje de testigos , tales como fray Diego de Loaysa , de la Orden de Predicado-
res, don Antonio de Mendoza, primer virey de Méjico (con quien sostiene curio-
sa correspondencia, de que ofrece en dos cartas interesante muestra) y el hidalgo
Juan Cano , marido de doña Isabel de Molezuma , y vecino de la capital de Nueva
España. De esta diversidad de informaciones que amplia á otras particulares, cu-
yos autores no menciona por sus nombres, pretende Oviedo sacar la luz históri-
ca que lia menester para acallar su conciencia, siendo en verdad de suma im-
portancia, aun después de los estudios hechos sobre el imperio mejicano , la mul-
titud de noticias y los contradictorios juicios sobre la conquista , que acopió
en esta parle de sus historias. No puede negarse que el libro XXXIII , por re-
producirse una y otra vez la narración de unos mismos sucesos , carece de la
unidad necesaria á esta manera de trabajos ; pero si bajo este punto de vista me-
ramente literario es Oviedo digno de censura, lo es asimismo de alabanza por la
solicitud con que atiende á inquirir la exactitud histórica , punto principal á donde
encaminaba lodos sus pasos. Justo es por tanto dejar asentado que la conquista de
la Nueva España recibe nuevas y muy claras ilustraciones con la publicación de
este libro. '
El XXXIV habla de la gobernación de Nueva Galicia, llamada por los natu-
rales Xalisco. Fué esta comarca conquistada por Ñuño de Guzman, gobernador de
Méjico, célebre en la historia de Indias, no tanto por su valor como por sus
crueldades. Sus expediciones y las de sus tenientes ocupan los ocho primeros ca-
pítulos de este libro, ofreciendo el IX, último de todo él, noticia de los licen-
ciados Lebrón, Sepúlveda y Contreras, que fueron á poner enmienda en los desa-
ciertos de Ñuño de Guzman, por mandado de la Audiencia de Santo Domingo.
Dáse en el libro XXXV conocimiento de la gobernación del rio de Panuco, cu-
yas lagunas fueron pobladas por disposición é industria de Hernán Cortés ; y se
refieren menudamente las desventuras de Panfilo de Narvaez y los que le siguie-
ron en su malhadada expedición al rio de las raimas. Pero esta relación no pre-
VIII
ADVERTENCIA.
sentó en liempo de Oviedo la novedad que las de otros sucesos, por haber sido
dublicados ya, cuando escribió este libro , los Naufragios de Alvar Nuiiez Cabeza
de Vaca , tesorero de la armada de Panfdo de Narvaez , y uno de los que más
padecieron entre los indios. Inserta en el tomo I de los Historiadores primitivos
de las Indias Occidentales formada por Barcia, no ofrece tampoco en nuestros
dias mucho interés para los que conozcan aquella colección ; y sin embargo con-
viene observar que Oviedo añadió algunos pormenores y circunstancias impor-
tantes , trasmitidos por Alonso del Castillo y Andrés de Orantes , compañeros de
Cabeza de Vaca en sus penalidades é infortunios.
El libro XXXVI trata de la gobernación de la Florida, cuyo descubrimien-
to narró ya Oviedo en el XVII , comprendiendo en el mismo las memorables ex-
pediciones de Hernando de Soto, hasta su desastrosa muerte. Por esta causa se
contrae el cronista á presentar en esta parte algunos pormenores, que si bien dan
mayor esclarecimiento a la historia, sirven más principalmente para la prosecución
del método por él establecido en la manera de exponerla. Este libro comprende
solo dos capítulos.
Cuatro son los que encierra el XXXVII , que tiene por objeto la provincia de
Chicora ó Gualdape, cuyas soñadas riquezas arrastraron al licenciado Lúeas
Vázquez de Aillon á una perdición segura. Solo el conocimiento de algunas
producciones naturales fué el fruto obtenido por los que siguieron al deslum-
hrado Aillon en su mal trazada empresa, cuya relación trasmitieron á Oviedo
fray Antonio Montesino, fray Antonio Cervantes, fray Pedro de Estrada, todos
de la Orden de Predicadores , el capitán Francisco Gómez , el piloto Pedro de
Quexo y otros soldados que lograron escapar casi milagrosamente..
El libro XXXVIII es una disertación geográfica , escrita con motivo de la re-
ciente publicación de Olao Gotho y Juan Magno , obispo Upsalense. Apoyado en
sus tablas, apunta Oviedo la hipótesi de que era posible la unión de los continen-
tes europeo , asiático , africano y americano , hipótesi racional , á que le llevaba
la claridad de su investigador talento.
Tal es, pues, la extensión de las materias contenidas en el presente volumen.
Este es el libró décjmo do la segunda parte, yes el vigéssimo nono de la tíenercu y
nuli/ral Historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano, el qiial traeta
de la provincia y gobernación de Castilla del Oro , que comunmente se suele llamar
Tierra-Firme.
PROHEMIO.
Cansado quedará el Ietor de algunas ma-
terias de las que hasta aqui avrá leydo, si
su lecion ha sido continuada, y aun indi-
nado con los que tractaron la muerte al
general Diego de Xicuesa, segundse ha
dicho en el libro precedente; pero en este
verá la justicia de Dios, y la cuenta que
tuvo para punir en esta vida á todos los
que fueron en se la quitar ; y assi se debe
presumir que como justo y misericordioso
se ovo Dios con los delinqüentes , y con el
que pades'ció, sin lo merescerálos que tan
cruda y desapiadadamente le echaron en
un bergantín con otros trece hombres por
la mar , donde nunca mas parescieron , ni
se supo del ni dellos cosa cierta. Entién-
dolo yo desta manera. A Diego de Nicuc-
sa , como hombre , no le faltarían pecados
TOMO III.
para sus trabaxos y muerte , y ya que la
ovo de tal manera-, es de pensar el que
aquella penitencia y exilio mortal proce-
dió de la clemencia divina en parte satis-
fatoria de sus culpas para yr mas aparc-
xado en la vía de salvación; y téngolo por
cierto, porque de personas que se halla-
ron pressentes supe que le oyeron de$ir
en su partida, con lágrimas, llamando á
Dios: Ostende faciem tuam, et sala' cri-
mus. Muéstranos, Señor, tu rostro, y se-
remos salvos.
Vasco Nuííez de Balboa , Martin de
Camudio, Lope de Olano, Diego Ribe-
ro, el bachiller Diego de Corral, Die-
go Albitez, Johan de Ezcaray. Luis de
Mercado, Alonso Pérez de la Rúa. Her-
nando de Arguello, escribano. Luis Bo-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tello, Hernando Muñoz, Andrés de Yal-
derrábano, y Francisco Picarro, que des-
pués fué marqués por su mal , y le mata-
ron en el Perú, como se dirá en la terce-
ra parte destas historias , y Esteban Bar-
raníes', y otros que quedan nombrados,
de quien justa querella podrá tener Diego
de Nicuesa , y que todos fueron en le des-
Iruir, todos ovieron mal fin en este siglo
para que assimesmo tuviessen menos que
purgar en la otra vida: excepto sino fué,
como Sanct Gregorio dice en sus Morales,
comencar á pagar acá lo que acullá en el
infierno nunca se acaba de padescer. Pe-
ro como está enmedio la sangre de Jesu-
Chripsto, á él avrá placido que en esta
vida hayan pagado el mal que hicieron,
porque mediante la divina misericordia,
pudiessen conseguir acullá la gloria eter-
na. Esto verá en su lugar apuntado quien
continuare la Legión de los dos libros pre-
cedentes, y en aqueste llegare al cabo.
Desta provincia de Castilla del Oro fué
el primero salteador el capitán Johan de
la Cosa , y el segundo las reliquias del ar-
mada y gente de Alonso de Ojeda , entre
los quales quedó por capitán primero y
alcalde en aquella tierra Vasco Nuñez de
Balboa , el qual fué un hombre hidalgo na-
tural de Jerez de Badajoz, criado de don
Pedro Puerto-Carrero , señor de Moguér,
el Sordo. Después de Vasco Nuñez, go-
bernador y capitán general, Pedrarias
Dávila, natural de.Segovia; al qual sub-
cedió en la dicha gobernación un cavalle-
ro de Córdova, llamado Pedro de los
Rios , al qual tomó residencia y quedó en
el oficio el licenciado Antonio de la Ga-
ma: al ligenciado de la Gama subge-
dió un cavallero de Soria, llamado Fran-
cisco de Barrionuevo, del qual se tracto
cu la primera parte, en el libro V, so-
bre la rebelión del cacique don Enrique.
Después de Francisco de Barrionuevo,
fué por juez de residencia el licenciado
Pedro Vázquez, al qual subcedió el dotor
Robles. De todos estos gobernadores se
tractará en este libro XXIX , y de otras
particularidades desta provincia de Casti-
lla del Oro. y del primero descubrimiento
de la mar del Sur. y de los ritos y geri-
monias de los indios, y de sus manteni-
mientos, y otras muchas cosas convinien-
tes al discurso destas historias: de las
quales algunas con brevedad están por mí
escripias en aquel Reportorio Sumario que
sé imprimió en Toledo, año de mili é qui-
nientos é veynte y cinco años ; pero mas
largamente se repetirán aqui, y demás
dellas se dirá todo lo que allí se dexó de
escrebir, por no se aver sabido algunos en
aquel tiempo, como agora se saben, y la
expiricneja lo ha mostrado.
También se Jiará mención del principio
del descubrimiento del Perú, fecho pol-
los capitanes Francisco Picarro y Diego
de Almagro : y mediante el divino favor
se dirá todo lo que á esta gobernación fue-
re competente , porque en esta provincia
yo fuy veedor de las fundiciones del oro
é oficial de Su Magestad •algunos años, y
tengo noticia particular, como testigo de
\ ista, de la mayor parte de quanto aqui se
(pactare. Tenga por aviso y verdad el le-
tor, questa población de Castilla del Oro
es el principio y fundamento de todo lo
que en la Tierra-Firme, assi en la costa
del Norte como en la del Sur, está des-
cubierto y poblado de chripstianos : en el
qual principio pensó Vasco Nuñez, con sus
cautelosas formas , quedar grand señor,
viéndose capitán principal de los prime-
ros pobladores desta gobernación, porque
sin dubda él trabaxó mucho en aquella
tierra. Pero como dice Ciro rey de los
Persas, sin dubda los hombres estiman
que sea grande cosa adquirir el imperio;
mas ciertamente muy mayor es conser-"
i Xcoofonie, lib. V.
DE INDIAS.
vario, después ques adquirido, porque
quanto mas los hombres poseen, tanto
mayor envidia y envidias soportan, y ma-
yor copia de enemigos han, máxime aque-
llos que, como nos, por fuerca á los subdi-
tos señorean. El que sube á algún seño-
río mas por acaso ó favor de la fortuna
que por prudencia y virtudes, ó por frau-
des é mañas, sin méritos, no puede mu-
cho permanescer en tal estado. Vicio es
de natura que siempre avernos mucha
confianza en las cosas no probadas. Assi
lo dice aquel grand Julio César en sus Co-
mentarios *, y aun assi le acontesció á él lo
uno y lo otro, si quisiéredes oyr a los que
su vida y (iIhii- notaron; pero en fin, (oda
la vida es traba x o en tantoque en esta car-
ne mortal estamos. Noignoraba esto aquel
-mirlo Job, quando dixo : Milltia est vita
hominis super terram -. Asdrubal Gripho,
embajador de los Cartagineses, dixo á
Cipion : i Son los pueblos naturalmente in-
clinados á lo peor, y aquello ques mas
grato á la multitud, ha lugar mas ayna 3. »
V assi subcedióla mudanga del estado de
Vasco Nuñez de Balboa, y aun de otros
gobernadores que después del goberna-
ron ola provincia; porque los hombres,
por la felicidad nuevamente adquirida,
mas soberbios y menos cautos suelen ser
las mas v ec es. El saber no viene de los
hombres, mas de Dios, como se dice en el
Ecclesiástico primo: Omnis sapientia a Do-
mino Deo est. Aristóteles no ignoraba esta
verdad, pues dixo: Sapientia non esl hu-
mana , sed divina possesio *. La sapiencia .
no es humana, sino divina possesion. Assi
que , pues de Dios el saber es y el poder,
et sine ipso factuni esl nihil* , no sé yo có-
mo los eluipstianos , á quien Dios pone en
lugar alto y con administración de otros
hombres , sobre quien les da poder y ju-
risdigiort , se olvidan y desacuerdan de su
\ Lib. II.
2 Cnp. 7.
3 Apiano.
LIB. XXIX. 3
superior celestial, al qual ni se puede
mentir sin que lo entienda , ni lisonjean-
do ganar su gracia , mostrando uno en la
lengua y guardando en el ánimo lo con-
trario, que publican.
En el libro antes deste se dixo la forma
que Vasco Nuñez ovo para salir desta cib-
dad de Sancto Domingo , escondido en-
vuelto en la vela cogida en la entena de
la nao en quel bachiller Martin Fernan-
dez de Enciso fué á buscar á Hojcda ; y
cómo se les perdió aquella nao cerca de
la punta de Caribana , y cómo estando en
aquel trabaxo topó con ellos el capitán
Francisco Picarro , después que ovo des-
amparado el assiento de Urabá , que en
dos bergantines , con la gente que que-
daba de Hojeda lo venia á buscar á esta
cibdad ; y cómo juntos los que llevaba En-
ciso y los que traia Picarro ganaron el Da-
rien ; y cómo Vasco Nuñez fué elegido al-
calde , é prendió al bachiller Enciso y lo
envió á España ; y cómo envió á llamar al
(■apilan Diego de Nicuesa para que gober-
nasse, y la manera y falsedad, que contra
él ovo para lo echar de la tierra donde se
perdió con otros trege hombres ; y cómo
fueron enviados por procuradores á Es-
paña , de parte de Vasco Nuñez é de la
comunidad del Darien, el veedor Johan
de Quigedo y el capitán Rodrigo de Col-
menares ; y cómo por otra parte le fué lle-
vada una cédula del Rey Cathólico á Vas-
co Nuñez para que fuesse capitán y go-
bernasse aquella provincia del Darien en
tanto que su real voluntad fuesse. Queda
ahora de decir lo que después subcedió,
y degiiio he, desde quando aquel pueblo
del Darien se ganó ó los indios, porque i.i
historia vaya fundada desde su principio,
y sucesivamente se diga lo que progedió
de ahí adelante hasta el tiempo pressente;
y es de aquesta manera.
4 Lib. f, Meleor. c. 1.
5 San Juan, cap. ).
i
IlISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO L
Cómo fué provehido Pedrarias Dávila de la gobernación de Castilla del Oro, que lenia Vasco Nuficz de
Balboa, y oirás cosa* que convienen á la hisloria.
En el libro precedente se dixo cómo el
bachiller Martin Fernandez de Enciso fué
echado de la Tierra-Firme por Vasco Nu-
ñez de Balboa , y enviado presso á Casti-
lla , donde llegó y se quexó de Vasco Nu-
ííez y de Bartolomé Hurtado, su compa-
ñero. Assimesmo se dixo cómo el veedor
Johan de Quicedo y el capitán Rodrigo de
Colmenares fueron por procuradores de
Ja comunidad de la villa del Darien, que
ya le llamaban Sancta María dé la Anti-
gua; y cómo fué el alcalde Martín de Ca-
mudio por parte de Vasco Nuñez á infor-
mar de lo que á su propóssito era. Pero
como entre las otras culpas que le impo-
nían á Vasco Nuñez se hacia memoria de
la forma que tuvo en echar de la tierra á
Diego de Nicuesa tan cruda \ desapia-
dadamente , no bastaron disculpas por
parle de Vasco Nuñez : antes se enojó de
manera el Rey Cathólico, sabida la ver-
dad, que tuvo nescessidad el Camudio de
huyr secretamente de la corte, y los se-
ñores del Consejo de las Indias le manda-
ron prender, y no pudo ser ávido. Y el
Rey acordó de enviar gobernador á aque-
lla provincia , y mandó que la llamassen
Castilla del Oro, porque decian que era
muy rica tierra . y nombró por obispo á
fray Johan de Quevedo , de la Orden da
Sane! Francisco , predicador de su capilla
real. El chispo de Falencia, don Johan
Rodríguez de Fonscca, era presidente del
Consejo de las Indias , y capellán mayor
y privado del Rey , y á su suplicación y
por su respecto fué elegido por goberna-
dor y capitán general un cavallero de Se-
govia, llamado Pedrarias Dávila, her-
mano de Johan Arias Dávila , que después
fué el primero conde de Puñoenrostro:
por thessorero para la hacienda real Alon-
so de la Puente , natural de la Parra, cer-
ca de Cafra : por contador Diego Márquez,
natural de Toro, criado del obispo Fon-
seca ; por factor Johan de Tabira , repos-
tero de estrados del Rey. natural de Oca-
ña , y por veedor de las fundiciones del
oro arpie! Johan de Quicedo ques dicho
que fué procurador del Darien. Este, des-
pués que volvía de la córte, allegado á
Sevilla, murió hinchado, y tan amarillo
como aquel oro que anduvo á buscar: en
el (pial comencé Dios á punir los que echa-
ron á Nicuesa del mundo; y el Rey Ca-
thólico me hico merced, á mí el chronis-
ta, de aquel oficio de veedor, por fin de
Johan de Quicedo. Assi que, acordó el
Rey que se bíclesse una armada de tres
mili hombres, y se proveyesse muy cum-
plidamente , y que fuesse Pedrarias por su
capitán general y gobernador, y inqui-
riesse las culpas y méritos de Vasco Nu-
ñez de Balboa , y gobernasse y conquis-
tarse y poblasse aquella tierra, señalán-
dole por gobernación desde el Cabo de la
Vela hasta Veragua, y desde estos limi-
tes , que son en la costa del Norte , cor-
riendo la tierra adentro hacia la parte aus-
tral, lodo aquello que oviesse de mar á
mar, con las islas que en ello concur-
riessen. Y porque los vecinos del Da-
rien eran unos mas antiguos que otros en
la tierra, proveyó el Rey y su Consejo
que en los repartimientos y caballerías y
mercedes y solares, después- de aver cum-
plido primeramente con sus oficiales,
fuessen los primeros gratificados los que
fueron de la compañía del capitán Alonso
DE INDIAS. LIB.
do Hojcda, porque estos ganaron aquella
villa , y tras estos los que oviesse del ca-
pitán Diego de Nicucsa , y después á los
demás, segund su antigüedad en la tierra.
Ydo's Pedrarias y el obispo y oficiales
á Sevilla , se comencó á juntar la gente , y
por ser entrado el invierno y no ser tiem-
po de navegar, se tardó el viage todo lo
restante de aquel año de mili ó quinientos
y trece años , y aun parte del año siguien-
te ; en el qual tiempo se allegaron muchos
cavalleros é hidalgos, y mucha gente de
bien y muchos artesanos de diversos ofi-
cios; y assimesmo muchos labradores pa-
ra la agricoltura y labor del campo, que
para hacer este viage de unas partes é
otras siempre ocurrían á la fama deste
oro. Y como el general Pedrarias era bien
hablado, y docia muchas cosas de aque-
llas tierras , que aun él no sabia , é el obis-
po fray Johan dé Quevedo en sus predi-
caciones contaba cosas inauditas, y para
mover á los cobdiciosos prometía galar-
dones y thessoros de que ninguna certcni-
dad ni verdadera información avia, mas
de la buena esperanca ; assi nunca ca-
saban de venir de toda España , y aun de
fuera della , hombres que desseaban ver
cssas maravillas y grandíssimas riquecas
quel obispo y Pedrarias pregonaban, y
por su mandado otros capitanes inferiores.
Deque se siguió que ovo muchos que ven-
dieron los patrimonios y rentas y hacien-
das que tenían y heredaron de sus padres;
y otros, algo menos locos, las empeña-
ron por algunos años , dexando lo cierto
por lo dubdoso : otros dexaron á sus se-
ñores y perdieron el tiempo que los avian
servido, no teniendo en nada el galardón
que esperaban , en comparación de lo que
avían de adquirir y ganar en este ca-
mino.
Y porque dixe de susso de los predi-
cadores ó capitanes inferiores, digo. que
solamente fueron nombrados por capita-
nes del Rev en esta armada los que ago-
XXIX. CAP. I. 5
ra diré , porque aunque ovo muchos des-
pués , eran hechos por Pedrarias ; pero los
del número real eran Luis Carrillo, Gon-
calo Fernandez de Lago, Contreras , Fran-
cisco Vázquez Coronado , Diego de Bus-
tamante, Atienca, Johan de Ayora , her-
mano del chronista Goncalo de Ayora; es-
te fué por teniente de capitán general.
Otros muchos se llamaron capitanes, allen-
de de aquestos seys , y tuvieron gente, y
Pedrarias se la encomendó por Tos honrar y
aprovechar, assi como Gaspar de Morales,
primo del general; Pedrarias el Mancebo,
sobrino del general'; el capitán Francisco
Dávila ; el capitán Meneses; el capitán An-
tonio Tellez de Guzman; el capitán Ga-
marra , y el capitán Rodrigo de Colmena-
res, que vino por procurador del Darien.
Yotrosio fueron después, andando el tiem-
po y durante la conquista ; porque una de
las principales haciendas ó aparejo para
ganar es este nombre de capitán , como
adelante se verá en el discurso destas his-
torias. Por alcalde mayor de Pedrarias fué
el licenciado Gaspar de Espinosa ; y di s-
pucs , desde á mucho , se llamaron capi-
tanes Goncalo de Badajoz, Diego Albitez,
Johan de Ezcaray, Francisco Hernández.
Hernando de Soto, Francisco Campañon.
HernandPonce de León, y ChripstÓbalSer-
rano, antes que muchos de aquestos, por-
que fué desde aquesta cibdad enviado con
gente en socorro de Vasco Nuñez , y de
los primeros pobladores del Darien. Assi-
mesmo se llamaron capitanes y lo fueron
Francisco Picarro, Diego de- Almagro, Ga-
briel de Roxas, Andrés de Garavito. Jo-
han dé Cárdenas, Bartolomé Hurtado, v
otros que en su tiempo y lugar serán nom-
brados. Y no paresca supérfluo aver nom-
brado aquestos capitanes, y tenga memo-
ria y cuenta el letor con ellos, y sabrá
adelante grandes particularidades y cosas
de sus personas.
Por manera que allegada la gente de
la armada en Sevilla, esperando el via-
G
niSTORIA GENERAL Y NATURAL
ge, gastaban lo que tenían y buscaban
mas para so sostener, á causa de la di-
lación de la partida, haciendo cuenta
que comoncado el viage no avian de des-
pender nada . porque el Rey hico mer-
ced á todos de les dar pasage franco y
el matalotaje para el camino, y man-
dóles dar de comer un mes después que
fuessen llegados al Darien, y assi se hico
y cumplió. Más pues ya se tractará de
aquí adelante desta tierra, parésceme que
es bien que se diga primero lo que inter-
vino á Vasco Ñoñez de Balboa, después
quél y los primeros conquistadores cana-
ron aquella villa del Darien; y adelante,
en su lugar proprio. se dirá el viage que
hico Pedrarias Dávila . y quándo llegó á
aquella tierra, y de lo que subcedió de
allí adelante en esta gobernación de Cas-
tilla del Oro.'
CAFITULO II.
De lo que subcedió á Vasco Nuñez de Balboa después que se ganó el Darien , y cómo descubrió el rio
grande de Sancl Jolian , que entra en el golpho de l'rabá , y otras cosas nescessarias al processo de la
historia.
D,
'íxose en el libro XXVn cómo Vasco
Nuñez de Balboa, porque no le detuyies-
sen sus acreedores en esta cibdad de
Sánelo Domingo, salió escondido envuel-
to en la vela de la nao en que yba el ba-
chiller Enciso á buscar al gobernador
Alonso de Hojeda á Eraba , y también se
dixo que esta nao se perdió en los baxos
de la punta de Carihana , y que se topa-
ron allí con el capitán Francisco Picarro,
que después fué gobernador del Perú, y
entonces era teniente de Hojeda en Era-
bá , y la dexaba desamparada y venia á
esta cibdad de Sancto Domingo á buscar
á Hojeda ; y con los bergantines en que
Picarro venia y con otros dos que] Enciso
llevábanse salvó la gente; y juntados es-
tos españoles, constreñidos de la nesces-
sidad y falta de bastimento, dieron en la
provincia de Cemaco y ganaron el pueblo
del Darien , lo qual mas largamente se di-
xo en el capítulo III del libro XXII. Y lue-
go estos chripstianos hicieron alcaldes or-
dinarios , porque no quisieron obedescer
al bachiller Enciso ni á Picarro ; y uno
destos alcaldes fué Vasco Nuñez , y el otro
un vizeayno, llamado Martin de Camudio;
pero como el Vasco Nuñez era muy ma-
ñoso , y tenia mas persona , él era el todo.
En el qual tiempo se hicieron algunas
entradas la tierra adelante adentro, y se
ovieron en veces mas de Ireynla mili pos-
sos de oro, allende de otros trece mili (pie
se tomaron, quando aquel assiento se ga-
nó. Mas porque seria cansancio decirse
los trabaxos y nescessidades y hambres
que en aquellos principios estos primeros
conquistadores padescieron, diré sola-
mente la entrada que Vasco Nuñez hico,
(piando descubrió el rio de Sanct Johan.
en este capítulo; y en el siguiente diré có-
mo descubrió la mar del Sur opuesta á la
parte del Mediodía de la otra costa de la
Tierra-Firme , que fué un servicio muy se-
ñalado. Y sin ofensa de ningún capitán de
quantos después del almirante, don Chrips-
tóbal Colom, primero descubridor destas
Indias, han passado á estas. partes, esta
fué una de las mas importantes y señaladas
cosas que acá se. han hecho. Y en la ver-
dad Vasco Nuñez tuvo valerosa persona,
y era para mucho mas que otros: ni tam-
poco le faltaban cautelas ni cobdicia ; pe- '
ro junto con esso era bien partido en los
despojos y entradas que hacia. Tenia otra
cosa . especialmente en el campo , que si
un hombre se le cansaba y adolescia en
qualquier jornada quél se hallasse , no lo
DE INDIAS. LIB.
desamparaba; antes si era nesccssario, yba
con una ballesta á le buscar un páxáro ó
ave, y se la mataba y se la traía; y le cu-
raba, como á hijo ó hermano suyo, y lo
esforzaba y animaba. Lo qual ningún ca-
pitán de qiinntos hasta hoy, que estamos
en el año de mili é quinientos é quarenta
y ocho años, han venido á Indias, en las
entradas y conquistas que se hallaron no
lo lia hecho mejor, ni aun tan bien como
Vasco Nuñcz.
Yo me maravillo de la ceguedad de al-
gunos capitanes secos y desapiadados con
la gente, que aunque vean morir de ham-
bre un chripstiano no le dan un jarro de
agua, ni hacen mas chripstiandad con los
enfermos que si fuessen piedras ; pues ya
que no tengan misericordia del próximo,
debiéranlo hacer por. su proprio interés,
pues que faltando la gente falta el oficio
y la capitanía , y ya que totalmente no se
les acabe,' faltando algunos, a lo menos
enflaquéscese y desfallesce en parte su
poder del capitán quanto menos hombres
tiene á quien mande. Assi que , en esto
caso ventaja hico á quantos yo por acá lie
visto. Tornemos á nuestra historia.
Después que los procuradores del Da-
rien partieron para España, quedando
Vasco Nuñez por capitán y alcalde en el
Darien, y aviéndolé ya llevado una cédu-
la del Rey , en que le hico su capitán y
gobernador de aquella tierra en tanto que
fuesse su real voluntad, acordó de yrja
tierra adentro, porque se hallaba ya con
mas gente: que los primeros chripstianos
que ganaron aquella villa , que serian has-
ta trescientos, eran muertos de hambre
mas de la mitad , y después avian ydo el
capitán Rodrigo de Colmenares con una
nao , é tocó en Caira , debaxo de Sancta
Marta, y matáronle los indios caribes mas
de treynta hombres por su mal recabdo;
y de allí se fué al Darien con los que le
quedaron, que eran mas de ciento. Des-
pués fué el capitán Chripstóbal Serrano, y
XXIX. CAP. n. 7
llevó mas de doscientas personas , en que
avia bien ciento é cinquenta hombres de
pelea, y en otros navios avian ydo otros.
Assi que ya aquella villa estaba mas po-
blada: con los qualcs primeros conquista-
dores, antes que Colmenares ni Serrano
fuessen, se avian juntado los que queda-
ron del armada del capitán Diego de Ni-
cuesa , como se dixo en el libro preceden-
te. Y en este camino descubrió Vasco Nu-
ñez el rio Grande, que entra en la culata
ó ancón y golpho de Urabá ; y es causa
la mucha agua y velocidad de su curso,
que con la j úsente ó baxa mar se torna
dulce aquel golpho en doce leguas ó mas
de longitud , y seys ó siete de latitud. Yo
he metido muchas veces un jarro de pla-
ta, colgado de una cuerda, allí estando
en una nao surta en ocho bracas de fon-
do, y saqué el agua dulge y potable; y
aquesto mesmo después en barcas y ca-
noas lo he probado muchas veces en el
mesmo golpho , y está de beber el agua
en aquel golpho, quando la mar está men-
guante. Entra allí este rio por siete ú ocho
bocas , segund algunos dicen , y al mesmo
Vasco Nuñez oy degir muchas veces que
son diez estos bracos deste rio, quando lle-
gan á la mar,- y los seys dellos no meno-
res quel rio de Guadalquevir. Yo no he
visto destas bocas sino la questá mas ve-
cina al Darien , y no me paresció menos
quel rio de Tajo ó Guadalquevir; pero es
muy notoria su grandeca y muy señalada
en la cosmographia y pintura del mundo.
Estas bocas están en siete grados y medio
pocos minutos mas ó menos uuas que
otras, donde entran en la mar, desta par-
te de la línia equinocial : el Darien está en
los mismos grados. Corre este río con tan
grande ímpetu de la parte del .Mediodía
contra Septentrión, y es tan veioce la fu-
ga que trae, que todo lo que una ligera
caravela navegare á todas velas con prós-
pero viento el rio arriba en diez días , lo
baxará ó tornará á andar hácia la mar
8
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
donde entra, en un día sin vela alguna;
por tanto no es de maravillar de la velo-
cidad que escriben del curso de aquel
grand rio Tigris.
Este rio Grande, de quien aquí se (ráe-
la , por sus crescicntes sale fuera de ma-
dre , é se extiende en muchas 6 grandes
vegas y cabanas, a causa de lo qual en
sus costas hay muchos anegadizos; y en-
tran otros muchos rios por diversas par-
tes y esteros ó arroyos en el rio princi-
pal , y salen del muchas lagunas ó esta-
ños, en especial hacia la parte del Oriente
y hacia la provincia que llaman del Da-
haihe. A este rio poderoso puso nomine
Vasco Nuñez rio de Sanct Johan , porque
en tal dia le vido él, á veynte ó quatro
de junio de mili é quinientos y diez de la
nalividad de Chripsto, nuestro R'edemptor.
En algunas partes de la costa deste rio
hay poblaciones dentro del agua, y están
fundadas las casas sobre muchas palmas
altas y juntas ygruessas: y hay buhío
deslos que tiene cinqüenta y sessenta
palmas; y tienen sus escalas hechas de be-
xuco , por donde suben y descienden , y
allá en lo alto está hecha la casa y habi-
tación de los indios, y al pié de las palmas
tienen sus canoas, conque salen á pescar
y á labrar la tierra y sembrar sus mahi-
cales en lo que está enjuto y apartado del
rio. Estas son muy fuertes y seguras ca-
sas ó moradas contra el fuego , y sin te-
mor de sus enemigos y de los tigres y
otras bestias fieras, y pocos hombres bas-
tan á defender una casa deslas contra, mu-
chos , aunque sea uno en resistir á ciento.
Deste camino en que se descubrió este
rio grande de Sanct Johan , se ovo algún
oro que se halló en poder de caciques de
la comarca , é se ovieron algunos indios,
salteándolos segund costumbre de genledc
guerra ; pero después de ávidos, hacíalos
tractar bien Vasco Nuñez, y daba á los
caciques hachas y otras cosas para los ani-
mar y traer á la amistad de los chripstia-
nos. Y los mismos caciques daban á los
españoles algunos indios que entre ellos
tienen por esclavos, y se sirven defios,
que los han ávido en la guerra, la (pial
nunca falta entre los indios unos con otros,
y al ques esclavo llámanle paco , y cada
cacique tiene sus esclavos herrados con
su señal diferenciada en el braco ó en la
cara , y algunos tienen por señal sacarle
al esclavo un diente de los delanteros de
la boca. También los caciques se pintan á
sí y á sus indios y gente , y tienen sus di-
visas é invenciones de pinturas para esto
de otra manera . muy diferenciadas de las
que usan poner á los esclavos, y hacen
aquellas labores con un cierto carbón mo-
lido, que llaman llujle, que echan sobre lo
que han cortado con unas navaxas sutiles
de pedernal , ó puntándolo con unas espi-
nas de tunas que sacan sangre, en la qual
se empapa aquel carbón , y quédales fija
la pintura y señales para quanto vivan,
que es negro y de aquella manera cpie
en Berbería se acostumbran pintar entre
los moros. Aquel polvo negro que assi se
ceban en lo cortado , de que quedan pin
tados ; que se llama thyle, es muy pres-
ciado entre los indios; y es buen rescate
para su tracto.
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. HI.
9
CAPITULO III.
I ámo Vasco Nuñez de Balboa descubrió la mar del Sur y fué el primero hombre que la enseñó á los chrips-
tianos, y de los caciques que hico de paz, é otras cosas concernientes á la historia.
l^uatro años avia que los chripstianos es-
taban en la Tierra-Firme: militaban de-
baxo de la gobernación del capitán Vasco
Nuñez de Balboa, y tenia hechos de pa-
ces algunos caciques,. en especial al de
Careta, questá en Ja costa del Poniente,
veynte leguas del Darien, más al Ociden-
te , y el cacique de Comogre , que ya el
uno y el otro se avian bapticado. Y el ca-
cique de Careta se decia Chima y llamá-
ronle don Fernando, y tenia hasta dos mili
indios de guerra : el cacique de Comogre .
era mayor señor , y su proprio nombre era
Ponquiaco , y en el baptismo le llamaron
don Carlos: tenia mas de tres mili hombres
de guerra, y era señor de mas de diez
mili personas. Estos caciques estaban ya'
tan mansos , que enviaban sus mensageros
y canoas , y yban y venían al Darien muy
domésticamente á ver los chripstianos , y
como amigos se comunicaban con ellos.
Con esperanca de los avisos que destos
indios ya tenia Vasco Nuñez sabido y en-
tendido en mucho secreto por sus len-
guas, acordó de se partir un jueves pri-
mero dia del mes de septiembre , año de
mili é quinientos y trece años , y salió de
la villa de Sancta Maria de la Antigua con
ochocientos hombres , y embarcóse en un
galeón y nueve canoas con esta gente , só
color de buscar minas y inquirir los secre-
tos de la tierra. Y el domingo siguiente,
á quatro dias de aquel mes, llegó de esta
armada á Careta con las canoas la mitad
de la gente , porque el galeón quedó atrás
con los restantes; y allí se desembarcó
Vasco Nuñez , y el cacique don Fernando
lo rescibió á él y á toda la gente muy
bien , assi á los que fueron en las canoas
como á los del galeón. Después que lle-
TOMO ni.
garon, como fueron todos juntos, apartó
el capitán Vasc0 Nuñez los que le pares-
ció que debia de llevar , y dexó en aquel
puerto los que avian de guardar el galeón
y las canoas , y partióse la tierra adentro
á los seys dias de aquel mes : y desde á
dos dias adelante allegó al cacique de Pon-
ca por camino muy áspero y de mucho
trabaxo y sierras , y hallaron al cacique y
su gente que avian huydo al monte.
Antes que se proceda adelante , quiero
quel que me escuchare sepa que la villa,
que agora los chripstianos llaman Acia,
es y está fundada en aquel puerto de Ca-
reta. Assimesmo quiero hacer memoria
de un perro que tenia Vasco Nuñez que
se llamaba Leoncico, y que era hijo del
perro Becerrico de la isla de Sanct Johan,
y no fué menos famoso quel padre. Este
perro ganó á Vasco Nuñez en es.ta y otras
entradas mas de mili pessos de oro , por-
que sé le daba tanta parte como á un com-
pañero en el oro y enlos esclavos, quando
se repartían. Assi, yendo Vasco Nuñez,
dábanle á él sueldo é parte , como á otros
capitanes ; y el perro era tal que la meres-
cia mejor que muchos compañeros soño-
lientos , que presumen de ganar holgando
lo que otros con sus sudores y diligencias
allegan. Era aqueste perro de un distinto
maravilloso, y assi conoscia el indio bra-
vo y el manso como le conosciera yo ú
otro que en esta guerra anduviera, é tu-
viera racon : é después que se tomaban é
rancheaban algunos indios é indias , si se
soltaban de dia ó de noche, en diciendo
al perro: «ydo es, búscale,» assi lo ha-
cia; y era tan grand Ventor, que por ma-
ravilla se le escapaba ninguno que se les
fuesse á los chripstianos. Y cómo le al-
10 HISTORIA GENE!
caneaba , si el indio estaba quedo , asíale
por la muñeca ó la mano , c traíale tan ce-
ñidamente , sin le morder ni apretar , co-
mo le pudiera traer un hombre ; pero si
se ponía .en defensa, hacíale pedacos. Y
era tan temido de los indios , que si diez
chripstianos yban con el perro , yban mas
seguros y luícian mas que veyntc sin él.
Yo vi este perro, porque quando llegó
Pcdrarias á la tierra , el año siguiente de
mili é quinientos y catorce , era vivo , y
le prestó Vasco Nuñez á algunas entradas
que se hicieron después, y ganaba sus
partes como he dicho ; y era un perro ber-
mejo , y el hocico negro y mediano , y no
alindado; pero era regio y doblado, y te-
nia muchas heridas y señales de las que
avia ávido en la continuación de la guer-
ra, peleando con los indios. Después por
envidia , quien quiera que -fué , le dió al
perro á comee, con qué murió.
Algunos perros quedaron hijos suyos,
pero ninguno tal como él se ha visto des-
pués en estas partes. Plinio, en su Natural
historia*, dice grandes cosas de algunos
perros particulares y famosos ; y entre las
otras cosas de tal animal , dice queste ani-
mal sólo conosce á su señor, y que en-
tiende quál no es doméstico, y entiende
su nombre, y entiende la voz doméstica, y
acuérdasele qualquier camino ó senda que
haya andado, aunque haya mucho tiem-
po que no la vido, y dice que no hay ani-
mal , exc.epto el hombre , que tenga ma-
yor memoria. Estas cosas conoscidamente
se vian en este perro Leoncico , y no hieo
poca falta en la tierra, después que le ma-
taron maliciosamente. Passemos adelante.
Después de lo ques dicho , á- los trece
de septiembre, vino el cacique de Ponca
asegurado por el capitán Vasco Nuñez , y
él le hico mucha honra , y le dió camisas y
hachas , y le contentó en lo que pudo : el
qual cacique, viéndose bien tractado, di-
Y NATURAL
xo en secreto muchas cosas á Vasco Nu-
ñez , quél holgó de saber , de los secretos
é riquezas de la tierra ; y entre las otras
le dixo , que ciertas jornadas de allí avia
otro pechnj , que en aquella lengua quie-
re decir mar, é hico pressente á Vasco
Nuñez de algunas piceas de oro muy bien
labradas é finas. Y porque algunos com-
pañeros avian adolesc'ido, quedaron allí
doce chripstianos , para que se tornassen
al puerto de Careta.
Á los veynte de aquel mes se partió Vas-
co Nuñez de la tierra deste cacique con
Ciertas guias que Ponca le dió hasta que
llegasse a tierra del cacique Torecha, con
el qual tenia guerra Ponca ; y á los veyn-
te é quatro dias de aquel mes, dió de no-
.che sobre el cacique Torecha y su gente,
questa diez leguas adelante de Ponca, de
mal camino é de rios , que passaron los
españoles en balsas y á mucho peligro. Y
allí se tomó alguna gente y algún oro y
perlas , y se informó mas rargamente Vas-
co Nuñez de las cosas de la tierra adentro
é de la otra ajar del Sur. É allí en Torecha
dexó parte de la gente, é partióse con has-
ta septenta hombres ; é á los veynte é cin-
co de aquel mes, el mesmo dia que partió,
llegó á los buhíos é assiento del cacique,
llamado Porque , y avíase absentado ; y
no curó dél , sino passó adelante , siguien-
do su viage, en busca de la otra mar. Y
un mártes , veynte é cinco de septiembre
de aquel año de mili é quinientos y trece,
á las diez horas del dia , yendo el capitán
Vasco Nuñez en la delantera de todos los
que llevaba por un monte raso arriba, vido
desde encima de la cumbre dél la mar del
Sur, antes que ninguno de los chripstianos
compañeros que allí yban , y volvióse in-
continente la cara hácia la gente , muy ale-
gre, aleando las manos y los ojos al cielo,
alabando á Jesu-Chripsto y á su gloriosa
madre la Virgen, Nuestra Señora ; y luego
1 Lib. VIII, cap. 40.
DE INDIAS. Lffi.
hiscó ambas rodillas en tierra y dió muchas
gracias á Dios por la merced que le avia
' hecho , en le dexar descubrir aquella mar,
y hacer en ello tan grand servicio á Dios
y á los Cathólicos y Sereníssimos Reyes de
Castilla, nuestros señores, que entonces
era el Cathólico Rey don Fernando, quinto
de tal nombre, que ganó á Granada é go-
bernaba á Castilla por la Reyna doña Joha-
na , su hija , madre de la Cessárea Mages- •
tad del Emperador don Carlos, nuestro
señor , é a todos los otros reyes sus sub-
cessores. Y mandó á todos los que con él
\han que assimesmo se hincassen de ro-
dillas y diessen las mesmas gracias á Dios
por ello , y le suplicassen con mucha de-
voción que les dexasse descubrir y ver los
grandes secretos é riquecas que en aque-
lla mar y costas avia y se esperaban para
ensalce mayor é aumento de la fée chrips-
tiasa , y de la conversión de los naturales
indios de aquellas -partes australes, é pa-
ra mucha prosperidad é gloria de la silla
Real de Castilla é de los príncipes della,
préssentes é por venir. Todos lo hicieron
assi muy de grado y gocosos , y en con-
tinente.hioo el capitán c'ortar un hermoso
árbol , de que se hico una cruz alta , que
se hincó é lijó en aquel mesmo lugar y
monto alto, desde donde se vido primero
aquella mar austral. Y porque lo primero
que se vido fué un golpho ó ancón que en-
tra en la tierra, mandóle llamar Vasco Nu-
ñez golpho de' Sanct Miguel , porque era
la fiesta de aquel arcángel desde á quatro
días ; y mandó assimesmo que todas las
personas que allí se hallaron con él, fues-
sen escriptos sus nomines , para que dél
y dellos quedasse memoria , pues que fue-
ron los primeros chripstianos que vieron
aquella mar; los quales todos cantaron
aquel canto de los gloriosos sanctos doto-
res de la Iglesia, Ambrosio y Augustin,
assi como un devoto clérigo, llamado An-
drés de Vera, que en esto se halló, lo
cantaba con ellos con lágrimas de muy
xxix. cap. ra. 1 1
alegre devoción , diciendo : Te Deum lau-
damus: Te Dominum confilemur, etc. Y
porque yo conoscí y vi y hablé muchas
veges á todos los que allí se hallaron, por-
que, como tengo dicho, en el siguiente
año fuy á aquella villa del Darien, quando
Pedrarias Dávila fué á tomar aquella go-
bernación , y á mi poder vinieron todas
las escripturas de Vasco Nuñez, y después
que murió tomé la cuenta de sus bienes
por mandado del Emperador , nuestro se-
ñor ; diré aqui quién fueron los qué se ha-
llaron en este descubrimiento con el capi-
tán Vasco Nuñez, porque fué servicio muy
señalado, y es passo muy notable para
estas historias , pues que fueron los chrips-
tianos que primero vieron aquella mar,
segund daba fée de ello Andrés de Val-
derrábano, que allí se halló, escribano real
é natural de la villa de Sanct Martin de
Valdeiglesias, el qual testimonio yo vi
é leí, y el mismo escribano me lo enseñó.
Y después quando murió Vasco Nuñez,
murió aqueste con él , y también vinieron
sus escripturas á mi poder, y aquesta de-
cía desta manera:
« Los cavalleros é hidalgos y hombres de
bien que se hallaron en el descubrimien-
to de la mar del Sur , con el magnífico y
muy noble señor el capitán Vasco Nuñez
de Balboa , gobernador por Sus Allecas
en la Tierra-Firme , son los siguientes :
• Primeramente el señor Vasco Nuñez, y
él fué el que primero de todos vido aque-
lla mar é la enseñó á los infrascriptos.
Andrés de Vera, clérigo.
Francisco Picarro.
Diego Albitez.
Fabián Pérez.
Bernardino de Morales.
Diego de Texerina.
Chripstóbal de Valdebuso.
Bernardino de Cienfuegos.
Sebastian de Grijalba.
Francisco de Avila.
Johan de Espinosa.
12
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Johan de Yclasco.
Benito Buran.
Andrés de Molina. '
Antonio de Baracaldo.
Pedro de Escobar.
Chripstóbal Daca.
Francisco Pesado.
Alonso de Guadalupe.
Hernando Muñoz.
Hernando Hidalgo.
Johan Rubio dé Malpartida.
Alvaro de Bolaños.
Alonso Ruiz.
Francisco de Lucena.
Martin Ruiz.
Pasqual Rubio de Malpartida.
Francisco Goncalez de Guadalcama.
Francisco Martin.
Pedro Martin de Palos.
Hernando Diaz.
Andrés Gargia de Jaén.
Luis Gutiérrez.
Alonso Sebastian.
Johan Vegines.
Rodrigo Velazquez.
Johan Caruacho.
Diego de Montehermoso.
Johan Matheos.
Maestre Alonso de Sanctiago.
Gregorio Ponce.
Francisco de la Tova.
Miguel Crespo.
Miguel Sánchez.
Martin García.
Chripstóbal de Robledo.
Chripstóbal de León, platero.
Johan Martínez.
Valdenebro.
Johan de Boas Loro.
Johan Ferrol.
Johan Gutiérrez de Toledo.
Johan de Portillo.
Johan García de Jaén.
Matheo Locano.
Johan de Medellin.
Alonso Martin, esturiano.
Johan García Marinero.
Johan Gallego.
Francisco de Lentin, siciliano.
Johan del Puerto.
Francisco de Arias.
Pedro de Orduña.
Nuflo de Olano, de color negro.
Pedro Fernandez de Aroche.
•Andrés de Valderrábano, escribano de
Sus Altecas en la su córte y en todos
sus reynos é señoríos, estuve pressente
é doy fée dello , é digo que son por todos
sessenta y siete hombres estos primeros
chripstianos que vieron la mar del Sur,
con los quales yo me hallé é cuento pol-
lino dellos : y este era de Sanct Martin de
Valdeiglesias. »
Hecha la oración por Vasco Nuñez y. los
que con él yban , en la manera qué se ha
dicho , prosiguieron su camino hasta unos
bullios cerca de la mar del Sur , en tfcn a
del cacique Chape , de los quales se avian
absentado los indios ; y aposentáronse allí
estos españoles, esperando á los otros com-
pañeros que avian quedado en los bullios
del cacique Torecha. Y á los veynte é nue-
ve de aquel mes, día de Sanct Miguel,
tomó Vasco Nuñez veynte é seys hombres
con sus armas , los que le paresció que
estaban mas dispuestos, é dexó allí en
Chape los restantes, é fuése derecho a la
costa del mar Austral al golpho qué! avia
nombrado de Sanct Miguel , que podia es-
tar media legua de allí. Y en unos gran-
des ancones y llenos de arboledas , donde
el agua de la mar crescia é menguaba en
grand cantidad , llegó á la ribera á hora
de vísperas, é el agua era menguante; y
sentáronse él y los que con él fueron , • y
estuvieron esperando quel agua crescies-
se , porque de baxa mar avia mucha lama
é mala entrada; y estando assi, cresció la
mar á vista de todos mucho y con grande
ímpetu. Y, cómo el agua llegó, el capitán
Vasco Nuñez , en nombre del Sereníssimo
é muy Cathólico Rey don Fernando , quin-
DE INDIAS. L1B.
tü de tal nombre , é de la Reyha Serenís-
sima é Cathólica doña Jobana , su hija , é
por la corona ó geptro real de Castilla , to-
mó en la mano una bandera y pendón real
de Sus Altelas , en que estaba pintada una
imágen de la Virgen Sancta Maria , Nues-
tra Señora , con su prcsgioso Hijo , Nues-
tro Redemptor Jesu-Chripsto , en bracos,
y al pié de la imágen estaban las armas
reales de Castilla é de León pintadas ; y
con una espada desnuda y una rodela en
las manoj» entró en el agua de la mar sa-
lada, hasta que le dió a las rodillas , é co-
mentóse á passear, digiendo : .«Vivan los
muy altos é muy poderosos Reyes don
Fernando é doña Johana , Reyes de Cas-
tilla ó de León é de Aragón, etc. , en cu-
yo nombre ó por la corona real de Casti-
lla tomo é aprehendo la possesion real é
corporal c actualmente destas mares é
tierras é costas é puertos é islas austra-
les , con todos sus anexos é reynos é pro-
vincias que les pertenesgen , ó pertenes-
cer pueden en qualquier manera é por
qualquier racon c título que sea ó ser pue-
da , antiguo ó moderno , é del tiempo pas-
sado é pressente ó por venir , sin contra-
dicion alguna. É si alguno otro príngipe ó
capitán, chripstiano ó infiel, ó de qual-
quier ley ó secta ó condición que sea, pre-
tende algún derecho á qstas tierras é ma-
res , yo estoy presto é aparexado de se lo
contradecir é defender en nombre de los
Reyes de Castilla , pressentes 6 por venir,
cuyo es aqueste imperio é señorío de
aquestas Indias , islas é Tierra-Firme sep-
tentrional é austral con sus mares , assi en
el polo ártico como en el antártico , en la
una y en la otra parte de la línia equino-
cial, dentro ó fuera de los trópicos de Cán-
cer é Capricornio , segund que mas cum-
plidamente á Sus Magestades é subccsso-
res todo ello é cada cosa é parte dello
compete é pertenesce , é como mas larga-
mente por escripto protesto que se dirá ó
se pueda degir é alegar en favor de su
XXIX. CAP. III. 13
real patrimonio , é agora é en lodo tiem-
po en tanto quel mundo turare hasta el
universal final juicio de ios mortales.» É
assi higo sus autos de possesion sin contra-
digion alguna y en forma de derecho ; y
como no ovo ni paresgió contradigion al-
guna, lo pidió por testimonio, aceptando
la possesion é señorio é jurisdigion real é
corporal c autoral con su mero é mixto im-
perio é absoluto poderío real , en nombre
de Sus Magestades, libremente, sin reco-
nosgimiento alguno en lo temporal , de la
mar austral é golpho de Sanct Miguel , é
en aquella parte , por sí é por todo lo res-
tante expresado ó por expresar de las di-
chas Indias, islas c Tierra-Firme é sus ma-
res,-assi en lo descubierto como en lo por
descubrir. Y hechos sus autos é protesta-
ciones conviníentes , obligándose á lo de-
fender, en el dicho nombre, con la espada
en la mano , assi en la mar como en la
tierra , contra todas é qualesquier perso-
nas, pidiólo por testimonio. E todos los
que' allí se hallaron respondieron al capi-
• tan Vasco Nuñez de Balboa , quellos eran,
como él , servidores de los Reyes de Cas-
tilla é de León, y eran sus naturales vas-
* salios , y estaban prestos é aparexados
para defender lo mismo que su capitán de-
gia, é morir si conviniesse sobrello, contra
todos los reyes é príngipes é personas del
mundo , é pidiéronlo por testimonio. É los
que allí se hallaron son los siguientes:
El capitán Vasco Nuñez de Balboa.
Andrés de Vera, clérigo.
Frangisco Pigarro.
Bernardino de Morales.
Diego Albitez.
Rodrigo Velazqucz.
Fabián I^rcz.
Frangisco de Baldenebro.
"Frangisco González de Guadalcama.
Sebastian de Grijalba.
Hernando Muñoz.
Hernando Hidalgo .
Alvaro de Bolaños.
r
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Ortuño de Baracaldo. vizcayno.
Francisco de Lucena.
Bernardino de Cienfuegos, esturiano.
Martin Ruiz.
Diego de Texerina.
Chripstóbal Daga.
Johan de Espinosa.
Pasqual Rubio de Mal partida.
Francisco Pesado de Malpartida.
Jolian de Portillo..
Johan Gutiérrez de Toledo.
Francisco Martin.
Johan de Beas.
Estos veynte é seys . y el escribano An-
drés de Vaiderrábano , fueron los prime-
ros chripstianos que los pies pusieron en
la mar del Sur, y con sus manos -todos
ellos probaron el agua é la metieron en
sus bocas, como cosa nueva , por ver si era
salada como la destotra mar del Norte : é
viendo que era salada, é considerando é
teniendo respecto á donde estaban, die-
ron infinitas gracias a Dios por ello.
Aquel golpho de Sanct Miguel junto á
tierra está en siete grados desta parle de
la cquinocial , algunos minutos mas ó me-
nos en parte del dicho golpho ; 6 allí ha-
ciendo Vasco Niiñez sus autos, hico con
un puñal que traía en la cinta una cruz en
un árbol , en que batía el agua de la mar,
por señal de la possesion que assi se apre-
hendió : é hico otras dos cruces en otros
dos árboles para que fuessen tres , en re-
verencia de la Santíssima Trinidad , Padre
y Hijo y Espirita Sancto, tres personas y
un solo Dios verdadero , en cuyo nombre,
por Castilla 6 por los Reyes Sereníssimos
pressenles é por venir della, tomó la pos-
sesion. E lue.íio todos los que allí estaban
hicieron muchas cruces en otros árboles,
é cortaron algunos con las espadas, con-
tinuando la possesion. É lo pidió el capitán
Vasco Nuñez por testimonio, 6 se volvió
á los bullios del cacique Chape, donde
avia dexado la otra gente , y allí vinieron
los otros españoles que quedaron en la
tierra é buhíos del cacique Toreclia. Y en
tanto que .allí descansaba , procuró el ca-
pitán Vasco Nuñez de hacer de paces la
tierra: épara esto enviaba sus mensaje-
ros é lenguas á anas partes c á otras, para
animar los indios é traerlos á su amistad.
Y assi vino allí un indio principal . herma-
no de una india. que era señora de aquella
tierra . porque el cacique Chape era muer-
to; y aqueste truxo cierto oro é algunas
perlas é lo pressenló al capitán Vasco Nu-
ñez, y él lo tractó con toda cortesía é le
dió rescate é cosas de las de España. Allá
ovo el capitán información de muchos se-
cretos de la tierra , y este indio le di\o
que cerca de allí se pescaban las perlas,
y ofrescióse quél daria siete ó ocho canoas
para que fuesse ó enviasse á donde se co-
gían muclias perlas , é dixo quél yria á lo
mostrar : y assi acordó Vasco Nuñez de
yr á un cacique questá cerca de Chape,
para passar á donde las perlas se cogen.
CAriTULO IV.
De la segunda possesion quol capitán Vasco Nuñez de Balboa tomó de la mar del Sur , é quáles chripstia-
nos fueron los primeros que con él navegaron en'ella, é de las primeras perlas que vieron de aquella
mar , é otras cosfcs notables é neseessarias al discurso de la historia.
A los siete dias de otubre del mesmo año
de mili é quinientos y trece partió el ca-
pitán Vasco Nuñez de Balboa de la tierra
del cacique de Chape con hasta sessenta
hombres de los que se han nombrado en
los capítulos precedentes , en ocho canoas
pequeñas que dió aquel indio principal,
hermano del cacique de Chape : é la no-
che siguiente se desembarcó cerca de la
tierra de un cacique llamado Cuquera , é
DE INDIAS. LIB.
fueron por tierra tres leguas de camino
trabaxoso hasta donde estaban los bullios
del cagique ; y estando ¿'i poco espagio de-
llos , al quarto de las dos fueron sentidos
de los indios, y apellidándose, huyeron.
Y quando fué de dia claro , después que
oviei'on puesto en salvo las mugeres é su
ropa, se juntaron ciertos indios con sus
armas y esperaron á los chripstianos hás-
ta que llegaron muy gerca unos de otros,
pensando que eran los nuestros otros in-
dios sus comarcanos ; y cómo vieron hom-
bres vestidos y con barbas cresgidas , y
con tanta voluntad y denuedo se les acer-
caban, espantados de cosa tan nueva á
ellos, se pusieron en huyda. Pero siguié-
ronlos y tomaron algunos ; y el capitán
Vasco Nuñez higo soltar uno dellos, des-
pués de le aver halagado é asegurádole, é
dicho por medio de la lengua ó intérpetre
que fuesse á llamar al cagique , é le dixes-
se que no oviesse temor y viniesse á los
chripstianos é que seria muy bien tracta-
do é ávido por amigo : y el cagique vino
aquel mesmo dia, é truxo é pressentó á
Vasco Nuñez algún oro é perlas , é decía,
ró muy largamente dónde y cómo se pes-
caban , y quedó muy amigo de los chrips-
tianos; y el capitán le dió cuchillos y una
hacha y otras cosas de Castilla.
Y hecho esto , con sus compañeros se
volvieron en las canoas á los buhíos de
Chape, donde avia dexado la otra gente, y
allí aderesgó su viage para yr en demanda
de la isla de las Perlas , y escogió entre
los españoles que consigo tenia sessenta
hombres que le paresgió que estaban mas
dispuestos para el camino. Y á los diez é
siete de otubre, en las canoas ya dichas,
fué navegando por la mar del Sur dos dias
á mucho peligro , porque la mar andaba
alta y el tiempo no era al propóssito ; y el
segundo dia en la noche desembarcaron
en la costa , gerca del assiento del cagique
que se dige Tumaca. Y dexando guarda
en las canoas, fuése Vasco Nuñez con los
XXIX. CAP. IV. 15
otros chripstianos á buscar los buhíos de
los" indios , y llegó á ellos á media noche;
y aunque se pusieron en defensa tomaron
mucha gente, sin que fuesse muerto ni
herido peligrosamente algún chripstiano;
y el cagique huyó. Allí se tomó algún oro
que se halló en los buhíos , y oviéronse
muchas perlas gruessas y menudas y al-
jófar , y en el buhío del cagique se halla-
ron muchasconchas nácares de las ostias,
en que se crian las perlas , y estas con-
chas eran grandes ; y assimesmo hallaron
ostias vivas en sus conchas frescas , cogi-
das y pescadas en la mar el dia antes ; y
dixeron los indios que las pescaban gerca
de allí en unas islctas pequeñas , questán
gerca de la Tierra-Firme , y las vian des-
de, el. buhío del cagique. É cómo Vasco
Nuñez no era amigo de gastar, el tiempo
en ociosidad, y su solicitud era mucha,
envió luego algunos indios , que soltó , á
llamar al cagique , asegurándole ; é vino
de paz desde á dos ó tres dias , é fué muy
bien tractado é asegurado. Ovóse del in-
formación de las cosas de la tierra, é
dixo que en la provingia, en que estaban
era suya é se llamaba Chitarraga, á la
qual tierra Vasco Nuñez mandó llamar Ja
provingia de Sanct Lúeas, 'porque se tomó
é ganó el dia de Sanct Lúeas en la noche,
y el mesmo nombre se puso á un golplio
que en la mesniacostaó provingia esta..
É para mas validagion de la possesion
queste capitán tomó de aquellas mares , y
en continuagion della , á los veynte é dos
dias de aquel mes de otubre quiso salir á
la costa brava de la mar , é pidió al cagi-
que una canoa, porque las otras en que los
chripstianos avian salido de Chape, estaban
de la otra parte de aquella ensenada ó an-
cón en la costa. Luego el cagique higo trai r
remos de los quellos usan para navegar
canoas , é dió una canoa grande ; y en las
cabegasde los remos avia en algunos dellos
algunos granos de aljófar y perlas peque-
ñas, engastadas y assentadas en la made-
16
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ra de los remos. Y maravillado. tiesto Vas-
co Nuñez, y conjeturando de la riqueza
de aquella mar, donde tal se usaba, lo pi-
dió por testimonio , é higo testigos dello
á Alonso Nuñez de Madrid y á Martin
Martínez y Esteban Parrantes 6 á Chrips-
tóbal de Valdebuso , é á todos los demás
cliripstianos que allí se hallaron; porque
todos vieron é tomaron en las manos es-
tos remos, que los indios llaman nahes. E
partiéronse de allí á los veynte é nueve
de otubre , en aquella canoa , este capitán
con algunos compañeros para salir á la
mar , y fué por unos anegadizos ó estaños
é esteros , guiado por los indios : é salido
á la mar en la costa brava , salió en tier-
ra el gobernador , é fué hasta una. playa
llana á la punta del golpho de Sanct Lú-
eas , junto á un isleo questá allá cer-
ca de la Tierra-Firme , al qual los indios
llaman Crucraga, y Vasco Nuñez le puso
nombre isleo de Sanct Simón. Allí tomó
la bandera ó pendón real de Castilla en la
mano y una espada desnuda , y con una
rodela embragada se entró en la mar, has-
ta que le dió el agua á la rodilla ;y estan-
do assi . pidió en altas voces que le dies-
sen por testimonio cómo él , como capitán
é vassallo de los muy altos é muy pode-
rosos Príncipes el Rey don Fernando y la
Reyna doña Johana , su hija , Reyes de
Castilla é de León, etc. , é por sus sub-
cessores , tomaba é tomó é aprehendió la
possesiori real é corporal é actualmente, é
la jurisdigion é señorío de la mar del Sur
ó austral , por la corona é geptro real de
Castilla , é por el Rey é Reynas, ya dichos,
é sus subcessores. É higo todos los autos,
que en tal caso se requieren, como los
avia hecho en el golpho de Sanct Miguel,
añadiendo possesion á possesion é auto á
auto: é aquella continuando sin contradi-
cion alguna . é para mas firmeca é fuerca
del derecho real de Castilla , señaló por
coto é padrón aquel isleode Sanct Simón. '
que allí está en el pasage é frontero de Ik
isla de las Perlas, que desde allí se pa-
resce hácia la parte del Poniente, á la
qual los indios llaman Toe , y algunos Te-
rarequi. E Vasco Nuñez le puso por nom-
bre Isla Rica : porque todos aquellos in-
dios , que halló , le dixeron que allí avia
grandissima cantidad de perlas, é muy ri-
cas é muy gruessas; y porque la mar an-
daba brava, no entró Vasco Nuñez á aquel
isleo. Y hechos sus autos, lo pidió por tes-
timonio á Andrés de Valderrábano (que
era escribano real y proveedor por absen-
cia de Johan de Quiccdo , y estuvo pres-
senfe á todo desde el dia que Vasco Nu-
ñez y estos españoles salieron del Daricn)
y él se lo dió assi por fée. É los testigos
que puso en este testimonio, que estuvie-
ron pressenles . fueron aquestos:
Bartolomé Hurtado, alguacil mayor.
FranpSCO Picarro.
Martin de los Reyes, piloto.
Esteban Barrantes.
Martin Ruiz.
Fernando Hidalgo.
Andrés de Vera , presbítero.
Hernando Muñoz.
Diego Cavallero.
Alonso Martin, de Don Benito.
Francisco de Lucena.
Francisco Goncalez de Guadalcama.
Rodrigo Velazquez.
Diego Albitez.
Alvaro de Bolaños.
Hérnando Diaz.
Diego de Valdenebro.
Francisco Pesado.
Chripstóbal Daca.
Francisco de la Cossa.
Frangisco de Miranda.
Chripstóbal de Robledo.
Andrés de Valderrábano, escribano
real , ante quien passó todo lo que se ha
dicho . como escribano.
Estos veynte é tres hombres, con su
capitán Vasco Nuñez, fueron los que mas
entraron en la mar por entonges; y por-
DE INDIAS. L1B.
qué! desseaba mucho ser informado de
aquella Isla Rica y de otras cosas, man-
do á aquel escribano Andrés de Vaíder-
rábano. porque era hombre cuerdo y de
mucha habilidad, que con veynte indios
y seys chripslianos fuesse en una canoa,
que! cacique Tumaca dió ^ á una isla ques-
tá cerca «Ir la Tierra-Firme, en la mar del
Sur , para que allí los indios sacassen os-
lias de las que crian las perlas, para que
diesse fée delío. Éassi partieron postrero
de otubre, y llegaron á la isleta; y los in-
dias se echaron á nado algunos dellos de-
baxo del agua, y sacaron hasta tres es-
puertas de ostias, é abrieron algunas do-
lías para ver si tenían perlas y no hallaron
alguna. E dixeron los indios que en otra
isla grande , questá quatro leguas de allí,
XXIX. CAP. IV. 17
dentro en la mar, se cogían las perlas
grandes y en cantidad , y que las ostias,
en que se hallaban, eran tres veces mayo-
res que aquellas que sacaron en aquella
isleta, donde estaban. Y aquella isla que
los indios decían es la qucllos llaman Toe,
á quien Vasco Nuñez puso Isla Rica , al
tiempo que tomó la possesion del mar del
Sur , y nombró al isleo Sanct Simón , co-
mo está dicho de susso. Y porque la mar
andaba brava y no teñían comisión para
yr adelante, se tornaron el Valderrábano
c lodos los ques dicho , y con tanto peli-
gro , que muchas veces pensaron ser ane-
gados : é sacaron mas de una espuerta de
aquellas ostias, para que! gobernadoré los
chripstianos las viessen.
CAPULLO V.
Como el gobernador Vasco Nuñez de Balboa lomó al Darien desde ta mar del Sur , y cómo en ciertas pro
vincias hico los caciques de paz.
«J ueves tres días de noviembre de mili é
quinientos y trece años , el capitán Vasco
.Nuñez de Balboa, con toda la gente que
consigo tenia, se partió de la provincia y
golpho de Sanct Lúeas en- las canoas en
que avia allí llegado, y llevó consigo un
hijo del cacique Tumaca (que de su vo-
luntad se quiso yr con él á demostrar otro
cacique), por un braco de mar, muyeer-
cado de arboledas, nasgidas dentro del
agua en ambas costas ; y en partes algu-
nas se juntaban las ramas y alcanzaban
de la una pai te á la otra , y era nescessa-
rio cortarlas con las espadas é puñales pa-
ra passar , y en otras partes era muy an-
cho, hasta que entraron por una boca de
un rio grande. Estos árboles por la ma-
yor parte son mangles, de los quales se
hico relación en el libro IX , capítulo VI,
en la primera parte destas historias. Assi
que , por este rio grande arriba subieron
con harto trabaxo , á causa de los gran-
TOMO III.
.des raudales que en él hallaron; y otro
dia siguiente por la mañana llegaron á la
tierra del cacique llamado Thevaca , ques-
tá cerca de aquel rio , y fué salteado y to-
mado el cacique, sin que oviesse senti-
miento ni sospecha que los chripstianos
yban, hasta que dieron sobrél. Pero ha-
ciendo virtud de la nescessidad, se ase-
guró é mostró que holgaba con los espa-
ñoles, é dióles de comer de lo que tenia,
é quedó de pages , é hico pressente de oro
fino de muy hermosas piceas , é también
dió algunas perlas ; é quedó, muy seguro
é amigo de los chripstianos , á lo que mos-
traba.
Y porque podría alguno pensar queste
oro que aquí se llama fino . fuesse de ley
de veynte é quatro quilates ó de onca;
digo que no era assi; mas porque los in-
dios acostumbran labrar oro de muchas é
diversas leyes, llamaban los chripstianos
en esta sazón fino á lo que era de veynte
3
18
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
quilates é do allí adelante, y á lo que era
de medio oro abaxo, que no le hallaban
ley por las puntas y el toque , llamaban
gtíanin.
Desde allí el gobernador envió las ca-
noas, en que avia mandado lo que se ha
dicho en los capítulos de susso, ó man-
dóles tornar á la provincia de Chape, don-
de estaban los otros chripstianos que allí
avia dejado: las quales canoas llevaron
diez españoles y ciertos indios con aquel
principal de Chape, que con el gobernado
avia andado. Y assimesmo envió al hijo
del cacique Tumaca. para que lodexassen
en el camino en la tierra de su padre; y
envió á mandará los chripstianos , que
avian quedado en Chape, donde se avian
tomado las canoas . que se fuessen todos
por tierra hasta un cacique, á donde el go-
bernador se yba por tierra á los esperar.
Y despedidas las canoas, se partió del ca-
cique de Thevaca a los cinco de noviem-
bre; y aquel dia llegó el gobernador á un
cacique, que sollama Parra, al qual halló
absentado , y enviólo á buscar, asegurán-
dole y vino de paces, y dio cierto oro de
pressente: porque todos los Otros caciques;
en que avian estado los chripstianos, avian
dicho certificadamente queste cacique Pa-
cra cogía oro en su tierra , y que tenia mi-
nas ricas. Y Yasco Nuñcz le rogó mucho
y le halagó porque se las mostrasse, y
nunca lo quiso hacer : sobre lo qual le hi-
go atormentar hasta la muerto , y en fin
nunca se lo hico decir. Y todos los indios
6 indias deste cacique confesaron que se
echaba con tres ó quatro mugeres que te-
nia, é que usaba con ellas extra vas debi-
tum, contra natura ; y que quando fué mo-
co , en la juventud usaba lo mismo con
indios machos. Este pecado es muy usa-
do en algunas partes de la Tierra-Firme,
y á los indios pacientes en tal delicto lla-
man en aquella lengua de Cueva camayoa.
A esta tierra mandó llamar el gobernador
Vasco Nuñez la provincia de Todos Síme-
los, porque en tal dia llegó á ella, y en
la lengua de los indios §e llama Pacra:
péro yo la llamara Ja tierra de todos los
males, pues que tan nefando pecado allí
se usaba por el señor della.
Allí llegó la otra gente , que avia que-
dado en Chape , y avian tomado en el ca-
mino un cacique que se decía Bonanima-
na , del qual ovieron cierto oro que tru-
xeron, porque este era el principal inten-
to questos pacificadores traían , y en lo
que se ejercitaban, y en tomar indios é
indias, de que se sirviessen. Algunos les
daban los caciques principales, sin los que
se tomaban los españoles ; y con este go-
bierno, andaban hombres de los mas suel-
tos é hábiles que se pudieran hallar en el
mundo, para el exercigio que traían : pues-
to que en los memoriales y cscripturas de
Yasco Nuñcz todo lo que he dicho hallé
escrípto y signado , y lo que mas diré has-
ta queste viage se acabe. Allí no estaban
dichas crueldades ; pero muchas ovo , y
muchos indios hico atormentar, y á otros
aperrear en este camino, para que le dies-
sen oro. Ya á unos se tomaban las muge-
res , ya á otros las hijas ; y cómo Yasco
Nuñez haf ia lo mesmo , por su exemplo ó
dechado sus milites se ocupaban en la mes-
ma labor, imitándole. Y de aquí viene la
culpa y delicto ser mayor en el que manda
que en los inferiores ; porque es la causa
del mal que se hace y la enseña á otros é
consiente: ó por el opóssito, quando el ca-
pitán ó el príncipe enseña buenas costum-
bres, siempre aquellas se continúan, y el
señor es mas diño de gloria , y los ense-
ñados no quedan sin galardón. Passemos
á nuestra historia.
Estando Yasco Nuñez y los chripstianos,
que con él estaban, en la provincia de To-
dos los Sanctos, truxéronles pressentes de
oro los caciques Mahe y Tamao Othoque
y un hermano del cacique Pacra , que se
decía Thenora ; y primero dia del mes de
diciembre se partió de allí y se fué á los
DE INDIAS. LIB.
bullios del cacique Bocheriboca, donde
llegó á los cinco de diciembre y hallólo al-
Qádo. V Ires dias después llegó á los bu-
llios del cacique Pocorosa y hallólo alca-
do; pero á los trece de aquel mes, que
fué desde ;í cinco dias que allí llegó , vino
de paz este cacique Pocorosa y truxo con-
sigo pressente de oro , y se le dieron al-
gunas Imi llas y otras cosas de rescate, y
quedó dé pages. Otro dia siguiente llega-
ron dos indios, mensageros del cacique
Chuyrica . y truxcron de pressente algún
oro para el gobernador; y deste cacique
ninguna noticia tenían los chripstiános ,. y
él de su grado se comidió á enviarles oro.
Y á los diez é seys dias del mes llegó allí
un cacique que se decia Paruraca , y tam-
bién truxo pressente de oro y se le die-
ron "cosas de rescate, con que fue conten-
to é quedó por amigo de los chripstiános-
Después desto , un domingo diez é ocho
del mes. dos horas' antes del dia, el go-
bernador Vasco Nuñez , con ochenta hom-
bres, tomó el buhío del cacique Tubana-
ma , y fué presso el cacique é muchos de
su gente . y tomóse algún oro en esta tras-
nochada. Y cómo fué de diaclaro, vinie-
ron ciertos indios del cacique asegurados
y hablaron con él; y luego fueron á pu-
blicar por aquella provincia que truxessen
oro , para rescatar con los chripstiános y
redimir al dicho cacique de la prission. Y
desde aquel dia diez é ocho hasta los
veynte é uno , que fué dia de navidad, ca-
da dia vinieron indios é prcssentaban pie-
gas de oro para comprar á su señor , unos
con una patena , y otros á dos y á tres,
otros ginco y otros ocho , y otros a doge
y mas , é indio ovo que truxo quinge pa-
tenas-de oro: y ovo en todo lo que tru-
xeron treynta marcos de oro y algunas
perlas. Y hecho aquesto, aseguró el go-
bernador al cagique y halagóle é hígole su
amigo, é dióle cosas de rescates, cas-
cabeles é qüentas de vidrio é cuchillos é
cosas , que todo ello valia poco entre cas-
XXIX. CAP. V. 19
tellanos en la feria de Medina del Campo.
Y cómo el cagique mostraba mucho con-
tentamiento de aquello que le dió Yasco
Nuñez , pensó que todo lo que quisiesse
saber dél, se lo diria ; y con esta confian-
ga le preguntó por las minas , y él no qui-
so confesar que las avia en su tierra. Mas
díxo'e grandes secretos é nuevas de oro
é perlas que hallaría gerca de allí ; y no
se satisfagiendo desto el gobernador, man-
dó secretamente , sin quel cagique lo su-
piesse, que catassen giertos arroyos é rios,
y en todos ellos hallaron oro (sin tener
espagio ni aparoxos convinicntes) en tres
veges que lo fueron á buscar giertos es-
pañoles ó quien sé cometió , y á un quar-
to de legua ó menos del buhío , donde el
gobernador estaba con el cagique: é co-
gieron un pesso é ginco granos de oro me-
nudo. Y en todas las bateas que lavaban,
salia algún ovo , aunque en poca cantidad;
y- aquesto era tentado en partes . que no
mostraban aver manera de hallarse oro
en ellas.
De allí se partió el gobernador Yasco
Nuñez , contento con la esperanga de las
minas y catas que se avian dado , después
de passada la pascua , porque la gente an-
daba ya cansada y avia algunos enfermos,
y aun el gobernador estaba flaco y no sa-
no , y fatigado mucho de lo que en este
camino trabaxó. Y fuésse desde allí con
los españoles á los buhíos del cagique Po-
corosa , .donde estaba toda la otra gente
quéí avia allí dcxado ; y desde allí se fue-
ron poco á poco á la villa de Sancta Ma-
ría del Darien ó Antigua , y en el camino
llegó al buhío del cagique don Carlos , hi-
jo del cagique de Comogrc, que era muer-
to. Y estuvo allí desde el dia de año nue-
vo, primero dia de enero de mili é qui-
nientos y catorge años, descansando hasta
quatro dias adelante; y allí le dio cierto
oro de pressente este cagique don Carlos,
el qual cagique estábal a de antes de paz
y muy amigo de los chripstiános, porque
20
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
quando por allí avian passado, viviendo
su padre, se baptizaron ambos é queda-
ron de pares.
Desde allí passó Vasco Nuñez á Ponca,
donde él y los españoles fueron resgebi-
dos del cacique con macho placer; y allí
se supo cómo avian llegado una nao y una
carabela desta Isla Española ¡il puerto del
Darien con alguna gente y bastimentos,
de que todos ovieron macho placer. Des-
de allí se fué el gobernador al puerto de
Careta, de donde avia salido á los se\s
de septiembre del año antes de este, y
llegó allí á los diez é siete de enero de
mili é quinientos y catorce. Otro dia si-
guiente en la noche se embarco en el ga-
león que allí av ia déxado (porqué no ha-
cia tiempo para meterse en el mar con
canoas), y fuésse al Darien con hasta veyn-
le hombres de los españoles y hasta dos-
cientos naborías indios é indias, y con
mas cíe dos mili pessos de oro , y dexó los
otros chripstiános con hasta otros seis-
cientos naborías en el cacique de Ponca.
Y cómo el gobernador llegó al Darien,
(pie fué á los diez é nueve de enero, en-
vió el galeón y la carabela, questaban en
el puerto del Darien, y avian ydo desta
Isla Española , al puerto de Careta por los
españoles ques dicho; y los llevaron al
Darien ricos é bien servidos de muchos
indios é indias, y con mucha ropa de
mantas y hamacas de algodón de lo que
con otras préssas avian ávido en este \ Ma-
go y descubrimiento de la, mar del Sur.
Y después de llegados, se higo el repar-
timiento del oro é perlas que se avian
ávido en este camino.
Pero porque es notable delicto é vicio
dcstos indios , y por donde es bien em-
pleada su perdición, digo que hallé es-
cripto, y supe de muchos de los que
fueron con Vasco Nuñez en este viage ya
dicho, que después que llegó á Careta,
el qual cacique ^ era amigo de los
chripstiános, luego otro dia siguiente,
después de partido de allí Vasco Nuñez,
llegó á una provincia que se dice Care-
ca , y el cacique della se llamaba Tore-
cha, y pásesele en defensa y matáronle
en la guacábara á él y algunos indios su-
yos; \ allí se hallo un hermano suyo, ves-
tido como muger, con naguas, y usaba
como muger, con los hombres, y otros
dos indios de la inesma manera, que usa-
ban como mugeres y assi con naguas : y
los tenia el cacique por mancebas. Y esto
se hacia en aquellas partes principalmen-
te entre los caciques é otros indios , é se
presciaban de tener tres é quatro, y aun
veynte indios, para este sucio y abomi-
nable pecado. Y en aqueste viage bico
Vasco Nuñez quemaré aperrear quassicin-
qüenta destos, y los mismos caciques se los
traían sin se los pedir, desque vieron que
los mandaba matar, lo qual hacia porque
les daba á entender que Dios en el cielo
estaba muy enojado con ellos, porque lia-
cian tal cosa , y por esso caian tantos ra-
yos é" tan espantables truenos: é por esso
no les quería dar Dios el mahiz y la yuca.
Y deste temor, porque Dios aplacasse su
ira, le llevaban aquellos camayoas pa-
cientes en tal delicto. Y á la verdad era
cosa temerosa y espantable los rayos y
truenos que avia en aquella tierra , y que
yo oy aquel mesino año de catorce que
llegó el armada , y los que fuimos con el
gobernador Pedradas üávila, porque que-
maban buhíos y mataban hombres; y á
mí y á otros acaesció estar durmiendo en
la cama , y del terrible sonido del rayo é
trueno caer de la cama abaxo en tierra.
Y es verdad que aquellos indios de la len-
gua de Cueva, en la qual cae el Darien,
tienen questá Dios en el cielo, é ques el
que cria é hago todas las cosas ; pero pien-
san ellos queste Dios es el sol , é ques su
muger la luna , é assi lo dicen é creen , é
questos les dan los mantenimientos . é la vi-
da é se'la quitan. É otros errores muchos
tienen é idolatrías , como se dirá adelante.
DE INDIAS. L1B. XXIX. CAP. V.
21
Creyóse que en este camino avia ávido
Vasco Nuñez mucho mas oro de lo que se
repartió: de lo qual no es de maravillar,
porque estos capitanes han tenido ojo á
cumplir primero consigo que con los com-
pañeros; pero en la verdad, comoíengo
dicho, uno de los mejor partidos capita-
nes que á estas Indias han passado, fué
Vasco Ñoñez, en su tiempo, dexando
aparte el Perú y la Nueva España, donde
se ha hallado mas cantidad de oro que no
le vino a las manos á Vasco Nuñcz : lo
qual si el repartiera, se puede creer que
lo que hico en csso que pudo , que mejor
lo hiciera en lo mucho. Pero este servicio
deste descubrimiento de la mar del Sur,
y ser el primero de los chripstianos que
la vido , y con grandíssima diligencia que
la buscó y halló, á solo Vasco Nuñez se
debe este tropheo ; y él fué el primero que
en ella navegó, y el que primero puso
navios Qn ella de todos los chripstianos,
como está dicho en los capítulos preceden-
tes. E grandes fueron los trabaxos quél y
los otros españoles padescieron en aque-
llos principios; y de aquella escuela de
Vasco Nuñez salieron señalados nombres
y capitanes para lo que después ha subcé-
dido en la Tierra-Firme , como se dirá
adelante en su luear.
CAPITULO VI.
Del viage del gobernador Pedradas Dávila á la Tierra-Firme , llamada Castilla del Oro , en la qual eslaba
por capitán Vasco Nuñcz de Balboa.
ror las quexas que al Screníssimo y Ca-
thólico Rey don Fernando avia dado el
bachiller Enciso contra Vasco Nuñcz, en-
tre las quales siempre hacia memoria de
su injusta prjssion y destierro, y de la
crueldad que avia usado contra Diego de
Nicuesa ; y por la relación que después hi-
cieron los procuradores del Darien, el
veedor Johan de Quicedo y el capitán Ro-
drigo de Colmenares , y las cartas que
«>ntra él escribieron el bachiller Diego del
Corral é Concalo de Badajoz, teniente que
fué de Diego de Nicuesa , é Luis de Mer-
cado é Alonso Pérez de la Rúa , á los qua-
les tenia pressos Vasco Nuñcz, acordó el
Rey de enviar á Pedradas Dávila con una
hermosa armada á conoscer de las culpas
de Vasco Nuñez de Balboa , é á gobernar á
Castilla del Oro en la Tierra-Firme. Y jun-
táronse para esto tres mili hombres ó mas
en Sevilla , y fueron allí los oficiales quel
Rey envió para su hacienda, Alonso de la
Puente por thessorero , Diego Márquez por
contador, Johan de Tabira por factor , Jo-
han de Quicedo por vee or de las fundi-
d
ciones del oro (este murió allí en Sevilla,
é yo el chronista, Goncalo Fernandez de
Oviedo y Valdés,fuy provchydo por el Rey
Cathólico de aquel oficio de veedor): por
alcalde mayor de Pedrarias fué el bachi-
ller Gaspar de Espinosa , que después se
llamó licenciado, natural de Medina de
Rioseco; y por teniente de capitán gene-
ral de Pedrarias fué un hidalgo de Córdo-
ba, llamado Johan de Ayora, hermano del
chronista, Gongalo de Ayora; y por capi-
tanes de cada cien hombres Luis Carrillo,
Francisco Dávila, Antonio Tellez de Guz-
man, Diego de Bustamante, Contrcras,
Francisco Vázquez Coronado de Valdés,
Johan de Corita, Gamarra, Villafañe,
Atienen, Gaspar de Morales, primo del go-
bernador, Pedrarias, el mancebo, que yba
por capitán del artillería, el qual era so-
brino del gobernador, Goncalo Fernandez
de Llago y el capitán Metieses. Los quales
he nombrado, porque de todos ó de los
mas dellos, y de otros que en la tierra ya
estaban, y de otros que después se llama-
ron capitanes é lo fueron , resultaron ade-
22
HISTORIA GENERAL V ANTERA!.
lantc cosas, que convienen á la historia y
son notaliles.
En lo espiritual fué el obispo don fray
Johan de Quevedo, de la Orden de Sanct
Francisco, el primero prelado que passó
á la Tierra-Firme, con título de obispo de
Sancta María de la Antigua é de Castilla
del Oro ; y la cabeca de aquel obispado
fué aquella villa que he dicho Sancta Ma-
ría de la Antigua del Dañen:, que ganaron
Vasco Nuñez y los que quedaron del ar-
mada del capitán Alonso de Hojeda. I.a
qual. despuesde la ereciondeste obispado,
por mandado del Papa é del Rey Cathóli-
co se llamó cibdad , que fué metropolita-
na y cabera , como es dicho , del obispa-
do de Castilla del Oro , porque es gente
noble, para lo que adelante se siguió. Digo
que entre las ordenanzas y capítulos quel
Rey Cathólico proveyó é mandó á Pedra-
rias, su gobernador, que tuviesse espe-
cial cuidado, fueron estas qüatro cosas:
la primera , que con mucha atención y vi-
gilancia entendiesse en la conversión y
buen tractamiento de los indios: la segun-
da , que no passassen letrados ni oviesse
abogados ni procuradores en aquella tier-
ra , porque se tenia expiriencia desta Isla
y otras partes que son perjudiciales á la
tierra , y como maestros de litigios y con-
tiendas, inventan mas de las que suele aver
sin ellos; sino que simpliciler y de plano',
sin dar lugar á cabilaciones maliciosas , se
determinassen los pleytos brevemente,
haciendo justicia á las parles: la tercera,
que se hiciesse a los indios cierto requi-
rimiento , antes que se les rompiesse la
guerra , el qual adelante so dirá : la quar-
ta , que en todas las cosas de importancia
se diesse parte al obispo y oficiales , y se
tomasse su paresger. En todas estas cosas
se verá la intención del Príncipe , que lo
proveyó, santa y bnena, pensando quel go-
bernador y prelado siempre serian confor-
mes en el servicio de Dios y del Rey , y
en la buena gobernación y administración
del Estado y pacificación de los indios y
población de la tierra. Pero salió al revés,
porque desto que se proveyó para bien y
provecho común de todos, se formaron
dos bandos y parcialidades que fueron
muy dañosas ; y unos seguían al goberna-
dor y otros al obispo apasionadamente.
Assi los oficiales que los avian de templar,
y procurar que entrellos oviesse mucha
conformidad . se mezclaron en las mesrnas
diferencias, como se ilirá mas largamente
en su lugar.
Aparejada el armada . dilatóse la par-
tida á causa de los tiempos; y por nuevos
avisos que de la Tierra-Firme fueron, el
Rey mandó despedir la mitad de la gente,
y que no fuessen sino mili é quinientos
hombres: y assi despidieron á los demás,
después de aver hecho un hermoso alarde
en Sevilla, y el gobernador, con los mili
é quinientos, fué á Sanct Lúcar de Barra*
meda. Pero todavia cresció el uúmero de
la gente y passaron bien dos mili hombres
ó mas por las grandes nuevas, que se de-
cían de aquella tierra ; y esta fué una de
la mas hermosa gente y escogida que ha
passado á estas Indias : y aunque no fue-
ran sino quinientos hombres, se acertara
en ello para lo que subcedió. Y con veyn-
te é dos naos é carabelas se hico el arma-
da á la vela, llevando por piloto mayor á
Johan Serrano, el qual mataron después
con el capitán Fernando de Magallanes en
el descubrimiento del Estrecho grande é
viage de la Especiería , como se dixo en
el libro XX, capítulo I. Y aquesta armada
salió con muy buen tiempo del puerto de
Sanct Lúcar de Rarrameda , domingo de
carnestolendas , año de mili é quinientos
y catorce ; y después que la nao capitana
estaba quatro ó finco leguas en la mar,
saltó el tiempo al contrario y ovo de dar-
se la vuelta. La postrera nao. que salió del
puerto era aquella en que yo yba , y aun
quedaba otra surgida , en quel contador
Diego Márquez estaba , que nunca se qui-
DE INDIAS. L1JJ.
so desamarrar, porque un piloto della,
llamado Pedio Miguel, tuvo mejor conos-
gimiento (|ii<' todos, y vido quel tiempo
no era bueno y se estuvo quedo: el quál
tiempo salló en vendqbal, que otros lla-
man poniente maestro, é muy regio. Y
como los pilotos del rio avian dexado yr
las naos fuera en la mar, y se avian tor-
nado á Sanct Lúcar en sus barcos, y la
mar andaba brava, forcosamente higo tor-
nar el tiempo el armada al rio ; y la nao
en que yo yba, assi como avia salido la
postrera, ovo de entrar la primera; y al
entrar por la barra dió ciertos golpes en
tierra , v nos oviéramos de perder por fal-
ta del piloto , y quiso Dios ayudarnos por
su misericordia, y quequassi pendiendo el
un bordo por el agua surgimos dentro del
rio de Guadalquevir, de donde aviamos
salido. Y de una en una las otras naos C
carabelas del armada hicieron lo mesmo;
y estuvimos en el puerto dos dias, que
ni podíamos salir á tierra por el mucho
tiempo , ni en el rio podían estar quedas
las naos , garrando unas é travesándose
otras , de manera que todavía corríamos
tormenta ; pero en fin el tiempo abonancé,
é porque no segastassen los bastimentos,
se desembarcó el general é toda la gente,
para esperar en la tierra el tiempo que
fuesse al propóssito nuestro. Y cómo avia
mucho que esperábamos esta navegación,
estaban todos muy gastados y empeña-
dos, y mucho mas lo estuvieron los que
perseveraron hasta la segunda partida ; y
muchos mudaron de propóssito y dexaron
el camino y se fueron á sus casas ó donde
les plugo , y no fueron essos los peor li-
brados. Y assi estuvimos toda aquella qua-
resma, haciendo penitencia voluntaria, co-
miendo muchos las capas en el mesón, y
aun otros capas y sayos y lo demás, hasta
que quiso Dios en la Semana Sancta traer
el tiempo que esperábamos ; y el martes
santo , que se contaron once dias de abril
de mili é quinientos y catorce, se tornó á
XXIX. CAP. VI. 23
liager á la vela esta armada , é siguió su
via cou byen tiempo. Y desde á ocho ó
nueve dias tomó puerto en la isla de la
Gomera , donde nos detuvimos veyntc dias
tomando refresco de carnes y de pesca-
dos, é quesos, y agua,- é leña, ó lo que
convino para la jornada : é de allí se pro-
cedió adelante con muy buenos tiempos.
Y un sábado, tres dias del mes de junio,
víspera de pasqua de Espíritu Sancto , sur-
gió esta armada en la isla Dominica, en
una aguada donde hay un buen rio, y sal-
tó la gente en tierra y estuvo al'í tres dias
assentado real aparte de aquel rio; y el
siguiente dia , después que llegamos , fué
domingo de pasqua , é se dixo missa so-
lemne y con mucha alegría de todos. Y
mandó el capitán general Pedrarias que se
Ilamasse aquella ensenada Bahía de Fon-
seca, como si él fuera el primero que la
descubría entonces.
Esto es de lo que yo burlo y muchos
se rien ; y en algunos lugares en estas
historias lo reprendo, y nunca alabaré
á nadie que tal haga, si no fuere príncipe,
y aviendo justa causa para aniquilar el
nombre primero. Aquella bahía, descu-
bierta estaba algunos años antes, y mu-
chos pilotos y marineros de los que allí
estaban, la avian visto y sabido y entra-
do allí otras veces. Mas parésceles á los
gobernadores y capitanes que nuevamen-
te vienen á estas partes qoes bien mudar
los nombres á los puertos é rios é mon-
tes é promontorios y á todo lo que se les
antoja, porengrandescer sus hechos y po-
ner en olvido lo que hicieron los prime-
ros: lo quál no entiendo yo sufrir en mis
historias, ni quitar á ninguno sus méritos.
Bien se yo quel obispo de Patencia", don
Johan Rodríguez de Fonseca. Presidente
del Consejo Real de Indias en aquella sa-
cón, fué causa queste gobernador fuesse
elegido para este oficio ; r assi por se con-
graciar con él, le paresció á Pedrariasque
era bien plantar el apellido de Fonseca en
91
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
aquella bahía ; pero yo no dexaré de de-
gir la verdad, y desengañaré de tales
nombres do quiera que los topare é viere
que injustamente los muda quien no de-
be, como fiel escriptor. Assi que, este an-
cón é puerto se llama el Aguada . y ota
en aquella isla Dominica, a la [¡arle del
Hueste, en catorce grados desta parle de
la Ifniá cquinocial. Allí ovo el gobernador
su acuerdo con el obispo y oficiales é pi-
lotos , y con el bachiller Enciso , que fué
por alguacil mayor de aquella goberna-
ción , y con el capitán Rodrigo de Colme-
nares , como hombres que decían que sa-
bían aquella costa de la Tierra-Firme , so-
bre la manera que se debía hacer el viage
de allí adelante. Porque el Rey mandó á
Pedrarias, que sin estorbo tic su derrota 6
camino para el Dañen . si se pudiesse ha-
cer, tocasse en ciertas islas é puertos de
caribes, assi como Sánela Cruz, y Caira,
y Cartagena , y Caramari , y Codego , y
las islas de Barú y Sanct Bernardo, y Is-
las de Arenas y Isla Fuerte, questaban
declarados por esclavos mucho antes , por
racon que comen carne humana cu todas
essas islas é puertos ques dicho, é por el
daño que avian hecho á chripstianos é á
los otros indios vassallos del Rey ; y mu-
chas veces passando los españoles á estas
partes tocando . allí los avian muerto. Y
acordaron queJ armada fuesse a reconos-
ger el cabo del Aguja á Sánela Marta,
ques en la costa de la Tierra-Firme , para
saber si eran vivos once chripstianos, que
decia el capitán Rodrigo de Colmenares
que quedaron allí, quando le mataron mas
de otros treynta, é para ver la disposi-
ción de la tierra é hacer en ella una for-
talecer, que era muy nesgessaria para ase-
. gurar los navios, que después viniessen; y
que después desde allí el armada passasse
a Cartagena é Codego, é á las islas de
Barú é isla Fuerte (pues questaban en el
camino derecho quel armada debia hager
para el Dañen), é que se dexasse la yda
de Sancta Cruz , porque estaba muy atras-
niano aquella isla , y eu desproporción del
viage.
Muchas veces después, andando el
tiempo y platicando en este consejo que
allí se tomó, he visto ser murmurado y
reydo con otros de los que allí nos hallá-
bamos, .y acordándonos de tan grande
disparate, como era dar créditoé que fues-
se creydo aquel capitán Rodrigo de Col-
menares, para tal acuerdo: pues tjuél con-
fesaba que en Caira le avian muerto treyn-
ta hombres', quando por allí passó, yendo
desta cibdad de Sancto Domingo al Da-
rien con una nao , y no negaba que avia
salido de allí , por no ser parte para ofen-
der á los indios , y mas que de passo se
avia recogido á la nao y se avia ydo. Vea-
mos con qué salvo conduelo y debaxo de
(pie palabra avian quedado los otros once .
chripstianos, quél pensaba questaban vi-
vos!.. Destas y otras vanidades muchas se
han predicado en Castilla por algunos de
poco saber , porque ven que los que los
escuchan, no los entiéndela. Finalmente,
por aquella consulta y acuerdo , el dia si-
guiente, por mandado del general, todos
se embarcaron en aquel puerto de la Do-
minica ó- Aguada ques dicho; é porque
faltaban algunos de los compañeros, man-
dó que se tirassen algunas lombardas,
porque si algunos se avian entrado la tier-
ra adentro se viniessen á recoger : é para
este efeto quedó aquella noche en tierra
el teniente Johan de Ayora con gierta
guarda de gente y con las trompetas, fin-
giéndolas tocar de quando en quando. Y
assi algunos mangebos se recogieron , é
de los postreros vino uno, que avia muchos
años que servia al gobernador, é se llama-
ba Sanct Martin, y porque venia tarde,
tratóle mal de palabra el teniente; y eno-
jado desto el Sanct Martin, dixo que no se
quería embarcar é que se queria quedar
allí en aquella playa ; pero no se debe
creer que su intengion era de hacerlo assi
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. VI.
25
como lo respondió con enojo de verse mal-
Iractado con palabras injuriosas : y el Jo-
han de Ayora , aviendo respecto que era
del gobernador , fuéle á decir lo que aquel
su criado decía. Por lo qual Pedradas
enojado , sin mas atender , envió allá al
capitán Gaspar de Morales, su primo é
criado, ó mandóle que, sin oyr ni atender
pala! n a , le hiciesse encontinente ahorcar de
un árbol ; y assi salieron ciertos alabarde-
ros de la guarda del gobernador con este
capitán, ó se ejecutó lo mandado é fué
ahnrcado aquel pecador. Verdad es que
desde á chico ó seys meses después en el
Dañen se le higo processo, culpándole de
desobediente; mas lo que muchos sospe-
charon y murmuraron dcsta acelerada jus-
ticia, é del galardón, quel gobernador dió
á aquel su criado, fué atribuirlo á alguna
cuenta vieja ó desagrado que dél tenia de
algún tiempo atrás.
Desde á una hora , estando yo con el
mesmo gobernador en su nao, vino allí de
parte del obispo un honrado clérigo, lla-
mado Cantado, su capellán, é dixo al ge-
neral cpiel obispo, su señor, le pedia por
merced que diesse licencia para que en-
lerrassená aquel hombre, pues erachrips-
tiano, y que no quedasse colgado allí pa-
ra que los indios lo comiessen; y el go-
bernador dixo que se hiciesse assi. E
aquel mesmo clérigo é otros, acompaña-
dos de algunos soldados, salieron á tier-
ra é lo enterraron al pié del mesmo árbol
en la mesma playa de la bahía. Esta justicia
cruel é acelerada dió á muchos temor; é
sospecharon quel gobernador que llevába-
mos avia de ser muy rigoroso, é que avia
de hacer otras cosas de hecho, sin atender
derecho ni processos, y que convenia ca-
da uno mirar cómo assentaba el pié, pues
que en sus criados coinencaba á mostrar
cómo avia de castigar á otros.
Tornando á nuestro camino , partimos
de la isla Dominica un dia después de pas-
qua: á los doce dias de junio, un lunes,
TUMO III.
llegó el armada al puerto de Sancta Mar-
ta , ques en la costa de Garra en la Casti-
lla del Oro , y desde allí comentaba la go-
bernación de Pedradas. Éá las diez horas
del dia estaban todas las naos é carabelas
surgidas ó echadas áncoras en aquel puer-
to ; é por la playa andaban muchos indios
flecheros en tierra, de unas partes á otras,
con muchos penachos y emliixados , y
sus arcos y carcaxes de flechas , muy or-
gullosos. Y acordaron el gobernador y el
obispo y oficiales de aver su consejo con
los otros capitanes, y determinóse quel
teniente Johan de Ayora é otros capitanes
saliessen con tres barcas, equipadas con
toda la gente que en ellas cupiesse , muy
bien armados , é á los indios se les requi-
riesse que viniessen á la obediencia de la
Sancta Madre Iglesia , y en lo temporal rc-
conosciessen al Rey é Rey na , nuestros se-
ñores , é á la corona é geptro real de Cas-
tilla , como á sus Reyes é señores natura-
les. É que para este requirimiento llevas-
sen consigo un indio que avia ydo á Es-
paña , é era de la provincia de Cueva, en
la Tierra-Firme, é al capitán Rodrigo de
Colmenares por hombre plático en aquellas
costas (pues que decia él que entendía algo
de la lengua de aquellos caribes) por ma-
nera de intérpetres ; é asegurassen á los
indios é les dixessen que aquella armada
no yba á les hacer mal ni daño alguno, y
que si quísiessen la paz, no les seria hecha
guerra , é que serian tractados como bue-
nos vassallos de los Reyes, nuestros se-
ñores, é les serian hechas mercedes: y .-i
lo contrario hiciessen , que se usaría con
ellos, segimd sus obras lonieresciessen. E
mandó el general á su teniente, é á los
que con él yban , que no fuessen agreso-
res ni Ies hiciessen daño, y que sufriessen
su grita todo lo que pudiessen, porque no
oviesse rompimiento con ellos, hasta tanto
que no fuesse racon de se dexar ofender
ni maltractar á los chripstianos. que con el
yban. Y mandó el gobernador que yo y
4
RETIRA DO
Biitenidod fel Voll**:
2G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
otras personas señaladas fuéssemos en
aquellas tres barcas, que partieron todas
tres de la nao capitana para tierra ; y la
que yba mas acerca de la costa llevaba
yo con hasta veynte hombres , y la otra _
que yba á pardesta, mas en el agua, lle-
vaba el teniente Johan de Ayora con veyn-
te é cinco hombres, y la tercera, mas
desviada, .llevaba el capitán Rodrigo de
Colmenares con hasta quince hombres,
con aquel indio lengua; y todas tres bar-
cas á la par, con poco intervalo una de
otra. Luego vinieron hácia las barcas, cor-
riendo al luengo de la playa por tierra
á se poner enfrente, donde Jes paresció
que queriamos desembarcarnos, hasta cien
indios á nos rescebir con mucha osadia,
con hermosos penachos en las cabezas , y
las personas y caras embixadas, tan co-
lorados como sangre todos ellos, y con
sus arcos y flechas , y con muy gentil de-
nuedo, mostrando que nos avian de re-
sistir la salida. É estando ya tan cerca
unos de otros, que nos podíamos bien en-
tender (si nos entendiéramos con ellos), el
indio é el Colmenares á altas voces, les de-
gian muchas palabras , y los caribes estu-
vieron callando un poco, escuchando; pe-
ro en la verdad no los entendían más que
se entendiera un vizcáyno en su vascuen-
' ge con un tudesco ó arábigo , ó otro mas
extremado lenguage. Estonce los indios
no curaron mas de lo que les decían, ni
de las señas que en vano el Rodrigo de
Colmenares y el indio hacian : antes pen-
sando ofendernos, se llegaron con mucho
ímpetu y mucha grita á la orilla del agua,
tirando muchas flechas, que alcanzaban
á nuestras barcas, é algunas passaban
adelante por alto ; y algunos dellos se me-
lian hasta la cinta dentro del agua á tirar.
Lo qual visto por Johan de Ayora, comen-
zó á hacer protestaciones é decia á los es-
pañoles que no les tirassen con ballesta ni
arcabuz ni otra cosa , y que se cubriessen
con las rodelas é aguardassemé pedia tes-
timonio cómo él ni los cluipslianos no eran
los agresores, é que convidaban á los in-
dios con la paz y no la querían : antes ellos
movían la guerra é procuraban de ofen-
der é malar á los nuestros , non obstante
los requirimientos que se les hacian , en
descargo de la real conciencia de nuestros
Príncipes e sus capitanes é milites , y que
el daño que se siguiesse, fuesse á cargo de
los indios, é no de los chripstianos.
É viendo ya el teniente que sus pala-
bras é amonestaciones eran desechadas 6
no entendidas , é que las saetas allí son
de poncoñosíssima hierba é volaban entre
nosotros, como lluvia muy espesa, y que
estábamos á peligro, estando allí quedos,
y volver atrás era vergonzoso ; envió un
batel que se avia juntado con nosotros á
hacer saber al gobernador lo que passa-
ba. Pero como nos daban priesa é páres-
ela ya poquedad lanía paciencia, se les
tiraron dos tiros pequeños de pólvora, que
yban en las barcas y passaron por alto ; y
mandó el teniente que las proas pusiésse-
mos cabordando en tierra, é assi se hico
con mucha diligencia, é saltamos todos
en tierra dentro del agua ; pero tan pres-
to ó mas fué la fuga de los indios á se po-
ner en salvo. É ya el gobernador con otros
bateles y gente yba la vuelta de la costa,
donde le atendimos en tierra , porque nos
avian hecho señas, capeando, para que es-
perássemos é no siguiéssemos los indios.
Después quel general salió á tierra, lle-
gamos á un buhío que allí cerca estaba,
é luego, su espada desnuda en la mano,
comenzó á cortar ramas de aquellos árbo-
les que ahí avia,haziendo autos de posse-
sion y continuándola en nombre de Sus
Altezas y como ,su capitán general , y en
nombre de la corona é ceptro real de Cas-
lilla, é corroborando el derecho é posse-
sion real que los Reyes de Castilla tienen
destas Indias , islas é Tierra-Firme del mar
Ozéano ; é si nesgessario era , tomándola
de nuevo , é como tierras de su señorío é
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. VI.
patrimonio real, protestando de tractor
bien 6 gobernar 6 tener en justicia , assi
á los indios é gentes naturales de aquellas
tierras que quisiessen obedesccr nuestra
sancta lee cathólica , é viniessen á la obe-
diencia de la corona real de Castilla 6 de
los Reyes, nuestros señores, ésussubces-
sores , como á todos los demás de sus vas-
salios, en la mesma justicia é su protec-
ción. E que aquellos que lo contrario hi-
ciessen, los castigaría como rebeldes é in-
obedientes, é como contumaces procedería
contra ellos, segund hallasse por fuero é
por derecho , é como le era mandado por
Sus Altecas. É luco assentar por escripto
todos sus autos, o pidiólo por testimonio.
E viendo la desobediencia de los indios,
mandó al teniente que con trescientos hom-
bres entrasse una ó dos leguas la tierra
adentro, é procurasse de tomar algunos
indios vivos é sin les hacer mal : é se tor-
nasse luego, porque le quería esperar,
como le esperó, allí en la costa. É assi se
hico: é en dos lugares pequeños de hasta
quince ó veynte buhíos, á donde llegaron
cerca del mesmo puerto, á media legua ó
poco mas, los hallaron despoblados : é to-
máronse en la playa é arenales de aquel
puerto quatroó cinco chinchorros y redes,
questaban tendidas ácnxugar, muy genti-
les de algodón torcido (para pescar). É por
la tierra adentro se hallaron algunas hama-
cas, que son las camas en que duermen
los indios ; é las dexaban entre las matas
é arboledas, por huyr mas sueltos c su-
birse á las montañas ó sierras.
E desde á tres ó qualro horas quel go-
bernador estuvo en tierra, mandó tocar
las trompetas para recoger la gente á los
navios, é higo tirar algunos tiros de pól-
vora , para quel teniente y los que avian
con él ydo se tornassen al puerto : é assi
lo hicieron, y se embarcaron todos, é nin-
gún chripstiano fué herido, ni algún indio
muerto ni.presso aquel dia.
CAPITULO VII.
Cúmo estando con el armada en el puerto de Sánela María el general Pedrarias Dávila, saltó la segunda vez
<-n tierra con gente, y entró la tierra adentro hasta (res leguas, é fueron pressos é muertos algunos indios
é indias ; y de lo que subeedió en aquel puerto, é qué se conlenia en el requirimienlo que se mando ha-
cer á los indios antes de romper guerra con ellos; é otros cosas que convienen al discurso de la historia.
Después de lo que se dixo en el capítu-
lo precedente, martes trece de junio, ávi-
do el gobernador acuerdo con el obispo é
oficiales, mandó que yo, el chronista, co-
mo veedor de minas é de las fundiciones
del oro, saliesse en tierra con los fundi-
dores é algunos hombres diestros, é con
todo el aparexo que era nescessario, pa-
ra que en los nascimientos é costas del rio
que entra en aquel puerto, é donde pares-
ciesse , se catassen las minas ; é que fués-
semos hácia unas sierras' que se parescian
la tierra adentro, tres ó quatro leguas de
allí, donde se pensaba que nascia aquel
rio: é que para esto fuesse con nosotros
Pedrarias Dávila , sobrino del gobernador,
capitán del artillería, con hasta trescien-
tos hombres; é que si se hallassen hom-
bres indios, se les notificasse el requiri-
miento que Sus Magestadés mandaron ha-
cerles, é se procurassen de aver algunas
lenguas indios, si posible fuesse, sin les
hacer mal ni daño. É mandó el goberna-
dor que yo llevasse el requirimiento in
scriptis que se avia de hacer á los indios,
é me lo dió de su mano , como si yo en-
tendiera á los indios, para se lo leer, ó tu-
viéramos allí quien se lo diera á entender,
queriéndolo ellos oyr; pues mostrarles el
papel, en que estaba escripto. poco hacia
28
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
al caso; pero porque, quando adelante se
hable en estos requiriniientos, *es bien que
se sepa lo que se les requería , quiero de-
cirlo aqui a la letra. Y es aquesto:
EL REQUIIilMIENTO QUE SE MANDÓ HACER Á
LOS INDIOS.
«I. De parte del muy alto é muy pode-
roso é muy cathólico defensor de la Igle-
sia, siempre vencedor y nunca vencido,
el grand Rey don Fernando (quinto de tal
nombre), Rey de las Españas, de las Dos
Segilias, é de Hierusalein, é de las Indias,
islas y Tierra-Firme del mar Océano, etc.,
domador de las gentes bárbaras ; é de la
muy alta é muy poderosa señora la Rey-
na doña Johana, su muy cara é muy
amada hija, nuestros señores: Yo Pedra-
rias Dávila, su criado, mensagero é ca-
pitán , vos notifico 6 hago saber , como
mejor puedo, que Dios, Nuestro Señor, uno
é trino crió el cielo é la tierra , é un hom-
bre é una muger, de quien vosotros é
nosotros é todos los hombres del mundo
fueron é son descendientes é procreados,
é todos los que después de nos han de
venir. Mas por la muchedumbre que de
la generación destos ha subgedido des-
de chico mili años y mas que ha que el
mundo fué criado, fué nesgessario que
los unos hombres fuessen por una parte y
otros por otras, é se dividiessen por mu-
chos reynos é provincias , que en una so-
la no se podian sostener ni conservar.
De todas estas gentes Dios , Nues-
tro Señor dió cargo á uno, que fué llama-
do Sanct Pedro, para que de todos los
hombres del mundo fuesse príncipe, señor
é superior, á quien todos obedesgiessen , é
fuesse cabega de todo el linage humano,
donde quier que los hombres viviessen y
estuviessen , y en qualquier ley, secta ó
creencia: é dióle todo el mundo por su rey-
no é señorío é jurisdigion.
i>III. Y como quier que le mandó que
pussiesse su silla en Roma , como en lugar
mas aparejado para regir el mundo; mas
también le permitió que pudiesse estar é
poner su silla en qualquier otra parte del
mundo , é juzgar é gobernar á todas las
gentes, chripstianos, é moros, é judíos,
é gentiles, é de qualquier otra secta é
creencia que fuessen.
»rV. A este llamaron Papa , que quie-
re degir Admirable, mayor padre é guar-
dador; porque es padre é guardador de
todos los hombres.
• V. A este Sanct Pedro obedesgieron
ó tuvieron por señor é rey é superior del
universso los que en aquel tiempo vivían:
é assimesmo han tenido á todos los otros
que después dél fueron al pontificado ele-
gidos ; é assi se ha continuado hasta ago-
ra é se continuará hasta que el mundo se
acabe.
•VI. Unode losPontífigcspassados, que
en lugar deste subgedió en aquella silla é
dignidad que he dicho , como pringipe é
señor del mundo , hizo donagion destas is-
las é Tierra-Firme del mar Ogéano á los
dichos Rey é Reyna é á sus subgessores
en estos reynos, nuestros señores, con
todo lo que en ellas hay, segund que se
contiene en giertas escripturas, que sobre
ello passaron, que podéis ver, si quisiére-
des. Assi que, Sus Altegas son Reyes é se-
ñores destas islas é Tierra-Firme, por vir-
tud de la dicha donagion. É como á tales
Reyes é señores destas islas é Tierra-Fir-
me , algunas islas é quassi todas (á quien
esto ha sido notificado) han resgebido á
Sus Altegas, é los han obedesgido é obe-
desgen é servido é sirven, como subditos
lo deben hager ; é con buena voluntad é sin
ninguna ressistengia , luego sin dilagion,
cómo fueron informados de lo sussodicho.
obedesgieron é resgibieron los varones é
religiosos que Sus Altegas enviaron, para
que les predicassen é enseñassen nuestra
sancta fée cathólica á todos ellos de su li-
bre é agradable voluntad, sin premia ni
condigion alguna, é se tornaron ellos chrips-
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. VII.
29
líanos é lo son, é Sus Altelas los resgi-
bieron alegre é benignamente , é assi los
mandan tractar, como á los otros sus sub-
ditos é vassallos, é vosotros sois tenidos
é obligados á hacer lo mesmo.
» VII. Por ende, como mejor puedo,
vos ruego é requiero que entendáis bien
estoque vos he dicho, é tomés para enten-
derlo é deliberar sobre ello el tiempo que
fuere justo; é reconozcays a la Iglesia por
señora é supcriora del universso, é al Su-
mo Pontífice, llamado Papa, en su nombre;
é al Rey é la Reyna en su lugar, como á
señores é superiores é Reyes destas islas é
Tierra-Firme , por virtud de la dicha do-
nación ; é consintays é deys lugar questos
padres religiosos vos declaren é predi-
quen lo sussodicho.
» VIII. Si assi lohiciéredes, hareys bien
é aquello que soys tenidos y obligados , é
Sus Altecas é yo en su nombre, vos reci-
birán con todo amor é caridad ; é Vos de-
xarán vuestras mugeres é hijos é ha-
ciendas libremente, sin servidumbre, pa-
ra que dellos é de vosotros hagays li-
I n eníenle todo lo que quisiéredes é por
bien toviéredes; é no vos compelerán á que
vos tornes chripstianos, salvo si voso-
tros, informados de la verdad, os quisié-
redes convertir á nuestra sancta fée cathó-
lica , como lo han hecho quassi todos los
vecinos de las otras islas. É allende desto,
Sus Altegas os darán muchos previlegios
y exenciones , é vos harán muchas mer-
cedes.
»IX. Si no lo hiciéredes y en ello ma-
liciosamente dilación pussiéredes , certifi-
cóos que con el ayuda de Dios yo entraré
poderosamente contra vosotros, é vos haré
guerra por todas las partes é maneras que
yo pudiere , é vos subjectaré al yugo é
obidiencia de la Iglesia é á Sus Altecas,
é tomaré vuestras personas é de vuestras
mugeres é hijos , é los haré esclavos , é
como tales los venderé , é disporné dellos
como Sus Altecas mandaren; é vos toma-
ré vuestros bienes, é vos haré todos los
males é daños que pudiere , como á vas-
sallos que no obedescen ni quieren resce-
bir su señor, é le resisten é contradicen.
É protesto que las muertes é daños que
dello se recresgieren, sean á vuestra culpa
é no á la de Sus Altegas , ni mia , ni des-
tos caballeros que conmigo vinieron . É de
como lo digo é requiero pido al pressente
escribano me lo dé ipor testimonio signa-
do. =Episcopus Palentinas, comes. -=F.
Bernardus, Trinopolitanus episcopus.=F.
Thomas de Matienzo.=F. Al. Bustillo, ma-
gister. =Lieenciatus de Sanctiago.=El
Doctor Palacios Rubios .=Licenciatus de
Sosa.=Gregorius, licenciatus. »
Esto es lo que contenia aquel requiri-
miento, con ebqual el miércoles siguiente
catorce de junio de mili é quinientos y ca-
torge, poniendo en efeto lo que el gene-
ral mandó, salimos en la playa mas de
tresgientos hombres muy bien armados (en
esclaresgiendo) , y entramos por la tierra
adentro con el capitán Pedrarias, sobrino
del gobernador, que yba por su teniente,
é los capitanes Villafañe , é Gaspar de Mo-
rales, é yo , é otros con la orden dada. É
para efetuar lo que es dicho, si Dios lo
permitiesse (puesto que los religiosos pre-
dicadores, quel requirimiento dige, se
quedaron en los navios hasta ver cómo
subgedian las cosas) , llegamos bien dos
leguas apartados del puerto; y en el ca-
mino hallamos tres pueblos pequeños, é
los indios avíenlos desamparado é huy-
do al monte é á las sierras : é por donde
yban huyendo, dexaban algunas hamacas
é mantas, é aun oro se halló en piegas la-
bradas escondido entre las matas; y en un
pueblo destos, el mas gercano al puerto,
se hallaron muchos é muy hermosos pe-
nachos de plumas de papagayos é de di-
versas colores. É passados adelante, la
gente nuestra yba muy desmandada é sin
orden alguna , por culpa de los capitanes,
é yban los chripstianos tendidos . como si
30
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
anduvieran á caza de liebres, porque los
indios que huyeron, dexaban aquellasco-
sas que he dicho apartadas unas de otras,
y assi los nuestros , por las topar, se der-
ramaron. Yo yba por un lado, y llevaba á
cargo ciertos mineros é plateros é perso-
nas, que habían de dar las catas para bus-
car las minas. é otros quince hombres de
mis amigos é criados, que por todos se-
riamos hasta treynta* personas. Subcedió
(pie en cierto passo, á la subida de un
monte ó cerro pelado, salieron algunos
indios con mucha grita é súbita; é cómo
la gente yba despartida, cada qual tiró
por su parte. É estonces Pedrarias, el
mancebo, como buen caballero, con muy
pocos hízoles rostro por la una parte del
cerro, y juntóse con el capitán Villáfañe
muy presto; y con los pocos que acudie-
ron á estos capitanes comencaj'on por
aquella parte á combatir. Y yo con essos
pocos que tenia . hallóme al otro lado del
monte, ó cómo ybamos mas juntos que
los otros , cargaron mas indios sobre no-
sotros, é cómo la cuesta era alta y rasa,
é los indios tenían lo alto, desde allí sol-
taban galgas muy grandes de piedras que
con mucho ímpetu vinieron rodando, sin
se poder tener ni nosotros amparar de-
Has, é al que topaban delante, lo maltrac-
laban. É gíerto fué obra de Dios, segund
eran muchos, no matar algunos chripstia-
nos; pero ovo hartos descalabrados de-
llas. Todavía porfiando los que con Pedra-
rias y Villafañe se hallaron y los que con-
migo estaban, los que de los nuestros se
habían retirado , viendo el ánimo de los
delanteros, ovieron vergiienca, y essos y
los que atrás quedaban nos socorrieron á
buen tiempo; y subimos el monte arriba,
é estando ya quassi en la mitad del altu-
ra del , donde ya nos podian alcanzar los
indios con sus Hechas, no á mas tirar sino
á tiro cierto, nos tiraron muchas, é dexa-
ron de tirar las piedras , porque les falta-
ban ya ; y exereitando sus arcos con una
grita muy grande, acometieron á Laxar
algunos de los indios hácia nosotros. Y
allí me hirieron un hombre de los míos,
que se decia Hernando de Arroyo, mon-
tañés é valiente hombre, como lo dixe en
el libro XXIII, cap. X.é le dieron con una
flecha en la espinilla de una pierna estan-
do á mi lado; é fué tan poca la herida,
que en dándole la flecha, se cayó ella en
tierra: pero la hierba era tal. que al mo-
mento desmayó é se vido que era murtal.
É yo le hice sacar de allí á otros dos hom-
bres míos, para que le llevassen á la nao .
donde le curaron, é se hicieron con él todas
las diligencias que fué possible por reme-
diarle; pero al tercero dia murió rabiando
Finalmente, continuándose nuestra ba-
talla, ganamos el monte por fuerca de
armas , é quedaron muertos tres indios
de escopetados, ó fueron pressas diez
mugeres é una cacica ó muger principal
de entrellas. É passamos adelanté, en se-
guimiento de nuestro camino, élos indios
apartados hagian rostro de quando en
quando, assi como yban desviados; é baxa-
dos de la otra parte de aquel cerro á unos
llanos, seguíamos hácia un hermoso rio.
que de léxos nos convidaba la sed de to-
dos y el sol que era grande á no parar
hasta llegará él : y aun porque aquellos in-
dios se retraían hácia aquella ribera , y por
muy hermosos mahicales que por aquella
vega se mostraban. E ybamos ya en me-
jor orden de la que primero se avia tray-
do: porque quando subimos en la cumbre
de aquel cerro ques dicho , paramos allí
á descansar é comer parte de las mochi-
las, é baxamos con orden. E estando ya
cerca del agua, nos alcanzaron dos men-
sageros del general , con quien nos envió
á elegir que él venia cerca é que le aten-
diéssemos, é assi se hizo: é quando llegó
á nosotros, fué á par de aquel rio, y éra-
mos ya, assi de los primeros que avia-
mos salido por la mañana , como de los
que el general truxo á se juntar con no-
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. VII.
31
soli os, mas de mili 6 trescientos hombres.
Passado aquel rio, entramos en un pue-
blo de hasta veynte bullios ; y estaba des-
poblado sin persona alguna, y en una ca-
sa de aquellas se entró el general con to-
dos aquellos capitanes que allí se hallaron,
é con el contador é factor é alcalde ma-
yor, el ligenciado Espinosa, y el teniente
Johan de Ayora , y en pressencia de to-
dos yo le dixe:— «Señor: parésgeiue que
estos indios no quieren escuchar la teolo-
gía deste requirimiento , ni vos tenés
quien se la dé a entender: mande vues-
tra merced guardalle, hasta que tengamos
algim indio destos en una jaula, para que
despacio lo aprenda é el señor obispo se
lo dé á entender. » É díle el requirimien-
to , y él lo tomó con mucha risa dél é de
todos los que me oyeron. Estando toda la
gente repossando en aquellos bullios, es-
perando que el sol fuesse mas baxo, hacia
las dos horas después del medio día, los
nuestros dieron alarma, porque venianpor
un camino muy ancho y . hermoso , orlado
de muchos árboles á los lados , plantados
por adornamiento suyo, mas de mili in-
dios flecheros , con mucha grita y sonan-
do unos caracoles gruessos que también
se llaman cobos , é se oyen desde muy
lexos: é venían en mucho congierto he-
chos un esquadron, con sus penachos é
pintados de aquella bíxa que usan, que
es muy mas fina color que un bermellón,
é píntanse toda la persona é las caras,
que paresge que están hechos un fino car-
mesí; y aquella tinta assiéntanla concier-
ta mixtura de gomas, ó pégaseles para
muchos dias. Ha todos estos efetos: lo uno
aprieta las carnes' é dá mas vigor á la
persona ; lo segundo parésceles á ellos que
están muy gentiles hombres é fieros assi
pintados ; é lo tercero , aunque sean heri-
dos é les corra mucha sangro , no paresge
lauta quanta es, por estar todo el indio
colorado.
El general salió presto del pueblo al
campo á resgebir los indios en el mesmo
camino , é ordenó su gente en otro bata-
llón , estando á menos trecho de doscien-
tos passos los unos de los otros : é mandó
que ningún escopetero ni ballestero tiras-
se , é que se pusiesse en tierra un tiro de
pólvora de bronce pequeño, de hasta dos
quintales de pesso que allí teníamos, e
que dos lebreles, quede sus dueños eran
muy loados , á quien por mucho correr no
se escaparían los indios, se pusiessen en
las alas ó lados de nuestra batalla , é que
quando el general diesse la señal que se
tirasse el tiro, se higiesse; éen el instan-
te, con una grita y todo junto, se-soltas-»
sen los perros é cada uno arremetiesse á
los enemigos é higiessen de valientes hom-
bres.
Quisiera yo que aquel requirimiento si'
Ies hiciera entender primero ; pero como
cosa excusada ó por demás, no se tracto
dello: y de la mesma manera, andando
el tiempo, por este dechado y forma quel
general ovo en esta entrada suya para ha-
cer essa diligengia cathólica con los in-
dios , que se le mandó que lo higiesse an-
tes de les romper la guerra á los indios;
de essa mesma manera y peor lo higieron
después los particulares capitanes en mu-
chas entradas , como se dirá adelante en
la continuagion de la historia. Yo pregun-
té después, el año de mili ó quinientos é
diez y seys, aldotorPalagios Rubios, por-
que él avia ordenado aquel requirimiento,
si quedaba satisfecha la congiengia de los
chripstianos con aquel requirimiento; é
díxome que sí , si se higiesse como el re-
quirimiento lo dige. Mas parésgeme que
se reía muchas veges, quando yo le conta-
ba lo desta jornada y otras que algunos
capitanes después avian hecho ; y mucho
mas me pudiera yo reyr dél y de sus le-
tras (que estaba reputado por grand va-
ron, y por tal tenia lugar en el Consejo
Real de Castilla) , si pensaba que lo que
dige aquel requirimiento lo avian de en-
32
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tender los indios, sin discurso de años é
tiempo. É pues en el capítulo ATI se les
dá lugar ó se les promete en aquel requi-
rimiento que tomen el tiempo que fuere
justo, para entender aquellos capítulos, é
que puedan deliberar sobre ello, qué tan-
to lia de ser este tiempo quisiera yo que
allí se expresara; pero si se les guardara
ó no, no me determino en esso. Adelante
se dirá el tiempo que los capitanes Ies da-
ban, atando los indios después de saltea-
dos, y en tanto leyéndoles toda aquella
capitulación del requirimienlo. Tornemos
á la historia.
. Digo que de la manera que el general
ordenó que esta batalla se diesse á aque-
llos indios que páresela que nos venían á
echar de aquel pueblo, assi se aparexó é
puSSO á punto todo: pero dada la señal é
pegado fuego a] tiro, passó por alto y no
mató ninguno, y en soltando los perros,
arremetió el uno al otro é comencaron a
se morder, sin curar de yr tras los indios.
É cómo los enemigos estaban desviados
de nosotros lo que he dicho, é sabían me-
jor los passos, pussiéronse en huyda, é
salidos de aquel camino ancho , como to-
do lo otro fuera dél era boscajes gorra-'
dos, ningún indio fué tomado ni muerto,
sino encontinenti desaparescieron de allí.
Passamos bien una legua adelante , é por
donde ybamos salían de través muchos
venados , y cómo en nuestro exército ha-
bía buenos lebreles , conoscian mejor
aquella montería que la de los indios ; y
matáronse aquel dia ginco ó seys vena-
dos, que se comieron essa noche en el
real donde fuymos á parar, cerca de un
rio. E estando alli se dixo que estaba he-
rido el piloto Pedro de Le^desma, y que
lo avian herido aquel dia los indios de una
Hecha ; y yo le fuy á ver y tenia un vó-
mito, é víle un rascuño en una cadera, é
paresgióme mas obra de sus uñas que de
la hierba : é luego se sospechó que su mal
era avérsele acabado cierto vino que sacó
de la nao aquel dia : pero porque era buen
piloto é diestro de la costa , é el general
le ovo lástima, y era gruesso é pessado.
á todos dió cuydado de volverle al puerto
otro dia. Passada la noche, seyendo he-
cha buena guarda, otro dia jueves, dia
de Corpus-Chripsti , dixéronle al goberna-
dor los hombres de la mar , y en especial
aquel piloto Pedro de Ledesma , que ya
la hierba se le yba passando, que el tiem-
po era bueno para proseguir nuestro via-
ge y que se debia yr á embarcar , é assi
se hizo: é dió licencia que la gente fuesse
despartida con sus capitanes, c que to-
dos se fuessen á hallar temprano en el
puerto á tal hora que sé pudiessen em-
barcar. En esta vuelta se hallaron en el
campo e por donde tornamos alguna ropa
de mantas é hamacas é siete mili pessos
de oro ó mas, en diversas piceas, labra-
do, escondido entre las matas en cinco ó
seys paites, puesto en sus havas ó cestas.
Aquel tüa entré yo en un pueblo de qua-
renta bullios ó mas, é hállele despoblado,
é hice pegar fuego á una casa de aque-
llas que estaba llena de arcos é flechas é
pelotas de hierba, é debia ser casa de
munigion. En aquel pueblo se halló un ca-
fir blanco y grande, é se ovo una manta
con ciertas plasmas de esmeraldas é otras
piedras: lo qual todo, con otras particu-
laridades de aquel puerto , se dixeron en
el libro XXVI, hablando desta provincia
de Sancta Marta , y no es nescessario tor-
narlo aqui á repetir.
Assi que, este dia jueves quince de ju-
nio se embarcó el general con toda su
gente, é essa mesma noche, antes que
fuesse de dia, nos hecimos á la vela. No
se dexó de dar mucha culpa al general,
por se aver ydo de Sancta Marta con tan
poco fructo, como allí se hizo, y con mu-
cha ragon; porque después por su defeto,
é no aver él poblado aquel assienlo, que
lo pudiera fácilmente hager, pues sobra-
ba gente , se le quitó aquello de su go-
DE INDIAS. L1B.
XXIX. CAP. VII.
3:5
bernagion. Assi que, salida el armada do
aquel puerto de noche, la nao capitana
yba adelante é llevaba su farol, y trás
ella, siguiendo, todas las otras naos y cara-
belas : y el viento se esforgó mucho , y la
mar se ensoberbesció tauto, que quando
fué de día, nos bailamos tan ensenadosé
metidos en tierra debaxo de Gavia , un
puerto que assi se dice, que pensamos dar
todos al través. Sin dubda, si la claridad
del dia se tardara dos horas mas, nos
viéramos en tanto peligro, que no esca-
para hombre , si no fuera por miraglo. Y
assi con mucho trabaxo, y principalmen-
te por la bondad y clemencia de Dios,
podimos salir mas á la mar y seguir nues-
tro viage. É fué el armada á Isla Fuerte,
que está dos leguas y media , poco mas ó
menos del Cenú: é allí salieron ciertos ca-
pitanes con gente, por mandado del gene-
ral, é tomaron muchos gestos de sal del
tamaño de aquellos que se traen á Casti-
lla con los besugos de la mar cantábrica
é septentrional de España , y so llevan á
Burgos y por Castilla ; pero estos gestos
tío sal eran muy mejor hechos, é la sal
muy hermosa é blanca, é se hage allí del
agua de la mar. É los indios cómo vieron
desde léxostantas naos, huyeron en sus •>
canoas é se passaron á la Tierra-Firme.
Aquesta isla es llana y baxa, é bojará
ocho leguas ó menos , y está en algo me-
nos de diez grados desta parte de la línia
equinogial : é estuvo allí el armada el dia
que llegó y el siguiente, y el tercero se
partió para el Darion, é llegó al surgidero
de aquella cibdad, en el golpho de Urabá,
á los veynte y nueve dias del mes de ju-
nio de mili é quinientos y catorgo años.
CAPITULO VIH.
Cómo el gobernador Pedradas Dávila llegó á la cibdad de Sánela María del Antigua del Darion , donde
estaba por gobernador el capitán Vasco Nuñez de Balboa , ¿ tomó la possesion del offieio, é se entendió en
la residencia de Vasco Nuñez, é fué enviado el teniente Joban de Ayora é otros capitanes con gente á po-
blar á la otra costa de la mar del Sur.
i\. los treynta de junio de mili 6 quinientos
y calorge años de la natividad del Redemp-
tor nuestro . salló Pedrariasen tierra é en-
tró en la cibdad de Sancta Maria del An-
tigua del Darion con toda la gente que
llevaba del armada, que eran dos mili
hombres ó mas, é muy bien aderesgados
é armados, é el obispo é officiales y ca-
pitanes, y en muy buena orden todos, que
era cosa que en todas partes paresgia bien.
É Vasco Nuñez , que allí gobernaba , co-
mo es dicho , lo resgibió con quinientos é
qtiinge hombres que estaban allí aveginda-
dos , é tenían fechas mas de gient casas ó
bunios: ó estaba muy gentil poblagion, é
con un hermoso rio que passa pegado á las
casas de la cibdad , de muy buena agua
é de muchos buenos pescados. Este es el
TOMO III.
rio del Darien, é no el que. en el li-
bro XXVII el ligengiado Vadillo llama rio
del Darien, é este viene de la parte del
Hueste , y el quél dige es un "braco del rio
de Sanct Johan, que entra en la culata
del golpho de Urabá , como la historia ya
lo ha dicho. Tornemos á^a historia.
Luego pressentó Pedrarias sus provi-
siones, y fué resgebido por gobernador,
con mucho plager de los que allí estaban
ó de los que nuevamente yban, exgepto
del Vasco Nuñez y sus amigos é los que
esperaban dar cuenta, puesto que también
mostraban plager de nuestra yda. E el go-
bernador tomó las varas de la justicia . y
cada uno comengó á exerger su offieio, se-
gund yban proveydos dellos. o los que ovo
de proveer el gobernador, los proveyó.
34
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Avia entre aquellos pobladores prime-
ros mas de mili é quinientos indios é in-
dias naborías, que servían a los chripstia-
nos en sus haciendas é casas ; pero porque
adelante se tocará algunas veces este
nombre de naborías, es bien que aqui se
declare. Naboría es el que ha de servir á
un amo, aunque le pesse ; é él no lo pue-
de vender ni trocar sin expresa licencia
del gobernador; pero ha de servir hasta
que la naboría ó su amo se muera. Si la
naboría se muere , acabado es su eaptive-
rio ; y si muere su señor , es de proveer
de lal naboría al gobernador, y dála á
quien él quiere. E estos tales indios se lla-
man naborías de por tuerca é no esclavos;
pero yo por esclavos los avria, quanto á
estar sin libertad.
La gente que fué con Pedrarias, se
repartieron é apossentaron con los po-
bladores, que allí estaban en compañía
de Vasco Nuñez; é dióseles de comer é
ración á todos muy complidamente un
mes después de llegada el armada, é so-
braron de la hacienda del Rey muchas
pipas de vino é harina é otras provisio-
nes , que fuera mejor que también se co-
mieran, como se dirá adelante.
Lo primero qiíel gobernador hico otro
dia después que llegó , fué apartar á Vas-
co Nuñez en secreto, en mi pressencia
(porque yo y'ba por escribano general en
nombre del secretario Lope Conchillos, é
llevaba comisión de proveer por el secre-
tario, ennombr#del Rey, todos los otros
escribanos del audiencia del gobernador
y del alcalde mayor y otros juzgados) ; y
dixole quel Rey le avie mandado que lo
tractasse muy bien, por lo que le avia ser-
vido en aquella tierra , é en todo lo que
oviesse lugar, le favoresciesse é gratifícase
se ; é se informasse dél del estado é cosas
de la tierra, é qué indios avia de paz équá-
les de guerra , é en todo le dixo que en-
tendía tomar su parescer. É a este pro-
póssito le dixo muchas palabras dulces, de
que el Vasco Nuñez mostró contentamien-
to . y respondió quél bessaba los reales
piés al Rey. nuestro señor, por loque de
parte de Su Alteca le avia dicho, y á él
le tenia en merced la voluntad que le
ofrescia; é que en todo lo quél supiesse é
pudiesse avisarle é servir á Sus Altecas,
le diría su paresger con verdad y volun-
tad entera de haberle servicio ; é que pa-
ra aquello era menester recoger su me-
moria, é daria su respuesta con obra,
dándole noticia de lo quél supiesse cerca
de lo quel general le mandaba é requería,
porque fué por auto todo esto dicho y es-
cripto.
E assi, después del dia siguiente, que
fueron dos dias de julio, le dio la respuesta
por escripto . la qual contenia muchas co-
sas bien dichas y convinientes : y entre
otras declaró los rios é quebradas é par-
tes señaladas, donde se avia hallado oro é
lo avian visto é cogido los chripstianos
hasta estonces. E dixo que de tres años
antes hasta que Pedrarias llegó, avia he-
cho do paces aquestos caciques: Careta,
Ponca, Careca, Chape, Cuquera, Juana-
ga, Bonanimana, Tecra, Comogre , Po-
corosa, Pucheribuca, Chuyrica, Otoque,
Chorita, Pacra, Tcaoca, Thenoca, Tamao,
Tamaca , Tubanama é otros ; é avia des-
cubierto la mar del Sur en el año de mili é
quinientos y trege, é la Isla Rica de las per-
las, é avia en persona atravessado la tier-
ra de mar á mar, é en todo dixo verdad.
Desde á pocos dias se pregonó la resi-
dencia contra Vasco Nuñez é sus offigiales,
la qual le tomó el licenciado Gaspar de
Espinosa , alcalde mayor : é por otra par-
te el gobernador con un largo interroga-
torio , é secretamente comencó á hager la
pesquisa secreta contra Vasco Nuñez , sin
quel alcalde mayor lo supiesse , ó porque
no se fiaba dél , ó porque no tenia expi-
riengia ni avia tenido cargo de justicia
(antes aquel era el primero que tuvo, y
poco antes avia salido del estudio de Sa-
DE INDIAS. LIB.
lamanca) ú porque le paresció que assi
convenia , puesto que en la cédula quel al-
calde ma\ <>r lenia del Rey Cathólico, man-
daba á Pedrarias que no usasse con otro .
juez en cosas de justicia, sino con es-
te licenciado Espinosa, su alcalde mayor.
Pero antes qué! lo supiesse, se tomaron al-
gunos testigos de aquellos primeros pobla-
dores, que avian quedado de la gente é
armadas de los gobernadores Alonso de
Ilojeda c Diego de Nicuesa , los cuales sa-
bían muy bien la verdad de todo lo pas-
sado, é la vida del Vasco Nuñez; en el
qual tiempo, en la residencia pública le
pedían muchos, é se dieron contra él mu-
días sentencias de las cosas que avia to-
mado é debia á personas particulares; y
con algunos se concertó. E en estos prin-
cipios páresela quel alcalde mayor tenia
voluntad de hacer justicia á lodos; pero
desde á pocos dias favoresció claramente
á Vasco Nuñez, y creyóse que la causa
era por contentar al obispo fray Johan de
Quevedo, (pie favorescia á Vasco Nuñez,
y representaba muy á menudo sus servi-
dos y el descubrimiento de la mar aus-
tral , é que avia sido el primero chripstia-
no que la vido, é que halló el estrecho
que hay de la costa del Norte a la del Sur,
é lo anduvo por su persona: é publica-
mente decía que era digno do grandes
mercedes.
AI gobernador pessábale dcstos loores,
y era de otra opinión ; mas como el obis-
po é officiales eran coadjutores en las co-
sas de la gobernación, é se ovo noticia
de la pesquisa secreta quel gobernador
tomaba . sintiólo por injuria el alcalde
mayor porque se avia fecho sin él ; é so-
bre esto pasaron otras muchas cosas é
palabras que no son para la historia. Pe-
ro redundó dello quel alcalde mayor se
determinó en le ayudar , por deshacer la
pesquisa , en la cual se probaba la muer-
te de Diego de Nicuesa , ó aquel desapia-
dado exilio, con que lo echó Vasco Nuñez
XXIX. CAP. VIII. 35
de la tierra , é otras culpas. É en fin el
gobernador le dió lo que estaba escripto,
y no procedió ni habló en ello , mas de lo
quel obispo y el licenciado Espinosa qui-
sieron : é diéronle a entender que aquellos
testigos eran enemigos de Vasco Nuñez.
Mas el gobernador quisiérale enviar a Es-
paña, y a una voz quassi todos estuvie-
ron conformes para que en grillos le lle-
vassen , porque los testigos se rectificaron
en los dichos. É cómo el obispo era sa-
gaz , procuró de dar lugar al tiempo é que
tal determinación se sobreseyesse ; por-
que el obispo é Vasco Nuñez eran ya com-
pañeros en las grangerias de las hacien-
das del campo é en las naborías é indios,
é pensaba aquel perlado ser muy rico pol-
la industria de Vasco Nuñez. É dió á en-
tender al gobernador, que si lo enviaba á
Castilla, que en la hora que entuviesse en
la corte, avia de saber el Rey que avia
descubierto la otra mar, y avia hallado el
passo ó estrecho que hay de tierra de mar
á mar, é que avia hallado muchas minas
de oro, é que avia andado la tierra por
su persona , é hecho de paces muchos ca-
ciques: é que en esta cibdad de Sancto
Domingo, el thessorero Miguel de Pasa-
monte era á quien el Rey dalia mas crédi-
to que á hombre de quantos avia en estas
partes , y hacia por Vasco Nuñez , é seria
causa que lo enviasse luego honrado é
gratificado , é le darían la parte quel Vas-
co Nuñez quisiesse escoger de la gober-
nación de Castilla del Oro, lo qual él sa-
bría muy bien señalar , pues sabia la tier-
ra : é que lo que le convenia á Pedrarias
era disimular é tener en palabras é pley-
tos á Vasco Nuñez , y en continua nesces-
sidad, c que en tanto el tiempo le diria
lo que se debia hacer. Y lo mismo decia
al alcalde mayor.
Á Pedrarias no le paresció que se de-
bria desechar este consejo : antes acordó
de lo tomar , y desde á pocos dias se le
restituyeron á Vasco Nuñez los bienes que
3G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
por inventario lo oslaban secuestrados, y
poco tiempo después, por medio del obis-
po, se le daba parte en los negocios cíe
la gobernación. É ovo mas lugar esto, por-
que el gobernador adolesció y estuvo muy
enfermo muchos dias , é dió poder al obis-
po é officiales para gobernar en su lugar,
como él lo pudiera hacer.
Antes que Pedrarias llegasse al Darien,
avia ydo allá un hidalgo , vecino de Bil-
bao, llamado Pedro de Arbolancha. y era
curial é conosgido en la corte y hombre
de negocios : al qual Yasco Nuñez dió car-
tas é testimonios de sus servicios , é que
hiciesse saber al Rey Cathólico cómo avia
descubierto la otra mar c descubierto mi-
nas ó pacificado mucha parte de la tierra,
y esperaba de dia en dia ser respondido.
En tanto que turó la residencia , é aun
dias después adolesció mucha gente del
armada; é cómo no les daban ya de co-
mer , morian muchos de hambre , é para
excusar essas muertes é comencar Pedra-
rias á poblarla tieqja de la otra costa , te-
miendo que le avia de venir al Vasco Nu-
ñez algún despacho en su favor, é por
ocupar la gente en algo, é comencarse la
destruyeion de la tierra (á que ellos llama-
ban pacificación é conquistar), acordaron
de enviar al teniente Johan de Ayora por
capitán general, con los capitanes Her-
nando de Meneses é Francisco Dávila é
Gamarra é otros, con quatroeicntos hom-
bres. É diéronle cierta instrucion é capí-
tulos . é mandáronle que passasse á la otra
mar del Sur y poblasse con aquella gente
en la otra costa , en la parte della que me-
jor le paresciesso , é que tuviesse especial
cuydado de hacer entender á los indios
aquel requir ¡miento, que sedixo en el ca-
pítulo antes deste, para satisfacion de la
real conciencia del Rey é Reyna é de los
chripstianos: ornándosele que en ninguna
cosa los españoles fuessen agresores, ni
consintiesse hacer mal ni agravio á los in-
dios sin mucha causa , é dándoles térmi-
no é placo para que respondiessen al re-
quirimiento ques dicho : el qual fué orde-
nado é firmado por teólogos , é á los in-
dios les era leydo en lengua , que no en-
tienden, é seyendo gente salvage. é man-
dóselc que no les hiciesse guerra, sin que
los indios se determinassen y escogiessen
la paz ó la negassen. Mas hablando la ver-
dad , el fin desto era , que aunque el Rey
supiesse que Vasco Nuñez avia descubier-
to la otra mar, é enviasse algún favor
para él , estuviesse poblada la costa por
Pedrarias, é impedir á Vasco Nuñez el
efetto de qualquier merced que se le hi-
ciesse, é oponerse á ella Pedrarias, ale-
gando que por su industria lo avia pobla-
do , é que Vasco Nuñez no avia hecho sino
verlo, maltractando. los indios, para lo
lo qual tenia Pedrarias fechas algunas in-
formaciones contra él.
CAPITULO IX.
Cómo el teniente Johan de Ayora é otros capitanes fueron enviados con gente á poblar la costa del mar
del Sur ; y cómo el Rey Cathólico le envió é hizo merced á Vasco Nuñez del titulo de adelantado de la
mar del Sur y de la gobernación de las provincias de Coyba é Panamá : é cómo Pedrarias tuvo forma que
no ussase de tales mercedes ; é de las parles que el gobernador é officiales llevaron de las entradas, que
fué una de las principales causas de acabarse, ó al menos disminuyrse los indios e' asolarse la tierra , etc.
D
icho se ha cómo en llegando Pedra-
rias al Darien, se informó de Vasco Nuñez
del estado de la tierra , é supo dél quáles
caciques estaban de paz é quáles de guer-
ra, é dióle por escripto su paresccr é dí-
xole verdad, é aconsejóle muy bien, como
muy mas largamente en el capítulo de sus-
so queda dicho. Mas el gobernador no le
dió crédito: antes pensó que le engañaba,
é determinóse en enviar á su teniente
DE INDIAS. LIB.
Julián de Ayora con otros capitanes y
gente, que he dicho, ála otra mar: é fue-
ron parte del camino la costa abaxo al
Oxídente hasta el puerto de Sánela Cruz,
que es en tierra del cacique de Comogre.
E hizo allí un pueblo, en que dexó hasta
ochenta hombres, todos ó los mas de-
ltas enfermos, y por capitán é alcalde
desta trente á un mancebo, llamado Hurta-
do, hombre de ninguna expiriengia (é aun
quassi do conoscido), é de los que nueva-
mente fueron en el armada. Desde allí
passó adelante, y dexó poblando en la
provincia de Tamao al capitán Fernand
Pérez de Meneses. é haciendo un pueblo:
é fué parte de la trente con el capitán
Francisco Dávila á la costa de Panamá de
la banda del Sur; pero muy poco vido de
la mar ausl ral , é por otros caciques de aque-
llas comarcas se desparejó toda la gente.
En este camino Johan de Ayora , no
solamente dexó de hager los requirimien-
tos é amonestaciones , que se debjan ha-
cer a los indios, antes de les mover la
guerra; pero salteábanlos de noche , é á
los caciques é indios principales atormen-
tábanlos, pidiéndoles oro, é unos assabañ,
6 otros ha<¿ian comer vivos de perros , é
otros colgaban , é en otros se hicieron
nuevas formas de tormentos, demás de
les tomar las mugeres ó las hijas , 6 ha-
berlos esclavos ó prissioneros , é repartir-
los entre sí . segund ó de la manera que á
Johan de Ayora le paresció é á cada uno de
los otros capitanes, por donde anduvieron.
É en esta caca ó montería infernal se
detuvo esta gente algunos meses: en el
qual tiempo é sacón en el Darien anda-
ba tanta modorra y enfermedades por
los chripstianos, y en especial por tas que
nuevamente avian ydoá la tierra en aque-
lla armada , que cada dia muricn quinge
ó veynte , é algunos días mas ; y en poco
tiempo murieron mas de quinientos hom-
bres, é los mas deltas por falta de basti-
mentos , puesto quel Rey los tenia sobra-
XXIX. CAP. IX. 37
dos. Pero cómo los officiales querían po-
ner recabdo en la hacienda real, y á ellos
no les faltaba de comer , tuvieron poca
missericordia con tas demás ; y para po-
ner mejor custodia en la hacienda de Sus
Magestades , hicieron hacer un buhío
grande en la costa á par de la mar , á la
qual casa llamaron el Toldo. É allí se des-
cargó la hacienda , é metieron muchas
pipas de vino é harina . é la mayor parte
de los bastimentos: é desde allí llevaban
poco á poco á la cibdad lo que querían é
lo ponian en la casa de la contractacion,
en que estaba el factor Johan de Tavira.
Viendo Dios el poco servicio que él y el
Rey rescebian de aquellos bastimentos,
permitió que , pues con ellos no eran so-
corridos los pobres , é se caían tas hom-
bres muertos de hambre por las calles,
que se pegasse fuego á aquella casa del
Toldo, donde estaban tas bastimentos; é
assi se quemó quanto en ella avia , y se
perdió todo lo que pudiera dar remedio y
excusar muchas muertes de tos que , por
falla de comer, murieron: á los qualcs, si
se diera aquella harina y vino, el Rey ga-
nára muchos dineros, é pudiera ser que
los que padescieron, tuvieran vida. Pero
no me aparto de la sospecha que muchos
tuvieron, que quissieron decir que los ma-
yordomos que en la hacienda entendían
é la guardaban por el factor , fueron el
mesmo ticon que encendió aquel fuego,
para que, só color de aquellas llamas, se
quemassen diez pipas é se hurtassen cien-
to, por dar la cuenta á carga gorrada, en
nombre de caso fortuyto. Quédcssc á Dios
este juicio, é pluguiérale á él que otros
mayores daños no ovieran acaescido en
aquella tierra. Pues cómo las muertes y
enfermedades eran muchas, y la hambre
intolerable , muchos de los que fueron en
aquella armada huyeron de la tierra , y
algunos se volvieron á España , y otros se
passaron á esta nuestra Isla Española , é
Cuba , é Jamáyca é Sanct Johan ; y en
38
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
espacio de siete ú ocho mese6 eran mas
los muertos é ydos que los que quedaron
en la tierra ; y en aquellos que vivieron,
avia tanto descontentamiento, que ningu-
no estaba de su voluntad , y aun el go-
bernador, y obispo, y ofíiciales desampa-
raran la tierra , si con buena color é sin
vergiienca lo pudieran hacer. E todos es-
crebieron que era aquella cibdad é assien-
to muy enfermo , é dieron á entender al
Rey é a los de su Consejo que era la mas
mala tierra del mundo , é la infamaron por
la peor cosa que avia en la Tierra-Firme,
siendo la verdad en contrario; porque
aquellas enfermedades fueron una aci-
dental modorra, é faltar los bastimentos
de España , y también los de la tierra , á
causa de tanta langosta que vino, 6 pá-
resela que cubrie el aire , é destruyó los
mahicales. Pero passada aquella fortuna,
estuvo muy sana la tiayra, é acudieron
las labrancas mucho abundantes: c las mi-
nas del oro tiene á tres é a quatro leguas
de la cibdad , é la ribera muy buena é de
muchas pesquerías, é muy grandes mon-
terías de puercos, é venados é otras sal-
vaginas, é no pueden dexar de conoscer
los que perseveraron quel Darien era la
mejor cosa de la Tierra-Firme. Volvamos
á nuestra historia ó materia, de que de
susso tractamos.
Y es assi que, estando las cosas del
Darien tan aborrescidas, como he dicho,
comunmente de todos , el gobernador Pe-
drarias tentó de se yr y volver á España,
é aquella cibdad de Sancta Maria del An-
tigua del Darien no se le consintió , é le
dixeron claramente que no se avia de yr,
sin hacer residencia, é que lo mandasse el
Rey primero : á causa de lo qual le quedó
tanta enemistad con aquella cibdad, que
no holgó hasta que después la despobló,
como se dirá adelante.
En esta sacón turaba la residencia de
Bartolomé Hurtado, alguacil mayor é com-
pañero que avia seydo de Vasco Nuñez; é
para evadirle de ellaé disimular sus obras,
que eran assaz dignas de castigo, acordó
la industria del obispo, por lo que le to-
caba de la amistad de Vasco Nuñez, de
dar a entender al gobernador é ofíiciales
que era bien que se enviasse á saber qué
avia fecho Dios del teniente Johan de Ayo-
ra é de la gente é capitanes que con él
avian ydo la tierra adentro é á la costa
del mar del Sur (de los quales ninguno
avia tornado ni se sabia cosa alguna). Y
porque este Bartolomé Hurtado era hom-
bre suelto é platico en la tierra , assi se
hico ; é le enviaron con veynte compañe-
ros á buscar a Johan de Ayora, porque
este avia passado á la otra mar. quando la
descubrió Vasco Nuñez, é sabia quales
caciques avian quedado de paces é quáles
no. É es verdad que los indios que en
aquella sacón avia en aquella gobernación,
passaban de dos millones, ó eran incon-
tables; é avia de paces muchos caciques
é otros neutrales y en disposición é apa-
rejo grande de servir é ser amigos de los
chripstianos é venir á la obidiencia, é la
tierra toda muy rica ; é avia mucho oro
labrado en poder de los indios, é los
chripstianos que estaban con Vasco Nuñez
vivían sin nesgessidad , é tenían aparejo
para ser ricos presto, por la dispusicion
cpie avia en la tierra para ello.
En fin , este Bartolomé Hurtado halló ú
Johan de Ayora , é le dió las cartas del
gobernador é del obispo é ofíiciales, ele
dixo lo que le mandaron, é tornó con la
respuesta, é dixo que desde á pocos dias
vernia al Darien , y que la gente toda es-
taba buena. Mas puesto que se avie sus-
pendido ó dilatado la conclusión de la re-
sidencia deste Bartolomé Hurtado , no por
esso era acabada ni él dado por libre ; é
para ganar las voluntades al gobernador
é obispo é officiales , procuró de traer de
camino algunos indios , que repartió entre
ellos , no aviendo por inconviniente aver-
íos salteado y ser los mas indios de paz,
DE INDIAS. LIB.
aunque avia llevado el requirimiento quel
Rey les mandaba hacer. Y de vuelta, que
venia con mas de cient piecas, llegó al
cacique de Careta (principal cacique é
verdadero é primero amigo que Ioschrips-
tianos tuvieron en aquella provincia), é
díxoleque, porque aquellos indios qúél
traia, venían cansados con las cargas, que
le rogaba que le diesse algunos indios de
los suyos que se las ayudassen á llevar
hasta el Darien, que está veynte y quatro
ó veynte y cinco leguas de allí , é que lue-
go se tornarían. É demás de le hospedar
al Hurlado é darle de comer á él é su
gente é indios, con mucho placer é.buen
acogimiento , mandó que fuessen con el
Hurtado hasta doce ó quince indios de los
suyos, para lés ayudar á llevar las cargas,
é que fuesse con ellos un principal suyo,
para que les mandasse lo que avian de
hacer, é que se tornasse con ellos; é assi
fueron al Darien. Con la llegada del qual
Hurtado reseibieron grandíssimo placer el
gobernador é obispo é officiales é todos
generalmente, en saber que Johan de
Ayora é los otros capitanes é gente esta-
ban buenos, c que presto vernían ; é en
prescio e gratificación deslas nuevas, fá-
cilmente se concluyó la residencia de Bar-
tolón»; Hurlado, ése olvidaron sus cul-
pas, en lanía manera que á él le pessaba,
porque no avia tenido mas, é á otros so
dió exemplo para cometer otros delictos,
con esperanza que no serian castigados.
É un dia , juntados el gobernador é
obispo ó officiales é alcalde mayon, des-
pués que estuvieron quintados los indios
que este Hurtado avia robado é salteado
por donde fué , llevó allí hasta treynta é
tantas piecas de indios, hombres é muge-
res, de buenas dispusiciones , é dió al go-
bernador é obispo cada seys , é al thesso-
rero é contador é factor é alcalde mayor
cada quatro piecas, qae se llevaron á sus
casas : é estas fueron las primeras partes
quel gobernador é obispo é officiales é al-
XXIX. CAP. IX. 39
caldo mayor llevaron , sin las ganar ni
aver causa para que se les diessen. Y en
tal hora lo comencaron , que se quedaron
en costumbre de las llevar de allí adelan-
te (á lo menos el gobernador é officiales).
Quando este Bartolomé Hurtado pagó el
quinto al Rey, entregó al thessorcro de
Cinco indios uno , é assi al respecto de to-
dos los que truxo (é dió por quinto el
principa] é indios de Careta, que dixe de
susso que le avia prestado el cacique de
Carola, para le ayudar á traerlas cargas,
é que eran amigos é de paz): los quales
luego fueron vendidos en almoneda é her-
rados, é los mas dellos se sacaron de la
tierra por mar, é los llevaron á otras par-
tes. E no faltó quien le diesse noticia al
gobernador deste fraude é maldad , é le
fué dicho en la barba; pero ni lo castigó,
ni curó dello. Pero esta ofensa é injusticia
no la olvidó el cacique de Careta, como se
dirá adelante, pues pagaron otros chrips-
tianos la culpa de Bartolomé Hurtado.
Assi como el gobernador é obispo é
officiales é alcalde mayor ovieron resecbi-
do aquel pressente ó parte de los indios,
venido á dar cuenta particular del viage,
é de cómo avia fecho las diligencias y el
requirimiento quel Rey mandaba hacer á
los tristes indios, antes que fuessen pres-
sos ni se les moviesse guerra; paresció
que avian seydo salteados, é que prime-
ro fueron atados que les dixessen ni su-
piessen que avia Papa , ni Iglesia , ni cosa
de quantas el requirimiento decia: é des-
pués de estar metidos en cadena, uno les
leia aquel requirimiento , sin lengua ó in-
térprete, é sin entender el letor ni los in-
dios ; é ya que se lo dixeran con quien
entendiera su lengua , estaban sin libertad
para responder á lo que se les leia , y al
momento tiraban con ellos aprisionados
adelante , é no dexando de dar de palos
á quien poco andaba , y haciéndoles otros
muchos ultrages, y fuercas y adulterios
con mugeres extrañas y apartadas de la
40
HISTORIA GENERA!. Y .NATURAL
fée. Y tampoco ovo castigo ni reprehen-
sión en esto, sino tan larga disimulación,
que fué principio para tantos niales , que
nunca se acabañan de escrebir.
Desde á pocos dias llegó Johan de Ayo-
ra , é dió cuenta de su viage é de las di-
ligencias que avia hecho con los indios . é
dióla tan mala 6 peor que la que avia da-
do Bartolomé Hurtado, é tan digna ó mas
de castigo; pero cómo avia dado otros in-
dios al obispo, fuéle tan favorable que
todo se disimuló, é por sentencia é pares-
Cer del alcalde mayor fué admitido , é aun
loadas sus obras, puesto que hico extre-
madas crueldades é muertes en los indios
sin causa , aunque se le venían á convidar
con la paz, é los atormentaba é robaba.
É decia que en Adamuz, donde tenia su
casa, en tierra de Cófdova, avia de \i\ir
6 hacer su vida , é no en Tierra-Firme , é
que no avia de ver mas á esta gente , é
que juraba á Dios quel oro que tenian ó
el coraron le avian de dar. E assi hico mo-
rir muchos con nuevas crueldades y tor-
mentos, é comer perros vivos á otros; é
dexó de guerra toda la tierra aleada, é
dió principio tan diabólico en el crédito
de los indios contra los chripstianos, que
nunca le salió del pecho la indignación , y
una entrañable enemistad contra el nom-
bre chripstiano, y con muy justa quere-
lla. Y como quier que los ánimos culpa-
dos no tienen reposo, ni pueden vivir sin
sospechoso temor los que han errado , co-
nosciendo quel mas cierto testigo de sus
obras se era el mesmo Johan de Ayora, é
que essas no eran de calidad para confiar
en aquella sentencia quel licenciado Espi-
nosa avia dado eu su favor, y que llegaba
á tiempo que estaban divisos en dos par-
cialidades el gobernador y obispo y offi-
ciales en lo intrínseco , porque el obispo y
el alcalde mayor é Vasco Nuñez estaban
á una , é el gobernador é el thessorero é
el contador é el factor al oppósito : é pues
en discordia de los unos é de Tos otros
avia hallado lugar para no ser punido (á
causa de los indios que les pressentó),
simpleca é notorio peligro fuera atender a
(jue los mas que atrás quedaban llegassen
al Dañen, que bien sospechaba que entre
tantos algunos avian de decir cosas , que
diessen ocasión á que se tornasse á reveer
su cuenta. E assi procuró de aver licen-
cia ó yrse presto de la tierra; é quiso su
dicha que avia una caravela en el puerto
del Dañen, y fingiendo que estaba enfermo
y que se yba á curar á España , no aten-
dió mas é vínose á esta QÍbdad de SanctO
Domingo de la Isla Española, é desde aquí
se fué á Castilla , sin se detener.
Desde á pocos dias después que Johan
de Ayora partió del Dañen , llegaron los
otros capitanes que con él avian ydo la
tierra adentro , é halláronle ydo ; é luego
se comencaron á publicar las obras y cul-
pas de Johan de Ayora (en tiempo que no
tenian remedio). É túvose por cierto que
avia llevado una grand suma de oro roba-
do y escondido, sin lo quintar é regis-
trar; y por presto quel gobernador y offi-
Ciales pudieron proveer y enviar á esta
cibdad trás él, ya era ydo.
Essotros capitanes dieron su cuenta , y
en lo del mal tractamiento de los indios,
algunos lo hicieron menos mal que otros,
y al que mejor lo hico se hallaba poco que
agradescerle : antes hicieron excessos y
crueldades muchas. Mas cómo avian seydo
absueltos Hurtado y Ayora, paresciera mal
condenar á los que , en comparación des-
sos, no avian peccado, aunque no les falta-
ban culpas; y cómo daban partes é presen-
taban indios al gobernador é obispo é offi-
Ciales, todos eran absueltos; y estaba esto
en tanta costumbre , que quassi por ley lo
tenian todos los capitanes. É desta causa, é
por el interesse destas partes, que se daban
á los gobernadores é obispo é officiales en
los indios, y al gobernador en los indios
y en el oro de cada entrada, y en llevar,
les sus mocos y negros y perros , y darles
DE INDIAS. LIB.
las mejores pariesen los repartimientos de
los iiulius que sé tomaban, continuaron á
enviar capitanes á unas parles é á otras
de la tierra, é dábanles el requirimiento
qnel Rey mandó (pie se hiciesse á los in-
dios, y con él iina instrucion bien ordena-
da. E yban por tiempo limitado a la pro-
vincia ó parle que los enviaban; y quan-
do tornaban, cargados de oro y de indios
(pie avian lomado para esclavos, daban
al gobernador dos parles en todo, 6 los
officialcs av ian sendas en los indios, E co-
metíase el processo de las diligencias al
alcalde ina\ or Espinosa , é aunque muchos
errores é tallas avia en los capitanes, y
avian excedido en las instruí iones, y no
avian hecho el requirimiento, segund de-
bían, eran dados por libres, y los indios
por esclavos. Dcstas sentencias también
dió liarla-; el bachiller Diego de Corral,
al (pial algunas veces el gobernador é offi-
ciales cometían el conosgimiento de tales
processos de entradas, por ausencia del al-
calde mayor, é todas estas sentencias
eran aprobadas ( por injustas que fuessen)
del gobernador é officiales; porque.de otra
forma fuera nescessario volver las partes
(pie llevaban. Este bachiller fué uno de
los mensageros que por parle del Dañen
fueron á llamar al gobernador Diego de
Nicuesa, para quegobernasse aquella tier-
ra, é después no le quisieron rescebir, co-
mo se dixo en el capítulo III, libro XXVIII.
Passando dcsta manera las cosas de
Tierra-Firme, acordé de me yr a España,
por dar noticia á mi Rey, é por vivir en
tierra mas segura para mi conciencia é
vida ; y el gobernador procuró de me es-
torbar la \ da , diciendo que yo avia de
hacer residencia primero, porque en nom-
bre del secretario Lope Conchillos, que
era escribano general en aquella tierra,
yo proveía los escribanos del juzgado del
gobernador y del alcalde mayor, y los
que yban á aquellas entradas: losquales,
tornados dellas, me entregaban los pro-
TOMO III.
XXIX. CAP. IX. 41
cessos.é diligencias que avian hecho los
capitanes, y sabia lo que en sus viages
avian hecho, por fée de los escribanos,
(pie yo avia enviado con cada capitán. Y
como quier que yo no avia llevado aque-
llas partes, se pregonó mi residencia por
sessenta días, en el qual tiempo ninguno
me pidió cosa alguna, ni el gobernador
me dexó de prometer é ofrescer que me
ayudaría , é ternía manera cómbfuesse ri-
co en breve tiempo; é que pues avia tra-
baxádo é passado enfermedades y otras
nescessidades, que no me fuesse en el
tiempo que avia de ser aprovechado. Lo
qual él decia, porque sabie que. yo avia
visto lodos los processos de aquellos sus
capitanas, y era testigo de las obras de
lodos, é avia de decir verdad al Rey é
á los señores de su Consejo; pero yo da-
ba á entender que la tierra me era con-
traria , é ([ue quería yrá curarme á Espa-
ña é volver con mi muger, é que sin ella no
quena estar allí ni en otra parte, é por
otras Tacones á mi propóssito é honestas.
Quandp el gobernador vido que no po-
día hac^er otra cosa, ni desar de darme
licencia, él me la dió, mostrando que le
pessaba de mi partida ; porque dicie que
perdía yo mucho cu ello , y porque dieje
que me tenia buena voluntad, é que qui-
siera que yo fuera con hacienda , y no
aviendo perdido, el tiempo é aviendo gas-
tado mas que otros. É dióme sus cartas é
memoriales, en que decia del obispo quún-
to estorbo era para la buena gobernación,
é quán cobd¡c¡oso é roto de su lengua . y
sus clérigos quán exentos é deshonestos.
É cómo el obispo vido que yo estaba de-
terminado de me yr, hígose mucho mi
amigo, y encargóme la conciencia para
que diesse noticia al Rey de los defetos de
Pedrarias, é de su cobdicia é inconstan-
cia , é de las faltas é robos de los officia-
les é del alcalde mayor. É rogóme muy
afectuosamente que dixesse quán hábil y
buen servidor del Rey era Vasco Nuñez
12 HISTORIA GENE
de Balboa , é dióme un grand memorial
dcstas y otras cosas, como le páreselo:
el qual yo tomó, y le prometí de decir
verdad, si fuesse oydo; y la mesma res-
puesta di á Pedrarias, quando me dio el
suyo.
Pocos dias antes de mi partida , anda-
ban ya muy claras las diferencias de en-
tre el gobernador y el obispo . é fiaban
poco el uno del otro; é assi cada uno de-
llos me cargó de memoriales, para que di-
xesse al Rey Cathólico quán poco harian
en su servicio: ó diciendo lo mesmo que-
llos me encargaban , el Rey supiera que
era verdad todo esso y más , ó que a\ ia
bien materia é justas causas para remo-
verlos, y echar al uno y al otro de la tier-
ra , por muy limitado que yo lo quisiera
decir, é por aquellas sus memorias se' po-
día mostrar firmado de sus nombres. É
yo fuy á España é besó las manos del
Rey Cathólico en Plasencia, que yba de
camino para Sevilla ; é dióme licencia pa-
ra que fuesse á .Madrid 6 visitasse mi casa
é á mi muger, é mandóme que luego me
fuesse á Sevilla , donde me oyria é se pro-
veería todo lo que conviniesse al bien de
aquella tierra. Y desde á doce ó quince
días, continuando su camino , llevóle Dios
á su gloria ; ó assi hico poco fructo mi tra-
baxo.
Estando yo para me embarcar en el Da-
ricn , ocho ó diez dias antes , llegaron unas
provisiones del Rey Cathólico para Vasco
Nuñez, las quales le enviaba despacha-
chadas aquel su amigo Pedro de Arbolan-
cha , de quien se hico mención en el ca-
pitulo precedente ; é la una era el título
de adelantado de la mar del Sur , y la otra
el título de gobernador y capitán general
de las provincias de Coyba é Panamá. É
como Pedrarias tuvo siempre aviso en to-
mar las cartas que de España yban , ovo
este despacho á las manos; pero no fué
tan secreto que Vasco Nuñez y el obispo
dexassen de lo sentir , é comentaron á lo
AL Y NATURAL
publicar é quexarse del gobernador, di-
ciendo que era racon, que pues todos eran
libres é vassallos del Rey, que libremen-
te pudiessen escrebir á España é rescebir
las "cartas que les viniessen. Y aun públi-
camente el obispo predicaba que era grand
captiverio hacerse otra cosa contra la vo-
luntad y servicio de Dios y del Rey, y
que se le daría noticia desto , pues que as-
si al Rey como á sus subditos se le quita-
ba la libertad, tomándole sus cartas. Por
lo (pial Pedrarias acordó de dar parte á
los officiales é alcalde mayor , é que se
víesse en consulta y diessen sus votos si
le debían dar las provisiones á Vasco Nu-
ñez , ó no.
Este consejo dió á Pedrarias el alcalde
mayor , que ya avia dado la vuelta é de-
xado la parcialidad del obispo , é yo por
mi mano escrebí los votos de cada uno
dellos ; ó el thessorero Alonso de la Puen-
te , y el contador Diego Márquez dixerou
que no se le debían dar las provisiones,
iiasta que se diesse al Rey noticia de la
residencia de Yasco Nuñez , que nunca se
acababa , aunque avia diez meses que se
comencó, porque Pedrarias y el alcalde
mayor querían que no tuviesse fin (é aun
el obispo se lo avia dado por consejo,
quando una vez lo querían enviar presso
á España ) : el factor dixo que ni él era
de parescer que se le diessen ni se le de-
toviessen , y que él se conformaría con lo
que todos hiciessen en conformidad , é no
de otra manera; porque él no era letrado
ni sabia quál era lo mejor. El alcalde ma-
yor dixo que era racon quel Rey supies-
se primero los méritos é processo de la
residencia, con el parescer del goberna-
dor é de todos.
Después quel obispo los ovo oydo,
quedó muy bravo , é dixo que era muy
mal ponerse ellos en disputas para lo
quel Rey mandaba, é que solo averio
pensado era género de deslealtad ó des-
obediencia , en especial expresándose en
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. IX.
13
aquellas provisiones las causas é servi-
cios de Vasco Xuñez , é el descubrimien-
to de la mar del Sur. y haciéndole mer-
cedes, y descargando su real conscien-
cia , no querían ellos por sus passiones y
envidias que se cumpliesse. É á este pro-
póssilo dixo oirás cosas, 6 yo lo escrebí
de mi mano, é cada uno firmó lo que
avia dicho 6 votado: y el gobernador que-
dó tan espantado del obispo, que dixo
que le parescia bien lo que el obispo de-
cia (aunque en la verdad quisiera lo con-
trario). Y en liu. se acordó allí que se le
diessen sus títulos el día siguiente , porque
esta consulla duro hasta quassi media no-
che : y luego se llamó Vasco Nuñez ade-
lantado de la mar del Sur, del qual titulo
ningún bien le vino. Porque viendo el go-
bernador que desde el Darien á la parte
del Levante los indios son caribes é fle-
cheros en aquella costa hasta el Cabo de
la Vela , en la gobernagion quél tenia de
Castilla del (tro. é áspera gente , é que á
la parte del Poniente á veynte y quiltro ó
veyntc é ginco leguas , estaba Careta , y
entraba de ahi adelante lo que se le daba
al Vasco Nuñez en Coyba é Panamá del
Sur é parte del Mediodía, é le quedaría
muy poca cosa entre aquello 6 Veragua
(que era de la jurisdicion del almirante); é
que siendo Vasco Nuñez adelantado de la
mar del Sur ó gobernador de las provin-
cias de Coyba y Panamá, lo que restaba
á J'cdrarias é su gobernagion era poca co-
sa, é que los inleresses quél é los officiales
esperaban de la tierra cessaban, si Vasco
Nuñez fuesse admitido, tomaron por me-
dio, quando le dieron las provisiones é
títulos que es dicho, de tomar seguridad
dél que no usaría de la gobernación quel
Rey le daba, sin licencia é voluntad de
Pedrarias: é demás desto propusieron de
no le dar un hombre para ello , ni consen-
tir que armasse. Al obispo é Vasco Nu-
ñez , con la calor del título é nombre de
adelantado, les paresció que por estonce
bastaba esto , y aver sacado las provisio-
nes de las uñas de Pedrarias é de los offi-
ciales é alcalde mayor , é que adelante se
baria lo demás con el tiempo. E assi que-
dó en este término esta negociación, de
la qual resultaron adelante , con el tiem-
po, muchas cosas é alteraciones que se
siguieron sobre el falso fundamento é
odioso que llevaban , como se dirá en su
lugar.
CAPITULO X.
En que se relatan algunas cnlradas que diversos capitanes hicieron, por mandado del gobernador Pedra-
rias Dávila, en su gobernación.
(cansancio es, y no poco, escrebirlo yo
y leerlo otros , y no bastaría papel ni tiem-
po á expresar enteramente lo que los ca-
pitanes hirieron para assolar los indios é
robarlos é destrdyr la tierra, si todo se di-
xesse tan puntualmente como se higo; pe-
ro, pues dixe de suso que en esta gober-
nagion de Castilla del Oro avia dos millo-
nes de indios, ó eran incontables, es me-
nester que se diga cómo se acabó tanta
gente en tan poco tiempo. Y pues de al-
gunos capitanes se ha dicho de susso,
agraviádolos avria, si callasse á otros que
ovo tan culpados, ó podria ser mucho mas
que no ellos ; porque como se dixo en el
' capítulo de susso , essás partes quel go-
bernador é offigiales llevaban en las entra-
das, los tenian muy gebados en ellas, y el
thessorero Alonso de la Puente ordenaba
las instrugiones é capítulos que llevaba
cada capitán , é una de las primeras cláu-
sulas que ponía, era, que se le diessen al
gobernador dos partes en el oro y en los
indios que se tomassen , é sendas al con-
44
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tador é thessororo é fattor, no en el oro,
sino en los indios; é assi se guardaba y efe-
tuaba. Verdad es que en el oro los ofíigia-
les no llevaban partes , sino en los indios,
eomo he dicho ; pero cada uno dellos pro-
curaba quel capitán, que avia deyr, fucssé
su amigo é quien le llevasse sus mocos á
ganar partes : á-assi se proveían muchos
capitanes, que después quando tornaban,
aunque hubiessen fecho mili dessatinos é
crueldades, eran defendidos con el favor
de los mismos officiales.
Por manera que después que fué envia-
do el teniente Johan de Ayofa á la mar
del Sur, é los capitanes que tengo dicho
que con él fueron la tierra adentro, se
proveyeron otros para otras partes . por-
que no quedasse ninguna provincia ni pai -
te de la tierra sin dolor. Y fueron estos:
Fué por capitán Francisco Becerra, con
favor del thessorero, porque era de su t ier-
ra ó su pariente : y este era uno de los
soldados antiguos ó primeros en la tierra
y en estas islas , é conoscia mejor la sim-
plicidad de los indios, é higo mas cruelda-
des que ninguno de los passados. E no fué
reprehendido ni castigado, porque truxo
seys ó siete mili pessos de oro é mas tío
tresgientos indios é indias en cuerda, en
que tuvieron buenas partes el gobernador
é obispo é officiales, y esto bastó para es-
cusa de sus delictos y aun para ser loado
y no reprehendido ni castigado , aviendo
hecho machos insultos : antes , desde a po-
co que tornó , fué enviado con mas faus-
to é gente a otras partes, donde pagó lo
que debia é oíros muchos, que con él se
perdieron. Mas en su primera entrada la
tierra adentro corrió por el rio del caci-
que , que llaman del Suegro , é fué por él
hasta entrar en el golpho de Sanct Miguel
en la mar del Sur. En aqueste rio se jun-
tan otros muchos , assi como el rio del ca-
cique Tocagre , y el del cacique Quema-
do : é mas adelante entra el rio del cagi-
que Queradla , que otros llaman de la Ca-
noa Nueva ; é mas adelante entra el rio
del cacique Tutibra, é mas adelante entra
el rio del cacique Toto, hijo del cacique
Ocra. En la tierra adentro, sobre la ma-
no siniestra, están en la sierra el cacique
Tapicor, y el cacique Penaca, y el caci-
que Porore : lo qiuri todo es tierra alta y
muy poblada de sierras é montes, é hay
en ella muchos rios é quebradas de oro.
Parescerá al letor que llamarse cacique
del Suegro uno , y decir á otro el cacique
Quemado, questos nombres no son de in-
dios (c assi es la verdad), y es bien que
antes que á mas se proceda, aquesto se sa-
tisfaga. El Suegro se llamó aquel cacique,
porque llegados allí los chripslianos le Lo-
maron (ó él les dió de temor), tres ó quil-
tro hijas que tenia á los capitanes: é por
este hospedage é adulterios de los yernos,
quél no quisiera , le llamaron el Suegro;
mas su proprio nombre era Mahc. Al otro
cacique que llamaron Quemado, fué por-
que de hecho é sin causa le quemaron,
porque no daba tanto oro como le pedían.
Tornemos á la historia.
Oy decir á este capitán é á otros que
con él se hallaron en este su primero via-
ge, que los animales que avian visto, fue-
ron leones rasos bermejos é muy armados
de uñas é dientes, é de talle de galgos,
pero mayores , de los quales he yo visto
algunos; é llamólos rasos, porque no tie-
nen aquellas barbas, que los leones reales
de Africa. Vieron muchos tigres , aunque
no afirmo si lo son , porque no tienen la
velocidad que del tigre se escribe : estos
que en aquella tierra hay, son hermosos y
fieros animales , bermejos é pintados de
manchas negras. Muchos giervos, puer-
cos de aquellos que se llaman baquiras,
raposas ó gorras negras , dauthas , si lo
son; los chripstianos las llaman assi, por-
que el cuero dellas es muy gruesso : á es-
te animal llaman los indios beori. Estos é
otros animales son comunes en la Tierra-
Firme. É porque el libro XII habla parti-
DE INDIAS. LIB.
cularmente en ellos , volveré á lo que más
vido este capitán en lo que anduvo.
Desdo el cacique de Penaca , volviendo
á la mar del Sur, es tierra llana é de her-
niosas ealiañas e rios; é llenado este capi-
tán é su gente al golpho de Sanct .Miguel,
siguió la costa arriba al Oriente , y fué al
cacique Juineto, que está en la ribera de
un hermoso rio , que entra en aquel gol-
pho : é de allí passó al rio del cacique Chi-
ribuca, é subió por él arriba hasta otro
cacique que se decía Topogrc, é á otro
que está mas arriba en la sierra, que se di-
ce el cacique Chucara. É desde allí fue al
cacique Canachine, donde se hage una
punta ó promontorio en aquel golpho,
ques cosa inu\ señalada; y desde allí se
via adelante una tierra alta , donde el ca-
cique Jumeto dixo (pie vivia cierta gente
que eran negros (pero la verdad desto no
se supo, ni este capitán passó á la punta
de Canachine. ; y desde allí vido la isla de
las Perlas, que descubrió el adelantado
Vasco Nuñez de Balboa, como en otra par-
te queda dicho. Desde Canachine tornó
atrás este capitán hasta el cacique Toto,
donde a> ta estado primero ; é de allí aira-
veso á la otra costa del golpho de Sanct
Miguel , y fué al rio del cacique de Cha-
pe ; e di' alh por la cosía arriba del golpho
fué al rio del cacique Tunaca ; é de allí
passó' al cacique é costa de Thamao, é
vido la costa de Panamá , pero no llegó á
Panamá ; y de allí de Thamao se tornó
al Darien con el oro é indios que tengo
dicho , lo qual ovo como pudo y no como
de racon se avia de aver.
Después de (puntado é fundido este oro,
é dadas las parles al gobernador é offigia-
les, é repartido lo restante entre el capí-
tan Francisco Becerra é la gente que avie
llevado consigo , fué proveydo para que
fuesse al golpho de Urabá con doscientos
hombres ó mas é de la mejor gente que
XXIX. CAP. X. 4ü
avia en la tierra. E como tiene Dios tanta
cuenta con todo, é no le avian castigado
de sus excesos, él ni hombre de quantos
fueron con él en este otro segundo viage
tornó , ni se supo dél ni dellos , y allá aca-
baron las vidas y sus malas ganancias.
En la mesma sacón fué enviado por ca-
pitán Francisco de Vallejo al mesmo gol-
pho de Urabá , hacia la parte donde avia
poblado el gobernador Alonso de Hojeda .
Y en el mesmo tiempo fué el capitán
Gaspar de Morales á la mar del Sur ; é
mandóle el gobernador que passasse á la
isla de las Perlas, que descubrió el ade-
lantado Vasco Nuñez.
En el mesmo tiempo fué el capitán Jo-
han de Escudero á otra provincia.
El capitán Goncalo de Badajoz fué á
otra parte.
El capitán Antonio Tellez de Guzman
fué á otra provincia. El adelantado Vas-
co Nuñez de Balboa fué á la provincia del
Dabayde.
Por el rio grande , llamado el rio de
Sanct Johan , fué el fattor Johan de Tavi-
ra con giertos navios é armada , é poco
antes fué á la provincia de Abrayme el
capitán Luis Carrillo.
Assimcsmo fueron otros capitanes á
otras partes é provincias.
Mas porque esto seria grand laberin-
to é quassi infinito, ó á lo menos muy
enojoso decirse tantas crueldades comb
usaron los mas destos capitanes contra
los indios, diráse algo dello con breve-
dad ; y porque no ignore alguno quán
justo es Dios , si atento estuviere el letor
en esta historia , por ella verá cómo pa-
garon sus delictos los que los cometie-
ron, por mostrar la justicia divina á los
ojos mortales quán verdadera es aquella
sentencia del glorioso dotor de la iglesia
Sanct Gregorio:1 «En vano presume de la
esperanga el que en sus obras menosprc-
1 Moral., I¡b. XXIX, sobre el cap. 28 de Job.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cía el lemor de Dios.» Assi que con
atención se mire el discurso destos capi-
tanes.
Dicho tengo que, quando el teniente
Johan de Ayora passó por el puerto de
Sancta Cruz , ques en la provincia de Co-
mogre, dexó allí un pueblo con hasta
ochenta hombres debaxó de la capitanía
do un alcalde, llamado Hurtado, el qual y
los demás en el tiempo que allí estuvieron
tractaron muy mal á los indios , tomándo-
les quanto tenían, y las mugeres é hijos,
ó haciéndoles otras muchas vexaciones.
E los indios sufrían todo , porque los
chripstianos que avian entrado con Johan
de Ayora la tierra adentro avian de vol-
ver por allí al Darien, c no osaron aque-
llos indios de Comogrc alterarse para ven-
gar sus injurias hasta que vieron que
Johan de Ayora é los otros capitanes é
gente eran tornados al Darien. Estonces
los indios de Comogrc no dcxaron á vida
á hombre chico ni grande de todos aque-
llos del assiento del puerto de Sancta
Cruz , para lo qual se juntó también el ca-
cique de Pocorosa : en pena de lo qual el
gobernador hico hacer grande castigo en
los indios destos dos caciques, é fueron
pronunciados por esclavos , sin aver res-
peto á que los indios no fueron agresores,
ni hicieron muerte en chripstiano que no
se la tuviesse aquel é otros primero muy
bien meresgida.
Otro capitán, llamado Lope de Olano,
y era el mesmo que hico la deslealtad que
se dixo en el capitulo I del libro XNY1II
al gobernador Diego de Nicuesa , pares-
ciendo al gobernador Pedrarias que es-
tarían en grand sitio é muy buen puerto
para la costa del Norte é para la contrac-
tacion de la mar del Sur una fortaleca é
pueblo en la provincia de Careta , é que
este era hombre diligente, cometióle este
e delicio é fundación ; é fué con cierta gen-
te é hico la fortaleca é pueblo , é mandóle
llamar Pedrarias la cibdad de Acia. Vamos
ahora distinguiendo con estos capitanes
con brevedad.
Porque Luis Carrillo era mancebo y
hermano de doña María Niño , muger del
secretario Lope Conchillos, mandó el go-
bernador que fuesse por su coadjutor
Francisco Picarro , teniente que avia sey-
do del gobernador Alonso de Hojeda en
Urabá . y es aquel que fué después mar-
qués y gobernador en el Perú; ó estos fue-
ron á las provincias de Abrayine y Teruy.
á donde los indios tienen sus moradas,
como aves oydo, en los árboles, dentro
en muy grandes lagunas y estaños de pa-
dules, é de allí salen á sus mahicales é co-
nucos á (ierra enjuta con canoas, c están
fuertes en estas moradas . y seguros del
fuego é de sus enemigos. Desta tierra é
otras partes truxeron Luis Carrillo é Pi-
carro é los (pie con ellos fueron muchos
indios y esclavos, é muy buen oro: é tam-
bién usaron sus crueldades con los indios,
porque ya esta mala costumbre estaba
muy usada, 6 la sabia de coro el Picar-
ro, é la avia él usado de años atrás.
El capitán Escudero lo hico muy peor
donde fué é truxo poco oro; pero él é los
que con él fueron hicieron comer á per-
ros dos caciques ó indios principales : é
después que volvió al Darien, como no
truxo de qué pudiesse dar partes al gober-
nador y officialcs, fué presso. Pero el juez
le absolvió é dió por libre , porque al tiem-
po queste partió , para yr á aquella entra-
da, avia dexado á guardar cierto oro al al-
calde mayor que lo sentengió.É fueron tan
pííblicos é feos los horrores deste y los fa-
vores de quien le juzgó , que se sospechó
que se avia quedado con aquel oro, que le
tenia en guarda ; porque meresciendo un
público castigo, fué absuelto é no peniten-
ciado, sino lo fué en la pecunia, para quien
no la avia de aver , sino el fisco.
El capitán Francisco de Vallejo, des-
pués que passó á estotra parte del golpho
de Urabá, ovo tres mili pessos de buen
DE INDIAS. LIB.
oro filio rancheado ; pero juntáronse los
indios é fuéle forgado retraerse , pero no
tan desculada é vergonzosamente é coa
tan poco tiento, como lo luco, porque él
se pudiera salvar con toda su gente, si co-
mo hombre de buen ánimo é diestro lo In-
giera. Mas fué tanto su miedo, que no cu-
ró de atender la compañía : é junto con su
temor cresgieron los rios mucho, é con
algunos chripstianos metióse en ciertas
balsas de ranas y maderos por un rio, hu-
yendo, é dexóse allá mas de septenta
hombres perdidos, que todos murieron
por su poquedad, y los pudiera muj bien
salvar, si los atendiera: muchos delosqua-
les quedaban colgados de las ramas de los
árboles en la costa del rio, é passaba él
con sus balsas, é pudiéndolos resgebir y
recoger, ninguna piedad tuvo dellos, an-
tes se passó de largo y los dexó. E con
este buen recabdo se tornó al Darien,
donde ningún capitán fué hasta estonce
punido de cosa que mal hiciesse, á causa
de las partes quel gobernador é offieiales
llevaban destos viages, porque como ellos
los elegían y favoresrian para quel gober-
nador los eligiesse, quando ybán á entrar,
ellos mesmos los defendían después de
sus erron ¡s é maldades. Y porque lo ques-
te capitán Francisco de Vallejo higo fué
tan público é tan mal hecho , é por su cau-
sa é negligencia tan cobardemente perdió
laníos chripstianos i la pena que se le dió
fué i pie por sentencia se mandó é determinó
que no pudiesse ser capitán en algún tiem-
po ; ó assi desde á poco se fué de la tier-
ra con lo que avia robado. Después, quan-
do el Emperador , nuestro señor, higo go-
bernador de Sancta Marta al capitán Ro-
drigo de Bastidas , fué por gobernador con
él este Vallejo, é volvió á morir en la
Tierra-Firme.
El capitán Antonio Tellez de Guzman
fué la tierra adentro la vuelta del mar del
Sur , é corrió mucha tierra , é higo lo que
los otros ó peor , é fué infamado de mas
XXIX. CAP. X. 47
crueldades é mas públicas, é fué favores-
gido del contador Diego Márquez. É lo que
un official quería en este caso , los otros lo
aprobaban por causa de las partes , que
se les daban en los mejores indios é in-
dias : é assi se quedó sin castigo ni puni-
gion, porque á la verdad el gobernador
disimulaba en todo lo que via que los offi-
giales querían muy claramente; y como
él gogaba de aquellos despojos su parte,
si reprehendiera lo quél hagía, pudiera
ser respondido como pringipal tirano.
El adelantado Vasco Nuñez de Balboa
fué á la-provincia del Dabaybc con muy
buena gente é armada, y en el camino los
indios le desbarataron, y él volvió mal
herido, y la gente maltractada; y el capi-
tán Luis Carrillo, que con él yba, truxo un
varazo por los pechos, de que murió des-
de á pocos dias que tornó al Darien, é
pagó lo que avia hecho en el viage , que
se dixo que fué á Teruy é Abrayme.
El capitán Gongalo de Badajoz fué la
tierra adentro por la costa del Sur , y este
é los que con él fueron, vieron primero
que otros chripstianos las islas de Taboga,
é otras questán enfrente de la cibdad de
Panamá , á dos é tres é quatro é ginco le-
guas é seys dentro en la mar del Sur, é
llegó hasta Nata é á Escoria. É hasta este
cagique de Escoria avia tomado á los in-
dios mas de veynte mili pessos de oro, é
muchos indios é indias que traia en cuer-
da : é aunque con alguna templanga se
ovo en las crueldades contra los indios,
no quedó tan sin culpa que caresgiesse del
error de los otros capitanes en algunas co-
sas. É llegado al cagique de Escoria, ovo
del hasta nueve mili pessos de oro, quel
cagique de su grado le quiso dar , en pa-
go de lo qual le tomó una hija é sus mu-
geres , una de las quales era hermana del
cagique de Paris, questaba adelante y
era uno de los mas poderosos é ricos de
gente é oro , que avia en todas aquellas
provincias. É cómo vido el cagique Esco-
48
HISTORIA GENERAL Y NATURA L
ria que le llevaba su liija é mugeres , sa-
lió trás él, rogándole que lo diesse su liija
é sus mugcrcs, é fué mas de una legua,
importunándole por ellas; pero el capitán
no lo quiso hacer : antes lo amenacé é di-
xo que si no se volvía a su casa, llevaría
á él ó le mataría. E desque aquesto el ca-
cique vido, aleaba las manóse los ojos al
cielo, y quedándose á Dios, dexóse caer
en tierra desesperado , ó mordía la tierra
é parescia que rabiaba : y el capitán y su
gente, riéndose de verle hacer vascas, so
passaron de largo ó lo doxaron allí tendi-
do, llorando su desaventura.
Este cacique dio luego noticia desto á
su cuñado el cagique do París, y rogóle
que le ayudasse : el qual le envió á decir
que á él no le avian hecho mal los chrips-
tianos, ni les quería hacer daño: antes
proveyó en que sus mugeres del mesmo
París le enviaron un pressente do seys
mili possos do oro, y envióle á decir que
aquello le enviaban sus mugeres del mes-
mo Paris, é quél quería sor amigo suyo
é de los chripstianos. E Irás aquesto en-
vió un principal suyo, para que viesse al
capitán Badajoz é su gente , cí qual in-
dio llovó consigo á su muger , que era pri-
ma ó hermana del cacique Paris , y era
moca y de gentil dispusieron, é higo pros-
sentó al capitán de tres mili possos do oro,
é rescibióle muy bien. Esta noche mesma
un devoto clérigo quesle capitán llevaba
consigo ( porque era costumbre que con
los mas de los capitanes que salían á en-
trar yba un clérigo); é el que aqueste ca-
pitán llevaba, aquella noche higo echar de-
baxo de su hamaca al principal , é tomó
en la hamaca á su muger é durmió con
ella , ó mejor diciendo no la dexó dormir
ni estar sin entender en su adulterio. Por
cierto este tal clérigo mejor se pudiera lla-
mar ono- centauro porque en griego onos
quiere decir asno, é por este nombre es
figurada la luxuria . segund da testimonio
el prophota Ecechiel, diciendo: iLas car-
nos dolías serán assi como carnes de as-
nos. 2» Si este clérigo ovo alguna noticia
de Sanct Pablo, oydo avria que ni los for-
nicarios, ni los que sirven á los ydolos, ni
los adúlteros, possoerán el reyno de Dios. 3
Kl prudente indio disimulo su injuria, y
otro dia por la mañana , con gentil sem-
blante, mostrando mucho placer, se des-
pidió del capitán con sus cuernos, llevan-
do su muger consigo; é con mucha dili-
gencia fdesse á donde el cacique Paris es-
taba , é díxole que aquellos chripstianos
eran villanos y mala gente , é contóle su
trabaxo. É por esto quedó muy indigna-
do, é por lo que avia intervenido á 5U cu-
ñado el cacique Escoria , y juntó presto su
gente é otros caciques de la comarca que
con él fueron á dar en los chripstianos : é
apangáronlos en un pueblo de su tierra
del Paris, donde estaban apossentados, y
entráronle por fuorca do armas á los [jo-
cos chripstianos, que on él hallaron en
guarda de nuevo habas ó gestas grandes
de oro que avian hasta estonce ávido por
donde avian andado, on que tenían quas-
si ginqúenta mili possos. é muchos indios
pressos y encadenados que traian de otras
partes ; é pegaron fuego on muchas casas
é partes, é mataron é hirieron algunos
chripstianos, é ninguno quedara con la
vida, si un poco mas, durando la batalla,
se tardara ol socorro. En el (¡nal tiempo
algunos españoles de buen ánimo salva-
ron del fuego siete habas ó gestas de las
nueve de oro, é sacáronlas del pueblo,
que ya ardía todo, é pusiéronlas en un
gerrillo gerca de ahí, ó las otras dos se
quedaron en el fuego é se quemaron allí.
Durante la batalla, llegó el capitán Gon-
galo de Badajoz , con la mayor parte de
1 Moral., lib. Vil, sobre el cap. C de Job.
2 Ezechiel, XXlil.
3 I. Ad CorÍDtfa. VI.
DE INDIAS. L1B.
la gente, que por olra parte avia ydo á
buscar al inesmo cacique de Paris, é dió
en los indios é mató muchos delíos , é ccs-
sando la batalla, los puso en huyela. Pero
en tanto avian ya llevádose las siete ha-
bas de oro. qué oslaban en el cerrillo que
he dicho. Luego se rehico de gente el ca-
cique de Paris para tornar con mayores
fuerzas y exércjto sobre los chripstianos;
pero ellos y su capitán Badajoz quedaron
tales, que acordaron do salirse de la tier-
ra del cacique de Paris, perdido el oro é
muchos indios prisioneros (que sin lásti-
ma no se puede oyr. porque como esta-
ban encadenados no se pudieron huyr del
fuego, ni los otros indios valellos, y se
quemaron todos). El capitán se acogió á
un rio, ó de ventura halló ciertas* canoas
en quél 6 su gente se salvaron, 6 fueron
huyendo; porque si atendieran, ningún
chripstiano de lodos ellos se escapara,
porque el cacique Paris y Escoria yban
Irás ellos con mucha gente; é todas aque-
llas comarcas estaban apellidadas é ¡unías
y en conformidad contra los chripstianos.
Salido el capitán (¡oncalo de Badajoz de
la tierra de aquel cacique de Paris, dió
la vuelta para el Darien, en la qual tomó
en otras parles quassi vcynle ó dos mili
pesSOS de oro. con los piules de los qua-
les ó de los indios (pie llevaron que les
cupo al gobernador é officiales, se solda-
ron é perdonaron las culpas y errores de
este capitán, é no se habló en crueldad
que oviesse fecho , aunque fueron muchas
é no faltó quien las dixo.
El capilan Gaspar de Morales, criado é
primo de Pedrarias, que fué á la mar del
Sur é a la Isla Rica de las Perlas , passó
á ella é ovo muchas perlas allí, é mucho
oro en las provincias ó caciques, por don-
do anduvo. E por oscurecer el descubri-
miento, que avia fecho de aquella mar é
islas Vasco Nuñez de Balboa . comencé á
tomar possesiones por auto de escribano,
assi en las islas como en otras partes . pi-
TOMO III.
XXIX. CAP. X. 49
diendo testimonios en nombre de Sus Al-
tecas é del gobernador Pedrarias Dávila;
é mudó el nombre á la isla , é llamóle Is-
la de Flores , porque assi se lo avia man-
dado el gobernador. É con mucho. oro é
perlas é esclavos, tornándose rico, llegó
á la provincia del cacique de Chochama:
6 teniendo assentado su real en la ribera
de un rio. vieron mucha gente de indios
que venian de guerra á cobrar, si pudie-
ran , sus mugerés é hijos é parientes, que
este capilan les llevaba robados: y el ca-
pilan ovo su consejo con Andrés de Yal-
derrábano é con un mancebo, que se de-
c,ia el capitán Peñalpsa, pariente de la
muger de Pedrarias, é acordaron de de-
gollar en cuerda todos los indios que es-
taban pressos é alados, no perdonando
muger ni niño chico ni grande de todos
ellos, imitando la crueldad herodiana , pa-
ra que los indios que venian de guerra
contra ellos se detuviossen allí, viendo é
contemplando aquel crudo especláculo ; é
assi se puso por la obra , é degollaron des-
ta manera sobre noventa ó cient personas.
Pero en fin , este crudo ardid fué causa de
quedar los chripstianos con las vidas ; por-
que entre tanto (pie los indios se detuvie-
ron á mirar é llorar los muertos, é tan
extraño cuso, el capilan Gaspar de Mora-
les con su gente se puso en salvo, é se
luí' -ii camino á mas que andar, fin fin,
él llegó al Darien, donde fué tractado é
dissimulado con él , por primo é criado
del gobernador, sin castigo ni pena, ni
otra reprehensión , de cosa que mal ovies-
se fecho en su viage , en el qual ovo mu-
chas perlas , é entre ellas una de hechura
de pera, que pessó treynta é un quilates;
por la qual , puesta en almoneda , dió un
mercader , llamado Pedro del Puerto, mili
é doscientos pessos de oro, é fué suya. É
la tuvo una noche .ó dos , é con mucho
trabaxo; é acordándose que avia dado
tanto por ella, no hacia sino sospirar, é se
tornó quassi loco. É cobdiciánd'ola el go-
HISTORIA GENERAL V ANTURAL
bcrnador, tuvo forma de le dar por ella
los mesmos dineros , puesto que algunos
(pusieron decir que todo avia seydo cau-
tela. Esta perla es aquella mesma « jm ■ se
dixo en el libro XIX, capítulo VIII . que la
Emperatriz, nuestra señora, de gloriosa
memoria , la compró después a doña Isa-
bel de Bovedilla, muger del gobernador
Pedradas Dávila.
Este Gaspar de Morales, sintiéndose
enfermo ó rico, se fué después á España
á su casa , la que tenia en Mojados , don-
de vivió poco tiempo después; é plega á
Dios que fuesse conosciendo sus culpas.
El capitán Pcñalosa se passó á la isla de
Cuba ó Fernandina, é en ella le mataron
los indios.
El Andrés de Valderrábano, adelan-
te se dirá la fin que ovo , que fué con-
forme al consejo , que dió para que fues-
sen degollados en prission los indios que
es dicho, salvo que quando á él le dego-
llaron, fué con pregón de la justicia real
por traydor, y á mi parescer sin culpa ó
sin ser traydor; pero assi como los indios
quél higo degollar tampoco tcnian culpa
para morir, assi quiso Dios quél muries-
se é padescíesse por las culpas deste é
otros consejos.
El factor Johan de Tavira , estando ya
rico é teniendo mas de quince mili pes-
sos de oro , no se contentando con esso,
ni se acordando que tres años atrás no
tenia mas que una espada é una capa,
é viendo quán presto los capitanes cres-
cian en hacienda, parcscióle que confor-
me á cierta noticia falsa que le avian da-
do del rio de Sanct Johan (que también
le llamaban rio Grande , que entra en el
golpho de Urabá), armando para allí, en
breve tiempo haría tanta hacienda que hi-
ciesse ventaja á los mas vecinos de la vi-
lla de Ocaña, de donde él era natural.
Puesto en este desseo , é teniendo licen-
cia del gobernador para ello , armó é higo
tres naos, que le costaron mas (aunque
eran pequeñas caraveletas)que le costáran
tres naos en Vizcaya , aunque fueran de
porte de cada doscientos toneles. Con las
quales é con ciertas canoas, é con hasta
doscientos hombres, fué al rio Grande
que he dicho , é subieron por él seplenta
ó ochenta leguas, en lo qual estuvieron
mas de otros tantos dias, á causa de la
grandíssima corriente : é en las costas del
rio hallaron muchas poblaciones en bar-
bacoas ó casas muy altas , fechas é arma-
das sobre postes de palmas negras fortís-
simas é quassi inexpugnables, á causa del
sitio é riberas grandes donde están fun-
dadas, é por la forma y edefício deltas son
invencibles mucho mas de lo (pie sin ver-
las se puede considerar, é viéndolas, es
cosa mucho para admirar.
Una destas casas fué combatida por los
españoles en la provincia de Taluma, y
eran mas de doscientos hombres á la com-
batir é no la pudieron tomar : é al cabo de
dos dias que estuvieron trabaxando en
averia , fué una noche desamparada de los
indios, é se salieron por entre los chrips-
tianos, sin ser sentidos, é se fueron á otras
barbacoas ó casas semejantes, donde se
salvaron : de (pie se colige que los que as-
si se fueron é la defendían, eran muy po-
cos, pues no fueron sentidos ni pressos,
quando se yban. Otro dia los españoles
tomaron la barbacoa , porque ninguno se
lo resistió ; é subidos en ella hallaron tres
ó quatro indios muertos del artillería y es-
copetas, con que les avian tirado los nues-
tros : y en sola aquella barbacoa ó casa
estuvieron lodos los chripstianos apossen-
tados y cabian muy bien, aunque eran
mas de doscientos hombres de pelea.
Salidos de allí , prosiguiendo su viage
el rio arriba, quanto mas subían, mas po-
deroso les parescia é de mas agua; é quan-
do tenían nescessidad, saltaban en tier-
ra á buscar de comer , é matábanlos los
indios. De manera que constriñidos de la
nescessidad, se morían de hambre en los
DE INDIAS. LIB.
navios, é no ossaban salir á tierra muchas
ve^es.
Un día, queriendo el fattor passarse á
otro navio en una canoa , se trastornó , é
abracóse crin él un hidalgo que se llama-
ba Joli;ui Navarro de Virués, é estaba en
esta armada por (hossorero; ó assi abra-
cados se hundieron é ahogaron, ó nunca
mas parescierom A causa de lo qual el
armada se tornó al Dañen con mucha pér-
dida é muertes é enfermedades de mu-
chos della; é el fattor gastó en esto sus
bienes ó la mayor parte dellos, y en los
que le quedaban se entregó el Rey, por ra-
con dél offii ¡o é cuenta del fattorage. É
assi pagó aquella harina é vino que se
quemó en la casa del Toldo, donde esta-
ban los bastimentos, sin los dar á los po-
bres chripstianps é nescessitádos , que se
caian muertos por las calles, segund atrás
se dixo.
Pocos dias antes que yo saliesse de
aquella tierra, teniendo yo licencia del
gobernador para mi partida, vino Pedra-
das Dávila, el mancebo (sobrino del go-
bernador) de la provincia del Cenú, que
es en la costa de Cartagena', donde el ba-
chiller* Enciso decia que avian de hallar
grandíssimos thessoros de oro. Y él fué
allá, y el capitán Diego de Bustamante é
otros hidalgos é compañeros, en número
de doscientos hombres; é diéronse tan
buen reeabdo, que mataron al capitán
Bustamante é a otros chripstianos., é los
demás tornaron perdidos y enfermos, é
truxeron tan poco oro, que Ies cupo de
parto á menos de un pesso de oro á cada
hombre. E al mesmo Pedrarias, después
que tornó a la cibdad de Avila , de donde
XXIX. CAP. X. 51
era natural, le mataron allí, para que pa-
gasse los que por su mal reeabdo murie-
ron en el Cenú.
Assi que, este subcesso que he di-
cho en breves renglones, fué el de es-
tos capitanes, á los quales pido de gra-
cia me hayan por excusado en lo que
les paresciere agravia mi historia, é se
acuerden que escribo en tiempo de testi-
gos de vista , é que en mi pressencia se
fundieron , como ante veedor , todos essos
thessoros que ovieron en sus entradas, é
que de mi mano se ponían todos los escri-
banos que con ellos yban , en nombre del
secretario Lope Conchillos , é que los pro-
cessos de sus obras é méritos venían á mi
poder, é los vi, é ley é vi lo demás de sus
residencias; é yo Ies ruego que me agra-
dezcan lo que Ies quito é callo, é no me
perdonen lo que Ies levanto. Y si en esto
toviereri consideración é respecto con mi
pluma , verán que los he tractado como
amigos, é no con passion alguna: que en
verdad no la tengo en este caso. Antes
quisiera hablar', hallando que loar en sus
obras, porque fuera mas dulce la loción,
y para mí mas aplacible exergicio la ocu-
pación destas materias; pero, como tengo
dicho en otra parte, he de dar ragon por
dónde esta tierra ha llegado á estar quas-
si yerma , sin indios : y el fundamento ó
principal causa es lo que tengo dicho. Y
también escribiré adelante un capítulo en
que se resuma lo que se ha tocado des-
tos capitanes , y de otros , de quien ade-
lante se ha de tractar, porque no se pue-
da decir que excuso los unos y que des-
alabo los otros; sino que doy á cada uno el
nombre que meresce.
52
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XI.
Cómo el veedor Goncalo Fernandez <le Oviedo fué á España á buscar el remedio de la Tierra-Firme , é
desde á pocos dias que llegó á Castilla llevó Dios al Rey Calhólico á su gloria ; é cómo continuó su camino
é fué á Flandes á dar noticia al Rey don Cárlos , nueátro señor; é cómo fué proveydo por gobernador de
Tierra-Firme Lope de Sosa, un cavallero de Córdova , é su muerte *.
D
"espites que yo tuve licencia de Pedra-
das para salir de la Tierra-Firme, como se
dixó en el capítulo, IX , me embarqué en
una caravela del Rey. de que era maes-
tre é pilólo Andrés Niño: éassimesmoen
aquella venían el provincial de la órden
de Sanpt Francisco, llamado fray Diego
de Torres, persona reverenda é muy buen
religioso , é otro frayle de su órden , su
compañero, llamado fray Andrés de Val-
dés, que al pressente está en la cibdad
de Sánelo Domingo, donde estoy. Assi-
mesmó venia aquel capitán Rodrigo de
Colmenares, que avia ydo por procurador
del Darien, quanda Pedrariasfué provey-
do por gobernador de Castilla del Oro. É
cómo veníamos en un navio., y el largo
camino é la mesa descubren muchas ve-
ces las voluntades é propossito de los hom-
bres, alcancé á saber que el fray Diego
de Torres yba por contraseño de mi em-
bajada, enviado por el obispo á España,
só color de otros negocios de su órden;
porque estos padres . á la sombra de su
hábito, suelen darse buena maña en otras
muchas negociaciones. El capitán Rodrigo
de Colmenares yba enviado por Pedra-
rias, temiendo que yo avia de decir, sin
respeto de alguno, lo que fuesse verdad.
E temían bien el uno y el otro. É aunque
yo entendí el secreto de sus negociacio-
nes, no dexé su comunicación é familia-
ridad , é hasta esta cibdad de Sancto Do-
mingo de la Nía Españnla venimos en com-
pañía é á una mesa ó manteles.
Desde aquí el Colmenares se fué pri-
mero en ciertas naos que estaban á la
colla, é llegó mucho antes que yo á Se-
villa. El frayle, como era mas entendi-
do, no quiso salir del monesterio de su
órden, que aquí hay, hasta que yo me par-
tí , desde á mas de dos meses después que
el Colmenares, por no me perder de vista.
Tuvo una astucia é aviso Pedradas, é
con mucho cuydado: é fué que nunca
consintió que en aquella cibdad del Da-
rien oviesse regidores sino puestos por su
mano, de criados suyos é personas dél
aficionados é parciales, é no fechos al
propossito de la república, sino para que
en aquel concejo no se traclasse ni hicies-
se ni se escriviesse cosa alguna sin que
él lo supiesse ; por lo qual el Rey ni su
Real Consejo nunca supieron mas de aque-
llo que el gobernador (pieria que se su-
piesse por lengua de aquella cibdad. Pero
por otras vias é cartas de personas parti-
culares é principales , é aun de los mes-
mos officiales (aunque conmigo no esta-
ban bien , porque yo decía que llevaban
i Debe notarse aquí que Oviedo modificó el
epígrafe del presente capitulo, después de puesta en
limpio esta segunda parle , pareciendo dignas de
ser conocidas las cláusulas, cpie en él suprime. En
la primera redacción decia: «Cómo el veedor Gon-
zalo Fernandez de Oviedo, autor c historiador dcs-
tas materias , fué á España á buscar el remedio de
la Tierra-Firme , como procurador c regidor de
la cibdad de Sancta María del Antigua del Darien,
é desde á pocos dias que llegó á Castilla llevó Dios
al Rey Calhólico á su gloria, é cómo continuó su ca-
mino é fué á Flandes á dar noticia al Rey don Cár-
los , su nieto é subressor en los reynos; é cómo fué
proveydo por gobernador de Tierra-Firme Lope de
Sosa, un cavallero de Córdoba , el qual llegado al
puerto del Darien murió en la nao, queriéndose
desembarcar , é otras cosas que pertcnefeen al dis-
curso de la historia.
DE INDIAS. L1B
injustamente aquellas partes de las entra-
das), cada uno dellos escrivió, é assi to-
dos me daban crédito , ó todos estaban ya
escandalizados con el gobernador é obis-
po : ó con ellos mésmos ó otros se proba-
ba, por sus cartas, muebo mas de lo que
yo pudiera decir.
Por manera que eL frayle salió desta
cibdad de Sánelo Domingo en una nao, de
que yo luí por capitán, é llevé ciertos mi-
llares de pessos de oro para Sus Magos-
tados, que aqui me dieron el thessorcro
Miguel do I'assamonte é ofliciales. E demás
de esso el tliessorero , como era antiguo
criado del Rey Cathólico, é aragonés, é
tenia con él mucho crédito é con Jolian Ca-
brero, el camarero, é con el secretario Lo-
pe Conchillosique lodos eran aragoneses é
privados é amigos de este thessorcro), pa-
ra todos me dio cartas é crédito, y envió
seys indios é seys indias muy bien dis-
puestos (ellos y ellas caribes), é muchos
papagayos, é seys panes de acucar, é
quince ó vcynte cañutos de cañafístola:
que fue el primer acucar é cañafístola que
el Rey > ido de aquestas partes, é lo pri-
mero que á España fué destas partes é isla.
E después que llegué a Sevilla , fuy á
buscar al Rey, é hállele muy enfermo en
la cibdad de Plascncia, en el mes de di-
ciembre, año de mili é quinientos é quin-
ce, é yba de camino ó Sevilla: é allí le
besé las manos, é le di las carias é creen-
cias di' lodos aquéllos que le escrivieron
de Tierra-Firme, é del thessorcro Miguel
de Pássamonte. H holgó mucho de ver
aquel pressente é indios; porque avia Su
Alteca escrito al thessorcro que desseaba
ver qué gente eran estos caribes , que co-
men carne humana: los quales eran délas
islas Dominica, Matinino yCibuqueyra,que
los chripstianos llaman Sancta Cruz , é de
otras islas próximas á estas que he dicho.
É el Rey me oyó, é me preguntó lo que fué
servido saber de mí en cosas generales é
del camino é de aquella tierra ; pero las
XXIX. CAP. XI. 53
que hacían al propóssito de la goberna-
ción é de su servicio quiso entenderlas
despacio, é assi me dixo que en Sevilla,
para donde yba, me oyria é despacharía.
É yo le supliqué que me diesse licencia
para yr a Madrid a visitar mi casa é mu-
ger, que avia quassi tres años que avia
salido della : é Su Altela lo ovo por bien,
é me dixo que, pues le decía que con ve-
nia á su servicio que me oyesse , que en
llegando á Sevilla, se entendería en ello,
é que entre tanto dexasse al secretario
Conchillos una memoria de todo lo que
fuesse nescessario proveerse , entre tanto
que yo tornaba á la córte á entender en
lo demás. É assi lo hice , é me fui á mi ca-
sa á Madrid.
É desde á pocos dias que allí llegue,
luego el siguiente mes de enero de mili é
quinientos é diez y seys años , yendo el
Rey Cathólico á Sevilla , murió en Madri-
galejos , aldea de la cibdad de Truxillo.
Assi como yo supe que Dios avia llevado
al Rey Cathólico á su gloria , me partí pa-
ra Flandes á dar noticia al nuevo Rey, don
Carlos , nuestro señor , de las cosas de la
Tierra-Firme, sin me cansar , non obstan-
te , el largo camino que desde la Tierra-
Firme yo hacia , ni el trabaxo é costa pro-
pria.
Aquel padre fray Diego de Torres,
quando ybamos á España, arribamos al
Funchal , que es una villa de la isla de la
Madera del rey de Portugal ; é hasta allí
aviamos llevado muy trabaxosa navega-
ción de tiempo é mar, é aviamos tardado
septenta é cinco dias desde aquesta cib-
dad de Sancto Domingo : é creyendo que
la nao nuestra se detuviera mas en aquel
puerto , salió á tierra aquel reverendo pa-
dre con otro compañero, é ciertos mari-
neros, é dos ó tres passageros, para to-
mar algún refresco é dos ó tres pipas de
agua: que ya no teníamos sino una por
beber (y éramos mas de nóvenla perso-
nas). É de caso aquella noche, passada la
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
primera guarda , saltó tanto viento al Sur
(que es allí travesía), que nuestra nao ni
otras muchas naos é caravelas que allí es-
taban, no se pudieron sostener; é todos
salimos del puerto huyendo , por no dar
al través en aquella costa brava : é nos hi-
cimos á la vela la noche siguiente al mos-
mo dia que allí llegamos, 6 todos los
otros navios se fueron á guaresccr á una
isla que se dice Puerto Sancto, é no-
sotros seguimos nuestro viage para Espa-
ña, aunque con aquella poca agua que es
dicho ; pero essa nos bastó , é los frayles
quedaron en la isla. Mas después, desde
á pocos dias , se fueron en otra nao , y en
el camino adolesció el padre fray Diego
de Torres, é llegó á morir dentro en la
bahía de Cádiz, sin se desembarcar. Pien-
so yo que era tan buena persona, que no
dexara de decir verdad, si llegara á la
corte, é donde debiera decirla.
Ydo yo en Flandes, é llegado quassi á
la costa de Bretaña, nos vino el tiempo
contrario; é cómo aviamos salido de Por-
lugalete, vinimos á tomar puerto en La-
redo, é desde allí volvimos á la navega-
ción; é estando ya quassi á medio cami-
no , ó en el parage de la isla de Uxeñte,
nos vino tanto tiempo ó regio Nordeste,
que ovimos de dar la vuelta (alijando é pi-
diendo á Dios misericordia) á España, ó
corrimos hasta el puerto de la Coruña. É
desde allí fuymos en romería algunos á
visitar la casa del Apóstol glorioso Sanc-
tiago , é dentro de tercero dia tornamos a
la Coruña , é seguimos la via de la Canal
de Flandes; y estando ya dentro della, nos
dió tiempo contrario é nos sacó fuera , ó
con mucho trabaxo é mayor ventura po-
dimos tomar las islas de Sorlinga. Y en
una dolías estovimos ocho dias , haciendo
vida peor que la de las Indias , porque no
avia allí sino una fortaleca ruinada é yer-
ma del rey de Inglaterra é quatro ó cinco
chocas pajicas , y no tales como los bullios
de acá con mucho: con todo avia vino, y
tan caro 6 mas que aqui le bebemos: te-
nían un poco de harina , de que haciemos
unas tortillas que cocíamos en el rescoldo ó
cenica: otra cosa de comer no la tenía-
mos; pero, avia conejos, é algunos ba-
llesteros de la nao mataron algunos. Y en
esta penitencia, estovimos ocho diasódiez,
esperando el tiempo; é víamos desde allí
la ysla de Inglaterra é seys ó siete lugares;
ó si por caso no pudiéramos aferrar aque-
llas ysletas, fuéramos la vuelta de Islanda,
é pudiera ser que desde á un año no vol-
viéramos á Flandes.
Plugo á Dios que volvió tal tiempo, co-
mo le aviamos menester, é tornamos á la
Canal, é fuymos á desembarcarnos a las
Dunas , dos ó tres leguas debaxo de Do-
bra : é desde allí nos fuymos los passage-
ros al puerto de la villa de Dobra , é la
nao se fué á Londres. Desde Dobra atra-
vessamos aquella canal hasta Cales, é den-
de Cales fu y por tierra á Bruselas , donde
hallé al Rey. Y es verdad que estuve en
este camino quassi quatro meses, é gasté
é trabaxé mas que si dos veges viniera
desde Sevilla á esta cibdad de Sancto Do-
mingo. A la vuelta torné desde Gelanda á
Portugalete en tres dias y medio.
Después que en Bruselas besé las ma-
nos al Rey , nuestro señor , mandóme oyr
á su grand chanciller de Borgoña ; é assi
se hico. É después de oydo, porque los
mas de su Real Consejo eran extrangeros.
é los señores, que entre ellos avia españo-
les, tenían poco curso de semejantes nego-
cios , fuy remitido por Su Alteca á España
á sus gobernadores , que eran el Cardenal
arcobispode Toledo, fray Francisco Xime-
nez de Cisneros , y el Cardenal de Torto-
sa , que después fué Papa Adriano : á los
quales mandó el Rey que, juntamente con
las otras personas, que tenían á cargo las
cosas de las Indias , me oyessen é viessen
el memorial que yo avia dado á Su Ma.
gestad , que yba señalado de su secreta-
rle Ugo de Urries , señor de Ayerve , é
DE INDIAS. LIB.
después de visto lo despachassen, como
conviniésse ú su real servicio 6 bien de la
Tierra-Firme; é que en lo que tocaba ámi
persona, yofuesse gratificado ó pagado de
mis gastos é servicios, como criado de su
real casa , tcniéndosse por servido de mí.
Con esta remisión volví á España , é al
tiempo que me partí de la villa de Bruse-
las, vi acaso al Rodrigo de Colmenares en-
fermo é pobre , é rogóme que por amor
de Dios le llevasse conmigo á Castilla ; é
assi lo hice , é aun le presté dineros que
éJ me pagó mal : el qual me dixo que lo
quél avia dicho é negociado era en pró é
utilidad de la Tierra-Firme, ó también
traía una remisión para los Cardenales
gobernadores.
Llegados á Madrid , donde los gober-
nadores estaban, el capitán Colmenares,
como no fué respondido á su propóssito,
fuésse a Ñapóles (aunque después tornó á
Tierra-Firme , mas de cm año después que
yo allá estaba , que fueron qualro años
después que partimos de Flandes ó que
tornamos á España).
Yo les di á aquellos reverendíssimos
Cardenales la remisión é memorial que
he dicho, é les supliqué qué me oyes-
sen , como el Rey , nuestro señor , lo
mandaba; pero nunca fuy dellos res-
pondido ni oydo ni despachado en cosa
que locasse á aquella tierra , ni a la paga
de mis gastos é gratificación, que Su Ma-
gostad mandó hacerme; y assi la tierra
se quedó con sus trabaxos é otros que se
augmentaron cada dia,é yo con los mios,
é con más de dos mili castellanos menos,
que gasté en aquellos viages. Sea Dios
servido de todo.
La causa de no ser yo oydo ni aver
efetto la remisión real, fué quel Car-
denal de España estaba puesto en en-
viar , como envió , tres frayles del Orden
de Sanct Hierónimo á esta isla , y estos
eran fray Luys de Figueroa , prior de la
Mejorada , é fray Alonso de Sancto Do-
XXIX. CAP. XI. gg
mingo, prior de Sanct Man de Ortega,
é fray Bernaldino de Mancanedo, prior de
Montamarta (reverendas personas , y es-
cogidos para remediar estas cosas de
aquel Nuevo Mundo), para que estos pa-
dres tornassen á él é gobernassen esta
cibdad é las Indias. É con muy grandes
é largos poderes vinieron á esta cibdad
de Sancto Domingo é residieron en ella:
é su venida en la verdad fué útil é prove-
chosa á esta ysla, assi por su exemplo é
dottrina, como en ser causa de algunas
grangerias , assi como en los árboles, de la
cañafístola , y en los ingenios del acucar,
é otras cosas, en que no me detengo, por-
que algo desto se tocó en la primera par-
te en el libro IV, capítulo II. Mas quanto
al remedio de la Tierra-Firme poco ó nin-
guna cosa aprovecharon, ni la vieron.
Quiero volver á mi camino é trabaxos,
que no pararon en lo que está dicho.
En aquella sacón estaba en la corte el,
almirante don Diego Colom , pleyteando
con el fiscal real sobre sus previlegios. Al
qual el Rey , nuestro señor , después que
vino á reynar en España , le despachó pa-
ra que se tornasse á su casa á esta cib-
dad, é mandó que se fuessen los Hieróni-
mos religiosos á Castilla. Esto fué en e'
año de mili é quinientos é diez y siete : é
aquel mesmo murió el Cardenal don fray
Francisco Ximenez , é yo volví á mis ne-
gocios, é me turaron hasta el año de mili
é quinientos é diez y nueve , quel Rey fué
á Barcelona , donde le vino la nueva de la
clecion de Rey de Romanos é futuro Em-
perador. É allí fuy oydo de nuevo, pues-
to que avia ya cinco años que me turaba
la porfía en los negocios con muchos tra-
baxos é costas , é no llevando ya remedio
muchas cosas de las que debieran aversc
remediado en la Tierra-Firme: antes es-
taban algunos males é robos continuados,
é puestos tan en la costumbre , que no te-
nían cura.
Allí en Barcelona proveyó Su Magestad
üG
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
de gobernador de Castilla del Oro a un
cavallcro de Córdova , llamado Lope de
Sosa, que vivia en Grand Canaria (don-
de avia seydo gobernador), persona lal
qual convenia al bien de la Tierra-Firme;
é yo fuy despachado para volver allá con
él. É al tiempo que me quise partir de
Barcelona, supe que el obispo, don fray
Johan de Quevcdo, era llegado á Espa-
ña : el (pial me escribió que le atendiesse
en la corte , 6 assi lo hice , porque me hol-
gara yo mucho de decir en su pressencia
lo que avia dicho en Flandes y en el Con-
sejo; é llegó á la córtc, é desde á muy
pocos dias murió crea de Barcelona. En
el qual tiempo llegó nueva cómo el gober-
nador Pedradas avia degollado al adelan-
tado Vasco Nuñez de Balboa é otros por
traydores , 6 confiscado sus bienes para
la cámara é fisco de Su Mageslad. É el
Emperador, nuestro señor, me mandó por
sus cédulas reales que yo cobrasse sus
bienes de aquellos sentenciados, que era
fama que tenían mas de cient mili pessos
de oro. E con este é otros despachos salí
de Barcelona é fuy á Madrid, donde to-
mé mi muger c hijos, é fuy á Sevilla, pa-
ra desde allí yr á la Tierra-Firme; ó assi
al principio del siguiente año de mili c qui-
nientos y veynte, partí de España é fuy á
la isla de Grand Canaria , é hallé quel go-
bernador Lope de Sosa ya yba adelante.
E de aquella isla vine á esta, y estuve en
esta cibdad de Sancto Domingo ocho dias
con mi muger é dos hijos , é de aqui pas-
sé á Tierra-Firme ; y en echando el ánco-
ra en el puerto del Darion , donde llegué
de noche, supe de una nao que allí hallé,
quel gobernador Lope de Sosa avia llega-
do á aquel puerto , é que estando para sa-
lir en tierra, le llevó Dios sin desembar-
car. Lo qual fué quassi la total perdición
de aquella tierra, porque era hombre que
tenia buena conscien^ia é larga expirien-
cia en las cosas de gobernación, y era va-
ron muy recto é con quien se remediáran
mucho las cosas de aquellas partes: é yo
me hallé confuso é arrepentido de mi dili-
gencia, é sospeché luego que me avia de
yr mal , porque el gobernador Pedradas
estaba mal conmigo, é la yda do Lope de
Sosa é removerle á él del cargo creyó que
lo avia yo solicitado, é túvome por ene-
migo; é parescióseme bien adelante en
sus obras y en mi persona y hacienda,
puesto quel me mostró buen acogimiento
é que holgaba de mi yda. Pero cómo yo
llevaba mi muger é mis hijos, que eran
niños, no pude dexar de atender é poner-
me á lo que me viniesse, como se dirá
adelante.
Mas es bien que se diga primero la
causa de la muerte del adelantado Vas-
co Nuñez de Balboa , é otros pecado-
res que con él padescieron con título de
traydores; pero aunque yo cobré sus bie-
nes , en nombre de Su Magestad , para su
cámara é fisco, no me determino si lo fue-
ron ó no.
CAPITULO XII.
Pe la muerle del adelantado Vasco Nuñez de Balboa , é Andrés de Válderrábano, é Fernando de Arguello,
é Luys Bolello , c Fernán Muñoz , que fueron en una hora degollados en la villa de Acia, en Tierra-
Firme.
E, Rey Cathólico don Fernando, quinto
de tal nombre, aviendo respecto á los ser-
vicios de Vasco Nuñez de Balboa , le higo
adelantado de la mar del Sur é goberna-
dor de las provincias de Coyba é Pana-
má, como mas largamente lo he dicho: y
assimesmo dixe cómo Pedradas le quiso
detener las provisiones: é también se hi-
DE INDIAS. Lili.
co mención de lo que! obispo, fray Johan
de Que vedo, trabaxó é higo hasta que
le fueron dadas. Resultó desto una ene-
mistad é odio perpétuo en el gobernador,
6 ofliciales, é alcalde mayor, el licenciado
Espinosa, contra Vasco Nuñez , ó nunca
pudieron olvidar el odio entrañable, que
le tenían.
Cómo el obispo era sagaz, é conos-
cia la dispusieron destos ánimos, por yr
eonoseiendo malicia* e cautelas, e usan-
do el de otras mayores , por salir con
su desseo, que era ver señor en todo a
Vasco Nuñez : \ iendo (piel gobernador era
hombre de mucha edad, e es! aba enfer-
mo, e tenia hijas, é era cobdicioso, mo-
vió este perlado á Pedradas que casasse
una de sus hijas con el adelantado Vasco
Nuñez, que era mancebo ó de buena dis-
pusieron para trabaxar, porque seria á su
propóssito: lo uno. porque Vasco Nuñez le
serviría, como hijo: é lo otro, porque era
hombre hijodalgo é tenia ya título de ade-
lantado, y 61 casaba muy bien su hija, é
seria su teniente, é dcscuydaria en las co-
sas de la guerra . é sen iría muy bien al
Rey, ó acrescenlaria su honra é hacienda,
6 demás desso cessarian las parcialidades
c passiones de los ofííciales , y el gober-
nador temía mucho descanso. E deste te-
nor le divo otras muchas palabras en el
caso, ó lo mesmo dixo é persuadió á do-
ña Isabel de Bovadilla, su muger, la qual
estaba bien con el Vasco Nuñez , y él se
avia dado mucho á la contentar é servir.
En lo qual el gobernador é su muger vi-
nieron, é se hicieron los capítulos matri-
moniales, é le tomó por hijo ó yerno
(puesto que para la conclusión deste casa-
miento estaba la hija , que Pedradas le
ofresció en España , é quedó que dentro
de gierto tiempo la llevarían al Darien); é
assi comencé á llamar hijo al adelantado,
é á honrarle é favorescerle , y en nombre
de su hija , se desposó é dió la mano por
ella , é passaron las cscripluras é firmecas
TOMO III.
XXIX. CAP. XII. 57
que les paresció. Y cscrivió luego Pedra-
das al Rey é á los señores del Consejo de
Indias , que este casamiento avia hecho de
su hija , porque todos sirviessen mejor é
mas derechamente a Dios é Sus Magesta-
des. Para mí tengo yo crcydo é por muy
averiguado que si el obispo estuviera en
la tierra, que el adelantado no muriera;
pero él pensó que quedaba seguro, con
aquel assienlo del casamiento, de las cau-
telas del gobernador y de las del thesso-
rero Alonso de la Puente, que era el que
mayor odio le tenia, como lo mostró bien
adelante.
Assi que, después quel obispo dexó
concertado este debdo , é dadas las ma-
nos , como es dicho , é que el gobernador
le favorescia, él se partió desde á poco
para España , é se fué la corte á Barcelo-
na , é murió desde á muy pocos dias, co-
mo lo dive en el capitulo de susso , en-
trante el año, ó diciendo mejor el postre-
ro dia del año de mili é quinientos é diez
y nueve , que fué víspera de la Natividad
de Chripsto , veyntc y quatro de diciem-
bre ; é por su muerto fué elegido por per-
lado de Castilla del Oro fray Vicente Pe-
raca, de la orden de Sancto Domingo, el
qual fué el segundo obispo de aquel obis-
pado.
Tornando á la historia, estando el ade-
lantado Vasco Nuñez muy en gracia de su
s.uegro, acordó de yr á la mar del Sur,
con su licencia, y en ella hacer ciertos
navios, para descubrir aquellas costas é
mares , é saber los secretos é riquezas de
la mar austral ; de lo qual el gobernador
fué muy contento, é aun tuvo manera que
de la hacienda del Rey se le prestassen
dineros, para hacer el armada. Con los
quales y con los que el adelantado tenia,
é ayudándole con su hagienda toda un su
amigo , llamado Fernando de Arguello
(natural de la Torre de Lobaton, que fué
aquel escribano que en el capitulo III del
libro XXVIII se dixo que avia assentado el
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
juramento que en el Dañen hirieron los
que con Vasco%\uñez se conjuraron, para
no resgebir á Diego de Nicuesa), luego
el adelantado comencé, á dar orden en su
despacho, para se yr á la otra costa del
Sur.
En este tiempo estaba ya hecha la for-
talega é pueblo de Acia , 6 puesto en ella
por alcayde el capitán Lope de Olano: é
assi por el mal tractamiento que los chrips-
lianos , que con él estaban , hacían á los
indios é al cacique de Careta (en cuya
tierra c puerto estaba aquella tuerca),
como porque el cacique no tenia olvi-
dada la maldad del capitán Bartolomé
Hurtado, que dió por quinto é higo escla-
vos el principal é indios de paces, que le
prestó este cagique para le llevar las car-
cas, (piando volvía de buscar al teniente
Johan de Ayora , como porque la muerte
de Nicuesa é la maldad é traygion queste
Lope de Olano le avia fecho, no estaban
ante Dios en olvido; no pudiendo ya el
cacique sufrir los adulterios é robos é sin-
razones que se le hacían, acordó de ma-
lar á este Lope de Olano; é assi lo higo
con hasta otros doge ó quince chrípstianos,
que con él estaban. En enmienda de lo
qual se hicieron otras crueldades , é se
dieron por esclavos los indios de Careta,
sin a ver considoragion á la mucha ragon
que este cagique tenia, para se vengar de
sus enemigos, que tantas ofensas le avian
fecho. En fin , que allí quedó aquel pue-
blo , el qual agora se llama la cibdad de
Acia , y es pequeña poblagion al pressente
en la costa del Norte, en aquella goberna-
gion de Castilla del Oro.
Assi que , el adelantado Vasco Nuñez
fué allí por mar, é desde allí passó á la
otra costa é higo giertos navios con mucho
trabaxo é grandes gastos ; é á fuerga de
bragos con la gente que le siguió , y él por
su persona , traía la madera á cuestas des-
de el monto hasta el astillero , donde se
hagian , para seguir esta empressa ; pero
mató quinientos indios, hagiéndoles acar-
rear cables é áncoras é jargiasé otros ma-
teriales é aparejos de una mar á otra, por
sierras é montes é asperíssimos caminos,
y passando muchos rios, para efetuar la
obra de los navios. É entre tanto que esta
labor se hagia , envió capitanes por las co-
marcas, é tomaron muchos indios, como
quier que los pudiessen aver, leyéndoles
aquel requirimiento que es dicho, en tanto
que los ataban , é no guardándoles cosa
alguna (pie se Ies prometiesse; é parte de
estos, assi pressos é captivos, ocupaban
en el trabaxo de los navios, é los otros
enviaban á vender al Darien por mano de
aquel Hernando de Arguello ques dicho,
sin que se declarasse si eran esclavos ó
no.É todo se disimulaba, só color de aque-
llas bodas (piel gobernador con su hija
avia ofresgido al adelantado , sin mirar ni
tener respecto que se deservían Dios y el
Rey , é que era todo aquello la total deso-
lagion de la tierra é de los naturales deUa,
porque turó aquella labor é obras mucho
tiempo.
Passóse aquel tiempo limitado é Iigen-
gia quel gobernador avia dado al ade-
lantado para yr á aquel viage, que pensó
hager por la mar del Sur; é diéronle á
entender á Pedrarias , que pues el adelan-
tado no venia ni enviaba á dar ragon de
sí é de su tardanga , que debía estar alga-
do é se querría yr por la mar del Sur, con
aquellos navios que avia hecho, á poblar
en otras partes, donde fuesse señor é no
obedesgiesse al Rey ni al gobernador. Lo
qual Pedrarias creyó; é los émulos del
adelantado, que eran los offigiales y el
bachiller Corral, viendo la dispusigion
quel tiempo les mostró en la voluntad del
gobernador, para engender mas su sospe-
cha, é quitar el crédito á Vasco Nuñez,
siempre le degian palabras de mas indig-
nagion. É estando las cosas en este esta-
do é opinión , llegaron cartas del adelan-
tado, dando sus excusas al gobernador de
DE INDIAS. LUÍ.
la tardanza . á causa do la dilación é tiem-
po que se avia gastado en la labor de los
navios hasta los echar al agua, é supli-
cándole que le prorogasseel término para
efetuar ?u viage; La qual petición le fué
denegada, porque los offioiales é aquel
bachiller Corral decían qué en ninguna
manera el gobernador le debía dar tal pro-
rogacion: é assi el gobernador no le res-
pondió. ('■ dilataba, sin conceder ni negar,
sino dando respuestas equivocas á los so-
licitadores, entreteniendo los negocios.
De esto todo le avisó aquel Hernando
de Arguello por una carta, (píele costó la
cabooa, en la qual le escrivió que no le
querían dar nías término ni prorogacion,
é que le aconsejaba que nocurasse dolió,
ni dexasse de hacer su viage; é que hi-
ciesse lo que los padres hierónimos (que
gobernaban desde, aquesta cibdad de
Sánelo Domingo las Indias, como supe-
riores), en aquella sacón le avian escripto
ú Vasco Nuñez, que era que hiciesse el
viage, pues tanto convenia al servicio de
Dios é del Hoy: 6 que esto le acordaba el
Hernando de Arguelló que hiciesse, é no
so curasse de lo quel gobernador é ofli-
ciales liiciessen ódixessen, pues que avia
gastado en la empressa é navios su ha-
cienda, é la de sus amigos, con tanto
tiempo é traxos.
Esta cai ta vino á manos de Pedrarias;
y en esta sacón avia ya nuevas en la tier-
ra que por mi solicitud é las informacio-
nes quel Emperador, nuestro señor, tenia
de la Tierra-Firme, se avia proveydo otro
nuevo gobernador en lugar de Pedrarias;
é con esta sospecha, el adelantado Vasco
Nuñez se concertó con Andrés de Valder-
i abano é con el capitán Andrés Garavito é
Luis Botello é Fernán Muñoz, que se en-
viasse á saber en Acia qué nueva avia de
la venida del nuevo gobernador, ó que si
oviesse venido gobernador , el mensagero
tornasse diciendo : « Albricias ! albricias!
quel adelantado Vasco Nuñez es goberna-
XXIX. CAP. XII. 59
dor de Tierra-Firme»; é le diessen ciertas
cartas, en que paresciesse que le yba el avi-
so dello. Lo qual él hacia é fingía, porque
si la gente supiera que avia gobernador
nuevo en la tierra, no la pudiera tener é se
le tornarían al Darien, é también, porque
si gobernador nuevo oviera, sospechaba
que le quitaría el cargo, por le dará algún
pariente ó amigo suyo, ó le deternia, y
él perdería su tiempo é trabaxo, é lo que
avia gastado : é que si este mensagero que
avia de yr á Acia no hallasse nueva de la
venida del nuevo gobernador, dixesse
que no avia otro gobernador, ni nueva
del, sino Pedrarias Dávila, é que estaba
muy bueno é alegre en aver sabido del
adelantado Vasco Nuñez, é que le envia-
ba la prorogacion que le avia enviado á
pedir.
Estas cartas y espias fueron tomadas
por un Francisco Benitez, escribano que
era allí en Acia, é dió aviso cncontinenti
á Pedrarias: el qual escrivió luego muy
sabrosamente, como padre, al adelanta-
do, é lo envió á llamar desde Acia , á don-
de se avia ydo ; é luego , como hijo obe-
diente, vino allí á ver al gobernador, é
saber lo quél quería mandar, pensando
que estaba en su gracia , como era racon.
Pero assi como llegó, le higo prender, é
assimesmo fueron pressos el capitán An-
drés Garavito é Luis botello é Fernán
Muñoz é Andrés de Valderrábano é Her-
nando de Arguello, porque avia escripto
la carta que se dixo de susso al adelanta-
do. Estando assi pressos, fué aconsejado
el Garavito que descubriesse lo que sabia
deste negocio, é pidiesse misericordia é
merced de la vida: é assi lo luco, é dixo
al gobernador é juró lo que es dicho ; é
por esta su confession ó declaración le fué
remitida ó perdonada la culpa ó parte que
le cabia en el concierto que es dicho , pues
avia descubierto aquella trayeion, que se
les imputaba al adelantado é sus consor-
tes. É mandó el gobernador á su alcalde
60
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mayor, el' licenciado Espinosa, que con
mucha diligencia entendiesse luego en la
residencia, é la hicjesse pregonar contra
Vasco Nuñcz ; é mandó que se le acuinu-
lasse la primera que se le avia comenta-
do á tomar, cinco años ó mas avia, é nun-
ca se avia acabado; é todos los crimines
y excessos que del adelantado se pudies-
scn saber, con la muerte del capitán Die-
go de Nicuesa, é que todo se le truxesse
á conseqüencia : é que assimcsmo que en
el tiempo que Vasco Nuñez avia goberna-
do la tierra (antes que Pedrarias allá fues-
se) , avia tomado una marca real de mar-
car oro al veedor Silvestre Pérez, é lo
avia hecho morir de hambre, é otros de-
lictos.
En esta nescessidad puesto el adelanta-
do Vasco Nuñez , los officiales, el thossore-
ro Alonso de la Puente y el contador Diego
Márquez, é con ellos el bachiller Diego
de Corral, vinieron muy de grado concer-
tados, é pusiéronle una larga é criminal
acusación, la qual , firmada de todos tres,
pressentó aquel bachiller, su antiguo ene-
migo ; é al alcalde mayor no le faltó vo-
luntad para proceder en este prócesso, ó
finalmente los sentenció a todos á ser de-
gollados por traydores , é confiscados sus
bienes para la cámara c fisco de Sus Ma-
gostados.
Antes que esta sentencia se diesse, tu-
vo forma el alcalde mayor con ciertos di-
putados de la compañía que avian hecho
los navios , que hiciessen un pedimento al
gobernador , en que le suplicassen é pi-
diessen que mandasse abreviar la residen-
cia de Vasco Nuñez , y enviasse al alcal-
de mayor , el licenciado Espinosa , por su
teniente general é capitán, diciendo que
á él querían é no á otro: é aun decían
que no avia otro que mejor lo hiciesse,
porque no se acabassen de perder tantos
hombres, esperando aquel viage é deter-
minación ; é á este propóssito otras pala-
bras en favor del alcalde mayor, segund
quél mesmo las ordenó é las hico firmar
á aquellos diputados de la compañía.
Hecho esto, se dió la sentencia, de la
qual apeló el adelantado Vasco Nuñez pa-
ra el Emperador , nuestro señor , é su
Real Consejo de Indias: y el alcalde ma-
yor envió á un Chripstóbal Muñoz, que
era el escribano ante quien passaba la cau-
sa, á notificar al gobernador la apelación
para que se hiciesse lo que mandasse, 6
dixesse si se le otorgaría la apelación por
racon del titulo de adelantado, ó si se le
denegaría; y el gobernador respondió por
escripto que no lo remiliesse ni se la otor-
gasse, sino que liigiosse justicia. Aquel
auto quel alcalde mayor mandó notificar
á Pedrarias . é su respuesta , todo lo or-
denó el licenciado Espinosa , é lo esere-
vió Antonio Quadrado, su criado, é lo fir-
mó Pedrarias. E assi fué executada por
pregón público la sentencia, é descabe-
zados el adelantado é Fernando de Ar-
guello é Luis Bótelló é Hernán Muñoz é
Andrés de Yaldcrrábano en la placa de
Acia, é fué absuelto el capitán Andrés
Gara vito, por descubridor de latrayeion.
Y fué hincado un palo, en que estuvo la
cabooa del adelantado muchos dias pues-
ta: é desde una casa, que estaba diez ó
doce passos de donde los degollaban (co-
mo carneros, uno á par de otro) estaba
Pedrarias, mirándolos por entre las cañas
de la pared de la casa ó b'uhío.
Desta manera acabó el adelantamiento
de Vasco Nuñez , descubridor de la mar
del Sur, é pagóla muerte del capitán Die-
go de Nicuesa; por la qual é por otras
culpas permitió Dios que oviesse tal muer-
te, é no por lo quel pregón decía , por-
que la que llamaban trayeion, ninguno la
tuvo por tal.
E assi pagó Hernando de Arguello aquel
testimonio é juramento del Darien con-
tra Nicuesa ; é Andrés de Valderrabano
pagó aquel consejo que dió para quel ca-
pitán Gaspar de Morales degollasse en
DE INDIAS. LIB. XXLX. CAP. XII.
Gl
cuerda tantos indios é indias é niños,
quando venían de la isla de las Perlas.
El capilan Peñalosa, que fué en el mes-
mo consejo herodiano, después lo mataron
indios en la isla de Cuba.
Luis Botello y Hernán Muñoz, pues eran
daquellos primeros conquistadores é tan
familiares amigos del adelantado, que se
avian hallado en aquellas entradas que he
dicho, no temían tan limpias las manos
de sangre humana, que le faltassen méri-
tos para la fin que ovieron.
El capitán Andrés de Garavito, des-
pués de algunos años, en León de Nica-
ragua, para un juego de cañas, él é otros
se disfracaron é vistieron como moros, y
él é otro de caballo arremetieron hácia
donde estaban ciertas mugeres españo-
las, mirando la fiesta ; é como llegó cerca
dellas, dixo: .«Señoras, tornaos moras,»
é otros desatinos. É loando la secta de
Mahoma, cayó súbitamente muerto, que
no habló mas palabra.
El Francisco Benitez, escribano de Acia,
que se dixo que avia descubierto las es-
pías del adelantado , é que avisó al go-
bernador , después mas de tres años , es-
tando en Panamá, murió súbito; é lo ha-
llaron muerto echado en su hamaca,
aviéndose acostado la noche antes muy
sano.
Por manera que assi ovieron térmi-
no las vidas destos pecadores. Plega á la
misericordia de Dios que con sus ánimas
se haya ávido piadosamente , pues que á
á los cuerpos no faltó su castigo.
CAPITULO X11L
Cómo el licenciado Gaspar de Espinosa , alcalde mayor de Pedradas , fué por su teniente general por la
mar del Sur con los navios que avia hecho el adelantado Vasco Nuñez de Balboa , é de lo que tuco en el
viage , é otras cosas antes deslo, en que este licenciado se avia hallado.
iVntes de la muerte del adelantado Vas-
co Nuñez de Balboa , el licenciado Espi-
nosa, alcalde mayor, estaba muy infor-
mado é insimulo e diestro cu las cruel-
dades que los oli os capitanes acostumbra-
ban hacer contra los indios: é aun enaque-
llasavia el aercseenlado otras cosas, por-
que avia hecho un viage, como teniente de
capitán general , é avia ydo á la costa del
mar del Sur, é de camino avia hecho mu-
chas muertes en los indios de Comogre é
Pocorosa é Chiman, só color de castigar á
los que avian muerto á los chripstianos
del pueblo é puerto de Sancta Cruz. É
passó á Nata, é llegó á la provincia de
Paris , en busca de aquel oro que avia
perdido el capitán Goncalo de Badajoz ; é
después que algunos dias estuvo en tierra
desle cacique, con doscientos hombres
escogidos , hallóse en los llanos que dicen
de Paris muy dentro de aquella tierra , é
no hallando allí rastro del cacique, acordó
de enviar al capitán Diego de Albitez ade-
lante con cient hombres , y él quedó en la
rctoguarda con las yeguas é caballos que
llevaba, que serian quince ó diez y seys.
Pero no me puedo acordar de lo que
agora diré, sin reyrme de las señas que los
indiosdaban deste capitán, quando venían
de donde andaba; porque cómo les pre-
guntaban por el licenciado, para dar á
entender que le avian visto é dónde an-
daba, rebuznaban ó se esforzaban á decir
lo que sabían, roznando como asnos, por-
que nunca se avia visto tal animal en
aquellas partes , y este licenciado Espino-
sa traia uno en su compañía. É viendo
que los indios tenían temor de oyrle , dá-
banles á entender que pedia oro para el
Rey é sus capitanes, é no dexaban algu-
nos de darlo, por amor del asno é por le
contentar.
62
HISTORIA GENERAL Y NATI RAL
Tornando á nuestra historia, yendo
Diego de Albilez adelante , halló al cagi-
que en la costa de un rio , é peleó con él,
é matóle ginquenta ó sessenta indios, é
fueron heridos algunos chripstianos; y el
alcalde mayor le socorrió , y el cacique é
su gente se pussieron en huyda é se fue-
ron á rehager de mas gente, como lo hi-
cieron. En essa sacón llegó el capitán
Hieronimo de Valcngucla con otros cieut
compañeros que Pedrarias envió en socor-
ro del alcalde mayor; é cómo los chrips-
tianos eran ya trescientos hombres, de
hecho paresgiéndole al cacique que no los
podría echar de la tierra, sin daño della é
de sus indios, usó de la cautela que diré.
Envió dos indios, que se dexassen prender,
hacia el real de los chripstianos, é man-
dóles que les enseñassen el oro quel ca-
cique avia tomado al capitán Goncalo de
Badajoz é á los españoles : turnados estos
dos indios, interrogólos Diego de Albilez
para que dixessen dónde estaba el caci-
que de Paris, é no quisieron dar noticia
dél, c decían que estaba en otra provin-
cia: é preguntándoles por el oro, dixo el
uno dellos quel pro él lo mostrada á los
chripstianos dónde estaba, é quel cacique
quería que lo tomassen é se fuessen en
buen hora de su tierra. Y cómo aver oro
era el principal intento que esta gente
nuestra llevaba, mas que de hacer al ca-
cique su amigo ni le convertir á la fée,
por aviso deste indio fué Diego Albitez
donde el oro estaba , y en una arroyada
le mostró un buhío, como pequeño ran-
chuelo, é allí hallaron diez habas ó gestas,
en que avia hasta treynta mili pessos de
oro. É no faltaba cosa alguna de quanto
se le avia tomado al capitán Badajoz , si-
no los seys mili pessos, que las mugeres
del cagique de Paris le avian enviado al
Badajoz , é los tres mili pessos que le avia
dado aquel indio pringipal, que tornó cor-
nudo, por la bondad de aquel devoto clé-
rigo. Estos nueve mili pessos de oro avia
tomado el cagique, ó lo demás todo esta-
ba allí quanto á Badajoz se le tomó.
- Con este oro é otro que tomó el alcalde
mayor en aquel viage , volvió al Darien
muy orgulloso é próspero; é desde eston-
ge quedó en reputagion de hombre que
sabia muy bien el arte de la guerra é de
las sinragones que se usaban hager contra
los indios, é aun fué inventor de una
crueldad no vista en aquellas partes hasta
aquel tiempo, é fué aquesta. Atado un in-
dio de los de Chiman ( que él condenó á
muerte por castigo de los chripstianos, que
mataron en el pueblo é puerto de Sancta
Cruz) arrimado á un árbol, higo assenlar
un tiro de pólvora á diez ó doge passos
dél, é mandóle tirar, é dióle por mitad de
los pechos, é por donde entró la pelota,
que seria tamaña como una nuez, higo el
agujero de aquel tamaño, é por donde sa-
lió en las espaldas del indio higo mayor
abertura é llaga quel bulto de una grande
botija de media arroba. Esto fué cosa de
mucho espanto á los indios, é notado por
mucha crueldad entre los chripstianos,
que lo vieron.
De esta expiriengia é otras tornó de
aquel viage con treynta é tantos mili pes-
sos de oro é muchos indios en cuerda : é
por tanto hallaban los diputados de la
compañía que lo debian pedir por capitán
de los navios del adelantado Yasco Nu-
ñez, lo qual el gobernador les congedió,
con largos poderes que le dio para yr á
tomar la gente é navios é proseguir el via-
ge , que avia de hager el mal afortunado
adelantado Yasco Nuñcz.
Llegado á la mar del Sur, con título de
teniente de capitán general , entró en los
navios, é corrió la mar é tierra de la cos-
ta del Sur hágia el Ogidente ; é ovo deste
segundo viage del cagique de Paris qua-
renta mili pessos de buen oro, é los
veynte mili pessos dellos higo enterrar en
Panamá, dentro de la cibdad, gerca de la
costa , é dexó allí por teniente al capitán
DE INDIAS. LIB.
Gonzalo de Badajoz. E los otros veynte
mili pessos hígolos llevar á la cibdad del
Dañen , donde el gobernador é officiales
residían, para queso quintassen todos los
quarenta mili pessos é fundiessen la resta,
para proveer dellos á la gente de algunas
cosas, de que tenían nescessidad. Y el li-
cenciado con los navios se tornó por la
costa abaxo desde Panamá la via del Po-
niente en continuación del descubrimien-
to, é llegó á la punta de Chame, que es-
tá veynte y cinco leguas la costa abaxo al
Hueste, en la qua) ya avia estado primero.
Esta punta ó promontorio está en siete
grados y medio de la equinoeial, á la par-
te de nuestro polo. É desde allí fué á re-
conoscer la punta de Güera, que está mas
al Ocidente veynte leguas, y está en seys
grados y medio desta parle de la equino-
eial : entre aquestas dos puntas de Chame
é Güera está un golphete, que se llama gol-
pho de Paris , porque todo aquello seño-
rea el cacique de Paris. Desde la punta
de Güera fué mas al Poniente otras veyn-
te leguas hasta la punta , que se llama de
Buena Vista , la qual está en seys grados
y un tercio desta parte de la equinoeial.
Desta punta de Buena Vista hasta la
punta de Saneta María se corren al Hueste
otras veynte leguas , y en este espacio se
entra la mar á la vuelta del Norte mas
de otras veynte leguas, y en aquella en-
senada hay muchas islas, y están las is-
las de Cebaco , donde está enterrado el
cosmógrapho Codro, veneciano, que por
yerro en la impresión primera en la pri-
mera parte , en el libro X, capítulo III, se
avia dicho que en las de Corobaro ; pero
no murió sino en estas de Cebaco Y en
esta ensenada está otra isla mayor , que
se dice isla de Sancta María ; y en lo mas
puesto al Norte está el puerto de Ponuba.
1 Parece conveniente manifestar aqui que no se
corrigió este error en el lugar citado por Oviedo,
sin duda por no haberse acordado de retocar aque-
lla parte del mencionado capilulo , donde se expre-
XXIX. CAP. Xin. 63
Desde la punta de Sancta María hasta la
punta dé Burica se corren otras veynte le-
guas al Sudoeste; y está aquella punta de
Burica en seys grados y medio desta par-
te déla equinoeial. Ésta es muy buena co-
marca , fértil é abundante de los manteni-
mientos de los indios , de mucho mahiz é
yuca é de las fructas de la tierra , é de mu-
cha montería de puercos é venados , é de
muchas pesquerías de buenos pescados, é
buenas aguas , é muy hermosos é grandes
mameys, c muchas palmas de los cocos
grandes , y es una de las mayores provin-
cias de aquella costa é de mejor gente.
Entre estas dos puntas de Sánela María é
Burica están las islas, que llaman de Bena-
matia.
Desde la punta de Burica al cabo de
Sancta María se hace un golphete ó en-
senada de diez ó doqa leguas , que llaman
el golpho de Osa , y está el dicho cabo en
seys grados y un tercio mas al Ocidente,
é desta parte de la línia equinoeial. Cor-
riendo desde dicho cabo de Santa Maria
al Ocidente otras veynte leguas , está cer-
ca de la costa la isla del Caño, la qual es-
tá en algo mas de seys grados y medio
desta parte do la equinoeial. Llámase esta
isla del Caño, porque allí está una fuente
muy buena , é de una peña sale un caño
que cae de lo alto , é dentro de las cara-
velas, é sin peligro dellas, las pueden
acostar á quel agua del caño cayga , si
quieren, dentro en los navios, tan gruesso
como la muñeca del braco ó poco menos,
é de muy buena agua.
Desde la isla del Caño hay diez ó doce
leguas hasta las islas, que están cerca de
la punta de Sanct Lácaro^ la qual punta
está en siete grados y medio desta parte
de la equinoeial.
Desde estas islas de Sanct Lázaro fué
sa que Codro murió «cerca de las islas de Qorobaro
(ó Cerebaro) é del puerto de Ponuba.» La enmien-
da aqui introducida no puede, por tanto, ser mas
oportuna.
64
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
el licenciado con los navios é gente que
llevaba obra de otras quince ó veynte le-
guas mas al Ocidente, é llamó aquello
golpho de Sanct Lúcar^ é otros le dicen
de Sanct Lúeas; pero no entró en la en-
senada grande que está adelante , entre
el cabo Blanco ó la punta del puerto de la
Herradura, ni lo vido. É todo lo quél vi-
do 6 navegó é pudo testificar desta costa
fueron hasta ciento y ochenta leguas, po-
co mas ó menos, porque de allí adelante
del golpho de San Lúeas hasta el puerto
de la Posession, é mas adelante hasta la
bahia de Fonscca , Gil Gonealez de Avila y
el piloto Andrés Niño lo descubrieron, co-
mo se dirá en su lugar. Todo esto ques
dicho, está en la costa de. Panamá al Oci-
dente, en la mar del Sur.
Andando el licenciado Espinosa con
esta armada, que eran tres ó quatro na-
vios , llegado el año de veynte , sobre mili
é quinientos, en el mes de mayo, llegó al
puerto del Dañen el gobernador Lope de
Sosa , de quien atrás se dixo que yba por
mandado del Emperador á gobernar á
Castilla del Oro , é tomar residencia á Pe-
dradas é sus officiales. É assi cómo fué su
nao surgida é se comencó á vestir para
salir en tierra , é acabó de dar órden en
la manera de su salida á tierra, luego ex-
piró é dió el ánima á Dios , dentro en la
nao, sin salir á tierra. É cómo el gober-
nador Pcdrarias le avia hecho aparejar el
rescibiniiento , assi le hico sacar honrada-
mente, y enterrar en la yglesia mayor y
episcopal, en el lugar mas preheminente
della, delante del altar mayor, al pié de las
gradas , mostrando mucho dolor é senti-
miento de su muerte ; pero no sin mucha
alegría de su coracon , paresciéndole que
esto era un miraglo é voluntad de Dios,
en que mostraba quél quería que gober-
nasse aquella tierra, é no otro, por eston-
ces. Pero pues con determinación de ha-
blar verdad en lodo se comencó esta his-
toria , no se le debe negar á Pedrarias su
buen comedimiento é crianca , que lo sa-
bia muy bien hacer , como cortesano vie-
jo, quando él quería: é assi á su hijo de
Lope de Sosa , llamado Johan Alonso de
Sosa , como á todos sus criados é á los que
con él venían, los tracto muy bien, é les
avadó é favoresció. E entre todos los otros
por quien él mas hico , é á quien él me-
jor gratificó , fué al licenciado Johan Ro-
dríguez de Alarconc'illo (que Lope de So-
sa traia para ser su alcalde mayor) ; pero
no se dexó de sospechar que lo hico por
el respecto ó para el efetto, que adelante
se dirá.
En este camino, que en la mar del Sur
hico el licenciado Espinosa , está é se des-
cubrió aquel golpho que se llama de las
Culebras; porque hay ¡numerables, que
se andan sobreaguadas en la mar , de tres
palmos é poco mas luengas, todas negras
en los lomos , y en lo de abaxo de las
barrigas todo amarillo , é de lo negro ba-
xan unas puntas, é de lo amarillo suben
otras que se abracan unas con otras, co-
mo quien entretexiesse los dedos de las
manos unos con otros , assi estas dos co-
lores se juntan: las mas gruessas dellas
son mas gordas quel dedo pulgar del pié
6 como dedos de la mano juntos , é de ahí
mas delgadas otras.
En este viage fué por piloto mayor Jo-
han de Castañeda , buena persona é dies-
tro en las cosas de la mar ; y esto es lo
que navegaron estos chripstianos en la mar
del Sur hasta el año de mili é quinientos
é diez y nueve años.
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XIV.
CAPITULO XIV.
Cómo el captan Gil Goncalez de Ávila fué á la Tierra-Firme con el pilólo Andrés Niño , para yr desde Pa-
namá á descubrir por la mar del Sur , por mandado del Céssar ; é cómo el auclor des'las historias volvió
á Castilla del Oro , ¿ de la forma que luvo Pedradas para despoblar el Darien.
iVvia andado en la Tierra-Firme un pi-
loto, llamado Andrés Niño: y éste, rumo
\i<lo presso al adelantado Vasco Nuñez,
sintió que de su prission no podia resultar
sino su perdición, é (pie pudiendo aver
aquellos navios quél tenia hechos, se es-
peraba" con ellos saber grandes cosas, é
descubrir grandes riquecas en la mar del
Sur. Esta invención fué del thessoreró
Alonso de la Puente, el qual, con un criado
suyo, llamado Andrés di' Cereceda, que
envió á España con este piloto, se pu-
so entre, ellos por movedor de la cosa.
Llegados en España á la corte , el Andrés
Niño intentó la negociación, é cómo no
halló tanto crédito para que se le liasse el
cargo, puesto que era diestro piloto y ex-
perimentado en las cosas de la mar, jun-
táronse él y el Cerec eda con Gil Goncalez
de Avila (contador del Céssar en esta ciu-
dad de Sancto Domingo é Isla Española),
(pie estaba en aquella sacón, el año de
mili é quinientos é diez y ocho, en la cor-
te. El qual avia seydo criado del obispo
de Paleneia, don Julián Rodríguez de Fon-
seca, Presidente del Consejo destas In-
dias: é diéronle aviso de la prission de
Vasco Nuñez, é concertados con él, pidió
el Gil Goncalez el descubrimiento , é ob-
tuvo la merced, por causa del obispo, para
quel Gil Goncalez é Andrés Niño , con sus
dineros é los de otros armaran, tomando
Sus Magostados la parte que fuessen ser-
vidos de tener en esta armada. É fecha
su capitulación, diósele una cédula, en
quel Rey mandó á su lugar teniente gene-
ral é gobernador de Castilla del Oro, por-
que era informado que Vasco Nuñez de
Balboa, sin licencia especial de Su Ma-
TOMO III.
gestad, fue á la parte de la mar del Sur
a hacer cierto descubrimiento con ciertos
navios é gente , é que en él tornó é ovo
algunas cosas , é que al pressente el Vas-
co Nuñez estaba presso, c porque Su Al-
leca enviaba á Gil Goncalez de Ávila é An-
drés Niño con cierta armada al descu-
brimiento de la mar del Sur: por tanto
mandó que en rescibiendo su cédula, pró-
veyesse cómo se entregassen á Gil Gon-
calez todos los navios é fustas quel Vasco
Nuñez llevaba é quedaron de su armada,
para que con los demás, que de España
llevaba, pudiesse hacer el dicho descubri-
miento ó viage , por ante un veedor que
para ello el gobernador de Castilla del Oro
nombrasse, que le hiciésse cargo de todo
por inventario, é que lo proveyesse luego
el gobernador, como cosa que mucho lo-
caba ú su servicio real.
Esta cédula yo la vi é se despachó
en Barcelona á diez é ocho dias de ju-
nio de mili é quinientos é diez y nue-
ve años: c no habla con gobernador se-
ñalado, porque estonces se tractaba de
enviar á Castilla del Oro otro, é quitar
el cargo á Pedrarias Dávila. É assi en
la mesma Barcelona fué proveydo de
aquel offigio é gobernación, desde á po-
cos dias, Lope de Sosa; pero quando el
Gil Goncalez llegó á la Tierra-Firme , ya
avia passado lo que se ha dicho en el ca-
pitulo precedente del viage del licenciado
Espinosa. E pocos dias antes que Lope de
Sosa muriesse, llegaron al Darien el capi-
tán Gil Goncalez de Avila y el piloto An-
drés Niño, para entender en su descubri-
miento , en el año de mili é quinientos y
veynte , poniendo Su Magostad cierta cáft-
9
f,r¡
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
lidad, é armando en su real compañía An-
drés de Haro, húrgales, é los mesmos ca-
pitán Gil Goncalez é piloto Andrés Niño,
y el Andrés de Cereceda que di\e de su-
so que yba proveydo por thessorero, é
otros particulares que también ponían su
parte en el armada. E luego Gil Goncalez,
desde Acia, romencó á entender en su
despacho, y en hacer ciertos navios en
el rio que llaman de la Balsa , que va á
dar á la mar del Sur, en el golpho de
Sanct Miguel : porque aunque presséntó
la cédula que he dicho, é requirió con ella
á Pedrarías, aprovechó poco, porque á
aquellos navios de Tasco Nunez opusié-
ronse muchos, diciendo que eran de com-
páñia. É á tender á esto estaba Pedra-
rías muy puesto en estorbar á Gil Goncalez.
v esta contención no se acabara sin estar
primero podridos los navios, y á esta cau-
sa fuera mas aparejarlos (pie hacer otros.
En esta armacon entraron el thessore-
ro Alonso de la Puente y el contador Die-
go Márquez , officialcs de Castilla del Oro,
por cuyo respecto Gil Goncalez é sus con-
sortes la pudieron sacar á luz; porque de
otra forma fuera imposible, porque al go-
bernador le pessaba de'sta armada , é le
páresela que demás de ser en vergüenca
suya yr á su gobernación á armar otro,
con licencia del Rey , le era grand cargo
é ofensa, 6 se apocaba su crédito, é no
desseaba que por manos de otro se bjeies-
se ni se supiesse cosa alguna de aquella
mar del Sur. E assi, en quanto él podia,
por diversas formas, daba desvíos á la
expedición y aviamiento de Gil Goncalez
con muchas cautelas.
Sentido esto por el capitán Gil Gonca-
lez . é entendido en parte la condición é
cobdicia del gobernador, é por aviso de
los officialcs el thessorero Alonso de la
Puente y el contador. Diego Márquez , que
de mas dias é mejor le tenían conoscido,
se acordó de meterle en compañía en el
armada . porque por esta via sería fácil
cosa el despacho ; é assi Gil Goncalez le
movió un partido algo donoso, é fué que
le vendiesse Pedrarías un negrillo que te-
nia volteador, é que le daría por él tres-
cientos pessos, é que aquellos los tuviesse
Pedrarías en el armada , é gocasse lo que
della procediesse por rata lo que le cu-
piesse, por racon de los trescientos pessos .
Con oslo, luego entró é vendió el negro
en el prescío que he dicho, é se assenló
aquella cantidad en el caudal por Pedra-
rías, como armador é partícipe de la com-
pañia de aquella armada , como si de otra
cosa no tuviera tanta nescessidad como de
un muchacho que volteasse. que aun pa-
ra grumete no era : é con esto luego le co-
mencó á favórescer el gobernador, é dió
lugar á su despacho, puesto que á la ver-
dad, aunque lo disimulaba, todavía le
pessaba en el ánima (leste descubrimien-
to, el qual se hico de la manera que se
dirá en el siguiente capítulo.
Desde á pocos dias que murió Lope de
Sosa , é algunos meses antes que Gil Gon-
calez se partiessé á descubrir, llegué yo
al Darien con mi muger é dos hijos, cre-
yendo hallar gobernando la (ierra á Lope
de Sosa , é llegado al puerto de Sanct Jo-
han, en la noche veyntc é quatro de ju-
nio del año de mili é quinientos é vevn-
te, hallé allí otra nao. de la qual supe la
muerte de Sosa , que yo sentí en el áni-
ma ; porque luego me hallé é tuve por mas
presso que si me viera en tierra de mo-
ros, porque en la verdad yo avia procu-
rado y hecho todo lo que en mí fué para
que Pedrarías fuesse removido. E túveme
por perdido, é no me engañé en ello, ni
me desembarcara, sino fuera por mi mu-
ger é hijos; pero como no pude hacer otra
cosa , atendí á me encomendar á Dios y
esperar su socorro: que otro no le tenia.
E luego por la mañana, el dia siguiente,
envié un hombre á tierra é di noticia al
gobernador de mi llegada: el qual me en-
vió á decir que holgaba mucho de mi ve-
DE INDIAS. LIB.
□ida . é que salipsse en buen hora : qué! me
tenia por amigo é buen servidor de Su
Magestad , é entendía ayudarme é honrar-
me, como si fuesse su hijo ó hermano, en
lotlo lo quél pudiesse. Y en fin, aunque
yo creía otra cosa, salí con mi compañía,
é allí luego á la cosía vinieron á me visi-
tar é acompañar el bachiller Diego de Cor-
ral é Diego Maldonado: los quales, de
parte del gobernador, me dixeron loque
es dicho é otras muchas palabras de amor.
É llegado á la cibdad, fuy á le hacer reve-
rencia ; e mostró holgarse mucho de mi
venida, segund de losados exteriores se
podía entender: é luego el gobernador fué
á visitará mi miígerá la posada, é la ha-
bló con mucha cortesía.
En este camino yo avia locado en esta
cibdad dé. Sancto Domingo, é supe aquí
cómo doña Isabel de Bosadilla, mugér de
Pedradas . a\ ¡a hecho escala en la Yagua-
na , que es un puerto que está en esta Is-
la , al Oxídente, é la enviaba el goberna-
dor á Castilla con mucho oro é perlas (se-
gund lama) por se hallar mas desocupado
para la residencia, que esperaba que le
avia de tomar Lope de Sosa, é por tener
la hacienda puesta en cobro: que es una
de las cosas que en estas partes mucho sé
usa entre gobernadores e jueces, quando
se les acaba el ot'licio, que huyen con el
dinero antes de la cuenta, ó la esperan,
teniendo aleada la pecunia.
Desde á dos meses después que llegué
al Darien, me llevó Dios uno de mis hijos,
cu edad de ocho años, é junto con este
pessar lo que sentí de la muerte é falta
del gobernador Lope de Sosa, muchas
veces estuve determinado de me tornar
en la mesma nao que fuy , si la nescessi-
dad é la vergüenza no me forcáran, por-
que yo yba cargado de casa c muger , é
muy de assienlo. E lo que mas me obligó
á esperar lo queviniesse, fué porque, por
mandado del Emperador, yo avia de co-
brar cient mili pessos de oro que avian
XXIX. CAP. XIV. G7
dado á entender á Su Magestad que va-
han los bienes, que le avian aplicado á su
cámara é fisco en las condenaciones del
adelantado Vasco Nuñez de Balboa é sus
consortes; y volverme sin cumplir el man-
damiento del Céssar, pues que estaba ya
en la tierra, fuera notable error, y allen-
de desso yo yba gastado. Todas estas
causas me hicieron que me deluviesse,
puesto (pie yo tenia por cierto quel go-
bernador avia de procurar de destruyeme,
porque tenia aviso que en España no avia
hablado bien dél, é que avia procurado
la yda de Lope de Sosa, é porque pedí la
gobernación de Sancta Marta para mí, co-
mo era verdad, é me fué concedida, e
porque no se me otorgaron cient hábi-
tos de Sancliago para cient hombres hi-
josdalgo, como ya lo dixe en el li-
bro XXVI, en el capítulo I y en el III, de-
xé aquella empresa (lo qual se le quitaba
á Pedradas, é se le quitó de su jurisdi-
cción después). É principalmente yo temia
quél me avia de hacer malas obras, assi
por lo que es dicho, como por las que él
me avia fecho; é á muchos avia dicho que
me tenia por enemigo. Demás de lo qual,
le pessaba en el ánima, porque yba por
receptor de Su Magestad para cobrar los
bienes del adelantado é sus consortes é de
todas las penas de la cámara real: é sin
esso llevé á cargo la escribanía general
del secretario Lope Conchillos , y el officio
de la fundición, allende del que yo me
tenia de veedor , y en todo avia de tener
mano. É lo que mas daño me hacia en la
opinión de Pedradas, era pensar el que yo
sentía algo é traía el regimiento perpetuo
de aquella cibdad del Darien para mí é
sendos pára los otros officiales, é otro pa-
ra aquel bachiller Diego de Corral , los
quales todos yo negocié , aunque de todos
ellos ni ove las grafías , ni aun me paga-
ron los derechos del despacho de las pro-
visiones : lo qual yo hice é procuré , assi
por los honrar, como principalmente por-
68
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que era servicio de Dios ó del Rey excu-
sar que cada año Pedradas hacia regido-
res á sus ci iados é amigos en aquella ciu-
dad , lo qual él sintió.
Demás de lo que eslá dicho, llevé una
cédula para que el gobernador gobernasse
solo sin 'los officiales; y desla manera,
aunque era en su favor, yo no la gané si-
no pensando quel gobernador era Lope
de Sosa. Llevé olra para que los officiales
no traclassen, y otra para quel goberna-
dor pusiesse las puntas y el toque, con que
sequiíatabael oro en quilatador, que dies-
se (¡ancas: quel oro que quilatasse y en
España paresciesse de menos ley, quél é
sus (¡adores lo pagarían. Llevé las orde-
nanzas ó fueros de la casa de la fundición;
llevé merced por quatro años para la tier-
ra de la franqueza de los derechos del al-
inoxarifazgo. Llevé más: quel primero año
después que yo llegasse, se pagasse el
diezmo del oro de minas al Rey, y el
segundo año después el noveno, y el otro
siguiente el octavo; é assi discurriendo,
hasta quedar en el quinto. E otras merce-
des é franquezas llevé para la tierra é po-
bladores della, que generalmente á todos
fueron útiles é provechosas, é á mí solo
dañosas; porque demás de no me aver
dado nadie, para gratificación de mi tra-
bado é gastos, un real ni valor dél, aun-
que, como en oirás partes he dicho, fuy
á Flandes , é gasté de mi hacienda la ma-
yor parle, buscando el remedio de aquella
tierra, como todo lo que yo hice era á pro-
póssito de la comunidad y de todos, ningún
particular me lo agradesció. Antes de al-
gunas cosas se resabiaron el gobernador é
officiales, é todo el fructo que saqué, fue-
ron muchos trabaxos é perder el tiempo é
hacienda propria, como adelante se dirá,
puesto quel gobernador é todos mostra-
ron mucho contentamiento en aver yo
tornado á la (ierra é aver traydo tan se-
ñaladas mercedes para aquella cibdad é
toda la provincia.
Mas cómo Pedrarias vido el tiempo
dispuesto , é yo pressenté aquellas cé-
dulas é provisiones que he dicho , él de-
fia maravillas en mi favor , loando lo
que avia hecho por aquella (ierra: é por
olra parle dixo á los ofliciales que le
perdonassen , quél no quisiera gobernar
sin ellos ; pero que yo avia traydo aque-
lla cédula que lo prohibía , é la otra pa-
ra que no tractassen. É lo uno é lo otro
sintieron mucho, porque les era grand
estorbo para sus cobdicias, ése les quita-
ba el mando é grandes interesses de ha-
cienda ; pero disimularon é tuvieron su
cuenta conmigo , para dañarme en lo que
pudiessen.
Desde á pocos dias el gobernador acor-
dó de yrse á Panamá á esperar al licen-
ciado Espinosa , alcalde mayor , que avia
dos años que andaba en la costa del Sur
con los navios de Vasco Nuñez, adqui-
riendo lo que podía, como hombre que se
(pieria yr á España y no perseverar en la
(ierra.
Cómo yo vi quel gobernador se yba
á la otra mar , ln'cele cierto requirimien-
to, dándole á entender que era despo-
blar aquella cibdad, dexándola él en (al
tiempo; porque los officiales se yban con
él . y él y ellos con determinación de as-
sentar en Panamá en la cosía del Sur, é
algunos dellos en el Nombre de Dios en
essolra cosía: é expresé muchas racones,
por las quales el gobernador no debia yr;
pero no lo dexó de hacer por esso é lle-
vó consigo al thessorero Alonso de la
Puente , é al contador Diego Márquez , é
al fattor Miguel Johan deRivas. É porque
el thessorero y el contador eran regidores
del Darien, é no volviessen á aquella cib-
dad. (lióles repartimientos de indios que
los sirviessen en Panamá-, ques ochenta
leguas del Darien : é aqui se vido clara-
mente quel gobernador quería despoblar
el Darien, assi porque la avia ganado é
poblado Vasco Nuñez. su yerno, á quien
DE INDIAS. L1B.
XXLX. CAP. XTV.
a\ ia degollado , como porque una vez que
desde allí se avia querido yr Pedrarias á
España, sin hagcr residencia, el regimiento
de aquella cibdad le detuvo. Y también se
quiso yr á Panamá , por hallarse pressen-
te al recoger de los despojos, que espera-
ha que avia de traer el alcalde mayor de
la costa del Sur, ó porque en lo que su
gobernación tenia en estotra costa del
Norte todo estaba hollado en lo que no
avia flecheros (porque donde los avia, no
le páreselo ser á su propóssito): é junto
con esto se decia quel alcalde mayor y el
capitán Badajoz avian ya vuelto a la otra
costa con mucho oro. Assi que, por es-
las causas aprovecharon poco mis pala-
bras ni las de otros muchos que decían lo
mesmo.
Determinado de se yr, hico una diligen-
cia donosa , por manera de cumplimiento
6 abono suyo: é fué que aquel licenciado
Alarconcillo , que avia ydo con el gober-
nador Lope de Sosa, hícole Pedrarias su
alcalde mayor é teniente, é hico prego-
nar residencia contra sí mesmo por treyn-
ta dias en el Darien. La qual higo á su
placer, poique como se quedaba en el
oflicio é hacia su juez a su teniente , todo
aquello era publicar conciencia, de lo qual
muchos se reian, é ninguno que tuviesse
quexa del no le osó pedir nada.
lisia residencia fraudosa envió á la cor-
te en tiempo que se aprovechó mucho de-
Ha . porque en aquel tiempo el Rey , nues-
tro señor, no estaba en España, ni sus
gobernadores en dispusicion de entender
en mas de pacificar las Comunidades: en
lo qual el reverendíssimo Cardenal de
Torlosa , que después fue Papa Adriano,
VI de tal nombre, y el condestable de
Castilla don Iñigo de Velasco, y el almi-
rante de C#st¡lla don Fadrique Enriquez,
que eran los que gobernaban , importuna-
dos de doña Isabel de Bovadilla , muger
ile Pedrarias , é de un Francisco de Li-
caur , su procurador , le enviaron comi-
sión al mesmo licenciado Alarconcillo, pa-
ra que tomasse residencia al gobernador,
su amo, é al licenciado Espinosa , é á los
que avian tenido cargo de justicia por Pe-
drarias. En tanto que estas provisiones
llegaban, estaban en Panamá el goberna-
dor , y el thessorero , y el fattor ; y en el
Darien estábamos el contador Diego Már-
quez é yo , que era veedor , con nuestras
mugeres, é por teniente Martin Estete,
que era casado con una criada de su mu-
ger de Pedrarias, hombre de ninguna ex-
piriencia en letras ni en armas.
Poco tiempo antes dcsto avia salido del
Darien el bachiller Diego de Corral por
capitán con cierta gente, por mandado
del gobernador, á pacificar é visitar la
comarca á la parte del Abrayme é Cara-
nura é otras provincias; é de lo que hico
adelante se hará mengion.
Assi que , estando las cosas en este es-
tado, vino á Panamá el licenciado Espi-
nosa con treynta y tres mili pessos de oro
é más, que avia ávido de indios salteados
é despojados por la costa del Poniente.
Estos demás ó allende de los otros veyn-
te mili, que se ha dicho que tenían allí en-
terrados. Luego el gobernador envió á re-
querirnos al contador Diego Márquez é á
mí, que estábamos en el Darien, que
fuéssemos á Panamá ó enviásemos nues-
tros tenientes, para que aquellos cinqüen-
ta é tantos mili pessos, con otros que por
rescates é otros de las minas se avian
allegado, se fundiessen é quintassen , é Sus
Magostados tomassen sus quintos é dere-
chos, é lo restante se diesse á quien lo
debia aver ; y en especial fuy yo reque-
rido (porque á mi cargo estaba la fundi-
ción , é tenia yo las marcas é cuños rea-
les del oro, é á mi cargo era de cobrar
los bienes del adelantado Vasco Nuñez
de Balboa c sus consortes por la cá-
mara é fisco) só ciertas protestaciones,
que contra mí protestó un procurador de
Pedrarias. É viendo esto el contador Die-
70
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
go Márquez ó yo , determinamos de yr á
donde el gobernador estaba: é Diego
Márquez fuéssc de arrancada, c llevó su
inuger consigo, con determinación de no
volver al Dañen, é yo dexé la mía allí,
non obstante que cada dia los vecinos se
yban, porque el gobernador les prometía
é daba indios de repartimiento é otros
provechos a quantos dexaban aquella
cibdad. E assi cómo otros la desampara-
ban , comencé yo alabear é dexé la traca
é dineros á mi muger para que hiciesse
mi casa : é Incola tal , que ninguna hasta
aquel tiempo avia en la Tierra-Firme co-
mo ella.
Con esto la cibdad tenia alguna espe-
ranza, poique aunque los otros ofíiciales
del Rey la avian desamparado . yo no lo
avia hecho* é la cibdad me dió su poder,
para que hiciesse sus negocios con el go-
bernador.
Después que llegué a Panamá, en mi
pressengia se desenterraron los veynte
mili pessos de oro de Paris, que el alcalde
mayor avia traydo de su primero viage,
quando dexó allí en guarda de csse oro al
capitán Goncalo de Badajoz con poca gen-
te, é de temor de los indios lo avian se-
pultado. Este oro, é lo quel licenciado
traía, é lo que se avia sacado de las mi-
nas de Panamá é Gapira é Juanaga por los
vecinos del Nombre de Dios é Panamá, se-
ria todo septenta mili pessos de oro..
En este tiempo llegó al Darien el Bar-
tolomé Corral , perdido él é los que con
él fueron, é aviendo hallado de pagos la
tierra por donde anduvo, dexóla de guer-
ra en virtud de sus letras é poca maña.
Para la enmienda desso ¡Fué luego á entrar
el teniene Martin Estete, é con ciertas ca-
noas por agua: é hícolo muy peor, é cada
uno dellos fué liarla parte para el alcamien-
ot é rebelión de los indios é dessolacion de
aquella cibdad, la qual en aquella sacón
era la mayor é mejor poblagion que
chripstianos tenian en la Tierra-Firmé.
En este tiempo quel bachiller Corral y
el teniente se dieron el mal recabdo que
es dicho en el Darien , se fundió en Pana-
má el oro que es dicho; é assimesmo el
capitán Gil Goncalez de Ávila, con el ar-
did de la venta del negrillo volteador, é
parte que por el prescio dél se le dió al
gobernador en aquella armada , se acabó
de despachar é siguió su descubrimiento;
porque antes no pudo, assi porque los pri-
meros navios que higo en el rio de la Bal-
sa se le pudrieron del sol é lluvia , é con
los estorbos del gobernador, como por-
que si el negrillo no tomara, nunca de allí
saliera.
En fin , año de mili é quinientos é veyn-
te y dos, partió é fué la vía del Ociden?
te, é descubrió lo que adelante se di-
rá ; é poco antes yo me partí de Panamá
para el Nombre de Dios, año de mili é
quinientos é veynte y uno, é de allí para
el Darien, gormar, en una caravela mía.
E al tiempo de mi partida requerí al go-
bernador, en nombre del Darien , todo
lo (pie me paresció: é allí le dixe cómo á
su causa aquella cibdad se perdía , é lo-
mé mis testimonios contra él. É cómo le
pessaba que aquestas cosas anduviessen
por escripto, acordó de rogarme que qui-
siesse encargarme del Darien é su provin-
cia, ó tomasse la vara de su teniente;
porque decía él que yo me daría tan buen
recabdo, que la cibdad é toda la tierra se
sosternia , é daba racones para ello , por-
que él no podía quitarse al pressente de
aquella mar del Sur. Yo no quería acep-
tar el cargo, assi porque me tenia por mas
honrado con ser offigíal del Rey, que no
con ser teniente suyo, como porque no
quería yo tal cuydado: é díle por excusa
que siendo offigíal del Rey, no avia de te-
ner officio por él, é que caeria»en alguna
pena, pensando que servia mal en ello. Fi-
nalmente, rogándomelo él é otros, acor-
dándome que aquella cibdad se despobla-
ría, é yo perdería mi hacienda, si no avia
DE INDIAS. LIB.
tjtiii ti dellá so doliesse, acepté el cargo,
y el gobernador me lo mandó de parle de
Sus Majestades, sin embargo de mis ofíi-
cios di' veedor de las fundiciones de aque-
lla gobernación é regidor de aquella cib-
dad é receptor general de la cámara é fis-
co por Sus Magestades, porque assi de-
cía el gobernador que convenia al servicio
(!•• Sus Magestades. É assi me lo dio fir-
mado de su nombre, é yo lo acepté, por-
que tenia en el Darien mi muger é mi ca-
sa, é ni." avia allí heredado por mi mal,
é porque assi lo tenia Dios ordenado.
En la hora que se me dió la provisión,
por la qual avia dr gobernar aquella cib-
dad ó ser capitán de aquella provincia,
dixo Pedrarias á algunos que por mi mal
avia lomado aquel cargo (é assi fué ello);
porque mi condición de hombre libre no
pudo comportar cosas feas é torpes, pues
querer hacer justicia entre gentes acos-
tumbradas á estar sin ella é a mal vivir,
no podia ser sin mucho riesgo de mi per-
sona, en especial estando tan aparejada
en el superior en la tierra la mala volun-
tad que contra mí tenia. Y aunque no ig-
noraba esso , por no ver perder la cibdad
('■ mi casa é assientb, abaxé la cabeca,
liando en Dios, que es sobre todo, é vol-
ví al Darien , de donde avia salido en el
mes de agosto: é volví un sábado nueve
de noviembre del mesmo año de mili é
quinientos é veynte y uno. E otro dia lue-
go siguiente, que fué domingo, enterré á
mi muger, que avia diez dias que estaba
enferma: é con el dolor de pérdida tan
triste para mí, transportado é fuera de
XXIX. CAP. XIV. 71
sentido, viendo muerta á mi muger, que
yo amaba mas que á mí, estuve para per-
der el sesso; porque demás de tan dulce
compañiafé ser mi desseo vivir en el es-
tado matrimonial , como chripstiano , no
era acostumbrado á las mancebas que
mis veginos tenian (é aun algunos dupli-
cadas).
Este trabaxo mió plugo á los que me
desamaban, porque como luego me puse
con la vara de justicia en castigar los pe-
cados públicos (en que muchos avia en-
vejeseidos) , presto fuy aborrescido , por-
que no consentí que se pesasse carne los
sábados, como hasta estonces lo hacian é
la comian: lo segundo mandé pregonar
que no tuviesse ninguno manceba pública,
é como sabian que lo avia de castigar , se
apartaron los que las tenian públicamente á
pan é cuchillo: lo tercero quité los juegos é
hice quemar públicamente en la plaga todos
los naypes que avia en el pueblo: lo quar-
to , castigué las blasfemias : lo quinto , á
un escribano tirano que robaba aquel pue-
blo , condenóle en ciertos quatro tantos é
suspendílc del officio por un año. En ca-
da cosa de las que prohibí, fuy constante
en castigar los transgresores, é defendí que
no se cargassen las indias, que se servían
dellas los chripstianos como de asnos. É
assi hice otras cosas, en que yo pensaba
que servia á Dios é al Rey, é que eran
en pró é utilidad del común : é todo fué
para mis trabaxos la yesca que los engen-
dió en las voluntades de los qua me pu-
sieron en la extremada nesgessidad, en
que me vi.
72
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XV.
Cúmo el coronista quedó por capitán c teniente de gobernador en el Darien; é cómo los indios del caci-
que de Bea mataron al capitán Martin de Murga c á otros chripstianos : é cómo por aviso é industria del
diclio capitán, auclor dcstas historias, se pacificaron muchos caciques é indios caribes é flecheros de la
costa, é se metieron en el Darien muchos pessos de oro por rescates.
Quando pressenlé la provisión de Pedra-
das en el cabildo é regimiento de la cib-
dad de Sancta María del Antigua del Da-
rien, fuy rescebido por su teniente con
mucho placer de todos , porque vían quel
gobernador miraba con enemistad las co-
sas de aquella cibdad, é que los otros offi-
ciales del Rey se avian desavecindado de
allí, é passádose á Panamá el thessorero
Alonso de la Puente y el contador Diego
Márquez, y el fattor Miguel Johande Rivas
al Nombre de Dios, é que yo avia querido
perseverar é no hacer la mudanca que-
Uos. Antes compré las casas del contador
c otras , y en lo mesmo que las pagaba de
contado las vendí fiadas á otros , é com-
pré vacas é puercos , é di carne abasto
al pueblo , el qual hasta allí nunca la tu-
vo de propria crianca ó cosecha.
En toda aquella jurisdicion hice una bue-
na quadrilla de esclavos é negros para sa-
car oro de las minas. Concerté todas las
diferencias que pude entre los vecinos so-
bre sus debdas , y en algunas puse de mi
casa mas que palabras por concertar é
avenir las partes. Hice muchas ordenan-
cas y estatutos para pró é utilidad de la
república. Pero, como dixe de susso, no
todas estas cosas placían , sino las menos
dellas , por la mala costumbre é soltura
en que vivían. Hice en especial una cosa
muy útil é provechosa á la cibdad é á mí
é á todos en general, que fué aquesta.
Provey una carayela mía de gente é vi-
tuallas , é bien armada de paz é de guer-
ra , y enviéla á la parte de Levante a los
caribes de Cartagena é isla de Codego é
otras partes ; é sin me ayudar el Rey ni
otras personas, sino á mi costa propria, di
principio á los rescates con los indios bra-
vos é á la pacificación dellos , no porque
yo fuy el primero rescatador que aques-
to comencé, porque como en otras par-
tes he dicho , el capitán Chripstóbal Guer-
ra é Johan de la Cosa , Rastillas, Johan de
Ledesma , Hojeda é otros muchos avian
antes corrido todo aquello , é los mas do
essos, socolor de rescates, robando é al-
terando. Pero lo que yo hice fué rescatar,
pacificando é amansando lo alterado , é
rescaté é ove en pocos meses mas de sie-
te mili pessos de oro. A causa de lo qual,
c por mi exemplo, los vecinos del Darien
compraron navios, é algunos los hicieron
de nuevo; é continuándose la uiesma grau-
geria, se metieron en aquella cibdad en
breve tiempo mas de cinqüenta mili pes-
sos de oro, de paz é sin riesgo, ni matar
ni enojar á indio, como se dixo mas lar-
gamente en el capítulo III del libro XXV!,
é en el capítulo IV del mesmo libro. Lo
qual fué causa de mucha reformación é
remedio de aquella cibdad , é se favore-
ció é ayudó muchoá causa de mi industria.
Junto con esto fuy temido juez, por
no aver disimulado los peccados públicos,
ni dexado de hacer justicia ( aunque tem-
plada fuesse);é cada uno sabia que no te-
nia nada en mí para se quedar sin pena ó
moderada corrección, si culpado fuesse.
De lo qual no poca indignación contra mí
formaron algunos ; porque al que yo cas-
tigaba, si apelaba, le absolvía el goberna-
dor é le daba dineros; é cómo estaban á
su lado el thessorero y el contador, é no
tenian olvidadas aquellas cédulas que He-
DE INDIAS. L1B.
vé para que no tuviessen voto en las co-
sas de la gobernación , ni tractassen como
jirirnero lo avian hecho, estos eran los
que favorescian los que yban quexosos,
aunque justamente yo los o viesse penado.
Y desta Jornia en poco tiempo estuve mal
quisto de los tálese tic sus parciales; pe-
ro con los buenos c con los que estaban
sin passion estaba en su gracia. .Mas es-
tos no eran parle para me ayudar, quando
me vieron en nescessidad. Antes fueron
pocos los que osaron mostrarse por mis
amigos, porque vian notoriamente quel
gobernador me era contrario é que habla-
ba mal en mí , é muchas veces avie dicho
estas palabras: 1Y0 conozco que otro
baria mejor lo que toca á la buena go-
bernación dcstas partes; ó informado
el Emperador, nuestro señor , desto, avia
proveydo a Lope de Sosa, que haya
gloria , (pie era buen cavallero é lo hi-
ciera muy bien , é porque el veedor Gon-
calo Fernandez de Oviedo no falló de
lo acordar ó solicitar.. Yo holgara de
verme libre é retraerme ya, si Dios no fue-
ra servido de me tener en estos trabaxos
é fatigas, que tengo en la substentacion
destas parles , con tantos gastos de mi ha-
cienda é con tan pocos inlcresscs , 6 con
tantas enfermedades é con avérseme muer-
to en esla tierra uno de mis hijos. » É assi
entonado á este propóssilo, decia otros
muchos cargos que echaba a Dios é al
Hoy con su persona, los qualcs los que le
escuchaban, aceptaban, édecian que sin
dubda Dios quería quél gobernasse é no
otro. I'] assi passaban tiempo con lagote-
rías é cosas que tenían en contrario bien
clara la respuesta, porque él é sus minis-
tros- é capitanes assolaron ó destruyeron
la tierra con robos c crueldades, sin los -
castigar, como en parte lo cuenta la his-
toria ; é lo quél y ellos llamaban pacificar,
era yermar é assolar é matar é deslruyr ■
la tierra de muchas maneras, robando é
acallando los naturales della. E porque yo
TOMO III.
XXIX. CAP. XV. 7:) .
lo decia algunas veces, me tomaron en
mala opinión los que quisieran que yo ovie-
ra seguido el camino de los otros jueces.
Acercándose mi penitencia , siguióse
que un vecino del Darien , llamado el ca-
pitán Martin de Murga , vizcayno , era vi-
sitador de los indios, por Pedradas, de
la provincia é repartimiento del Darien:
el (pial me pidió licencia para yr á visitar
el cacique de Bea , que le estaba enco-
mendado á él, é vivía en las lagunas,
cerca del rio Grande ; é yo no se la quise
dar , é le dixe que no fuesse allá , porque
me avian dicho que aquel cafique é todos
los de la tierra estaban aleados, desde
quel bachiller Corral é Martin Estete , só
color de visitar la comarca , la avian le-
vantado; é que en ninguna manera le da-
ría licencia , porque yo no quería que lo
matassen á él é á los que con él fuessen .
Desta "respuesta so quexaba á muchos de
mí, é no faltó quien me lo dixo, é mandóle
llamar, é díxele: «Martin de Murga, di-
cho me han que os qucxays do mí , é no
tenes racen, porque si no os doy licencia,
es porque no os mate vuestro cacique , c
querría yo que quando fuéssedes, fuesse
de manera que tuviessedes segura la vuel-
ta, é no quedássedes allá muerto. Por
vuestra vida que no murmurés de mí, ni
digays que os echoá perder é que no quie-
ro que medres , é por mi causa no vays
por mil pessos, que decís que os ha pro-
metido vuestro cacique. Yo no lo hago sino
por lo que os cumple ; ó si otra cosa á vos
os paresce , traed un escribano ó reque-
ridme lo que quisiéredes : que yo daré mi
respuesta , para que en todo tiempo pa-
rezca mi descargo con Dios é con el mun-
do todo. »
Estonces el Martin de Murga dixo que
me bessaba las manos, porque le daba li-
cencia que me requiriesse , é que me pe-
dia por merced que no me pessasse del
requirimiento. Yo le repliqué que no me
pessaria , sino que holgaría dello. En fin,
10
74
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
me requirió é protestó quinientos pessos
contra mí, si no lo daba licencia para yr á
su cacique Bea; porque decie que le avia
enviado á llamar para le dar aquellos mili
pessos ó más de rescate , é quel cacique
no estaba aleado, sino muy pacífico. A lo
qual yo respondí que publicamente se sos-
pechaba que aquel cacique estaba aleado, é
(pie me parescia é le aconsejaba no fuesse
allá, puesto que para yr él no tenia nes-
cessidad de mi licencia, pues que era visi-
tador de los indios del Dañen, é sin ella
podía yr donde quisiesse; pero que si to-
davía quísiesse mi consentimiento, que
yo le daba licencia con tanto (pie fuesse
como era racon, é de manera quél é los
que con él fuessen no reseibiessen daño,
ni fuessen á peligro.
Passado aquesto, el capitán Murga se
partió, sin le ver yo ni saber más en ello;
e llevó consigo en dos canoas á un Ruy
López de Talayera, é á un Johan López
de Llerena, é á un Johan de Medellin é
diez ó doce indios mansos, que bogaban.
E llevó camisas é hachas é otras cosas, pa-
ra dar al cacique é á sus mugeres é in-
dios.
Aquella gente de Bea está metida en
unas lagunas , cerca del rio Grande , lla-
mado Sanct Johan , que entra en el gol-
pho de Urabá ; y es tal el assiento del ca-
cique é de sus indios, que en algunos
tiempos del año es muy peligrosa la en-
trada, y en especial en el tiempo de las
aguas ; y es cerca del Darien.
Llegado esto capitán Murga ó los que
he dicho á Bea , fueron muy bien rescc-
bidos, é abracólos á todos el cacique; y
el capitán le dió gentiles camisas á él é á
sus mugeres é algunos de sus indios prin-
cipales, é les dió hachas vizcaynas é otras
cosas: é para ver cómo cortaban, las pu-
sieron luego en astiles. É el cacique higo
luego dar de comer al capitán é chrips-
tianos c á los indios mansos , que con él
yban . de muchos é buenos pescados é
otras cosas de aquella tierra : é estando
descuydados comiendo y en mucho pla-
cer, les dieron sendos hachacos por de-
trás en las cabecas á todos quatro , que se
las hendieron, é no tuvieron sentido para
pelear ni se defender; porque Irás el pri-
mer golpe heridos, acudieron con más c
más golpes en el instante , 6 más indios,
■é presto los acabaron de matar. É alaron
á los mas de los indios mansos , para los
herrar por esclavos: é algunos dellos se
escaparon en tanto que mataban los chrips-
tianos, é. se tornaron al Darien.
Fecho aquesto, el cacique de Bea. pa-
ra solempnicar su trayeion, púsose un cin-
to de oro é un collar de lo mesnio, é jun-
tados sus indios, ataron una cuerda á los
piés al capitán Martin de Murga, é tiran-
do por ella, lo llevaron rastrando un quar-
to de milla apartado del buhío, é lo de-
xaron allá para que las aves se lo comies-
sen. Por donde le llevaron rastrando, ybán
muchos indios é indias é muchachos , con
mucho placer é risa, cantando su areyto;
é el cacique, de quando en quando, con
una macana guarneseida de oro, le daba
un golpe en la boca , é decía : « Chica oro,
chica oro, chica oro,» que quiere degir:
icome oro, come oro.»
Hechas estas obsequias á la muerte é
imprudencia deste capitán , tomaron los
cuerpos de los otros tres españoles, é as-
simesmo, arrastrándolos, los echaron en
el campo. De los indios mansos que avian
ydo con essos peccadores chripstianos,
desde á tres ó quatro dias después, tor-
naron algunos al Darien , é dentro de ocho
dias los más dellos, de los quales se supo
lo que es dicho. E tomada la información,
determiné de yr ó enviar á castigar aquel
cacique Bea, é apercebí gente para ello.
Y poique á ninguno de los milites
destas partes que mal han acabado falla
culpa para su castigo, por una ó por otra
vía , es de saber que este Murga avia sey-
do alguacil é ministro de las crueldades
DE INDIAS. L1B XXIX. CAP. XV.
que avia Lecho el alcalde mayor Espino-
sa en los viages, que avia hecho por la
tierra des ta provincia de Cueva.
Teniendo yo aparejada la gente que
avia de yr contra Bea (assi porque en la
cibdad avie poca gente, como porque ca-
da dia éramos menos, porque el gober-
nador, á quantos yban á donde estaba,
los halagaba é daba repartimientos por
allá, é los menos volvían al Dañen), de
temor de lo acaescido á aquel Murga , ó
porque se sospechaba que otro cacique,
llamado Guaturo, se avia confederado con
el de Bea é con otro , que era notorio ene-
migo do los chripstianos (é muy varón)
que se llamaba Corobari, é aleado anda-
ba días avia, é tenia dentro en la cibdad,
en casa del bachiller Corral (al qual ésta-
ba encomendado por repartimiento) la ma-
dre é la inugeré los hijos, é era cercano
pariente de una india que! bachiller tenia
por manceba, en la qual tenia hijos: y
deste Corobari, como de ladrón de casa,
temarnos grand recelo, porque estaban
dentro en el pueblo parle de sus indios,
é cada dia le podían avisar de la poca
gente é vecindad que ya éramos; con
todas estas sospechas é indicios, que
cada cosa dellas eran de temer, hice
asmar é poner á punto tres canoas é una
barca é bastimentos, ó aun la mayor par-
te di de mí casa ó se pagaron con mis di-
neros. E acordé. que fuesse con un man-
damiento mió el capitán Jóhán de Ezcaray
á prendere! cacique bea é los mas indios,
que pudiessen averse de los culpados , é
Uevasse consigo hasta quareñta hombres,
é los diez dellos ballesteros , é que llevas-
sé por guias dos ó tres indios de los mes-
mos quel capitán Murga llevó, (piando le
mataron ; é yo quedé ¡i guardar la cibdad.
lisiando en eslá determinación, para
que otro dia siguiente el capitán Johan de
Ezcaray é la gente que es dicho , oyendo
primero una misa de Espíritu Sancto , se
partiesseñ, pensándole mucho al bachiller
Diego de Corral que aquesta gente fuesse,
porque se avia de saber enteramente la
culpa quél tenia de la rebelión é alzamien-
to de la tierra, por donde él avia andado,
so color de la visitar ; é porque aquel ca-
cique Bea era pariente de la india Elvira,
su manceba , é de los hijos que en ella te-
nia, comencé á poner grandes inconvi-
nientcs en la yda de aquella gente , é de-
cía públicamente que yban á mucho peli-
gro, y á esse propóssito otras palabras
escandalosas , atemoricando los que esta-
ban nombrados é apercebidos para el via-
gc. É cómo regidor de aquella cibdad,
me dixo muchas cosas para removerme
de mi buen propóssito , diciendo que ya
yo via quán sola quedarla aquella cibdad,
si enviada aquel capitán é hombres que
tenia acordarlo, é si alguna nesgessidad
sobreviniesse al pueblo en abséngia dé
aquellos, no quedaban oíros tantos que
defendiessén aquella república; é si se
erraba el viage, ó algún siniestro les
ocurriesso, que yo era digno de mucha
culpa, é que yo apocaba las fuergas que
nos quedaban , que eran ya redugidas á
tan poco número de hombres; que yda
esta gente, otros cagiques de la comarca
se atreverían ú venir á pegar fuego á la
cibdad , é que de todo el daño que vinies-
se á los que yban é á los que quedábamos,
yo era el ministro, si no mudaba mi vo-
luntad é tomaba su consejo. Y áesle pro-
póssito suyo dixo oirás cosas, en que no-
toriamente p ira entre gente común é ba-
xa é de poco entendimiento paresgia que
su razonamiento era lleno de buen gelo,
é que en lo que degia echaba cargo á la
cibdad, é que á los que yo mandaba yr
los excusaba de un notorio y evidente pe-
ligro , é que yo me movía á esto con mal
consejo , é como hombre agelerado é no
llegado á ragon.
Á esta plática estaba la mayor parte
del pueblo escuchando é' notando , ó co-
mo Vo estaba determinado de enviar á
70
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
castigar -á los delinqüentcs, por ser muy
convinienlc para excusarse otros atrevi-
mientos, dixe contra lo quel bachiller de-
cía desta manera: «Señor bachiller., pé-
same, porque vuestras palabras me cons-
triñen á que os responda en pública pla-
ga, pues que en ella aveys querido dará
entender á estos señores vecinos é amigos
una cosa tan desviada de lo cierto é tan
perjudicial á tudos, é que debaxo de
vuestras cautelas fictas y enderoscadus á
vuestro interesse, haya otro entendimiento
en la verdad, como le hay, muy al revés
de lo que querríades que se os creyesso.
Claro está que si el atrevimiento é t ray-
eron , que Bea ha cometido en la muerte
del capitán Martin de Murga j essotros pec-
cadores, que con él mató, se disimulasse,
que naseerian de esso otros daños mayo-
res; y aun el mesmo Bea temía mucha
causa para venir á quemar nuestras casas
é aun nuestras personas con otros sus
confederados, porque sabe que en vuestra
casa están los (icones, do tiene sus espias
é debdos en vuestro hijo Perico y en
vuestra Elvira., de quien lo ovistes, que
es su prima de Bea. Y á vos peor que á
ninguno os está hablar en esto, y al que
mas le conviene este castigo de Bea soys
vos, salvo si no pensays que tenés en
él las espaldas seguras por los debdos que
he dicho. Todos cssos inconvinientes (pie
vos poneys son excusados, y estos hidal-
gos, que yo envió con el capitán Johan de
Ezcaray son tan buenos , é tan leales , é
tan experimentados , que bastan á mayor
cosa que la que yo les encomiendo : é á
cada uno dellos le va en esto tanto , que
aunque el número de sus personas es po-
co , el valor dolías es mucho para que to-
do se haga muy bien¡ é como Dios é Sus
Majestades se sirvan y esta cibdad se
asegure. Y yo quedo acá para la velar é
guardarla de las espias é debdos de Bea
é de vuestro Corobari , -que sabés é sa-
bemos todos que es un grand perro . é
que sobre averie perdonado dos veces sus
deslealtades, y a verse bapticado, y lla-
marse chripstiano, anda la terrera aleado,
y es el mas perjudicial enemigo que esta
cibdad tiene, é de quien mas se debe guar-
dar por vuestro respecto; pues que en
vuestra casa están su madre, é muger, 6
hijos, é otros indios con quien se debe
entender; é también es debdo de vuestra
Elvira é de vuestro hijo. El Gn que yo
tengo en esto mostrará con la obra cómo
tengo por principal bien el de todos, é
que otra cosa no me mueve ni otro inte-
resse sino que«e sirvan Dios é Sus Mages-
(ades y esta cibdad se conserve, en la
qual pues, yo tengo tanto que perder
como el que más de los que en ella vivi-
mos, é la pudiera doxarcomo la dexaron
los otros officiales de Su Magostad , é con
mucha ventaja de repartimiento é otros
ofrescimientos quel gobernador me daba,
si yo quisiera desampararla é mudar as-
siento. Por aquí veres si mi deseo es sus-
tentar esta cibdad é vivir é morir en ella.
«Cada día nos faltan indios de los que
nos sirven en nuestras casas , 6 muertos
ni vivos no parescen: si fuessen tigres los
que nos los quitan , no podría ser sin se
aver entendido. Todos los que hay en es-
ta cibdad sospechan, é yo con ellos, que
estos traydores caciques Corobari y Bea,
parientes de vuestro hijo , nos los hurtan;
é cómo el ladrón y espia está cu casa,
sentimos el daño é no vemos por do se
remedie, aunque no del todo ciegos, ni
hay ninguno tan ignorante que dexe de
entender quel remedio es cortar los tron-
cos é cepas de cssa mala simiente , que
son estos caciques de Bea é Corobari. Y
tened por cierto que en tanto que á mi
cargo fuere el bien é procomún de todos,
que aunque me cueste lo que tengo é la
vida con ello, yo sacaré destos escrúpu-
los é sospechas á todos. El castigo, que
convenga en este caso de Murga se ha de
hacer , é no me hable ninguno en otra eo-
DE INDIAS. LK. XXIX. CAP. XV.
77
sa. É será mejor que nos digays en qué
parte os desastes dos ó (res chripstianos
vivos de los compañeros, que llevastes,
quando fuystes la liewa adentro , que de
cansados y enfermos se quedaron, pu-
diéndolos vos traer, porque si por caso
fuesscn vivos, se cobrassen.» Oydo esto,
el bachiller se tornó tan pálido 6 de color
como muerto.
Es verdad que yo tenia antes infor-
mación que, hincados de rodillas, con
mul lías lágrimas, pidiéndole socorro é
misericordia al bachiller, le rogaron que
los ayudasse é no los dexasse entre sus
enemigos á morir ; é él les dixo que an-
duviessen, que de bellacos, porque los tru-
xessen acuestas , se hacían malos. É uno
dellos le dixo á él é á otros: « Señor y se-
ñores, pues que assi os vays, rogad á
Dios por mi alma. » É él mandó passar
adelante la gente, é siguió su camino, é
los dexaron , é tornó con dos ó tres com-
pañeros á un buliío, donde quedaba un
vizcayno (que era el último que no pudo
seguir la compañía) é díxole: «¿Vos por'
qué no andays? » Y el pobre compañero
estaba echado en una bamaquilla é los
piés muy hinchados, édixo: «Señor ca-
pitán, ya veys que no puedo seguiros:
acordaos que soy chripstiano », saliéndole
las lágrimas de los ojos; pero ninguna pie-
dad tuvo dél ni de otros dos que dexaba
mas atrás, é se fué. Y es verdad que traía
en hamacas sus indias, quando se le can-
saban.
Finalmente, quando el bachiller me oyó
hablar en los que avia dexado morir, por
su culpa, en aquella su entrada, muy tur-
bado dixo : « Señor , para que vcays que
no conviene que aquesta gente vaya á
donde la enviays , yo os daré cicnt firmas
de hombres los mas principales del pue-
blo, que dirán que no conviene hacerse
lo que querés que se haga. » Estonces yo
mandé á un escribano que assentasse lo
quel bachiller decia , é assi se assentó : é
assentado, mandé que lo firmasse, y él lo
firmó , é luego le mandé por aucto que
entendiesse en buscar aquellas firmas, que
degia ante mí hasta otro dia á vísperas, so
pena de cicnt mili maravedís para la cáma-
ra de Sus -Magostados ; porque si assi co-
mo decia fuesse , yo me reportaría á me-
jor consejo é parescer, para que se higies-
se aquello que paresc'iesse ser mas prove-
choso é con viniente.
En esse punto el bachiller fué á buscar
aquellas firmas entre los clérigos ó fraylcs
é personas que no avian de dar voto en
la guerra , é de aquellos que poco podían
entender qué era aquello que firmaban; é
no pudiendo juntar en todas diez, é aque-
llas de sus parciales é de hombres de poco
crédito é adherentcs suyos;, aquella mes-
ma noche amotinó la mayor parte de todos
los que avian do yr , para que rehusassen
el camino de Bca. É assi cómo fué de dia,
vino á mí el capitán Johan de Ezcaray, é
me dixo : « Señor , espantado estoy de
tanta mudanca ó de tan poca vergtteñca,
como hay en esta cibdad ; porque ayer to-
dos estaban de buen propóssito, y en es-
ta noche passada han mudado la voluntad,
é parésce que los llevan á la horca , é no
veo hombre en dispusicion de yr conmi-
go. » Luego yo sentí la maldad del bachi-
ller, é comencé á aver información contra
él , é se ovo bien bastante del motín y es-
torbo quél daba en que no fuesse la gen-
te ; y esto no pudo ser tan secreto quél no
oviesse temor , ó de su consciencia igno-
rasse la culpa que tenia. É viéndose perdi-
do, concertóse con el deán Johan Pérez
Zalduendo (hombre sin letras, ó que de
largo tiempo eran amigos) contra mí.
Algunos meses antes yo avia tomado
cuenta á un escribano , llamado Chripstó-
bal Muñoz, ante quien avia passado el
progesso de la muerte del adelantado Vas-
co Nuñez de Balboa é sus consortes , en
cuyo poder estaba; é le pedí aquel pro-
gesso para tassar los derechos dél por lo
7s
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que tocaba al secretario Lope Conchillos,
en cuyo nombre le tomaba la cuenta , que
era escribano mayor é general, é aun pa-
ra ver si por aquel processo paresceria
tener el adelantado é sus consortes más
bienes de los que yo sabia , para que, co-
mo receptor que yo era de la cámara é
fisco, los cobrasse. É venido este proces-
so á mis manos, lávele en mi poder al-
gunos dias, é leyle todo, é pússele cuen-
to á todas las hojas por letras , é rubriqué-
las de la señal de mi firma , porque no se
pndiesse hurlar hoja ni aucto, sin que se
viesse la falla por el cuento que le pus-
se. Este processo fué después llevado por
el escribano que he dicho á Panamá ; é
cómo el gobernador y el alcalde mayor
vieron aquel cuento é rúbricas mías , sos-
pecharon que yo avia notado las fallas é
méritos del processo en daño dellos. É
por esto sospeché que avian dado orden
en mi muerte é trabaxos.
CAPITULO XVI.
Cómo el auctor hico justicia de los caciques de Corobari é Gualuro, que se avian rebelado del serví' i » de
Sus Magostados ¿ é cómo envió presso á España al bachiller Diego de Corral, é oirás cosas, que compele,,
á la historia.
\ causa de las Comunidades é alteracio-
nes que avia en España en aquel tiempo,
muchos meses passaron que no yban na-
vios al Darien, é quiso Dios que llegó al
puerto de aquella cibdad una caravela,
martes primero dia de julio de mili é qui-
nientos é veynte y dos años . víspera de la
Visitación de la Madre de Dios á Sánela
Isabel. En aquel navio fueron la justicia
eclesiástica é seglar en dos personas: el
uno fué el licenciado Sancho de Salaya,
que yba por alcalde mayor de la costa é
mar del Sur , en nombre de las Cessáreas
é Cathólicas Magostades , y el olro era el
arcediano Rodrigo Pérez , al qual avia en-
viado presso en grillos á España el mesmo
deán, por partícipe en la culpa é Iraycion
del adelantado Vasco Nuñez é los que con
él padescieron, persuadido el deán por
Pedrarias Dávila y el licenciado Gaspar de
Espinosa , su alcalde mayor. É volvió ab-
suelto', é traia mandamiento de Sus Ma-
gestadesé del perlado, para que se le res-
tituyessen sus bienes.
Ved . letor , qué tal debiera ser la cul-
pa é Iraycion del infelice adelantado, pues
que este arcediano era uno de los mas
partícipes en ella, é venia absuello, é
volvió á la tierra.
Ei licenciado Salaya traía poderes del
nuevo obispo, fray Vicente Peraca, para
tomar la possesion de la iglesia episcopal
é remover los ofliciales é provisores, é po-
ner los que les paresciesse : é lo [¡rimero
que hico fué tomar la possesion por el obis-
po , é luego removió de provisor al deán
y eligió al arcediano Rodrigo Pérez; é los
dos secretamente inquirieron en los méri-
tos de algunos vecinos, porque ya los
hombres podían hablar libremente por
descargo de sus consc/iencías, é informa-
ron de la verdad, é de quán perjudicial
era aquel bachiller Corral á aquella cib-
dad. E cómo vieron el bachiller y el deán
que avia justicia en la tierra, é me tenían
por recio, é creían que avia de procurar
de me satisfacer dellos é del motin, roga-
ron al licenciado Salaya é á ciertos reli-
giosos de Sanct Francisco que nos hiciés-
sen amigos, é á su ruego yo les hablé
muy bien dende adelante, quando noslo-
pábamos ; pero no prometí de olvidar mi
enmienda: antes dixe que, non obstante
que les hablasse, no dexaria de seguir mi
DE INDIAS. LIR.
justicia en el tiempo que me conviniesse,
pues avian seydo causa quel cacique de
Bea no fuesse castigado; é con este adi-
tamento se contentaron los terceros. É có-
mo los culpados (arde ó nunca dexan de
sospechar su castigo , 6 recelarse de sus
proprios méritos, aunque andaba la cor-
tesía en los bonetes, no era la comunica-
ción ni habla tan sociable como antes la
ovo, ni en mas de aquello que yo no po-
día excusar por mis officios: c por esso
no faltaban en el pecho passiones escul-
pidas con letras diamantinas.
Estando ya nías informado el licenciado
Salaya de la persona , vida é parcialida-
des del bachiller Corral, consejóme que
Id echasse de la tierra é lo en\ iasse á Cas-
lilla, donde tenia su muger, sin la qual
estaba once ó doce años avia, ó público
amancebado, é que con la información de
sus exc esos se fuesse , por hombre perju-
dicial é no conviniente á la república. É
yo le respondí que hifíesso él el interro-
gatorio 6 se tomasse la información : é
que tomada, si le pareseies.se cpie era
bastante é que convenia, que yo haría lo
quél me consejasse é dixesse ¡pie era jus-
ticia: É luego el licenciado tomó tinta é
papel , é hir;o de su mano un interrogato-
rio, é por las preguntas dél se lomaron
los testigos, los quales las hincheron, é
debían abominaciones dél. Tomada esta
información por consejo del licenciado, le
hige echar unos grillos, é le mandé meter
en una nao que estaba de partida para
España, é con él un Luis de Córdova, es-
peciero é vecino dé Sevilla, al quál tenia
presso por perjudicial á la república, é
porque avia mucho tiempo (pie estaba sin
su mugér, é tenia allí en el Darien dos
mancebas públicas. E por cédula de Su
Magostad los oflieiales de la casa de la
Conlraclacion de Sevilla me enviaron una
carta requisitoria, para que se lo enviasse
presso á la casa de la Contractacion, para
le hacer que hieiesse vida con su muger.
XXIX. CAP. XVI. 79
é mandé llevar á ambos á aquella nao.
En fin, hechos á la vela, navegaron é vi-
nieron á esta cibdad de Sancto Domingo,
é desde aqui fueron á España.
Esta yda deste bachiller sintió mucho
Pedrarias , porque ovo temor que en Es-
paña le seria contrario é diría mal dél.
Estando las cosas en este estado , vino
nueva al Darien , por aviso de un indio
que avia seydo de chripstianos é andaba
en compañía del cacique Corobari , ene-
migo de nuestra cibdad , cómo aquel ca-
cique estaba en una sierra , siete ó ocho
leguas del Darien, é ofrescíase á le dat-
en las manos-de los chripstianos. El qual
indio fué presso é traydo ante mí , y exa-
minado, dixo dónde el cacique estaba , é
que la causa do su venida era porque avia
dos dias quel cacique le avia muerto á su
muger, que era chripstiana , é se llamaba
Cathalina, porque ella avia dicho que los
chripstianos eran buenos; é demás de esso
avian hecho otras muchas muertes en in-
dios mansos chripstianos ; é ofrescióse de
llevar los chripstianos á donde estaba.
Pues cómo este cacique era de quien más
nos recelábamos, é no sabíamos dónde an-
daba, después que me ove bien informa-
do del indio, prevey con treynta é c¡nco
chripstianos de un capitán, hombre cuer-
do , é mándele que llevasse este indio por
guia , é assr lo hico ; é fueron á dar en el
cacique una noche, é prendiéronle con
parte de su gente, é traydo al Darien, con-
fessó espontáneamente ser verdad que
avia muerto la india Cathalina é otros in-
dios muchos chripstianos , é que era ene-
migo de los chripstianos ; é que aviéndose
algado dos veces, avia seydo perdonado
ambas , é se avia rebelado la tercera , é
apartádose del servicio de Sus Magesta-
des, é hecho otras muchas maldades. É
entre las otras cosas confessó que sabia la
muerte del capitán Martin de Murga, é
que se lo avia dicho el bachiller Corral en
una estanca, que tenia media legua de la
80
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cibdad , é que allí se avian visto é comi-
do juntos algunas veces el bachiller y es-
te cacique : lo qual era en tiempo que se
velaba la cibdad , por temor del mesmo
Corobari é del cacique de Bea , después
de la muerte del capitán Martin de Mur-
ga. Por lo qual diKo públicamente el li-
cenciado Salaya , que si el bachiller Cor-
ral no fuera partido, que publicamente
merescia ser quemado con su cacique Co-
robari, por tfaydor enemigo de los chrips-
tianos: é consejóme que mándasse quemar
á este cacique , é assi se hico; y el licen-
ciado, de su mano, ordenó y escribió la
sentencia, é yo la firmé. 6 fué quemado.
Al qual yo mandé ahogar primero, porque
quiso morir chripstiano y era bapticado.
Esta muerto se le di6, porque los indios
temen mucho el fuego, é todas las otras
maneras de morir no las temen.
Fecho aquesto, el licenciado Salaya se
fué á Panamá , donde el gobernador Pe-
drarias estaba , y en aquella sacón le en-
vió doña Isabel de Bovadilla , su muger,
desde Castilla, aquella grangeada residen-
cia que le mandaron tomar los goberna-
dores y el Papa Adriano, que estonces
era Cardenal de Tortosa, é asistía con ellos
assimesmo en la gobernación de los rey-
nos de España , para que se la tomasse el
mesmo licenciado Alarconcillo que le avia
tomado la otra, quél por su placer avia he-
cho ; é que assimesmo tomasse residencia
al licenciado Espinosa é á todos los que
avian tenido cargo de justicia por Pedra-
das. Esto fué negociado por la muger del
gobernador é por aquel Francisco de L¡-
cao, que primero se dixo.
En este tiempo tomé yo ciertas espías
del cacique de Guaturo que servia á un
vecino del Darien . el qual se avia aleado
é avia acordado de se juntar con el caci-
que de Bea, que avia muerto al capitán
Murga é á otros chripstianos, para malar
á todos los que estábamos en el Darien, é
pegar fuego á aquella cibdad. É cómo yo
sentí la cosa , viendo el peligro notorio en
que la cibdad estalla , acordé de yr en
persona á buscar al cacique con hasta qua-
renta hombres , dexando en la cibdad el
mejor recabdo que pude : é porque ya ce-
saban las sospechas del bachiller Corral é
de «u cacique Corobari , do quien se avía
hecho justicia , é no osé fiar este víage de
otro capitán alguno, porque aquel á quien
este cacique Guaturo servia no me enga-
ñasse, porque él harto excusaba al caci-
que, diciendo que no oslaba aleado, é
para satisfacerme á mí é á él, llévele con-
migo, de lo qual le pessó mucho , é decia
que yo tomaba demasiado trabaxo, é quél
me traeria el cacique á la cibdad. Pero
yo, no fiando de palabras, partí del Da-
ñen; é llegado á las sierras de Guaturo,
diez é ocho leguas del Darien, hallé al-
eado el cacique é ydo al arcabuco ó mon-
tes, é desfecho su assiento; é plugo á
Nuestro Señor que me di tal recabdo que
le prendí á él é á su muger é dos hijos
suyos, muy niños, éá un indio principal,
que se llamaba Goncalo, que era su ca-
pitán, é por cuyo consejo se gobernaba.
E tomáronse hasta quarenta personas de
su gente , é pressos confessaron su rebe-
lión , é ser amigos é naturales de Cemaco,
que fué un cacique señor del Darien (el
qual é su gente 6 valedores é amigos es-
taban dados por esclavos por el Rey Ca-
thólico); é confessó que yba á juntarse con
el cacique de Bea para venir con él á dar
una noche en nosotros, é pegar fuego á
la cibdad é matar los chripstianos. É con-
forme é sus confissíones é mal propóssi-
to, se hico justicia del cacique é su capi-
tán : é mandé que los indios que se toma-
ron aleados fuessen repartidos por los
compañeros que conmigo fueron, é lo mes-
mo hice con los de Corobari que primero
le avia justiciado. Y en el camino, vol-
viendo de Guaturo, encima del cerro de
Buenavista, ques á siéte leguas del Da-
rien, y encima de las lagunas de Bea, don-
DE INDIAS. Lili.
de avian muerto al capitán Murga, se higo
una horca mas alia que una langa de armas,
é allí fué ahorcado el capitán Gongalo, pa-
ra que los indios de Bea lo pudiessen ver
desde l;is lagunas, que están deliaxo de
aquel cerro bien legua y media ó dos. É
desde allí, ydo al Daricn, assi como en-
tré de camino como yba . quedó ahorca-
do en la plaga el cacique de Guaturo: con
lo qual é con la justicia que se avia hecho
[>ocos dias antes del cacique Corobari,
qaedó aquella cibdad é provincia muy se-
gura. .
Pero quando torné de Guaturo , hallé
en la cibdad ciertas cartas quel gober-
nador Pedrarias respondía á la cibdad. á
lo que le avian escripto én tanto que yo
estaba absenté, é por las palabras de su
respuesta se entendía quel bachiller Cor-
, como regidor, con los alcaldes y un
escribano del consejo, que no avian que-
dado mas del regimiento, y estos eran
mis enemigos , le avian escripto al gober-
nador lo que quisieron ; y él, creyendo
quel bachiller estaba allí, é no sabiendo
que yo lo avia enviado á España . é pen-
sando cpie aun no era yo tornado , les da-
ba gracias de muchas mentiras que le
avian escripto contra mí, é decia que se
lo tenia en merced , é dábales á entender
otras cosas á su beneplácito, é revocaba
el poder que yo tenia suyo, é dábale al
bachiller Corral. É la primera vez que nos
juntamos en el cabildo de la cibdad, des-
pués que torné de Guaturo, me enseñaron
estas cartas ; pero como todo era falsedad
é mentira aquello á quel gobernador res-
pondía, yo dixc en el regimiento, que
bien parescia por aquellas cartas quel go-
bernador respondie á las falssedades, que
le avien escripto desdo aquel cabildo el
bachiller Corral , viéndose solo sin otro
regidor, é sus amigos: é que yo holgára
quel bachiller estuviera pressentc é toma-
ra la vara en buen hora , porque tal juez
avia menester aquel pueblo como él , que
TOMO III.
XXIX. CAP. XVI. si
estándose velando la cibdad é velando el
bachiller, quando le cabía la guardia, por
régelo de su cagique Corobari y el de Bea,
se via él é se entendía con Corobari , co-
mo lo avia confessado el mesmo cagique,
quando dél mandé hager justigia; é que yo
conosgia que avia hecho falta á mi persona
en a ver seydo teniente de Pedrarias ; pe-
roque no lo avia aceptado, sino porque no
se despoblassc aquella cibdad , como lo
avia procurado. E dicho aquesto, arrimé
la vara en aquel consistorio, é pússela en-
cima de la silla principal, sobre que yo es-
taba é presidia en su lugar del goberna-
dor , é passéme á otra silla mas baxa , é
dixc : « Este es mi lugar , quel Céssar me
dió, é desde aqueste serviré yo á Sus Ma-
gestades, como su offigial , é no como te-
niente del señor gobernador; y en todo
lo que yo le pudiere contentar al señor
gobernador con mi persona , é lo que yo
alcangare que sea en servicio de mi Rey
y en pró é utilidad desta república, lo ha-
ré como lo tengo jurado é soy obligado. »
E hice juramento de nunca tomar vara de
justicia por Pedrarias ni por otro, si no
fuesse por Sus Magostados , con su expre-
so mandado ó de su Real Consejo; é pe-
dílo por testimonio , é assi lo higo assen-
tar por aucto.
Ved qué gracias é remuneraciones pa-
ra quien acababa de librar la tierra de tan
capitales ó tan grandes enemigos, como
tenia en los cagiques de Guaturo é Coro-
bari!
Junto con aquellas cartas de Pedrarias
avia ydo un mandamiento suyo, en que
mandaba que la cibdad cügiesse procura-
dor que fuesse á Panamá á la junta gene-
ral quél degia que queria hager, para pro-
veer cosas importantes á aquella goberna-
ción , é para elegir procuradores de cor-
tes para enviar á España. Esta invención
era, porque el licenciado Espinosa se que-
ria yr á Castilla, é porque llevassc sala-
rios de lospcccadores é de la comunidad
11
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
é yr á costa agena á negociar Iü quel go-
bernador y él quisiessen.
Leydo este mandamiento , todos quan-
los se hallaron de la cibdad en aquel
ayunlamienlo , se levantaron en pié con
los bonetes en las manos, é dixeron que
me pedían por merced, que pues yo era
veedor de Sus Magostados , é regidor , é
vecino de aquella cibdad . é no avia otro
que assi lo higiesse, ni la cibdad tenia di-
neros para pagar á quien fuesse , que me
suplicaban que por amor de Dios, é por-
que aquella cibdad y ellos no se acabas-
sen de perder, quisiesse aceptar el poder
é procuración de aquella cibdad, assi pa-
ra yr á Panamá , como para enviar á Es-
paña; pues que me tenían por padre, é
yo avia sustentado aquella república, que
no la quisiesse desamparar en tal sacón,
é lo podia é sabría hacer. Y en la verdad,
aunque en algunos de los que esto decían
no avia méritos para que yo me movies-
se á hacer lo que me rogaban . avia otros
de sana intención: é viendo con la nes-,
gessidad.que estaban, las lágrimas de al-
gunos , é porque yo era uno de los qiie
mas allí tenían, é mi hacienda se perdía
como la de todos , lo acepté sin salario al-
guuo , é me otorgaron luego el poder to-
dos ellos en conformidad.
Aquella noche el Qarien anduvo tem-
pestando , porque el deán é sus parientes
é amigos del bachiller Corral tuvieron mu-
cha pena desta elegion, paresciéndoles
que yo les podría hager daño , é no olvi-
dando la enemistad queme tenian; é por-
que desde la prission del bachiller esta-
ban en sospecha é temor de mí , luego
entendieron en convocar é juntar algunos
del pueblo . para que otro día eu el regi-
miento reclamasscn del poder que la cib-
dad me avia dado; é assi se juntó el ca-
bildo y el procurador del concejo, que
era primo del deán, é dixo en nombre de
la cibdad que muchos vecinos dolía pedían
que se recogiesse é que no se me diesse
á mí aquel poder, porque me tenian por
hombre apassionado : é pidió é requirió á
los alcaldes é regimiento que se pusiesse
en votos, é que con mas deliberación c
acuerdo el poder se diesse al que oviesse
de yr á lo ques dicho, en nombre de aque-
lla cibdad. É ley da esta petición en regi-
miento y en mi pressencia, dixe que bien
parescia que todo aquello era fabricado
por el deán; pero que non obstante que
no avia por donde me desistir del poder,
ni porque debiesse dar lugar á ello . que
por convencer malicias', yo era contento
que se tornasse á ver, é que todo el pue-
blo votasse en el negocio y elegion, para
quel poder se diesse á quien mas votos
tuviesse; é assi dixe que lo pedia é re-
quería, é assi se higo, é se votó por todo
el pueblo. É cómo aquestos questo hacían,
eran pocos é de poca auctoridad . tuve yo
muchos mas votos que ninguno, é assi de
nesgessidad é contra voluntad de mis ene-
migos é de aquella pargialidad del bachi-
ller Corral é del deán , se me ovo de dar
el poder é instrugion para yr á Panamá á
la junta, quel gobernador Pedrarias quería
hacer: é dióseme facultad de sostituyr ó
yr en persona ó nombrar á quien yo qui-
siesse ó me paresgiesse que se debía en-
viar á España ; é comengé á aderesgar mi
partida, é fleté un barco, para yr hasta el
Nombre de Dios , porque lo demás avia de
ser por tierra hasta Panamá , donde el go-
bernador Pedrarias estaba.
DE INDIAS. LIR. XXIX. CAP. XVII.
83
CAPITULO XVII.
De la forma de la residencia de I'edrarias Dávila é su alcalde mayor el licenciado Espinosa; c como no can-
sados los enemigos de fatigar al auclor de aquestas historias , acordaron de le matar á Iraycion , c fué
muy mal herido.
J_jas fuercas de cada uno no se manifies-
tan sino por las adversidades: assi lo dice
Sancl Gregorio1. Yo confiessoqueslas fuer-
cas, con que se ressislieron mis Irabaxos
cnlre mis adversidades, no fueron mias,
sino de quien me libró dellos, que fué la
omnipotencia de Dios.
Algunos amibos míos, á quien lie co-
municado lo que escrivo , me han queri-
do estorbar que no hiciesse mención en
estas historias de mis trabaxos, ó yo
soy de olio parescer, por todas estas ta-
cones : lo primero, porque por hacer
yo lo que debia é hacer justicia, se jun-
taron contra mí los que la tienen aborres-
cida , é acordaron de me hacer malar á
Iraycion: lo otro, porque Sancl Pablo fué
sin comparación mejor que yo, é no ne-
gaba sus acotes: AJudceis quinquiés , qua-
dr ágenos, una minús accepi 2 : lo tercero,
porque Chripsto, Nuestro Redcmptor, es
Dios, é no se desprecio de su passión,
puesto questas comparaciones son muy
altas é desproporcionadas, porque Chrips-
to no podia peccar, ni tuvo culpa alguna;
pero enseñónos á sufrir, é Sancl Pablo fué
vaso de elecion é alumbrado por Dios é
padescia por su amor, é yo soy y he sido
peccador; pero no permitió Ta bondad di-
vina que mis enemigos saliessen con su
intención. Pero nunca se me desacordará
lo quel glorioso dolor de la Iglesia, Sanct
Gregorio, dice por el Sánelo Job en estas
palabras : «Si alguna vez con silencio con-
sintiera á los que hacían cosas injustas , ó
no los contradixera con justicia , cierta-
mente nó tuviera adverssarios ; mas por-
que tuvo los caminos de la vida, halló
siempre desseadores de su muerte. 3» La
otra racon es, porque los qucsle trabaxo
me dessearon, fueron los amigos de aquel
bachiller Corral, inventor de todo ello, é
uno de los embaxadores de Vasco Nuñez
á Diego de Nicuesa, quando le truxéron á
la desapiadada muerte que le dieron, é un
escribano á quien yo suspendí del officio
de escribanía , é le hice pagar ciertos
quatro tantos de derechos demassiados,
porque públicamente robaba aquella cib-
dad con su péñola ; é otro, que porque yo
no quise de offigio proceder contra su mu-
ger, que degia él (pie le ponía los cuer-
nos, se me tornó enemigo. Pero en fin de
quedar por los que eran, les vi hacer mal
fin á todos ellos; porque tiene Dios cuy-
dado de suplir los defetlos de la justicia,
ques administrada por los hombres, ó
desde el cielo castiga, (piando le place, á
cada uno, segund él vé que conviene.
Tornando á nuestra materia de susso,
estando para partirme del Darien , llegó
de aquella cibdad un Pedro de Barrera,
escribano , que por mandado del ligengia-
do Alarconeillo, juez de residengía, venia
do pregonar en la villa de Acia lo que hi-
go pregonar assimesmo en el Darien, que
todos los que algo quisiessen pedir al go-
bernador Pedrarias Dávila, é al ligengia-
do Espinosa, su alcalde mayor, pares-
giessen en Panamá dentro de gicrlo tér-
mino , é serian oydos é les guardarían su
justicia. Pero cómo todos conosgian ques-
I Moral., Ilb. XXIII, cap. 3i sobre los caps. 31 2 Ad Cornil. II, cap. H, vers. 24.
ó 32 de-Job. 3 Morar, lib. XXII, cap. 14 sobre el 31 de Job,
84
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
(a residencia era grángeada por Pedra-
rias , é que passada, se avia de quedar en
el mcsmo officio de gobernador , comen-
taron los cuerdos á burlar é murmurar de
lal cuenla, porque Ies parescia que era
mejor disimular sus quexas 6 agravios
que no trabaxar é andar caminos en val-
de, gastando dineros, si allí fucssen: pues
no confiaban de tal manera de juzgado,
ni á ninguno convenia pedir ni enojar al
(pie se avie de quedar mandando la tier-
ra , porque después no le deslruycssc por
tal causa ; é assi ninguno ovo tan falto de
sesso que se pusiesse en tal jornada , pues
avie de ser tiempo perdido. Pero cómo yo
tenia que pedir al gobernador é alcalde
mayor muchas cosas, en nomine del Rey
é de su hacienda real , é .por aquella cib-
dad del Darien, como regidor della, con la
qual avia de cumplir, pues me avia en-
cargado su poder, é por mi proprio ¡nte-
resse , acordé de yf á Panamá , é un vier-
nes diez y nueve de septiembre de mili 6
quinientos 6 veynte y dos años, estando
en mi casa aderescando mi partida (ta-
ñeron á missa de la confradia de Sanct Se-
bastian , de que todo el pueblo eran con-
frades c yo uno dcllos), entró un alcalde
ordinario de los de la cibdad, é dixomc:
« Señor, ¿quiere vuestra merced yr á
missa de la confradia?» E yo le dixe: «Sí
por cierto. » E assi él é yo é otros nos
fuymos á la iglesia , que era en cabo
é fuera de la cibdad : á la puerta de la
qual estaban los mas del pueblo, esperan-
do al clérigo , que aun no era venido á
decir missa, é cómo vino, se entraron to-
dos tras él.
Notad, letor, é ved lo que se me si-
guió de venir este alcalde á me. convidar
para yr á missa , el qual era amigo espe-
cial del bachiller Corral , é le avia dicho
que quando el regimiento le nombró por
alcalde, yo lo avia querido estorbar; é as-
si era verdad , porque era hombre vil é
avia seydo capalcro, é por esta entras cau-
sas no me avia parescido que se debía
hacer tul elecion de alcalde semejante,
puesto que era rico.
En fin, al tiempo que yo me quise en-
trar, como los otros, en la iglesia, me di-
xo: «Señor, óygame vuestra merced una
palabra, en tanto que se viste el clérigo. »
É assi me detuve é nos quedamos el al-
calde é yo en la calle, passeándonos delan-
te de la iglesia , en la qual sacón llegó un
mancebo, llamadoSimon Rernal, boticario,
hijo de aquel Luis de Córdoba, que tengo di-
cho que envié presso á España en compañía
del bachiller Corral : el (pial Simón Rernal
avia seydo criado del deán , é pocos días
antes se avia despedido del, é con algu-
nas personas me avia enviado á rogar que
lo rescibiesse por mió , diciendo que me
desseaba servir, porque via que tractaba
é ayudaba muy bien á mis criados, é á
los que á mí se allegaban. Mas cómo yo sa-
bia que aquel mancebo avia seydo criado
del deán, mi enemigo, é porque no que-
ría meter en mi casa hombre sospechoso,
é porque demás desso avia enviado pres-
so á España á su padre, no le quise res-
cebir : y envíele á decir que yo le agra-
descia la voluntad que decía que me tenia,
é que assi la temía yo muy buena para
hacer por él lo que pudiesse , ofrescíén-
dolo el tiempo.
Quando este llegó donde el alcalde é yo
nos paseábamos , delante de la iglesia,
quitóse el bonete acatándome, é yo abaxé
la cabeca , como quien dice : « Rien seays
venido » , é arrimóse á una pared frontero
de la iglesia. Y el alcalde , en esta sacón,
me rogaba que diesse la vara del algua-
c,iladgo de aquella cibdad á un hombre de
bien (porque yo tenia poder para proveer
de aquel officio , quando conviniesse , en
nombre del alguacil mayor el bachiller
EncisO, por su absencia, que estaba en
España, y era mi amigo); é dixe al alcal-
de que me placía de hacer lo qué me ro-
gaba . porque me parescia que era buena
DE INDIAS. L1B. XXIX. CAP. XVII.
85
persona aquel para quien me pedíala va-
ra del alguaciladgo. Y en este instante llo
gó por detrás el Simón Bernal con un pu-
ñal luengo muy afilado (aunque traía otra
espada ceñida), é «lióme una grand cuchi-
llada en la cabeca, é descendió cortando
por debaxo de la oreja siniestra , é cor-
lóme un pedaco grande de la punta é
huesso de la quijada , y entró hasta media
mesilla ; é fué tan grande é honda la he-
rida, (pie me derribó é dio conmigo en
tierra.i' al caer, (lióme otras dos cuchilla-
das sobre el hombro izquierdo, é todo tan
presto, (pie antes (piel alcalde le viesse,
ni yo me reconosciesse , era fecho lo que
es dicho. É el malhechor echó á huyr la
calle adelante , no queriéndose acoger á
aquella iglesia, á par de donde estalla-
mos, porque si allí se entrara, fuera pres-
so ; sino fuésse á la iglesia mayor, don-
de el deán é otros clérigos, sus amigos é
valedores, le atendían para le favorescer,
como lo hicieron. *
As>i como cay en tierra atordido. di-
\e recio: » Válgame la Madre de Dios,»
é miré atrás é víle aleado el puñal ; é dán-
dome priesa á levantarme, dixe: «Oh
traydor, ¿por qué mi' has muerto.'» é pu-
se mano á la espada, que tenia ceñida de-
baxo de una loba cen ada que tenia vesti-
da, tomando el pomo por encima de la
ropa, medio sin sentido é tal, que no co-
noscí bien al que me hirió por la turbación
de la vista. É cómo el traydor no se de-
tuvo, aunque salieron muchos de la igle-
sia , é algunos conicncaron á correr tras
él, y el alcalde assimesmo, como era man-
cebo é tenia buenos piés , fuésse á la igle-
sia mayor; é luego los alcaldes comenca-
ron á hager requirí míenlos al deán é clé-
rigos, para que les entregassen el malhe-
chor ; pero diéronse poco por sus auctos é
pregones, con que le citaban.
Estando desta manera herido, me lle-
varon á mi casa , é pedí á mucha priessa
un confessor, porque conoscí bien el pe-
ligro en que estaba; é venido un barbero
cirujano, como me vido, no me quería
curar , é dixo que para qué avia de curar
á un hombre muerto: é con importunación
de los que ende allí estaban , me curó,
sin esperanza de todos los que me vieron,
que pudiesse vivir tres horas. É yo no
sentí la cura ni hablaba , é desde á mas de
quatro horas que estaba curado y echado
en la cama, volví á tener algún sentido,
é torné á pedir el confessor, é me con-
fessé, é dixe por aucto ante un escribano
que perdonaba é perdoné á quien me avia
muerto, é á todos los que en ello «vían
seydo, porque Dios me perdonasse á mí,
pues se pusso en la cruz por mi redemp-
cion é de todos los peccadores : lo qual yo
hige con entera voluntad , é lo guardara
siempre, si me dexáran. É de allí adelante
entendí en mi salud, la qual, al parescer
de los hombres, me dió Dios de poder
absoluto , porque ninguno de quanlos me
vieron herido pensó que podía vivir ni sa-
lir de aquel (lia; mas paresce ser que me
tenia Dios guardado para otros trabaxos.
En fin, sané en breve tiempo é quede
libre , puesto que con alguna poca de feal-
dad de la herida. É desde á ocho ó nueve
dias que aquel mal aconsejado mancebo
me acuchilló, le dierón de mano é le echa-
ron de la iglesia los clérigos secretamen-
te, por respecto del deán.
Yo no me desacordaba questos traba-
xos me venían de la mano de Dios pórmis
méritos, pues que dice Sanct Gregorio:
« Quando en esta vida padéscemos lo que
no queremos, nescessario es que incline-
mos los estudios de nuestra voluntad á la
de aquel que ninguna cosa injusta puede
querer » Grand consolaron es en lo que
nos desplace pensar que todo se hace por
la dispusieron de Dios, al qual ninguna
i Moral., lib. II, cap. 18 sobre el cap. 1." de Job.
86
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cosa sino lo justo aplace. Non obstante es-
ta auctoridad del glorioso dolor que tengo
alegada , sospechaba yo que por industria
de Pcdrarias se acomulaban mis traba-
xos ; é assi por esto como por cumplir con
lo que debía , desde á dos ó tres dias que
fuy acuchillado , hice llamar á aquel escri.
baño Pedro de Barreda, que avia ydo a
pregonar la residencia dcPedrarias. é pc-
díle por testimonio quál estaba, é protes-
té que si no me pudiesse hallaren la resi-
dencia, que no parasse perjuicio á la ha-
cienda de Su Magestad ni á la mía, para
poder pedir después al gobernador é su
alcalde mayor diez mili pessos de oro en
los cargos que yo tenia de Sus Magosta-
dos é de mi propria hacienda. Desta pro-
testación fueron luego avisados el gober-
nador y el alcalde mayor, é se encona-
ron mas contra mí, diciendo que, aun-
que estaba muerto, pensaba fatigarlos.
En este tiempo que \o me curaba, hi-
cieron su residencia muy á su sabor, é
para que ninguno les pidiesse cosa algu-
na, usaron esta cautela que agora diré, por-
que con tales mañas é con estar el Rey tan
lexos passan estas cosas é otras semejan-
tes en Indias. En el puerto que se prego-
nó la residencia , luego otro dia , ó desde
á dos ó tres , pregonaron el gobernando?
y el alcalde .mayor la reformación de los
indios, pues como no avia ninguno que no
quisiesse ser mejorado é que le diessen
mas indios, ó el que estaba sin ellos tenia
esperanca de averíos, é otros de trocar
los que tenian, é otros di; los traspasar ó
vender , y esto avia de sor por mano del
gobernador é de su alcalde mayor, poí-
no los enojar é tenerlos contentos para la
reformación de los indios, ninguno les pi-
dió cosa que mal oviesse fecho ó se le de-
biesse, é assi se acabó la residencia; pe-
ro no dexaron de hacer en essa reforma-
ción lo que les paresció.
Fecho esto, se fué á España el licencia-
do Espinosa con diez mili pessos de oro.
segund fama ; pero porque se ofresce aqui
un caso notable del pregón que se dio en
Acia partí la reside ncia del gobernador
Pedrarias ó del licenciado Espinosa , su
alcalde mayor, decirlo he en breves ren-
glones.
CAPITULO XVIII.
Del pregón que se dió en Acia pura la residencia del gobernador Pedrarias é sus offieiales; é cómo se fixó
aquel pregón en un poste de la placa , é lo rasgó un caballo que fué del adelantado Vasco Nuñcz de Bal-
boa"; é cómo el juez de residencia la turnó al auelor destas Misionas, é condenó al que lo avia acuchillado
á que fuesse ahorcado , y en oirás penas.
Ei pregón que se dió en la villa de Acia,
para que füessen á pedir los que quisies-
sen al gobernador é alcalde mayor Espi-
nosa á la cibdad de Panamá , donde avian
de hacer residencia , fué fixado en un pos-
te en la placa; y estando allupuesto, acaes-
ció un domingo, que los del pueblo que
salían de missa se fueron muchos dellos,
acompañando al capitán Andrés Garavito,
* En osle epígrafe suprimió el autor la siguiente
cláusula , que se lee en su primer MS.: «E lo rasgó
un caballo, que fué del adelantado Vasco Nuñez de
que allí era teniente por Pedrarias ; é lle-
gado á la puerta de su posada , que tam-
bién era en la placa , paróse á hablar con
los que allí estaban, en tanto que se ha-
cia hora de comer. Y estando assi, entra-
ron por la otra parte de la placa quince ó
veyntc rocines ó yeguas , é comentaron a
pastar ciertas hierbas que en la placa avia
en harta cantidad (porque como los puc-
Balboa, con mucha admiración de todos los que lo
vieron c supieron: lo qual dió causa a mucha mur-
muración de la justicia temporal.»
DE INDIAS. L1B. XXIX. CAP. XV1I1.
S7
Mus son nuevos en sus fundaciones, hay
hierba en las calles é piafas, por ser tan
húmeda la tierra, si ñolas limpian con
mucha é continua diligencia). É estando
aquellas bestias bien apartadas, se salió
de entre ellas un caballo, que avia seydo
del adelantado Vasco Nuñez de Balboa,
é alta la cabeea , á passo tirado é sin pas-
cit ni entenderse ¡i dónde yba , después
de aver andado mas de eieiil passos, desde
(I le de\;iba las otras bestias, llegó al
poste, donde estaba el pregón ó edicto afi-
xado. 6 con los dientes assió del papel
dos ó tres veces é I1Í50I0 pedacos : é fe-
cho aquesto, passo a passo, sin se detener
en pasrer ni en otra cosa, se tornó á las
bestias, de donde avia partido primero, é
allí comencé con ellas á pascer.
El capitán GaravitQ é los otros que con
el vieron aquesto, lo notaron por miste-
rio, é comentaron á murmurar de la re-
sidencia, é decir, que pues aquel rocin
reclamaba dolía, que qué debrian hacer
los hombres, é que de allí se debia cole-
gir y esperar én Dios que la verdadera
residencia avia de venir del ciclo. Y a la
verdad pareseió cosa esta para dar qué
hablar á lodo-, porque aquel caballo , C0-
mo es dicho, era del adelantado Vasco
Nuñez, al qual le fué cortada la cabeca á
(hez ó doce passos do donde el edicto fué
rasgado. Esto ques dicho, fué notado
por muchos , no solamente en aquel pue-
blo, donde ellopassó, pero donde quie-
ra que se supo: é no falló después quien
se ofresció «i lo probar en España ante
los señores del Consejo de Indias con-
tra el mesmo Pedrarias é su alcalde
mayor.
Después que fuy sano, lomó mas gente
é púsome en mas costa , porque temia que
no se avian de acabar las trayeiones con-
tra mi en la ques dicho. É aquel licenciado
Alarconc illo , juez de residencia, envió al
Darien , en tanto quél yba , por su teniente
á un Johan Carballo, para que pusiesse co-
bro en mi persona , porque no me fuesse
de la tierra, sin hacer residencia : é escri-
bióme Pedrarias que ninguno se avia ha-
llado tan mi amigo para aquello como
aquel , é que me rogaba que si me pidies-
se flaneas ó me pusiesse alguna carcele-
ría , que oviesse paciencia , que todo se
baria bien. Todo aquello era pensando es-
pantarme c que avia de huyr (ó para in-
citarme a que huyesse) é grangeado por
él ; porque sabia que aquel Carballo esta-
ba mal conmigo , á causa que por cierto
delicio suyo le hice dar veynte pessos pa-
ra comprar un indio ó esclavo, que fuesse
verdugo en el Darien. É á este hico dar
Pedrarias la vara, para que fuesse á me
molestar con ella , como lo hif o : que lue-
go que llegó, me pidió diez mili pessos tic
Bancas , ó los depositasse para la seguri-
dad que no me huyria ni saldría de la cib-
dad , é que haría residencia é pagana lo
que fuesse juzgado, c si no que avia de
poner recabdo en mi persona. É cómo yo
no tenia hecho por qué temiesse de la jus-
ticia , ni tenia tanto que depositar , díxele
que yo no tenia tanta hacienda ni fiado-
res, como me pedia, ni méritos para huyr:
que hiciesse lo que quisiesse. En fin, él
me echó unos grillos á los pies en mi ca-
sa , é desde a dos ó tres dias dixo que me
los quería quitar , porque estaba flaco y
enfermo, si depositasse mili pessos de oro
é hiciesse una obligación que pagaría otros
cinco mili para la cámara , si no guar-
dasse la cárcclcria de mi casa ; é todo se
higo como lo quiso , é como era mi enemi-
go , é hombre de poca suerte é mal cria-
do, me hico otras descortesías, porque
pensaba que servia en ello á Pedrarias.
Estando en este trabaxo llegó el juez
de-residencia é la pregonó contra mí, para
(pie dentro de treynta dias me pidiessen
todos los que quisiessen civil ó criminal-
mente , é yo no falté dia alguno de las au-
diencias, é de todo quanto se me pidió
fuv absuelto por el juez de residencia, ex-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
repto que en aombre del bachiller Diego
de Corral, que yo envié presso a España,
se me pidieron scsscnta marcos de oro,
porque avia negado dos apelaciones que
de mí se avian interpuesto paraPedrarias.'
Destps scsscnta marcos de oro remitió el
juez la causa á Sus Magostados. É assi-
mésmo fuy acusado por parte de una mu-
ger, que mandé acolar é sacarle ciertos
dientes, porque acusó á su marido de
muerte é' no le probó el delicio; y esto
remitió assimesmo el juez al Consejo Real
de Indias. É condenóme en veynte pessos
de oro de todas é qualesquier culpas que
contra mi resultassen . los diez para escri-
vir á mi costa la residencia en limpio (por-
que la pagasse quien no tuviessé culpa) é
los diez para la cámara, porque no pa-
resciesse que yo estaba ó salia sin culpa
désta cuenta. Y en todo lo demás fuy ab-
suelto, é me fué aleada la carcelería é
lomados los mili pessos de oro que aquel
Carballo me avia hecho depositar, non
obstante quél no dexó de pedirme aque-
llos veynte pessos del verdugo ; pero assi
fuy dado en esso por libre como en lo
demás. Ved, lclor, que tan amigo mió
era este Carballo, que me avia escripto
Pedrariasquese le avia encargado la vara,
porque era el más mi amigo que se halló.
Finalmente , di flaneas que pagaría to-
do lo que en el Consejo Real de Indias se
sentenciasse en racon de las remisiones
que tengo dicho , é de la príssion del ba-
chiller Corral ; é luego pedí al juez que
por quanto los alcaldes ordinarios del L)a-
rien avían condenado al traydor, que me
hirió, en rebeldía que le cortassen la ma-
no derecha y el pié izquierdo , y en per-
dimiento de la mitad de sus bienes para
la cámara é fisco , y en las costas : é por-
que en essa sentencia avian seydo favo-
rables al malhechor en no a ver mirado
la calidad de mi persona e de la trayeion
é asechanza, é que era juez é official de
Sus Mageslades, é otras calidades que
concurrían en mi persona , que me man-
dasse desagraviar é hiciesse justicia. El
juez rescibió mi querella , é hico proeesso
contra el traydor, é sentenciólo á que
fuesse ahorcado, y en perdimiento de to-
dos sus bienes, y en las costas en rebel-
día. E fecho aquesto, el juez se fué á fa
villa de Acia á tomar residencia al tenien-
te Andrés Garavíto é' al teniente Gabriel
de Roxas, é yo me quedé en el Dañen,
curando de mi persona é alistando é po-
niendo en orden las cuentas de mis car-
gos, y en vela con mis enemigos el deán
é sus parciales.
CAPITULO XIX.
Cómo Fué presso el traydor «le Simón Bernal é se hieo justicia del'
/Yunque estas cosas no son aplacibles al
que lee , como son competentes á curiosi-
dad de litigios, no dexando de ser nesces-
sarias para entender é sentir lo que se pa-
desce en estas partes con los que gobier-
* En esta parle se lee en el MS. original , aun-
que borrado por el aulor: «La una [apelación] que
»no quise otorgarle al bachiller, quando le prendí,
»qne pedia ser remilido á Pedrarias (é lo envié á
«España al Consejo Real de Indias); é laolra que,
«quando mandé quemar al cacique Corobari, ad-
judiqué por esclavos sus indios que con él se to-
nan, por absencia de los superiores é dis-
tancia grande que hay hasta ellos,. é pol-
los grandes gastos que se han de hacer
hasta ser oydo del príncipe ; pero porque
esto es cosa que toca al auctor, no se di-
»maron é los reparli por la compañía, que los avian
«lomado, é fué por parle del bachiller apelado para
»ante el gobernador.» Siendo eslas cláusulas de no
poca Importancia para la buena inteligencia de la
historia, ha parecido oportuno ponerlas aqui, res-
pelando no obstante, como es debido, la voluntad
de Oviedo, y conservando la integridad del texto.
DE INDIAS. LUÍ.
rán aquí tan particularmente algtinas co-
sas, porque n > parezca que sr ¡acia do la
vitoriá, con que plugo á Dios librarme de
mis enemigos, y por qué via é rodeo fué
castigado aquel que á traycion me acú-
chilló, ([ni' ningún favor le aprovechó pa-
ra hüyr ni salvarse de la pena que la jus-
ticia le dió; é passó assi.
Después que hice residencia, vendí
parle de mi hacienda . é hice cantidad de
dineros, con pensamiento que teniendo
tiempo, me yria á Hispana á pedir justicia
contra Pedrarias 6 su alcalde mayor, el li-
cenciado Espinosa, que ya era ydo á Cas-
tilla . e para dar relación del estado de la
tierra, y entender en el remedio de aque-
lla cihdad , por no acabar de perder mi
hacienda. É un dia de íiesla . viniendo de
missa (con cinco ó seys hombres mios que
íi la continua mi' aguardaban con sus ar-
mas) , se fueron conmigo algunos vecinos
amigos é personas honradas del pueblo
hasta mi casa , é uno dellos dexó caer una
carta pequeña é cerrada, en el sobrees-
cripto ile la qual decía: « Al señor veedor
Goncalo Fernandez de Oviedo. » E uno'de
mis criados la tomó; pero no vido quién
la echó: é cómo leyó el sobreescripto, dió-
mela , é yo le pregunté que cuya era , y
el replicó que allí la a\ ia hallado en tierra;
é abríla . é decia assi: «Señor, porque
soy vuestro servidor, os consejo que mi-
rés por vos é por vuestra persona: que
andays en mucho peligro, é tenes mu-
cha nescessidad dello. »
Esta carta no tenia firma ni se nombraba
quien la escribió: la letra della era muy
luenga, porque nose conosciesse cuya era:
é cómo la ley é avia tan poco que me avian
descalabrado, cierto me escandalicé; pero
con alegre semblante disimulé c hice sen-
tar los que allí estaban, creyendo que en-
tre ellos estaría el que avia echado la car-
ta , é dixe : « Señores , sentaos por me
hacer merced, é yereys lo que me escribe
qualquier ques aquel questa carta me ha
TUMO III.
XXIX. CAP. XIX. 89
echado en casa.» É todos admirados de
lo qué decia, se sentaron (é un poco an-
tes avisé al que la carta avia hallado, é
mándele que se entrasse en otra cámara é
pusiesse por escripto los nombres de los
que allí oslaban, é assi lo hico). Sentados,
lev la carta. ó oyda, se movió altercación
entré todos : é decían unos quol que aque-
llo escribía no ora entero amigo, pues cla-
ramente no me avisaba del peligro, en que
la caria decía que oslaba mi persona:
otros decían que era de pensar quel que
tal avisó daba, lo hacia por me desvelar é
dar mala vida , é que siempre ostuviesse
en sospecha é cuydado puesto; é. otros
decían que creían quel que aquello escri-
bía, no se osaba enemistar con mis adver-
sarios, é que por esso callaba su nombre;
ó olios decían otras cosas. E assi á pró ó
á contra altercaban sobre las palabras de
la caria , lo qual lodo oia muy bien quien
la escribió, aunque ninguna cosa este
decia. E yo, después que todos dixeron
sus paresceres, díxe assi : «Señores: yo
creo quel que osla carta me escribe, es mi
amigo , é le pessa de verme en trabaxo;
porque sabe questa cibdad se acabara de
despoblar, si yo la oviera dexado, como
lo hicieron los oíros regidores é officiales
de Sus Magostados, é conosce en quanto
cargo me es esta república , assi en lo de
los rescates, como en otras cosas que yo
he fecho por todos; y en pago dcsto ha
visto las maldades que contra mí han pas-
sado hasta aqui, é debe tener noticia de
otras que de nuevo se deben fabricar ó se
me aparejan , é péssale dello , porque de-
be ser chripstiano é hombro de buena
cónscie&Qia: é junto con esto será amigo
también de algunos de mis enemigos , ó
por no se enemistar con nadie, no osa ha-
blar claro, ó por otros respectos; pero co-
mo quior que ello sea , yo se lo agradez-
co al que lo escribió, y en la verdad yo
le tengo por muy amigo é conozeo bien
esta letra, y él me dirá lo demás, é yo
12
!)0
Historia general y natural
nunca so lo desconosceré ni le seré ingra-
to. • Pero la verdad era que yo no sabia
cuya era la letra ni quién la escribió, pe-
ro di xelo artificiosamente. é á cautela, é
salióme á bien. E en esto cessó la plática,
é cada uno se fué á comer , 6 yo me que-
dé en mi casa con los mios , é en mucho
cuydado é recelo puesto, ó lemia como
hombre; pero acordándome siempre de
lo que dice aquel glorioso dotor de la Igle-
sia : tJesu-Chripsto se ha hecho todo nues-
tro remedio; si tienes calenturas, él es
fuenle de refrigerio; si eres llagado, él es
el médico ; si temes la muerte , él es la
vida ; si te hallas desfavorescido , él es la
fortaleca; si quieres comer, él es mante-
nimiento ó manjar • *.
De allí adelante salia pocas veces de
casa y mas acompañado, é velábame,
porque , aunque de la residencia quedaba
quassi libre , tanto mas quedaban mis ene-
migos menos satisfechos, é se recelaban
de mi.
Siguióse que aquel dia mesmo en la no-
che temprano entró en mi casa un hom-
bre de bien , é apartóme en secreto, é di-
xo : « Señor , mas verdad dixistes vos hoy
que ninguno de los que decían que no era
vuestro amigo el que claramente no os
avisaba en aquella carta ; porque quien la
escribió yo fuy, é si querés saber si es
assi , catad otra tal como aquella , que os
tenia escripia , para que si aquella no vi-
niesse á vuestras manos, viniesse esta otra;
é yo me determino de deciros lo que pas-
sa, para que pongays recabdo en vuestra
vida.» A lo qual yo le respondí assi:
■ Amigo, yo bien conoscí luego vuestra
letra é cay en la verdad: y esperaba que
fuesse mas de noche para enviaros á lla-
mar, ó para yrme yo á buscaros; é bieu sé
que vos no me a vés de decir sino verdad,
é sé que soys perfeto amigo é que soys
i S. Ambrosio. Sus palabras son : Omnia nohis
facltts est Chrislus si febribus acsttias , fons esl;
si vuhtus hubes, mediáis cst; si moriem limes , vi-
hijodalgo, é nopodeys fallar á quien soys:
é aveys visto muy bien que en todo lo que
yo he podido honraros é aprovecharos lo
he hecho de buena gana, y he desseado
daros á entender que tenés en mí un buen
amigo. E pues lo tenés conosfido , decid-
me qué peligro tiene mi persona, é avi-
sadme de lo cierto ; porque demás de ser-
vir á Dios en ello, me pagays como amigo
la buena voluntad, que siempre os lie te-
nido é tengo , y en esto avrá todo el se-
creto que se requiere para vuestro honor
é persona. » E (Testa manera le dixe todas
las dulces palabras, que yo supe decirle: y
este era un vecino de aquella cibdad, á
quien yo avia fecho buenas obras, é pes-
sábale de mis trabaxos.
E cómo yo acabé de hablar é le ove he-
cho mi exortacion, él replicó assi: t Señor,
si yo no viesse tan enferma la justicia, no
me penaría nada que se supiesse que yo
os aviso; pero veo que anda el tiempo de
otra manera , é aveysme de tener secre-
to, pues en lo que diré, vereys lo que os
va en ello. Lo que yo sé en este caso es
que ha tres noches que venian del campo
a media noche aquel Simón Bcrnal que os
acuchilló é Julián Gutiérrez, criado del
bachiller Diego de Corral, é junto á la
iglesia de Sanct Sebastian habló á Johan
Rodríguez Ortolano, el qual por la calor
se estaba a la puerta de la cárcel, donde
está presso; é cómo estos llegaron, le ha-
blaron . y el Simón Bernal traia una ba-
llesta armada con un rallón puesto en ella,
y el Julián una espada en la mano , que se
venian á la cibdad ; y el Johan Rodríguez
le dixo : « Mirad cómo andays é que es-
tays sentengiado á muerte, é mirad lo que
avés fecho, é que tardarán mas en toma-
ros que en poneros en la horca ; é acor-
daos que no veynte passos de donde te-
nés los piés, heristes al veedor. » A lo qual
ta cst ; si auxilio indiges, virtus est; si cibum quae-
rif , alimentum cst.
DE INDIAS. IJB.
el Julián Gutiérrez dixo: «Juro á Dios que
assi se lo tengo yo dicho esso muchas ve-
ces, y él lo debe mirar é apartarse de
aqui. • Estonces el Simón Bernal dixo:
«Ya yo sé que estoy sentenciado á muer-
te; pero juro á Dios queste harpon que
traygo puesto en esta ballesta ú otro le
tengo de echar al veedor por los pechos,
estando parado á aquella ventana de su
casa una noche.» É diciendo esto, seña-
laba con el dedo la ventana que se via
desde alh, y era la cámara donde yo dor-
mía, é muchas veces de noche me para-
ba allí desnudo, por la calor. Y el Johan.
Rodríguez replicó: » Mal decís: mejor se-
rá enmendaros. Catad que cssa soberbia
es tentar á Dios, y no veo que os arre-
pentis lie lo mal fecho, é no sabes donde
os traerán vuestros peccados : quanlo mas
(pie lo aves con hombre que tiene que
gastar é puede seguiros. Mirad lo que ha-
ceys é cómo andays. » El Simón repli-
có : « Venga lo que viniere : que si yo le
mato, todo se hará bien.» E assi volvió
las espaldas él y el Julián, é se entraron
en la cibdad, y el Johan Rodríguez so
quedó allí, é desde á poco, como yo lle-
gué, me contó lo que he dicho, é dixo:
Yo no os divera cosa de lo que os diré
que agora poco ha passado, hablando con-
migo Simón Bernal, sino porque le veo
mal determinado contra el veedor, é con
propóssito de perseverar en sus trayeio-
nes: sabed que passa esto é aquesto; é
contó lo ques dicho , é dixo mas. Si yo no
estuviesse presso, yo le avisaría del caso,
porque me paresce ques mucha conscien-
cia no lo hacer , porque desde aqui le veo
muchas noches parado á aquella su ven-
tana , é fácilmente aquel (raydor le puede
matar é dar una saetada, y es grand car-
go de consciencia no le avisar. Assi que,
señor, aviendo yo sabido esto, é viendo
la parle que este traydor tiene en el deán
y en vuestros enemigos, c conosciendo
ques público quel gobernador os quiero
XXIX. CAP. XIX. 91
mal , dissimulé é dixe al Johan Rodrigue/,
que si aquel por allí andaba, por ventura
sus peccados le traían al pagadero. Assi
que, señor, este es el caso, do que tenes
nescessidad de ser avisado: proveed en no
os parar á aquella ventana de noche, y
en lo que más os parescierc para vuestra
salud, i
Estonces yo le dixe: «Pues aves fecho
lo mas , é por los amigos se ha de hacer
todo lo que los buenos son obligados , ha-
ced por amor de mi una cosa, é sea esta:
decid á Johan Rodríguez que me distes
noticia desto que me avés dicho, é que ya
él sabe que siempre le he tenido por ami-
go , é que yo he sabido que está presso
por doscientos pessos de oro, que le pide
Diego Rodríguez de Hucha, que también
es mi amigo: que yo quiero entender en-
tre ellos é concertarlos, é quiero pagar
qualquiera 'quiebra ó' alcance que se le ha-
ga é ponerlos en paz ; é si quiere , luego
porné una barra de oro de minas en su
poder, é se la daré graciosa, que pesse
doscientos castellanos, para lo que he di-
cho, con tanto que Johan Rodríguez me
avise, quando viere á Simón Bernal, ó me
lo enseñe cómo lo pudiesse ver desde
qualquier parte que fuesse.» E aquel mi
amigo prometió de se lo decir, é se lo di-
xo, é tornó con la respuesta: é dixo que
Johan Rodríguez decía quél haría todo lo
que en él fuesse por amor mío , sin inte-
resse alguno , porque le pessaba de mis
trabaxos é me lo debía.
De allí adelante yo anduve mas sobre
aviso, é determiné con mayor diligencia
de buscar á este que tan desseoso estaba
de mi muerte ; ó para esto cada dia ó do
tércer á tercer noche salía de la cibdad,
después de sosegada la gente , é yba una
ó dos leguas en derredor por las estancias
é haciendas de mis contrarios, assi como
la del bachiller Corral é del deán é de sus
sccages, é buscaba aquel malhechor: é
otra noche salia el capitán Johan de Ez-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
caray , íntimo amigo mió, a lo buscar con
algunos fieles criados é amigos mios; pe-
ro no pudo esto ser secreto, y el Simón
algunas veces me vido á mí é á los que le
buscaban, por lo qual se rolruxo á la cib-
dad, y en casa del deán é de sus amigos
6 parientes se recogía é allegaba , é assi
estuvo algunos días secreto.
En este tiempo, una caravela de la is-
la dé Jamáyca estaba en el puerto del Da-
ricn, é se aprestaba para se partir; ó yo
tuve .manera que al tiempo de la partida
la fuesson á catar un alcalde y el capitán
Johan de Ezcaray é otros mis amigos é
algunos criados mios, llevando un man-
damiento que yo tenia del juez de resi-
dencia, para prender á aquel Iraydor: é
de ventura halláronle metido en una pipa
arrimada con otras, é sobre ella cables é
otras cosas, é goteando agua , para quo
paresciesse que era de brévage, porque
el escondido vertía agua de (piando en
(piando por ciertos agugeros; é acaso un
criado mió dió un golpe en la pipa é sonó
lincea, é dixo: «Aqui podría estar aquel
bellaco. • V el capitán y el alcalde la hicie-
ron desfondar, é hallaron dentro al malhe-
chor, ('• alado le truxeron á la cibdad, é
Ir pusieron en la cárcel, é aquel dia se
cumplieron siete meses é medio que fuy
herido. No sintió menos que la muerte el
deán esia prission.
La justicia mandó quel capitán Johan
de Ezcaray tuviesse en guarda 6 á mi
costa el presso, ó luego yo envié á avi-
sar al juez de residencia , y él mandó
que lo llevassen á Ada : é para sacar-
le de allí ovo muchas contradiciones por
parte del deán é sus socaces . dicien-
do que era contra los previlegios de la
cibdad , pensando de lo salvar ó poner
la cosa en baraxa. Pero aprovechóles po-
co; porque con la voz de la justicia é con
mis amigos no ovo parte que se atrevies-
se á tentar el remedio de las armas, aun-
que algunas veces se juntaron para ello
en casa del deán, é sin dubda fueran bien
resistidos, si lo comentaran. É assi, en uu
bergantín que yo fleté, le llevaron á Acia
el alcalde y el capitán Johan de Ezcaray,
con la guarda conviniente , é yo fuy en el
mesmo bergantín á proseguir mi justicia.
Finalmente, él confessó su delicio, é ser
hecho sobre asechanza é sobre pensado,
é dixo (pie quando avia procurado de vi-
vir conmigo, era por me matar durmien-
do ó como mejflr le paresciesse, é conde-
nó á un clérigo del salto, que dixo que le
avia puesto en ello , al qual , siendo yo
juez, le tuve presso por ladrón, é le cas-
tigara, si no huyera á la iglesia.
Concluido el processo, el juez revocó
la sentencia de muerte que en rebeldía
avia dado contra él, é mandóle cortar la
mano derecha y el pié izquierdo , ó con-
denóle .mas en destierro perpetuo de la
tierra é Indias, é confiscó sus bienes á la
cámara real, c condenóle en costas. La
qual sentencia él consintió é yo assimes-
mo , é fué ejecutada cu la persona del
malhechor, é le tornaron á la cárcel por
las costas; y en un palo, que estaba hin-
cado en la piaca, clavaron el pié é la ma-
no, y era aquel mesmo palo donde avia
estado puesta la cabeca del adelantado
Vasco Nuñez de Balboa . como atrás se
dixo. Y esta justicia se hico un sábado, é
luego otro día siguiente, domingo, salien-
do de missa el juez é yo é otro con él pas-
samos por la placa é á par de aquel palo
llegados, llegó un mensagero de Pedrarias
á grand priessa, é dixo enalta voz: «Ca-
valleros é los que estays pressentes, sed
testigos cómo pressento este mandamien-
to del señor gobernador Pedrarias Dávila,
teniente general, al señor licenciado Johan
Rodríguez de Alarconcillo , juez de resi-
dencia , i é pidiólo por testimonio á un es-
cribano que allí se halló. El licenciado,
viendo aquella furia é aucto assi público,
paróse en la placa é leyó el mandamien-
to, é dixo al que le truxo: «Reposaos,
DE INDIAS. LID. XXIX. CAP. XIX.
93
pues os aveys dormido en el camino é
aves llegado larde;» y el rncnsagero di-
xo: «Si me he dormido ó no, mande
vuestra merced que se me dé por testi-
monio á qué hora llego aquí , porque pue-
den ser tres ó quatro horas que amánes-
elo . é después de vísperas partí de Pana-
má.» Assi que, por esta racon páresela
que en menos de dos dias . ó en poco mas
de uno é medio, avia andado quarenta
leguas' 6 mas, é de mal camino.
Estonces volvió á mí el juez, é díxo-
nic : « Señor veedor, aveys visto esto que
dice este mancebo é lo que trae en este
mandamiento?.. » 6 cómo yo yba á su la-
do, ley en tanto quel juez leía, é dixe:
■ Señor, visto he loque dice; pero mirad
donde os toma este mandamiento , á qua.-
troóeiuro passosdessa picotaó'palo, don-
de higistes ayer poner aquella manoépíé
del traydor de Simón BernaP, para que
conozcays é conozcamos la ventaxa que
hay de aquel Juez Soberano á los de la
tierra , é cómo no ha sido en vuestra ma-
no dexar de hacer justicia, ni en la de
Pedrarias el procurar de la impedir, 6
dar ñ conoscerquán notorio enemigo mió
es en quanto puede, é cómo quisiera sa-
caros de las manos este negocio, por cs-
capar este traydor. Pero yo me partirá
mañana o essotro «lia ñ Panamá, é, le en-
tiendo decir delante de cavalleros é hidal-
gos, muj iin'ii dicho, lo que ha hecho ó
hace conmigo¿j I*] luego el licenciado di-
xo al escribano que leyesse públicamente
el mandamiento , por el qual en efetto de-
cía Pedrarias, que porque era informado
que Simón Bernal me avia acuchillado, y
estaba presso, que mandaba al licencia-
do. Alarconcillo, su teniente, éá otro juez
qualquiera que de la causa conoscíesse,
que visto aquel su mandamiento, no cnten-
diesse mas ello, é se le remiliessen pa-
ra quél lo viesse é hiciesse justicia, y ad-
vocaba á sí el Qonoscimiento dcsto, ó sus-
pendía al licenciado é á otro qualquier
juez para que no se procediesse en la cau-
sa con ciertas penas. A lo qual el licencia-
do dixo por aucto, quél se daba por ynhi-
bido deste negocio, é que si no looviera
sentenciado é antes llegara el mandamien-
to, quél se ynhibiera; y en lo demás, to-
cante al malhechor é á estos negocios , lo
remitía al gobernador. É yo pedí por tes-
timonio aquella respuesta é remisión, é
dixe que yo no le avia pedido justicia con-
tra aquel traydor c sus secares , como á
teniente del gobernador, sino como á juez
de residencia é juez de Sus Magostados,
é que como (al avia entendido él en esta
causa, y era muy agena del conosejmien-
to de Pecharías, é que yo avia gaslado é
perdido de mi hacienda , á causa de aquel
traydor, mas de dos mili pessos de oro,
é que protestaba de los cobrar del gober-
nador e del licenciado Alarconcillo. si no
le. luvicssc presso é á buen recabdo hasta
que yo cobrasse mis gastos é pérdidas : é
(pie claró le constaba que, si la justicia no
fuera executada en la persona de aquel
traydor, é oviera efetto el mandamiento
de la suspensión en este, yo fuera noto-
riamente agraviado en la dilación. E pues
(piel juez se avia ynhibido, é al pressente
no avia juez ni me convenía seguir mi
justicia contra los culpados é partícipes en
la li aycion, que yo lo rescibia por agra-
vio : é protesté que si se fuessen ó absen-
tassen ó Iransportassen é vendiessen sus
bienes, de manera que dellos é de sus
personas yo no alcancassc justicia , que lo
pudiesse pedir é demandar al gobernador
é licengiado é á sus bienes, é á quien con
derecho debiesse pedirlo en su tiempo,
lugar ó forma, é ante quien dello pudies-
se conoscer; é pcclílo por testimonio.
9i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XX.
Cómo el auclor se partió de Acia, fingiendo que se yha á Panamá, donde el gobernador estaba, á se
quexar dc;l , é se fué á España á pedir justicia contra Pcdrarias; é cómo el Emperador, nuestro señor,
le mandó oyr , é fué proveydo por nuevo gobernador para Castilla del Oro Pedro de los Ríos, un cava,
lloro de Córdova; c otras particularidades se tractan convinientes á la historia.
A los tres de julio de mili é quinientos ó
veynte y tres, me embarqué en aquel ber-
gantín en que avia llevado á Acia aquel
traydor desde el Darien, 6 fingí que yba
á Panamá á quexarme del gobernador á
61 inesmo, de quán notoriamente por
aquel su mandamiento se avia mostrado
contra mí en me impedir mi justicia : e de
hecho, después que salí del puerto de
Acia, el dia siguiente, concertado secre-
tamente con el maestre del navio, le hice
mudar la derrota é venir la vuelta de las
islas de Cuba é Jamáyca é de aquesta Is-
la Española. Y en el camino adolescí de
fiebres continuas é otras passiones, é lle-
gué a tanto peligro é tan flaco, que no
pensaba que podia salir vivo ni llegar á
tierra; pero plugo a" Dios que á los diez é
siete dias de aquel mes aporté á la cib-
dad de Sanctiago, puerto de la isla de
Cuba, é allí fuy muy festejado del ade-
lantado Diego Velazquez , é me cessaron
las calenturas é me sentí mejor; é desde
allí torné á la mar é vine al puerto de la
Yaguana , en esta Isla Española , desde a
ocho dias que partí de Cuba, é desde la
Yaguana vine por tierra ochenta leguas
hasta aquesta cibdad de Sancto Domingo,
en la quál repossé quince ó veynte dias,
é hallé al señor almirante don Diego Co-
lom , que tenia tres naos aparejadas é á
punto para se partir á España, porque el
Emperador, nuestro señor, le avia enviado
á mandar que fuesse á su corte. Elqual
almirante so holgó mucho conmigo é me
higo yr en su nao: é salió deste puerto á los
diez é seys de septiembre . é llegamos á
Sanct Lúcar de Barrameda , en España,
á los cinco de noviembre del inesmo año.
Llegado en Sevilla , supe allí de cartas
que hallé de la Tierra-Firme, que aquel
traydor de Simón Befnal , desde á tres ó
quatro dias que yo salí de Acia, era muer-
to é se pasmó. Plega a Dios que su muer-
te fuesse en estado que su ánima se sal-
vasse , pues que tanto mal hico á si é á
mí! En Sevilla estuve pocos dias, é me
fuy á la corte é hallé en Burgos el Conse-
jo Real de Indias, que desde a poco se
fué a la cibdad de Vitoria., donde el Cés-
sar estaba , á la sacón que tenia cercada
su condestable , don Iñigo de Yelasco, la
villa de Fuenlerrabia, donde los franceses
estaban desde el año de mili é quinientos
é veynte y uno ó veynte y dos, quando
las Comunidades se alteraron.
Allí informé á Su Magestad Cessarea, é
a los señores de su Real Consejo de In-
dias, de mis trabaxos, é me quexé de Pe-
drarias é hice relación de las cosas de
Tierra-Firme , é por virtud de los poderes
que tenia de la cibdad del Dañen, procu-
ré que Su Magestad proveyesse de go-
bernador para aquella tierra. Y en esto
me detuve algún tiempo, porque aquel
bachiller Corral que yo avia enviado pres-
so, estaba ya de la parte de Pcdrarias é
se quexaba de mí , diciendo que no le de-
biera enviar ni sacar de la tierra, é que
no le avia querido remitir al gobernador.
Finalmente, fuy condenado en cient mili
maravedís de costas (que le pagué en Es-
paña) y en que le pagasse los daños que
por mi causa oviesse rescibido en su ha-
cienda , para la qual averiguación fuymos
remitidos á la Tierra-Firme al juez nuevo
DE INDIAS. LIB.
que yba para la residencia , non obstante
quel bachiller no fué absuelto de sus de-
lictos, por dónde yo le envié presso. Y co-
mo en la corte andaba doña Isabel de Bo-
vadilla, muger de Pedrarias., é otros sus
procuradores con el bachiller Corral , es-
torbándome é procurando que Pedrarias
no fuesse removido, duraron mis litigios
mas de dos años con ellos: en el qual
tiempo Pedrarias, enojado del poder que
la cibdad del Darien me avia dado, fué
allá é de hecho la despobló, como hasta
agora está despoblada, siendo el mejor
pueblo é assiento de cbripsíianos que avia
en Tierra-Firme en aquel tiempo : la qual
cibdad él la avia infamado é escripto que
era enferma , é no siendo assi , sino pol-
la déstruyr, por el odio que le tenia, co-
mo la historia lo ha contado. Lo qual él
lino, assi porque la avia poblado el ade-
lantado Vasco Nuñez, como por acabar
de déstruyrme; é assi perdí mi casa é mu-
cha parte de mi hacienda.
En lin, por mucha contradicción que tu-
ve , é por mucho favor que Pedrarias é su
muger buscaron, no se pudo excusar quel
Emperador, nuestro señor, dexasse de
proveer do gobernador de Tierra-Firme,
en lugar de Pedrarias, á un cavallcro de
Córdova, llamado Pedro de los Rios; é
mandó Su Magostad que fuesse por su al-
calde mayor é juez de residencia el licen-
ciado Johan de Salmerón. E assi, en el
año de mili é quinientos é veynte y seys
años, se despachó en Sevilla este gober-
nador , llevando consigo á su muger doña
Cathalina de Saavedra , para que le ayu-
dasse á allegar hacienda ; é con dos naos
é una caravela , é hasta doscientos hom-
bres, fué ú Tierra-Firme, é yo con él, pa-
ra pedir mi justicia contra Pedrarias é los
que me eran en' cargo. É acaso fuymos en
un navio aquel bachiller Corral o yo : que
ya nos avian hecho amigos , ó á lo menos
nos hablábamos , é desde España hasta la
Tierra-Firme comimos á una tabla, por-
XXIX. CAP. XX. 95
que yo pensé que eran acabados los pley-
tos entre él é mí con aquellos cient mili
maravedís que le pagué, sin se los deber,
é porque desde la hora que yo le hablé,
me determiné de no entender en sus crí-
menes y excessos, si él no innovasse las
cosas passadas por atender á las de Pe-
drarias. Y el bachiller sintió, como yo, la
pérdida de su casa é hacienda del Darien;
ésindubda, si en conformidad pidiéramos
á Pedrarias nuestros daños, él pagara har-
tos dineros al uno é al otro é á otros du-
chos é al Rey , tantos que no le bastara
quanto tenia. Pero llevaba pensado el ba-
chiller Corral cobrarlo de mí mas fácilmen-
te; é cómo saltamos en tierra en el Nom-
bre de Dios, luego desde á cinco ó seys
dias me puso una demanda de ocho mili
pessos ante el juez de residencia , dicien-
do que por le aver presso y enviado á Es-
paña avia perdido su hacienda : é demás
desso incitaba é ayudaba á una muger
(madre de la que yo mandé acotar é sacar
los dientes porque acusó á su marido fal-
samente), la qual causa fué conclusa en
España ante los señores del Consejo , é
remitieron la decisión y sentencia al juez
de residencia el licenciado Johan de Sal-
merón. Y el bachiller, como he dicho,
érame contrario también en lo ageno co-
mo en lo proprio ; é cómo en este litigio
no avia mas que altercar, yo fuy absuelto
é dado por libre quanto á lo de aquella
muger : é respondí al bachiller que pidies-
se su hacienda á Pedrarias , que avia des-
poblado al Darien , é á él le pedí por re-
convención veynte mili pessos que yo avia
perdido , por aver seydo él el fundamen-
to , con el deán . de mis trabaxos , é por
aver él amotinado la gente que yo envia-
ba contra el cacique de Bea, que avia
muerto al capitán Martin de Murga é á
otros chripstianos , é porque velándose la
cibdad de los indios , é siendo el mayor
enemigo de todos su cacique Corobari,
que yo por tal mandé quemar, él se en-
06
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tendía con él, é se hablaban en su estan-
cia fuera de la cibd'ad, como el cacique lo
cpnfessó antes de su muerte espontánea-
mente, por lo qual él avia incurrido én el
mcsmo crimen é tfaycion, é debía ser
punido como el dicho cacique lo fué ; é
por su causa se avia despoblado el l)a-
rien, porque en ella estaba su manceba
Elvira, en quien tenia un hijo, la qual
era muy cercana deudo del cacique de
Bea; é Corobari é su casa estaba Itena de
eíoias contra los chripstianos en los indios
que le servían de Corobari, que eran de
quien principalmente aquella cibdad se
velaba, é con quien él tenia tracto é alis-
tad é conversación; é recelándose del los
se- avian ydo muchos vecinos á vivir á
oíros pueblos é avian desamparado la cib-
dad , por el notorio peligro é vecindad de
SU casa del bachiller, é avian perdido sus
haciendas, é yo la mia, que era mucho
mayor é mejor que la suya. É andando
en estos litigios, por medio de algunas
buenas personas que se metieron enme-
dio, venimos en concierto, é de consen-
timiento de parles, assi lo que! bachiller
me pidió, como lo que yo le pedia por la
reconvención, lo comprometimos en el
mésmo juez de residencia , para que por
justicia ó arbitrariamente, como él qui-
siesse, lodeterminasse. El qual lo dio todo
por ninguno, para que en ello mas no se
hablassé, con graves penas: é assi lo pro-
nunció por su sentencia con la pena del
compromiso , pues como el uno y el olro
oslábamos gastados, aunque cada qual
pensaba ser agraviado , este fin tuvo
aqueste litigio; é con el silencio se aca-
bó , no sin mucha pérdida de ambas
partes. Pero la verdad es que ni en el
bachiller Corral ni en mí no ovo la pru-
dencia que escribe Sanct Antonio, ar-
zobispo de Florencia, que tuvieron dos
milites, llamados Guillermo de Ihindiz é
Raymundo Guaseo, seyendo pressos pol-
los tártaros, los quales querían que se
matasse el uno al otro, por fiesta é placer
de los miradores crueles, diciéndoles quel
vencedor quedaría vitorioso é lo loarían
mucho después. Pero como aquellos cava-
lleros eran buenos chripslianos , e sabían
que después que oviessed peleado, avian
de malar al vencedor (porque nunca guar-
dan verdad los tártaros), estos ca valleros
calliólieos habláronse el uno al otro, é d¡-
xeron que mejor era que aquel cómbati-
miento se convirtiesse contra los tártaros
infieles; é assi unánimes dieron en los (pie
allí avia , mirando la fiesla , é mataron
quince é hirieron muy mal otros treynta.
Assi lo cuenta aquel sánelo dotor que ten-
go dicho '.
Digo, pues, que si el bachiller Corral
é yo nos juntáramos contra Pedrarias é
sus cautelas, quél no fuera parte para
deshacer el Darien en tanto que nuestros
litigios pendían en la corte y estábamos
alísenles; é si él supiera que estábamos en
conformidad, no lo tentara, é ya qué lo
hiciera , nuestras haciendas no se perdie-
ran ni las de otros. É assi pensaba yo que
aquél bachiller, viendo perdida sil casa,
viniera en mi amistad enteramente por su
interesse; pero figurósele que mejor co-
bra ra de mí lo que avia perdido que no
del gobernador, é al cabo paró en que me
quedó á mí solo la pendencia con Pedra-
rias , é de la del bachiller yo salí de la
manera que tengo dicho.
) El Antonio de Florencia , til. XIX , cap. 8 , §. li.
DE INDIAS. IJB. XXIX. CAP. XXI. 97
CAPITULO XXI.
Que Irada de algunas cosas notables que passaron en la Tierra-Finne entre el gobernador Pedrarias Dávila
y el capitán Gil Goncalez Dávila é otros capitanes , en tanto que yo estuve en España negociando la yda
del nuevo gobernador Pedro de. los Ríos, para que Pedrarias fuesse removido , é la relación de lo que des-
cubrió el capitán Gil Goncalez en la inarc costa austral de la Tierra-Firme, é porque es larga la narración
de lo uno ¿ de lo otro, yrá este capitulo diviso en ocho párrafos.
Acordárseos debe, lelor, si aves conti-
nuado la loción, cómo de aver séydo re-
movido Pedrarias del oflieio de la gober-
nación de Castilla del Oro, ó a lo menos
provcydo Lope de Sosa en su lugar, le
quedó mucha indignación contra mi: é
también avrés visto por qué via é rodeo
se tractaron mis Irabaxos, é fuy acuchi-
llado á Iraycioii t é -cómo é con quánta ra-
con é causa acordé de gastar quanto te-
nia, siguiendo mi justicia en España, é
pidiendo gobernador contra Pedrarias; é
cómo en fin Su (iessárea Magostad, como
juslíssimo Príncipe, proveyó de aquel dffi-
cio é gobernación de Castilla del Oro á
Pedro de los Kios,. Y [mes eslá dicho qüel
año de mili é quinientos é veynlc y seys
fué á Tierra-Firme, é yo con él á pedir
mi justicia . y en lo que paró parte dello,
antes que á mus se proceda, conviene á
la historia que se digan algunas cosas no-
tables que passaron en Tierra-Firme, des-
de el año de veynte y tres hasta el de
veyntc y seys, que estuve absenté, entre
Pedrarias y el capitán Gil Goncalez Dávi-
la é oíros capitanes, porque son cosas
notables é, del rnesmo jaez desta historia.
§ I. En el capítulo XIV se dixo cómo
Gil Goncalez avia ydo á descubrir en la
mar del Sur con una armada, de la qual
fué por piloto mayor Andrés Niño: el qual
viage higo , é al tiempo que yo me partí
de Acia para yr á España, como se dixo
en el capítulo precedente , llegó á Panamá
de vuelta de su viage el capitán Gil Gon-
calez con el oro é racon de lo que avia
descubierto, é cómo avia hallado una la-
TO.MO III.
gima muy grande, que se pensaba que
era mar dulce, en la provincia de Nica-
ragua , é avia convertido é bapticado
muchos millares de indios; é que torna-
do á Panamá se fundieron nóvenla é tan-
tos mili pessos del oro que truxo, é apar-
tado el (piinto de Su Magostad para en-
viarlo á España , quísosclo émbara'car
Pedrarias. diciendo que Gil Goncalez (pie-
ria venir á esta cibdad de Sancto Do-
mingo con. el oro del Rey, é que si algünd
desastre ocaso siniestro' le acaesciesse, á
el seria cargo, si no pusiesse recabdo en
ello , para que se enviassen seguros á
Su Magostad quince mili pessos ó más,
que eran de aquel oro el quinto. Gil Gon-
calez decia quél lo a\¡a ganado en el ar-
mada, que oslaba á su cargo, é los que con
él avian ydo con mucho trabaxo, é con
la langa en la mano lo avia sacado de las
manos de sus enemigos éinfieles, que me-
nos seria llevarlo por tierra é mares de
Sus Magostados é de los amigos, é quél lo
pornía en recabdo é daría cuenta dello, é
si nescessario fuesse, yría en persona á la
corle á lo llevar á Sus Magestades é á dar
ragon de su viage é camino. Todo es-
to contradecía Pedrarias é ponia inconvi-
nientes para quel oro quedasse en su po-
der ó en la persona quél mandasse; pero
en fin , Gil Goncalez se partió con el oro,
é vino á la cibdad é puerto del Nombre
do Dios; é después de. partido, cayó en
mayor arrepentimiento Pedrarias, por le
aver dexado yr , é luego so puso en cami-
no tras él para le prender é lomar el oro.
É quando llegó al Nombre de Dios, hallo-
13
98
EUSTORIA GENERAL Y NATURAL
lo embarcado y hecho á la vela : é assi se
vino Gil Goncalez á esta cibdad de Sánelo
Domingo de la Isla Española, é desde aquí
envió á España al thessorero Andrés de
Cereceda con el oro del quinto de Su Ma-
gostad, é para que hiciesse relación del
descubrimiento, porque se avia hallado
pressente a ello. L» qual diré aquí con la
brevedad que supiere decirlo, porque es
en parle que conviene á la historia.
§ II. Dicho tengo quel primero que des-
cubrió la mar del Sur á los ehripstianos fue
el adelantado Vasco Nuñez di' Balboa; é
assimesmo he escrito cómo con sus navios
fué (después (pie le degollaron) enviado
por capitán á descubrir por la mar del Sur
el licenciado Espinosa, alcalde mayor é
teniente de Pedradas, é lo que de aque-
lla mar é costas vido en el capitulo XIII lo
dixe, conforme á las alturas é grados en
que está la costa c islas, de que en su via-
go se tuvo noticia, seyendo piloto mayor
en aquel camino Johan de Castañeda. El
tercero que de los españoles navegó en
la mar austral fué d capitán Fernando do
Magallanes, quando descubrió aquel me-
morable é grande Estrecho el año de mili
é quinientos y vcynte, por el qual entró
por la boca que tiene al Oriente, é fué
por la mar del Sur é por alta mar á las is-
las de .Maluco é Especiería, lo qual tam-
bién queda dicho en el libro XX. El quar-
to capitán é descubridor en la costa aus-
tral fué el capitán Gil Goncalez Dávila y
el piloto Andrés Niño, é lo que se acres-
centó por su industria en la moderna
cosmographia , decirlo he como la carta
enmendada lo platica é yo la he visto de
la mano del cosmógrapho Alonso de Cha-
ves, al qual no culpo en aquello quél no
o viere visto en la discrepancia de los gra-
dos , porque soy tan obligado á creer, ó
mejor diciendo, testificar lo que mis ojos
vieren, como á lo que otros que no lo
navegan quisieren significarme.
Yo dixe ipie lo último quel licencia-
do Espinosa é Johan de Castañeda des-
cubrieron fué hasta ver el embocamiento
del golpho de Sanct Lúcar (que mas cier-
to se llama de Orotina), pero no entraron
en él : la qual ensenada está entre el pro-
montorio ó punta de la Herradura y la
punta ó promontorio del Cabo Blanco., é
de allí no passaron. E hasta allí hay cien-
to y ochenta leguas, pocas mas ó menos,
aunque' nuestros pilotos las llaman dos-
cientas, é assi lo serian ó mas por la cos-
ta, tierra á tierra : é de allí adelante se atri-
buye á estotra armada, de (pie fué por ca-
pitán Gil Goncalez de Avila. E todo lo que
Andrés Niño andino más quel licenciado
Espinosa, fueron hasta cient leguas é (pian-
do mas ciento é veyntc hasta la bahía de
Fonseca, puesto que tierra á tierra por la
costa serian algunas mas; [¡ero no lasque
Gil Goncalez é Andrés Niño se jactaban,
(pie les daban nombre de seyseientas y
cinqüenta leguas desde Panamá á donde
avía Andrés Niño llegado. E Gil Goncalez
decaía que por tierra avia él caminado
trescientas y veynte leguas , desde donde
tornó con ciento y doce mili pessos que le
dieron caciques, é mas de la mitad dello
de oro muy baxo: é á mi me escribió que
se avian bapticado treynta y dos mili áni-
mas ó más de su voluntad é pidiéndolo
los indios; pero parésceme que aquellos
nuevamente convertidos á la fée la enten-
dieron de otra manera, pues al cabo le
convino al Gil Goncalez é su gente salir
de la tierra mas que de passo. Hallaron
grandes poblaciones, é descubrieron una
grandissima laguna, que pensaron que era
mar dulce , en las costas de la qual viven
grande multitud de pueblos é gentes de
indios , lo qual yo vi después muy mejor,
quando fuy á aquella tierra, é se sabe
mas puntualmente. E quando se hable
adelante en particular de aquella gober-
nación de Nicaragua, se dirán muchas mas
cosas, allende de las que estos armadores
vieron, á los tjuales no se les debe negar
DE INDIAS. I.IB. XXIX. CAP. XXI.
90
el loor de su trabaxo. Pero tornemos al
camino, que en la verdad fué harto me-
nos de lo que Andrés Niño é Gil Gonealez
le pintaron, é no fué menos de lo que yo
aquí les atribuyré.
§ III. Gil Gongalez hico quatro navios en
el rio que llaman de la Balsa, que no estu-
vieron para navegar é se perdieron todos,
y en esto gastó mucho tiempo é dineros,
é tuvo mucho trabaxo. Después hico otros
quatro en la isla de las Perlas, que está
en el golpho dr Sancl Miguel, é de allí se
partió esta armada á los veynte y un días
de enero dé mili é quinientos é veynte y
dos años, é después que navegaron hasta,
cient leguas al Ocidente, dixeron los mari-
neros (pie toda la vasija del agua estaba
perdida, é qué no se detenía en ella el
agua ni se podía remediar sin hacerse
olía, é también bailaban ya los navios to-
cados de mucha broma; épor csso Ies fui';
forrado sacar en tierra todo lo que lleva-
ban donde mejor dispusieron hallaron, ó
poner á monte los navios para los adobar.
Lo qual lloró algunos años después el caci-
que de Burica . porque este adobo si' hico
en su tierra é muy á su costa é de su gente,
6 les higo hartas tuercas é sinracones An-
drés Niño é sus marineros : ó assi después
lo pagó con su cabrea, y Ir mataron indios,
como se dit a en su lugar. Desde allí envia-
ron un bergantín á Panamá por pez para
brear é por otras cosas, é cómo la gente
no se podia sostener allí, donde los navios
estaban, por falta de mantenimientos, é
porque se guardasse el bastimento, que
era para el camino de la navegación, fué
nescessario quel capitán Gil Gonealez, con
cient hombres se cntrassela tierra adentro
para se sostener, en tanto que la pez venia
é la vasija se hacia é los navios se adoba-
ban^ también para comencar á grangear
oro, que era lo que principalmente busca-
ban; poi que de armada hecha por muchas
bolsas no se puede sospechar quel desseo
de henchirlas es poco, ni que la cobdieia
(lelos ministros del la sea el mayor cuyda-
do, sino el mayor intento de los armadores.
Assi que, caminando Gil Gonealez la tierra
adentro hacia el Poniente , algunas veces
se halló tan apartado de la costa , que se
vido arrepentido; pero dexó mandado á
Andrés Niño, que quedaba con los na-
vios , que venida la pez , é adobados los
navios, y hecha la vasija, se fuesse la
costa abaxo al Poniente, é que andando
ochenta o cient leguas, si llegasse mas
presto, le esperasse en el mejor puerto
que por la comarca hallasse, porque assi
lo haría él, si primero llegasse.
Yendo Gil Gonealez por la tirri a aden-
tro, sosteniéndosse é baptizando muchos
caciques é indios, le subcedió que á causa
ilr passar los rios muchas veces á pié é
sudando, le sobrevino un tullimiento de
una pierna, que no podía dar un passo á
pié, ni dormir de noche ni de día del do-
lor, ni caminar á pié ni á caballo: é por
esto le llevaban en una manta alada en
un palo, muchas veces en hombros de in-
dios é de chripstianos , é de aquesta ma-
nera fué hartas jornadas. Mas porque el
caminar era assi muy dificultoso, como
por las muchas aguas que entonces hacia,
ovo de pararse en casa de un cacique,
principal, aunque con harto cuydado do
velarse (el qual cacique tenia su pueblo
en una isla que tenia diez leguas de longi-
tud é seys de latitud , la qual hacia dos
bracos de un rio muy poderoso) ; é apos-
sentóse Gil González en la casa del caci-
que , que era tan alta como una mediana
torre, é de hechura do un pabellón, arma-
da sobre postes, é cubierta de paja, y en
medio della le hicieron una cámara, por la
humedad, sobre postes, é tanto alta como
dos estados. Desde á quince días que all1
estaban , Jlovió tanto é cresgieron los ríos de
tal forma , que anegaron é cubrieron toda
la isla, y en la casa donde el capitán es-
taba, que era lo mas alto, llegó el agua
á dar á los pechos de los hombres: c de
100
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ver aquesto los españoles, pidieron licen-
cia al capitán, para yrsc á valer fuera del
pueblo en los arboles, "y él se la'dió, é se
quedó allí en aquella grand casa con la
gente mas de bien, espetando lo que Dios
qirisiesse hacer, é pensando que no bas-
taría el agua á la derribar, é conjecturan-
do en esta sospecha, é temerosos de ver
crescer el agua sin saber hasta quando.
Con este cuydado tenian en lo alto de la
casa puesta una imagen de Nuestra Seño-
ra é una lámpara de accyte que la alum-
braba , é cada hora se venían allí mas
compañeros de los que no se hallaban a
su propóssito de fuera y en otras partes:
6 a media noche se quebraron todos los
postes, é cayó la casa sobre los que esta-
ban dentro, é derribó la cámara donde
estaba el capitán, é quedó sobre dos mu-
letas de pies encima de la cámara, el agua
á los muslos, é llegaron las varas de la
techumbre al suelo, é quedáron los com-
pañeros el agua á los pechos. Pingo á
Dios que con quantos golpes dio la casa
sobre el agua vino poco á poco al suelo,
sin dar golpe en tierra é sin hacer fuerca
para que la lámpara semuriesso: que fué
muy grand socorro no quedar sin lumbre,
para hallar manera con que saliessen de
allí é no se ahogassen, que estaban como
los pasaros que se toman (ó ratones) con
1 1 losilla, puestos lodos debaxo de una so-
brecopa. E assi rompieron con una hacha
la techumbre de la casa , c por allí salie-
ron los compañeros que con el capitán se
avian quedado, é .á él le sacaron en los
hombros, porque los demás se avian con
tiempo acogido, con licencia de Gil Gon-
calez, á los árboles, é con ellos los indios
mansos que tenian de servicio: é desta
manera le llevaron, dando voces para que
los compañeros y el capitán se pudiessen
juntar, lo qual se hico con mucha fatiga.
Después que fueron juntos , colgaron una
hamaca ó manta de un árbol á otro, en
quel capitán fué puesto, é assi estuvieron
hasta que fué de dia, no cessando en to-
da la noche de llover mucho é con muchos
truenos é relámpagos ; é desta forma es-
tuvieron hasta quel agua cessó é mengua-
ron los rios é tornaron á su curso. É te-
miendo que podría tornar á les acaescer lo
mesmo , hicieron sobre los árboles con va-
ras é ramas ciertos sobrados é cámaras cu-
biertas con hojas, é de tal manera que te-
nian fuego en ellos: en los quales sobra-
dos se socorrieron otras dos veces por
otras creseientes , huyendo de las otras
casas basas. Después quedó la tierra tan
llena de lama é cieno é de árboles quel
rio truxo, que á gran pena podían andar
por allí.
En este trabaxo se les perdieron algu-
nas espadas é rodelas é vestidos, éresci-
bieron mucho daño, á causa de lo qual
hicieron daragas de algodón Inístado, en
lugar de las rodelas que perdieron ; y có-
mo el agua les llevó los mantenimientos,
fuéles forcado yr á buscar de comer há-
cia la costa, que era su intento, de la qual
estaban desviados diez leguas ó mas, é
por tierra no podian, é por esto higieron
balsas de madera é árboles atados unos a
otros: é assi pusieron encima dellos su
fardage é sus personas con los indios que
traían é les servían, é fueron por el rio
abaxo hasta llegará lámar, annque eran
mas de quinientas ánimas los que en esta
Ilota de balsas yban. E cómo algunos com-
pañeros llegaron de noche , arrebatólos la
corriente del río é sacólos á la mar á me-
dia noche , metiéndolos la resaca muchas
veces debaxo del agua : é otro día , desde
la costa, los vían essotros dos leguas
dentro en la mar, é como la mcniiuante
los avia apartado de la tierra, la crescien-
te los volvía después. Pero el capitán,
viéndolos en tal peligro, mandó entrar en
otras balsas pequeñas á algunos compañe-
ros sueltos nadadores, é fueron allá é los
truxeron : á los quales hallaron tales, que
ya se dexaban de ayudar , rendidos á la
DE INDIAS. LIB.
muerte, é desanimados del cansancio é fa-
tiga; pero plugo á Dios que ninguno se
perdió. Mas es de creer que se acordaron
muchas veces con quánto menos peligro
ganaban de comer, estándose en su patria.
En fin, estas cosas los hombres han de
hacer, é no lodos, sino'aquellos que son
para mas que otros.
Recogida esta gente é su capitán, cami-
naron por la costa de la mar al Poniente,
é llegaron á un golphete, que se dice Sanct
Vicente, donde hallaron ¡i Andrés Niño,
que acababa de llegar con los navios ade-
rescados, é con la vasija del agua hecha.
É una vez pensó el capitán Gil Goncalez
de se meter en la mar é ha^cr su descu-
brimiento con los marineros, porque no
tenia piernas para andar por tierra á pié
ni ;'i caballo, é quiso dexar en tierra un
teniente con los hombres que llevaba. E
como la gente ovo conoseiniiento desto,
comentaron á murmurar é quexarse dél,
porque dexaba su compañía, é porque
ya avian comencado á topar mayores ca-
ciques, y el esperanza de enriques^er se
aumentaba, ven la tierra avia mas apa-
rejo que en la mar para hallar oro : 'é as-
si por esto como por el contentamiento
de los soldados, é porque con su pres-
sencia se harían mejor las cosas que lo-
caban á la paz é á la guerra, acordó de
quedar en' tierra , é con cient hombres é
quatro caballos proseguir adelante. E man-
dó que un teniente suyo, con Andrés Ni-
ño é otros dos pilotos juramentados , mi-
diessen ó assentassen las leguas que se
anduviessen en el descubrimiento de lo
que viesseu , é assi por mar como por
tierra se conlinuasso el viage la vía del
Poniente , con intención de hacer pactes é
con buen tractamiento á todos los caci-
ques ó señores que hallassen , é á los que
por bien no quisiessen la paz, se les hicies-
se la guerra. E quedaron allí dos navios é
parte de la gente en guarda de quarenla
mili pessos de todos oros, que ya avian
XXIX. CAP. XXI. 101
ávido; é Andrés Niño fué con los otros
navios adelante á descubrir, é Gil Gonca-
lez prosiguió por la tierra : é acordóse que
al mesmo puerto se tornassen á recoger.
Este golpho de-Sanct Vicente , si yo no
lo tengo mal entendido , está en la punta
ó promontorio que está próximo á la isla
del Caño, la qual punta dista de la cqui-
nOQÍal ocho grados é medio á la banda de
nuestro- polo; é de allí adentro es el an-
cón ó golpho, é lo que dél es mas septen-
trional en la costa está- en nueve grados
de la línia del cquinocio, é dentro desta
ensenada están algunas islas pequeñas.
§ IV. Dada la orden ques dicho, en el
camino de la mar é de la tierra, por donde
yba el capitán Gil González, se baptizaban
muchos caciques é indios de su voluntad:
é llegó á un cacique llamado Nicoya , el
qual le dió catorce mili pessos de oro , y
él con seys mili personas ó mas se bapti-
zaron é tornaron chripstianos, é quedaron
tan amigos de los chripstianos, nuestros es-
pañoles, que en diez días que allí estuvie-
ron, quando se quiso partir Gil González,
le dixo el cacique , que pues que no avia
de hablar ya con sus ydolos, que se los
llevasse. É no le diera él tantos quantos
el capitán tomara de buena voluntad, é
assi le dió seys estátuas de oro tan gran-
des cpmo un palmo , é algunas algo ma-
yores; é rogóle que le dexasse algún
chripsliano de los nuestros que le dixesse
las cosas de Dios, lo qual no osó hacer
Gil Goncalez , por no le aventurar é por-
que llevaba poca gente.
Decíame Gil Goncalez que desde aquel
golpho de Sanct Vigente hasta Nícoya an-
duvo cinqúenta leguas (pero harto menos
camino hay), é no me maravillo, porque
estonces no se sabia la tierra. '
Allí tuvo noticia del cacique de Nicara-
gua, é muchos indios principales, que con-
sigo llevaba , le consejaron que no fuesse
allá , porque era muy poderoso , é aun los
españoles le decían lo mesmo ; pero el ca-
102
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
pitan no quiso temer sin ver de quién , ó
prosiguió su camino. É una jornada antes
ile su pueblo envió las lenguas que ll< -va-
ha .é seys indios principales de los que con
él yban , y envióle á decir lo que á otros
caciques acostumbraba , y era esto: iQuél
era un capitán del grandRey de los chrips-
tianos, que por su mandado yba á aque-
llas parles á hacer saber á todos los caci-
ques principales ó señores dellos, que en
el (-icio , mucho mas alto del. sol. hay un
Señor que hico el sol é la luna é cielos
y estrellas, é á los hombres é animales é
aves é la mar é los rios é los pescados é
todas las otras cosas; é los que esto creían
é lo tenían por Señor, son los chripstia-
nos, é quando mueren, van arriba donde él
esta é gozan de su gloria: y los que no son
chripslianos , van quando mueren, á un
fuego que está debaxo de la tierra á penar
para siempre: é que todos los señores Ó
caQiques ó principales, á quien en aque-
lla lengua llaman caluclaini , que atrás
quedaban hacia donde el sol nasc^e, lo sa-
bían ya , y él é otros capitanes se lo avian
dicho é lo creian assi, é (cnian por señor
al Rey de Castilla, cuyos eran aquellos
chripstianos y el capitán, é se avian he-
cho chripstianos é quedaban por vassallos
del Rey de Castilla. E quél yba á lo decir
á los otros calachunis c príncipes de há-
C¡a donde el sol se pone , porque Dios as-
si lo manda ; á que le rogaba que le aten-
diesse en su pueblo con sus indios é gen-
te toda , é que no oviesse miedo ; é quél
le diría otras cosas muy grandes deste
mesmo Dios, con que avria mucho placer,
sabiéndolas ; é que si esto no quisiesse ha-
cer, ni ser vassallo del grand Rey de los
chripstianos, queso saliesse al campo de
guerra, que otro dia seria con él. »
Aquel mesmo dia, en la tarde, ciertos
escopeteros , probando la pólvora , pusie-
ron fuego á su posada é á la del capitán,
é quemáronse ellos mesmos, que fueron
tres, lo qual dió mucha turbación á los de-
más todos , por ser en víspera de tal jor-
nada como la que esperaban otro dia. Y
el capitán , como era eavallero é de gen-
til ánimo, les habló é dixo lo que era ra-
Con para que no temiessen ni oviesse fla-
quera en ninguno , pues que eran españo-
les ó de patria donde tan valerosos cora-
Cones se crian. Decíales que se acordassen
que quando el conde Fernand Goncalez
avia querido dar la batalla á los moros é
á su rey Almaficor, que la tierM se abrió
é tragó á un eavallero chripstiano, é por
esso no dexó de ser vencedor el conde,
é quedó mas victorioso *; é que assi espe-
rassen que lo serian ellos , si á las armas
viniessen , é que aquello cada dia acaes-
C'ia á los que tractaban la pólvora (quan-
to mas que aquellos vivirían). E assi á es-
te propóssito les hico un gentil racona-
niiento, con que quedaron de voluntad é
ánimo aparejados á todo lo que pudiesse
subcederles.
Allí dexó el capitán los tres escopete-
ros á curarse é otro hombre con ellos, y
el dia siguiente llegó á una legua del pue-
blo é topó quatro indios principales con los
otros quél avia enviado; é aquellos quatro
dixeron á Gil Goncalez quel calachuni le
esperaba en su pueblo de paz é como ami-
go. Y en llegando, apossenló al capitán é
á los españoles en una placa é casas de
al rededor de ella, é luego le pressentó
parte de quince mili pessos, que en todo le
dió : é Gil Goncalez le dió una ropa de
seda é una gorra de grana é una camisa
de Holanda delgada é otras cosas de Cas-
tilla. É en dos ó tres dias que se le habló
de las cosas de Dios , dixo que quería ser
chripstiano él é sus mugeres é indios, y
en un día se Implicaron mas de nueve mili
personas , con tanta voluntad , á lo que
mostraban , que de placer é devoción llo-
i Chrónien del Conde Fernán Goncalez.
DE INDIAS. LID.
raban algunos do nuestros soldados, dan-
do gracias á Dios de lo que vian.
Allí estuvieron el capitán ó su gente
ocho dias, é se pusieron dos cruces, co-
mo lo acostumbraban lia^er en los otros
pueblos; 6 puso una muy grande en un
montón de tierra mande de gradas, y en
cada placa tienen uno destos montones de
tierra , que paresce que los mesmos mon-
tones piden la cruz; c dexó otra en su
mezquita, quel mesmo calacliuni la llevó
en sus bracos, é quiso que allí se pu-
siesse.
Esto destos nlones no lo entendió
Gil Goncalez ni los chripstianos estonces
para qué efetto los tienen; y es para sa-
crificar é malar hombres, como se dirá
en su tiempo adelante, quando se hable
desla gobernación de Nicaragua (la qual
gente es de la inesma lengua de México
é de la Nueva España).
Desde á ocho días que Gil Goncalez allí
estuvo, passó á otra provincia, seys le-
guas de allí, é halló seys pueblos á legua
é ii ligua é inedia ó dos uno de otro, de
callados mili vecinos cada uno dellos; é
después que Kís ovo enviado sus mensa-
geros, se apossentó en un pueblo destos,
ó los señores le fueron á ver, ó le pres-
sentaron oro y esclavos, é dieron de co-
mer a los chripstianos. E cómo sabian <|iie
Nicaragua é sus indios se avian baptica-
do¡ dixeron que también querían ser ellos
chripstianos; é vino cada señor con su
gente á rescibir el baptismo, é cada día
de otros pueblos enviaban á pedir a Gil
Goncalez que les enviasse el capellán que
los bapticasse é les dixesse las cosas de
Dios. É assi se hacían é madrugaban los
de un pueblo c de otro para quál llevaría
antes el clérigo.
Estando en medio desta buena obra, pa-
resce ser que otros caciques grandes, que
estaban adelante, ovieron noticia destos
nuestros españoles, é también sabrían co-
mo les pressentaban taguizle (que assi 11a-
XXIX. CAÍ». XXI. 103
man al oro en aquella lengua); é uno de-
llos, llamado Diriajen, vino á ver á Gil
Goncalez, é llevó consigo hasta quinien-
tos hombres , é cada uno con un pavo ó
pava ó dos en las manos , é detrás dellos
diez pendones ó banderas pequeñas sobre
sus astas, é todas blancas, é detrás dos-
tos pendones diez é siete mugeres , todas
quassi cubiertas de patenas de oro, c dos-
cientas é tantas liádmelas de oro baxo,
que pessaba lodo mas dé diez é ocho mili
pessos. E mas atrás, cerca del calacliuni
é de sus principales, venían cinco trom-
petas, ó mejor diciendo pifaros, é cerca
de la possada del capitán Gil Goncalez to-
caron un rato; é acabado de tañer, entra-
ron á verle con las mugeres y el oro. E
mandóles preguntar que á qué venían, é
dixeron que á ver quién eran: que les
avian dicho que era una gente con armas
que andaban encima de unas animabas de
quatro pies: que por ver quién eran C lo
qué querían, los venían á ver. Estonces el
capilan Gil Goncalez hícoles hacer aquel
su sermón que se higo á Nicaragua, > él
acostumbraba hacer á los indios con las
lenguas á la soldadesca (después de aver
puesto en recabdo el oro), é respondieron
que querían ser chripstianos. Pregunlósc-
les que (piando se querían baplicar, é di-
xeron (pie desde á (res dias vernían á
ello.
Es de pensar questosque nuestra cathó-
lica fée predicaban á estos indios,, no pu-
blicaban ni les decían la pobreca que
Chripsto é sus Apóstoles observaron , con
lanío menosprecio del oro é de los bienes
temporales, teniendo principal intento á
la salvación de las ánimas, ni traían cu-
chillo, ni pólvora, ni caballos, ni essotros
aparejos de guerra y de sacar sangre.
Mirad lo quel Apóstol Sanct Bartolomé lu-
co, quando le cupo en suerte la predica-
ción de Lycaonia y en la India Oriental , y
por consiguiente los otros Apóstoles , dó
quiera que se hallaron, que si solamente el
104
HISTORIA GENERAL Y NATI RAL
comer, otra cosa no tomaban pero nues-
tros convertidores tomábanles el oro, é
aun las mugeres ó los hijos é los otros bie-
nes, é dexábanlos con nombres de bapti-
zados, é sin entender el bien de tan alto
Sacramento los que le rescibian. Pluguie-
ra a Dios que de cada millar dellos, assi
baptizados, quedaran diez que bien lo su-
pieran.
Como quier que ello fuesse , esre nom-
bre chripstiano no place al diablo, ni quie-
re la salvación de los hombres; y es de
pensa/ quél apartaría del propóssito del
baptismo aquellos indios, é también ellos
vieron el poco número de nuestros espa-
ñoles, y al tercero dia que dixeron 'avien-
do ydo el clérigo en el mejor caballo de
quatro. que tenían , y dos valientes hom-
bres con él , á predicar á unos pueblos no
léxos), estando los españoles desandados
de la guerra, sábado diez é siete de abril,
á medio dia, é con grandíssima calor, die-
ron sobre el capitán Gil Goncalez é su
gente hasta quatro mili indios armados á
su guisa , con unos jubones ó coracas sin
mangas, de algodón bastados, é arma-
duras de cabeca, de lo mesmo, é rodelas
y espadas de palo recias, é muchos de-
llos con arcos é flechas (puesto que no tie-
nen hierba) é otros con varas para tirar.
E quiso Dios que á un tiro de ballesta an-
tes que llegassen al lugar, un indio del
pueblo do estaban los chripstianos, los vi-
do venir é dió aviso , é lo mas presto que
pudieron cabalgó el capitán en un caballo
de los tres, é recogidos los compañeros
en la placa , delante de su possada , puso
la tercia parte de su gente á las espaldas
é al rededor , porque como eran muchos
los contrarios, temieron que los cercassen
é les pusiessen fuego. É con grandíssimo
ímpetu , llegados á la placa , arremetieron
á los chripstianos, y ellos contra los in-
dios, de manera de torneo peleando los
unos é los otros con el mayor esfuerco que
podia ser: y estuvo la batalla quassi me-
dio quarlo de hora en pesso, sin que se
conos^iesse cuya avia de. ser la victoria.
É después de aver herido é derribado en
tierra seys ó siete españoles , llevábanse
otro vivo en pesso, sin lo querer matar, á
lo que mostraban : é cómo los de caballo
arremetieron é anduvieron un rato en-
tre los enemigos revueltos, tropellando ó
alanceando, ellos" pusiéronse en huyda ; é
siguiendo el alcance, animando á los tío
pié, los echaron á laucadas fuera del pue-
blo. Y en el campo, cómo el capitán es-
talla en el mejor de los tres caballos, aun-
que" mal aderescado de jaez, yba de los
delanteros esforzando los nuestros, é ha-
ciendo, como buen capitán, su deber: é
desque se ovo cansado de alancear á los
que á una parte é á otra topaba de los
enemigos, paresciéndole que era error
dexar tan atrás su gente, dió la vuelta,
en la qual fueron tantas las varas é flechas
é piedras que los indios le tiraron, que
passó mayor peligro que quando de la
placa los echaron.
En fin, como llegó á los delanteros de
los compañeros que seguían el alcance fue-
ra del pueblo , no consintió que procedies-
sen adelante , assi por su desaventaja del
poco número, como porque los indios no
le luviessen en poco é sospechassen que no
eran más los que quedaban en el lugar,
é no se atreviessen á volver sobre ellos é
renovassen la batalla , y aun porque en la
possada se quedaba el oro solo é que los
del pueblo no tcntassen otra ruindad,
viéndolos fuera , é los robassen. Y assi lo
mas presto que pudieron, se recogieron
con la victoria , dando gracias á Dios, é
se pusieron cu orden, esperando la se-
gunda batalla, si se la diessen: lo qual no
hicieron por recoger los heridos é muer,
tos é no los dexar en el campo.
1 Chronkar. ab initio mundi , ais. theutonica.
DE INDIAS. L1U.
En este tiempo aun el clérigo é los com-
pañeros que con él fueron no eran torna-
dos; ó cómo el pueblo donde fueron, era
hacia la parte de donde vinieron los in-
dios que es dicho , pensóse que los avrian
muerto. E luego el capitán les escribió en
breves renglones, con un indio del pueblo,
que se viuiessen luego, diciendo lo que
avia acaescido: é vino luego el capellán é
los dos hombres, sin aver topado quien los
enojasse. Allí se acordó que diessen la
vuelta á buscar los navios, é se tornassen
á la costa, assi porque hasta allí la gente
avia ydo contra su voluntad, como porque
todos se lo consejaron al capitán, y él
conosció é vido que no debia hacer otra
C > - ; » contra el parescer de lodos, é por po-
ner en cobro lo (pie hasta estonces avian
ganado. É assi se lo requirieron los officia-
les é algunos otros de los principales espa-
ñoles, porque vieron quel capitán essa no-
che tenia en voluntad de dar en los con-
trarios por los respectos ya dichos ; é por-
que la gente estaba cansada, y algunos
compañeros heridos, é otros enfermos, ó
por no aventurar el oro que tenían allega-
do, é demás desso que de los de aquel pue-
ble no tenían mucha seguridad, dieron la
vuelta con pensamiento que llegados á
tierra de chripstianos, aunque oslaban bien
léxos dolía, podrían con mas gente é ca-
ballos é con mas propóssilo volver á cas-
tigar é hacer de paz aquella gente, é á
saber los secretos de la tierra, porque
ella es tal , que ninguno la puede ver sin
que le parezca muy bien.
§ V. Como el cacique Nicaragua su-
po que Gil Goncalez se tornaba, é que avia
peleado con el cacique Diriajen é sus va-
ledores , é supo que llevaban los españo-
les cantidad de oro , pensó de tomárselo
ó matarlos , como después lo enseñó la
expiriencia, é assi lo sospecharon los
nuestros , al passar de su pueblo : con la
qual sospecha el capitán Gil Goncalez or-
denó su gerite , que serian hasta sessenta
TOMO III.
XXIX. CAI». XXI. *t)o
hombres los que estaban sanos, y hecho
un esquadron, metió dentro en él el oro
é la gente flaca é las cargas de la comida
é hacienda que llevaban, é á los quatro
comísales ó esquinas yban los quatro do
caballo que teñían , é quatro escopeteros.
Y desta manera passaron por el pueblo á
las once horas del dia , é ya que estaban
fuera de la población , comengaron indios
de salir en su rastro, c decían á los indios
que les llevaban las cargas, que las dexas-
sen ó se huyessen con ellas : é assi cami-
nando, los sufrían, por no quebrar con
ellos ; é algunos se atrevían á entrar entre
los nuestros á sacar los indios, con las car-
gas, del esquadron. E viendo esta osadía
el capitán, mandó á los ballesteros que les
tirassen, é cómo hirieron algunos, súbi-
tamente comengaron á salir del pueblo
muchos indios de guerra. Estonces pares-
cióle á Gil Goncalez que no se podía excu-
sar de pelear, é mandó al thessorero An-
drés de Cereceda é á los que llevaban la
guarda del oro que caminassen todo lo
que pudiessen , é assimesmo los indios que
llevaban las cargas del bastimento é ropa ;
y el capitán con los otros tres de caballo
é algunos sueltos peones é ballesteros ó
rodeleros é quatro espingarderos , que to-
dos serian hasta diez y siete, se quedó en
la refaga. É la gente que salía del pueblo,
era innumerable , é muchos dellos fleche-
ros: é comengaron a se allegar con mu-
cho denuedo é grita muy grande , tirando
flechas, é los de caballo hagian algunas
vueltas sobre los enemigos , é otras veges
los escopeteros é ballesteros , hiriendo á
los que se agercaban. Pero quando los de
caballo volvían, era tanta la priessa del
huyr dellos los indios, como la que suelen
hager los peones en mi tierra de aquellos
bravíssimos toros de la ribera de Xarama;
é alangeaban algunos , con mucha risa de
ver el temor que avian á los caballos. A
los indios les paresgía grand novedad los
hombres á caballo, poique nunca tales
14
IOG
[USTORIA GENERAL Y NATURAL
animales avian visto, é no era para ellos
menor espanto que el <lc los centauros en
las bodas de Perithpo, en aquella batalla
que Hércoles ovo con ellos'; pero non obs-
tante el miedo que los indios avian de los
caballos, era tan grande la muchedumbre
dellos como enxambres de abejas.
El cansancio que los nuestros ovicron
en esta jornada, fué muy excesivo: pero
mezclado su temor con su esfilerco é con
la prudente diligencia de su capitán , no
cessaron de trabaxar valerosamente basta
quel sol se quiso poner por una bermosa
vega: é lo que mayor fatiga les fué era
el passar "de algunos arroyos, por no
desamparar los dolientes y passar los de
la recaga adelante, y en cobrar los indios
que les dexabaii las cargas.
Finalmente, cómo vieron los contrarios
que perdían gente, é no ganaban nada
en seguir á los chripstianos, (piando el
sol se puso, dixerob que querían paz, y
el capitán Gil Goncalez se la otorgó : é de-
xadas las armas, tres indios principales
mandaron (pie se quédasse atrás toda la
otra gente , é vinieron á hablar con los
nuestros, desculpando á Nicaragua é los
suyos: é decían que aquello avian fecho
ia gente de otro cacique, que estaba
aquel dia en su pueblo, que se llamaba
Zoatega, que los españoles no le avian
visto, quando la primera vez por allí avian
passado. A lo qual Gil González respondió
quel avia visto é conoscido algunos indios
principales aquel dia en la batalla , é que
assi lo dixessen a su teyle (que quiere
decir lo mesmo que calachuni ó señor) é
que le hacia saber que los chripstianos to-
dos quél traia eran tapaligites (que assi
llaman en aquella tierra al hombre expe-
rimentado , é al que ha muerto á otro de
cuerpo a cuerpo digenle tapaligue); pero
quél era contento de la paz, é que si ellos
otra cosa quisiessen , quél les hacia la
guerra de otra manera , porque los chrips-
tianos no se cansan, ni han menester
yaal, ques cierta hierba que los indios
traen en la boca, con la qual dicen ellos
que no se cansan tanto como no teniéndo-
la , sin comparación . A lo qual no supie-
ron los indios responder ni replicaron más
en ello, sino volviendo las espaldas yban
diciendo: Isba, leba, teba, xuija; quiero
decir leba bueno, é xuya vete, como
quien dice : bien lo dices é bueno eres;
vete en buen hora. E hablando á los otros
indios, yban diciendo estos principales:
toya, toya muchas veces, que quiere de-
cir anda ó aguija; é assi lo hacian to-
dos, tornándose hácia su pueblo. Plugo á
Dios que ningund hombre ni oro perdie-
ron los nuestros, ni ovo alguno herido de-
llos, excepto un caballo de una Hecha,
pero no peligró.
Essa noche repossaron en un cerro, que
avia en su derecho camino, haciendo
buena guarda: pero pcnlióseles mucha ro-
pa á los compañeros, porque los indios
(pie les llevaban las cargas, eran los mas
de los de Nicaragua , que se los avian
prestado á la passada primero, é cómo
vian que á la vuelta los llevaban de su
tierra, dexaron las cargas unos, é otros se
las llevaron. E desla causa quedaron al-
gunos de los compañeros sin vestido, é
otros sin comida, por atender á guardar
el oro é no dexar á los dolientes, é por
no salir de su ordenanca : é los indios que
les quedaron, eran mas orientales (é har-
tos de la lengua de Cueva), é como volvían
hácia su tierra é no entendían á los de
Poniente, essos no hicieron mudanca: an-
tes algunos dellos pelearon muy bien,
ayudando á los chripstianos. Después que
ovieron repossado C'nco ó seys Jioras,
passada la media noche é salida la luna,
tornaron á caminar , por passar antes del
dia un mal passo , al qual por otro camino
i Ovid. Mclham., lib. IX.
DE INDIAS. L1B. XXIX. CAP. XXI.
107
|>i>ili;in yr íi él desde el lugar, é tomán-
dole los indios primero, les pudieran ha-
per macho daño á los chripsiíanos; pero
no hallaron impedimento en lo passar, 6
assi caminaron el resto de aquella noche
é los días siguientes hasta (pie llegaron al
golpÜO de Sancl Vicente, donde se avian
departido, (piando Andrés Niño fué á des-
cubrir desde allí . el qual era tornado ocho
dias avia , é decía que avia descubierto
trescientas é canqiienta leguas al Poniente
desde allí ; pero él se engañó mucho en la
cuenta dessas leguas. Por la falla de los
navios, é aun del agua, no passaron ade-
lante.
A mí me escribió una carta Gil Gonca-
Iez, que dice que de aquel pueblo deste
cacique de Nicaragua la tierra adentro
tres leguas de la costa de la mar del Sur,
junto á las casas de la olía parte, está
otra mar dulce, que cresce é mengua, é
quél entró á caballo en ella, é tomó la pos-
sesion en nombre del Emperador, é que
se via una isla dos leguas dentro ó apar-
tada desta costa desta agua dulce pobla-
da, é quel tiempo no le dió lugar á saíne-
nlas en esto: pero que mandó entrar á ¡lí-
ganos chripsiíanos eil una canoa media le-
gua dentro, para ver si el agua corría lia-
ría alguna parle, pensando que fuesse
rio, aunque no vían la otra costa de háciá
el Norte; é los (pie entraron no conoscie-
ron que oviesse corriente, £ sus pilotos
porfiaban que salía aquel agua á la mar
del Norlc; pero él y ellos hablaban por
conjecturas é á líenlo.
Bien se me acuerda que hablando Pli-
nio en la gente de Scythia, dice que
Alexandro .Magno dixo que aquel mar es
dulce, é que Marcó Yarron escribe que
lo mesnin fué mostrado á Pompeo, quan-
do^n la guerra de Mitridate era allí ve-
cino ó oslaba gerca desta mar dulce ; é
que aquesto procede por la grand co-
pia de ríos que allí entran, que vencen
á la salobre agua de la mar *. Todo es-
to es deste auctor ; pero ya tengo dicho
como en el golpho de Urabá con baxa mar
está dulce el agua , é assi podría ser osso
que vido Alexaudroé vió Pompeo, y me-
nos es ser dulce la laguna de Nicaragua,
porque su assientoé sitio es baso, é acu-
den á ella infinitos ríos.
Va he dicho en otra parte que, después
que Gil Goncalez estuvo en Nicaragua, yo
fuy á aquella tierra , é vi esta é otras
grandes lagunas, é muchas cosas otras
que dexo para las decir adelante en su
lugar.
Tornando al propóssito de Gil Gonca-
lez, digo (pie después que llegó al golpho
de Sanct Vicente, halló quel mayor de los
navios no estaba para navegar ni tenerse
sobre el agua , y en los otros y en canoas
se embarcó con su gente para Panamá:
Pero quiero yo agora decir la forma de la
costa , é lo que navegó Andrés Niño hasta
la postrera parte que llegó, é también di-
re aquella ensenada del golpho de Sanct.
Lúcar, que otros llaman golpho de Nica-
ragua (é otros le dicen golpho de Oroti-
ña , é oíros golpho de Güclares), é qual-
quiera deslos dos nombres postreros es
su nombre proprio. É pintarle lié como yo
le vi , é no como le hallo en las cartas de
nuestros cosmógraphos puesto, hasta el
pressentc año de mili é quinientos c qua-
renta y ocho; é diré las principales islas
ipn' hay en esta ensenada, la qual. aun-
que está en el camino queste piloto nave-
gó, no la vido ni entró en esle golpho de
Orotiña ó de los Giietares, quel licenciado
Espinosa y el piloto Johan de Castañeda
llamaron golpho de Sancl Lúcar (desde
fuera), pero tampoco entraron en él. É sá-
bese de pressentc que se pobló después
de chripstianos alguna parte de "aquella
gobernación por el capitán Francisco Her-
1 Plin., lili. VI ,cap. 17.
108
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nandcz, teniente de Pedrarias. Édiréas-
simesmo desde allí al Poniente la costa é
sus alturas, segund la caria moderna é
nueva corrección della. Y porque dixe
que desde las islas de Sanct Lázaro nave-
gó oirás veynte leguas al Poniente el li-
cenciado Espinosa y el piloto Johan de
Castañeda , digo que desde aquellas islas
de Sanct Lácaro hasta el puerto de la Her-
radura i la costa abaxo al Ocidente, al
Hueste quarta del Norueste, se ponen
veynte leguas, c allí comienca la boca
deste golpho de Güetares, quel Espino-
sa llamó de Sanct Lv'icar, c se hace una
ensenada de diez y ocho ó veynte le-
guas de longitud , (pie tiene en parles nue-
ve de latitud, 6 mas é menos; dentro del
(pial hay gentiles islas é muy fértiles é po-
bladas. I'] de la otra parte deste golpho,
frontero del puerto de la Herradura, está
la punta del Cabo Blanco (é llámase assi,
porqués terreno blanco, é sin esso tiene
un Farallón cerca déla punía muy blanco);
entre el qual é la Tierra-Firme ó punta
puede entrar sin peligro una caravela de
ochenta ó cient toneladas. Eslá el puerto
de la Herradura en ocho grados dcsla
parle de la línia cquinocial , y el dicho Ca-
bo Blanco eslá en siele grados y medio,
segund el cosmógrapho Alonso de Chaves
ó los que le informaron ; é porque mejor
se entienda este golpho , pongo aqui la fi-
gura del (Lám. I.°, fg. l.*J , si lo supe en-
tender todavía, só enmienda de quien más
particularmente lo oviere comprehendido.
§ VI. Pues he pintado la figura del gol-
pho deOrotiña ó de los Güetares, que co-
munmente suelen llamar de Nicaragua, y
en las cartas de navegar, ó por no estar in-
formados los cosmógraphos que las hacen,
ó por no lo aver visto ellos, no lo ponen
tan puntualmente, quiero passar á lo de-
más que desle golpho estos descubridores
no dixeron, é que yo vi; y es assi. La is-
la de Chira puede bojar siete ó ocho le-
guas, y es muy poblada c fértil: en Ja
qual avia, quando Gil Goncalez por allá
anduvo, mas de quinientos hombres de
guerra , sin viejos ni mugeres ni niños é
de otras edades. É la isla que nuestros es-
pañoles llaman isla de Ciervos, es la que
los indios llaman Cachoa ; pero en essa y
en las otras hay innumerables ciervos é
puercos, y es menor, y está entre la de
Chira é la de Chara en la banda del Nor-
te, en la Tierra-Firme. En frente de la is-
la Cachoa está la gente é provincia de Oro-
tiña , é mas al Leste está la gente é pro-
vincia de Chorotega, é á las espaldas, mas
mas al Norte é al Nordeste , están las sier-
ras c gentes llamados Güetares. Entre la
isla de Cachoa é la costa . hácia el Sur,
está otra isleta que se dice Yira: é m;is al
Leste está otra pequeña que se dice Ur-
co; c mas al Oriente adelante otra isleta
que se dice Pocosi, cerca de (ierra, á la
parle austral del golpho. Estas tres peque-
ñas islas están entre la Tierra-Firme é la
isla de Ciervos, dicha Cachoa. Deste gol-
pho sube tres leguas la marea por el rio
llamado Capandi . que está en la culata ó
fin desle golpho: éalh hay un cacique, que
tiene el nombre del rio, é se llama assi-
mesmo Capandi ; é á par dél , al Noroes-
te, está otro cacique que se llama Coro-
bici. Los Güetares son mucha gente , é vi-
ven encima de las sierras del puerto de
la Herradura, é se extienden por la costa
deste golpho al Poniente de la banda del
Norte hasta el confín de los Chorotcgas.
Al opóssito , en la otra costa del mesmo
golpho, de la banda del Sur , el mas cer-
cano al rio de Capandi es Cange, y mas
al Leste está otro que se dice Paro. En la
tierra deste cacique de Cange , y en la del
cacique Niquia . y en el de Nicoya ( que.
todos son vecinos deste golpho) hay mu-
cho brasil , de lo qual hallé yo algunos le-
ños en la isla de Chara . con que las indias
tiñen é dan color al algodón é á lo que
quieren teñir. Y los españoles que allí se
hallaron conmigo, por brasil lo juzgamos:
DK INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXI.
109
pero el cagique , señor de la isla, llamado
Narí, me dixo que eran árboles de una
braca ó poco mas de alio, é llamábanlo
nanzi: de los (piales árboles hay muchos
en tierra de Nicoya y en Masaya y en Tc-
Coatega y en muchas parles de Nicara-
gua. E deste árbol é su fructa se hallará
mas particular mención en el libro IX, ca-
pítulo XX.
Hay en la isla de Chira muy buena loca
6 vedriado de cántaros é jarros é todo lo
que se suele hacer de barro: la qual pa-
f «ge proprio acavache en la tez é color
negro: y es muy hermosa cosa de ver las
vasijas tlello, é yo he Iraydo desde allí
algunas pircas gentiles desta loca hasta
esta cibdad de Sancto Domingo.
La isla ile Chara es la que los chripstia-
nos llaman Sain t Lúcar, é allí y en la de
Chira y essotras deste golpho traen las in-
dias unas bragas piuladas , que son un pe-
dazo de tela de algodón de muchas labo-
res é colores, cogido en un hilo que se
ciñen ; é esta tela es tan ancha como dos
palmos, é por detrás báxa desde la cinta
('• niélenla entre ambas piernas é passa
(leíanle . é alcanca á cubrir el ombligo ó
ponerse debaxo del mesmo hilo ó cinta,
é assi cubren todas sus partes vergonzo-
sas: todo lo demás de las personas traen
descubierto é desnudo. Los cabellos pár-
tenlos las mugeres por mitad de la cabe-
ra derechamente por la crencha, desde
media frente al colodrillo, é de la una mi-
tad hacen un trancado que viene á quedar
encima sobre la una oreja al un lado édc
los otros medios cabellos hacen otro tran-
cado al otro lado, 6 muy tiestos, é tan
luengos como son los cabellos. Y es gen-
te muy bien dispuesta, assi los hombres
como las mugeres. Algunas veces acaes-
1 Nec priíis decorem capillonim redegü in ordi-
iiom quám lantam urbem ¡n suam potcslatem resti-
luit. (Chronicar. abinitio mundi ais. Chronica teu-
thonica )
Ce que por algún inconviniente ó nes-
Ccssidad guardan aquel voto de Semíra-
mis, que no se quiso acabar de coger, los
cabellos, quando se le rebeló Babilonia,
hasta que la ovo sobjuzgado é vuelto á su
obediencia: Tí assi estas indias, quando
alguna nescessidad ó servicio de su señor
ó marido les ocurre, primero proveen á
aquello que á la gala de sus trancados. É
assi via yo algunas dolías con un tranca-
do fecho é otro suelto: é assi Semíramis
no se quiso acabar primero de concertar
sus cabellos hasta restituyr su cibdad á su
obediencia1. Con esta aucloridad de aque-
lla coránica del mundo concuerda un ter-
ceto de Francisco Pclrarcha en el Trium-
pho de la Fama , donde dice : « Después vi
la magnánima reyna, que una parte de la
crencha cogida é la otra despartida, cor-
rió á la babilónica rnyna 2. » E mas lar-
gamente toca esta historia de Semíramis
Justino, el qual dice que un dia , curan-
do de sus cabellos é crencha , 6 aviendo
cogido la una parte é atádola , le fué di-
cho que Babilonia se le avia rebelado, por
lo qual tomó las armas súbito contra aque-
llos rebeldes, é no se quiso coger la otra
parte de los cabellos, hasta que ovo redu-
cido á su obediencia la cibdad 3.
Tornando á nuestra historia , estas mu-
geres que he dicho deste golpho de Nico-
ya é sus comarcas , é los hombres , son
gente bien dispuesta. Ellos traen cogidos
los cabellos con una cinta de algodón , he-
chos todos los cabellos un trancado de-
trás, y es tan luengo como un palmo ó
menos al colodrillo: otros los cogen para
arriba, y el trancado sube derecho sobre
la coronilla de la cabeca. El miembro ge-
nerativo traen atado por el capullo , ha-
ciéndole entrar tanto adentro, que á algu-
2 Poi vidi la magnánima rpyna,
Che una treccia rivolla é l'allra sparsa
Corsé á la babilónica rapiña.
(Triumpho de la Faina , cap. II.)
3 Jusl. De bello cxl. , lib. I.
1 10
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nos no se Ies paresce de tal arma sino la
atadura, que es unos hilos de algodón allí
revueltos. Preguntándoles yo la causa
por qué andan assi, dccian que porque
aquello era su usanca , y era mejor traer-
lo assi que no suelto, como los indios de
la isla de Chira ó como nuestros caballos.
En la isla de Chira vi una niña de has-
la dos años que mamaba , é llorando por
su madre, que andaba entendiendo en su
casa, decia mama muchas veces; 6 pre-
guntando yo al cacique que qué decia, me
dixo que llamaba á su madre. Estos indios
de Chara son de otra lengua diversa, y
entiéndense algo con la de Cueva , por-
que con la plática que tienen con los chrips-
tíanos, la han aprendido. Bojará la isla de
Chara en su circunferencia quatro leguas.
En estas islas hay perlas, é yo las vi
en las islas de Chara ó Chira é Pocosi , ó
las saqué de algunas hostias que los indios
nos traían para comer. La isla de Pocosi
es pequeña, é puede bojar hasta una li -
gua , é yo la he andado por su costa á la
redonda. Es alta é muy singular puerto,
y está un tiro de escopeta de la Tierra-
Firme , ó poco más , é tiene un pueblo pe-
queño de indios, y es abundantíssíma de
pesquerías. Hay en estas islas un pescado
que llaman los chripstianos pié de burro,
que son como unos hostiones muy gran-
des é muy gruessos, é también se hallan
perlas en algunos dellos. Afirman los hom-
bres de la mar que es el mas excelente
pescado de todos: de las conchas dellos
hacen los indios qüentas para sus sartaLes
é puñetes, quellos llaman chaquira. muy
gentil é colorado, que parescen corales, é
también morado é blanco; é cada color es
perfecta en las qüentas que hacen destas
conchas del pié de burro, é assaz duras;
é son tan grandes estos piés de burro co-
mo la cabeca de un hombre , é de ahí pa-
ra abaxo algo menores.
Hay assimesmo de aquellos nacarones
que se dixo en el libro XIX , cap. IX. en
los quales también se hallan perlas : é de
las conchas destos hacen palas para sus
lavores, é también hacen dellos nahes ú
remos para sus canoas ó balsas ; pero en
estas islas de Chara é Pocosi no tienen ca-
noas . sino balsas de quatro ó cinco ó seys
asaderos atados á los cabos y en medio á
otros palos mas delgados atravessados: é
la ligadura es de tomicas de esparlo de
aquella tierra, (pies como lo de Castilla é
mas luengo, pero no tan recio; mas bas-
ta para esto é para alar é liar la paja en
la cobertura de las casas ó bullios. Hay
junio con estas pandes pesquerías é per-
las destas islas (en especial en la de Po-
cosi, en que yo me detuve algunos días,
á causa de reparar allí una caravela que
se nos yba á fondo) otra manera de 1ra-
baxo, que para mí fué cosa nueva é muy
enojosa, de muchas chinches en los bu-
llios, con alas: é no parescen de día, ni
avia pocas de noche, é son mas diligentes
é prestas y enojosas (pie las de. España, é
pican mas é son mayores que aludas gran-
des: é si se ensucian, lo (pial hacen muy
á menudo, 6 las malays, rodeándoos en la
cania, se despachurran sobre la hamaca
ó sábana , é dexa una mancha tan gran-
de como la uña de un dedo, é tan negra
como tinta de escribir é muy peor, por-
que nunca sale de la ropa con jabón ni
lejía hasta que sale todo el pedaco de la
tela, tan grande como fué la mancilla que
hico; pero no hieden. Y estas chinches en
toda la provincia é islas de Nicaragua las
hay. Comen los indios en estas islas mu-
chos venados é puercos, que los hay en
grandissima cantidad, é mahiz, é fésoles
muchos ó de diversas maneras , é muchos
é buenos pescados, é también sapos: é
yo les he hallado alados en las casas de
los indios, é se los lie vislo comer assa-
dos; é ninguna cosa viva dexan de comer
por sucia que sea. Tienen muchas fructas,
en las quales no me quiero aquí detener,
porque quando se dé noticia de las olías
DE INDIAS. LID. XXIX. CAP. XXI.
III
cosas do Nicaragua se dirá dolías, en es-
pecial do aquella que llaman paco, (pies
cosa mucho de nolar '.
Los indios de Nicoya ó de Oroei son do
la lengua de los Chorotegas , é traen ho-
radados los hocos buxos, ó puestos sen-
dos huessos blancos redondos del tamaño
do medio real ó mas, como lo traen los
indios en Ja. Nueva España. Son (lecheros
e valientes hombres, ó llámañse chrips-
tianos desde ¡pie Gil Goncalez anduvo por
allí: pero yo creo que hay pocos dellos
que lo sean. Son ydólatras é tienen mu-
cho-. \ dolos de barro ó do palo en unas
casillas pequeñas o baxas que los hacen
dentro del pueblo, allende do sus casas
principales de oración, que llaman la/o/m
en lengua de Chorotegas, y en la do Ni-
caragua archllobo. Es tierra Nicoya dé mu-
cha miel é cera , é las abejas no pican, c
son desarmadas é tan pequeñas, como mos-
cas de España, é negras. Hay abispas muy
malas, pequeñas, oque pican é dan muy
grand dolor. Todos los indios de Nicoya,
cu especial los principales ó sus inugeros,
traen piulados los bracos de aquella pin-
tura negra que se hace con la sangre pro-
pria é carbón , cortando ó debuxando pri-
mero con oavaxas de pedernal, é la de-
visa son tigres, que estos Chorotegas lla-
man nambue , y en lengua de Nicaragua se
digo ieguam , y en lengua do Cueva ochi.
§ VII. Desde el Cabo Blanco', baxando
la costa al Poniente, cerca de tierra, está
una isla que se llama Moya, y está mas al
Ocidenle de Cabo Blanco veynte leguas;
pero antes está el puerto que llaman de
las Velas. É desde el dicho Cabo Blanco
adelanto hasta el puerto de la Posscsion
hay cient leguas , poco mas ó menos , yen-
do en alta mar al Poniente : é todo aque-
llo se llama golpho del Papagayo , é no es
improprio nombre, porque acaesce que
\ Ya en el libro VIH dedicó Oviedo el eapílii-
ki XXXi á tratar de ia madera y de la fruta de este
hablan allí los hombres llorando ú orando,
porque es mal passo do navegar. Está la
isla de Moya en siete grados ó medio des-
ta parte de la línia equinocial; y eslá jun-
to a la punta de Cathalina otra islela . y
esta punta está en ocho grados o un ter-
cio diez é ocho ó veynte leguas de la isla
de Moya. Desde la punta do Cathalina has-
ta la punía do Nicaragua hay treynta le-
guas , y en la mitad deste camino se hace
cierta ensenada, que llaman golpho de
Sanctiago. Esta punta de Nicaragua está
en nueve grados é medio, é siempre desde
el Cabo Blanco, poco á poco la costa aha-
XO al Ocidenle, se va la costa enarcando
o metiéndose hacia nuestro polo ó Norte.
Desdo la punta ó promontorio de Nica-
ragua hasta el rio ó puerto de la Possc-
sion hay diez leguas , el qual rio , segund
las cartas modernas del cosmógrapho
Alonso de Chaves , está en diez grados é
medio. Este puerto tiene en la entrada de
la boca del rio ana isla alta (ó llana en lo
alto della), que bojará un quarto ó algo
mas hasta media legua en redondo, nssi
que hace el rio dos bocas; é por la del
Leste pueden entrar navios pequeños, y
por la del Hueste entran las naos é mayo-
res navios. Yo he estado dos dias sur-
to en este embocamiento , é se mataron
muchos peces de los que llaman roncado-
res, porque roncan, é son bien armados
de dientes y es buen pescado : llámase es-
te puerto é rio de la Possesion, porque
allí higo ciertos auctos de possesion el pi-
loto Andrés Niño en e.ste descubrimiento.
Pero midan él é Gil Goncalez, como qui-
sieren , éssas sus seysgientas é cinqüenta
leguas, que dixeron que avian descubierto
por la mar: que en muchas más de la mi-
tad se engañaron , porque desdo aqueste
puerto de la Possesion á Panamá, no hay
sino trescientas leguas, segund lo que se
árbol , como puede verse en la pág. 322 del tomo I
de estas historias.
M2
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
platica al pressente, pocas mas ó menos;
ó yo lo he navegado dos veces con pilo-
tos diestros en aquella navegación.
Entre aqueste rio de la Possesion 6 la
punta de Nicaragua , que se dixo de sus-
so, hay otro rio que se dice rio de Mesa.
Verdad es que Andrés Niño baxó mas al
Poniente veynte leguas que hay hasta la
bahía de Fonseca , el qual nombre le pu-
so por echar cargo al presidente del Con-
sejo Real de aquestas Indias , que á la sa-
5011 era don Johan Rodríguez de Fonseca,
obispo de Palencia ( que después lo fué
de Burgos), cuyo criado fué Gil Goncalez
Dávila ; é á una isla que está dentro de la
bahía llamóla Petronila , por otra vanidad
que yo no digo , é que á aquel piloto la-
gotero se le antojó. Querría yo que ya
questos descubridores no saben dar nom-
bres apropriados al puerto ó al rio ó gol-
pho ó promontorio, que procurassen de
saber de la gente natural de la tierra el
nombre proprio que tiene la cosa. La bo-
ca desta bahía de Fonseca está en algo
menos de once grados desta parte de la
equinocial, segund el cosmógrapho ale-
gado; en lo qual , y en todo lo ques di-
cho desta costa desde Panamá , yo creo
que le fué hecha falsa relación. Y por tan-
to , para quel Chaves é los otros cosmó-
graphos de Céssar enmienden sus pa-
trones é pinturas de sus cartas de nave-
gar , si me quisieren creer , diré lo que
hallo en mis memoriales , que escribí, to-
mando por mi persona con el a Prohibió
las alturas en las partes que agora diré,
en tierra é sosegadamente, é muchas ve-
ces. Está Panamá en ocho grados é me-
dio: la isla de Chira, dentro del golpho
de Orotiña ó de Nicaragua, está en diez
grados. Está la isla de Chara, que otros
llaman de Sanct Lúcar, en nueve grados é
treynta é ocho minutos , que son dos ter-
cios de grado menos dos minutos. Está la
isla de Pocosi mas al Leste dos leguas , é
mas metida al Sur en nueve grados é al-
go mas de medio grado. Está la punía del
Cabo Blanco . ques la boca del dicho gol-
pho, á la parte austral, mas al Poniente,
en siete grados é medio. Está la boca del
dicho rio é puerto de la Possesion , en tre-
ce grados desta parte de la línia equino-
cial indubitadamente. Por manera que lo
que Andrés Niño vido, é descubrió mas
adelante aquel piloto Johan de Castañeda,
fué desde el golpho de Orotiña é Cabo
Blanco hasta la bahía de Fonseca. que
pueden ser ciento é veynte leguas, poco
mas ó menos, puesto que pura descubrir-
las se navegarían mas : porque, como dice
aquel proverbio vulgar, tcl camino que no
se sabe, mas largo es al (pie nunca le vido. >
Entre aquel rio de la Possesion é la
bahía de Fonseca está otro rio, que se llama
rio de Sanct Pedro. La punta mas oxiden-
tai de la bahía de Fonseca se llama Cabo
Hermoso, en el qual quiero hacer punto
por agora á la cosmographia desta costa,
hasta que tornemos á ella : porque me pa-
resc,e ques tiempo que volvamos al discur-
so de Gil Goncalez é Pedrarias Dávila en
lo que subcedió deste descubrimiento é
oro, quando volvió á Panamá . que fué á
los veynte é cinco de junio de mili é qui-
nientos é veynte y tres años, donde so
fundió aquel oro ; é fué mucho menos el
valor quel bulto dcllo, porque la mayor
parte era de muy baxos quilates, é liarlo
sin ley, puro cobre. Pero escapado Gil
Goncalez de Castilla del Oro é de los im-
pedimentos de Pedrarias, como está di-
cho, vínose, á esta cibdad de Sancto Do-
mingo desta nuestra Isla Española, é tor-
nó á armar aqui de nuevo é volvió con
muy buena gente é navios á la Tierra-
Firme , mas al Poniente , donde les pares-
fió á él é al piloto Andrés Niño que po-
dría responder el parage de la grand la-
guna dulce quellos pensaban que desagua-
ba ó entraba en este mar del Norte. É
fueron á desembarcar al cabo é puerto
que se diqo de Higueras ; é púsole nona-
DE INDIAS. Lin.
l>re Gil Goncalez Puerto de Caballos.
§ VIII. Allí se les murió un caballo
(y esto no era causa suficiente para mudar
su nombre al puerto, que otros avian
mucho tiempo antes descubierto), é hícolo
enterrar secretamente . no por hacerle ob-
sequias ni honrarle con sepoltura , como
Alexandro Magno á Bucéphalo ', su caba-
llo (é otro caballo hico assiraesmo enter-
rar Octaviano Augusto, emperador, y el
Cid Ruy Díaz mandó enterrar á babieca,
su caballo): pero hícoloGil Goncalez, por-
que los indios no lo viessen ni supiessen
que los caballos ecan mortales, á los qua-
les mucho temen, porque allí no los avian
visto. É ¡i otro puerto mas adelante llamó
Puerto de Honduras, é hizo un ussiento é
pueblo, é llamóle Sanct Gil de Buena-Vis-
ta, é dexó allí algunos españoles, y en-
tróse con la mayor parte de la gente la
tierra adentro, é pússose diez ó doce le-
guas de aquel puerto de Sanct Gil , en la
parte que te paresció mas apropriada pa-
ra su descubrimiento é conquista.
En el tiempo que Gil Goncalez vino á
esta Isla, é hacía su segunda armada en
esta cibdad de Sánelo Domingo, súpolo
Hernando Cortés, que estaba en la Nueva
España, é proveyó de dos armadas con-
tra Gil Goncalez, porque no tomasse
aquel puerto de Higueras (que decian que
era cosa rica) ; y envió la una por tierra
con el capitán Pedro de Alvarado, y otra
por mar con el capitán Chripstóbal de
Olit, hombres de guerra y experimenta-
dos capitanes. Y el Chripstóbal de Olit fué
con sus navios á la isla de Cuba, é cómo
allí tocó, luego se aleó contra Cortés, é
dixo que no yba por él , sino por sí pro-
prio, é quería también un pedaco de la
Tierra-Firme , que le pertenesgia tan bien
como á Cortés lo que tenia della. E desde
aquella isla atravesó á la costa de la Tier-
ra-Firme , é salió en el puerto de Higue-
XXIX. CAP. XXI. M3
ras . é púsose en la costa con su arma-
da. cerca del otro pueblo de Sanct (¡i!,
donde estaba Gil Goncalez, é pobló allí.
É cómo tuvo noticia de Gil Goncalez Dá-
vila y el Gil Goncalez de Chripstóbal de
ülil , por sus cartas é mensajeros se con-
federaron é quedaron muy amigos, para se
ayudar é hacer el uno por el otro: é assi
se visitaban por letras , é al parescer te-
nían mucha conformidad , porque su fin
dellos era hacer sencillos sus enemigos é
asegurarse de sus émulos; porque, como
tengo dicho, Gil Goncalez tenia por con-
trario á Pedrarias á las espaldas, é avia
enviado á poblar á Nicaragua a su tenien-
te Francisco Hernández con otros capita-
nes é gente. E Chripstóbal de Olit temía-
se de Hernando Cortés: que les basta-
ban competidores poderosos , sin que los
dos contendiessen cutre sí. No es agora
conviniente decirse lo que Cortés hico en
esto, porque (piando se tráete desta go-
bernación de Honduras, se dirá.
Tornemos á Pedrarias, que cómo fué ydo
Gil Goncalez de Panamá , en tanto quél
estuvo armando en esta cibdad de Sánelo
Domingo para volver á Tierra-Firme, cob-
diciando Pedrarias juntar lo que Gil Gon-
calez avia descubierto- al Poniente de Pa-
namá en la provincia de Nicaragua con lo
quél tenia , envió una armada á lo ocupar
con su teniente general, el capitán Fran-
cisco Hernández , é con él á los capitanas
Gabriel de Roxas é Francisco Campañon,
y Hernando de Soto , é otros. Y estos fue-
ron é poblaron en la provincia de Nagran-
do , á par de la grand laguna , donde
agora está la cibdad que llaman León
(la qual fundó por su mal aquel teniente
Francisco Hernández); é desde allí envió
la tierra adentro al capitán Gabriel de
Roxas con gente, é topó acaso con Gil
Goncalez, donde estaba poblando, é Gil
González le dixo quél no tenia qué hacer
TOMO III.
1 Fliiiio , Ub. VIII, cap. 42
15
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
en aquella (ierra ni Pedradas; que se
tornasse en buen hora á Francisco Her-
nández, é que por su persona del capitán
Roxasallí temía toda la parte qm-l quisies-
se; pero que como capitán de Pedrarias,
á él ni á otro avie de consentir que an-
duviésse por aquella tierra. É con al-
gunas buenas palabras de cortesía el ca-
pitán Roxas se fué, porque no tenia tanta
tiente que fuesse parte para hacer otra co-
sa, é aun díxose que prometió de no tor-
nar. Cómo Rosas llegó al capitán Francisco
Hernández, é le dió noticia de Gil Gonzá-
lez, envió luego con mas gente al capitán
Hernando de Soto en busca de Gil Gonzá-
lez, el qual estaba en vela é sospechoso
quel capitán Roxas é otros capitanes de
Pedrarias tomarían sobre él. E ovo aviso
de los indios de la tierra cómo el capitán
Hernando de Soto é muchos chripstianos
yban : é sabido esto, madrugó é salteólos,
dando sobre ellos en un lugar donde es-
taban, de noche: é pelearon los unos con-
tra los otros, y en fin el capitán Soto é los
ipie con el yban, fueron pressos é desar-
mados é algunos muertos, é los despo-
jó é quitó el oro baxo, que era harto lo
que ya tenian. É desde á dos ó lies días
los soltó sobre cierto juramento é pleytesía
é¿?s luco tornar su oro é armas, é se tor-
naron á su capitán ó teniente Francisco
Hernández.
Avida esta vitoria Gil Goncalez contra
el capitán Soto, se fué a donde estaba
Chrípstóbal de Olit . su amigo, el qual lo
prendió. E porque ya esto de aqui adelan-
te seria fuera de la historia de Nicaragua,
é no quiero tractar sino del gobernador
Pedrarias , vuelvo á él , é digo que cómo
llegó al puerto del Nombre de Dios , é no
pudo aleancar al Gil Goncalez. para le de-
tener é tomar el oro que truxo de Nicara-
gua , como queda dicho de susso . supo
allí quel nuevo obispo de Tierra-Frme,
llamado fray Vicente Perada, de la Orden
de Sánelo Domingo, subcessor al obispo
fray Johan de Quevedo, avia desembar-
cado en la cibdad de Sánela María del
Antigua del Darien : é assi para dar orden
en que allí no parasse , como para acabar
de destruyr é despoblar aquella cibdad,
se embarcó é fué al Darien , á se ver con
el obispo, de las quales vistas resultó lo
que se dirá en el capítulo siguiente.
CAPITULO XXII.
lie h total despoblación de la cibdad del Darien , é de las diferencias que tuvieron el obispo, fray Vicen-
te Pedrada , y el licenciado Salaya , alcalde mayor , con Pedrarias; é del origen é principio del descubri-
miento del Peni por bis capitanes Francisco Pkarro é Diego de Almagro , á su costa , y en compañía del
maestrescuela Fernando de Luque; é de lo que acaesció al gobernador Pedro de los Rios en la isla Domi-
nica, quando yba á lomar la gobernación de Castilla del Oro; é otras cosas.
Llegado el gobernador Pedrarias á la
cibdad del Darien , después que se ovo
visto con el nuevo obispo , díxole mucho
mal de aquella cibdad , é loóle mucho á
Panamá: é assi le sacó de allí, y en pú-
blico é secreto procuró con los vecinos que
se fuessen á Panamá é á Acia, diciendo
que allí estaban perdidos é que no avia
allí indios que les pudiasse dar , é que en
las otras poblaciones los avia , é todos es-
taban ricos, é quél los enríquescería más;
é volvióse á Panamá é! y el obispo.
Desde á dos ó tres meses adelante se
despobló el Darien por el mes de septiem-
bre del año de mili é quinientos é veynte
y quatro, é salidos los vecinos de la cib-
dad, quedaba de los postreros aquel Die-
go Rivero, que se dixo en el capítulo II
DE INDIAS. LID.
XXIX. CAP. XXII.
del libro XXV, que se le avia ydo ó alca-
do al gobernador Diego de Nicuesa con
la barca, é lo dexó perdido en la isla del
Escudo. É sus proprios indios deste Diego
de Rivero, é otros que con ellos se jun-
taron, le mataron; é á un hijo suyo, de
edad de ocho ó diez años, le ahorcaron
de la cumbrera de su proprio buhío, ó
mataron á la madre de aquel niño é otros
tres ó quatro chripstianos enfermos, c
quemaron la mayor parle de aquella cib-
dad , y entre las otras casas la mia , que
era tal como en otra pai te he dicho: en
la qúal y en mis heredades é hacienda
perdí mas de seys mili castellanos.
Todo lo que á mí me loca y he dicho
de mis trabaxós é diferencias con Pedra-
ria ; . e con aquel licenciado Diego de Cor-
ral, fué la causa principal por dó se des-
pobló c| Darien; porque en la verdad
aquella cihdad se sostuviera, si yo no fue-
ra primero destruydo é perseguido por la
forma que osla dicho. De manera que
aquella población turó desde el año de
mili é quinientos y nueve hasta el de mili
é quinientos ó veynte y quatro; é no fué
menos deservicio á.Diosé al Reydexarla
perder Pedrarias, de quanto fué muy se-
ñalado e grande aseria ganado Enciso é
los que con él se hallaron ; ni seria menor
bien restaurarla é reedificarla, por la fer-
tilidad é riqueca de su assiento é comar-
cas. Volvamos á la amistad del nuevo per-
lado é del gobernador.
Llegado el gobernador y el obispo á Pa-
namá, estuvieron un poco de tiempo con-
formes; pero después, sobre cierto juego
de naypes , riñeron , y el obispo le tracto
mal ile palabra, pero poco vivió después.
Édíxose que le avian dado con que müriés-
so , ó otra tal opinión ovo de la muerte
del licenciado Salaya, su alcalde mayor
de Pedrarias ; porque un dia públicamen-
te le dixo algunas palabras recias, á las
quales le dixo él gobernador que se mc-
surassé, si no que le cortaría la cabeca;
\ el licenciado replicó é dixo assi : «Quien
me oviere de corlar la cabera ha de saber
más que yo, é poder más (pie yo, é ser
mejor que yo; y este no soys vos, ni hay
quien esso haga en la tierra: é hartas ca-
becas aveys cortado sin causa ni justicia,
é no aveys dado cuenta de ninguna. Por
esso mirad lo que decis: que no me en-
vió acá el Emperador sino á miraros á las
manos, é no dexaros ya hacer mas muer-
tes injustas de las que aveys fecho. » É con
estas palabras é otras tales se desparto -
ron; pero desde á pocos dias fueron muy
amigos, é le dió el gobernador indios é
olías cosas, é le aseguró: é desde á po-
co adolesció el licenciado é se murió, é
se dixo que le avian echado tanta csca-
monía en una purga, que le acabó. E aun-
que Pedrarias no fuesse en cargo de su
muerte , como avia poco que era passada
la rencilla ques dicho , (pusieron algunos
degir que de las palabras (piel licencia-
do avia dicho desacatadas al gobernador,
subcedió su muerte.
Después desto, oslando en Nicaragua
el teniente Francisco Hernández, fueron á
se quexár del ciertos capitanes, é diéronle
á entender que estaba aleado contra él; é
determinó de yr allá, é llevó toda la mas
parte de la gente. 6 dexó muy poca en
los pueblos de Acia y el Nombre de Dios,
que están en la costa del Norte o aun
en los de la costa del Sur , que son Pana-
má é Nata, á causa que en la mesmá sacón
avian ydo con licencia de Pedrarias á des-
cubrir por la mar del Sur con doscientos
hombres é ciertos navios los capitanes
Francisco Pícarro é Diego de Almagro,
compañeros del maestrescuela Fernando
de Luque , en la qual compañía se dió una
parte al mesmo gobernador Pedrarias,
porque viniesse en darles la licencia, sin
poner nada de su casa , puesto que en la
capitulación avia de contribuir'én los gas-
tos. É aqueste fué el origen é principio del
descubrimiento del Perú, dé donde tan.
1 IC
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tos thessoros lian resultado. Desta ma-
teria se tractará mas enteramente en su
lugar. Por manera que quassi dexó Pc-
drarias solos é despoblados en parte
aquellos quatro pueblos, aunque él los
llama cibdades, y en todos los quatro
no avia una mediocre aldea: é partió en
el mes de enero de mili é quinientos é
veynte y seys para Nicaragua desde Pa-
namá. E aquel mesmo año partió de Es-
paña el postrero dia de abril, desde Se-
villa , el gobernador Pedro de los Rios;
é á los treynta 6 uno de mayo llegó á la
Gomera , donde se lomó refresco, é con-
tinuó su camino é fué á hacer escala en
la isla Dominica , y estuvo allí tres días é
medio, tomando agua é leña é reparando
una nao que se le avia descubierto un
agua en el viage, é aun fué misterio po-
der llegar hasta allí, é vino á fuerca de
bonillas. E en aquel puerto del Angla del
aguada se reparó la nao; en el qual tiem-
po que allí estuvimos, algunos compañe-
ros se desmandaron á coger palmitos de
Hinchas palmas que hay en la cosía de
aquella isla ; é cómo allí hay indios cari-
bes é flecheros, mataron á dos chripstia-
nos: el uno se decia Cogollos y el otro
Vargas.
E fecho aquesto, como gente vitoriosa,
se mostraron en la playa muchos indios de
guerra . embicados é con sus arcos é He-
chas é vocinas de caracoles grandes, é
otro español escapó con dos Hedíalos.
Luego nuestra gente se puso eu orden, é
se embarcaron las mugeres é muchachos
é gente inútil que avian salido en tierra
aquel dia á lavar la ropa é refrescarse , y
el gobernador se embarcó con ellos, é
quedamos en tierra haciendo rostro á los
enemigos el licenciado Johan de Salme-
rón, alcalde mayor, é Diego Gutiérrez de
los Rios, sobrino del gobernador, é yo é
un hermano bastardo del gobernador , lla-
mado Egas, é otros cavalleros é hidalgos.
Verdad es quel gobernador quisiera que-
dar allí : pero como era hombre pessado
y gruesso , lucírnosle embarcar á él é al
bachiller Diego de Corral , é que nos en-
viasse luego los bateles, para que los que
quedábamos en tierra , nos embarcásse-
mos.
Ya yo yba proveydo de gobernador é
capitán general de la provincia é gober-
nación de Cartagena é sus islas é anexos,
como se dixo, tractando de aquella pro-
vincia en el libro XXVI, capítulo III, é
yba á entregar los bienes del adelantado
Vasco Xuñez de Ralboa é sus consortes
(que avian hecho degollar Pedrarias é su
alcalde mayor, el licenciado Espinosa) pa-
ra la cámara de Sus Magestadés, é á pe-
dir justicia contra Pedrarias, para me yr
á servir á Sus Magestadés en la dicha go-
bernación de Cartagena.
Assi que , puestos los que allí quedába-
mos á la resistencia de los indios , aunque
eran muchos más que nosotros, no osa-
ron allegar tan cerca que pudiéssemos pe-
lear con ellos. E cómo el sol se yba ya á
esconder, nos embarcamos é faltó el tiem-
po para la batalla.
El dia siguiente tornamos á la navega-
ción é llegamos al puerto del Nombre de
Dios, lunes treynta de julio de mili é qui-
nientos é veynte y seys años. Otro dia
luego siguiente, el gobernador Pedro de
los Rios y el licenciado Johan de Salme-
rón, su alcalde mayor , tomaron en aquel
pueblo las varas de la justicia é la posse-
sion de sus officios. Allí se supo quel go-
bernador Pedrarias avia siete meses que
era ydo á Nicaragua á castigar á su tenien-
te Francisco Hernández-, que decian que
se le avia aleado , é avíase llevado consi-
go Pedrarias la mayor parte de la gente,
como he dicho, de los chripstianos, é mu-
chos indios mansos de servicio de la len-
gua de Cueva.
É desde á veynte é cinco dias quel nue-
vo gobernador Pedro de los Rios llegó al
Nombre de Dios, se passó por tierra á Pa-
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXIII
namá, para esperar á Pedrariás que vi- á entender en el estado, en que hallaba ln
níesse á hacer residencia, é á comentar tierra ó cosas de la gobernación.
CAPITULO XXIII.
Oiino el nuevo gobernador , Pedro de los Ríos , envió cierla genlc á parificar el cac ique Trola ; é cómo
fueron vencidos é desbaralados los chripstianos; é cómo vino] nueva que Pedrariás avia degollado en Ni-
caragua á su lenicnle Francisco Hernández; é cómo vino el capitán Diego de Almagro á Panamá, é Iruxo
noticia del descubrimiento del Perú *; ó pof qué via el capitán Diego de Almagro, é por qué prescio echó
fuera de su compañía en las cosas é inlcresses del Perú á Pedrariás Dávila.
Desde a pocos dias quel nuevo gober-
nador Pedro de los Kios llegó á Panamá,
assi porque avia falta de bastimentos co-
mo por ocupar los nuevos soldados en al-
gún buen evergicio, acordó de enviar
parte dellos al pueblo de Nata, ques treyn-
la leguas la costa abato de Panamá, assi
porque allí avia mas aparejo de comida
para se sostener, como porque algunos
caciques de la comarca andaban altera-
dos , y en especial uno que se decia Tro-
la. E después (pie allí estuvieron, dióse
orden que fuesse á entrar é pacificar aquel
cacique un hidalgo, llamado el capitán
Alonso de Vargas: ó llevó consigo hasta
diez españoles de los veteranos soldados
que allí estaban primero, é otros treynta
de los que con el gobernador avian ve-
nido de Castilla, que por todos serían has-
la quarenta hombres. Esto fué en el mes
de enero de mili é quinientos c veyntc y
siete años. E llevaban consigo un cacique
de paces , que estaba encomendado á un
Pedro de Plasencia , vecino de Nata , pa-
ra que como amigo de los chripstianos,
fuesse intervenidor ó medianero, para quel
cacique Trota se asegurasse é viniesse á
concordia con los españoles, sin rompi-
miento ni batalla.
Entrados en la tierra adentro una ó dos
jornadas , vinieron dos indios espías para
* En el MS. original que nos sirve de lexlo, se
Ice aquí la siguiente clásula, si bien borrada por
el mismo Oviedo: uÉ venia por gente para socorrer
á su compañero , el capitán Francisco Ticarro , c
considerar la forma é ser de los nuestros,
é con qué orden procedían ; é fueron to-
mados é no bien guardados , porque des-
de á dos dias se fueron por mala guarda .
Después vinieron algunos indios principa-
les del cacique Trota é de otros caciques
de las comarcas, diciendo que querían
ser amigos de los nuestros, é fingiendo
una húmil é aplacible paz , miraron bien
las dispusiéronos ó poco número de los
españoles. E fingiendo la amistad que pu-
blicaban , consideraron é vieron el mal
aparejo de armas que llevaban los chrips-
tianos, é notaron que yba enfermo el ca-
pitán Alonso de Vargas, del qual, aun-
que tenían notigia é sabian que era va-
liente hombre , no les paresció quél esta-
ba para pelear: é assi con disimulación
tractando de la paz , vino al real un in-
dio principal de aquel cacique que esta-
ba en el campo encomendado á Pedro
de Plasencia, el qual cacique se decía
Pocoa, é con aquel indio venia otro del
cacique Trota. E paresciólcs al capitán
é á los chripstianos que era bien que
aquel cacique Pocoa fuesse intervenidor
é movedor de la paz , é que para efet-
tuarla por su mano, diesse assiento é con-
clusión en el negocio : lo qual el cae í-
que Pocoa aceptó, mostrando tener muy
buena voluntad en ello. Édiósele crédito,
volvió allá con alguna gente que le dio el goberna-
dor Pedro de los Rios.» Parceiéndonos de algún in-
terés, se ha juzgado oportuno conservarla.
1 18
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
porque el Podro de Plasengia, su amo,
lo loaba mucho de bueno é leal hombre,
é degia quél pornía su cabega que csle
cagique los serviría muy bien é que no
haría ruindad ; pero en la verdad él se dió
manera á que no fuessé sola la cabera del
Pedro de Plasengia la que allí se perdies-
se. Assi que, enviado por los chripstianos
con aquellos dos indios á tractar de las
paces con Trola 6 otros caciques de la co-
marca, el siguiente dia ó el tercero adelante
que este cacique salió del real , al quarto
del alba, de sobresalto llegaron sobre los
chrípstianos quinientos indios ó más de
guerra , y el cacique Pocoa el delantero,
con una grand patena de oro en los pe-
chos, c sus varas para tirar en las manos.
Porque es costumbre en aquellas partes
que los caciques é hombres principales
traygan en la batalla alguna joya de oro
en los pechos ó en la cabera 6 en los
bracos, para ser señalados é couoscidos
entre los suyos é aun entre sus enemigos.
También venia allí el cacique Trota : é
con grande ímpetu é una grita que todos
aquellos valles resonaban, dieron en los
nuestros, tirándoles tanta multitud tío va-
ras, que páresela una lluvia dellas. Los
españoles, aunque no pensaban que tal
respuesta les avia de traer su amigo Po-
coa , pelearon al principio animosamente
contra los indios , é mataron hasta veynte
y cinco ó treynla dellos: pero en conclu-
sión , no bastando sus mercas á tanta re-
sistencia, fueron rotos é vencidos, é su
capitán Alonso de Vargas muerto con
otros quatro ó cinco de los mas esforga-
dos soldados viejos ó pláticos compañe-
ros, é de los otros que eran nuevos en la
tierra é avian y do con el gobernador Pe-
dro de los Ríos, dogeó trege: de manera
que por todos fueron diez y nueve espa-
ñoles los que murieron en esta guasábara
con su capitán, ó los domas, escaparon,
huyendo por los montes, é desde á algunos
días, espargidos volvieron á Nata. Entre
los otros que mataron fué uno aquel Pe-
dro de Plasengia , alqual, huyendo fuera
de la batalla grande espacio de tierra, lo
siguió el cacique Pocoa é le mató, para le
pagar el beneügio ó mal tractamiento que
le avia hecho en tanto (pie le tuvo de pa-
ces en su casa.
Después de passado esto bien avie tres
meses, vino á Panamá en un navio el ca-
pitán Diego de Almagro, de donde en la
costa austral él y el capitán Francisco Pi-
garro , . su compañero , estaban descu-
briendo en la costa del Perú nueve meses
avia, por mandado del gobernador Pe-
draríás Dávila. De lo qual holgó mucho el
gobernador Podro de los Rios é todos,
porque no se sabia cosa alguna destos ca-
pitanes. E truxo hasta tres mili possos de
oro de diez y seysé diez y siete quilates,
é alguna plata en qüentas menudas, Ó
otras cosas; é dixo que avia mucho oro
en aquella tierra, é quél pudiera traer
gient mili pessosdello, é que lo dexó,
pensando que ora muy baxo mas de ley
de lo que en los tres mili possos paresrió
que ora , é (pie por osso lo avia dexado.
É después que algunos dias ol capitán
Diego deAlmagro estuvo en Panamá, des-
cansando é visitando sus hagiendas é
grangerias (que eran buenas las quél o
su compañero el capitán Francisco Pigarro
tenían en aquella cibdad é su comarca),
volvió á buscar á Pigarro con quarenla ó
cinquenta hombros quol gobernador Pe-
dro do los Rios lo dió: é llevó seys caba-
llos, á los quales los indios de aquellas
partes donde avian andado los chrípstia-
nos con estos capitanes, temían mucho, y
en toda aquella costa del Perú. Dixo este
capitán Almagro que tenían noticia de un
cagique llamado Coco , muy rico é pode-
roso, é quol capitán Pigarro é los chrips-
tianos que con* él quedaban, estaban en la
costa de un rio muy hermoso é grande,
que llaman rio de Sanct Johan , delante
del Perú: la costa y cmbocamienlo del
DE INDIAS. LID. XXIX. CAI». XXIII.
qual está en dos grados desta parte de la
línia equinogial, á la banda de nuestro
polo ártico. E otras machas cosas é parti-
cularidades dixo de aquella tierra , que se
dirán mas largamente, qnando se tráete
della en la tercera parle destas historias;
pero es muy gentil notable el que agora
diré de l'edrarias é desle capitán Alma-
gro, c por qué via se salió de la compa-
ñía, que con estos capitanes tenia en las
cosas del descubrimienlo del Perú, en que
tenia su tercia ó quarta parle en todo, é
le oviera cabido de su parte á l'edrarias é
sus herederos mas de un millón de pessos
de oro, segund la opinión de muchos. Pero
quiso Dios rpie, assi comoél no avia metido
en el caudal é gaslos del descubrimiento
sino palabras, que con ellas fuesse satisfe-
cho, é no le quedasse mas de lo ([lie Diego
de Almagro le dio para sacarle del juego
\ echarle lucra de tan grande negociación;
é fué desla manera.
En el mes de diciembre de aquel año
de mili e quinientos é veynte y siete
vino á Panamá un navio de Nicaragua, é
súpose que Pedrarias verníapresto, é que
avia degollado al capilan Francisco Her-
nández, su teniente de la provincia de
Nicaragua, en que l'edrarias se avia in-
truso , alargando los límites de SU go-
bernación por su interesse, á causa del
oro que di; allí avia visto llevar al capilan
GilGoncalez Dávila ó por le hager daño.
Este navio venia sin pensamiento de ha-
llar justicia nueva en la tierra de otro go-
bernador, sino creyendo que Pedrarias
no oslaba removido del ofíicio: 6 Iraia mu-
chos indios de Nicaragua , para los vender
é para se servir dellos los vecinos de Pana-
má, que los enviaban á quien los com-
prasse. É desde á pocos dias vino Pedra-
rias en otro navio, é salió en tierra cerca
* Asi está en el códice original ; mas debe en-
tenderse diciembre de 1520, pues que pocas líneas
después habla del mes de febrero de 1527, lo cual
no pueJe ser en modo alguno, atendido el orden
de Nata , donde supo del nuevo goberna-
dor, ó hícole un mensagero con quien le
escribió; y él vino después á los Ires de
hebrero de mili é quinientos é veynte y
siete , é á los seys dias de aquel mes se
pregonó su residencia , de la qual se dirá
en el capítulo siguiente. En el qual tiempo
yo tuve ciertas cuentas con Pedrarias , é
haciendo la averiguación dellas en su ca-
sa, donde nos juntábamos á cuentas, en-
tró el capilan Diego de Almagro un dia , é
le dixo : « Señor , ya vuestra señoría sa-
be que en esta armada é descubrimiento
del Perú teneys parte con el capilan Fran-
cisco Picarro é con el maestrescuela don
Femando de Luque, mis compañeros, 6
conmigo ; é que no aves puesto en ella co-
sa alguna , é que nosotros oslamos perdi-
dos é avernos gastado nuestras haciendas
é las de otros nuestros amigos, é nos
cuesta hasta el pressente sobre quinco
mili castellanos de oro : é agora el capilan
Francisco Picarro é los chripstianos que
con él están, tienen mucha nesgessidad de
socorro , é gente , é caballos , ó otras mu-
chas cosas, para proveerlos; é porque no
no nos acabemos de perder ni se pierda
tan buen principio como el que tenemos
en esla empresa, de que tanto bien se es-
pera, suplico á vuestra señoría que nos
socorrays con algunas vacas, para hager
carnes , é con algunos dineros para com-
prar caballos é otras cosas, de que hay
nesgessidad, assi como jargias é lonas é pez
para los navios : que en todo se terná bue-
na cuenta é la hay de lo que hasta aqui se
ha gastado, para que assi goge cada uno
é contribuya por rata, segund la parle que
tuviere. É pues soys partícipe en este des-
cubrimiento, por la capitulación que tene-
mos, no seays, señor , causa quel tiem-
po se haya perdido é nosotros con él,
natural de los sucesos , que va Oviedo narrando;
advirtiéndose por tanto que es solo error de pluma;
no rectificado por involuntario descuido.
12»
HISTORIA GENERAL Y NATI 'RAL
ó si no queteys atender al fin deste nego-
Qio , pagad lo que hasta aqui os cabe por
rata, é dexémoslo todo.» A lo qual Pe-
drarias, desque ovo dicho Almagro, res-
pondió muy enoxado é dixo : « Bien pa-
resce que dexoyo la gobernación; pues
vos decís esso: que lo que yo pagara, si
no me ovieran quitado el officio , fuera
que me diérades muy estrecha cuenta de
los chripstianos que son muertos por cul-
pa de Picaño é vuestra, é que avés des-
truyelo la tierra al Rey: é de todos essos
desórdenes é muertes avés de dar racon,
como presto lo vereys, antes que salgays
de Panamá. » Á lo qual replicó el capitán
Almagro, é le dixo: «Señor, dexaos des-
so: que pues hay justicia é juez que nos
tenga en ella, muy bien es que todos den
cuenta de los vivos é de los muertos; é no
tallará á vos, señor , de que deys cuenta,
é yo la daré é Picarro de manera quel Em-
perador, nuestro señor, nos haga muchas
é grandes mercedes por nuestros servicios.
Pagad . si quereys gocar desta empressa,
pues que no sudays ni trabaxays en ella, ni
avés puesto en ello sino una ternera que
nos distes al tiempo de la partida , que po-
día valer dos ó tres pessos de oro, ó al-
ead la mano del negocio , c soltaros he-
mos la mitad de lo que nos debeys en lo
que se ha gastado. » Á esto replicó Pedra-
rias, riéndose de mala gana, é dixo: «No
lo perderíedes todo é me dariédes quatro
mili pessos.» É Almagro dixo: «Todo lo
que nos debeys os soltamos , é dejadnos
con Dios acabar de perder ó de ganar. »
Cómo Pedrarias vido que ya le solta-
ban lo quél debía en el armada , que á
buena cuenta eran mas de quatro ó cinco
mili pessos, dixo: » ¿Qué me dareys de-
más desso?» Almagro dixo: «Daros he
trescientos pessos » (muy enoxado, é ju-
raba á Dios que no los tenia; pero quél
los buscaría, por se apartar dél é no le pe-
dir nada). Pedradas replicó é dixo: «É
aun dos mili me dareys. ■ Estonces Alma-
gro dixo: «Daros he quinientos. • «Mas de
mili me dareys », dixo Pedrarias. E con-
tinuando su enoxo Almagro, dixo: «.Mili
pessos os doy, é no los tengo; pero yo
daré seguridad de los pagar en el término
que me obligare. » É Pedrarias dixo que
era contento. É assi se luco cierta escrip.
tura de concierto, en que quedó de le pa-
gar mili pessos de oro, con que se salies-
se, como se salió, de la compañía de Pe-
drarias, é aleó la mano de todo aquello;
é yo fuy uno de los testigos que firma-
mos el assiento é conviniencia , é Pedra-
rias se desistió é renunció todo su dere-
cho en Almagro é su compañía. É desta
forma salió del negocio , é por su poque-
dad dexó de atender, para gocar de tan
grand thessoro, como es notorio que se ha
ávido en aquellas partes. Tornemos á la
residencia .
CAPITULO XXIV.
De la residencia que liioo retiradas ante el licenciado Jolian de Salmerón , alcalde mayor de Pedro de los
Ríos , nuevo gobernador de Castilla del Oro ; é cómo Pedrarias y el auclor deslas historias se concerlarpn,
é con qué condición.
1 regonada la residencia de Pedrarias, é
ydo él licenciado Espinosa dias avia á Es-
paña , envióse una cédula de Su Magos-
tad para que no se les pidiesse cosa algu-
na de lo que oviesse passado antes de la
residencia que les avia tomado el licencia-
do Johan Rodríguez de Alarconcillo : la
qual no fué residencia, sino burla, por-
que aquel juez era su oflicial primero, é
gratificado por Pedrarias, é pedido por su
parte. Estas son las mañas é cautelas, con
que la justicia es defraudada y el Rey
m INDIAS. LIB.
pierdo sus vassallos. Hay otra cosa en es-
tas residencias , por donde los gobernado-
res se quedan con sus culpas c los agra-
viados con sus daños é ofensas que dellos
lian rescebido; y es que, como los que pol-
aca en estas partes andan son hombres de
passo é no arraygados, é vienen con in-
tención de dexar la tierra é de no estar
mas en ella de quanto tengan dineros, é
ávidos yrse á heredar á sus patrias, no so-
siegan. Otros, por ser nuevos c no bien
complexionados, ó por otras causas, SC
mueren: otros se van, ó otros echan sin
causa los gobernadores é los destiorran;
é assi quando se les toma la cuenta, falla
la mayor parte de los dañineados , quanto
masque los que dessean ó procuran array-
garse é perseverar en la tierra, á essos
son los (pie les pessa quel gobernador no
haga lo que debe, y essos son los quel
tiene mas aborrescidos. Y demás desto,
por la mayor parte , estos jueces que vie-
nen acá á desagraviar los ofendidos, vie-
nen pobres é adeudados é con desseo de
no aver navegado tantas leguas solamente
por amor del alma , sino pava sacar de
nescossidad é pobreca su persona lo mas
presto quedos puedan; y esto no puede
ser sino por prescio del que ha goberna-
do autos: i'l qual no da nada do lo suyo,
sino de lo qués obligado á restituyr, no
al que le tomó la cuenta , sino á quien él
tomó la capa.
No digo que Pedradas hiciesse nada
desto , ni creo quel licenciado Salmerón
tomara tal hacienda ; poro sé que usó una
muy sutil cautela , é fué que , só color de
poblar á Nicaragua é castigar á aquel su
teniente Francisco Hernández, despobló
quassi á Castilla del Oro , é se llevó acu-
llá la gente ó la mayor parte de todos
aquellos , que le avian de molestar en su
residencia. Con todo, no faltaron algunos
que le pidieron muchas cosas civil é cri-
minalmente ; pero los mas fueron excluy-
dos é perdieron su derecho , y el Rey el
TOMO III.
XXIX. CAP. XXIV. 121
suyo, por causa de aquella cédula que se
dixo de susso. Yo no la vi; pero el mesmo
licenciado Salmerón me dixo que la avia,
y en ciertas cosas que yo le denuncié me
dixo quél no quería conosccr de cosa al-
guna, que oviesse passado hasta la resi-
dencia que le tomó á Pedradas el licen-
ciado Alarconcillo , ni me oyria sino en
mis cosas proprias , é dexando aparte las
que cumplían al Rey é a la república.
En este tiempo de la residencia yo le
puse catorce ó quince demandas , en que
tuve creydo que, guardándome justicia,
yo le condenára en mas de ocho mili pes-
sos de oro. Y estando la mayor parte de
los procesos conclusos , y en tanto que tu-
raban los litigios, fueron muchas personas
las que se atravesaron á nos poner en paz
é concertarnos ; é no pudieron, porque yo
tenia creydo que me avian acuchillado con
el favor é consejo de Pedradas , y estaba
sentido desto. Pero sospeché del juez que
le era favorable , é pensé que no me avia
de guardar justicia, é aunque me la hi-
ciesse, acordábame que avia quatro años
y más que la avia ydo á buscar á España,
é con morirse un Rey é venir otro de tan
Iéxos á heredar, é las mudancas de las
Comunidades, é otras novedades de aque-
llos tiempos , me dieron grandes estorbos
é dilaciones, con muchos gastos, demás de
otros trabaxos que padescí. É viendo que
de las sentencias, queste juez diesse en fa-
vor de Pedradas ó mió, avian de ser ape-
ladas por él ó por mí, para tornar á Espa-
ña desesperado del remedio ; ove de con-
certarme con Pedradas , é dióme septe-
cientos pessos de oro é dos marcos de
perlas , por racon que avia mas de tres
años que me avia embargado dos mili
pessos de oro , que me tuvo detenido has-
ta aquella residencia. Pero fué este con-
cierto é amistad contraydo con esta con-
dición : que jurasse Pedradas é hiciesse
pleyto homenage é lo firmasse de su nom-
bre, que no avia seydo en dicho, ni hecho
HISTORIA GENERAL Y NATL'RAL
ni consejo para que yo fuesse ofendido. É
assi juró é firmó que nunca tal supo ni dió
consentimiento ni parescer en tal cosa:
antes dixo que le avia pessado dello, é
yo lo tengo assi firmado de su nombre;
pues como para entre buenos yo quedé
satisfecho del en este caso. Quedábame
mi recurso contra aquel deán , é yo lleva-
ba provisión por que fuesse con él oydo
a justicia*, é quando en ella quise enten-
der, se murió: é quiso Dios que la cuenta
que yo pensaba pedirle, la diesse allá ante
Su Divina Magestad, á la qual plcga aver-
ie perdonado : que en verdad él me hico
mucho daño , é como era hombre ydiota
ó sin letras , él se movió por consejo de
aquel bachiller Corral, para me hacer ma-
tar á traycion , como he dicho. De todos
estos trabaxos me quiso librar Dios de
su poder absoluto, sin méritos niios, por
su bondad é misericordia, é á todos mis
émulos me ha dexado ver, que son fue-
ra desta miserable vida. Plega á él que
en la otra haya piedad de sus ánimas é
los perdone.
Assi que , acabada la residencia de Pe-
drarias, este bachiller Corral se fué á Es-
paña á ciertos negocios, quél anduvo enhi-
lando, é yo me fuy á la provincia de Ni-
caragua á ver al gobernador Diego López
de Salcedo é ver aquella tierra, como lo
diré, quando della se tráete: á la qual fué
después por gobernador Pedrarias Dávüa
é le proveyeron della (é aun antes que se
supiesse ni se viesse en España su resi-
dencia), é quedó en Castilla del Oro por
gobernador Pedro de los Rios.
CAPITU
Que Irada de la gobernación de Pedro de los Rios en
que le subeedieron hasta el año de mil
Después que me concerté con Pedra-
rias, por reformar mi consejencia é aca-
bar de contender , é porque desseaba ve-
nirme á esta cibdad de Sancto Domingo
é sosegar con mi muger é hijos, conos-
ciendo la poca justigia que avia en la Tier-
ra-Firme, é- viendo las provisiones favo-
rables que se avian llevado á Pedrarias,
de consenso de ambos se hico una escrip-
tura de concordia , con pena de dos mili
pessos de oro , quél no fuesse contra mí
ni yo contra él ; é assi se assentó , é cada
parte tomó signado este assiento. É yo me
fuy á ver con el gobernador de Nicara-
gua , Diego López de Salcedo , donde es-
tuve cierto tiempo, hasta que fué á gober-
* La siguiente cláusula, inleresanle para la me-
jor ilustración de estos hechos, aunque borrada de
mano de Oviedo, nos parece digna de ser conoci-
da. Dice asi: «Yo llevaba provisión del reverendis-
LO XXV.
Castilla del Oro, é de otros gobernadores é jueces
1 e' quinientos é quaienta y un años.
nar aquella tierra Pedrarias, donde no me
faltaron trabaxos é pendencias nuevas con
él , á causa del gobernador Diego López
de Salcedo , que era mi amigo , é su mu-
ger é la mia primas, hijas de dos herma-
nas. Desto se dirá el subcesso, quando de
Nicaragua se tráete , que hay mucho que
decir de las cosas notables de aquella pro-
vincia . É de allí torné á Panamá , donde
estuve mas de un año, en el qual tiempo
hico residencia Pedro de los Rios , porque
se dieron dél é de su muger tantas quexas
en el Real Consejo de las Indias, que no
le turó el officio tres años. Y en la ver-
dad él era cavallero é de buena casta; pe-
ro no para gobernar tierra tan nuevamen-
simo Cardenal arcobispo de Sevilla , don Alonso
Manrique, inquisidor general, que me dió Fran-
cisco Villegas, escribano del Consejo de la Sánela
general Inquisición, etc. u
DE INDIAS. LIB.
te poblada, porque lo tenían por cobdi-
cioso , é la cobdiciu de su muger insacia-
ble (por la qual el gobernador se go-
bernaba). Ved qué (ales estarían los que
debaxo de su parescer é ordenación vi-
víessen.
Lo primero queste cavallero hico, en
llegando á aquella tierra, fué tomarse los
depóssitos y embargos de dineros de par-
ticulares , é hacerse á si caxa ó posseedor
de haciendas ajenas : é pidió otros dine-
ros prestados , é assi en lo uno y en lo
otro, aquel primero año que allá fué, re-
COgió ciertos millares de oro, para pagar
sus fletes y enviar á España para lo que le
cumplia. E séloesto «le vista, é porque de
aquellos dos mili pessos que I'edrarias me
avia tenido embargados tres años avia,
como he dicho, destOS me tomó Pedro de
los Rios mas de los mili é ciento y cin-
qüenta: por manera que estas mudancas
de gobernadores es sallar de la sartén en
las brasas, ó cortar la cabeca á la hidra
para que salgan dos , como mas largo des-
ta serpiente lo cuenta Ovidio '.
Desde á pocos dias que Pedrarias liñ o
residencia , se fué Pedro de los Rios a Ni-
caragua (.antes que yo allá fuesse)} por-
que; pensó que Pedrarias se avia entrado
en aquella tierra que también le pertenes-
<jia ú él, que le avia subcedido en la go-
bernación de ('astilla del Oro.
Seyendo Su .Magestad avisado que en el
Cabo de Honduras avia contenciones de
capitanes, é que Hernando Cortés avia
ydo desde la Nueva España á buscar á
Chripstóbal de Olit, que se le avia al-
eado y estaba en el puerto de Hondu-
ras, é que Gil Goncalez pretendía tener
aquello é lo de Nicaragua , é que Pedra-
rias Dávila enlendia en lo mesmo; mandó
á Diego López de Salgedo , vecino dcsta
cibdad de Saucto Domingo, sobrino del
comendador mayor de Alcántara , don
XXIX. CAP. XXV. 123
Frey Nicolás de Ovando, que fuesse á
aquella tierra é la pusiesse en paz é qui-
tasse aquellas behetrías é contenciones de
essos capitanes é otros. É quando fué á
Honduras , halló que Cortés era vuelto k
la Nueva España , é que á Chripstóbal de
Olit le avian muerto los capitanes Fran-
cisco de las Casas é Gil Goncalez Dávila,
é que después el Francisco de las Casas
avia presso al Gil Goncalez é llevádolo á
México.
Desde Honduras so fué Diego López á
León de Nicaragua , é llegaron á una sa-
cón él é Pedro de los Rios , é pressenla-
ron sus provisiones en el regimiento de
aquella cibdad, é rescibicron por goberna-
dor á Diego López, y excluyeron á Pedro
do los Rios ; é assi se tornó á Panamá muy
nial contento , aviendo gastado el tiempo
é dineros sin provecho. Después, quando
llegó su residencia, se la tomó por man-
dado de Sus Magostados el licenciado An-
tonio de la Gama ; y en la verdad no dió
la cuenta como á él conviniera , é fuesse
á España en seguimiento de su justicia, ó
dexó allí á su muger. E por ruego de aque-
lla cibdad , como yo estaba para me ve-
nir á esta de Sancto Domingo (después
que volví de Nicaragua á Panamá), fuy
importunado que fuesse á España: é acep-
té el poder é vine á esta cibdad , donde
estuve pocos dias, é me partí en segui-
miento de Pedro de los Rios. É llegados
en Avila, supliqué en el Consejo Real de
Indias que se .viesse su residencia , é ví-
dosc é fué relatada en pressencia dél é
mia. Lo que resultó dclla fué, que le qui-
taron el ofQcio é le mandaron que se fues-
se á su casa , é no volvió mas á las Indias;
é fué condenado en cierta suma de pessos
de oro. É su muger nunca quiso salir de
Panamá ni yrse á Córdova á su marido,
diciendo que si él no yba por ella, no avia
de yr con otro ; pero mas lo hacia, porque
i Melli.Jib. IX.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
á causa del Perú corría en Panamá mucho
oro, ó con ciarlas vacas é otras grange-
rias se hallaba bien , porque era amiga de
resecbir dineros; y entendiendo en los
allegar, se le acabó la vida allí en Panamá.
É el licenciado de la Gama , juez de resi-
dencia, se quedó en algún tiempo en la
gobernación, hasta que dél enojados los
de la tierra por su eobdicia . pidieron otro
juez. E fué por gobernador Francisco de
Barrionuevo, del qual se tracto en el li-
bro V , capítulo V , de la primera parte
destas historias: y (leste tampoco faltaron
en poco tiempo querellosos, por lo qual le
fué á tomar residencia el licenciado Pero
Vázquez, que lo higo peor que los pausa-
dos, ó le turó poco el officio, hasta que
fué el dotor Robles . que le tomó residen-
cia. Y no fué menos cobdicioso ni mas jus-
to en su officio que los passados, é por
csso le removieron del cargo , estando ya
cargado de oro.
De todas estas mudancas de goberna-
dores é del remover indios é otras cosas
no bien hechas, ha resultado que en Cas-
tilla del Oro, desde el año de mili é qui-
nientos y catorge hasta el de mili é qui-
nientos é quarenta y dos, fallaron mas de
dos millones de indios. Parte ( y mucha
para este daño) han seydo los gobernado-
res é los cobdiciosos é desconcertados
conquistadores : é mucha más causa, que-
rer Dios castigar las ydolatrías é sodomía
é bestiales vicios c horrendos é crueles
sacrificios é culpas de los mesmos indios,
élas mezcladas nascionesque allá han pas-
sado de levantiscos é extrangeros.
Y pues se ha dicho de los gobernado-
res alguna parte de sus culpas, é no tan-
to quanto con verdad se podría decir é
queda en mis memoriales, por no hacer
aborrescible á los oydos humanos tal lo-
ción, diré agora otras particularidades,
1 Véase el «capilulo que Iracta de las excelen-
cias ile Florencia é (le los Florenlines en la Vida del
Danlhe.D
que serán de mejor gusto o\ das que todo
lo que está dicho , desta gobernación de
Castilla del Oro. Pero no sé si se acerta-
rá á conformar mi pluma con el desseo
que la mueve, en darlo á entender como
ello es, é saberlo decir con la facilidad é
ornamento é dulcedumbre que suelen usar
los que son diestros y eloqüentes escrip-
tores; porque me acuerdo que dice Cliris-
tóphoro Landino , en aquel comento que
hico á la Comedia del Danthe, estas pala-
bras: «Cosa es entre los hombres niirabi-
líssima la eloqüencia : de manera que dos
cosas son proprias al hombre, délas (pia-
les ningún otro animal participa, que son
sapiencia y eloqüencia , é muchos mas ha
ávido sabios que eloqüentes. Maravilla
Ciertamente estupenda , que siendo la ora-
ción común á todos los hombres, raríssi-
mos son aquellos que son en ella excelen-
tes; é la eloqüencia es reyno de los hom-
bres, é quando es conjunta con la probitá
é con la verdadera virtud , es utilíssima
sobre todas las cosas ' . » Todo es del auc-
tor alegado, é á mi parescer bien dicho,
é todoessome falta. Mas en confia nc a de
Dios , é de la verdad que uso en estas ma-
terias, espero que lo que he dicho é se
dixere en estas historias, es y será á su
loor é conforme á buen exercicio é pro-
vecho del que lo leyere , arrimándome á
aquella auctoridad del psalmista : «Abor-
resciste á todos los que obran la iniquidad:
destruyrás todos los que hablan la menti-
ra 2. »
No sé yo con qué sesso los que esto sa-
ben se ocupan en estos tractados viciosos
é noveleros é ágenos de toda verdad que
de pocos tiempos acá se componen é pu-
blican, é andan tan derramados é favo-
rescidos, que sin ninguna vergüenca no
Calta quien los alegue é acote, como si fues-
sen historias veras; porque ni solo el com-
2 Odisli omnes qui operantur iniquilatcm: per-
des omites qui loquuntur mendacium. (Psalmo V,
vers. 7.)
DE INDIAS. LII3. XXIX. CAP. XXV
125
ponedor de (ales novelas sea culpado , ni
los que los alegan queden sin pena , pues
está escripto: « ¡Ay de los que pensays co-
sas inútiles! ' » É Sanct Gregorio nos amo-
nesta que tengamos por dinero prestado
el entendimiento que nos es congedido;
porque quanto mas se fia aquello de no-
sotros por benignidad . tanto mas debdo-
res somos obligados en la obra 2. Pues
aquesto es assi, no se puede pagar tal
debda con mentiras3; é como el mesmo
dolor nos acuerda, Dios no ha menester al
mentiroso, porque la verdad no quiere ser
gnamescida del socorro de la falsedad.
Pero también me paresge á mí que en al-
guna manera es de tolerar ó se disimula
con tales Iniciados , como con las malas
mugeres, ó que convienen tales libros va-
nos , no al que compone . porque ya aquel
pecca, pues á sabiendas miente , ni al que
los lee, porque pierde el tiempo 6 hinche
su calxiga do viento, é aquella ocupación
que allí gaita la podría mejor emplear;
mas satisfacen al que los vende, é mucho
mas á la aucloridad y estimación de las
letras y escripturas, que contienen verdad,
para que se tengan en lo que meresgen.
K assi lo que divo de las mugeres no bue-
nas, las sufren las repúblicas en alguna
manera por otras causas á que aprove-
chan , aunque seria mayor provecho que
no. peccassen.
Conviene, dice este dolor sagrado, que
haya hereges, para que seyendo proba-
dos, sean manifiestos*. No quiero nombrar
los libros ni los auctores que reprehendo,
pues que dice Sanct Pablo : «Cada uno de
nosotros dará a Dios ragon de sí 5. » Plega
á él por su misericordia que con la ver-
dad que sigue mi pluma estas historias,
sean acompañadas de su gracia, para que
á su alabanga se influya é tenga tanto con-
tentamiento el que las leyere , como á mí
me quedará, si le satisfago8. Y si no le
satisficiere, ya yo sé que las hiervas que
substentan áunos animales, matan á otros;
y aun he muchas veges visto quel buen
manjar no pierde su crédito, porque el do-
liente lo aborrezca , y he visto que la sen-
tengia que unos llaman injusta, otros la
alaban: é sé que todo esto avrá en mis
renglones, porque los gustos no son uno
mesmo; ni los juigios de los hombres si-
guen un paresger , ni son de igual ingenio
ni inclinación. Solo Dios es el justo y el
que puede é sabe justamente juzgar á to-
dos, porque ninguna cosa le es oculta, ¡j
es impassible.
CAPITULO XXVI.
Pe las costumbres ó maneras de vivir viciosas Je los indios de la provincia de Cueva á de sus ydolalrio:
é oirás cosas particulares de la gobernación de Castilla del Oro ¿ de sus provincias.
Por no dar pessadumbre á los lelores,
repitiendo algo de lo que eslá dicho, se
locarán en suma en este libro XXIX algu-
na-; materias que en los libros pregeden-
les se ovieren memorado, declarando las
diferengias que oviere de lo que está di-
cho en la primera parte , á lo que se digo
en esta segunda en cosas semejantes. É
1 Mich., cap. II. vers. I.
2 Moral, lib. XXII, cap. VI.
3 Ib., lib. XI, cap. XIH.
assi digo , que en quanlo á la religiosidad
ó costumbre de ydolatrar en la provingia
de Cueva , es entre los indios en Castilla
del Oro muy ordinaria cosa adorar al sol
é la luna , é tener en mucho crédito é ve-
neración al diablo: é assi para sus ydola-
trías é sacrifigios tenían hombres deputa-
dos é reverengiados , los qualcs comun-
i Moral., lib. XXIX, cap. XXXII.
5 Ad Rom. XIV.
Ü Moral., lib. XXX, cap. VI.
126
HISTORIA GENERAL Y NATl'RAL
mente eran sus médicos , é conoscian mu-
chas hiervas, de que usaban, y eran apro-
priadas á diversas enfermedades, que por
largo curso tenianexperimentadas en par-
te, no tan dignas de crédito totalmente al-
gunas en sus efettos quanto aprobadas con
la auctoridad que les quería atribuyr aquel
su médico ó maestro, llamado tequina,
(puesto que en algunas decían verdad, é
son excelentes).
Estos indios de Cueva , quanto á su
dispusieron de las personas , son algo ma-
yores que los destas nuestras islas por la
mayor parte , é mas varones , é de la mes-
ma color. Andan desnudos, y en su miem-
bro viril un caracol de pescado ó un ca-
ñuto de madera , é los testigos de fue-
ra ; é aquel caracol ó cañuto con un hi-
lo asido é Reñido trabado de dos agujeri-
cos. Las mugeres traen naguas . (pie son
mantas pequeñas de algodón , desde [a
cinta hasta la rodilla ó mas alto , rodeadas
al cuerpo: é las señoras é mugeres prin-
cipales (espaves) traen estas naguas ba-
xas hasta los tobillos; é en las cabecas
ellos ni ellas ninguna cosa , ni en toda la
persona, mas de lo ques dicho. Verdad
es que algunos señores, entrellos de los
mas principales, traían en lugar de cara-
col un cañuto de oro torcido ó liso , de
muy fino oro, é las señoras espaves , que
son mugeres muy principales, por ador-
namento é porque las tetas (de que mu-
, cho se presgian), estoviessen altas é mas
tiestas , é no se les caygan , se ponían una
barra de oro atravessada en los pechos,
debazo de las tetas, que se las levanta,
' y en ella algunos páxaros é otras figuras
de relieve, todo de oro fino: que por lo
menos pessaba ciento é cinqüenta é aun
doscientos pessos una barreta destas.
Esta invención destas barras de oro, pa-
ra levantar las tetas, es primor é usanca
de las mugeres principales del golpho de
Urabá: las quales mugeres van a las ba-
tallas con sus mandos , ó también quando
son señoras de la tierra é mandan é capi-
tanean su gente. Demás de las barras que
he dicho, usan muchas águilas é patenas de
oro , assi las mugeres como los hombres,
y hermosos penachos. Quando las mujeres
principales salen en campo , é assimesmo
los señores desta gente, como no tienen
caballos, ni bestias, ni carros que los lle-
ven acuestas, usan otra manera de caba-
llería , que es desta manera que agora di-
ré. Siempre el señor, cacique, ó saco, ó
varón principal, tiene una docena 6 dos
de indios de los mas reeios, diputados pa-
ra sus andas, en que van de camino echa-
dos en una hamaca , la qual va en un palo
largo puesta, que de su natura es muy li-
viano, é los extremos de aquel palo pues-
tos sobre los hombros de aquellos indios,
é van corriendo ó medio trotando en ga-
lope con el señor acuestas. Quando se
cansan los dos que lo llevan , sin se pa-
rar, se ponen en el mesmo lugar otros dos
dellos que alli van por respecto vacíos pa-
ra lo mesmo, é continúan su camino: é un
dia , sí es en tierra llana , andan desta ma-
nera quince ó veynte leguas, teniendo
postas puestas en paradas de tales indio-;
para se remudar. E los indios que para
este officio tienen, por la mayor parte son
esclavos ó naborías , que son quassi escla-
vos é obligados á servir; y estos indios
que en lo ques dicho sirven de las hama-
cas, búscanlos que sean carales. E para
que se entienda qué cosa es carate , digo
que carate se llama el indio que natural-
mente tiene toda la persona ó la mayor
parte della como descostrado, levantados
los cueros á manera de empeynes. Ellos
parescen feos , mas comunmente son re-
cios é de mejores fuercas , é parescen fri-
sados, é aquella frisa es dolencia que se
acaba, quando ha acabado de les andar
todo el cuerpo toda aquella comecon ó en-
fermedad é han mudado todo el cuero de
la persona.
En algunas partes desta tierra son beli-
DE INDIAS. LID. XXIX. CAP. XXVI.
127
cosos los indios , é en otras no tanto : no
son flecheros, é pelean con macanas é con
tancas luengas y con varas que arrojan, co-
mo dardos con cstóricas (que son cierta
manera de avientos) de unos bastones bien
labrados, como aquí está pintado ¡Lámi-
na /.', ftgs. II.' y III.'J, con los quales arro-
janlas varas, quedando siempre laestórica
en la mano : é ponen la punta de la estó-
rica en la punta de la vara, ó sacuden! a
muy recia é derecha ó léxos, ó cerca,
bien guiada , como buenos punteros. Al-
gunas varas dcstas van silvando en el ay-
re, á causa que les hacen cerca del extre-
mo cierta oquedad ó poma redonda , ó
por la oquedad de aquella é agugeros que
(¡ene, assi como la echan y estocada del
ayrc, assi va luego por lo alto con ruydo
Silvando. Y estas tales que sil van, usan
dellas en las tiestas, quando bracean por
gentilcea, é no en la guerra , porque las
tales, con aquel sonido ó silvato avisan al
enemigo, é quando en la guerra de un
real á otro las tiran, ó de noche, escomo
en caso de menosprecio de los contrarios.
Los hombres que dixe que tienen los
indios en veneración , [lámanlos para se
consejar con ellos para comencar sus
guerras , ó para todas las otras cosas que
son de importancia. Deste nombre te-
quina se hace mucha diferencia ; por-
que á qualquiera ques mas hábil y ex-
perto en algún arto, assi como en ser me-
jor montero ó pescador, ó hacer mejor
una red ó una canoa ú otra cosa, le lla-
man (equina , que quiere decir lo mesmo
que maestro: por manera que al ques
maestro de las responsiones c inteligen-
cias con el diablo, llánianle tequina en
aquel arte, porque aqueste tal es el que
administra sus ydolatrías c cerimonias é
sacrificios , y el que habla con el diablo,
segund ellos dicen, é á él dá sus respues-
tas ; é le dice que diga á los otros lo que
han de hacer, é lo que será mañana é
desde á muchos dias, porque como Sata-
nás sea antiguo astrólogo, conosce los
movimientos naturales del tiempo , é cie-
los, é planetas, é del zodiaco, é influen-
cias de arriba , ó vé dónde van las cosas
guiadas naturalmente; é assi, por el efetto
á que van referidas en su conclusión , dá
él noticia de lo que será adelante. É háce-
les entender que por su deidad , é como
señor é movedor é disponedor de todo lo
ques é será , sabe las cosas que están por
venir; é diceles quél atruena é hace llo-
ver , é guia los tiempos , é les dá ó quila
los fructos en las plantas é hiervas é árbo-
les , y en todo lo que substenta las criatu-
ras. Pues como muchas veces ven que en
efetto assi acaesce, como se lo ha pronos-
ticado algunos dias antes , dánle crédito
en todo lo demás é sacrifícanle en muchas
é diversas maneras, en unas partes con
sangre é vidas humanas, y en otras con
sahumerios aromáticos é de buen olor é
de malo también. É quando Dios dispone
lo contrario quel diablo ha dicho al tequi-
na y el tequina á otros , é les miente , dá-
lcs á entender que ha mudado la senten-
cia por algún enojo ó achaque que á él le
paresce, como aquel ques suficiente maes-
tro de engaños con los mortales, en espe-
cial con gente que tan pobre é desaper-
cebida está de defensas contra tan grande
adverssario , al qual ellos llaman tuyra. Y
este mesmo nombro en aquella lengua de
Cueva dan los indios á los chripstianos,
porque los tienen por sagaces ó por tales
como el diablo, pensando que en decirles
tuyras, los honran é loan mucho. Questas
gentes se gobiernen, formando alguna opi-
nión de religiosidad é crédito que dan á
sus tequinas no me maravillo, pues tal
tercero anda por medio como el tuyra.
Mucha fué la prudencia é gobierno de
los antiguos romanos é cartagineses entre
todas las nasciones; pero oyd á Tito Livio
é sabreys del el crédito que daban á sus
arúspices ó adevinos, á cuyos errores é
vanidades é congecturas estaban subjetos
m
HISTORIA GENERALY XATL'KAL
é á sus locos sacrificios ; é interviniendo
en ellos el diablo , algunas veces acerta-
ban é decían algo de lo que después el
tiempo y efetto les mostraba , sin saber
dello cosa alguna ó certinidad más de lo
quel común adverssario de natura huma-
na les enseñaba, para los traer á su per-
dición é muerte corporal y espiritual. E
assi por consiguiente , quando el sacrificio
faltaba é salia defettuoso, se excusaban é
ponían cautelosas y equívocas respuestas,
diciendo que sus dioses que adoraban es-
taban indignados, como el tequina lo dice
a estos indios por el tuyra, á quien tienen
por su Dios.
Escuchad á Valerio Máximo, é verés
con quánta prontitud de religión 6 cuydado
especial estos antiguos atendían en todas
lascosasque emprendían, que de importan-
cia fuessen, por medio de sus agoreros ó
arúspices. Grande es el pueblo quel uni-
verso contiene debaxo de tan diabólicos
errores , é grandes tiempos é millares de
años han turado é nunca fallarán entre los
que no fueren alumbrados é socorridos de
Dios, Nuestro Señor: é tanto. mayor es la
obligación de los chripstianos para conos-
ger la misericordia quelRedemplor usó en
•comunicarles su passion é redimirlos, é
muy justíssima la condenación de los in-
gratos que tal desconoscen, y de sus áni-
mas en el amor de Dios se descuydan.
En aquel sumario que escribí el año de
mili é quinientos é veynte y seys *, que
fué impresso por mandado del Céssar en
la muy real cibdad de Toledo , yo tracté
allí de diversas materias, no tan ordena-
mente ni tan apartado de otros cuydados
como quisiera , á causa de otras forcosas
ocupaciones, que en esta sacón tuve, fal-
* Asi se lee en el MS. original que leñemos de-
lante ; pero es equivocación de pluma. El Sumario
déla Natural historia de las Indias, como va no-
lado en la 111.a Parte de la Vida y escritos de Oriedo
(pág. Lll del t. I),que se escribió en 1525 y se pu-
blicó el siguiente año de 1526. Asi lo dijo el mismo
cronista en la introducción del lib. I de la 1.a Parle:
tándome la quietud que se requería para
la calidad de las cosas que allí dixe: é de-
más desso hallóme descuydado de mis li-
bros é memorias particulares, é aun es-
tonces no avia assi comprehendido algu-
nas particularidades é otras novedades,
quel tiempo me las ha enseñado. É acuer-
dóme que me referí á esta General Histo-
ria, que aunque no estaba copiada regla-
damente en las minutas é memorias que
yo tenia de aquestas cosas, no carescia
en mi desseo la esperanca de traerla á es-
te estado que agora está ; y es bien que
se cumpla lo que prometí. Y assi yré dis-
curriendo por lo que allí escribí en algu-
nos passos, que estovieren por decir en lo
que hasta aquí se ha dicho: los quales, si
quisiere alguno espiar, para acusar mi ne-
gligencia (si le paresciere que alguno ol-
vido), le quiero avisar que no los topará
aquí á reo como allí los puse, pero estarán
en sus lugares convinientes ; porque á la
verdad aquel sumario fué mas breve que
su título, porque le llamó: Ovir.no: De la
Natural historia de las Indias, ó comprc-
hende mucho menos de lo que avia de te-
ner debaxo de tal nombre. Pero fué aquel
tractado como mensagero ó significador
destos, que agora tracto en esta General
Historia destas partes, ó como una com-
posta que llaman los que hacen conserva
del acucar é diversas fructas, que en un
vaso mezclan diferentes géneros dellas; y
por la mayor parte las unas ocupan é im-
piden á los otras , é se embaracan , é no
se dexan ni pueden gustar tan distinta-
mente, como si cada una dellas , gocando
de su almivar, estoviesse sola en su bote
ó vaso conficionada ; y assi hice yo en
aquel sumario , que muchas cosas de las
«El año que passó de la Natividad de Chripsto de
«mili d quinientos é veynle y cinco años yo escri-
»bí una relación sumaria de parle de lo que aqui se
«contiene ; é de aquella fué su título : Oviedo: De
nía Natural historia de las Indias (pág. 5, col. 1.a
«del t. 1).»
DE INDIAS. LIB. )
que allí se acumularon no se entiende
puntualmente donde están.
Y pues de susso comencé en las armas
con que pelean , é dt\e de las varas que
tiran con las estórieas , háse de entender
questa manera de armas se usan en esta
provincia de Cueva, ven otras particulares
provincias, ipie son aquellas varas de pal-
mas negras e de otros árboles de muy bue-
nas maderas, é las puntas delgadas é agu-
das, que passan un hombre de parte á par-
te. >i |e aciertan por lo hueco. É algunas ha-
cen de cañas de ciertos carritos, que son
muy derechas é sin ñudo alguno, tangrues-
sas como el menor dedode la manoó más
delgadas, é ligeras c lisas: en las quales
engastan al cabo en lugar de hierro un
palmo é medio ó dos de otro palo de pal-
ma negra, muy bien labrado é con mu-
chas lenguas: é á algunos ponen huesos
de animales é de pesc ado- por hierros, é
son enconados. E las laucas luengas, que
usan algunos tiestos indios, hácenlas assi-
mesnio de palmas e de .raijua é de otras
biimas maderas : e traen macanas de una
é de dos manos, y en algunas provincias,
assi corno en lísquegua, é Urraca, é Bóri-
ca, é Paris . tienen laucas tan luengas ó
mas que picas, de pahuas muy regias c
hermosas é negras como acabachc.
Sus guasábaras ó peleas son muchas ve-
ces sin propóssito: pero no sin darles el dia-
blo causa , porque son gente qtic aunque
tienen diferenciase passiones un señor con
otro, las menos veces son movidos con
racon, é las mas son voluntarias é induci-
dos por eltuyra é su tcquina, dándoles á
entender ques divinamente intentada la
guerra que Ies conseja. Pero entre la gen-
te de un mesmo tiba ó señor pocas veces
riñen ni vienen á las armas, ni es assi li-
viana la obediencia que tienen á sus ma-
yores , como la do otras gentes ; porque
assi dispone el cacique ó señor ó tiba de
las vidas de sus indios, como entre los
chripstianos se dispone de las cosas que
TOMO III.
XIX. CAP. XXVI. 129
menos estiman; ni hay pleyto ni diferen-
cia entrellos en que ture tercero dia la
contención, ni mas de quanto el señor la
sepa ó mande lo que en tal debate se de-
be hacer, é justo ó injusto lo que manda,
assi se cumple inmediato. Verdad es que
como el hurto entre aquesta gente le tie-
nen por el mayor delicio que se puede
cometer , cada uno tiene licencia de cor-
tar ambas manos y echárselas al cuello
colgadas al ladrón que toman dentro en
mahical ó heredamiento, si solo un espiga
hallan que ha cortado sin licencia de su
dueño.
El principio de la guerra mejor funda-
do é sobre questas gentes riñen é vienen
á batalla es sobre quál terná mas tierra ó
señorio, 6 también sobre otras diferen-
cias; é á los que pueden matar matan, é
á los que prenden, los hierran é se sirven
dellos por esclavos , é cada señor tiene su
hierro conoscido, é algunos los hacen sa-
car un diente de los delanteros al que to-
man por esclavo , é aquella es su señal , é
le llaman paco al esclavo. El principal se-
ñor se llama queví) y en algunas parles
saco ; é aqueste nombre cacique no es de
la Tierra-Firme, sino propriamente desta
Isla Española, é como fué esto lo primero
que poblaron é ganaron los chripstianos,
ellos han dado este nombre cacique á los
señores de otras partes por donde en es-
tas Indias han discurrido. En la lengua de
Cueva, de que aquí se tracta, el nombre
del señor es queví, y en algunas provin-
cias de Castilla del Oro se llama tiba , y
en otras partes della se dice jura , y en
algunas guaxiro ; pero este nombre gua-
xiro hánle tomado de los caribes, que no
es proprio de Cueva , sino allegado y ex-
trangero. Assimesmo en Cueva, al ques
hombre principal, señor de vassallos, si
es subjecto á otro mayor, llámanlc á este
tal principal saco; é aqueste saco tiene
otros indios á 61 subjectos , que tienen
tierras é lugares, é llámanlos cabras, que
HISTORIA GENERAL Y NATl'RAL
son como cavalleros ó hijos-dalgOS, se-
parados do la gente común , é son mas
principales que los otros del vulgo, é
mandan á los otros. Pero el cacique ó sa-
co é el cabra cada uno tiene su nom-
bre , é assimesmo las provincias é rios é
valles é lugares é assientos donde viven,
ó los árboles c aves é animales é peces
tienen sus nombres proprios é particula-
res; non obstante que assi como nosotros
decimos en general pescado, dicen ellos
h aboga.
La manera cómo un indio quos de la
gente baxa ó común ó plebea sube á ser
cabra, é alcanca este nomine é hidalguía
para preceder á los otros comunes, es
quando quier que en una batalla de un
señor contra otro se señala e sale herido,
peleando animosamente , aquella sangre
son las letras del previlegio é título é prin-
cipio de su nobleca: é el señor cuyo es, le
llama cabra, é le da gente que mande, c
le da tierra ó muger, ó le hace otra mer-
ced señalada por lo que obró aquel dia en
su pressencia, porque si el principe no está
pressente, no se gana tal honor. E dende
en adelante es mas honrado que los otros
6 separado é apartado del vulgo é gente
común; é sus hijos varones deste subce-
ilcn en essa mesma hidalguía , é se lla-
man cabras, ó son obligados a seguir la
milicia é arte militar de la guerra. A la
muger del cabra , demás de su nombre
proprio , le llaman espave , que quiere de-
cir señora ó mas principal muger que las
comunes ó plebcas mugeres : el qual tí- .
tulo ella adquiere inmediato que su marido
es cabra; é assimesmo á las mugeres de
los quevis ó sacos ó cabras llaman espa ves.
Quando van á la guerra, llevan sus
caudillos ó capitanes: estos son sacos ó
cabras , é son ya hombres de expiriencia
en las cosas de las armas quellos usan , é
van con sus penachos é embixados'ó pin-
tados de xagua,"é llevan insignias señala-
das para ser conoscidos en las batallas,
assi como joyas de oro ó penacho ú otra
devisa. Tienen una particularidad ó cos-
tumbre entre si inviolable, y es que aun-
que prendan á las espias é las hagan pe-
dacpe, á tormentos que les den, ni por pro-
mesas que se les hagan , no confessarán
mas verdad ni mentira de lo que les es
ordenado por el capitán, liba ó señor, que
los envía . ni en daño de su gente. Por la
mayor parte sus empresas se fundan so-
bre una bebdera é areyto : é después que
está acordado lo que se ha de hacer, lo
cantan aquel dia de la determinación ó el
siguiente, é luego so pone por obra todo
lo que en el areyto se ha cantado. Esto es
como para testimonio ó consultación con
el vulgo, después quel seTior ó los mas
aceptos á él é su tequina han consultado
la cosa que quieren emprender; y esta
orden tienen en las guerras voluntarias los
que son agresores, porque el que defien-
de, muévese acaso él, como le subeede la
nesgessidad.
En las cosas de la justicia tienen sus
executores, que son como alguaciles, é
aquestos prenden é matan á quien el prin-
cipal señor manda que muera de los ple-
beos; pero si es hombre el que ha de
padescer que sea saco ó cabrá , no ha de
poner en él las manos ninguno de la co-
munidad ó plebeo, sino el señor de to-
dos; é aquel le mata por sus manos con
una macana, ó le echa una ó dos lancas ó
varas primero, ele hiere, é remítelo á que
lo acabe su executor, si de aquellos pri-
meros golpes no le mata; porque aquel
principio quel señor dió á la .execucion de
la justicia es como desgraduarle é quitar-
le de ser cabra ó persona noble.
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXVII.
CAPITULO XXVII.
El qual Irada de los pueblos principales de los cbripslianos en esla gobernaron de Castilla del Oro, ¿ de
las casas ¿ moradas de los indios , é de sus matrimonios ó algunas de sus Acrimonias é costumbres.
De las casas ó moradas desteta gentes se
ha dicho en oirás patios des tas historias,
é de sus camas , que son las hamacas que
se dixo en el libro V, capítulo II; pero
aun en essas hay diferencias, porque las
de Tierra-Firme en esla gobernación de
Castilla del Oro la manta déla hamaca no
es hecha red, .sino-entera é muy gentil le-
la delgada é ancha, é (;m luenga como
conviene. Hay otras, que la inania es de
pa ja texida é de colores é labores; é des-
tas hay muchas en Nata y en "iras partes:
y esta paja está hecha como cordón sobre
hilos de algodón, é son cosas de ver é
muj frescas é gentiles en la vista. Todo lo
demás que foca á estos fechos está dicho
en el lugar alegado ; pero no todos los in-
dios las tienen, ó los que no las alcancan,
duermen en barbacoas, que son bancos
hechos de cañas, ó en otro armadijo que
esie dos o tres palmos altos o más de tier-
ra, por la humedad: é los que mas no
pueden, échansc en aquel común colchón,
qnes el suelo, sobre paja ú hojas de pal-
mas ó lo que hallan.
De los bullios e casas Iraclé en la pri-
mera parto-, en el capítulo I del libro VI,
é dixe qué tales son en estas islas é olí as:
y también se dixo en el capítulo X desle
libro XIX de las barbacoas de las provin-
cias de Abrayme é Teruy, donde los in-
dios viven é tienen sus moradas en los ár-
boles, éassimesmo de las barbacoas so-
bre muchas palmas juntas, en que los in-
dios viven en la costa del rio grande, que
culta en el golpho do Urabá, la qual pro-
vincia se llama Tatuma, é son de mucha
admiración, é allí tienen sus moradas: 6
sube una muger por el árbol arriba con
el hijo en bracos tan sueltamente como si
fuesse por tierra llana, por ciertos escalo-
nes hechos de bexucos nascidos é revuel-
tos é atados al árbol ,. y el terreno de aba-
xo cubierto de agua é paludos baxos é á
partos hondos ; é de allí salen en canoas
á la tierra enjuta, donde hacen sus labran-
gas 6 conucos. Esla manera de pueblos
hacen por estar seguros del fuego é de sus
enemigos é de las bestias fieras, é por-
que están mas fuertes. En las otras parles,
donde los indios pueblan , por la mayor
parte os despartidos en valles ó laderas é
costas de los ríos é donde Ies paresce , é
también en las sierras (á la manera de
nuestras montañas de España y en Vizca-
ya é Galicia ) pueblan como en barrios,
unas casas desviadas de otras; pero mu-
chas dolías ó grand territorio debaxo de
la obediencia de un cacique ó liba ó saco
ó qttev i o señor principal, porque estos
nombres, como tengo dicho, usan los so-
ñores en diferentes provincias. Este nom-
bre queví en arábigo quiere decir grande;
c assi al que en la lengua de Cueva llaman
queví , es mas señor é de mas estado ó
gente quel liba ni el saco.
Hay otra manera do buhíos ó cusas cu
Nata redondos, como unos chapiteles muy
altos , é son de mucho apossenlo é segu-
ros, porque el viento de la brisa, que allí
corre mucha parte del año con mucho im-
pelo, no los puedo assi coger como á los
que son quadrados ó de otra forma. Son
de recia é buena madera , é mas hermo-
sos do dentro que todas las maneras de
casas que se ha dicho ; é ponen en la pun-
ta del Ghapitél una cosa de barro coci-
do á manera de candelera, y el cuello al-
to, y en la forma questá aqui pintado
(Lám. II.". fi¡j. 1.*)'. La paja, con queseen-
132
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
bre es muy buena, é las cañas de las pa-
redes gruesas , é por de fuera é de den-
tro forradas las paredes con caña delga-
da muy bien puesta é con muchos apar-
tamientos. El assiento deste pueblo es
muy gentil é de hermosas vegas, é muy
llano 6 dispuesto para ganados é todas
grangerias; é hay muchas vacas é puer-
cos 6 yeguas, y es tierra de mucha ca-
ca é montería , porque cerca hay mon-
tañas ó boscages en tierra alta.
Avia en este pueblo, quando yo le vi el
año de mili é quinientos é veinte y siete
hasta quarenta ygincoó cinqiienta buhios',
y está dos leguas de la mar un rio arriba,
y creo sin duda que mengua allí la mar
en la costa dos leguas y más. En este rio
hay tantos lagartos ó cocatrices grandes,
que son innumerables los que cada dia se
ven por la costa echados en tierra al sol,
de los «piales en su lugar se dirá.
Panamá tiene mal assiento y es peque-
ña población ó no sano; es estrecho é
luengo el pueblo, c de la paite del .Me-
diodía llega la marea hasta cerca de las
casas, ó de la parte del Norte á las espal-
das está lleno de paludos é ciénegas , e á
la parte del Este está el puerto, donde
los navios é caravelas entran hasta cerca
de las casas, é con la menguante quedan
en seco, é baxa la mar más de legua y
media. Por causa deste puerto 6 contrac?
tacion del Perú , é por aver allí residido
Pedrarias é los otros gobernadores, ha
estado en mas reputación, y en el tiempo
que yo dexé aquella tierra , que fué el
año de mili é quinientos é veyntc y nue-
ve, nunca hasta estonces llegó hasta sep-
tenta bohíos. Es tierra seca y estéril; pe-
ro en las comarcas es fértil é de buenos
pastos é hartos ganados.
El Nombre de Dios assimesmo por el
puerto se sufre, á causa de la contracta-
c.ion de la otra mar austral é del Perú é
destas islas para las cosas dé Tierra-Fir-
me ; y es de menos población é de peor
dispusieion para grangerias del campo,
porque es tierra áspera , montuosa é cer-
cada de arboledas.
Acia era mayor pueblo que ninguno de
los ques dicho, é después se ha disminuy-
do, y el puerto no es muy bueno; pero
hay ancones é isk'tas de seguros puertos.
E desde allí fué por tierra á descubrir la
mar del Sur el adelantado Vasco Nuñez de
Balboa, (piando la descubrió.
El mayor é mejor é mas fértil pueblo
fué la cibdad de Sánela María del Anti-
gua del Üarien, en la qual no es menes-
ter hablar, pues que está despoblada.
Otros pueblos ha ávido, donde se han
labrado minas: pero como essos se hacen
é se dexan, segund anda el oro, no hay
• para qué memorarlos por poblaciones,
pues no permanescen é se passan los mi-
neros de rio en rio , -é donde les acude
mejor la grangeria y excrcicio de las mi-
nas: y assi se mudan, segund su propóssi-
to, al modo de los alárabes en Africa, (pie
traen sus mugeres é hijos consigo, é todo
lo que tienen, de provincia en provincia:
é aun en la provincia de Cueva suelen ha-
cer lo mesmo los indios en algunas par-
tes, que se mudan con todo el pueblo de
un rio ó valle- á lo alto é sierras, ó de las
montañas á los llanos, é donde les place;
pero dentro de su señorío, porque tienen
poco que hacer en ello. Sus casas son sin
cimientos é de madera é paja, -y essos ma-
teriales á dó quiera que se van, los tienen.
Sus bienes muebles son pocos, é ligera co-
sa llevar la hamaca ó el arco é sus perso-
nas: los heredamientos, donde mejor acu-
den las simenteras del mahiz é de las otras
cosas de su agricoltura, allí se hallan me-
jor; é si en esta provincia se va cansan-
do la tierra , hallan otra holgada, é assi se
andan mudando.
Tienen una costumbre los indios desta
provincia de-Cueva, ques muy sociable é
obligatoria á los comunes con su señor en
el comer ; y es miel capitán ó señor prin-
DE INDIAS. LIB. }
cipal, ora 6ca en el campo ó en su assien-
to é casa , todo lo que liay de comer se
Le pone delante , y él lo reparte á todos,
é manda dar á cada uno lo que le placo.
É tiene hombres depútados para que le
siembren el mahiz é la yuca, é para sus
lavores del campo, é otros para que le
monteen é maten puercos é ciervos é otras
sal\ ¡imillas , é oíros que pesquen; é él por
su persona algunas veces en todas estas
cosas por su placer se ocupa , en tanto que
no tiene guerra. Al comer no le sirven
hombres, sino mugeres: aquellas comidas
que dixe de susso , no son con todo el
pueblo, (loando el señor reparte la comi-
da; pero con los principales é mas seña-
lados ('• aun algunos (jiros, estando ch el
campo, á la continua ; y estando en paz,
todas las tiestas , é algunos dias , aunque
no sea fiesta.
En sus matrimonios hay cosa de notar,
assi como que ninguno se casa con su ma-
dre ni con su hija ni con su hermana, ni
lian acceso carnal con ellas en estos gra-
dos , y en todos los otros sí ; é si alguno
lo hace en estos grados, no es tenido por
bueno, ni Ies paresce bien á los oíros -in-
dios. El liba ó señor principal tiene tantas
quantas mugeres quiere; pero todos los
olios sendas, é algunos de los ricos dos
é lies, si les. puede dar de comer. É es-
las mugeres no las toman de lengua é
gente extraña , é los señores las procuran
de las aver que sean hijas de otros seño-
res, óá lo menos de linage de hombres
principales ó sacos ó cabras, é no ple-
beos, salvo si no es alguna tan bien dis-
puesta que, como señor, siendo su vassa-
11a , la quiera. El primero hijo que1 han
\aron , aquel subcede en el estado ; é fal-
lándole hijos, heredan las liijas mayores,
é aquellas casan sus padres con los prin-
cipales vassallos suyos. Pero si del hijo
mayor quedaron hijas é no hijos, no he-
redan aquellas, sino los hijos varones do
la segunda hija . porque aquella ya se sa-
vIX. CAP. XXVII. 133
be ques foreosamente de su generación:
assi quel hijo de mi hermana indubilada-
mente es mi sobrino é nieto de mi padre;
pero el hijo ó hija de mi hermano puéde-
se poner en dubda.
Ya tengo dicho en el libro V, capítu-
lo III , que esto assimesmo se usó en esta
Isla Española ; pero lo mas común en la
subcession es quedar por señor el que mas
puede de los que pretenden la herencia,
al modo de Turquía, y al modo que ha
passado muchas veces entre chripslianos,
donde han ávido mas favor las armas que
la justicia, por culpa del tiempo é de las
malas coiisrieneias de los hombres.
Algunas veces dexan las mugeres que
tienen, é loman otras, é aun las truecan
unas por otras ó las dan en prescio do
otras cosas: é siempre le paresce que ga-
na en el trueco al que la toma mas vieja,
assi porque tiene mas assentado el juicio
é le sirve mejor, como porque de las ta-
les lienen menos celos. Esto hacen sin que
mucha ocasión preceda, sino la voluntad
del uno ó de entrambos, en especial quan-
do ellas no paren ; porque cada uno acu-
sa el defetto de la generación ser del otro,
é desta causa, si desde á dos años ó an-
tes no se ha^e preñada, presto se acuer-
dan en el divorcio. Y esta separación se
ha de hacer estando la ¡nuger con el mes-
truo ó camisa, porque no haya sospecha
que yba preñada del que la repudia , ó él
la dexa.
Comunmente en la lengua de Cueva son
buenas mugeres de sus personas, aun-
que no fallan otras que de grado se con-
ceden á quien las quiere , é son muy ami-
gas de los chripslianos las que con ellos
han ávido alguna conversación; porque di-
cen que son amigas de hombres valientes,
é ellas son más inclinadas á hombres de
esfuerco qué á los cobardes , é conoscen
la ventaja que hagen á los indios. E guie-
ren mas á los gobernadores e <•;
que á los oíros inferiores, 6 se tienen por
134
IIIST01UA GENERAL Y NATURAL
mas honradas, quando alguno de los tales
las quiero bien. É si conosgcn á algún
chripstianocarnalmente,guárdanIe lealtad,
si no osla mucho tiempo apartado ó ahsen-
te, porque ellas no tienen fin á ser viudas
ni castas religiosas.
También hay en estas mujeres de Cur-
va algunas, que públicamente se dan ;i
quien las quiere, éá las tales llaman ¡/ra-
chas, poi que por decir muger dicen yra; é
la (jues de muchos ó amancebada dícenla
j racha (como vocablo pluralitér que se
extiende á muchos). Hay otras tan amigas
de la libídine, que si se hacen preñadas,
toman cierta hierva, conque luego mue-
ven é laucan la preñez; porque dicen ellas
que las viejas han de parir, que ellas no
quieren estar ocupadas para dexar sus
placeres, ni empreñarse para que en pa-
riendo, se les afloxcn las lelas, de las (pia-
les se prescian en extremo, é las tienen
buenas. Pero (piando paren, se van al rio
muchas dellas ése lavan la sangre é purga-
ción 6 luego les gessa ; é pocos dias dexan
de hacer exergicio en lodo, por causa de
aver parido: antes se gierran de manera,
que seguud he oydo'á los que á ellas se
dan , son tan estrechas mugeres eri esse
caso , que con pena de los varones consu-
man sus apetitos; é las que no han páli-
do, aunque hayan conoscido varón, están
que parescen quassi vírgines. Dicho he
cómo traen sus partes menos honestas cu-
biertas, pero también en algunas provin-
giaf ninguna cosa se-cubren. Á la muger,
como dixe, llaman yra, é al hombre chuy;
pero en la provincia de Abrayme, ques
desla gobernagion, le llaman orne al hom-
bre.
Hay assimesmo en esta provincia de
Cueva sodomitas abominables, é tienen
muchachos con quien usan aquel nefando
delicio, c tráenlos con naguas ó en hábito
de mugeres: é sífvense de los tales cu to-
das las cosas y exergigios que hacen las
mugeres, assi en hilar como en barrer la
casa y en todo lo demás ; y estos no son
despreciados ni maltractadcs por ello, ú
llámase el [¡agiente camayoa. Los tales ca-
mayoas no se ayuntan á otros hombres sin
licencia del que los tiene, 6 si lo hagen, los
mala: é por la mayor parte en este error
son los principales , no todos , pero algu-
nos. Estos bellacos pacientes, assi como
incurren en esta culpa . se ponen sartales
\ puñetes de (mentas é otras cosas (pie por
aneo usan las mugeres, -é no se ocupan
en el uso de las armas, ni hacen cosa que
los hombres exergiten , sino como es di-
cho en las cosas feminiles de las mugeres.
Dellas son muy aborresgidos los cama-
yoas; pero como son las mugeres muy
subjectas á sus maridos, no osan hablar
sino pocas veges, ó con los chripstianos;
pon pie saben que les desplage tan conde-
nado é abominable vicio.
Bien he visto que algunas cosas de las
que he dicho y estos indios usan, las es-
cribe de los tártaros el Sancto Antonio,
areobispo de Florencia, tan al proprio,
que paresge que los indios á los tárta-
ros lo enseñaron, ó que de Tartaria vi-
nieron á la Tierra-Firme los tequinas ó
maestros de sus vigios; porque dige es-
te auctor que son ydólatras é sodomitas,
é que tienen quantas mugeres pueden
sostener , y en todos los grados de con-
sanguinidad que sean, no guardan cosa
alguna : é si se muere la muger , no de-
xan de tomar su propria hija ó hermana
en su lugar. Verdad es que también dige:
«Persona? tres tantúm ab eoruin excludunt
matrimonio; scilicet matar, filia, sóror; et
omnes alias personas, sibi vel uxoribus,
quas. habent vel habuerunl álüér alimen-
tes, accipiunt uxores A.i No repudian la
muger que tienen, si congibe ó pare; mas
si es estéril, déxanla si quieren. Son muy
1 El Aulonio, l¡r XIX, ca;>. S, § 1 , c § 3.
DE INDIAS. Mí). XXIX. CAP. XXVEL
135
crueles, ó no tienen reverenció ú los viejos,
ni han misericordia de los niños: huélgansa
de verter sangre humana mucho, é de co-
mer la carne de los hombres se deleytan, é
de beber la sangre de los que matan. Son
mas dolosos é llenos de fraude que de for-
talecí, ('• ninguna verdad guardan: comen
la carne humana assada ó cruda, como
leones '. Dige mas este auctor: que quan-
do alguno muero, enlierran con el una ye-
gua con un potrico ó un caballo con su si-
lla é freno, é una tienda ,. porque en el
otro mundo tenga todo aquello que con él
entierran, é [)ara que allá en la otra vida
se pueda todo aquello multiplicar. E si es
señor ó persona magnifica el tártaro que
muere , con hábito preciosíssimo le sepul-
tan, pero en remoto é ascóndito loco, por-
que no le despojen : é assi enlierran con
el lal principal un caballo muy adornado,
é comen otro caballo por su ánima, é ha-
cen planto sobre el tal muerto treynta dias,
é quales más é quales menos, é assimes-
mo uno de sus esclavos vivo ponen en el
sepulcro del tal principal tártaro, é aquel
él lo escoge antes que muera, é le señala
para ello. Alguno destos tártaros , avien-
do en fastidio á sus padres por su vejez,
dátiles de comer colas gruessas de carne-
ro é cosas con que fácilmente se puedan
ahogar; é muerto, le queman el cuerpo e
guardan los polvos por cosa presciosa , ó
cada dia después, quando comen, echan
en sus manjares de aquellos polvos 2.
Todo lo susso dicho es deste sánelo do-
lor en la tercia parte historial suya. Assi
que, quiero decir que quien leyere esta mi
General historia de Indias, muchas cosas
hallará conforme á las costumbres de los
tártaros.
CAPITULO XXVIII.
De oirás muchas particularidades de los indios de la gobernación de Castilla del Oro en la provinc ia de la
lengua de Cueva é otras parles.
lisias gentes destas partes comunmente
son sin barbas ó lampiños, puesto que al-
gunos indios he visto, pero pocos, que las
tienen , assi en las caras como en las otras
partes que los auestros hombres en nues-
tra España ó Europa. E queriendo yo mas
particularmente entender aquesto, averi-
güé en esta provincia de Cueva (de quien
aqui se tracta), que también temían bar-
bas como los chripstíanos; mas assi como
les nascen, se las pelan, c de habituarse á
aquello é á untarse con algunas hiervas
é otras cosas quellos saben , ningunas les
nasgen, ó si nascen, no les turan; pero
en sus vergüencas y en los sobacos, mu-
chos indios en muchas partes desta tierra
tienen tantos pelos, como los chripslianos
ó qualquiera otra nasgion, excepto las mu-
geres , que tienen mas diligencia é aviso
para que en tales lugares no se les cric,
ni haya polvo ni lana. Verdad es que cer-
ca desta provincia, en la del Ccnú, ellos
con barbas, y ellas y ellos con todas las
otras partes secretas que allí traen pú-
blicas, no tienen diferencia ni menos
que nosotros; y en este caso, quando cu
otras gentes destas Indias se hable , se di-
rá lo demás, ques muy diferente de lo
que está dicho.
Tienen por costumbre, assi los indios
como las indias, de se bañar tres ó quatro
veces al dia, por estar limpios é porque
dicen que descansan en lavarse, é por de.
mañana que las indias vayan al rio ó fuen-
te por agua, primero .que de allá vengan,
se lavan é aun nadan un poco , en lo qual
1 El Antonio, til. XIX, cap. ¡1 , § i.
2 Idem, til. XIX, cap. 8, § 7.
13C
HISTORIA GENERAL Y NATI'RAL
son muy diostros : y este lavarse tornan á
hacer á medio dia é á la larde , é por lo
menos una vez al dia ellos, é las indias
mucho mas. Y es verdad que estando un
dia ó dos sin se lavar, como acaesce, ó
por andar camino ú otras causas, que na-
turalmente huelen á monte , ó un mal olor
como el de los negros de Guinea, que en
algunos es insoportable.
Donde quiera que hay mar c rio hay
pescados é pescadores ; y estos indios de
Cueva son muy dados á este exereieio de
las pesquerías, de todas aquellas maneras
que se dixo en el capítulo 1 del libro XIII;
porque á la verdad esta gente tiene en es-
ta provincia por principal mantenimiento
suyo el pescado, assi porque son muy in-
clinados á ello , como porque con mas fa-
cilidad lo pueden aver en abundancia é á
menos trabaxo que las salvajinas de puer-
cos é venados, que también matan é co-
men. E assi en la pesquería como en la
montería, se aprovechan mucho de las re-
des, que hacen de henequén c cabuya é
assimesmo de algodón , que tienen mucho
6 bueno, de que natura los ha proveydo, é
hay boscages é matas grandes como árbo-
les dello. Y yo por árboles tengo alguna
manera de algodón que hay en estas islas
y en la Tierra-Firme , pues turan muchos
años é son altos , puesto que la madera es
feble ó floxa ó vana assaz: é lo que los
indios quieren hacer mas blanco é mejor,
cúranlo é plañíanlo en sus assientos y he-
redamientos é cerca de sus casas. También
sin redes matan é montean los animales
que he dicho , é otros á laucadas y en ce-
pos que les arman , é á veces en oxeo con
cantidad de gente , é los atajan é reducen
á lugares estrechos. Después que los han
muerto , como no tienen cuchillos para los
desollar, quartéanlos, hácenlos partes con
piedras de pedernales é con liádmelas de
piedra que tienen enhastadas; é assan la
carne sobre unos palos, que ponen á ma-
nera de trévedes ó parrillas en hueco
(quellos llaman barbacoas) 6 la lumbre de-
baxo ; porque , como la tierra está en cli-
ma que naturalmente es calurosa, presto
se daña el pescado ó la carne, que se as-
sa el mesmo dia que muere.
Allende de la carne é pescados, tie-
nen muchas é diversas fructas: su pan,
como tengo dicho, es mahiz é yuca. To-
dos por la mayor parte beben agua, pe-
ro á ninguno desplace el vino: antes son
muy amigos dél, 6 aqueste hacen del
mahiz , segund la cantidad que quie-
ren hacer de chicha , que assi llaman
á su vino, é para hacerlo tienen esta for-
ma. Ponen el mahiz en remojo, é assi es-
tá hasta que allí en el agua comienca á
brotar por los pecones, é se hincha, é sa-
len unos cogollicos por aquella partí1 quel
grano estuvo pegado en la maeorca que
se crió: ó desque está assi saconado, cué-
lenlo en buen agua , ó después que ha da-
do ciertos hervores é menguado la canti-
dad que ya ellos saben (pies menester,
apartan del fuego la olla ó tinajuela, en
que lo cuecen . é repóssase é assiéntase
abaxo el grano. É aquel dia no está para
beber; pero el segundo dia está mas as-
sentado, é comiencan á beber dello, aun-
que está algo espesso: é al tercero dia es-
tá bueno ó claro, porque está de todo
punto assentado, y el quarto dia muy me-
jor, é la color dello es como la del vino
cocido blanco de España , y es gentil bre-
vage. El quinto dia se comienca á acedar,
y el sexto más , y el séptimo es vinagre
é no para beberse ; pero no lo dexan lle-
gar á esse término, é dcsta causa siempre
hacen la cantidad que Ies paresce, por-
que no se pierda ni dañe : é assi antes
que aquello no esté para beber, tienen
otro , que se va haciendo de la manera
ques dicho. A mi parescer es de mejor
sabor é mas substancia que la sidra ó vi-
no de manganas que se hace é beben en
Vizcaya, ó que la cerveca ó biara que
beben los ingleses é en Flandes (que to-
DE INDIAS. LII3. XXIX. CAP. XXVIII.
137
do lo uno é lo otro lie probado é bebido).
Este vino es sano é templado, é dónenle
los indios por presgiado é gentil manteni-
miento, é llénelos gordos. También se
hace muy buen vinagre del mahiz en esta
manera. Tuestan los granos del mahiz al
fuego, é después muélenlos é hácenlos
harina, la qual mezclan con amia, é dán-
le (;¡erlos hervores , é apartan la olla co-
mo está, ó pássanla donde esté repossada
hasta otro dia, que la tornan á cocer assi
como está : é después del segundo coci-
miento cuélanlo, é lo que ha salido limpio,
hecho agua ó vinagre, pónenlo al sol dos
ó tres dias. E al tiempo que lo comiencan
á poner al sol, échanle un poco de agua
limpia, para que se haga mas fuerte; y en
fóe de aquellos tres dias que ha estado al
sol, queda hecho buen vinagre é tura mu-
chos dias, que no se daña é corrompe ni
afloxa de su ser que tuvo, quando mejor
fué.
Dixe en 'el capítulo XXVI de susso que
por la mayor parle los indios desta pro-
vincia de Cueva fundan sus empresas so-
bre una bebdera ó areyto. Y qué cosa sea
este areyto largamente se di\o en el li-
bro V, capítulo I; e de aquellas maneras
que allí dixe é otras muchas que dexé de
decir, por evitar prolixidad. si' usan en es-
ta provincia de Cueva. V porque, cómo
quedan horradlos, los menos se acuerdan
otro dia de lo que allí se tracto cantando,
siempre quedan algunos, como deputados
é viejos, que no andan en el bayle ó arey-
to : con los quales luego otro dia siguiente
se comunica el cantar de la noche ó dia de
antes, ó lo que allí se ordenó con los ca-
pitanes; é lo ponen por obra, como si
quedassen obligados por un firme é bas-
tante contracto ó juramento é pleytesia in-
violable. Y también hay algunos de tan
buenas cabegas, que por mucho que be-
ban, no se descuerdan ni caen embriagos.
Estos areytos, como en otra parte tengo
dicho, son sus letras ó memoriales.
TOMO III.
Una cosa de las que mas se han espan-
tado los indios de quantas han visto entre
los ehripstianos son las letras, é que por
ellas nos entendamos con los ausentes. É
assi, quando algún chripstiano escribe á
otro que está algunas leguas de allí , é al-
gún indio es el mensagero, quedan espan-
tados que en la carta digan acullá lo que
se ha fecho acá, que aquel indio ha visto
hacerse, ó lo que se entiende hacer; é llé-
vanla con tanto respecto é temor é guarda
que les paresce que también sabrá degir la
carta lo quel indio piensa ó hace , como
él mesmo , é aun algunos piensan que
tiene ánima la carta, é ya se ha platicado
entre ellos para lo experimentar. É espe-
cialmente un cagique en aquella tierra de
Cueva mandó á un indio suyo que á una
carta de su amo, que avia de llevar á gier-
ta parte á otros ehripstianos, le pregunlas-
se en el camino á la carta el que la llevaba
algunas cosas que le mandó, é assi lo hi-
go: é dada la carta, volvió con otra en
respuesta de aquel á quien yba, é. des-
pués aparte el cagique dixo á su indio si
avia fecho lo que le mandó, é dixo que
sí; pero que la carta no le avia querido
responder á nada, é que creia que mali-
giosamente la carta no queria hablar sino
con los ehripstianos, é que ella avia dicho
á su amo lo que le avia el indio pregunta-
do ; por lo qual el cagique , de temor des-
to, huyó é se algó. Desde á pocos dias
fué presso, é preguntándole la causa por
que se avia huyelo , pues que no se le avia
fecho sinragon ni mal tractamiento alguno,
dixo quél sabia que la carta le avia dicho
lo que su indio le avia preguntado á la
carta, é que aquel indio era bellaco, por-
que el cagique no se lo avia mandado , é
quél lo avia muerto después para lo casti-
gar , é quél seria bueno ; dando á enten-
der quél creia que la caria avia dicho por
dónde á él le viniesse daño. El que esta
expiriengia higo, fué el capitán Gongalo de
Badajoz, el qual le dixo al cagique que la
18
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
138
verdad era que la caria se lo avia dicho
Indo y el lo sabia, c que las carias todo
lo entienden quanlo se conseja ó se tracta
contra los chripstianos , y ellos les tienen
mandado quellas no hablen con los in-
dios ni les descubran ningún secreto. E
assi se lo creyó este cacique, 6 de astu-
to el capitán quiso dexarle en esta sos-
pecha.
En las cosas de la guerra he visto des-
ta gente que se prescian mucho: é (pian-
do salen en campo, llevan caracoles gran-
des lechos bocinas, (pie suenan mucho, c
también alambores é muy hermosos pena-
chos, é algunas armaduras de oro en los
pechos , é patenas é brazales é otras pie-
cas en las caberas é oirás partes de la
persona ; 6 de ninguna manera tanto como
en la guerra se prescian de parescer gen-
tiles hombres ó yr lo mas bien aderesca-
dos quellos pueden. Dastos caracoles
grandes se hacen unas contecicas blancas
de muchas maneras , é otras coloradas, é
otras negras, é otras moradas, é camiti-
cos do lo mesmo : é hacen brazaletes en
que con estas qüentas mezclan otras , é
olívelas de oro que se ponen en las mu-
ñecas y encima de los tobillos é debaxo
de las rodillas por gentileza : en especial
las mugeres , que se prescian de sí é son
principales, traen todas estas cosas en las
paites que he dicho é á las gargantas, é
llaman a estos sartales cachira é a las co-
sas desla manera. Traen assimesmo zarci-
llos de oro en las orejas, é horádanse las
narices hecho un agugero entre las ven-
lanas , é cuelgan de allí sobre el labio al-
to otro zarcillo, ó se ponen allí un palillo
de oro tan gruesso como una péñola de
escribir. Algunos indios se tresquilan,
puesto que comunmente ellos y ellas tie-
nen buen cabello muy llano é negro é se
prescian dello: é las indias lo traen luen-
go hasta la mitad de las espaldas , é bien
cortado igualmente é por encima de las
Cejas ,-y en lugar de tisseras tienen nava-
jas de pedernales, que cortan como bue-
nas tisseras.
Dicho tengo que los indios tienen los
cascos de la cabera gruessos , y he mira-
do en ello muchas vezes, y es assi ver-
dad, ques qualro tanto gruesso el casco
de un indio (piel de un chripstiano: é assi
por esto, quando pelean con ellos los
chripstianos, tienen aviso en no darles cu-
chilladas en la cabeza , porque se han vis-
to quebrar muchas espadas, porque de-
mas de ser gruesso el casco , es muy re-
z'io en sí.
Assimesmo he visto é notado destos
indios de Cueva , que quando van á ca-
mino é se cansan, conoszen que les sobra
sangre: é para descansar, ellos niesmos se
sajan las piernas é los brazos con ziertos
pedernales delgados , que traen consigo
para este efelto; é algunas vezes hazen
estas sangrías con colmillos de víboras uiuy
delgados , ó con unas cañuelas.
También he dicho de sus pinturas de la
bixa é de la xagua é de otras maneras,
assi en guerra como en paz ellos y ellas;
pero en espezial en la guerra se acostum-
bran á pintar mas á menudo los indios, é
les paresze que no es hombre militar el
que no lo haze. Algunos quieren dczir
que no es solamente por la gala tal pintu-
ra , sino porque se hallan mas sanos, pin-
tándose con tales cosas ; y por esso no dc-
xan de usar de tales pinturas perpetuas,
que no turan menos que sus vidas, ni se
les acaban sino con pudrirse la carne pin-
tada. Y esta tal pintura úsanla de dos ma-
neras : la una es como marca en cierta
forma, ó con esta tal hierran al paco, que
quiere dec.ir esclavo: la otra es por gen-
tileza, que significa gala é libertad, é ca-
da una tiestas se ponen en lugares depu-
tados en la persona ; porque en la cara de
la boca abaxo, aunque alcanze á las ore-
jas , y en los brazos é pecho , es gala de
hombres é mugeres libres, é de la boca
arriba en la cara es captiverio. E aquella
D]< INDIAS. LIB.
señal, que traen los libres vassallos é cria-
dos é aceptas personas al señor, son de
una manera , tan justamente , sin tener
uno mas que otro, que no paresce sino
que por estampa está hecho de molde: y
en aquella pintara no menguan ni eres-
gen, porque como he dicho es devisa ó
como una librea conoscida del tiba ó que-
ví, en cuyo señorío é obediencia viven los
que assi están pintados. Y el inesrnosaco
ó tiba ó principe trae la inesma pintura;
la qual pintura 6 devisa escoge el señor,
(piando hereda la casi é calado, é la ha-
ge diferente de la que usó su padre, para
que se conozca (piales sirvieron al uno é
quálcs al otro. Otros hay que aunque he-
redan la casa, no mudan la devisa que su
padre tenia; é por esta causa los que han
de heredar no se pintan, porque tienen
esperanza de mudar la devisa é tomar la
que les paresgierc. É estos tales son siem-
pre odiosos á sus padres, porque no se
pintan de su devisa, 6 los que toman la
marca ó devisa del padre , en sus dias,
quiérelos mucho; é después no la puede
mudar ni menguar ni cresgeren ella, por-
que lo temían por malo 6 mentiroso á mi
padre, ó no le darían crédito en nada.
Á estas gentes tampoco les falta plaga
ó coxíxos que los molestan é produge la
natura, para que entiendan quán pequeñas
é viles cosas son bastantes para los ofen-
der é inquietar é dar enojo : de lo qual el
hombre de racon debe considerar su po-
co ser, para no descuydarse del officio
pringipal para que fué formado , ques co-
nosger á su Hacedor, dándole continuas
gragias de los beneficios resgebidos, é an-
dar por el camino derecho de su salva-
gion , pues tan abierta é clara tienen la via
los chripstianos todos, que quieren abrir
los ojos del entendimiento á conosger su
Hagedor. É aunque algunas cosas destas
sean asquerosas ó no tan limpias para oyr
como otras , no son menos dignas de no-
tar para sentir las diferengias é varias ope-
XXIX. CAP. XXVIII. 139
ragiones de la natura por la dispensagion
del Maestro dolía.
Ved la soberbia del Icón , é la forlalcea
del elephante, é la crueldad del tigre, ó
la pongoña de la víbora é del áspide , y
cómo qualquier mosca ó mínimo mosquito
los enoja é molesta. Y assi entre los otros
trabaxos que á los hombres en Tierra-Fir-
me molestan é inquietan en muchas parles,
por donde passan por los campos, hay uno
inevitable para dexarde incurrir en él; yes
que, á causa de aver muchas aguas, ó an-
dan en piernas ó con garahuelles arreman-
gados, é péganscles de las hiervas tantas
garrapatas, que les cubren las piernas, y
tan chiquitas que la sal molida es poco
mas menuda : é después que están llenos
desta mala compañía é llegan donde han
de parar á descansar aquella noche , en
ninguna manera se las pueden quitar ni
despegar de lascarnos, sino untándose con
ageytc : é después que un rato están un-
tadas las piernas ó parles donde las tie-
nen, se mueven y engruessan algo, é
ráculas con un cuchillo, é assi las quitan
los chripstianos; pero los indios, que no
tienen ageytc, chamúscanlas con pajas ar-
diendo, é sufren mucho trabaxo para se
las quitar. Y desto queda , en qualquier
manera que las quiten, tanto escogimiento
donde han estado , que no se olvida ni de-
xa de dar pena esse día é algunos más;
y en la jornada que las ha traydo el hom-
bre á cuestas, no pudo ser sin grande eno-
jo , sin lo poder excusar. Y estas garra-
patas no se ha de entender que las topan
en todas partes ; pero acaesge hartas re-
ges lo ques dicho.
Son los indios grandes maestros de ha-
ger sal del agua de la mar , é tan diestros
que no pienso yo que les hagen ventaja
los que en tal excrgigio entienden (en el
Dique de Jelanda, gerca de la villa de
Mediolburque); porque la de los indios es
tan blanca quanto puede ser la nieve, y
es mucho mas fuerte é no se deshago tan
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
presto, como la que he dicho. Yo he visto
muy bien la una é la otra, é la he visto
hacer á los unos é a los otros, y he comi-
do de ambas.
Quando los indios no tienen guerra, to-
do su exercicio es tractar é trocar quanto
tienen unos con otros; é assi de unas par-
tes á otras los que viven en las costas de
la mar ó por los rios, van en canoas á
vender de lo que tienen complimiento é
abundancia , é a comprar de lo que les
falta. É assimesmo tractan por la tierra, ó
llevan sus cargas a cuestas de sus escla-
vos: unos llevan sal, otros mahiz, oíros
mantas, otros hamacas, otros algodón hi-
lado ó por hilar, otros pescados salados;
otros llevan oro (al qual en la lengua de
Cueva llaman y rubra). En fin, aquello que
Ies falta á los indios es lo que mas esli-
man , é aun algunos venden los proprios
hijos. E todas estas cosas é otras se dan
unas á trueco de otras, porque no tienen
moneda ni cierto prescio, ó assi acaescen
en esta manera de cambiar muchos enga-
ños , é que se dan cosas que valen poco,
por las que valen mucho más.
En la provincia é puerto del Cenú (que
un tiempo fué desta gobernación de Cas-
tilla del Oro, é agora es de la de Carta-
gena), el año de mili é quinientos y quin-
ce, fueron allí ciertos capitanes é gente
por mandado del gobernador Pcdrarias
Dávila, é hallaron muchos cestos (del ta-
maño de aquellos que se llevan de la mon-
taña c de Vizcaya a Castilla con besugos):
los quales estaban llenos de cigarras é gri-
llos é langostas de las que saltan : ó decían
los indios que fueron allí pressos, que te-
nían aquellos cestos para llevarlos á otras
tierras c partes dentro de la tierra é léxos
de la mar , donde no tienen pescado 6 se
estima mucho aquel manjar, paralo co-
mer, é les dan por ello oro é otras cosas,
de que cssotros tienen penuria é nescessi-
dad, con que vuelven cargados á sus casas.
Esta provincia de Cueva , en todas las
partes que se habla su lengua , es tierra
templada, y en sus tiempos ordenados
llueve, porque hay invierno é verano;
pero al contrario que en España, por-
que en Castilla lo mas recio del invierno
es diciembre y enero , assi en velos como
en (lluvias é fríos, y el tiempo de mas ca-
lor es el de Sanct Johaq é adelante en julio
6 agosto; c por el opóssito en Cueva é
Castilla del Oro el verano é tiempo mas
enjuto é sin aguas es por navidad é un
mes antes é otro después , é aun parte de
hebrero; y el tiempo de las aguas es por
Sanct Johan , ó un mes antes 6 otro mes
ó mes é medio después. É aquello llaman
los españoles invierno en aquella tierra,
no porque estonces haya mas frió ni por
diciembre mas calor: antes el tiempo to-
do el año es quassi de una manera ; pero
porque en aquella sacón de las aguas no
se vce el sol assi ordinariamente é la gen-
te anda mas encogida , 6 sin que haya frió
les párese, c tiempo frió, obscuro é menos
aplacible. Verdad es que en las montañas
ó sierras no dexa de aver frió , é sabe
bien la compañía del fuego; é los indios
é aun los chripstianos ponen brassa deba-
so de las hamacas de noche é se cubren
con mantas de algodón para dormir.
Porque en otras cosas muchas desta go-
bernación se podría gastar tiempo en degir
sus particularidades, no nos detengamos
en ellas , pues que algunas están tocadas
ó son comunes á otras provincias (de quien
se ha escripto en los libros precedentes),
assi como el sacar lumbre los indios con
los palillos (segund se dixo en el libro VI,
capítulo V de la primera parte), porque lo
mesmo se hace en Tierra-Firme , en esta
gobernación, y en todas las otras provin-
cias que hasta agora se saben. Y assi con
el ludir ó fletar de los tres palillos encien-
den fuego ; pero no traen aquel palo liso,
para torcerle sobre los dos que están en
tierra, .sino de lo mesmo son todos tres,
é se enciende mucho bien, é de quales-
DE INDIAS. IJD. XXIX
quicr maderas , con tanto que buscan las
nías ligeras para ello, por penar menos en
lo sacar, é que essas no sean huecas.
De las niguas y de la enfermedad de
las bubas, de que se tracto en el libro II,
capítulo XIV, digo que esta enfermedad
es muy común en todas las partes de la
Tierra-Firme, 6 en algunas hay el palo
guayacan, con que se curan, é con hiervas
ó od as maneras de medeginas, que aun
no son bien entendidas por los chripstia-
nos, y la passion de las niguas assi se cu-
ra, como se dixo en el lugar alegado. Pe-
ro hay oda, ques notable passion, con los
murciélagos , é desta yo tracté en el rc-
portorio que se escribió en Toledo, lo qual
aqui no repetiré porque lo dexo cscripto
en el libro XIV, capitulo VII.
Porque loscapítulos prolixoscansaná los
letores que son de arremetida, diré en el
siguiente odas particularidades de otras
cosas notables de aquesta gobernación de
Castilla del Oro. Y dixe letores de arreme-
tida, porque son como unos caballos que
para ruar ó remeterlos en una calle ó corta
carrera paresgen bien é passan; pero para
pelear é seguir el campo éla guerra no va-
len ni son suficientes. El que ha de leer no
so ha de cansar ni dexar imperfeta la ma-
teria, ni puede entender cumplidamente el
intento del auclor, ni la traca é orden del
libro, ni ver cómo quadfa con el título
CAP. XXVIII. 141
que tiene, si lee un capítulo é falta ade-
lante otros muchos; ni puede juzgar de
alguna causa derechamente el que algu-
nos artículos ó partes dexasse de exami-
nar en el volumen del progesso. Y los que
leen de arremetida, como digo, no son
los que saber dessean , ni á quien aprove-
cha el estudio , sino los que están emba-
razados con otros cuydados, para olvidar
aquel, ó para volver al mesmo, toman un
libro en la mano, con que se duerman ó
arrullen, buscando su sueño; é a los tales
también se les passa la vida soñando. Y
dessos querría yo que , quando topassen
con estas historias, trocassen sus costum-
bres é me diessen un poco de atengion, si
presumieren bagerse jueges ó reprehenso-
res dcllas , para considerar questos trac-
tados se fundan principalmente en loor de
Dios , que de tantas novedades é diversi-
dad de cosas qs el Hagedor , é que se di-
gen para que le demos de todo gragias é
mejor le conozcamos ; y lo segundo, por-
que la elemengia de Céssar quiere que por
su mandado se sepan é comuniquen al
mundo todo; y lo tergero, porque es un
grand contentamiento á los hombres , de
qualquier estado que sean , oyr cosas nue-
vas, seyendo, como son estas, Verdade-
ras y escripias y publicadas en tiempo de
muchos millares de testigos.
CAPITULO XXIX.
Do algunas particularidades de Castilla del Oro é sus provincias , allende de las que se han dicho en los
capítulos precedentes.
Ya
a en la primera parte, en el libro V é
capítulo II, tengo dicho qué cosa son ta-
bacos é ahumadas que los indios desta é
otras islas usan ; pero en esta provingia de
Tierra-Firme, en Castilla del Oro, usan
echar en el fuego giertas hiervas é gomas
de giertos árboles, que lodo ello hiede y
es incomportable sino á los indios , que lo
han en costumbre , é digen ellos ques sa-
na cosa. Los qualcs sahumerios ellos usan,
después que han genado y eslán hartos,
para se dormir por medio de aquel hu-
mo que desde el fuego resgibian é lo olian;
con el qual, luego en poco espagio, so-
breviene un profundo é pessado sueño , é
tanto mas grave é para mas tiempo quan-
142 HISTORIA GENI
lo más el fuego tura de consumir aquella
materia. É quando tura un quarto de ho-
ra el humo, dicen que Ies tura el sue-
ño quatro ó cinco horas después á los in-
dios , 6 assi a proporción ellos echan en
el fuego lo que les paresgc que Ies debe
de bastar ó quieren estar sin despertar.
En los areytos c cantares usan los mes-
mos atambores, que dixe, de palo huecos
en el V libro, é también otros que hagen
encorados de cueros de venados é de otros
animales: é hácenlos sobre caxas de ma-
dera de un pedaco ó tronco cóncavo de
un árbol , tan gordo é tan grande como lo
quieren. É hacen unos portátiles, que los
puede llevar un hombre como un tambo-
rino ó atambor , c otros tan grandes que
son menester ginco ó seys hombres á lle-
var de una parte á otra : é aquestos tales
llénenlos colgados en la casa del liba ó
saco, é allí los tañen en una de dos ma-
neras. Ó en los areytos 6 fiestas é borra-
cheras que hagen, ó quando el cagique
quiere por su mano matar algún principal,
tañen primero aquel grande atambor, pa-
ra que se junten todos los del pueblo á
ver su justicia , é sirven como de campa-
na de congejo; 6 primero que lo mate, di-
go allí sus culpas é delictos el señor, é la
causa que tiene para le castigar , y el que
padesge las otorga, ques aquesto como
una satisfagion ó cuenta que se dá al vul-
go , como señor justo , para que no le ten-
gan por agelerado é malo. E después de
hecho este complimicnto , dale con una
macana en la cabega uno ó dos golpes ; é
después que ha caydo, mándale allí acabar
de matar en su pressengia por mano de
uno de aquellos que allí están pressenles;
é hágolo echar en el campo á que lo co-
man aves, c no le dan sepoltura á este
tal, aunque sea pringipal. É aquesta tienen
por mayor pena que la mesma muerte;
AL Y NATURAL
porque paresge que al tal muerto le pri-
van de la dignidad é mayoría que tenía á
los hombres plebeos , pues que en aque-
lla provingia de Cueva , por la mayor par-
te , no se entierran sino los pringipales é
señores ; é toda la gente común , quando
se quiere morir alguno , él mesmo se sale
al campo é se mete en el arcabuco ó bos-
que , á donde se acaba de morir ; y si él
no se va , porque no puede , llévanle su
muger é hijos é otros indios á donde él di-
ce que se quiere yr á morir, é déxanlc
allí una calabaga con agua é algún bollo
ó niagorcas de mahiz, ú otra cosa de co-
mer , é no curan mas del ; é allí acaba , ó
se lo come algún tigre ú otro animal, ó las
aves.
Quanto á los mantenimientos de la pro-
vingia de Cueva, digo que lo principal es
mahiz é yuca ; pero la yuca de allí no ma-
ta, como la de aquestas islas: antes se co-
me assada é cogida , como las batatas é
ajes, que también hay muchos. Tienen
mucho axíé de muchas maneras; calaba-
gas muchas de las mesmas de España, sin
que las llevassen allá los chripstianos, é
son naturales de la Tierra-Firme en mu-
chas provincias: bihaos, assi como se di-
xo en la primera parte, los hay innume-
rables en Tierra-Firme, é de las corte-
gas dellos hagen muy lindas gestas y es-
puertas con sus tapadores , que los indios
llaman habas , é otras cosas. Assimcsmo
hay muchas yracas, que son diversas
hiervas que comen , é de que hagen pota-
jes : piñas hay muchas , mayores é mejo-
res que las destas islas nuestras, de que
se tracto en el capítulo Xin *, libro VII, y
en algunas partes se hage vino dellas, y
es bueno é de buen gusto. De los árboles
que se han llevado de España, digo que hay
naranjos é limas é limones é gidras, higue-
ras , granados , palmas de dátiles algunas,
• Asi se lee en el MS. original; pero no habló que en esle lugar cila, como se puede ver en el lo-
cl aulor de las pinas sino en el cap. XIV del libro mo I, pág. 280.
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXIX.
143
é algunos cañafistolos, plátanos de los que
aquí llaman plátanos é no lo son , sino mu-
sas: de los naturales de la tierra hay ho-
bos, caymitos (como losdesta isla quanto
al árbol , pero la fructa es mayor é redon-
da), higueras muchos, xaguas, guaguma,
guama, hicacos, yaruma, guiabara, co-
pey, cibucán, guanábano, anón, guaya-
bo: todos estos son proprios árboles é
fructas de la Tierra-Firme , é mejores que
los destas calidades en estas islas. Ma-
mey: estos mameyes son mejores é ma-
yores é de mas suertes en la Tierra-Fir-
me, y en especial en la provincia de Bó-
rica, quos desta gobernación de Castilla
del Oro, que son tamaños como buenos
melones de Castilla é de muy buen gusto.
Carcamoras, cardones, en que nasgen las
pitahayas, cardones de los altos 6 dere-
chos, mayores que langas de armas , qua-
drados y espinosos, que los chripstianos
llaman {ir ios, todas estas fructas é árbo-
les hay en Cueva , é no hay para qué de-
cirlos aqui, pues que en el libro VIII de
la primera parte se dixeron, éassimesmo
de las parras 6 uvas. Y demás de loque
se dixo en la primera impression , yo he
después añadido é acresgentado para la
segunda los que demás de aquellos hay
en esta provincia de Castilla del Oro.
Quanto á los árboles salvages, digo que
hay espinos , é de los nogales desta Isla
Española, é de todas las maneras de pal-
mas que se dixo en el libro IX, capítulo IV,
é muchos árboles de los del xabon. É sin
cssos, hay g iertas raygcs que también sir-
ven de xabon , é algan tanta espuma ó
mas; pero la ropa que se usa lavar con es-
tas raygcs, por tiempo se torna amarilla ,
é se gasta é rompe antes que la que se la-
va con xabon. Hay gedros; pero yo no
los tengo por gedros, aunque nuestros
carpinteros assi los llaman , é son como
los desta Isla Española. Hay assimesmo
de los robles que aqui hay, é de los tere-
binthos, que se tracto en el capítulo X del
libro IX ; pero en la verdad yo no tengo
por terebinthos los de aqui ni de Tierra-
Firme. Hay geybas, que son árboles gran-
díssimos ; é lo que prometí en la primera
impression, gerca de la grandega dcslc
árbol , en el libro IX , capítulo XI , ya lo
tengo dicho, é allí lo verá el letor. Hay
muchos mauganillos de aquellos, con que
se hage la hierva de los caribes flecheros,
assi en el golpho de Urabá como en la
costa del Darien é de Acia , y en muchas
isletas de por allí ; é ya deste mal árbol
(en esta enmienda de la primera parte pa-
ra la segunda impression , yo añadí lo que
mas quedaba que degir). Hay muchos ár-
boles de los que llaman taray, alias coha-
ba, de los quales se tracto en el capitu-
lo XIII , libro IX , é de los del helécho. En
el brasil no hay mas que degir de lo di-
cho, porque es muy común en muchas
partes de la Tierra-Firme más que en las
islas ; pero lo que se dixo deTa broma de
las maderas desta Isla Española , el mes-
mo deleito tienen en la Tierra-Firme , 6
assimesmo en esto está dicho agora de
nuevo , en el libro IX , lo que más se ha
podido entender.
Otros árboles salvages, que hay en la
Isla Española y en Tierra-Firme, demás
de los que se pusieron en la primera im-
pression , son sin número y es menester
atender el tiempo para comprehender más
su ser, é assi con el mesmo tiempo yr
aumentando la materia : lo qual yo haré
en tanto que yo pueda hagerlo.
En lo que toca á los árboles é plantas me-
deginales, de que se tracta en el libro X,
allí se verá lo ques acresgentado después
de la primera impression , é allí lo bus-
que quien lo quisiere ver. Pero en suma
digo , que hay muchos árboles en la Tier-
ra-Firme de aquellos que llaman de las
soldaduras, ó de aquellos que aqui llaman
del bálsamo , de quien se tracto en el li-
bro X , capítulo IV ; é assimesmo hay mu-
chos de los que llevan las avellanas ó man-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
144
canillas para purgar. Hay mucho algodón,
higueras de infierno, cañas é carricos, 6
de los juncos para báculos de los hombres
viejos , é otras cosas que se hallarán
acresccntadas después de la primera im-
prcssion.
Quanto á la hortalica que en Tierra-
Firme en esta provincia de Cueva hay, la
mayor parle es trayda la simiente de
España, como lechugas, rábanos, acel-
gas, hiervabuena, peregil, bercas, na-
bos , pepinos , melones , fésolos ( y estos
fésoles también son naturales á Tierra-
Firmo , é los hay en mas cantidad c de
mas maneras que en parles del mundo se
pueden aver), ápio de lo de España hay
mucho, 6 llevada la simiente de Castilla.
Hay culantro de la simiente que se llevó
de Sevilla, é hay otro ques de la tierra,
las hojas anchas; pero es el mesmo en el
sabor. Hay masluerco de muchas hojas é
natural de la Tierra-Firme; canahorias 6
nabos se hacen , pero son de la simiente
de Castilla. Pero de todas las hiervas que
se hace mención en el capítulo II, libro XI,
hay mas copia en Tierra-Firme. Hay de
la hierva Y mucha.
Si en la Tierra-Firme avie , ó hay
aquellos animales que dixe en el libro XII
que ovo en esta Isla Española, assi co-
mo hutia, qucmi, mohuy é cori , yo no
los he visto en Tierra-Firme; pero en
aquel mesmo libro XII se han acres-
centado los que en Castilla del Oro hay,
de que hasta el prcssente yo tengo no-
ticia, porque el letor no ande á buscar
en diversos libros de animales lo que
oviere sabídose dellos. De los que de Es-
paña se han llevado á Castilla del Oro, hay
muchos caballos , e yeguas , é asnos , é
vacas , é ovejas , é puercos , ó perros : é
los animales que hay naturales de la tier-
ra, assimesmo se hallarán en el libro XII;
é assimesmo de las sierpes é lagartos é
lagartijas. E assimesmo digo que en el li-
bro XIII, que tracta de animales de agua,
se hallarán cosas acresccntadas y enmen-
dadas sobre la primera impression, é con
mas información de vista de ojos é certi-
ficación bastante, añadido por mí. El li-
bro XIV, que tracta de las aves se halla-
rán assimesmo acresccntadas en algunas
cosas é otras enmendadas; y en la Tierra-
Firme hay mas aves que las que se di.ve-
ron, quando se tracto desta Isla: 0 también
hay de las que han llevado de España,
assi como gallinas, palomas, pavos, ána-
des é ánsares, y en lo que se dixo en el
IV capítulo de los papagayos, libro XIV,
digo que hay tantos en la Tierra-Firme, ó
de tantas maneras é diferencias de pluma-
ges, é tan grandes ó tan chicos, que sola
esta manera de aves avria menester un
grand volumen para se expressar ó decir
particularmente; é á mi parescer digo
que las diferencias de los papagayos des-
tas islas é de la Tierra-Firme passan de
Ciento .
Quanto á lo que dixe en la primera par-
te de los animales insettos, en el libro XV
se'hallará lo que toca á esta provincia de
Cueva: y assi en cada uno de los otros li-
bros lo que se pudo saber hasta el prcssen-
te tiempo, por no yr desparciendo las ma-
terias, é que se halle junto el jaez de cada
género de cosa, para mas descanso é sa-
tisfacen del letor.
DE INDIAS. Lili. XXIX. CAP. XXX.
CAPITULO XXX.
De las minas fiel oro é perlas é riquezas de la provincia de Cueva 6 Castilla del Oro , é del viago de la Es-
peciería desde Panamá á Ia9 islas de Maluco , tí de la Puente Admirable , é oirás cosas que perleneseen á la
consecuencia historial.
En el VI libro, capítulo VIII do la pri-
mera parlo desta8 historias se dixo do los
nidales é minas do oro do la Isla Españo-
la, é de la forma quel oro se coge ; é por
csso DO Iiay nescessidád de repetir atpii la
forma que se tiene en este cxcrcic/io ó
grangeria. Pero puedo yo mejor que otro
ti'stificar en essa materia, como veedor
que fuy de las fundiciones del oro algunos
años en esta gobernación de Castilla del
Oro , que en muchas parles se sacaba oro,
6 lo vi sacar, ó aun tuve algunas quadri-
llas de indios esclavos mios ocupados en
c.-lo, e sin (luda alguna es rica tierra. Eá
quatro leguas del Darien, ó á tres ó mas
é menos desviados de la cibdad (¡infelice!)
de Sancta Maria del Antigua del Darien,
se cogia oro é muy bueno, de veynte y
dos quilates é algo menos, é nunca falla-
ba á los que en esto se ocupaban. Pero
pues venimos á hablar en las minas del
Darien. como en parte que conviene,
quiero desengañar á los que ovieren dado
crédito al coronista Lucio Marineo en lo
que dixo en aquella su obra de las Cosas
memorables de España, en el libro XIX,
en el capítulo que quiso hablaren estas In-
dias, sin verlas, no se contentando de aver
dicho lanías cosas en lo de España (mal in-
formado), en especial quando quiso tractar
de algunas particulares genealogías, en
las quales se apartó de lo cierto. Vino a
las Indias entre sueños; y dixo entre sue-
ños, porque aunque durmiendo hablára,
no pudiera decir tan al revés de la verdad
lo que diso: é por esso es menester que el
que escribe lo que no vé , mire bien de quién
se informa. Él dice que los Reyes Cathó-
TOMO III.
lieos enviaron á Pedro Colom con ( rey ni a
y cinco naos é con grand número de gen-
tes á descubrir otras islas, mayores mucho
que las de Canaria; que tienen minas de
oro, é se saca mucho en ellas é muy bue-
no; é que como navegó sessenta dias, llegó
finalmente á tierras muy apartadas de Es-
paña , en las quales lodos los que de acá
van, afirman que hay antípodas debaxo de
nuestro hemispherio. Y quanto a estos er-
rores, digo que no fué Pedro, sino Chrips-
tóbal el almirante Colom; é quanto á las
caravelas fueron tres, é quanto al viage,
yo le escribí en la primera parte desta
General historia de Indias. Pero lo que yo
mas le culpo es que dice que porque des-
tas islas muchos han escripto en latin é
romance , no hay nescessidád quél escri-
ba; pero una cosa que no es dina de de-
xar por olvido la dirá, de la qual, segund
él piensa , otros que destas regiones escri-
bieron, no hicieron mención. É por cierto
tampoco él debiera hacerla de tan grand
falsedad, y es que dice assi: «Assi es que
en una región que vulgarmente se llama
Tierra-Firme (de donde era obispo fray
Johan de Quevedo , de la orden de Sanct
Francisco) fué hallada una moneda, con el
nombre é ymágen de Céssar Augusto, por
los que andaban en las minas á sacar oro:
la qual ovo don Johan Rupho , are-obispo
de Cosencia , y como cosa maravillosa, la
envió á Roma al Summo Pontífice: la qual
cosa á los que en nuestros tiempos se jac-
taban de aver hallado las Indias é ser los
primeros que á ellas avian navegado, qui-
tó la gloria é fama, que avian alcanzado.
Por aquella moneda consta que los roma-
19
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nos avian llegado grande tiempo avia a
los indios '. •
Todo esto es de Lucio Marineo, é la
mayor falsedad del mundo; porque en
aquella mesina tierra queste señala, no
como cosmógrapho, sino como novelero,
dice dónde el fray Johan de Quevedo fué
obispo. Ved qué paralelo é certificación
de la altura é grados ó señas lan donosas
de la tierra.
Pero cssa que quiso decir es Sáne-
la Maña' del Dañen, eabeca dé Castilla
del Oro, de la qual aqui yo tracto; y yo
fuy allí, quando csse obispo fué, por vee-
dor de las fundiciones é de las minas del
oro , é residí en la tierra basta que el
obispo se murió é después algunos años:
é si essa medalla ó moneda paresciera, yo
era uno de aquellos á quien primero se
avia de dar noticia della, por mi ofíicio é
porque yba pena de la vida al que encu-
briesse tal cosa. E si el arzobispo tal no-
vedad é moneda envió al Papa, al arzo-
bispo engañó quien se la dió y él al Papa;
y esteauctor áquantos tal desatino lian óy-
elo, si le creen. Quantomasquél cuenta es-
te disparate calificado, en desprecio de los
españoles é del almirante don Chripstóbal
Colom, é quiere dar el premio a los roma-
nos , ques otra menestra ó manera de la-
gotería muy falsa. Ni los romanos nunca
supieron destas partes, ni el Sículo tal lia
visto escripto: los españoles sí, antes que
oviesse romanos, porque como tengo di-
cho estas islas son las Hespéridos , assi lla-
madas de Héspero, que fué duodécimo Rey
de España, é subcedió á Hércoles Egipcio
en el año veyntc de Mameto, seyseien-
tos é cinqüenta y ocbo años después del
1 Lucio Marineo Siculo, lib. XIX, ful. 161.
* Oviedo se esfuerza en esle pasage por soste-
ner una opinión , que no puede admitirse , según
dejamos ya nolado en su Vida y escritos (pág. XC
del l. I); pero no por esto es menos reprensible el
empeño 'le Lucio Marineo Sieuln, que engañado
torpemente por algún embaydor, no tuvo criterio
bástanle para rechazar aquella patraña; yendo tan
diluvio, é quinientos diez y seys después
de fundada España; é antes que Troya se
edilicasse ciento é septenta y un años , é
antes que se fundasse la cibdad de Roma
seyseientos y tres años, é mili é seyseien-
tos é cinqüenta y ocbo antes que Jesu-
Chrípsto encarnasse '. Todo esto está mas
largamente dicho en el libro II, capitu-
lo III de la primera parle desta Historia
General de Indias. Y porque sepa Lucio
.Marineo Sículo (pial es aquella tierra don-
de fué obispo fray Johan do Quevedo, di-
go ques la cibdad (pie he dicho atrás que
despobló Pedrarias Dávila , é se llama
Sánela Maria del Antigua del Darien: por-
que Dañen se llama el rio que por allí pas-
sa, el (pial entra en el golpho de L'rabá, 6
estaba aquella cibdad en siete gradoséqua-
renta minutos , que son dos tercios de un
grado desta parle de la Ifnia oquinocial, á
la parle de nuestro polo ártico. Tornemos
á nuestra historia.
En esta provincia de Cueva , en el rio
que llaman del Pito, ovo buenas minas, é
anduvieron assaz cuadrillas, é se sacó
mucho oro en el tiempo que yo estuve en
aquella tierra: y en otros muchos rios é
arroyos é quebradas se ha hallado , de-
más de aquellos rios que está dicho que
se ha cogido , é c erca de Panamá , á
tres é quatro leguas , en otros ; pero por-
que assimesmo lo hay é se halla en el rio
de la Puente Admirable (que assi le di-
cen porque el edeficio della no es de hu-
manos) é de aquella ya se dixo en la re-
lación que escribí en Toledo, tornaré aqui
á memorarla , porque no falte á la historia
general , de que tracto , una cosa tan se-
ñalada.
lejos en su error que hasta llegó á equivocar el nom-
bre de Cristóbal Colon , lo cual es por cierto nota-
ble, pues debió sin duda conocerle en la córle de
los Meyes Calólicos. Verdad es que, despojándole
de la inmarcesible gloria de descubridor del Nuevo
Mundo , no era ya importante el conservar la exac-
titud histórica de su nombre.
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXX.
H7
Fué opinión del almiraste primero don
Chripstóbal Colom y de otros cosmógra-
phos modernos que hay estrecho de agua
desde aquesta mar. que acá llamamos del
Norte (en la costa de Tierra-Firme) á la
del Sur ó austral, é aquel que hay ya le
halló el capitán Hernando de Magallanes,
como se d¡KO en el lihro I, capítulo II
desta segunda [¡arle, (pies lihro XX de la
General historia de las indias. Pero acá en
estas otras costas de la Tierra-Firme oo
se -ahe (pie le haya, sino estrecho de
tierra 6 no de agua; y este es el passo ó
traviesa que hay del Nomhre de Dios á
Panamá , ó desde Careta á Acia , al gol-
pho de Sancl Miguel, por donde el ade-
lantado Vasco Nufiez de Balboa descubrió
la mar del Sur. E assimesmo se sabe que
desde las sierras de Esquegua é Urraca
(que están entre la una é la otra mar,
puestos los hombres en las cumbres de-
ltas, si miran á la parte septentrional, se
vec él agua é m Nar delorte de la provin-
cia 6 costa de Veragua, é mirando al
opóssito, á la parte austral ó del Medio-
día, se vee la mar é costa del Sur é pro-
vincias que tocan en ellas de aquestos dos
caciques de Esquegua é I'rraca. K aques-
to es lo mas estrecho que hasta el pres-
sente se sabe desta costa de Tierra-Fir-
me. Pero es tan doblada é áspera la tier-
ra por allí, que para lo andar los hombres,
seria muy mas largo é trabaxoso camino
quel de Panamá al Nomin e de Dios, pues-
to que este otro es assaz áspero é malo é
de muchos montes é boscages é cumbres
muy dobladas , ó muchos valles ó rios y
espesíssimas arboledas, é tan dificultoso de
andar, q:-3 sin mucha fatiga no se puec?
hager. -E lo mejor deste camino es lo q
se camina por dentro de los mesmos r'
c algunas veces con mucho peligro
las súbitas crescicntes, porque h
te en que sin salir del agua, han
legua y media c aun dos entn
lañas altas; é si en aquel ti
como es presto el crescimionto de los rios,
a causa de las muchas acogidas é arroyos
que se multiplican, en poco espacio de
tiempo crescen tanto, que se suelen aho-
gar algunos, en especial los que por-
fían á caminar é yr por el rio lodavia,
porque en cessando de llover, desde á
poco desmenguan los rios; y el remedio
deslo es (pie assi como se viere quel agua
cresce ó llueve , se dexe de caminar, é
se salgan del agua, é se suban á lo enx li-
to en la una ó en la otra costa del rio,
donde mejor dispusieron pudieren aver,
hasta quel tiempo abonance, para conti-
nuar el viage.
En este camino se ponen domará mar
diez y ocho leguas, ó yo las tengo por
veynte cumplidas, porque aunque el ca-
mino no sea sino diez y ocho, es mas ma-
lo de andar que si fuessen veynte y quil-
tro en tierra llana , é más tiempo se gasta
en ello. Yo he caminado dos veces á pié
esta traviessa dé mar á mar, en los r-'
cipios antes que lo pudiessen c
ballos , é después lo he and"
algunas veces ; é halle
Nombre de Dios al
llaman Joanaga
siete leguas 6 •
pira al rio ('
ó más; S
allí se
á la
de
148
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
de tan corto camino, como el que be d¡-
clio que por allí hay de la una á la otra
mar.
Si como se espera adelante que con la
voluntad de Dios lia de venir por allí la
Especiería á Panamá , como es muy pos-
sible, digo ques muy grande el aparejo é
dispusicion que hay para la traer á esto-
tra mar del Norte, non obstante las difi-
cultades que de susso dixe deste camino,
como hombre que muchas veces lo he vis-
to é andado ; porque hay maravillosa dis-
pusicion é facilidad para andar é passar
la dicha Especiería , como agora diré,
después que se ponga en Panamá. Por-
que desde allí hasta el rio di; Chagre hay
quatro leguas de buen camino, é que muy
á placer lo pueden andar carretas carga-
das, porque aunque hay algunas subillas,
son pequeñas, 6 tierra desocupada de ar-
boleda é llana, é todo lo mas dcstas qua-
*-0 leguas es raso. É llegadas al rio las
' •s, allí se podría embarcar la espe-
jeas , porque el rio sale á esta
' >oe leguas abaxo 6 más al
'el Nombre de Dios,
nar, le llaman rio
nichos delios,
;cho.
oynle y
en el
^dro
a-
con algunos raudales el primero é segun-
do (lia ; mas puédense passar al remo ó a"
la sirga , c para lo que ovierc de ser sir-
gado, hay buenas márgenes é dispusicion
en la costa para lo passar. Estaba con mu-
chas maderas 6 gruessas embarazado el
rio en algunas partes; pero puédese lim-
piar.
Tentóse este descubrimiento en el tiem-
po que menos aguas llevaban los ríos
en aquella provincia . y en año que la se-
ca fué grande: de manera que en todo el
otro tiempo del año suele llevar mucha
mas agua. La boca del rio es de un tiro de
piedra, que un hombre buen bracero la
puede laucar de siete ú ocho oncas de
pesso, que al parescer deste piloto debían
de ser mas de doscientos passos el anchu-
ra. En lo mas baxo del rio, cerca de la
boca, hay braca é media , y esto á las orí-
lias; pero á medio freo, ó por la canal
de medio rio, ha\ tres bracas de hondo: é
quanto mas va subiendo el rio arriba con-
tra su curso es tanto mas hondable , has-
la cinco ó seys bracas é mas. Pueden su-
bir caravelas de gient toneles de porte
diez ó doce leguas el rio arriba á la vela,
y en la una é otra costa dél hay muy bue-
na tierra é dispusicion para poblar, é mu-
chas é muy hermosas maderas, para hacer
casas é navios, é muy fértil toda la co-
marca para heredamientos de pan é otras
grangerias. Y es tierra de muchas mon-
terías de puercos é dantas é vacas de la
tierra, que llaman los indios beori , é mu-
chos ciervos é gamos é otros animales , é
micha caca de pavas é ánsares é de las
as aves que suele aver en la Tierra-
■ne : é el rio es de muy buen pescado
. "no de manatíes é otras muchas ma-
é todo el fundamento del rio muy
le buenos surgideros.
•- , en seys dias lo navegaron , é
ndar lo mesmo el rio arriba
hasta el proprio lugar don-
ido en él con aquella canoa,
DE INDIAS. LID. XXIX. CAP. XXX.
U7
Fué opinión del almirante primero don
Chripstóljal Colom y de otros cosmógra-
phos modernos que hay estrecho de agua
desde aquesta mar , que acá llamamos del
Norte (en la costa de Tierra-Firme) á la
del Sur austral, é aquel que hay ya le
halló el capitán Hernando de Magallanes,
como se dixo en el lihro I, capítulo II
dcsta segunda parte, ques libro XX de la
General historia de las Indias. Pero acá en
estas otras costas de la Tierra-Firme no
se sabe que le haya, sino estrecho de
tierra 6 no de agua; y este es el passo ó
traviesa que hay del Nombre de Dios á
Panamá , ó desde Careta á Acia , al gol-
pho de Sanct Miguel , .por donde el ade-
lantado Vasco Nuñcz de Balboa descubrió
la mar del Sur. E assimesmo se sabe que
desde las sierras de Esqucgua é Urraca
(que están entre la una ó la otra mar)
puestos los hombres en las cumbres de-
llas, si miran á la parte septentrional, se
vce el agua 6 mar del Norte de la provin-
cia 6 costa de Veragua, 6 mirando al
opóssjto, á la parte austral ó del Medio-
día, se vee la mar é costa del Sur 6 pro-
vincias que tocan en ellas de aquestos dos
caciques de Esqucgua é Urracá. E aques-
to es lo mas estrecho que hasta el pres-
sente se sabe dcsta costa de Tierra-Fir-
me. Pero es tan doblada é áspera la tier-
ra por allí , qúe para lo andar los hombres,
sería muy mas largo 6 trabaxoso camino
quel de Panamá al Nombre de Dios, pues-
to que este otro es asaz áspero ó malo ó
de muchos montes c boscages é cumbres
muy dobladas, é muchos valles é rios y
espesíssimas arboledas, é tan dificultoso de
andar , que sin mucha fatiga no se puede
hacer. É lo' mejor deste camino es lo que
se camina por dentro de los mesmos rios,
é algunas veces con mucho peligro, pol-
las súbitas crescientes , porque hay parte
en que sin salir del agua , han de yr una
legua y media 6 aun dos entre dos mon-
tañas altas; é si en aquel tiempo llueve,
como es presto el crescimiento de los rios,
á causa de las muchas acogidas é arroyos
que se multiplican, en poco espacio de
tiempo crescen tanto, que se suelen aho-
gar algunos, en especial los que por-
fían á caminar é yr por el rio todavía,
porque en cessando de llover, - desde á
poco desmenguan los rios; y el remedio
deslo es que a'ssi como se viere quel agua
cresge ó llueve, se dexe de caminar, é
se salgan del agua , é se suban á lo cnxu-
to en la una ó en la otra costa del rio,
donde mejor dispusicion pudieren aver,
hasta quel tiempo abonance, para conti-
nuar el viage.
En este camino se ponen de mar á mar
diez y ocho leguas, é yo las tengo por
veynte cumplidas , porque aunque el ca-
mino no sea sino diez y ocho , es mas ma-
lo de anclar que si fuessen veynte y qua-
tro en tierra llana , é más tiempo se gasta
en ello. Yo he caminado dos veces á pié
esta traviessa de mar á mar, en los prin-
cipios antes que lo pudiessen andar ca-
ballos, é después lo he andado á -caballo
algunas veces; c hallo yo que desde el
Nombre de Dios al cacique é assiento que
llaman Joanaga, alias Capira, se ponen
siete leguas é aun quassi ocho ; desde Ca-
pira al rio de Chagre se ponen, otras ocho
ó más; assi que, son diez y seys leguas, é
allí se acaba el mal camino; é desde allí
á la Puente Admirable hay dos leguas, é
desde la Puente otras dos á Panamá.
Verdad es queste fué el primero cami-
no, que llaman el camino viejo, é que al
presente no curan de yr por aquella puen-
te é la dexan á la mano derecha , é se
ataja camino, c pueden ser las diez y
ocho ó diez y nueve leguas que otros di-
Cen ; pero á mí me parescen veynte , é no
chicas, las que puede aver en esta tra-
viessa de mar á mar , poco mas ó menos.
É pues tantas leguas he andado peregri-
nando por el mundo , é tanto he visto del,
no es mucho que yo acierte en la tasación
448 HISTORIA GENE
de tan corto camino, como el que he di-
cho que por allí hay de la una á la otra
mar.
Si como se espera adelante que con la
voluntad de Dios ha de venir por allí la
Especiería á Panamá, como es muy pos-
siblc , digo ques muy grande el aparejo 6
dispusicion que hay para la traer á esto-
tra mar del Norte, non obstante las difi-
cultades que de susso dixe deste camino,
como hombre que muchas veces lo he \ is-
to é andado; porque hay maravillosa dis-
pusicion 6 facilidad para andar é passar
la dicha Especiería, como agora diré,
después que se ponga en Panamá. Por-
que desde allí hasta el rio de Chagre hay
quatro leguas de buen camino, é que muy
á placer lo pueden andar carretas carga-
das, porque aunque hay algunas subidas,
son pequeñas, c tierra desocupada de ar-
boleda é llana , é todo lo más destás qua-
tro leguas es raso. É llegadas al rio las
carretas, allí se podría embarcar la espe-
ciería en barcas , porque el rio sale á esta
mar del Norte doce leguas abaso ó mas al
Ogidentc del puerto del Nombre de Dios,
é allí donde entra en la mar, le llaman rio
de Lagartos, porque hay muchos dellos,
como en otra parte lo tengo dicho.
El año de mili é quinientos é veynte y
siete de la natividad de Chripsto, en el
mes de abril , envió el gobernador Pedro
de los Rios á catar este rio é ver qué na-
vegación é curso tiene muy particular-
mente, é qué salida é dispusicion de
puerto en su embarcamiento á la mar,
para lo que fueron elegidos un hidalgo,
llamado Fernando de la Serna, y el pilo-
to Pedro Corgo. É la noticia que tru-
xeron desto , fué que hicieron una ca-
noa en la costa del rio , en que entraron
á los quatro de abril, y el sexto dia ade-
lante , que se contaron diez de aquel mes,
llegaron á la boca del.rio, donde entra en
esta mar , á la banda del Norte , é halla-
ron hondable é buena navegación, pero
Y NATURAL
con algunos raudales primero é segun-
do dia ; mas puédense passar al remo é á
la sirga, é para lo que o viere de ser sir-
gado, hay buenas márgenes é dispusicion
en la costa para lo passar. Estaba con mu-
chas maderas é gruessas embarazado el
rio en algunas partes; pero puédese lim-
piar.
Tentóse este descubrimiento en el tiem-
po que menos aguas llevaban los rios en
aquella provincia, y en año que la se-
ca fué grande : de manera qiie en todo el
otro tiempo del año suele llevar mucha
mas agua. La boca del rio es de un tiro do
piedra , que un hombre buen bracero la
puede lancar de siete u ocho oncas de
pesso, que al parescer deste piloto debían
de ser más de doscientos passos el anchu-
ra. En lo más baxo del rio, cerca.de la
boca , hay braca é media , y esto á las ori-
llas; pero á medio freo, ó por la canal
de medio rio , hay tres bracas de hondo; é
quanto mas va subiendo el rio arriba con-
tra su curso es tanto más hondable, has-
ta cinco ó seys bracas é más. Pueden su-
bir caravelas de cient toneles de porto
diez ó doce leguas el rio arriba á la vela,
y en la una é otra costa del hay muy bue-
na tierra é dispusicion para poblar é mu-
chas é muy hermosas maderas, para hacer
casas é navios, é muy fértil toda la co-
marca para heredamientos de pan é otras
grangerias. Y es- tierra de muchas mon-
terías de puercos é dantas é vacas de la
tierra, que ljaman los indios beori, é mu-
chos ciervos é gamos é otros animales, ó
mucha caca de pavas é ánsares é de las
otras aves que suele aver en la Tierra-
Firme ; é el rio es de muy buen pescado
é bueno de manatíes é otras muchas ma-
neras : é todo el fundamento del rio muy
limpio é de buenos surgideros.
Assi que, en seys días lo navegaron, é
tornaron á andar lo mesmo el rio arriba
en otros ocho , basta el proprio lugar don-
de avian entrado en él con aquella canoa,
DE INDIAS. LIB.
que fué á sej s leguas de Panamá; é lo que
fueron por agua son veynte é ginco leguas,
ques por todo treyntaé una leguas, poco
mas ó menos. De manera ques una pe-
queña jornada desde Panamá al rio de
seys leguas é de buen camino, é han de
\ r mas baxo de la Puente Admirable quas-
si dos leguas , por desechar el camino ma-
lo é algunos ríos; pero desde donde se
comencé á navegar el rio hasta la boca
del, después que esté limpio, que como
es dicho se puede bien limpiar, se tarda-
rá un dia é medio ó dos en navegado has-
la la mar: e como he dicho, hasta la mi-
tad del camino pueden subir caravelas el
rio arriba.
Los raudales que primero se dixo, no
los han de subir las caravelas el rio arri-
ba, ni han de llegar tan alto hasta ellos;
y el mas cercano al paradero de los na-
\ ios, que por (i rio entraren de la mar del
Norte, eslá mas de cinco leguas de allí.
Entran en este rio otros dos pequeños ó
de buena agua. La boca é puerto deste
rio es muy conoscída cosa , porque hay
dos farallones junto á la costa ó un gentil
ancón ó ensenada , donde puede poner el
navio «'I prohiz en tierra. E cada farallón
es tamaño conio un navio: el uno dellos
lleno de arboleda , y el otro raso. É á la
entrada está una ¡amia de tierra como
piedra blanca ó calida, é otras señales é
marcas muy conoscidas, por donde no lo
puede errar ni desconoscer el navio que
fuere en demanda del lio, con tanto que
lo haya visto una vez primero el piloto.
Fuera de la boca deste rio , á la entrada
de la mar, hay mas de tres bragas de
agua , y en espagio de una legua é á la
parto del Nombre de Dios é de Vera-
gua, de cada parte, hay muy buena dis-
pusigion para poblar é para la agricoltura
é sementeras: é de' fuera del rio, en la
una parte y en la otra , hay grande apa-
rejo para hagerse dos pueblos , é hay sen-
dos ^arroyos pequeños de muy singular
XXIX. CAP. XXX. 149
agua. Desde la boca que tiene á la mar
(que hasta el pressente se ha llamado rio
de Lagartos) hay finco leguas hasta Pucr-
tobelo , é desde allí una á la isla de Bas-
timentos , donde , aunque es muy peque-
ña, hay muy buenos reparos de puertos;
é desde allí al Nombre de Dios hay otras
seys leguas. Es todo muy buena tierra,
como tengo dicho , de la una é de la otra
banda del rio, é hay muy buena dispusi-
eron para se hacer una torre ó fortaleza
en la boca del rio , donde entra en la mar,
para guarda é defensa del puerto , é mu-
cha piedra qual conviene para ello: lo
qual sin dubda paresce ques todo assi apa-
rejado por la Providengia Divina, para
que con facilidad é menos trabaxo de bus-
car los materiales se puedan ediOcar los
pueblos ó fortalecas, quando convenga.
Es de notar que este rio Chagre nasce á
dos leguas de la mar del Sur, é viene á
meterse en la del Norte, puesto que cor-
re muy regio y es anchoé poderoso é hon-
dable , é tan apropriado para lo ques di-
cho , que no se puede degir ni imaginar
ni dessear cosa semejante tan al propós-
sito para el efetto que he dicho.
Todo esto se ha traydo aqui á conse-
cuengia del título deste capítulo, ques de
las riquegas desta provingia de Cueva ; é
no tengo este rio por la menor dellas , si-
no por una de las mayores. Pero porque
de susso toqué en la Puente Admirable,
dígase qué cosa es , pues quel nombre lo
pide, y es assi.
Al tiempo que hombre llega á esta
puente sin sospecha de tal edefigio, yen-
do de acá hágia Panamá , é sin la poder
ver hasta tener los piés encima della , as-
si como comienga la puente, mirando so-
bre la mano derecha ó á la parte de Po-
niente , se vce el hombre debaxo de sí
un rio, que desde donde están los piés
á pié ó á caballo hasta el agua , hay dos
langas de armas ó mas espagio en hondo
ó de altura desde el agua á engima de la
150
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
puente; y es pequeña agua el rio que dc-
baxo desta puente passa, no mas honda
que hasta la rodilla en la mayor parte ó á
medio muslo: esto á lo ordinario, ó no
aviendo aguas de pluvias para que crezca
Y es muy honíssima agua, y es muy gra-
ciosa toda la libera de aqueste rio; é cor-
re de la parte de ¡Mediodía hasta la parte
de Septentrión, hasta que se va a meter
y entra en el otro rio, ques dicho Chagre.
Estando sobre esta puente, mirando á
la parte siniestra , está lleno de árboles, é
no se veo el agua de la espesara de las
ramas 6 hiervas; pero la puente está en
lo que se passa ó atraviessan sobre ella
tan ancha como quince passos , é tendrá
de longitud seplenta é cinco ú ochenta.
Mirando á la parte por donde deha\o de-
lta passa el agua, está hecho un arco de
piedra é peña viva, 6 tan natural ques
cosa mucho de ver ó para maravillar to-
dos los hombres del mundo deste edefi-
gio, fecho por la mano de aquel Sobera-
no Maestro del universo. De la mitad de
la puente hasta lo mas alto del hueco del
arco, hay mas de dos estados de macico
en la peña; y es tanto mas hermosa puen-
te que las otras todas que los hombres
hacen , que ninguno la puede ver, sin se
admirar; y de aqui se le dió el nombre de
Admirable, é assi es cosa para admirar.
Parescc ques toda la peña una piedra ó to-
da la puente assimesmo.
Tornando al propóssito de la Especie-
ría, digo, que quando á Nuestro Señor
le plega que por aquella vía de Pana-
má se trayga (ques muy posible) é desde
allí después en carros 6 por tierra hasta
el rio de Chagre , é después por él se pon-
ga en estotra mar del Norte, donde he
dicho, é desde allí en España, mas de
siete mili leguas de navegación se gana-
rán, 6 con mucho menos peligro del que
al pressente se navega por los portugue-
ses que van á la Especiería. Y de tres
parles del tiempo se abreviarán las dos
por este otro camino, segund la racon de
la cosmographia ; porque segund la noti-
cia de las cartas modernas é correctas,
desde Panamá hasta Gilolo é Gal ¡gara mili
é seyseientas leguas se ponen . pocas mas
ó menos , é Gilolo confina y es muy cerca
de las islas é provincia de Maluco. É pues
esto es assi , yo pienso que no me alargo
en la tasación que digo.
Verdad es que no me han faltado no-
bles amigos, que desde Italia me han
avisado de alguna poca de mormuraron
en este caso , é de que personas dotas se
pararon .á pensar, después que ovicron
visto aquel reporlorio, que se imprimió
en Toledo, donde hice mención deste
grand atajo é abreviación , que yo doy
al camino é viage de la Especiería , pues
que en todo lo quel mundo bojá en su
circunferencia no se ponen sino seys
mili leguas, repartidas en trescientos é
sessenta grados , dando á cada grado diez
6 seys leguas é dos tercios de legua. Otros
ponen diez 6 siete leguas por grado : otros
diez é siete y media; é si se ponen diez
y siete, avrá en la redondez seys mili é
ciento y vcyntc leguas; é si fueren diez
é siete y media, avria en el universo, en
su mayor circunferencia , seys mili é tres-
cientas leguas.
Yo no quiero reprobar ninguna opinión
destas, sino remitir la decisión al muy en-
señado ó dotíssimo varón Hicrónimo Fra-
castor , médico veronés , el qual en nues-
tros tiempos es famosíssimo astrólogo , é
uno de los que más alta é sotilmente han
escripto del movimiento de los cielos. Pe-
ro parescc ques cosa recia , aunque se to-
me la mayor parte, ser mayor el atajo
que yo digo que toda la redondez; y no
consintió el magnífico señor Johan Baptis-
ta Ramusio, secretario de la ilustríssima
señoría de Yenccia, que se me diesse cul-
pa de tal error , si le avia , sino como no-
ble é doto , atribuyendo la culpa al im-
pressor, quiso responder por mí coa mu-
DE INDIAS. LIB. XXIX. CAP. XXX.
151
cha gracia é dolrina , fundando que yo
avia dicho bien. Y junto con esta huma-
nidad i ('• sin riniosrvrmi'jme escribió, dan-
di mu' noticia de lo que en el estudio de
Padua , entre varones de mucha ciencia ó
cavalleros é otras personas en este caso
se avia altercado, y pidiéndome que yo
le escribiesse assimesmo cómo senda lo
que he dicho, con muchas palabras de
amicicia que desseaba aver con mi per-
sona, en un su estilo no mediocre, sino
de exgelente orador. Y en este caso yo he
satisfecho á aquel prudente varón éá otros
señores, pues mis letras llegaron á sus ma-
nos ; y porque será muy posible aver otros
muchos dubdosos en el mesmo caso,
quicio satisfacer con la mesma racon, que
en esto tengo dada, y es esta.
Si desde España partiesse una nao de
la isla de Cádiz, entrando por el estre-
cho de GibraJtar por el mar Mediterrá-
neo, para yr á la cibdad de Venecia, é
andadas trescientas leguas, pocas masó
menos, hasta llegar á Liguria en Geno-
va, é desde allí aquello que hay de tra-
viessa derecha por tierra hasta Veneeja
oviesse un grand rio navegable ó mar,
por donde esta nao alravesassc por de-
recha via, cierto es que acabaría su ca-
mino hasta Venecia con pocas mas le-
guas. Pero porque conviene desde Geno-
va dar la vuelta á toda Italia (é por no
aver tal passo ó atajo por la mar), des-
pués ha de entrar por el faro de Mesina
é yr á buscar el mar Adriático, y en el
fin del ha de yr á Venecia , se le dobla el
viage , é ha de navegar doblado camino.
Assi, pues, desta manera, óá mi propóssi-
to trayendo el viage que los portugueses
hacen al pressente para la Especiería , en
la yda 6 vuelta hasta tornar á España , es
mas luengo que toda la circunferencia del
universo ; y el que yo digo , por la via de
Panamá, mucho más ó la mitad ó dos par-
tes menos. É no digo yo en aquel suma-
rio, donde este passo se me acotó, cosa
que no sea notoria á los que tovieren no-
ticia é plática de la navegación deste ca-
mino de acá ; pues que con mili ó ocho-
cientas leguas, pocas mas ó menos de ca-
mino, podría ser conducida la dicha espe-
ciería é navegada desde Maluco hasta esta
cibdad 6 puerto de Sánelo Domingo desta
Isla Española , si la pintura destas moder-
nas cartas é la relación de los que nave-
gan no nos engañan; é caso que se en-
gañen, será en poca cantidad. Otra com-
paración en el mesmo propóssito (y esta
es para los que por acá en estas Indias
navegan). Digo, que si desde el Nombre
de Dios partiesse una nao para yr á Pa-
namá , ó oviesse derecha traviessa de un
braco de mar para que la tierra que hay
en medio fuesse agua, que aquellas diez
é ocho ó veynte leguas que son del cami-
no, no sería mucho que en un dia se an-
da viessen ; pero a viéndose de yr por mar
avia de subir desde el Nombre de Dios la
via del Oriente á buscar el Cabo de Sanct
Augustin, é de allí avia de yr en deman-
da de aquel grand rio de Paraná , alias de
la Plata , é de allí al Cabo de las Vírgines,
que está en el embocamicnto del famoso
é grande Estrecho de Magallanes, é pas-
sarle la via del Poniente hasta el Cabo
Desseado. Y hasta allí avria navegado dos
mili é seyseientas y quarenta leguas (se-
gund lo tengo mas particularmente dicho
en el I libro desta segunda parte, ques
libro XX desta General historia destas In-
dias); pues entrando el Estrecho desde el
Cabo Desseado hasta Panamá, mas de
otras mili leguas es nescessario que haya
en lo que está por apuntar é descubrir
desde el dicho Estrecho en la mar Aus-
tral hasta Panamá. Por manera que tres
mili c seyseientas y quarenta leguas, pol-
lo menos, se atajarían con aver el dicho
passo por agua desde el Nombre de Dios
á Panamá, para excusar tan grandíssimo
rodeo como el que está dicho.
Pero dexeinos la comparación que he
152
HISTORIA GENERA!. Y NATURAL
dicho ques notoria, porque no satisfará
assi á los antiguos cosuiógraphos : prime-
ro la pornó en el Levante, que Ies es mas
notorio y usado á ellos. Visto está que
quien partiere de la punta, ú mejor di-
ciendo, de la ensenada del golpho de Pa-
iras , desde la Roxa ó Estira, para yr por
mar á la isla que se llama Legina, que
ha de navegar muchos días, 6 aun me-
ses , porque ha de rodear la Acaya é la
Morca y el Nésus, é otras muchas pro-
vincias : la qual navegación , si se cortas-
se aquella poca tierra que hay en la en-
senada de Eximilia, todo el camino seria
viage de un dia ó menos desde la cu-
lata de Patras hasta la dicha isla Legina.
Por manera quel assiento que tiene la
tierra ó las entradas é promontorios que
hace en la mar, esso es lo que acorta c
cresco la navegación. Y no me maravillo
que aquellos señores del estudio de Padua,
ni del de París ó el de Boloña, ni aun el de
Salamanca, que está mas á propóssito pa-
ra hablar con los testigos que van destas
Indias, se maravillen que les parezca no-
vedad lo que dixe en aquel reportorio;
porque una cosa es medir el mundo por
el esphera é su graduación , é otra cosa
es navegado, porque los unos lo miden
por el ayre ó el cielo , é yo por el agua é
por el suelo é tierra, é la una é la otra
cuenta es cierta é se puede saber c con-
tar con mucha verdad. Ya en este caso
que se me avia acotado, ó principalmente
por el literatíssimo é reverendíssimo señor
cardenal Bembo, su señoría reverendíssi-
ma me hico saber por su carta que mi
respuesta satisfizo á la dubda ques dicho:
lo qual yo tuve en señalada merced á la
humanidad é benevolencia, con que su se-
ñoría reverendíssima me escribió. Passc-
mos á las Perlas.
En aquel sumario que escribí en Tole-
do dixe en el capítulo LXXXIX é penúlti-
mo que avia que colegir dos cosas muy
de notar de aqueste imperio ocidental
destas Indias, demás de las otras particu-
laridades expresadas, ó por decir, que son
de grandíssima calidad cada una dellas.
La una la brevedad del camino é aparejo
que hay desde la mar del Sur para la con-
tracta^ion de la Especiería , 6 de las in-
numerables riquecas de los reynos é se-
ñoríos que con ella confinan de diversas
lenguas é nasciones extrañas: la otra con-
siderar qué innumerables thessoros han
entrado en España por causa destas In-
dias, é qués lo que cada día entra 6 lo
que se espera que entrará , assí de oro ó
perlas y esmeraldas, como en otras cosas
é mercancías que destas partes continua-
mente se llevan, antes que de ninguna ge-
nerascion extraña sean vistas ni Iniciadas,
sino de los vassallos de Céssar españoles.
Lo qual no solamente hace riquissimos á
los reynos de Castilla é de León, cuya es
aquesta hacienda . é cada dia lo serán
mas; pero á toda España é á los circuns-
tantes reynos extraños redunda lanío pro-
vecho é utilidad, que no se podría decir
sin muchos renglones ó mas desocupación
de la que tenia quando aquesto dixe ; é di
por testigo aquellos ducados ó doblones
que la Cessárea Magestad por el mundo
despareja ó sembraba, ó que salieron de
España é nunca á ella tornaron : porque
como es la mejor moneda que por el mun-
do corre , assi como entra en poder de
exlrangeros. jamás dellos sale, é si á Es-
paña torna, es en hábito disimulado, aba-
xados los quilates é mudadas las armas c
cuños de Céssar, é puestas otras insignias.
La qual moneda, si este peligro no tuvies-
se é no la deshiciessen en otros reynos
(por lo que en ella ganan) de ningún prín-
cipe del mundo se hallaría tanta cantidad
de oro en moneda con grandíssima parte
é diferencia é ventaja de millones de oro,
de lo qual todo son causa estas nuestras
Indias.
Esto toqué y escribí en el año de mili
é quinientos é veynte y seys; pero en es-
DE INDIAS. UB. XXIX. CAP. XXX.
153
tos voynte y (los años que bao passa-
do después liasia el pressente de mili ó
quinientos é quarenta y ocho "so lian lio-
vado tantos millones de oro á España desta
Tierra-Firme, é salido por el puerto dol
Nombre de Dios en osla provincia de Cue-
va, a causa del Perú é descubrimiento de
los capitanes r'rancisco ['¡carro é Diego
de Almagro, (pies cosa incontable, é de
tanta admiración que no basta pluma ni
tiempo para expresar eslo tan particular-
mente é al proprio como passa en efetto.
Pero adelante en la tercera partí' dotas
Insorias se hablará en aquello más parti-
cularmente, e aqui concluyamos este ca-
pitulo con las perlas, de las (piales se ha-
bló en el libro XIX, en la primera parle,
en el descubrimiento quel almirante pri-
mero, don Chripstóbal Colom, hico de la
isla de las Perlas, llamada Cubagua, en
esta mar é costa del Norte , cerca de la
Tierrn-I'irme. V. allí se dixo mas particu-
larmente lo que me paresció que bastaba,
assi en la manera de sacar é pescar las
perlas, como en otras cosas anexas á la
materia: é por tanto no hay aqui qué se
pueda repetir de lo dicho. Y assimesmo,
en este libro XXIX. dixo cómo el adelan-
tado Vasco Nuñez de Balboa descubrió es-
ta otra isla , que llamamos de Perlas en la
mar del Sur. á quien los indios llaman
TerareqUi, que está á quince leguas de
Panamá: en la qual digo que se han ha-
llado muchas c buenas perlas , é desla is-
la fué aquella grande perla que dixc que
ovo Pedrarias Dávila , en el libro XIX, ca-
pítulo VIII, de pesso de treynta é un qui-
lates, que después compró la Emperatriz,
nuestra señora, de gloriosa memoria, y
también la otra perla redonda, que yo tu-
ve de veyntc c seys quilates. É otras mu-
chas é grandes perlas se avrian allí ávido,
sino que se sacan en mar mas profundo y
entre peñas, é con mayor trabaxo mucho
que en estotra isla del Norte ó Cubagua.
Y no dnbde alguno que en esta isla que
digo, y en las oirás próximas á ella, que
son muchas é pequeñas islas, se halla can-
tidad de perlas, 6 son mucho mayores
que las desta otra costa ó mar del Norte:
é digo mas, que en la costa abaxo del
Poniente é Panamá también las hay; pero
como es grangeria mas dificultosa que el
andar Irás el oro ó otras grangerias, no
es excrcitada por sus dificultades é hon-
duras del mar, ques mucha mas en la
banda ó costa del Sur que desla otra par-
te del Norte. Y en su lugar se dirá, quan-
do se hable de la gobernación de Nicara-
gua, dónde se hallan assimesmo perlas.
CAPITULO ■ XXXI.
En el qual se tracla de las obsequias é eerimonias de los indios, quando se muere algún señor ques liba ó
queví ó saco , é es principal , en la provincia de Cueva c en algunas parles de la gobernación de Caslilla
del Oro.
Pues se ha hadado de las gentes é vi-
das destos indios de la gobernación de
Caslilla del Oro, tráclese agora de sus
muertes é fin, ques semejante é á la ma-
* Oviedo alteró sucesivamente estas fechas des-
de 1540 en adelante, viniéndose en conocimiento
de que en el expresado año tenia ya puesta en
limpio esla segunda parle de la Historia General
de Indias. En este pasage, que volvía sin duda á
TOMO III.
ñera de su vivir bestial c de infieles. Y
ante todas cosas es de notar, que si un
indio ó india , por algún descontentamien-
to que tenga , ó sin causa , se determina
relocar en los últimos años de su vida , incurrid do
nuevo en el descuido , notado ya en olro lugar, di-
ciendo que escribió en 1520 A Sumario (lela histo-
ria natural , el cual se imprimió dicho año en la
ciudad do Toledo.
20
154
HISTORIA GENERAL Y NATL'RAL
morir, é di<;e morirme tintero, es como
verlo hecho, porque assi se muere deter-
minadamente; ó aborrescen el comer 6
todo lo demás que les pueda dar vida . é
se secan é desmayan; é ayudándoles á
ello el diablo, en breves dias se mueren,
sin saber ni entender de su dolencia otra
cosa , sino que fué su voluntad morirse.
En Panamá é Nata é Pacora , é otras
provincias de la lengua de Cueva , en la
costa del mar del Sur é por allí cerca, se
acostumbra, en muñéndose el cacique (ó
señor principal), que todos los familiares
é domésticos criados é mugeres de su ca-
sa , que continuamente le servían, se ma-
tan. Porque tienen por opinión, e assi se
lo tiene dado á entender el diablo (alias
tuyra) quel que se mata, quando el caci-
que muere, que va con él al cielo, é allá
le sirve de darle de comer ó á beber, y
está allá arriba para siempre exercitando
aquel mesmo officio que acá . viviendo,
tenia en casa del tal cacique: é quel que
aquesto no hace, que quando muere por
otra causa ó de su muerte natural, que
también muere su ánima como su cuerpo;
é que todos los otros indios é vassallos
del señor muerto, quando se mueren . que
también se mueren sus ánimas con el
cuerpo ; é assi se acaban é convierten en
ayre ó en no ser cosa alguna (como el
puerco ó el perro ó una ave ó el pescado
ó otra qualquier cosa animada); é que
aquesta preheminencia tienen é gocan so-
lamente los criados ó familiares que ser-
vían al señor ó queví ó tiba principal , en
su casa ó en algún servicio señalado. Lo
qual persuade é induce á tanta cobdicia
á los indios é indias de ser familiares é
criados del señor , que les paresce , quan-
do lo alcancan, que tienen adquirido to-
do el bien desta é de la otra vida , quan-
do el señor los rescibe é tiene por nabo-
rías (id est, criados de su casa). É de
aquesta falsa opinión viene que también
los que entienden en el sembrar el pan é
cogerlo, que por gocar de aquella prero-
gativa se matan é hacen enterrar consigo
un poco de mahiz é una macana pequeña;
é dicen los indios que aquello se lleva pa-
ra que si en el cielo fallare simiente, no le
falte aquella poca para principio de su
excrcicio, hasta quel tuyra (que todas es-
las maldades les dá á entender) les pro-
vea de mas cantidad de simiente.
Esto experimenté yo en las sierras de
Gualuro, donde prendí al tiba ó cacique
de aquélla provincia , que se avia revela-
do del servicio de Sus .Mageslades: é pre-
gúntele que ciertas sepolturas que estaban
dentro de un bohío cuyas eran, é dixo (pie
de unos indios que se avian muerto ellos
mesmos, quando el cacique viejo, padre
deste Guaturo, murió. Y porque muchas
veces suelen enterrarse con mucha canti-
dad de oro labrado, hice abrir dos sepol-
turas. é hallóse dentro dellos el mahiz é
macana , que de susso se dixo; é pregun-
tada la causa , el cacique ó otros de sus
indios dixeron que aquellos que allí avian
seydo enterrados eran labradores , perso-
nas que sabían muy bien sembrar é coger
el pan, y eran sus criados é de su padre;
é porque no muriessen sus ánimas con los
cuerpos, se avian muerto ellos, quando se
murió su padre, el cacique viejo; é tenían
aquel mahiz é macanas para lo sembrar
en el cielo. Á lo qual yo le repliqué que
mirasse cómo el tuyra los engañaba , é
todo lo que les daba á entender era men-
tira, pues que aquellos muertos nunca
avian llevado el mahiz ni la macana y es-
taba allí podrido, é que ya no valia nada
ni avian sembrado nada en el cielo: á eslo
dixo el cacique, que si no lo avian llevado,
seria por aver hallado mucho en el cielo,
é assi no avria nescessidad de aquello. Á
este error se le dixeron muchas cosas,
las que aprovechan poco para sacarlos de
sus errores, en especial quando ya son
hombres de edad, segund el diablo los
tiene ya enlacados. En fin, ellos creen
DE INDIAS. I.IB. XXIX. CAP. XXXI
que muerto él cacique, de los indios que
se matan por su amor, al uno dá el ofll-
cio de pineerna ó copero, como los poe-
tas dicen de Júpiter é Ganimedes 1 , ó
otro á otro, é que en l;i otra vida hacen
los officios, que aqui les dió su señor.
El auctor deslos dolidos, ques el tuyra,
de la manera que les aparesre (piando les
habla por su tequina, de aquella mesma
forma le piulan «le colores é de muchas
maneras , ó (al le hacen de oro de relie-
ve, -ó entallado en madera, muy espan-
table é feo, é tan diverso como lo suelen
acá piular nuestros pintores á los pies de
Sancl Miguel Archángel ó del Apóstol
Sanet Bartolomé, ó en otra parle, donde
mas temeroso le quieren figurar. Assiines-
mo quando el tuyra los quiere espantar,
promételes el huracán, que quiere decir
tempestad ó tormenta de agua é viento,
la qual haei' tan grande que derriba ca-
sas e arranca muchos é grandes árboles,
e les hace mucho daño en sus heredades
é fructos.
É assimesmo en esta gobernación de
Castilla del Oro, en algunas partes della,
(piando algún señor muere, loman su
cuerpo é assiéntanle en una piedra ó le-
ño; y en torno del, muy cerca, sin que
la brasa ni la llama loque en la carne del
(leluulo, tienen muy grand fuego é muy
continuo, tanto que toda la grasa é hu-
medad le sale por las uñas de los piés ó
de las manos é se va en sudor é se enju-
ga, de manera que! cuero se junta con los
huessos, é toda la pulpa ó carne se con-
sume ó deslila. E desque assi está enjuto,
sin lo abrir, ni es menester, lo ponen en
cierta parte que para aquello licúen en su
casa deputada, junio al cuerpo de su pa-
dre del tal cacique , que de la mesma ma-
nera está puesto: é assi , viendo la canti-
dad ó número de los muertos, se couosce
qué tantos señores ha ávido en aquel Es-
tado, é quál fué hijo del otro ó le subce-
dió en el señorío, segund la orden subce-
siva en que están puestos. Bueno es de
creer quel que de los caciques murió en
alguna batalla de mar ó de tierra , é que
quedó en parte que los suyos no pudieron
tomar su cuerpoé llevarle á su tierra, pa-
ra lo poner con los otros caciques, que fal-
taron del número en tales assientos; é pa-
ra esto allí, dó avia de ser puesto, está
vácuo, é hacen pausa ó dexan lanío es-
pacio, como el cuerpo avia de ocupar en
aquella rengle. E para suplir la memoria
é falta de letras (pues no las tienen), lue-
go hacen que sus hijos ó la comunidad o
vassallos que mandaba, aprendan é sepan
de coro la manera de la muerte de los que
murieron. En fin, dicen que no pueden ser
allí puestos, é assi lo cantan en sus can-
lares, que los indios llaman areytos. Es-
tos caciques assi puestos se usa en las pro-
vincias de Comogre c Chiman, y en otras
partes de la lengua de Cueva.
También tienen otra forma algunos; y es
que (piando se muere el cacique , después
que eslá cnxulo por el fuego, segund es di-
cho, lo envuelven en cinco ó seys man-
ías ó mas. é lo echan en una hamaca que
está colgada en el ayre, é lo ponen en la
cámara , donde les parescc que eslá me-
jor , ó donde él acostumbraba á dormir.
La manera de las muertes, que los cria-
dos é servidores suyos se dan para matar-
se, es que junios, y hecho su areyto, é
cantando primero la vidaé obras de aquel
su señor defunto, tienen assi puesta una
grande toreba (que quiere decir olla) é
una concha de una ostia ó un calabacino
ó cuello de calabaza , de que se sirven de
cuchara . ó loman un trago de la poncoña,
ó dos, que está en aquella olla ; y encon-
tinenli caen muertos, segund es grande
la potencia de aquel veneno poncoñoso.
É algunos llevan allí sus hijos pequeños é
i Ovid. Melhara., lib. X.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
150
hacen primero beber aquello á los niños,
é desque los veen muertos , se matan á sí
mesmos de la niesma manera, sin que en
ninguno haya lágrimas, sino mucho con-
tentamiento de tal fin. E assi se lleva el
diablo con cada cacique quarenta ó cin-
qüenta ánimas, é mas é menos, de los
criados é familiares que le servían.!
También en algunas partes se entierran
de la forma que se di\o en el libro V, ca-
pítulo III, é sus mugeres con ellos, é tie-
nen esta forma. Muerto el que vi ó señor
principal, se juntan todos los señores sus
amigos comarcanos dentro de un día, y
el segundo que murió lo entierran; é an-
tes que muera , quando veen que no pue-
de vivir, se llegan los amigos para cele-
brar estas obsequias. Hacen un hoyo de
doce ó quince pies de luengo é otros tan-
tos de ancho, quadrado, é un poyo á la
redonda; y este hoyo es de braca é me-
dia ó dos estados de hondo, é tienen allí
aparejada madera é rama para lo cubrir.
E assíentan el cacique defunto en el poyo
sobre una manta muy gentil, pintada, en
lugar de tapete, é con sus joyas de oro
puestas en su persona ; y en el espacio
quadrado de enmedio deste hoyo ponen
algunas calabazas con agua 6 mahiz, é
algunas fructas é flores: é luego vienen
las mugeres proprias del defunto que te-
nia, no todas, sino lasque deltas lo quie-
ren hacer ó seguirle, enterrándose con él
vivas, muy áderesgadas de carcillos ó
axorcas de oro é de sus joyas , é sién-
tanse á los lados del muerto. É tura uu dia
é dos el cantar en torno de aquel hoyo á
grand multitud de indios é indias, chicos
é grandes, recontando las proecas y el
esfuerzo, la liberalidad é otras virtudes del
muerto , ó loando mucho el amor de aque-
llas mugeres suyas , que con él se quie-
ren yr al fíelo é morir allí dentro. Y en
este tiempo queste cantar tura, beben los
que cantan, é baylan continuamente de
rato en ralo , porque andan en (orno dc-
Uos otros hombres dándoles á beber: é
también beben aquellas mugeres que es-
tán dentro del hoyo, é se embeodan, has-
ta quellas caen sin sentido del poyo, ó se
quedan sentadas, sin sentir, embriaga-
das. Estonces, quando ellas están tales,
atraviess'an maderos por encima é faxina
é tierra, y échanles mili cargas della acues-
tas, é assi acaban: é á los que cantaban
no se les acaba aquel dia el vino , é des-
piertan el siguiente, ó quando se les ha
passado la bebdera. É assi se concluye la
pompa funeral del diablo en essos sus mor-
tuorios, é aquel mausoleo ó sepulcro que-
da como por un lugar sancto e acatado,
é ponen en torno hermosas arboledas.
En tanto que lo quos dicho se hace, el
hijo que ha de subceder en el Estado es-
tá pressente hasta que todo está hecho, é
luego le dan la norabuena de la subces-
sion : é los viejos é mas ancianos que que-
dan en su Estado, llevante de los bracos á
una cámara, donde ha de dormir, y cchan-
le en una hamaca. E allí vienen á le dar
la obidiencia lodos sus subditos, con car-
gas de pressentes de mahiz, ú aves, é
puercos, é venados, é pescado, é cosas
de comer de las fi netas é de todo lo que
hay en la tierra: é le harén nuevos can-
tares de placer , é beben, como es dicho,
otros dos 6 tres dias. Ka aquellos canta-
res le dicen qué caciques é señores , con
sus parientes é toda su genealogía , é quá-
les eran los amigos y enemigos de su pa-
dre, é por qué causas, para lo retificar en
la amistad ó enemistad, que con su padre
el cacique defunto tenían. E luego questo
es fecho, cavia sus mensajeros á los ca-
ciques é quevís é señores, haciéndoles sa-
ber que su padre es muerto, é que como
fué su amigo, él lo quiere ser assimesmo:
é los otros le hagen sus embaxadas , ra-
tificando la paz é debdo é amor, é ofres-
ciéndosele , como tales amigos. É la mes-
ma diligencia hacen con sus enemigos, é al-
gunos se reconcilian é quedan por amigos:
DE INDIAS. IJ15. XXIX. CAP. XXXI.
157
oíros quedan por mas enemigos, é pren-
dan ó matan tales mensageros , para que
sea mus fijaé perpétua la guerra entrellos.
Son tantas é tan diferenciadas las cos-
tumbres destas gentes, que no se pue-
den aun entender ni saberse, sin (piel
tiempo de lugar á ello é passen mas años.
Verdad es que en algunas parles dcsta go-
bernación é otras parles, de todo punto
se han olvidado é perescido sus cerimo-
niaspor los peccados é vigiosdestos indios,
para que haya en ellos el efetto de aque-
lla sentencia de Job que di$e: La inorada
de los malos no permanecerá » '. Sobre lo
quál diré el glorioso dolor de la Iglesia,
Sancl Gregorio, en sus Morales, en la ex-
posición desle passo contra los malos:
«Donde huelgan con la carne, allí entier-
ran el ánima, dándole la muerte8. »Y assi
estos malaventurados . apartados de la
verdadera morada, no solamente para es-
ta vida* pero para la eterna, siempre se-
rán muertos en tanto que estén desviados
del cono3Qimiento de Dios verdadero.
Yo tengo hasta agora visto grandíssimo
número destos indios en treynta j cinco
años que lia (pie tracto oslas parles ¿ VCO
esta generación, é ninguno perfello chrisp-
tiano lie hallado entrellos de los (pie han
ávido plática ó conoscñnionlo con los
chripsti; s seyendodeedad ; mas tengo
creydo que de los niños que son dotrina-
dos. se salvan muchos por la misericordia
de Dios ('• diligencia de los calhólicos reli-
giosos chripslianos, que en esto se ocupan
en estas partes: de lo qual resulta granel
bien para los méritos de nuestros prínci-
pes, por cuya voluntad muchos mas se
salvarían (é todos ellos, sin que ninguno se
perdiesse); pero no puede dexarse de
complir en esto la providencia de Dios,
que sabe ordenarlo que conviene.
Verdad es que en esto tampoco quedan
1 Et tabernaculum impiorumnon subsistet. (Job,
cap. VIII, vers. 22.
2 Moral, lib. VIII,
los chripstianos sin mucho cargo, en es-
pecial los perlados, si algún descuydo tu-
vieren en poner la diligencia, que so re-
quiere que haya en sus ministros y en él
para reducir estas ovejas al verdadero cu-
bil. Y no deys, reverendos padres, toda
la culpa á los soldados : que su castigo no
les ha faltado á essos en lo que mal han
fecho, ni les faltará á los que mal hicie-
ren : y por los fines de algunos podeys
aver visto en estas historias cómo les ha
ydo en la demanda desle oro, é quán
particular cuenta ha tenido Dios con ellos.
Nocreaysque la mitra ni el báculo pasto-
ral se os dio para dormir ñ la sombra del
mando, que Dios os permitió: acordaos que
dice San Gregorio: « Oualquier perlado
soberbio tantas veces cae en culpa de
apostasía quantas, deleytándose en presi-
dir sobre los hombres, se alegra de la
singularidad de su honra3.» E mas ade-
lante dice: « El Todopoderoso Dios, por
sola la calidad de los merescimientos exa-
mina la vida de los hombres; pero mu-
chas veces dá por allí mayor pena por
donde dio en ministerio de ofScio estas
cosas mayores, segund que la misma ver-
dad dá testimonio diciendo *: Al que mu-
cho es dado , mucho será demandado 5. »
Por manera, señores perlados, que vues-
tra carga no se descarga sino con trabaxo
continuo é con la diligencia é obra , que
para la salvación destas gentes conviene.
Y este fué el intento de la Sanctidad
del Papa é de la Cessárea Magostad, con
que os cometieron tan sancto cuydado é
las dignidades (pie os dieron, é descarga-
das eslún sus coñsciengias con las vues-
tras, y cssa éncomendays vosotros á
vuestros vicarios, y ellos á los curas, y
essos curan de la manera que vemos el
fructo. Assi que, va esto ensartado de uno
en otro á parar en un ydiola, que avria
;i Moral., lib. XXIV, sobre Job en el cap. 28.
4 Ib., lib. XXV, cap. 1, sobre el cap. 31 de Job.
j Evang. de S. Lúeas, cap. XII.
1o8
mSTORIA GENERAL Y NATURAL
menester quien al tal le enseñasse. Y sos-
pecho que desta negligencia ha de sub-
oeder á algunos lo que á una vieja dili-
gente é sin prudencia intervino en mi
tierra, que por poner mejor recabdó en
unos pollos, que anclaban tras la gallina
pequeños, ató el uno al otro, ó otro al
otro , é assi todos diez ó doce , y el pos-
trero á la gallina , y la gallina á una
silla, en que la vieja estaba assentada
hilando; y el pollo que estaba al cabo del
hilo, como estaba mas desviado de la si-
lla, ó la cuerda era luenga, arrebatóle el
milano, é si no fué uno ó dos que esta-
ban mas cerca de la gallina, por donde
se quebró el hilo , todos los otros se llevó
en su sarta pendientes uno de otro.
Aplicando esto á nuestro caso, se ha de
entender que la silla es de Sanct Pedro, y
cssa no puede errar , porque su intención
es guardar sus pollos ú ovejas; ni puede
el diablo, ques el milano, moverla de su
lugar ni ofender á la gallina, ques el Prín-
cipe, cuyos son estos pollos ó vassallos;
porque Su Magcstad ésta junto é confor-
me con la silla é no se aparta dolía : [uto
los otros que de allí abaxo andan aparta-
dos, essos son los que tienen el peligro
ques dicho del milano, ques diablo é nun-
ca duerme. Assi que, aunque yo pague los
cinco sueldos por dar consejo donde no
se me pide, y siendo yo tan falto para
esto, no es en verdad soberbia la mia,
sino compasibilidad de ver acá estos mi-
nistros, no todos, sino algunos, no ata-
dos en sarta cómo los pollos de la otra,
porque los que están atados é unidos tie-
nen menos peligro, é aunque alguno se
lleve el milano, los oíros lodos se cobran
e remedian; porque por aquella cuerda,
que la vieja puso á sus pollos, el milano
que los llevaba se assió en un olivo , é
comiendo el un pollo , la vieja é muchos
muchachos que seguían por lo baxo al
malfechor, llegaron donde estaba lan tra-
bado é atado por los piés con el hilo , que
lo tomaron é le mataron, sin se aver per-
dido mas de uno de los pollos.
Esla cuerda avés de entender ques la
regla , á que los religiosos andan atados:
el árbol del olivo es la misericordia de
Dios, donde somos todos socorridos é li-
brados del común adverssario , é la vieja
es la Iglesia, que siempre trabaxa en nos
criar é do'.rinar é librar del demonio, (pies
nuestro milano, é los muchachos ó niños,
que con ella yban en seguimiento de los
pollos perdidos, son las inocentes c puras
conscit'n<;¡as de los devotos religiosos é
chrípstianos, que la acompañan é aplacan
la yra del Señor, para nuestro socorro c
amparo de su misericordia, para que con
la oliva llegue la buena nueva de la res-
tauración é de ser passado el naufragio,
como lo envió á significar é anunciar á
Noé con un ramo de tal árbol, estando 011
el arca metido, para que viessen «piel di-
luvio era passado, é que la paloma avia
hallado tierra é paz en el Señor para sus
criaturas.
Torno á decir, muy reverendos obispos
é perlados, que examineys bien vuestros
ministros, porque á veces os engañays en
la elecion é os engañan. ¿Qucréyslo ver?
Mirad las bolsas á algunos, é los negocios
particulares, y el caudal con que entra-
ron en sus grangerias; é vereys quán
apartado anda el exercicío del officio del
sacerdocio, é quán fuera de cuydado, de
desnivelaros , están é de quitaros do tra-
baxo, é cómo de passo en passo os llevan
de la mano, é vosotros y ellos é otros en
una cuerda ensartados al infierno, si no
socorre Dios vuestras ánimas con otra oli-
va de misericordia . para que del mal sea
lo menos, é lo pague solo aquel que no
guarda lo que debe é le teneys mandado.
E para esto vuestro báculo Qele sobre
ellos é todo el pueblo, que Dios os enco-
mendó : é ved vuestra cuenta é la de to-
dos á menudo.
No quiero señalar perlado ni sacerdo-
DE INDIAS. Ult. XXIX. CAP. XXXI.
150
te, aunque algunos me lian robado á mí
ó á otro*, porque no parezca que halilo
con passion en eslo; pero yo he dicho
verdad en lodo , é assi , si no fuesse, ni
meresceria crédito ni perdón. Las bur-
las de la pecunia é de los bienes ágenos
aun mas tolerables son (puesto ques mal
que se hagan) que no las que se hacen
a sí mesmos; porque si yo pierdo par-
le de la capa, quien me la quila pierde
toda el ánima: y quanto mas honesto ó
sánelo es el hábito, mas quedas e limpias
han de andar las personas y las manos,
que han de Ilegal' al altar sin enconarse
ni buscar otra ocupación de seglares, si-
no enseñando estas gentes bárbaras á sa-
lir de sus errores é rilos diabólicos, pues
que para esto los envian acá , y no á here-
dar, ni encubrir ni transportar los bienes
ágenos, ni á emboscarse en grangeriasque
impidan el sánelo officio del sacerdocio.
Junio con esto he paciencia con ver otros
religiosos tan benditos, tan suficientes,
tan humildes, é de tan perfetta vida y
exemplo, ques para loar á Dios é darle
gracias , porque nos hace dignos de su
compañía é comunicación.
Passemos á otras materias , é dcsta de
los religiosos é clérigos no se entienda lo
ques dicho por los que están 6 residen en
sus iglesias y monasterios , sino remítase
la cuenta á los que tienen canónicamente
el cai go dellas: que yo fiador que á los ta-
les superiores les será acordado en su
tiempo tan por menudo y mas que lo sien-
ten los humanos; y ello passa conforme á
la retitud de la divina justicia.
CAPITULO XXXII.
I>e algunas particularidades de los indios de Cueva, é también se liare mención de algunas cosas en ge-
neral de aquella provincia , que se añaden é ponen, acrescenlando el ge'nero dellas en los libros de la pri-
mera parle de aquestas historias.
En la primera parte desta General his-
toria, en el libro VI, su tracto de diversas
cosas, assi como de las moradas de los
indios; y en esta materia en este li-
bro XXIX se dixeron otras cosas dife-
renciadas.
En el juego del batey y en los huraca-
nes basta lo dicho y escripto.
En lo de las canoas assi se usa lo mosmo
en esla isla como en la Tierra-Firme, salvo
que aunque tienen canoas pequeñas, tam-
bién las usan grandes é mucho mayores
questas islas; porque hay canoa que lleva
c/inqüenta ó sessenta hombres é mas , é
con sus árboles é velas de algodón, é son
muy diestros en ellas, en especial los ca-
ribes.
En lo que toca á la agricoltura, lodo lo
que se dixo en el libro VII ó otras cosas
muchas mas de legumbres é fructas se
hallan en la provincia de Cueva é gober-
nación de Castilla del Oro; y assi en esse
mesmo libro, y en el VIII, y en el IX, y
en el X y XI y XII y XlU y XIV y en
el XV, como en todos los demás de la pri-
mera parle dcstas historias, se ha puesto
ó acresgentado lo que de tales materias
hay é se sabe dcsta gobernación de Cas-
tilla del Oro, ó se enmendaron algunas
cosas después do la primera impression:
é por esso no hay para qué se repita en
esle libro, porque me paresce ques mejor
que eslé junio lo ques de un jaez ó géne-
ro ó particular título de cada libro.
Quédame de decir que en aquesta len-
gua de Cueva hay muchos indios hechice-
ros é en especial un cierto género de ma-
los, que los ehripstianos en aquella tierra
llaman chupadores, que á mi parescer de-
ben ser lo mesmo que los que en España
100
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
llaman bruxas y en Italia exilias. Estos
chupan á otros hasta que los secan é matan,
é sin calentura alguna de día en dia poco á
poco séenflaquescen lauto, que seles [Hie-
den contarlos huesos, que se les parescen
solamente cubiertos con el cuero: y el
vientre se les resuelve de manera quel
ombligo traen pegado á los lomos y espi-
nado, c se tornan de aquella forma que
pintan á la muerte , sin pulpa ni carne.
Estos chupadores, de noche, sin ser sen-
tidos, van á hacer mal por las casas age-
nas: é ponen la boca en el ombligo de
aquel que chupan, y están en aquel exer-
cisio una ó dos horas ó lo que les pares-
ce, teniendo en aquel traba xo al pacien-
te, sin que sea poderoso de se valer ni
defender, no dexando de sufrir su daño
con silencio. E conosce el assi ofendido, é
vee al malhechor, y aun les hablan: lo
qual , assi los que hacen este mal como
los que le padescen, han confessado algu-
nos dcllos; é dicen queslos chupadores
son criados ó naborías del tuyra , y quél
se los manda assi hacer, y el tuyra es,
como está dicho, el diablo.
Son muy grandes hervolarios algunos
indios en aquella provincia, c eonoseen
muchas hiervas para diversas enfermeda-
des, en especial los señores é hombres
principales, 6 aquellos (equinas, éaun al-
gunas mugeres, en las qualcs es mas pe-
ligroso el officio; porque todas aquellas
que se prescian de maestras de tal arte,
son unas viejas astutas é mal inclinadas,
é de mala proporción é vista , que se en-
tremeten á adevinar, é hacen mas descon-
ciertos que los hombres de su officio. Y
destas hay assimesmo chupadoras en mas
cantidad que de hombres, que en csso en-
tienden.
Un notable caso me ocurre, é quiérolo
decir, aunque es apartado de las otras
materias de que se ha tractado , pues quel
pressente capítulo he querido que sea de
cosas mezcladas é diversas. Y es que en
el Dañen, en Acia y en el Nombre de
Dios, y en la costa de Tierra-Firme, que
mira á esta isla é llamamos del Norte, to-
todos los vientos, Nordeste, Norte ú No-
rueste son sanos, porque vienen sobre el
agua de la mar. y el Norte mas sano qiu
essotros ques dicho, porque viene mas li-
bre, sin tierra, é los que en donde he di-
cho van del Sueste é Sur ó Sudeste son
enfermos, c mucho mas el de Mediodía o
austro, porque va mas sobre tierra. Y cs-
tosque allí son enfermos, son sanosen Pa-
namá y en aquella otra costa austral: y lo
mesmo acaesce en esta Isla Española y
cibdad de Sancto Domingo: que en la
parle questa cosía mira al Austro, los vien-
tos que vienen de Mediodía son sanos, y
el Norte es malíssimo é muy enfermo; é
por el contrario en la costa questa isla tie-
ne hácia el Septentrión, estos vientos qu >
aquí son sanos son acullá dolientes y en-
fermos, 6 los que aquí son dañosos, en la
Otra costa son saníssimos.
Los indios de la provincia de Cueva son
inclinados á juegos é ociosidad é aficiona-
dissimos á hurlar: é assi en esta gober-
nación de Castilla del Oro. como en las
partes que he estado destas, he visto as-
simesmo y es notorio que los indios de
poca edad , assi hombres, como mugeres,
hasta llegar á trece ó catorce años, é que
se principie la edad de la adolescencia, y
se comience en ellos el desseo é calor li-
bidinoso, ó se ayunten carnalmenle hasta
probar con efetlo la laxaría, son hasta
allí (en tanto que no la han gustado con
obra) los mejores servidores é mas bue-
nos muchachos que se puede pensar ni
a ve r visto en otras nasciones (si hasta lle-
gar á tal estado son corregidos é criados
entre honestos chripstianos); pero quando
son entrados en la edad adolescente , en
conosciendo muger, se tornan bestiales é
diabólicos ellos y ellas con el curso vené-
reo. E con este vigió se les pegan é jun-
tan otros, é olvidan lo que saben bueno é
DE INDIAS. Lili. XXIX. CAP. XXXII.
virtuoso, si assi lo fian aprendido aulcs
de Inicuas costumbres , é las aborresgen
por la mayor pauto; pero todavía quedan
mejores que sus padres é parientes. É as-
si es de creer que con el tiempo, median-
te el favor divino, siempre serán mas
aprovechados é aparejado-; para serehrips-
tianos é merescer tal nombre é la gloria
del cielo , interviniendo la gracia de Dios
en ellos.
Y pues andamos al cabo deste li-
bro XXIX, será bien, pues en cada uno
de los |£br06 desta General historia de ¡n-
ilins se dicen las vidas de los gobernado-
res i v aun de algunos dellos ó de los mas
sus muertes), que se ponga aqui un capi-
tulo particular é penúltimo, resumiendo la
relación de los capitanes particulares ó
inferiores, para acordarnos entre tanto nú-
mero dellos (en sola esta gobernación de
Castilla del Oro) quán pocos son aquellos
quedexaron de morir mala muerte, avien-
do su pago en esta vida conforme á sus
obras y quán raros los que dellos lian
tornado á sus patrias.
CAPITULO XXXIII.
F.n que sumariamente se Irada del subeesso é tin que hicieron los capitanes particulares, que lia ávido en
la gobernaron de Castilla del Oro en tiempo del gobernador Pedranas Dáyila , é antes c después del luis-
la el liempo pressente.
1 or muy peor tengo no querer los hom-
bres bien obrar, que no no saberlo hacer.
Bien creo yo (pie algunos capitanes de los
queen esta gobernación de Castilla del Oro
han andado, no supieron bien obrar, por-
que nunca lo aprendieron ni usaron ; ó la
culpa 6 falta questos tales han obrado acá,
tanto y más si1 deben atribuyr al goberna-
dor que los admitió á tal oflicio, como al que
mal le usó. Otros algunos destos capitanes,
que supieron hacerlo bien é no lo hicie-
ron, essos tengo por diabólicos; puesto
que algunos otros (que fueron los menos
en número) son dinos de loor. Y assi con
los unos é los otros ha tenido Dios tan par-
ticular cuenta é aviso, como sus fines ó vi-
das lo han mostrado; pero porque este jui-
cio ó castigo esté mas manifiesto para cor-
recion de los pressentesó por venir, digo
assi.
I. El adelantado Vasco Nuñez de Bal-
boa , que fué causa de la muerte del go-
bernador Diego de Nicuesa , é de los que
con él se conjuraron ante Hernando de
Arguello, escribano (para no le rescebir
en el Darien por gobernador, écruelmen-
TOMO III.
te le echaron de la tierra por la mar en
una barca , con otros trece hombres , y el
ni ellos nunca mas parescieron), ved como
después murió este adelantado degollado
por traydor, é con él fueron descabeza-
dos aquel escribano Arguello, c Andrés
de Valderrábano , é Luis Bolello, é Her-
nand Muñoz, que eran de los mesmos con-
jurados, é_assi acabaron con el mesmo tí-
tulo de tray dores.
II. El capitán Bartolomé Hurlado, al-
guacil mayor de Vasco Nuñez , ó uno de
los conjurados contra Diego de Nicuesa,
murió mala muerte.
III. Francisco Pioarro , que después
fué adelantado é marqués é gobernador
é capitán general en la tierra austral,
é que tan poderoso é rico se vió que
ha sido sonado y estimado por el mundo
quanto por estas historias se puede ver,
uno fué de los conjurados de Vasco Nu-
ñez contra Nicuesa. Y estando en la cum-
bre é mayor prosperidad que tuvo , mu-
rió mala muerte el año passado de mili é
quinientos é quarenta y uno, é le mataron
do una estocada por la garganta, é con
21
IG2
; UISTORIA GENERAL Y NATURAL
él á un hermano suyo ó otros finco ó seys,
porque no quedasse sin castigo ni vengan-
cu la muerte injusta de su compañero el
infelice, é diño de infalible memoria, el
adelantado don Diego de Almagro, ni las
de aquellos percadores, que mataron en
aquella desvariada batalla. El castigo de
la qual é de tan grandes delictos, con la
mesma dilación é tiempo, ha mostrado la
justicia de Dios palpablemente, que nin-
guno, que perfetto juicio tenga, debe con-
fiar de thessoros ni favor del mundo.
IV. El ca[>itan Johan de Ezcaray, uno
de los conjurados con Vasco Nuñcz contra
Diego de Nicuesa , estando ya rico , 6 yen-
do desde Panamá á la villa de Acia, 1c
mataron sus indios ó otros con quien se
debieran entender; é nunca se pudo sa-
ber dónde tenia sus dineros, que eran
Irartos, é se creyó que los dexó ó los te-
nia enterrados. Otros hombres muchos
que fueron capitanes, é que entraron en
aquella conjuración contra Nicuesa , ño los
nombro; mas todos ó los mas dellos aca-
llaron con malas é diversas muertes.
V. El capitán Benito Hurtado, estando
con cierta gente en un pueblo, que se llama
Yillahermosa , quel gobernador Pedrarias
Dávila hico fundar en la gobernación de
Nicaragua, lo mataron los indios, con otros
muchos chripstianos, por su descuydo del
é de los otros españoles, porque sus ex-
cessos no se pagassen todos en la otra
vida .
VI. El capitán Lope de Olano, que de-
xó a su gobernador Diego de Nicuesa en la
mar, yendo ambos en sendos navios á
buscar el puerto de Veragua , é le dió can-
tonada é se volvió donde el exército que-
daba, é se hico jurar por gobernador ó
teniente de gobernador , después de algu-
nos años le pagó Dios de su trayeion, é
le mató con otros chripstianos el cacique
de Careta, donde agora es la villa de
Acia, teniendo muy mereseida la fin, quél
é otros hicieron en su compañía.
VII. El capitán Francisco Becerra, con
doscientos españoles que yo vi yr (é nunca
volvieron (desde el Daricg partió, por man-
dado de Pedrarias, é só opinión é titulo
que era hombre solícito é se daba maña á
robar indios é aperrearlos sin alguna mise-
ricordia, y porque desto se tenia expirien-
cia de cierta entrada, de donde poco antes
avia tornado con seys ó siete mili pessosde
oro é muchos indios mal ávidos, fué á la
otra costa de Caribana. .Mas allá le mata-
ron a él é á quantos españoles llevó con-
sigo, sin que del ni de hombre de todos
ellos alguno escapasse, ni se supiesse nue-
va alguna de cómo ni dónde murieron.
Este capitán é gente ques dicho, partió
del Darien año de mili é quinientos y quin-
ce, y estamos en el de mili é quinientos é
quarenta y ocho : assi que. pues han pas-
sado treynta y dos años, bien los pode-
mos contar con los defuntos, é rogar a
Dios que estén en gloria.
VIH. El capitán Francisco de Vallejo sa-
lió del Darien. después que partió el capitán
Becerra . por mandado assimesmo del go-
bernador Pedrarias Dávila . é passó á la cos-
ta, ques dicho, de Caribana, assi por saber
nuevas del capitán Becerra é su gente, co-
mo por ayudarle é saber de los secretos de
la tierra ; mas el fructo que se sacó desle
viage , fué queste capitán volvió huyendo,
é se dexó allá quassi ochenta hombres. É
venido al Darien, non obstante su mala
desculpa , la pena que se le dió fué inha-
bilitarle é que no fuesse capitán en ningún
caso ni tiempo ; é con este castigo piado-
so se pagaron las vidas de los muertos, y
el Vallejo se fué de la tierra é se passó al
gobernador Rodrigo de Bastidas á Sancta
Marta , donde murió pobre é infamado de
cobarde.
IX. Johan Escudero fué enviado por
capitán á cierta provincia, por mandado
de Pedrarias , á ruego del alcalde mayor
el licenciado Espinosa: este era un hombre
desordenado é de ninguna expirieneia, é
DE INDIAS. I.llí. XXIX. CAP. XXXIII.
aunque liico cosas por donde merescia ser
bien castigado, no lo fué, sino porque él
tenia gana de vise de la tierra, desterrá-
ronle della , porque tenia por amigo al que
le avia <le juzgar. El caso fué tal , que fué
muy murmurado el delicto feo, é aquella
entrada, é mucho masía sentencia; por
manera que los indios queste nuevo capi-
tán mató é ofendió, se quedaron con sus
daños, y el delinqüenle sin pena, é los
que lo vieron é supieron, certificados de
la poca justicia que avia, y aun certifica-
dos (pie ningún maleficio avia de ser pu-
nido ni satisfecho, conforme á las leyes ni
á la buena racon.
X. El capitán Ó alcalde Hurlado, que
residía en el puerto é pueblo de Sánela
Cruz, era un mancebo de poco sessoé de
ninguna expirieneja ni vergttenca . é muy
desordenado é maltractador de indios é
vicioso; peni como era antes criado del
contador Diego Márquez, por su respecto
fué hecho capitán, sin tener evpiriencia,
é alcalde sin letras, y tan moco que no
avia veynte > tresaños; y conforme á es-
ta edad é su maldad é deshonesto vivir,
todo su intento era luxuriar y lomar a los
indios sus mugeres é indias, é dar lugar
que los otros españoles, que deliaxo de su
juzgado estaban, hiciessen essas é olías
torpecas é sinrazones. Por lo qual, no pu-
diendo sufrir los naturales de la tierra las
insolencias de tal juez e de los demás,
quandó les paresció quel tiempo era mas
á propóssilo para su venganza, mataron
á este Hurlado con mas de ochenta chrips-
tianos, é juntáronse para ellos los caci-
ques de Comogre é Chiman é Pocorosa.
XI. El capitán Martin de Murga, que en
diversas partes ó tiempo avia muerto har-
tos indios, indios le mataron áél é á otros
tres españoles, estando seguros é cenan-
do en casa del cacique de Bea, que le ser-
* En el capítulo XII de esle mismo libro de-
jó ya referida Oviedo la peregrina muerte de este
10:1
via, como mas largamente la historia lo
ha contado en este libro XXIX: porqué de
la muerte deste suheedieron oíros muchos
males é trabaxos á mí é á otros , 6 . fué
mucha causa de se rebelar aquel cacique
é otros, imitando al de bea, porque este
capitán cobd¡c¡oso le fatigaba , porque le
diesse oro.
XII. El capitán Andrés Garavito j uno
de los consortes de aquella negociación,
que le costo la cabeca al adelantado Vasco
Nuñez, este filé el que lo descubrió, por lo
qual el gobernador Pedradas le relevó del
cuchillo. Pero como tenia essa é oirás ma-
yores culpas ante Dios, en un juego de
cañas se hico máscara en un (lia de fiesta
en León de Nicaragua , é arremetió con
el caballo hacia donde estaban ciertas mu-
geres españolas mirando, c él les dixo:
■ Señoras, tornaos moras» , ó otros desa-
tinos, loando la seda de Mahoma *: é súbi-
tamente se cayó del caballo abaxo muer-
to, sin decir otra palabra alguna, sino Irás
las (pie eu favor de Mahoma dixo se le
acabó la vida. Loada muerte fuera aques-
ta en Turquía . é no entre chripstianos,
sino muy espantable é aviso para quel ca-
Ihólico esté apercebidp para morir, como
debe: pues ninguno sabe el (lia ni la ho-
ra, en que será llamado para la otra vida.
XIII y XIV. El capitán Gaspar Morales,
primú é criado del gobernador Pedrarias,
y el capitán Peñalosa , pariente de su mu-
gcr. doña Isabel de Bovadilla, volviendo
de la isla de las Perlas de la mar del Sur, é
trayendo ciertos indios é indias, c muchos
en cadenas é atados prissioneros, ó no do
buena é justa guerra salieron, por los co-
brar sus padres é parientes ó muchos in-
dios. Y por poder salvarse estos capitanes,
acordó Gaspar de Morales de hacer dego-
llar los pressos, é assi se h¡co por consejo
del Peñalosa é de Andrés de Valderrába-
capitan , casi con las mismas palabras. Véase , en
efecto , la pág. 6 1 .
1G4
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
no , é huyeron en lauto que los indios que
assi venian á libertar los muertos, se pa-
raron á los mirar con muchas lágrimas é
ilolor, considerando tanta crueldad : é de-
teniéndose en essa trabaxosa considera-
ción, el uno mirando el hijo, y el otro la
muger y el padre ó hermano, tuvieron
tiempo los malhechores de escapar con el
oro é perlas que traían. É llegados al Da-
ñen, no se halló culpa en el .Morales ni en
el Pcñalosa , por causa del debdo que le-
nian con el gobernador 6 su muger; mas
aunque la tenían muy grande, no se casti-
gó. Verdad es que, por muy cargado de
perlas que! Gaspar de Morales desde á po-
cos días, con licencia de Pedrarias, se fué
para Mojados, donde era vecino en Espa-
ña , le alcancé la muerte, ó vivió poco
tiempo después. Yalderrábano , acordán-
dose Dios de aquel consejo herodiano que
dió para lo ques dicho, permitió que del
se hiciesse justicia , ó fué degollado des-
pués con el adelantado Yasco Nuñez, co-
mo es dicho. El Peñalosa, que murió mas
larde, lo fué á pagar á la isla de Cuba,
donde le mataron los indios.
XV. Pedrarias el mancebo, sobrino
del gobernador, después que volvió al Da-
ñen de aquel viage que higo al Cenú con el
bachiller Enciso , por cuyo consejo se higo
aquella mala jornada , en la qual mataron
de un flechado al capitán Diego de Busta-
mante é á otros chripstianos que allí de-
xaron las vidas , ó los demás tornaron po-
bres c con un poco de oro que no les cu-
po ni aun á pesso de oro, fuésse á España,
y en Avila, de donde ól era natural, le
mataron *.
XVI. El eapitanJob.au de Ayora, tenien-
te de capitán general de Pedrarias, enseñó
á peccar é mal obrar á otros muchos; y
después que volvió al Darien con todo el
oro que pudo aver, 6 aviendo usado de
muchas é injustas crueldades contra los
indios, diéronle licencia para que se fues-
se, como se fué: y cómo él mejor que otro
conoscia sus obras , partióse con la mayor
diligencia quél pudo, é fuésse á España,
donde murió desde á poco tiempo que
llegó, dexando acuestas sus culpas sobre
los hombros del obispo é del gobernador
é del alcalde mayor, que le favorescíeron,
para que no le detuviessen ni diesse cuen-
ta de lo que avia fecho.
XVII. El capitán Luys Carrillo fué con
el adelantado Vasco Nuñez de Balboa á una
entrada de la provincia de Dabayde, donde
le desbarataron é mataron algunos chrips-
tianos, é hirieron al adelantado, é al Luys
Carrillo le dieron un varaco por los pe-
chos, de que murió desde á pocos dias
que tornaron al Darien, donde pagó las
crueldades que le mostró á hacer Francis-
co Picaño en una entrada, que primero
avian fecho á la provincia del Abrayme,
llevando el Luys Carrillo como coadjutor
é ayo al Pigarro, porque Luys Carrillo era
muy moco é nuevo en el ofticio. é aun no
era diestro en saltear e malar indios.
XVIII. El capitán Antonio Tellez de Guz-
man fué enviado á otra entrada , é truxo
buen recabdo de indios, que repartió al
gobernador éofficiales é algún otro, é me-
diante su diligencia y el favor del contador
Diego Márquez, aunque ovo quexas dél,
lodo se atapó é quedó sin pena; porque la
costumbre bastaba para que no se le dies-
se ni se comencasse á usar con este cava-
llero otro nuevo estilo. Pero después higo
penitencia en Sancta Marta, donde á la
verdad sirvió bien á Su .Magostad , puesto
que le aprovechó poco por la tiranía del
gobernador García de Lerma. Y después
de sus muchos trahaxos, estando en esta
cibdad, siguiendo su justicia en la Audien-
cia Real contra Lerma , fué por estos se-
* Véase el capitulo X do osle libro donde que-
da narrada la muerte de Pedrarias , el mozo , en
los mismos términos, pág. 51.
DE INDIAS. LIB.
ñores enviado al Perú , é halló en lal dis-
pusicion (rabada (a discordia entre Pigar-
ro é Almagro, que, mediante su buena
maña , pudo tanto hacer, que los puso en
paz ( aunque turó puco entrellos); pero bas-
tó para quél baratasse del camino tanto
oro, que se fuesse rico ¡i la cibdad de To-
ledo, donde uasció: é casóse allí para des-
cansar é vivir entre aquellos cavalleros,
sus debdos en su patria, é apartado des-
tas behetrías é peligros de Indias. ]•] no
fengays, letor, en poco esta paz, en que
supo dar conclusión e atajar la-- diferen-
cias de los «los adelantados Picarro é Al-
magrb, hasta que hayays leydo la tercera
parte destas historias, donde hallares una
manera de letrados, que concurrieron des-
pués entre los mesmos contendores, é ve-
res (pie ni bastaron ¡i los poner en sosiego
ni pudieron, ó no supieron, o no quisieron
cfettuár la concordia entre los que he di-
cho: de que se siguieron las muertes de-
Nos ó de otros muchos , é tantas perdidas
al Hoy ó sus vassallos é reynos, que no
se podría decir sin muchos renglones.
XIX. El capitán Diego Albitez fué uno
de los capitanes é viejos pobladores di' la
Tierra-Firme, y en estas historias está es-
cripia su \ ¡da é muerte, la (pial pudiera ser
más descansada é fuera del naufragio qué
le acabó, si se contentara con lo que te-
nia, qué era bastante á quél viviesse é
muriesse honrado é sin hescessidad, é te-
nia aparejo para tener mucho mas; pero,
desseando mandar , procuró la goberna-
ción de Honduras, después qué murió el
gobernador Diego López de Salcedo, ó Su
Magestad le luco merced della: é yendo á
ejercer el cilicio, é llegado ala costa, fué
corriendo tal fortuna, que dió la nao al
través, é perdió quanto llevaba, é se aho-
garon treynta personas, y él salió á nado,
é tal, que desde á nueve dias murió en
aquella su gobernación , quél tanto des-
seó, é sin la gobernar, é por ventura fué
mejor para su ánima.
XXIX. CAP. XXXIII. 165
XX. El capitán Gonzalo de Badajoz, si
se diera recabdo, avia ávido harto oro, é
por su poca prudencia se lo tomaron los
indios del cacique de Paris. Y empleósele
bien, por los adulterios que disimuló de un
capellán que consigo llevaba, é por los
quél no menos hacia con indias; 6 después
murió en Panamá pobre , éá Diosle haya
placido que fuesse en verdadera peni-
tencia.
XXI. El capitán Rodrigo de Colmena-
res fué desde aquesta cibdad de Sancto
Domingo con una nao é genteal Daricn, ó
cómo llegó á la costa dejTierra-Firme, sal-
to enGayra, donde los indios le mataron
parle de los españoles que llevaba, ó otros
sedexó vivos é perdidos entre aquéllos ca-
ribes, ('• con esta vergüenza se fué con los
restantes al Daricn. \i nunca acertó en co-
sa que entendiesse, puesto que era hidal-
go e buena persona, é soldado veterano;
pero no diestro en mandar gente, por ser
desl indado, 6 porque no todos los que
tienen habilidad, para pelear debaxo de
otros caudillos, son ellos para acaudillar
ni gobernar la milicia.
XXII. El capitán Francisco Hernández,
teniente general del gobernador Pedrarias
Dávila, y muy su acepto y querido, fué
por su mandado á Nicaragua, donde so
dió muy buena maña , y era gentil é hábil
poblador. Este fundó lascibdades do León
é Granada, con sendas fortalezas en la
costa de la grand laguna , é repartió y en-
comendó los indios íi - los pobladores
chripstianos; é estaba muy bien quisto co-
munmente de lodos los españoles , excep-
tó de algunos capitanes particulares, que
le enemistaron de tal manera con el go-
bernador Pedrarias, que fué desde Pana-
má á le buscar, é le higo un processo á la
soldadesca (que son otros términos apar-
tados del estilo de los juristas) , é le hico
cortar la cabecea , é no sin pessar á los mas
de su muerte é con placer de los particu-
lares sus enemigos. Pero la verdad es
166
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
quél estaba tenido por crudo y de poca
consfieneja : y assi me paresce que se
ovieroh con él crudamente , puesto que
los méritos que ante Dios tenia para me-
rescer tal fin, no somos jueces dello. Mas
en aquellas poblaciones, que he dicho, yo
vi después que muchos le suspiraban é
loaban de buen poblador, é culpaban á
sus émulos de maliciosos y envidiosos é ú
Pedrarias de inconstante é acelerado é
mal juez. Perdone Dios á todos.
XXIII. Chripstóbal Serrano fué assi-
mesmo de los viejos capitanes de aquella
tierra é buen poblador: el qual fué por ca-
pitán en una nao é gente que con él se en-
vió desde aquesta cibdad de Sancto Do-
mingo al Darien, en socorro de Vasco Nu-
ñcz é de los otros españoles , y era buena
persona, aunque algo encogido; pero no
hay del cosa notable en su ofensa. Estaba
ya rico é recogido é con buenos indios,
avecindado en la cibdad de Granada do
Salteba, á donde se fué á vivir desde Pa-
namá , después que avia militado diez y
seys 6 diez y siete años en Castilla del Orp,
é llevó á Nicaragua su muger é murió sin
hijos, éno sin heredero: que su muger lo
fué dél 6' de otro marido que tuvo primero,
é muerto el segundo, tomó por marido á
un su criado, ques el tercero conyugado
que la poseyó, que ella heredara como á
los otros ha hecho , si no la venciera de
dias el que tomó á la postre.
XXIV \ XXV. El capitán Johan de
Cárdenas murió teniendo ya de comer; pe-
ro no osándolo gastar, y tan limitado, que
no falló á muchos (pie murmurar de su
mucho guardar: de lo qual yo no le culpo
á él ni á otro de que guarde su hacienda,
bí es con buen propóssito, y en especial á
los que con muchos Irabaxos, como él pa-
desi i", lo allegan. El era hidalgo. é nunca
oy decir del las crueldades que de otros,
(pie para donde anduvo, y con ser la con-
versación entre muchos fallos de buena
conciencia, lo tengo por mejoré mas loa-
ble. Á esto dió harta causa la buena com-
pañía y hermandad y estrecha amistad y
amor, que tuvo con el capitán Esidro de
Robles, que después se fué á vivir en la
tierra austral de la Nueva Castilla , é fué
rico hombre , honesto é virtuoso é pru-
dente, é que vivió teniendo cargos de jus-
ticia en tiempo de Pedrarias , é dió bue-
na cuenta dellos é de su persona.
XXVI. El capitán Ari!lafañe fué uno de
los primeros capitanes, que vinieron al Da-
rien con Pedrarias: era valiente hombre
por su persona é hidalgo , é dél no se sabe
que hiciesse aquellos errores, que á otros
se les imputan por estas historias. Vivió
poco tiempo en estas partes, é dexó cier-
tos hijos virtuosos, que consigo truxo de
España, muchachos, pero bien inclinados.
XXVII. El capitán Hierónimo de Valón-
emela fué de los pobladores que acá llaman
de baquía , que quiere decir viejos é vete-
ranos, é militó con Pedrarias. Este, aun-
que era hidalgo, era de seca conversación
é poca piedad, como lo mostró muchas ve-
ces; y en especial con el filósopho Codro,
el qual el (lia que se murió, emplacé para
ante Dios á este capitán , diciéhdole quél
era causa de su muerte , é riyéndosc de
la citación el Valencuela , é como por es-
carnio, respondió édixo: «Poneos del lodo
é morios, quando quisierdes: que yo daré
mi poder á mi padre é abuelos, que os
responderán por mi en el otro mundo. » El
caso es quel Valencuela no dexó por esso
de morirse al placo quel Codro le puso.
En lo que paró el juicio de Dios enlrellos
no se sabe; pero acá fué cosa notable á
los hombres, é passó como es dicho : acu-
llá yo creo que se le guardaría su jus-
ticia. Dios perdone al uno é al otro.
XXVIII. El capitán Martin Astete, cria-
do muy acepto de Pedrarias Davila, hom-
bre no tan hábil en la milicia quanto des-
dichado é lloví en la capitanía é cosas do
la guerra , pero despierto en oirás astucias
v cautelas, desde el Darien salió con gen-
DIS INDIAS. I.IH. XXIX. CAP. XXXIII.
IG7
te á pacificar la tierra , é dexóla mas alte-
rada que estaba antes. Desde León de Ni-
caragua hico olí as do-* entradas por man-
dado del IVdnirias, é ambas sin prove-
cho, é volvió ciiii menos honra e aun per-
dió parte de la gente. Al gobernador Die-
yo I.opez d>' Salcedo, (pie le honró é
ayudó é favoresció, é le hico su teniente,
pagóle con tanta ingratitud, que se le
amotinó é le puso en peligro de perder la
vida. Después que murió Pedrarias, fuésse
al Perú, donde fué muy rico: é al tiempo
que mas tuvo de-Ios hienes de fortuna, fué
á dar cuenta de sus ohras á la otra vida,
dexando á su muger cargada de oro é
plata c joyas. Y ella desde á poco se casó
con un cavallero de la opinión é amistad
del marqués don Francisco Picarro, que
se din buen tiempo con aquellos dineros
di; Astete, e le mataron, (¡liando mataron
al marques, quedándole ya pocos. A—i
que. este lin hico A-lele Ó sus dineros: que
se^und he oydo alirmar á personas de
Crédito eran mas de (piarenla mili pessos
tle valor en oro é plata lo que dexó A-te-
te, (piando de\o la vida é passó á la otra,
donde está. Plega á Dios que eslé salvo
de las penas infernales.
\\l\. El capitán é bachiller Diego dé
Corral no quiero repetir en su caso mas de
lo (pie la historia ha dicho, sino que estan-
do casado con una pobre Ó honesta e \ ir-
tuosa dueña, llamada Juliana de (jijón, hi-
jadalgo, la olvidó en Castilla por respecto
de una india, en quien tuvo ciertos hijos,
e assi como fueron ávidos con mal título,
assi fué el goco que ovo deUos y de sus
hienes. Y conforme á sus letras, volvió á
España , después que sus diferencias é
mias se acabaron, y buscando otras y su
desasosiego, murió en Sevilla, sin tener
allá un real que gastar; y un su criado, á
quien encomendó en el Darien la hagien-
i Las palabras con que Danthe comienca la
Vaina Comedia son:
ila y casa y manceba , se hico rico á la
sombra de los desatinos é inquietud de su
amo: el qual fué émulo y cuchillo del ade-
lantado Vasco Xuñez é sus consortes , con
los (piales tenia otras cuentas y litigios pa-
ra donde están él y ellos. Y es de creer
que con nía- retitud son allá determinados
déla queste letrado determinaba acá los
processos, que de algunos capitanes se le
remitían, .quando volvían de las entradas,
en ipie lo- daba por libres, aunque mu-
chos indios oviessen muerto y Iruxessen
pressos contra racou é justicia.
\ \ \ Dos ca valleros capitanes se ofres-
cen á mi memoria, (pie en la verdad por
ser enamorados, alguna equidad piden sus
errores; pues no fueron en cargo de san-
gre de indios maculados, ni es de creer
que la sacaron de sus amigas: é no quie-
ro decir sus nombres . pues bastarán
-ii- señas para los qué son vivos é (pie,
nos hallamos en aquella armada con Pe-
dradas, que fué al Darien, para que por
lo (pie agora diré, yo sea entendido y ellos
sean conestidos. Ambos fueron nombra-
dos por el Rey ( ialbólico. Y el uno era muy
mancebo , y para su recreación y no pee-
car con indias, vino peecando,, y truxo con-
sigo una amiga, muj desigual compañía,
porque él era cavallero é de noble sangre,
la qual faltaba en la señora: é empeñó é
vendió parle de su hacienda é patrimonio
para venir acá . é mediante la industria de
aquella muger, él se tornó á Castilla per-
dido y casado con ella, por navegar a la
vuelta con menos peccado y sin dinero.
XXXI. Kl otro capitán assimesmo por
sí é por sus parientes su casta es de nobles
cavalleros,é puesto que llegaba en esta sa-
cón á la mitad del camino de nuestra vida,
como dixo el Danthe en el principio de su
Comedia ' , truxo otra amiga é no convi-
nienle á (al varón; porque en la verdad era
Nél mezzc del cammin di nnslra rita
Mi ritrovai, ele.
IOS
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
hombre do honra, si no la aventurara en
la amistad de una muger semejante é des-
proporcionada compañía con él. Y lo peor
es que ya qué se determinó de ser ena-
morado, fué de una vieja é muy fea hem-
bra é de mala gracia , en la qual concur-
rían todas aquellas quatro f f f f que á las
tales se suelen atribuir, é á él la quinta f
de falto de sesso, por el mesmo caso.'
XXXII. Francisco Vázquez Coronado
y de Yaldés fué uno de los capitanes, que
vinieron con el gobernador Pedrarias, é
hombre de buen linage, ó'debdo de nobles
cavalleros: el qual, como vido en aquellos
principios que se moría mucha gente en
el Darien, descontento de la tierra, se
passó á la isla de Culta, donde goberna-
ba el adelantado Diego Velazquez , y en
aquella tierra se casó y heredó : é después
fué á la Nueva España, é anduvo tempes-
tando, buscando la vida para sí é su mu-
ger é los hijos que ovo, é después murió
en aquella isla , segund he sabido , no ri-
co, sino pobre, atenta la calidad de su
persona, el qual ni los dos enamorados
que se dixo de susso no hicieron daño no-
table en los indios ni en la tierra, sino á
sí mesmos, é presto se salieron del Darien.
XXXIII al XXXYII. El capitán Her-
nán Pérez de Mcneses, el capitán Fran-
cisco Dávila , el capitán Gamarra , el ca-
pitán Alienca , el capitán Johan de Cori-
ta , todos estos cinco fueron con Pedra-
rias el año de mili é quinientos y cator-
ce al Darien, é se fueron do aquella
cibdad el siguiente de mili é quinien-
tos y quince, é dexaron aquella tierra;
pero no sin aver padescido muchos traba-
vos, porque fueron á poblar la lierra aden-
tro é hacia la otra costa del mar del Sur,
quando fué ej teniente Johan de Ayora. E
por hablar mas al proprio, mas cierto fué
su camino de todos ellos á despoblar y
oipantar é alterar los naturales, como se
ha dicho en sus lugares apropriados á la
historia.
XXXVIII. El capitán Johan Tello. Este .
fué diestro en la guerra de los indios, é
con daño dellos é de la conseiencia dél,
puesto que en el mal tractamiento, que se
les ha hecho, los mas de los capitanes lían
seydo culpados. Después que murió Pe-
drarias, se passó este capitán Johan Tello
al Perú , donde le honro é aprovechó é hi-
go rico el marqués don Francisco Pigarro,
é le dió cargo de teniente suyo en un pue-
blo de aquellos de la Nueva Castilla, don-
de murió, algún tiempo antes que matas-
sen al marqués.
XXXIX. El capitán Alonso de Vargas
fué valiente hombre de su persona, é abo-
nado por tal : é confiado de su sesso, fal-
tándole salud y enfermo, fué por manda-
do del gobernador Pedro de los Rios, á
pacificar al cacique Trota, é matáronle
los indios con otros diez y ocho ó veynte
chripstianos, mediante la nesgedad de un
vegino de Nata, llamado Pedro de Plasen-
gia, que abonó tanto á un cagique que le
servia, llamado Pocoa, que aquel los ven- .
dió é llevó á la muerte, é mató de su ma-
no al mesmo su amo Pedro de Plascngia,
porque dió causa que dél se fiassen *.
XL. El capitán Gabriel de Roxas, con-
quistador é buen soldado, veterano en la
Tierra-Firme, hombre do honra y de expi-
riengia, é que ha dado buena cuenta de
sí (el qual , si no se hallara en cierta en-
trada que higo Astete desde León de Ni-
caragua, no escapara chripstíano de quan-
tos allá fueron , é por el esfuergo deste ca-
pitán Roxas se detuvieron los enemigos é
se salvaron los españoles), fué teniente de
Pedrarias en Acia, é de Diego López de
Salcedo en Granada de Salteva, é del ade-
lantado don Diego de Almagro en la cib-
dad di'l Cuzco. El qual vive y es hombre
para confiar dél todo lo que de buen ca-
vase el capítulo XXII I di;l présenle libro, pag. i 17 y siguientes.
DK INDIAS 1.IK. XXIX. CAI'. XXXIII.
ICO
pitan se debe fiar; porque demás do ser
valeroso |>or su persona e habilidad , es
de buena casia , é gentil é conversable mi-
lite, é buen compañero é muy bien parti-
do 6 liberal. Cómo acabará , Dios lo sabe;
porque assi él como los mas de todos los
susso dichos, é de los que adelante se di-
rán, son en cargo d<' bai la- vidas de in-
dios, 6 unos más que otros, y el officio
de la guerra todo csso trac. Has puédese
sospechar de sus obra- que mere-co todo
buen fin. é ha muy bien servido á Sus
.Mage-ladcs e trahaxado mas (pie otros
que antea quél han soy do ricos: é allí á
donde él ha andado, assi por falla di' mi
ventura, como por inadvertencia de la
fortuna é de sus despen-eros o reparlido-
re- de-te oro. ipiclla ha pilólo en poder
de los que menos lo merescian. Y este
error quella ha usado en la distribución ó
dispensación de muchos millares de pes-
aos de oro, si yo los oviera de gratificar
conforme á sus méritos é buena conscien-
cia, muchos á quienes cargo ella de oro
6 plata , cargara yo de leña ó paja , <j los
hiciera volver á Jos oflicios de mis padres,
<pie tuvieron algunos muy apartados de
la militar disciplina.
XI. I. El Capitán Bartolomé de Oeon fué
grande adalid é de mucho conoscimienlo
en el campo, é valiente hombre de mi per-
sona ; pero de áspera é grosera conversa-
ción é de muy mala para los indios, e cru-
do. K con todo murió pobre é á la solda-
desca, porque aunque no le mataron, ni él
quería médico ni otro regalo, no llevó mas
limpias las manos deslas cosas de indios
que sus vecinos, puesto que con toda su
robusticidad parescáó muchas veces que
pudiera hacer mas daño del que hico en
algunas cosas di; la guerra, en que ú la
verdad era mañoso.
XLII , XLIII y XLIV. El capitán Fran-
cisco Campañon fué un hombre muy hom-
bre, é debdo del susso dicho en sangre y
en algunas cosas semejante en la milicia,
TOMO III.
puesto que de mejor conversación e enan-
ca. Fsle capitán y el capitán Hernando
de Solo y el capitán Hernán Poncc de
León fueron compañeros en las hacien-
das, é todos tres hijosdalgo c buenas
personas: é mediante su compañía é bue-
na maña en Nicaragua, é con darles el
gobernador Diego López de Salcedo muy
buenos caciques é indios que los sirvie-
ron, é con el favor desle gobernador,
allegaron mucha hacienda. El CampauOU
murió en León, en pocos dias, de una
viólenla dolencia: Hernando de Soto,
seyendo capitán de la guardia de Diego
López de Salcedo , que era gobernador de
Nicaragua . se junio con el teniente .Martin
A-lele e olios sus socaces, é amotinaron
aquella república ó la mayor parte de la
cibdad de León, é pusiéronle en tanta nes-
ce— iil.nl que le oviera de costar la vida,
en pago de las buenas obras que del res-
cibieron. Las (piales no. ha olvidado Dios;
porque el Astetc murió, como se ha dicho
de susso; é quedando Hernando de Solo
en la compañía de Hernán I'once, passa-
ron después á la tierra austral, donde me-
diante los thessoros de Alabaliba hinche-
ron bien las manos, porque se hallaron
al repartir de aquellas grandes riquc-
cas y en su prission. Después fué Her-
nando de Silo á España,, é muy rico; é
fué faina (pie metió en Sevilla sobre cient
mili pessos de oro, en oro y en plata, é
gastólos: de manera que (piando volvió á
las Indias con la gobernación de la isla de
Cuba, é parle dé la Tierra-Firme septen-
trional hacia el Norte, é provincia de la
Florida, traia algunos millares de pessos
de oro de debdas, c muy empeñado , é
volvió casado con una de las hijas de Pe-
drárias, llamada doña Isabel de.Bo'vadi-
Ila , como su madre. Pues como este ca-
pitán fué buen hombre de su persona, o.
muy ocupado en esta montería de malar
indios, é tiene hartos enviados al infier-
no , uo me maravillaría que lo oviessen sus
22
1711
HISTORIA CENEKAL Y NATURAL
peccados compréhendido, porque ' des-
de Cuba passó á la Tierra-Firme é se per-
dió é murió allá , é otros muchos se per-
dieron tras su sesso , y él perdió la vida é
lo que tenia. Ecomo su muger lo supo, se
tornó á Castilla , desde á tres ó quatro
años que le atendía.
XLY. El capitán Hernán Pongc, que no
llevó menos oro é plata á España que su
compañero, me paresce ques el que mejor
que otros ha entendido estas cosas de In-
dias ; porque ydo á Castilla, se casó con
muger rica é de buena casta, 6 se heredó
en Sevilla, donde vive muy honrado é á su
plaeci-. é donde podrá emplear muy bien el
tiempo é gocarde lo que tiene, sirviendo
á Dios como cavallero honrado. É con su
persona ha alcangado lo que Dios le ha
dado, ques lo que he dicho, y en buena
edad, para que con sus bienes lemporales
pueda grangear los de la vida eterna;
pues no quiso, como otros, embclessarse y
buscar essos títulos de vana señoria , sino
quedarse con la merced ques dicho , que
le turará mas á donde está, é á sus sub-
gessores, si por su culpa no fuere.
Porque conoscí é vi é tracté á todos los
capitanes que lie dicho, é al gobernador
Pedrariás, é al reverendo obispo fray Jo-
han de Quevedo, é al licenciado Gaspar
de Espinosa, alcalde mayor, é á los ofli-
giales el Ihessorero Alonso de la Puente, é
al contador Diego Márquez, é al fattor Jo-
han de Tabira , tan engolphados en los in-
teivsses de aquellas partes, decirse ha con
brevedad en el capítulo siguiente lo que
comprehendí é vi de sus personas , para
alguna desculpa de los capitanes que pa-
rescen culpados por estas historias; aun-
que no será satisfacion tan entera para la
otra vida, como la o vieran menester.
CAPITULO XXXIV.
En qiiel historiador culpa y desculpa á los gobernadores é officiales , y en descargo de los capitanes, y en
reproche de los soldados é de los indios é naturales de la gobernación de Castilla del Oro.
L$icn creo que avró olvidado pocos del
número de los capitanes inferiores ó par-
ticulares en el capítulo de susso: ó puede
ponerse con ellos el bachiller Gaspar de
Espinosa, que fué á Tierra-Firme por al-
calde mayor de Pedrariás, donde se hico
rico con los trabaxos é sudores del ade-
lantado Vasco Xuñez de Balboa , quél hico
degollar; 6 con sus navios, seyendo le-
niente de capitán general , allegó todo el
oro quél pudo, con que se fué á Medina
de Ilioseco, de donde era natural. E pu-
diera ser muy posible que le fuera más
seguro reposo que volver á las Indias, per-
diendo sus ganancias é los hijos é la vida:
la verdad es quél era hombre desseoso de
honra , pero ni sé si le cuente por capitán
ó por letrado.
Desde el estudio de Salamanca salió con
título de bachiller para yr con Pedrariás
por alcalde mayor , y en Tierra-Firme usó
aquel officrO . é á temporadas el de capi-
tán: é después que volvió á España fué
corregidor en Madrid , é cómo tal salario
* En el códice original que tenemos á la vista, se
leia en este pasage: «Porque ha mas de tres años
«que desde Cuba passó con mas de hombres á
ola tierra ques dicho é hasta agora, questamos en
»cl año de mili »• quinientos équarenta y ocho (an-
ule» puso cuarenta y siete ), ni se sabe del ni de
(hombre alguno de quantos co:i el fueron. Riega á
«Dios quél y ellos vuelvan con prosperidad.» La
muerte del gobernador Hernando de Solo la dejó ya
narrada el mismo Oviedoen el capitulo XXIX del li-
bro XVII, añadido en su mayor parle ¡i la primera
y única impresión hecha por él , siendo verdadera-
mente sensible quenosc baya eneonlr.idndicho ca-
pitulo couioen la pág. 577 del Ionio I queda nolado.
DE INDIAS. 1.11!. XXIX. CAP. XXXIV.
no le paresció tan colmado como los inle-
resses de acá, dio la vuelta A las Indias
con titulo de licenciado, é fué oydor en
el Audiencia Real, (pie reside en esta
nuestra oibdad de Sancto Domingo de la
l-la Española, c fue quassi absoluto é so-
lo presidente en ella. Después volvió á
Tierra-Firme , donde le mataron los indios
su hijo mayor. <• después murió él 60 él
tiempo de las contenciones de Picarro é
Almagro, aviendo \do á ponerlos en paz
(>i pudiera) en compañía de otros letrados
é personas, que en lo mcsiiio se ipiisieron
ocupar en valde; pues paró todo en rom-
pimiento é muerte de amitos gohernado-
res éde otros muchos, que se metieron en
sus passiones é parcialidades.
Escríbese de un grand músico, ipie no
sabiendo lo rpie <e hacia. >e dio á com-
poner versos , ó por ellos perdió el arte
do la música, é no supo uno ni otro. Assi
aeaesce á los que no repossan en su arle
principal ó primero. Parescome á mí que
los letrados, cuyo fin fué aprender dere-
chos, para tener (il'lieios de justicia ó aho-
gar é ganar de comer con los litigantes,
que la paz les es aborrcscible é no son
amigos della . en la (pial -u voto se debe
tener por sospechoso: antes los juristas
en tales casos i no se entienda de (odosj
tienen alguna similitud de los clérigos cób-
diciosos, cuya ganancia está en la muer-
to de otros: e a-si, quando unos se messan
y lloran . ellos cantan e reseiben ofrendas.
La verdad es que la paz de Picarro Ó
Almagro nunca estuvo tan fija, viniendo
por causa (le los terceros, como (piando no
conferian con letrados, por cuyo medio
llegaron las cosas al término en que es-
tán, é ambos murieron malas muertes,
sin los quales estuvieran seguras sus vi-
das é las de muchos;
Devenios esto, é volvamos al licencia-
do Espinosa, que tantos delictos de capi-
tanes disimuló é dexó de castigar, que se
puede tal piedad atribuir á notoria crucl-
r, I
dad; pues en lugar de se enmendar los
culpados, lo hicieron después peor, é
mostraron á peccar á muchos que no pec-
cáran , con que vieran que avia justicia en
más del nombre. É todo ó la mayor par-
te procedió de aquellas partes que los ca-
pitanes daban á este juez , é al goberna-
dor, e al obispo, e al thessorero , é con-
tador , ó fattor en aquellas indevidas ga-
nancias.
La muerte de Pedrarias fué seyéndo
de owcha edad, porque le oy decir á él
inesino (pie avia scydo page del Rey don
Johan el segundo., el qual murió año de
mili é quatrocienlos é ( inqúcnla y quatro,
e Pedrerías murió en León de Nicaragua
año de mili é quinientos \ treynta; por
manera que passaron enmedio septenla y
seys años-. Pues pónganse sobre cssos los
que al letor le |taresciere que avria este
page, (piando el Rey murió, é poco mas ó
menos llegarán á los noventa años, é assi
haciéndole decrépito avrán alguna excusa
sus errores, si no fueran tan crueles. Pe-
ro yo creo quél se engañaba é se hacia de
mas edad de la que tenia. É como es di-
cho, passó destavida en León de .Nicara-
gua, porque él y Francisco Hernández, que
al parescer de muchos hico injustamente
degollar, fuessen sepultados en una igle-
sia, é que desde aquel pueblo fuessen á
la otra vida, si allá le ha de pedir cuenta
de su caliera; pero verdad es que tan
presto van desde Roma como desde Je-
rusalem é Sanrtiago al cielo o al púrgalo-
i io ó infierno, los que allá han de yr, como
desde aquestas Indias, y assi no ternian
mas camino que andar las ánimas del ade-
lantado Vasco Nuñezé sus consortes, que
Pairarías hico degollar en la villa de Acia
en Tierra-Firme, é le hico denegar la ape-
lación para ante el Emperador, nuestro
señor; ni Johan de Cuenca, que por un
jubón de licite que hurtó de la hacienda
del Rey . que entre una pared de cañas
estaba la una manga en la calle, é pas-
172
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
san Jo el otro por allí acaso, assió dellá é
se lo llevó, que podría valer un pesso do
oro 6 diez reales, fué fecho qualro quartos
en el Darien ; é por cnseñanga de los mé-
dicos ó cirujanos c industria del licenciado
Barreda fecho nátomía , mirándolo tales
hombres é mugeres, que yo he vergüen-
ca de su desvergüenca cruel , que viendo
tal caso con alengion estuvieron: ó por es-
so no quiero nombrar tales miradores,
por no avergonzar los vivos que con ellos
tienen debdo. Mas he queste que assi pa-
desció, no andaría mas leguas hasta el mas
alto tribunal que los ques dicho , ni de las
que anduvo uno, llamado Sanct Martin,
desdo la isla Dominica, donde le higo
ahorcar el gobernador Pedrarías, su amo,
sin le oyr ni dar tiempo que se confessas-
se. D\sdo á seys nnses lo hico hacer un
progesso en el Darien. Ni han tenido más
largas jornadas que caminar dos millones
de indios que desde- el año de mili é qui-
nientos y catorge que llegó Pedí-arias á la
Tierra-Firm ¡ h isla quél murió, en espa-
cio de «hez y seys años é algunos meses,
son muertos en aquellas tierras, sin que
seles diesse á entender aquel requirimien-
to quel Rej Cathólico les mandó hacer an-
les de les r nnp t l.i guerra. É no cito
que me alargo en la suma de los dos mi-
llones que he dicho; si se cuentan, sin
los muertos, los indios que se sacaron de
;i I lella g ibcrnachn de (¡astilla del Oro ó
de la d • Nicaragua en el tiempo que he
dicho, para los llevar por esclavos á otras
partes,
El caso es questas cosas son de tanto
pesso, que quien se acordare dolías, si
lo vid o, no puede estar sin dolor, ni los
que lo oyeren sin aver compasión , escu-
chando tales é tan grandes vertimientos
de sangre humana, ni el infierno está sin
mucho regocijo de verse tan multiplica-
do, si algún género de plagcr allí siente
aquella inri-mal universidad.
Pues buena pró os hagan vuestras par-
tes, gobernador é obispo ó offic'iales é al-
calde mayor, é aquellos indios que os pres-
sentaron aquellos capitanes con quien di-
simulaste, perdonando sus culpas, ha-
biéndolas vuestras: que ningún cuerdo
avrá que os haya envidia de tales partes
ni de las que ganaron vuestros mogos y es-
clavos y perros, que enviábades á las en-
tradas con essos capitanes, é os las daban
sin que las meresciéssedes , en pago de la
disimulagion que Invistes con sus errores ,
matando indios, é assando á otros, é ha-
ciendo comer á canes los unos, é atormen-
tando á muchos, é usando de innumera-
bles adulterios con mugeres infieles; pues
lo supistes é no lo castigastes, allá estays
todos , donde verés á cómo se vende el
pan en la plaga, é degiros han: ¡ Ah fray!
quántos dineros!.. Y cotejares las hagien-
das que adquiristes, con el reposo que allá
hallastes; pues acá no os alargaron la vi-
da ni allá os excusarán la muerte eterna,
si Dios por su misericordia »o os perdona
vuestros peccados é tales ganancias-.
Verdad es quel gobernador murió res-
gebidos los sacramentos, como cathólico,
é plega á' Jesu-Chripsto que fuesse man-
ducando dinamenté y en estado de gra-
gia; é lo mesmo digo del obispo fray
Johan de Quevedp, que como la historia
lo ha dicho, murió cerca, de Barcelona,
vivido á dar noticia á féssar de otras co-
sas de la Tierra-Firme. K también creo
que por descargo de su consgiencia habla-
ra en las que aquí he dicho, si no se lo es-
torbara lo que le cupo di- aquellas parles,
el thessorero Alonso de la I' líente j que or-
denaba aquellas instrugiones á los capita-
nes, para que paresgiessen bien escripias
é mal guardadas, é á él no se le pudies-
SC imputar que echaba su firma sino en
cosas bien dichas, encubriendo su saga-
cidad: que era de los seysel mas aperci-
bido é astuto para quel juego se andu-
viesse enlrellos. y él como un Gel é hábil
e-i negociaciones lo ordenasse por todos.
DE INDIAS. 1.11!. XXIX. CAP. XXXIV.
173
Quédame fijo en la mente., por lo que mi
flaco juicio alcanza , que si se le pregon-
líis<c agora si sup i que de i]ii;ii)l;is ¡nstru-
ciones liieo. ninguna se guardó, é si sabi-
do, defendió é favoresció á los transgres-
sores, ó á lo menos los que de su parteé
á su ruego ylian por capitanes . \ el obis-
po los quél encavaba, y el contador Die-
go Márquez á sus amigos, y el alcalde
mayor lodos lus quel «pieria a\ miar, y el
fatto'r Johao de Tahua lo mesmo, é creo
(pie lodos se\s dirían e confessarian (pie
digo mucha verdad, assi porqué están en
parte que la mentira no les puede ser ya
caudal para inlere—ar ion ella . como por-
que conmigo no lernian excusa, pues sa-
ben que lo pude saber muy bien é viví
entredós. Kl thessorero con muchos dine-
ros so fue á España . después que Pedro
de los Kios se fué á Tierra-Firme, é no
Vivió mucho después que alia llego; \ era
ya muy viejo.
El contador Diego Márquez, murió en
el .Nombre de Dios, é después su iiiuger,
é con hartos dineros, é también era muy
viejo.
Kl (altor Johao do Ta vira, yendo por
el rio grande qué entra en el golpho de
l iaba, se ahogo, como la historia lo ha
dicho. Plega á Dios que a todos ellos les
haya lomado ta muerte con arrepenti-
miento de sus culpas , y en tal estado,
que sus ánimas consigan la gloria del
cielo.
Hien conozco que algunos m" culparán en
lo que he escripto, en especial los (pie de
los muertos (pusieran oyr de otra color la
historia, viendo que por ella se acuerdan
cosas que fuera mejor (pie nunca fueran;
pero mirad . lelor , (pie la ni bien he so de
morir, é que me bastan mis culpas sin que
las haga mayores, si no escribiesse lo
cierto, y entended que hablo con mi Rey,
é que le he de decir verdad. E lo aviso
para que provea en lo pressente é por ve-
nir . para que Dios sea mejor servido 6 Su
Magestad que hasta aqui: é que no meres-
ciera perdón mi ánima si tales cosas ca-
ll'asse . é que están muchas provincias aso-
ladas é yermas en estas partes, é que no
puede avér disimulación tan terrible y es-
panloso daño. Ni penseys que lo que en
este caso aqui he escripto, ó la mayor
piule dello, no lo he dicho én España, y
en el Consejo Real de Indias lo dixe mas
ha de veynte y quatro años, y lo que se
ha enmendado en estas cosas no ha seydo
poco . aunque no del lodo: porque es mc-
nester en algunos subcessos dar lugar al
tiempo, y el largo camino desde acá has-
la nuestro Principe es luengo ó dificultoso.
Pero no quiero ni soy de parescer que
se cargue (oda la culpa á los seys (pies di-
cho: ni tampoco absuelvo a los particula-
res soldados . (pie como verdaderos mani-
goldos ó bucliines ó verdugos ó sayones
o ministros de Satanás, mas enconadas es-
padas'é armas han usado, que son los dien-
tes é áni - de los tigres é lobos, con di-
ferenciadas é ¡numerables é crueles muer-
tes que han perpetrado, tan incontables
confio las estrellas (todavía sacando é de-
sando aparte los virtuosos é comedidos mi-
lites a quien olas exorbitancias nunca plu-
guieron, é que eri parte templaron é repre-
hendieron á losculpados, enquanto én ello
(lié, e les peSSÓ de ludo lo mal lecho). Ni
se crea ni sospeche que los que males se-
mejantes acometieron, lo fueron á pagar
al otro mundo; pues por no tener allá tan-
to que penar, o porque su castigo ha de
pei maneseer para siempre sin fin, ó co-
mencaronaqui á padescer, para que acullá
como á tales carniceros sean tractados
desde la hora que acá mal acabaron, los
mas de los malhechores, é muy pocos son
los que á su patria volvieron, en compa-
ración de los que por estas mares é ríos é
arenales é montes é cerros é valles peres-
cieron , unos ahogados , otros comidos de
peces c cocalriccs é grandes lagartos é ti-
burones, é otros do tigres c bestias fieras,
174
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
é olios de aves, é otros de hambre, c
otros de sed, ó otros de frios y'helados, é
otros a manos de los indios é de otras ma-
neras. Pero ¿qué quereys que se esperasse
de tantas diferencias 6 gentes é naseiones
mezcladas ó de extrañas condiciones co-
mo á estas Indias lian venido é por ellas
andan?.. Tanto es aquesto perjudicial, que
los buenos ó virtuosos hidalgos, é losper-
fettos españoles é gente de honra, que por
estas partes están , viven é andan a mu-
cho peligro.
Todo esto soñaba ó profetizaba aquella
muy Cathólica é Sercníssima Reyna doña
Isabel, de inmortal memoria, quando man-
dó, é se guardó después de mandado en sus
dias, que no passassen á estas partes de
ninguna generación, sino sus vassallos de
la corona de Castilla , cuyo es aqueste im-
perio occidental , 6 aquessos dando prime-
ro información cómo no eran sospechosos
á la fée, ni hijos ni nietos de penitencia-
dos por la Santa Inquisición , ni extrange-
ros. Después, por culpa de los tiempos ó
negligencia de quien lo pudiera excusar,
muchas cosas se han hecho al revés de lo
que convenía hacerse : porque agora peor
está esta tierra qucl arca de Noé, sin com-
paración, porque allí avia solas ocho per-
donas, y essas sanctas, pues las escogió
Dios para restaurar la humana gene:, l i-
ción, é todo lo restante era lleno de ani-
males irracionales é bestias de diversos
géneros, é acá hasta agora no veo otros
sanctOS sino aquellos mártires religiosos
que los indios mataron en Tierra-firme,
como se dixo en el libro XIX , capítulo III.
Y también creo que están en la gloria los
que baptizados ha llevado Dios en estas
parles en la edad de la inocencia, é assi
lo estarán los (pie en ella fueron. Mas ¿qué
diré de los que saben peccar. que no hay
lengua en todo el mundo (pie acá no haya
passado , llamándose chripslianos:' Mas
(pieria yo un buen (¡ailorque me aseguraste
si lo son todos, ó Ínfleles algunos, é pa-
ganos, ó delinqüentes, salvo que los mas
dellos hablan castellano, para que Dios y
el Rey sean deservidos, é los proprios é
verdaderos vassallos de la corona de Cas-
tilla defraudados é danificados. É los ene-
migos de nuestra nascion enriquescen é
apodéranse con sus cautelas de nuestros
¡nteresses é fructos desla tierra, con que
después hagan la guerra al señor delta é
á sus leales vassallos: é los que, por falta
de habilidad, no pueden ó no saben con-
trahacer nuestro romance, é trompezando
en lo que dicen se conoscc, ó claro, que
son portugueses, llámanse gallegos, ó los
franceses llámanse flamencos, é los sui-
cos alemanes, élos italianos dícensc sici-
lianos ó napolitanos. En fin, dando á en-
tender á quien no los entiende que son de
los señoríos de Céssar, passan como no-
sotros. Pues griegos é levantiscos ó de
otras naseiones son incontables.
Sentid é mirad entre estas generascio-
nes é diferentes calidades de hombres si
avrá peccadores, é no de los comunes as-
saz, sino de los mas perversos é desecha-
dos de sus proprias patrias, é de otras
desterrados por sus méritos. Ni tampo-
co es aquesto solo la causa de la des-
truyeion ó assolafion de. los indios, aun-
que harta parte para ello ha causado es-
la mixtura; mas juntos los materiales de
los inconvinientcs ya dichos con los mes-
mos dolidos é sucias é bestiales culpas de
los indios sodomitas, ydolátrias, é tan fa-
miliares é de tan antiquíssimos tiempos en
la obidiencia é servicio del diablo, é olvi-
dados de nuestro Dios trino é uno, pen-
sarse debe que sus méritos son capaces
de sus daños, é que son el principal ci-
miento sobre que se han fundado é per-
mitido Dios las muertes ó trabaxos, que
han padesgido é padescerán todos aque-
llos que sin baptismo salieron desta lem-
poral vida. E aun no dexo de sospechar
que se perderán los mas de los que se
baptizaren de la manera questos nuestros
DE INDIAS. LUi. XXIX. CAP. XXXIV
17Ü
negros se Implican, y como algunos eapi-
t. 5 han hecho Implicar á muchos indios.
Y no do\ lanía culpa al capitán como al
.sacerdote (fue tan alto sacramento admi-
nistra tan inconsideradamente, porque los
(pie (al baplisuio han de resrebir, seria
justo (pie imilassen al eunuco (pie dixo:
f lie aquí el a;:iia; ¿quien me prohibirá (pie
no me baptice?» ' y (piel sacerdote se con-
formasse con lo (piel Apóstol Sane! Felipe
le dixo á esso : « Si credis ex loto cor Je, li-
eet. > * Notorio es é infalible lo (pie dice la
inesina verdad por la hoca de su evange-
lista: «Que quien creyere é fuere bapti.
cado, se salvará, y el (pie no creyere, será
condenado. • 3 Yo me remito en todoá los
sagrados Ideólogos.
Con todo, hi pmule calier en mi enten-
dimiento ipic sean ebrípstianos, conforme
á estas aiicloridades, los negros ni los in-
dios (pie son adultos é d lad , porque
ha} en ellos, allende de lo (pie está di-
cho, que veo que allegan hoy machos ne-
gros al puerlo desla cihdad por la mar, y
en desembarrándolos, esse día ó el si-
guiente InegO, sin (pie entiendan COSa al-
guna de la lee ni de lo qué se lea dice,
los Implican, sin quellos lo pidan ni co-
lín/' ni el carácter que les in\ ¡Me pii-
Bieron sus amos investirles; e non obstante
la incredulidad e ignorancia de tales es-
clavos, envejescidos en sus ritos é ydola-
trias e circuncisos. K ipie para estos tales
nuevos ebrípstianos C assi Implicados me
COnsIringan á sacar una cédula, para que
puedan comer carne en la quaresma , sin
saber ellos qué cosa es quaresma, ni aver
entendido ni o\ do qués la fée ni la Iglesia,
é que por essa lironria del provisor me
lleven un pesso de oro, ó medio , segund
la cantidad de los negros que tengo, ó in-
1 Las palabras del lexlo son : nEcce aqua , quid
prohibe! me baplizari?..» (Aclus apostolorum, ca-
pitulo VIH , vers. 36).
2 Id. id. , vers. 37.
dios, i'icomo los place tasarlos. Yo no lo en-
tiendo, é mas lo quiero pagar que dispu-
tarlo, pues veo que no hacen menos con
mi- vecinos, puesto que los oygo quexar-
se desla limosna. Verdad es quel consue-
lo que nos dan en esto es decir que tal
moneda se allega para hacer una custodia
para el Sanctíssimo Sacramento de la Eu-
caristia, é paréseeme sanclamentc em-
pleado; pero ni sé si place á Dios dello,
ni si los esclavos de los clérigos é de los
moneslerios que en esta cihdad tienen es-
clavos, pagan essas licencias.
Devenios esta materia é hagamos (in á
este libro XXIX, é passemos á la provin-
cia e gobernari leí puerlo de Cartago
é sus anexos, porque se continúe la orden
que hasta aqui se ha Iraydo en estas his-
torias; pues Id que loca á la provincia de
Veragua queda escripto, aunque mas acci-
dental que Castilla del Oro; pero cscri-
bióse primero por las causas que la hislo-
ria lia expresado, que fueron la propria
aescessidad que lo causó para llevar re-
gladas las materias, ('aun porque lodo lo
más de Castilla del Oro entró un tiempo
cantes en la gobernación de Diego de Ni-
cuesa , con Veragua.
rodas estas cosas que están dichas, no
n> espanten, letor, porque si aveysleydo
algunos iraciados de guerrasé conquistas
de olí a- oasQiones, no os máravillareys di;
lo que tengo dicho destos indios, donde
grandes crueldades entro los orientales é
diversas nasciones hay escripias; é la
guerra es la que causa y causará, do
quiera que la haya, grandes novedades é
notables eventos, en especial, como he
dicho . donde se juntan é concurren diver-
sas é diferentes maneras é costumbres de
hombres á militar é seguir la guerra.
3 San Marcos dice:«Qui crediderilet baptizalus
fucrit; salvus eril: qni vero non credideril, condem-
nabilur.» (Cap. XVI, vers. 10.)
Este es el libro undécimo Je la segunda parte , y es el trigéssimo de la General y na-
tural Historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano, de la corona é
ceptro real de Castilla é de los Reyes della, el qual tracta de la gobernación de Car-
lago é sus anexos.
PROHEMia
Es tan copiosa é quassi infinita la abun-
dancia de materias historiales, que cada
día se nos aparejan é aumentan para el
colmo é definición destos iniciados de In-
dias, que ni es posible poderse escribir
todas en nuestra \ ida . ni sé ha de perder
o.-peranca de hallar masé mas diversida-
des que acresccnlar é memorar en esta
General historia, para dar loores á Dios é
deleitable ocupación á los lelorcs de
aqueste tiempo é del que eMá por venir.
E porque assi como la goographia é as-
siento de la tierra se va mejor entendien-
do, y ella mas palpable se nos manifies-
ta, assi va la Cessárea .Magostad prove-
yendo de perlados é nuevos gobernado-
res é officiales en favor do la república
cathólica é de su real servicio, y exerci-
ten la ley evangélica por medio del esp-
iro castellano en todas aquellas partes, que
mas á esle sánelo propóssito convenga.
Ofréscese una nueva gobernación para el
puerto é provincia que llaman Cartago en
la costa interior de la Tierra-Firme, que
mira al Norte é sus anexos, con lodo
aquello cpie la voluntad real ha mandado
juntar con la tierra ques dicho: de la qual
más difussa ó enteramente se tractaráen
este libro XXX de la segunda parte des-
las historias. Y ha dado cargo de esta ad-
ministración é capitanía general á Diego
Gutiérrez de Madrid, de quien Su Mages-
tad quiso confiar la empressa, por su
buen entendimiento é persona, puesto
que de las cosas deslas partes no tiene
expiriencia; mas como su buen natural é
DE INDIAS. LIB. XXX.
MI
prudencia para esso ú mas le abonen en
el juicio de los hombres , é de quien le
fué favorable é intercesor alcancé crédi-
to para ser proveydo dé tal cargo en la
voluntad real: y él se dispuso con la su-
ya muy enteramente a ocupar su vida é
tiempo en lo que le fué mandado, para
(pie la gente natural di' aquellas provin-
cias 86 conviertan á Dios, é la religión de
los lides chripstianos sea mayor y en más
partes é reynos aumentada. E con una
hermosa é armada nao, é bien acompa-
ñado c>lc gobernador di' ca valleros é hi-
dalgos ó lucida gente . aunipie de poco
número, llegó á esta cibdad de Sancto
Domingo de la Isla Española á los cinco
dias di'l mes di' julio di- la nalividad di'
Nuestro Redemptor, de mili é qniméntos
«'• qu.irenta y un años, donde se higo de
mas gente é caballos é otras cosas á su
empressa nescessarias ; ó con hasta dos-
cientos hombres muy tiien aderescados ó
proveydos, salió del puerto dota cibdad
el siguiente mes . á los cinco dias de agos-
to del año ya dicho, en la mesma nao que
vino, ó con un bergantín , en continua-
ción de su viage para la Tierra-Firme. E
después, á In- catorce di. o de olubre. sa-
lió otra caravela . que aipñ de\D Helada,
en su seguimiento con caballos e otros
SuplimentOS para la empressa.
bien creo que no faltarán fatigas á es-
tos nuevos pobladores, porque las cosas
deslas parles, hasta estar los hombres
diestros y lu chos al ayre y exercicio de
la tierra , siempre los prueba alguna en-
fermedad, demás de hacerles probar otras
nescessidades quel tiempo dispone; pero
como dice el Apóstol: ■ El que no quisiere
trabaxar, no coma '. • Pues los mas de los
que acá vienen es porque no tienen en su
patria lo que avrian menester, tan copio-
samente como sus liuiln- desseos é méri-
tos de sus personas lo piden , aparéxense
á sufrir, c pónganse en aquel cuydado ó
obra, con quel buen ballestero suele jugar
la ballesta : que demás de traerla tal qual
debe ser para su exercicio é puntería , son
lo lances é \ iras lan bien labradas, é la-
plumas assi ordenadas, y el braco tan so-
segado, ó la vista tan viva é constante,
que poniendo los ojos, no solamente en
el blanco á que tiran, mas en el fiel, en
que dessean acertar, no yerran el tiro ni
pierden el tiempo é ganan el prescio. Y
assi en estotro juego del mundo, en que es-
tos otros vienen á emplearse, deben traer
sus armas é almas tan á propóssito del ca-
mino que hacen, que por pensamiento no
les passe, ni por obra jamás cometan, de
se apartar ni quitar los ojos y el coracon
de aquel terrero glorificado é llaga del
costado de nuestra redempeion é huma-
nidad é divinidad de Jesu-Chripslo , Nues-
tro Salvador, para que den en el fiel y
quede Bel el milite conquistador, y con-
vertido é seguro el indio conquistado , v
el soldado o poblador no se aparto, por
memoria de aquella presciosa sangre, de
sacarla de ninguna otra criatura, en quan-
to posible le fuere. Porque yo os digo,
que los que, sin este cathólico fundamen-
to, acá derraman la sangre desta gente
salvage, pero prógimós nuestros, siem-
pre les da Dios el pago que merescon , ó
los menos vuelven á España; é por uno
que acierte á enriquescerse destos bienes
temporales, muchos se pierden.
Testigo soy de lo que digo, é por estos
(ractados lo podres mejor entender los
que desta leeion quisiéredes parle. Pien-
so yo , por lo que se me figura de la per-
sona deste gobernador, que dessea acer-
tar á servir á Dios é á su Principe ; 6 có-
mo este sea su fin , assi será el quel hará
á propóssito de su salvación é honor de
su persona , y el Espíritu-Sancto le dará
gracia para ello. Y quando assi no fuesse.
TOMO III.
1 AiJ Tlicsalonicenscs, cap. 3.
23
178
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
demás ile quedar obligado con su ánima
é vida á la paga que de Dios ó á la justi-
cia que del Rey espera, también hallará en
mis renglones la medida de sus obras.
Plega á aquel, de quien todo bien procede,
queste gobernador las haga tales , que al
que las oyere, le dé desseo de imitarle , ó
haya do qué. averie envidia los virtuosos,
y no dé que aver lástima de su subcesso
é gobernación.
CAPITULO I.
Cómo Diego Gutiérrez^ gobernador de la provincia de Carlago é sus anexos , fué bien rescebido é obedes-
cido de los caciques é indios de la lierra ; é oirás particularidades al discurso de la hisloria convinienles.
O uando Diego Gutiérrez estuvo en esta
cibdad de Sancto Domingo, yo le comu-
niqué , como amigo , é aun le dixc mi pa-
rescer, porque do años atrás nos conos-
ciamos; é si yo supe entenderle, paresció-
me que su intento era sancto, é no incli-
nado ni dispuesto á malas ganancias, ni á
maltractar los naturales de aquella tierra
donde yba , sino aprovechar sus ánimas,
é no ultrajar sus vidas ni robarlos. Y co-
mo era hombre bien hablado y de buena
crianea , é mostraba ser goloso al servicio
de Dios é del Rey, yo- pensé que assi co-
mo lo decia , assi lo pusiera por obra;
aunque como en la introducion ó prohe-
mio deste libro ya yo dixe quél no tenia
expirieiicia désta> co>as de Indias, sé que
nunca falta un cabestro de los desalma-
dos ó platicos que por acá han andado,
que á los novicios ó nuevamente venidos
á gobernar los enseñen á robar; y aque-
llos, assi por la dispusicion que hallan en
el capitán que viene y en su pobreca, co-
mo en la falta de providencia para se
guardar de tales consejeros, dánlcs cré-
ditO é olvidan el buen propóssito é volun-
tad del Príncipe que los envia, y el temor
de Dios. E por enriquescer, presto vuel-
ven la hoja, é trocado el intento con que
partieron de España , si bueno era , ó afir-
mado en el cauteloso que en su pecho es-
taba callado, en poco tiempo manifiestan
li- obras el contrariode las palabras, con
qne Be ofrescieron á servir al Rey en tal
empressa. É como ya tengo dicho, los mas
de los que acá vienen son hombres nes-
cessitados , y este lo era mucho y en mu-
chos hijos. Mas pensaba que aunque assi
fuesse, podria mas la vergúenca é cons-
cicncia que los otros desseos de adquirir
dineros ; pero no me descuydé tanto en
este crédito, que dexasse de sospechar lo
contrario, acordándome cómo su padre,
el thessorero Alonso Gutiérrez, allegó su
hacienda muy desviadamente del arte mi-
litar, en que su hijo con esta empressa se
quería ocupar. Pero también avernos ley-
do que muchos grandes varones acertaron
á tener talos personas , que dieron, seyen-
do plebeos é baxos por sus predecesso-
res , grand resplandor é fama á sus des-
cendientes, é ilustraron sus linages; é
olios, por el contrario., que nascicron é
se criaron con poderosos patrimonios y
encumbrados estados, hicieron tales obras
que deshonraron á si é á sus passados. De
manera que á ninguno debemos juzgar
por malo ni por bueno , hasta ver qué pin-
tura é matices él dispone é compone en su
vida é fin; é por esto dixc en el prohemio
que mis renglones se conformarían con la
medida de sus obras ( con la simplicidad
é verdad que la hisloria requiere).
Y antes de venir á essos términos (pues
el tiempo nos lo ha de enseñar y disponer),
digoquoCarlagoesuna provincia, assi lla-
mada á disparate por los primeros chrips-
lianos que allí ando vieron, é tiene un ancón
DE INDIAS. LUI. XXX. CAP. 1
179
grande ó lleno de ¡aletas : el qual está en
la costa de Tierra-Firn>e , entre las gober-
naciones de Veragua é Honduras , é pun-
tualmente aquel i iiibocamiento está en ca-
torce grados é medio desta parte de la lí-
nia equinocial. E dióscle por términos
desde allí abaxo al Oridente basta el rio
Grande, é á la parle de Levante desde el
dicho puerto de Cartago hasta los confi-
nes de Veragua , (pies el ducado que se
dio, con título de Duque de Veragua, al
¡lustre almirante don Luis Golom , á quien
el L'mperador It « - > . nuestro señor, lo ha
concedido por mayorazgo para él é sus
subcessores en esta gobernación , as-i co-
mo es dicho, limitada á Diego Gutiérrez.
Ba muy fértil en parte, é áspera en algu-
nas parles, pero de muy ricas minas é
otros provechos , de queste gobernador é
sus milites podían ser aprovechados, si
fueren para ello; é es tierra sana 6 de
buen ayre é buenas aguas. Y también hay
gente belicosa en los naturales: es tierra
de mucha montería é de muchos é divere-
sos animales, e andan los hombres desnu-
dos é las mugeres, e son ydólalrasen di-
\crssas mi; ra> e ritos. Pero couiuumeu-
te en todas las ludias eono-ecn que hay un
Dios todopoderoso, 6 aqueste por divers-
sos nombres é diferentes maneras Iractan
del, é sienten como \ dolalras y envueltos
en ¡numerables errores, que! diablo les da
á entender: el qual tiene mucha parte en
ellos , como en gente desapereebida é
apartada é sin defensa para su salvación,
é sin conoscimicnto de la fée é verdad de
la passion de Cbrípsto, Nuestro Hedemp-
tor; pero por su misericordia é con la con-
versación de los chripstianos se conver-
tirán, é querrá Itios rpie se salven c se le
quite á Satanás la jurisdicion que tiene allí
de lautos siglo-; usurpada . tragando tan in-
contables ánimas, si la cohdicia de los
que los han de enseñar la fée no se con-
vierte en los malos usos, que en otras par-
tes de aquestas Indias han usado los con-
quistadores, que mejor se pueden decir
despobladores é disipadores de las tierras
nuevas, en «pie sus peccados los han (ráy-
elo á hacer mal fin, la mayor parle de los
tales milites. Plega á Nuestro Señor ques-
le gobernador se dé mejor recabdo del
que en la dicha Veragua se dió Felipe Gu-
tiérrez . su hermano, de donde salió con
poco honor é con mucha vergüenza suya
'como se dixo en el libro XX VIII desta se-
gunda parle de la General historia de In-
dias), donde, demás de perder la mayor
parle (pie llevo, á los (pie le quedaban dió
cantonada é los dexó en poder de los ene-
migos, y él se huyó é se fué cautelosa-
mente de la tierra , é á ella é á ellos des-
amparó: lo qual castigó Dios después muy
léxos de allí, en el Perú, donde fué á pa-
rar, como se dirá en la tercera parte des-
tas lililí ii ¡as
CAPITULO II.
Del suboesso del gobernador Diego Gutiérrez, é de su cobdicia c mal eveulo; c cómo le mataron los in-
dios á él ó á fjuunlos españoles consigo tenia , excepto siete hombres.
Yo temí siempre queste gobernador era
mejor hablado qué apercebido para el
cargo que llevaba , é assi me paresce que
le suheedicron las cosas como él tuvo el
saber é maña. Assi salve Dios mi ánima
como yo holgára quél acertara á servir á
Dios é á su Rey é á hacer bien sus fe-
chos; mas fué por el contrario, é decirlo
he aqui con las menos palabras, que me
sea posible , porque me paresce quél se
dió tan mal recabdo, que quanto mas si-
lencio yo tuviere , tanto mejor él libra , ó
180
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
su mala maña menos se sabrá. Pero no
callaré lo que en esta cibdad de Sánelo
Domingo yo entendí de un hidalgo mon-
tañés, llamado Johan de Espina, natural
de la villa de Laredo en la montaña ( que
al pressente, que estamos en fin de otu-
bre del año de mili é quinientos é quaren-
ta y ginco *, está en esta eibdad de Sanc-
to Domingo), el qual se halló ála muer-
te de Diego Gutiérrez ; y dice que desde
que salió Diego Gutiérrez desta cibdad,
fué á la isla de Jamáyca, donde se le
amotinó la gente ó se le quitó el apa-
rejo para yr á su gobernación , á causa
de lo qual con muy pocos se fué desde
Jamáyca al Nombre de Dios, pensando
desde allí continuar mejor la empressa, é
adolesció y estuvo muy cerca de partirse
desta vida. En el qual tiempo y enferme-
dad se le fué el resto de la gente al Perú
é á otras partes, donde les paresció que
harían mejor sus fechos , é lo dexaron so-
lo. Después que sanó, acordó de se yr
desde el Nombre de. Dios á Nicaragua,
con solos quatro ó cinco hombres, é fué
al desaguadero de las lagunas de Nicara-
gua , que salen aquellas aguas á esta
nuestra mar , cerca del puerto que llaman
Cartago, é desde el desaguadero se fué á
Nicaragua, á donde halló otro cobdicio-
so , llamado Baena , que venia del Perú
rico: é aqueste le prestó al gobernador
Diego Gutiérrez tres mili castellanos, con
qpe hico sessenta hombres, con que fué
á Nicaragua. Y el Diego Gutiérrez decia
que todo aquello era de su gobernación,
é hipo pregonar que so pena de cíent aco-
lín, ninguno llainassc á aquella tierra Ve-
ragua , sino Cartago é Costa Rica: é des-
pués que allí estuvo un año ó más, por-
que faltaron los bastimentos, se le amoti-
n j la gente é se le tornaron á Nicaragua;
■ Oviedo escribía en iüiS el présenle capitulo:
segun consta por el siguiente , proseguía este libro
pü el de 1547, apareciendo, conio se notará des-
pués , «pío se proponía acrecentarlo con los sucesos
é este gobernador se quedó con seys hom-
bres solos en Veragua , é aquellos que se
le fueron, hallaron, llegados por tierra al
desaguadero , ciertos bergantines , que
los llevaron al Nombre de Dios. Pero aun-
que este gobernador estaba solo é con tan
pocos chripstianos, como tengo dicho , no
dexaban los indios naturales de les dar de
comer é oro , sin hacer mal ni daño á nin-
guno de los nuestros. Pues viendo el go-
bernador que le convenia buscar mas
gente ó dexar la tierra , acordó de enviar
un pariente suyo al Nombre de Dios, el
qual se llamaba Alonso de Pisa, con ocho-
cientos pessos de muy buen oro en águi-
las é otras piceas de oro que le avian da-
do los indios , porque ya tenia dos caci-
ques de paz y hechos muy amigos. Con
aquel dinero el Alonso de Pisa hico cin-
qúenta hombres, que llevó á Veragua,
con los quales, y en el número que tengo
dicho, fué este Johan de Espina. Con esta
gente el gobernador se holgó mucho, é
les dió hartas palabras é ofrescimientos;
é desde algunos días tornó el gobernador
á enviar el mesmo Alonso de Pisa al
Nombre de Dios con otros mili é quinien-
tos castellanos, que se fundieron en Pa-
namá, é llevó otros treyuta hombres. A
essos ochenta hombres ó pocos mas chrips-
tianos que ya eran, los indios les daban
muy bien de comer mahiz é carne de
monterías é pescado é todo lo que avian
menester, é cada dia traían oro al gober-
nador, el qual, como hombre de ninguna
espiríeheia , prendió á uno de aquellos ca-
ciques, que estaban de paz, que se de-
cía el Cama (el qual era muy rico), por-
qué no le daba tanto oro como este go-
bernador le pedia: é sobre esto, é por le
amedrentar, le hacía el gobernador fieros
e le amenacaba que le avia de matar, é
que fueran ocurriendo. Tal es en efeelo el método
seguido por él Constantemente, al escribir estas bis-
lorias , como se habrá ya visto con la lectura de los
lomos anteriores.
DE INDIAS. LIB.
pura mas le atemorizar, sacaba la espada
desnuda el gobernador, é dábale á enten-
der que le avia de matar é corlar la ca-
bera, si no le daba quanto oro tenia. É
acabado este fiero, bacía llevar allí donde
el cacique estaba algunos lebreles é per-
ros denodados ó bravissimos , ó hacíale
decir por la lengua ó inlérpetre que aque-
llo- perros le avian de comer é despeda-
zar al dic ho cacique . si no dalia quanto le
pedían los chrip-lianos. Kl cacique, vién-
dose tan mole-lado, soltóse; una noche é
apellido la tierra, é confederóse con otros
caciques e indios de la- comarcas, é que-
maron sus proprios pueblos e sus hacien-
das e mahicales, e pagaron de la otra
parle de la tierra hacia el Sur, 6 dexaron
en hlanco ñ los chripstianos, sin quedar-
les de comer, y en lanía nescessidad, que
les fué Corcoso dexar su campo 6 assiento
é yr tras los indios: é á cierto passo, có-
mo el gobernador no era diestro en las
cosas de la guerra é dorinia en su cama
de reposo, sin tener las velas el cuydado
que convenía . dieron sobre los chripstia-
nos , é mataron á ellos ó ú su golicrnador.
E de óchenla hombres. ó más no cscapa-
ron -iin sieie chripstianos , que fueron un
clérigo, llamado Diego Baxo, y este Johan
de Espina, é Luys Carrillo, é Tello Car-
rillo, 6 Saladar, é Fran pisco Hernández
Herrador . natural de Madrid , 6 otro hom-
bre, que no le supo el nombre el que
dió esta relación.
Fué la batalla en el mes de jullio dcs-
le pressente año de mili é quinientos é
qiiarrnta y cinco años, é de la otra par-
te de las cumbres, aguas vertientes á la
otra mar del Sur ; é halláronse en ellas
sobre tres mili indios, é muchos dellos
con pecios é brazales de oro é otras pie-
cas, c con trompetas á manera de aña-
liles, de longura de tres palmos, assímes-
m i de oro, el qual en aquella tierra hay
mucho é muy fino. Y el gobernador en
essa sacón mandaba nial su persona , por-
XXX. CAP. II. 181
que andaba tullido de gota é quatro ne-
gros le traían echado en una hamaca, lo
qual le debiera bastar para ser mas pa-
ciente con los indios; pero como él lo ha-
cia, assi le dieron el pago ques dicho, é
le tomaron á él é á los otros chripstianos,
que allí murieron, sobre cient mili pessos
de oro , que en paz é de su grado los in-
dios les asían (bulo: é lodo lo llevaban
consigo, porque como la tierra que dexa-
ban atrás quedaba deslruyda, tenían de-
terminado de poblar donde mas aparejo
halla-sen e fue -se á su propóssito; pero
los indios, como gentes de guerras, lleva-
ban espias sobre ellos, é no daban passo
que no fue-sen avisados por un indio que
era ladino, é servia al gobernador 6 su
gente de lengua ó intérpetre. Y este era
el que los vendió á essos chripstianos é
dalia uolii ia e aviso á los indios de todo,
é por su industria los llevó á donde se
perdieron, aunque fué con muchas muer-
tes de los indios. 15 los siate hombres que
escaparon deste trance, fué porque se mc-
tieron la tierra adentro; é otro día des-
pués de l,i hululla \ icron la olí a mar ó
costa del Sur, é porque no se pudieran
salvar de otra manera, dieron la vuelta,
tornando por m;is hacia el Oriente á en-
cumbrar la sierra, é volvieron á la otra
costa desta parle hácja el Norte, 6 fueron
á parar al desaguadero de las lagunas de
Nicaragua, que vacia ó corre é entra en
esla mar nuestra; pero hasta llegar allá,
en tanto (pie continuaron su fuga, corrie-
ron mucho peligro, assi por temor de to-
par con indios, como por el exgesivo tra-
baxo de sus personas, ó porque la ham-
bre Ies aquexaba, á la qual satisfacían, co-
miendo hiervas no conosgidas é lagartos
ó otras sugias viandas , ó aun essas Ies
faltaban. Pero encomendándose á Dios, é
no cessando de caminar de dia é de no-
che, llegaron, como es dicho, al desagua-
dero , c allí los tomó un bergantín que
yba al Nombre de Dios, á donde los llevó.
18á
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Desde allí vino este Johan de Espina á
cstamucstra cibdad de Sancto Domingo
de la Isla Española , é cómo yo supe quél
se llegaba á la casa del señor almirante
duque de Veragua , don Luys Colom, pe-
díle por merced que me hiciesse ver con
este hombre: el qual le mandó que me
viesse , é hoy miércoles, dia de Sanct Si-
món é Judas Apóstoles , veynte y ocho de
otubre de mili é quinientos é quarenta y
ginco años, me dió la relación que tengo
dicho. El qual paresce en su persona é
manera que sus palabras son veras á la
llana , é con la simplicidad é falta de or-
namento retórico, como buen montañés
hidalgo. É porque en esta sagon el señor
almirante está aparejado é armado para
enviar un capitán con gente a poblar a
Veragua, ques suya, como tengo dicho,
y el Emperador, nuestro señor, con títu-
lo de duque della se la congedió, pregun-
tóle a este Johan de Espina si entendía
volver á aquella tierra , é me dixo que de
muy buena gana yrá en esta armada del
almirante , porque cree que no puede yr
ningún capitán que no lo haga mejor quel
DiegoGutierrez. El qual, segund este hom-
bre dice, era mas gerimonioso que maño-
so, é ya le llamaban vuestra señoría, é
assi tullido, estaba tan soberbio é mal
acondicionado, que era incomportable:
todo lo qual pensaba yo dél al contrario,
porque me paresgia hombre llano é sabio.
Pero este oro y este mandar no se asien-
ta de una manera en lodas cabegas, la
qual si él tovícra como su padre Alonso
Gutiérrez, se diera mejor recabdo; porque
fué un hombre reposado é sabio é allegó
mucha hagienda por otra manera de exer-
cigio léxos de la miligia. É aquel arte de-
biera de seguir su hijo , é no muriera ni
acabara de la manera questá dicho; é as-
si acaesge las mas veges á los que se in-
trodugen en offigios ágenos. Dios le per-
done á él é á todos los demás que con él
se perdieron, que en la verdad mucha lás-
tima es de a ver de todos ellos; pero es-"
tos ánimos grandes é inquietos de los es-
pañoles, y esta inclinagion natural, que
tienen , á ser mas é á no se contentar con
poco , causa tales empresas : y atrévense
á tomarlas hombres sin expiriengia, como
era este, é sacan dellas mal nombre, con
pérdida de sus proprias vidas , é hágenlas
perder á otros muchos, que sin conside-
ragion ni entenderse, se allegan á ellos.
Todo esto ques dicho mas anexo era al
libro XXVIII, ques el IX de la segunda
parle destas historias ; mas como este go-
bernador dió otro nombre ó título (ó mejor
digiendo Su Magestad) á la empresa quél
Ueyaba de Cartago, é se entrometió en
usurpar á Veragua, assi ha seydo nesges-
sario que la historia se relate. É assi hará
fin aqui por agora, como el negogio ha
subgedido hasta quel tiempo muestre otras
cosas, las quales, si fueren deste jaez y
en mi tiempo, se pornán aqui segund sub-
gedieren. Plega á nuestro Señor quel que
agora vá á Veragua por el almirante, lo
haga de manera que sea Dios mas servido
que lo ha seydo de los que aquessa nego-
ciación é empresa han tomado.
DE INDIAS. Lili. XXX. CAP. III
183
CAPITULO III.
Etiqúese hace relaiion del mal subcesso del armada, quel almirante envió á poblar su ducado de Veragua.
1 a dixe de susso que aquesto es para la
gobernación de Veragua é no de Carta-
so; poro quiso Diego Gutierre* hacer a
Veragua Cartago, é por esso quiso aqui
brevemente poner lo que mas largo que-
da dicho en el libro XXVIII, capítulo VIII.
Y es quel año de mili é quinientos ó qua-
renla y seysfuóen nombre del almirante
su teniente é gobernador á Veragua , lla-
mado el capitán Chripstóhal de Peña con
hasta ciento y treyñta hombres, c por sa-
car de verguenca á Diego Gutiérrez, pues-
to que estotro era hombre que ha tiempo
que anda por Indias, y estimado por dies-
tro, ó que ello fuesse por estar los indios
aleados, como se ha dicho en el capitulo
precedente, ó por descuydo deste capi-
tán , él é los que llevó libraron mal. E
quando se supo por mí aqueste trabaxo
dessa armada del almirante fue'; el año de
mili é. quinientos 6 quarenla y siete, es-
lando yo en la corte del Príncipe, nuestro
señor , donde supe por carta de un cava-
llero, llamado Johan Mosquera, suegro del
• En el MS. original, que sirve de tcxlo , mos-
tró Oviedo tener idea de continuar esle libro con
nuevas noticias, conforme manifiesta por las últi-
ma* palabra! de este capitulo til, terminado el cual
niosmo almirante, 6 de otros, que me es-
cribieron quel capitán Chripstóbal de Pe-
ña , que avia ydo á Veragua , aportó al
Nombre de Dios muy perdido, é que en
Veragua le desbarataron los indios ó le
mataron la mayor parle de la gente que
avia llevado ; é entre los otros murió don
Francisco Colom, hermano del almirante,
y escaparon solamente quince ó vcynte
hombres. Assi parescc que queda algo
desculpado Diego Gutiérrez , pues que os-
lotro capitán era diestro é sabia cómo le
avian muerto al predecesor en el ofíicio.
Estas cosas destas Indias van por otros
términos. que las de Europa, porque en
las Indias no pagan los thessoreros á los
Boldados, sino ellos mesmos se pagan, é
aun ellos mCsnios con su cobdicla se
acaban.
Basta lo dicho hasta ver quión subcede
en e-la materia o gobernación de Caria-
co: que no tallará otro eohdieioso ; pero
qualquiera que sea, plega á Nuestro Se-
ñor que acierte mejor que los passados ".
escribió: «Capilulo IV. n Mas hubo sin duda de sor-
prenderle la muerte antes de que pudiera ejecutar
su propósito.
Este es el libro duodécimo de la segunda parte, y es el trigéssimo primo de la Gene-
ral y natural Historia de las Indias, islas y T-ierrra-Firme del mar Océano: el qual
tracta de las provincias é gobernaciones del Cabo de Higueras 6 Puerto de Hondu-
ras é de Yucatán ; y después torna á dexar á Yucatán é se junta con Guatimala , é
por tanto este libro es mas anexo é dedicado á la gobernación de Honduras.
PROHEMIO.
fortunado, oh dichoso mancebo,
que hallaste ú Homero por pregonero do
tus virtudes! » *
Conforme á esto, Francisco Petrarca,
en uno de sus amorosos sonetos, dice:
Gionlo Alexandro á la famosa lomba
Del fiero Achile, sospirando disse:
O Fortunato , clie si chiara tromba
Trovas li , e chi di te si alio serisse!..
Quieren decir sus verssos toscanos: «Lle-
gado Alexandro á la famosa tumba del
fiero Achiles, dixo suspirando: ¡oh afor-
tunado, que tan clara trómpela hallaste,
é quien de tí assi altamente escribiesse! «
Plutarco dice, en la vida que escribió de
Alexandre Magno, que yendo contra Da-
río , quando llegó á Troya , hecho el sa-
crificio a Minerva , y hechas las obsequias
á los semideys, después corriendo en tor-
no de la estatua de Achiles, juntamente
con los compañeros , ungido de ungüento
é desnudo, como cra-usanca, coronó
aquella estatua, llamando á Achiles feli-
ce, porque en tanto que fué vivo ovo tan
fiel amigo en Palroclo, é después de la
muerte un trompeta tal como Homero.
Estas palabras de Alexandre muestran
la envidia que ovo de aver tenido Achiles
tan alio escriptor para su historia, é quél
para la suya no tenia tal coronista ; por-
que en la verdad el estilo y elocuencia
del auctor de una famosa historia mucho
* Las palabras de Cicerón , á quien se refiere
Oviedo, son: ¡.Fortúnale, inuuil, adolescens, f|U¡
tus virlulis preconem llotiiernm inveiicras.»
DE INDIAS
I.llt. XXXI
la engrandosce é sublima por el ornamen-
to de su graciosa pluma é sabio proceder,
6 mucho le (juila é disminuye del proprio
valor, quandoen el tal cscriptor no hay lu
habilidad que se requiere en cosas gran-
des.
Esto falla aqui porfierto, é yo con-
fiesso (pie por tañías é tales e tan divers-
materias, como son de las que yo aqui
tracto , fuera nesoessario otro ingenio (piel
inio; pero en eonlianca desla verdad á
(pie voy arrimado, espero, si yo no l»as-
I') ¡i lauto ¡lustrar mi obra (como las que
otros grandes varones escribieron i hasta
para mi conaoeloé .i la salisfacion de quien
lee, (pie la aiirlorid.nl (pie acullá se da á
Homero , era supliendo él la materia, 6
(pie aquí supla la materia al defello de mi
pluma é ingenio , para que no dexe de pa-
resrer hien á los que vieren olas hislo-
rias.
Junio con oslo, me pares^cn cosa ri-
dicula las grandes peregrinaciones de la
navegación (pie de aquellos griegos se es-
criben por grand cosa, assi como yrde
(¡recia a l'hrygia é Troya, é como venir
laicas de Trova á Italia , é como esso que
de I'lixes se cncarcsce que anduvo va-
gando, en tanto que ja casia Penélope con
su lela le alcudia, diez años texiendo de
dia é deshaciendo de noche , por no tomar
otro marido, como la importunaban; y
ella dalia por su excusa, que acahada la
lela le lomaría . e a^sí dilato las segundas
bodas, 6 las excusó como buena, hasta
que vino su marido.
Todo lo que Ulixes navegó en su vi-
da, es mucho menos que venir desde
España á nuestras Indias; é por luengo
6 dificultoso é peligroso ó costoso ques
este camino, digo que en esta ciudad
de Sánelo Domingo vivió un mercader
honrado , llamado Francisco Hernández,
é tan amigo de sus amigos , quél é su
ínuger fueron convidados, para ser pa-
drinos, á las bodas de olro su amigo,
que le escribió desde Sevilla que los esta-
ba atendiendo para se velar é, resceliir las
bendiciones de la Iglesia con su muger; e
se partieron de aqui en una nao , é llega-
dos en Sevilla, se velaron sus ahijados, é
se tornaron luego sus padrinos á esta ciu-
dad á su casa. E hoy dia vive aqui la mu-
- i de aquesle r'ranrisro Hernández . que
assimesmo era natural de Sevilla. Esto
me pnrescia á mi muy mas camino que lo
que lns griegos ni los (royanos navegaron,
porque por muy buenos tiempos que se
les hieiessen. en la yda y en la venida na-
vegaron tres mili leguas, poco mas ó me-
nos, este nuestro vecino é su muger en
pocos meses.
Cállela nao de Argos, pues vimos po-
ro tiempo á la nao nombrada la Victo-
ria . (pie circuyó el universo en el des-
cubrimiento de la Especiería por aquel
famoso Estrecho quel capitán femando
de Magallanes enseñó. Aquel fué él mas
luengo camino (pie hasta hoy se sabe que
hombrea moríales hayan fecho (aunque
punga á su comparación aquel viage de
Mistro j Carabiso, enviados por Aloxan-
dro Magno por el rio Thanais, de quien
Leonardo Aretino hace memoria en su su-
ma de chrónicus, llamada el Aquila volan-
te4, é digo que llegaron al Parayso terre-
nal): que esso, 6 todo lo que está escrip-
to, é hombres hasta nuestro tiempo han
visto, es mucho menos que lo que nues-
tros españoles han navegado , assi en
aquel viage de Magallanes, como en el
que después hic-o el comendador frey Gar-
cía de Loaysa, por el mesmo Estrecho;
pues algunos volvieron á España por la
vía del Levante, desde la Especiería,
aviendo ydo allá por el Of icíente , é die-
ron una vuelta al universo, assi como el sol
acostumbra á dar en aquel paralelo, él por
1 Leonardo Arclino, Aquila vot inte, lib. III, cap. 80, é lib. IV, cap. 1i.
TOMO III. 24
IIIsnmiA GKNI-HAI. Y .NATURAL
su superior curso, y estos oíros por el
corporal elemento del agua. Quiero decir
en fin. (píelas cosas, de que aqui se Irac-
ta, son en sí muy grandes é peregrinas, 6
que basta narrarlas llanamente é sin mc-
táplioras , por ser tan singulares é nuevas
c conformes á verdad , é tan sin obliga-
ción de al'eytc ni corolarios de fáhtilas : c
assi por su calidad como por mi condición,
digo ipie antes estará derecha la torre Ga-
risenda de Boloña, que mi pluma se tuer-
( ;i i- aparte de la verdad, puesto (pie por
mi edad va cansando la mano é descien-
do la voluntad, para no dexar de Irabaxar
en sacar á luz estos (raclados, auinpn' ( fi-
mo dice Job: Ouién me otorgará (pie yo
sea, segdnd los meses passados 1 . Elqües-
to puede hacer es aquel de quien todo lo
bueno liá so principio, el sine ipso factum
es¡ niltil2; y por su medio é favor avrálin
perfetto esta Natural historia de nuestras
Indias, para que á su sánelo servicio go-
cen della los ausentes, é la estimen como
cosa en que hallarán muchas vias é ma-
u ra^ para darle gracias: y los pressentcs
(pie acá en olas partes me oyeren , topa-
rán en mis renglones assaz exemplos en
'pie ca-tigai e coi regir sus \ idas, miran-
do las de otros que por acá han seydo
perdonas .«.chaladas; é los por venir en-
tenderán una historia vera, 6 tan gran-
de, que de su calidad no se sabe otra tan
copiosa por un solo auctor escripia, para
lo 'pial conviene traerles á la memoria lo
quel Propheta dice: «Si no creyéredes, no
entenderás. >
Pues entended, letor, quel que pudo ha-
cer el mundo, puede aver en él ordenado
é criado lodo lo que destas parles se ¡Hie-
de expresar por voz humana, é mucho
mas, sin comparación, en lo que queda
por decir deslas Indias.
Esto libro Irada de la gobernación del
puerto de Higueras é Cabo de Honduras,
6 de la provincia de Yucatán, que la (jos-
sárea Magostad tuvo encomendado al ade-
lantado don francisco de Montejo, su ca-
pitán general é gobernador: y decirse ha
con brevedad lo que hiciere al propóssito
de la historia, é sacar he tuercas de mi
lia q ucea para ello, pues dice Sanct Gre-
gorio, (piel poderío del socorro divino
nunca desampara nuestra buena inten-
ción 3. É si como ella es, yo lo acierto á de-
cir, no me quedará de qué temer al que
murmurare de mi trabaxo, sien él halla-
re algunos passos, en que le parezca que
(linde emplear su hinca, juzgando mi obra
no tan aplacible como él la desseaba ó
quisiera ; porque este tal no será sino al-
guno que quisiera mi pluma á sabor de
mi paladar, é no al de la justicia é verdad.
lisia provincia ó puerto de Honduras ha
seydo rey no e gobernación de contencio-
nes ('■ trabaxos para los capilanes o chrips-
LianOS, que á aquella tierra han ydo, como
por sus muertes y vidas se puede colegir
del prénsenle libro ('■ capítulos siguientes.
i Job, cap. XXIX.
i Johto., cap. I.
Í Moral., lib. III, cap. XXII sobre el II de Job.
DE INDIAS. Lili. XXXI. CAP. [.
1S7
CAPITULO I.
En que se Iracta ilel descubrimiento del Cabo de Higuera? é puerlo de Honduras , e de los capitanes é go-
bernadores que allí ha ávido, i¡ oirás cosas concernientes á la historia.
En el libro XXI, capítulo XXVIII , sedi-
xo que la provincia del Calió é golpho de
Honduras, lo avian descubierto con el Ca-
bo de Higueras los pilotos Vicente Tañez
é Johan de Solis é Pedro de Ledesma : é.
assimesmo dixe en el libro XXI que la
punta ó Cabo de Honduras está en diez y
seys grados y medio desta parle de la li-
nia equinocial, y el Cabo de lligue.-as es-
tá en once grados y medio de la línia , é
lo que hay desde el un Cabo al otro que-
da particularmente dicho en el lugar ale-
gado. Desde allí se sube la costa al Nor-
te, circuyendo la tierra é gobernación de
Yucatán , que algún tiempo pensaron al-
gunos que era isla, no siéndolo, sino to-
da una costa. Pero porque estas provin-
cias han estado en diverssos gobernadores
administradas, 6 cada una por si, diré
primero de la de Honduras, porque la or-
den historial que he proseguido no se rom-
pa. É assi digo, que después quel capi-
tán Gil GrOncalez descubrió á Nicaragua,
vino á esta cibdad de Sánelo Domingo de
la Isla Española, ó tornó á armar; <■ fies-
de aqui env ió al contador Andrés de Ce-
receda á España , á informar al Empera-
dor Rey , nuestro señor , de lo que avia
hecho en su descubrimiento por la mar
del Sur, é cómo por continuar su real ser-
vicio estaba en esta cibdad aderescándo-
sc para volver á continuar aquella cm-
* En el códice original, que sirve de lexlo, apa-
recen los claros que aqui se dejan, no siendo posi-
ble llenarlos con exactitud, por no haber fijado
Oviedo el número de la gente, que llevó consigo fiil
González Dávila ni en esle ni en el capítulo XXI del
libro XXIX, en que refiere la parte de eslos sucesos
locanles á la gobernación de Castilla del Oro.
•' Debe notarse que Oviedo se refiere aqui al
pressa, y entrar por esla mar del Norte
por el Cabo de Honduras, donde en aque-
lla costa ó por allí cerca pensaba hallar el
desaguadero de la laguna grande de Ni-
caragua. E lecha relación desso por el Ce-
receda al Emperador, en Burgos, año de
mili é quinientos é veynte y quatro, Cés-
sar se tuvo por servido del capitán Gil
Goncalez, ó le envió á mandar que prosi-
guiesse su empressa; é assi se partió de
aquesta cibdad aquel mesmo año con. . .
hombres e ' caballos;
6 tomó puerlo en la gobernación del Ca-
bo de Honduras, quarenta leguas-mas al
Ocidente, en un puerto, á quienél nombró
puerto de Caballos , porque después quél
ovo desembarcado los que llevaba, se
murió uno dellos, é hícolo enterrar con
mucho secreto, porque los indios no lo
supiessen, ni viessen que los caballos eran
moríales.
En tanto que Gil Goncalez estuvo en
esta cibdad de Sánelo Domingo, apare-
jándose para esle camino, envió Pedra-
das Dávila, desde Panamá, á poblar 6
ocupar á Nicaragua, é lo que avia descu-
bierto Gil Goncalez con Francisco Hernán-
dez, su teniente, á otros capitanes, con-
tra los quales ovo Gil Goncalez cierto re-
encuentro é diferencias, como se dixo en
el libro precedente , capítulo XXI",quan-
do echó do aquella tierra al capitán Ca-
libro XXIX y no al XXX , pareciendo digno de ob-
servarse que cuando escribía el presente libro XXXI
aun no había pensado en añadir el anterior. Esto
se halla confirmado, al repararse en que alleró su-
cesivamente el número de los libros de esta segun-
da parle, hasta darles la colocación con que ahora
se imprimen.
ISS
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
briel de Rojas , é desbarató ó prendió al
capitán Hernando de Solo. Después de la
qual victoria, se confederó con el capitán
Chripstóbal de Olit , que por mandado de
Hernand Cortés , desde la Nueva España,
avia ytlo á poblar con gente en Honduras,
é se le avia aleado , diciendo que también
le pertenescia á él un pedaco de la Tier-
ra-Firme , como á Cortés é los otros go-
bernadores que mandaban en ella , é que-
ría para sí aquella provincia. E sabido es-
to por Cortés, fué por tierra contra Chrips-
tóbal de Olit , y en tanto que llegaba á
Honduras, temiendo Chripstóbal de Olit
de Cortés, é Gil Goncalez recelándose de
Pedrarias é de sus capitanes, que se avian
entrado en Nicaragua , parescióles que es-
tando conformes podían defenderse de sus
émulos, é que no era bien contender el
uno con el otro; é por esta causa se hi-
cieron amigos por sus cartas é mensaje-
ros. Y en esta amistad assi contrayda,
fiándose el Gil Goncalez , se fué á donde
estaba Chripstóbal de Olit, después del
desbarato de Hernando de Solo, porque
tenia pura gente; é Gil Dávila , su sobri-
no, y el piloto Andrés Niño, con parte de
suexército, no parescian ni parescieron
con mas de septcnla hombres que queda-
ron perdidos: é llegado Gil Goncalez a
Chripstóbal de Olit le rescibió con mucho
placer, é desde á pocos días le prendió,
é con otra cautela prendió assimesmo al
capitán Francisco de las Casas , cuñado de
Hernand Cortés, que avia allá ydo por su
mandado; pero el uno y el otro eran bien
trac-lados é comían con él á su mesa, aun-
que estaban pressos , lo (pial es léxos de
prudencia. É assi cómo tuvo en esso mal
consejo, le subcedió después, porque el que
está presso ha de procurar su libertad, é
no debe estar tan á la mano del que le
tiene privado della por Cuerea. Pues como
c>los pressos eran cavalleros é de genti-
les .ánimos, concertáronse entre sí, é una
noche, estando cenando juntos los tres,
le dieron ciertas heridas con los cuchillos
que estaban en la mesa, con mucha ace-
leración, en lo qual terciaron otros sus
confederados; é viéndose herido de muer-
te Chripstóbal de Olit, como era regio é
de grandes fuergas é le tomaron descuy-
dado, púsose á huyr é descabullóse de
entre las manos de aquellos capitanes, y
escondióse en cierta parte, donde pensó
salvarse.
Era Chripstóbal de Olit un hidalgo na-
tural de la cibdadde Baeca, valiente hom-
bre de su persona, el qual en estas par-
tes avia scydo vecino é conquistador en
la isla de Cuba, é passó con Hernand Cor-
tés á la Nueva España , en la conquista de
la (pial se higo rico , é fué uno de los bien
remunerados por Cortés. Assi que , estan-
do herido y escondido , luego hicieron
pregonar sus interfectores, llamándose
gobernadores, que só pena de muerte é
perdimiento de todos sus bienes, el que
supiesse de Chripstóbal de Olit lo dixesse,
y en fin paresció ; é assi herido como es-
taba de muerte, le hicieron degollar pú-
blicamente por tirano ó usurpador de la
jurisdicion real , con el pregón é titulo que
á ellos les paresció, é quedaron los dos
en aquella gobernación en conformidad.
Pero para pocos dias; porque después, co-
mo la mayor parle de aquella gente era
de la escuela de Corlés, é Francisco de
las Casas era casado con su hermana,
acordó de prender á Gil Goncalez, é pú-
solo por obi a, é llevólo en grillos á la Nue-
va España. Y en tanto que allá yban, er-
rólos Hernand Cortés, que yba por tierra,
(y ellos se fueron por mar),é llegó á Hon-
duras é pobló en el puerlo de Caballos la
villa de Truxillo. Y estando allí, fué avisa-
do cómo yba el licenciado Luis Ponce de
Leoo á la Nueva España á le tomar resi-
dencia, é supo assimesmo cómo los ofli-
ciales en México , por su ausencia, con-
tendían y estaban en muchas diferencias
e bandos sobre la gobernación: é dió la
DE INDIAS. LIB. XXXI. CAP. I.
ISO
vuelta á la Nueva España , desdo donde
el Gil Goncalez fué remitido ó llevado
j ir< • — < > a Ca-lilla. donde murió desde á
poco tiempo en Avila en su easa . á eausa
d<- los traba xos que de acá llevaba im-
pressos su persona, e in >in arrepen-
timiento de sus culpas é de las muertes de
Chrip-tobal de (Hit c de otros, é aun de
un clérigo de inissa, que liico ahorcar de
un árbol.
(lomo el I-Imperador, nuestro señor, y
el Audiencia Real que aqui reside supie-
ron la-, diferencia^ que en Nicaragua é
Honduras añilaban entre Pedrarias e sus
mini-tro- i- capitanes, é Gil Gon(;ale/. Dá-
vila, é Chripstóbal de (Hit, é Francesco de
la- ( !a-a- . e l lorien . mandaron \ r ¡i Diego
López de Salcedo, \ crino de-la cibdad de
Sánelo Domingo, por gobernador di' Hon-
duras c de aquella tierra, é á castigar y
evitar aquella- behetrías, y escándalos, 6
revueltas, é contenciones de los goberna-
dores e capitanes ya dichos é de sus ad-
herentes: é quando llego á puerto de Ca-
ballos, ya avia paseado todo lo (pies di-
cho, y eran ydos á la Nuera España Cor-
les c los demás. Oiiedaron de mano de
Hernando Corles la justicia con los pobla-
dores que avian allí avecindádose , e \do
con los capitanes que se ha dicho, é des-
de á poco después (pie Diego López allí
fué rescebido por gobernador, supo que
en Nicaragua andaban las mesillas revuel-
tas, é Pedrarias c sus capitanes se avian
entrado en aquella tierra, sin tener para
ello licencia de Sus ofagestades, ¿acordó
de yr allá: é dexó en aquella villa de
Truxillo por su teniente á un Diego Mén-
dez de lhii"-li n-a , el qnal ni se o\o bien
con el officio, ni fué poco mal quisto de
los vecinos españoles, que quedaron en
aquella villa , como se dirá adelante.
En el camino por donde yba Diego Ló-
pez topó con un capitán de Pedrarias, lla-
mado Diego Albitcz, é con un Sebastian
de Benalcacar, é un escribano, llamado
Johan de Espinosa, é otros, que yban á
hacer ciertos roquirimienlos á Cortés, ó á
su teniente que avia dexado en Truxillo,
para que le dexassen la tierra , é altercar
e reylerar las contenciones, conforme á
ciertos capítulos é instrucion que Pedra-
rias le dio. E prendiólos Diego López, en
i specúd á los tres (pies dicho, y enviólos
con la información a la Real Audiencia de
Sancto Domingo, en la qual presidía el
licenciado Gaspar de Espinosa, grande
amigo del Diego Albitcz é de Sebastian
de Benalcacar, desde queste licenciado
en nema-Firme avie seydo alcalde ma-
\or de Pedrarias: é cómo hallaron al
juez á su propóssilo é amigo, luego fue-
ron sueltos e absueltos, é ovieron licen-
cia de se tornar á Tierra-Firme, llega-
do Diego López á la cibdad de León
de Nicaragua, la qual fundó é pobló
francisco Hernández, teniente de Pe-
drarias, á par de la laguna grande que
los indios llaman A\ agualó. Y en la mes-
ma cibdad le avia después degollado Pe-
drarias, porque le informaron (pie se avia
carleado con Corle-, quando estuvo en
Truxillo, é que le (pieria dar la tierra
(puesto que aquoslo otros muchos lo nega-
ron e decían lo contrario, á los qualesyo
lo OJ en la inesnia cibdad de León desde
.1 poco tiempo, antes le atribuían é cul-
paban en la muerte de francisco Hernán-
dez á los capitanes francisco Campañon
\ Hernando di' Solo é otros sus émulos,
qne con Pedrarias le avian enemistado);
pero quédesse este juicio para allá á don-
di' están en la otra vida el que padesció
\ el que le juzgó.
Cómo Pedrarias le ovo fecho degollar,
volvióse á Panamá, dexando á León é
aquella tierra de Nicaragua de su mano, é
quando llegó acullá, halló al nuevo gober-
nador de Castilla del Oro , su subcessor, •
Pedro de los Rios , é al licenciado Johan
de Salmerón , su alcalde mayor , á quien
por Sus Magestades se cometió la residen-
190
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
fia; y estáiulola habiendo Pedradas cu Pa-
namá , so fué el Pedro do los Rios por la
mar del Sur á Nicaragua, diciendo que le
pertenescia también en su gobernación,
pues Pedrarias la avia tenido c poblado, y
en un mesmo tiempo llegaron á León Pe-
dro de los Rios por mar ó Diego López por
tierra, porque desde Truxillo a León no
hay mas de septenta leguas, é de mar á
mar doce ó trece mas que hay desde León
de Nagrando al puerto de la Possesion.
Luego cada uno destos gobernadores
pressentó sus poderes ante la jusligia é
regimiento de aquella cibdad de León,
requiriendo que les entregassen las varas
c los admitiessen á la gobernación, expre-
sando, demás destos títulos, cada uno de-
llos sus racones como mas á su propóssi-
to podían , persuadiendo al cabildo á su
opinión : en conclusión de lo qual admi-
tieron al Diego López de Salcedo y exclu-
yeron al Pedro de los Rios, é volvióse á
Panamá , é quedó en León Diego López
algún poco de tiempo. En el qual, aunque
era cavallero é amigo de buenos, tuvo
muchos enemigos después, á causa que
removió algunos indiosde repartimientos,
que avian encomendado Pedrarias su
teniente Francisco Hernández á algunas
personas, é les dió á otros, reformando
aquellos repartimientos de la provincia,
lo qual fué muy odioso , aunque lo higo
con parescer de los capitanes é personas
principales. É aunque á otros gratificó,
aprovechóle poco para se librar de mu-
chos trabaxos que por él passaron, é que
mas largamente se dirán, quando se tráete
particularmente de la gobernación de Ni-
caragua en la tercera parte dcstas histo-
rias.
Lo que desto quadra aqui es , que en
tanto que Pedrarias estaba en Panamá ha-
ciendo residencia de la gobernación de
Castilla del Oro , procuró la de Nicaragua
é la obtuvo , é después so fué á León de
Nicaragua , é prendió al gobernador Die-
go López de Salcedo , é le tuvo en la for-
taleza de aquella cibdad siete meses é
mas en mucho trabaxo é nescessidad
puesto , de donde salió después conforme
á cierto assiento que entre él é Pedrarias
se dió , á que yo estuve pressente , é se
fué á su gobernación de Honduras, como
se dirá en el capítulo siguienle.
CAPITULO II.
De lo que subcedió al gobernador Diego López de Salcedo, pocos días anles que de León de Nicaragua se
parliesse para yr ú Honduras, en la venida del capitán Diego Albitez, é el concierto que se dió cnlrellos, ó
la muerte de Diego López, después en su gobernación , é las contiendas y escándalos que por su muelle
ovo sobre quién avia de gobernar , é oirás cosas que son anexas al discurso de la historia.
Grande es la ambición de los hombres y
el desseo de mandar á sus vecinos, olvi-
dando aquella verdad evangélica que di-
re : « Quitó los potentes ó poderosos de
la silla, y ensalcó los humildes Kn el
mesmo Evangelio está escrito: «Todos
vuestros cabellos «le la caber a son nu-
merados 2». Pues si tanta é cierta cuenta
se tiene con nuestros cabellos , ved quán-
ta se tiene y terna con nuestras obras.
Volvamos á la historia.
En el capítulo precedente se divo cómo
el gobernador Diego Lope/ avia prendido
al capitán Diego Albitez é Sebastian de
Benalcácar é Johan de Espinosa, é los en-
vió remitidos á esla cibdad, é los absol-
t Depofuil pótenles de sede , el exallavit bu- 2 Capilli capilis vestri omnes numerad sunl.
milw. (Luc. cap. 1.) (Lúe. cap. XII.)
DL" INDIAS LIB.
vio el Beeneiado Gaspar de Espinosa , é
dióles licencia que se tornassen á Tierra -
Firme: é a-.«i lo hicieron, é llegados á
Truxillo, supieron que en León de Nicara-
gua tenia I'cdrarias presso al gobernador
Diego López, por lo (pial estos é oíros se
juntaron de pié é de caballo, porque la
tierra oslada aleada é relieldes los indios
por donde avian de passar, o assi ovie-
ron (iertO recuentro, en que roscibioron
daño loa cliripslianos é muy mayor Diego
López, porque le llevaban mucha hacien-
da e todo lo perdió; pero passaron á des-
pecho de lo-* indios. E llegado Diego Albi-
ta á León quiso fatigar al Diego López
000 el favor de Pedrarias, non obstante
(pie aunque el licenciado y el Audiencia
Real absolvió á Diego Albitez é sus con-
sortes, no condeno en costas á Diego Ló-
pez: mas cómo Pedrarias los avia envia-
do donde los prendieron, y era raeon
quél los rcinunerasse é pngasse , quiso,
pues tenia proseo á Diego López, quél los
salisfieiesse , é assi anduvieron en eserip-
ln~ e libelos, molestando é pidiendo á Die-
go López lo quél en verdad no le-* debia
ni era ¡i cargo. Tomóse por medio que
Diego López hicii'sse cierta obligación ¿i
Diego Albitez para le dar é pagar mili
pessos de oro á cierto tiempo, 6 tóvose
manera di- contentar al Sebastian de He-
naleáoar e á Johan de Espinosa. Hecha
esta obligación inválida, porque era otor-
gada por hombre presso é sin libertad,
Pedrarias le dio licencia a Diego López
para que se fuesse á su gobernación de
Honduras: ó assi lo hico, é después que
estuvo allá un año, murió, porque yba
fatigado de una llaga vieja en una pierna,
é mucho mas de los trabaxos é prission
que avia tenido en León de Nicaragua.
Al tiempo que se quiso morir Diego Ló-
pez de Salcedo, dió poder al contador An-
drés de Cereceda para quegobernasse, en
tanto que Sus Magostados proveían de
gobernador á quien fuesse su real volun-
XXXI. CAP. II. 191
tad. M.i~ assi como murió Diego López,
entraron en cabildo un alcalde, llamado
Francisco López, 6 dos regidores vizcay-
nos, uno que se decía Johan López de
Gamboa , é otro llamado Sancho de An-
da, e sin el otro alcalde é regidores. é ante
un escribano, Alonso Carrasco, hicieron
justicia mayor á un hidalgo, que se decia
VaSCO de lien-era. natural de la cibdad
de Truxillo en Extremadura : é nombrá-
ronlo ,i -i mesnios con el por coadjutores e
gobernadores juntamente , diciendo quel
poder- il.idu por el gobernador Diego Ló-
pez á Cereceda era inválido é no bastan-
te. Y cómo estos eran amigos, querían
qnel juego se andu\ iesse entrellos , é tam-
bién porque estos mesmos algún tiempo
antes con mano armada avian prendido á
aquel Diego .Méndez de Hinestrosa ques
dicho, seyendo loniento di' Diego Lope/,
en tanto que ciaba en Nicaragua, por
odio questos lo tenían y el Diego Méndez
á ellos (y quando el cabildo le prendió dió
la vara al VaSCO de llenera . que en aque-
lla sacón era regidor de aquella villa, y
era capitán é maestro de campo del te-
niente Diego Méndez, é avie jurado de se-
guir é obedoscer é exocular sus manda-
mientos), porque segund las obra-* del
Diego Méndez, ó la costumbre de aque-
lla tierra lo pareseió que assi con ve-
nia. De manera que presso el Diego Mén-
dez, é usando el Vasco de llenera de la
vara por el congojo, le tuvieron en gra-
ves prissiones maltractado hasta que, co-
mo es dicho, tornó el gobernador Diego
López de Nicaragua, é lo mandó sellar, é
dixo públicamente que avian fecho mal en
le prender. Y porque el Vasco de Herrera
tenia debdo con los parientes del Diego
López , no le quiso desfavorescer , é por-
que él ó los que eran contra Diego Mén-
dez, unos eran de su tierra del gobernador
é otros avian ydo con él á aquella gober-
nación, doxóle traer la vara todavía al
Vasco de Herrera , pero no le dió poder
192
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
para olio. Luego el Diego Méndez acusó
ante el gobernador al Vasco de Herrera é
sus consortes sobre su prission y ellos á
él de otras cosas, hasta que dió sentencia,
en que pronunció ser injusta é nial fecha
la prission del Diego Méndez , con jura-
mento que higo quél no lo mandó pren-
der. Desta sentencia apeló Vasco de Her-
rera é sus consortes para el Audiencia
Real de la Nueva España , y el Diego Mén-
dez se arrimó á la apelación , y el gober-
nador la otorgó , ó á él é (i ellos con lo
progessado remitió á la Audiencia Real
susso dicha.
Estando en este estado este litigio, é tra-
yendo la vara el Vasco de Herrera sin
poder, fallesció el gobernador Diego Ló-
pez, aviendo un año que era venido allí
de Nicaragua: por manera que de no
aver desarrimado de la vara al Vasco de
Herrera , resultó no ser admitido á la go-
bernación el contador Cereceda , porque
no oviesse quien le pidiesse cuenta de lo
que mal avian fecho este Vasco de Her-
rera é sus amigos a la sombra de su va-
ra : y esta culpa la tuvo Diego López en
se la consentir traer , pues que con ella
avian fecho guerra y esclavos á los natu-
rales de la tierra , é otras sinrazones é do-
lidos. Pero con alguna astucia echaron
terceros al Cereceda para quél y el Vasco
do Herrera gobernassen, é quel Vasco
tornasse la vara al cabildo, é fuessen am-
bos rescobidos por virtud de los poderes
que cada uno de los dos tenían .del "go-
bernador defunto. É assi so hico por in-
dustria de un alquimista de aquellos, de
quien se tracto en el libro XXV, capítu-
lo VI, por aquel Francisco López, de
quien se ha dicho que avie seydo alcalde,
quando se dió la vara al Vasco de Herre-
ra ; é era escribano real é avia ydo á la
Tierra-Firme por secretario de Pedro de
los Rios, é con él fué á León de Nicara-
gua , desde donde se avia passado á Hon-
duras , y era un saco ó mina de cavilacio-
nes ; é cómo traclaba con gente de po-
co saber , desde la péñola saltó en la va-
ra, é con ella é sus astucias dió mucha
causa á estas diferencias.
Finalmente , reducidos los negocios al
estado ques dicho , examinados los pode-
res, questos que pretendían gobernar to-
vieron, el de Cereceda era bastante, otor-
gado por el gobernador Diego López ó
doge testigos , y el do Vasco de Herrera
era una minuta ó escriptura simple, sin
firma del gobernador é sin día ni mes ni
año, quél mostró é tenia en su poder,
que á su importunidad é de otros amigos
suyos acordadamente pensaron hager quel
gobernador defunto lo otorgasse dos ó
tres meses antes que muriesse: el qual,
no solamente dexó de firmarlo, mas aun
mirar no lo quiso, quando se lo llevaron,
por no hager tan grande error; y esta es-
criptura ó poder nunca otorgado se que-
dó assi en poder del Vasco de Herrera,
sin hager fée ni prueba.
CAPITULO III.
De la elecion de lus nuevos gobernadores puestos por la república de la villa de Truxiilo, que fueron el
conlador Andrés de Cereceda é Vasco de Herrera, é cómo después eslovieron desconformes, é cómo los
indios mataron á algunos cbripslianos é se rebelaron en parle de la tierra , é cómo el Diego Méndez de Hi-
nestrosa mató alevosamente á Vasco de Herrera, ¿ tos escándalos é forma que en ello so tuvo.
N
■L^on obstante la diferencia ya dicha de quel uno era bastante y el otro no. ello se
los poderes quecos tenían del gobernador higo de manera (pie Andrés de Cereceda,
defunto para exercitar l.i gobernación, é contador, e Vasco de Herrera, quedaron
DE INDIAS. LIP.
¡>or gobernadores hasta qué Sus Ma gesta-
dos otra cosa proveycssen. Pues como
Diego Méndez de Hineslrosa vidoque Vas-
co de Herrera, su enemigo, quedaba por
administrador dr la justicia . estaba teme-
roso, é con mucha racon; ponitio aun en
vida di-I gobernador le quisieron malar, é
lo aguardaron una noche á su purria . ó si
no fuera socorrido, le mataran, é quedó
mal herido: e minea se pudo averiguar
quién lo hico , mas de la clara sospecha,
porque el les avia procurado é procuraba
la muerte, 6 cobrar dcllos los daños (pie
avia rescchido. Y por tanto quiso hacer
entender «1 cabildo, (pie pues cssos po-
deres (pies dicho di'l gobernador no eran
bastantes, (piel suyo, quél tenia del tiem-
po passado, era válido e no revocado, ó
(piel era teniente oto podia é debia ser:
é con este intento fuésse á caljildo y echó
su haz de leña en las llamas di' las discor-
dias, (piel diablo andaba aparejando, y
estaban ya dispuestas ,i «•-¡■.kiiI.iI. i . é
pidió ipie le diessen favor para iis;ir del
oflicio, con mandos 6 penas que les po-
nía. Kl cabildo le respondió que su po-
der era ninguno c revocado , é assi pares-
ció |>or escripto, y el gobernador Diego
I.opez se lo avia quitado, ó quél estaba
presSO é remitido al Audiencia Real. K
mandáronle, só pena de la vida é perdi-
miento de sus bienes para la cámara é lis-
co, que no hahlasse en esto , é tomáronle
el poder que mostraba del gobernador, é
mandáronle tener al escribano de cabildo:
e ,i>si cessó esto, e se entenijio en el con-
cierto del Vasco de Herrera. é Cereceda,
segund es dicho . para (pie juntamente go-
bernassen.
F.uego enviaron cierta armada á puer-
to de Caballos á la provincia de Na-
co y á lo poblar, é acordaron di' repartir
los indios que Diego López tenia , porque
eran los mejores de la tierra: é á un hijo
sin o . que dexó allí muchacho para soste-
ner sus haciendas de vacas é yeguas que
TOMO m. .
XXXI. CAI'. III. 193
tenia, se le dexaron algunos indios, y en
pagodeaver dexado su padre aqui mucha
hacienda en esta isla, é perdérsele por su
ausencia , é aver ydo á servir á Sus Mages-
lades é perder la vida, no Je faltó esse
mal pago, por los cobdiciosos que quisie-
ron" tomar. sus indios ; pero esta es la cos-
tumbre de las Indias, que con ningún
muerto se tiene cuenta ni respecto. Y dio-,
ron por color aquellos escandalosos que
se hacia porque la gente se sosegassc,'é
los querellosos fuessen satisfechos con la
capa de Diego Lope/., porque avia bien
servido hasta la muerte: é aun essa tam-
bién llevó desde á poco a" su hijo, ó se
entraron en sus bienes é los gocaron essos.
tiranos é otros.
La concordia doslos gobernadores no
fué (unible , á causa del repartir é dar los
dichos indios, porque el Vasco de Herre-
ra (pieria los mas é mejores para si é pa-
ra un hermano suyo, llamado Diego Díaz
de Herrera . e sus amigos é parciales e.
otros nuevos en la tierra que se avian jun-
tado con él, y él se los avia prometido; é
pon pie el Vasco de Herrera no dixesse
(piel Cereceda nó lo aprobaba por odio
que- les tenja, é le av ian hecho jurar de
no dar noticia 6 Su Magestad de loque
passaba, consintió contra su voluntad en
el dicho repartimiento, y on el dar la va-
ra de alguacil mayor á Johan Cabrera,
amigo del diclio Vasco: lo (pial Cereceda
dixo después quél no consintiera, si fuera
solo, haciendo lo que era racon é justicia,
e que vino en ello porque no alterássen ni
amótínássen ¡a tierra, y excusar mayores
danos. Y porque el Vasco é su hermano
eran hombres muy desasosegados , y ellos
c sus parciales nunca hacían sino decir
mal de la tierra , é que no desseaban co-
sa tanto como salir della , é porque el Die-
go Méndez esperaba tiempo para pedir su
justicia, por estos é por otros respectos,
acordó de temporizar é disimular el Cere-
ceda : y segund la poca prudencia é so-'
25
194
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
berbia destos hermanos , Vasco de Herre-
ra é Diego Diaz de Herrera , vinieron en
desgracia de aquel alguacil mayor é del
Francisco López . alcalde , y de otros sus
amigos, porque no hacia en su provecho
y honor lo que les páresela. Y como todos
essos eran bulliciosos é desasosegados,
acordaron de salir de la tierra é yrse á
Guatimala el Diego Diaz y el alguacil ma-
yor o olios; é aunque el Cereceda lo su-
po, no osó hacer información del lo; mas
por excusar esse motin, acordó de casar
(I is doncellas con dos mancebos debdos
del Vasco de Herrera , 6* al uno dio parte
desús indios proprios, que le avia dado el
gobernador Diego López , é al otro dió
otros mejores : é assi se hico con otros
mancebos de aquella congregación, é so
excusó aquel escándalo é partida que te-
nían pensada , porque el Cereceda enten-
día en aplacar hasta que Sus Magestades
pro.veyesse'n de justicia é les diessen go-
bernador. En estas tempestades estovie-
ron quassi un año de decir que se avian
de yr, é á esta causa pocos se curaban del
bien de la tierra, é los menos sosegaban:
c publicábase que aquestos dos hermanos
é otros dos, sus especiales amigos, tenian
ocupadas quatro casas de mugeres casa-
das . y que de noche rompían los setos ó
paredes de las casas con infamia de sus
maridos. Assi que, quando los ministros
de la justicia son los adúlteros, ved qué
rem ¡dio pueden tener los ofendidos.
Descubriéronse en essa sacón buenas
minas de oro, é sacábanlo; pero traba-
jando excesivamente é maltraetando los
indios, porque los que avian de castigarlo,
lo hacían peor, á causa de estar el pié en
el estribo , como ellos decían , para yrse.
de la tierra. É viéndose los indios assi mo-
lestados, acordábanse cómo eran favoros-
cidos é bien traclados del gobernador Die-
go López de Salcedo; é desesperados del
remedio, suboedió que á cinco leguas de
las nrnis, en la provincia de un cacique
el mas principal de la tierra en quantos
servían, que se llamaba Peycacura , mata-
ron tres españoles en tres pueblos (é los
dos dellos eran sus amos , que los tenian
encomendados), aviendo el Vasco de Her-
rera tenido aviso de crueldades é mercas
que les avian hecho aquellos sus amos, é
aun en las personas de los mesmos caci-
ques, é no lo castigó , estando ausente el
Cereceda.
Trás la muerte de los tres chripstia-
nos , se alearon la mayor parte de los in-
dios que servían en toda la tierra , é con
mucha racon, é los que no lo hicieron
fué por ser enemigos de los que se alca-
ron; pero quedaron amenazando, andan-
do aviessos en el servicio. Y esto era un
extremado (rabaxo para los españoles,
que no avian de dexar la tierra por nin-
guna adversidad; mas al Vasco de Her-
rera é sus secares no les pessára en que
se acabáran de alear todos los indios de
demás , por dexar la tierra con justa co-
lor : é aun decían claramente que avian
de yr contra los aleados, é que los ran-
chcassen é acabassen , é que los chrips-
lianos salíessen ya de aquella tierra po-
bre (lo qual ella no es, sino muy rica). Y
en fin se acordó que fuesse un capitán con
gente á reconciliar é pacificar los aleados:
é sobre la elecion desse capitán ovo con-
tención entre los gobernadores, é al fin
salió con su intención el Vasco, con que-
rer yr él en persona , é llevó consigo á su
hermano é á Francisco Pérez é Johan Ló-
pez de Gamboa, regidor, é otros regido-
res de aquel año, é los mas é mejores de
la tierra , y entrcllos sus devotos ó par-
ciales.
Uien conozco que estas contenciones
no son aplacibles á toda manera de leto-
res ; pero son nescessarias al aviso de los
que han de gobernar, para escarmentar
en caheeas agenas: son nescessarias, pa-
ra que se conozca la diferencia que hay de
unos officiajee 6 jueces á otros: son nesces-
DI- INDIAS, un.
sarias, para que nos acordemos do todos,
como al calió tan particularmente se sabe,
ó descubrir con el tiempo la malicia del
hombre, cómo sus dolidos se cometen: son
iic-r<- — ;ui;i-, para que con n i i ~. renglones
M-pan i V'—are -u H< ;i I < !< »ri~< ■ [• > loque oíros
no les escriben, ni osan por diversos re—
pecios, ó por temor do los émulos con
quien debaten, ó por amor de lo-, aficio-
nados á sus desatinos , ó aun algunos por-
que los paresre prudencia ser neutrales'
entre su Rey y quien fo lia de castigar, y
los que (li ben ger punidos, pues (pie de
decir verdades a |)Ocos alcanoa la remu-
neración , tan pre-lo como «e adipiierc la
enemistad. Y a essos que so entremeten
en dar avisos de tales trahaxos y escán-
dalos al Príncipe , 6 de otras cosas que re-
quieren enmiendas, ó no los creen, ó no
Hoyan sus cartas a poder de Góssar é de
aquellos señores, que Su Magostad tiene
de pillados para la gobernación de-tas par-
tes, cerca do si, ó se encubren é. paran
en las manos de quien al revés do lo es-
cripto informo lo que quiere. Porque por
los peccados de los liombres nunca faltan
a los malos alas para xMoner mi- culpas,
en especial si las plumas son doradas, no
so acordando do lo quel Apóstol escribió
á lo- rhesalonicenses: • Del tiempo e ino-
inenios de tiempo no tcneys oSBcessidad
que yo os escriba ; porque vosotros mes-
mos sabeys quel dia del Señor assi lia do
venir, como el ladrón en la noche •
Por cierto assi lo vino de noche su fin á
este peccador de Vasco do Herrera , é no
como él arbitraba, sino como adelanto se
dirá. VA (pial, ydo con la gente ó lo ques
dicho, dexó el camino qne avia de llevar
ó tomo otro mas luengo por ver un caci-
que qué le servia, por mostrarle su faus-
to ó que viesse como mandaba á lodos: ó
estúvose allí lauto, que por su dilación
I Do temporibns aulem el momenlia , (ralrcs,
non ¡ndigetia ut scribamus voliis Ipsi enim diligcn-
xxxi. cap. ni. m
los indios aleados so fueron á las sierras ó
se pusieron en salvo , y en cinco meses
que por allá anduvo, ni castigó malhechor
ni luco cosa que buena fuesse, ni tomaba
consejo do nadie, sino de su hermano,
que tenia tanta nescessidad ó más do ser
consejado. Y viendo esto sus mas espe-
ciales amigos, que oran aquel francisco
Pérez ó Johan López do Gamboa, regi-
dor y otros, se lo reprehendieron algu-
nas veces , ó á la postrera resultaron en-
tredós y el palabras feas, é tractólos de
manera (pie la amistad se convirtió en
odio. L le osS decir el Johan López do
Gamboa, á su usanca vizcayna: (Yuro á
Dios yo hice, yo deshaga; » <J luego estos
dos se coni ci taron, para le descomponer.
Por manera (pie tornados á la villa al ca-
bo del tiempo (pies dicho, volvió el Vas-
co de Herrera malquisto, é tenido para
men£>s «le lo que antes se pensaba do su
persona. De aquel Francisco Pérez tenia
mucha ipiexa el Diego .Méndez de llines-
trosa . en su prission . porque seyendo es-
cribano de su juzgado, ó su secretario,
fue levadura de su prission, ó avia des-
Cubierto á los del cabildo cosas (piel Die -
go Méndez pensaba hacer contra algunos
dellos, que con ól avia comunicado; en
pago de lo qual el Vasco de Herrera le lu-
co hac i' alcalde aquel año, é después fué
nombrado para lo ser el siguiente, lo qual
contradixo el Diego Méndez con ciertos
requirimientós ó protestaciones , yon fin
no le dieron la vara. Y este, enojado des-
to, con sus socaces el Johan López de
Gamboa é Johan de la Puebla, regidores,
creyendo quel Vasco de Herrera lo avia
estorbado, é la vara que pensaba a ver el
Francisco Pérez sé avia dado á un parien-
te del Vasco, acordados en hacer mal al
Vasco de Herrera , tomó la mano el Fran-
cisco Pérez , como el mas mañoso , é fués-
•
0
ler scilis, quia «lies Domini, sicul fur in ñoclo, ¡la
venid. (S. Paul, ad Thcsalon., opis!. l,ciip<V.)
■IDfi
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
se al Diego Méndez é dióle parte del ne-
gocio, que no desseaba cosa mas que ver-
le sin vara al Vasco de Herrera, é ven-
garse del é de su hermano é de los que
le prendieron, é desseábales la muerte, y
olios á él ; y era esse Diego Méndez hom-
bre belicoso, é teníase por injuriado de-
ltas. Y como el Francisco Pérez le certifi-
có, que en el cabildo avia voluntad de pri-
var del officio al Vasco de Herrera , amó-
lo oyr ó rogóle que enlendiesse en ello: y
tuvo forma como un regidor, en ausencia
de ambos gobernadores , pidió en el ca-
bildo que entendiessen on*c\ remedio de
aquella tierra, que estaba perdida por
aver dos gobernadores, y essos discordes
é mal advenidos. Y cómo tornaron ¿i la vi-
lla el Cereceda y el Vasco , les dixeron en
regimiento lo que se les avia pedido, y el
Cereceda calló , porque sabie que no se
decía por él : el otro , con mucha altera-
ción y enojo, respondió que aquel tal por
qual de Diego Méndez hacia aquello, é
amenazábalo ; pero los gobernadores res-
pondieron al cabildo que harían lo posible
cómo en todo se hiciesse bien, é cómo
conviniesse á la buena gobernación. El
Vasco de Herrera estaba muy léxos en es-
to de pensar que sus amigos Francisco Pé-
rez é Johan López de Gamboa é Jolian de
la Puebla oviessen amasado esta cosa,
porque ya se comunicaban y entraban en
su casa, y en todo ello echaban la culpa
al Diego Méndez; al qual tracto muy mal
de palabra un dia el Diego Diaz de Her-
rera, é le dixo muchas injurias. Y enoja-
do desta afrenta el Diego Méndez, dixo
al Francisco Pérez que le bastasse lo que
avia hecho, seyendo su secretario, des-
cubriendo sus cosas, é aviendo dado or-
den cómo le prendieron; que por qué
quería agora tractar como le matassen,
quél descuydado estaba de entrar en con-
tiendas hasta^que viesse que avia justicia;
que le dexasse ya. Y él respondió que no
tenia culpa) sino loa regidores que le avian
burlado, é quel Diego Méndez también se
avia errado en lo que avia hecho pedir al
cabildo , que no avia de pedir sino que le
admitiessen al cargo de gobernador por
teniente, pues tenia poder del goberna-
dor defunto , y que aquello se hiciera an-
tes que dexar al contador solo en el car-
go. É cómo el Diego Méndez vido movida
la cisma, encaxólc esta proposición, é ro-
gó al Francisco Pérez que trabaxasse en
"el negocio: é porque el cabildo le avia to-
mado el poder é puéstolo en las escrip-
turas de su escribano Alonso Carrasco,
quando otra vez el Diego Méndez pidió
que le admitiessen , el Francisco Pérez hi-
co quel escribano, que era su amigo, le
volviesse el mesmo poder al Diego Mén-
dez, porque aquel escribano estaba mal
con el Vasco de Herrera . Pues cómo tu-
vo su poder Diego Méndez, fué al cabildo
é pidió seguro , porque se recelaba de al-
gunas personas , é no osaba decir algunas
cosas que convenían al servicio de Sus
Magestades, ni las diría de otra manera;
é diósele el seguro , é assi como le tuvo,
dixo quél era teniente de gobernador , é
pressentó el poder ques dicho , é pidió ser
admitido, é aun mandó al cabildo que as-
si lo hiciesse , poniéndoles penas á lodos
los del cabildo. Viendo este disparate,
descuydado de lo encubierto, respondié-
ronle que su poder era condicional , hasta
quel gobernador Diego López , ya defun-
to , proveyesse otra cosa ; é quel Vasco
de llen era truxo la vara en su prission é
pressencia , é quél estuvo presso é avia
hecho residencia , y era revocado por el
gobernador defunto; é assi lo excluyeron,
mandándole, só pena de muerte, que no
se llainasse teniente, e só pena de perdi-
miento de sus bienes para la cámara é fis-
cq; é tornáronle á tomar el poder que
pressentó.
Y uj"que en el pueblo públicamente se
decía que lo avien de réscebir por tenien-
te, mando ol cabildo pregonar que uingu-
DE INDIAS. LIB.
no le tovieese por teniente ni se lo 11a-
mnssc, só ciertos penas. Y el Cereceda é
otro» le dixeron al Vasco de Herrera que
sus propríos amigos le avian puesto al
Diego Méndez en aquello, é aun señalóle
al Francisco Pérez, que todavía se comu-
nicada con el . e respondió que no lo creia
6 que se lo decían por le poner mal con
él. Luego mando el Vasco di' llenera que
ninguno acompañasse al Diego Méndez, só
pena de cient agoles é otras penas (y en-
vióselo á notificar con un escribano) ni él
anduviesse acompañado: é la respuesta
del Diego Méndez fué recusarle, y expre-
sando sus agravios é que avia fecho guer-
ra á los indios, 6 sin poder de Sus Ma-
gostados, é avia fecho hierro para los
herraré hacer esclavos, sin lo ser ni tener
auctoridad para ello, é otras cosas bien
feas é por escripto, é assi replicando el
uno en contra del otro. K demás desso el
Vasco de Herrera é su hermano amena-
zaban de palabra y en publico, y el Diego
Méndez respondiendo, les- defeque por
temor de Dios ni de Su-; Mageslades no
avie de dexar de matalle. A iodo esto el
Cereceda se estaba en su casa, e ova é
callaba, porque el tiempo no le daba lu-
gar a mas, y eran pocos los qué enel pue-
blo no participaban en estas passiones.
Pues excluydo Diego Méndez por el
cabildo de su demanda, segund se di-
xo, por aviso del Francisco Pérez, tru-
no á la memoria el Vasco de Herrera la
pena que] cabildo avia puesto al Diego
Méndez, é dióle á entender que avia
incurrido en ella , é paresciéndole quo era
causa para quitarle de sí, acordó una
noche do lo prender. É como el Diego
Méndez t raía sus velas con el enemigo,
supo la intención del Vasco de Herrera,
que era, después de le prender , echarle
en unas islas diez leguas de aquella villa:
é temiendo que le harían caedizo en la
maro le matarían , huyó ^ la iglesia con
esso poco que tenia. Lo qual visto por c'
XXXI. CAP. ¡Sí. 197
Vasco de Herrera , procedió contra él é
hícole citar ó llamar por pregones, dicien-
do que lo hacia porque de sus bienes se
cobrasse la pena de la cámara en que avia
incurrido, seyendo público que en toda
la tierra avia hombre mas pobre é adeu-
dado: é hico inventario de sus bienes, é
hallo que debía el sayo que traía vestido
é mas de tres mili é seyseientos pessos de
oro, porque como hombre desordenado,
en onee meses que ¡illi ¡i\ ia seydo tenien-
te por el gobernador Diego López de Sal-
redo, viviendo mal este Diego Méndez é
desenterrando pircados é culpas agenas é
delictOS viejos é olvidados, para se soste-
ner so color de justicia, lo que por una
parte allegaba vertía por otras muchas,
gastando mas de lo honesto ó nescessario
é miicl las de lo quel olíicio podia com-
portar.
\ iéndo el Vasco que era notorio enemi-
go é juez para el Diego Méndez, cometió
la causa á Diego Nielo, alcalde ordinario,
ó procedió en el negocio: é porque se
avia relraydoá la iglesia antes de la acu-
sación . porque le quería prender de he-
cl I Vasco de Herrera , el alcalde le oyó
desde la iglesia, é como el negocio era
de calidad que requería exanimación so-
bre -i era bien ó mal presso Diego Mcn-
il i . (• si eran Ira \ dores ó no, dixéronse
tales cosas en los escripias Diego Méndez
al fiscal contra Vasco de Herrera , y el fis-
cal en su favor coiilra el Diego .Méndez,
con cuy» parescer en secreto los ordena-
ba, que se encendió el fuego de manera,
que público é con juramento decían Vas-
co de Herrera y su hermano Diego Diaz
de Herrera avían de matar á Diego Mén-
dez dentro de la iglesia. ¡Oh Indias! ¡oh
infelices los que á ellas venís, para estar a
la sombra de tales ministros de justicial
Pues en todo el mundo esta es una virtud
tan grande é tan excelente é nescessaria,
que ninguna república ni estado se puede
conservar sin ella , é no solamente las
198
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cibdades é pueblos grandes ó chicos , mas
aun las pequeñas é particulares casas,
donde aquesta falta, se consumen é dismi-
nuyen, é aun un solo hombre ó cuerpo
que sea parte della se pierde!
Yo no sé cómo en estas partes anda es-
ta justicia tan ofendida con los mesmos
ofíiciales della, ni puedo creer que á la
Magestad Real ni á su Consejo llega la no-
ticia destos é otros mesmos insultos , pues
tan olvidado está el castigo dolió en la
tierra, si no viene del cielo, como lohico
en este caso de que agora se tracta.
Oyd , letor , y veres lo que sabe é pue-
de rodear el diablo, el qual en solo esto
es bueno , como executor de Dios , pues
lo que hago no es mas de lo ques permi-
tido por el mesmo Dios, a quien ninguna
cosa puede impedir ni contrastar sus jui-
cios é rectitud. Siguióse que junto á las
minas que llaman de Tayaco, donde se
sacaba oro , se avian aleado dos caciques,
viendo que los otros que se avian aleado
se quedaban sin castigo, y estos últimos
aleados sacaban oro : é los gobernadores
acordaron de enviar un capitán con gente
para hacer que aquellos indios tornassen
á servir, é si no se pudiesse hacer, cas-
tigarlos porque los otros se sosegassen , é
para castigar otros caciques aleados dias
avie en un valle que se dice Agalta , que
fueron jn la muerte de los chripstianos
de Vylancho, que nunca después qui-
sieron servir, é alteraban ta tierra é á
los qiíe sacaban el oro. É caso quel Cere-
ceda lo excusó lo que pudo, no bastó á
acabar con el Vasco de Herrera que fues-
se por capitán otro sino su hermano Die-
go Diaz de Herrera , é porque aquel era
ydo á ver su gente que traia en las minas,
enriáronle allá los gobernadores la comi-
sión é instrucion, ó no lo tuvo en nada ni
lo quiso aceptar: antes escribió á su her-
mano que no queria yr á ello, y él le res-
cribió riñéndoselo, é assi lo aceptó é fué
con los que para la jornada el Vasco de
Hcrrera le envió é con otros mas españo-
les, que en las minas estaban : de forma
que los que quedaron en la villa serian
hasta veynte hombres sanos y enfermos.
Pues cómo todavía se continuaba el pleyto
criminal contra el Diego Méndez, é los es-
criptos é palabras cada dia eran mas, de-
cía que lo avia de sacar de la' iglesia , y
el Diego Méndez degia quel Vasco é los
que le avian presso eran traydores é
avia de pedir justicia contra ellos é se.
avia de vengar del y dellos; temió que allí
en la iglesia le avian de prender ó matar
sus enemigos, como le avian dicho mu-
chas veces. Y paresciéndole que la justicia
real , ante quien esperaba pedir sus inju-
rias, tardaba, como era bullicioso é de-
terminado, halló al diablo, que obraba
parte é mucho en el caso , que le dió es-
peranca" de salir con su desseo , é convo-
có á su opinión algunos quexosos de Vas-
co de Herrera é de su hermano Diego
Diaz, é con estos otros estancieros é ma-
rineros é hombres de poco saber é des-
seosos de tener indios que mandar, á
quien el Diego Méndez dió á entender
quel contador Cereceda no queria ser go-
bernador, por las passiones que via en la
tierra entré el Vasco de Herrera é Diego
Méndez , y aun porque cada dia el Vas-
co contendía con el Cereceda, por ser dos
gobernadores; é que si el Cereceda qui-
siesse quel Diego Méndez y él serian
juntos al cargo , ó quél era teniente de
gobernador, é le ayudassen á prender
al Vasco de Herrera , porque en ello ser-
virían á Dios é á Sus Magestades, quitan-
do aquel tirano de la tierra, prometiendo
de los gratificar por ello é los ayudar é
favorescer en todo lo quél pudiesse, por-
que el Vasco le tenia tomada la vara y el
cargo por fueren. Y cómo a todos era no-
toria su prission é passiones do entram-
bos, lomaron sabor en las promesas de
los indios é favores quel Diego .Méndez les
prometió por sí é por terceros; é assí uu
DE INDIAS. LIB.
domingo, o dos hora? qiíc fué do noche,
ocho de olulirc do mili ó quinientos ó
treynta y un años, estando el Cereceda
en su casa hablando con un honrado clé-
rigO , llamado Julián Avela, ó otras per-
sonas, C platic ando en aliamos medios
para que las passiones dcstos se excusaá-
sen, porque resultaban en daño de mu-
chos otros, é DO hallaban aparejo en sus
condiciones, assi porque eran muy sober-
bios ó apartados de raoon, como porque
ya algunas buenas personas lo avian ten-
tado, é no hallaban en el Vasco é su her-
mano ni en el Diego Méndez dispusieron
para apartarse do sus rencores y enemis-
tad: y estando a— i en su raeonauiienlo,
oyeron muchas voces ó ruydo hácia la
iglesia, do pos-aba el Va-codo Herrera, ó
salieron á la puerta do Cereceda él ó los
(pío con él oslaban, é oyeron voces dicien-
do: «¡Viva el Roy!..» é mucho estrépito, 6
alboroto. I] luego el (/recoda se tornó á
entrar on casa , é tomó la .vara de la jus.
ticte é una espada é una daga, é mando á
los que allíeslaban que fuessen con él é con
lumbre de lea, dolante corriendo. A -¡si co-
mo llegaron ¡i Ni placa, salieron allí muchos
otros á pié é á caballo, é otros con bailes-
laso armas, o puisieronse dolanlo. hacien-
do pave-ada o unido-, encaminando sus
arma- hacia el Cereceda o los que con él
yban. diciendo á grandes voces: « ¡Viva el
Rey! • , sin poder el Cereceda conosccr si-
no dos 6 tres de los que oslaban delante
del ; y estaba como alónilo, porque no sa-
bia si eran gente de fuera ó si le querían
malar. V oslando assi un poco espacio
porploxo, pensó que debían ser revueltas
do Diego Méndez é de Vasco do Herrera,
6 fuésso hacia aquella gente, diciendo:
«Viva el Rey é su justicia que está aquí»,,
y entróse enlrellos. Y llegó á un esqua-
droncillo de los armados, y*en(rellos vido
al Vasco de Herrera en el suelo ensan-
grentado: ó como se llegó a él, dexáron-
se!e todos, é as-ijle para le levantar, é
XXXI. CAP. III. 109
no pudo ayudarse con la herida de muer-
te que tenia , y en ésto vióse el Cereceda
cercado de gente, y él é algunos de los
que con él yban quisiéronle levantar: é
llegaron é quitáronsele de las manos aque-
lla gente, tirándole de los bracos y de las
piornas, y de una soga que le tenian echa-
da & la garganta, y en esto meneó los ojo3
el Vasco do Herrera, coniohombre que ci-
taba al cabo. Visto esto, é como otros de-
ei.'ii: «Muérese, muérese», comencé Qe-
receda á llamar al clérigo ya dicho, que
estaba allí cen a ,*é díxole: « Padre, pro-
curad por el ánima de csse hombre : quel
cuerpo ya yo creo que no tiene lugar de
curarse». K assi lo hico llevar á la iglesia,
entendiendo (piel Diego .Monde/, avia ur-
dido aquella lela: é luego mandó prego-
nar (pie todos se fuessen á sus casas, só
pena de muerto é perdimiento de sus bie-
nes, ó ninguno lo quiso hacer; antes al-
gunos decían á voces: « ¡Viva el Rey é la
C inidadl», con tanta alteración, (pie
pensó (pie allí le avien do matar; é de-
cían ipie no avia alboroto , .sino doslirani-
ear é poneren libertad la tierra del Roy,
que e-taba en poder de tiranos. Aloqual
el Cereceda replico: « Pues sea, señores,
servicio del Key, pues quereys que lo
sea. • lí otros decían: « ¡Viva el Hoy é la
comunidad! » K acordándose él de las co-
sa- passidas de los comuneros do I laslilla,
tuvo por cierto que si de allí no se yba
que le matarían , é salióse lo mejor que
pudo de enlrellos para yrse á su casa.
Ya ocurrían allí bástalas mugeres del
pueblo, é algunos decían: «Vamos á casa
de Benito Pulido: que aquel es uno de los
regidores que fueron en prender al tenien-
te Méndez. » É ya quel Cereceda salió de
enlrellos á mas priessa que do passo, sa-
lióle al encuentro Diego Méndez, armado
é ó caballo, é con-una langa é una adarga
é con vara de justicia, diciéndole: «Ah
señor gobernador, ah señor contador. » Y
el Cereceda díxole , viéndole delante de
200
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sí: ■ Ydos de ahí, no me hables.'» Y el
Diego Méndez replicó: «Escuchadme, se-
ñor, lo que os quiero decir-. » Y el Cerece-
da dixo: «No hay que escucharos. » Yba-
se de largo , y el Diego Méndez , viendo
que le desdeñaba, atravesó el caballo de-
lante, ó díxole: «Escuchadme, si que-
ros, que os está bien, si no cata... » Eston-
ces el Cereceda , viendo que aquel catá
era amenaca, é que aquel andaba deter-
minado ya en todo mal, esperó é dixo:
« ¿Qué decis?» E él dixo: « Señor, esto se
ha fecho por poner esta Tierra en libertad
c debaxo del servicio do Su ¡Magostad,
que ha tanto tiempo que está tiranizada:
ved lo que mandays que se haga , que yo
soy teniente de gobernador é lo quiero
hacer, como vuestro teniente, i El Cere-
ceda estaba como hombre afrontado é co-
mo quassi fuera de sí , é cercado de los
nialfechores , congecturando un caso tari
temerario é desacatado, é temia también
de sí é de los que con él avian salido
de su casa que los matassen , é calló ; y
el Diego Méndez replicó: « Ah señor con-
tador , ah señor gobernador, mandad
lo que querés que haga : que como vues-
tro teniente lo haré, que lo quiero ser
é lo soy.» Y cómo no respondía Cere-
ceda tan presto como en la sacón se re-
quería por su turbación, Bernardino de
Cabranes, escribano real é de aquella go-
bernación, é otros que con él avian sa-
lido de su posada al ruydo, y el veedor
Erancisco de Rarrientos , que á la sacón
allí avian llegado, dábanle grand priessa,
tirándole del sayo, é aun se lo rasgaron,
dieiéndole: « Conceded con é!, si quereys
que aquí no os maten á vos é á nosotros. »
Y ei Cabranes dixo regio, porque el Die-
go Méndez lo oyesse : Decid que sí que-
reys, si es teniente Diego .Méndez.» E lle-
góselc al oydo é díxole: «Responded
presto: que oygo á mis espaldas que os
quieren malar.» E assi el Cereceda, por
se conformar con el tiempo, dixo al Die-
go Méndez : « Lo que mando es , señor,
que hagays, é os pido por merced que
pongays toda esta cosa en paz hasta ma-
ñanado dia, que se provea lo que conven-
ga al servicio de Su Magostad.» É assi
hablando, se fué su camino el Cereceda;
y el Diego Méndez dixo al Cabranes que
se lo diesse assi por testimonio, é des-
viándose el Cereceda para su posada , se
quedó Diego Méndez con su gente , é higo
pregonar, diciendo: «Manda el señor Die-
go Méndez, teniente de gobernador, etc.»
É oyéndolo Cereceda , baxó sus orejas , é
se fué á su posada con los que con él de-
l!a avian salido é otros algunos, que se le
avian allegado. É llegados á su posada,
fué reprehendido, porque avia dudado la
primera vez de responder á Diego Mén-
dez , é le certificaron que uno de aquellos
sayones llegó en essa sacón al Diego Mén-
dez é le dixo: «Mirad, señor, matemos
á este, si no todos somos muertos. » É res-
pondió el Diego Méndez: «Esso no, por-
que el contador no ha fecho por qué.»
Tras esto le. llegó nueva al Cereceda
como el Vasco de Herrera era ya muerto
en la iglesia , sin se poder confessar: el
qual , estando en su postrera hora , dixo
mal pronunciando : «Mis peccados me han
traydo á esto,» haciendo muestras é se-
ñales de chripstiano ; é desnudándole pa-
ra amortajar, le hallaron una puñalada en
el costado, debaxo del braco. É sabido
por Diego Méndez que era muerto en la
iglesia , reprehendió mucho á sus ayuda-
dores, porque lo avian dexado llevar, di-
i iendolc: «traydor, tirano;» é que si rio
le mandara Cereceda meter en la iglesia,
(juél le hiciera hacer (piarlos, como á tray-
ili ii . tirano é usurpador de la justicia real.
Hablando, pues. Cereceda aquella no-
che con los que estaban con él, dixo que
no avia podidO conoscer sino cinco ó seys,
é fué informado que los más del escánda-
lo eran marineros y estancieros, é otros
amigos del Diego Méndez de quando era
DE INDIAS LEB. XXXI. CAP. IU.
¿0 1
teniente de gobernador por Diego López
de Salcedo, é algunos vecinos de aquella
villa , que estaban mal con Vasco de Her-
rera. Diego Méndez llamaba capitán de su
guarda á un Alonso Vázquez Kangel . é un
marinero que se decía Pedro Vidal Iraia
la vara como su alguacil. É toda aquella
quadrilla de Diego Méndez podrían ser
hasta treynta y cinco ó quarcnla hombres
de pié é de caballo; é los mas dessos
avian venido la noche antes del campo, é
se avían juntado en la iglesia con el Die-
go Méndez, é desde allí salieron el y ellos
á matar al Vasco de Herrera. K para lo
efettuar dió un mandamiento, como te-
niente de gobernador, para el Pedro Vi-
dal, alguacil, mandándole (pie prendiesse,
al Vasco de Berrera, é que si se defen-
diesse, que lo matasse, 6 mandó en él que
todos le diessen favor é ayuda ; é desla
manera salieron él y ellos de la iglesia,
donde Diego Méndez estaba retraydo, á
hacer lo que se ha dicho.
Súpose que dos ó tres veces, antes que
esto acaesciesse, avia jurado solemne-
mente Vasco de Herrera de matar al Die-
go Méndez, é que para ello avia de poner
otro día el cargo de la vara en el cabildo,
porque viéndole sin vara el Diego Mén-
dez, saliesse de la iglesia é lo pudiesse
hacer.
CAPULLO IV.
He lo que lüego Méndez de Hineslrosa lw\o con el favor de sus secares, después que ovo niuciio á Vasco
de Herrera; é cómo, continuando sus desaliños, prendió después al gobernador Andrés de Ccrcreda; é có-
mo después el Cereceda le prendió al Diego Méndez <• le hieo harer quarlos, é se dió fin á su lirani:i.
Ei
<stando en su posada el gobernador
(Jereceda , platicando en lo que de susso
se ha dicho , fuéronle á decir que los mal-
hechores é aquella gente alborotadora es-
taban dando saco á la casa de Vasco de
Herrera. V. luego entró el alcalde Diego
Nielo, quexándose de Diego Méndez é su
gente, que le avian querido tomar la va-
ra , é aun se la avian quebrado, procuran-
do de quitar al Vasco llenera de sús ma-
nos, é le dieron ciertos boles de langa,
que mostró en la capa: é luego le envió á
casa del Vasco de Herrera á ponérsela en
cobro, é mandóle inventariar lo que ha-
llasse, é que lo entregasse á un criado del
Vasco de Herrera. K luego entró el otro
alcalde, Hernando Dalmao, pariente del
defunto , asombrado , diciendo que Diego
Méndez é su gente le avian quitado la va-
ra; é luego ledixeronal Cereceda que Die-
go Méndez andaba por las casas á tomar
las armas á lodos. E viendo esto el Cere-
ceda , temió que le seria hecho lo mesmo,
TOMO III.
é despidió con buenas palabras los que
con el otaban, é aun porque tenia por
sospechosos algunos dellos, (pie mostra-
ban tener mala voluntad al Vasco de Her-
rera é su hermano, por malos tractamien-
tos, é aun tal a\ ¡a allí que se decia quel
Vasco le rompía los setos para hablar
con su muger; y estos tales hablaban en
favor del Diego Méndez, paresciéndoles
mal estas estorsiones, que los dichos her-
manos le avian hecho. Assi que, rogóles
(pie todos se fuessen á sus casas á repo-
sar, quedándose solo el Cereceda con sus
criados é con el escribano Cabranes qUes
dicho, é temiéndose que si en su casa es-
taba gente, lo tomaría por achaque el Die-
go Méndez, é por no le dar lugar que
acabasse de perder la vergüenca , los des-
pidió.
É ydos ; desde á muy poco llegó Die-
go Méndez é su gente (i él , á caballo,
armado, é con una vara de justicia, que
era del V asco de Herrera , é sus armas
20
202
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
del muerto puestas, que avia ávido del
saco , é con grand fausto é ferocidad , co-
mo si en alguna honrosa batalla las oviera
ganado contra infieles ; é llamó á voces al
Cereceda, é díxole ante Cabranes el es-
cribano, que le requería que luego qui-
tasse los officios que en el cabildo tenían
los deservidores de Su Magestad, é los
pusiesse en personas leales. Y el Cerece-
da le dixo que se fuesse con Dios, é pu-
siesse el pueblo en paz , como se lo avia
rogado: que en aquello el Cereceda pro-
veería lo que conviniesse al servicio de
Su Magestad; é assi se fué, diciendo que
assi se avia de destiranicar la justicia de
Su Magestad. Mas todavía el Cereceda
quedó sospechoso, porque le fué dicho la
mesma noche que los amigos del Diego
Méndez se temían , visto muerto al Yasco
de Herrera , é conoscian que los avia bur-
lado el Diego Méndez , porque creían quel
Cereceda no avia de consentir que fuesse
teniente, ni lo era: y el gobernador Die-
go López á solo Cereceda dexó poder
quando se quiso morir, é recelaban que
avia de Castigar los malhechores. Pero ni
el Cereceda osaba aceptar al Diego Mén-
dez, ni llamar á Diego Diaz de Herrera,
é á la gente que andaba fuera en la en-
trada , é una vez estuvo movido para se
yr á la iglesia: pero cómo valerle ó no,
estaba eutlubda, a causa del desatinado
Diego Méndez. Assi, porque los malhecho-
res do se fuéssen é se llevassen los caba-
llos é despoblassen la tierra, acordó de
se estar en su casa, atendiendo el socor-
ro de Dios, que en tales casos es bien
menester , y en especial en estas partes,
donde la diversidad de los hombres de la
guerra todos ó la mayor parte acuden,
por falta de vergúenra, á la parte que
conosceo próspera ó con aventaja.
Aquella noche escribió el Cereceda al
Diego Dia/. de llénela é al thessorero
Johan Ruano, que estaba en las minas de
Tayaeo, avisándoles del caso é homicidio;
pero lo que sus cartas decían era equivo-
co, porque el que fuesse bueno se viesse
dónde declinaba, diciéndoles que la justi-
cia de Su Magestad estaba retrayda en su
casa, é que dolía no saldría hasta ver re-
medio para ello de Su Magestad (porque
si fuessen tomadas las cartas, ni pares-
cíesse quél tenia mala voluntad á ninguno,
ni aprobaba por ellas cosa mal hecha). Y
como lo supo Diego Méndez, aseguróse al-
go, y pensó que todavía el gobernador
Cereceda le convencería , porque avia vis-
to que no estaba bien con los disparates
del Yasco de Herrera : antes algunas ve-
ces quedaban en muchas cosas discordes.
Otro dia siguiente se fué Cereceda á la
iglesia é higo enterrar al Vasco de Herre-
ra , pressente el Diego Méndez é su qua-
drílla con mucha desverguenga , é allí pi-
dió por testimonio el Diego Méndez al es-
cribano Cabranes , cómo por morirse Vas-
co de Herrera, no le higo quartos, é otras
palabras dixo desbarradas. Y el Cereceda
a todo estuvo callando, é se fué a su posa-
da quassi solo, quedándose allí el Diego
Méndez con sus valedores , diciendo quél
é aquellos hidalgos compañeros avian he-
cho á Su Magestad aquel servicio tan gran-
de é señalado , en le aver destiranigado
su justicia é la tierra , é que la vara quel
Vasco de Herrera le avia tomado , él se' la
avia tornado á tomar. É luego se supo có-
mo el Diego Méndez avia enviado a lla-
mar los eagiques de los hermanos Herre-
ras, para que le sirviessen a él ; é fué tal
su denuedo é furia aquella noche é otro
dia , que no cessaba, diciendo a todos que
assentassen el pié llano, porque en sa-
biendo que alguno coxqueaba , le avia de
cortar la cabeca é hacer el progesso en la
uña , tanto que sus enemigos se fueron a
reconciliar con él de lo passado, é degian
que si le errassen, querían pagar con la vi-
da, lv assi unos por le contentar, é otros
porque no los matasse ó deslruyesse, é
otros por no ser afrontados ú les quitasse
DE INDIAS. LIB.
los indios, de que se scrvian , algunos le
mandaban é daban mucho manís, 6 otros
le prometían puercos, é otros le presson-
taban novillos é aves, e otros lo enviaban
mesas 6 bancos é sillas, é parescia que le
assentaban casa, porque de todo tenia
neseossidad. Algunos lagoteros dei ian que
avia bechoan hecho rumano, é otros loa-
ban su prudencia é animosidad, ó otros le
daban á entender, que sabido el caso por
Su Magostad , no solamente le daría la go-
bernación perpetua de la tier ra, donde es-
taban, mas que le avia de dar un conda-
do é hacerle grand señor, por ser su per-
sona de tanto valor, é tan diestro y expe-
rimentado o para mucho. K assi 61 se lo
creia y onsoberbesoia mas, é á cada can-
to sonaban pregones, diciendo: «Manda
el señor teniente, Diego Méndez de Ilines-
trosa , capitán de Su Magostad ó su justi-
cia mayor, etc. », relatando títulos quél no
tenia ni mcrescia , ó amonestando ó pro-
veyendo lo que so le antojaba.
I tiro dia de>pue»; de enten ado el Vasco
de llenera, acordó el gobernador Cere-
ceda de hacer juntar el cabildo en su ca-
sa, d pidió -consejo do lo que debia ha-
cerse en el caso; é dixo que ya sabíanlo
que passnbn, ó que Diego Méndez, soco-
lor do gobernador, e diciendo quctcrña po-
der, dostiranicaba la justicia ó avia muer-
to & Vasco do Herrera . trayendo la vara,
é se la avia el dicho Diego Méndez apro-
priado á sí por su propria auotoridad , ó
se aleaba con la justicia o gobernación . y
en lo demás hacia todo lo qué lo paresgia,
á sabor suyo é de sus socaces : por tanto
que les rogaba, que como servidores de
Sus Magostados ó amigos suyos, le dixes-
sen lo que se debia hacer. E assi á este
propóssitO dixo otras palabras, é lo hico
assentar por aucto á Bornardino de Ca,-
branos, escribano de Sus Magostados . Res-
pondiéronle que la tierra ó Diego Méndez
oslaban en tal estado quél debia disimu-
lar lo mejor que pudiesse, é concertarse
XXXI. CAP. IV. 203
con Diego Méndez cómo no oviesse alte-
raciones en" los chripstianos ni en los in-
dios; 6 ovo regidor que dixo, ó temien-
do al Diego Méndez, ó porque lo paroscia
ser oonviniente á la república, que si no
ge pudiesse concertar en que fuesse su te-
niente Du go Méndez, que lo fuesse el Ce-
receda dél, porque esso era lo que con-
venía al servicio de Dioso de Sus Magos-
tados, é al bien ó sosiego do aquella uni-
versidad ó de la tierra. 12 porque algunos
se riyeron desto, replicó assi: • Rey SOS ó
parésceos mal lo que be dicho.' Pues asen-
tadlo assi , escribano, (pie yo lo digo assi;
y el tiempo os doy por testigo, para que
os muestro que aquesto os la cosa del
mundo mas nescossaria á la quietud o
buena prov idencia o sosiego de las vidas
e haciendas de lodos los que aqui v ivi-
mos, é aun para que la total destruyeron
nuestra se excuso. »
Desde á muy poco espacio el Diego
Méndez . sospechando quel cabildo se avia
juntado en la casa del Cereceda en su
ofensa, fué allá con su gente de pié é de
caballo, creyendo que se tractaba ma| dél
ó que le querían prender, é apeóse con
su vara y armado; y el escribano no avia
tenido tiempo de assenlar lo ques dicho.
Y el regimiento, en tanto qiie so assenta-
ban aquellos auctos-, dixeron al Cereceda
que debia salir al Diego Méndez y onlre-
tenelle con buenas palabras: é assi lo hi-
C-o, é díxolc que oslaban en cabildo en su
regimiento, para dar ordenen algunas co-
sas do la villa: y el Diego Méndez, muy
alterado, dixo: cÁ esso vengo yo tam-
bién: que tengo que hacer en cabildo. » Y
el Cereceda replicó: «Pues luego entrare-
mos, i É porque lo paresQió que se tarda-
ba , o que le debian ordenar algún ¡arabo
para purgarle, se entró en el cabildo, ó
di\o: «Yo soy servidor de Su Mageslad.
é no he de estorbar cosa que sea su ser-
vicio, sino ser en lo hacer el primero. » Y
el Cereceda ni le osó yr á la mano . ni
20V
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
aun quisiera estar allí , porque al rededor
del , y en la puerta y en la calle , tenia el
Diego Méndez gente, tpdos sus parciales.
E assi, después dcassentados , dixo assi:
»Ya sabeys, señores, cómo seyendo yo
teniente de gobernador, de hecho, é sin
causa ni temor de Dios ni de Sus Mages-
lades, me quitaron la vara é me prendie-
ron el tirano traydor de Vasco de Herrera
y el cabildo desta villa , y el gobernador
Diego López de Salcedo después declaró
por sentencia que mi prission avia seydo
injusta é mal hecha, é aun con juramen-
to: é que muerto el dicho Diego López no
|e avian quitado la vara, é quél era te-
niente , é les requería que usassen con él
en el dicho officio: é pues á vos, señor
contador, Andrés de Cereceda, dexó Die-
go López poder en su fin para gobernar,
yo os requiero que , assi vos como estos
señores é regimiento , useys el officio con-
migo, ó me hayays por tal teniente, en
tanto que Sus Magestades proveen lo que
lucren servidos: »
Los del cabildo , no con poco temor de
oyrle, respondieron que le daban por res-
puesta lo que á Cereceda avian respondi-
do ; y el Cereceda dixo que veria la res-
puesta del cabildo é responderla. Todo
esto se assentó, é se fueron á sus posa-
das. El Diego Méndez dixo después á sus
aliados que ya el cabildo le avia rescebi-
do por teniente, ó que no avia de mandar
otro sino él ; é assi lo hacia en todo é co-
mo lo quería.
El Cereceda, visto lo que Diego Mén-
dez I'1 requirió, é que muchos le decian
que hiciesse lo que Diego Méndez le pc-
( lia , ni i ( j-la lia en ello , porque Diego Men-
i! / no tenia poder . y el que tuvo de Die-
go López estaba revocado. E viendo que
era matador y estaba presso, é que si él
en e-so viiiirsse y ambos inandassen era
diño de mucha culpa, é aun la tierra se
perdería, por evitar besos iuconvinientes,
acordó de dilatar la respuesta que debia
dar al requirimiento , esperando lo que]
thessorero Johan Ruano é Diego Diaz de
Herrera responderían a sus cartas. Pero
decia Cereceda públicamente, que lo que
higiesse Diego Méndez fuesse en buen ho-
ra hecho, é pluguiesse á Dios quél lo hi-
ciesse de manera que todos le oviessen
envidia , é que para la expiriencia basta-
ban las cosas acaescidas por mandar dos;
é que pues Diego Méndez se metia en ello,
quél no podia hacer sino callar é mirar y
estarse en su casa , hasta que Sus Mages-
tades proveyessen otra cosa: lo qual él
decia por no alterar á Diego Méndez, é
descuydarle , porque si respondía al re-
quirimiento, avia de decir que era mata-
dor, é castigarle, si pudiesse, con justi-
cia ; é pues aquesto no se podia assi ha-
cer, acordó de temporizar. Mas el Diego
Méndez, que conoscia sus proprias obras,
é via quel Cereceda dilataba la respuesta,
no le paresciendo bien aquella dilación,
envióle aquel reverendo padre Avela é
otros, con quien le envió á rogar que tu-
viesse paz con él ; é que pues sabia tenia
poder como él , y el Cereceda avia dicho
muchas' veces que desseaba dexar aquel
cargo, que agora tenia tiempo para se
desocupar de las cosas de la justicia, é
quesla se la dexasse al Diego Méndez, é
quel Cereceda cntendiesse en lo demás de
la gobernación y en el dar de los indios,
é que del solo Diego Méndez tomasse su
parescer, éno toviesse Cereceda mano en
la justicia , é que assi lo aprobasse el ca-
bildo y el Cereceda lo jurasse é no truxes-
sc vara. Cereceda bien entendió questo
pedia Diego Méndez por temor de ser pres-
so, é respondió al clérigo é a los demás,
(pie en desistirse de la justicia que ni él
podia ni lo debia hacer sin mandárselo Su
Magestad ; mas que en todo lo demás quél
quería que se hiciesse como el Diego Mén-
dez. lp quisiesse, é que no desseaba sino
que iodos estuvieren en paz. E con osla
respuesta volvieron á Diego Méndez , é no
DE INDIAS. Lili.
le agradó mucho: pero al rabo acordó de
liar del Cereceda sobre baena prenda. Y
envió á llamar los alcaldes é regidores á
su posada , sin que] uno supiesse del otro,
c teniendo á la puerta de casa toda aque-
lla Gentecilla que le hacia espaldas, quitó
la- va ra -i á los alcaldes e diólas á Alonso
Va/qucz llangcl . -u capitán de «ni Guar-
da, que fué uno de los principales culpa-
do», e tan doto para el (.llicio del juzga-
do, que no sabia leer: la Otra vara dió a
tm Johan Cópele, regidor de aquella vi-
lla aquel año, y el uno y el otro de rús-
tico entendimiento: e de\ó di» regidores
de los que ya lo eran, 6 puso con ellos
Otros dos de su mano, é como teniente
de Gobernador. Ionio de lucho lo- libro- y
el an a del cabildo, é hicoá todos que lo
jurassen |x>r tal teniente.
Otro dia siguiente dió un mandamiento
para (pie aquel alcalde, Alonso Vázquez,
fuesse á casa de Diego López, el gober-
nador, e sacasse una bandera real (pie
allí estaba del gobernador, defonto, é la
ipiilasse de poder de uno á quien Cerece-
da, con otros bienes del Gobernador Die-
go López, la avia encargado: é porque
aquel , á cuyo cargo otaba, no se la (pie-
ria dar, lo maltractó hasta que se la dió. ó
la llevó á Diego Méndez, el (pial, juntada
mi quadrilla, luco jurar á la bandera (pie
no la desampararían, y entrególa á un
marinero é hícole alférez , é tomóle jura-
mento como a los demás. Fecho aquesto,
salió á se pasear por la villa con la ban-
dera é su gente delante, é todos con sus
armas, 6 Ja bandera a par del, amena-
zando é diciendo quel (pie se rebullicssc
le avia de poner colgado de un pino de
aquella villa, é que después se haria el
processo en la uña.
Otro día adelante jueves, teniendo ya a
lo- alcaldes é regidores é todo de su ma-
no , ó con su gente é otros mas que se le
allegaban, cabalgó por la villa, porque
como pensaba dar de su mano los ¡n-
XXXI. CAI'. IV 205
dios, seguíanle sus amigos é aun los (pie
no lo eran, é á otros enviaba ¡i llamar
é decia que no avia otro teniente ni jus-
ticia sino él solo: é higo pregonar, lla-
mándose teniente de gobernador é capi-
tán, que daba por ninguno todo lo que
avian fecho el traydor tirano Vasco de
Herrera é Andrés de Cereceda, como su
aliado, avia consentido, después que fa-
llesció el gobernador Diego López de
Salcedo, é lo anulaba por aquel pregón;
ó mandaba quel Cereceda no usasse mas
del cargo ni se llamasse gobernador, só
pena de muerte, y envióselo á notificar
con un escribano, é también envió á man-
dar á Cabranes, escribano, que no usas-
-e con el Cereceda el ofíicio, de lo qual
él no curó, sino, haciendo lo (pie debia,
siempre continuó su offigio con el teniente
l i ivrnla eada e quando que convino.
Viendo \ a Cereceda tanta (irania é des-
vergüenza en el Diego Méndez , le envió
la respuesta con el Cabranes, escribano,
satisfaciendo al requirimiento passado,
quel Diego Méndez le avia fecho en el ca-
bildo, en que le recitó el delicio (pie avia
fecho, 6 que era matador é persona pri-
vada para e I. cargo, é que estaba revoca-
do por el gobernador Diego López ya de-
funlo, é que estaba presso, é que con su
poder del Cereceda estaba revocado el
suyo, é otras cosas á este propóssito, quel
Cabn - le notificó en su posada, estan-
do rodeado de aquellos sus adherenles: de
lo qual se alteró mucho ése afrentó, por-
que aquellos oyeron aquellas palabras 6
respuesta , é baria vascas é ámenacas. E
el escribano Cabranes era cuerdo, é di-
xolc : « Señor , no regibays pena , porque
esto no lo digo Ccregeda por enoxaros á
vos ni á otro, ni para daros passion; sino
porque ha de responder al requirimiento
que vuestra merged le higo, ó para dar
cuenta, quando le fuere pedida, quiere te-
ner sus auctos en su caxa, y él tiene poca
o ninguna Voluntad de se ocupar en la
206
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
justicia : antes dcssea estar desocupado de
la gobernación en todo. > Y con esto se
asosegó Diego Méndez, y el Cabranes se
fué, aunque no dexáran de hablar en
lo prender ó matar ; ó los demás de aque-
lla loca congregación le dexáran al Diego
Méndez, ó se fueran al Cereceda, si no se
lialláran culpados en la muerte de Yasco
de Herrera.
Pues viendo Diego Méndez que Cere-
ceda tenia poder bastante para gober-
nar, quel gobernador Diego López al
tiempo de su muerte le dió, acordóse de
yr á casa de Francisco Cepero , escriba-
no de Su Magostad, ante el qual Diego
López avia otorgado el poder de Cerece-
da, é tomóle los registros, diciendo quel
poder era falso, é que quando se otorgó
estaba ya Diego López fuera de sentido: é
prendió al escribano , é sin le dexar ver
ni hablar á ninguno, le tuvo en su posada
propria del Diego Méndez muy aprissio-
nado: é hico quel alguacil Vidal, como
fiscal de officio, le acusasse por falsario,
é por otra parte le halagaba en secreto,
por le hacer vacilar é que dixesse lo quél
quería; ó otras. veces le decia é juraba
que lo avia de despedazar á tormentos, si
no confessaba quel gobernador Diego Ló-
pez estaba sin sentido , quando avia otor-
gado el poder á Cereceda.
Johan Ruano, thessorero, avia réscebi-
do la carta de Cereceda , y envió con in-
dios la otra á Diego Díaz de Herrera; 6
tardó tanto en la rescebir, que llegó á
donde estaba con la gente otro capitán
criado por Diego Méndez, é requirióle que
se la entregasse é á la gente que no le tu-
viesson por capitán al Diego Diaz. É assi
se hico, porque él era mal quisto, non
obstante quél replicó que era capitán e
criado por el contador Cereceda , que era
gobernador 6 no otro. Pero no le apro-
vechó: antes la gente se acostó al tiempo
é al otro capitán fecho |Kjr Diego .Méndez,
é luego se fué con ella á las Alinas para
hacer allí lo que Diego Méndez le avia or-
denado. É Cereceda avisó á Diego Diaz
que se guardasse, porque tenia peligro y
estaba en el campo, é acordó de venirse,
á la villa , é fuésse derecho á se apear á
la iglesia ; é cómo Diego Méndez tenia ve-
la sobre él é recabdo en la iglesia, al
apear ó dentro della le prendieron é lleva-
ron á casa de Diego Méndez, é le pusie-
ron en graves prissiones , sin le dexar ver
á nadie: é de hora en hora se creia su
muerte, porque Diego Méndez, después
de se la dessear , estaba en su mano dár-
sela; pero dilatábala, porque primero que-
ría prender ó matar al Cereceda , assi
porque no avia podido con el escribano
Cepero hacer que dixesse quel poder do
Cereceda era inválido, como por la res-
puesta que á su requerimiento le avia da-
do Cereceda con el escribano Cabranes,
é porque sin cssa, le envió á notificar á
Diego Méndez ó su gente ciertos auclos é
mandamientos, é mandóle llevar á mos-
trar la provisión que Su Magostad dió al
gobernador Diego López y el poder que
le avia dado al Cereceda, é leyóselo con
otras escripturas allí donde estaba aquel
loco cabildo oyendo con mucha saña lo
que se les leia. Y enoxado Diego Méndez,
se levantó con mucha yra é tomóle las es-
cripturas al escribano Cabranes, é con
dos pares de grillónos que avia fecho ha-
cer nuevos para sus apetitos furiosos, dc-
xó presso al escribano , é fuésse á casa
del Cereceda á prenderle con mucho es-
cándalo é voces, alterando la tierra é di-
ciendo que para la paz della é sosiego de
todos assi convenia, para que viviessen se-
guros. E á ruego de algunos hombres de
bien, que no desseaban que Cereceda ivs-
cibiesse daño, é principalmente porque lo
quiso Dios assi, no lo ocluí grillos, é man-
dólo que tuviesse la casa por cárcel é no
saliesse della sin su licencia expresa, só
pena de muerte é perdimiento de sus bie-
nes: lo qual él guardó, y estuvo presso
DE INDIAS. Lili. XXXI. CAP. IV
•2U7
desta manera con sola la compañía del
Bernardíno de Cabrones. Y no le osaban
yr á ver sus amigos, por no enoxar al Die-
go .Méndez; mas visitábanle de palabra,
cnviámloselo á decir con el Cabranes, (pie
ya le avian sollado.
Este detenimiento le turo al Cereceda
Ireynta y siete días, y en las dos noches
primeras y en las dos postreras se le pa-
raron los mas de los cabellos 6 las barbas
tan blancas, que (lió admiración á todos
i poique ha-la e-ton< ;e- cí an raií.-.-inias >us
( ana- i: porque éongccluraha Diedro Mén-
dez, y aun lo dixo «i algunos de bus ami-
gos, que su vida estaba segura con la
muerte de Cereceda . é tenia sobre 61
-iempre espias , y el Cereceda no lo ig-
noraba : antes pensaba que un dia avia
de amanescer muerto á puñaladas en la
cama.
En esto llegó el thessorcro Johan Rua-
no, é dixo al Cereceda lo que en las mi-
nas avian dañado los ministros de Diego
Méndez, é como ya todos los de la villa
avian jurado de le seguir é no ser contra
él en pressencia de aquellos su- hoinici-
diarios, para (piel y clin- pudies-en \ rse
quandolesparescjesse, sin que nadie fues-
se tras ellos.
Nunca cessaba la voz de « Viva el Rey >,
como en el tiempo de las Comunidades; ú
v iendo la perdición en (pie lodo* e-I. iban
con aquel tirano, acordó el Cereceda de
lo prender ó morir ó deshacer aquella ii-
rania, é procurar «piel Diego Méndez se
tomasse vivo.
Ya ninguno osaba entrar en casa del
Cereceda sino el thessorcro Johan Ruano
y el veedor Francisco de llámenlos, é
aquestos de temor lo hacían pocas vec.es,
só color (pie se juntaban á entender en
las cosas de la hacienda de S. M. , como
sus officiales. É en aquestas visitaciones
Cereceda rogó al thessorcro Johan Ruano
que jiinlassc algunos de los amigos de en-
trambos , aunque avia pocos ; ó assi se
hico, é una noche se juntaron trece de á
pié ó catorce, é qualro de á caballo en ca-
sa del Cereceda . para que los de caballo
estorbassen los que acudiessen al ruydo.
E puesto (pie tenían pocas armas, con las
que. tuvieron le prendieron un martes en
la noche , quince de noviembre , año de
mili é quinientos é Ireynta y uno , al Gn
del ipiarto de la primera guardia, é \a
(pie le rendían sus velas, é fué presso vi-
voé sano el Diego Méndez por el Cerece-
da, defendiéndose con "una espada é una
adarga é la vara de la justicia en la mano
é dentro en su cámara , en la quál é de
lucra tenia guardia: los (piales todos hu-
yeron, sin (pie otro alguno fuesse presso.
porque solamente se ovo ojo al Diego
Méndez. Pero no se pudo esto hacer sin
sangre, poique hacia muy escura la no-
che, é salieron heridos siete hombres,
uno muerto é un caballo, los qualro de
la partí; del Cereceda, é los tres y el
hombre é caballo de parte de Diego Mén-
dez: en el qual trance el thessorcro Johan
Ruano se ovo como valiente hombre é
buen servidor de Su Magestad , é fué mu-
cha parle de la Vitoria é buen subcesso
de lodo. Assi (pie, presso el tirano, lo
llevó el gobernador Cereceda á su posada
é lo aprissionó bien; é fecho esto, sosegó
el pueblo é cobro las armas que le avian
lomado durante la Urania, que permañes-
ció Ireynta y siete (lias.
I.a noche mesma (pie fué presso Diego
Méndez, se tomó su confession bien larga
ante el alcalde Diego Nielo, ó dixo quién
le avia dado favor é ayuda para lo fecho,
y en esta ocupación se passó el Tiempo
restante de aquella noche. É otro dia
miércoles siguiente, diez y seys de no-
viembre de mili é quinientos é treynta y
uilo, fue llevado á la cárcel pública ó real,
é allí le sentenció como á traydor é tira-
no á (pie le cortassen la cabeca ó fuesse-
fecho (piarlos. É assi fué luego executa-
da , é su puso la calseca en la placa en un
208
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
palo hasta que por tiempo se cayó seca, ba á pagar lo que.debia con tres mili pcs-
é los quartos se pusieron en los caminos; sos de oro. Y assi se libraron de las pris-
é fueron confiscados sus bienes para la siones en que estaban Diego Diaz de Her-
cámara, pero todo lo que tenia no basta- rera y el escribano Francisco Cepero.
CAPITULO V.
Cómo el gobernador Andrés de Cereceda , después de la prission e' castigo del Urano Diego Méndez de Hi-
neslrosa, é castigados los que mataron á Vasco de Herrera, perdonó á los demás; é cómo Diego Diaz
de Herrera tenia amotinada la gente para yrse de la tierra; é cómo, viniendo por gobernador Diego Albitez
dió al través en la costa, é assi se ahogaron veynte y cinco hombres é cinco mugeres, é salió el goberna-
dor á nado , é desde á nueve dias que fué rescebido por gobernador murió, é dexó por gobernador al mes-
mo Andrés de Cereceda.
tronío en la prission de Diego Méndez,
si se errara , no le yba mas á Cereceda é
á los que con él se juntaron, de perderse,
aunque el tirano é sus valedores eran mu-
chos é muy armados, y essotros con la voz
del Rey ó de su justicia, diciendo: «Mue-
ran los traydores é tiranos» , é apellidando
al Apóstol Sanct Andrés por se conoscer,
quiso Dios que se acabó el negocio assi
como se ha dicho en el pregedente capí-
tulo, teniendo andado los vencedores,
los unos á soltar los pressos , y otros á
cortar las cuerdas de las ballestas; é cada
uno teniendo el caso por proprio, se de-
terminó la vitoria por la justicia cúya era
en esta civil batalla. E en el instante hico
pregonar el gobernador Cereceda que en
nombre de Su Magestad perdonaba á los
valedores de Diego Méndez, viniendo á
la obediencia de la justicia de Su Mages-
tad é de su gobernador dentro de un bre-
ve término: é luego lo pusieron por obra
muchos, por no perder las vidas é los
bienes. E assi unos hincados de rodillas
pidieron perdón, llamáodosse engañados,
é otros huyeron á la iglesia; ó desta ma-
nera quedó la casa de. Diego Méndez des-
embarazada y él presso. E después quel
gobernador Cereceda lo llevó á su casa é
lo dexó á recabdo, faésse el gobernador
a la iglesia a reyterar el perdón á los hoy-
dos í'i ella, é á quitarles las armas, por-
que no se amotinassen con los huydos é
se entrassen por la tierra é la alcassen:
que fuera perderla de todo punto , é á
ellos maláran los indios ; porque le pares-
ció que era menos mal tolerar é disimular,
sufriendo algunos culpados, que carescer
de gente , é que por cobrarlos , si se fues-
sen , se perdiessen otros buenos é leales
al servicio de Su Magestad. Y assi enten-
dió en castigar los mas culpados, que
eran aquel Pedro Yidal, alguacil, que dió
la puñalada al Vasco de Herrera é le echó
la soga al cuello , con la que fué des-
pués ahorcado el malfechor; y el otro
Alonso Vázquez, alcalde é capitán de la
guarda del tirano. Estos dos se juntaron
acaso aquella noche con otros sus compa-
ñeros , é se fueron la costa abaxo á puer-
to de Caballos, pensando hallar allí alca-
pilan Johan Farfan de Gaona , que avia
enviado allí gente a poblar; é lomaron
una canoa equipada de indios remeros,
é fuéronsc. El gobernador Cereceda pro-
veyó de gente de pié é de caballo tras
ellos por otras parles, pensando que yban
la tierra adentro (y tanto mas por asegu-
rar la tierra); pero luego se supo por dón-
de yban, é mandó yr á Diego Diaz de
Herrera, hermano del muerto Vasco de
llenera, en otra canoa tras los malfecho-
res: é tornóse, porque el tiempo de la mar
fué recio é contrario.
DE INDIAS. LIBi
Asegurados los demás! por las palabras
de Cereceda , ú viendo que á ninguno ha-
cia sacar de la iglesia . se acallaron de re-
coger á ella los demás culpados. \ enlre-
Ilos uno que era de dos que tuvieron en
palabras al Vas o de Hern ia, entre lanío
que llegó á echarle la soga el Pedro Vi-
dal: y este era un marinero de Cartas,
que ~e llamaba Jolian Alonso, e se pres-
senló en la cárcel, é perdonóle QiegO
Día/ la muerte del liermauo con haría ad-
miración (I- lodo-;, i- creyó»!' «pie fué por-
ipie aquel Johan Alonso enculiria al Die-
go Díaz algunas deshonestidades en ofen-
sa de un vecino casado. V. como el gober-
nador vido que la parle mas ofendida
perdonaba, aunque el caso era de mane-
ra ipiel castigo estaba merescjdo, ó assi
por asegurar á los oíros delínqilenles, co-
mo por usar de quietud é menos rigor,
le condenó en cierta pena pecuniaria para
la cámara é fisco real, 6 á oíros culpados
hombres liaxos condeno en acoles, é á
• oíros en olías penas, menos assaz quellos
las inerescian patlescer; pero por dar
lugar al tiempo, quiso mas ser áv ido por
piadoso ipie por acelerado ni rigoroso, si-
guiendo los méritos de los tales, é desla
manera acal») con los mas de aquel lian-
do di'l tirano.
Kl Vidal \ el Alonso Vázquez, desde á
sessenla o septenta dias después (pie pa-
desció Diego Méndez, tornaron á la cosía
é ovieron lengua como el gohernador Ce-
receda se avia ávido piadosamente con
lodos, é atreviéronse á confiar en su man-
sedumbre* y el Pedro Vidal, como mas
suelto é de menos vergüenca , (levando
al Alonso Pérez en las islas de losGuana-
xes, y él é los que con él se avian ydo vi-
nieron á Tru*illo. é una noche se metie-
ron en la iglesia. K como Cereceda lo su-
po, fué luego allá é sacó al Pedro Vidal é
• á uno de los otros, é hícolos llevar á casa
de un alcalde, grand amigo del Vasco ó
Diego Diaz de Herrera, v en pressencia
TOMO III.
XXXI.. CAP. V. ¿oí)
de los que lo quisieron ver, le lomó (Je-,
receda su confession, porque se sospe-
chaba queste sabia el fundamento de la
cosí, aunque no (pieria confessar (piel
avia muerto al Vasco de Herrera , sino el
Diego Méndez (aunque fué puesto á lor-
mento). En Qn le mandó sentenciar á ha-
cer quarlos, é mandó que su cabera se
pusiesse en un palo á par de la de Diego
Méndez. É cómo se vido sentenciado, al
extremo declaro delante del escribano é
lirmódc su nombre (piel avia dado la pu-
ñalada al Vasco de Herrera : é al otro
hombre mandólo el gobernador restituir
á la iglesia, de donde lo avia sacado. É fe-
cho oslo, envió á la isla por el Alonso
Vázquez , é traydo, fué sentenciado á (pie
le corlassen la en beca, é pusiéranla con
la de Diego Méndez é Pedro Vidal: é no
fué fecho (piarlos, como sus consortes,
porque se supo que la noche antes que
muriesse Vasco de Herrera inaláran assi-
mesmo al Andrés de Cereceda , si esle no
lo estorbara.
Los indios, viendo eslas cosas, se al-
earon los mas dellos, de manera que con
mucho trabaxo volvieron á la obediencia
menos del tercio dellos: é plalicábasse
entrellos de se yr al monte é no trabaxnr
en las haciendas de los chripstianos , por-
que desque no tuviessenqué comee, no los
seguirían, é que la hambre cchasse á los
chripstianos de la tierra, porque decían
que ya el Rey de Castilla tenia olvidados
aquellos chripstianos, pues que lauto tiem-
po avia que no yban allá olios chripstianos;
e assi los pusieron en grand nescessidad .
Todavía aquel Diego Diaz de Herrera é
sus devotos platicaban en yrse de la tier-
ra . é decían que avian de dexar al Cere-
ceda con su gobernación en seco, é aun-
que él hacia informaciones dcsto secretas c
públicas, éá veces le amonacaba, é otras le
halagaba , é le higo muchas buenas obras,
nunca lo pudo sosegar. É desde á un año
después de hecha la justicia ques dicho,
210 HISTORIA GENE
tenia concertado con sus amigos que ve-
nido el verano requiricsscn al Cereceda
que fuessen á poblar donde ovicssen mas
indios , é que si no lo hicicsse, se fuessen
é le dexassen ó se fuessen á la Nueva Es-
paña ó donde les parcsgiesse; y el Cere-
ceda disimulaba con el , esperando tiem-
po de le castigar, si no se enmendasse. E
a los veyníé y nueve de otubrc del año
de mili é quinientos é treynta y dos el ca-
pitán Diego Albitez, á quien Sus Mages-
tades enviaron por su gobernador á aque-
lla tierra , llegó con dos navios c seplenta
hombres á aquella costa, é con regio
tiempo é tal tormenta, que dieron ambos
navios al través á scys leguas de aquella
villa de Truxillo , é se rompieron , y el
gobernador é algunos salieron á nado con
harto trabaxo, é la mar echó fuera algu-
na ropa, é lo demás se perdió, é se aho-
garon veyntc y g'mco hombres ó cinco
mugeres casadas. É á la sacón estaban en
un pueblo de indios , que servían , dos es-
pañoles que acudieron a la costa, que fue-
ron mucho socorro para los que escapa-
ron en les ayudar a salir de la mar é sal-
var lo que pudieron con los indios. É
luego el Diego Albitez escribió al Cere-
ceda lo acacscido , y él proveyó luego
y envió allá al thessorero Johan Rua-
no é á un alcalde para le proveer de lo
nesgessario: é luego se fué á la villa de
Truxillo, á donde llegó martes á cinco
dias del mes de noviembre del año de
milfé quinientos é treynta y dos. É jun-
tado luego el cabildo, por las provisiones
que llevaba de Su Magostad fué rescebido
por gobernador é capitán general de aque-
lla gobernación con mucha voluntad ó
placer de lodos, porque era persona an-
tiguo en estas Indias é hornada persona,
6 teníase esperanca que seria tal como
convenia al remedio de la tierra, por la
mucha expirieneia que tenia é lo (pie avia
AL Y NATURAL
visto en estas partes. É con su llegada del
é dessos que llevó y escaparon de la mar,
se excusó el motín que aquel Diego Diaz
de Herrera c sus consortes tenían acorda-
do por estonces'. Pues cómo Diego Albi-
tez se vido en tanta nesgessidad, como es
dicho , prometió tener novenas en aquella
iglesia de aquella villa de Truxillo , é de
camino se entró en ella , donde le resci-
bieron por gobernador, é allí so quedó
para siempre . como Dios quiso, porque
era hombre de mas de sessenta y cin-
co años é trabajado é pessado, é sub-
cedióle su naufragio estando mal dispues-
to é no sano : é al quinto dia que entró en
la iglesia , le dió una fiebre mortal é hin-
chacon de cabeca é ojos é toda la cara, é
aumentósele de tal suerte, que al noveno
dia de su gobernación murió. Plega á
Dios aver piedad de su ánima, porque
como es dicho era buena persona é des-
scaba acertar á servir á Su Magostad, á lo
quél decia é mostraba ; mas este desseo
de mandar le higo dexar su casa é ha- •
cienda é indios que tenia en Castilla del
Oro, donde avia ganado en muchos años
lo que tenia con assaz trabaxos, para lo
perder en este camino suyo é jornada úl-
tima en breves horas.
Aqueste es aquel capitán que se dixo
en el capítulo I, que con Sebastian de Be-
nalcáear é Johan de Espinosa le prendió
Diego López de Salgedo: el qual Diego
Albitez al septeno dia de su enfermedad,
temiendo la muerte, envió á llamar al con-
tador Andrés de Cereceda, é dióle poder
para gobernar aquella tierra en tanto que
Sus Magostados proveyessen otra cosa, y
el de palabra le encomendó la tierra é los
cpie con él allí avian ydo, é higo luego allí
juntar el cabildo é que lo rwse.ibiessen al
cargo; é assi si; higo, é no higo testamen-
• to ó dió poder á Ceregcda para que lo hi-
giesse por él .
DE IMHAS. LUI XXXI. CAP. VI.
■> I I
CAPITULO VI.
Cómo Andrés de Cereceda quedú por gobernador después de la muerte del gobernador Diego Albilcz, c de
algunas cosas que suboedicron después, é lo quel Cereceda cscribiú á esla AudienHa Real, que reside en
esta cibdad de Sánelo l'umingo, del estado de aquella (ierra é gobernación di' Honduras hasta el año de
mili i quinientos é treynta y tres , mediado el mes de junio.
*-ia carta de Cereceda decia que si el go-
bernador Dícíío Lopei viviera ma< diez
«lias , que aquella tierra se despoblara por
estar nial quisto, é «pie assi por esto , 6
quererse yr todos, ha scydo grand cosa
m (-.tenerse Ni tierra, atribuyéndolo á -u
buena industria, e -er mas compadre de
todos que gobernador. Y esto halda él á
(-U apetito, 6 como hombro que le sobre-
dio bien el fin de aquellas contenciones;
pero no creo (pie en tiempo de Diejo Ló-
pez se le desacataran sus milites. Antes
la mayor parle de aquellos escándalos
uaseieron de tenor al Cereceda en puro
aquellos lleneras ó errados contendores;
6 viéndose ya perdido é al cabo en víspe-
ra de ser muerto o presso. de manera que
parara en lo qiir^aró Vasco de Herrera
por la (irania de Dieeo Méndez, saco fuer-
cas de flaqneca, con el favor de Johao
Roano é por la virtad 6 fidelidad de Ca-
lpianes o aquellos pocos, ([lie de desespe-
rados ó malhadados, y esperando de -ri -
lo peor cada dia, se juntaron con él á
prender á Dieiro Méndez, no m irándole á
Kcreccda, como otros, el poder ó aucto-
ridád qóe con derecho tenia para gober-
nar, en tanto que Sus Majestades otra
cosa proveyessen. Sin diibda él sufrió mu-
cho ó sirvió bien, é Dios le ayudó con el
buen subcesso, ú sus amigos lo hicieron
como leales; pero Diego López era cava-
lloro, é si estaba mal quisto, seria por lo
que lo estuvo también en Nicaragua: que
era amigo de verdad ó de hacer bien su
ofQr io, y esio no agrada á toda manera
de gente. Y la causa del trabaxo que los
españoles allí pades^ian, é da su pobre-
ra , se podía mejor atribuyr á (pie muchos
indios, de ser niallraclados eran muertos,
é otro-- ydos; e porque en aquella tierra
avia fallado el oro labrado de piceas; é
porque haciendo esclavos los indios á dies-
tro é mas a siniestro los avian vendido é
sacado de la tierra, é los que quedaban,
huían á los montes e se (levaban morir,
por salir de tan grande subjecion; é los
chripstianos, por no tenellos, andaban
por yrse de la tierra. Y lodo esto confes-
saba el ine-mo Cereceda en sus letras: é
también decia que era ¡jrand causa do su
daño no a ver otro pueblo la tierra aden-
tro, después que los de Nicaragua echaron
del valle (le Vlancho ' los que desde Tru-
xillo tenian allí poblada una villa, é des-
pues los indios los mataron ó hicieron de-
xar la (ierra, é los indios se entraron la
tierra adenlro, ó assi los vecinos de Tru-
\illo no se avian podido aprovechar de-
llos. Que la tierra nunca fue falla de mi-
nas di; oro: antes en muchas parles do
aquella gobernación so han descubierto
muchas é buenas, sin se aprovechar do-
lías, á causa de las revueltas que se han
dicho en los capítulos precedentes , ó de
los gobernadores á pares, é sus disensio-
nes é diferencias é deslealtades 6 (iranias,
é aver fallado Diei;o López de Salcedo.
Tornemos al subcesso del segundo poder
de Cereceda que Diego AJbitez le dexó.
Digo que fué admitido por el cabildo
con mucha voluntad , y él lo aceptó con
' Anles ha escrito Vylancho: véase la píg. i ! »M , col. I.
-212
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
menos , porque le avia hecho Dios merced
de navegar tres años entre tales contien-
das é peligros , y en compañía tan sospe-
chosa , porque de la poca vida del gober-
nador Albitez se esperaban mas bullicios
en aquella tierra, é mas desasosiego en
los chripstianos , á causa de las grandes
nuevas que se sonaban do las otras gober-
naciones próximas ; ése sospechaba que
se yrian muchos ó los mas dessos que
avia á buscar la vida donde mas riquec.as
se predicaban. Y para evitar lodo esto,
acordó el gobernador Cereceda de hacer
un pueblo la tierra mas adentro, donde
<>vies.<e minas ó indios que sirviessen, é
se pudiesse contractar con los do Nicara-
gua 6 Guatimala, para aver caballos é
od as cosas que desde Panamá se llevan á
aquellas gobernaciones por la mar del Sur;
é para este efello, envió un capitán con
sessenta hombres Ireynla é cinco ó qua-
renta leguas de Truxillo, é mandó que
diez y seys leguas de allí le esperassen á
él para que fuéssé á los despachar, por-
que quedaba á hacer mas gente ó á pro-
veer de armas é ballestas é otras cosas.
E al tiempo que se quiso partir llegaron
dos españoles con cartas del capitán Alon-
so Dávila , contador de Su Magostad en la
gobernación de Yucatán, que venia por
la costa con ciertos españoles en deman-
da dé navios para se yrá su gobernación;
y el Cereceda sospechó (pie podia ser gen-
te amotinada ó que yban á dar algún de-
sasosiego en la tierra, é cessó la partida;
y envió ¡i sentir qué cosa era é a qué ve-
nían , y envióles algún bastimento, porque
el Alonso Dávila escribió la granel nesecs-
sidad que con quarenta hombres Iraia muy
trabaxados é muy desarmados. E supo
dél é dellos quel adelantado don Francis-
co de Montejo. su gobernador, le avia en-
\iado con cinqiienla hombres la tierra
adentro treynta ó quarenta leguas de don-
de él estaba á poblar, é que no bailó dis-
pUMcion liasla sessenta ó sóplenla leguas
de su gobernación; é que aviendo assen-
tado en buena parto, avisó á su goberna-
dor, é que los indios lo avian muerto dos
veces los mensageros, la una dos hom-
bres, é la segunda seys chripstianos, é á
la mesma sacón se le aleó la tierra; y el
Alonso Dávila avia ydo allá con la mitad
de la gente é caballos más que tenia, é no
pudo passar con la mucha guerra que lo
avian dado; é que creyendo que su ade-
lantado é toda su gente eran muertos,
pues estaba lodo aleado, se avia procu-
rado salir de Ja tierra por escapar las vi-
das, é que mucha parte del camino-avian
venido en canoas, creyendo que en Tru-
xillo hallarían dispusicion para ser socor-
ridos, para yr á saber la verdad de su
gobernador; é que avia dos años que an-
daban en esto, é que' no sabían de su go-
bernador, é por grand ventura venían vi-
vos, por les aver fallado los hombres que
los indios les avian muerto, éaver perdi-
do las armas é quebrádoseles muchas do-
lías , é faltarles el comer y el vestir y el
calcado, é con muy poca salud muchos
dessos, que yban sin médico ni cirujano ni
medecinas. Assi que, ydos allí , avia mal
recabdo de refrigerio ó socorro de navios,
porque avia tres años que no sabían en
Truxillo de Castilla ni dcstas islas.
El Cereceda aposentó en su casa al Alon-
so Dávila é otros, é los demás en casas de
otros vecinos, y él se partió á despachar
al capitán é los que yban á hacer el nue-
vo pueblo que enviaba á poblar. Y estan-
do allá, fué avisado que eran llegados dos
navios pequeños de la isla de Cuba , é que
le convenia venirse luego para despachar
á Alonso Dávila , porque ya Diego Diaz de
Herrera Iniciaba con él é oíros de so yr
de la tierra con ellos á su gobernación ó
;í olías parles; é por esta nesoessidad de-
\ó el campo e al capitán é genio flue en-
viaba, é volvió á la villa para (lodachar
á Alonso Dásila. Y estando el Alonso l)á-
\ila de partida, llegáronle cartas al go-
DE INDIAS; Lili XXXI. CAP. VI.
bernador Cereceda del capitán que en-
riaba í'i la nueva población', como entre
los que allí tenia de la compañía del go-
bernador Diego Alhilez estaba ordenado
un mfilin, ¿llevarle solo ¿ yrsc, ¿ que te-
nia pressoa algunos dellos, de quien pen-
agba hacer justicia; por tanto que fuñase
luego allá á poner recabdo en ello, ó le
i-scriliiesse lo (pie hiciesse. Kl gobernador
Cereceda le escribió que hiiiesse justicia
de dos o de tres dellos . los mas culpados;
é quandó el mehsagero llegó, la noche an-
tes >e avian sollado los pressos que pen-
sada (pie mas dinos eran de castigo; é
viendo que aquellos se avian ydo, soltó
los demás, dándoles á entender que á
ellos no les avia prendido, sino para (pie
guardassen á los culpados que huyeron.
Kl Cereceda despacho al capitán Alon-
so I)á\ ila . ('■ á lo~ (pie de su compañía qui-
sieron yr con el , en uno de los dos navios
de Cuba , é fuesse á su gobernador, y ¿I
tornóse á despachar el capitán y entender
en el molin conforme al tiempo; ¿ des-
pués que le ovo despachado, volvióse á
Truxillo, é trúxose consigo algunos de los
culpados del motín" ¿ loa huydos se que-
daron por los montes, donde perdidos no
les i. ilt.it ;.i su castigo.
En aquella sacón sobrevino grand pes-
tilencia en los indios, de sarampión ¿
otras enfermedades , c murieron mas de
la mitad dellos, assi de los que servían á
los chripstianos on sus haciendas, como
(lelas naborías de casa ; ¿ viendo esto,
tornaban á platicar algunos en dexar la
tierra. A causa de lo ipial el gobernador
Cereceda y él cabildo ¿ regimiento ¿ of-
Gciales de Sus .Magostados, 6 otros veci-
nos, porqué la tierra de Honduras 6 Na-
co es tierra rica de minas de oro, y en lo
del puerto de Caballos, donde mataron á
Chripstóbal de Olit, hay tierra para po-
blar é cantidad de indios, parescióles que
quedando en Truxillo la gente que bastas-
se, era bien que Cereceda fuesse á po-
blar & Naco con los demás é que que-
dassen en Truxillo cinqiienta hombres,
e cpie fuessen ciento ¿ ochenta con Cere-
ceda á Naco, ¿ a los que quedassen en
Truxillo quedassen todos los indios de re-
partimiento, que á la sacón servían para
coger oro en unas buenas minas que hay
trece leguas de aquella villa la costa arri-
ba . á tres leguas de la mar. Porque el
Cereceda no dexaria la tierra, como lo
hico el capitán Johañ Farfan de Gaona ¿
la gente (pie con él envió una vez el Ce-
receda á poblar aquello, aunque se ha-
llaba mucho estorbo para su camino pol-
la falta de hen age ¿ otras cosas que eran
nescessarias para hacer luego un reparo,
donde se recogiessen al principio ó so
guardassela ropa, en tanto ¡pie otros yban
á pacificar é castigar las muertes de los
chripstianos que allí avian muerto, quando
mataron septenla chripstianos que yban
con Cil Dávila, sobrino de Gil Goncalez
|)á\ ila , que yba en busca de su lio ¿ otros
que llernand Cortés dexó poblados en el
puerto de Caballos.
Mas porque en otras partes deslas his-
torias se han apuntado las nescessidades
que los hombres en estas tierras pades-
cen . no está malo de entender las que en
tres años aquestos desta gobernación to-
vieron, allende de las discordias é moti-
nes ya dichos ; 6 como suelen decir que
con pan son buenos lodos los duelos, allí
los tenían SÍO harina, ni vino, ni aceyle,
ni vinagre, ni cosa de comer de las de
España, sin herrage los caballos, é los
chripstianos sin vestido ni calcado ni Hen-
eo ni cosa de las nescessarias. Un pliego
de papel valia un castellano de oro, ¿
una aguja otro tanto; sin médico ni ciru-
jano ó sin medocinas, pero no sin muchas
enfermedades , hasta la fecha de la carta
do Cereceda , escrita & esta Real Audien-
cia, en que. da noticia de lo ques dicho,
que fué á los catorce de junio de mili é
quinientos é treynta y tres.
214
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
En la villa de Truxillo del Pinar, puer-
to 6 cabo de Honduras, con todas las tem-
pestades é diferencias de los pobladores
é falta de indios, é con quantas nesces-
sídades ocurrieron , se sacaron tres mili é
quinientos é trcynla y dos pessos é quatro
tomines ó seys granos de oro de minas,
(pie después' de fundidos quedaron en tres
mili é trescientos é ginqüenla y un pessos
6 un tomin é ocho granos de oro; pero
andando las minas en este buen principio,
cessaron por los escándalos que la historia
ha dicho, é por el sarampión é falla de
los indios. Y tiénese por cierto ques una
de las provincias mas ricas de minas, que
hay en todo lo que está descubierto on
las Indias destas partes.
CAPITULO VII.
Cómo el gobernador Andrés de Qereceda fué á poblar el valle de Naco , é cómo estando la tierra perdida
enviaron á pedir socorro al adelantado don Pedro de Alvarado, gobernador de Ggalimala, é fué en perso-
na á pacificar la tierra é pobló la villa de Sanct Pedro, é después fué á España, é cómo Sus Majestades
mandaron juntar esta gobernación de Honduras con la de Yucatán , que estaba á cargo del adelantado don
Francisco Montejo , é otras cosas.
estando el gobernador Cereceda en la
determinación ya dicha , é por la poca
constancia de los pobladores y excusar sus
alteraciones, viendo que todo se yba á
perder, se acordó que fuessen el thessore-
ro Diego García de Cclis é Johan Ruano á
buscar el remedio mas cercano que á la
tierra se le pudiesse dar, ó ninguno tenia
tal ai tan á propóssito como el de Guati-
mala. É assi fueron los ques dicho el año
de mili é quinientos é treynta y tres con
hasta veynte hombres, desde el valle de
Naco hasta la cibdad de Guatimala,
abriendo é rompiendo el camino con mu-
cha industria é trabaxo, 6 suplicaron al
adelantado don Pedro de Alvarado, que
por servir á Dios é á Sus Magostados,
quisiesse socorrer á les pobladores ehrips-
tianos, que estaban en Honduras, en paci-
ficar la tierra, ó dar orden cómo no se
acabasen de perder los españoles que allí
estaban, despoblándose una provincia tan
rica de minas de oro é otros metales. El
qual fué con gente de guerra é con mu-
chos indios mansos equadrillas de mineros
diestros, é com ¡ n i ~i < » pacificó la tierra,
é repartió los indio-;. <'• lo dexó todo muy
llano y en paz. y exetritando las minas
ricas con las quadrillas é su gente, é con
parte de la gente de los viejos ó primeros
pobladores, sacando oro en mucha can-
tidad.
En tanto que aquesto se hacia por el
adelantado don Pedro de Alvarado, se dió
aquella gobernación de Honduras al ade-
lantado don Francisco de Montejo, ó la
mandaron Sus Magostados juntar con la
de Yucatán , quél se tenia primero en ad-
ministración. Esta provisión se dió el año
de mili ó quinientos 6 treynta y cinco, ó
se la llevó un hermano suyo al dicho Mon-
tejo el año siguiente de mili é quinientos
6 treynta y seys, y se sacó mucho en
aquel valle de Naco, quel gobernador An-
drés de Cereceda é los pobladores viejos
avian pacificado, y en otras parles de
aquella gobernación , donde también se
creo que hay ricas minas de plata. E sc-
gund el mesmo Cereceda escribió, des-
pués de aver poblado, ¿'descubierto ricas
minas de oro é topado con los indicios de
las de la plata, le sostuvo Dios con muchas
contradiciones y estorbos y peligros, hasta
que en la mayor nescessidad que estaba
la tierra y él puesto cu estrecho de per-
der |¡i vida . en el mesmo lugar donde fué
DE INDIAS. LIB.
mucrlo á puñaladas Chripstóbal do Olil,
le envió Dios el socorro con la yda del
adelantado don Pedro de Alvarado, al
qnal el dicho Cereceda avia enviado á pe-
dir socorro é ayuda con los dichos thes-
sorero Diego Garcia de Celis é Johan Rua-
no. >¡n la qiial lodn se perdiera. £ con
ella se pacificó todo , como dicho es , é se
poblóla tierra é se sostuvo, á cansa del
adelantado don Pedro de Alvarado, ó so
tundí) la villa de Sanct Pedro, cerca del
puerto de Caballos: el (pial adelantado SC
fué después á España, donde assi por lo
que en esto sirvió en la restauración de
Hondura- . como por olios servicios ó mé-
ritos. Sus Majestades le hicieron merce-
des. Y él se despachó para volver á su
gobernación de Guatimala, con su muger
segunda, doña Beatriz de la Cueva; é pas-
-o por esta cilulad de Sánelo DomjpgO dd
la Isla Española . el año di' mili é quinien-
tos é trcynta y nueve años,- muy bien
acompañado, con tres naos de armada,
muy hion en orden, é con hasta qualro-
cienlos homlires. E después (pie aipii se
rehice de algún refresco é cosas que le
convinieron, se partió á los doce (lias de
marco de aquel año; y en diez ó siete
dias que aquí estuvo, yo le comuniqué é
supe del (pie tenia hechos siete ú ocho na-
vios en su gobernación , en la costa ó mar
del Sur, para yr á la China é por aque-
llas parles hacia la Especiería é islas de
los Malucos.
Algunos meses antes, en el año de mili
é quinientos é treynta y ocho, avian pas-
sado assimesmo por esta cihdad el nuevo
electo del obispado de Honduras, el licen-
ciado Pedraca, clérigo, muy reverenda
persona, ó assimesmo el thessorero Die-
go Garcia de Célis, que avia ido á Casi illa
con el adelantado don Pedro de Alvara-
do; ó los comuniqué mucho, y el uno y
XXXI. CAP. Vil. 245
el otro me han escripto después que lle-
garon á aquella gobernación de Hondu-
ras, y entre otras cosas Diego Garcia,
el thessorero , dice en su carta quel ade-
lantado don Francisco de Monlejo, gober-
nador de aquella provincia de Honduras
é la do Yucatán, osla en aquella (ierra en
la conquista é nueva población de Comoa-
xagoa, que está enmedio del camino que
hay desta mar del Norte á la del Sur, á
veynte y cinco leguas de la una é de la
otra ; é que en la demora pussnda se
avian rundido sessenla mili pessos de oro
muy bueno ó rico, que se avia sacado con
las quadrillas, que allí fueron de Guatima-
la: y porque estonces estaba el oro á pa-
gar el quinto á Su Magostad, se cree que
se hurtó mucho oro en polvo (ó como se
halla) en mas cantidad de otros (piáronla
mili pessos. Y porque no todos, fuera do
Indias, saben qué cosa os demora , digo
que acá se usa decir demora aquel espa-
cio que ha\ do una fundición á otra, qui-
en algunas partes os do seys á seys meses
y en otras una vez al año. Andando muy
buenas las minas, se ofroscieron ciertos
debates o pidiéronse limites, para que no
passasson ni cogiessen oro fuera do cier-
tos rios; é luego que esta tasa so luco, se
volvieron aquellas quadridas á Guatimala,
6 geSSO aquel e\ercicio: é 110 lo pudieron
sacar sino seys ó siete vecinos, y essos
sacaban a siete reales por balea ó mas, é
otros á qualro é á cinco, é sin duhda se
cree que para muchos siglos avrá en aque-
lla liona minas ricas, sin que SC acaben
ni se agoten, é se sacará mucho oro, si
hay genie diestra! Esto se ha sabido de
aquella lion a por cartas fechas en la villa
de Sanct Pedro de Puerto de Caballos á
cinco de otubre de mili ó quinientos é
treynta y ocho años.
216 HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO VIH.
De la fertilidad de la tierra é provincia de Honduras é de aquella gobernación , é de algunas particularida-
des della c de los indios naturales de allí.
En osla provingia de Honduras hay to-
dos aquellos animales é aves é pescados
é mantenimientos é fructas ó cosas, que
hay en la provincia de Cueva ó goberna-
ción de Castilla del Oro, porque -como to-
do es Tierra-Firme , lo que hay en una
parte destas cosas, tales se halla y es co-
mún en las otras generalmente. Y en po-
cas cosas difieren sus alimentos, é la gen-
te es de la mesma manera , é son assi-
mesmo ydólatras, puesto que sus ritos é
cerimonias son diferentes , y en la lengua
muy apartados unos de otros. Son hom-
bres de poca constancia , é amigos de no-
vedades, é prontíssimos á mentir, é obe-
dientíssimos á sus caciques é mayores.
Ninguna cosa les agrada tanto como la
ociosidad é la luxuria: tienen sendas mu-
geres comunmente ó por la mayor parle
cada uno , c los principales quantas quie-
ren ó pueden dardo comer; ó fácilmente
las déxan por pequeña causa (é aun sin
ella), sino porque se le antoje al marido
dexa la muger . é si ella quiere dekar á
el, nunca él se congoxa mucho ni pena por
esso, en especial si no tienen hijos; porque
quandoloshay, no hacen essas mudanoas.
Antes la falta de generación paresce que
los convida á sus divorcios, creyendo la
mugCr quel defetto está en el marido, y
él piensa (pie ella es la impotente , é para
esto ellos quieren probar oíros vasos ó
ellas otros maridos, é salir de su dubda.
En aquella tierra hay unos árboles rpie
en ninguna otra destas Indias (excepto en
la Nueva España) no se han hallado por
nuestros españoles hasta el pressente tiem-
po; de los quales mas largamente y en
particular se tracta en el lib. X, cap. XV,
en la primera parte destas historias. Los
quales llevan aquella materia que acá en
estas partes los chripstianos llaman liqui-
dámbar, el qual licor es buena cosa, en
especial para sahumerios é para el mal de
la madre puesto en el ombligo de la mu-
ger: y es muy gentil olor, é paresce un ar-
rope muy espesso é viscoso, que se pega
mucho é de color quassi negro. Y porque
deste ámbar líquido (ó lo quello es) otros
tienen mas expíriencia (puesto que yo lo
he visto c tenido harto dello), yo me re-
mito á aquellos médicos é pobladores de
la Nueva España, donde hay mucha can-
tidad dello. é se lleva á Castilla por mer-
cadería para diverssos cl'ettos.
Passemos á hablar en la provincia é
gobernación de Yucatán, de la qual yo
pensaba hacer un libro por sí é distinto;
pero pues ya estas dos provincias andan
debaxo de la administración de un gober-
nador, para que mejor se sustenten la una
6 la otra é mejor se haga en ellas el ser-
vicio de Dios é del Céssar é mas útiles
Bean á los pobladores que en ellas viven,
no es inconvinienle que assi juntamente
en este libro XXXII' yo tráete é haga re-
lación dellas.
Asi se lee en el MS.; pero es equivocación de pluma.
DE INDIAS. L1U. XXXI. CAP. IX.
2i"
CAPITULO IX.
Cómo las provincias de Yucatán é de Honduras se juntaron por mandado de Ctfssar é de su Real Consejo
de Indias, é se dio cargo dellas al adelantado don Francisco de Monlejo , que primero era gobernador de
Yucatán.
V rancaca de Hontejo fué ano de aque-
llo-. iníliti'S(|iii' | i¡i-.~;ii< >n ;'t estas partes ron
ol gobernador Pedrariaa Divila, año de
mili c quinientos y catorce, é aquel mes-
mo año, quando los trabaxos 6 muertes
que ovo en él Darien, faésse de la Tierra-
Kiruin, como lo hicieron otros muchos es-
pantadds de aquella provincia, viendo
morir á tantos, é paseóse á la Na <le Cu-
ba, donde militó debaxo de la goberna-
ción del teniente Diego Velazquez. K por
su mandado fue desde allí e se hallo en
el segundo desculirimienlo de Vnealan é
de parle de la Nueva Kspaña , en la
compañía é debaxp del capitán Johan de
(jrijalva: é después volvió ¡i aqnella lier-
ra con el capitán Hernando (lories . donde
sirvió muy liien e fué uno de los ipie en
- aquella tierra medraron é fueron aprove-
chado». Después fue á Kspaña en corapa-
ñia de Otro hidalgo, llamado Alonso Ker-
nandez Portocarrcro, é ambos por em-
ImXadores de Hernando Corles, é lleva-
ron un rico pressente á (jéssar de oro 6
piala ('• muilias cosas nuevas, como se
dixo en el liliro XVII, capitulo XVIII. E
con lo (pie esle avia ganado en la Nueva
España se heredó en la cilidad de Sala-
manca é su comarca, donde es natural;
pero assenló poco tiempo en ello, porque
sus desseos eran inclinados á mayor cosa
que á contentarse con lo que avia adqui-
rido en las Indias, é determinó de vol-
verse á ellas , é vendió lo que avia com-
prado, que era tanto que bastara á dar de
comer á un ca vallero. É con la voluntad
de Céssar higo caerla armada, aviéndole
dado Su Magostad titulo de adelantado de
Yucatán , é hícole su gobernador é capi-
TOMO III.
tan de aquella provincia de Yucatán é sus
islas é anexos, de la quál tierra basta el
pressente se lia fecho no tanto caso cuino
de otras destas parles. É allí ydo con la
gente que llevo, no han fallado nescessi-
dades ni trabaxos, como en Honduras e
olías gobernaciones, puesto que nodo
aquella calidad de motines y escándalos
ni alteraciones de los pobladores; antes
ha bien goh ruado é serv ido. C por tanto
para el remedio de las diferencias é con-
tenciones de Honduras, de lo qual se ha
traclado en los capítulos precedenles. fin-
escogido esle gobernador, assi por su ex-
piriencia é buen concepto de su persona,
como porque estaba en vecindad ó mas
cerca de la provincia, puesto (pie (piando
llegaron las provisiones, que fué, co-
mo tengo dicho, el año de ani II é quinien-
tos 6 trcynia y seys, ya el adelantado
don Pedro de Alvarado avia pacilicado é
quitado las marañase contiendas de Hon-
duras, (;avia dado orden de labrar é con-
tinuar las ricas minas de aquella fierra,
como en otra parle la historia lo ha dicho.
Por manera (piel adelantado don Fran-
cisco de Montejo residió en aquella tierra
de Honduras, é como provincia masprove-
chosa que Yucatán, se passó a ella; pero
en lo (pie loca al descubrimiento de Yuca-
tan, é qué tierra es, y en qué paralelo é
clima está . conviene al letor que se acuer-
de de lo que se dixo en el libro XVII, ca-
pítulo III, y en el VIII é dende en ade-
lante en la primera parte destas historias,
porque allí queda relatado particular-
mente el descubrimiento de Grijalva con
el pilólo Antón Alaminos, la qual tierra
este mesmo piloto avia hallado antes en
28
f
218
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
compañía del capitán Francisco Hernán-
dez de Córdova, é oíros armadores con li-
cencia é auctoridád del teniente Diego
Velazquez, gobernador de Cuba. Al qual
el descubrimiento de Yucatán y el de la
Nueva España principalmente se debe
atribuyr, puesto que acaso fué hallada
aquella tierra , ó los chripstianos que la
vieron primero fué contra su voluntad, c
arribaron a ella forjados de los tiempos,
pues que su intento era yr á buscar in-
dios é otra tierra, que ya se sabia á la
lianda del Norte, é para este efelto salie-
ron de Cuba ; é la fortuna los llevó á Yu-
catán , é de aquel primero viage pensa-
ron que era isla, é por tal la tuvieron es-
tonces , é allí les mataron ciertos chrips-
tianos.
Todo esto queda dicho muy particular-
mente é cómo passó en el lugar alegado,
é por csso no hay nescessidad que aquí
se torne á repetir, sino continuar de aquí
adelante lo que se supiere é fuere notable
de Yucatán é Honduras, demás de lo que
está dicho, pues que ambas las pusieron
debaxo de un gobernador é administra-
ción del adelantado Montejo, de donde de
dia en día" esperando ciertos navios que
desta cibdad de Sancto Domingo de la Is-
la Española fueron, se supo después lo
que la historia dirá.
CAPITULO X.
En el 'jnal se Irada de cierto (meco é conveniencia enlre los adelantados don Pedro de Alvarado é don
Francisco de Montejo , por donde esta gobernación de Higueras é Honduras se tornó á dividir é se aparto
de la de Yucatán , c se juntó con la de Gualimala.
a A año de mili é quinientos é treinta y
nueve passó por esta cibdad de Sancto
Domingo de la Isla Española el adelanta-
do don Pedro de Alvarado con tres na-
vios é muy buena gente que venia de Es-
paña; é fuesse derecho á Honduras, por-
que desde allí fuesse por tierra con su mu-
ger doña Beatriz de la Cueva que consigo
llevaba é con su casa ó Guatimala. Y co-
mo se dixo en el capítulo VII, avia ya
•-ludo en aquella tierra, quando la fue á
socorrer é sostener ú ruego de los espa-
ñoles, que allí estaban sin gobernador,
por la muerto del gobernador Diego Albi-
tez; y en aquello avia gastado mucho é
dexado en la tierra ganado é otras ha-
ciendas, é la avia restaurado con su bue-
na industria é descubierto minas ricas de
oro. Y en tanto (piel adelantado después
fué á España, metióse en todo el gobórna-
dorde Yucatán (I >n Francisco de Montejo,
porque Su Magostad avia dádole la go-
bernación de Honduras, é mandó que se
juntasse con Yucatán, é que la una é la
otra gobernasse el dicho Montejo.
Sobre estas cosas ovo algunas conten-
ciones entre ambos adelantados; y en efet-
to de voluntad de los dos se concertaron
en quel Francisco de Montejo dexó á Alva-
rado dicha gobernación de Honduras, pitra
que se juntasse con la de Gualimala, con
lanío quel Alvarado le diesse é dexasse el
pueblo de Suchimilco en la Nueva España,
con sus anexos é tierra, é mas la villa de
Cibdad-Real de Ghiapa, ques déla gober-
nación de Gualimala , para que se juntas-
se con Guatimala, ques cerca de Yucatán,
e mas de dos mili pessos de oro de minas.
I'] assi se fué el adelantado Montejo á Ghia-
pa é Yucatán, y el adelantado Alvarado
quedó en la gobernación de Honduras, é
la juntó á la de Guatimala, y enviaron á
suplicar á Su Magostad que lo admitiesse
é fuesse servido desto, como mas larga-
mente será (licito en el libro XL de la ter-
cera parle, donde se (rada do la gober-
DE INDIAS. I.IIJ. XXVI. CAP. X.
219
nación do Guatiruala, en el capítulo I del
libro.
A-si que, quanlo a esto no hay nías que
decir, sino di; aqui adelante proseguir la
historia eo lo que tocare á la gobernación
de Honduras, cuyo propriumenle aquesto
libro es, atento á lo quel tiempo nos avi-
sare é diere noticia de las cosas de aque-
lla provincia é gobernación.
CAPULLO XI.
I'c otras cosas ¿ particularidades de la gobernación de II. induras, é de las minas ricas de oro ¿pialo, ipje ,-,¡
uipjcllu tierra hay.
Jim el año passado de mili ó quinientos
y quarenta , en el mes de no\ iouihro , lle-
garon á esta cibdad cinco o ~e\ - hombres
que meresejeroo crédito en lo que aqui se
dirá, y entrellos un clérigo sacerdote é
buena persona, que se hallo pressente a
todo lo mas (pie de aquella tierra aqui so
ha dicho, desde el tiempo del capitán
Cfaripstóbal de Olil : el (pial reverendo pa-
dre 68 hombre sin pas-imi e muy conos-
cido en estas partes y en esta cibdad. Y
dife el. é los demás en conformidad, (pie
tienen por muy rica tierra aquella é de
mucho oro é plata , y encarescenla é Inan-
ia tanto (pie no se debe dtibdar, porque
del uno ó del otro metal han traydo su
parle, aunque no lanía como quisieran,
no por falla ni dispusieron de las minas,
sino por culpa de los (pie han gobernado
la tierra é de las alteraciones é diferen-
cias ya (lidias en los capítulos preceden-
tes, 6 por fallar gente é por no aver re-
posado el adelantado Alvarado allí. Por-
que desdo á pocos dias que fué con SU
muger, se passo á (iuatimala, después de
los conciertos de entre él y el adelantado
Montejo, é dió priessa á su armada é se
partió con ella por el mar del Sur; 6 sc-
gund estos dicen, él estaba en tan rica
tierra, que tenia poca nescessídad de yr á
buscar otra mas rica , ni creen quel la ha-
llaría tan abundante de oro é do plata ; ó
assi lo testifican ambos metales en lo que
aqui han traydo estos compañeros y este
clérigo. Y afirman que si gente allí hay en
cantidad, 6 que si Alvarado sosegara con
la (pie llevó y en la tierra estaba, que
ninguna parle de las Indias hay donde tan-
to oro 6 plata se sacasse, assi en la pro-
vincia de (Jala como en las minas de Ta-
yaco. Pero yo no le doy tanta culpa al
adelantado don Pedro de Alvarado como
estos le dan, poique ellos hablan lo que
quisieran, é yo sé que era ca valiere, é
que (pieria cumplir loque tenia capitula-
do con Su Magostad, é prometido cerca
del descubrimiento de la mar del Sur por
¡iqui lla parto. Dios lo encamino en su
sánelo servicio, y el tiempo dirá lo que
subeediore.
Jomando á Honduras, todos estos di-
cen, é otros de Crédito escriben, (pies
tierra muy sana é fructífera édo muy bue-
nos avies o aguas, ó de mucha montería
é Ibuohas aves, é do muchas é grande'
pesquerías, é de muy buenos pescados,
do todas las maneras que en oslas partes
los has . [.os mantenimientos ordinarios de
la tierra son mahiz, é cacabí, é batatas,
é ajes, é muchos mameyes, y en tanta
cantidad que aquestos son muy grande
mantenimiento para los indios. La yuca es
de la que no mala, é también do la otra;
é do la una é de la otra hacen cacabí é
vino dolía , é también hacen s ino del
mahiz. Iíovos muchos, é ciruelas de mu-
chas maneras, é guayabas, é todas las
otras fructas que en cssotras partes des-
tas Indias hay: muchos árboles del liqui-
dánibar , los quales árboles son hernio-
2-20 HISTORIA GENE
sos é grandes é comí blancos ; ó demás
de lo que delloseslá escripto en el libro X,
capitulo XV*, dicen estos testigos que he
dicho, quel fructo que llevan son como
arbejones luengos, é_que aquello que es-
tá dentro de aquellas vaynas también se
torna liquidámbar, y es mas excelente en
el olor y en sus operaciones quel otro,
ques como negro , ó que sale por las cu-
chilladas ó golpes, que lesdan á los árbo-
les: é questa fructa se cae por la mayor
parte, quando muy madura está, é á ve-
ces se queda en los árboles, é que allí
dentro de sus vaynas se hace espesa , que
siempre permanesce ' blanquíssirna como
un cristal ; é que hay mucha cantidad de
aquellos árboles, de que ningún caso se
hace para curarlos ni cultivarlos, sino as-
si como la natura se ha con ellos.
Los animales son ciervos é gamos é co-
nejos y encubertados é osos' hormigueros
é dantas ó vacas de la tierra ó churchas,
6 todas las otras salvaginas é animales
feroces de tigres é leones é de quantas
maneras se ha dicho que los hay en Cas-
lilla del Oro: é muchos gatos monillos é
de muchas maneras, é de aquellos que
llaman perico-ligero, é por consiguiente
de todas aquellas aves, questas historias
comunmente han tractado en la Tierra-
Firme; y en especial hay otras de la ma-
nera que agora se dirá.
Hay una ave ques mayor ó tamaña co-
mo un pavo , quel pico é los pies tiene
amarillos é de grandes pressas ó uñas, é
desde la mitad de los pechos para arriba
es el plurnagc muy negro, como un tercio-
pelo, ó desde allí para abaxo es á esca-
mas, una negra ó otra blanca, en tan lin-
do concierto ques el mas lindo plurnagc
• Oviedo hubo de añadir al libro X de la prime-
ra parte este y oíros capítulos, & que alguna vez se
refiere en esta segunda (Cap. VIH del presente li-
bro) y en la tercera , y cuyos títulos constan ade-
mas en la tabla original de la expresada primera
parte; pero desgraciadamente, ó no llegó á inge-
rir los cilados capítulos oportunamente en los tu-
AL Y NATURAL
que se puede aver visto : 6 assi baxa has-
ta todas las uñas calcado, é los ojos muy
hermosos , y en la cabeca un cuerno tan
luengo como un dedo, é derecho, de plu-
mas , negro é muy lustroso ; é si mira al
suelo, lo declina é abasa derecho hácia el
suelo , é aleando la cabeca, lo echa hácia
trás. La cola tiene corta, de la mesma co-
lor negra , é poco mayor que de una pa-
loma, é las alas muy recogidas. Es ave
de rapiña , é desque no halla otra cosa
que cacar , cébase en algún gato monillo
de las colas largas , que hay muchos de-
llos. Hay otras aves muy hermosas en el
pluma ge, é tiene cada una dos cuernos
levantados para arriba, como el buho,
pero mayores : é mandan aquellas plumas
ó cuernos con mucha facilidad , ó tráenlos
muchas veces trastornados para atrás, é
quando miran abaxo á la tierra, abáxanlos
hácia el suelo, y es cosa mucho de ver: é
también son aves de rapiña y defieras uñas
ó pressas. Hay unas águilas negras, como
muy fino é muy pulido acabadle , é gran-
des ó de grandes pressas , é comen mu-
chos de aquellos guabiquinajes , que hay
muchos en aquella tierra.
Las minas do Honduras son en la villa
que llaman Coma yagua, hácia el valle de
Vlanchp , trcynta y cinco leguas desta mar
del Norte, y especialmente digo las minas
de plata : é de un quintal de la vena se
sacan seys marcos de plata é dos pessos
de oro , y esto se ha visto ser assi por el
ensayo.
Hay muy excelente miel é mucha, 6
cera ; y el lugar, donde se cria esta bue-
na miel, se dice Celimonga: y también la
hay en Thepeaca.
garosa que los destinaba, ó se lian extraviado des-
pués. Acaso pudiera haber sucedido lo primero, de
lo cual persuade basta cierto punto el encontrarse
cu diferentes pasajes de toda la obra propuestas
a!. s enmiendas que no se hicieron por olvido,
según babrán podido observar los lectores.
Aqueste es el libro décimo tercio de la secunda parte, y es el trigéssimo segundo de
la Sutural y general Historia de las Indias , islas y Tierra-Firme del mar Océano,
de la corona é ceptro real de Castilla é de León: el qual tracta de la provincia ó go-
bernación de Yucatán.
PROHEMIO.
líjs de tanta violencia 6 tan poco perma-
nescicnte el eMado é señoríos desta vida
mortal, que aunque no quieran conoscer-
sc los hombres, é ver quán llaco es su
fundamento, el tiempo mesmo se lo cn-
Beña é acuerda, é dá á entender quán
breves son todas las cosas, en que los mun-
danos hacen confianza (dcstas temporali-
dades) para que no ignorando nuestras
culpas, mejor conozcamos á Dios, 6 como
hechura suya esté nuestra atención dere-
cha é fixa en lo que ha de ser perdurable
y sin fin. Y questo de acá sea, no para
mas caso hacer dello de lo que hacemos,
de una puente para passar un rio, ó de
una nao para hacer un viage é yr a Espa-
ña ó á otra parte , pues que todo lo del
suelo es para lo olvidar é dexar atrás, é
lo ques para adelante é infinito es la glo-
riaó pena, rpie desde aquí merosciéremos,
6 supiere cada qual chripsttano grangear
é adquirir para la otra morada, donde el
numero de los dias, meses ó años, lustros
ó siglos, son sin número ni fin é sin mu-
dañen- Y aun en estos mis libros los trac
el tiempo vacilando para la orden, conque
mi intento los ha traydo, quitando é po-
niendo diversos números en processo, has-
la tener mucha parte de la tercera parte
cscripta, á causa que quando passé del li-
bro XXIX de la gobernación de Castilla
del Oro , ó quise proseguir en el de la go-
• bernaciori de Honduras, se juntaron las
gobernaciones de la mesma Honduras é
222
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Yucatán , é hice de ambas un libro del nú-
mero XXX *, ó de allí passé adelante y es-
cribí con número de XXXI el libro que
(rada de la gobernación é conquista de
la Nueva España, que agora es núme-
ro XXXIII, porque después de aver mu-
cha parte del cscripto , se tornaron á di-
vidir las mesmas gobernaciones do Hon-
duras é Yucatán, quel adelantado clon
Francisco de Montejo tenia ; porque hico
cierta promutacion é truecos con el ade-
lantado don Pedro de Alvarado, al qual
dexó la gobernación de Honduras para
que se juntasse con la de Guatimala, quel
dicho Alvarado primero tenia , porque él
le dexasse á Montejo la villa de Cibdad-
Real de Chiapa, que era de la goberna-
ción de Guatimala , é se juntasse con Yu-
catán, é dióle mas en la Nueva España
la población de Sucliimilco é su tierra é
dos mili pessos de oro al dicho Montejo.
Por manera que en este estado dexé yo
la continuación del dicho libro XXX , que
era , como he dicho , primero dedicado a
Honduras é Yucatán , é por se aver apar-
tado de aquellas gobernaciones se conti-
núa con sola la gobernación de Honduras
aquel libro del número XXX , el qual as-
siento ó señorío está a cargo del dicho
adelantado don Pedro de Alvarado.
Agora conviene, para no se interrompir
la orden principal y estilo que estas ma-
terias llevan en esta cuenta de los libros,
quel pressente con nombre de XXXII, sea
intitulado á Yucatán. É assi yré breve-
mente en el primero capítulo apuntando
lo que á esto toca (porque está mas luen-
gamente dicho en otras partes del origen
é descubrimiento do Yucatán), é lo demás
yrá escribiéndose como el tiempo nos lo
manifestare , é lo entendiere yo , en tan-
to queste exerc¡c¡o me turare.
CAPITULO I.
En que sumariamente se Iracta lo que hace al propóssüo de la historia é gobernación é descubrimiento de
Yucatán hasta el año de mili ¿ quinientos é quarenta y un años. **
Uno de los milites que passaron á Tier-
ra-Firme con el gobernador Pedradas Dá-
vila , el año de mili é quinientos y cator-
ce, fué Francisco de Montejo; é aquel
mesmo año, quando los trabaxos é muer-
tes que ovo en la cibdad del Dañen sub-
cedieron, se fué de aquella tierra, como
lo hirieron otros muchos , 6 se passó á la
isla de Cuba, donde militó debaxo de la
gobernación del adelantado Diego Yelaz-
quez, é por su mandado desde allí fué é
se halló en el segundo viage del descubri-
* Ni aun esta numeración subsistió después, co-
mo habrán advertido los lectores: el libro que trata
de la gobernación de Honduras, y en el cual nana
Oviedo su reunión con la de Yucatán , quedó sien-
do el XXXII, ingiriéndosc por tanto el XXXI y
corriendo la numeración del XXX dos libros.
" En el MS. original que tenemos presente se
•miento de Yucatán é de parle de la Nue-
va España , en compañía é debaxo del ca-
pitán Johan de Grijalva. E después volvió
á aquella tierra con el capitán Hernand
Cortés, donde sirvió muy bien, é fué uno
de los que en aquella Nueva España fue-
ron aprovechados, como mas largamen-
te esto é otras cosas que tocan á Montejo
se traclaron en el libro precedente en el
capítulo IX; y el descubrimiento de Yu-
catán puntualmente eslá éscripto en el li-
bio Mil, que tracta de la gobernación
lee además, aunque Borrado al parecer de mano del
mismo Oviedo: ((Conforme á lo que ha venido á no-
ticia del historiador dcstas materias; y porque ya
aquéllo eslá dicho, referirlo ha este capítulo, por-
que ni el lelor se canse con dobladas lociones de un
tenor, y porque su origen es en la historia donde
qiK'd i puesto. o
DE INDIAS. I.IB. XXXII. CAP. I.
223
de la isla de Cuba, en la primera parle
destas historias, y cd el capitulo III, ó
tiende en adelante. Después de lo qual
passó á conquistar é pacificar á su costa
con una buena armada Francisco de Mon-
te jn, é por sus servicios Su Majestad le lu-
co noble, é le «lió titulo de adelantado, 6
le mandó llamar don Francisco. E como
he dicho en el alegado é precedente libro
se dice lo demás, 6 como por la. muerte
del gobernador de Honduras , Diego Albi-
tez, el Emperador, nuestro Señor, man-
dó juntar la gobernación de Honduras con
e-la de Yucatán, e de l.i una e de la otra
fuesse capitán general e gobernador el (li-
dio adelantado don l'rancisco de Monle-
jo, é assi lo ha -culo algún tiempo hasta
el año passado de mili é quinientos ó
treynla y nueve, que fué allí el adelan-
tado don Pedro de Alvarado.
É entre los dos adelantados avia cier-
tos debates ó diferencias , como se divo
en el libro antes deste, en el capitulo X.
E para bien de paz, e porque á cada uno
dellps les paresció (pie assi le convenia,
se concertaron, como allí lo dice, é le
dexó el adelantado Monlcjo la goberna-
ciónde Honduras, para quel adelantado
Alvarado la juntasse con la de Guatimala:
e ,i el le quedó la que se tenia de Yucatán
con mas la villa de Cibdad-Real de Chia-
pa, que era de la gobernación de Guati-
mala, para que la tenga é junte con Yuca-
tán, de donde está vecina é anexo é á su
propóssito ; é mas, le dió en la Nueva Es-
paña el dicho Alvarado el pueblo de Su-
chimilco 6 su tierra, ques muy buena co-
sa, é dos mili ju-ssos de oro de minas. E
con este concierto quedó Alvarado en las
gobernaciones é Montejo en la de Yuca-
tan con el dicho acrescentamicnlo de
Chiapa, á la qual concordia é trueco dió
buena conclusión la prudencia del tercero
(pie entrellos anduvo é los concertó, que
fué el licenciado Pedraca . electo del obis-
pado de la mesma gobernación de Hon-
duras; é á ruego de los dos adelantados,
lile a España . para dar relación á su Ce -
sárca mageslad desta convenienca , é á le
suplicar la ajirobasse, por ser para mas
ser servido, é .i le dar noticia del estado
de aquella tierra é de otras cosas ( (mu-
ñientes á su real servicio.
CAPITULO II.
El qual Irada del discurso desta historia de Yucatán é de muchas particularidades i nuevos é maravillosos
notables que á esta historia compelen: c nácese relación de los caños, que se hallaron en la mar, de agua
dulce, é oirás cosas muy dinas de oyr.
Como algunas veces he dicho en estas
historias (y como so vcepor laexpiricncia)
(pie la mayor parle de los hombres (pie á
las Indias Vienen, es por ser movidos de
su propria cobdicia , é no como los que
son de orden sacra lo atribuyen, al celo
que publican de servir á Dios, é otros por
servir al Iley ; torno á decir que los unos
ó los otros con todas las oirás gentes, do
qualquier calidad (pie sean , navegan 6
passan acá por sus proprios interesses,
puesto que los menos consiguen tanta can-
lidad de oro como dessean ó tomarían, si
no estuviesse tan guardado por los incon-
vinientcs é trabaxos , que son la llave ó
custodia de los thessoros, que vienen á
buscar nuestros españoles (y en su com-
pañía otros muchos de diversas nasc/io-
nes). Ydc mili hombres que de España sa-
len para estas Indias, no como los nove-
leros y libros apócriphos é vanos , que en
estos tiempos algunos componen , dicen
que acaescJa en fabulosas cuevas de má-
gicos, donde en algunas, si diez entraban
224
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
á aprender aquel condenado arte, queda-
ban los ginco , y en otras mas ó menos, é
volvían los demás, segund á los desva-
riados auctores" les paresge é quieren or-
denar su falsa é mentirosa novela , ni co-
mo en aquel rea! del crudo é primero em-
perador de los tártaros , llamado Cingis-
can , que teniendo cercada una cibdad de
los quitaos, faltando los mantenimientos,
hacia que de diez de sus soldados matas-
sen el uno, é aquel comían, hasta que tomó
la cibdad . etc. 1 ; acá en estas nuestras In-
dias de los mili que vienen, no tornan cien-
to ni aun cinqüenta á sus patrias , é á ve-
ces de treynta, no escapa alguno, como
por estos nuestros volúmenes se pue-
de ver. Ni me paresge que á estos nues-
tros milites quadra aquella auctoridad
que dice: «El fructo, que debe prece-
der á los otros, es aquel que cuesta menos
é con menos costa se coge. » 2
El oro que en estas partes se ha visto é
hallado, é lo que hay en sus nascimientos
y en la tierra, es tan grandíssima suma,
que no se puede comprender por su infi-
nidad: é pura yrlo á buscar á las minas,
no se pone estorbo á quien en ellas se
quiere ocupar, ni los officiales del Rey
dexan de dar licencia para ello á quantos
se la piden. Pues para aver lo que está en
poder de los indios que quieren la paz,
nunca se le paga á sus dueños con igual
equivalencia, sino dándoles por un marco
ó dos de oro un cascavel ó una aguja ó
un par de alfileres, 6 assi á propóssito
cosas de poquissimo valor : é para sa-
car lo que está en poder de los in-
dios de guerra, es otra manera tan dificul-
tosa, como desta legión adelante oyreys.
De manera que bien mirada esta cuenta é
sacada en limpio, mas caro es el oro acá
de lo que los ynorantes é los sabios sa-
brán congeeturar , ni los cobdiciosos esti-
i El Anlli. de Florencia , Ift. XIX, cap. 8, 8 17
en su primera parle historial.
mar, pues para que uno sea rico, pierden
las vidas veynte hombres é aun á veces
ciento. E porque desfa materia la mas
clara relagionque yo puedo dar en ella, es
remitir al letor á esta mi historia , oyga é
note las cosas desta gobernación de Yu-
catán é de los españoles que en ella han
militado debaxo de la gobernación del
adelantado don Francisco de Montejo ó de
su teniente, el capitán Alonso Dávila.
Junto con esto desseo que no falte aten-
ción á los que quisieren entenderme, é
oyrán una buena suma de trabaxos exce-
sivos, é por ventura nó probados con tan-
to esfuerzo é ánimo por otros hombres ; é
después que bien informado quede el que
lee , páresse á pensar en cada cosa des-
tas , é verá quánto mas dulce es la mone-
da adquirida del mercenario, que con un
agadón en el hombro s.ale en mi tierra (ó
castellana patria) por la mañana á la placa
á esperar quien le pague su fatiga é jor-
nal , ó el del pastor que en el campo atien-
de la rigurosidad é velos é tempestades
del invierno en nuestra España, ó el suel-
do del soldado en Italia é do quiera que
por allá exergilada sea la miligiá'. Pues
que) del agadón á la noche descansa en su
cama ó domigilio, y el pastor no está sin
gamarro é bien sostenido, é si un dia ha-
ge frió, tampoco le falta lumbre ni otros
socorros, con que se comporte é abrigue,
ni su cabana donde se acoja : niel soldado
en Italia , no pelea cada dia , sino los me-
nos , é demás de ganar su sueldo é otras
aventuras,.con que se comportan é reme-
dian los trabaxos de la guerra, que no
son, como digo , en todo tiempo ni de una
manera , antes quando mas fatiga é falta
tienen comen á discregion (ques una muy
discreta cosa comer sobre los villagcs é
los pobres labradores donde están a pos-
sen lados). Tod" lo (pial ni es semejante líi
2 Plin., lib. XVIII.cap. V.
DE INDIAS. LIB.
igual comparación con lo que en estas par-
tes é ludias nuestros españoles han expe-
rimentado á costa de su discreción é pro-
pn.is pidas é sangre: é aun algunos que
lian querido ser mas diligentes, también
lian perdido las ánimas como los cuerpos,
bí es licito Bospechario los (pie son cathó-
IÍCOS. E para que con mas orden se con-
tinúe esta historia , tomarla he algo mas
atrás, aunque sumariamente haga men-
ción de lo que en ella >e ha á pedamos to-
cado en los liliros procedentes.
En esta historia de Yucatán , como ha
costado muchas vidas, ó de los muer-
to- lio podemos aver infi Mlliaeii MI dellos,
»'■ de los (pie quedaron vivos, aunque
avenios visto algunos, y eSBOS aunque
padescieron su parte, no saben decirlo,
como acontece á la mayor parle de los
liomlires, ni tienen hahilidad para (lar-
lo á enlender, como dic ho es, para (pie
la historia tenga su medida cierta, ni yo
la he alcanzado hasta ser llegado quas-
si al fin del año de mili é ipiinientos é
quarenta y uno, (pie permitió Dios que á
esta cihdad viniesse un cavallero de la
Orden militar de Sanctiago, llamado don
Alonso Luxan, persona de crédito é de
buena memoria, (pie apuntadamente me
satisfizo su relación como aquel que per-
sonalmente se halló con el capitán é te-
niente Alonso Dávila á lodo lo (pie regla-
da é suhcesivamenle dirá la historia , con-
tinuándose los sulicessos, de (pie (nielarán
los capítulos, (pie con este serán depen-
dientes : que en la verdad me paresce que
es un nuevo modo de conquista é de pa-
descer. Juntamente con la qual relación
so dirán muchas cosas notables é de ad-
miración para todo gentil é peregrino en-
tendimiento ; é aun algunas cosas de las
que aqui se dirán, son muy diferentes é no
oydas entre todas las que hasta este libro
en los precedentes se han explicado, é
XXXII. CAP. U. 22o
para que nos acordemos de dar muchas
gracias á Dios, sintiendo las diferencias
de-tas pro\ incias e de las genles dolías, o,
para maravillar al que oyere la excelen-
cia de tan gentiles alientos 6 ánimos de
aquestos conquistadores, aviendo respec-
to á su poco número do españoles, é á la
grandissima moltitud de los contrarios,
contra quien debatían é pelearon, no fal-
lándoles esfuerco para resistir ¡numera-
bles adversidades , sobrándolos ó aumen-
tándose cada hora muchas desaventuras
é estorbos é desastres; con mucha sed é
hambre, 6 con tantos é tales impedimen-
tos, que será imposible decirse todo, si
no fuero con alguna parle dolió, significan-
do lo demás, dequeno se hiciere mención.
.Ni se puede Bpspecharque humanas fuer-
cas pudiesson comportar lo questOS sufrie-
ron , sino por serlos |)¡os favorable, pues-
to que Sancl Gregorio en sus Morales di-
CO, que el uso alivia lodas las cosas'; y
asM es de creer rpie como varones (an ha-
bituados íí mala vida é de (anta fatiga,
con la costumbre de su sufrimiento, mc-
rescieron ver el fin (pie la historia aqui
expresará, aunque no tan bien escripto
como yo quisiera que mi pluma lo supie-
ra encarescer, ó mejor diciendo, dar á en-
lender á lo- (pie fuera deslas buhas lo lee-
rán; y cómo les aconlesció desde el mes
de mayo de mili é quinientos é veynte y
ocho, que partió el adelantado don Fran-
cisco de Montejo del puerto de Sancl Lú-
car de Barrameda, con dos naos grandes
ó trescientos y ochenta hombres , é vino á
esta cibdad nuestra de Sánelo Domingo,
donde tomaron refrescos é cmqücnta y
tres caballos é yeguas; 6 desde á pocos
días que aqui estuvo esta armada prosi-
guió su camino, é llegó á Cocumel quassi
á fin del mes de septiembre del mesmo
año.
Aquella isla de Cocumel está enfren-
Tomo III.
( Moral. sol>rc el cap. de Job XI c XII.
20
226
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
te 6 & tres leguas de la Tierra-Firme de
Yucatán, é hay tres pueblos en ella, é tie-
ne de circunferencia hasta vcynte leguas,
poco mas ó menos. É allí fueron resgibi-
dos de paz é repossaron ahí quatro dias,
é el último dellos se passaron á Yucatán,
é tomaron puerto á media legua de un
pueblo de indios, que se dice Xala; é por
no saber la tierra, pararon allí en un pal-
mar junto á una ciénega, en lo peor de toda
la provincia é gobernación, á causa de lo
qual se murió mucha parte de la gente do
los españoles. É conosgiendo el goberna-
dor el descontentamiento que en todo el
exérgito avia, higo echar los navios al tra-
vés , por aprovecharse de la gente é ma- .
rineros en la conquista é que no se le fues-
sen a la Nueva España, que con6na con
aquella gobernación de Yucatán.
Muchas veces sospecho que se debia
acordar Montejo, que seyendo un pobre
hidalgo passó á buscar la vida á estas In-
dias, é que cómo se halló en la conquista
de la Nueva España, medró en ella, c fué
con tantos dineros después á España que
se heredó muy bien en su patria, en Sa-
lamanca, de donde es natural, é que hi-
go un mayorazgo de trescientos mili ma-
ravedís de renta ó mas, que le debiera
bastar, si su ánimo inquieto le dexára so-
segar, é no tornara á lo vender todo por
Be emplear en cosas mayores, é volver a
lo- trabados passados de las Indias é á
otros mayores, que le estaban esperando.
Por manera que estando en Ta nescessidad
núes dicha, siguióse que no llevando ni
teniendo lengua, quiso Dios que un cava-
llero de su compañía, llamado Pedro de
Añasco, natural de Sevilla, aprendió la
lengua en muy poco tiempo, é fué desla
manera: que platicando un dia con un in-
dio, sin se entender el uno al otro, el in-
dio le dixo: machucara ((pie quiere decir
cómo so llama esto?); y el Añasco no le en-
tendió, é tornó por respuesta á decir ma-
chucara, señalando una cosa, y el indio
le dixo el nombre de aquella é de otras,
diciendo él machucava. É por sola esta
palabra alcancó é supo la lengua toda, é
con la continuación della se higo gentil in-
térpetre : lo qual fué mucho remedio pa-
ra los chripstianos, que quedaban.
En aquel mal sitio se descargaron los
navios é se higo una casa grande de pal-
mas, donde se metió la ropa é se apos-
sentó el gobernador é su gente lo mejor
que pudieron, en tanto que se hagian
otras casas. É se higo una villa, que se
llamó Salamanca , y harto manca , ó de
todo falta de la sgiengia y noblega ó fer-
tilidad de la otra, por cuya memoria se
le dió tal nombre: en la qual se murie-
ron otros muchos españoles; é digo mu-
chos, por el poco número que todos
eran. Y entre las otras causas de sus
muertes, assi como la falta de basti-
mentos é de todo lo nesgessario, é de las
malas aguas é nuevos ayres, los murgié-
lagos mataron mas de los quarenta , que
son tales é tan pongoñosos como se dixo
en el libro XIV, capítulo VII, de la prime-
ra parte destas historias.
Viéndose perdido el adelantado, salió
de aquel mal assiento, dexando allí hasta
quarenta personas enfermos é mancos y
en extremada nesgessidad , é siguió por
la costa adelante hágia la Nueva España,
con intención de buscar sitio, donde pu-
diesse mudar la vivienda y el pueblo ques
dicho. E paró á quinge leguas de allí, en
un pueblo de indios llamado Pole, en el
¡pial se le murió quassi la mayor parle dé
la gente que le quedaba , y él estuvo muy
al cabo de la vida ; á lo qual dió causa la
hambre é otras muchas nescessidades , é
si no fuera por los caballos, qué andaban
sueltos é relinchaban é servían de velas,
é de su temor é relincho los indios se apar-
taban , no escapara hombre de los chrips-
tianos restantes en aquella tierra. E cómo
tuvieron alguna mejoría, salió de allí el
gobernador con noventa hombres, queesi
DL INDIAS. I.lll.
XXXJI. CAP. II.
(aban para trabaxar, aunque flacos 6 no
todo» sanos, 6 quedaron veynlc enfermos
qué no pudieron salir por su mala dispu-
sieron, é quedó allí toda la ropa do los
unos e de los otros, a los (piales que assi
quedaron, mataron los indios.
l'A gobernador entró la tierra costa á
costa, é los indios desafean los assientos
é huían la tierra adentro, e desta manera
fueron hasta ponerse en el paraje de la
isla de C.ocumcl , de la qual se hieo men-
ción de susso; y acaso passába el caci-
que, señor de aquella isla, que se decía
Unopate, á la Tierra-Firme con mas de
qual rocíenlos indios en canoas, que yba
á las bodafl de una hermana suya, (pie se
ea-aha cu la tierra de la inesma Yucatán,
el qual atendió á loa chripstianos de bue-
na |iaz, é les dio de comer de lo que lle-
vaba ; é por este socorro, mediante Dios,
qne fué quien lo proveyó, no se acalla-
ron de perder. £ divo este cacique al go-
liernador que le esperassen allí el e los
chripstianos: quél yria á hacer de paz los
indios de adelante , donde los esperaría.
!•] assi lo cumplió, e hieo dé paz un pue-
I ilo llamado Mochí . de hasta eienl casas
Inicuas é muchos i¡ncs, (pie son sus tem-
plos ú oratorios de piedra muy bien la-
drados; é allí allegaron loa chripstianos é
fueron en paz resciliidos, é les dieron mu-
chas gallinas de las grandes, (pie son co-
mo pavas, é muchas tortillas c leche de
mahiz; é les mostraron é abrieron el ca-
mino para yr adelante, el qual continua-
ron é fueron hasta una cabecera de una
provincia, junto á la mar, que se dice
Belmá* é hallaron toda la costa muy po-
blada.
En aquel pueblo , un hidalgo (pie se de-
cía Palomino, que era alguacil mayor,
dio un palo á un su criado, é fue tal el
golpe, que lo mató; por lo qual el adelan-
tado le hieo cortar la cabeca. En aquel
mesmó pueblo le hicieron un pressente de
oro, en que avia dos joyas ó patenas bue-
nas, é la una le pusieron al gobernador al
cuello, é la otra á la lengua Añasco, al qual
llamaban los indios Alquin, que quiere
decir hijo del sol, porque en aquella len-
gua al quiere decir hijo, é (¡uin llaman al
sol. Allí vinieron de diverssas partes é pro-
vincias muchos indios caciques é señores
de paz, por ver qué gente eran los chrips-
tianos., e para que les mostrassen los ca-
ballos que llevaban, que era para aque-
llas gentes una cosa de mucha admiración,
e por toda la tierra volaba la lama de ta-
les animales. Y el adelantado hieo sacar
un caballo, que avia llevado de pastilla,
ensillado y enfrenado, e con un peí ral de
caseaveles. e teniéndole un chripsliano del
(lie-tro. aunque no estaba gordo, era re-
gocijado, e meneábase de una parle á otra
locano é de buena gracia: é fue tanto el
espanto en ellos, que algunos huyeron, en
viéndole, é otros mas pusilánimOS se ca-
yeron, é amortecidos en tierra é oyéndolo
relinchar , lales ovo que ni OVÍeron me-
n ister pildoras ni mejor purga para des-
pedir por baxo, de tal manera qucl he-
dor era incomportable , con que <e acabo
aquella liesta.
Desde ¿i dos meses (pie allí descansaron
el adelantado é su gente, passaron ade-
lante por muchos pueblos de mili casas e
de quinientas e mas é menos, ó vieron
muchos e buenos assientos donde pudie-
ran poblar, si osaran, é (leváronlo de ha-
cer por ser los españoles pocos é los in-
dios muchos. Kn lin llegaron á un pueblo
de cinco mili casas, que se dice Conil, é
allí salieron los indios á los rescebir, é les
truxeron canoas por tierra sobre parales
ó á fuerca de bracos dos leguas: é pues-
tas dchavode ramadas á la sombra, vacia-
ron en ellas mas de tres mili cántaros de
agua , e pusiéronsclas en paradas á tre-
chos, é como es dicho, debaxo de muchas
ramas con mucho mahiz ó gallinas de las
que de susso se dixeron é leche de mahiz.
De manera que assi los chripstianos como
282
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sus caballos, lo tenían todo muy sobrado,
aunque fuessen veynte tantos: é de media
en media legua, en término de quatro
leguas de despoblado , estaba el refrige-
rio repartido, y era tanta la gente que
concurría y en essa población hallaron,
quel gobernador estuvo algo suspenso ó
con temor de se apear; pero en fin lo higo
por no mostrar flaqueca , é lodos los .espa-
ñoles se aposentaron lo mas sociable é
juntos que pudieron, haciendo buena vela,
é teniendo siempre apercebidos seys de ca-
ballo de noche ó de día. É ponian sus ata-
layas sobre árboles, de que toda la tier-
ra es abundante é llana, é hay algunas
manchas de savanas, é todo lo demás es
arcabucos, ó tierra de muchas é dive'rs-
sas arboledas, é de tal dispusieron todo lo
que anduvieron, que en mas de tresgien-
tas leguas ni hallaron ni vieron sierra al-
guna ni rio, exgepto que avia pocos muy
buenos de dos bracas de hondo , é algu-
nas fuentes gentiles, al propóssito de las
(piales se dirá aquí un notable de mucha
admiración, y es aqueste.
Yendo caminando por la costa , vian
dentro en el agua salada de la mar sur-
gir sobre la superficie de la agua salada
manantiales para arriba, de agua dulce,
(pie rompian é subían sobre la salada á
borbollones: y entraban los chripstianós
á caballo en la mar hasta darles en los
estribos, ó bebían é tomaban agua en
aquellos surgideros ó fuentes , que se lc-
\ antaban dulces sobre la dicha agua sa-
lada ; y estos eran tantos, que no se po-
dían en algunas parles contar por su mu-
cho número. É en parte avia que algu-
nos estaban mas en lo hondo é tanto
desviados de la costa , que acaescia en-
trar nadando él de á caballo hasta ellos; é
todos eran de muy excelente é clara agua.
E aquel surgir ó levantarse en alto no era
caño derecho é continuado, sino á golpes
muy continuos y espossos hácia arriba,
saliendo un cobdo ó mas é menos encima
del agua de la mar, como si hirvieran,
segund su celeridad ó presteca ; pero no
caliente el agua de tales manantiales, si-
no fria ó suave é tal, que todos elegían
que era la mejor que pudiesse aversc vis-
to , é sin que los ríos mas famosos é fuen-
tes mas loados Ies hiciessen ventaja.
Allí higo el adelantado hager un juego
de cañas por festejar los indios que degian
ser sus amigos , é por el buen tractamien-
to que en ellos hallaron, é como suele
acontesger, cayeron algunos españoles, de
que se rieron mucho los indios. É porque
al gobernador le pessó dello, higo que se
les diesse á entender que los que avian
caydo, avia seydo porque ellos lo quisie-
ron hager á drede , é assi higo dar caba-
llos á otros que no eran diestros gineles,
é cayeron. En conclusión los indios cre-
yeron que no caian los chripstianós sino
por su placer, 6 quándo é de manera que
hacerlo quisiessen.
Assi para quel Ictor descanse, como
por quedar la legión en lugar señalado,
guando la quisiere dexar por su passa-
tiempo é recreación, é porque con mas
sabor vuelva á ella alentado, me pares-
ge ipies conviniente que los capítulos no
sean muy prolixos, y que para este basta
lo qüe está dicho.
DE INDIAS. LIU. XXXII. CAP. III.
229
CAPITULO III.
lie lo que shbccdió al adelantado don Francisco de Monlejo, desde que salió con los españoles, que le que-
daban del pueblo de Conil, é de la república ¿justicia del pueblo llamado Cachi, c de los árboles del en-
pienso 6 su contraclaoiun, é déla grandísslma poblaeion llamada Chuaca *, é de otras cosas que subcedie-
ron en aquella conquista.
Cion mucho ouydado he vivido conti- torpes , é otros groseros , ó otros apassio-
DUando estas historias, viendo qnán coxa
c ímperfetta quedaba enlre lodas. é por
l.i mas abatida e olvidada aque-la de Yu-
catán, porque siempre sospeché, aviendo
respecto á su descubrimiento é al sitio é
paralelos de mi n-sienlo, que era imposi-
ble ser menos fértil é poblada que las
otras tierras de su- eonlines. Y. aunque de
algunos oia(|uu la loaljan, era por términos
c palabras de personas de poca pruden-
cia e de l>axo entendimiento, é que quan-
do interrogándolos medelenia, me ayu-
daban á perder el tiempo mal satisfacién-
dome , hasta que topé este cavallero don
Alonso de Laxan, que assi por su buen
natural é habilidad, como por la mucha
parte que como testigo de vi-la le cupo
destos trabaxos que aquí se memoran, lo
sabia muy bien entender é decir para (pie
los que no lo vimos fácilmente lo compren-
damos, y en especial los que alguna noticia
é curso tenemos de las cosas deslas par-
tes. K una de las cusa- que á mí me han
dado mas fatiga, buscando informaciones
é inquiriendo estas materias, no ha seydo
lauta la (pie siento en escribirlas todas de
mi mano . aunque passan di' lies mili plie-
gos de papel los que he borrado y en-
mendado é rcescripto una é dos é mas
veges, quundo me han fatigado algunos
* En el Códice original se lee adornas en este
epigrftfe, bien que tachado al parecer de mano del
mismo Oviedo : «é la batalla que allí ovieron con
ulos indios é de otra que mas adelante les dieron
i'los indios de Aqu é en ambas ovieron villoría
jilos chripstianos; é. de los grandes pueblos por
»donde passaron hasta que volvieron á la villa de
«Salamanca : é cómo el adelantado fué por la mat
j'hasla un pueblo que se dice Chitemal, é su te-
nados, e oíros verdaderos. Knlre los (¡lía-
le- diverssos relatores he andado midien-
do e averiguando é atendiendo al verda-
dero discurso ¡pie sigo en las cosas, don-
de soy ausente ó constreñido á creer á
otros ó a quitarles el crédito por mi esti-
mativa: de los quales escrúpulos en el
pressente libro yo soy libre, por el con-
cepto, ipie á don Alonso de Luxan se le
debe, é a la buena expresiva con quél
platica en e-ia armada del adelantado don
I rancisco Montejo, desde quella se prin-
cipió hasta que se acabó, cómo adelante
se dirá, continuándola historia, di' la qual,
hasta questa gente llegó al pueblo dicho
Conil. contado se ha en el precedente ca-
pítulo. Queda agora de decir en conse-
cuencia cómo desde Conil guiaron los in-
dio- á los cliripslianos desde á dos meses
(pie allí e-laban , lies leguas adelante á
Otra población que se dice Cachi, en el
qual camino de inedia á media legua, co-
mo la historia lo lia dicho, les tenían otras
ramadas, en que av ia muchos cántaros de
agua é bastimentos é muy abundantes,
aunque fueran muchos mas los hospeda-
dos.
lin aqueste lugar avia una placa bien
grande, en medio de la qual estaba hin-
cado un máslel derecho como un árbol de
»nionle Alonso Dávila yba con cierla gente por
ulicrra; c cómo se volvieron á la dicha Salamanca
»por la industria de un mal chripstiano Iraydor que
«estaba é vivia enlre los indios , llamado Goléalo,
«marinero: é cómo después fué por mar en una
wcaravela suya á la Nueva España é Iruxo genio
»á un pueblo que se dice Tabasco, al qual recogió
»ásu tenicnle Alonso Dávila é á los pocos españo-
les que de su gente le quedaban.»
230
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
una nao, liso ó puntiagudo, el qual servia
lo mesmo quel rollo donde se hace justi-
cia entre cliripstianos, aunque con grand
diferencia en la forma de la execugion de-
lta, porque decían los indios que hinca-
ban ó empalaban allí espetados vivos los
malfechores, assi como ladrones, é los
adúlteros, que tomaban las mugeres casa-
das é sin casar, sin licencia de cuyas eran,
é por otros delictos.
Avia mucho concierto en esta repúbli-
ca , é tenian muy grand tiánguez ó placa,
con muchos tractantes é mercaderías , as-
si de bastimentos é cosas de comer, co-
mo de todas las otras que entre los natu-
rales allí se compran é venden ó truecan.
E avia sus almotacenes é jueces en una
casa junto é á un canto de la plaga , á ma-
nera de consistorio , donde se determina-
ban todos sus letigíos en pocas palabras,
sin aleada ni apelación, sino del pié á la
mano, sin quel sol se passasse ni hora en-
tera se cumpliesse, ni cosa se escribiesse,
ni derechos ni tuertos se llcvasscn á nin-
guna de las partes , dando á cada uno lo
que era suyo justamente.
Desde á dos dias passaron nuestros es-
pañoles á otro pueblo que está dos leguas
adelante, é muy mayor, el qual se dice
Cincimato. En este espacio de dos leguas
están lodos aquellos llanos é campos lle-
nos de árboles de cnciensso, muy curados
é limpios, porque desla mercadería hay
allí muy grand tracto é cargaron para
otras partes, assi para perfumar sus (¡ues
ú oratorios e gastarlo en sus sacrificios 6
mortuorios, como en otras cosas, de que
bc sirven dello. L-lo> árboles son muy gen-
tiles 6 frescos é grandes, y es para aque-
lla gente grande é útil mercadería, por-
que mu hay encienssoen loda la provincia
sino allí : é para lo sacar, corlan en el ár-
bol ('■ hacen en él un vaquo lanío quanlo es
un puño cerrado: é vaquado aquello, allí
poco á poco se destila 6 corre allí aquel
licor, é se espessa 6 hace, quejándose, el
cnciensso ; é de allí lo toman, y es como
el mesmo enciensso é con el mesmo olor,
y desto grandíssima abundancia. E cómo,
esta gente yba con tanto temor como la
cantidad del cnciensso, é aquel sahumerio
no era bastante para se le quitar, no se
detuvieron allí mas que aquella noche: é
luego, como amanesció el siguiente dia,
se partieron, é á otras dos ó tres leguas
adelante llegaron á otro pueblo tan gran-
de, que á medio dia que comentaron á
entrar en él , no desando de andar hasta
que allegaron á la casa del cacique, donde
el gobernador possó , era hora de víspe-
ras sin salir de la población. E todas las
mas casas eran de cantería , é sus orato-
rios ó qiies muy extremados de buena la-
vor: é aqueste pueblo ó cibdad se llama
Chunca , é toda la mayor parte de la ve-
cindad es de señores é cibdadanos é mer-
caderes é gente muy polida en respecto
de las poblaciones ques dicho ; las quales
son subjetas á esta república ó cibdad de
Chuaca.
Después que se ovieron apossentado los
chripstianos , cssa mesma noche se fueron
los indios é doxaron vacio el pueblo con
lodo lo que tenian de mucha ropa é pro-
visiones de aves é mahiz, con pensamien-
to de dar otro dia sobre los nuevos hués-
pedes, como lo hicieron. E quando fue-
ron las diez del dia , volvió mucha gente
sin gritar ni hacer las alharacas que sue-
len hacer (gritando é tañendo atambores
é unos caracoles que suenan como voci-
nas), sino muy sosegados é con lodo silen-
cio dieron de sobresalió en los españoles
con grande ímpetu. E quiso Dios (piel, ade-
lantado, que también velaba su quarlo,
se hallo á caballo: e con lanloánimo, como
si muchos cavalleros á par del eslovieran,
solo dio en los indios, é puesto (pie han
iinieho temor de los caballos, por su buen
esfuerco , entrando é saliendo , se revolvió
de (al manera con los enemigos , que les
hico mucho daño é los detuvo tanto quan-
DE INDIAS. Llü.
XXX11. CAP. III
(o ovieron lii'mp<j los ehripstianós de salir
á caballo é á pié é juntarse para su defen-
sa. Estos iridios son flecheros é no tienen
hierva; pero son buenos punteros, é los.
hierros de sus saetas son de pedernal 6
muy malos, porque (mando hieren, se
desgranan, qucs peor que la niosma heri-
da. E también pelean muchos dellos con
rodelas é lancas corlas de doce ó quince
palmos, con hierros assimesmo de pe-
dernal. En esta batalla murieron este día
diez o dore cliripsl ianos, que andaban der-
ramados por el pueblo, en equivalencia
di' los quales muriiTou muchos indios, y
entre ellos diez de los principales.
Otro dia siguiente vinieron de paz, é
de>de .i dos dias después de hechas las
ami-lades, el gobernador é los españoles
se passaron delante á otro pueblo que se
dice Aqu, tan grande como el que se ha
dicho, é todos aquellos pueblos están á
una legua y media é á poco mas ó menos
de la mar.
Esos indios que les llevaron la- cargas
dixeron á los españolea que los indios de
Aqu lenian concertado de malarios á la
entrada del pueblo, lo qual no era a~si;
antes quando allegaron.-eran v dos del pue-
blo los vecinos del, ó huyeron porque es-
tos de (iliuaca les avian enviado á decir
que los chrípstianos yban con determina-
ción de matarlos é hacerles guerra é to-
marles las mugeres. Por manera que
({liando los nuestros entraron en el pueblo,
halláronle solo é muy bien proveydo, 6
los indios de Chuaca , que yban con los
ehripstianós , saquearon las casas é carga-
ron de quántO bien les paresció é qui-io-
ron, é se tornaron á su pueblo é.dexaron
allí á los ehripstianós. Otro dia vinieron
los de. Aqu de guerra , é como el ade-
lantado estaba sobre el aviso, anticipóse
a la defensa como buen capitán é diestro,
6 hico grand destroco en los contrarios,
é murieron muchos de los principales *é de
la otra gente común, sin que muriesse
chripstiano, puesto que algunos ovo heri-
dos ¿ también d(! los caballos; pero la Vi-
toria quedó con los españoles. El dia si-
guiente vinieron de paz, é pidieron perdón
al adelantado, é les otorgó las amistades,
é se hicieron, ó le dieron indios, que 11c-
vassen las cargas adelante.
Sabiendo por la comarca las batallas
(¡lies dicho e la vitoria de los nuestros,
enviaron muchos caciques sus embaxado-
res al adelantado, pidiéndole paz é su
amistad, y él se la otorgaba é les daba do
lo que tenia , e desde en adelante no ovo
mas recuentro ni batalla.
De allí passaron los españoles quallX) le-
guas hasta tjicia, ques mayor pueblo de
los tpu; se lian dicho. ('allí fueron bienres-
cebidos é ser\ idos: é como no hallaban rio,
que- la principal cosa que los hombres
buscan en aquestas partes, acordó el ade-
lantado yr adelante, é passó á otro pue-
blo mayor que (acia , que está á quatro
leguas, é llámase Loche. El cacique de
allí es grand señor, é hico tan poco caso
del adelantado e di' los ehripstianós, é
mostróse tan grave con ellos, que' por
desprecio se estuvo quedo en su casa y
echado en su hamaca, e nunca hablo tres
palabra-: e SUS principales que por torno
del .estaban, hablaban por él , á 'causa de
lo qual el adelantado llamó aquella pobla-
ción el pueblo de la Gravedad. E quando
alguna palabra el cacique decía, enconlL-
nenle (pie eomencaba á hablar ponían lue-
go delante entre él y el adelantado una
manta muy delgada, ó teníanla tendida
en el aj re, tomándola dos de aquellos in-
dios, sus mas aceptos é cercanos á él,
por las dos puntas aleadas, é las otras dos
caydas, assi que servia do cortina; é
puesta de esta forma, decía algunas pocas
palabras.
Desde allí atravessaron por la tierra
adentro los españoles , é fueron con su ca-
pitán general á dar en el pueblo, que se
deciá Salamanca, é hallaron muy poblada
232 HISTORIA GENE
la tierra toda, segund es dicho. É ([liando
allí llegaron, no erán ya sino sessenta per.
sonas, en los quales y en otros diez ó do-
re que en aquella villa hallaron, era redu-
cida toda su armada y exército; porque
todos los demás eran muertos, ó aquellos
doce avian escapado porque dos pueblos
pequeños los sostenían, que quiso Dios
que no se alcassen, é aquellos les daban
algún pescado é mahiz.
Parésceós, letor, questa manera de mi-
licia que's algo mas peligrosa que la de los
tártaros, ni de su emperador Cigiscan,
do quien se hice memoria en el capítulo
antecedente, que de diez de sus soldados
mataban el uno, é acá en lo que decimos
desta armada , de trescientos é ochenta
hombres no quedaban sino septenta y dos
hombres!.. Pues oyd, é sabreysque no se
sabe que ninguno volviesse á España , si-
no solo el comendador don Alonso de Lu-
xan , de quien de susso se ha hecho men-
ción, ni se cree que hoy sean vivos diez
d ellos. [Oh inmenso Dios, quánto mas se-
guras están las vidas é las ánimas de aque-
llos que en tu servicio se ocupan!... É
quánto es diferenciado ó mas cumplido ó
precioso el galardón, que consiguen los que
te unían é temen , é que se apartan deslos
militares trabaxos mundanos, que los
hombres (ólos mas dellos)á escuras yem-
bebesoidos en estas malas é terrenas ga-
nancias, ó mejor diciendo notorias pérdi-
das , con sus proprias manos é flacos en-
tendimientos abracan é toman sin enten-
derse , hasta que ni el daño tiene remedio
ni el arrepentimiento es en tiempo que les
aproveche, ni excuse las muertes palpa-
bles, que por estas partes están engas-
tadas en este oro y esmeralda.- que los
más buscan é los menos gocan!
Después quel adelantado 6 los españo-
les allí estovieron , fuó una caravela des-
de aquesta nuestra cibdad de Sánelo Do-
mingo á bascar al adelantado, que era
suya, 6 aportó á Cocumel, 6 desde allí
AL Y .NATURAL
passó á Tierra-Firme ó fué á aquella villa
de Salamanca , con el qual navio , assi el
adelantado como lodos los demás , se hol-
garon en extremo. Y el adelantado se me-
tió en la caravela para yr á buscar por
aquellas costas alguna sierra ó rio por don-
de mas á propóssito é mejor pudiesse ha-
cer su assiento que en lo que avian visto;
é llevó consigo ocho ó diez de sus cria-
dos , é la otra gente quedó en Salamanca
á deprender mas trabaxos; pero estos que
allí quedaron, no fueron sino veynte ó
veynte y dos hombres , con don Alonso
de Luxan , haciendo un bergantín para se-
guir trásel adelantado hácia donde él yba,
porque los restantes, que serian hasta qua-
renta españoles , mandó el adelantado que
fuessen por tierra con su teniente el capi-
tán Alonso Dávila , costa á costa y en la
demanda quel adelantado yba. E assi lo
hicieron, siguiendo cierta instrucion del
gobernador, é passaron por muchos pue-
blos no menores que los que la historia ha
dicho.
El adelantado llegó bien ochenta le-
guas de aquella Salamanca á un pueblo
de la costa que se dice Chitemal , é con-
forme á su ultima-sílaba mal subcedió to-
do lo de allí.
El Alonso Dávila é los que con él yban
llegaron á treynta leguas de allí, porque
los indios les hicieron dar esta guiñada, ó
apartarse esta distancia la tierra adentro,
por apartarlos del gobernador é poder
con mas facilidad malar todos, á los unos
é á los otros , lo qual se hice por indus-
tria de un Gonealo, marinero, que decían
los indios que estaba en la tierra desde
que un Aguilar, lengua que tuvo Corles
en la conquista de la Nueva España, é
otros chripstianos se avian perdido con
una caravela en aquella costa. Y este Gon-
ealo, marinero, era del condado de Niebla,
y estaba ya convertido en indio, é muy
peor ([ue en indio, é casado con una in-
dia é sacrificadas las orejas é la lengua,
DE INDIAS. L1B. XXXII. CAP. III
é labrado la persona pintado corno indio,
6 con muger é hijos , del qual se supo en
esta manera.
En aquel pueMo de Chiteinal . donde el
gobernador llegó con la caravela , echa-
ron el batel fuera é saltaron en tierra, de
noche, algunos españoles é tomaron tres
ó quatro indio-i. <• uno dellos di\o al go-
bernador que entrellos avia un chripstia-
no como los de la caravela, ó que estaba
cassado é vivia entrellos, 6 avia seydo pri-
mero esclavo , 6 que ya era libre c su vo-
cino, é sabia muy bien la lengua de la
tierra, é tenia las orejas ó la lengua, co-
mo los indios, harpadas 6 sajadas de qoan-
do ellos hac 'ti sus sacrili(,ios, como mas
largamente tales ritos se tracen adelante
en el libro X.Wlll. capitulo XLVI.
Informado de lo ques dicho el adelan-
tado, creyó que aquel clu ipstiano que le
decían, seria grand socorro é ayuda para
pacificar e poblar la tierra é convertir los
naturales della . e que ya que por sus pec-
cados ó desdicha se avia allí avecindado;
que todavía tenia memoria del baplismo
é de nuestra religión chripsliana é dessea-
ria salvarse , pues la misericordia divina
tan buen aparejo le daba para se poder
cobrar é servir á Diosen la conversión de
los indios, á causa de su interpretación;
lo qual purescia cosa posible 6 muy apa-
rejada ocasión. K as>i el adelantado cn-
conlinente le escribió una caria, en (pie le
decía assi : « Goncalo , hermano é amigo
especial: á muy buena ventura tengo mi
venida 6 aver sabido de vos del portador
desla carta , la qual es para acordaros que
soys chripstiano c comprado con la san-
gre de Jhesu-Chripslo, Nuestro Hedemp-
tor, á quien yo doy é vos debeys dar in-
finitas gracias, pues os da tan buen apa-
rejo para servir a Dios y al Emperador,
nuestro señor, en la pacificación 6 bap-
tismo déstas gentes, y en que demás des-
so, saliendo de peccado, con la gracia
de Dios, podreys honrar é aprovechar
tomo ni.
vuestra persona; 6 yo os seré para ello
muy buen amigo, 6 screysmuy bien trac-
lado. É assi os ruego que no deys lugar
á quel diablo os dé estorbo, para hacer
luego lo que digo, porque no os per-
davs para siempre con él. K de parte de
Su Magostad os prometo de lo hacer muy
bien con vos é de cumplir lodo lo que he
dicho muy enteramente; é de mi parle,
comió hombre hijodalgo, os doy mi feo
é palabra de lo hacer complir sin falta al-
guna, favoresciendo é honrando vuestra
persona, e de haceros de los principales
hombres uno de los mas escogidos é ama-
dos que en estas parles oviere. Assi qne,
sin dilación os venid ¡i esta caravela ó á
la cosía á verme é á efeRuar lo que he
dicho, é hacerse ha con vuestro consejo
é parescer lo que más conviniere.»
Este mal aventurado, como se debiera
de-de -u principio aver criado entre baxa
é vil gente, é no bien enseñado ni dotlri-
nado en las cosas de nuestra sancta féc
calholica. o por ventura (como se debe
sospechar) él seria de ruin casia é sospe-
chosa á la mesiiia religión chripsliana, to-
mo la caria é leyóla, la qual le llevó aquel
indio que al adelantado informo deste
hombre. K digo (pie la leyó, porque otro
día i-iguiente el Miesmo indio volvió con
la respuesta é con la mesma carta que lle-
vó, é venia escripto en las espaldas della,
con carbón, estas palabras: «Señor, yo
besso las manos de vuestra merced: é
como soy esclavo, no tengo libertad, aun-
que soy cassado é longo muger é hijos o
yo me acuerdo de Dios; é vos, señor, é
li ps españoles, terneys buen amigo en mí. »
Su amistad é obra fué tal como quien él
era , pues tpie inducidos los indios por él,
barrearon é hicieron cavas é fortalcsgie-
ron el pueblo , é dió guerra al adelantado
é á los españoles ; é los puso en estado que
todos los ehripstianos, que en aquella tier-
ra estaban, se ovieran de perder , é dió á
entender á los españoles é al adelantado
30
234
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
qucl capitán Alonso Dávila , con todos los
que con 61 yban , eran muertos ; é al Alon-
so Dávila c sus compañeros les higo enten-
der que los de la caravcla y el adelantado
también eran muertos. E para esto hicie-
ron los indios la paz con el gobernador, 6
diéronle gallinas é mahiz é bastimentos é
agua, con quesefuesse con su caravela, é
assi lo higo con mucha pena 6 dolor, pen-
sando que aquella mala nueva era verdad.
El Alonso Dávila, después que le dieron
también la mesma mala nueva, por su.
parte con su compañía, se tornó por donde
avia ydo, é volvió primero á la villa ques
dicho de Salamanca, é mudó el pueblo de
allí é hícolo passar cou el mesmo nombre
á donde avian topado primero el oagique
de Cocumel , quando 'yba á casar su licr-
mana ; y en un Iugarejo de pescadores,
buen assiento , que por los indios se lla-
maba Cnmanca, assentaron. su vecindad,
doliéndose de la muerte del adelantado,
pensando que ora verdad k» que del Te
avian dicho, y esperando lo que la vo-
luntad de Dios quisiesse disponer dellos.
El adelantado aviase passado de largo
descubriendo la costa ; é acompañado de
muchos trahaxos é tormentas llegó hasta
treynta leguas de Honduras , ú un rio que
se dice UJva. É desde allí dió la vuelta é
fué á Cocumel, é supo de los indios de
aquella isla adonde estaban los españoles
con Alonso Dávila, ó fuésse á ¡untar con
ellos con mucho placer, non obstante sus
trahaxos de los unos é los otros; porque
[ior las nuevas que aquel mal chiipsliauo
Goncalo, marinero, avie publicado, todos
pensaban que eran muerlos los que esta-
llan vivos, é se abracaban con mezcladas
lágrimas de goco.
Allí reposó esla gente pocos dias, por-
que el aparejo de su descanso estaba 16-
xos, y el assiento di' aquella villa no era
á su propóssilo : 6 porque el adelantado
estaba muy desseoso y en determinación
de buscar un assiento 6 comarca , donde
el tiempo no se perdiesse, como hasta es-
toncos, y á esta causa en la mesma cara-
vela fué á la Nueva España , é llegado A
ella prosiguió su camino hasta Tenuxtilan,
por se proveer allí de gente 6 volver á po-
blar en aquel pueblo 6 puerto de Chile-
mal , donde aquel traydor 6 renegado ma-
rinero, llamado Gonzalo, hico la prueba
que la historia ha contado, porque allí
avia visto el adelantado un buen rio é dis-
posición para lo quel gobernador dessea-
ba. Ydo pues á México, avia dexado or-
denado á Alonso Dávila con su poder, que,
como su teniente , quedasse con la gen-
te en aquella villa de Salamanca, en tan-
to quél yba á buscar remedio é gente; co-
mo es dicho, cu México ; 6 cómo era ami-
go de Hernand Cortés, que poco antes avia
venido con título de marqués del Valle,
comunicólo sus trahaxos é trances passa-
dos , ó cómo no . avia hallado donde pu-
diésse poblar, é todo lo que por él avia
passado. É díxole el marqués que, quando
él avia ydo en busca del capitán Chripstó-
bal de Olit , que se le avia aleado en Hon-
duras, avia passado por una hermosa cib-
dad que está en la gobernación del mes-
mo adelantado é tierra de Yucatán, que
se dice Acalan , rica é apropóssito suyo,
é loóscla en lauta manera que le hico mu-
dar do propóssilo. E la Audiencia Real
que en .México reside, mandóle y encargó
al adelantado que fuesse á un pueblo que-
so dice Tavasco, que eslá en la costa del
rio que llaman de Grijalva , é que tomas-
sc residencia á un capitán que allí estaba
para guarda de aquella tierra, é que la
asegurasse, 6 paeificasse los indios de
aquella provincia. E con este despacho se
partió de la cihdad de México con hasta
cinqüenta ó scssenla hombres, é fué á la
villa de Tavasco ó cumplió muy bien lo
que por el Audiencia Real le fué manda-
do; é desde allí envió dos navios á llamar
al capitán Alonso Dávila éá la otra gente,
que con él avian quedado en aquella villa
DR INDIAS. UB. XXXII. CAP. ID. 235
iic Sakimanca ó vinieron allí, porque le pa- desdo donde podría entender en la con -
resció al adelantado que estaba en parte (juista 6 pacificación do Yucatán.
CAPITULO IV.
bel subeesso del adelantado don Fram.-isco de Monlejo, después que estovo en Tavaseo, c como fin: en de-
manda de la cibdad de Acalan, é de lu \ i^l is de entre él y el capitán don jfohab Enriquez (fu Giizman *, c
de una nueva invención é nunca antes oyda ni vista que los españoles inventaron para llov.ir tus caballos
en canoas"; é cucatanse otras cosas concernientes al discurso' de la historia.
Después que en Tavaseo el adelantado
tovo pacífica la tierra é de paz toda su
provincia, pusoalli un tenienle suyo porca-
pitan, y él entró por la tierra la vía de Aca-
bo con hasta cieol hombres, é los treynla
dellos d(! á caballo: é después que OVO
caminado hasta seseen ta teguas, adolesoíó
en un pueblo grande (pie está en el nas-
cimiento del rio de Grijalva , (¡tic se digo
Teapa, en el ipial pass() muchos trahaxos,
m<s¡ ñor Taita de mantenimientos romo de
oirás nescessidades quél é su jenle pades-
cieron. Siguióse (pie en el niesmo tiempo
desde México avia ydo don Jolian Enri-
quei di' Guzman, por comisión del presi-
dente de Ni Nueva España, Ñuño de (inz-
uían, á la pacificación de la provincia ó
cibdad de Chiapa: 6 después que en ella
estovo, sal ió á visitar la tierra hacia el nas-
ciinienlo di'l rio ques dielio de (irijalva, é
por donde passaba 6 lo hacia de paz. yba
reparliendo la tierra . encomendando el
servifio de los indios á los milites españo-
les, que en su compañía andaban. Lo mes-
ino avia hecho el adelantado .Monlejo por
donde avia passado liasta llegar al pueblo
de Teapa: de manera que don Johan lle-
gó íi una población, que se dice Estapan-
guaxoa, ques á dos leguas do Teapa, ó
• En esta parte se lee en original: (té cómo
el gobernador se volvió á Tavaseo c envió ásu te-
nienle el capitán Alonso Dávila con gente, en de-
manda de Acalan , é cómo se tomó un pueblo que
estaba dentro de un lago por muy gentil forma.»
"* También aqui suprimió Oviedo las siguientes
cláusulas, que se leen en el MS. original : «de dos
en dos juntas é en cada par dellas dos caballos de
cómo tuvieron nolicia los unos compañe-
ros del un capitán de los del otro, acor-
daron de verse los capitanes; é con hue-
lla amistad se concertaron, é don Johan
socorrió con muchos puercos ó otras co-
sas á Monlejo, y él se los salisüco C0I1
Otras, é quedaron de acuerdo, é sin (pío
oviesse entré los unos é los otros conten-
ción alguna, y en mucha conformidad:
que era lo que convenia al servicio do
Dios é de Sus Majestades. I'] comunicán-
dose esios dos rapilanes, di\o don Johan
al adelantado que, pues tenia acordado de
Volver airas por su enfermedad y enviar
& su tenienle Alonso Dávila en demanda
de Acalan. que le parescia que dehia man-
darle que se fuesse por Chiapa, donde
don Johan tenía su assienio. é le ayudaría
él con darle jiñas é con todo lo quél le
ptidiesse ayudar é lávorescer. pues que
por allí era el mejor camino. E assi , te-
niéndoselo Monlejo en merced , le respon-
dió el adelantado que assi se haría , é don
Johan con su gente se tornó á su assiento
á Chiapa, é Montejo se volvió á Tavaseo
en canoas por el rio abaso, y el teniente
Alonso Dávila fué con la gente en deman-
da de Acalan.
Y en llegar desde Teapa 'hasta Chia -
través, que en la una ambos caballos llevaban las
manos y en la otra los pies : é de lo que passaron
estos españoles basta que llegaron á una laguna de
dos leguas en ancho, donde se halló noticia de una
forma extraña de una puente, quel marqués del Va-
lle, Hernando Cortés, avia fecho algún tiempo atrás
# ó ante , por donde passó aquella laguna.»
236
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
pa, que son treynta leguas, passó mu-
flios trabaxos con ochenta hombres mi-
I i tares que llevaba, é los mas dellos de
caballo, porque el camino es de los peo-
res é mas fragoso que se puede pen-
sar : y assi se despenaron parte de los
caballos é parte dellos se aguaron, é los
demás llegaron tales, que fueron de poco
provecho. Mas allí en Chiapa les higo mu-
flía cortesía é buen acogimiento el capi-
tán don Johan Enriquez, ó si. por aquel
cavallero no fuera , mal pudieran passar
adelante; porque assi él como los espa-
ñoles que con él estaban, socorrieron muy
bien al Alonso Dávila é sus compañeros,
é allí se repararon ó rehicieron de caba-
llos é armas, de algodón bastado é de lo
que les convino para continuar su empres-
sa, ó Ies dieron guias, las qualcs mandó
don Johan que fuessen con Alonso Dávila
hasta le poner treynta leguas apartado de
los términos de Chiapa. É assi se hico, é
quando las guias ovieron servido hasta las
treynta leguas, se tornaron, porque de allí
adelante no sabían la tierra ni entendían
las otras lenguas que avia ; ó Alonso Dá-
vila passó adelante é siguió su camino,
aunque era algo peor é mas áspero quel
passado, llevando los caballos de diestro,
é rotas é desportilladas las lumbres de las
uñas , é muy trabaxados é flacos. É des-
ta manera llegaron á una laguna, que tiene
diez ó doce leguas de circunferencia, y
en la mitad delta un pueblo en una isleta
con hasta sessenla casas de indios ricos é
tractantes é de guerra.
É llegando allí, é no aviendo forma
ni aparejo para entrar dentro, salió del
real el comendador don Alonso de La-
xan COD hasta ocho ó diez de caballo,
para co.-tear aquel lago é ver é conside-
rar su disposición, é si hallarían entra-
da segura en él para aquella población.
E toparon en la costa quatro canoas pe-
queñas , y entrados algunos españoles,
en ellas, atadas juntas , hicieron una bal-
sa, é traydas á donde avia quedado el
tenionte Alonso Dávila con la gente, me-
tiéronse en esta nueva forma de balsa
doge hombres rodeleros é ballesteros," é
á los lados yban nadando un caballo de
cada parto, é al saltar en tierra echáron-
les presto las sillas é cabalgaron en ellos
dos ginctes veteranos é diestros, é higie-
ron rostro á los enemigos , que no queda-
ron poco espantados de ver tales anima-
les é la osadía con que allí avian entrado
essos españoles. Y en tanto las canoas ó
balsa tornó á traer á la ¡sleta otros tantos
chripstianos , porque el trecho del agua
por allí seria hasta un tiro de ballesta ; é
desta forma, entrados mas é mas milites,
ganaron el pueblo. E cómo los indios te-
nían canoas, fuéronse por otro costado
del pueblo con quanto pudieron llevar,
puesto que quedaron bastimentos á los
españoles, que lo avian bien menester, é
no quedó persona ni se pudo aver sino
una india sola , la qual dixo que era es-
clava del cagique, é quella sabia dónde
estaba , é que llevaría los chripstianos allá,
é quel cagique tenia doge cargas de oro.
Con esta simple informagion se acor-
dó que don Alonso de Luxan quedasse en
la isla , é fué el teniente Alonso Dávila con
la compañía que le paresgió é con aquella
guia á buscar el oro que avia dicho, é lle-
vó á los chripstianos seys leguas de allí
por aquel lago, en buenas canoas de al-
gunas que los indios huydos avian dexa-
di). É cómo Alonso Dávila saltó en tierra,
bien pensó que tuviera alguna resislengia,
porque se vian muchos indios ; pero no le
osaron atender, é dexáronse muchas car-
cas de plumas de las doradas, de que ha-
cen los indios muy hermosos penachos , y
es grande é rica mercadería tales plumas
cntrellos.
É pues viene á propóssito, es de sa-
ber que en aquellas partes hay ciertas
aves no mayores (pie golondrinas, é assi
la cola hendida como ellas ó como los mi-
DE INDIAS. LIB. XXXII. CAP. IV
237
lanos; pero las dos plumas de los latios
de la cola sun luengas , é las otras muy
corlas , c aquestas dos plumas que digo
es eaila una dalias dfl dos ó tres palmos
de longitud cada una, é mas ó menos,
segund laedail del páxaro. (Juando le lo-
man, vuela poco, porque si un poquito de
viento hay, como tal ave es chequila, y
* es OOOtrapesso* aquellas dos plumas gran-
des para ella, luygo la abate la manera
de la pluma. Porque se lian visto en Espa-
ña muchas deltas, v en Italia e olías par-
tes de Europa, donde las han Llevado, no
es nescessario detenerme en esto. Es su
color de muchas pluma-. 6 hilo* de aque-
llos que tienen las pluma* de los pavos de
España , doradas , é como unos tafetanes
que hacen, que se dicen girasol, que jun-
to con lo dorado, mueshanotra color ver-
de mixto: es muy hermosa é lucida plu-
ma, 6 como lie dicho, mucho eslimada
entre aquella gente. x
Tornando á la historia, aquel oro que
la india decia, no Jo hallaron, é dieron la
vuelta los españoles á su real, llevando
algunos indios que lomaron desmanda-
do*, los (piales dieron alguna noticia del
camino de Acaktn, 6 fueron guias, con las
(piales el lenienle Alonso Dávila é mi gen-
le caminaron delante. E andadas Ireynta
legua* desde aquella laguna 6 por mU]
mal camino é ciénegas é malos passos,
allegaron á unj io que va á se juntar con
el de Grijalva, é por la costa del un pue-
blo de diez casas, los indios del qual es-
peraron de paz é los guiaron para ade-
lante. Allí les dieron buenas canoas, con
que abaxarop tees leguas por aquel rio,
para tomar adelante el camino de Aealan,
é [iara llevar los caballos en ellas, hacían-
lo de la manera que aqui se dirá. Pero
quiero primero traer á la memoria del le-
tor aquellas siete maravillas ó miraglos
1 l'lin., lih. XXXVI, cap. (4.
2 La Hisl. de Rodas, 1¡I>. II, cap. 8.
3 Plinio , lib. XXXIV, cap. 7.
particulares del mundo, que por excelen-
cia muchos escriptores antiguos memoran
en sus tractados, é son aquestos.
El templo lamoso de Diana El'esia, del
qual el muy doto varón Erasmo hace men-
ción en aquel su libro de la lengua , é
mas largamente Plinio en su Sutural liis-
turiu el qual dice (pies la verdadera ad-
miración de la manifiecncia greca , é que
toda la Assia le edificó en doscientos y
ve\ nte años, etc.
El segundo iniraglo ó maravilla de las
Mete, (pie otros dicen ser el primero, fué
aquella grandísima é lamosa estatua del
sol, por otro nombre llamada el Coloso,
(pie estuvo en Roda* : de la qual hace me-
moria la historia de la perdición de aque-
lla isla, de (piando el grand Turco pocos
años ha la conquistó*. Aquesta estatua, se-
gund escribe Plaño *, la hicp Cares, escul-
tor natural de Lidia, la qual era de sóp-
lenla cobdos de altura, é di(;e que sus
dedos (Tan mayores que lo son muchas
estatuas, e. que pocos hombres abraca-
rían el dedo gruesso, etc.
El sepulcro del rey .Mauseolo es uno
destos miraculosos edeíjeios, é llámase as-
simesmo mauseolo esla sepultura, por res-
pei lo de aquel re\ (pie en ella se puso , ó
por cuya memoria Artemisia, su muger,
la hieo hacer: del qual edelicio largamen-
te escribe Plinio en su Natural historia *, é
da racon de su grandeca ó de la excelen-
cia de quatro escultores, que labraron en
este memorable sepulcro, é acabóle otro
quinto maestro, etc.
Diodoro hace mención de una de las
tres pirámides entre los siete miraglos del
inundo , en su libro II.
El mesmo auctor assimesmo hace men-
ción del obelisco de Scmíramis por uno
de los siete miraglos 3.
El templo de Júpiter llamóse assimes-
4 Ib.', lih. XXXVI, cap. 5.
5 Uioduro Sículo , lib. III.
238
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cao uno do los siete miraglos del mundo.
Segund el poeta Marcial , LcmnOs es una
isla en el mar Griego , é los moradores
della fueron antiguamente devotos de Vul-
cano, é le adoraban; por lo qual la prin-
cipal cibdad de aquella isla se llama
Ephestia, éotra .se llama Minina, en cu-
ya placa se acaba la sombra del monte
Athos de Macedonia , el qual de aquel lu-
gar está apartado ochenta y seys mili pas-
sos, por lo qual se cuenta esto por una de
las cosas maravillosas dcste mundo, se-
gund afirma Solino': tráctaloassimesmo el
Abulense 2. Estos passos entienden los his-
toriales assi , que doscientos 6 veynte y
cinco es un estadio , ques la octava parte
de una milla : assi que dos mili passos se-
rán á este respecto una milla , ó ocho mili
passos una legua; por manera que ochenta
y seys mili passos son once leguas, menos
unquarto de legua. Esta medida es segund
lo tassa Leonardo Arretino en su traclado
del Arpilla roíanle, libro I, capítulo VIII .
Estos siete miraglos que aqui se lian
memorado, segund veo, los seys dellos
se atribuyen al arte y edeficios de los
hombres humanos, y e' séptimo esedefi-
cio natural del Maestro de la natura, que
puso aquel monte tan léxos de donde al-
canca 'su sombra por la excelsa cumbre
suya. Y este me paresce á mí ques muy
menor que otros muchos que luco el mes-
mo .Maestro, ques Dios, si comencamos
á contemplar los cielos ó sus movimien-
tos, estrellas 6 planetas, ó las mares é
sus diferentes menguantes 6 crescien-
tes,ré la compusicion de la tierra 6 geo-
graphiadé. su assiento; 6 las diversi-
dades de los animales, c de las plan-
tas é hiervas c sus propiedades, é so-
bre todas las cosas la excelencia del j,
hombre 6 sus partes. Pero como en estas
cosas de las obras de la Divina Magestad
i Solino crf el Polihistor, cap. U y en el de Me-
morabilibus mundi, cap. 20.
es un ruare magno , é que no se puede
acabar de considerar, ni mortal lengua lo
puede exprimir, passemos las otras seys
particularidades primeras ó miraglos que
de susso se tocaron , que todos ellos se
atribuyen al ingenio de los hombres, é
hallaremos que todos é cada uno dellos es
en sí de mucha admiración, a viendo res-
pecto á la brevedad de la vida é pocas "
fuercas desta humanidad para tan suntuo-
sas labores. Mas á rui parescer , no tra-
yendo estas comparaciones para dismi-
nuyr su artificio é grandeca, sino para
loar el mesmo ingenio humano , me pa-
resce que me puedo mucho mas maravi-
llar sin comparación de aquellos caños de
fuentes dulces que se levantan sobre el
agua de la mar salada , segund se dixo
en el capítulo II , porque al monto Athos
podemos comparar el Olimpo é otros que
hay altíssimos en el mundo ; porque como
digo estas obras de' natura son mayores é
incontables, é todas compuestas por aquel
Summo Maestro.
Á las seys otras volviendo, digo que
no tengo en menos que cada una dellas
aquella muy alta torre de la iglesia ma-
yor é arzobispal de Sevilla, é no tan-
to por su mucha altura ó latitud , ques
edeficio morisco é del tiempo dé los mo-
ros , quanto porque cerrada la puerta de
la torre, é puesto un hombre que sordo
no sea, sino de mucho oyr, aunque mu-
chas voces le den de abaxo no las oyrá
dentro de una cámara de las de aquella
tone en ninguna manera, 6 aun con grand
pena sentirá una campana ó trompeta ó
vocina ; é parado á las ventanas de las cá-
maras superiores, tampoco oyrá ni podrá
entender lo que otro le dixere desde aba-
xo (aunque sea a voces), assi por la grand
distancia, corno por el tráfago é freqüonla-
CÍOD ó estruendo de las gentes del pueblo,
2 Abul. holjre el Ensebio Ve lm liempot, en la
Icrfera parle, cap.
in- indias, i.m.
xxxn. cap. iv
6 de sus labores 6 diverssos exercicios.
Para el remedio de lo qual está una argo-
lla lie hierro al pié de la lorie, afta del
sudo siete ú ocho palmos, que á mi pa-
rescer no pessará dos libras ó veynlc on-
cas, y está fixada con una armella ó es-
laca de hierro emplomada Lám. II.',
pg. II.'); 6 assi como suelen llamar á
una puerta con semejantes aldabas, lla-
man con cssa 6 bate en la mesma; pa-
red de la torre, ó al pareseer nomo es
verdad) suena poco aun allí cerca; pero
como quier qucllo sea ó en que se consis-
ta (que no lo sé comprehender >, el caso
es que aquel poco sonido dicen que se
oye muy bien dentro en qualquicr parle
de la torre , para quel alcaydc dclla haga
abrir al que llama ó con él quiere nego-
ciar. Esto aunque se. vec. paresce imposi-
ble, sin lo experimentar, écon efétlo di-
cen ques assi, como lo digo. Yo la he vis-
to é tocado con la mano muchas veces
< --lo argolla . c lo que he dicho me han di-
cho personas que lo tienen por cierto: yo
no lo he probado ni aun lo creo, -i ni) lo
cxpcrimcntassc. Mas después (pie por mis
pircados he perdido mucha parle del o\ r,
é conoscido en qué consiste el primor de
aquella aldavilla, ó ques la causa de su
suficiencia para ser oyda en h\< interiores
parles de aquel grand edelicio é bóvedas
de aquella lorie, c hallo por mi incapaz
oyr que si estoy en pressencia de alguno
rpic esté tañendo una vigüela ó un clave
cimbano. no lo oygo ni entiendo quy— i.
é si pongo los dientes en la cabeea de la
vigüela ó do la caxa del clave cimbano,
gusto y gogo enteramente! de la melodía é
música (pie allí se execula , assi me pa-
resce á mí ques muya propóssiloel afea-
miento de aquella pequeña aldavilla en
tan poderoso ó magnánimo edeficio, como
el de aquella torre, la qual armella está
puesta á la parte que la torre mira al Nor-
te. É no os maravilleys, letor, de lo que he
dicho , si Layéredes una Summa que poco
tiempo ha escribió el dolo varón Johan
Itaptista Ignacio, veneciano, dejas «Vidas
de los Emperadores • Romanos • en len-
gua toscana , el qual en el ÍI libro, en
la descripción que hace de Constanlino-
pla , toca una cosa que me paresce ad-
mirable é al propóssito de lo ques di-
cho, alegando ¡i Dion , escríptor gravíssi-
ino e diño de crédito: el (pial dice (pie en
aquella cihdadavia siete torres, hechas con
tal artificio, que gritando alguno en una,
ó que se oviesse echado una piedra, que
en todas siete se oya igualmente el rumor
ó sonido.
Pero no cansando al letor con esto ni
otras cosas, quiero volver á las canoas,
que en aquel rio que djxe de susso.se
dieron á los españoles, en las quales,
constreñidos de la mesma neseossidad
para llevar los .caballos , hicieron una
invención, que ha-la agora nunca creo que
se escribió la semejante, ni hombres la
hicieron de lanía admiración; porque en
lin una canoa no es otra cosa que una bar-
ca de un solo leño, y en él cavada é fe-
cha á manera de una artesa, ó como aque-
llos dornajos, que se usan en las sierras de
Scgovia é por aquella tierra. É hicieron
eslos milites de aquesta manera: juntaron
las canoas de dos en dos , costado con cos-
tado, é ligadas muy bien, de manera que
muy juntas é cosidas con bexucos yban
aladas. Y ponían el costado de la una há-
(4'ia la tierra y entraba un caballo metía
los bracos en ellas: luego al tiempo que
metia el pié, pássaba la mano á la otra ca-
lina . de manera que quedaba assi puesto
de través, las manos é bracos en la una
canoa é los piés en la otra. E á par de aquel
caballo ponian y entraba otro en la mesma
forma {Lám. 11.a, fig. 111.a); y el uno y el
otro juntos llevaban las manos en una ca-
noa, é ambos llevaban los piés en la otra.
E yban assi de piés ó en pié atravessados,
porque las canoas son luengas é angostas,
a causa que, como es dicho, cada una es
210
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
fecha de un solo arboló una sola picea; é
si los quisieran poner cada uno en una
canoa , no se pudiera hacer , á causa que
son navios de poco sosten é fácilmente se
trastornan, y estando juntas , como es di-
cho , yban seguros los caballos é la gente.
Esta manera de navegación é pasage
de semejantes animales , nunca antes fué
vista ni hecha por otros hombres , antes
dcstos, en nuestra nación ni en otra, é no
sin quedar los mesmos inventores muy
admirados, quando lo hicieron la primera
vez, é á los indios fué mucho mayor ma-
ravilla, quando lo vieron. É deste artificio
se ayudaron después los chripstianos en
otras partes mas peligrosas y en la mar,
como la historia lo dirá en su tiempo é lu-
gar; porque la nescessidad no les daba
otro aparejo ni industria para ello , sino la
que está dicho , la quaL fué muy grand
novedad. Desta manera fueron aquellos
españoles estas tres leguas el rio abaxo,
é salieron á una tierra llana ; mas todas
las tres leguas en ambas costas del rio es-
tán allí de peña naturalmente tajada, que
para los que la andovieron é aun para los
que lo oyen , segund su altura de la una
parte é de la otra , no es menos de admi-
rarse los hombres que de la sombra del
monte Athos de la isla de Lemnos.
Salidos de aquella canal é rio, hallaron
un pueblo, que se dice Tanoche, de hasla
cicnt casas, el qual estaba solo é aleado, á
causa que los del rio de Grijalva en canoas
subían hasta allí de continuo á saltear, que
son sessenta leguas del uno al otro é más.
Allí entraron los españoles por la tierra á
ranchear de noche, é tomaron algunos in-
dios, de quien se informaron del camino
de Acalan , é les dixeron que los pornían
en el camino de Malinche. (Este nombre
Malinche llamaban aquellos indios á Cor-
tés, é decíanle assi por respecto de una
india que traia un tiempo consigo, que
era lengua é se decia Marina.) É mostraron
el camino , el qual siguiendo , á cabo de
quince leguas de despoblado, llegaron á
una laguna muy grande, que tenia de
través dos leguas en ancho, de la qjial
longitud ni sabían ni se podian ver los ex-
tremos. Y en la ribera della sentaron su
real, y enviaron por la costa á la diestra
é siniestra mano á buscar passage, é aun-
que en esto se ocuparon tres dias, no le
hallaron : antes descubrían muchas ciéne-
gas é pantanos, é tal dispusigion de tierr
ra, que era imposible poder entrar ni pas-
sar por allí gente de pié ni á caballo. É
preguntando á los indios qué remedio se
ternia , ó por donde avia passado Malin-
che, dixeron" que por allí avia hecho una
puente j é que aquel era camino derecho,
é no avia otro sino atravesando la laguna.
Estonces Alonso Dávila , informado muy
bien de la verdad, higo que los indios
buscassensi avia rastro de la puente, que
decían de Malinche, é halláronse algunos
horcones hincados en el agua , que eran é
avian quedado de aquella puente que luco
hager Cortés, quando con su exérgito atra-
vesó aquella laguna , de la forma que en
el capítulo siguiente se dirá, cuya fué pri-
mero aquesta invención de nueva puente:
la (¡nal, volviendo á los edeficios miracu-
losos que de susso se contaron, é que
hombres hicieron, no los tengo por tan
trabaxosos para los edeficadores que en
ello se ocuparon, ni de tanto peligro ni ad-
miración.
DE INDIAS l.lll XXXII. CAP. V
Ü41
CAPITULO V.
De la extraña é nueva pucnlc que los indios llamaban de Malmetió , que liico el niarqmís don Hernando
Corle's , por la qual passó con mas de quinoe mili hombres i muchos caballos ; i de la que después hico
harcr quassi por el mesmo lugar el capitán Alonso Dávila , por donde avia de passar con los caballos i
gente, que con él yba en demanda de la cihdad de Acatan ; é de otros muchos Irabaxos é trances por que
passaron hasta que llegaron á Champoton. *
Después quol capitán Alonso Itáula se
irifi irriio muy bien do aquella puente Ma-
linrlic , é cómo la avia hecho hacer el
marqués del Valle, sopo que avia seydb
dcsta manera. Poníanse dos horcones hin-
cados en el agua, a|>orrados con macos é
apartados uno de otro una buena lira ca-
da, é soliraha o i| laki descubierto de-
llos dos coltdos poco má9 ó menos, 6
igualmente tanto del une» como del otro:
encuna destos horcones atravesaban un
palo recio é quedaba hecha una horca de
los tres palos, ques dicho. En un passo mas
adelante hacia»* otra tal derechamente,
una delante de otra, é mas adelante en
el mesmo compás otra : é sobre estas hor-
cas, yendo assi muchas á la lila proce-
diendo, ponían sobre los travesanos ;¡||os
varas de luengo á luengo jimias c recias
muy bien atadas con bexucos, ó quedaba
hecha una barbacoa o suelo de la manera
que se ha dicho, 6 sobre aquel echaban
tierra 6 faxina. K quedaba tan lija é bas-
tante la puente, que por encima della sin
peligro ni riesgo podian yr caballos é hom-
bres, para poner aquellos puníales ú hor-
cones é todo lo demás: andaban indios 6
Chripstianos encima de balsas de madera,
continuando la labor de la puente hasta la
perfeccionar 6 concluyr; é acabada, ])assó
el marqués e su oxércilo. con quince mili
hombres ó mas é muchos caballos, de la
otra parle de aquel lago é pantanos.
Esla invención fue muy grande é nota-
* En este epígrafe hizo también Oviedo algunas
supresiones, según se advierte en el códice original;
pero no siendo de grande interés para la io (eligen—
TOMO III.
ble cdeíicio, é por el marqués del Valle
hallado este primor; pero tenia fuetea de
gente para ello é muy obediente. M.i- al
teniente Alonso Dávila. faltábanle essas
fueccas é aun el comer, y esso mesino'á
los pocos que con 61 yban , demás de yr
muy cansados, non obstante que comen-
oando otro (al edeficio, fué forcado dc-
xarle, porque el inv ierno é las aguas mu-
chas del cielo se lo estorbaron. E fué nes-
cessario que volviessen atrás quassi tres
jornadas, é assentaron real en ciertas la-
brancas é mahicales de aquel pueblo, lla-
mado Tanoche : é allí passaron quatro me-
ses é mas de invierno, en el qual tiempo
los indios nunca osaron volver al pueblo
hasta que la nescessidad los truxd de pa-
ces por respecto de aquellas lahranoas, en
que- los chripstianos estaban apossonla-
dos, é por los echar de la tierra. E les
truxéron canoas muy buenas por ciertos
esteros é arroyos, c las metieron en aque-
lla laguna: 6 los españoles, aviéndolo á
buena ventura, se metieron en ellas con
SUS personas é yeynte caballos, ponién-
dolos de dos en dos. pareadas é jimias
las canoas j segund que ya se dixo en el
capítulo antes dcste, é muy bien cosidas
é ligadas una con. otra; y eran hermosas é
grandes canoas.
É assi passaron de la otra parte de la
laguna, é dieron luego en el camino de
Acalan por donde Cortés avia ydo, é
halláronle muy cerrado, porque avia diez
cía de la historia el conservarlos, nos limitamos á
apuntar el hecho, á fin de que se tenga la más
completa noticia del MS. que sirve de texto.
31
242 HISTORIA GEN
años ú más que avia passado por ' allí
Hernando Cortés : c desta causa pássaron
mucho Irabaxo en- abrirle, 6 como mejor
pudieron, con esse estorbo é otras traba-
xosas dificultades, fueron trcynta leguas
basta entraren la provincia de Acalan.
En este camino é jornadas destas treyn-
la leguas passaron mucha nescessidad de
agua ,. é quiso Dios proveerlos desla ma-
licia : (pie aunque hallaban la tierra toda
cerrada- de arboledas é boscages muy
continuados, avia (entre los otros) algunos
árboles dellos, quejienian unos cardos ñas-
culos en ellos en lo alto . é hiriéndolos con
la punta de una langa, salia mucha agua
dellos. con que remediaban su sed. E as-
simesino hallaron cañas de las muy grues-
sas é huecas é los cañutos dellas llenos de
gentil agua: las qualcs horadaban é salia
toda la que aviaji menester para toda la
compañia é á sus caballos , porque ¡os ca-
ñutos gruessos cada uno tenia una nom-
bre de agua é más, ó de los tales para
arriba , assi como'la caña semejante se va
adelgazando para arriba, assi á propor-
ción avia menos agua en los cañutos su-
periores.'
Poco antes de llegar á Acalan , desde
unos pueblos pequeños de la jurisdicíon,
envió el teniente Alonso Dávila ciertos in-
dios á hacer saber á aquella ( ilutad (que
de allí estaba tres leguas) cómo él é aque-
llos españoles yban, é á que drxesspn
(pie se esluviessen todos quedos en sus
casas: (pie ningún enojo ni tuerca se les
baria. .Mas aquella embajada fué de po-
co provecho; porque estaban escarmenta-
dos, é se llevó de allí Hernando Cortés al
señor de aquella tierra con más de seys-
( ientos indios cargados, que nunca él ni
ellos volvieron á la patria. Por lo qual
ni creyeron á los mensageros de Alonso
Dávila, ni osaron atenderle: antes hiñeron
édéxaron el pueblo solo, bien lleno de
ropa e mantenimientos.
Hay en aquella cibdad de Acalan hasta
IAL Y NATURAL
novecientas ó mili casas muy buenas de
piedra é blancas encaladas, cubiertas de
pajas, las mas dellas de hombres principa-
les. E cómo el teniente fué avisado por sus
mensageros de la fuga de los vecinos de
Acalan .. fuésse luego á la cibdad é apos-
sentÓse en ella: é luego otro dia siguien-
te vinieron ciertos indios principales de
aquel señor , con los qualcs envió a decir
quél (pieria venir, como amigo, á verse con
el teniente Alonso Dávila : é fuéle respon-
dido que viniesse en buen hora á su casa
él e todos los indios seguramente. E assi
vino con hasta quatrocíontos hombres 6
con muchas aves é bastimento, 6 se lo
pressentó todo al teniente Alonso Dávila,
el qual le hico echar luego una cadena al
cacique é á otros principales, que con él
vinieron, por se informar dél é dellos, é
no con propóssito de les hacer daño al-
guno: é apartóse con ellos con la lengua,
é diéronle noticia luego de la tierra é de
todos los pueblos de la comarca. E-fundó
allí el teniente en la mesma Acalan ó ca-
becera una villa, é llamóla Salamanca, ó
repartió la comarca é indios para que sir-
viessen, é dentro de seys dias todos vi-
nieron-do paz para servir aquellos amos
chripslianos, á quien fueron encomenda-
dos, é fué suelto el cacique é los demás
é muy bien tractados de los españoles,
(ionio por allí cerca no avia vecindad de
otras poblaciones, sino sola esta provin-
cia , é los indios eran pocos para los espa-
ñoles, é no les daban' oro ni otra cosa si-
no de comer, desde á quarenta dias des-
pués que llegaron, se fueron é despoblaron*
la villa. 'é lomaron su camino para otra
provincia, quéstá treynta leguas de* allí,
y toda es de despoblado é anegadicos. É
fuéronse allá, llevándose consigo al caci-
que de Acalan é á sus indios, (pie de gra-
do fueron u los acompañar, é dándoles de
comer : é porque al salir di' Acalan avia
un rio allí en la ribera dél, é poco desvia-
dos del agua estaban ¡(oblados los espa-
DE INDIAS, l.m. XXXII. CAP. V. 2 i :t
ñoles, i: convenía salir dé allí por aquel
rio, é hasta llgaj allá avia desde tus casas
hI agua quas-M dos tiros de liallcsla, ó In-
flo u(|ui'l espacio lleno de lama ú ciénaga,
luego los indios hincheron iodo aquello de
lahlonos di- madera . sobre los qualeS
' (que estallan tendidos en tierra, fueron los
Caballos é los españoles hasta el rio, don-
fie les lenian canoa-, aparejadas. K passa-
dos de la filia parte, avia Otra lanía lama
ó inconviniente , c se liii;o otro tanto, co-
mo es dicho, por donde salieron luista
tierra enjuta.
. Atravesado este nuil passo ó siguien-
do sus jornadas basla Macadan, lleva-
ron mucho traliaxp fie pantanos é cio-
negas, 6 por tal dispusieron del Ierre-
no, que en toda- treuila leguas DO se
halló donde pudiessen hacer lumbre. A
una l§gtUl di' Macadan hallaron un her-
nioso camino, ancho e llano é muy hien
barrido á escolia, (pie y ha á la cilidad,
por el (pial eiilrarorr e a un tiro fh' ba-
llesta que por él ylian hallaron muchos
hoyos e ramas, (pie los cidirian ¡i manera
dé cepos, con estacas dentro hincadas é
las punías para arriba', en que cayessen
los ehripstianos. É conoscido este peligro,
dexarou el camino é hicieron -u vía por
defuera dól en el arcabuco", y entraron en
la población, en la qual DO hallaron per-
sona alguna . puesto que cslalia riiuy liien
cercada de tiempo anlL'iio e tic maderos
gruessoa ó muy trabados, atados con be-
xueos, 6 con su barbacana é cavas; é por
una [Míenle hien estrecha entrados los
ehripstianos dentro, se apossenlaron co-
mo mejor Ies paresfió.
Desde allí salieron a correr la tierra
é tomaron algunos indios , do los qualCs
no se pudo salicr cosa cierta de quan-
to se les preguntó: antcs.se dexaban
morir con tormentos, por no revelar ni
decir cosa de que en ningún tiempo so
pudiessen nrrepeñlir, ni de las que los
españoles deseaban saber dellos. Pero en
lin se comprehendió e si; conosoió (pies
tierra .mal poblada ó pobre; ó por esta
causa salieron della, sin llevar de allí- gen-
te de la natural, porqué en ninguna ma-
nera-querían la compañía dé los ehrips-
tianos ni peor ni mejor patria que la sil-
va, e assi los dexaron. maltractados de
ver ~u tesón é malicia. Solo un mucha-
cho ovo que enseñó á los españoles por
donde avían de yr hacia la mar. é los
guió hacia ella.e aportaron á Champolon,
que esta a par de la mar , é á treynla le-
guas de aquel pueblo'Macaclan.
Llegados á Champolon pormuchos b'os-
cages é ciénegas, hasta una jornada del
hallándose, é no conociendo la tierra, 6
aviendo perdido muchos compañeros en
estos riages, ó sin -saber á dónde se es-
tallan, salieron á unas hermosas savanas
ó vieron muchos é diverssos caminos', que
atravessaban. de unas partes á otras, con
que se alegraron mucho, E assenlado su
real donde les pareseió ser más á su pro-
póssito, Be pusieron, aquella noche algu-
nos compañeros en Bailo, é prendieron
cinco indios. "ipie y han" cargados de sal-la
tierra adentro: y estos los llevaron e guia-
ron otro día á Champolon, donde paros-
ció que estaban sobre aviso de su yda, é
salieron á rescebir á los ehripstianos más
de quince mili hombres, con muchos bas-
timentos para ellos é sus caballos, '.mos-
trando mucho placer. Aqueste pueblo de
Champolon es donde comience la gober-
nación de Yucatán por la parlo que confi-
na al Poniente con la Nueva España. Los
desle pueblo tienen cóntractacion con los
de otra población, que sé-diceXicálahdo,
ques toda de mercaderes, en la costa del
rio de Grijalva , á nueve leguas el un
pueblo del otró"; é tienen mucha conversa-
ción é tracto é saben servir á los ehrips-
tianos, ó lenian por señor al adelantado
don Francisco de Monlejo, con el qual ya
avian ávido inteligencia por sus mensaje-
ros. Hay en Champolon hasta* ocho mili
2U
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
rasas de piedra é cubiertas de pajas, é
otras algunas con acoteas, y es pueblo
cercado de un muro de piedra seca é con
buenas cavas. É quando supieron que
y han estos españoles, aquella cibdad les
liico en un solo dia é una noche un pue-
blo, ó mejor diciendo barrio, dentro de la
dicha gerca, 6 apartado de las casas de
los vecinos : en el qual avia su placa é ca-
sas , y en cada casa su caballerica , y en
aquella placa puesto mucho mahiz é mu-
chas aves é otros bastimentos, que bastá-
ran para dar de comer un mes á mili hom-
bres é más.
Allí los ápossentaron con mucha fiesta é
regocijo é cantando muchos areytosé con-
trapases en coros: 6 sin la provisión ya
dicha, cada dia daban á cada español una
gallina (ó mejor diciendo) una pava de las
ile la tierra é mucho mahiz , é para la no-
che mucho pescado é muy bueno de di-
verssos géneros. Y es cosa mucho de ver
que cada dia ordinariamente salen de
aquella cibdad mas de dos mili canoas á
pescar á la mar por su costa , é~ vuelven
cada noche. Dentro en la mar,- tres tiros
de ballesta ó un quarto de legua , está un
isleo, hecho á mano, cn'que hay diez ó do-
ce gradas en alto sobre la superficie del
agua, é sobre ellas una (orre bien alta de
piedra muy bien labrada , y- estaba llena
de ydolos , é allí honraban é celebraban á
su dios de la pesquería; é por aquella
torre tenían muchas cabecas de grandes
pescados secas, colgadas. Mas cómo á los
chripstíanos no les placen aquellas ydola-
trias, echaron todos aquellos ydolos á la
mar, é pusieron una cruz encima de la
torre; é luego el cacique dixo que quería
ser chripstiano, é fué bapticado, é pidió
que. le Uamassen Alonso Dávila , como al
teniente, y él fué su padrino. É assimes-
mo so baptizaron otros indios principales.
Fecha relación al adelantado , que esta-
ba cnChicalango, fué muy espantado y go-
cósc en extremo, como era ragon, de sa-
ber de su teniente é de los demás , que
con él avian aportado á Champoton , por-
que los tenían á todos por mucrtos^E lue-
go se puso en camino é vino á verlos en
canoas con toda su gente: en las quales
vistas los unos é los «otros' tomaron tanto
placer é alegría quanto se puede conside-
rar mejor que escribirse, é comunicaron
é platicaban continuamente , recontando
sus trabaxosos subgessos , dando por todo
infinitas gracias á Dios.
CAPITULO VI.
Cómo el adelantado don Francisco de Morüejo Fué á poblar al pueblo de Lácaro, que ¡os indios llaman' Cam-
peche, é Tundo una villa que se llamó Salamanca * ; é del nial subcesso de los españoles en esta jornada, é
de muebos trances que se siguieron en ella,
'espues quel adelantado é su teniente
ge juntaron, como la historia lo ha dicho,
é reposaron algunos dias en Champoton,
acordaron de yr á hacer su asiento en
olí a parte , trece leguas adelante en la
mesma costa, en el pueblo de Lácaro, que
eti la lengua de los indios se llama Campe-
che. É alli hicieron su assicnto: é no es
* Aqni suprimió el autor lo siguiente: «E cómo
desde alli envió á su teniente , Alonso Dávila , á
Chitcmal , por castigar aquel Goncalo , marinero,
renegado, que. estaba hecho indio; é de las cosas
que en este viage acontoscicron, e de la mucha miel
que hallaron e muchos COlmenarCl della de abejas
blancas é la cera negra é la miel muy buena, como
la de Castilla; é fui! lundada una población de chi ips-
tianos, que se llamó Cibdad Real ; ó cómo los de la
provincia deCocbua mataron ciertos españoles, quel'
capitán Alonso Dávila enviaba al adelantado; c có-
mo fue á castigar á los malhechores, etc.»
id-: indias i.ni.
menor pueblo que Cbampoton, é tiene otro
tal edeGdo en la mar , como el que se di-
xo dv susso , é assi dedicado a la pesque-
ría. Allí fundó el adelantado una villa,' é
llamóla Salamanca, é para tan poca ven-
tura é permanencia como las otras Sala-
mancas, (pie primero se fundaron, deque
se lia hcclio mención en los capítulos pre-
cedentes. \] fecho aquel pueblo, desde á
dos 6 tres meses vinieron allí algunos na-
vios é gente assiniesmo de mas españoles
por tierra desde México, e Mesaron ca-
ballos e otras. cosas para la nueva repú-
blica: ó (i cabo de este tiempo envió el
adelantado a ~u teniente Alonso Dávila a
la provincia é pueblos di' Cbitemal, don-
de otaba aquel mal chripMiano Goncalo,
marinero, lieeho indio: e llevó consigo lias-
la sessenta e cinco hombres é quince ca-
ballos. K poniendo en efetlo su camino es-
ta gente, passaron por una provincia que
se dice Tutuxio, que tiene de jurisdicción
treynla leguas inu\ pobladas: é mas ade-
lante llegaron á otra pro\ inda, que se lla-
ma (iochua, no menor que la primera,
porque. en las dos avia de longitud sep-
tenta leguas o más. E desde allí fueron
diez li guas adelante á la provincia de
(¡uayinill, é aposentáronse en un pueblo
desta provincia dicho Macanaho, en que
hay hasta tres mili casas ó quassi : 6 des-
pués que allí ovieron descansado vewile
días, procedieron su camino en demanda
'de t'.hilenial. Y los de Macanaho é olrrt
pueblo no menor quél, que se llama Yun-
peten, quisieron los hombres principales
dellos acompañar á los chripstianos hasta
Cbitemal-,
Al cabo déla provincia de Guaymill. pa-
ra entrar en la de Cbitemal , hay una la-
guna de dofe leguas de longitud, que
atravesaron en canóas, que los indios les
dieron , é passaron los caballos en la ma-
nera nuevamente usada, que la historiaba
dicho : las qualcs dieron los indios de Ba-
calal, ques á la orilla de aquella laguna.
XXXII. CAP. VI. 245
K aqueste pueblo provee de canoas á to-
dos los indios de aquella comarca por sus
fletes , de que viven ; pero á los españo-
les sirviéronlos con el passage franco é de
-lacia. É assi entraron en Cbitemal é ha-
lláronlo despoblado é sin hallar (pié co-
mer: el ¡pial es pueblo de dos mili casas,
á dos leguas de la costa déla mar é quas-
si cercado de agua , porque la costa está
de la una parte é la laguna de la otra, é
tiene una entrada por tierra de dos tiros
de ballesta.
Allí hallaron mucha é muy buena miel
é colmenares grandes de á mili é dos
mili colmenas en troncos de arboles,
bien fechos, con sus cebaderos y en-
tradas ; y es grande estagrangeria é con-
Iniciación allí de la miel, é no es menos
buena (pie la de (ladilla en color e sabor;
pero la pera es negra, cuino acabadle. Y
es cosa para notar la forma destas colme-
nas, porque cada una es tan luenga como
el braco tendido de un hombre, ó tan
gruessa ó mas que por la cintura, y está
en tierra tendida é tiene los extremos ata-
pados con una piedra de cada parte, 6
mu\ bien embarrada. Por encima é orillas
de aquellas piedras entrañé salen las abe-
jas por un agujero, que esta en la mitad del
\ aso de la colmena , en la mas alia parle
della; é háciala una piedra, desde la mitad
o de>de el dicho agujero, hacen su labor
é [láñales é sus celdas é vasillos muy bien
ordenados: ó de aquellos sale é se desti-
la la miel é \a á la otra mitad del vasoé
.cae en unas bolsas de cera , é aquellas se
hinchen della, é la otra cantidad mayor
de la cera toda queda á la otra parle de
la colmena. K (piando quieren sacar la
miel é castrar las colmenas ó qualquier
deltas, desatapan el vaso por aquella parte
derecha hada donde eslán las bolsas , y
en puntándolas, haciéndoles un agujero
tangruesso ó delgado, como quisieren que
salga el chorro de la miel, assi ella por
allí hace su curso, é viene mucho linda é
21G HISTORIA GENE
sabrosa ó limpia sin cera alguna , tan pu-
rificada, como si Iaoviesscn colado por un
muy limpio cedaco. Es cosa mucho para
ver é contemplar , é hay grandíssima can-
tidad é tracto en aquella tierra de aquella
miel , y especialmente allí'.
Las abejas son en la forma é tamaño co-
mo las de Castilla, excepto que en la color
estotras son blancas é muy domésticas, por-
que ni huyen ni hacen mal; é tomando una
é mastrujándola entre los dedos, huele muy
bien. El vaso de la colmena, como he di-
cho, es un troco ó-pedaco de un árbol va-
quado de dentro, é dexándole entero como
una caxa de un alambor, é tan delgado,
después de labrado, como el dedo menor
de la mano, ó. como le quieren dexar, é
por encima sin corleca é muy bien labra-
do, entalladas labores é follages de relie-
ve ; é cada vaso 6 colmena tiene esculpi-
da la señal é marca del señor, cuyo es el
colmenar.
Hay allí muy grandes é gentiles he-
redamientos de mameyes ó de cacao,
(jues una frucla como almendras, é que
corre por moneda , cojno mas largamente
lo podrá ver el lelor en el libro VIH , ca-
pítulo XXX, 6 las casas muy provcydas
de mucha -cantidad destas é otras (rucias
de bastimentos de la (ierra.
Mandó el capitán, dando principio al
castigo de aquel infiel marinero, é á la re-
belión é alcamicnlo de los indios, (piel
español que algund heredamiento destos 6
colmenar hallasse , que fuesse suyo 6 lo
-señalasse para sí con una cruz.
Allí se fundó un pueblo 6 llamóse Cib-
dad Real, porque este capitán Alonso Dá-
vila fué natural de Cibdad Real en Es-
paña.
Hay desde Chitemal á Campeche, don-
de quedaba el adelantado Monicjo, eient
leguas de tierra, alra\ essando de costa á
costa toda la provincia de Yucatán: y es-
tando en aquel assiento, acordó el capitán
Alonso Dávíla de \ r la costa arriba, por-
AL Y -NATÜRAL
•
que tiivo información qué tres leguas de
allí estaba aleado el señor de Chitemal
con toda Su gente. Y embarcóse con .veyn-
te y quatro hombres bien adereseados é
diestros ó seys caballos (á la usanca suya
de las canoas duplicadas); é otro dia al
guarió del alba, quando esclaresfia, die-
ron sobre los indios, sin ser sentidos , é
mataron muchos dellos, é prendieron más
de sossenta perdonas, é perdieron un ca-
ballo, que les mataron de una lancada.
Preguntando á los pressos por aquel be-
llaco mal chripstiano Goncalo, marinero,
dixeron que era mucrlo, é assi era ver-
dad.
Halláronse allí en este salteamiento
hasta mili pessos de oro labrado , en di-
versas piceas é joyas que aquella gente
usan ; é aqueste fué el primero oro. que
hasta estonces estos chripstianos en toda
la tierra avian Jomado ; é también se
ovieron algunas plasmas de esmeraldas é
turquesas é máscaras labradas de oro, é
de (ates piedras. E con esta pressa se
tornaron á Chitemal , desde la qual el te-
niente Alonso Dávila envió aquel oro al
gobernador Montejo con tres de á caballo
6 otros tres hombres á pié ballesteros ; y
en la provincia de Cochua , estando estos
mensageros seguros é cenando una no-
che, les malarpn los indios á todos seys
é á los caballos , é les lomaron .el oro é lo
que llevaban: é assi estuvo el teniente é
los que los enviaban esperando la res-
puesta más de un año, sin saber el mal
subcesso é muertcs.de los mensageros é
del pressenle. Pues cómo se les acabó el
mahiz é oíros bastimentos, y eran tan po-
cos los chripstianos, perdiéronles el te-
mor les indios, é comencaron á darles
guerra, de t;d manera, que constreñidos,
comencaron dentro del pueblo, por su ex-
tremada nescessidad, á hacer semenlcras
con sus manos é sudores, con ayuda de
algunos pocos indios, (pie en sus casas
mansos e domésticos los servían. Fue tal
DE INDIAS. LEB.
la continuación do la guerra, que vinie-
ron á se resumir estos pobladores de la
Compañía del tómenlo Alonso Dávila en
(piáronla hombres, 6 los diez dollos co-
xos ó manóos ó inútiles, y en qualroia-
balios ó una yegua. .
Llegados a esta nescéssidad, é dessean-
do Alonso Dávila sabor do sus men-age-
ros, fué con voynto y quatro compañeros
c tres caballos, ó tornó á passar aquella
laguna, que avernos dicho, ó dexó los es-
pañoles oíros o d ChitexuaJ. Entrando por
(itiavinill, luó rescchidu do paz, ó allí supo '
que sus mensajeros avian soydo muertos
\tov los indio» de <>>ohua: ó a->im -mo le
informaron que á Monlcjo lo avian dado
guerra . ó que lo avian muerto parte do
los chripslianos, o quél se avia ydo á .Mé-
xico, é (pie toda la tierra oslaba aleada;
6 assi era la verdad. E non obstante estas
malas nuevas, so determinó el capitán
Alonso Dávila dé yr á castigar los indios
do Cochua , é pidió para olio el favor é
ayuda de los indios de Cuayinill. y ellos lo
respondieron que do muy buena voluntad
S6 la darían: Ó assi fueron con los españo-
les hasta soyseicnlos amigos , o no quiso
mas llevar, por. la gnand calor o a ver po-
ca agua en el camino.
Llegados á un (piarlo de legua del pri-
mero pueblo de Cochua, oslaban detrás
de una albácrada muchos indios de guer-
ra coi colada, apartados del camino un i¡-
ro do flecha, tendidos en tierra: é cómo
•passaron los chripslianos adelanto é los tu-
vieron enmedio, huyeron los indios ami-
gos, é dexaron las cargas é la compa-
ñía , é volvieron las espaldas. É so co-
mencé la batalla . en que avia de los ene-
migos innumerable genio; é cómo estaban
entre arboledas, no'se podían servir de,
los caballos; y los españoles yban cansa-
dos é muertos" de sed, demás de ser po-
cos en número , é avian hallado 'cegados
los pocos, de que avian de beber, que los
desanimo mucho. Pero como la nescessi-
XXX11. CAP. VI. 247
dad suelo muchas yecos despertar los fla-
cos ó avivar los ánimos en los mayores
peligros, assi estos nuestros españoles co-
noseieron que otro socorro no los queda-
ba ni le atendían sino el celestial y el do
sus proprias virtudes é manos, mostróse
lo uno é lo otro- en -esta jornada: porque
el « apilan Alonso Dávila . viéndose en es-
ta clausura y estrecho, arremetió á pié é
la aibarradá, é con él don Alonso de Lu-
xan, é con puñales largos de medias es-
pada- i seyendti muy contrastados) & los
enemigos corlaron ira palo del palenque
y las ataduras de los hexucos con que es-
taba li abado, e peleando como valerosos
milites, passaron adelante. É por allí si-
guieron los do la compañía muy denoda-
damente, é les ganaron el albarrada, non
obstante (pie les hirieron tros españoles,
que despuea murieron, é matáronles un
caballo, ó. otros (res hombros se ahoga-
ron de sed: y quedó la vitoria por los
chripslianos cansados, é huyeron sus ene-
migo-, sin poder sor seguidos. Turó osla
batalla un (piarlo de hora, ó los vencedo-
res, aviendo muerto assaz de los contra-
rios, passaron adelanto á un lugar que
bailaron quemado, é un poco que allí
avia halláronle cegado: é cómo no sopa-
do hacer Otra cosa ni avia día para mas
caminar, pararon allí é pusieron el mejor
recabdo que pudieron en velarse : é los
que no volaban, daban orden en limpiar
el poco , que tenia sic(c ú ocho oslados de
hondo, ó para le limpiar ((pie aunque del
todo no estaba ciego, estábalo el agua)
metieron dos muchachos indios con los
cabostros.de los caballos, é con los cara-
giielles, añidiendo como mejor podían,
hirieron sogas con que los baxaron, ó
con calabazas é arañando sacaron parte
dé cieno, é después alguna agua tan bue-
na , que no bebieron mohos tierra é Iodo
que agua. É assi passaron aquella noche
hasta el siguiente din , que encomendán-
dose á Dios, procediendo en su camino»
Üi8
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
siguieron por donde les páreselo , porque se avian convertido en enemigos , é les
para volver atrás" no era ya tiempo, é los tenían aparejada otra albarrada é celada,
amigos de Guaymill, viendo sus pocas é no estaban de propóssito de los acoger,
mercas 6 poco número destos españoles,
CAPITULO VII.
F.n que se tracla cómo el teniente Alonso Dávila é sus compañeros ovieron otro recuentro é batalla con los
indios del pueblo de Cochua, que avian muerto los chripstiaiios que llevaban el pressente del oro al ade-
lantado; é cómo los españoles fueron maltraelaflos en este fecho de armas*, é otras particularidades nota-
bles que passaron estos militantes é trabaxados varones, hasta que tomaron el pueblo de Chilemal. •
La persona y esfuerce y vigilancia y
buen atendimiento y gentil conversación,
quel teniente Alonso Dávila tuvo, acom-
pañada de una natural virtud, sin repe-
lo ni altivez, é con una liberalidad muy
cierta de quanto él tenia para lo comuni-
car é dar á sus amigos é á quantos con
él andaban 6 le tractaban, fueron causas é
parles para ser, como fué, muy bien quis-
to, é aun para que si él tuviera ventura
de ser conoscido de un príncipe podero-
so, no pudiera dexar de hacerle grand se-
ñor. Viéndose este capitán en la fatiga é
trabaxos quel precedente capítulo nos ma-
nifiesta, é teniendo muy especial cuydado
de la salud é salvación de sus compañe-
ros, como de sumesmaé própria vida (pe-
ro siguiendo mi \ ¡age), el segundo dia que
escaparon de. la batalla .que se di\o de
susso , é -dos leguas adelante, hallaron
otra albarrada con muchos indios de guer-
ra puestos en anuas . los (¡nales eran de
aquel pueblo, donde avian muerto los seys
i hripstianos, é tomádoles el oro . como es
dicho. E como sabían que los españoles
yban contra ellos, estaban aperecbidos é
barreados con dos muios de madera é ar-
boledas e muy fortificados: non obstante
lo qual se lento la batalla por todas estas
causas, puesto que con mucha desaven-
* Aqui se lee en el códice original , aunque bor-
rado de manos del autor , á lo que parece: uE de
los muchos trabaxos, que en suma passaron c cómo
taja : lo uno, porque de nescessidad los
nuestros avian de ser acometidos, si ellos
no acometieran; lo segundo, porque no te-
nían ni - podían seguir otro camino sino-
aquel que los enemigos les tenían ocupa-
do ; é lo tercero, porque de nescessidad
avian de buscar do comer, é no lo tenían,
ni allí se lo avian de dar.
En fin , venidos a las manos , la bata-
lla fué con muerte de muchos indios é con
daño de los chripstianos : en lo qual heri-
dos los mas ó quasei todos , se retiraron
á fuera , quando vieron tiempo para ello,
é fueron á hacer noche á un pueblo pe-
queño de diez casas, que estaba al tra-
vés del camino, donde los guió un in-
dio, que solo les avía quedado de los de
Guaymill, que les dió la vida; porque
lodos estaban heridos, é los caballos assi-
mesmo é muy cansados, excepto el capi-
tal] Alonso Dávila, que no fué herido, por-
que le (piiso Dios guardar para (pie curas-»
seé sirviesseá lodos, como lo hacia y muy
bien, puesto que era el primero en los
peligros y el que mas trabaxaba con el es-
píritu é con su persona. Antes del dia dos
horas, comentaron á caminar desde aquel
pueblo, porque les pareseió, y aun assi
■ fuera, que si alli esperaran el sol, ningu-
no quedara con la vida : porque después,
lodos creyeron que por la misericordia de Dios fue
enviado en su ayuda el apóstol Sancliago , por cu-
yo aviso escaparon.»
DE INDIAS UB.
en esclaresciendo, llegó allí macha gente
de guerra do aquellos ron quien avian pe-
leado, ó do otros que de refresco con ellos
se avian juntado, que yban solire ellos 6
pensaban hallarlos alli durmiendo.
Siguiendosu honesta fuga, dixo Alon-
so Dávila á aquel indio que les avia que-
dado deGuaymiü, qnél le baria grand se-
ñor en aquella tierra, si le guiaba a el 6 á
los otros chripstianos al embarcadero de
(Jiitemal . donde avian quedado mis ca-
noas, y los llevaste por otro camino; y el
indio le d¡XO que as>i lo haría. E aquel
dia . aviendo andado tres leguas, los aliar-
lo del camino de (juaymill é los llevó por
otro, aunque asperissimó; é a medio dia
llegaron á un pueblo, que no hicieron sino
reposar en él media hora, é comieron al-
gunas maooreas de mahiz verde, 6 passa-
ron una laguna de dos tiros de ballesta á
vado, y en paites «1 vuelapié, con harto
peligro : que no parescia sino que como
salsa , para comportar el manjar di- las fa-
llirás passadas. se les ofreseian otras ma<
agrias, para rpte las primeras luviesson
por livianas fatigas, sevendo cada una dé-
lias quassi incomponibles y extremadas.
I'assados de |,i otra parle dosra agua,
avia un placel de otra tanta distancia, que
ahondaban por él los cahallos quassi has-
la las cinchas: é salidos de. alli entraron
jm)|- un arcabuco 6 boseage de arboledas
é matas muy cerrado, y el capitán Alon-
so Dávila y ha en la delantera con un nía-
chele ó puñal vizcayno, haciendo el cami-
no para lodos: que no avia Otro hombre
sano. La retrognárdia llevaba don Alon-
so de Luxan, y en los cahallos no yban
sino aquellos que mas faltos de salud ó
mas heridos estaban. Entrada la delante-
ra desia gente nuestra por el arcabuco,
ya muchos de. los enemigos comenoahaii
á passar fuera de la laguna Iras los ehrips-
tianos con grande grita : c dieron al arma,
é detúvose el capitán i^ue llevaba la de-
lantera, como es dicho, o volvieron con-
TOMO III.
XXXll. CAI'. VII 249
tra los enemigos solos quatro 6 cinco es-
pañoles ¡i detenerles el passo. los qualcs.
como es dicho , salían ya algunos de la la-
guna, gritando, al placel ques dicho. Es-
tonces don Alonso de Luxan , que yba en
la recaga . hico apear de su caballo á uno
de los heridos que en el yba, 6 cabalgo é
dio la vuelta sobre los contrarios por-aquel
placel, ó mejor diciendo pimlano ó ato-
lladero, que primero avian passado ca-
hondando: é como oompnoó á batir las
piernas con las espuelas, parescio (pie yba
corriendo, como si fuera por muy tiesto 6
buen terreno . e haciendo rostro á los ene-
migos no osaron atender, 6 se tornaron
al agua é a volver por donde venían . lo
qual notoriamente paresció cosa miraglo-
sa. E ya en esso se ponia el sol. quando
tornaron los nuestros á entrar por el ar-
cabuco ;-é visto (pie no pareseian indio-,
caminaron adelante. Y el camino estaba
tal de algún huracán, é lautos é tan gran-
des árboles caviloso arrimados é atrave-
sados o mezclados unos con otros, que
para andar un poco de distancia es tan
grandissimo Irabaxo y estorbo, como ib'
vuestro espacio, señor letor, lo podréys
entender en el libro VI, capitulo III, por-
que aquí no se inlerrompa la historia .
dando á entender qué cosa son los hura-
canes. Assi que, volviendo á la jornada,
á media noche llegaron á un pueblo de
diez casas, donde les fué bario consuelo
hallar un poco de mahiz , segunil yban
nesoessilados, cansados é muertos de
hambre é sed; é allí se apossentarori, lia-
ra reprJsar basta que! dia viniesse. E lue-
go otro dia , prosiguiendo en su camino
tres jornadas , no les fallaba miel, por la
abundancia que della hay en aquellas par-
le-, de la qual se servían para su susten-
tación ú vueltas de oíros manjares ó amar-
gos sinsabores, é también para curar sus
llagas: que tampoco Ies faltaban,
. Estando una noche Alonso Dávila pre-
guntando ú aquel indio ó lengua que que
230
IIISTOMA GENERAL Y NA1TRAL
lanío cslaban de poblado, dixb que otro
dia temprano llegarían al pueblo de Ma-
• canahao, desde el qual á la laguna hay
dos leguas, donde_ avian dexado las ca-
noas; pero que creía que avian de hallar
resistencia, la qual nueva pronosticación
ó sospecha puso en mucho cuydado á los
españoles , porque yhan todos heridos é
cansados é flacos, é tenían mas nescessi-
dad de reposar é curar sus llagas que de
lomar otras.
Luego el capitán , como cathólieo , les
dixo: «Señores, ya avoys oydo lo que
este indio dice, 6 por lo que aveys ex-
perimentado hasta aquí, podemos arbi-
trar en lo porvenir, aunque no dere-
chamente , lo que ha de ser alcanza-
do ; porque Dios solo es el que sabe per-
fettamente el fin que todas las cosas han
de tener. Pero á lo que la humana flaque-
ra puede sentir notoriamente por nuestro
cansancio y poco número, y por la multi-
tud desla gente bárbara, y porque vcen
que aborrescemos sus ritos 6 ydolatrias 6
les quebramos y rompemos y derribamos
sus ydolos, y condenamos y desprecia-
mos las costumbres 6 manera de vivir, y
en fin nos queremos hacer señores y á
ellos esclavos ó subditos nuestros en su
patria, en donde naseieron con libertad;
claramente está conoscido nuestro peligro,
é quán aborrescidos nos tienen estos in-
dios, ó quán aparejada tenemos la muer-
te, si Dios con su poder absoluto no nos
socorre. Y ya las cosas no están en sal-
varnos por nuestro esfuerce 6 virtuosos
ánimos, sino que ha de ser por misterio
é quererlo Dios , al qual' me encomiendo
y os encomiendo, y os pido por merced
que en Jhesu Chripsto, Nuestro Salvador,
\ en su preciosa Madre pongays toda
raestra esperanca, ó que muy devota-
mente le siipliqucys (¡ue sea su voluntad
ile llevarnos en salvamento al assiento de
l'liilcmal: é que si de otra cosa es Dios
más servido, que aquello se haga, é que
acabemos esta miserable vida, como ca-
Ihólicos. E luego haced vuestra oración
con la intención que los buenos chripstia-
nos deben ocurrir en sus nescessidades á
su Dios , é vereys cómo soys socorridos ó
ayudados en vuestra tribulación.»
Estas é otras palabras devotas dixo es-
te capitán, de manera que ningún reli-
gioso pudiera con mas gracia y efelto
atraer aquella fatigada compañía á orar
con tanto cuydado, encomendándose a
Dios atentíssimamentc. Yassi paresció que
sus sospiros y plegarias llegaron á la Di-
vina Magostad ; porque estando todos en
mucho silengio, desde a pocas horas en-
tró un soldado en su real dando voces, el
qual estaba en la guarda puesto en el ca-
mino en vela, é luego los españoles se
pusieron en armas, creyendo que aquella
vela avia visto ó sentido los enemigos. É
como llegó, preguntáronle que qué avia
visto , é dixo assi : « Estando yo velando
algo desviado al un lado del camino , lle-
gó á mí un cavallero acompañado con
otros seys ó siete cavalleros, c dixo: — No
duermas ; despierta , é vete é di al capi-
tán Alonso Dávila é á, los chripstianos que
vayan su camino é no teman, é quél venia
assi á se lo decir. » Y en el mesmo tiem-
po que la vela decia loques dicho, se sin-
tió una sancta fragancia ó suavidad de un
olor divino que paresció que los avia alen-
tado é confortado, é improviso fecho tan
fuertes ó sanos que ningún temor les que-
dó, é á muchos dellos , de goco , les sal-
taban las lágrimas, é decían á una voz é
de un crédito: a Sancliago glorioso, nues-
tro patrón de España , es este socorro qué
Dios por su misericordia con su Apóstol
nos envía.» E luego comencaron á cami-
nar, é bien paresció ser iniraglo; porque
entre todos los españoles no yban sino
tres caballos , é la vela decia que avia vis-
to Beys ó siete con aquel cavallero, ques
dicho que le habl^.
Como quiso amanescer, llegaron á un
1)1- INDIAS. l ili XXXII. CAP. VII
231
pueblo, en que avia muchos indios, ó no
despertaron, é passaron por él sin hacer
mal á ninguno ni sor sentidos : é de allí
pas-ados, legaron ailelanle á lasdiezdel
día al pueblo de Macanahao. Y entrados
en él hallaron que los indios estallan fue-
ra en el campo, esperando en otro camino
á los chrípetianoe para les dar la batalla,
e no avian quedado en el pueblo sino las
niugeres y los niños y con hurtos basti-
mentos: é dieron noticia á los indios de
los huéspedes que les avian venido, é
luego se recogieron llllleha gente dellos,
é por lu clemencia de Dios vinieron de
paz e uní'. Iroeado su mal propossito. Pro-
veyeron luego de bastimentos e" dieron
canoas á los españoles, en (pie se fiiessen:
que eran las mesmas de los clu ipslianos,
que ya entre sr las tenían repartidas, pen-
sando que todos eran muertos. Y estaban
los indios atónitos espantados de ver có-
mo avian venido hasta allí, é mirábanlos,
teniendo por maravilla é imposible cosa
estar allí, aunque los veian.
Embarcados en sus canoas, llegaron á
-ii assiento de Chilenial, donde avian (pie-
dado un caballo é una yegua é diez y ocho
o vewite españoles, los mas dellos cojos
é mancos y enfermos, é halláronlos vivos:
que DO fué mediocre, sino extremado é
grandíssimo el gOCO de los unos e de lo-,
otros. Iv luego tuvieron novenas en la igle-
sia el teniente Alonso Dávila e los que con
el volvieron, dando gracias á Nuestro Se-
ñor, porque assi lo avia fecho ron ellos: é
délos que a->i tornaron, murió un español
«pie venia mal herido-, é todos los de-
más sanaron.
CAPITULO VIH.
Como el cnpiUin Alonso Divita ■ los españoles que con él estaban, desampararon ■ despoblaron agüella
villa é assicnlo que avian fcclio en Chitcmal , i! se'fueron en canoas duplicadas por poder llevar los calía-
líos de la forma é usanca nuevamente i1 por ellos Inventada, é de los Iraliaxos extremados c trances que les
acaeseicron *, con que se da fin á esla relación del comendador don Alonso de Luxan.
Mucha lástima he de aquellos hidalgos
é personas valerosas, que militaron en
compañía del capitán Alonso Dávila, assi
porque el galardón (pie sus hacañas c
proecas consiguieron fué morir al lia sin
galardón ni premio de sus servicios, de-
más de que la eterna vida se dá á cada
uno, segund sus méritos: porque quisiera
yo que pues en esta vida tan poco ó nin-
gún descanso tuvieron, que á lo menos
sus deudo- mas propincuos no quedáran
sin algún premio para poder hacer algún
bien por sus ánimas: lo qual la misericor-
diosa Iglesia cathólica tiene bien pro-
veydo con la común é general é continua
Oración é sacrificios, que por todos los fie-
les cada dia celebra la sagrada Iglesia mi-
litante en lodos s|is templos de los chrips-
lianose fuera dellos. Y demás (leste sáne-
lo socorro para la memoria de tan memo
rabies milites, ovieran menester sus me-
rescimientOS é loa liles personas otra pluma
m i- á su propóssito que la mia, y que
fuera tan bastante en su alabanza é lama
que para siempre quedasse puesta é flxa-
da en el acuerdo de los vivos é de los
que están por nascer. Resciban mi volun-
tad iodos essos vivos é defuntos, que por
estos tranges ya dichos é por los que ago-
ra diré passaron, é á vueltas de sus in-
fortunios é miserias, cuenten con ellas mi
poca habilidad, si no he satisfecho al col-
* También en esla parle se hallan borradas al-
gunas cláusulas, referentes ¡i la historia, pero de po"
ca importancia , por lo cual no se reproducen.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mo de sus ¡minios invitos, puesto que yo
me. he esforzado de contar la verdad lia-,
ñámenle. . m
Y continuándola, digo, que viendo que
cada dia eran menos las fuergas 6 com-
pañía de Alonso Dávila, ó que por la
mar en canoas é por la tierra los indios
les hachan guerra, acordaron los chrips-
tianos que era nesgessario 6 aun forgoso
dexar aquella tierra: 6 tomaron treynta ó
dos canoas , 6 pareáronlas de dos en dos,
muy bien trabadas é ligadas, ó hicieron
diez y seys yuntas, para poder llevar los
caballos c la gente'de aquella su forma é
artificio, que la historia en algunos passos
(o ha contado: 6 quitaron las cruces, é
deshicieron la iglesia , 6 despoblaron
aquel pueblo, y embarcáronse para yr,
como fueron , la via de la gobernación de
Honduras.
En el punto que los indios ovieron sen-
timiento de su fuga, se apellidaron 6 die-
ron mandado á las comarcas , é de mu-
chas partes é con muchos fuegos se lla-
maban de unos pueblos á otros, puraque
a luda diligencia armassen 6 fuessen tras
los chripstianos, los quales, como la cos-
ta no se podía caminar por tierra , toma-
ron por mejor partido .yrse en aquellas
canoas de la manera questá dicho. E co-
mencando su viage, salieron muchas ca-
noas tras los españoles, é los siguieron
un dia hasta la noche
Es un gentil notable é cosa nunca oyda
en otra parte ni vista semejante dispusi-
pión de costa , porque toda es anegada de
la mar en mucho espacio, 6 por esso no
se puede caminar por tierra : 6 demás
desso desde que partieron por la mañana
con el terral navegaban engolphándosc
hasta perder quassi de vista la tierra , 6
después de' medio dia, quando tornaba la
viracon ó marea , volvían á la cosía.
Llevaban sus velas en árboles 6 mástel
puesto sobre aquel borde, en que ambas
canoas paleadas \han abracada-- e jimias
á manera de trévedes, porgue quassi al
pié do cada mástel yba de cada parte li-
gado otro palo ó pié , y el uno se fixaba
.en la una canoa , y el otro en la otra, para
quel mástel derecho é rescio estoviesse.
Llevaban indios pressos é con cormas,
que bogaban quando era menester, é sa-
bían la costa ; é á hora de vísperas, é al-
gunas veges gerca de la noche , llegaban
á la tierra., aviendo andado ó ganado seys
ó siete leguas. Y era cosa para maravi-
llar que justamente poco antes quel sol se
pusiesse, hallaban un rio ó estero con un
poco de arenal é playa gerca de la boca,
donde sacaban los caballos é la gente, de-
xando en las canoas guarda , é descansa-
ban allí en aquella eslrechera , que era
tanta ó tan medida , que si'-mas número
de chripstianos é compaña* fueran, no tu-
vieran lugar. Allí comían del mahiz que
llevaban ellos é sus caballos, que era
bien poco , é pescaban con redes que te-
nían, las quales entre dia navegando, ha-
gian de cabuya y henequén: é aqueste era
su exergigio, porque sin las dichas redes
no podían vivir ni sostenerse. En cada dia
las perdían ó parte deltas, é les convenia
no gessar de tal labor , á causa que los
pescados, que llamamos espadartes, hay
muchos en aquella costa, y estos se las
rompían ó llevaban muchas veges. El dia
siguiente volvían á navegar, y al fin del
hácia la noche les daba Dios otro rio, don-
de repossassen é sacassen sus caballos ó
la yenle e descansassen ; é desta manera
fueron por la mar más de doscientas le-
guas, que hay hasta Honduras.
Es de saber que para se proveer de
mahiz, quando se les acababa é de algu-
nos indios para el remo, porque algunos
se les escapaban é huían de la compañía
e se yban á nado por no bogar, tenían
• esta forma: que desataban algunas ca-
noas, é los chripstianos, que mas rescios
para Irabaxar se hallaban, entuban en
ellas e yban por aquellos rios arriba (por-
DE INDIAS. UB. XXXII. CAP. VIII
■2">:\
jqiie por las corrientes, oslando juntos, no
podían yr duplicadas J : y entrados la tier-
ra adentro, salteaban en las costas de los
ni'- ó cerca dellos) algunos pueblos, ó
tomaban algunos indios é bastimentos, é
de lo que llevaban. Bn tanto los que que-
daban en el real en la costa, cortaban ¡>al-
maa é bevueos para reparar las fallas 6
renovarlas de calafaleria ó atarlas, reli-
gándolas con nuevas cuerdas de bexucos
é sogas de damahagua, 6 cortejas de tal
•Arbol , que liarían porque las primeras
yban rocadas é inaltracladas, é avia nes-
i.essídud de- innova ligaron, para las tornar
.'i unir é atar en la. continuación de su via-
ge traba voso.
Siguióse que en una destas entradas,
que-tos fatigado» españoles hirieron pol-
los rios, buscando de" comer, fueron una
vez seys canoas con algunos dellos para
saltear un pueblo: é quando íi par del
lloraron, lloviendo muy resciamente, lia-
llaron que la barranca estaba mas de una
lauca de armas mas alta quel rio; é no
pudieiido entrar en tierra al pueblo, llegó
súbitamente la cresciente del rio , é tan
grande, que no solamente emparejó con
la tierra é barrancas altas, mas entró en
el pueblo, donde B6 pensaron perder, é
los indios de aquel lugar avian ya buydo
la tierra adentro. Estando en esta nesces-
sidad , se siguió otra no menor, é fue que
la cresciente les llevó todas las canoas, 6
los cliripslianos se subieron por arboles
para guarosrrrse, como mejor [ludieron.
É don Alonso de Luvan , que avia salido
en esta compañía , bailó por allí una pe-
queña canoa en quél solo ó un muchacho
indio se metieron, para volver al real, don-
de, en la costa de la mar e hora del mes-
mo rio estaba la otra gente, para que en
alguna» eanoasotrasde lasque allá tenían,
volviessen á buscar las quel agua les lle-
vó , é recogiessen los otros españoles que
en ellas avian y do. É basando por el rio,
se le trastornó aquella pequeña vasijaóca-
noa, é assido poruña parte della, y el mu-
chacho indio assimesmo, salieron al real,
asiendo y do desta manera por aquella
impetuosa corriente seys ó siete leguas;
no faltando muchos lagartos ó cocatri^es
en aquella ribera \ en todas las de la cos-
ta, ques lo que hace mayor el miraglo,
é que se conozca que lo permitió Dios, é
quiso guardar este cavallero por la salva-
ción suya e de todos los demás. É llega-
do don Alonso donde fué socorrido, (pu-
ya la corriente lo llevaba á entrar en la
mar, as»i como fue recogido é reposó po-
cas horas, volvieron con él diez canoas é
cargáronlas de mahiz, é losóles, ó axes,
6 miel e de lo que bailaron en aquel pue-
blo, ó recogieron sus canoas con liarlo
trabaxo (porque como baxó el rio-ó vol-
vló á su curso ordinario , avia puesto al-
gunas en tierra é algunas encima de los
árboles); ó recogidos á su real, continua-
ron su camino ó navegación.
Cómo en aquella costa es grande la
contraclacion de aquella fructa cacao, que
cune por moneda entre los indios, e le-*
es muy útil é preciosa ó la mas rica y es-
timada mercadería que tienen , van las
canoas de Yucatán ( Migadas de ropa (':
otra-; mercaderías á Una, é de allí las
vuelven cargadas de cacao; destas topa-
ban muchas dellás, é los indios atendían,
por no perder su mercadería, y estotros
ehripstianos tomábanles sus canoas, que
eran mejores é mas sanas, é dábanles la-
quellos traían, é passaban adelante.
Con esta trabaxada navegación, llega-
ron á un embocamiento, que llaman Gol-
plw Dul{ e, el qual es la boca de un po-
deroso rio; y era tanta la corriente, que
los metió tanto adentro en la mar, que
perdieron qúassi do vista la tierra, ó aun
algunos la esperanza do morir en ella,
é se pensaron anegar todos , é las canoas
haeián ya mucha agua. En fin, quiso Dios
ayudarlos , c volvieron á una punta , ó
allí hallaron buena la costa c ancha, ó un
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
rio de dos leguas auclio , que se dice el
rio de la Ula : é atravesaron á la otra par-
te , é hallaron muy buena é graciosa la
tierra, é saltaron allí á descansar. E so-
brevínoles tan grande viento del Norte,
que les llevó las canoas todas 6 las per-
dieron, estando una noche en tierra la
gente, é las canoas surtas con sus bótalas,
por falta de resones ó áncoras , é los tris-
tes indios que en cormas estaban dentro
dellas , como no pudieron nadar , se aho-
garon todos. Otro dia por la costa caminó
esta compañía con sus tres caballos é una
yegua, en que llevaban los mas enfermos,
é llegaron á puerto de Caballos, donde se
les murió uno de los tres ques dicho , é
porque la gente no lo comiesse, le hico
el capitán Alonso Dávila echar en la mar
con unapessa; porque no fuesse achaque,
si la gente le comiesse, que matassen los
otros que les quebaban , si aquel les su-
piera bien: el qual sin dubda no les
amargara, segund su hambre é nesces-
sidad.
Tardaron desde Chilemal hasta puerto
de Caballos siete meses , poco mas ó me-
nos tiempo , con la manera de vida que la
historia ha dicho, ques a mi juicio una de
las mas trabaxosas navegaciones que nun-
ca hombres han passado en estas partes
ni en otras. Allí supieron é conoscieron
á donde estaban, lo qual nunca avian en-
tendido en todo su viage.
Pássados del puerto de Caballos qualro
leguas, llegaron al rio de Ulua, que de
una |>artc é otra treynla leguas ambas sus
costas va poblado todo de huertas de ca-
cao (ques riquíssima cosa), é de ¡numera-
bles indios avecindados á barrios cerca-
nos unos ¡de otros en la boca deste rio.
En la costa de la mar hallaron una canoa
grande empalagada, llena de arena que
la mar debiera aver'allí traydo, ó limpiá-
ronla é hicieron remos ó subieron en ella
veynte é quatro hombres por el rio arri-
ba . dexando á la costa los enfermos é los
caballos : é andadas tres leguas , querien-^
do saltar en tierra , les fué resistido por
muchos indios flecheros ; é cómo los
chripstianos yban flacos é no tenían ya
armas de las suyas , que se les avian aca-
bado é gastado, tenian assimesmo arcos
é pocas flechas, é retiráronse por la mu-
cha moltitud de los indios contrarios, é
volvieron atrás. É viniendo el rio abaxo,
cerca ya del real , hallaron un pueblo vie-
jo con muchos mameyes, é cargaron la
canoa dellos é de cuescos dellos , que ha- •
liaban por tierra los cuescos. Y este bas-
timento llevaron para hager masamorras
de los cuescos , é también la canoa por
la costa para passar los rios que topassen,
é la gente yba por tierra costa á costa: é
assi llegaron hasta Honduras, que está
treynta leguas de aquel rio. É con esta
comida é cangrejos, que no faltan por
aquella costa, llegaron á Honduras, la
qual gobernación en essa sacón adminis-
traba el contador Andrés de Cereceda,
por muerte del gobernador Diego Albitez:
el qual Cereceda , cómo supo la yda del
capitán Alonso Dávila é los españoles , les
hico proveer luego de bastimentos con lo.
da diligencia, bien quinge leguas antes
que llcgassen , é llególes á tiempo este
refresco que lo avian bien menester.
Alli en Honduras descansaron quince ó
veynte dias , seyendo bien tractados del
vice-gobernador é de los otros españoles,
en el qual tiempo llegó una caravela de la
Habana, en. que se metió Alonso Dávila
con los que le quisieron seguir, é algunos
se quedaron allí, y él se fué á Campeche,
donde estaba el adelantado Montejo; é
quando se vieron, quedaron todos espan-
tados , porque tenian por muerto á Alon-
so Dávila é quantos con él avian ydo é
halládose en los trabaxos, que la historia
ha dicho.
Desde á pocos dias después que Alon-
so Dávila llegó, subcedicron tan grandes
nuevas del Perú é riquezas de la mar Aus-
DE INDIAS LIB.
•
Iral, donde andaban los capitanes Fran-
cisco Picarro 6 Diego de Almagro, que
loda ó la mayor parte de la gente, quel
adelantado Monlejo tenia, se le fué allá: 6
por no quedar solo é perderse allí, le fué
floreado volverse á México, como lo luco,
donde desde á poco tiempo murió el ca-
pitán Alonso Dávfla, del qual sin ofensa
de nadie se puede tener 6 loar por uno
de los valientes hidalgos é de los mas cx-
|iertos é hábiles capitanes, que en estas
partes ó india» han militado.
De>pucs de loques dicho, informados
Sus ^lageslades por parte de .Monlejo, as-
si de las cosas que U historia en suma ha
referido, como de otras, é del estado en
que estaba aquella gobernación de Yuca-
tán . mandáronla juntar con la de Hondu-
ras: é provej éronle de lo uno é de lo otro,
é el volvió á la tierra é suheedió adelan-
te el concierto é truecos, (pie la historia di-
XXXII. CAP. VIII. tón-
ico en el I capituló deste libro XXXII.
Y el adelantado Alvarado se fué con su
armada por la mar del Sur, como lo cuen-
ta el libro XXXI, capitulo XI. É cómo los
tiempos ('■ navegaciones no subcedieron á
su propóssilo , la gente de la mar se sa-
lió de la armada é se fueron todos á Mé-
xico. Estaba allí el adelantado Monlejo,
que avia ydo á que le cnlregassen & Su-
chimilco, conforme al assiento que se avia
dado entre él é Alvarado, el qual no se
la quiso dar ni entregar. E litigando los
dos sobre ello, recogió el Monlejo mucha
pai te de aquella gente, é los que más pu-
do de otras, é volvióse á poblar su gober-
nación en la tierra de Yucatán, ques muy
buena e lérlil e provechosa, donde al pres-
sente reside, que estamos ya en el año
de mili e quinientos é quarenta y dosaños
de la Natividad de Jhesu Chripsto. Nues-
tro Redemptor.
Este es el libro décimo quarto de la segunda parle , y es el trigéssimo tercio de la Ge-
neral y Natural Historia de las Indias , islas y Tierra-Firme del mar Océano : el
qual traeta de la provincia 6 gobernación e conquista é población de la Nueva Es-
paña, por el capitán Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdés, capitán de la fortaleca
de Sancto Domingo y coronisla del Emperador y Rey% nuestro señor.
PROHEMIO.
Yo sé cierto que digo verdad en lo que
escribo, y confiesso que en las cosas, en
quena heseydo pressente, podrían averme
engañado los que me dieron relación de-
Ib ~. Y sé que en estas historias se baila-
rán particulares materias, que contenten á
unos y enojen á oíros: y para que yo que-
de sin cargo y se deba creer que interes-
se ni passion no movió mi pluma á hablar
en perjuicio de nadie, base de acordar el
que lee (si mis palabras no le satisfacen)
que es general doliólo reprehender los
hombres unos íí oíros. Y por esto no me
faltarán á mí murmuradores, menos que
faltaron a los cscriplores antiguos, y mas
1 Calumnia conlurlial sapiente! el auforl roljiir
cordis ¡llius. (Lib. Sapient.)
dolos; porque a estas parles han passado
muchas diverssidades de hombres y len-
guas, é por la mayor parte mascobdício-
sos que continentes, é mas idiolas que sa-
bios, é mas envidiosos que comedidos, 6
mas personas de baxa sangre que hidal-
gos é ilustres. E quiero mas quedar abo-
nado oon uno de los virtuosos, diciendo
verdad, que contentar a todos los que no
lo son, mintiendo quanto mas que á mu-
chos do los. excelentes varones, que han
escripto, no les fallaron acusaciones, é pa-
ra el remedio dessas eslá escripto: En nin-
guna manera contradigas la palabra ver-
dadera*. Aristóteles dice que la verdad
2 Non conlradicas vnrlio verilalis lili" nimio.
(Eclevt., cap. IV, vors. so.)
DE INDIAS.
so lia do preferir a la amistad.' Y por lan-
(. i debov |c|i ir, tener rneini >ria que no lie
scydo tan falto dolía , que en treynta é
quatro años que lia que estoy en estas
parti's pueda aver ejiteiidido de un solo
hombre ( sino de machos) lo que yo no
ovierc visto en las cosas que son notables
y de calidad, que requieren información
de bastantes testigos, para que no se sos-
peche (pie no lie dado total crédito al las-
timado ó aficionado, ni le avie quitado
á los que deben ser creydos.
EstO, como lie dicho, se ha de enten-
der en aquello que presencialmente no
testificare; porque en lo demás yo quie-
ro (pie nv culpen, si me apartare déla rc-
titod que debe aver en tan peregrinas y
excelentes y nuevas historiaB, como son
aquestas, de quien tracto. Y si quisiere
tener atención el que me pensare repre-
hender, en las niesnias palabras é discur-
so que llevan , se conoscerá mi desseo;
porque como dice el lilósopho: Las pala-
bras dan señal de lo que está en la vo-
luntad s. •
No consienta Dios que yo diga cosa que
me dexe escrúpulo ni pen ado por mi par-
te; ni tengo fin á ofender á ninguno, ni
quiero quexas de amigos, ni do los vivos
[liiln lisonjas, ni quiero mt de los muertos
culpado. A lodos gnie Dios y ampare,
[mes quantos viven pueden ser mejores de
lo que son hasta que salgan desla vida y
gocen de la gloria eterna.
Aquí se tractará en este libro XXXIII
la conquista é pacificación é población de
la Nueva España , con mas brevedad de
la que podría aver en algunos passos,
porque los mas hombres son amigos de
conclusión, ó les enojan las cosas que se
pueden decir en pocas palabras, quando
son supérfluas ; mas cómo se ha de dis-
{ Lib. T, Elliicar.
2 Voces su 11 1 signa concepluum rorum qua? sunt
in anima passionum ñola?.
.1 Omnos onini nos manifestar! opportel anle
tomo ni.
IB. XXXIII. 2,",7
currir por los méritos de muchos, é las
obras, é condiciones son discrepantes en-
tre los que militan, no es de maravillar
que unos sean loados por sus virtudes, ni
que otros sean aditados, conforme a sus cul-
pas, pues que las buenas obras dan gloria
y fama á quien las hace, y las torpes y ma-
las dan vergiionea ó infamia á quien las
obra. Á este propóssito díce Sancl Pablo:
«Conviene que lodos parezcamos delante
del tribunal de ChripstO, para que cada
uno dé cuenta del bien ó mal que ha he-
cho 3. . Y mas adelante dice el mesmo
Apóstol: «Cada uno por sí mesmo ha de
dar cuenta á Dios de lo que ha fecho4.»
Y assi haré yo, si contra mi consciencia
dixerc de mas ó de menos de lo que de-
bo, aunque como hombre no podré sor
tan justo , que no tonga que enmendar ó
corregir en mis palabras ; pero, como ce-
loso de la mesma justicia, mi intención é
sentencia dolías suplirán tal defello, pues
que yo no hago estopara el ornamento
de la oratoria , sino para la médula histo-
rial é para el verdadero cfclto, que con-
tare. É ya ipii" en oslo no satisfaga al
que pellizcare mi~ renglones, daré cuenta
a quien la debo con aver fecho lo que en
mí ha seydo , sin negar íi mi persona tra-
baxo d i diligencia, informándome de lo
mas cierto para dar á cada uno lo que es
sino é le compete de mis vigilias. Y prin-
cipalmente porque no se pueda quitar ni
añadir en ofenssa ó en loor de algún ter-
cero, sin ofenderme á mí en lo uno y en
lo otro, si de la recia narración me des-
viasse, porque nunca desseé, ni busqué,
ni pensé hallar el ñudo en el junco. Como
refiere aquel proverbio vulgar (y es bien
dicho), quando uno quiere hallar en la co-
sa lo que no es, suélese decirle que bus-
ca el ñudo en el junco, cuya propriedad
•
tribunal Cliristi ut refera! unusquisque propria cor-
corporis proul gessit sive bonum, si malum. (Ad ro-
mán., cap. XIV).
4 [taque unusquisque prosse ralionem reddet Ueo.
33
258
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
natural es ser derecho ó sin ñutios. Pues
assi , seyendo igual á todos los que toca-
re', ó conviniere en este tractado ser me-
morados sin adulación ni parcialidad, se-
rá igual la pluma y el ánimo que la mue-
ve , c gloria é loor de Dios , en cuya con-
fianea prosigo.
Demás dcsto digo que yo tengo cédulas
reales, para que los gobernadores me en-
vión relación de lo que tocare á la histo-
ria en sus gobernaciones para estas histo-
rias. Y escribí é avisé al marqués del Ya-
lle , don Hernando Cortés, para que me
enviasse la suya, conforme á lo que sub-
cesivamente mandaba, é remitióme á unas
cartas misivas, que le escribió á Su Mages-
tad, de lo subc.edido.en aquella conquista,
é no curó de más ; é dessas , é de lo quo
me informaron , de todo haré memoria en
este libro XXXIIL
CAPITULO I.
En que se Irada del principio de la conquista de la Nueva España desde el tiempo del capilan Hernando
Corles, é del rico pressente, que envió al Emperador Rey , nueslro señor ; é cómo se aparló por esquisitas
formas de la obidiencia é amistad del adelantado Diego Velazquez , su superior, por cuyo mandado avia
ydo á aquella tierra: é decirse han oirás cosas, que conviene primero que se declaren para la inteligencia
del discurso de la historia.
¡A. viendo escripto en el libro -XYII el orí-
gen é primero descubrimiento de la Nue-
va España , me paresce que seria cosa su-
perfina repetirlo aqui, pues allí se dixo
particularmente quel primero español é
chripstiano (pie vido aquella tierra é la en-
señó á los chripstianos , fué acaso el pilo-
to Antón de Alaminos, en compañía del
capitán Francisco Fernandez de Córdova,
que yendo á rescatar ó saltea*r indios á las
Mas de los Lucayos, para traerlos á ven-
der á la isla de Cuba, alias Fernandina,
fueron transportados los que he dicho é
otros con sus caravelas, por fuerca de los
tiempos que se les opusieron, hasta tanto
que la fortuna, contra su voluntad, los
aportó á vista de Yucatán, donde toma-
ron tierra , é aun les mataron parle de la
gente. Estos tornaron á Cuba, é dieron
noticia al teniente Diego Velazquez de lo
que vieron, el qual armó luego ciertos na-
vios, é con el mesmo piloto envió por ca-
pitán á Johan de Grijalva, en cuya com-
pañía fueron los capitanes Pedro de Alva-
rado, que fué después adelantado é go-
bernador de Honduras é de Cualimala, 6
Francisco de Monlejo, que agora es ade-
lantado é gobernador do Yucatán. É des-
pués que estos segundos tornaron con
grandes nuevas é. muestras de la riquega
de la tierra, que vieron en la costa de la
Nueva España, tornó á armar el mesmo
Diego Velazquez , é con aquel proprio pi-
loto Alaminos envió al capitán Hernando
Cortés á aquella tierra, donde sus cosas
subcedieron tan prósperamente', que que-
dó grand señor.
Queda agora de decir de qué manera
alcancé su estado, é hico mayor el de
Céssar, conquistando é pacificando aque-
lla tierra; por lo qual Su Magostad le dió
Ululo de marqués del Valle con muchos
vassallos é renta para él é sus subcesso-
res. E para que la órden de la histo-
ria vaya reglada , segund (pie se debe
proceder, digo quo ydo el capitán Her-
nando Cortés á aquella tierra con diez
navios é tres bergantines é quinientos
hombres é diez é seys caballos ó siete ca-
pitanes de tierra, que se llamaban Alonso
Fernandez Porlocarrcro, Pedro de Alva-
rado, Francisco de Monlejo, Alonso Dá-
vila , Johan Velazquez , Diego de Ordás é
Chripstóbal de Olit , se desembarcó en el
Dli INDIAS. LIB. XXMII. CAP. I
puerto de Chalehilmelca , que por otro
nombre se llama Sanct Johan de L'lua
(|)ori|iie a-?i le llamó el capitán Jolmn
de Gríjalva quando lo descubrió). É lo
primevo en que entendió, desde á pocos
dias que estuvo en tierra, fué dar con
los navios al través, como buen guer-
rero, porque no quedándose los navios
en su ser, cxcusarianse mucha parte de
los motines, qur >e pudieran seguir en-
tre los soldados; ponpie allí yban de
diverssas. condiciones de gentes, unos
aficionados al inesmo Cortés, é otros al
Diego Yelazquej! , de la rpial amistad
luego se mostró apartado (lories, é lau-
to mas quanlo sus cosas \ban prospe-
rando, y él entregándose é sojuzgándo-
se parte de aquella tierra. Kn lo qual sir-
vió mucho una ó dos lenguas, que la for-
tuna é buena ventura suya le acarrearon;
porque (piando llegó á Cocumel, llevaba
relación en la instrucción que le dió Diego
Yelazquez, que avia siete chripstianos en
poder de los indios, que avian escapa-
do de un navio, que algún tiempo antes
avia dado al través en la cosía de Yuca-
tan, uno de los (males se decía Aguilar.
E aqueste, cómo supo que avia obripstia-
nos en la tierra, se fué á Cortés , aviendo
siete años que estaba allá; pero.los otros
scys,cómo estallan casados con indias, ó
con sus vicios, é tenían hijos en ellas,
apartados de la lee calholica , vivian ya
como indios é no quisieron reducirse á la
lee ni venir á la compañía de los españo-
les. Bien es de creer que los tales no po-
dían ser sino de vil casta é viles heré-
ticos.
E mas adelante, en otro puerto que se
dice Champoton, se tomó una india que
se decia Marina, la qual era natural de la
cibdad de México , é ciertos mercaderes ,
indios a víanla llevado á aquella tierra, é
aprendió muy bien c presto la lengua es-
pañola. Assi que, estas dos lenguas Marina
y el chripstiano Aguilar fueron mucho
caudal é parte para el buen SubéOSSO de
la empressa. Por manera que quando Cor-
tes llego con el armada al arenal de Cem-
pual, dió con los navios al través, é fuésse
íi la cibdad de Cempual, la qual se le dió
d vino ¿t la amistad de los chripstianos: é
allí se informó de la potencia, hermosura
é grandeva de la cibdad de México, é
luego entendió en la fundación de un pue-
blo . que llamo la Villa Rica.
Aquella cibdad de Cempual es muy vi-
c¡ isi e abundante de lodo lo nescessario,
segund la tierra, é de buenos edelicios
de piedra; y estos de Cempual fueron
buenos amigos de los chripstianos, por-
que los indios é ministros, rpie allí estaban
para mandarlos, eran oficiales é mayordo-
mos de la cibdad de México, y eran sus
principales, c residían allí , é Iniciaban
aquellos vassatlos de Cempual peor que á
esclavos, é aun á la cara no los osaban
mirar los vecinos. ■
Allí le dieron al capitán Hernando
Corles é á los españoles mucho oro é
joyas, en especial dos ruedas glandes,
una de oro é otra de piala, á manera de
planchas, é labradas de medio relieve;
é la de oro tenían en reverencia del
sol, é la de plata en memoria de la lu-
na. Pessaba la de oro quatro mili y
ochoi ienlos pessos . é la de piala (piá-
lenla é ocho é cinqQenta marcos: ca-
da una tenia nueve palmos y medio de
anchura é treynta de circunferencia. Las
quales yo vi en Sevilla en la casa de la
Contráctacion de las Indias, con otras mu-
chas joyas de oro é plata , é muy hermo-
sos penachos de plumas muy extremados,
que lodo era mucho de ver, que á Ccssar
enviaron pressentado el capitán Hernan-
do Cortés é la gente española, que con él
militaba, con sus procuradores Francisco
de Montejo, del qual de susso se higo
mención , é Alonso Fernandez Portocar-
rero, quassi en fin del año mili é quinien-
tos é diez y nueve. De los quales é del
2G0
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
raesmo piloto Alaminos yo me informé, é
supe que quedaban con Cortes hasta qua-
tro(;ientos hombres , é que aquella tierra
es muy fértil é rica , é la gente della be-
licosa é ydolátria , é de mucha familiari-
dad con el diablo, al qual hablan, é han
sus respuestas dél , é le sacrifican hom-
bres , é aun los comen , como mas larga-
mente se dirá adelante.
Estos procuradores de Cortés yban con
el pressente ques dicho , é a dar relación
de los servicios de Cortés, é procurar
aniquilar los de quien á aquella tierra le
envió con esta armada (que era Diego
Velazquez) como de la historia se puede
fácilmente colegir conformé á Verdad.
Desde Cempual fué Cortés la via de la
grand cibdad de México, é llegó á un lu-
gar que se dice Jalapa, donde halló mu-
cha comida : el qual está á sóplenla leguas
de México, y en estas hay las treynta de
camino despoblado, é una sierra muy alta,
que tiene tres leguas de subida muy ás-
pera, en la qual se hallaron entre los
oíros árboles salvages muchas parras con
uvas, é muchas colmenas de miel muy
buena en los árboles. E después que con
mucho trabaxo ovieron passado esta sier-
ra, llegaron á una laguna (que está en-
niedio de aquellos despoblados) salobre;
é cómo no avia otra agua , assi por falta
della, como por causa del trabaxo que
avian passado, enfermaron muchos chrips-
lianos, é se vieron en mucha nescessidad.
Desde allí fueron á un pueblo que lla-
maron Castilblanro , en el qual estaba un
señor que se decia Olintccle, é por otro
nombre Caltanmi, muy subjeto á Montc-
Clima, señor de México, é avíale des-
tilado una vez que se le avia rebelado.
Este tenia veynte mili vassallos, é para la
seguridad déla tierra tenia allí Monlecu-
ina una guarnición de cinco mili hombres
de guerra, é desde aquesta gente avia
postas de mensageros puestos en para-
das, ron que sabia Monteguma de hora
en hora lodo lo que en la tierra se hacia.
Tenia este Olintecle treynta mugeres
dentro en su casa, con quien él dormia,
á las quales servían mas de ciento otras;
é él era muy servido de los suyos : é te-
nia catorce mezquitas ú oratorios con mu-
chos ydolos de piedra, é cada dia sacri-
ficaba allí muchachos, é mugeres, é aves
codornices é palomas. Acompañaban su
casa é palacio continuamente mas de dos
mili hombres. Preguntáronle las lenguas,
por mandado del capitán Hernando Cor-
tés , si era vassallo de Monteguma , é aba-
xados los ojos en tierra, dixo: «Grand co-
sa me aveys preguntado: ¿é quién no es
esclavo de Monteguma, quanto más su
vassallo? Yo soy su esclavo y todos mis
vassallos lo son, y este es el mas pequeño
pueblo de quantos hay en su señorío. »
Preguntósele que quánta gente tenia Mon-
teguma. Dixo: «Decidme vosotros quánta
tiene vuestro Rey , é yo os diré luego la
que tiene mi señor, Monteguma. » É dán-
dole á entender con las lenguas la poten-
gia del Rey de Castilla , é sus grandes es-
tados é reynos, é la grand multitud de
sus exérgitos é armadas de mar é de tier-
ra, el indio respondió é dixo assi: «Ma-
yor señor es Monteguma , é más hombres
é vassallos tiene que hay pajas en todos
essós bullios é casas que veys: é tiene
más de treynta príncipes á sí subjetos,
que cada uno dellos tiene gienl mili hom-
bres é más de pelea.» En fin, quiso de-
cir que eran sin número, é que cada año
sacrificaba más de veynte mili personas,
al tiempo qiiél les daba el agua é las otras
cosas, significando la deidad de Monte-
guma, é que dél procedían lodos sus bie-
nes temporales, y él les daba el viviré
se lo (pillaba, (piando le plagia.
Pei'o porque mas puntualmente se diga
el discurso de la historia de Hernando
Cortés, quiero seguir en parle la relación
de sus mesruas cartas, escripias á Céssar:
las quales él primeramente envió con sus
DE INDIAS. LID. XXX11I. CAP. I.
20 1
procuradores ya dichos, que fueron por
él despachados á diez y seys de julio de
mili é quinientos 6 diez y nueve, desde
la villa de la Veracruz ((piel fundó) en
una nao, que avia ydo de mercadería a
aquella tierra, donde, assi lo ques dicho
como otras cosas muchas escribió. É des-
pués de aquellas primeras cartas dixo en
las segundas lo que se sigue.
CAPITULO II.
Cómo el capitán Hernando Corles determinó de yr á México, é cómo primero dió al través con los navios,
en que fue" a la Nueva España , temiendo que la genio que dexaba en la villa de Veracruz , ú oíros , se le
amotinarían; é cómo en el camino supo que rierlos navios del capitán Francisco de Garay andaban en la cos-
ta, i del gentil ardid que tuvo para aver lengua dcllos; é cómo tomó siete hombres, é la informayion que
dellos tuvo; c cómo ovo nolu ia del rio de Panuco é del señor del ; c cómo bu amistad con él fiyo, etc.
■ ..ti la primera relación que bico Hernan-
do Cortés á Su Map'-tad Cossárea, des-
pués que ovo dicho las cilidades é pue-
blos que tenia conquistados, dió assimes-
mo noticia de lo que los naturales le avian
dicho en aquella tierra de la persona é
grand estado de Montecuma; é supo que
estaba noventa ó cient leguas de donde
Cortés é los españoles eraban é de la
costa é puerto donde se desembarcaron.
E aun se ofresció por su letra de aver á
Monlecuma muerto ó presso, ó subjetar-
lo á la corona de Su Ma gestad Cossárea,
(• yrle a buscar do quiera ipie e«ln\iessc.
E con este propóssito se partió de la cib-
dad de Cempual, á la qual el puso nombre
Sevilla, c á los diez y seys de agosto, con
quince de caballo é trescientos peones,
siguió su camino, é dexó en la villa de la
Veracruz ciento y cinqilenla hombres de
pié é dos de caballo, haciendo una forta-
leza, É dexó toda la provincia de Cem-
pual con la tierra comarcana á la dicha
villa, en que avia hasta cjnqüenta mili
hombres de guerra, é cinqiienta villas é
forlalecas, muy seguras é pacíficas por
vassallos de Céssar, como hasta estonces
lo avian seydo de Montecuma desde po-
cos tiempos atrás , más por fuet ea que de
su grado, segund ellos decían. É después
que Cortés los ovo animado é traydo á la
obediencia é servigio del Emperador le
rogaron que pues ellos querían ser ami-
gos de los chripstíanos é vassallos de Su
Magestad. que los defendiesse déla tint-
ín, i de Montecuma, que los tenía por
fuerza, é les tomaba sus hijos páraselos
sacrificar á sus ydolos. É Cortés les pro-
metió que en él y en los españoles hallarían
toda buena amistad é favor, é quel Empe-
rador les baria mercedes si con lealtad
sirviessen á Su .Magestad. E para mas se-
guridad desta amicicia. por ser nueva-
miente contrayda, llevó consigo algunas
personas de los principales de aquella
gente, que uo le fueron poco provechosos
en BU camino. E porque algunos parciales
ú Diego Veíazquez, pessándoles de cómo
Hernando Cortés ya desconoscia la supe-
rioridad que le debia, queriéndose yr de
la luna, en especial quatro españoles,
que se decían Johan Escudero, Diego
Cermeño, pilólo, Goncalo do Ungria, pi-
loto, é Alonso Péñate, los quales fueron
pressos é acusados que querían tomar un
bergantín, que estaba en el puerto con
cierto pan é tocino, é matar al maestre
del, é yrse á la isla de Cuba, alias Fer-
nandina , á hacer saber á Diego Veíazquez
cómo Cortes enviaba la nao 'ques dicha
con aquellos procuradores é pressente que
se dixo en el capítulo precedente, los
quales fueron justiciados. E cómo en es-
las partes el Principe está lexos, é aqttes-
202
HISTORIA GENEHAL Y NATURAL
lo tocaba a las passiones del capitán Her-
nando Cortés é del que le envió, fácil es
de entender quán poco achaque bastaría
para que padesciessen todos aquellos que
le paresciesse á Cortés que le eran contra;
ríos 6 que no seguían su voluntad. Passe-
inos á lo demás.
Cómo Cortés vido que en su exército
avia diverssas voluntades, y porque de-
más de los que por ser criados ó amigos
do Diego Velazquez tenían voluntad de
salir de la tierra, avía otros que, por ver-
la tan grande é de tanta gente é tal , esta-
ban del mesmo propóssito, viendo el poco
número de los chripstianos ; é sospechan-
do Cortés que si allí los navios dexasse, se
le alearían con ellos, é yéndose todos los
que do aquella voluntad estaban, él se
quedarla solo ó quassi, é no seria parte
para conseguirse sus desseos, só color
que los navios no estaban para navegar,
higo dar con ellos al través en la costa. É
con este ardid ó prudencia quitó la espe-
i anca á sus milites de salir á la tierra por
estonces, é prosiguió su viage sin temer
que, vueltas las espaldas, le avia de fal-
tar la gente que en la villa dexaba.
Desde á ocho dias que los navios echa-
ron á la costa , é salido ya de la Veracruz
hasta lacibdad deCempual, que está qua-
tro leguas della, le avisaron desde la di-
cha villa cómo por la costa andaban qua-
tro navios, é quel capitán que Cortés de-
xó en aquella villa, avia salido á ellos en
una barca, é le dixeron que eran del ade-
lantado Francisco Garay, teniente de go-
bernador en la isla de Jamáyca , é que an-
daban á descubrir; é quel dicho capitán
de aquella villa les avia dicho cómo Her-
nando Cortés, en nombre de Su Magostad,
trnia poblada aquella tierra, é que avia
hecho aquella villa, que estaba á una le-
gua de donde los navios andaban, donde
se podían yr con el dicho capitán, é que
le harían saber su venida, é podrían to-
mar refresco é repararse , si alguna nes-
cessidad tenían ; é quel dicho capitán los
guiaría con su barca al puerto, é señaló-
selo con el dedo, donde estaba; é quellos
le avian respondido que ya avian visto el.
puerto é avian passado enfrente dél, é
que assi lo harían , como lo decía ; é que
se avia tornado al puerto el dicho capitán
con la barca, pero que los navios no le
siguieron, antes se andaban por la costa,
é que no sabían su propóssito. Lo qual
oydo por Cortés , se volvió á la villa , é
supo que tres leguas de allí los dichos na-
vios estaban surtos la costa abaxo, é que
ningún hombre avia salido en tierra. É
luego Hernando Cortés se fué por la cos-
ta abaxo con gente, por lomar lengua,
si pudiesse . de aquellos navios ; é ya que
llegaba á una legua dellos, topó tres
hombres que avian saltado en tierra, el
uno de los quafes deeia ser escribano , é
los otros dos yban para ser testigos de
cierto requirimiento ó notificación que su
capitán les mandaba hacer á Cortés, en
que se contenia quél avía descubierto
aquella tierra é queria poblar en ella , é
que le requería que repartiesse con él los
términos, porque su assiento lo quería
hacer la costa abaxo cinco leguas después
de passada Nantccal , ques una cibdad á
doce leguas de la villa, que agora se lla-
ma Alincria. A lo qual respondió Cortés
que viniesse su capitán ó se fuesse al
puerto de la Veracruz con los navios, é
que allí hablarían é sabrían deque mane-
ra venían, é que si (ruxessen alguna nes-
cessidad, los socorrería con lo que pudies-
se. I'] que pues decían que venian en ser-
vicio de Su Magostad, quél no desseaba
otra cosa sino que se ofreciesse en qué
servir á Su Alteca, é que en le ayudar
creia que lo hacia. A lo qual le replica-
ron (piel capitán en ninguna manera ni
la gente saldrían en tierra ni donde Cor-
tés estuviesse. De que se siguió que assi
como fué de noche, se puso Cortés en ce-
lada enfrente de donde los navios estaban
Di; INDIAS. LIO.
surtos, ó estuvo secreto hasta otro dia
quassi á medio dia , cre\endo quel capi-
tan ó piloto saldrían á tierra: c visto que
no salían, hipo quitar los vestidos á aque-
llos mensajeros y escribano que fueron ¡i
le hacer el requirimienlo, é bico vestir á
otros tres de los suyos aquellos vestidos,
é. que se llegassen á la playa ó Uamassen
«'i los de los navios. É luego salieron con
unH barca hasta diez ó doce hombres con
ballestas y* escopetas: é los españoles que
llamaban desde tierra , se apartaron tic
la playa á unas matas , que estaban cer-
ca, cómo (pie se y han á la sombra do-
lías, por causa del mucho sol que hacia.
E as-i sallaron qualro hombres en tier-
ra, los dos ballesteros é los otros dos es-
copeteros, ('• como estaban cercado- de
la gente que Cortés tenia en la playa
escondida fueron lomados; y*el uno era
maestre de la una nao, é puso fuego .'i la
escopeta , é matara al capitán de la Ve-
raerá* , sino que á la mecha le falló el
fuego, é no prendió; ó los de la barca
se apartaron dentro en la mar, 6 antes
que Uegasse á los navios ya yban a la
vela. Di' aqucll&s siete hombres se infor-
mó Cortés como avian llegado á un rio,
que eslá trevnla leguas de la cosía abaxo,
después de passada Almería, é que allí
avian hallado buen acogimiento en los na-
turales 6 les avian dado de comer por
rescate; é que avian visto algún oro, que
traían1 los indios, aunque poco; ó que
avian rescatado hasta tres mili pessos de
oro, 6 no avian saltado en tierra, mas de
XXXIII. CAP. II.
que avian visto ciertos pueblos en la ri-
bera del rio, é que en ellos no avia ede-
Ccios de piedra , sino de madera é paja .
excepto que las casas tenían altos hechos
á mano.
Esto supo Cortés más por entero de
aquel grand señor Montecuma é de cier-
tas lenguas de aquella tierra quél tenia
consigo, a los quales é á un indio que en
los dichos navios traían del dicho rio, que
también Cortés les tomó, envió con cier-
to-; mensajeros del dicho Montecuma pa-
ra que bablassen al señor de aquel rio,
que se dice Panuco, para le traer á su
amistad é al serv icio de Céssar; y él le
envió con ellos una persona principal, (pie
decían qué era señor de un pueblo, el
qual dió á Cortés de su parte cierta ropa
é piedras é plumages, é le dixo quél ó
toda su tierra eran muy contentos de ser
vassallos del Emperador é amigos de Cor-
tés é de los chrípstíanos. Y el capitán
Hernando Cortés lo envió otras cosas de
las de España , con (pie aquel principal
se fué muy contenió para su señor; y lan-
ío contento, (pie (piando los oíros navios
de Francisco Caray allá aportaron, el di-
cho señor de Panuco envió á decir á Cor-
tés cómo los navios estaban en otro rio,
lesos de allí cinco ó seys jornadas, é que
les hiejesse saber si eran sus amigos ó de
su naturaleza los que en ellos venían, por-
que les haría dar lo que oviessen menes-
ter, é quél les avía hecho llevar ciertas
mugeres é gallinas é otras cosas de co-
mer, é assi se haria, si eran sus amigos.
264
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO III.
Cómo el capitán Hernando Cortés prosiguió su camino para yr á ver á Monleeuma , señor de México , é del
buen acogimiento que le fué hecho en las tierras de sa señorío , é cómo se apartó deste camino por consejo
de los indios de Cempual, sus amigos , para yr á ver é contraer amistad con Tascaltecle , é cómo en fin se
hico el amistad c confederación con ellos.
r artido .Hernando Cortés con la gente,
que de susso se díxo, para yr á verse con
Montecuma , fué por la tierra é señorío de
Cempual tres jornadas, donde de todos
los naturales fué muy bien hospedado, é
con mucho plager resgebido. É á la quar-
ta jornada entró en una provincia, que se
llama Sienchimalen , en la qual hay una
villa que por su sitio y assiento natural-
mente es muy fuerte , porque está en una
ladera de una sierra muy áspera , é para
la entrada no hay sino un passo de esca-
lera en una peña viva, ques imposible
passar por allí sino gente á pié (no resis-
tida) , y aun con harta dificultad ; y en lo
llano hay muchas aldeas é pueblos de a
quinientos , é á trescientos , é á doscien-
tos vecinos labradores , que serón por to-
dos cinco ó seys mili hombres de guerra;
y esto es del señorío de Montecuma. Allí
rescibieron muy bien á los españoles, é
les dieron muy bien los bastimentos nes-
cessarios para su camino; é dixeron al ca-
pitán Hernando Cortés que bien sabianque
yba á ver á Montecuma, su señor, é que
fuesse cierto quél era su amigo , pues que
les avia enviado á mandar que le hiciessen
buen acogimiento a él é á los chripstianos,
porque en ello le servirían mucho. E Cor-
tés les respondió graciosamente por su
buen comedimiento, é les dixo quel Em-
perador, nuestro señor, tenia noticia de
Montecuma, é le avia mandado que le
fuesse á ver, 6 que assi lo hacia é ponia
por obra ; é passó un puerto que está al
fin de aquella provincia, é llamóle el puer-
to del Nombre de I)io>, por ser el primero
passo áspero, que en aquella tierra avian
passado los españoles , el qual es tan agrio
é alto, que en España no se sabe otro tau
dificultoso de passar (segund" Cortés por
su carta lo escribió).
Passado aquello sin contradicion algu-
na, halló en la baxada del puerto otras
alquerías ó aldeas de una villa ó for talega,
que se dice Texnacan, que assimesmo era
del mesmo Montecuma , donde no menos
bien que de los de Sienchemalen fueron
los españoles rescebidos ; é les dixeron de
la voluntad de Montecuma lo que los tes-
tigos avian dicho, y Hernando Cortés les
satisfigo de palabras gratas é amorosa-
mente, confortándolos á su amistad.
Desde allí fué este pequeño exército de
los españoles é su capitán tres jornadas de
despoblado de un páramo deshabitado, á
causa de su esterilidad é 'falta de agua é
mucha frialdad que allí hay : por lo qual
los españoles padescieron mucho trabaxo
de sed é hambre , é les tomó una tempes-
tad do granigo é agua en aquel despobla-
do, que demás del peligro de la piedra, que
cayó mucha é gruessa , pensaron morir
de frío, é de hecho murieron giertos in-
dios de los mansos, que tenían é avian lle-
vado de la isla Fernandina.
En fin destas jornadas ques dicho, pas-
saron otro puerto, aunque no tan áspero
como el primero: en la cumbre del qual
estaba una torre pequeña , que quería pa-
resger á los humilladeros que por devo-
ción se usan entre los chripstianos en al-
gunas partes, y assi eran oratorios de in-
dios, porque estaban allí ciertos ydolos,
é al rededor de la torre avia mas de mili
carretadas de leña cortada é apilada muy
DE INDIAS. LID.
compuesta ; é puso nombre Hernando Cor-
tos á este paso el puerto de la Lena. A
la basada desle puerto, entre unas sier-
ras ásperas, llegaron á un valle muy po-
blado de gente, que segund ella pareseja,
del lia ser gente pobre. É después dé aver
andado dos leguas por aquella poblar-ion,
llegaron á un assiento algo mas llano, don-
de vivía el señor de aquel valle, 6 tenia
las mejores é mas bien labradas casas, (pie
hasta estonces los españoles avian visto
en aquellas partes; porque eran todas de"
cantería labrada e muy nuevas, é avia en
ellas muchas é muy grandes salas, é mu-
chos émuy buenos aposscntos.é muy bien
obrados.
Este valle c población se llama Cal-
tanmi, é al señor dél por su nombre
proprio llaman Olintccle, como se dixo en
el capítulo I. Allí fueron los españoles muy
bien apossenlados é servidos; é después
(pie Hernando (lories ovo hablado á aquel
señor muy amorosamente, é le dfaco qué
eran los chripstianos, 6 que yban á aque-
lla tierra por mandado del I-Imperador
universal de todos los chripstianos , 6 le
dixo, (pian encarescii lamente supo, la gran-
deva é poder de Céssar; preguntóle pol-
las lenguas si era vassallo de Monlecuma,
ó si era de otra parcialidad ú opinión: el
(pial muy mlmirado e eom i ( -.paulado de
tal pregunta, le respondió é dixo assi:
«¿Quién no es vassallo de Monlecuma?»
Queriendo decir que .Monlecuma era se-
ñor del mundo. A lo (pial Hernando Cor-
les le replicó sonriéndose , como quien
burlaba de su ignorancia, é le dio á en-
tender que se engañaba', é manifestóle el
poder graudíssimo del Emperador, dieiea-
dole que avia otros muchos en el mundo
mas poderosos que Montecuma, é ningu-
no ygual del Emperador: antes todos le
son inferiores , le dixo , é que tenia in-
numerables príncipes é señores é capi-
tanes vassallos suyos, é que assi lo avia
de ser Montecuma , ó tener por muy grand
TOMO III.
XXXIII. CAP. III. 2G.-i
merced ser suyo con todos los naturales
de aquellas parles. E assi le requirió á
este Olintccle que lo fuesse él, si quería
ser honrado é favorescído , é que si assi
no lo hiciesse, seria punido é libraría mal.
E que para quel Emperador tovíesse por
bien de le rescebir por suyo, que debía
dar algún oro , que A Su Magestad se en-
viasse. A eslo respondió que oro él lo te-
nia : pero que no se lo quería dar. si Mon-
tecuma no se lo mandasse , pero que man-
dándolo el , quel oro é su persona é quan-
lo tenia le daría. E por estorbar Hernando
Cortés (pie no oviesse escándalo ni estor-
bo en su prQpóssitO é camino, disimuló,
e replicó que presto le enviria a llamar
Montecuma, ó le mandaría que le diesse
el oro é quanto toviesse.
AHI fueron á ver á Cortés otros dos sé-
ñores, que en aquel valle tenían su tierra,
6 le dieron ciertos collarejos de oro de
poco pe.—o e valor, é siete ú ocho escla-
vas, á los (piales Cortés dió las mejores
palabras que supo decirles para su con-
tentamiento. E desde a quatro ó cinco
dias que allí estuvo, se partió é se fué al
as-imlo de uno de aquellos dos señores,
que estaban á dos leguas de allí, el valle
arriba: el qual principal se decía Iztaemis-
tan, el señorío del qual era tros ó quatro
leguas de población al luengo, sin salir
casa de casa, por lo llano de un valle, ri-
bera de un pequeño rio (pie va por él. Y
en un cerro muy alto está la casa del se-
ñor con la mejor fortaleca que hay en la
mitad de España , é mejor cercada de bar-
bacanas é muros é cavas, y en lo alto
desle cerro una población de hasta cinco
ó seys mili vecinos de muy buenas casas
é gente algo mas rica que la del valle
abaxo. Allí fué muy bien rescebido Cor-
tés é los que con él yban , é les dixo es-
te señor que era vassallo de Montecuma.
Allí estuvo Cortés tres dias, porqueta
gente descansasse de los trabaxos que en
lo despoblado avian passado, é por espe-
34
2G6
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
rar quatro mensagcros de los naturales de
Cempual , que yban con él , é los avia en-
viado desde Caltanmi á una provincia
muy grande, que se llama Tascalteca, qué
Je avian dicho que estaba gerca de allí,
los naturales de la qual provincia eran
amigos de los de Cempual y enemicissi-
mos de Montecuma. E diéronle á enten-
der los de Cempual que le querían confe-
derar con aquellos, porque eran mu-
chos ó muy belicosos é diestros en la
guerra, ó confina su tierra por todas par-
tes con la de Montecuma , con quien
continuamente tenían guerra: y pensa-
ban los de Cempual que se holgarían los
de Tascalteca con Cortés é los chripstia-
nos , é que los favoresceriah , si el Mon-
tecuma se quisiesse poner en algo é so
mostrasse contrario á los chripslianos.
Essos mensageros, en todo el tiempo
que Cortés estuvo en el valle ques dicho,
que fué en todo ocho dias, no vinieron, é
preguntó á aquellos principales de Cem-
pual que con él yban que cómo no torna-
ban, c dixéronle que debía de ser léxos
é no podrían volver tan presto. E viendo
que se dilataba su vuelta , é que aquellos
principales de Cempual certificaban é ase-
guraban mucho la amistad é Seguridad de
los de aquella provincia, acordó Cortés de
yr allá : é á la salida del valle halló una
grand cerca é muro de piedra seca , tan
alto como estado é medio, que atravesa-
ba lodo el valle de la una sierra á la otra,
é tan ancha esta muralla como veyntc
piés, é por toda ella un pretil de pié y
medio de ancho, para pelear desde lo al-
to, é no tenia mas de una entrada tan an-
cha como diez passos, y en aquella entra-
da traslapaba ó doblaba la una cerca so-
bre la otra, á manera de rebellín, tan
estrecho como quarenla passos, de for-
ma que la entrada era a vueltas é no de-
recha. E preguntada la causa de aquella
cerca , dixeron a Cortés que la tenian as-
si, porque era frontera de aquella provin-
cia de Tascalteca , la. qual gente es de
■enemigos de Monteguma, é tenian siem-
pre guerra cotí él. É los naturales de
aquel valle le rogaron á Cortés que , pues
yba á ver á Montecuma su señor , que no
passasse por la tierra de aquellos sus ene-
migos , porque creian que serían malos é
le harían algún daño , é quellos le lleva-
rían siempre por tierra de Monteguma, sin
salir della, é por donde seria siempre
bien resgebido. Los de Cempual degian
que no los creyesse, sino que fuesse por
allí , é lo que aquellos le degian era por
le apartar de la amistad de aquella pro-
vincia , é que eran malos é traydorcs los
de Monteguma, é le llevarían á meter
donde no pudiesse salir. Pues cómo Cor-
tés tenia mejor concepto de los de Cem-
pual que de los otros, tomó su consejo y
siguió el camino de Tascalteca, llevando
su gente lo mejor ordenada que pudo, y
él yba delante bien media legua , recelán-
dose de lo que después subgedió , por te-
ner tiempo de descubrir el campo, é si
algo se ofresgiesse , toviesse lugar de se
recoger é concertar éapergebír los chrips-
tianos para su defensa.
Después que ovieron caminado quatro
leguas, encumbrando un gerro dos do á
caballo, que yban delante del capitán
Hernando Cortés, vieron ciertos indios
con sus plumages, que acostumbran traer
en la guerra , é con sus espadas é ro-
delas: los ((líales assi como vieron los de
caballo, huyeron, é como llegó el capitán,
hicolós llamar é decir que no oviessen
miedo, é fué mas adelante hágía donde
estaban hasta quinge indios, losqualessc
juntaron é comengaron á tirar cuchilladas
é dar voges á otra gente que estaba en un
valle, é pelearon con essos pocos españo-
les corredores é con Cortés ile tal mane-
ra, que les mataron dos caballos é hirie-
ron otros tres é á dos de caballo. Y en es-
to salió la otra gente, que serian hasta
quatro ó ginco mili indios; é ya se avian
DE INDIAS. LIM.
XXXHI. CAI'. I!!.
207
juntado con Cortés hasta ocho de caballo
sin. los muertos, que pcleaYon con los
contrarios, haciendo algunas arremetidas
y entradas en ellos, é hirieron los que
podían, é teniéndolos hasta esperar los
españoles, que con uno de caballo les avia
enviado a dt-cir Cortés que andoviessen.
En estas escaramuzas fueron alcanzados
6 muertos cínquentn ó sessenta indios, sin
que los cliripstinnos rescibíessen mas da-
ño del ques dicho, puesto qué los contra-
rios peleaban con mucha osadia; mas co-
mo estos corredores ques dicho eran to-
dos de caballo, entraban é salían á su
salvo, é con daño de los enemigos, los
quales desde que vieron quel restante de
los españoles se acercaban, se retruveron
porque eran pocos, é dexaron el campo
a los cnripslíanos. B después de se aver
ydo, vinieron ciertos mensageros é dixc-
ron ser de la provincia ques dicha, é con
ellos dos de los mensageros que Cortés
avia enviado, é dixeron (pie los señores
no sabían nada de lo que aquellos avian
hcCD*0, que eran (le comunidades, é que
sin licencia lo avían hecho, é (pie á ellos
les pessaba, é que pagarían los caballos
que avían muerto, é querían ser buenos
amigos de los chríp-tiauos, é (pie fuessen
en buen hora venidos á su tierra, é que
en loda ella serían inu\ bien re.-cebidos é
tractados. El capitán Hernando Cortés les
respondió que les agradecía lo (pie de-
cían, é «piel lo- tenía por amibos, é yría
como ellos de(;ian, adelante.
Aquella noche se fui; i'i apossentar é
repossar á par de un arroyo una legua de-
lante de donde esta guasábara ó recuen-
tro passó ; é porque ya era tarde , é la
gente yba cansada , durmieron donde es
dicho; pero á buen recabdo de velas é
centinelas de á pié é do a caballo. Écómo
llegó la claridad del día siguiente, partie-
ron de allí por su orden é con sus corre-
dores adelante, é llegaron a un pueblo
pequeño, ya el sol saliendo: é allí vinieron
los otros dos mensageros llorando , é di-
xeron que los avian atado para los matar,
é (pie aquella noche de antes se avian
escapado ; c a dos tiros de piedra dcllos
asomo mucha cantidad de indios, é muy
armados, según su costumbre, ó con una
grita que parescia que agrian los cielos,
comenzaron ¡i pelear con los chripstianos,
tirándoles muchas varas é flechas. Eston-
ces Hernando Cortés les comentó á hacer
requirímientos con las lenguas que lleva-
ba, é aun por ante un escribano, protes-
tándose para salisfacion de la consciencia
real é suya é de los españoles, é para
justificación do su defensa é guerra prés-
tenle é porvenir; é quanto más en csso
se ocupaba y entretenía á los chripstianos
que no peleassen , é pedia la paz con mu-
cha instancia , tanto mayor priessa é atre-
vimienlo ponían en ofender álos nuestros.
Por manera que viendo el general capitán
que sus palabras podían dañar á los es-
pañoles en los detener é impedir su de-
fensa, é que por ellas crescia la soberbia
délos adverssários, dio señal á su gente
para que peleassen, y él delante dcllos,
como denodado capitán , pelearon con
tanto esfuerzo entre más de cient mili
hombres de pelea que por todas partes
los lenian cercados, que era cosa mara-
villosa ver lo que los chripstianos hi-
cieron lodo aquel dia en pesso, sin des-
cansar hasta una hora antes quel sol se
pusiesse é (pie los contrarios se retruxc-
ron. • .
Afirman los que en esta batalla so ha-
llaron que nunca tan poco número de es-
pañoles, ni de oíros chripstianos pudieron
en el inundo hacer en una jornada tan fa-
mosa expiriencia de su esfuerzo contra
tanta moltitud de adverssários. Los quales
retraídos", como es dicho , comenzaron á
tirar media docena de tiros pequeños de
bronce , é finco ó seys escopetas, é (piá-
ronla ballesteros, é con los trece de ca-
ballo que los quedaron , é hicieron mucho
2GS
HISTORIA GEXF.RAL Y NATURAL
daiio en los enemigos, sin le rescebir de-
llos más del cansancio é trabaxo de pe-
lear , é la hambre 6 sed , que no era no-
ca: en lo qual paresció que era Dios el
que peleó por los nuestros, pues que en-
tre tanta moltilud 6 tan animosa é diestra
gente en el pelear , ó con tanto género
de armas para ofender a los chripstianos,
salieron tan libres.
Aquella noche el capitán general se hi-
co fuerte en una torrecilla de aquellas
ydólatras, que estaba en un cerrillo, y en
ella algunos ydolos que aquella gente
honran y adoran; é como passó la noche,
al punto del dia mandó el general que
quedassen doscientos hombres y el arti-
llería en el real, y él cabalgó con los de
caballo é cient peones otros chripstianos,
c con hasta quat rocíenlos indios de los de
Cempual, que llevaba consigo, é otros
trescientos de Iztaemislitan, y antes que
los enemigos toviessen tiempo de juntarse
les quemó Hernando Cortés cinco ó seys
lugares de hasta cient vecinos ó mas cada
uno dellos, é prendió quatrocienlas per-
sonas entre hombres é mugeres , c reco-
gióse al real, peleando con los contrarios,
sin rescebir daño alguno. Luego otro dia
siguiente, en esclaresciendo , dieron sobre
los chripstianos más de ciento é quarenta
mili hombres, que cubrían la tierra, que
verse podia. (Pongo este número ciento
6 quarenta mili puntualmente , porque as-
si lo escribió Hernando Cortés á Su Ma-
gostad). Este acometimiento de los indios
fué con tanta determinación, que algu-
nos, con mas esfucroo que prudencia, se
atrevieron á entrar en el real , ó andovie-
ron á cuchilladas con los españoles; pero
quiso Dios en tal manera favoresoer los
chripstianos y diérónsé ellos tan buen re-
calólo á su defcnssa, que en espacio de
quatro horas avian fecho lugar, para que
dentro de su real no los ofendiessen, pues-
10 que no cessaban en sus arremetidas,
hasta que do cansados los infieles, é
viendo con quanto ánimo de los nuestros
eran rescebídos, so retruxeron, é assi
passó la batalla este dia con mucho daño
de los indios. '
Otro dia siguiente , antes que amanes-
ciesse, tornó á salir Hernando Cortés sin
ser sentido de los enemigos , por otra par-
te , é llevó consigo los caballos é cient
peones é los indios amigos , é quemó mas
de otros diez pueblos, en que ovo pueblo
dellos de más de treynta é nueve casas; 6
allí pelearon con él los del pueblo , é dió
Nuestro Señor la victoria á los chripstia-
nos, é mataron mucha gente de la con-
traria , é á hora de medio día , ya que la
gente de la tierra se juntaba de todas par-
tes , estaban los nuestros en salvo retira-
dos á su real con la victoria ávida. Otro
siguiente día fueron m'ensageros de los
señores de la tierra, diciendo que que-
rían ser vassallos del Rey de Castilla , é
amigos de los chripstianos é de su capitán
general , é que le rogaban les perdonasse
los yerros passados; é truxeron muy bien
de comer á los nuestros , é pressentaron
ciertos penachos muy hermosos , que es-
timan é usan en aquella tierra. É Cortés
Ies respondió por sus inlérpetres que lo
avian hecho mal ; pero que era contento
de ser su amigo é perdonar lo passado,
con tanto que de ahí adelante fuessen bue-
nos é sirviessen á Su. Magostad, como leales
vassallos, pues decían que lo querían ser.
Otro dia adelante vinieron al real has-
ta quarenta hombres, que al parescer eran
personas de quien se hacia mucho caso
entre aquellos bárbaros, é dixeron que
yban á llevar de comer á los chripslianos;
é assi lo llevaron, é comenearon á mirar
las entradas é salidas del assiento del real,
é las ehoctielas ó ranchos, en que oslaban
apossentádos los nuestros. £ los indios
amigos de Cempual llegaron á Corles, é
dixéronle que mirasse que aquellos eran
malos, é vénian á espiar é considerar có'
mo ¡iridian dañar á los españoles, (' que
di; indias, lib. xxxih. cap. m.
tovicsso por pierio que á otra cosa no
avian venido, só color de pedir paz 6
perdón.
Estonces Hernando Corles Iiieo tomar
uno deilos disimuladamente, que los otros
no lo vieron ( porque después de los aver
liicii rescihido é respondido, andalian es-
parcidos inquiriendo la dispusicion del
exército clir¡|)sliano), c apartóse con él ó
con las lenguas, 6 púsole temor para que
dixesse la verdad , c confessó que eran
espías, é que Sicutcngal, ' capitán gene-
ral <le aquella provincia, estalia detrás
«le unos cerros que avia enfrente del real
con grand moltitiid de gente, para dar
aquella noche solire los chripslianos, por-
que decían que ya se avian probado con
ellos do día é no les aprovechaba nada;
que queriap probar de noche cómo pelea-
ban los españoles, 6 porque los indios no
a Veían temor á los caballos ni á los tiros
ni á las espadas, peleando á escuras: ó que
avia enviado á estos hombres, porque to-
dos eran hombres de guerra, éa que
\ iessen c| ival e las parles por donde po-
drían entrar á quemar aquellas chocas de
paja ó ranchos que loa chrípstianos tenían.
E luego hieo (lories tomar Otro espía de:
aquellos, y examinado, confessó lomesino
(piel primero, 6 otro é otro, hasta cinco ó
seys de los espías, édixeron en conformi-
dad lo mesmo separados 6 interrogados á
parle, >in saber el uno del otro: lo qua]
visto por Corles, los hico prender á todos
cinqUenta . ó mandóles cortar á todos las
manos y enviólos á su capitán ó señor, é
mandóles que le dixessen que de noche ó
de día, é cada é quando él fuesse , vería
quién eran los chripslianos, y en quán po-
cp tenían ¡i los indios. Y encontinenti hi-
co fortaléscer su real lo mejor que pudo,
é ordenó su gente é estancias donde con-
venía, é assi estovieron sobre aviso has-
ta quel sol se puso ; é assi cómo comencó
á anochescer, los contraríos baxaron por
dos valles, pensando que venían muy se-
cretos para cercar á los chrípstianos, é
ponerse tan cerca deilos ipie pudiessen exe-
cutar su mal propóssilo antes de ser en-
tendidos; é como el general estaba pre-
venido, parescióle que dexarlos allegar al
real seria inconveniente, porque de no-
che , como no viessen el daño que se les
hiciesse, llegarían mas sin temor, é aun
también porque los españoles no los vien-
do, algunos tenían flaqueca en el pelear,
é temiendo (pie les ponían fuego ( que si
acaesciera, todos los chrípstianos se per-
dieran), determinó de Batirles al encuentro
con toda la gente de caballo, para los es-
pantar é desbaratar de manera que no
osassen llegar. K assi fué: que cómo sin-
tieron los caballos ipievban á dar en ellos,
sin ninguna detenencia ni grita se metie-
ron por lns maliicales, de que toda la
campaña estaba qunssi llena, é alibiaron
algunos de los mantenimientos que tenían
en sus mochilas ó talegas, para estar lo-
do lo ipie pudieran sobre los chripslianos,
por ver si los podrían malar é arrancar
de la tierra. Pero como he dicho hicieron,
é aquella noche no ovo más de lo que es-
tá dicho, é quedaron los nuestros sin mas
contraste algunos dias, descansando en
aquel real, defendiendo la entrada de al-
gunos indios, que venían á gritar é mover
algunas escaramucas ligeras ó de poca im-
portancia.
Después que estuvo el exército chrips-
tiano algo descansado, salió una noche el
general', rendida la primera guarda, con
cient peones é con los indios sus amigos é
con los de caballo, é á una legua del real
so le cayeron cinco caballos é yeguas de
los que llevaba , que en ninguna manera
los pudo passar adelante, é hícolos vol-
ver al apossento de su real ; é aunque to-
dos los mas decían que se tornasse , por-
El MS. original dice Sintogal; pero es error de pluma, rectificado después por el mismo Oviedo.
270
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que era mal pronóstico é señal, todavía
c! general prosiguió su camino, animando
a los que con él yban, é reprehendiendo
íi los que paraban mientes en tales agüe-
ros. É antes que amanesciesse, dieron so-
bro dos pueblos, donde mataron assaz in-
dios, é no quiso el general que se que-
massen las casas, porque la claridad del
fuego no diesse aviso é apellidasse las
oirás poblaciones, que estaban juntas do
allí; é assi cómo fué de dia claro, dieron
los españoles sobre otro pueblo tan gran-
de , que tenia mas de veynte mili casas,
>' cómo tomaron de sobresalto los indios,
c salían desarmados , é las mugeres ó ni-
ii >s desnudos por las calles, hícose mucho
daño en ellos. Los quales, viendo que no
se podían defender , vinieron ciertos prin-
cipales del pueblo á- rogar al general que
no les hiciesso más mal : quellos querían
ser vassallos del Rey de Castilla é amigos
de los chripstianos : ó decían quellos te-
nían la culpa en no aver querido creer al
general Hernando Cortés; mas que de ahí
en adelante él vería cómo siempre harían
lo quél les mandasse, en nombre del Em-
perador, nuestro señor , como verdade-
ros, leales é obedientes vassallos suyos.
E luego vinieron al general mas de qua-
renta hombres de paz, ó sacaron fuera
muy bien de comer á par de una fuente,
é ahí el general les habló muy bien ó los
dexó muy sosegados, é se tornó á su real,
d mde halló la gente que avia quedado en
él muy temorirada, pensando que avía
subfedido algún peligro, porque la noche
antes avian visto tornar los caballos é ye-
guas (jues dicho. Mas cómo supieron la
vitoria é paz que se avía seguido, ovie-
ron mucho placer lodos, é con mucha ra-
tón,' porque estaban muy dentro en la
tierra , metidos entre gente belicosa, é sin
esperanza de socorro de parle alguna; ó
aun en tal manera se murmuraba entre los
chripstianos, que a los oydos de Cortés
o\ó él que debían ciertos compañeros:.
«Aqueste nuestro capitán es como Pedro
Carbonero , que nos ha metido en parte,
que no nos sabrá ni podrá sacar de don-
de estamos». Y estando Cortés en una
choca, escuchando lo que los soldados de-
cían contra él , sin que lo viessen ni sos-
pechassen quél los escuchaba, oyó que
decían : «A este nuestro capitán poco le
costó criarnos, é si es loco é se mete don-
de no debe, no lo seamos nosotros, sino
volvámonos á la mar; é si él quisiere vol-
ver con nosotros, bien; é sí no dexemós-
Ie». E muchas veces le requirieron públi-
camente que se tornassen á la costa, é
que no quisiesse morir á sabiendas, em-
prehendiendo con tan poca gente lo que
no pensaban que era posible acabarse con
tan pocas fuercas. A lo qual él respondía
á sus milites animándolos, é diciéndoles
que mirassen que eran vassallos del mas
alto Príncipe del mundo , é que en los es-
pañoles no se avia de hallar cobardía ni
temor, é que estaban en parte, que demás
de ganar muchos rcynos á la Cessárea Ma-
gostad é á su corona de Castilla , hacien-
do lo que debían contra infieles é ydóla-
tras apartados de la fée cathólica, ya que
muriessen, ganaban la gloria eterna, é vi-
viendo, conseguirían perpélua fama é la
mayor honra, que de muchos tiempos acá
avian hombres ganado; é que mirassen
que tenían á Dios de su parte, á quien nin-
guna cosa es imposible, como lo podrían
ver por las Vitorias que avian ávido has-
ta estonces, é que tanta gente de los ene-
migos eran muertos é de los chripstianos
quassi ninguno; é que demás de quedar
por tan háganosos milites, todos serían ri-
quíssímos hombres. Con estas é otras mu-
chas é muy buenas palabras Hernando
Cortés los sosegó é truxo á su propóssi-
to: que era dar íin en la demanda comen-
cada.
Otro dia después, á las diez horas del
día , vino al real de los españoles Riculcn-
gal , capitán general de aquella provincia,
DK INDIAS. LID.
XXXIII. CAP III.
con hasta cinqUenta hombres principales
dclla , é ro;:ó á Hernando Cortés de su
parte, 6 de la de Magiscacin, que en
aquella sacón era la más principal perso-
na de toda la provincia , ó de otros mu-
chos señores della, que los quisiesse ad-
mitir al servicio del limpcrador, é á la
amistad de los chripstianos é suya , 6 les
perdonasse los errores passados, aviendo
consideración que no conoscian quién eran
los chripstianos, ni por cuyo mandado ó
licencia se avian entrado en su tierra con
mano armada. Has ya que avian proba-
do todas sus Cuereas con ellos, assi di' dia
como de noche, por su libertad é defen-
sa , y excusarse de Bubjecion de extraños,
pues en ai aguo tiempo su provincia avia
scydo BOjnzgada, ni tenían ni avian teni-
do señor propietario, antes estaban en
costiimbre de vivir exentos por sí de tiem-
po inmemorial acá, é siempre so avian
defendido del poder de Montecnma c de
mi padre é agüelos, é toda la otra tierra
tenían sojuzgada, é á ellos jamás avian
podido traerá subjecíon, teniéndolos co-
mo los tenían cercados por (odas partes,
sin tener lugar por donde salir de su tier-
ra , é que por esso no comían sal , porque
en aquella provincia no la hay, ni los do-
xaban salir á la comprar á otras partes,
ni vestían ropas de algodón, porque en
su tierra por la frialdad no se cría, é ca-
recían de otras muchas cosas por estar as-
si encerrados, é que todo lo sufrían é
avían por bien, por ser exentos é libres de
servidumbre, é no obligados ni subjetos á
ninguno; é que lo mesmo quisieran hager
con Cortés é los chripstianos, é para ello
avian probado sus mercas , é que en ellas
ni en sus mañas é cautelas no avian po-
dido aprovecharse: por tanto, quellos
querían antes ser vassallos del grand Rey
de Castilla, que no morir é ser del todo
destruydas sus casas é sus mugeres é hi-
jos" porque junto con esta nescessidad
confiaban que gente tan valerosa é de tan-
to ofuerco, no podrían estar sin usar
con ellos de clemencia para tenerlos fa-
voresgidos é defendidos do sus enemi-
gos, é porque pensaban que mediante la
paz que pedían, alcanzarían la quietud ó
reposo que nunca avian tenido con sus
vecinos y enemigos.
A esta petición Ies respondió el general
con mucho amor, é Ies satisfíco diejéndo-
Ies que ya ellos sabian que era propría
culpa dellos é de su daño, convidándolos
con la paz en los principios, averia me-
aospreciado; pues quél se avia venido á
aquella tierra, creyendo que yba á tierra
de sus amigos, porque los de Cempual as-
si so lo avian certificado, que lo eran é lo
querían ser. E que Ies avia enviado sus
mensageros adelante para les hacer saber
cómo yba é la voluntad (pie de su amis-
tad traía; é que sin responder, yendo se-
guro, le avian salido á saltear cncl'cami-
no ó le avían muerto dos caballos y heri-
do otros. É que demás desso, después de
aver peleado con él, le avia enviado sus
mensagetos , diciendo que aquello se avia
hecho Sin ser su licencia ni consentimien-
to, é que jertas comunidades se avian
movido á ello sin les dar parte; pero que-
llos se lo avían reprehendido , é que que-
rían su amistad; é quél, creyendo ser as-
si, les avia respondido que le placía, 6
que se yria otro dia seguramente á sus
casas, como á cásasele amigos. É que as-
simesmo le a'vían salido al camino é avian
peleado con él todo un dia , hasta que la
noche vino, non obstante que por él avian
scydo requeridos con la paz; y en fin les
truxo á la memoria todo lo demás que
contra él é los chripstianos avian hecho, ó
les dixo otras cosas, justificándose á sí é á
los españoles , y exhortando á los indios
para que , pues decían que querían venir
á la obediencia de Cessar é ser sus vassa-
llos, fuessen constantes é permane3cies-
sen en su servicio; é assi lo prometieron,
ofresciendo sus vidas é personas é hacien-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
272
das con toda verdad 6 lealtad , é assi lo
hicieron dende adelante.
É acabada de ajusfar esta concordia,
los indios se fueron muy alegres con la
paz , y él general é su gente quedaron
en su real seys ó siete dias , porque no
se osaban fiar de los indios , puesto que
le rogaban que se fuesse á una cibdad
grande que tienen, donde los señores
principales de la provincia viven é resi-
den: los quales todos al cabo fueron á
rogar á Hernando Cortés que se fuesse
á la cibdad ques dicho , porque allí seria
mejor rescobido é provcydo de las co-
sas nescessarias que no en el campo don-
de estaba, diciendo quellos tenían ver-
güenza quél estuviesso tan mal apossea-
sentado, pues le tenían por su amigo, y
ellos c los chrípstianos eran vassallos del
Rey de Castilla. É á su ruego acordó de
se yr á la cibdad, que estaba á seys leguas
del real, la qual es tan grande é de tan-
ta admiración , que sin prolixa escriptura
no se puede decir ni dar a entender , por-
que segund Cortés escribió á Céssar, es
muy mayor que Granada, é muy mas
fuerte , é de tan buenos edeficios c de mu-
cha mas gente que Granada tenia al tiem-
po que los Calhólicos Reyes, de inmortal
memoria , don Fernando é doña Isabel la
ganaron, é muy bastecida de las cosas de
la tierra, assi de pan é aves é caga, co-
mo de pescado de los rios , é de legum-
bres é cosas que los indios comen, é mas
buenas fructas.
Hay en esta cibdad un mercado ordi-
nario , en que cotidianamente concurren
más de treynta mili ánimas, vendiendo ó
comprando, sin otros muchos mercadillos
que hay en diverssas parles de la cibdad.
En este mercado principal hay todas quan-
tas cosas, assi de mantenimientos como
de vestir 6 calcar , quellos tractan, puede
aver. Hay mugeres, que venden joyas é
|ilu magos, 6 todo tan bien concertado co-
mo en la parada de Ainberes, ó romo pue-
de ser en todas las placas é mercados de
la parte del mundo, donde con mas'poli-
deca é regla esté puesto. Hay mucha loca
ó vedriado de barro de todas maneras, é
muy bueno é tal como lo mejor de Espa-
ña. Venden mucha leña é carbón é hier-
vas de comer é mediginales. Hay casas,
donde lavan lascabecas é las rapan, como
barberos, sin baños. Finalmente, entre
aquella gente hay toda buena manera de
orden é policía , é son hombres do buena
racon é concierto , é tal , que lo mejor de
Africa no se le yguala, según Cortés dice.
Es esta provincia dé muchos valles lla-
nos y hermosos , é todos labrados é sem-
brados, sin aver en ella cosa vaqua. Tie-
ne de circunferencia esta provincia no-
venta leguas é más , y en la relación que
Cortés higo al Emperador, nuestro señor,
degia que la órden que aquella gente te-
nia en su gobernación, era quassi como la
de las señorías de Vcnegia y Genova ó
Pisa, porque allí no hay señor general do
todos; pero en esto yo me remito á él,
porque no sé qué estatutos tienen ni cómo
se gobiernan las señorías, que trae á com-
paración. Dige que hay' muchos señores,
é que todos residen en aquella cibdad , é,
los que viven en los pueblos de la tierra
son labradores é vassallos de aquellos se-
ñores, é cada uno tiene su tierra por sí.
Tienen unos más que otros; é para sus
guerras júnlanse lodos , é lodos juntos las
ordenan é congicr'tan. E créese que enlre
esta gente hay justicia para castigar los
dclinqiicnles; porque uno de los naturales
de aquella provincia hurtó cierto oroá un
español , é díxolo Hernando Cortés á aquel
Magiscacín, ques el mayor señor de to-
dos, é hicieron su pesquisa, é siguieron
al ladrón hasta una cibdad que está cerca
de allí, que se dice Churultecal, é de allí
lo truxeron presso é se lo entregaron á
Cortés con el oro, é le dixeron que le lii-
ciesse él castigar, y él les agradesció la
diligencia que en ello pusieron, é lés di-
DE INDIAS. LID. XXXM. CAP. III.
¿73
xi) que, pues estaba en su tierra , quellos
lo castigassen, como lo acostumbraban, é
quél no se quería entremeter en castigar
á los suyos, estando en su tierra. De lo
qual le dieron las gracias, y lo tomaron.
6 con prepon público, que manifestaba el
delicio, lo hicieron llevar por aquel grand
mercado ques dicho; é le pusieron allí al
pié de uno como teatro, que está enme-
dío del dicho mercado, y encima del tea-
tro subió el pregonero, é á altas voces
tomó á decir el delicio de aquel , 6 vién-
dolo todos, le dieron con unas porras en
la cabeca hasta que lo mataron. K muchos
otros vieron los españoles estonces , que
los tenían en prissiones, é decían que es-
taban assi por hurtos é otros delictos, que
avian cometido.
Hay en aquella provincia, segund se
vio por la visitación que después hico
hacer Hernando Cortés, ciento 6 cin-
qüenta mili vecinos, con otra pequeña
provincia que está junto de la ques di-
cho, que se llama Guasincango, que vi-
ven á la manera de los ques dicho, sin
señor natural: los qualcs assimesmo vi-
nieron á la obediencia do Céssar é se in-
corporaron en el patrimonio real de Cas-
tilla, como los de Tascaltcca , é queda-
ron otorgados é confederados por bue-
nos amigos de los chripstiauos.
CAPITULO IV.
De lacmbaxada qael príncipe Monleeiima envió al general Hernando Curies , ofresriéndose por vassallo i
tributario del Emperador , con tanto rpie no fuesse á su tierra; ¿ cómo los embaxadores procuraron desave-
nir al general con los de la provincia de Tascaltcca, c cómo los de la provincia avisaron á Cortés de la
gente que tenia Monlccuina de guarnición ó de guerra esperándole *.
Estando Cortés é los españoles en aquel
real, que tuvo continuando la guerra de la
provincia de Tascaltcca , fueron á él por
embajadores seys señores muy principa-
les, vassallos de Montee. urna, con hasta
doscientos hombres que los servían, é d¡-
xéronle que yban de parle de Mouleguma
a decirle cómo quería ser vassallo del
Emperador e amigo de Corles: é que
viesse él qué era lo que (pieria quél dics-
se para Su .Magestad de tributo en cada
un año, assi de oro como de .plata, é pie-
dras, y esclavos, é ropas de algodón, é
otras cosas de las quél tenia , é que todo
lo daria, con tanto quél no fuesse á su tier-
ra ; é que lo hacia porque era muy estéril é
falla de todos mantenimientos, é porque le
pessaria que Cortés é los que con él yban
padeseiessen neseessidad. lí con essos sus
* En el códice original prosigue en esta forma,
si bien tachado por el mismo Oviedo; «Cerca de
nCImrultecal , la qual ganó Cortil é la puso debaxo
TOMO 01.
embaxadores le envió hasta mili pessos
de oro, y otras tañías piecas de ropa de
algodón de la que en aquella tierra se
usa ; y estuvieron con él en mucha parle
del tiempo que turó la guerra ó hasta el
fin della , ó vieron bien lo que los espa-
ñoles hicieron , é las paces que con los de
aquella provincia se assentaron, y el ofres-
( imienlo (pie lodos los señores di; Tascal-
tcca hicieron al servicio de Céssar : de lo
qual mucho pessar ovicron los embaxa-
dores, é trabaxaron por muchas vias é
formas" do revolver a Cortés con los de la
provincia , é dixéronle que no era cierto
lo que le decían ni verdadera la amistad
que le prometían los de Tascaltcca , é que
lo hacían por lo asegurar, para hacerle al-
guna trayeion á su salvo.
Los de la provincia por consiguiente de-
udo la obidiencia de Céssar é en amistad de los
iieliripalianos.»
35
274
HISTORIA GENERAL Y NATFRAL
f ian á Cortés ó lo avisaron quo no fiasso
do aquellos vassallos de Montceuma , por-
que eran fray dores é sus cosas siempre
las hacían a trayeion é con mañas, é con
ellas avian sojuzgado toda la tierra, é quo
le avisaban dello, como verdaderos ami-
gos ó como quien los conoscia de mucho
tiempo antes.
Vista la discordia é la desconformi-
dad de los unos é los otros, no ovo po-
co placer Hernando Cortes, porque le pa-
resció que todo aquello era á su propóssi-
to, ó que se le ofrescia ocasión, para que
mas ayna sobjuzgasse aquellas gentes; 6
que quadraba bien aquel proverbio co-
mún que suelen decir : « del monte salo
quien el monte quema » ; é que aquella
auctoridad evangélica se le aparejaba, la
qual digc que todo reyno diviso será aso-
lado entre si É assi, usando del tiempo
con los unos é con los otros, mañeaba é á
cada parte en secreto daba contentamien-
to, é les agradesgia sus avisos, é les ha-
cia entender que cada qual dcllos era
creydo é no sus contrarios.
Después de aver estado en aquella cib-
dad veynte días ó más, le dixeron aque-
llos embajadores de Montceuma (que siem-
pre estuvieron con Cortés) que se fuesso
á otra eibdad que estaba seys leguas de
la de Tasealteca, que se llama Churullc-
cal, porque los naturales dolía eran ami-
gos de Monlorumn, su señor: é que allí
sabrían la voluntad do Monleeuma, si era
que Cortés é los chripstianos fuessen á su
tierra, é que algunos dcllos yrian á ha-
blar con él , ó á decirle lo (pie Cortés avia
dicho, é (pie lo volverían COI! la res-
puesta; é aun decían que sabían que alli
estaban algunos mensageros suyos, pura lo
hablar á Cortés. Él les dixo quél so yria é
que partiría un día cierto que les señaló.
Sabido esto por los de la provincia de
Tasealteca, é que Cortés avia acoplado
do yr con los dichos embajadores 6 aque-
lla eibdad , fueron á Cortés con mucha pe-
na, é dixéronle que en ninguna manera
fuesse, porque le tcnian ordenada cierta
trayeion, para le matar en aquella eib-
dad á él é todos los de su compañía; é quo
para ello avía enviado Montceuma gente
de sú tierra (porque alguna parte della
confinaba con aquella eibdad) cinqüenta
mili hombres de guerra, é los tenia en guar-
nigion á dos leguas de la eibdad, segund
señalaron , é quo tcnian cerrado el cami-
no real, por donde solían yr, é fecho otro
de nuevo , con muchos hoyos y estacas ó
palos agudos hincados y encubiertos, para
que los caballos cayessen 6 se niancassen
é se.matassen: é que tenían muchas do
las calles tapiadas , é por las acoteas do
las casas muchas piedras,- para que des-
pués que entrassen los chripstianos en la
eibdad, los lomassen seguramente é sé
aprovechassen dcllos á su voluntad. É quo
si quería ver cómo era verdad quanto lo
decían , que mirasse cómo los señores do
aquella eibdad nunca le avian venido á
ver ni hablar , estando tan gerca , como
avian venido los de Guasícango, que es-
taban mas léxos, é que los enviasse á lla-
mar é Vería cómo no vernian. Cortés Ies
agradesció su aviso, é les rogó que les
diessen ellos personas que de su parte los
fuessen á llamar, é assi se las dieron. Con
los quales les envió á rogar que viniessen
a verle , porque les quería hablar ciertas
cosas de parte del grand Rey de España, su
señor, é les quería decir la causa do su ve-
nida en aquella tierra. Los mensageros, fue-
rone dixeron lo que Ies fué mandado, é con
olios vinieron dos ó Iros personas, no do
mucha auctoridad , é dixeron á Cortés que
yban de parte de aquellos señores, por-
cino ellos no podían venir, por estar enfer-
mos: que á ellos lesdixesse lo que quería.
Los de Tasealteca dixeron á Cortés (pie
I Omoc regnum diwsiim contia se, dusolubilur. (S. Mutlieo, cap. XII, vers. 2j.)
DE INDIAS. MU.
XX.MIl CAP. IV.
era hurla, 6 que. aquellos mensageros
crun hombres «le poca suerlc , é quo en
ninguna manera se partiessen, sin que los
señores de Clairulti-cal víniéasep allí. Es-
tonces Cortés habló á aquellos meUsagO
ros é dixoles que embaxada de tan alto
Principe, como el Rey de Castilla, no so
ovia de dar á tales personas como ellos,
6 que aun sus señores eran poco para la
oyr; é que se fuessen, é que dentro de
tres dias paresciessen ante él á dar la obe-
diencia al poderoso Re] de Castilla, é a
ofresc'Tse por sus vassillos, con apercebi-
mienlo que aquel término passado, yria
6obrcllos é los destruyria, comoá rebeldes
6 desleales. Y envióles con sus niesmos
mensajeros un mandamiento firmado do
6U nombre, é de un escribano, con rela-
ción larga de la Iteal persona del bey,
nuestro señor, é do su venilla de Cortés
a estas partes, diciéndoles cómo todas
aquellas provincias é otras muchas tierras
6 señoríos son de la Corona real de Cas-
tilla: é que los que quísiessen obedescer
ú Su Alteca , como sus vassallos, serian
bien tractados ó honrados é favorescidos,
é por el contrario haciéndolo, serian muy
bien castigados, como desobedientes y
enemigos, pero aunque estas cosas in
scriplis era como hablar con las paredes,
6 quedos ni saben qué cosa es letra, ad-
mirados, é no dexaodo de Bospecüar que,
fuessen protestaciones para la rutina guer-
ra, temiendo della, otro ilia vinieron al-
guno-; señores de ai|ije|la eilnl.nl. n quas-
si todos , 6 no tan bien informados do
aquel mandamiento, pues no sainan leer
ni lo entendían , como armados de su cau-
telosa é fingida embaxada ; é dixeron que
si no avian venido antes, era la causa por-
que los de aquella provincia, donde Corles
estaba de Tascalteca, eran sus enemigos,
6 no osaban entrar por su tierra, porque
no pensaban venir seguros; é que bien
creian que le avrian dicho alguna cosa de-
dos en su perjuicio , 6 que no les díesse
crédito, que las decían como enemigos, é
no porque fuesse assi ; é que. se fuesse ó
su cibdad, donde conoscería ser falsedad
lo que le avian dicho sus adversarios, é
verdad lo quedos le decían é certificaban;
é que desde estonces se daban é ofres-
cían con su república por vassallos del
Rey de Castilla, é lo serian para siempre,
é lo servirían é contribuirían en todas las
cosas, que de parte de Su Alteca se les
mandasse. E assi lo hico assentar Cortés
a un escribano, por interpretación de las
lenguas que tenia.
Fecha esta diligencia, determinó toda-
vía de yr con aquellos embajadores a su
cibdad, assi por no mostrar flaquera, co-
mo |H)i que desde allí pensaba hacer sus
n igocips con Montecuma, cuya tierra allí
confinaba; é allí usaban venir los suyos é
los de allí yr allá , porque en el camino no
avia impedimento. Pues cómo los de Tas-
calteca vieron su determinación, pessóles
mucho, é dixéronle muchas veces á Cor-
lé- que erraba en lo que hacia ;. pero quo .
pues ellos se avian dado por vassallos del
Rey de Castilla, é por amigosde los chrips-
tiaoos, que querían yf conél á ayudarla en
todo lo que se ofresciesse, con la lealtad,
la voluntad é obra quél vería, y el tiem-
po le enseñaría. E puesto que Cortés- de-
cía que no traba xassen on eslo, é que hol-
gassen en sus casas, é les rogó que DO
fuessen, diciéndoles que no avia nescessi-
dad, tOdavtá le siguieron cicnl mili hom-
bres ó más, bien aderescados é á punlode
guerra, é fueron con él hasta dos leguas
fuera de la cibdad; é desdo allí, por mu-
cha importunidad del general, se torna-
ron, aunque todavía quedaron en su com-
pañía hasta seys mili hombres dedos. E
assi cómo los demás se tornaron, ordenó
el general sus -esquadras de los españoles
é por sí las de los amigos , y en mucho
concierto é orden caminó, é fué aquel dia
á sentar su real á por de un arroyo á las
dos leguas, por despedir la gente, como'
27G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
es dicho, 6 que la cibdad a donde yba no
se escandaligasse , 6 porque no quiso en-
trar sobre tarde en ella.
Otro dia por la mañana salieron de la
cibdad al camino á le rescibir con muchas
trompetas é atabales, é muchas personas
de las que aquellas gentes tienen por re-
ligiosos en sus condenados templos é mez-
quitas, vestidos de las vestiduras que
usan, ó cantando á su manera, como lo
acostumbran en sus casas de oración, con
unas voces desentonadas é mal avenidas
é diferenciadas: é con esta solemnidad
fueron hasta entrar en la cibdad, é me-
tieron al general é á los españoles en un
apossento muy bueno , donde muy larga-
mente é á su contentamiento cabían; é allí
les llevaron de comer (aunque no muy
complidamente). Y en el camino avian to-
pado muchas señales do las que los de la
provincia de Tascalteca avian dicho, por-
que hallaron el camino cerrado é fecho
otro, é algunos hoyos é algunas calles gor-
radas , é muchas piedras en todas las ago-
teas, como gente que estaba apercibida
para mal hacer; é a esta causa los chrips-
tianos estuvieron sobre aviso é á recab-
do. É allí halló Cortés giertos mensageros
de Monteguma, que yban á hablar con los
que con 61 estaban desde primero , é á él
no le dixeron cosa alguna más de que
yban á saber de aquellos lo que con Cor-
tés estaba hecho é congertado.para lo yr
á degir á su señor; é assi se fueron, des-
pués de los aver hablado ellos , y aun el
uno de los que antes con Cortés estaba,
y el mas principal. Y en tres dias prove-
yeron los de la cibdad muy mal á los es-
pañoles de comer é de lo demás , ó cada
dia á peor , 6 muy pocas reges le yban
á ver ni hablar los señores é personas
principales. E estando assi sospechoso
Cortés, una india de aquella tierra dixo á
otra que llevaba Cortés por lengua (que
era natural de alli é la avia ávido en Cbam-
poton en el rio Grande, como se dixo en
el capítulo I) que muy gerquíta de allí es-
taba mucha gente junta de Monteguma, é
que los de la cibdad tenían fuera sus mu-
geres é hijos é toda su ropa , é que avian
de dar sobre los chripstianos- é matarlos
á todos ; é que si ella se quería salvar é
no morir, se fuesse con la que esto le
degia : quella la guaresgeria é pornia en
salvo.
Esta india de Cortés dixo lo ques di-
cho a aquel Hicrónimo de Aguilar , len-
gua que se avia ávido en Yucatán , como
la historia lo ha contado; y el Aguilar dió
notigia desto á Cortés , el qual tomó á uno
de los indios de la cibdad aparle é inter-
rogóle , é aprobó é confessó ser verdad
todo lo que la india avia dicho, é aun lo
que de Tascalteca avian avisado antes. É
assi por esto como por las señales é indi-
cios que para ello avia , acordó Cortés de
hager llamar á algunos de los señores de
la cibdad , diciendo que los quería hablar,
é metiólos en una sala , é tuvo su gente
apergebida, é mandó que en soltando una
* escopeta , quél mandaría tirar quando
tiempo fuesse , diessen en mucha cantidad
de indios que avia junto á su apossento,
y en muchós que avia dentro en él. É lue-
go cabalgó c higo soltar la escopeta , é
dieron en los indios de tal manera, que
en espagio de dos horas mataron mas de
tres mili dellos, aunque estaban tan aper-
gebidos que antes que Cortés saliesse de
su apossento, le tenían todas las calles to-
madas é toda la gente á punto , puesto que
como los tomaron de sobresalto fueron
con facilidad desbaratados, mayormente
que les fallaban los caudillos, porque es-
taban pressos. E púsose fuego á algunas
torres é casas fuertes, desde donde los
indios se defendían é ofendían; é assi an-
duvo el general é su gente por la cibdad
peleando (dexando buen recabdo en su
apossento, que era bien fuerte) por es-
pagio de cinco horas , hasta que echó fue-
ra della los vecinos por muchas partes>
DE INDIAS LIB.
porque le ayudaban muy bien cinco ó seys
mili indios de Tasealteca, 6 oíros quutro-
cientos de Ccnipual , sus amigos.
Avida esta viloria , volvió Cortés al
apossenlo, é habló con aquellos señores
que tenia pressos, é preguntóles que por
qué causa le querían matar á Iraycion a
61 é á los cliripslianos ; ó respondieron
quellos no tenían la culpa, que los de Cu-
lua (que son los vassallos de Montecuma)
los avian puesto en ello, é que) dicho
Montecuma tenia alli en tal parte (que
Begund después paresció seria legua y
media) cínquenta mili hombres en guar-
niciones para lo hacer; pero que ya co-
DOsejan cómo avian seydo engañados, ó
que soltasse uno ó dosdellos, é que harían
recoger toda la cibdad, é traerían á ella
todas las mugeres é sus hijos é ropa que
tañían fuera, é que de ahí adelante nadie
los engañaría, é serian muy ciertos é lea-
les vassallos del Rey de Castilla , é muy
verdaderos amigos de Cortés é de los es-
pañoles. Después que Cortés los oyó, dí-
xolcs muchas cosas cerca de su yerro,
animándolos y exhortándolos á la paz, 6
soltó dosdellos, como lo pidieron; é luego
otro día siguiente estaba toda la cibdad
poblada é llena de mugeres é niños, tan
seguros como si cosa alguna de lo passa-
do no oviera acaescido. E luego el gene-
ral soltó lodos los principales señores, que
tenia pressos, é prometieron servir, como
buenos é leales vassallos, al Emperador
Rey de Castilla, nuestro señor, é á su
corona real de Castilla é de León ó sus
subcessores perpétua é inviolablemente.
É eneúntinente apartaron é quitaron todos
los cuerpos muertos donde no parescies-
sen; y en quince ó veinte dias que allí se
detuvo el general, quedó la cibdad é tier-
ra tan pacifica é poblada , que parescia
que no faltaba nadie dclla, é sus merca-
dos é tractos por la cibdad como antes
los solían tener. E hico el general que los
desla cibdad de Churultecal é los de Tas-
XXXIII. CAP. IV. 277
calteca fuessen amigos, porque lo solian
ser antes, é muy poco tiempo avia que
Montea-urna con dádivas los avia traydo á
su amistad é los avia fecho enemigos de
essotros.
Esta cibdad de Churultecal está assen-
tada en un llano, é tiene hasta veynte
mili casas dentro del cuerpo de la cib-
dad , é tiene de ai rábales otras (antas.
\'.< señorío por sí, é tiene sus términos
conoscidos , é no obedescen á señor al-
guno: gobiérnanse por comunidad , co-
mo los de Tascalleca. Los honrados cib-
dadanos della todos traen albornoces en-
cima de la otra ropa , aunque son diferen-
ciados de los de Africa, porque tienen
maneras; pero en la hechura ó rapacejos
pendientes son muy semejantes.
Después del (ranee ques dicho, é aver
assentado la paz, fueron estos indios
constantes en ella,. Y es la tierra de aque-
lla cibdad muy fértil é mucha, é riégase
la mayor parte della. De.cia Hernando
Cortés en Buscarlas que es aquella cibdad
por de fuera herniosa que todas las
de España, poique es muy torreada é lla-
na. Pero yo diría que la cibdad, que ha
dé parescer bien desde fuera, no ha de
ser llana, sino encumbrada é assentada
en ladera . assi como Granada, Toledo,
Cuenca é otras, que por no ser llanas, son
muj hermosas, viéndolas desde fuera: é
burgos es a--uuesmo hermosa población
por no ser llana , é de día parescen muy
bien desde |e\os, 6 de noche por consi-
guiente, porque como las casas están mas
altas unas que otras, vense muchas lum-
bres á prima noche , y es muy hermosa la
vista de tales poblaciones. Las que están
en llano se han de mirar, no desde fuera,
como Cortés dice, sino desde alguna tor-
re alta, para que bien parezcan, assi como
Gante en Flandes, é Milán en Lombardia,
é Sevilla en España , é otras que están as-
sentadas en lo llano.
Tornando á nuestra historia, aquellas
278
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
muchas torres de Churultecal son mezqui-
tas, templos é casas de oración, que los
indios tienen para sus ydolatrías é ritos,
de las quales Cortés escribió que desde
encima de una dolías contó mas de qua-
trocientas torres : de manera quél confies-
sa lo que he dicho , y en la hermosura
que dice se ha de ver como yo digo. E
también dice su carta que era población
mas al propóssito para vivir españoles de
las que hasta estonces avia visto en aque-
lla tierra, á causa de los valdios é aguas
para criar ganados , lo qual faltaba á las
que hasta estonces él avia visto en la Nue-
va España, por ser tanta la moltitud de
la gente, que habitaba en aquellas partes
que no dexan palmo de tierra por labrar:
é aun con todo esso en muchas partes pa-
descen nescessidad, por falta de pan, é
hay mucha gente pobre, que piden limos-
na é van mendigando .entre los ricos por
las calles, c por las casas, é mercados, é
placas, como en España é otros reinos,
donde hay gente de racon , é se compa-
descen, é ayudan á los mendicantes. Por
esso tal dice el Florentino que todo el
mundo es hecho como nuestra casa: «Tu-
to il mondo é fado como la casa riostra.»
Passenios a lo demás.
CAPITULO V.
Cómo el capitán general Hernando Corles se partió de Churultecal con determinación de ver á Montecuma
é la gran cibdad de Temistilan ; é lo que passó con los embaxadores de Montecuma *; e' de lo que en este
camino le intervino; ¿ cómo se vido con Monleruma en aquella su gran cibdad; é de la trayeion, que contra
los españoles se tracto por un principal señor , llamado Qualpopbca , vassallo de Montecuma , é otras cosas
anexas al discurso de la historia.
1 assado lo ques dicho en el capitulo pre-
cedente , habló el general á aquellos em-
bajadores de Monteguma , que con él es-
taban, é díxoles acerca de aquella tray-
eion que se le avia querido hacer, có-
mo los señores de aquella cibdad de
Churultecal afirmaban; que por conse-
jo de Montecuma se avia hecho, é que
no le parescia era acto de tan grand se-
ñor enviarle sus mensageros é personas
tan honradas, con quien le avia enviado
a decir que era su amigo, é por olí a parle
buscar maneras de le ofender con mano
agena , para se excusar él de culpa , si
el caso no subcediesse á su propóssito.
E que pues assi era que no guardaba su
palabra é verdad, que Cortés mudaría
también su acuerdo , é assi como yba con
voluntad de le ver é hablar é tener por
amigo , é á tener con él mucha conversa-
ción é paz_, de allí adelante quería entrar
por su tierra de guerra , é hacerle todo el
daño que pudiesse, como á enemigo; é que
áél le pessaba dello mucho, porque más lo
quisiera como aniigo é tomar su pareseer
é consejo siempre. en las cosas que en
aquella tierra oviesse de bacer. Los em- .
baxadores respondieron quellos avian es-
tado muchos dias en su compañía de Cor-
tés, é que no sabían nada de aquel con-
cierto más de lo que allí en aquella cib-
dad supieron después que aquello se
ofresció; é que no podían creer que por
consejo ni mandado de su señor Monte-
goma se hiciesse; y que le rogaban que
antes que se determinasse de perder su
amistad é hacerla guerra, como decía, se
informasse bien de la verdad, é que dies-
* Aquí suprimió Oviedo estas cláusulas : <«! del
prcsscnlc que le envió , 6 de la sierra de G'uaxo-
(,iii0o, de la qual bale humo, assi como en el mon-
te de la isla de Volcano , cerca de la isla de Secilia
ó en el famoso monte Élna, que por otro nombre
llaman Mungibui», cíe.
DE INDIAS. LID.
so licencia á uno deHfe para- y r á le lia-
Mar: quel (juo ftiesse, tornaría iuuy presto.
Hay desde. Churultecal hasta donde
Monlecuma estaba é residía rayate leguas.
El general le respondió que le placía,
é dexó yr al uno de los embaladores, 6
desde á seys dias tornó aquel mesmo ó
piro que primero se avia ydo, é truxeron
diez platos de oro é mili é quinientas pie-
ras de ropa muy hermosa de camisetas,
é mantas de diverssas colores é maneras,
lajjradas. de algodón é de pluma, á al-
gunas dellas era COOT mucho de ver; ó
juntamente con esto mucha provisión de
gallinas é [lanicacap, que- cierto hrevage
(|ue los indios liehen ; é pressenláronlo al
capitán general Hernando Cortés. E div-
ronle que á Monleruuia le avia pessado
mucho de aquel desconcierto, que en Chu-
rnltecal SS quiso hacer, porque Cortés no
creería ya sino que avia seydo por conse-
jo é mandadu de Monteciima, é (piel le
baria cierto que DO era as-i. E que la gen-
te que allí estaba en guarnición, era ver-
dad que era suya: pero qucllos se avian
movido sin los aver-el mandado, por in-
ducimiento de los de Churultecal . porque
eran de dos provincias suyas, que se lla-
man Acancisgo la una é la otra I/cucan, (jue
confinan con la tierra de aquella cibdad
de Churultecal, é (pie entrellos tienen
ciertas aliancas de vecindad, para se ayu-
dar los unos á los otros, é desla manera
avian ydo allí, é no por su mandado. Pe-
ro que adelante Corles veria en sus obras
si era verdad lo que Monteciima le avia
enviado á decir ó no: c que todavía le
rogaba (pie no curasse de yr a su tierra,
porque era estéril é padesceria nescessi-
dad ; é (pie donde quiera que Cortés es-
tu\ iesse, leenviasse á pedir lo que qüisies-
se e qué! se lo enviaría complidamente.
A esto replipó Corles ([iie la yda á su tier-
ra no si- podía excusar, porque avia de
enviar dolía y dél relación al Rey de Es-
daña , su señor , é que Corles creia lo que
XXXDI. CAP. V. 270
le enviaba a decir: por tanto, que pues
no avia de dexár de llegar a verle, quél
lo oviesse por bien é . no se pusiesse en
otra cosa , porque seria muclw daño suyo,
é á Cortés le pessaria de qualquiera enojo
que le yiniesse.
Desque Monteciima vido quel general
se pensaba de passar adelante, é que no
se podia excusar, envióle á decir (pie
fuesse en hora buena, quél le esperaba
en aquella grand cibdad donde estaba. Y
envióle muchos de los suyos para (pie
fuessen con él, porque ya entraba Cortés
por su tierra : los quales, llegados á él,
é con mucha demostración de se holgar
de su venida . le querían encaminar por
cierto camino, donde se sospechó que los
indios debían tener algún convierto ó ce-
lada para ofender á los chripslianos , co-
mo después paresció por lo (pie se vido,
pues muchos de los españoles (pie Cortés
enviaba por la tierra, hallaron en el ca-
mino tantos pílenles e malos passos, (pie
si por allí fueran, fácilmente pudieran los
indios executar su mal propóssilo. E qui-
so Dios mostrar otro camino, aunque algo
áspero, pero no tan malo é peligroso co-
mo aquel, por donde los indios (pusieran
lle\ ar á Cortes é su gente ; é fué desta ma-
nera. A ocho leguas de la cibdad de Chu-
rultecal están dos sierras muy altas, que
en lin de agosto tienen tanta nieve . que
otra cosa de lo alto dolías no paresco si-
no nieve; é de la una , ques mas alta, sa-
le muchas veces, assi de día como de no-
che, tan grand bulto de humo como una
grand casa, é sale sobre la cumbre de la
sierra hasta las nubes, tan derecho como
una saeta , ó con tanta fuerca , que aun-
que en lo alto de la sierra anda siempre
muy recio tiempo de viento, no puede
torcer ni desparcir aquel humo. É dcs-
scando Cortés entender mejor la causa de
esto ,' mandó á diez hombres , los que le
paresció (pie serian mas hábiles de los es-
pañoles que llevaba , para que con mucha
280
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
diligencia subiessen á ¡a sierra , 6 con to-
da atención supiesscn aquel secreto de
humo é de dónele procedía: los qualcs
fueron é (rabaxaron quanto les fué posi-
ble por subir , é no llegaron a lo alto á
causa de la mucha nieve que en aquella
sierra hay, con muchos torbellinos que, de
la cenica que de allí sale, andan por la
sierra , c también porque no pudieron su-
frir la grand frialdad que arriba hacia.
Pero llegaron bien cerca de lo alto, tanto
que estando arriba, comencé á salir aquel
humo, é con tanto é poderoso ímpetu é
roydo, que parescia que toda la tierra é
sierra se caia, oydo.
É assi , se abasaron é truxeron mu-
cha nieve é carámbalos , para que los
viesse el capitán general é todos los de-
más : á los quales paresció cosa muy nue-
va , porque algunos pilotos que allí se ha-
llaron , decían que aquella tierra está en
veynte grados de la línia equinocial á es-
ta parte , ó assi lo escribié Cortés á Cés-
sar. É á mi parescer Cortés é sus pilotos
se engañaban en essa medida ó gradua-
ción , porque pues Churultecal está de
Temistitan veynte leguas, á mí me es-
cribió el muy reverendo señor obispo
desta nuestra cibdad de Sancto Domin-
go, don Sebastian Ramírez de Fuenleal
(que después fué obispo de León, en el
tiempo que fué Presidente de la Nueva
España, é desde México, donde algu-
nos años residió) que aquella cibdad está
en veynte grados: assi que no está en los
mesmos la sierra de Guaxocingo. Pero
por no interrumpir la materia , diré ade-
lante á la letra lo que del assienlo de Mé-
xico el perlado que he dicho alcancé : é
volvamos á nuestra historia.
Yendo aquellos compañeros que he di-
cho á ver aquella sierra, toparon un ca-
mino, é preguntaron á los naturales de la
tierra, que yban con ellos, que para dónde
yba, 6 dixéronles que para Culua, é que
aquel era buen camino, éqnel otro por
donde los querían llevar los de Culua, no
era bueno. É aquellos españoles fueron
por él hasta encumbrar y estar entre la
una é la otra sierra , c descubrieron los
llanos de Culua é la grand cibdad de Te-
mistitan , alias México , é las lagunas que
hay en aquella provincia , de que adelan-
te será hecha mención, é volvieron muy
alegres por aver descubierto tan buen ca-
mino. É informado Cortés dellos é de los
naturales de la tierra , habló á los emba-
xadores do Montcguma , que con él yban
para le guiar á su tierra, é díxoles que
queria yr por aquel camino é no por el
quellos le decían, porque era mas corto;
y ellos respondieron que assi era la ver-
dad, que más breve é llano camino era;
é que la causa por qué por allá no le en-
caminaban, era porque avian de passar
una jornada por tierra de Guaxocingo,
que eran sus enemigos, é que. por allá no
tenian las cosas nescessarias, como por la
tierra de Montecuma; é que pues él que-
ria yr por donde decia , quellos provee-
rían cómo por la otra parte saliesse bas-
timento al camino. E assi se partieron con
harto temor de que aquellos quisiessen
perseverar en querer hacer alguna burla
á los españoles; mas como ya avian pu-
blicado ser allá su camino , ni parescicra
bien dexarlo, ni tornar atrás, porque no
pensassen los indios que por falta de áni-
mo se dexaba.
El dia que Cortés se partió con su gen-
te de la cibdad de Churultecal, fué qua-
tro leguas con su exército hasta unas al-
deas de la cibdad de Guaxocingo, ó de
los naturales fué bien rescibido, é le die-
ron algunas esclavas é ropa é algunas
piceas de oro, aunque era poco; porque
no lo tenian, á causa que son de la liga
é parcialidad de los de Tascalteca, é por
tenerlos Montecuma cercados con su tier-
ra : de tal manera que con ningunas pro-
vincias tienen contraclacion más de en su
liena , é por esto vivían pobremente.
I)F. INDIAS. LID.
Otro dia siguicnto subieron al puerto
por entre lasdos sienas ques dicho, é á la
Laxada del , ya que la tierra de Montecu-
ma descubrían por uua provincia della,
que >c diré Chairo, do- leguas antes que
llcgassen á las poblaciones, hallaron un
muy buen apossento nuevamente hecho,
tíil é tan grande, que muy holgada e .lu-
chamente lodos los españoles se apossen-
taron en el , aunque y han en su compañía
mas de quatro mili hombres de los natura-
les del* provincias de Tasealtera.Cuaxo-
cingo, Churultecal 0 Ceinpual.é para lodos
mii\ complidainente de. eoiner: y en todas
la- po--adas niiiv grande- fuegos e mucha
leña, porque hace allí mucho frió por la
vecindad de aquellas dos sierras, y en
ambas avia mucha nieve.
Allí fueron á hablar al general ciertas
personas que parescian principales, entre
los (piales avia uno que decian ser her-
mano de Montecuma, é pressentaron á
Oírles hasta quatro mili pessos de oro;
é dlxéronle de su parlé que Monlccuma,
su señor, le pressentaba aquéllo', e le ro-*
gaba que se tornas-e é no curasse de yr
ñ su cibdad, porque era tierra muy pobre
de comida, ó que para yr allá, avia mal
camino, é que estaba todo en agua, Ó
que no podría entrar á ella sino en canoas;
6 otros muchos inronvinienles para la y da
le pusieron. Juntamente con esto le dixe-
ron que viesse lo (pie Monlccuma , su se-
ñor , podía hacer , que todo se le manda-
ría dar ; é que demás desso se .ordenaría
de darle en cada un año gierla cantidad,
é se lo llevarían hasta la mar é donde él
quisiesse. El general los rescjbió muy
bien, 6 les dió algunas cosas de las de
España , que los indios tenían en mucho
y en Castilla valen pocos dineros , y en
especial al que decían ser hermano de
Montecuma. É quanto á su embaxada res-
pondió, que si en su mano fuera volverse,
quél lo hiriera por complacer á Montegu-
ma ; pero quél avia vdo á aquella tierra
TOMO III.
XX XIII. CAP. V. 281
por mandado del Rey do Castilla, su se-
ñor, é que la principal cosa que le avia
mandado era que le hiciesse relación de
Montcguma ó de aquella su gran cibdad,
de la (pial c dél hacia mucho tiempo (pie
la Cessárea Magestad tenia noticia; 6 que
le dixessen de parte de Cortés que le ro-
gaba (pie toviesse por bien su yda á verle,
porque della á su persona ni a su tierra
ningún daño se le seguiría: antes le se-
ria muy provechosa su vista é amistad. E
que después que se viessen, si su volun-
tad fuesse todavía de no le tener en su
compañía, quél se volvería, é que mejor
darían enlrellos dos la órden 6 manera
que se debía tener en el servicio de la
Cessárea Magestad que por terceras per-
sonas (puesto que sus embajadores eran
tales que se les debía dar entero crédito).
Con esta respuesta so tornaron los emba-
xadores ques dicho.
Km aquel apossento, según las aparien-
cias y el aparejo que en él avia , los in-
dios tuv ieron pensamiento que aquella no-
che podrían ofender á los chripstiános', y
el general hi<;o hacer tan buena vela ó
recabdo, que los adversarios mudaron de
consejo, é muy secretamente hicieron yr
aquella noche mucha gente , que en los
montes estaba junto al apossento apareja-
da para hacer quanto mal pudiessen : la
qual gente vieron muchas velas y escu-
chas de los chripstiános. Como fué de dia,
se partió Cortés, caminando con buen con-
cierto, é á dos leguas llegó á un pueblo
que se llama Amaqueruca , ques de la pro-
vincia deChalco, que terriá en la principal
población, con las aldeas que hay en tor-
no dél á dos leguas, vcynte mili vecinos; y
en aquel pueblo principal se apossentaron
en unas casas del señor del lugar, é mu-
chas personas que parescian principales,
fueron á hablar al general , é le dixeron
que Montecuma, su señor, los avia enviado
para que le esperassen allí é le hiciessen
proveer'de todas las cosas nescessarias.
36
282
HISTORIA GENERAL Y NATt'RAL
El señor do aquella provincia é pue-
blo dió á Cortés hasta quarenta escla-
vas, ó tres mili pessos de oro, é dos dias
que allí se detuvo, fué el exérgito bien
proveydo de todo lo ncsgcssario. Otro
dia, yendo con Cortés aquellos principales
que de parte de Montecüma dixeron que
le esperaban allí , se partió é fué á dormir
quati'o leguas de allí á un pueblo pequeño,
que esta junto á una grand laguna, é
quassi la mitad dél sobre el agua della, é
por la parte de la tierra una sierra muy
áspera de piedras é peñas, é allí fueron
muy bien apossentados, é aunque tam-
bién quisieran allí probar sus fuercas los
indios con los españoles, mas quisieran
bagerlo á su salvo é de noche, é tomarlos
descuydados. Mas cómo yban sobre avi-
so, y el general era tan apercebido que
siempre se hallaba adelante de sus pensa-
mientos, tuvo tal guarda, que las espias
que venían por el agua é canoas, é tam-
bién otras que baxaban por la sierra á
ver si avia aparejo para executar su vo-
luntad , amaneseieron aladas quassi veyn-
te , que las espias de Cortés avian tomado
é muerto, de forma que pocas volvieron
a dar respuesta del aviso que venían a
tomar. E con hallar siempre a los españo-
les tan apergebídos, acordaron de mudar
propóssito é llevarlos por bien.
Otro día, siguiente, al tiempo quel ge-
neral é su exérgito querían partirse de
aquel pueblo, llegaron hasta diez ó doce
señores muy principales, y entrellos otro
mayor señor, mungebo de hasta veynte y
cinco años, al qual todos los otros mos-
traban tener mucho acatamiento, é cómo
basó de unas andas en que venia, lodos
los otros le venían limpiando é quitando
las piedras é pajas del suelo delante dél.
É llegado ante el general, le dixeron que
venían de. parlo de Montecurna, su señor,
é que los enviaba [tara que fuessen con
él , é que le rogaba que le perdonasse,
porque no salia su persona á le veré res-
gebir por estar mal dispuesto ; pero que
ya su cibdad estaba cerca, é pues qué to-
davía determinaba de yr á ella, que allá
se verían' é conosceria la buena volun-
tad que tenia al servicio del grand Rey de
Castilla. Mas que todavía le rogaba que
allá no fuesse, si era possíble, porque
padesceria mucho trabaxo é nesgessidad;
é qué! tenia mucha vergüenca, porque allá
no le podría proveer tan complidamente,
como él desseaba. É en esto ahincaron é
porfiaron mucho aquellos señores, tanto
que no les quedaba por decir sino que
defenderían el camino, si todavía porfias-
sen los españoles en yr adelante. El ge-
neral los sa[isfigo é aplacó con las mejo-
res palabras quél supo decirles, dándoles
á entender que de su yda no podia se-
guirse daño, sino mucho provecho á Mon-
tecüma é á sus indios. É assi los despidió
é Ies dió algunas cosas de las de Castilla,
y encontinente se partió tras ellos muy
acompañado de muchas personas, que pa-
resgian de mucha áuctoridad , como des-
pués paresció serlo. É todavía seguía el
camino por la costa de aquella grand la-
guna ; é á una legua adelante de donde
partió el general vieron dentro en ella,
quassi dos tiros de ballesta, una cibdad
pequeña , en que podría aver hasta dos
mili vecinos, toda ella armada é fundada
en el agua, sin aver para ella entrada al-
guna, é muy torreada, é de lindo pares-
ger: é otra legua adelante entraron por
una calcada tan ancha como es una langa
gincta complida, ó de veynte y cinco pal-
mos-, por la laguna adentro bien dos tiros
de ballesta, é fueron por ella á dar á una
cibdad*, aunque pequeña , la mas hernio-
sa que hasta estongos los españoles allá
avian visto, assi de muy bien labradas
las casas é torres della , como de la bue-
na órden é traga é novedad del assiento
en el agua. É seria de hasta dos mili ve-
cinos: de los quales nuestros españoles é
su general fueron muy bien rescebídos 6
DE INDIAS. LII5
servidos, é les dieron bien do comer, é
rogaron al general el señor de la cibdad
é los mas principales que se quedasse allí
á dormir, é aquellas personas principales
que yban allí de tfontecjima le di\eron
que no parasse allí , sino que fuesse á olra
cibdad que está tres leguas de. allí, que
• se dice l/tapalapa, que era de un hermano
deMontecuma, é assi lo hico.
La salida de aquella cibdad, donde co-
mieron , fué por otra calcada, que tu-
ra una legua grande hasta salir á la tier-
ra firme. Llegados a btapajapa , salie-
ron a rescebir al general ó su gente el
6eñor della é otro de otra graod cibdad,
que está tres leguas de allí, ó se llama
Calnaalcan, é otros muchos señores que
allí lo estaban esperando ; 6 1c preé-
sentaron hasta tres ó qualio mili pessos
de oro, é alguna-; esclavas, é ropa de la -
que allá usan, ques muy buena é solil-
mente labrada, de algodón é de di vers-
eas.colores, é le hicieron muy buen aco-
gimiento. Podrá ser la población de Izla-
palapa de dore ó quince mili vecinos, la
(pial está en la costa de una laguna salada
é grande, é la mitad dentro del agua, é
la otra mitad asséntada en tierra firme.
Las casas del señor de la cibdad eran
nuevas é no acabadas, é segund Cortés
escribió á Céssar, eran tan buenas como
las mejores de España de grandes é bien
labradas de canleria e carpintería, é sue-
los, é compliinienlos para lodo género de
servicio de casa , excepto masonerías 6
otras cosas ricas que en España usan en
las casas de los señores, que aquesto tal
no se usa ni lo hay en estas Indias. Mas
avia muchos quartos altos é-baxos, é jar-
dines muy frescos é con muchos árboles ó
flores olorosas , é alboreas de agua dulce
muy bien labiadas, con sus gradas hasta
lo hondo é suelo de tales alboreas. Hay
otra muy grande huerta junta á la casa, é
sobre ella un mirador de muy hermosos
corredores é salas, é dentro de la huerta
. XXXIII. CAP. V. 283
un muy grande estanque ó alborea qua-
drado de agua dulce, é las paredes desta
alborea de gentil cantería, é al rededor
della un anden de muy buen suelo ladri-
llado, tan ancho, que quatro personas
pueden juntos passearse, 6 de esquina á
esquina tiene, quatrocientos passos, que
son de circunferencia mili é seyseientos.
De la olra parte del anden hacia la pared
de la huerta estaba todo labrado de cañas
con unas verjas, é detrás dellas todo de
arboledas puestas en mucha orden é de
muchas hierbas é llores olorosas. Dentro
de la alborea avia mucho pescado é mu-
chas aves, assi como lavancos, cercólas
é otros géneros de aves de agua, é tantas
que muchas veces quassi cubrían el agua.
En fin, es tal la alborea, que en Europa
no se sabe , ó ú lo menos no se tiene no-
ticia , de otra que se le iguale en lo ques
dicho.
Otro dia después qne á aquella cibdad
llegó Cortés, se partió de allí, é media le-
gua adelante se metió por una calcada
que vá por medio de la laguna ques dicho
dos leguas, hasta llegar á la grand cib-
dad de Temistitan, que está fundada en
la mitad de aquella grand laguna. Esta
calcada es tan ancha como son luengas
dos laucas ginetas, ó cinqüenta palmos,
é muy bien obrada, é pueden yr á la par
por ella ocho de á caballo. En oslas dos
leguas, de la una parte ó déla otra de la
calcada, están tres cibdades: la una se di-
ce Mesipalcúigo , que eslá fundada la ma-
yor parle della dentro de la mesma lagu-
na ; la otra cibdad se llama Niciaca, é la
olra Buchilohuchico , que está en la costa
de la laguna , ó muchas casas de la una ó
de la otra cibdad oslan dentro en el agua.
Mesicalcingo terna tres mili vecinos, Ni-
ciaca mas de seys mili , é Huchilohuchico
quatro ó cinco mil vecinos; y en todas
muy buenos edeficios de casas é torres,
en especial las casas de los señores c per-
sonas principales , é las de sus templos é
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
oratorios, donde aquella gente tiene sus
y dolos. En estas cibdades hay mucho
tracto de sal, que hacen del agua de la
mesma laguna ó de la superficie que está
c¡i la tierra que baña la laguna en su cos-
ta, la qual cuecen, en cierta manera, é
hacen panes de aquella sal , que venden
entre los naturales, é también para lleva1"
fuera de la comarca.
Assi que, Hernando Cortés c su exército
siguieron la dicha calcada, é á media le-
gua antes de llegar al cuerpo de la cibdad
de Tcmistitan , á la entrada de otra cal-
cada que viene á dar de la tierra firme á
esta otra, está un muy fuerte baluarte
con dos torres, cercado de muro de dos
estados, con su pretil de almenas por to-
da cerdea, que topa con ambas calcadas,
é no tiene más de dos puertas ; una por
do entran é otra por do salen. Allí salie-
ron á ver é hablar al general más de mili
hombres, principales cibdadanos de la di-
cha Temistitan, todos vestidos de una
manera é hábito, é segund su costumbre
bien rico : é llegaron uno á uno hasta el
capitán general, é assi cómo llegaban, ha-
cían una cerimonia que enlrcllos se usa
mucho (y es manera de salutación), é po-
nía cada qual la mano en tierra é la bes-
saba; é assi estuvo Cortés esperando
quassi una hora hasta que cada uno hico
lo ques dicho.
* Junto á la cibdad estaba una puente de
madera de diez passos de anchura , é por
allí está abierta la calcada porque tenga
lugar el agua de entrar é salir, porque
cresce ó mengua , como lo suele hacer la
mar en sus costas, é también por forta-
leza de la cibdad, porque quitan é ponen
unas vigas muy luengas é anchas, de que
la dicha puente es fecha, todas las voces
que quieren ; é destas puentes hay mu-
chas por toda la cibdad. Passada esta
primera puente ques dicho, salió aquel
grand principe Montecuina á rescibir á
Hernando Cortés, acompañado de dos-
Cientos señores, sus vassallos, é todos
descalcos é vestidos de otra librea ó ma-
nera de ropa rica á uso suyo , más que la
de los otros primeros ; é venían en dos
alas en procession quassi arrimados á las
paredes de la callo, ques muy ancha,
muy hermosa é derecha , que desde el un
cabo della se paresce el otro fin della,
aunque tiene dos tercios de legua de lon-
gitud, é de la una parte é de la otra muy
buenas é grandes casas , assi de apossen-
tamícntos como de templos ó mezquitas.
Montecuma venia por medio de aquellas
dos alas é procession y de la calle con dos
señores, el uno á la mano derecha .suya
y el otro á la siniestra. Destos era uno
aquel grand señor mancebo, que se dixo
que avia salido primero á hablar á Cortés
en las andas, y el otro era hermano de
Montecuma, señor de Iztapalapa, ques
aquella cibdad que se dixo de susso; é to-
dos tres vestidos de una manera , excep-
to quel Montecuma yba calcado élos otros
descalcos. É cada uno llevaba al señor
assido de su braco; é cómo se juntaron,
apeóse Hernando Cortés é fué solo á abra-
Car á Montecuma, é aquellos dos señores
que con él yban, lo detuvieron con las ma-
nos para que no le tocasse , y ellos y él
hicieron la cerimonia ya dicha de bessar
la tierra; y hecho aquesto, mandó Montecu-
ma á aquel su hermano que se pusiesse al
lado de Cortés, c lo llevasse por el braco,
y él con el otro yban delante de Cortés poco
trecho. É después que Montecuma en po-
cas palabras ovo saludado al general, é
díchole que fuesso en buen hora su veni-
da, llegaron á le hablar todos los otros
señores de las dos procesiones en orden ,
uno en pos de otro. Fecha su salutación
ya dicha, se tornaban con la mesma orden
á su procession.
Al tiempo (piel general llegó á hablar
á Montecuma, quitóse un collar que lle-
vaba de margaritas é diamantes de vi-
dro y echoselo al cuello á Montecuma. E
DE INDIAS. I.IB. XXX111. CAP. V.
283
después do aver andado la calle adelan-
te , llegó un servidor é criado de Monte-
puma con dos corales de camarones, en-
vueltos en un paño , que eran hechos de
huessos de caracoles colorados, que los
indios tienen en mucho, 6 de cada collar
colgaban ocho camarones de oro de mu-
cha perfecion, tan largos quassi como un
xrme; é cómo se los truxeron, se volvió
Montee, urna á Cortés é se los echó al cue-
llo, é tornó á seguir por la calle adelanté
en la forma ya dicha , é llegaron á una
muy grande y hermosa casa que Monte-
cuma tenia bien adrrescada para apos-
entar a-Cortés. E allí lo lomó por la ma-
no ó lo" llevó a una grand sala que estaba
frontera de^un palio por donde entraron,
é allí lo hi<;o assenlar en un estrado muy
rico, ó le dixoque lo esperasse allí, ó se
fué: é desde á poco espacio de tiempo,
ya que toda la compañía de Cortés estaba
aposseotada, volvió con machas é divers-
sas joyas de oro é de piala ,Y- plumages,
é con hasta cinco ó seys mili piceas de
ropa de algodón muy rica* é de divers-
eas maneras texidas ó labradas , ó hícole
pressenle de lodo ello.
K después de se lo a ver dado, agen-
tóse en olro estrado, que luego le hi-
cieron allí junio ron el olro en que Cor-
tés estaba assentado, é con mucho si-
lencio estando lodos, comoncó Montecu-
má a hablar, é dixo á Hernando Cortés
lo que se sigue: € Muchos días ha que
por nuestras escripturas ó memorias te-
nemos aprendido de nuestros passados,
é verdadera noticia que yo é los que 'esta
tierra habitamos, no somos naturales della,
sino cxlrangcros, é venidos á ella de par-
tes muy extrañas. K tenemos assimesmo
que á eslas partes truxo nuestra genera-
ción un señor, cuyos vassallos todos eran,
el qual se volvió á su naturaleza é des-
pués tornó á venir desde á mucho tiempo,
é tanto que ya estaban casados los que
avian quedado con las mugeres naturales
de la tierra, é tenian mucha generación y
hechos pueblos, donde vivian; é querién-
dolos llevar consigo, no quisieron yr, ni
menos rcscibirlc por señor, é assi se vol-
vió. É siempre avernos tenido que los que
del descendiessen avian devenir á sobjuz-
gar esta tierra é a nosotros, como á sus
vassallos ; é segund de la parte que voso-
tros decís que venís, ques hacia donde sa-
le el sol , é las cosas que decís de esse
grand señor ó Rey que acá os envió,
creemos é tenemos por cierto ser él nues-
tro señor natural , en especial que nos
decís quél ha muchos dias (pie tenia no-
ticia de nosotros. E por tanto vos sed
cierto (pie os obedesceremos, é tornemos
por señor, en lugar de esso grand señor
que decís, d que en ello no avrá falta ni
engaño alguno; e bien podeys en toda la
tierra , que yo en mi señorío posseo, man-
dar á vuestra voluntad . porque será obe-
descido é fecho; é todo lo que nosotros
tenemos es para lo que vos quisiéredes
disponer dello. É pues eslays en vuestra
naturaleza y en vuestra casa, holgad ó
descansad del camino é guerras que aveys
tenido: que muy bien sé todo lo que se
os ha ofresudo desde Piinlunchan acá, é
bien sé que lo* de Ccmpuul é los de Tas-
calteca os han dicho muchos males de mí.
No creays más de lo que por vuestros
ojos \ ¡credos, en especial de aquellos que
son mis enemigos , é algunos dellos eran
mis vassallos é se me han rebelado con
vuestra venida, ó por so favorescer ó
congraciar con vos, lo digen : los quales
sé que también os lian dicho que yo tenia
las casas con las paredes de oro, é que
las esteras do mis estrados é otras cosas
de mi servicio son assimesmo de oro , é
(pie yo que era é me hacia dios , é otras
muchas cosas. Las casas ya las veys que
son de piedra é cal é tierra. » Dicho es-
to aleó las vestiduras, é mostrando las
carnes, dixo: «A mí veysme aqui que
soy de carne ó huessos, como vos, ó co-
28G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mo cada uno , é soy hombre mortal é pal-
pable (é asíase él con sus manos dé los
bracos é del cuerpo) : ved como os han
mentido. Verdad es que yo tengo algunas
cosas de oro, que me han quedado de mis
abuelos. Todo lo que yo toviere, teneys
cada vez que vos lo quisiéredes. Yo mo
voy a otras casas donde vivo, é aqui
sereys proveydo de todas las cosas nes-
cessarias para vos é vuestra gente , é no
resgibays pena alguna, pues estays en
vuestra casa y en vuestra naturaleca.»
El capitán Hernando Cortés, assi como
acabó de hablar Montecuma , le respon-
dió, satisfaciendo á lo ques dicho, aquello
que le paresció que convenia , en especial
en le dar á entender quel Rey de Castilla
era á quien Montecuma é los indios espe-
raban. É con esto se despidió Montecuma
é se fué á la otra casa que dixo, y Her-
nando Cortés é su gente fueron muy bien
proveydos de muchas gallinas é pan é
fructas é otras cosas nescessarias; ó desta
manera estuvo seys dias muy proveydo
é visitado de muchos de aquellos señores
é principales.
Al pringipio se dixo que al tiempo que
Cortés se partió de la villa de la Veracruz,
para yr á ver á Montecuma, dexó en
aquella villa ciento é cinqiienta hombres
para hacer la fortaleca que quedó comen-
Cada, é también se dixo cómo avia de-
xado otras villas é fortaleces, de las co-
marcanas á aquella villa, de paz é por
vassallos de la Corona real de Castilla. Es
de saber, que estando Cortés en la cib-
dad de.Churultecal , rescibió letras del te-
niente que dexó en la dicha villa , por las
quales le higo saber cómo Qualpopoca,
señor de aquella cibdad que se dice Nan-
tecal, 6 por otro nombre Almcria, le avia
enviado á decir por sus mensageros quél
desséaba ser vassallo del Rey de Castilla;
é que si hasta estonces no avia venido ni
venia á (lar la obidiencia que era obliga-
do, 6 a so ofrescer per tal vassallo con
todas sus tierras é gente, era la causa que
avia de passar por tierra de sus enemi-
gos, é que temiendo ser dellos ofendido,
lo dexaba; pero que le enviasse quatro
españoles que viniessen con él, porque
aquellos , por cuya tierra avia de passar,
sabiendo á lo que venia, no le enojarían,
é quél vernia luego. Y el dicho capitán ó
teniente, creyendo ser cierto lo que Qual-
popoca le envió á decir , é que assi lo
avian hecho otros muchos, envióle los
quatro españoles ; é después que los tuvo
en su casa, los mandó matar , de manera
que paresciesse quél no lo hacia. É al
tiempo que se ovo de executar su-malicia,
muertos los dos chripstianos, los otros dos
escaparon heridos , é por los arcabucos é
boscages se volvieron á la villa; é fecha
relación al teniente della, salió con su
gente é fué sobre la cibdad de Almeria con
Cinqiienta españoles á pié é dos de á caba-
llo , é con dos tiros de pólvora é con ocho
ó diez mili indios de los confederados é
amigos de los españoles. É pelearon con
los naturales de la cibdad, é la tomaron
por fuerca de armas con muerte de mu-
chos de los naturales della , é a los demás
echaron fuera , é la quemaron é destruye-
ron, porque los indios que fueron en com-
pañía de los españoles pusieron en ello
mucha diligencia; é fueron muertos en es-
. te tranco ó batalla ó combate seys ó siete
españoles. Qualpopoca, señor de aquella
cibdad, con otros señores sus aliados,
que allí avian ydo en su favor, se esca-
paron huyendo, é de algunos prisioneros
que se tomaron , se ovo noticia é informa-
ción de cuyos eran los que estaban en de-
fensa de aquella cibdad , é por qué causa
avian muerto a los dos españoles sobre
seguro, é mataran ú los otros dos, si no
huyeran. E dixeron que Montecuma avia
mandado á Qualpopoca é á los otros que
allí avian ydo, como á sus vassallos que
eran, que salido Cortés de aquella villa
de la Veracruz, fuessen sobro aquellos
I>F. INDIAS. MU. XXXIII. CAP. V.
287
que se le avian aleado é pfrescídose á la
amistad de los chripstianos , é que por lo-
das las vías que pudiessen matassen los
españoles, que en aquella villa quedassen,
porque Corles no los pudíesse ayudar ni
favorescer. É á esta causa confessaron al-
gunos prissioneros que se avia hecho lo
qué c*tá dicho, por complir el manda-
miento de su señor Montecuma.
CAPITULO VI.
En el qual se (racta cómo el capitán Hernando Corles prendió al grand principo Montecuma cautelosamen-
te; é cómo fué hedía justicia de <Jualpopoca, señor de Nantecal, é otros señores principales, que con él fue-
ron quemados, porque mataron sobre seguro nerlos cliripstianos.
Desde a seys dias que Hernando Cortés
estaba en la cibdad de Temistitan, alias
México, é aviendo visto algunas cosas de-
lla, aunqur pocas, seinind las que avia
que veré notar, por aquellas é por lo que
avia visto de la tierra , le paresció (pie,
convenia al servicio del Emperador, (pie
aquel grand rey Montecuma estoyiesseen
su poder, y no en loda su libertad, por-
que no mudasse el propóssito é voluntad
que avia mostrado en la amistad contray-
da é ofrescida al servicio de Su Magestad
e (\ la paz con los chripslianos. E porque
imporluuániliise dellos, les pudiera hacer
tanto daño que no oviera memoria de
aquellos, scgmid su irrand poder, e l;iin-
bien porque teniéndole consigo, todas las
Otras tierras (pie le eran subjetas veriñan
más ayna al servicio del ltey , como en
efello después subcedió. delerminó de lo
preheuderé poner en el apossento donde
el mesmo Cortés estaba, que era l>ien
fuerte, lí porque en su prission no ovie^se
algún escándalo ni alboroto, pensando to-
das las maneras é formas que para lo ha-
cer se debían tener, acordósele de lo que
el teniente de ki Veracruz le avia escripto
Cerca de lo acacscido en la cibdad de
Nantecal, ó Almería, como mas larga-
mente se dixo en el capítulo precedente,
é cómo se avia sabido que aquello se avia-
hecho por mandado de Montecuma.
É assi , dexando buen recabdo f n las
encrucijadas de las calles, se fué Cortés,
con los que le paresció rffio debía llevar, á
lascasas del dicho Montecuma, como otras
veces avia ydo a lo ver. \i después quo
le ovo hablado en Inulas é cosas de pla-
cer, Montecuma le dio algunas joyas de
oro, é una hija suya, é otras hijas de se-
ñores á algunos españoles ; é muy confor-
mes y en amistad departiendo, le di\o
Cortés que ya sabia lo que en la cibdad
de Nantecal avia acacscido, é los espa-
ñoles que allí le avian muerto, é (pie Qual-
popoca daba por desculpa que lodo lo
quel avia hecho, avia seydo por su man-
dado, é como su vassallo.no avia podido
hacer otra cosa; é que Cortés creía (pie
no era assi, como Qualpopoca decía, é
que antes era por se excusar de culpa:
que le parescia quel Montecuma debía cn-
\ iar por él é par los otros principales que
en la muerte de aquellos españoles se
avian hallado, porque la verdad se su-
piesse é aquellos fuessen castigados, y el
Cuiperador, nuestro señor, supiesse la
buena voluntad que Montecuma tenia á su
real servicio claramente ,. y en lugar de
las mercedes que Sil Magestad te avia de
mandar hacer, los hechos ni dichos de
aquellos delinqüentes malos no provocas-
sen al ney, nuestro señor, á yr contra él,
por donde le mandasse hacer daño, pues
la verdad era al contrario de lo que aque-
llos decían , é que Cortés estaba muy sa-
tisfecho de Montecuma en este caso.
Luego á la hora mandó llamar ciertas
288
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
personas de los 6uyo9 , é dióles una figu-
ra pequeña de piedra de manera de sello,
la qual él tenia atada en el braco , % man-
dóles que fuessen á la dicha cibdad de
Nantecal , alias Almería , que está sessen-
ta ó septenta leguas desde Temistitan, que
truxessen al dicho Qualpopoca, é se in-
formassen de los demás que avian seydo
en la muerte de aquellos españoles , é as-
simesmo los truxessen; é si por su volun-
tad no quisiessen venir , los truxessen
pressos , é si- se pusiessen en resistir la
prission , que reffuiriessen a ciertas comu-
nidades comarcanas á aquella cibdad de
Nantecal, que allí les señaló, para que con
mano armada fuessen , para los prender,
por manera que no viniessen sin ellos. Los
quales fuego se partieron, ó assi ydos,
Cortés dixo á Montecuma que le agra-
descia la diligencia que ponia en la pris-
sion de aquellos , porque Cortés avia de
dar cuenta al Rey de aquellos españoles,
é que para él poderla dar, convenia que
Montecuma estoviesse en la possada de
Cortés hasta tanto que la verdad se decla-
rasse , é se supiesse quél estaba sin cul-
pa. É que le rogaba mucho quél no resgi-
biesse pena dello , porque él no avia de
estar, como presso, sino en toda su liber-
tad; é que en servicio ni en el mando de
su señorío no se le ponia#impcdiincnto al-
guno; é que escogiesse un quarto de aquel
apossento , donde él más quisiesse estar,
que más á su placer fuesse , é que tovies-
se por cierto que ningún enojo ni pena so
le avia de dar: antes, demás de su servi-
cio, los españoles le servirían en todo lo
que mandasse. É acerca dcslo passaron
Cortés é Montecuma muchas pláticas , en
que dando conclusión, él dixo que le pla-
cía de se yr con Cortés , é mandó luego
que fuessen á aderescar el apossentamien-
to, donde él quiso estar, é fué muy presta-
mente aderescado. E fecho esto, vinieron
muchas señores , é quitadas las vestiduras
é puesta* por debiixodo los bracos, ó des-
calcos, truxeron unas andas no muy bien
aderesgadas, é llorando é sollozando, le
tomaron en elías con mucho silencio , é no
menos lágrimas, é assi fueron hasta el
apossento , sin aver alboroto en la cibdad,
aunque se comencó á mover , lo qual sa-
bido por Montecuma , envió á mandar que
no lo oviesse. E assi estuvo lodo en quie-
tud, como antes la avía, é la ovo todo el
tiempo que Cortés tuvo presso á Monte-
cuma, porque él estaba mucho á su pla-
cer é con todo el servicio que acostum-
braba á tener en su casa , que era bien
grande é maravilloso. É Cortés é todos los
españoles le hacían todo el placer, que les
era posible.
Passados quince ó ve'ynte dias de su
prission , vinieron aquellos que avian ydo
por Qualpopoca é por los que avian muer-
to los españoles , é truxeron á Qualpopo-
ca é á un hijo suyo, é con ellos quince
personas que decían que eran principales
é avian seydo en el dicho homicidio : é
traían á Qualpopoca en unas andas; mu-
cho á manera de señor , como á la verdad
lo era, é luego Montecuma lo higo entrar
y entregar con los otros pressos á Her-
nando Cortés. É fueron puestos á buen
rocabdo con sus prissiones, é después
que confessaron aver muerto á los espa-
ñoles ques dicho , fueron preguntados si
eran vassallos de Montecuma, é Qualpo-
poca respondió que si-avia olro señor de
quien pudiesse serlo (quassí diciendo que
no avia otro), é que sus vassallos eran.
También se les preguntó .que si lo que
se avia fecho, si se avia fecho por su
mandado , é dixeron que no , aunque
después al tiempo que en ellos se exe-
cutó la sentencia que fuessen quemados,
todos á una voz dixeron que era ver-
dad que Montecuma se lo avia enviado á
mandar , é que por su mandado lo avian
fecho. É assi fueron quemados estos in-
dios en una placa de México ó Temistitan,
sin aver alboroto alguno. E aquel día que
ni; indias, i.m. xxxiii. cap. vi.
289
los quemaron, porque confessaron que
Montecuma les avia- mandado que matas-
sen á aquellos españoles, le mandó echar
Hernando Corló- unos grillos, de que res-
cibió no poco espanto, aunque después
de haberle hablado aquel día se lo* mandó
quitar, é quedó .Monteruma muy conten-
to. É de allí adelante el general trnhaxaba
de darle placer ó contentarle, é publicaba
ó decía á los naturales de la tierra . assi ;'i
los señores ó principies como á los ple-
bcos, que la voluntad de QéSSar era que
Monteruma se cstoviesse en su señorío,
reconosciendo él la Buperi iridad «pie Su
Magestad sobra él tenía, é sirviendo al
Emperador, nuestro señor, como su vas-
sallo: é «pie haciendo él esto, é perma-
ncsriciido en Inicua lealtad, quería Su
Magostad que Montecuma fuesse obedes-
cido é tenido por señor, como primero é
antes que los españoles é su general fues-
sen á aquella tierra.
Decía Cortés en su caria que fijé tanto
el buen traclamiéhto que lo híco á Monte-
cuma, y el contentamiento que Montecu-
ma tenia dél , que algunas veces c rau-
cbaa le cometió con su libertad , rogándo-
le que se fuesse á su c¡i-¡¡i , é que le dixo
todas las veges que se lo decía quél esta-
lla bien allí, é que no se quería yr, por-
que allí no le I&Itaba cosa de lodo lo quél
quería, como si en su casa cstoviesse; ó
que podria ser que yéndose ó aviendo lu-
gar los señores de la tierra, sus vassallos,
le ¡mporlunassen ó induciessen á (^ic lii-
ciesse alguna cosa conlra su voluntad,
que no fuesse en servicio del Rey, nues-
tro señor: é qué! tenia propuesto de ser-
vir á Su Mugcstad en lodo lo possible, é
que hasta lauto que los toviesse informa-
dos de lo que quería hacer, quél estaba
liíen allí, porque aunque alguna cosa le
quisíessen decir, con responderles que no
* Asi lo escribió Oviedo : debe decir sin duda
Aben Hczra , cuya celebridad fue grande duranle
la edad media.
TOMO III.
estaba en su libertad, se podría excusar y
eximir dellos. K muchas veces pidió licen-
cia á Cortés para se yr á holgar é passar
tiempo á ciertas casas de placer quél te-
nia, assi fuera de la cilidad como dentro
della, é ninguna vez se lo negó; é fué
muchas veces á holgar con cinco ó seys
españoles á una é á dos leguas fuera de
la cíbdad , é volvía siempre muy alegre é
contento ;il apossento, donde Cortés le te-
nia. K cada vez que salía, hacia muchas
mercedes de joyas 6 ropas, assi a los es-
pañoles que con él yban , como a los na-
turales suyos, de los (piales siempre ylia
tan acompañado, que quandó menos con
él yban, passaban de tres mili hombres,
que los m, is dellos eran señores é perso-
nas principales. A lodos hacia continuos
banquetes é "fiestas: quantos con él yban
tenían que contar de sus magnificencias.
Al conmista le paresce que, segund lo
que se puede colegir desla maleria , que
Moótecuma era, ó muy fallo de ánimo, 6
pusilánimo, ó muy prudente, aunque en
muchas cosas los que le vieron le loan de
muy señor é liberal, y en sus racona-
niientos mostraba ser de buen juicio. Di-
ce Aben Uuiz i Pues la muerte de nes-
cessidad ha de venir, nescessario es quel
bueno con esfuerco la haya de sofrir '.'»
A este propÓSSÍto ó intento, sintiendo Mon-
teruma que aquellos halagos de Corles
eran enforrados ó disimulación, para se
enseñorear con buena maña de lo que no
pudiera con manifiesta tuerca, dilataba
también Montecuma su príssion, pensan-
do guiar su libertad por otra via , sin pc-
ligro dé su persona, porque ningún hom-
bre puede más de una vez morir , como
dice Sanct Pablo 3. Pensaba Montecuma
que ninguna turbación le podia dar ni qui-
tar la vida hasta que su tiempo determi-
nado llcgasse ; mas si este príncipe supie-
1 En el prólogo de la Pbísica.
2 Slalulum estbomini semelmori. (Ad Hebraeos,
290
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ra lo que escribe Xcnofonte en la vida del
rey Ciro, en sí niesnro pudiera ver que
no es tan duro dexar de conseguir lo que
se dessea , quanto es molesto ser quitado
lo que se posee. Y assi me paresce á mí
que aunque el temor que aquellas gentes
tenían á los caballos era grandíssimo, c
demás de su espanto , para ellos era cosa
de mucha admiración, un príncipe tan
grande como Mouíecuina no se avia de
dexar incurrir en tales términos ni con-
sentir ser detenido de tan poco número
de españoles ni de otra generación algu-
na. Mas como Dios tiene ordenado lo que
La de ser, ninguno puede huyr de su jui-
cio. Ni se podrá negar á la ventura de
nuestro Céssar tanto é tan poderoso acres-
centamiento de Estad© á su monarquía por
la liberalidad é clemencia divina : ni qui-
so permitir nuestro Redemptor que .aque-
lla tierra estoviesse más en sus ydola-
trias, ni dexasse de venir á juntarse con
la república de los felices cliripstianos pa-
z-a que su Sancto Evangelio se guarde é
florezca tan á gloria é alabanca de la fée
cathólica, como al pressente en la Nueva
España se exercita la religión ehripstiana,
por la diligengia de muchos religiosos de
todas las órdenes eclesiásticas , y en es-
pecial aquellos de la regla é Orden del se-
ráphico é glorioso Sanct Francisco. Pas-
semos á lo demás de nuestra historia.
CAPITULO VII.
En que la historia Irada de las minas de oro de la Nueva España, é de otras particularidades de ciertas
provincias; é cómo el príncipe Tuchintecla vino á la obidiencia de Sus Majestades é á la amistad del capi-
tán Hernando Cortés , c dió licencia que los chripstianos poblassen en su tierra.
Escribió Hernando Cortés al Empera-
dor Rey, nuestro señor, que después que
conosció de Montecuma el muy entero
desseo que tenia al servicio de Su Magos-
tad , le rogó que porque más enteramente
él pudiesse hacer relación á su Ccssárca
Magestad de las cosas de aquella (¡erra,
le ioostrasse las minas de donde se saca-
ba el oro, el qual con muy alegre sem-
blante di\o que le placía: ó luego mandó
llamar ciertos servidores suyos, é dos en
dos los repartió para quatro provincias,
donde dixo que se sacaba, é dixo á Cor-
tés que diesse españoles que fuessen con
ellos, para que lo viessen sacar. É assi Cor-
tés proveyó de otros tantos chripstianos,
que fuessen assi de dos en dos con los in-
dios: é los unos fueron á una provincia
que se dice Cácala , ques ocho leguas de
la gran cibdad de Tcmistitan; é los natu-
rales de aquella provincia eran vassallos
de Montecuma , é allí les mostraron tres
ríos, é de todos tres truxeron muestra de
oro é muy buena , aunque sacada con po-
co aparejo , porque no tenían otros instru-
mentos más de aquellos con que los. in-
dios lo sacan. Y en el camino passaron
tres provincias, segund aquellos mensa-
geros después dixeron é como después
ha parescído ser assi , de muy hermosa
tierra é de muchas cibdades é villas, é
otras poblaciones en mucha cantidad, é
de tales é tan buenos edeficios, que de-
cían que en España no podían ser mejo-
res; w especial dixeron que avian visto
una casa de apossentamíento é forlaleca
mayor é mas fuerte ó mejor edeíicada
qneí castillo de Burgos. E la gente de
una de aquellas provincias, que se llama
Tamacuíapa , era mas vestida que csso-
tros ques dicho , é segund les paresció &
essos que Cortés envió , gente es de bue-
na racon.
Los otros fueron á otra provincia quo
se dice Malinaltepequc, ques otras sóp-
lenla leguas de la dicha gran cibdad,
DK INDIAS. LIB XXXID. CAP. VII
201
y ea mas hác ¡a la costa de la mar ; y es-
tas Iruxoron muestra de oro de un rio
grande, que por allí passa. Los otros fue-
ron á otra tierra, que está este rio arriba
poblada de una gente diferente de la len-
gua de Calaa, á la qaa] llaman Ihenis, y
el señor de aquella tierra se llamaba Coa-
thelicamat , y por tener su tierra en unas
sierras muy altas e ásperas, no era Bubje-
to á Monlecuma. e también porque la gen-
te de arpiella provincia es muy belicosa
ó pelea con lauras de veynte y cinco é
trcynta palmos. K por no ser aquellos de
los vassallos de Monlecuma, los mensa-
jeros que con los españoles yl»an , no osa-
ron entrar en la fierra, sin lo hacer saber
primero al señor dellá Ó pedirle licencia
para ello, diciendo que iban con aquellos
cliripslianos á ver Lis minas del oro que
tenia en su tierra, é que le rogaban de
parle del capitán general de los españoles
6 de la de Montecuiua , su señor, que
lo ovisse por bien. El qual Coatelicamal
respondió que los españoles él era muy
contento ipie entrassen -u Mena é viessen
las minas é todo lo demás quellos quisies-
sen; pero que los de Culua . (pie son los
de Monlecuma. no a\¡an de entrar en su
tierra , porque eran sus enemigos.
Algoeslov ieron los españoles perplexos
en sí, oyda la respuesta, e dubdosos m
yrian solos ó no, porque los que con
ellos yban les dixeron (pie no fuessen,
porque ¡os matarían, é que por los ma-
tar, no consentían que los de Culua entras-
sen con ellos. E al fin se determinaron de
entrar solos, é fueron del dicho señor ó
de los de su tierra bien resrehidos é Inic-
iados, e Ies mostraron siete ú ocho rios,
de donde dixeron quellos sacaban el oro;
y en su pressencia lo sacaron los indios,
é truxeron á Cortés la muestra de todos.
Con los qualcs mensageros é otros pro-
prios suyos envió aquel señor á ofres-
cer su persona y Estado al servicio del
Rey Emperador, nuestro señor, y envió
á Cortés ciertas joyas de oro ó muy her-
mosa ropa de la que en aquella tierra se
usa.
Los otros fueron á otra provincia que
se dice Tuchitebeque , ques quassi en el
mesmo derecho hacia la mar doce leguas
de la prov incia de Malinaltcbcquc. donde
ya es dicho que se halló el oro:.é allí les
mostraron otros dos rios, en donde assi-
mesino sacaron muestra de oro. E porque
allí, segund los españoles (pie allá fueron
hicieron relación , hay mucho apacejo pa-
ra hacer estancias é gara sacar oro, rogó
l orie- á .Monlecuma que en aquella pro-
vincia de Maliualtebeque, porque era pa-
ra elloma- aparejada, hiciesse hacer una
estancia ó hacienda para elgrand Rey de
Castilla: é puso luego en ello tanta dili-
gencia , (pie desde en dos meses que se le
di\o. estaban sembradas sessenla hanegas
de mahiz é diez de fésolcs, é dos mili
pies de árboles de cacagual , por otro
nombre llamado cacao (ques una fructa
como almendras, quellos beben molida,
e la tienen en tanto, que se tracla por
moneda en toda aquella tierra, é con ella
se compran todas las cosas nescessarias
en lo- tiánguez ó mercados é oirás parles,
donde alguna- cosí- se compran é ven-
den, porque en fin essas almendras Ies son
lo mesmo que á los chripslianos el dinero
de contado). 12 avia fechas qualro casas
muy buenas, en (pie en la una, demás de
los buenos apossenlos , hicieron un estan-
que de agua é pusieron en él quinientos
patos, que en aquella tierra licúen en mu-
cho , porque se aprovechan de la pluma
dellos, é los pelan cada año, é hacen sus
ropas con ella . é mantas de cama tan her-
mosas, que de ningún brocado ni seda
pueden ser mas lindas, é tifíenlas de las
colores que quieren tan vivas é finas quel
muy rico carmesí ó púrpura no les hace
ventaja en la vista. Pusieron assimesmo
hasta mili é quinientas gallinas, ó mejor
diciendo pavos (que en el sabor son me-
292
HISTOKIA GENERAL Y NATURAL
jorcs é mayores que los pavos de España)
sin otros aderemos de grangerias, que
muchas veces juzgaban los españoles que
lo vieron , que valia mas de veynte mili
pessos de oro.
Assimesmo rogó Hernando Cortés á
Monteguma que le dixesse si en la costa de
la mar avia algún rio ó puerto, donde los
navios que viniessen de España, ó fuessen
desta nuestra Isla Española é otros de
otras partes pudiessen entrar y estar se-
guros. El qual respondió quél no lo sabie,
porque no sabia ni avia visto qué tales ni
que tan grandes eran nuestras naos : pero
'quél baria pintar toda la costa é ancones é
rios é puertos della, é que enviasse él es-
pañoles á lo ver, é que fuessen con los in-
dios, quel Monteguma daria para que los
guiassen é fuessen con ellos ; é assi se hi-
go. É pintóse toda la costa en un paño,
muy al natural, y en la pintura paresgia
un rio, que salia á la mar, mas abierto que
los otros , segund su figura , el qual pa-
resgia estar entre las sierras que digen de
Sanct Martin ; y son tanto en un ancón
metidas, que los marineros é pilotos pen-
saron estonges que se partía la tierra en
una provingia que se dice Maganalco, ó
Guagacalco. É dixo Monteguma á Cortés
que viesse él á quién quería enviar, é quél
proveería cómo viesse é supiesse todo.
Cortés señaló diCz hombres, y entrellos
algunos pilotos é hombres expertos en las
cosas de la mar; é con el recabdo que
Moiilcruina les dió, se partieron é fueron
por toda la costa desde el puerto de Chal-
chimeca, alias de Sanct Johan, donde Cor-
tés se avia desembarcado, quando fué á
aquella tierra: é anduvieron por ella ses-
senta é tantas leguas, sin hallar rio ni an-
cón donde pudiessen entrar navios, pues-
to que en la dicha costa avia muchos ó
muy grandes , é todos los sondearon con
canoas. É assi llegaron á la provingia de
Guagacalco, donde el dicho rio está; y el
-> n >r de aquella provingia, que se degia
Tuchintccla, los resgibió muy bien é les
higo dar canoas para mirar el rio , é ha-
llaron en la entrada dél dos bragas é me-
dia largas en lo mas baxo de baxa mar:
6 subieron por el rio arriba dos leguas, é
lo mas baxo que en él hallaron fueron gin-
co ó seys bragas, é segund la dispusigion
que en el rio vieron, les paresgió que su-
bia mas de treynfa leguas de aquella hon-
dura. En la ribera del qual rio hay mu-
chas é grandes poblagiones, é toda la
provingia es muy llana é fértil é abundo-
sa de todas las cosas de la tierra , 6 de
mucha ó quassi ¡numerable gente. Los de
aquella provingia no eran subditos ni vas-
salios de Monteguma : antes eran sus ene-
migos.
Este señor Tuchintccla assimesmo, al
tiempo que los españoles llegaron , Ies en-
vió á degir que los de Culuá, que con
ellos yban, no entrassen en su (ierra, por-
que eran sus enemigos. É quando se tor-
naron los españoles con la relagion ques
dicho , envió con ellos giertos mensage-
ros a Cortés con un pressente de algunas
joyas de oro é cueros de tigres é muy
hermosos plumages é piedras diverssas é
ropas de algodón muy bien labradas; y
envióle á degir que avia muchos dias que
tenia notigia dél, porque los de Puntun-
ehan (ques el rio que llaman de Grijalva,
el qual está en diez y ocho grados desta
parte de la línia equinogial) que son sus
amigos, le avian dicho cómo Cortes é los
chripstianos avian passado por allí , é avia
peleado con ellos, porque no le dexaban
entrar en su pueblo , é que después avian
quedado amigos ó se avian otorgado por
vassallos de la Corona Real de Castilla. É
que assimesmo el dicho Tuchintccla se
ofresgia al servigio del Rey, nuestro se-
ñor, é de sus subgessores en Castilla con
su persona é tierra ; é quél rogaba a Cor-
tés (pie lo toviesse por amigo , con tal
condigion qué los de Culua no entrassen
en su tierra ; 6 que viesse Cortés las co-
DE INDIAS. LIB. XXXHI. CAP. VII.
293
sas que en ella avia, de que la Magestad
Real se quisiesse servir: quél daría dellas
las que Corles señalassc en cada un año,
6 serviría con loda fidelidad é verdadera
amistad é obra , como lo vería con el
tiempo.
Cómo los españoles ques dicho volvie-
ron di -i.i provincia a Corles, informáron-
le que era aquella tierra aparejada para
poblar, é diérónle noticia del puerto que
BVÍail visto, de lo (pial él holgó mucho,
porque era á propóssito, é nunca se avia
hallado ni le hay en toda la costa desde
el rio de Sancl Antón, (pies junto al do
Grijalva, hasta el Panuco, ques la cosía
abaso, adonde ciertos españoles , por
mandado de J-'rancisco de Caray, fueron
á poblar, como se dirá adelante. Y para
rnás se certificar Cortés de las cosas de
aquella provincia é puerto, é de la volun-
tad de los naturales della, é de las otras
cosas nescessarias á la población , (ornó á
enviar ciertos españoles , hombres de cx-
pirieneia , para que inquiriessen con mu-
cha atención lodo lo que les paresció que
se debía saber. Y estos volvieron con los
embaxadores que Tuchintecla le avia en-
riado; y en recompensa de su pressentc
envióle algunas cosas , conforme á la cos-
lumbrc: que era rescibir Cortés 6 los es-
pañoles oro, é dar en cambio de aquel
algunas cosillas de vidro é cascabeles de
latón e algún cuchillo ó espejo. Y envióle
á decir cómo él lo rescibia por vassallo de
Su Magostad é de su Corona Real de Cas-
tilla , é que como lal seria Iraclado é ayu-
dado é favorescido, 6 le lomaba por amigo
suyo é de los españoles , é le agradescia
su buena voluntad é obra, ó á este pro-
póssito otras palabras convinienlcs á la
mana ami<xia contrayda.
Llegados estos segundos mensageros
de Cortés, aquel señor los rescibió muy
bien , y ellos con mas diligencia y aten-
ción sondaron otras veces el puerto é
rio, 6 vieron muy particularmente la dis-
pusieron que avia para poblar. C de lodo
volvieron con entera ó verdadera relación,
6 dixeron que avia todo lo ques nesces-
sario para la buena fundación de un pue-
blo bien assenlado é proveydo; é quel
señor de la provincia era muy contenió y
estaba con mucho desseo de servir al Rey,
nuestro señor, é de ser muy amigo de
Cortés é de los españoles. Sabido esto por
Cortés, proveyó de enviar un capitán con
ciento é cimplenta hombres, para (pie fucs-
sen á tracar é formar una buena villa, é
ordenóles que hiciessen una fortaleza en
la parle que más conviniesse ó segura
fuesse, porque el señor de la provincia se
avia ofrescido de la hacer y edeficar as-
Bimesmo todas las casas que fuesse me-
ne-ter é le iiiandasscn. Y. luego hico seys
en el aSSÍentO é parle que para el pueblo
se señaló; é dixo que era muy contento
(¡no se fuessen allí á viviré poblar en su
tierra los chripstianos , porque tenia en
mucho su amistad, é que en quanlo él pu-
diesse los entendía contentar 6 hacerles
buena vecindad.
894
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO VIII.
Cómo fué presso el principo Cacamacin , señor do Aculuacan *, porque se rebeló después de se aver ofres-
cjdo por vassallodel Rey, nucslro señor, é también se apartó de la amistad de Monletuma, su señor, (
fué puesto un hijo suyo del dicho Cacamacin por señor de su estado **.
A tiempo quel capitán Hernando Cortés
yba á la granel cibdad de Temistitan , co-
mo ya queda dicho, salióle aheamino un
grand señor á rescibirle de parte de Mon-
tecuma , cuyo pariente muy cercano era,
é su señorío confinaba con el suyo. Este
se llamaba señor tle Aculuacan , y la ca-
beca de su estado es una grand cibdad,
que está junto á la laguna salada : ó des-
de ella hasta Temistitan hay seys leguas
por el agua, ó por tierra diez. Llámase
Testuco, y es de treynta mili vecinos, en
la qual el señor della tiene unas casas muy
excelentes, y está toda muy edeficada de
torres muchas é muchos templos é orato-
rios muy grandes é. muy bien labrados.
Hay muy grandes mercados é contracta-
gion en ella.
Demás tiesta cibdad tenia el señor des-
Lc estado otras dos, la una á tres leguas
de Testuco, llamada Acuruman, é la otra
á seys, que se dice Olumpa. Y en cada
una deslas dos avia tres ó quatro mili ve-
cinos : 6 tiene la dicha provincia ó seño-
río Aculuacan otras aldeas é alquerías en
mucha cantidad, é muy buenas tierras é la-
branzas; é confina todo este señorío por la
una parle con la provincia de Tascallcca,
de la qual se ha tractado en los capítulos
precedentes. Este señor ó príncipe era
mucha paite en aquellas tierras, é su pro-
prio nombre era Cacamacin : el qual, des-
pués de la prission de Montecuma se re-
beló é apartó de su obidiencia , ó también
de la fidelidad que avia prometido al Rey,
nuestro señor, é de la amistad de Her-
nando Cortés é de los españoles; porque
le paresció que , pues Hernando Cortés
avia detenido á Montecuma , quel tiempo
le daba oportunidad á él para ser libre , é
apartado de su vassallage , é del que los
chripstianos comentaban de nuevo á im-
poner á los indios, é aun pensaba acre9-
gentar sus rentas é señorío, mediante la
guerra común. Y puesto que muchas ve-
ges fué requerido que obedesciesse los
mandamientos que Cortés, de parte del
Rey , nuestro señor, le enviaba, y el Mon-
tecuma assimesmo por su parte , no sola-
mente dexó de obedesccr, pero respon-
día que si algo le qticrian, que fuessen á
su tierra , é allí verían para quánto era y
el servicio que era obligado á hacer. É
segund la información que se ovo, tenia
grand número de gente de guerra junta é
muy á punto para se defender, é aun
ofender á quien quisiesse perturbar su
tierra ó enojarle. Y cómo de las amones-
taciones ó requerimientos con él ningún
fructo se conseguía, para lo atraer á lo
que Cortés quería, habló á Monlcguma el
general é pidióle su parosger, para que
aquel no quedasse sin castigo de su rebe-
lión. 15 Montecuma le respondió, como sa-
bio, ó dixo á Cortés que querer tomar
por guerra a Cacamacin era cosa de mu-
• Oviedo taulió en el MS. original la siguiente
cláusula: Señor de Aculuacan , pariente muy cer-
cano de Montecuma c grand señor en aquellas par-
te», etc.
M La última parte del epígrafe del presente
•apitulo estaba concebida en estos términos: «E
también se apartó de la amistad de Montecuma , su
señor , por cuya industria fué presso é entregado
á Hernando Cortés, é fué puesto un hijo suyo del
dicho Cacamacin por señor de su estado , al qual
llam iban Cocuzcacln.v
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. VIII.
295
cho peligro, porque era grand señor ó
tenia mucha gente é muchas é buenas
fuen;as , é no se podria aquello hacer, sin
aventurarse mucha gente ; pero quél tenia
en su tierra del mesinoCac amar in muchos
servidores é personas principales (¡ue vi-
vían con 61, 6 les daba salario: que ha-
blaría con ellos para que atraxessen algu-
na gente de la del dksho Caeamacin á si;
6 que atrayda, y estando seguros que
aquellos assi atraydos favorescerian el
partido de Cortes podrían prender segu-
ramente á Caeamacin.
E fué assi, que Montecuma hico sus
conciertos de manera que aquellas per-
sonas , á quien él lo Ordenó conducie-
ron al Caeamacin á que se junlasse con
ellos en la cibdad \a dicha de Tesluco,
para dar orden en las cosas que conve-
nían á la conservación de su Estado, co-
mo personas principales, é que les do-
lia quél hiciesse cosas, por donde se per-
díesse. E juntados en una muy gentil ca-
sa del mesmo Caeamacin (que está junto
á la laguna . y es de tal manera edifica-
da que por debaxo de toda ella navegan
canoas 6 salen á la dicha laguna), allí
secretamente tenían aparejadas ciertas ca-
noas con mucha gente npercebida, para
que si el Cacamaeiu quisiesse resistir la
prission . pudiessen los otros salir con la
empressa, ó matarle: y estando en su con-
sulta, le tomaron é prendieron lodos aque-
llos sus principales , antes que fuessen sen-
tidos de la gente de Caeamacin, é metié-
ronle en aquellas canoas, é salieron á la
laguna, é lleváronle á la grand cibdad de
Temistitan, que como es dicho, está seys
leguas de allí. E llegados á Temistitan, le
pusieron en unas andas , como su estado
lo requería é aquel señor acostumbraba
andar: el qual les di\o estonces: «No sé
por qué me honrays agora, pues deshon-
rándome, me aveys traydo aquí contra mi
voluntad , é como alevosos é malos vas-
salios é peores amigos, á donde padezca,
por dessear mí libertad 6 la vuestra.' En
fin , sin responder lo llevaron, como es
dicho, en presscnle al capitán Hernando
Corle-, el qual le hico echar unos grillos,
é mandóle poner á buen recabdo. E con
parescer de Montecuma puso en aquel se-
ñorío, en nombre del Rey de Castilla,
nuestro señor, á un hijo de Caeamacin,
(pie se llamaba Coruscar in : é proveyóse
que todas las comunidades é señores prin-
cipales de la provincia é señorío de su pa-
dre, le obedesciessen por señor, hasta
tanto rpie Su Magestad Cessárea fuesso
servido. E assi se hico: que de allí ade-
lante todos los vassallos le tuvieron ó
obcdcscicron por señor, como al mesmo
Caeamacin; é el nuevo señor fué obe-
diente á Cortés en lodo lo que de parlo
del Emperador Rey, nuestro señor, le
mandaba.
CAPITULO IX.
En el qual so cuenla la relación quel grand principe Monlecuma (lió de su origen á sus vassallos* en una pú-
blica audiencia, en que les habló é mandó que obedesciessen é sirviessen al Emperador don Carlos, nueslro
señor , como ú Rey de Castilla c su natural señor , ó después del perpetuamente i los Reyes de Castilla é de
León , sus subcessores.
Passados algunos dias después de la
prission del príncipe Caeamacin , mandó
Montecuma juntar todos los señores de
las cibdades é (ierras comarcanas; é jun-
tos, envióles á decir que subiessen adonde
él estaba. E allegados en su pressencia,
en manera que todos le podían muy bien
oyr y entender, presscnle estando é á
par dél sentado el general Hernando Cor-
tés, é allí junio sus lenguas é intérpetres
29G
fflSTORTA GENERAL Y NATURAL
para le avisar do lo que se hablaba , Mon-
tecuma dixo assi:
«Amigos 6 hermanos míos, ya sa-
beys que de mucho tiempo acá, voso-
tros 6 vuestros padres é abuelos é pro-
genitores aveys seydo é soys subditos
é vassallos mios é de mis antecessores,
é siempre dellos é de mí aveys seydo
muy bien tractados, honrados é favores-
cidos ; é vosotros assimesmo aveys hecho
lo que buenos é leales vassallos son obli-
gados a sus naturales señores : é creo que
de nuestros padres é mayores teneys avi-
so é relación é memoria cómo nosotros
no somos naturales dcsla tierra , é -sanie-
ron nuestros predecessores á ella de muy
lexana tierra: é los truxo un señor que en
ella los dexó, cuyos vassallos todos eran.
El qual volvió desde á mucho tiempo, é
halló que nuestros abuelos. estaban ya po-
blados é assentados en esta tierra , é ca-
sados con las mugeres destas partes , é
' tenían mucha multiplicación de hijos: por
manera que no quisieron volver con él,
ni menos le quisieron rescibir por señor
de la tierra , y él se volvió é dexó dicho
que tornaría ó enviaría con (al poder que
los pudiesse constreñir é atraer á su ser-
vino por tuerca ó de grado. É bien sa-
beys que siempre lo avernos esperado ; é
segund las cosas quel capitán que pres-
sente está, nos ha dicho de aquel grand
Rey é señor que le envió acá , é segund
la parte de donde él dice que viene, ten-
go por pierio , ó assi lo debeys vosotros
tener, que aqueste es el señor que espe-
ramos , en especial que nos dice que allá
tenia noticia de nosotros. Y pues nuestros
predecesores no hicieron lo que eran obli-
gados con su señor, hagámoslo nosotros,
é demos gracias á nuestros dioses, porque
on nuestros tiempos vino lo que tanto
aquellos esperaban. Y mucho os ruego,
pues á todos os es notorio esto, que assi
como hasta aqui á mi me aveys tenido é
ohedescido por señor vuestro, que de
aqui adelante tengays é obedezcays á es-
te grand Rey de Castilla , pues él es vues-
tro natural señor, é después de sus dias
á sus subcessores en su silla real perpe-
tuamente , é en su lugar tengays á este
su capitán general. Y todos los tributos
que hasta aqui á mí me hacíades, los ha-
ced é dad á él , porque yo assimesmo ten-
go de contribuir á servir con todo lo quél
mandare ; é demás de hacer lo que de-
beys é soys obligados, á mí me hareys
en ello mucho placer. »
Lo qual todo les dixo llorando, con
las mayores lágrimas é sospiros que un
hombre podia manifestar; é' assimesmo
todos aquellos señores que le estaban
oyendo, lloraban tanto que desde á grand
espacio no le pudieron responder. Era la
cosa de tal manera, que ninguno de los
españoles estaba sin aver mucha com-
passion. Despu"s de algo ser sosegadas
y menos las lágrimas, respondieron que-
líos lo tenían por su señor é avian pro-
metido de hacer todo lo que les mandas-
se; é que assi por esto, como por la ra-
<jon que les daba para ello, eran muy con-
tentos de lo hacer; é que desde eston-
ces para siempre ellos se daban por vas-
sallos del muy alto é muy poderoso Rey
de Castilla don Cárlos, primero de tal
nombre en ella, é de sus subcessores y
herederos en el real ceptró de Castilla é
de León. E desdi1 allí todos junios é cada
uno por sí dixeron que prometían é pro-
metieron de hacer é cumplir lodo aquello
que en nombro de Su Magostad real les
fuesse mandado, como buenos é leales
vassallos lo deben hacer, é de acudir con
todos [os tributos, servicios é rentas que
antes al dicho Montecuma hacían y eran
obligados, é con todo lo demás que les
fuesse ordenado, en nombre del Rey de
Castilla, á guien por Su Magestad lo
oviesse de aver, é de rescebir é recaudar
tan complidamente , como lo solian dar é
acostumbraban servir á Montecuma, é
DE INDIAS. J.lll. XXXIU. CAI'. IX.
2'J7
mejor, si mejor pudiessen hacerlo, so las
penas en que caen los desobedientes é
desleales vassallos. E todo se aasentóas-
si c más copiosamente por ante un escri- '
Laño é notario público, por auto y en for-
ma , 6 Cortés lo pidió assi por testimonio
en pressen'cia de muchos españoles ; c as-
si lo escribió él después al Emperador,
nuestro señor.
Y en la verdad, si como Cortés lo
dieeó escribió, pas~ó en efello , muy
grand cosa me paresco la consejoncia y
liberalidad de .Monlecuina en esta su res-
titución c obidiencia al Rey de Castilla,
por la simple ó cautelosa información de
Cortés , que le podia hacer para ello.
Mas aquellas lágrimas, con que dice que
MíHilecuma hico su oración é amonesta-
miento, despojándose de su señorio, é
lás de aquellos, con que le respondieron,
aceptando lo que les maullaba y exhorta-
ba , á mi parescer su llanto (pieria de-
cir ó enseñar otra cosa de lo qué) y ellos
dkeron; porque las obediencias que se
suelen dar a los príncipes , con risa é con
cantares, é drVe'rssrdad de música é leticia
en señales de placer se suele hacer, é no
con lucio ni lágrimas e sollocos , ni estan-
do presso (piieii obedesce : porque, co-
mo dice Marco Varroir, «lo que por fuer-
za se dá, no es servicio, sino robo. ■
A' el ml'sm > C i:! s díceea su caria en
algunas partes, como se ha dicho en los
capítulos precedentes, que Montecuma
siempre le rogó que no fuesse á verle, ni á
Temislitan, ni lo quisiera ver en niuguna
manera; é por lo que adelante se siguió,
se puede fácilmente considerar, (pie esta
novela ó restitución no era de grado, do
Montecuma. Y no sin causa tengo ya di-
cho quel era pusilánimo é hombre de po-
co ser, é que aquella su consgiencia , con
(pie páresela qüél daba lo suyo á su due-
ño, no resulto di' su limpieca de ánima,
sino de la voluntad de Dios, por los dé-
belos é vicios desla gente. E por los sa-
nos desseos e méritos de Cessar se enca-
minaron las cosas á otro mayor derecho
é origen del (pie Montecuma decía; por-
que si allí avian ydo sus progenitores, no
se sabe ni está escrito .quién fueron cssos,
ni Cortés sabia en este casólo que le decía,
mas de novelar é traer á su propóssi-
lo confabulaciones de mañoso ó sagaz é
diestro capitán') excépto si, como se díxo
en la primera parte di stas historias, en el
libro II é capítulo III, estas gentes tenían
alguna noticia de lo (pie allí se tracto del
rey XII de España] llamado Héspero. Pero
no me quiero detener en estas congcclu-
ras, por passar á las otras cosas que ha-
cen al discurso de la historia, siguiendo
el tenor de lo que Hernando Cortés escri-
bió al Emperador, nuestro señor.
CAPULLO X.
En el qual se Irada cómo el capitán Hernando Coilas persuadió á Montecuma que onviasse por sus horras
á pedir á los principales señores e! vassallos que sirviessen con oro al Emperador Rey , nueslro señor, é lo
hicieron en cantidad de más do fíenlo <: nóvenla y dos mili pessos, allende de oíros cicnl mili pessos de
valor é joyas ; é de algunas particularidades de la Nueva España *.
cipales vassallos hir ieron al servicio é obi-
diencia del Rey, nuestro señor, como so
discurso de la verdad de la liisloria.» Pero eslas li-
neas fueron lachadas por ,el mismo aulor, porque
no llegó á tratar del rompimiento y choque enlre
Corles y Narvaez hasta el capílulo XII de esle mis-1
mo liliro, según en su lugar puede verse.
38
. assados pocos dias después del aucto
é ofrescimientO que Montecuma é sus prin-
• Después de eslas palabras se lcia en el MS.
original: «E del Estado c casa de Monlee-uma é de
los templos é ydulos de Temislitan c de los merca-
dos é comercio de los indios; é del recuenlro que
passó enlre el capitán Hernando Corles é el capitán
Pamphilo de Narvaez , <• otras cosas neseessarias al
TUMO III.
2U8
HISTORIA GENERAL Y NATI UAL
ha dicho en el capítulo do susso, acor-
dó el capitán Hernando Cortés (porque
aquellos ofrescimientos no fuessen en va-
no, ó solamente palabras) de decir á Mon-
tecuma quel Emperador Rey, nuestro se-
ñor, tenia pescessidad de oro para cier-
tas obras que mandaba hacer; que le ro-
baba que enviasse algunas personas de
los suyos, ó que Cortés enviaría assimes-
ino algunos españoles con ellos, por las
tierras é casas de aquellos señores que se
avian ofrescido, á les rogar que de lo que
ellos tenían sírviessen al Rey nuestro se-
ñor, con alguna parte: porque demás de
la nescessidad que Su Magostad tenia,
paresceria que ellos comeneaban á servir,
conformando con las obras c palabras la
voluntad que avian ofrescido, ó que Su
Altera ternia más concepto de las volunta-
des que á su servicio tenían; y quel mes-
mo Montecuma diesse assim'esmo de lo
que tenia , porque !o quería enviar con el
oro , como las otras cosas que antes se
avian enviado á Su Magostad. E luego
Montecuma dixo que le diesse los espa-
ñoles que queria enviar , ó de dos en dos
é de tres en tres los envió con los indios,
que le paresció que debían yr repartidos
para muchas provincias ó cibdades, por-
que algunas estaban lexos , á ochenta é á
cient leguas de la grand ciudad de Temis-
titan : ó mandó á los suyos que fuessen
con algunos chripstianos á los señores de
aquellas provincias é cibdades, ó les di-
xessen cómo Cortés mandaba, que cada
uno dellos diesse cierta cantidad de oro,
que se les señaló. É assi hico: que todos
aquellos señores á quien enviaron, dieron
cumplidamente lo que se les pidió, assi en
joyas como en tejuelos é hojas de oro é
plata, é otras cosas de las que ellos te-
nían, que fundido todo lo (pie era para
fundir, cupo á Su Magostad del quinto
ti e\ nía é dos mili é quatrocientos 6 tan-
to, pe--o> de oro, demás é allende de to-
lla - las joyas de oro é de plata , é pluma-
jes é piedras, é otras muchas cosas de
valor que para Céssar apartó Cortés é se-
ñaló, que podrían valer otros cient mili
pessos ó más. Las qualcs cosas, demás de
su mucho valor , eran tales é tan mara-
villosas é nuevas, que consideradas pen-
sil lindeca y extraña forma , parescia que
eran inestimables, é para creer que nin-
gún príncipe del mundo, de quien tenga-
mos noticia, las podrá tener tales ni tan-
tas ni de tal calidad. Sin que parezca ser
esto fabuloso ; pues ques verdad que to-
das las cosas criadas naturalmente, assi
en la tierra como en la mar, de que Mon-
tccuma pudiessó tener conosci miento , las
tenia contrahechas tan al proprio , assi de
oro é plata como de pedrería é de plumas,
écon (al perfii-ion, que quassi parescianser
aquello mesmo que querían imitar. De las
quales todas dió Montecuma para el Rey,
nuestro señor, mucha parle, sin otras que
Cortés le dió figuradas, para que las man-
dasso hagor de oro, assi como imágenes
é cruCifixQS , medallas, joyeles, collares
é otras muchas cosas de las nuestras, que
le hico contrahacer. Cupieron assimesmo
á SuMagestad, del quinto de la plata que
se ovo, ciento é tantos marcos, los qua-
les hi§0 Cortés labrar á los iridios de pla-
tos grandes é pequeños, y escudillas é ta-
cas é cucharas é otras piceas ó vaxilla,
tan perfetto quanto se lo supieron dar á
entender á los indios que lo hicieron.
Demás desso dió Montecuma mucha ro-
pa de la suya, que era tal, di' algodón é
sin seila, que daba admiración su valoré
las muchas é diverssas labores: en que
avia ropas de hombres é de mugeres mu-
cho de ver, é paramentos é cortinajes de
cania , (pie los de seda no se podían com-
parar á ellos. Avia otros paños, como de
tapicería, que' podían servir en salas y un
iglesias. Avia colchas é cobertores de ca-
mas, assi de pluma, como de algodón de
diverssas é diferenciadas maneras é vivas
colores, é otras muchas cosas, (pie por
DE INuIAS. L1B.
B8P tantas 6 tales seria dificultoso expre-
sarlas. También dio Montccuma á Cortés
una docena de cerbatanas dé las con tjuél
tiraba, muy hermosas, porque éran todas
pintadas de muy excelentes pinturas é
perfeltos milicos, en rpie aviatfiguradas
muchas ('• diferenciadas maneras de ave-
i ieas é animales é árboles é llores é ot^as
diverssás cosas 6 fantasías ; ó tenían los
lineales é punteria tan grandes como un
xenie, de oro, y en el medio olio tanto,
ínaj !>¡en labrado. K dióle para con ellas
un carniel de red de mo. e olías muchas
cosíis, cuyo número fue qu&ssi incontable.
K dá relación Hernando ('orle» poi -n
carta al Emperador-, nuestro señor, de
•trasmuchas particularidades, entre las
(piales recita primero la forma de la pro-
vincia de México, (pies donde está la
irand cibdad de Temislitan, é algunas de
las otras, de quien se lia hecho relación, é
donde estaba el principal señorío é real
silla de Montccuma. I.a (pial dicha provin-
( ia es redonda 6 toda cercada de muy al-
ias e ásperas montañas, é lo llano della
lerna de circunferencia septenta leguas}
poco mas ó menos; y en este llano hay
dos lagunas, la una dulce c la olía sala-
da . e divídelas por una pai te una cordi-
llera pequeña de cerros muy altos , que
están en medio de-la llanura, é al cabo
se van á juntar las dichas lagunas en un
estrecho llano, (pie entre e>los cerros c las
sierras altas se hace, el (pial estrecho Icr-
ná de abertura un tiro de ballesta. K por
entre la una laguna é la otra, é las cilxla-
des é poblaciones que están en las dichas
lagunas, contractan los indios por el agua
unos con otros en sus canoas , sin aver
nescessidad de yr por la tierra. K porque
la laguna mayor c salada crescc é men-
gua por sus mareas (scgtmd lo hace la
mar) , todas las crescienlcs corre el agua
della á la otra dulce tan regio como lo
suele ha^er un caudal é velocc rio, 6 las
menguantes con el mesmo ímpetu vacia,
XX.XHI. CAP. X. 200
é va la corriente de la laguna dulce á la *
salada: de lo qual se colige ó consta cla-
ramente que la dicha laguna salada pro-
cede de la mar, y es ella mesilla .
La grand .cibilad de Temistitan está
fundada en esla laguna salada . é desde la
tierra firme al cuerpo de la dicha Cibdad,
por qualquiera parle que (pusieren entrar
á ella , hay dos leguas ó quassi : tiene
quatro 'entradas , todas de calcada lecha
á mano, tan ancha como dos laucas guíe-
las. Es tan grande lá cibdad como Sevi-
lla é Gñrdova: son las calles principales
della múj anchase muy derechas, é al-
gunas destasé todas las demás son la mi-
tad de tierra , é por la otra mitad es agua,
por la qual andan en sus canoas; e todas
las calles de trecho á trecho están abier-
tas, j>or donde atraviessa el agua de las
unas á las otras; y en todas estas abertu-
ras, que algunas son muy anchas, hay
sns puentes de muy anchas é muy gran-
des vigas juntas é regias é bien labradas,
é tal is que por muchas dellas pueden pas-
sar diez de caballo juntos & la par. É vien-
do que si los naturales destá cibdad qui-
siessen hacer alguna trayeion, tenían para
ello mucho aparejo por su assienlo, ó ser
( delicada de la forma que está dicho; 6
(pie quitadas las puentes de las entradas
é salidas, podían dexar morir de hambre
& los españoles, sin que pudiessen salir á
la tierra , luego que Cortés entró en la cib-
dad, mandó dar mucha priessa á hacer
quatro bergantines, 6 los hicieron muy
presto, é tales (pie podían echar trescien-
tos hombres en la tierra, 6 llevar los ca-
ballos cada vez que quisiessen.
Tiene esta cibdad muchas placas, don-
de continuamente hay mercados é tracto
de comprar ó vender; 6 sin essas plagas,
que son como accesorias, tiene una tan
grande como dos veces la cibdad de Sa-
lamanca, toda cercada de portales al re-
dedor, donde hay cotidianamente más de
sessenta mili personas comprando 6 ven-
300
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
diendo todos los géneros de mercaderías,
que en lodas aquellas partes se hallan, as-
si de mantenimientos é vituallas, como de
joyas de oro é plata , é de plomo é latón
6 cobre y estaño ó piedras ó huessos é
conchas de caracoles, ó de plumas é pe-
nachos. E véndense algunas piedras la-
bradas é otras pOr labrar, é adobes é la-
drillos, madera labrada ó por labrar de
diverssas maneras. Hay calles de paca,
donde venden todos los géneros ó raleas
de aves que hay en aquella tierra é sus
comarcas, assi como gallinas de las gran-
des, como pavos, é tales como se dixo en
el libro XIV, capítulo XII ' (los quales los
chripstianos llaman pavos de la papada),
perdices, codornices, lavancos, dorales,
cercetas, tórtolas, palomas, paxaritosde
cañuela, papagayos, buharros, águilas,
halcones, gavilanes, cernícalos; é de algu-
nas aves destas de rapiña venden los cue-
ros con su pluma é caberas c pico é uñas.
Venden conejos, liebres, venados, per-
ros que crian castrados para comer , que
no ladran.
Hay calles de herbolarios, donde hay
todas las ráyeos é hierbas medecinales,
assi potables como ungüentos y emplas-
tos. Hay casa como de barberos, donde
lavan é rapan las raberas. Hay casas, don-
de dan de comer é de beber por prescio.
Hay hombres del arte de aquellos que en
Castilla llaman ganapanes, y en otras par-
les bástagos , para traer é llevar cargas. ■
Hay mucha leña é carbón, braseros de
barro, esteras de muchas maneras, assi
para camas como otras más delgadas pa-
ra assíenlo , 6 para esteras de salas é cá-
maras. Hay todas las maneras de verdu-
ras que se hallan, en especial cebollas,
puerros, ajo;, mastuerzo, berros, Borra-
* Debe notarle en este sitio que el libro XIV dé
h Historia general y natural de Indias solo se com-
pone ile diez capítulos, seírun puede verse desde
la página 13S á la 4IS del lomo I. Pero, como ya
va advertido cii otro lugar, ri*»sn añadió Oviedo Ri-
jas, acederas, cardos, tagarninas. Esta
es una hierba conoscida é nota en Córdo-
ba y en Andalucía é buena para comer,
y es como espárragos ó cardillos. Hay
fructas de muchas maneras, en que hay
cereras, -ciruelas, que son semejantes al-
go á las de España; guayavas, é muy
buenas. Venden miel de abejas é cera, é
miel de cañas de mahi», que son tan me-
losas é dulges como las de agúcar , é miel
de unas plantas que llaman en esta Isla
Española y en otras maguey , ques muy
mejor que arrope; é destas plantas hacen
acucar é vino, que assimesmo venden.
Hay a vender muchas maneras de hila-
dos de algodón de todas 'colores en sus
madejas, que paresce propriamenleel con-
cierto que en esto hay al alcayceria de
las sedas de Granada , aunque estotro es
en mucha mas cantidad. Venden colores
para pintores quantas se pueden hallaren
España, é de tan excelentes matices é
per fie/ion . Venden cueros de venados al
pelo é sin él , teñidos, blancos é de divers-
sas colores. Venden mucha loca ó barro
labrado en grand cantidad é muy bueno.
Venden muchas vasijas de tinajas gran-
des ó pequeñas, jarros, ollas, cántaros,
ladrillos, é innumerables é diverssas va-
sijas, lodas de muy singular barro, é to-
das ó las mas vedriadas é pintadas.
Venden mucho maliiz en grano y en pan
cocido: venden pasteles de aves y empana-
das de pescado : venden mucho pescado
fresco y salado, crudo é guisado : venden
huevos de gallinas é de ánsares é de otras
mut has aves, y on mucha cantidad: ven-
den tortillas de huevos, fechas. Final-
mente, que en los dichos mercados se
venden lodas quantas cosas se ludían en
toda la tierra , que demás de las ques di-
ganos capítulos al expresado libro y estos se han
perdido dolurosamenlc , ó lo que lambieii pudo 611-
ceder, tal vez pensó añadirlos y no lo hizo, por
atender con preferencia á la terminación de la olira.
DI? INDIAS. Lili
clio, son lanías é de tantas calidades, que
por la prolijidad , dice Cortés en su rela-
ción, é por no le ocurrir lanías á la me-
moria , é aun por no les saber los nom-
bres á muchas, no4as expresa.
(Jada género de mercadería se vende
en su calle, sin que entremetan olra mer-
cadería alguna, y en esto se tiene mucha
orden. Todo se vende por cuenta é me-
dida, excepto (pie hasta en essa sacón
ninguna cosa se vído vender por pesso.
Hay en a(|iie||a grand piara una muy
huella casi como de audiencia . donde es-
tán siempre sentados diez o doce jueces,
(pie libran lodo- lo- casos Ó cosas que en
el dicho tiangue/ Ó mercado aoaescen, é
in. Midan castigar los delinqüentes ó trans-
eiesores de -ii- estatutos é ordenanzas
inmciliulú. lla\ en aquella placa oirás por-
sonas (pie andan continuo entre la gente,
mirando lo que se vende é las medidas
con ipii' miden lo que velid -n : e quiebran
lo que está falso, é penan al que u-aba
dr||,,.
Aunepie es fuera de la relación é histo-
ria (pie loca á Cortés, diré aquí un ca-o
notable é ridiculo que en eíelto passó en
esta grand cibdad desde algunos años
después (pie se conquistó, el (pial es á pro-
póssito d • los indios mercaderes, para de-
cir su astucia é diligencia grande é aviso
(pie lienen en las cosas de las mercade-
rías", y en lo (pie hadan é Ies parescc
ques úiil á sus ganancias.
Notoria cosa es el castigo, que en Espa-
ña se dá á los heréticos, seguud la cali-
dad de sus dolidos: que á unos acotan, ¡i
oíros ponen en cárcel perpetua, éá otros
que se reconcilian, les ponen un Sanct Be-
nito ó coselete amarillo sin mangas é sin
costuras por los lados , con una cruz gran-
de colorada, vel sanguina, delante é otra
detrás; á unos para que traygan esta in-
signia por tiempo limitado, é á oíros para
lodos los dias de su vida, é á otros que-
man por sus méritos. Siguióse que un
XXXIII. CAI'. X. 301
converso se penitenció por sus culpas en
Temistilan, y el perlado ó jueces de la
Sánela Inquisición luciéronlo estar en el
auto en pié , descalco , sin cinto é sin bo-
nete é con un cirio ardiendo en la mano,
é con el dicho Saud Benito, en lauto que
se dixo una missa solempne un domingo:
en la (pial en su tiempo un notario del
Sánelo OfGcio levó la sentencia é los mé-
ritos ó culpas de aquel delinqüente, por
lo qual se le impuso aquella penitencia ó
Sane) Benito. E ovo un sermón que pre-
dico un devoto y esciente predicador,
conforme al auto é amonestando al peni-
tente a la enmienda de su vida, so pena
del Fuego, y exhortando á todos á bien
vivir, como se suele hacer é predicar en
casos semejantes, estando todas las per-
sonas principales é olliciales de Su Ma-
gostad presscnles, é mucha parle de la
cibdad. é muchos indios de los converti-
dos é baptizados, para los inslruyr en las
cosas de nuestra sánela lee calhólica. En-
tre los ipiales indios un mercader de los
rico-, e Bob&damente cobdiciosd é dili-
gente, no entendiendo bien la honra (pie
á aquel recién concillado se le hico, pa-
rí rióle ipie aquel grado di; Sanct Benito
debia .- ¡r una muy singular íiesta é hon-
rosa para aquel penitenciado: é cómo via
el indio que entre los chripstiános espa-
ñoles avia algunos cavalleros comendado-
res de la- Ordenes de Santiago é Calatra-
va é Alcántara, é de la Orden de Monto-
sa é de San Johan de Rodas, con cruces
en los pechos de diferentes maneras é co-
lores, e no traen más do una cruz é peque-
ña , é á essotro diéronle dos é muy gran-
des, é una delante é olra detrás, assi
pensó el mercader queste nuevo hábito
ora mas honrado é apreseiado á lodos los
otros, é que era cosa que los chripstiános
se prestarían mas dél que de los otros
ques dicho, lí assi como se acabó la mis-
sa, é se fué el indio á su casa, arbitrando
que le avia venido una grand ocasión pa-
30 2
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ra enrique.scerse presto, liico luego hacer
trescientos ó quatrocientos Sanct Benitos
ó más, semejantes al de aquel reconcilia-
do, é. púsose con ellos en el tiánguez ó
mercado, puestos en uno ó dos limeros
sobre una mesa , y en el canto dclla hin-
cada una vara ó asta, y en ella puesto
un Sanct Benito de aquellos por muestra
ó señuelo, para que desde lesos se viesse
la mercadería que tractaba. Pues cómo al-
gunos españoles llegaban á le preguntar
que para qué eran aquellos Sanct Benitos,
y el indio los oyó nombrar , aprendió el
nombre, é respondía que para hacerse
comendadores, como avian hecho al ques
dicho. Los chripstianps reíanse mucho del
é passaban adelante , porque era la mer-
cadería la ques dicho, y el indio quedaba
dando voces, é diciendo: «Sanct Benito,
Sanct Benito.» En fin, cómo vido que no
le quisieron comprar ninguno de sus Sanct
Benitos , informóse de la casa donde vivia
aquel reconciliado , é Uevóselos todos pa-
ra ver si los quería comprar, é con mu-
cho placer ofrescía de le hacer cortesía
en el prescio. Til otro peccador, cómo no
estaba tan contento de la nueva órden,
como el indio ¡tensaba , comencólo á ame-
nácar é á maltractar de palabra : de lo
qual él indio muy espantado, se fué á que-
jar á la justicia, donde le desengañaron
de su mercadería, é se fué, culpando á su
propria cobdicia,, que le hico gastar su
hacienda en lo que no le convenia, como
suele acacscer á muchos, que se ocupan
en las cosas que no entienden. Esto passó
en efetto como está dicho.
Tornemos a la historia ó á las otras
particularidades de la grand cibdad de
TemisUtan, en la qual hay muchas mez-
quitas ó templos é casas de oración, en
que los indios tienen sus ydolos , ó son de
muy hermosos edeGcios, repartidos ó
p i •-!'>- por collaciones ó barrios dellas. Y
en |ps principales templos hay personas
religiosas de su sella, que residen allí
continuamente, para las qualcs hay sus
apartados apossentos, allende de aquellas
partes donde están los ydolos : estos reli-
giosos visten de negro é nunca cortan el
cabello ni le-peynan,«lesdc que entran en
aquella religión hasta que salen dclla. É-
todos los hijos de las'pcrsonas principales,
assi señores como cibdadanos honrados,
están en aquellas religiones é hábitos
desde edad do siete íi ocho años hasta
que los sacan para los cassar ; y esto más
acaesee en los primogénitos, que han de
heredar las casas, que en los otros. No
tienen acceso á muger, ni entra alguna
en las tales casas de religión : tienen abs-
tinencia, é no comen de ciertos manjares;
y más en algún tiempo del año que en
otros.
Entre aquellos templos hay uno ques el
principal é mas magnifico, é tan grande,
que dentro dél (que está cercado de mu-
ro muy alto) se podría muy bien hacer
en otro tanto terreno una villa de quinien-
tos vecinos; é dentro del dicho circuyto,
todo á la redonda, hay muy gentiles apos-
sentos de muchas salas é corredores, don-
de se apossentan los religiosos que allí
están. Hay bien quarenta torres muy al-
tas ó bien labradas, que la menor dellas
líenc cinqüenta escalones para Subir al
cuerpo de la torre, é la mayor é mas
principal es más alta que la torre de la
iglesia máyor de Sevilla: é son ludas de
muy hermosa cantería é madera, ques
mucha cosa de ver, porque toda la can-
tería de dentro de las capillas , donde tie-
nen sus ydolos , es de ymagineria y ga-
qiiieamies, y el maderamiento es todo de
masonería, é muy pintados de cosas <ft
monstruos ó otras figuras é labores. E to-
das cssas torres son enterramientos de
señores, é las capillas que en ellas tienen,
son dedicadas cada una á su ydolo, á que
tienen alguna particular devoción. Hay
tres salas principales dentro deste grand
templo, donde están los principales ydo-
DE INDIAS Lili. XXXI11. CAP. X.
los, de muchá grandeva é altura é ile d¡-
verssas labores é flguras esculpidas, assi
cu la cantería como en el enmaderamien-
to: é di'iilro ilota-; salas están otras ca-
pillas, que las puertas por donde entran á
ellos son muy pequeñas, y ellas no tienen
claridad alguna ; é alli no están >ino aque-
llos religiosos, é no todos, é dentro des-
tas casas están los bultos ó figuras de los
\ dnlos, aunque, como es dicho, de fuera
hay también muchos.
Los mas principales destos ydolos. en
qoien ellos mas fée 6 creencia tenían,
derribó Hernando Cortés de sus pillas,
é los liico echar por las escaleras aba-
xo , é hii;o limpiar aquellas capillas
donde los tenían, que todas estallan lle-
nas de sangre de los hombres é mu-
chachos que alli S8CI ¡(¡calían . é puso en
ellas \mágene- de l.i saerntíssima Vir-
gen Sánela María , Nuestra Señora, ó de
otros sánelos gloriosos , é de apóstoles é
mártires de Jesu-Chripsto. De lo qual
Monlecuma é los naturales sintieron mu-
cha pena, é le dixeron primero que no lo
hiciesse: que si se supiesse por las comu-
nidades, se levantarían contra el dicho
Cortés . porque creian que aquellos ydolos
les (filian lodos los bienes temporales, c
que dexándolos maltractar, se enojarían ó
no les darían nada , é les secarían los
frítelos de la tierra . é moriría la gente de
hambre.
El capitán Hernando Cortés les di\o é
les dió á entender con las lenguas quán
engañados estaban en tener su esperanca
en aquellos ydolos, que eran hechos por
manos de indios ó de. cosas no limpias. E
que supiessen que hay un Dios solo, uni-
versal é Señor de todos, que crió el cic-
lo é la tierra é todas las otras cosas, é lu-
co á ellos é á nosotros, é que este es sin
principio é inmortal , é qije á este avian
de adorar é creer, é no á otra criatura ni
• cosa alguna. E assi á propóssilo de la ca-
thólica fée, Ies dixo todo lo quel supo de-
cirles para desviarlos de sus ydolalrias é
atraerlos al conoscimiento de Dios, nues-
tro Señor; é de su sagrada religión elirips-
tiana. E todos, en especial Montecuma,
respondieron que ya ellos le avian dicho
que no eran naturales de aquella tierra, é
que avia muchos tiempos que sus prede-
cessbres fueron á ella , ó que bien creian
que podrían estar errados en algo de
aquello que tenían por costumbre de
creer, por a ver tanto tiempo que salieron
de su'naluraleca, é que Corles, como mas
nuevamente venido, sabría mejor las co-
sas que debian leñen'' creer (pie no ellos:
que se las dixesse é hiciesse entender,
quellos harían lo (piel les dixesse que era
lo mejor. Y el mesmo .Monlecuma é mu-
chos de los principales de la cíbdad cslo-
\ ieron alli con Cortés hasta quitar los ydo-
los, é limpiar las capillas, é poner las
ymágenes, é lodos con alegre semblante.
E les defendió Cortés que no malassen
criaturas delante de los ydolos, de niños é
niñas é otras persona- humanas, como lo
acostumbraban, ni en Otra manera alguna;
porque demás de ser cosa aborrcscible á
Dios, el Rey de España , nuestro señor,
por sus leyes lo prohibe, é manda quel
cpic matare á Otro, que lo maten; é de
ahí adelante se apartassen de incurrir en
tan gran delirio é crimen. E assi en lodo
el tiempo que Cortés estuvo .en aquella
grand cíbdad, dende adelante no se vio
malar ni sacrilicar alguna criatura por en-
tonces.
Y assi lodo esto que está dicho lo escri-
bió Hernando Corles al Emperador, nues-
tro señor. É bien pudo Dios dar lugar á
ello; pero para mí yo tengo por maravi-
lla, é grande, la mucha paciencia de
Montecuma é de los indios principales,
que assi vieron tractar sus templos é ydo-
los. Mas su disimulación adelante se mos-
tró ser otra cosa , viendo que una gente
exlrangera é de tan poco número les
prendió su señor, é por qué formas los
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
liaría tributarios, é 6e castigaban é que-
maban los principales, é se aniquilaban ó
disipaban sus templos é sella , en que-
llos ó sus antecessores estaban. Resoia
cosa me páresele comportarla con tanta
quietud; pero adelante, como lo dirá la
historia, mostró el tiempo lo que en el
pecho estaba oculto en todos los indios
generalmente.
CAPITULO XI.
En el qual se tracla de Iq ydolalria é diabólicos sacri lirios de los indios de la Nueva España, y en especia]
en la'grand cibdad de Temislitan ; é de oirás particularidades á La historia pressenlc permitidas, en conti-
nuación de la relación quel capitán Hernando Corles envió al Rey, nuestro señor.
^íos bultos ó cuerpos do los ydolos en
quien aquellas gentes creiau é adoraban
en la «acón quel capitán Hernando Cortés
passó á la Nueva España , quando la con-
quistó, eran hechos de mayores estatuas
é grarideea que la altura de un hombre
alto. E la materia, de que eran compues-
tos, era una cierta pasta ó masa de todas
las semillas é legumbres quellos comen,
molidas é mezcladas ó amasadas unas con
otras con sangro de coráronos de cuer-
pos ó hombres humanos : los quales sa-
crificándolos é vivos, los abrían por los pe-
chos ó les sacaban el coraron , 6 de aque-
lla sangre les amasaban aquella harina ó
pastaré hacían tanta cantidad quanta bas-
taba para formar ó hacer aquellas cslá-
tuas, tan grandes como eslá dicho. Des-
pués de hechas, les ofresrían más corá-
ronos, que assimesmo sacrificaban, é un-
tábanles las caras con aquella sangre fres-
ca, con que dicen los indios que aplacan
á sus dioses, si están enojados, ó los
agradan é hacen benignos. E á cada cosa
tienen su ydolo dedicado, al uso de. los
gentiles: por manera que para pedir fa-
vor para la guerra, tienen un ydolo, é pa-
ra sus labranras otro, é assi para rada
cosa de las quellos quieren 6 dessean que
se hágatí. También tienen sus ydolos, á
quien honran ó sirven.
Hay en la grand ribdad de Temisli-
tan muchas casas muy grandes é muy
buenas, 6 la causa de aver tantas que
son principales, es porque todos los se-
ñores 'de la tierra que eran vassallos
de Montccuma, tenían casa en la cib-
dad é residían cu ella cierto tiempo del
año. Demás desto hay muchos cibdada-
nos ricos, que tienen assimesmo muy
buenas casas con grandes é complidos
apossentos , é muy gentiles vergeles do
flores de diverssas maneras é muy oloro-
sas, assi en los apossentos altos como en
los baxos.
' Por la una calcada que á esla populosa
cibdad entra, vienen dos caños de arga-
masa tan anchos como dos passos cada
uno, ó tan altos quassi como un oslado,
é por el uno dallos viene un golpe dt^
agua dulce muy buena , 6 lan gruesso co-
mo el cuerpo de un hombre, que va á
dar comedio de la cibdad, de que se sir-
ven ó beben todos, y el otro caño eslá
vacio; y quando quieren limpiar el que
lleva el agua, éehanla por cssolro en
lanío que se limpia. Y porque el agua ha
de passar por las puentes, á causa de las
quebradas, por donde traviesa el agua sa-
lada, echan la dulce por unas canales lan
gruessas como un buey, que son de la
longura de las dichas puentes, 6 assi se
sirve toda la ribdad. Hombres hay assi-
mesmo , que, en canoas traen agua á
vender á la cibdad por todas las calles,
é la manera de cómo la loman del caño
es que llegan las canoas debaxo de las
puenics, por donde están las canales ques
DE INDIAS. I.IB.
dicho, é alli hay hombros en lo alto que
hinchen las canoas, é les payan por ello
su trabaxo.
En lodas las entradas de la cihdad , y
en las partes donde descargan las ca-
noas, ques donde vienen la mayor par-
!•■ d^ lo- mantenimientos (|ue enlran en la
cihdad, hay choras hechas, donde están
personas pitr guardas, (pie rcsc ihen c ierto
derecho de cada cosa que entra. Esto di-
ce Cortés en su relación, que no sabe si
era para Montéenme ó para proprios de
la cihdad ; pero que cree que era para
Monlecuina, porque en oli os mercados de
otra* provincias se cogían semejantes de-
rechos para lo- señores dellas.
Hay en 'todos los mercados é lagares
públicos de la cihdad lodos los dias mu-
chas personas, trahaxadores 6 maestros
de lodos officios, esperando quien los al-
quile por sus jornales.
La gente desla cihdad es de mas ma-
ña" é mas polida en su vestir é servicio
que no la otra de las otra- ciluladcs é pro-
vincias, porque como allí residía y esta-
ba siempre aquel grand príncipe Monte-
eiuna . é lodos los señores principales sus
vassallos ocurrian siempre á su corte en
esta cihdad. avia en ella mas policía. Y
era la casa e sen icio desle señor con tanto
concierto. ass¡ como lo podia averen Es-
paña . é aun para espantarse los que lo
vian, considerando ser esta genio bárha-
ra . é tan apartada del conosoimienlo de
Dios é de la comunicac ión de otras nacio-
nes de ra^on. Era cosa admirable ver la
que tenían en todas las cosas tocantes á
la república é á su señor, á quien tenían
mucha ohidiem ia é respecto : en cuya cá-
mara tenia contrahechas, como está di-
cho, de oro é plata 6 piedras ó plumas,
todas las cosas que debaxo del cielo hay
en su señorío , tan al natural lo de oro é
piala, (pie ningún platero en Europa lo
pudiera hacer mejor; ó lo de las piedras
era tal, que no bastaba juicio á cómpre-
lo.MU III.
XXXIII. CAP. XI. 305
hender con (pie inslrumenlos se podia ha-
cer tan porfolio; ó lo de pluma no se pu-
diera hacer tan al proprio de cera, ni
bordado, ni de otra forma. Y porque de
muchas cosas destas Se llevaron á Espa-
ña . quellas mesmas lo testificaron , excu-
sado es gastar liempo en relatar su forma
é primor.
Yo vi algunas piedras jaspes, nicles,
calcedonias, amatistas, jacintos, cornio-
las 6 plasmas de esmeraldas, é otras
de otras especies, labradas é fechas ca-
beeas de aves, é otras hechas animales ó
otras ligaras, que dubdo aver en España
ni en Italia quien las supiera hacer con
(aula pedición.
El señorío de Montecuma era muy gran-
de , porque a doscientas leguas de un ca-
bo é de otro de aquella cibdad, donde re-
sidía, enviaba mensageros é mandaba en
lodo-. \ era obedeseido é complido quan-
lo ni. melaba , puesto (pie avia algunas pro-
vincias en medio de aquellas tierras, con
quien tenia guerra. Pero dice Cortés en
su relación, que á lo quél alcanzó, era
-ii señorío quassi tamaño como España,
porque hasta sessenta leguas de la otra
parte de Puntunchan , ques el rio do
Grijalva, envió mensageros Montecuma,
mandando (pie se diossen por vassallos
del Rey de Castilla, nuestro señor, los
naturales de una cihdad (pie se dice Cu-
matan, que haj desde Temistitan á ella
doscientas é vcynto leguas. Allende de rc-
sidir, como se ha dicho, los señores prin-
cipales en la cibdad é corle, donde eslo
grand príncipe Montecuma residía, lodos
los mas ténian sus hijos primogénitos en
el servicio ó casa deste señor. Y en todos
los señoríos dessos señores, sus subditos,
tenía Montecuma fo'rtalecas y en ellas sus
alcaydes é gente , é sus gobernadores ó
recaudadores del servicio é renta que ca-
da provincia le daba : é avia cuenta é ra-
gon de lo que cada uno era obligado á
contribuir, porque tienen caraclércs 6 fi-
39
3 00
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
guras escripias en papel, que hacen, por
donde se entienden muy bien.
Cada provincia servia con su género de
servicio, segtmd la calidad de la tierra: por
manera que á podtfr del señor venia toda
suerte de cosas, que en las dichas provin-
cias avia. Era tan temido de lodos, assi
pressentes como ausentes, quanto lo pudo
ser el más temido é acatado príncipe del
mundo. Tenia fuera é dentro de la cibdad
muchas casas de placer, é cada una de su
manera de passatiempo, tan bien labradas
quanto se puede decir, é scgund conve-
nia á tan grand príncipe;
Tenia dentro de la cibdad sus casas
apossento, tales é tan grandes é tan
maravillosas, que dice Cortés en su re-
lación fecha á.Céssar, que en España
no hay otras semejantes. É tenia otra
poco menos buena que esta, donde te-
nia un muy hermoso jardín con unos mi-
radores que salian sobre él , é las co-
lumnas é losas del los de -muy precioso
jaspe , muy bien labradas. Avia en esta
casa apossentos, para donde dos princi-
pes muy grandes estoviessen con todo su
servicio.
Hay en esta casa diez estanques de
agua, donde tenia todos los géneros de
aves de agua que se hallan en aquellas
parles, que son muchos é diverssos, to-
das domésticas. E para las aves que se
crian en la mar, eran los estanques de
agua salada, é para las que eran de ríos,
avia lagunas de agua dulce, la qual agua
vaciaban de cierto tiempo á tiempo pol-
la limpieca, é la (ornaban á henchir por
sus caños. E á cada género de aves se da-
ba aquel mantenimiento que era proprio
a su naturaleza', é con que ellas, estando
libres, se mantenían en el campo ó en el
agua: de forma que las que comian pes-
cado se lo daban; é las que gusanos, gu-
sanos; é las que mahiz, mahiz; é las que
otras semillas mas menudas, por consi-
guiente se las daban; y era la cosa en sí
tan grande, que á las aves que solamen-
te comian pescado, se les daba cada dia
diez arrobas del que se toma en la lagu-
na salada. Avia trescientos hombres que
tenían cargo deslas aves, que ninguna
otra cosa entendían. Avia otros hombres
que solamente entendían en curar las aves
que adolescian. Sobre cada alverca y es-
tanque destas aves avia sus corredores é
miradores, muy gentil é polidamenle la-
brados, donde Montceurua se venia a re-
crear é las ver.
Tenia en esta casa un quarto, en que
tenia hombres é mugeres é niños blancos
de su nascimiento en el rostro é cuerpo, é
cabellos é ojos é pestañas é cejas.
Tenia otra casa muy hermosa, don-
de avia un grand patio solado de muy
gentiles losas fecho á manera de bosques;
é las casas eran hondas como estado é
medio , é tan grandes cada una como seys
passos en quadra ; é la mitad de cada una
destas casas era cubierta el soterrado de
losas, é la mitad que quedaba por cobrir
tenia encima una red do palo muy bien
hecha; y en cada una deslas casas avia
una ave de rapiña, comentando do cer-
nícalo hasta águila, todas quantas se ha-
llan en España , é muchas mas raleas que
allá no se han visto. E de cada una des-
tas raleas avia mucha cantidad, y en lo
cubierto de cada una deslas casas avia
un palo como alcándara, é otro fuera de-
baxo de la red . que en el uno oslaban de
noche é quando llovía, y en el otro se po-
dían salir al sol é al ayrc, é á curar sus
plumas. A todas estas aves daban á comer
gallinas iodos los dias, é no otro mante-
nimiento. Avia en esta casa ciertas salas
baxas é grandes, todas llenas de jaulas
grandes de muy gruessos maderos , muy
bien labrados y eneaxados, y en todas <>
en las mas deltas avia leones, tigres, lo-
bos, corras é gatos de diverssas mane-
ras , é lodos en cantidad : á los míales da-
ban de comer gallinas quantas les basta-
DE INDIAS. LIB.
lian ; e para estos animales é aves oíros
trescientos hombres avia , que tenían car-
go déllo».
Tenia otra casa Monlecuma. donde os-
taban muchos hombres é mugores móns-
truos, en que avia enanos, corcohados.
contrahechos é otros con olías disformi-
dades; é cada una manera de monstruos
en su quarto por si: é también avia para
estos persona-, dedicadas para tener car-
go dellos.
La manera del servicio deste grand
principe Montecuma. era que Indos los
dias, en ainniiescíendo , enlraliau en su
casa seyscicnlos señores é personas prin-
cipales, las (piales se sentaban é otros
se passeaban por unas salas é corredores
que avia en la dicha casa: é allí estaban
hablando é passando tiempo, sin entrar
donde la persona del señor e-laha. I.os
servidores dcslos 6 personas de quien se
acompañaban, henchían dos ó tros palios,
olios bien grandes é la calle, (pies muy
grande; y estos estaban sin salir de allí
lodo el día hasta la nuche, e al tiempo
(pie traían de comer al rey Montecuma,
aSSÚnesmo lo traían á todos aquellos >e-
Bores, tan con)plídamente qiianlo á su
persona, é también á los ser\ ¡dores e gen-
te destOS les daban mis racione-. Avia co-
tidianamente despen-a e botillería abierta
para iodos aquellos que quisíessen comer
é beber.
La manera d<' como le daban de co-
mer era esta: que venían trescientos o
quatrocientos mancebos con el manjar,
que era sin cuento, porque (odas las ve-
• ees que este príncipe comía c cenaba, lo
traían de todas las maneras de manjares,
assi de carnes como de pescados é fruc-
las é hierbas que en toda la tierra se po-
dían aver: é porque la tierra es fría, traían
debaxo de rada pialo y escudilla de man-
jar un braserico con brasa, porque no se
enfriasse. Poníanle todos los manjares en
una grand sala en quél comía., que quas-
xxxiii. cap. si. aor
si loda se bencina, la qual estaba muy
bien esterada é limpia, y él estaba sen-
lado en una almohada de cuero pequeña
e muy bien hecha.
Al tiempo que comía estaban allí, des-
viados del, cinco ó seys señores ancia-
nos, á los ¡piales él daba de lo que co-
mía, y estaba en pié uno di» aquellos scr-
\ ¡dores, (pie le ponía é aleaba los man-
jares, Ó pedía á los otros que oslaban mas
afuera lo que era nescessario para el ser-
vicio. Al principio é al Qn de la comida
siempre le daban agua ñ manos, é con la
toballa que una ve/se limpiaba, nunca más
86 tornaba ¡i limpiar, ni tampoco los pia-
lo- \ escudillas, en que le traían una vez
el manjar, se los (ornaban atraer, sino
BÍempre nuevos, é assi hacían de los bra-
sericos. Vestíase lodos los dias qualro ma-
nera-de vestiduras, todas nuevas, é nun-
ca más se las vestía otra vez. Todos los
señores que entraban en su casa, no en-
traban calcados , ó quando yban delante
del algunos que enviaba á llamar, lleva-
ban la cabeca é ojos inclinados y el cuer-
po 1 1 1 w \ humillado: r hablando con el, no
le miraban á la cara, lo qual hacían por
mucho acatamiento é reverencia. K sábe-
se que lo hacían por este respecto, por-
que ciertos señores reprehendían á los es-
pañoles. é decían que (piando hablaban
con el capilan Hernando (lorié-, (pie poi-
qué estaban esentos, mirándole á la ca-
ra , que parescia desacatamiento é poca
vergüenea. ' - '■ ■ áá
Quando salía fuera Monlecuma, queera
poca- veces, todos los.- que yban con el
ó los' que topaba por las calles, volvían el
rostro y en ninguna manera le miraban,
é todos los demás se postraban hasta quél
passaba. Llevaba siempre delante de sí
un señor de aquellos con tres varas del-
gadas alias, paraque se viesse que yba
allí su persona ; é quando lo descendían
de las andas, tomaba la una en la mano é
llevábala hasta donde yba. Eran tantas las
308
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ceriruonias que esto príncipe lenia en su
servicio, que seria muy largo processo
decirse , ni aun se sabrían assi expresar,
porque ninguno de los Soldanes , ni o(ro
infiel señor , ile quien hasta el pressenle
tenemos noticia, no se cree que tantas ni
tales ccrimouias en su servicio tengan ó
hayan usado.
CAPITULO XII.
Cómo por mandado del adelantado Diego Velazquez fué por capilan c teniente suyo á la Nueva España el
capitán Pámphilo de Narvaez , con revocación de los poderes que dicho adelantado avia dado al capitán
Hernando Corles ; é del recuentro que enlre estos dos capitanes ovo ; c cómo fué presso Pámphilo de Nar-
vaez *, é quedó Hernando Cortés muy más apoderado c absoluto capilan después desta Vitoria.
£jo que la historia cuenta en este capí-
tulo es assimesmo conforme á la relación,
que! capitán Hernando Cortés escribió á
Cessar, de la prission del capitán Pámphilo
de Narvaez, al qual envió el adelantado
Diego Velazquez con una armada ó gente
á su propria costa , á descomponer é re-
mover á Hernando Cortés , é que toviesse ,
en su nombre del dicho adelantado la Nue-
va España, después que supo que Cortés
avia enviado al Emperador, nuestro se-
ñor, sus embajadores é un rico pressen-
tc, con la relación de lo que avia hecho
en la Nueva España con la gente é arma-
da, con que le envió el mesmo adelanta-
do; é sin le responder, ni dar cuenta ni
racon, ni hacer el reeonoscimiento que
era obligado , como á su superior, que le
avia dado el cargo. É cuéntalo él desta
manera , aunque en menos palabras lo di-
ce por la sentencia é relación de su mes-
ma carta.
Estando Cortés en la groad cibdad de
Temislitan, proveyendo las cosas que le
parescia que convenían al servicio del
Emperador , pacificando é at rayendo *á su .
devoción é amistad muchas provincias ó
tierras, pobladas de muchas ó grandes
cibdades é villas é forlalecas, é descu-
briendo minas, 6 sabiendo é inquiriendo
mucho-; -rendo- de las tierras é señoríos
del príncipe Montccuma, como de otros es-
tados que con él confinan, é de que Mon-
tccuma procuraba tener noticia; é todo con-
tanta voluntad é contentamiento del dicho
Montccuma é de los naturales de aquellas
tierras, como si de mucho tiempo ovieran
conoscjdo á la Cessárea Magostad por su
Rey é señor natural, no con menos vo-
luntad hacían todas las cosas que en su
real nombre Hernando Cortés les manda-
ba. Y en este excrcicio gastó de tiempo
Hernando Cortés, desde los ocho de no-
viembre de mili é quinientos é diez y nue-
ve años hasta entrante el mes de mayo
del siguiente año de mili é quinientos c
veyntc, que estando en toda quietud é so-
siego en la grand cibdad de Temistitan,
é teniendo repartidos muchos de los es-
[•añoles por muchas é diverssas partes,
pacificando é poblando aquella tierra, é
con mucho desseo que fuessen navios con
la respuesta de la relación quél avia he-
cho de aquella tierra a Su Magostad, pa-
ra enviar con los navios que fuessen la
([lie después envió . é las cosas de oro é
joyas que avía después rescibido para Su
Magestad; fueron á Cortés ciertos indios
vassallos de Montccuma, de los que en la
costa del mar del Norte viven, édixéron-
le que junto á las sien as de Sanct .Martin
[que s< n la dicha costa, antes del puer-
to ó bahía de Sanct Johan) avian llegado
diez é ocho navios, 6 que no sabían quien
* Aqui se anadia en el original: oE le fué quebrado un ojo.» Mas está borrado.
DE INDIAS. LID. XXXM. CAP. XII.
309
eran , porque assi cómo los vieron <'ii ia
mar, fueron á le avisar dcllo. E Irá-; estos
indios llegó otro, natural de la isla Fer-
nanilina, con una carta de un español
que Hernando Cortes tenía puesto en la
costa por espía , para que si navios violes-
sen, se le diesse racon dcllo-: é de aque-
lla villa que allí estaba cerca de aquel
puerto, porque no se perdiessen, tenia
mandado que los acogiesen.
En aquella carta se contenia que tal dia
avia asomado un navio enfrente del dicho
puerto ile Sanct Joban, solo, é avia mi-
rado por toda la costa de la mar quanlo
su vista podía coinprehender , é no avia
visto otro, é que creia que era la nao que
Cortés avia enviado á Su Majestad, por-
que ya era tiempo que volviesse; ó que
para mas certificarse el que-lo c-crihin,
quedaba esperando que la dicha nao Uc-
easte al puerto para se informar della, é
que luego yria á le llevar relación.
Cómo Cortés vido esta carta despacho
dos españoles, uno por un camino e otro
por otro, porque no errassen á algún meii-
sagero, si- de la nao viniesse: 6 mandóles
que allegassen hasta el puerto é supiessen
quántos navios eran llegados, ó de don-
de eran é lo que traían, é volviessen con
toda la diligencia (pie fuessc posible á de-
círselo. Assilliesn 10 despachó otro que fues-
SC a la villa de la Yerncruz á les decir (pie
de aípiellos navios avia sabido, para (pie
de allá assimesmo se informassen é le avi-
sassen de lo quellos pudiessen saber. 15
otro mensagero envió al capitán que con
los ciento e cinqüenla hombres en\ ¡aba á
hacer el pueblo de la provincia é puerto
de Guacacalco : al qual escribió que dó
quiera (pie su carta le alcancasse, se csto-
viesse, é no passasse adelante hasta que
viesse otra su segunda letra, porque te-
nia nueva que eran llegados al puerto
ciertos ^navios. El qual, segund después
paresció, ya quando llegó esta carta, sa-
bia de los navios , que venían.
Enviados estos mensageros , se passa-
ron quince dias que ninguna cosa supo,
ni ovo respuesta de ninguno dellos, de lo
qual estovo no poco espantado: é passa-
dos otros quince dias, fueron otros in-
dios, vassallos assimesmo de Montecumn,
de los (juales supo Cortés que los navios
estaban ya surtos en el puerto de Sanct
Johan, é la gente desembarcada, é que
traían ochenta caballos, ó ochocientos
hombres, é diez ó doce tiros de fuego, lo
(pial lodo llevaban figurado en un papel
de l.i tierra, para lo mostrar é informará
Montecunuu E dixeron á Cortés quel cs-
pañol , (piel tenia puesto en la costa é los
otros mensageros quél avia enviado, esta-
ban con aquella gente, ó que les avian
dic ho á estos indios (piel capitán de aque-
lla gente no los dexaba \enir con la res-
puesta, é que se lo dixesso assi a Cortés.
Sabido esto, el capitán Hernando Cor-
tés envió á un religioso quél traia consi-
go, con una carta suya ó otra de los al-
caldes ('• regidores de la v illa de la Vera-
cruz, que estaban con él en la dicha cib-
dad : las (piales vhau dirigidas al capitán
e gente que ¡i aquel puerto av ian llegado,
haciéndoles saber muy por estenso loque
en aquella tierra le avia subcedido; é có-
mo tenia muchas cibdades é villas é for-
lalecas conquistadas é pacificas é suhjctas
al serv icio del Rey de España, nuestro se-
ñor, ó de su corona real de Castilla, é pres-
so al señor principal de (odas aquellas par-
tes; ó cómo estaba en aquélla grand cib-
dad, é la calidad della, y el oro é joyas que
para Su Magestad tenia; é cómo avia cn-
viado relación de aquella tierra á Céssar.
E que les pedia por merced le hiciessen
saber quién eran, é si eran vassallos na-
turales de los reynos é señoríos de Su
Magestad , le escribiessen si yban á aque-
lla tierra por su real mandado, ó á po-
blar y estar en ella ; ó si passaban ade-
lante ó avian de volver atrás, ó si traian
alguna nescessidad , quél los baria pro-
310
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
veer de todo lo que possible á él le fues-
se, é.que si eran de fuera de los reynos
del Rey Emperador, nuestro señor, assi-
inasnio le avisassen si Iraian alguna nes-
eessidad, porque también la remediaría,
pudiendo. Donde no, que les requería de
parte de Su Magostad que luego se fues-
sen de sus tierras é no saltassen en ellas,
con apercebimiento que si assi no lo hi-
giéssen, yria contra ellos con todo el po-
der que toviesse, assi de españoles como
de naturales de la tierra , é los prendería
ó mataría, como á extrangeros que se
querían entremeter en los reynos é seño-
ríos de su Rey ó señor. Partido el dicho
religioso con este despacho , desde á cin-
co dias llegaron á la cibdad de Temislilan
veynte españoles de los que en la villa de
la Veracruz estaban por Cortés, los qua-
les le llevaban un clérigo é otros dos le-
gos, que avian tomado en la dicha villa:
de los quales supo cómo el armada é gen-
te, que en el dicho puerto estaba, era del
adelantado Diego Velazquez, é yba por su
mandado; é que era capitán dellá Pámphi-
lo de Narvaez, vecino de la isla Fernan-
dina, é que llevaba ochenta de caballo, é
muchos tiros de pólvora, é ochocientos
hombres, entre los quales avía ochenta
escopetas é ciento y veynte ballesteros, é
que se nombraba capitán general c te-
niente gobernador de aquellas partes
por el dicho adelantado Diego Velazquez,
é que para ello llevaba provisiones de Su
.Magostad; é que los mensageros que Cor-
tés avia enviado y el hombre que en la
costa tenia, estaban con el dicho Pámphilo
de Narvaez, é no los dexaba volver. El
(pial se avia informado dellos cómo Cortés
avia poblado alli aquella villa doce leguas
del dicho puerto, é de la gente que en
ella estaba, é de la que Cortés enviaba á
Guacacálco,é cómo estaban en una pro-
\ingia que se dice Tiichilcbeque , trcynta
leguas del dicho puerto, é de todas las
otras cosas quol dicho Corles avia fecho
en aquellas partes, las cibdades ó villas
que tenia conquistadas é pacíficas, é de
la gran cibdad de Temistitan, é del oro é
joyas que en la tierra se avian ávido ; é
se avia informado dellos de todas las otras
cosas que le avian subcedido á Cortés. E
que á estos avia enviado el dicho capitán
Pámphilo á la villa de la Veracruz, á que
si pudiessen hablassen de su parte á los
que en ella estaban, é los atraxessená su
propóssilo, é levantassen contra Cortés. E
con estos pressos le llevaron más de gient
cartas quel dicho Narvaez é los que con
él estaban, enviaban á los de la dicha vi-
lla, diciendo que diessen crédito á loque
aquel clérigo é los otros que yban con él
de su parle lesdixesscn, prometiéndoles,
si assi lo higiéssen, de parte de Diego
Velazquez é del en su nombre, muchas
mercedes, é certificándoles que á los que
lo contrarió higiéssen, les seria fecho mal
tractamiento.
Q.uassi junto con esto llegó -a Cortés un
español de los que yban á Guagacalco
con cartas del capitán dellos, que era
Johan Velazquez de León, el qual le ha-
cia saber cómo la gente que avia llegado
al puerto era Pámphilo Narvaez. que yba
en nombre de Diego Velazquez con la
genio que llevaba. Y ciñióle una carta,
quel dicho Narvaez le avia enviado con
un indio, como á pariente del Diego Ve-
lazquez é cuñado del dicho Narvaez, en
que por ella le degia cómo de aquellos
mensageros de Cortés avia sabido que es-
taba allí con aquella gente, é que luego
se fuesse con ella á él , porque en ello ba-
ria lo (pie compita y era obligado á sus
debdos, é que bien creia que Cortés le
tenia por fuerga, é otras cosas quel dicho
Narvaez le escribía. El qual capitán, no
solamente dexó de aceptar lo quel dicho
Narvaez por su carta le degia , mas aun
luego se partió, después de aver envia-
do esta earta, para se juntar con Cortés,
cotí toda la gente que tenia.
de INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XII.
Después que Hernando Cortés se infor-
mó de aquel clérigo é de los otros dos que
con él yl>;m de muchas cosas, é de la ín-
tención de Diego Velazquez é Narvaez, é
cómo se avian movido con aquella arma-
da é senté contra Cortés, porque avia en-
viado la relación é cosas de aquella lion a
á Su Majestad é no al dicho adelantado
Diego Velazquez; é cómo yban con volun-
tad de iiiíiI. ii' á Curie-; é á muchos de los
de -ii compañía | que \ a desde Cuba traían
señalado- 1, e sii|in a--imesmo (piel licen-
ciado l'ígueroa, juez de residencia cues-
ta Nía Española, é los jueces é officiales
de Su Majestad <pie aqui residían, sa-
biendoqnél dicho Diego Velazquez hacia
aquella armada, é la voluntad con qué la
hacia , constándoles el daño c deservicio
que dello podía resultar á Su Magostad,
enviaron al licenciado Lúeas Velazquez de
Ayllon (uno de los dichos jueces desta
Audiencia Real) con su poder, á requerir
é mandar á Diego Velazquez que no en-
viarse aquella armada: el qual fué, é ha-
lló al dicho adelantado Diego Velazquez
con toda la genio dolía en la punta de la
Nía Férnandina, ya que quería passar, é
le requirió a el e á lodos los que en la di-
cha armada yban que no fuessen , porque
dello Sus Magostados serian deservidos,
c sobre ello los puso muchas penas, non
obstante lo qual, todavía envió la dicha
armada: c quel dicho licenciado Ayllon
estaba en el dicho puerto, que avia ydo
juntamente con ella, pensando evitar el
daño que de SU yda se podia seguir : lo
qual todo entendido do Cortés, envió lue-
go al mesmo clérigo con una carta suya
para Narvaez, diciéndole cómo avia sa-
bido de aquel padre reverendo é de los
que con él avian ydo, cómo él era capitán
de la gente que aquella aunada traia, é
que holgaba que fuesse él, porque tenia
otro pensamiento, viendo que sus mensa-
geros no volvían. Pero que pues él sabia
que Cortes estaba cu aquella tierra en ser-
vicio de Sus Magostados, se maravillaba
como no le escribía ó enviaba mensajero,
haciéndole saber su venida , pues avia de
holgar con él, assi por ser su amigo mu-
cho tiemp > avia , como porque creía quél
yba á servir á Su Magostad , que era la
cosa que Cortés más desseaba; é que jun-
to con esto no lo parescia bien enviar,
como avia enviado, sobornadores é car-
tas de inducimiento, alterando á las per-
sonas , que Cortés tenia en su compañía
sirviendo á Su Magostad, para que so le-
vahtassen é passassen á él, como si fue-
ran los unos infieles ó los otros chripstia-
nos, ó los unos vassallos del Cmperador,
nuestro señor, é los otros sus deservido-
ros, é que no lo debía hacer; é le pedia
por merced (pie de allí adelante no tovies-
so aquellas formas: antes le hiciesse saber
la causa de su venida, K que le avian di-
cho que se intitulaba capitán general é te-
niente gobernador por Diego Velazquez,
é que por tal se avia fecho pregonar é
publicar en la tierra: é que avia fecho al-
caldes e regidores, y execulado justicia,
lo qual ora en mucho deservicio de Su
Magostad é contra todas sus leyes, por-
que seyendo aquella tierra de Su Magos-
tad , y oslando poblada de sus vassallos,
e a\ ¡endo en ella justicia é cabildo , no se
debia intitular de los dichos oflicios ni usar
dellos, sin sor primero á ellos rescebido,
puesto que para los exercer llovasse "pro-
visiones de Su Magostad. Las quales, si
llevaba, lo podia por merced e le reque-
ría las presentasse ante él en el cabildo
de la Veracruz, é quel cabildo y él las
obedosccrian como carias é provisiones
de su Rey é señor natural, ó complirian
en qúanto al real servicio do Su Magostad
conviniesse; porque él estaba en aquella
cibdad, y en ella tenia presso á aquel se-
ñor, é tenia mucha suma de oro é joyas,
assi de lo de Su Magostad como de los de
su compañía é suyo , lo qual no osaba de-
xar , con temor que salido él de la cibdad,
312
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
la gente della se revolvería , é se perde-
ría tanta cantidad de oro ó joyas, é tal
cibdad: mayormente que perdida aquella,
seria perderse toda la tierra. É assirnes-
mo escribió otra caria Cortés. al licencia-
do Ayllon ; pero ya Narvacz lo avia pren-
dido y envíadole con dos navios.
El dia queste dórico se partió de Cor-
tés, le llegó un mensagero de los que esta-
ban en la villa de la Veracruz, con el qual
le hicieron saber que toda la gente de los
naturales de la tierra estaban levantados
ó fechos con el dicho Narvacz , en espe-
cial los de la villa de Cempual é su parti-
do, é que ninguno del los quería yr á ser-
vir á la dicha villa, assi en la labor de la
fortalcca como en las otras cosas que so-
lian servir, diciendo que les avia dicho
Naryaez que Corles era malo , c quél yba
á prenderle á él é a todos los de su com-
pañía , é los avia de llevar pressos é de-
xar la tierra. É que la gente quel dicho
Narvacz llevaba, era mucha é la de Cor-
tés poca ; é que Narvaez traia muchos ca-
ballos é tiros , é Cortés tenia pocos ; é que
querían ser á viva quien vence. 15 que le
hacían saber que eran informados de los
indios que Narvaez se yba á apossentar á
la cibdad de Cempual, é que ya sabia
quán cerca estaba de aquella villa ; é que
creían , segund el mal propóssito que Nar-
vaez traia contra lodos, que desde allí
yria contra ellos; é teniendo de su parle
los indios d" la cibdad, que les paresció
que debían dexar la villa sola, por no pe-
lear con ellos, por evitar escándalo; é
se subían á la sierra por causa de un in-
dio granel señor, amigo de Corles, donde
pensaban estar hasta quél les onviasse á
decir lo que hiciessen.
Dice Cortés en su relación que cómo él
vido el grand daño que se comencaba á
aparejar, le paresció que con yr él adon-
de Narvaez estaba , se apaciguaría mucho;
porque viéndole los indios, no se osarían
levantar , é porque pensaba dar orden
con Narvaez para que todo rompimiento
cesasse. É partióse aquel dia, dexando
la fortalega muy bien proveyda de mahiz
é agua , con quinientos hombres dentro
en ella é algunos tiros de pólvora; é con
la otra genio que allí tenía, que serian
hasta seplcnta hombres, siguió su camino
con algunas personas principales de Mon-
tecuma: al qual antes de su partida hico
muchas exhortaciones, dieiéndole que mi-
rasse el servicio del Rey , nuestro señor,
é que ya so acercaba el tiempo, en que
avian de resecbir muchas mercedes de Su
Magostad por los servicios que avia fe-
cho ; é que aquellos españoles le dexaba
encomendados con todas aquellas joyas
quél le avia dado é mandado dar para Su
Magestad, porque él yba á aquella genio
que nuevamente avia venido á la tierra a
saber quién eran , porque hasta estonces
no lo avia sabido , é que creia que era
mala gente é no vassallos del Rey , nues-
tro señor. Y él le prometió hacer proveer
á los que allí quedaron de lodo lo nesecs-
sario, é de guardar mucho todo lo que
allí Cortés dexaba para Su Mageslad: é
díxole que aquellos suyos que le dió, le
guiarían por camino que no saliesse de su
tierra, porqué fuesse proveydo de lodo
lo nescessario; é que le rogaba que le
avisasse si aquella gente, nuevamente ve-
nida, si era mala, porque luego le envia-
rla mucha gente de guerra para pelear
contra aquellos para los echar de la tier-
ra. Lo qual todo le agradesció Cortés , é
le ccrüíícó quel Rey le baria muchas mer-
cedes, é (lióle mucha ropa é joyas á él é
;í un hijo suyo é á oíros señores muchos,
que con él a la sacón oslaban.
Y en una cibdad que se dice Churul-
tecal topó al capitán Johan Velazquez
'que la historia lia dicho que lo envia-
ba a Guacaoalco), que con toda la gen-
te se venia ; é sacados algunos que es-
taban mal dispuestos, que envío á la
CÍbdad con él, con los demás aumentó
- Dli INDIAS. LIB.
-II esquadrpn é siguió su camino. E quíu-
ce leguas mas adelanta do Churultccal
topó á aquel padre religioso de so com-
pañía, quél avia enviado al puerto á sa-
ber qué*genle era la del armada, que
allí avia venido: el qual le truxo ana car-
ta dé Narvaez, cu que le decía quél trata
ciertas provisiones para tener aquella
tierra por Diego Velazquez, é (pie luego
fuesse á donde él estaba á las obedesccr
e eomplir ; é quél tenia fecha una villa e
alcaldes o regidores. K aquel padre le di-
xo cómo avia prendido al licenciada A\-
llon e á sli lienuauo el alguacil . é los avta
enviado en do- navios: 6 como allá le
avian aeometido con partido para qdcste
religioso alraxesse á algunos de la com-
pañía ¿opinión de Cortés para que se pas-
sasen á la de Narvaez; é cómo avian fe-
cho alarde delante del é de cierto, indios
que con él fueron de toda la gente , assi
de pié como di' caballo, é soltaron el ar-
tillería que e.stalia en los navios Ó la que
estaba en (¡erra, á fin de los alemoricar,
é que le dixeron al dicho religioso: ■ Mi-
rad cómo os podeys defender de nos-
otros, sí no haceys lo (pie quisiéremos. •
l'i también dixo cómo avia hallado con el
dicho Narvaez á un señor de la tierra,
vassallo de Montecuma . é (pie le tenia por
gobernador suyo en toda su tierra desdé
los puertos hasta la costa de la mar; é que
supo (pie al dicho Narvaez avia hablado
de parle.de Montecuma, é dádole ciertas
joyas de oro, y el dicho Narvaez le avía
dado á él otras cosas ; é que supo (pie
avia despachado de allí ciertos mensa-
jeros para el dicho Montecuma, y en-
víadole á decir quél le soltaría, é que
yba á prender á Cortés é á los <|e su com-
pañía , é yrse luego é dexar la tierra é
naturales della en su libertad. Finalmen-
te, que ségund lo que al Emperador,
nuestro señor, Cortés escribió, entendió
quel Narvaez se quería apossésionar de la
tierra por su auctoridad , sin pedir que
TOMO III.
LXXUI. CAP. XII. 313
fuesse rescebido de ninguna persona, éno
queriendo Cortés ni los de su opinión te-
nerlo por capitán é justicia en lugar' de
Diego Velazquez. tomarlos por guerra? ó"
para ello diz que estaba confederado con
los naturales, en. especial con Montecuma
por sus mensajeros. É cómo esto vidó
Cortés, aunqite el gxército de Narvaez
era mayor, é prtrque segund Cortés dixo
llevaba mandado Narvaez (pie á Cortés ó
a oíros sus consortes, si los pudiesse
a ver, los ahorcasse, no dexó de se acer-
car Corles, creyendo por bien excusar el
rompimiento que se esperaba. F quince
leguas antes de llegar á Cempnal, donde
Narvaez estaba apossenlado , llegó el clé-
rigo que los de veracruz avian enviado,
que era el mesmo con quien Cortés avia
escripto a Narvaez é al licenciado Ayllon,
éolro clérigo, Ó un Andrés de Duero;'
vecino de la isla Ferhandina', que assi-
mesmo fué con el dicho Narvaez: los (pia-
les, en respuesta de la carta de Cortés, le
dixeron que todavía fuesse á le obedes-
cer 6 tener por capitán á Narvaez, ó Ic
entregasse la tierra, porque de otra ma-
nera le seria ficho mucho daño, porque
demás de la gente mucha é ventaja que lo
tenia , los de la tierra eran en sú favor, é
(pie -i i ioi tes le ipiisiesse dar la lierraj le
daria de los navios é mantenimientos que
llevaba los (pie quisiesse, é le de.xaria yr
en ellos con los que quisiessen yr con él,
con todo lo que quisiessen llevar , sin Ies
.poner impedimento alguno. "Y el uno de
los clérigos le dixo que assi venia capitu-
lado e mandado de Diego Velazquez que
se hiciesse con el dicho Cortés, ó para
ello traían poder el dicho Narvaez junta-
mente con los dichos dos clérigos, 6 que.
cerca desto le harían todo el buen partido
quel Cortés quisiesse. El qual Ies respondió
quél no vía provisión de Su Magestád, por
donde le debiesse entregar la tierra, é
que si alguna traia , que la pressentasse
ante él c ante el cabildo de la villa de la
40
314 HISTORIA GENEI
Yeracruz, seguad órden ó costumbre de
España , ó quél estaba presto á la .obe-
desccr é complir ; é que hasta tanto por
ningún interesse ni partido baria lo que
decían: antes él é los de su compañía mo-
rirían en defensión de la tierra, pues la
avian ganado é la tenían pacífica é segu-
ra en nombre de Su¿ Magestades, é por
no ser traydores é desleales á su Rey.
Otros muchos partidos escribió Cortés
que le avian movido por traerle á su pro-
póssito , quél no quiso aceptar sin ver pro-
visión de Su Magestad para lo hacer , é
que nunca se la quisieron mostrar. Acor-
daos , lelor , de lo que á esto que Cortés
dice, decía después en Toledo al revés
Pámpano de Narvaez, como adelante se
dirá. En conclusión, estos clérigos y el
Andrés de Duero é Cortés quedaron con-
certados que Narvaez é Cortés con ca-
da diez personas (con seguridad de am-
bas partes) se viessen, é allí se mostras-
sen las provisiones, si Narvaez las lleva-
ba , ó Cortés respondiesse.
É luego cada una de las partes en-
vió á la otra el seguro firmado de su
nombre , el qual dice Cortés que no te-
nia Narvaez pensamiento de guardar:
antes dice que concertó que en aque-
llas vistas se oviesse forma cómo de
presto le matassen á Cortés, é que pa-
ra ello fueron señalados dos de los diez
que con él avian de yr, 6 que los demás
peleassen con los que Cortés llcvasse,
|i irque decían que, muerto Cortés, era su
hecho acabado. É assi dice Cortés que
fuera ello, si Dios no lo remediara con
cierto aviso que ovo de los mesmos que
eran en l¡i Iraycion (que le fué enviado
juntamente con el seguro que se le envió):
lo qual sabido por Cortés, escribió una
carta al dicho Narvaez é otra á los terce-
ros, diciéndoles quél avia sabido su mala
intención, é que no quería yr de aquella
manera quellos tenían concertado. E lue-
tro les envió ciertos requerimientos é man-
L Y NATURAL
damientos , requiriendo al dicho Naryacz
que si algunas provisiones de Su Mages-
tad llevaba, se las notificasse, é que basta
tanto no se nombrasse capitán ni justicia,
ni se entrometiesse en cosa alguna de los
dichos officios, so ciertas penas que le
puso. É mandó por aquel su mandamien-
to que los que Narvaez tenia no le lovies-
sen por capitán ni le obedesciessen, é que
dentro de cierto término paresciessen an-
te Cortés, so cierta pena, para que les di-
xesse lo que debían hacer en servicio de
Su Magestad , so ciertas protestaciones lo
contrario haciendo ; é que procedería con-
tra ellos como contra traydores é aleves
é malos vassallos, que se revelaban contra
su Rey , é querían usurpar sus tierras é
señoríos, é darlas é apossesionar dellas á
quien no pertenescian , ni tenia á ellas ac-
ción ni derecho, é que yria contra ellos á
los prender é cautivar , é otras palabras
que se dexan por su prolixidad. La res-
puesta de lo qual fué prender al que fué
á notificar esto al Narvaez, é al escribano
que con él yba para .dar fée , c tomarles
ciertos indios que llevaban. Y esto vieron
detenidos hasta que llegó otro mensage-
ro que Cortés envió á saber dellos, ante
los quales tornaron á hacer alarde, ame-
nazándolos á ellos é á Cortés , sí la tierra
no le entregasse.
É visto aquesto Cortés, é que los na-
turales con estas novedades se alboro-
taban é levantaban á más andar, qui-
so prevenir á lo que le pudiera acacs-
cer, é desando las palabras, ponerlo en
furia de su industria é cautelas. E dio un
mandamiento á Goncalo deSandoval, su
alguacil mayor, para prenderá Narvaez
é á los (pie se llámaban alcaldes é regi-
dores, ó mandóle que con óchenla hom-
bres fuesse á hacer lo ques dicho; Irás el
qual Cortés siguió con otros ciento é sep-
teota, sin tiro de pólvora ni caballo é á
pié, para favorescer al dicho alguacil ma-
yor, si se les pusiessen en resistencia el
Di: INDIAS. LID.
Narvaez 6 los demás. Y el dia que! algua-
cil Sandovul é Cortés Hilaron ¡i la cibdad
de Ceinpnal , dónde Narvaez estaba, supo
su yda, é salió al campó oon ochenta de
caballo é quinientos peones, sin lo demás
que de\ó en su apossento, que era el
templo principal de aquella cilidad, ¡issaz
fuerte. K IU'ííi') qnas-i á una legua de don-
de Cortés estaba, é cómo lo que sabia
Narvaez <le la yda de Corle- era -olo por
lengua de indios, é no le halló, Creyó cpie
era burla, é volvióse á su apossento, te-
niendo apetrebida toda su gente: é puso
los espías quaist á una legua de la cibdad.
Cortés, como fué de noehe , siguió ade-
lante con el mayor silencio quél pudo, é
fllésse derecho al apo— cilio del dicho Nar-
vaez (quél é los que llevaba muy bien
sabían) para lo prender, creyendo qué
pie— o. lo- deina- querriail ohede-cer á la
justicia, en especial (pie mucho- dello-
y han contra su voluntad, enviados por
Diego Yelazquez. V el dia de pasqua del
Espíritu Sánelo, ¡i poco más de media no-
che, dió en el dicho aposentamiento; é
antes topó las dicha- espías, é lasque
(lories llevaba delanle prendieron una
(li llas, é la olía se escapó, é de la pres-
>,i >r informó de l.i manera que estaba
Narvaez. E porque la espía (pie escapó,
no llegasstf primero (pie Corles, é diesse
mandado de -n \<la, dio-e mucha priessa
á caminar: pero no pudo ser lauta (pie la
espia no diesse primero noticia (pie Cor-
té- yba, bien inedia hola antes. E (pian-
do llegó á donde Narvaez e-laba, todos
los de su compañía eslaban armado-, y
ensillados los caballos é á punto, é vela-
ban cada (piarlo cierit hombres; é llega-
ron tan sin ruido, que quandó fueron sen-
tidos é los de Narvaez tocaban al anua,
entraba Cortés por el palio de su apos-
sento, en el qual estaba toda la gente
apossentada é junta, é tenian tomadas
tres ó quatro torres, que en el avia, é to-
dos los demás apossentos fuertes. Y en la
XXXIII. CAP. XII. 31o
una de aquellas torres, donde el dicho Nar-'
vacz estaba apossentado, tenia á la escale-
ra della hasta diez é nueve tiros de fustera:
é dieron tanta priessa á subir á la dicha
torre, (pie no (ovieron lugar de poner lue-
go á más de un tiro, el (pial no salió ni
luco daño alguno. E assi se subió la torre
hasta donde el dicho Narvaez tenia su ea-
ma, donde el é hasla cinqüenla hombre-,
(pie cón el e-laban, pelearon con el dicho
alguacil mayor é con los que con él subie-
ron , puesto (pie muchas veces les requi-
rieron que se diessen á prission , ó no lo
quisieron hacer hasta que se les puso fue-
go , é con esto se dieron . Y en tanto quel
dicho alguacil mayor prendía al dicho
Narvaez . quedo Cortés defendiendo la su-
bida de la torre á los que en socorro de
Nai \ aez acudían . é hico lomar toda l.i
artillería é fortalescióse con ella: por ma-
nera que sin muelles de hombres, más
de (los (pie un tiro mató, en una hora es-
taban pressos lodos los (pie Corles quiso
prender, é lomadas las armas á lodos los
demás: é prometieron de ser obidienles
al vencedor, é decían (pie hasla allí avian
seydo engañados , pi irque Narvaez le- de-
cía (pie llevaba provisión de Su Magos-
tad, 6 les avia fecho entender que Cortés
e-laba aleado con la tierra é (pie era tray-
dor á Su Magestad , é olías muchas cosas.
Dice más en su carta Cortés: que supo
de los indios que si la victoria fuera por
Narvaez, no pudiera ser sin mucho da-
ño di' los chripstianos de ambas partes, é
quellos matarían á los que avian quedado
en la cibdad; é que después se juntarían
ó darían sobre los que quedassen, de ma-
nera que la (¡erra quedasse libre, é no
oviesse memoria de los españoles. Otras
palabras muchas é á su propóssito dige
en este caso Cortés, encaresejendo su par-
tido, que ni yo niego ni las apruebo tan
puntualmente, como su carta dice; porque
como he dicho esta relación se escribió por
él. Mas porque dixc de susso que diría lo
3IG
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que al revés de todo esto deciá Pámphi-
lo de Ñarvaez, digo quel año de mili é
quinientos é veynte y cinco, estando Cés-
sar en la cibdad.de Toledo, vi allí al di-
cho Narvacz , é públicamente decia que
Cortés era un traydor, é que dándole Su
Magostad licencia, se lo haría conoscer de
su persona á la suya ; é que era hombre
sin verdad , ó otras muchas é feas pala-
bras, llamándole alevoso é tirano é ingra-
to á su señor é á quien le avia enviado á
la Nueva España, que era el adelantado
Diego Velazquez, á su propria costa, é se
le avia aleado con la tierra ó con la gente
é hacienda , é otras muchas cosas que mal
sonaban. Y en la manera de su prission
la contaba muy al revés de ló que está
dicho.
Lo que yo noto dcsto es que con todo
lo que oy á Narvacz (como yo se lo di-
xe) no puedo hallarle desculpa para su
descuydo, porque ninguna nescessidad
tenia de andar con Cortés en pláticas, si-
no estar en vela mejor que la que hico. É
ñ esto decia él que le avian vendido aque-
llos de quien se fiaba, que Cortés le avia
sobornado. E también me parescc do-
na yre, ó no bastante la excusa que Cor-
tés da para Fundar é justificar su negocio,
ques decir quel Xarvaez pressentasse las
provisiones que llevaba de Su Magestad,
y el mandamiento quél dio á Sandoval
para prehender á Xarvaez , como si el di-
cho Cortés oviera ydo á aquella tierra por
mandado de Su .Magestad, ó con más ni
tanta auctoridad como llevaba Narvacz,
[ni''- ques clareé notorio (piel adelantado
Diego Velazquez, que envió á Cortés, era
parte, gegund derecho, para le enviar á
remover, y el Cortés obligado á le obe-
(fcSCCT.
No quiero d«r;ir más en esto, por no ser
odioso a ninguna de las partes; pero en
mi juicio yo no hallo qué loar á Cortés en
su di'Mjbidiencia . ni á él le quedé) nada
por u-ar en mi- cautela-, para si1 quedar
en opinión y en offlcio ageno, contra la
voluntad de cuyo era é se lo dió y enco-
mendé): ni áPámphilode Narvacz le falló
la penitencia de su descuydo, ni á Diego
Ye"lazquez quiso la fortuna dexar de dcs-
truyrle, ni á Cortés dcsfavorescerle pa-
ra salir con su propóssito, como ha sa-
lido.
Yo veo questas mudancas é cosas de
grand calidad semejantes, no todas veces
anda con ellas la rácon, que á los hombres
les paresge ques justa, sino otra definición
superior é juicio de Dios que no alcanza-
mos ; y cómo él es movedor de lodo (ó
más servido de lo que subgede ) é sin su
voluntad ninguna cosa se puede concluir,
tengamos por mejor lo que vemos efetuar,
pues no se alcatifan los fines para que se
hacen las cosas; é de la providencia de
Dios no nos conviene platicar ni pensar,
sino que aquello conviene.
Masen la verdad, quitado aparte este
escrúpulo de no acudir Cortés á Diego
Yclazquez, cuyo capitán c sostituto fué
enviado, en lo demás valerosa persona
ha seydo é para mucho; y este desseo de
mandar, juntamente con que fué muy
bien partido é gratificador de los que le
sirvieron , fué mucha causa (juntamente
con ser nial quisto Diego Velazquez") pa-
ra (pie Cortés se saliesse conío que em-
prehendió, é se quedasse en el oflicio é
gobernación. ¿Qúereysío ver claro? Si
aquel capitán, Johan Velazquez de León,
no cstoviera mal con su pariente Diego
Velazquez, é se passara con los ciento
é cinqüenta hombres, que avia llevado á
Guacacalcó, á la parte de PámpHilo de Ñar-
vaez, su cuñado, acabado oviera Cortés
SU Ol'licio.
Visto he platicar sobre esto á caballe-
ros é personas militares, sobre si este
Johan Velazquez de León hico lo que de-
bía ó no, en acudir al Diego Velazquez,
6 al Pámpbilo en su nombre;' ó convie-
nen los veteranos milites, 6 A mi pares-
DE INDIAS. UH.
XXXIII. CAP. XII.
cer determinan bien la qUestion , en que
sí Julián Velazquez tuvo conducta de ca-
pitán para que con aquella gente quél le
dio, ó toviesse en aipiella tierra, como
capitán particular le acudiesse áél, ó á
quien él mandare. Julián Yclazquez fal-
tó á lo que era obligado en no se passar á
Pámphtla de ¡farrees, seyendo reque-
rido deOiego Velazquez; más si le higo
capitán Hernando Cortés é le dio él la
gente, ¿él a\ia de acudir, como acu-
dió, excepto si viera carta 6 mandamien-
to expreso del Rey en contrario.
Passemos á lo demás : que si Lien o
mal hicieron, aunque en el suelo no vean
los hombres como se determinan estas co-
sas, ya sabemos ques cuenta corriente
para adelante, ó que ha de llegar todo á
aquel tribunal infalible, é donde no hado
Tallar justicia ni eneobrirse delicio ni co-
sa mal hecha, ni quedar sin galardón lo
bien hecho, sin excepción de personas.
CAPITULO XIII.
En que se Irada cúmo después de presso el enpilan l'ámphilo de Narvacz, supo Corles que los de la cibdad
de México se avian aleado conlra los españoles que allí avian quedado en guarda de Montccuma, é del oro
é joyas; é fui! allá, é después de entrado, lovo mucha guerra con los indios de la ciudad; c de la muerle
desastrada de Montea-unía ': é cuenta la historia algunas particularidades nolables en el caso.
í )o» días después qué fué presso Nar-
vaez, porque en aquella cibdad no se po-
día sostener tanta gente junta (mayor-
mente que va eslaha qua-si do.-lruyda,
.porque los que en ella estallan con el di-
cho Narvaez a\ ian rohado lo que pudie-
ron, e los vecinos estallan ausentes o -u-
casas solas), despacho Hernando Cortés
dos capitanes con cada doscientos hom-
-res, el uno para qué fuesse á hacer el
pueblo en el puerto de G naca calco, que
antes ;ivi;i enviado á hacer , scgnnd solía
dicho, \ el otro á ¡iquel lio que lo- na-
vios (le r'rancise,u Caray dixcronqne avian
visto. Y envió otros doscientos hombres
á la villa de la Yeracruz , donde hi(;o íjik:
los navios quel dicho Narvaez Ira ¡a vi-
niessen ; é con la gente restante se quedó
en la cibdad, é despachó un mensajero á
la cihdad de Ti 1 1 1 i -t i l :i 1 1 . con el qual luco
saber al capitán y españoles, que en ella
avia dexado , lo que le avia subcedido:
el qual capitán era Pedro de Al varado.
Este mensajero tornó desde á doce dias
con cartas del alcalde capitán (pie alli
avia quedado, en que le hacian saber có-
mo los indios le avian combatido la for-
laleca por todas las parles della , é pués-
lole fuego por muchas parles é fecho fiel -
la- minas, ó .que se av ian visto con mu-
cho peligro é Irabaxo; ó que todavia los
naturales le mataran, si el dicho Monte-
cuma no mandara cesar la guerra ; é que
aun los li'iiian cercados, piM'slo que no
lo- comlialian. sin dexar salir ninguno de-
llos dos passos fuera de la forlalcca; é
que les avian lomado en el comhate mu-
cha pai le del bastimento que Cortés les
avia dexado. é que les avian quemado
lo's quatro bergantines que tenían, é que
estaban en muy extremada neseessidad;
é que por amor de Dios los socorriesse
con mucha priessa. Este capitán é al-
calde, que quedó en guar da del oro é de
* F.n el original proseguía : «E cómo le convino
á Cortes é á los españoles dexar la cibdad <¡ per-
dieron el oro é artillería é salieron con mucho Ira-
baxo peleando hasla se poner en salvo, pero con
pérdida de lo que tenian allegado é con muerle de
muchos é valientes españoles.» Oviedo suprimió
cucrdanienle estas cláusulas , porque parte de los
hechos aquí mencionados se narran en el siguien-
te capítulo.
318
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Monteguma, no lo nombra Cortés en su
relación, y era el comendador Pedro de
Alvarado , el qual se ovo valerosamente
en este cerco.
Vista la nescessidad que aquellos espa-
ñoles tenían, é que si no fuessen socor-
ridos, demás de perderlos, se perdería
todo el oro é joyas que en la tierra se
avia ávido , assi para Su Magostad como
el de los particulares y el de Cortés, con
la mayor é mejor cibdad de todo lo des-
cubierto en estas Indias hasta en essa sa-
cón, é perdida aquella, se 'perdería todo lo
que estaba ganado , por ser la cabera de
todo aquel reyno, é á quien ¡numerables
gentes obedescian ; luego despachó Cor-
tés mensajeros á los capitanes que avia
enviado con la gente que se dixo de sus-
so, dándoles noticia de lo que le avian
escripto, para que desde do quiera que
los alcangassen , se tornassen é por el ca-
mino mas cercano se fuessen á la provin-
cia de Tascalteca, donde Cortés con la
gente que con él estaba , é con toda el ar-
tillería que pudo llevar, é con septenta de
á caballo , se fué á juntar con ellos. E allí
junios se luco alarde, é se hallaron demás
de aquellos Septenta de caballo, quinien-
tos peones; y encontinente se dió mucha
priessa caminando para la cibdad. Y en
todo el camino ninguna persona le salió á
recibir del dicho Monteen ma , como an-
tes lo solían hacer, é loda la tierra esta-
ba alborotada é quassí despoblada, de lo
qual se pudo concebir mala sospecha, cre-
yendo que los españoles que avian qué-
dado en la cibdad debían ya ser muertos,
é que la gente de la tierra eslaba junta,
esperando en algún passo, donde pudies-
sen mejor aprovecharse de Cortés é de los
que con él yban. Con este temor, fué al
mejor recabdo que pudo hasta que llegó
a la cibdad de Tesuacan, que como se
lia dicho, está en la costa de aquella grand
laguna; é allí preguntó á algunos de los
naturales della por los españoles que en
la grand cibdad avian quedado, los qua-
Ies dixeron que eran vivos ; y él les dixo
que le truxessen una canoa, porque que-
ría enviar un español á lo saber , é que
en tanto que su mensajero yba, avia de.
quedar con él un natural de aquella cib-
dad, que parescia principal hombre, por-
que los señores della, de quien Cortés
tenia noticia , ninguno paresgia. É man-
dada traer la canoa , envió ciertos indios
con el español, su mensajero, y el indio
ques dicho quedó con Cortés, como rehén
ó prenda ó seguridad del chripstiano que
enviaba. Y estándose embarcando el es-
pañol para yr á la cibdad de Tcmistitan,
vió venir por la laguna otra canoa , é có-
mo llegó al puerto, que venia en ella uno
de los españoles que avian quedado en la
grand cibdad : é súpose dél que eran vi-
vos todos los chripsfianos , excepto cinco
ó se'ys que los indios avian muerto , é que
los restantes estaban todavía cercados é
no los dexaban salir de la fortaleza , ni
les proveían de lo que avian menester si-
no por mucho rescate., puesto que des-
pués que supieron que Cortés volvía , lo
hacían algo mejor con ellos; é Montcgu-
ma degia que no esperaba sino que Cor-
tés llegasse, para que luego tornassen á
andar por la cibdad, como antes solían
hacerlo. E con aquel español envió Mon-
tecuma un mensajero suyo , en que le en-
vió á decir á Cortés que ya debia saber
lo acaesgido en aquella cibdad, é que te-
nia pensamiento que debia venir enojado
por ello, ó con voluntad de le hacer al-
gún daño: por tanto, que le rogaba que
pérdiesse el enojo, porque á él le avia
pessado tanto quanto á Cortés, é que nin-
guna cosa se avia hecho con voluntad de
Montecuma, é otras palabras semejantes
para aplacar la ira que sospechó que Cor-
tés llevaba ; é que le rogaba que se fues-
sc á la cibdad á apossenlar como antes
eslaba , porque no menos se haría en ella
lo que Oírles mandasse, quo primero se
DE [NDIAS. I.Ilt. XXXIII. CAP. MU.
31!)
hacía : el qual lo respondió que ningún
enojo llevaba dél, porque bien sabia su
buena voluntad, é que assi como él lo de-
fia, lo haría.
Otro día siguiente , que fué víspera (le
Sain t Julián baptista, se partió é durmió
en <•! camino á tres leguas de la grand
cibdad; y el día déSanel Johan, después
de a ver oydo mlssa* se partió, é llegó á
Teini-tilan quassi á medio din . é \ ido po-
ca grnte por la cibdad, 6 algunas puentes
de las encrucijadas e traviesas de las ca-
lles quitadas . de (pie se u\i> mal indicio,
aunque pen^ó Cortés que lo liarían de te-
mor de lo que a\ ian hecho los mexicanos,
é que entrado él, los aseguraría.
Llegado á la fortaleca, en ella y en la
mezquita ó templo mayor, que eslá junto
íi ella , se apossentó luda la gente que con
él yba ; é los que estaban en la fortaleca
los reseibieron con tanta alegría, como
redimidos ó que nuevamente les dieron
las vidas, (pie ya ellos estimaban por per-
didas: é con mucho placer se passó aquel
día é la noche, pensando que lodo otaba
parifico.
Olio dia envió Cortés un mensajero á
la villa dé la Verarruz á darle las buenas
nuevas de cóinu los rhrip-liaiios que cs-
tovieron cercados, eran vivos, y él avia
entrado en la cibdad y estaba muy segu-
ra: el qnal mensagero se tornó desde á
media hora descalabrado y herido dando
voces, diciendo que lodos los indios de
la cibdad venían de guerra, é que tenían
aleadas todas las puentes. Y cnconlinente
sobrev ino tanta moltilud de indios sobre
los españoles ó Cortés por todas parles,
que las calles é azoteas estaban llenas de
los infieles, con' alaridos é grita muy es-
pantable, é para poner mucho terror á
quien lo oia: y eran lanías las piedras que
tiraban con hondas contra la fortaleza,
que parescia quel cielo las llovía; é las
flechase tiraderas eran tantas, que las
paredes é patios de la fortaleca estaban
tan llenos deltas , que quassi los chrips-
lianos no podían andar con ellas. Eston-
ces Cortés salió á los enemigos por dos ó
tres partes, é pelearon con ellos muy re-
ciamente, aunque por la una parle salió
un capitán con doscientos hombres, é an-
tes que se pudiesse recoger, le mataron
quatro chripstianos, é hirieron a él é á
otros muchos; é por la otra parte (pie
Cortés andaba, le hirieron assimesmo a él
é á muchos de los españoles: é de los in-
dio- murieron pocos, porque se acogian
de la otra parle de las puentes, é desde
las acoleas é terrados hacían mucho da-
ño con piedras. Con todo se ganaron al-
gunas dessas defensas, 6 las quemaron;
pero eran tantas é tan fuertes, é de tanta
gente defendidas, é Ian bastecidas de pie-
dras é otras armas .•que no bastaban los
chripstianos para se las lomar todas, ni
aun para defenderse á sí mesmos , sin ser
iiiiix ofendidos de los contrarios.
En la fortaleca daban tan recio comba-
te, que por muchas partes le pusieron fue-
go lo- indios é quemaron mucha parle do-
lía, mu que se pudiesse remediar, hasta
(piel fuego fué ataxado, corlando las pa-
redes ó derrocando un quarlo que mató
el fuego ; é si no fuera por la mucha guar-
da que allí se pu-o de escopeteros e ba-
llesteros é algifnos tiros de pólvora, Ies en-
traran á escala vista sin que se pudieran
resistir. É assi estuvieron todo aquel día
peleando, hasta que fué de noche bien es-
curo: ni en toda ella rosaron las gritas é
robalos hasta que fué de dia.
Aquella noche so repararon los portillos
de aquello quemado , é todo lo que a Cor-
tés le paresció flaco de la fortaleca , é con-
certó sus estancias é gente para la guar-
da, con la determinación de salir, como
fuesse bien claro el dia , á pelear fuera ; é
higo curar los heridos , que eran más de
ochenta. E assi como el alba llegó, los
enemigos comentaron el combate muy
más regio 6 intenso quel dia passado : y
320
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ora tanta la moltilud de los indios , que
los artilleros no tenian nescessidad de pun-
tería contra algún particular, sin'o asses-
tar á los esquadrones de los contrarios é
derribar de cada tiro muchos : é assi se
hico mucho daño en ellos, porque juga-
ban trece tiros pequeños de bronce, sin
las escopetas é ballestas, é aunque derri-
baban assaz, parescia que no fallaba nin-
guno, ó que no lo sentían; porque donde
llevaba el tiro diez ó doce personas, se
cerraba encontinente de gente , é pares-
cia que no se hacia mella ni daño.
Dexando en la fortáleca récabdo con-
viniente, salió Corles fuera con parle de
sus milites, é ganó algunas puentes, é
quemó algunas casas, é mataron muchos
en ellas que las defendían; y como es di-
cho, la moltilud era tanta de los advers-
sarios, que se hacia poca mella en ellos
por muchos que mataban; é á los chrips-
tianos convenia pelear lodo el día cada
uno dellos, é los indios peleaban por ho-
ras é se remudaban, é descansando unos
venían otros en lugar de aquellos' de re-
fresco, é aun les sobraba gente mucha,
que miraba, por no aver tanto lugar para
pelear, ni quien á ello los forcasse.
Hirieron aquel día hasta sessenta espa-
ñoles; é después de aver peleado hasta
que fué de noche, se retruxeron los nues-
tros á la fortáleca, viendo el grand daño
que los indios hacían, ó que herían é ma-
taban de los nuestros, é que era más pér-
dida, segund el número de los españoles,
uno que faltasse dellos, que trescientos
de los infieles. Toda aquella noche é otro
día siguiente hico gastar el tiempo Her-
nando Cortés en hacer tres ingenios de
madera, ó cada uno llevaba veyntc hom-
bres, los quales yban dentro cubiertos,
porqde con las piedras que de las acoleas
tiraban no los pudiessen ofender, porque
\ ban aquellos ingenios cubiertos de la-
) L¡l». X, caps. 19 y 20. ■
blas: é los que yban dentro eran balles-
teros y escopeteros , é los demás llevaban
picos é agadones é barras de hierr.o para
horadar las casas é derribar las algarra-
das, que avia hechas en las calles. Estos
arteficios suelen llamar los arquitectos les-
tugines ó tortugas, como largamente Yi-
truvio las describe *, é assimesino Flayio
Yegecio en su tractado del Arle militar 2.
No sé yo si de tal ciencia Hernando Cor-
tés toviesse noticia ; pero su ingenio é ha-
bilidad era á más que csso bastante.
Y en tanto que tales arteficios se ha-
cían, aunque nocessabael combate de los
contrarios ni la resistencia de tan bastante
capitán é de los chripstianos, como los
nuestros querían salir fuera de la fortáleca
assi los infieles pugnaban por entrar dentro
en ella; é desta causa crael Irabaxode los
defensores españoles muy excesivo , que
les yba en ello las vidas, é á sus enemi-
gos lo mesmo é su libertad. Montccu-
ma, que todavía estaba presso, é un hijo
suyo, con otros muchos señores que al
principio se avian lomado, dixo que le
sacassen a las agoteas de la fortáleca,
quél hablaría á los capitanes de aquella
gente , é les haría qué cesassen en el com-
bate y en la guerra i y el capitán Hernan-
do Cortes lo higo sacar, y en llegando á
un pretil que salía fuera de la fortáleca,
queriendo hablar á los indios que por
aquella parte combatían, le dieron ima
pedrada los suyos en la cabeca; é fué tal
la herida que de allí á tres días murió. É
Hernando Cortés lo hico sacar muerto,
assi como estaba, á dos indios de los que
estaban pressos, é á cuestas lo llevaron
á la gente, é no se supo lo que del hicie-
ron; mas por esso no cesó la guerra: an-
tes cresció la saña de todos é fué muy más
recia é cruda de cada dia.
Este dia mesmo llamaron por aquella
parte por donde hirieron á .Monlecmna, é
■¿ Ub. IV, cap. M.
DE INDIAS. I.llt. XXXIH. CAP. Mil.
321
dixcron qué se parassc allí Corles, que
le querían hablar ciertos capitanes de los
contrarios ; y él se paró allí , é passaron
muchas racones, y él les rogó que no pe-
leassen contra el, pues ninguna racon te-
nian para ello, é que mirasscn las Inicua*
obrafl que del avian resabido, é cómo los
avia muy bien tracládo. Lo (pie á csso res-
pondieron, fué que les dexasse su (ierra,
pues (pie crin naturales ilella \ el no; é
que si assi lo hifiesse, ellos dexarian la
guerra; 6 que no lo haciendo, creyesse
que ba>ta_ morir todos lo? indios , 6 no de-
xa [■ chrip-tiano vivo, no avian de cessar.
Cortés entendió (pie e-te partido se lo
movían, porque .-.alióse de la fortaleca. é
salido, le tomassen entre las puentes de la
cibdad , é se pudiessen aprovechar con tal
cautela de aquellos españoles é del. A esto
les replicó Cortés que no pensassenque les
rogaba con la paz por temor que les to-
viesse, sino de compassion de los indios;
porque le pessaha del daño grande que
les hacia, é del que esperaba más hacer-
les, que avia de ser muy mayor, é le do-
lia destruyrlos á ellos é á tan buena cib-
dad, como aquella era. Los indios replica-
ron ipie ya le avian dicho su voluntad, é
que no avian de cessar su-, armas hasta
que los chripsliaños é Corles saliessen de
la cibdad.
Acabados los ingenios é tortugas que
se dixo de susso, luego otro día salió
Cortés de la fortaleca con ellos, llevándo-
los delante de sí, é tras ellos qualro tiros
de fuego e olía mucha gente de balleste-
ros, é mas de tres mili indios de Tascal-
teca, que avian venido con el c -enian ;í
los españoles. C llevados á una puente,
pusieron los ingenios arrimados á las pa-
redes de unas azoteas, c ciertas escalas
que llevaban para subirlas ; y era tanta la
gente que estaba en defensa de las aco-
teas é puente, é tantas é tan -grandes las
piedras que tiraban , que les desconcer-
taron los ingenios é mataron un español é
TOMO III.
hirieron otros muchos, sin les poder ga-
nar un passo, aunque la batalla fué muy
reñida c perseverante hasta medio dia,
que los nuestros se volvieron á la forla-
leca con mucho cansancio é dolor, por
ser perdido su trabaxo é tornar con pér-
dida. Esto dió tanto ánimo á los infieles,
que quassi hasta las puertas llegaban: é
tomaron aquel templo ó mezquita grande,
y en la torre mas alta é mas principal se
subieron hasta quinientos indios, (pie sc-
gund se supo después eran personas prin-
cipales, é la bastecieron de pan é agua é
Otros bastimentóse de muchas piedras; é
todos los demás teiñan laucas luengas con
unos hierros de .pedernales mas anchos
que los de las nuestras, é no menos agu-
dos que los muy linos de Aspe. Desde allí
hacían mucho daño á los españoles de lu
forlaleca. porque estaban muy cerca los
uno- de los otros. Aquella torre ques di-
cho, combatieron los españoles dos ó tres
veces, é la comentaron á subir; é cómo
era muy alta é la subida muy agria é de-
recha de cien! é mas escalones , é los de
arriba pertrechados de muchas piedras é
olías armas, é favorescidos con no les
aver podido ganar las acoteas, ninguna
vez los españoles tentaban subir que no
volviesseii rodando ó descalabrados. \i los
«pie de otra parte los vían de los indios
cobraban tanto animo, que se yban has-
la la fortaleza müj osadamente, sin que
se conosc¡esse temor en ellos.
Viendo (.m ies el notable daño que do
la torre él é su gente resabian, salió fuera
de la forlaleca, aunque manco de la ma-
no izquierda, de una herida quel prime-
ro día le avian dado; é liada la rodela en
el braco fué á la torre con algunos vete-
ranos soldados animosos que le siguieron,
é cercóla toda por baxo, porque se po-
dia muy bien hacer, aunque no sin pe-
lear por todas parles con los contrarios,
de los quales, por favorescer á los suyos,
se recrescieron muchos. Non obstante lo
41
322
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
qual Cortés comentó á subir la torré con
los chripslianos, é aunque se le defendie-
ron rigurosamente é derribaron tres ó
quatro españoles , Cortés subia arriba; é
con tanto esfucrco él é los que le seguían
pelearon con los enemigos , que les fué
forcado saltar de la torre abaxo á ciertas
acoteas ó andenes que tenia al rededor,
tan anchos como tres ó quatro piés, é des-
tas tenia la torre tres ó quatro cintas á
trechos, mas ancha la una que la otra tres
estados; é cayeron algunos abaxo, c los
que estaban de los nuestros ál pié de la
torre los mataron con facilidad, aunque
la caida les bastaba para morir. Los que
quedaron en aquellas cintas ó andenes pe-
learon desde allí tan resciamente , que se
tardaron más de tres horas en los acabar
de matar, de forma que ninguno escapó.
. Fué ganar, esta torre, una cosa tan gran-
de é tan señalada , que assi el capitán co-
mo los que en ello se hallaron son. muy
dinos de todo loor, porque era tal é tan
fuerte que veyntc hombres bastaban á la
defender de mili , si tan osados milites
ayudados de Dios no fueran ; é los mes-
mos vencedores quedaron espantados de
lo que avian hecho, dando gracias á Nues-
tro Redemptor é su gloriosa Madre. En-
COH tí líente, ávida esta victoria, higo Her-
nando Cortés poner fuego á la torre é á
las otras que en la mezquita ó templo es-
taban, di' las quales va los indios avian
quitado las ymágenesde losSanctos, que
avian allí puesto los chripslianos.
Esta victoria de los nuestros fué mucho
quebrantamiento-de la soberbia de aque-
lla bárbara gente, é Ies lííco afloxar su
ira por toda-; parles. Luego fué Cortés á
aquélla acotea ques dicha, é habló á los
capitanes que primero avian hablado con
él, que estaban algo desmayados é nial
contentos por lo qilo avian visto, 6 les d¡-
\<i que mirassen el daño que los chrips-
lianos les haciau cada hora, é que mata-
ban muchos dellos é quemaban é des-
truían su cibdad, é que no pararía hasta
que della é dellos oviesse dado fin. Res-
pondieron que bien vían que rescibian
mucho daño é muerte de los suyos ; pero
que les era tan dulce la libertad, que les
querían quitar los chripslianos, que hasta
que todos los indios muriessen ó echassen
de la tierra á los españoles no avian de
cessar en la guerra; é que pusiesse Coi-tés
los ojos en aquellas acoteas é placas é ca-
lles quán llenas de gente estaban; é que
tenían hecha cuenta que con morir veyntc
y cinco indios por un solo chripstiano, se
avian de acabar antes los españoles é
Cortés, por su poco número á respecto
de la incontable mol titud de la gente, que
los indios eran ; é que le hacían saber que
todas las calcadas de la cibdad avian des-
hecho (y en la verdad era assi, que todas
las avian rompido é desbaratado, excep-
to una) é que ninguna parte tenían, por
donde salir sino por el agua ó volando; é
que bien sabían quellos tenían ya poco
bastimento é poca agua dulge, é que no
podían turar mucho, sin que de hambre
se muriessen, aunque los indios no los
matassen.
Otras muchas racones passaron en es-
te razonamiento, favOresciendo cada uno
su partido. Y en la verdad aunque los
españoles no tuvieran otra guerra si-
no la hambre , era ya mucha su nescessi-
dad é falta de bastimento: é assi como
fué de noche salió Cortés con algunos es-
pañoles, é halló algún descuydo en los
enemigos é ganóles una calle é quemóles
más de trescientas casas, é volvióse por
Otra ya (pie allí acudía la gente: é de la
segunda calle quemó muchas casas assi-
mesmo, en especial ciertas acoteas que
estaban Cerca de la fortaleca, porque dos-
de ellas rescjbiari mucho daño los espa-
ñoles. Deste fecho no pensado se acres-
cenló más el temor en los indios: pero no
tanto (pie les fallasse su pertinacia para la
continuación de la guerra.
DE INDIAS. L1B. XXXIII. CAP. XIII.
3 23
Aquella ¿oche se lomaron a addresgar
los ingenios quel dia antes se avian des-
baratado, como se dito de susso, é con
mayor aviso se forliíicaroh y enmenda-
ron^ por seguirla vieloria, salió Cortésen
amanesciendo por la calle donde lo avian
desbaratado, é no la hallaron con menos
defensa que primero. K cómo ¡i los chrips-
tianos Icsyhan en ello las vidas c honras,
é por aquella baile estaba sana la calca-
da que salín á la (ierra firme , aunque has-
ta llegar á ella avia ocho puentes muy
grandes é hondas, é toda la calle de mu-
chas azoteas ó alias é torres , púsose tan-
la determinación é ánimo por los nues-
tros, que coa el favor de Dios ganaron
aquel dia las quatro, e se quemaron to-
das las azoteas ó casas ó torres que avia
hasta la postrera dellas, aunque por el
aviso de lo acaesrido en la noche passa-
da tenían en tenias las puentes fechas mu-
chas é muy fuertes alharradas de adolies
é harro, de tal manera que los tiros é ba-
llestas no les podían hacer daño. Aque-
llas quatro puentes se cegaron con los
adóbese tierra de las mesmas alharradas,
c eoirmueha piedra e madera de las ca-
sas quemadas; pero no fallando sangre
de la una é de la otra parte, porque mu-
chos de los chripstianos fueron heridos: ó
púsose recahdo aquella noche en la guar-
da de las quatro puentes, porque no se las
tornassen á ganar.
Otro dia siguiente tornó á salir Cortés,
é (lióle Dios tan buena dicha é vieloria,
aunque la competencia 6 los enemigos
fueron muchos é topaba muchas all Mi-
radas é hoyos que aquella noche se avian
hecho , que les ganó todas las otras puen-
tes é las cegó, é fueron algunos de á ca-
ballo siguiendo el alcancé hasta la tierra
firme. Y estando Coi-tés reparando ó ce-
gando las dichas puentes, le vino nueva
comerlos indios combatían la fortaleea é
pedían paz, ó le estaban esperando cier-
tos señores, capitanes de los enemigos :é
desando 'allí toda la gente é ciertos tiros
de fuego, se fué con solos dos de caba-
llo á ver qué le querían aquellos princi-
pales; é llegado, le dixcroñ que si los ase-
guraban que por lo hecho no serian pu-
nidos ni mallraetados, quellos harían al-
ear el cerco é tornar á poner las puentes
é hacer las calcadas, é servirían a la Ces-
sárea Magostad, como primero lo hacían.
K rogaron á Cortés que hiciesse traer allí
uno como religioso quél tenia presso, (pie
era como general de aquella su religión é
setta dañada ; é venido aquel , dió con-
vierto entre las partes, é paresció que
enviaba mensageros, segund los indios
debían, á decir a. los capitanes é gente
que tenian en las estancias , para que cé-
sassen en el combate que daban á la for-
taleea, é que toda la guerra de todas
parles fuesse entredicha é cesasse; é con
éste concierto se despidieron.
Cortés se entró en la fortaleea a comer;
('• as<¡ eómo se assentó á l.i mesa , le \ i-
nieroo á deeir que los indios avian cobra*
doé tenian ganadas las puentes (pie aquel
dia les n\ian ganado, é avian muerto
ciertos españoles: e cabalgo á caballo, é
con la mayor priessa quél pudo dar a las
espuelas , corrió loda la calle adelante con
algunos de caballo que le siguieron, sin
se detener en parle alguna, é rompió por
los indio- ('• tornóles á ganar las puentes,
é siguió, el alcaucí; hasta la tierra firme. É
cómo los peones estaban cansados y he-
ridos é temorivados, ninguno dellos le si-
guió ; á causa de lo qual , passadas las
puentes, quando Cortés quiso dar la vuel-
ta, las halló tornadas ¡i ahondar mucho de
lo que se avia gegado ; é por la una é
otra parte de la calcada toda estaba llena
de indios, assi en la (ierra como en el
agua en canoas; é de un lado é de otro,
como (oros, eran garrochados é apedrea-
dos Cortés é los que con él estaban, en
(anta manera , que si Dios por su acostum-
brada misericordia «no los socorriera é
324
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
diera favor de su poder absoluto, era im-
posible de otra manera escapar de allí: é
aun ya se decia público entre los que que-
daban en la cibdad, que Cortés era muerto.
Quando llegó de vuelta á la postrera
puente de hacia la cibdad , halló á todos
los de caballo que con él yban caydos en
ella , é un caballo suelto: por manera quél
no pudo passar, é le fué forcado de re-
volver solo contra los enemigos, donde
halló no menos dellos que aquel que Pe-
trarca dice que, solo contra Toscana, tuvo
ó defendió laqniente en tanto que la cor-
taban por detrás dél, porque la gente del
rey de Toscana no entrasse en Roma Es-
te se llamó Horacio Cocles, como mas lar-
gamente Tito Livio lo escribe ~; é ségund
lo que yo he entendido de algunos que
pressentcs se hallaron , muy diño es Cor-
tés que se compare este fecho suyo desta
jornada al de Horacio Cocles que se tocó
de susso, porque con su esfuerco é Tan-
ca sola.dió tanto lugar que los caballos
pudieran passar, é hifo desembarazar la»
puente, é passó á pesar de los enemigos,
aunque con harto trabaxo. Porque demás
de la resistencia de aquellos, avia de la
una parle á la otra quassi un estado de
saltar con el caballo, sin le faltar muchas
pedradas de diverssas partes é manos, é
por yr él é su caballo bien armados no los
hirieron ; pero no dexó 'de quedar ator-
mentado de lo's golpes que le dieron, de
la manera quea dicho.
Quedaron los nuestros aquella noche
con la victoria é ganadas las quatro
puentes, é púsose buen recabdo en las
otras quatro: 6 Cortés se fué á la forla-
leca, é no cansado, ó á lo menos no
cessando por el cansancio rescibído de
proseguir é proveer en lo que conve-
nia para conseguir lo que desseaba é
faltaba para la total victoria de su em-
presta, hico hacer una puente de made-
ra que la llevassen quarenta hombres, co-
noscicndoelgrand peligro, en que estaba,
y el daño que los indios cada dia le ha--
gian. E temiendo que también desharían
aquella calcada como las otras , é deshe-
cha ningún remedio quedaba , é fuera for-
cado morir todos aquellos españoles, que
con él se hallaban, é también porque de
todos los de su compañía fué requerido
que sojsaliessen de la cibdad, porque to-
dos los más estaban heridos é tales que
no podían pelear, ó á lo menos largamen-
te comportar aquel continuo resistir á los
enemigos, acordaron de lo hacer aque-
lla noche. É tomaron todo el oro é jo-
yas que tenian que se pudiesse sacar, é
puesto en una sala, hícolo entregarCortés
á los officialcs de Su Magostad en ciertos
líos , é rogó á los alcaldes é regidores , é
á los demás españoles , que ayudassen á
lo sacar é salvar,' é aun se lo requirió é
dio una yegua, en que se cargó la parte
quel mesmo Cortés avia de llevar , é se-
ñaló ciertas personas que toviessen cargo
de la yegua é de la carga del oro que le
pusieron á cuestas; é todo lo demás se
repartió para lo salvar é sacar sobre to-
dos los restantes españoles. É desampara-
ron la forláleca con mucha riqueca é thes-
soros,assi de lo que perteneseja al Empe-
rador, como de lo de Cortés é particulares
españoles; é con el mayor silencio é se-
cretamente que pudieron , llevando con-
sigo un hijo é dos hijas de Montecuma é
á Cabamaci, señor de Aculuacan, é al otro
su hermano, que Cortés avia puesto en su
lugar, é otros señores de provincias é cíb-
dades que allí tenia pressos.
Llegados los chripstianos é su capitán
á las puentes, que tenian quitadas los in-
dios, á la primera dellas se echó la puen-
te que los nuestros llevaban fecha, é con
poco trabaxo, porque no ovo quien lo rc-
sisüesse, excepto ciertas velas que en ella
\ Triunfo dV la Fama, cap. I.
2 Década primera, Ubi II.
Mi INDIAS. I.llt. XXXIII. CAP. MU
estaban: las quales apellidaron tan recio
é con lanía perseverancia , que antes de
llegar á la segunda, estaban ¡numerables
enemigos sobre los españoles, combatién-
dolos por lodas partes , assi desde el agua
como desde la tierra. Y el capitán Her-
nando Cortés passó luego (con cinco de
caballo ó eient peones á nado, todas las
puentes ó se las ganó hasta la tierra fir-
mo; o (levando aquella trente en la delan-
tera volvió á la recaga. donde peleaban
muy osadamente lo- españoles é los indios,
que eran sin comparación más, é assi lia-
ci, ni daño mucho en los chripstianos ó sus
amigos los indios de Tascalleca . (pie con
ellos estaban: los (piales allí murieron to-
cios los confederados que pressénfes se
hallaron, ó la mayor partí? dellos, é mu-
chos españoles é caballos, é. se perdió to-
do el oro 6 joyas é ropa é otras mochas
cosas que sacaban, é toda la artillería.
Itccotridos lo> que quedaron vi\os, (lor-
ies con tres o (piatro de caballo é hasta
veynte peones (pie osaron quedar con él,
quedó é fué á la recaga, peleando con los
indios , hasta llegar á una cibdad que se
dice Tacuba, queosta fuera de la calca-
da toda, con assaz trahaxo, porque todas
las veces quel capitán volvía sobre los
contrarios, assi él cómalos que le seguían,
tornaban llenos de Hechas é varas, é muy
golpeados é tormentados de pedradas;
porque como era agua á cada lado de la
calcada, heríanlos á su salvo é sin temor,
ó los que salian á (ierra, luego que vol-
vían sobrellos, saltaban al agua é rescibian
poco daño, si no eran algunos que por ser
muchos tropecaban unos con oíros e caían,
é aquellos morían. Assi que, con este tra-
haxo militar y extremado, peleando llegó
Cortés á la cibdad de Tacuba sin le ma-
lar ningún español, sino uno de los de
caballo que \ ha con el en la recaga. li no
era menos ni más espneiosoel peleáronla
delantera que por los lados; poro el mayor
ímpetu é trahaxo de la batalla fué en las
espaldas, por d le la gente de la cibdad
venia en seguimiento de los chripstianos.
CAPITULO XIV.
En el qual se traola cómo después que Corles ¿ los españoles salieron (le la cibdad de Temislilan , llegado
á la cilidad de Tacuba, é prosiguiendo en su fuga, é los indios en su alcance , haciendo lodo el daño que
podían, le mataron los lujos de Monlecuma i á los oíros presaos principales que los chripstianos tenían *; ¿
cómo se recogieron Corles c su gente á la provincia de Tascallcclc ; i! otras cosas dinas de la historia.
(^iñén dubda quel arlo militar sobre to-
dos los otros más pótenlo sea, é sus efel-
tos mayores, por el qual la libertad se
mantiene o la malignidad se castiga, é la
dignidad en las provincias se aiunonla, y
el imperio sanamente o en lirmeca se con-
serva?... Assi lo dice Flavio Yegccio ó
más adelante, hablando eri el caso de la
batalla campal, dice: « En semejante jorna-
da los capitanes tanto mas solícitos deben
ser quanto más á diligente gloria é mayor
• Aquí decia en el original : « Se siguió un gen-
til ardid que usó Corles para se salvar con los fue-
gos , aunque no sin pelear é mucho peligro de lodos
espera ser colocado é serle concedida , é
quanto más, aun de los peligros mayores,
los no expertos las más veces suelen ser
acompañados; en el qual breve espacio
de tiempo la dottrina del combatir, el uso
de la verdadera arte y el buen consejo
abiertamente señorean 2. »
Párésceme á mí que este trahaxo é ven-
cimiento de los indios, excculado en la
persona del capitán Hernando Cortés y en
los vencidos españoles, que con él se ha-
es.sos españoles que quedaban c sus confederados."
1 Vegcc., lib. III, cap. 10.
2 Id., id., id.
326
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
liaron, los hace mas gloriosos á lodos en
general, é á él en especial , que á capitán
ni milites do todos quañtos en estas par-
tes é Indias han meneado las armas , as-
si con el esfuerco de todos los españoles,
que de Temistitan gplieron con tanta osa-
día c denuedo, como con la prudencia
do su capitán é avivado ó invencible es-
píritu. A lo menos hasta el tiempo pres-
sente, en aquestas Indias esta pérdida
tan grande, é la inumcrable cantidad é
moltitud de los adverssarios, é la vic-
toriosa venganca ó victoriosa recupera-
ción de la mesma Temistitan , é las otras
particularidades é prósperos subcessos
desta guerra é conquista de la Nueva
España , á todas las demás precede, co-
mo por estos volúmenes é verdaderas é
particulares historias se puede muy bien
entender é colegir, sin ofensa de ningu-
no, si apartadas las passiones é afición
particular, alguno é todos los que se qui-
sieren ocupar en este juicio lo quisieren
entender, é saber lo que todos los gober-
nadores é capitanes han fecho é obrado
con las armas desde el año de mili é qua-
trocientos é noventa y dos años, que fué
el principio del descubrimiento del almi-
rante primero, don'Chripstóbal Colom,
hasta el pressenle tiempo de aqueste año
de mili é quinientos é quarenta y ocho
de la redempeíon del linage humano. Ií
que esto sea assi la verdad , é que me-
rezca Cortés esta palma , verifícase é
pruébase con lo que está dicho , é con que
llegando desbaratado á la cibdadde Taca-
ba , halló toda la gente arremolinada en
una placa, que no sabia hombre de los
que quedaban adonde yr; y él, como
buen capitán, dióles priessa para que sa-
lieescn al campo antes que se rccrescícs-
sen más enemigos é que loniussch las neo-
teas, porque no les h¡cies«on mucho daño
desde ellas , el qual estaba bien apareja-
do, é díxoles: «Señores, mirad que sa-
limos de un cerco, de que Dios por su mi-
sericordia nos ha librado, é nonos meta-
mos en otro por nuestra culpa ó inadver-
tencia.» Los de la vanguarda le dixeron
que no sabían por dónde avian de salir,
é á'essos hiqo quedar en la rctroguarda;
y él , como animoso duque ó capitán ge-
neral , tomó la delantera hasta los sacar
fuera de la cibdad , y esperó en unas la-
brancas á los postreros; é quando llega-
ron, supo que le avian muerto algunos es-
pañoles é indios , é que se quedaba en el
camino mucho oro perdido é que los ene-
migos lo cogían.
Allí estovo Cortés hasta que passó toda
la gente, peleando con los contrarios de
tal manera, que los detuvo para que los
peones chripstianos tomassen un cerro en
que avia una torre é ciertQ apossento
fuerte, é tomóse sin rescebir daño; pero
ya no avia caballo de veynte y quatro
que le avian quedado que pudiesse cor-
rer, ni cavallero que pudiesse alear el
braco, ni peón sano que pudiesse pelear,
sino más que forcado; porque aunque
sus ánimos estaban enteros , las fuercas é
personas estaban muy quebrantadas de la
continua fatiga del pelear.
Llegados á este apóssenjp, fortalescié-
rónse los nuestros en él , é allí los cerca-
ron hasta la noche , combatiéndolos de to-
das parles , sin los dexar repossar ni una
hora.
En este desbarato ó salida de Temis-
titan murieron ciento ó ( inqüenta espa-
ñoles, é quarenta y cinco yeguas é ca-
ballos, é más de dos mili indios que ser-
vían á los chripstianos , entre los quales
mataron al hijo é hijas de Montecumaé á
todos los otros señores, que traían pressos.
E aquella noche á media noche , cre-
yendo no ser sentidos, salieron con lodo el
silencio que pudieron de aquel opossento,
desando en él hechos muchos fuegos , é
sin saber camino alguno ni para donde
yban, mas de un indio de losde Tascalle-
ca , en cuya fidelidad se pusieron, é los
pe INDIAS. LIB. XX.MII. CAP. XIV
327
guiaba, diciendo quel los sacaría á sutier-
ra , si el camino no les impedían. Y cómo
estaban* rnuyYerca algunas guardas de los
enemigos, assi como oyieron conosci-
mienlo de la fuga c partida de los chrips-
lianos, apellidaron de muchas poblaciones
cercanas que estaban á la redonda, ó
acudieron muchos indios en seguimiento
de los españoles, como tras gente vencida,
hasta que fue de dia;y en esclaresciendo,
cinco de caballo que ylian en la delante-
ra por corredores, dieron en ciertos es-
quadrones ile ¡.'ente que estaban en el ca-
mino, 6 mataron algunos dellos . porque
pensando que los de caballo eran más, se
desbarataron ellos mesmos. E cómo con-
tinuo creseja la moltitud adverssa, con-
certó Cortés su gente lo mejor quél pudo,
6 de los que estaban sanos hizo esquadro-
nes para la vanguarda é relroguarda é cos-
tados de su batalla , é puso en medio los
heridos que no podian servir más de ha-
cer cuerpo é muestra de mayor cantidad;
é puso los de caballo en las partes mas
convinientes, 6 prosiguió su camino, pe-
leando todo el dia por todas paites. E fué
tanto el emharaco é continuación en pe-
lear, que en lodo aquel dia y en la noche
Siguiente no pudieron caminar más di' tres
leguas, y essasé todo el tiempo ques di-
cho fué una continuada é trabado batalla,
sin quedar passo mu sangre. E quiso Dios
que ipiamlo el >ol se entraba, vieron una
torre é un buen apossenlo en un cerro, al
(pial se recogieron é hicieron allí fuertes:
é aquella noche no tovieron contraste has-
ta el alba , que Ies dieron cierto rebate,
en el (¡nal no o'vo más del temor, que ya
los nuestros tenían concebido, por la con-
tinuación de la mucha cantidad é inconta-
ble número de los enemigos que yban en
su alcance.
Seyendo ya una hora de dia, prosiguió
Hernando Cortés su camino con la orden
ques dicho, como capitán cauto é aper-
cibido, é los contrarios assimesmo le si-
guieron de todas partes, gritando ó ape-
llidando é aumentándose, porque aquella
tierra es muy poblada, é todos venían de
buena gana contra gente que pensaban
rendir ó acabar presto en algún passo. E
los de á caballo , aunque eran muy temi-
dos, en ser ya pocos, puesto que a sus
tiempos arremetían, hacían poco daño, é
también porque la tierra era algo frago-
sa", acogíanseles los indios á los ferros.
I testa manera fueron aquel dia por cerca
de unas lagunas, hasta (pie llegaron á una
buena población, donde pensaron hallar
alguna residencia con los del pueblo; mas
como fueron á par del . lo desampara-
ron los vecinos, é se fueron á otras po-
blaciones que estaban por allí cerca , de
lo (pial fueron muy alegres los españoles,
por gocar de algún poco de tiempo sin
batalla: é repossaron allí aquella noche y
el siguiente dia , porque assi los heridos
como los sanos yban muy cansados é fa-
tigados, é con mucha hambre é sed, y
essos pocos caballos (pie tenían muy eü-
llaqucscidos é trabaxados. Hallaron allí
algún inahiz, que comieron, é llevaron
parte dél para adelante cocido é tostado;
6 otro dia se partieron de allí, pero con
la continua molestia é seguimiento de los
adverssarios.
E assi fueron Irás la guia ques dicho
de aquel indio do Tascalteca, con tanta
fatiga quaota el leior puede considerar ó
colegir de lo ipn' la historia ha contado,
é porque muchas vcfcs Ies convenia ha-
cer el camino con las espadas. E ya que
era larde, llegaron á un llano donde esta-
ban unas pequeñas casas, é pararon allí
aquella noche con mucha nesgessidad por
f ilia de bastimento.- Otro dia prosiguieron
su camino, assimesmo seyendo segui-
dos y escaramuzando á cada passo, é lle-
garon desde á dos leguas que andovieron
á un pueblo grande , é á un lado del esta-
ban en un cerro algunos indios: é pen-
• sando tornarlos, porque estaban muy cer-
328 HISTORIA GEN
ca del camino, é por descobrir si avia al-
guna gelada de la otra parle de aquel ^er-
ro , quiso Hernando Corles informarse por
su persona , é con cinco de caballo é has-
ta do^e peones salió de entre su gente , ó
fué rodeando el cerro : é detrás del esta-
ba una grand cibdad con mucha gente, la
qual Ies salió al encuentro, con quien pe-
learon lanío, que por la (ierra áspera é
pedregosa le convino retraerse al otro
pueblo que primero se dixo, donde ya
los otros españoles estaban.
De aqueste trance salvó Cortés mal he-
rido en la cabeca de dos pedradas; é
después que se ovo atado las. heridas,
hico salir los españoles del pueblo, por-
que no le paresció seguro apossento pa-
ra ellos, é caminaron seyendo todavía
seguidos, é hiriéronle quatro ó cinco es-
pañoles é otros tantos caballos , é matá-
ronles un caballo: el qual, aunque Ies
hico mucha falta , porque después de
Dios, los caballos les eran mucha segu-
ridad por el miedo que aquella gente bár-
bara tenia dellos, con la carne dél lo-
vicron buen pasto, é se consolaron ó mi-
ligaron en parle su hambre: ése lo co-
mieron sin dexar cuero ni otra cosa dél,
sino lo* huessos é las uñas y el pelo , é
aun las tripas no les paresció de menos
buen gusto que las sobreasadas de Ñapó-
les, ó los gentiles cabritos de Ávila , ó las
sabrosas terneras de Sorrento é de Cara-
dora, segund la extrema nescessidad que
llevaban. Porque después que de la grand
cibdad de Temistitan avian salido , ningu-
na cosa comieron sino inahiz tostado é co-
cido é hierbas del campo, é desto no tan-
to quanlo quisieran ú ovieran menester.
¡Oh fatigas mundanas buscadas por los
hombres, más al propóssito (ó contra el
propóssito)de sus eobdicias, diciendo me-
jor, que por servir á Dios é por sacar en
presr;io de sus vidas de los hombres este
oro, que tan caro ha costado á los más é
tan pocos lo han alcancado en estas par- •
ÍRAL Y NATURAL
tes! É aun dessos, que lo han hallado, en
prescio de -tan amargos é peligrosos sudo-
res para el cuerpo é para el ánima , no ha
seydo para que los mesmos le gocen," si-
no para otros, á quien descuydadamente
se fueron tales bienes sin los mcresger ó
esperar, sino para fundar torres de vien-
to é casas en el arena , é para que de Jo
mal adquirido se espere el fin que suelen
hacer las otras cosas perescederas ó in-
justamente adquiridas! Tornemos á la his-
toria.
Viendo Hernando Cortés que cada hora
crescian los perseguidores sus enemigos,
y mas regios y descansados , y quél é su
gente yban siempre perdiendo y enflaqucs-
riéndose, hico que aquella noche que los
heridos é dolientes (que llevaban á cuestas
é á las ancas de los cansados caballos, en
los quales pendía mucha parte de su sal-
vación, porque sin dubda acabados de
perder los caballos , fueran perdidos los
españoles, é para tener algún aliento c
poder con mas dilación excusar la muerte)
hieiessen muletas é bordones é otras ma- -
ñeras de ayudas para caminar poco á po-
co, porque los caballos é los españoles
que estaban sanos estoviessen libres para
pelear. Y este aviso fué muy bueno, se-
gund el subcesso, porque cómo Cortés se
partió otro dia por la mañana de aquel
apossento, desde á legua é media de allí
hallaron al encuentro tanta cantidad de
indios , que assi en la delantera como en
las espaldas é costados ninguna cosa del
campo quedó que se pudiesse ver vacía
ni desocupada dellos. K pelearon con los
chripstianos con tanta osadia é con lanía
polvareda, que no se conoseian unos á
otros : tan juntos y envueltos andaban ó
tan mezclados, que sin dubda creyeron
los españoles que estaban en la última
prueba, é que aquel era el postrero de
sus dias! É assi lo escribió Corles á Su
Magestad, por la grand molütud de los
adverssarios é por la poca resistencia que
DE INDIAS. J.llt. XXXIII. CAP. XIV.
hallaban, por yr como y bao cansados é
acosados, c los mas de los chripstianos
herido- . e lodos (|n;i--i trnspassados é de-
hililados ilc pura hainluc, allende de los
otros sus IrabaXOe; porque si esia no tu-
vieran, fueran los duelos, como se dice ,
meóos con pan. E ya que esse é todo les
altaba, quiso Nuestro Señor socorrerlos
de su poder absoluto, pues que con toda
aquella llaqileca de los nuestros, dio lau-
to ánimo é vigor á los quassi vencidos,
que mataron muchos de los contrarios, y
enlrellos peiMina- mu\ |irin<;i|»;ili •> e se-
ñaladas, y en cantidad, porque eran tan-
tos que los unos á los otros se estorba (jan,
de forma que ni podían pelear ni huyr. E
con esle asnino Irabaxo se passo mucha
parte del dia . basta que quiso Dios que
min io un i-apilau. que debía ser tan prin-
cipal, que lallando aquel, con su muerte
cessó aquella furia del pelear con tanta
constancia, 6 llegó el descanso de los afli-
gidos é cansados españoles , é fueron más
sosegados prosiguiendo mi camino, aun-
que no del todo dexando de ser mordidos
e salteados de (piando en quanilo, hasta
(pie llevaron ¡i una peipieña casa (pie es-
taha en lo llano del campo, donde aque-
lla noche se apossenlaron.
Ya desde allí se parescian ciertas sier-
ras de la provincia de Tascallcca, do que
se sintieron lanía alearía los miesiios, que
SC acordaban hien de la (pie los hijos do
Israel podían tener, después que Moysen
suhió desde el plano de Moah sobre el
monte de Ncbó, encima de Fasga conlra
Cicricó, y el señor les mostró la tierra de
Galaad hasta Dam . é todo Neptalim, é les
dixo: (Esta es la tierra que juré á Abra-
bam, Isaac é Jacoh, diciendo: Á tu si-
miente daré essa '» etc.
Ya Hernando Cortés é su gente co-
noscieron desde adonde es dicho por
dónde avian de yr, aunque no eslahan
muy satisfechos de hallar los naturales
de la provincia de Tascallcca seguros ó
por sus amigos : antes se sospechaban
lo contrario, é temían que viendo á los
chripslianos desbaratados, los acabarían,
por vivir en la libertad que primero te-
nían sin su conoscimienlo é amistad. Y
esta sospecha les daba quassi tanto terror
como el que llevaban hasta allí, pelean-
do con los de Culua.
El dia siguiente , ya claro , comentaron
a andar por un camino muy llano que yba
derecho á la prov incia de Tascallcca, por
el (pial los siguió poca gente de los con-
trarios, aunque avia cerca del muchas é
grandes pohlai iones . puesto que desdi,
algunos cerrillos y en la recaga todavía
los gritaban, como á vencidos é á manera
de escarnio: é assi salieron aquel dia, que
fué domingo ocho de julio, de toda la tierra
de Culua, 6 comentaron á entrar por tier-
ra de la provincia de Tascallcca, é fue-
ron á un pueblo dolía que se llamaba Gua-
lipa. de hasta tres 6 quatro mili vecinos,
e de los naturales fueron bien rescíbidos
é reparados en parle de la granel hambre
e cansancio que llevaban. E rescribiéron-
los con mucho amor , puesto que muchas
de las provissiones que les daban, eran por
sus dineros é rescate, ó no querían sino
oro, y eran forondos de dárselo por la
mucha nescessidad en (pie se vian : ni les
convenía dexar á los españoles de compla-
cer á aquella gente en esso y en más.
i Deuleron. , cap. 34.
TU.MO HI.
42
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XV.
En el qual cuenta la historia cómo los señores é principales varones de la provincia de Tascallcca é de
Guaxocingo vinieron á visilar al capitán Hernando Corles c á los españoles, condoliéndose de lo que les
avia acaescido con los de Temislitan ; é cómo se les.ofrescicron para la venganca é castigo de los contra-
rios *; é cómo conquistó é ganó Hernando Corles la provincia de Tepeaca , ques gente de la liga é confede-
ración de los de Cultia; é cuéntanse otras cosas notables**.
En aquel pueblo tic Gualipa estuvieron
Hernando Cortés é su gente tres tlias ; é
allí le fueron á visitar Magiscacin ó Sicu-
tengal , é todos los señores de la provin-
cia de Tascalteca, c algunos de los de
Guaxocingo : los qualcs mostraron mucha
pena de lo acaescido á los españoles, é
consolando á Cortés é á ellos, les dixeron
que se acordassen cómo muchas veces le
avian ellos dicho que los de Culua eran
traydores é sin verdad, é que se guar-
dassen dellos , é no los avia querido creer
Hernando Cortés ni tomar su consejo; pe-
ro que pues lo passatlo no podia dexar de
ser, y él avia escapado vivo, que se ale-
grasse: que la fortuna é buena dicha que
hasta allí avia fallado, vendría con tanta
prosperidad como desseaban , é quellos le
ayudarían con toda lealtad hasta morir,
por le- vengar é satisfacer del daño que
sus enemigos le avian hecho , assi por la
voluntad que tenían dé servir al Empera-
dor, nuestro señor, por cuyos vassallos
se avian ofrescido, é complir con lo que
eran obligados, como porque se dolian
de los españoles , é también de muchos
hijos y hermanos é parientes, sus natura-
les, que en compañía de. Cortés á ellos
les avian muerto, cuya sangre harían cs-
COtar.é pagar muy bien a tos adverssa-
rios, é por otras muchas injurias que los
• En este lugar se orttilicron las cláusulas si-
guientes: «E del buen acogimiento que hirieron á
¿léalos chripslianos, exorno allí supo Corles del
mal subresso c muerte de los españoles quél avia
dexado, quaudo fué á Temislitan, con ciertos milla-
res de pessos de oro c otras joyaj é harienda suya
tiempos passados avian rescibido de los
de Culua; é que toviesse por cierto que
le serian muy verdaderos amigos en to-
dos sus hechos hasta la muerte. E que
pues venia herido él, é todos los demás
de s,u compañía muy trabaxados, que se
fuessen á la cibdad . que eslá quatro le-
guas de aquel pueblo, ¿allí descansarían
é se curarían é repararían de lo nesgessa-
rio; é oirás muchas palabras consolato-
rias é amorosas dixeron á este propóssi-
to. Las qualcs aceptó Cortés con otras ra-
gones satisfatorias á su buen comedimien-
to é ofertas, agradesciéndosclo mucho; é
les dió algunas pocas cosas de joyas que
se avian escapado, de que fueron muy
contentos los que las rescribieron, é juntos
se fueron á la cibdad , en la qual Cortés
fué muy bien rescibido. É Magiscacjn le
hico luego traer una cama' de madera en-
caxada, en que durmiesse, con muy gen-
til ropa de algodón de la (pie. en aquella
tierra se usa ; é á lodos los españoles hi-
go reparar de lo quél tuvo é pudo.
En aquella cibdad avian quedado cier-
tos españoles, quando Corlés passó por allí,
yendo á la de Temislitan, é algunos de
sus criados con plata é rópa é otras cosas
de su hacienda é con algunas provissío-
nes; é mandóles que allí le esperassen
por yr más desocupado, si algún impedi-
c de los capitanes.»
** También aqui suprimió lo siguiente : uE có-
mo liico una. villa é la pobló de chripslianos é la lla-
mó Segura de la Frontera, para asegurar aquella
lirrra é puertos, por la oportunidad del buen as-
sienlo.»
DE INDIAS. LIB. XXXM. CAI'. \V
331
mentó se le ofrescies.se. É perdiéronse to-
llos los auctos y escriptunis, que se avi;in
fecho con los naturales de aquellas parles
para justificación de la guerra , con la ro-
pa que quedó as-ime-mo de lo- e-pañoles
que con (lories vhan, porque no quisie-
ron llevar más de lo que lenian á cueslas
vestido, é sus armase hamaeas ó cama,
(pies cada una sola una maula, como en
•otra parle deslas historias eslá dicho. K
.-upo allí (lories cómo uno de sus criados
avia allí venido de la villa de la Veracrui
con mantenimientos é cosas para él, con
Cinco de caballo é quarenta y cinco peo-
nen, el (pial se llevo con-igo á los otros
que allí avian quedado, con toda la piala
6 ropa é otras cosas que de Corles c los
compañeros ipiedaron . é con ,-iele mili
p '.-sos de oro rundido que allí avia (leva-
do Cortés en dos cofres, sin otras joyas,
e más de oíros catorce mili pes-os de oro
labrado en piceas de diverssas maneras,
que los indio- de la provincia deTuchite-
heque av ian dado á un capitán que Corles
enviaba á hacer el pueblo de Guacacalco,
e otras iniichas cosas, que valian mas.de
treynla mili pessos de oro; e ipie los in-
dio- de Culua los avian muerto á todos
en el camino e lomádoles todo ipianlo lle-
vaban. AsSimeslllO supo allí Corles ipii'
avian muerto oli os mucho- españole- por
los caminos, (pie yban á la dicha cibdad
de Temislilan, creyendo que estaba pa-
cffico en ella é aquella tierra estaba segu-
ra. Oydas tan malas nuev as , sospechó
Cortés que los contrarios avrian dado so-
bre los de la villa de la Veracruz, ó que
los que tenían por amigos, sabiendo su
desbarato, se avrian rebelado; é á esta
causa despachó luego ciertos mensajeros
chripstiános con guias (pie les dieron los
indios, é mandóles (pie fuessen fuera de
camino hasta ser en la dicha villa, é que
con toda brevedad le hiciessen saber je-
que allá passaba : é quiso Dios que halla-
ron buenos á los españoles, é á los natu-
rales de la tierra muy seguros. Desta nue-
va holgó mucho Cortés é todos los demás
que con el estaban, aunque para los do
la villa fué mucha trisleca saber el desba-
rato e salida de lemistitan ó'.México con
tanta perdida é muertes como la historia
ha contado de susso.
En aquella prov incia de Tascallcca es-
tovo Hernando Cortés véynte días, curán-
dose de las heridas (pie tenia, que por el
camino o mala cura se le avian enconado,
é hico curar á los demás de su compañía;
é algunos murieron, assi por causa de las
heridas c por el excesivo Irabaxoque
avian padescido. Otros quedaron mancos
é coxos. porque demás de ser las heridas
malas, era peor el aparejo de la cura c
de poco socorro, e fallando- lodo lo nes-
ces-ario, y el tiempo y el reposo; y el
ine-mo Hernando Corles quedó manco do
dos dedos de la mano izquierda.
Viendo los españoles ([iie eran muertos
I hosdellos, é «pie los que quedaban
estaban flacos < herido-, é temoricados
de los peligróse hakixos en que se avian
visto, o temiendo los por venir, conside-
raban en el pesso de la guerra futura que
e-i, iba loda sobrellos, é que Cortés enten-
día en la continuación dolía ; é por estos
é otros respectos acordaron entre sí uná-
nimes, de le requerir que se fuesse á la
villa de la Veracruz, é que allí se Iñcics-
sen fuertes antes que los naturales de la
tierra, que tenían por amigos, viendo su
desbarato ú disfavor é pocas Cuereas, se
COnfederaSSen con los enemigo- é lomas-
sen los puertos que avian de passar, é
diessen por una parle sobro Corles é los
que con él estaban, é por otra diessen
-nlire los de la villa de la Veracruz; é que
estando juntos allí los navios, estarían las
vidas de los unos é de los otros más se-
guras, ése podrían mejor defender, pues-
to que los acometiessen , hasta tanfo que
enviassen por socorro á estas nuestras is-
las Española é Cuba é las demás.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Parésceme que la respuesta que á esto
les dió Hernando Cortés, ó lo que hico
en ello fué una cosa de ánimo invencible
c de varón de mucha suerte é valor , por-
que después que muy bien ovo escuchado
Iodo lo que le quisieron decir é requerir,
les respondió desta manera: « Cavalleros,
señores , hermanos c amigos mios : yo he
entendido muy bien todo lo que me aveys
dicho é aun algunas veces requerido en
público y en secreto; y en la verdad yo
no reputo lo que decís á flaqueca ni falta
de ánimo vuestro, porque vuestra virtud,
verguenca y esfuerco todo lo tengo muy
bien experimentado, é sé que cada uno
de vosotros es digno de grandes merce-
des, é assi espero que las aveys dé alean-
car del Emperador Rey , nuestro señor,
cuyos soys é á quien servís, después que
Su Magestad sepa lo mucho que á Dios é
al Rey aveys servido en las cosas hasta
aquí subcedidas. Junto con esto os conoz-
co particularmente, celosos cada unoé de
su honor proprio, que quiero deciros co-
mo amigo é compañero en vuestros sub-
5 issos é trabaxos lo que me paresce (pie
para colmar vuestros servicios se debe
hacer. Los que atienden al hecho de las
armas, no le exercítan con ánimo de estar
siempre entre aquéllas, sino que por me-
dio suyo estiman conseguir riquezas 6
grandissimos y esquisitos honores, é po-
t -ncia , é mayor felicidad para sí é para
s:i patria. Todos estos bienes é otros ma-
yores, que Xenofonte no alcancé á saber
ni escribe ' , leneys vosotros aparejados,
pues que aquel como gentil no pudo con-
siderar la gloria c premio que se nos apa-
reja y meresceremos con la conclusión de
nuestra empressa . en ser contra infieles,
alargando é aumentando la fée chripslia-
ii, i , c poniendo en su obidiencia tantos
millares de gentes bárbaras como hay en
nuestros adverssarios , 6 desciendo é au-
mentando la acostumbrada é animosa for-
taleza de nuestra nación, é allegando é
adquiriendo é multiplicando tantos reynos
é señoríos, como pornemos debaxo de, la
virtud é patrimonio real de Castilla; é de-
más de lo ques dicho, grandes intereses,
que general é particularmente consegui-
remos continuándose la guerra. Debeys
de mirar que mostrar á los naturales qiial-
quiera flaqueca de ánimo será dar esfuer-
zo á los enemigos é perder el crédito é
reputación con nuestros confederados, pa-
ra que con justa causa nos dexen, é sean
contra nosotros. Demás desto es lo que
decís perder la confianca é promesa de
los amigos, en cuya casa é tierra nos aco-
gimos y estamos, é donde hallamos la
amistad é buen acogimiento que en Espa-
ña nuestros debdos é propínquos nos hi-
cieran. E si estos mal pensamiento tovie-
ran ó le avian de tener, mejor lo pudie-
ran excrcilar, quando aqui llegamos, que
dejándonos descansar é armándonos, co-
mo lo han hecho ; quanto más que son
cnemicíssimos antiguos é perpetuos ad-
verssarios de quien nos ha ofendido , é les
cupo parte é mucha de nuestro daño, é
dessean satisfacerse é vengar sus proprias
injurias en nuestra compañía. Acordaos,
señores, que la fortuna tiene por ofhYio
no estar en un ser, é si hasta aqui ave-
nios sido olvidados della, no de la fortu-
1 1 : i nos quexemos , sino de nuestras cul-
pas, é que no m'erescemos á Dios tanto
bien como de entre las manos se nos sa-
lió, y esperamos cobrarlo . si nos enco-
mendáramos á él é mas gratos le fuére-
mos, pues que somos chripstianos é pe-
leamos por su sánela fée en nombre de tan
chripstianíssimo Emperador: é no permi-
tirá nuestro Señor que perezcamos ni se
pierda tanta é tan noble é rica y hermosa
é fértil tierra como está en punto de se
pacificar. Ni es bien ni honesto que tan
) En la Vid.i de Ciru , rey de lo' [tersas , cap. I.
DE INDIAS, l.llt. XXXHI. CAP. XV
3 a:?
grand bien é tan señalado servicio se de-
xe, c que ¡>or nuestra poquedad é falla de
vosotros é mía vengan oíros á vengarnos
c á gocar de lo que podemos hacer por
nuestras personas. Antes me determino,
en conlianca de la buena ventura deCés-
sar, y en la esperanca de Jesu-Cliripsto,
en cuya clemencia está el buen fin que esla
conquista lia de tener, y en la virtud do
va '-Iros ánimos, de no haxar los puertos
llácia la mar en ninguna manera , sino mo-
rir sirviendo como huen hombre, é no vi»
\ ir eoinelieiulo tan notable cobardía ionio
seria hacer otra cosa, desamparando esta
tierra. E aun ponpie di'inás de vuestra
VergUenca á mia, y el notorio peligro que
está aparejado en volver las espaldas ;i|
enemigo, cometeríamos mucha Iraycion á
nuestro Rey. Assi que, señores, yo he
pensado mucho en esto, ó os pido por
merced (pie me sigays , pues eonosceys de
mi persona que en las cosas donde haj pe-
ligro soy tan sociable é aparejado á acom-
pañaros, como lo aveys experimentado; y
en las cosas donde ha\ ganancia é interés
también las parlo con todos, como lo nveys
\i~lo; e -i somos poco, los españoles , 110
creays ques lo mejor la molliliid. Yo en-
tiendo, con la ayuda de Josu-< ihrip-lo. de
volver sobre los enemigos por quantas
VU1S me fuere posible, y espero con él en
vuestra compañía é de nuestros confede-
rados alcancar vilori.i e vengnncn de los
que nos han ofendido. E n< hable nin-
guno en otra cosa, y el que desta opinión
no estoviére, vayase en buen hora: que
mas holgaré de quedar con los pocos é
osados (jue en compañía de muchos, ni de
ningún cobarde ni desacordado de su pro-
pria honra. Antes doy infinitas gracias á
Dios, porque nos ha t ra y do á tal tiempo
que conoseeremos ó veremos quáles serán
aquellos de nosotros que beberán con la
I ii Oni lingua lambuerinl aquas sicul solcntca-
nes lamberé, separabis eos seorsum: qu¡ aulem cur-
valis genebus biberinl, in altera parle erunl.» Líber
mano é con la lengua tomarán el agua; é
(piales de rodillas é de bruces para que se
aparte, como lo dixo Dios a Gcdeon, 6
fué el número de aquellos que con la ma-
no llevaron el agua á la boca é bebieron
assi trescientos varones. É con aquel po-
co nú nitro prometió Dios á Gedeon de lo
hacer vencedor contra los madianilas sus
enemigos, é la otra mollitud loda le man-
dó que la dexasse, como mas largamente
la Sagrada EscriptUra nos lo acuerda '. Por
manera , señores, que como de susso di-
X6, aquella aticloridad de Vegecio « que
no creays .ques mejoría moltitud1*, por
estotra de la Sagrada Escriptura os acuer-
do que no descónfieys por ser pocos, por-
que si la vitoria consistiesse en el número
mucho de los hombres, no le díxera Dios
á Gedeon que con pocos se quedasse. Ni
aveys dexado de ver vosotros palpable-
mente tal maravilla, ni el mesmo Dios ha
dexado de comunicárosla, pues os sacó
de tan innumerable cantidad de enemigos.
Con solo uno de Nosotros que me quede
tengo de acabar en mi oflirio: ó si esse
me fallare, solo yo le liare, porque nun-
ca se dirá que yo, señores, os falté; é si
vosotros me falláredes, que no creo, ha-
ced vuestra voluntad é Dios haga la suya:
que aparejado estoy de darle gracias por
lodo, al qual pléga dexaros acertar en lo
que hineredes, como él y el Emperador,
mi. -lio señor, más servidos sean de vo-
sotros é de mí. »
Aviendo acabado Cortés su exhorta-
ción, como buen capitán, todos los espa-
ñoles quedaron muy satisfechos, é mudan-
do su primero propóssito, le dixeron que
liarían todo lo que les mandasse de muy
buena voluntad, é con essa é muy entera
obra le seguirían en la paz y en la guerra.
Tornando á la historia , aplacado el mo-
tín, que se comencaba á engendrar, por la
Judicum , cap. VII. vers. o.
2 Vegecio, lib. III, cap. t.
331
HISTORIA GEN15RAL Y NATURAL
prudengia de Hernando Cortés , quedaron
todos muy determinados, tales quales es-
to viessen, de ofresger sus personas é vi-
llas al complimiento de la conquista ; é as-
si, passados los veynte dias que estovie-
ron en la provincia ques dicho, puesto
que Cortés no estaba de todo pinito sano
de sus heridas, é los españoles aun esta-
llan flacos, partiéronse para otra provin-
cia que so dice Tepeaca , que era de la
liga é consorcio de los de Culua ó mexi-
canos. Y estos dC' Tepeaca avian muerto
diez ó dogo españoles que yban de la Ve-
racruz á la gran cibdad de Temistitan,
porque por allí era el camino, é aquella
provincia de Tepeaca confina é parte tér-
minos con la de Tascalteca é con la de
Churultccal, y es muy grano1 provingia; y
en entrando los españoles por aquella tier-
ra , salieron muchos indios de los natura-
les della a se lo resistir é pelear contra
ellos , evitándoles la entrada é quanto les
fuesse posible . en especial en los passos
fuertes é peligrosos. E cómo Cortés , por
excusar la prolijidad de su carta, no (fió
cuenta particular á Céssar de muchas par-
ticularidades que en aquella guerra acaes-
cieron. diré solamente della lo quél dice, y
es que después de hechos los requirimien-
los que convenían, para que los enemigos
\ iniessen á la paz é obedesgiessen los man-
damientos que de parte de Céssar se les
hiciessen, no lo quisieron cómplir ni esti-
maron tal concordia , pues qué era que-
riéndolos poner en servidumbre. E assi se
los h¡co ¿ruda guerra, é ovieron muchas
escaramuzas é recuentros, en que siem-
pre los contrarios perdieron el- campo, é
muchos dellos las vidas, sin muerte de
ningún español, aunque la provincia es
mu> grande.
En espacio de veynte dias se pacifica-
ron muchas villas é poblaciones della, c
los señores principales vinieron a la obi-
diencia á darse por vassallos de la corona
real de Castilla , en la qual empressa é vi-
lorioso evento fueron mucha parte los con-
federados indios de Tascalteca.
Aquesto assi acabado, echó Cortés de
aquella tierra á muchos de los de Culua,
que avian ydo á aquella provincia á fa-
vorescer los naturales della contra los
chripstianos , .y á estorbar que por fuerg'a
ni por grado no fuessen sus amigos. Y en
gierta parte desta provingia, y en espegial
adonde avian muerto aquellos diez ó doce
españoles que so dixo de susso , se mos-
traron los naturales de aquella tierra más
rebeldes é porfiados, é fué nesgessario
señalado castigo en ellos; y demás del
que se les dio, sojuzgándolos con la fuerga
de las armas , á todos los que se tomaron
á vida declaró Hernando Cortés por escla-
vos, é fueron repartidos entre los conquis-
tadores y herrados con fuego, en señal
de su perpetuo cautiverio, é aun también
porque todos ellos comen carne humana.
Y este castigo puso mucho temor en los
de la lengua de Culua, á quien tan maldi-
ta costumbre es muy común é usada.
Pero ño dice Cortés en su relación una
cosa , que no es de poco espanto entre
aquella gente, y es para poner grima y ter-
ror á los que lo oyeren é aborresgible cosa
mirarlo: la qual es que quando aquellas
gentes pelean en sus guerras, no hay nes-
gessidad de pala ni hagadon , pues no cn-
tierran los muertos ni quieren tal ocupa-
ción, sino el que queda vencedor del
campo, lo primero que hacen los que per-
manecen vencedores es partir á pedagos
los cuerpos de los que han muerto, é co-
mérselos cogidos é assados, é aun al-
gunos hay que los comen en otros pota-
ges; por manera que consigo llevan las
sepulturas de los difuntos, que son los
vientres de los vencedores, dentro de' los
quales sepultaron á los que vencieron c
mataron, como es dicho.
En la definición de esla empresa é Vi-
toria que se ovo desta provingia de Te-
peaca sirvieron muy bien los indios déla
DK INDIAS. I.IU.
provincia de Tasca Iteca é Chorultecal é
Guaxoemgo, sin los quales fuera por de-
más tentarse tal empresa, segund el poco
número d"- lo- c-pañolos á respecto de los
contrarios; pero la baena maña de Corles
6 sus buenas palabras pudieron adquirir
el amistad de los confederados jiuitaniea-
le con la antigua énemistad, que ya ellos
tenían cuntía los de Culua é Tepeaca.
Estando Cortés ocupado en esta guer-
ra, le fueron cartas de la villa de la Yc-
racnu, por las (piales le hicieron saber
CÓmo avian llegado dos navios de los del
capitán Francisco de Carav desbaratados,
que s -nuil se supo el avia tornado á en-
viar con nías nenie á aquel rio inunde de
Panuco :.é pelearon con ellos loa natura-
les e mataron diez y siete o diez y ocho
cliripslianos . e hirieron otros muchos, é
les mataron BÍele caballos, 6 los españoles
«pie escaparon fueron los que tuvieron
hílenos pies para luiyr é se acogieron á
nado á los nav ios: e ipie aquel capitán é
los demás venian muv perdidos \ heridos,
c (piel teniente, (pie Cortés tenia en aque-
lla villa de la Veracruz, los rescibio muy
liien i'- los luco curar é proveer de lo nes-
ressario. Ksto dice Cortés que les acaes-
ció, por no aver vdo á él estos españo-
les, (piando a la costa de la Nueva lispa-
ña allegaron, porque como experimentado
en la tierra les avisara, de manera (pie se
excusara su mal subcesso, en especial
(piel señor de aquel rio é tierra del Panu-
co se avia dado por vassallo del empera-
dor, y en reconocimiento dello avia . en-
viado ¡i la cihdnd de Temistitan sus em-
baladores ó mensajeros á Hernando Cor-
tés con gierlas joyas é presseas. Assiquc,
como Cortes supo lo ques dicho, envió á
mandar á su teniente que si aquellos de
Frangisco de Caray se quisiessen yr, fues-
sen ayudados é favoreseidos para el buen
despacho dellos é de sus navios. - Otros
dicen en esto muy al revés, é que se les
dalia buenas palabras, é ¡pie por otra par-
XXXUI. CAP. XV. 33.'i
te los impidieron é tovieron forma para
ipie de nescessidad se quedassen en la
tierra , é los navios al través. Pero dexe-
nios estas contiendas , que usanga es de
los hombres de guerra usar de (odas sus
cautelas posibles para que se aumente su
exércilo, en especial Irás una nescessidad
tan notoria como la que en essa sacón te-
nia Cortés de gente.
Tornemos á la provincia de Tepeaca,
que después (pie fué pacífica, consideran-
do Hernando Cortés, como prudente, lo que
convenia hacerse para (pie lo conquistado
se conservasse y esloviesse la tierra en
toda quietud, é platicado en ello con los
officiales de Qássar, viendo que los natu-
rales de aquella provincia, aviéndose da-
do por vassallos de Su Magostad , se avian
después rebelado é muerto españoles, e
(pie aquellos indios están en el camino ó
passo de la conlractacion toda de todos
los puertos de la mar para la tierra aden-
tro, é ipii1 si aquella prov incia sedexasse
sola como de antes los naturales de la tier-
ra é señorío de Culua. (pie son sus veci-
nos, los inducirían á (pie olía vez se al-
Cassen, (pie seria mucho estorbo é impe-
dimento para la pacificación de aquellos
reynos, é cessaria la conlractacion de la
mayor parle de la tierra, porque para el
camino de la mar no hay más de dos
puertos muy fragosos é ásperos, que con-
finan con aquella provincia, é los natura-
les della con poco trabaxo é gente los po-
dían fácilmente defender; é para excusar
estos é otros inconvinientcs muchos, pá-
reselo que se debia hacer en dicha provin-
cia de Tepeaca una villa en la. parte que
más á propóssito fuesse , ó donde concur-
ríessen las calidades nescessarias para los
pobladores é vecinos della. É poniéndolo
en éfetto el capitán Hernando Cortés , en
nombre de la Cessárea Mageslad, fundó
la dicha villa , é púsole nombre Segura de
la Frontera , é nombró alcaldes é regido-
res é otros officiales nescessarios á aque-
;:3G HISTORIA GENERAL Y NATURAL
lia república. É por mas seguridad de los della con toda diligencia nescessaria , sin,
que allí poblassen, higo tragar una fortale- gcssar hasta la dexar defensible y en la
ra en el lugar quél señaló, ó luego se co- perficion que convenia,
menearon á traer materiales para la labor
CAPITULO XVI.
Cómo el señor Je la cibdad de Guacachula envió sus mensajeros á Hernando Corles, ofresoiéndose al servi-
cio del Emperador ; é cómo por su aviso é industria fueron desbaralados más de treynla mili hombres de
los de Culua , enemigos de los españoles ; é cómo Hernando Corles lomó é pacificó la cibdad de Izcucan
con oirás poblaciones, é vinieron á se confederar con los chripslianos mucho número de indios conlra
los de Culua é Temislilan; é de la información que se ovo de un prisionero del eslado de la grand cibdad;
tí del subeessor en el señorío de Monlceuma, llamado Gualimurin *, señor de Izlapalapa, hermano de Mon-
teeuma, é oirás particularidades con que se dará fin á la relación de la caria que Hernando Corles escri-
bió al Emperador, nuestro señor , desde la villa de Segura de la Frontera, en la Nueva España, á los
treynta de octubre de mili tí quinientos y veynte años.
Cómo el capitán Hernando Cortés esta-
ba lastimado é sentido de las cosas passa-
das con los de ¡México , é sus ánimos é
desseos no le daban lugar a olvidar sus
trabaxos, é sus pensamientos eran de per-
sona valerosa, puédesele muy bien apli-
car aquella sentencia de Platón que dice:
«Tal es cada uno, qual es la cosa que ama
é aquella de que so deleyta » Assi que
este capitán, que tan inclinado é amigo
de la guerra fué, é tan suficiente á tan al-
ta empressa , no se puede comparar me-
jor su persona que á la grandeca della
mesma; é aun assi se debe creer que quien
para ella le conservó contra muchos es-
torbos é contradiciones, sabia mejor que
los hombres quán neseessario era tal ca-
pitán, para que se sirviesse Dios dél en
estas cosas é conquista de la Nueva Espa-
ña. É assi. estando escribiendo á Céssar
la relación de las cosas que le avian acacs-
cido , é que de susso se han locado en los
capítulos precedentes, llegaron a él pier-
ios mensajeros de una cibdad, que está
cinco leguas de la provincia de Tepeaca,
la qual se llama Guacachula, y es á la en-
trada de un puerto que se passa para en-
trar por allí en la provincia de México: los
* En el original parece dccii : Cuytlanari ; pero
tt yerro de pluma.
quales, de parle de aquel señor, le dixe-
ron á Cortés que porque ellos pocos dias
avia avian venido á dar la obidiencia al
Emperador, é á su corona real de Casti-
lla, como vassallos suyos, of'resciéndose
de servir á Su Magostad , é porque Cor-
tés no los eulpasse , creyendo que por su
consentimiento era, le hacían saber cómo
en la dicha cibdad estaban apossentados
ciertos capitanes de Culua, é que en ella
é á una legua de allí estaban treynta mili
hombres en guarnición, guardando aquel
puerto é passo para que los chripslianos
no pudiessen entrar por él, é también pa-
ra defender que los naturales de dicha
cibdad, ni de otras provincias á ella co-
marcanas, sirviesseu á Qéssar ni fuessen
amigos de los españoles; é que algunos
ovieran venido á se ofresccr á su real ser-
vicio, si aquellos no lo ovieran impedido.
Por tanto que se lo hacían saber, para que
con tiempo lo remediasse, porque demás
del impedimento que era á los que buena
voluntad tenían, los de la cibdad é lodos
los comarcanos roseibian mucho daño,
porque como estaba mucha gente de guer-
ra junta, eran muy molestados é maltrac-
tados, ó les tomaban sus mugeres é ha-
i Platón , He República , lib. V|.
ni-: indias, i.m. xxxm. cap. \vi.
Riendas: assi que viessc lo que quería é
mandaba (-'orles quellos hiciessen , por-
que dándoles favor, ellos lo harían.
Cortés Ies agradesció mucho quanto le
dixeron , é su aviso é ofrescimiento ; ó les
dió graciosa respuesta conforme á la em-
bajada é á la voluntad, con que le infor-
maron de lo ques dicho: é les dió (rece
de caballo é doscientos peones pan que
con estos embaladores fuessen, é treynta
mili indios de los confederados, é fué con-
certado que los llevarían por parle que no
fuessen sentidos; é después que llcgasscn
junio á aquella cibdad. el señor é los na-
turales della , é los restantes de todos sus
va --al los é valedores, e-tarian apeivehi-
dos é cercarían los ápossentos, donde los
capitanes estaBao apossentados , é los
prenderían c malarian antes que la gente
los pndiesse socorrer, é que qnando la
gente llegasse, ya los españoles eslarian
dentro en la cibdad , é pelearían con ellos
é los desbaratarían.
Con este assiento é ardid se partieron
estos indios é los españoles é ¡confedera-
dos, é fueron por la cibdad de Churulte-
cal é por alguna parte de la provincia de
Guaxocingo, que eonlina con tierra desta
cibdad de Gaacachula é con los de Cidaa,
para qué debaxo de aquella cautela lié-
vassen á los españoles ¡i la dicha cibdad,
é que allá todos junios diessen en ellos é
los matassen. É cómo aun no era de lodo
punto olvidado el temor que los de Culua
en su cibdad y en su tierra avian puesto
á los chripstianos, púsoles mucho espanto
esta sospecha, y el capitán que yba con
ellos hico sus pesquisas, como lo supo él
hacer, pero no entendiéndolo como se de-
bía entender; é prendió á todos aquellos
señores de Guaxocingo que yban con él
é á los mensajeros de la cibdad de Gua-
cachula, é con estos injustamente pressos
se tornó á la cibdad de Churultecal , que
está quatro leguas de allí, y envió todos
los assi pressos con cierta gente de pié é
TOMO III.
de caballo á Cortés, é con la información
que en el caso avia ávido, y escribióle
que los chripstianos estaban atemoricados
é que le parescia que aquella jornada era
muy dificultosa é no convinientc.
Llegados los pressos a Hernando Cor-
téis, hablóles con las lenguas, é sabida la
verdad , parescióle quel capitán no avia
bien entendido el caso, é mandólos sol-
tar luego é satisficolos con buenas pala-
bras, dándoles á entender que aquel ca-
pitán que los prendió, avia seydo engaña-
do, é que no los avia presso de su volun-
tad , fino pensando que le avian dicho
verdad : é que creyessen que Cortés los
tenia por verdaderos é leales amigos é
buenos vassallos de Céssar. É determinó-
se Cortés, por quitarles escrúpulos, de yr
en persona á pelear y echar fuera de la
tierra á los de Culua; é assi lo puso por
obra, porque con su persona so quitaban
las sospechas y el afrenta hecha á los con-
federados, é se satisfacía á los niesmos
españoles. E assi se partió luego ó fué á
la cibdad di' Churultecal , (pie está ocho
leguas de allí, é halló que los españoles
todavía pensaban ser cierta la Iraycion ya
dicha; é otro día fué á dormir al pueblo
de Guaxocingo. (pies adonde aquellos se-
ñores avian seydo pressos. Y el dia ade-
lante, después de aver concertado con
los embaxadores de Guacachiila por dón-
de é cómo avian de entrar en la cibdad,
se partió Cortés para allá una hora antes
del dia , é fué sobre ella quassi á las diez
horas del dia ; é á media legua le salie-
ron al camino ciertos mensajeros de aque-
lla cibdad, é le dixeron cómo todo estaba
á punto é muy bien proveydo ; é que los
de Culua no sabían cosa alguna de los
chripstianos ni cómo yban, porque cier-
tas espías quellos tenían en los caminos,
los naturales de la cibdad los avian pren-
dido, é lo mesmo avian hecho á otros,
que los capitanes de Culua enviaban á se
asomar por las cercas é torres de la cib-
43
338
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dail á descubrir el campo, c á osla causa
toda la gente de los contrarios estaba muy
descuydada , creyendo que tenían recab-
do en sus velas é centinelas: por tanto,
que seguramente llegasse , que no podía
ser sentido. É assi dió mucha priessa por
llegar á la cibdad por un llano, donde
desde ella los podían bien ver, y en fin
fueron vistos , é viendo que tan cerca es-
taban los chripstianos, luego cercaron los
ápossentos donde los dichos capitanes es-
taban , é comentaron á pelear con los de-
más que por la cibdad estaban repartidos;
ó quando Cortés llegó á un tiro de balles-
ta de la cibdad, ya le traían hasta qua-
renta prissioneros, ó se dió priessa toda-
vía á entrar dentro, é andaba mucha gri-
ta por las calles, peleando con los contra-
ríos. É guiado Cortés por un natural de la
cibdad al apossento, donde los capitanes
estaban , hallólos cercados de más de tres
mili hombres que pugnaban por les entrar
la puerta , é les tenían tomados los terra-
dos é altos todos; é los capitanes ó los
que con ellos estaban , peleaban como
hombres de mucho esfucrco , aunque eran
pocos, é nó los podían entrar por sus bue-
nos ánimos ó porque el apossento era as-
saz fuerte. É como Cortés llegó é los com-
batió, luego los entró; é fué tanta la gente
de los naturales que le siguió, que en nin-
guna manera Cortés los pudo socorrer , ni
excusar que brevemente no fuessen muer-
tos, puesto quél quisiera tomar algunos á
vida para saber é informarse de las cosas
de la tierra é cibdad de Temistilan , é de
quién era señor dolía después de la muer-
te de Monlccuma , ó de otras particulari-
dades; ¡uto no pudo tomar sino uno que
estaba más, muerto que vivo, é de aquel
supo lo que adelante se dirá.
Por la cibdad mataron muchos di? los
que en ella estaban apossentados , é los
que quedaban vivos, quando (x>rtés en la
cibdad entró , sabiendo su venida, comen-
carona huyr hácia donde estaba la gente
que tenían en guarnición , y en el alcan-
ce assimesmo murieron muchos. E fué tan
[tiesto oydo é sabido este tumulto por la
gente de guarnición, que estaba en un
alto que sobjuzgaba la cibdad é lo llano
de al rededor, que quassi á una sacón
llegaron los- que salian huyendo é la gen-
te que les yba en socorro , é á ver qué
cosa era aquello : los quales eran más de
treynta mili hombres de Muy lucida gen-
te é muy bien armados, segund su cos-
tumbre, ó llevaban muchas joyas de oro
é plata sobre sus personas é muy hermo-
sos plumagcs. É cómo la cibdad es gran-
de, comencaron á poner fuego por muchas
partes en ella , é los naturales con mucha
diligencia avisaron á Cortés, é salió con
sola la gente de caballo, porque los peo-
nes estaban muy cansados, é rompió por
Jos contrarios; é apretólos tanto, que los
hico retraer á cierto passo , el qual se leí
ganó. E siguiendo el alcance por una
cuesta arriba é bien fragosa, quando fue-
ron en la cumbre dclla, ni los enemigos ni
los españoles podian yr atrás ni adelante
de cansados , é assi cayeron de los con-
trarios muchos muertos de la calor c aho-
gados de sed , sin herida alguna ; ¿ dos
caballos se aguaron, y el uno murió.
De tal manera se hico esta jornada quel
vencimiento fué muy copioso y el daño
de los contrarios grandíssimo, porque
concurrieron en la Vitoria muchos di' los
•
amigos confederados con los españoles; é
cómo yban descansados é los otros quas-
si ahogados de la calor, mataron muchos:
de forma que desde k muy poco espacio
de hora estaba el campo vacío de los ad-
versarios vivos, puesto que de los muer-
tos dessos mesmos bien ocupado. É con-
tinuándose este próspero alcance, llega-
ron los chripstianos é sus amigos á los
ápossentos que tenian hechos en el cam-
po los vencidos: ó tenian aquel su exér-
(;ilo en tres reales 6 parles repartido, é
cada una dellas pareseia una villa, é no
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. Wl.
339
pequeña, porque demás de la gente de
guerra, lenian mucho aparato ¿compañía
deservirlo, é bastimentos é fornescimien-
to para sus reales. É avia entredós mu-
choa principales hombres, segund des-
pués se supo; é todo fué saqueado é que-
mado por los indios amigos, que ya eran
más de cienl mili los (pie en esto se ha-
llaron.
Con esta victoria, avieudo echado to-
dos los enemigos de la (ierra , hasta los
hacer passar tic la otra parte de unas
puentes ó malos pássos qucllos tenían, se
tornó Cortés á la cihdud , donde fué muy
iv-.' ¡l>idu di' los naturales , 6 apossentado
61 é su gente, é descansaron allí tres dias,
porque lenian bien nescessidad de repos-
so. Iv-lando allí gocanilo de la triunfante
victoria ya dicha, para adornamiento de
aquella, vinieron á hacerla mayor ó ofres-
cersc por vassallos <lcl Rey, nuestro se-
ñor, 6 de su corona ó ceptro real de Cas-
ita, los indios de una población grande
que está encima de aquellas sierras, á
dos leguas del real, donde es|á"ban lo^ ene-
migos. Y estos están al pié de un monte
muy alto de; (pie continuamente sale hu-
mo, como lo hace aquel del vulcan ó Mon-
gibel, ('■ llámase aquella población Ocupa-
luyo; é dixeron (piel señor que allí tenían,
Be aviá ydo con los de Culua al tiempo
que Cortés los avia corrido é desbarata-
do, creyendo que no parara hasta su pue-
blo; é que muchos dias avia (pie destra-
ban estos la amistad de los chripslianos,
ó ovieran venido á se ofrescor por vassa-
llos de Céssar, sino que aquel su señor
no los dexaba ni avia querido (pie lo hí-
riessen, puesto quedos muchas veces se
lo avian consejado é aun requerido; é
quedos querían ya servir al Rey de Cas-
tilla, é que allí avia quedado un herma-
no de aquel señor , el qual siempre avia
seydo de opinión que fuessen amigos de
los chripstianos, é tenia propóssilo de ser-
vir al Rey; ó que le rogaban al capitán
Hernando Cortés que oviesse por bien
que aquel subcediesse en el señorío; é
que aunque el olio tornasse, noconsintics-
se que por señor le rescíbiessen, ni ellos
le rescib irían. Cortés les respondió que
por aver seydo hasta estonces de la liga
é parcialidad de los de Culua, é aversc
rebelado contra el servicio del Empera-
dor Rey, nuestro señor, eran dinos de
mucha pena , é que assi tenia pensado de
dársela y executarla en sus personas é
haciendas; pero que por aver venido, co-
mo venían , é decían que la causa de su
rebelión é airamiento no era ni fué de
su voluntad , sino por culpa de aquel su
señor, que Cortés, en nombre de Su Ma-
gestad Cessárca, les perdonaba sus yer-
ros passados, é los rescibia é admitía al
servicio de Su Ma gestad, con apercibi-
miento que si otra vez cometiessen seme-
jante delicio, serian punidos é castigados
muy enteramente; é que si leales é bue-
nos vassallos fuessen al Rey, nuestro se-
ñor, é á su corona real de Castilla, se-
rian muy favorescidos é ayudados de Cor-
tés é de los españoles como tales amigos
é vassallos del Rey, nuestro señor. É as-
si lo prometieron que se baria inviolable
ó perpetuamente , é que por sus servicios
serian merescedores de ser bien tractádos
é (pu l idos.
Esta cibdad de Guacaehula está assen-^
lada en un llano, animada por la una
parle á unos muy ásperos ó altos cerros,
é por la otra lodo es llano. La cercan dos
ríos, dos tiros de ballesta el uno del olro,
que cada uno dedos tiene muy altas é
grandes barrancas, de tal manera que pa-
ra la cibdad hay muy pocas entradas, 6
las que hay, son ásperas de baxar ó subir
cabalgado. Toda la cibdad está cercada
de muy fuertes muros 6 anchos de cal 6
canto , 6 tan anchos como quatro estados
por parte de fuera de la cibdad, é por de
dentro está quassi igual con el suelo é pas-
so de las calles, é por loda la muralla va
340
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
en pretil tan alto como un medio estado,
para pelear desde él. Tiene cpiatro entra-
das tan anchas como uno pueda entrar á
caballo, ó hay en cada entrada tres ó
quatro vueltas de cerca , que encabalgan
el un Heneo sobre el otro , é sobre aque-
llas vueltas hay encima dolías sus pretiles
para defender las dichas entradas pelean-
do desde ellos , y en toda la cerca mucha
cantidad de piedras sueltas, grandes é
pequeñas, para pelear. Será la población
desta cibdad cinco ó seys mili vecinos , é
las aldeas á ellas subjetas otros tantos ó
más. El tránsito ó sitio della es muy gran-
de, porque tienen dentro dél muchas
huertas de diverssas fructas, é jardines
con muchas plantas é hierbas olorosas de
mucha fragancia é suavidad á su costum-
bre , de que acostumbran á hacer mace-
tas é guirnaldas c collares en sus fiestas ó
combites.
Passados tres dias que Cortés estovo en
aquella cibdad, fué á otra que se dice Iz-
cucan, que está quatro leguas de la de
Guacachula, porque le informaron que
avia en ella mucha gente de los de Culua
en guarnición , é que assi aquella Izcucan
como otras villas é lugares, sus sufragá-
neos , eran ó se mostraban muy parciales
á los de Culua , porque el señor della era
su natural é aun pariente de Montecuma.
Llevaba Cortés en su compañía tanta
gente de los naturales de la tierra confe-
derados con los chripstianos é ofrescidos
por vassullos del Emperador Rey, nues-
tro señor , que henchían los campos é sier-
ras por donde yban é quanto se podía al-
canzar á ver con los ojos, é passaban de
ciento é veynte mili hombres; é llegaron
sobre la dicha cibdad de Izcucan á las diez
horas del día, y estaba despoblada de
inugeres 6 gente menuda, é dentro en
• •lia cinco ó seys mili hombres de guerra
bien aderescados. Pero como & los espa-
ñoles é su exército avia Dios proveydo du
capitán general , en quien concurrían las
calidades que Cirio , rey de Persia, decía,
« quel officio del príncipe ha de ser sobre-
pujar á los otros de prudencia, consejo,
industria é fatiga, no ociosidad é quietud
é voluptad » (odas estas buónas partes
cabían en la persona de Hernando Cortés:
el qual , como buen soldado y experto ca-
pitán , assi como los enemigos comenca-
ron á defender su cibdad , yba él informa-
do é guiado para entrar por la parte que
mejor entrada tenia ; é ordenadas sus es-
quadras, cómo los nuestros comentaron
á pelear con ferocíssimo ímpetu , los con-
trarios desampararon sus estangias é se
pusieron en huyda. E siguiéronlos de tal
manera é con tanta priessa por toda la
cibdad, que á muchos hicieron salir por
encima de los adarves á mas que de passo
é acogerse á un rio, que por otra parte
la cerca toda, del qual tenían quebradas
las puentes, é por esto se detuvieron algo
en passar; pero con toda essa dificultad
se siguió el alcance bien legua y media: ó
yba tan ensangrentada la vitoria , que es-
caparon muy pocos de aquellos del núnie-
ro ya dicho,, que avian quedado en guar-
da de la cibdad. A la qual tornando Her-
nando Cortés, envió dos indios naturales
della, que estaban pressos, á que hablas-
sen á las personas principales huydos de
la cibdad (porque el señor della se avia
ydo con los de Culua , que estaban allí en
guarnición], para que los higiessen volver
á su cibdad, prometiéndoles de parle del
Rey, nuestro señor, que si leales fuessen,
que demás de ser perdonados de su re-
belión, serian muy bien Iniciados é favo-
recidos. Aprovechó tanto esta amonesta-
ción é seguro, (pie desde á tres dias vi-
nieron personas principales pidiendo per-
don de su yerro é diciendo que uo avian
podido hacer otra cosa ni su voluntad,
i Xenofbute, lib. I.
DC INDIAS. L1B.
porque su señor les mando lo que avian
hecho, é que prometían de ubi adelante,
pues que su señor se avia ydo é los avia
dexado, de déxar ellos á 61 é servir al
Rey de Castilla, nuestro señor, muy bien
(i lealmenle. •
Las leyes pérsicas eran fundadas prin-
cipalmente en do-i cu-as': la primera en
enseñar <i los hombres á obedescer, é la
Begonda en mostrar á los príncipes á man-
dar los subditos: sin dubda Hernando
Corles lovo en esto especial gracia, por-
que como principal capitán sabia mandar
bus exórcjtpe , é á los que nuevamente ve-
nían á la obidiencia toa enseñaba a obe-
descer con balados é palabras dulces, é
con dádiva- é gratificaciones, quando con-
venía. K tan manso é benigno era en la
paz como áspero é resejo punido? de tos
(pie con el cuchillo a\iau de ser corregí-
dos. K assi en este fecho él se dio tan buen
recabdo, que aseguro los fugitivos de tal
manera, que se vinieron á sus casa- é
truxeron sus inugcros é liijos, (pie estaban
derramados en otros lugares é villas de
sus parciales, é mandóles que hablas-cn
ñ los otros alterados ó contrarios, para
que se viniessen al servicio del lley é
amistad de los chripslianos , perdonándo-
les las co-as pas>adas, si ;issi lo hiciessen,
con apeirebiniienlo (pie no lo haciendo, se
les baria cruda guerra. íl assi desde á dos
dias se torno á poblar la cibdad di; Izcu-
can; é los sufragáneos á ella é otros sus
comarcanos vinieron á se ofresrer por vas-
Millos del [ley de Castilla . 6 quedó toda
aquella provincia segura é por confedera-
dos' é amigos con los de Guacachula. É
porque ovo cierta diferencia sobre a quien
pertenescia el señorío de aquella provin-
cia é cibdad dé Izcucan por ausencia del
que se avia ydo á México, non obstante
los diverssos paresceres é contradiciones
é parcialidades entre un hijo bastardo del
XXX1U. CAP, XVI. 3H
señor natural de la tierra, que avia se ydo
muerto por Montecuma é puesto el que á
la sacón era , é cassádole con una sobrina
suya, y entre. un nieto del dicho señor
natural, hijo de su hija legitima, que es-
taba casada con el señor de Guacachula,
¿avian ávido aquel hijo, nieto del dicho
señor natural de Izcucan; se acordó en-
trellos que heredasse el dicho señorío
aquel hijo del señor de Guacachula , que
por legitima huía de los señores de allí le
pertenescia , puesto quel otro fuesse hijo,
que por ser. bastardo no debia ser señor.
V. assi quedó esto, y en pressencia de Cor-
tés obedescíeron á aquel muchacho, (pie
era de edad de diez años : e mando Cortés
que pues no tenia edad para gobernar,
que aquel su tiq bastardo ó otros tres
principales, el uno de la cibdad de Gua-
cachula é los dos de la cibdad de Izcucan,
fuessen gobernadores de la tierra 6 tovies-
sen el muchacho en su poder hasta tanto
que fuesse di; edad para gobernar su Es-
tado.
Aquella cibdad de Izcucan será de has-
ta quatro mili vecinos: la (pial es muy
concertada en sus calles 6 tracto, é hay
en ella cient casas de oratorios ó templos
muy fuertes, con sus torres, las quales
todas se quemaron. Está assentada en un
llano á la halda de un cerro mediano,
donde tiene muy buena fortaleza; é por
la otra partid de hácia el llano está (¿crea-
da de un rio hondo, que passa junto al
muro, y está circuyda de la barranca del
rio, que es muy alta, é sobre la barranca
fecho un pretil, toda la cibdad en torno,
tan alto como un estado, y encima de
aquella cerca estaban muchas piedras
sueltas para su defensa. Tiene un valle
redondo muy fértil, de diverssas fructas
é mucho algodón , y en ninguna parte de
los puertos arriba se hagen, por la grand
frialdad, é allí es tierra abrigada é calien-
i Xenofonte, lib. I.
342
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
te , á causa que está amparada de las sier-
ras circunstantes. Todo aquel valle se rie-
ga por muy buenas acequias , que tienen
tan bien sacadas é concertadas quanto
en parle del mundo se puede hacer.
Allí estovo Hernando Cortés hasta de-
xar muy pacífica y en quietud é muy po-
blada aquella cibdad: en el q'ual tiempo
vinieron allí á se ofrescer por vassallos
del Roy, nuestro señor, los señores de
dos cibdades, la una llamada Guaxocin-
go, é la otra está diez leguas de la de Iz-
cucan , é son fronteras de la tierra de Mé-
xico. É también fueron cnibaxadores de
ocho pueblos de la provincia Coastoaca,
(píos una de quien la historia ha fecho
mención , qu.e la avian visto los españoles
que Cortés envió á buscar oro a la pro-
vincia de Culua, donde y en la de Tama-
rilla , porque está junio á ella , se dixo que
avia muy grandes poblaciones é casas muy
bien obi ndas . de mejor cantería que en
ninguna de aquellas parles se avia visto.
La qual provincia de Coastoaca está qua-
rentá leguas de allí de henean ; é los natu-
rales de los dichos ocho pueblos se ofres-
cieron por vassallos de Céssar, como Rey
de Castilla, édkoron (pie oíros quatro lu-
gares que restaban en la dicha provincia,
vernian muy presto a hacer lo mesmo. É
pidieron perdón á Cortés, porque antes no
avian venido, por temor de los de Culua;
pero quellos nunca avian tomado armas
contra los chripslianos ni avian scydo en
muerte de ningún español, é que siempre,
después que se avian ofrescido al servir
i ni de Su Magostad Cessárea, avian seydo
buenos ('■ leales vassallos suyos en sus vo-
luntades.; pero que no las avian osado
mostrar, de lemor de los de Culua. De
manera que segund Cortés escribió en
aquella sacón dixo que en breve tiempo
pensaba cobrar lo perdido, é tornar a" re-
ducir l.i grana cibdad de Temistitan a la
obidiencia de Céssar, por tuerca de armas
ó por su industria.
De aquellos que fueron presaos en la
cibdad de Guacachula , en especial de
aquel herido, de quien se higo mención de
susso , supo Hernando Cortés muy entera-
mente las cosas de la cibdad de Temisli-
tan , é cómo después ée la muerte de
Montecuma, subcedió en el señorío un her-
mano suyo, señor de la cibdad de Iztapa-
Iapa, que se llamaba Gualimucin: é sub-
cedió en el señorío, porque murió en las
puentes el hijo de Montecuma , que here-
daba el señorio, ó otros dos hijos suyos
que quedaron vivos, el uno era loco ó
mentecapto, y el olro perlático, é inhábiles
por sus enfermedades. É desla causa de-
cía aquel indio , é fue verdad , que avia
heredado aquel hermano de Montecuma,
é también porque era buen capitán é de
mucho esfuerco, y él avia hecho la guer-
ra á los españoles, y era tenido por muy
valiente hombre é de mucha prudencia.
Supo assimesmo Cortés cómo se fortales-
cia en la grand cibdad y cu todas las otras
de su señorio, é que se hacían muchas
percas é cavas é fosados é reparos, é mu-
chos géneros de armas , en especial lan-
gas luengas, como picas, para los caballos,
6 ya se avian visto algunas dolías con que
pelearon los indios en la provincia de Te-
poaca , y en los ranchos é apossenlos, que
la gente de Culua tovieron en Guacachula,
se hallaron muchas dolías.
' Después que de lodo lo que pudo fué
bien informado Corles, envió á esta Isla
Española ó á las otras que están en esta
mar pobladas de chripslianos, por caballos
6 gente para su socorro , é por pertrechos
é armas, é otras cosas tocantes á la guer-
ra , con pensamiento do pugnar en redu-
cir á Temistitan al estado en que ya él tu-
vo aquella cibdad por Su Magostad. L (lió
órden cómo se hiciessen lre(:e berganti-
nes para entrar por la lagaña, ó so llevas-
sen por tierra en piceas ó quadernás^ ó á
la lengua del agua se ligassen, (piando
conviniesse : ó hico huccr clavacon é to-
DE INDIAS. LID.
do lo que fué nescessario para ellos.
En este tiempo supo Cortés cómo a la
villa de la Veracruz avia llegado una cara-
vela pequeña con hasta trevnta hombres,
la qual yba en busca de la gente que
Francisco de Caray avia llevado á aque-
llas parles ; é llevaba tanta nescessidad
aquel navio, que si allí no fuera socorrido,
morieran de sed é hambre :*é súpose de
■aquellos cómo avian allegado al rio de
Panuco, y estado en el trevnta días sur-
gidos, é no vieron gente en el rio ni en
la tierra , de que se creyó que á causa de
lo subcedído, se avia despoblado aquella
tierra. K también diveron los dr aquella
caravela que Irás ellos avian de yr otros
dos navios del dicho Francisco de Caray
con gente é caballos, 6 que creían que
serian ya passados la costa abato; é por-
que no les acacsf iesse otro semejante da-
ño, como intervino á los primeros, prove-
yeron de enviar desde la villa de la Vera-
cruz la meama caravela á buscarlos, 6 que
. se viniessen á la Veracruz , é que los es-
perasse allí aquel capitán, ([tic envió Fran-
cisco de Caray primero.
Kn esta mesma sacón aquel (iualimucin,
que se dixo que sabeedió en el señorío á
Montecuma, proveyó por todo su señorío
ó hico saber á lodo- SOS va-sallos que les
hacia gracia por un año de lodos los ser-
vicios é. tributo-; que eran obligados á le
hacer, con tanto que por todas las mane-
ras 6 vías que pudiessen , fuesse hecha
cruel guerra á lodos los chripstianos hasta
los matar ó echar de toda la tierra ; é que
assimesmo la hiciessen á lodos los natu-
rales que fuessej amigos 6 confederados
XXXIII. CAP. XVI. 343
suyos de los dichos chripstianos. Y estos
confederados con los nuestros cada dia
pedían socorro á Corles de muchas partes
contra los de Culua , porque les hacían
guerra á causa de sii alianca é amistad, y
él no podía socorrer á todas parles, como
quisiera, por la falla de gente española:
(jue eran pocos los nuestros.
Kn esta relación dice Cortés que por la
mucha similitud que aquella tierra tiene
con Kspaña, assi en fertilidad como en su
grandeca , y en la templanca é fríos quo
en ella hacen, y en olías muchas cosa3
le parescia , que se debía nombrar la Sue-
va España del mar Océano; é assi en nom-
ine de Su Mage-tad le puso este nombre,
é suplicó al Emperador lo oviesse por
bien é lo aprobasse, é assí se hico. Non
obstante que lo uno de lo Otro es muy di-
ferente en sus climas é alturas, porque la
parle más septentrional de la Nueva lis-
paña en el rio Panuco, por cerca del qual
passa Ó junto á él la línia del trópico de
cáncer, que está en veinte y tres grados
y medio desta parte de la línia equino-
cial. c la parle que K-paña liene mas me-
ridional es el estrecho de Gibraltar, y ese
está en treynta y seys grados desta parte
de la línia del Kquinocio; assi que es muy
grande la diferencia, que son doce gra-
dos y medio de Norte á Sur. allende de
las muchas leguas é camino longuissiino
que hay del Leste al Hueste. Pero baste
que la voluntad de Üéssar fué que assi se
llamare la Nueva Kspaña, en los quales
reynos se incluyen muchas 6 grandes pro-
vincias, que la historia ha memorado é las
que adelante se nombrarán.
344
hiStoria general y natural
CAPITULO XVII.
Desde el qual tracta la historia el subcesso de la conquista de la Nueva España, c la recuperación de la
grand cibdad de Temislilan *, é oirás cosas anexas al verdadero discurso de la relación é tercera caria que
al Emperador Rey, nuestro señor, Corles le envió , dándole cuenta é racon de lo subcedido después de to-
do lo ques dicho hasta fin del capitulo precedente. '
Uno de aquellos navios que se espera-
ban del adelantado Francisco de Garay,
de quien avia dado noticia el navio que
se dixo eq el capítulo de susso, llegó al
puerto de la villa de la Yeracruz , en el
qual venia un capitán con hasta cien-
to é veynte hombres; é allí se informó
como los del adelantado Francisco de Ga-
ray , que antes avian ydo , avian seydo
desbaratados, é hablaron con el capitán
que se halló en el desbarato , é Ies certi-
ficó que si yban al rio del Panuco, resci-
birian mucho daño de los indios. Y estan-
do assi en el dicho puerto con determina-
ción de yrse al rio , se levantó un temporal
é viento tan rescio y súbito, que hico á la
nao salirse de allí quebradas las amarras,
ó fué á tomar puerto doce leguas la costa
arriba, en un puerto que se dice Sanct
Johan, é saltó toda la gente en tierra, 6
sacaron siete ú ocho caballos é otras tan-
tas yeguas que traían, é dieron con la nao
al través en la costa , porque hacia mucha
agua. E como esto fué fecho saber al ca-
pitán Hernando Cortés, díó muchas gra-
cias á Dios, porque paresia que de su
poder absoluto le comencaba á yr el so-
corro: é luego escribió al capitán de aque-
lla gente, haciéndole saber ó mostrando
por su letra que le avia pessado de lo sub-
cedido, é quél enviaba a decir a su te-
niente de la villa de la Yeracruz que al
dicho capitán é a la gente que llevaba li s
hic/iessc buen acogimiento é les diesse to-
do lo que oviesse menester, é que le dí-
• En cilc silio suprimió Oviedo algunas eláiutl-
subu, que por no ser «le grande ¡Hieren para la hit-
xessen á él é á ellos que viessen lo que
determinaban , é que si todos ó algunos
dellos quisiessen volver á las islas con los
navios que allí estaban, que se les diesse
licencia é fuessen despachados a su pla-
cer : y el dicho capitán é los que con el
vinieron determinaron de se quedar é yr
adonde Cortés estaba , y él los acogió ó
rescibió muy bien. É del otro navio que
con este esperaban no sabian cosa algu-
na , antes se temia que era perdido.
Y estando Hernando Cortés para se partir
de aquella provincia de Tepeaca, supo có-
mo los de las provincias dcCecatamí éXar
lacingo , que son subjetas al señor de Te-
mistitan, estaban rebelados: é como aque-
llo es el camino de la villa de la Yeracruz
para Tepeaca, avian muerto algunos espa-
ñoles, é los naturales aleados estaban de
mal propóssito; é por asegurar este cami-
no é castigar los malhechores, si no qui-
siessen la paz, envió Cortés un capitán
con veynte de caballo é doscientos peo-
nes ó con gente de los amigos: y# encar-
góle é mandóle de parte de Su Magestad
que requiriesse á los naturales de aque-
llas provincias que viniessen a la obidion-
ria é servicio del Rey, como primero lo
avian hecho, é que con toda templanca se
oviesse con ellos, si qu^iesson la paz , ó
si no, que se Ies hic'iesse la guerra; é que
fecha é allanadas aquellas dos provincias,
se volviesse con toda la gente á la cibdad
de Tascalteca, adonde Cortés les estaría
esperando. E assi se partió este capitán
loria, no trasladamos d la présenle nota.
DE INDIAS. LUI. XXXIII. CAP: Mil.
entrante el mes do di'.-u-mhn! del uño do
mili 6. quinientos y vcyntc para aquellas,
provincias , que eslán veyntc leguas do
Tepeaca; é mediado aquel mes se- partió
Cortés de la villa de Segura de la Fronte-
ra, ques ea la dicha provincia de Tepea-
ca , é dexó en ella un capitán con sessenla
tiouiluvs, porque lo* naturales de allí so
lo rogaron rnuclro, y envió toda la gente
de pie á la rilnl.nl de rascadera, adonde
se hacían los bergantines, que está de
l'opeaca nueve ó diez leguas. E Cortés con
ve\ ule de-caballo lite -aquel (lia á dormir á
la cibdad de Chulula . |x>rquo los natura-
lesdella lo dessealian, porque á oaílsa de la
enfennedad de la- viruelas i que tainliien
coinprehendio á los de aquellas tierras, co-
mo á los de estas nuestras i-las), eran
muertos muchos señores de allí, é que-
rían que por mano de Cortés é con su pa-
rosorr se pnsiessen otros en Uignr de I03
defunctOS. É llegado, fue muy bienrescc-
liido, é dio conclu-ion é contenlaniienlo
en este negocio á placer de todos, é dió-
les á entender cuino su camino era para
yr á entrar de guerra en las provincias
de México é TémistHan : é rogóles que
pues eran vassallOS de Céssar, é COmO la-
Ies avian de conservar el amistad con los
clnipslianas, e los chripstíanos con ellos
hasta la muerte, que para el tiempo con-
viniente nypdassen con gente, é que los
«^pañoles que Cortes enviasse á su tierra,
fuessen é volviessen por ella seguros, c
fuessen Líen tractados como amigos, co-
mo lo (Man obligados á lo hacer; é assi lo
prometieron. E desde á dos ó tres días so
partió Cortés é tornó á Tascalteca, que
está seys leguas de allí, donde estaban
juntos lodos los españoles é los de la cib-
dad , é se regocijaron los unos é los otros
con su venida. El siguiente día que llegó,
los señores de la cibdad é provincia le
fueron á hablar c decirle cómo Maxisca-
Qin, que era el señor principal de todos
ellos, avia fallescido de aquella enferme-
TÓMO III.
dad de las viruelas ; é (pie pues aviasev-
do grande y -especial amigo do Hernando
Cortés, é avia dexado un hijo de hasta
doce- ó trece años, é que á aquel pcrle-
nescia el estado é señorío de la casa del
padre , que le rogaban que como á tal he-
redero se lo diesse: é assi lo hico, é lo
aprobó por tal señor, en nombro de Su
Magostad, de lo qual todos quedaron muy
contentos é alegres.
(guando á aquella cibdad llego Corles,
hallo que los maestros é carpinteros de
los bergantines so daban mucha priessa
en hacer la vigacton é tablacon para ellos,
o tenían hecho harta parte; é luego se
envió á la villa de la Veracruz |ior la cla-
varon ó jarcia é velas é cosas nescessa-
rias para ellos, é proveyóse cómo se hi-
ciesse pez en una sierra cerca de allí, pa-
ra que ninguna cosa faltass© é lodo eslo-
viosse aparejado al tiempo que Cortés
esloviesse en las provincias do México é
Temistítan . enviando por ellos desde allá,
que serán diez ó doce leguas hasta la cib-
dad de Tascalteca. E dos dias antes de
Navidad volvió con la genio de pié é do
caballo aquel capitán que avia ydo á la-%
provincias doCacatamió Xalacingo,é aun-
que algunos naturales dolías avian [¡olea-
do con los españoles que allá fueron, al
cabo por fuerza, é mejor diciendo por
voluntad de l)ins% \inioron de paz ó tru-
xoron algunos señores do aquellas pro-
vincias: los (piales, no embargante su
culpa é alzamiento é muertes de chrips-
tíanos, porque prometieron ser buenos é
leales de ahí adelante, fueron perdona-
dos, Ó Cortés los envió á su tierra muy
contentos. E desla manera se concluyó
aquella guerra , en que Dios y el Rey fue-
ron muy servidos con la pacificación di; -
los naturales de allí , para seguridad do
los españoles, quo avian de yr é véniré
cursar por las dichas provincias, passando
á la villa de la Veracruz.
El segundo dia de pasqua de Navidad
44
340
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
hico reseña ó alarde Hernando Cortés en
la cibdad de Tascaltcca, é hallóse con
qnarenta de á caballo é quinientos é gin-
qüenta peones , los ochenta dellos balles-
teros y escopeteros , é ocho ó nueve tiros
de campo pequeños, é con menos pólvo-
ra que ovieran de menester; é hico de
los de caballo quatro quadrillas de diez
caballos cada una, y hecha la reseña, é
uno por uno visitados, con mucho placer
ó con buenas palabras, é gentil é alegre
semblante, el capitán general Ies hico un
razonamiento de aquesta manera : «Cava-
lleros é hidalgos é' amigos": excusado es
que gastemos tiempo en palabras, pues que
soys españoles, é tan amigos y experi-
mentados de las obras , assi naturalmen-
te por la gracia especial que Dios, Nues-
tro Señor, puso en nuestra nación de Es-
paña , como por la libertad y esfuerco
particular de vuestras personas. Ya, se-
ma-es, sabeys ó. os es manifiesto cómo
vosotros ó yo, por servir al Emperador
Rey, nuestro señor, assentamos ó pobla-
mos en esta tierra, é los naturales della
se dieron por vassallos de Su Magostad,
<é como tales perseveraron en su real ser-
virio algún tiempo, resci hiendo buenas
ulnas di' nosotros é nosotros dellos, has-
ta que sin causa los naturales de Culua
(que son los de la grand cibdad de Temis-
titao, 6 los tío todas las otras provincias
A ella subjelas) no solamente se rebela-
ron contra Su Magestad é se apartaron de
la plevtesia.é obidiencia que debían, mas
aun mataron muchos chripstianos, deudos
é amigos nuestros 6 de nuestra nación,
que en servició" de Céssar en nuestra com-
pañía, sirviéndole, militaban; é nos echa-
ron fuera de toda su tierra con mano ar-
mada, persiguiéndonos todo lo que pu-
dieron por nos malar á lodos los que de
su trayeion 6 crueldad escapamos, con
tanto traba XO como visteys é padescisteys
vosotros c yo. E por tanto es racon que
os acorde yá de tan grande é señalada in-
juria , é mireys quánto conviene al servi-
cio de Dios é de Su Magestad , é de la co-
rona ó ceptro real de Castilla , é á nuestro
proprio honor é. vidas é reputación, que
por nuestra espada propria se torne á co-
brar lo que perdimos, pues que para ello
hay de nuestra parto muy justas é peren-
torias causas é racones: lo uno peleare-
mos en aumento do nuestra sagrada ó
sancta fée cathólica contra gente bárbara
é infiel , sirviendo á Dios é á nuestro so-
berano Rey é señor; lo segundo asegu-
rarse han nuestras personas ; é lo otro ter-
nemos en nuestra ayuda muchos indios
naturales destas partes, que son nuestros
amigos c confederados, ó que son enemi-
gos de largo tiempo de nuestros advers-
sarios , ques mucha parte para el funda-
mento y esperanca de la victoria. É para
que nuestros amigos estén confiados de-
lla, ruégoos, señores é amigos é compa-
ñeros mios, que os alegreys é useys de
vuestro esfuerco natural é acostumbrado,
para poner en efetto esta sancta guerra.
É poique yo he fecho é ordenado ciertas
ordenanzas para la buena órden y exer-
eicio y execucion dcsta empressa , oydlas
é complidlas, pues todas ellas son justas
é convinientes á todos nosotros, é tan nes-
cessarias quanto por ellas vereys. »
E conmucho silencio é atención estando
todos, un pregonero en alta voz las pregonó
públicamente; é acabado el pregón, Her-
nando Cortés replicó, añadiendo á lo que
se contenía en aquellos capítulos , que les
rogaba (pie guardassen é compliessen todo
lo que se les avia notificado en aquel pre-
gón ; é assi se lo mandó de parte del Em-
perador, nuestro señor, só las penas en
que incurren los inobidientes a la órden
militar. E todos unánimes prometieron de
lo guardar é complir de buena voluntad,
6 de no se apartar dello, poniendo las vi.
das en servicio de Dios é de Céssar hasta
cobrar lo perdido 6 vendar tan grand tray-
eion é injurias como avian rescebido do
DK INDIAS. I.llt. XXXIII. CAP. XVII.
317
los de Temistitan 6 sus aliados. Y el ca-
pitán Hernando Corles se lo agradeció é
(uvo en servicio do parle del Emperador,
nuestro señor, é de la suya les dio las
gracias con mucho placer, como pruden-
te caudillo; é con esto se passó aquel día,
que fué cosa mucho de ver, assi consido-
rando la voluntad e ohra que los españo-
les en eslo mostraron, como en ver el
exércjto lucido de los amigos confedera-
dos, que ya eran de mucho número, é
mus dispuesta é lucida é ataviada gente
á su costumbre , con hermosas rodelas,
giiarnesoidas de oro muchas dolías, é muy
lindóse ricos penachos, é muchas joya*
de Oro é plata sobre sus personas , y en
las astas é guarniciones de sus armas.
CAPITULO XVIII:
En que »e Irada lo que Hernando Cortas dcxó proveydo para la difinii,ion de los bergantines, que se haeian
para comhalir por la laguna la grand ciudad de Temistilpn ; i cómo se partió contra ella c los de (Juina *; á
de la victoria que ovieron contra los de la ciudad de Izlapalapa , que fué un Techo muy notable, <i glorioso
principio para esperar el tita victorioso, que dcsla guerra adelante se consiguió.
B )<i- diaa después de la Natividad de
nuestro Kedoinplor. que fue señaladaineu-
le dia del glorioso Sanet Johan Kvangolis-
t.i , hieo el capitán Hernando Cortés lla-
mar á lodos los señores de la provincia
de Taseallcca, é juntados, les di\o que ya
sabían cómo él se avia de partir otro día
para entrar en la tierra de los" enemigos,
e que la cihdad de Temistitan no se podía
ganar sin los bergantines que otaban ha-
ciendo: por lanío los rogaba (pie á los
maestros dellos o á los españoles que allí
doxaba, los diossen lo que oviessen me-
nester, é les hiciessen el buen traelamien-
to (pie siempre los avian hecho . é que es.
toviessen aparejados para (piando el des-
de la cihdad de Thesayeo, ~¡ Dios |e díesse
victoria, onviasso por la ligaron o tabla*
c;on é otros aparejos de los dichos ber-
gantines, pues que en ello servirían mu-
cho á Céssar, y él los quedaría de su parle
muy obligado en ello. Y ellos le prome-
tieron que assi lo liarían, é que también
querían que desde luego fuesse gente de
guerra suya á acompañar á Cortés ó Ser*
vir al Emperador; é que para quando los
* En el original se lee , aunque lachado de ma-
no del autor: «E cómo passú el puerlo fie Thesmo-
Inca oonmucha dificultad , é de lo que intervino :i
herganfinea fuessen, todos yrian con toda
quanta gente oviesse en su tierra , por-
que querían morir donde él muiiesse, ó
vengarse de los de Culua, sus capitales é
antiguos enemigos. E Otro dia siguiente,
que se contaron vcynle y ocho dias de
diciembre, dia de los [nocentes, se par-
lio de allí el exórcito de los chripstianos
con toda la genio o mucha orden, o fue-
ron á dormir soys leguas de Tascalleca,
en una población que se dice Tcsmoluca,
ipies en la provincia do GtiaX.O£ÍDgO, los
naturales*de la qual tenían é tovieron
siempre la nicsma amistad é confedera-
ción é buena é leal amícjeia que los de
rascalteca ¡ é allí repossaron aquella no-
che. Pues como Hernando Corles a\ ¡a sa-
bido que los de las provincias de México
é Temistitan aparejaban muchas armas
e defensas do cavas o alhamidas é mer-
cas para ta resistencia de la entrada de
los españoles, é los contrarios sabian que
Hernando Cortés é su gente tenían volun-
tad de revolver sobrellos, avia Cortés
considerado todo esto, é no ynorando
quán mañosos eran los adverssarios , (•
los españoles ó su capitán general en la cihdad de
Thesayco, que está á M'j's leguas de Temisiilau por
la laguna», ele.
348
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
desvelándose, congect arando por dónde
podría entrar para tomar con algún des-
cuydo al enemigo, el qual tenia noticia
que los chripstianos sabian tres caminos ó
entradas para poder dar en su tierra ; por
tanto acordó Cortés entrar por la via de
Tesmoluca , porque es el puerto más agrio
y entrada más dificultosa que las otras , é
creía que por allí no hallaría mucha re-
sistencia , ni los enemigos estarían tan so-
bre aviso por la dispusieron natural é ás-
pera de la tierra en aquella- parte.
Otro dia después de los Inocentes,
áviendo óydo missa este carbólico exér-
(ito, se encomendaron todos á Dios, é
partieron de la dicha población de Tes-
moluca, é Cortés tomó la delantera con
diez de caballo é sessenta peones ligeros
y escogidos hombres é diestros en la guer-
ra, é comentaron á seguir el camino, el
puerto arriba , con toda la orden ó con-
cierto qué les fué posible; é fueron á dor-
mir á quatro leguas de la dicha pobla-
ción en las cumbres del puerto, que era
ya término de los de Culua ; é aunque
hacia grandíssimo frió en él , como avia
mucha leña, si- remediaron aquella noche.
Otro dia . domingo por la mañana , pro-
siguieron su camino por lo llano del puer-
to, é Cortés envió quatro de á caballo é
otros tantos peones sueltos para dcscobrir
la tierra: é siguiendo su viage comenta-
ron de Laxar el puerto, é los de á caba-
llo yban delante, é luego los ballesteros
y escopeteros, é Irás essos en su órden
la. otra gente, porque siempre se sospe-
chó (pie los contrarios avian de salir á los
rescibir al camino en alguna celada ó mal
passo. É cómo los .quatro de caballo é
qualro peones siguieron su camino, ha-
lláronle cerrado de árboles c rama corta-
dos, é atravessados en el mu\ grandes é
imicssos pinos é acipreses, que parescia
que estonces se acababan do cortar; é
creyendo qucl camino adelante no estaría
de aquella manera ocupado, prosiguieron
por é] , é quanto más yban, más gerrado
estaba de la manera ques dicho. E cómo
por todo el puerto avia espesas arboledas
c matas grandes, con mucho trabaxo é
dificultad passaban aquel estorbo , é no
sin grand temor, sospechando que trás
cada árbol estaban los enemigos, porque
avia mucho aparejo para ser allí desbara-
tados los nuestros, porque la espesura de
los grandes árboles no diera lugar á se
aprovechar de los caballos. É assi aumen-
tándoseles el temor é multiplicándose el
impedimento ques dicho, contrastando á
todo la propria vergüenza y esfuerco na-
tural de los españoles, é de su 'exército ó
diestro capitán, passaron grand parte de
aquélla maloca que los impedia, quando
uno de los quatro de á caballo delanteros
dixo á los otros: «Hermanos, no passe-
mos más adelante, si os paresco, é será
bien decir al capitán el estorbo é peligro
que hallamos tan grande, en que todos es-
tamos, por no nos poder aprovechar de
I >s caballos: é si no os paresce que se
debe hacer como lo digo, vamos adelan-
te, que ofresoida tengo mi vida á la muer-
te tan bien, como todos, hasta dar fin á
e -la jornada. » Los otros respondieron que
buen consejo era el suyo; pero que no les
parescia (pie débian volver al capitán has-
la ver alguna gente de los enemigos, ó
saber qué tanto turaba aquel empacho y
embaraco del camino. É assi passaron
adelante, é como vieron que turaba mu-
cho, detuviéronse., é con uno de los peo-
ne- hiriéronle saber á Corles la dispusi-
rinii mala,' (pie hallaban para proceder
adelanto. E cómo Corles llevaba la a van-
guarda con la gente de á caballo, dixo
(pie no era posible quel estorbo del cami-
no hi aquel impedimento lurasse mucho,
e prosiguió por aquellos malos passos, y
envió á mandar á los de la retroguarda
que se diessen mucha priessa é que no to-
viessen Temor, que presto saldrían á lo
rasso. E cómo alcanzó á los quáffn do á
de indias; mi», w.mii. cap. xviii.
349
caballo siguió adelante, avoque cou mu-
cho trabara é incon viniente; é desde a
media legua plugo á Dios que'baxaron á
lo raso, é detúvose allí Cortés, esperando
la gente. 1Í cómo allí se vieron , dieron
muchas gracias á Nuestro Señor por ello;
porque en la verdad estaba tal el camino
que avian passado, que era para espan-
tar é no se creer (pie hombres lo pudie-
sen andar sueltos, quanlo más con los
caballos y en tan breve tiempo, lo que en
mucho avian ataxado ¡numerables indios
para su seguridad.
I>e-de allí se comentaron á ver las pro-
vincias de Qféxico. é remistitaDj qué están
en las lagunas y en torno dcllag : mas aun-
que holgaron mucho de las ver, era con
mucha tris leca mezclada con esse goco,
acordándose del daño p;issado que avían
en aquellas lagunas e prowncias rescebi-
do ; y entre estos extremos de placer é
dolor se juntó una y ra é desseo de la ven-
ganza , de tal manera , que deslas tres
ocasiones prometieron lodos de no volver
atrás ni salir de aquellas provincias >iu
victoria, ó perder en ellas las vidas. K con
esta delcrminacion juntada la esperanca
de) premio é de ser ricos en breve tiem-
po, yban tan confiados Ó alegres, é tan
denodados é contentos, como .-i ya ovie-
ran conseguido la victoria é no les quedá-
ra más de hacer de gomarse con ella. Pero
essa no se pudo picanear sin sangre é
muelles, e laníos Irabaxos é l.in excesi-
vos, como la historia lo dirá;-porque como
los enemigos ovieron sentimiento de los
españoles, comentaron en el instante á-
hacer muchas é grandes ahumadas por lu-
da la tierra , apellidándose , é uniendo sus
amigos 6 parciales, é dando mucha grita
á los chripstiauos desde unas estancias é .
poblaciones, que estaban, aunque peque-
ñas, no muy lesos, para que sejuntassen
('■ defendiessen ciertas puenles é malos
passos que por allí avia. Pero los españo-
les se dieron tanta priess'a, que sin que
los enemigos toviessen tiempo de se jun-
tar, baxarbn en todo lo llano: é siguiendo
su camino, se les pusieron delante ciertos
esquadrones de indios , contra los quales
mandó Hernando Cortés que se pusiessen
quince de caballo e rompiessen por ellos,
é assi lo hicieron. por(|iie el temor que
avian á los caballos era muy grande, é
alancearon é mataron algunos^ é sin peli-
gro se recogieron ¡i su ordenanza , é ca-
minaron para la cibdad de Thesayco, ques
una de las mayores é más hermosa repú-
blica de aquellas partes. K como la gente
de á pié yba cansada, acordaron de repo-
sar en una población, (pie se dice Counle-
peque, (¡lies de la jurisdicion de Thesavco
e é tres leguas della; é halláronla despo-
blada, é sospechó Cortés é su gente que
como aquella cibdad é su provincia (lla-
' inada Aculuacaii)«es muy grande, é so
creia que en essa sacón avia en día cien-
to é cinqüenta mili hombres, que quisie-
ran dar sobre los nuestros: é por este te-
mor el mesmo capitán Hernando (lories
con diez de caballo COmcncó e lomo la ve-
la é ronda de la prima , é mandó estar
aperci bida loda la gente. \i olio dia lunes
ultimo ile diciembre prosiguió su camino
con la orden acostumbrada, ó á un (piarlo
de legua de aquella población de (loaule-
peque salieron al camino quatro hombres
indios principales con una bandera de oro
cu una vara (la qual bandera era una
plam ha ó lamina de oro puro é lino, que
pessaba quatro marcos de oro) é por ella
daban á entender que venían de paz, la
Oual era bien desseada de los chripstia-
uos. porque eran pocos é tan apartados de
socorro é niel idos en las Cuereas de los
enemigos. Cómo Cortés vidp á estos qua-
tro indios, coriosrióal uno dellos é mandó
que se detuviessen los chripstianós, é lle-
go á hablar á los indios, y ellos le dixe-
ron «pie venían de parte del señor de
aquella cibdad B™C'Píl!i fluc se dice Gua.
nncacin , c que de su parte le rogaba que
350
HISTORIA GENEBAL Y NATURAL
en su tierra no consíntiesse hacer daño
alguno; porque de los daños é cosas pas-
sadas no tenian culpa sino los de Temisli-
tan é no ellos , é que querían ser vassallos
de Su Magostad é amigos de los chripstia-
nos , é que guardarían é conservarían la
amistad inviolablemente , é que se fuessen
a la cibdad , é que en sus obras conosce-
rian su bi]pn desseo é lo que tenian en
ellos.
Cortés les respondió graciosamente,
dándoles gracias é ofresgiéndoles todo
buen tractamicnto , é les dixo que pues
se excusaban de la guerra que le avian
dado en Temistitan, que bien sabían que
cinco ó seys leguas de allí de la cibdad
de Thesayco en ciertas poblaciones á ella
subjetas le avian muerto la otra vez cinco
de caballo, é quarenta y ginco peones , é
más de doscientos indios de Tascalteca car-
gados, é les avían tomado mucha plata é
oro é ropa é otras cosas; é por tanto, pues
que esta culpa tenia mala respuesta ó
no la avia por ellos que buena fuesse!
que le tornassen lo que le avian tomado,
6 aunque eran dignos de muerte por ello,
él avria por bien la paz , pues le convida-
ban con ella, é no de otra manera. A esto
respondieron que todo lo que allí se avia
tomado lo avian llevado el señor é. los más
principales de Temistitan; pero quellos
buscarían todo lo que pudiessen, é lo que
hallassen, se lo darían. E preguntaron al
capitán si aquel día yria á la cibdad ó sí
se apossentaria en una de dos poblacio-
nes, que son como arrabales de la dicha
cibdad, iasquales se dicen Coanlinchan é
Guaxula, que están á legua y media do-
lía, é siempre vá lodo aquel espacio po-
blado, lo qual ellos desseaban por lo que
adelante subgedió. Cortés les respondió
que DO se de detener hasta llegar á
la cibdad de Tezcuco, y ellos replica-
ion que fuesse en hora buena , é que se
querían yr adelante á le aderosgar el
apossento para él é los españoles: é a<si
so fueron. É llegando á essas dos pobla-
ciones, salieron algunos principales á dar
de comer á los nuestros, é á medio día
llegaron al cuerpo de la cibdad, donde los
avian de apossentar en una casa grande
que avia seydo de su padre de Guana-
cagin, señor de la cibdad. É antes que
se apossentassen , estando los chripstianos
juntos , higo Cortés pregonar que só pena
de muerte ninguna persona, sin expresa
ligengia suya , saliesse do la dicha casa,
en la qual , aunque fuera doblado el nú-
mero de los españoles, se podían bien
apossentar. Esto se higo, porque los natu-
rales se asegurassen y estoviessen en sus
casas, é porque le paresgió á Cortés que
no se veía la décima parte de la genle que
solia aver en aquella cibdad, ni tampoco
paresgian mugeres ni niños , que era se-
ñal de gente desasosegada é apergebída.
El dia que allí llegó el exérgito nuestro
fué víspera de año nuevo, é pensando
que de temor los indios no paresgian, avia
algún descuydo en los españoles, é aque-
lla tarde dos compañeros se subieron á
ciertas agoteas altas, de donde vieron que
los indios desamparaban la cibdad é con
sus haciendas se yban á meter en la la-
guna en sus canoas, que ellos llamaban
acales, é otros se yban á las sierras; é
aunque se proveyó en les estorbar la y da,
como ya era tarde é sobrevino la noche,
no se pudo excusar su fuga, 6 assi el se-
ñor de la cibdad é los señores dolía se
fueron á Temistitan, que está de allí pol-
la laguna seys leguas, é llevaron consigo
quanto tenian. Assi que, por hacer á su sal-
vo lo ques dicho, avian salido primero con
bu falsa embazada los quatro mensajeros
de la bandera de oro, la qual quedó en
poder de Cortés como en señal de verdad.
De tales banderas creo yo /pie pocas
historias hacen mención . é aun allí fué
cosa nueva, sino que por ardid, é por
dar á los chripstianos esperanca de Min-
cha riqiieca é sosegarlos, lomaron este
de Indias, lib. Xxxiji. i ai», x mu.
351
medio para lo» contentar con su mentira.
lia esta c ilul.itl repossó Cortés é bu gen-
te tres (lias sin avcr recuentro alguno,
porque ni lo> indios osaban venir ni aco-
mete* á los cliripstianos , ni ellos coraban
de salir lexos á los Iniscar. pon|iie el lin
de Hernando Corles era. hacer con la paz
todo lo que se pudiesse para se excusar
la guerra, li á caito de aquellos tres dias
vinieron á le hablar el señor de Coauti-
chan é Cuaxula y el de Autengo, que son
lees poblaciones bien irlandés, y están,
como es dicho, incorporadas é juntas con
la cibdad de Thesayco, 6 pidiéronle con
lágrimas que los perdonaste , poi que se
avian ausentada de su tierra, é que en lo
demás ellos no avian peleado con el . á lo
menos por su voluntad, é prometían de
hacer de ahi adelante lo que en nombre
de Su Majestad les l'uesse mandado. (Cor-
tés les respondió con las lenguas que bien
sabían el buen tractamiento que en él
avian hallado, é que si su tierra avian de-
xado, que su desasosiego propria culpa
dellos era é no del ni de los españoles; é
ipie [mes prometían de ser sus amigos,
que se asogurassen e se tornassen á sus
casas con sus inugeres é hijos, é como
ellos hiciessen las obras, assi hallarían el
buen tractamiento: 6 assi se fueron algo
tristes.
Quando en estas historias >e dixere Cu-
lua, háse de entender (pie esta palabra so-
la comprehende todas las tres provincias
Btibjetas á Temistilan.
Pues cómo el señor de Temistilan é
México 6- todos los demás señores de
Culua supieron que aquellos de ias po-
blaciones ya dichas se avian ydo á ofres-
* Debe notarse aquí , para conocimiento de los
lectores , que Oviedo escribió con suma variedad
to dos estos nombres de ciudades y provincias, prue-
ba clara de que fiados solo á la memoria de los pri-
meros conquistadores , no avian llegado a fijar-
se , como después sucede. Asi vemos que escri-
be con frecuencia Colua y Culua ; Temixtitan y
Temistilan ; Tasealteoá , Tascullecle y Tascaltc-
cer por amigos de Cortés é por vassa-
llos de la corona real de Castilla, enviá-
ronles á decir que lo avian hecho muy mal;
porque si de temor era, que bien sabían
quellos eran muchos é tenían tanto poder,
que assi á los españoles como á los do
Tascalteca ', los podían fácilnientemataren
breve tiempo; e que si por no dexar sus
tierras lo avian hecho, que las dexassen
é se fuessen á Temistilan, é allá les da-
rían mejores casas é poblaciones; donde,
viviessen.
■ Aquellos señores de Coanlichan é Gua-
xula tomaron á los que les llevaron el
mensaje ques dicho, é atáronlos é llevá-
ronlos á Cortés: e luego confessaron que
avian ydo de parte de los señores de Te-
mistilan, pero ipie avia seydo para les
decir que fuessen allá para como terce-
ros, pues eran amigos de los chripstia-
nos, entender en las paces entre Cortés y
ellos para que la guerra se excusasse ; é
los de Guaxuta é Coantichan dixeron que
no era assi, é que los de .México ó Temis-
titan no querían sino guerra. Cortés disi-
muló, mostrando que daba crédito á los
mensajeros, porque desseaba con maña
Irajer á su amistad á los de Temistilan,
porque delta pendia la paz é la guerra, é
lo que aquella gi and cibdad hiciesse avian
de querer é hacer todas las otras provin-
cias que estaban aleadas; é por esto man-
do desatar aquellos mensajeros, 6 díxo-
les que no temiessen, é quél los quería
tornar á enviar á Temistilan, é rogóles
que díxessen á los señores quél no queria
guerra con ellos, aunque tenia racon do
se la hacer, é que fuessen amigos como
antes lo avian seydo , pues que los prin-
cal; Thesmoluca, Tezmoluea y Tesmoluca , etc. Es-
ta misma ¡ncerlidumbre se advierte en los nom-
bres propios de personas. Al lijarlos en la presente
edición, nos hemos atenido á la regla adoptada por
nosotros respecto de la ortografía, respetando asi,
en cuanto es lícito, la índole especial de la del cro-
nista. Ha decidido por tanto el mayor número de
egemplos.
3o¿
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
cipales movedores de la guerra passada
contra él eran ya muertos, é que lo pas-
sado fuesse passado , é no diessen causa
á que les destruyesse la tierra é sus ciu-
dades , que le pessaba mucho de su daño
é lo quería excusar, si ellos lo quisicssen
conoscer. É con esta embaxada se fueron
los mensajeros, é prometieron de tornar
con la respuesta , c los señores de Coan-
tichan é Guaxuta y Hernando Cortés , por
esta buena obra , mas amigos é confede-
rados; y él les perdonó, en nombre de Su
Magestad, los yerros passados, del qual
perdón se siguió mucho contentamiento
en ellos.
É después que en Thesayco estovo nues-
tro campo siete ú ocho dias, fortalescién-
dose Cortés en su apossento , é viendo que
los indios no yban contra él, salió de la
cibdad con doscientos españoles, en que
avia diez y ocho de caballo é trcynta ba-
llesteros é diez escopeteros, é llevó con-
sigo otros quatro mili indios de los ami-
gos confederados , é fué por la costa de
la laguna hasta una cibdad que se díge
Iztapalapa, que está por el agua á dos le-
guas de la grand cibdad de Temistilan é
a seys de la de Thesayco: la qual cibdad
es de hasta diez mili vecinos, é la mitad
della é aun las dos tercias partes puestas
en el agua ; y el señor della era hermano
de Montccuma, al qual los indios después
de su muerte avian aleado por señor , é
aqueste fué el principal que avia fecho la
guerra passada y echado los españoles
fuera de México. E assi por esto como
porque Hernando Cortés supo que estaban
de mal propóssito los de la cibdad de Iz-
tapalapa, determinó de yr á ellos: é co-
mo fué sentido de la gente della bien dos
leguas antes que llegasse , parescioron en
el campo algunos indios de guerra é otros
por la laguna en canoas, é toólas aquellas
dos leguas fueron los nuestros revueltos
con ellos peleando con los de la tierra é
con los que salian del agua hasta que lle-
garon á la dicha cibdad : ó antes qüassi
dos tercios de legua abrían una «aleada
como pressa , " que está entre la laguna
dulce é la salada, é rompida aquella cal-
cada ó atajo, comencó con mucho ímpetu
á salir agua de la laguna salada é correr
hácia la dulce, aunque están las aguas
desviadas la una de la otra más de media
legua ; é no mirando en aquel engaño con
la cobdicia de la victoria, passaron muy
bien los españoles siguiendo el alcance
hasta entrar dentro en la cibdad revueltos
con los enemigos ; é cómo estaban ya so-
bre aviso, todas las casas de la tierra fir-
mo hallaron despobladas , é la gente é
despojo dellas molido en las casas de la
laguna. E allí se recogieron los que yban
huyendo, é pelearon con los chripstianos
muy reciamente; mas quiso Dios dar tan-
to esfuerco á los nuestros, que las entra-
ron hasta los meter á los enemigos en el
agua hasta los pechos é aun nadando, é
les ganaron muchas casas de las que es-
tán en la laguna : é mataron más de seys
mili indios é indias é niños, á causa que
los indios amigos de los españoles no
perdonaban edad ni dexaron de matar to-
dos los que pudieron , aunque fuessen
mugeres é niños de poca edad ; é cómo
sobrevino la noche, cessó la batalla, é re-
cogió Cortés su gente, é mandó poner
fuego á algunas casas de aquellas, y es-
tando ardiendo, quiso Dios traer á la me-
moria de Cortés la pressa de la calcada
que avian visto rota en el camino, é re-
presscntósele el peligro en que estaba me-
tido: é con mucha diligencia se salió de
la cibdad á más que de passo, aunque
hacia muy .escuro, c quando llegaron al
agua, que seria á las nueve de la noche,
avia tanta é corría, con tanta velocidad,
que la passaron á vuela pié é aun se aho-
garon algunos indios de los amigos, é se
perdió el despojo que en la cibdad se-
avia tomado; é si se (ardáran dos ó Ires
horas más en pasear aquella agua, ningu-
DE INDIAS I.lll. XXXIII. CAP. XVIII
3.i:l
mi do los nuestros escapara , porque que-
daran cercados de agua, sin tener passo
ni salida por parte alguna. K cómo fué de
día vieron como el agua de una laguna
estalia ya en él pesso de la otra , é no
corria más: é toda la laguna salada es-
taba llena de canoas con gente de guerra,
creyendo que avian ya dado conclusión
en cUo, é que tenían á Cortés é su gente
en parte qur ninguno quedara con la vida
de los españoles.
Aquel dia se tornaron los nuestros 'á
Thesayeo, peleando en algunas partes con
los que salían del agua , aunque poco da-
ño les podían hacer, porque luego se aco-
gían á las canoas. É llegados á Thesayeo,
hallaron que los españoles que allí avian
quedado, no avian ávido contradicton ni
molestia alguna, é assi gocaron de la so-
ciable é común victoria ávida. C olio dia
siguiente murió un español que fué heri-
do , é aun fué el primero que hasta es-
tonces le mataron á Hernando Cortés en
el campo.
CAIMTILO
Cómo la ciudad de Otumba ¿ otras qualro vinieron á la amistad de los chripslianos; ¿cómo luciéronlo mes-
.1110 los de Chalcoc oirás provincias *, é cómo Hernando Corles h¡$0 traer á Tczcuco por tierra diez é ocho
leguas los trece bergantines ú fustal, que avia mandado hacer para entrar por la laguna á Temistilan , é
otras cosas dignas de la historia.
Otro día siguiente vinieron ciertos em-
bajadores .de la cibdad de Otumba é de
ulras qualro ctbdades que están junto é
encanas á ella, é á qualro é á cinco é á
seys leguas de Thesayeo, é díxeron á Her-
nando Cortés que los perdonasse, si algu-
na culpa teman de la guerra passada que
se avia fecho ' porque allí en Otumba fué
donde se juntaron lodo el poderío de Mé-
xico é Temistilan, (piando avían salido des-
baratados los chripslianos, creyendo que
los acallaran 1. puestQ que bien conoscian
6 Vían aquellos de Oluillba que no se po-
dian excusar de culpa, aunque daban sus
excusas, diciendo que avian seydo man-
dados. K para aplacar á Corles , dixi:ronle
qüe los señores de Temistilan les avian en-
viado mensajeros para que fuessen de su
parcialidad é que no hiciessen amistad
con los chripstianos, si no que yrian sobre
ellos é los destruyrian, é quellos querían
ser vassallos de" la corona real de Casti-
lla é del Emperador, nuestro señor, é ha-
* Aquí suprimió Oviedo esla cláusula : «E de al-
gunos recuentros en continuación de la guerra ; é
cómo vino una nao con cierta gente española á la
TOMO III.
cor lo que en su nombre Cortés les man-
dasse; á lo qual les fué respondido que
bien sabían ellos quán culpados eran en
lo passado, é que para merescer perdón
é -er creydos, convenia que primero Iru-
xessen alados aquellos mensajeros que
decían 6 á lodos los naturales de México
ó Temistilan que estbviessen en su tierra;
6 que de otra manera no avian de ser
perdonados, é se tornassen á sus casas é
la> poblassen, é hiciessen obras, por don-
de fuessen conoscidos por buenos vassa-
llos de Céssar. Muchas palabras se gasta-
ron é fueron altercadas de ambas partes;
pero no pudieron sacar de Cortés otra
prenda ni seguridad , é assi se tornaron á
su tierra, prometiendo quellos harían
siempre lo que Cortés quisiesse, éaun as-
si lo cumplieron , siendo leales en su pro-
mesa por no fallar al servicio de Su Ma-
gostad Cessárea.
La historia ha recontado cómo al tiem-
po que Cortés fue desbaratado y echado
villa é puerto de la Véracruz.» También quilo de
esle epígrafe otras frases de poca importancia.
45
s
3o4
HISTORIA GENERA!, Y NATURAL
de la cibdad deTeinistitan, sacaba consigo
un hijo ó dos hijas de Montecuma, é al
señor dé Thesayco, que se degia Cacama-
cin, c.á dos hermanos suyos, é á otros
muchos señores que tenia pressós, é có-
mo á todos los avian muerto los enemi-
gos, puesto que fuesseu de su propia na-
ción é sus señores algunos dellos, excepto
los dos hermanos del dicho Cacamagin,
que por grand ventura se pudieron esca-
par. Y el uno destos dos hermanos, que
se decía Ypaesuchil , alias Quacuscacin,
al qual de antes Cortés, con parescer de
Montecuma, le avia hecho señor desla cib-
dad de Thesayco é provincia de Aculua-
can , al tiempo que Cortés llegó a la pro-
vincia de Tascalteca , teniéndole en son
de presso, se soltó é volvió á Thesayco, é
cómo ya en ella avian aleado por señor á
un su hermano Guanacacin (de quien de
susso.se higo mención) dicen que higo ma-
tar al dicho Quacuscagin, su hermano, des-
ta forma. Que cómo llegó á la provincia
de Thesayco, las guardas lo tomaron é hi-
riéronlo saber á Guanacagin, su señor, el
qual también lo higo saber al señor de
Temistilan: é assi cómo supo que Quacus-
cacin era venido, creyó que no se pudie-
ra a ver soltado , é que debia de yr por
parte de los españoles para desde allá
darles algún aviso; é por tanto envió lue-
go á mandar al dicho Guanacacin que ma-
tasse al Quacuscacin su hermano, é assi se
higo, sin lo dilatar. Y el otro que era her-
mano menor quellos, se quedó con Cortés,
é cómo era muchacho, imprimió más en él
i conversagion de los españoles, ó tornó-
se chripsliano, é Humáronle don Fernan-
do: é al tiempo que Cortés partió dé la
provincia dé Tascalteca para las de Méxi-
co é Temistitan, dexóle allí con giertos es-
pañoles, é lo que con él subgedió se dirá
adelante.
Cl día siguiente que Cortés fué de Iz-
lapulupu á la cibdad de Thesayco, envió a
(j uigalo de Sandoval, alguacil mayor de
su exército, por capitán con veynte de
caballo c dosgientos hombres de pié, en-
tre ballesteros y escopeteros é rodeleros,
para que echassen fuera de aquella pro-
vingia á giertos mensajeros quél enviaba
á la cibdad de Tascalteca á saber en qué
términos estaba la labor de los trege ber-
gantines que. allí se hacían, é para pro-
veer otras cosas nesgessarias , assi para
los vcginQs-de la villa de la Veracruz, co-
mo para los de su compañía, é también
para asegurar aquella parte, para que pu-
diessen yr é tornar los españoles seguros;
porque estonges ni ellos podían salir de
la provingia de Aculuacan, sin passarpor
tierra de los enemigos , ni los españoles
que estaban en la villa ni en otras partes
podían venir á Cortés sin mucho peligro.
É mandó al dicho alguagil mayor que des-
pués que oviesse puesto en salvo los men-
sajeros ques dicho , llegasse á una provin-
gia que se dige Calco, que confina con la
de Aculuacan ; porque tenia aviso que los
naturales de aquella provingia , aunque
eran de la liga de los de Culua, se que-
rían dar por vassallos de Castilla , é que
no lo osaban hacer, temiendo de gierta
guarda de gente de Culua, que tenían
puesta cerca dellos.
Ydo este capitán , é con él en compa-
ñía todos los indios de Tascalteca, que
avian traydo el fardage á los españoles
é otros que avian ydo á ayudarlos, é
avian ávido algún despojo en la guerra,
adelantáronse un poco adelante ; y el ca-
pitán , creyendo que por yr en la regaga
los españoles no osarían salir los enemi-
gos á ellos, cómo los vieron los contra-
rios, que estaban en los pueblos de la la-
guna y en la costa dolía , dieron en la re-
caga de los de Tascalteca é quitáronles el
despojo, é aun mataron algunos dellos. K
cómo el capitán llegó con los de caballo
6 peones, dió muy denodadamente en
ellos é mataron muchos, é los que queda-
ron desbaratados, se acogieron al agua é
DR INDIAS. LIB.
á otras poblaciones que están cerca della:
é los indios de Tascalteca se fueron á su
tierra con lo que les quedó, é también
los mensajeros que Cortes enviaba.
I'uolos I01I1» cu »al\o, el (lidio capo-
tan Goncalo de Sandoval siguió su cami-
no para la provincia ques dicha de Calco,
que e«lá allí cerca ; é otro dia de mañana
se juntó mucha gente de enemigos para
los salir á rescibir , 6 pressentaron la ba-
talla; la qual viendo los-chripstianos apa-
rejada, do la rehusando, arremetieron
contra loe enemigos, 6 rompieron é des-
barataron dos esquadrones dellos con los
de caballo, en tal manera que en poco es-
pació de hora quedaron señores del cam-
po ; .é prosiguieron matando é poniendo
luego en la tierra.
Fecho aquesto, é desembarazado aquel
camino, los de Calco salieron á rescibir
los españoles de paz, é los unos ó los otros
se holgaron mucho. \i los principales di-
xeron que querían ver ó hablará Cortés,
é partiéronse luego ó fueron á dormir á
Thcsayco, donde estaba ; é llegados antes
algunos principales con dos hijo~ del se-
ñor de Calco, pressentaron hasta tres-
cientos pessos de oro en piceas labradas,
é dixéronle que su padre era muerto, c
quc.nl tiempo de su finamiento avia dicho
que la mayor pena que dote mundo lle-
vaba era no a ver vislo á Cortés primero
que muriesse ; ó que muchos días le avia
estado esperando; é que les avia mandado
que luego quél á aquella provincia \inies-
se, le fuessen á veré le loviessen por pa-
dre ; é que assi como supieron de su ve-
nidaá aquella cibdad de Thgsayco, quisie-
ran venir á verle; peni que por temor de
los de Culua no avian osado, ni tampoco
estonces osaran venir, si aquel capitán
quél avia enviado no oviera llegado a su
tierra; é que le rogaban que quando se
oviessen de tornar á su tierra, les diesse
otros tantos españoles para volver en sal-
vo á su3 casas. É dixeron á Cortés que
xxxin. CAP. XIX. 35o
bien sabia el que on guerra ni fuera della
ellos no avian seydo contra él , é que tam-
bién sabia cómo al tiempo que los de Cu-
lua combatían la fortaleca de Temistitan
é á los españoles que Cortés en ella avia
dexado, quando se fué á verá Cempual
con el « apilan Narvaez, que estaban en
su tierra dos españoles en guarda de cier-
to mahiz que allí avian recogido, é los
avian sacado hasta la provincia de Gua-
\ocingo. porque sabían que los de allí
eran amigos de los chripslíanos . porque
los de Culua no los malassen, como ha-
cían á todos los que hallaban fuera de la
fortaleca de Temistitan. Esto é otras mu-
clias cosas dixeron con lágrimas ante Cor-
les, \ él les agradesció mucho BU volun-
tad é buenas olnas, é les prometió que
baria siempre por ellos todo lo posible,
é serian muy bien traclados, en tanto que
por su parle dellos fuesse guardada la
lealtad ó obidiencía que ofrescieron á Su
Magostad é al ccplro real de Castilla.
Estos hijos del señor de Calco , é los
que con ellos vinieron , eslovieron allí con
Cortés un dia; é otro siguiente, porque
dixeron que se querían tornará su tierra,
fué con ellos el mesmo capitán Goncalo de
Sandoval con cierta gente de caballo é de
pié: al (pial manilo Hernando Corles que
después que oviesse puesto estos indios
en su tierra ,' llegasse á la provincia de
Tascalteca é truxesse consigo ciertos es-
pañoles que allí estaban, é á aquel don
Hernando, hermano de Cacamucin, de
quien de susso se híco mención ; é desde
6 quatro ó cinco dias volvió con los espa-
ñoles , é truxo al don Hernando consigo.
Desde á pocos dias supo Cortés cómo por
ser hermano de los señores de aquella
cibdad, le pertenescia á él el señorío, aun-
que avia otros hermanos , é assi por esto
como porque la provincia estaba sin se-
ñor, á causa de Guanacacin, señor della,
que la avia dexado c ydose á la cibdad
de Temistitan ; por estas causas , é por-
356
HISTORIA GKNERAT, Y NATURAL
que era muy amigo de los chripstianos,
le higo Cortés resgibir por señor , como á
vassallo do Su Magostad. É los naturales
de la cibdad , aunque avia pocos en essa
sacón en ella , lo hicieron assi c lo obe-
desgieron ; é comentaron á venirse otros
muchos á la cibdad é provincia de Acu-
luacan, que estaban ausentes é buydos,
é servían muy de grado al dicho don Her-
nando ; é de allí adelante se reformó é
pobló muy bien aquella cibdad.
Desde a dos dias que aquesto se higo,
vinieron á Cortés los señores de Coanti-
chan é Guaxuta, é dixéronle que supies-
sc de cierto que lodo el poder de Culua
venia sobre él é con determinagion de no
dexar chripstiano á vida, é que toda la
tierra estaba llena de los enemigos, é que
viesse si traerían á sus mugeres é hijos á
donde él estaba , ó si los llevarían á la
sierra , porque tenían muy grand temor.
Y él las animó é dixo que se estoviesscn
en sus casas é no higiessen mudanga , é
que no temiesscn y creyessen que de co-
sa del inundo él holgaría más que de ver-'
se con los de Culua en el campo; é que
estoviossen apercibidos con buenas velas
y espías por toda la (ierra, é que en el
instante que los contrarios viniessen, se
lo higiessen saber; 6 assi se fueron con-
certados é apercibidos. 15 aquella noche
Cortés, como buen guerrero, puso su gen-
te en órden , 6 proveyó en todas las par-
les que le convino sus velas é centinelas,
sin dormir ni repossar con este cuydado
aquella noche y el día siguiente, creyen-
do lo que avian dicho los de Guaxuta é
Coanlichan.
Olro dia después se supo que por la
costa de la laguna andaban algunos de los
enemigos salteando, y esperando tomar
algunos indios de los de Tascalteca que
yban é venían por cosas para el servicio
del real de los ebripstianos; 6 también se
supo cómo se avian confederado con dos
pueblos BubjetOS á Tlicsayco. que oslaban
allí junio al agua, para hacer desde allí
quanto daño pudiessen, é hacían algarra-
das é acequias é otras cosas é reparos pa-
ra su defensa é fortalescerse.
• Informado desto Cortés, tomó hasta do-
ce de caballo é doscientos peones é dos
tiros pequeños de bronce , é fué allí adon-
de andaban los contrarios , que seria á le-
gua é media de la cibdad ; y en saliendo
della, topó con ciertas espías de los ene-
migos é con otros que estaban en una ce-
lada, é rompió por ellos, é alancearon é
mataron algunos, é oíros muchos se echa-
ron al agua , é higo Cortés quemar parte
de aquellos pueblos, é tornóse al apos-
sento victorioso.
Otro dia vinieron tres hombres pringi-
pales de aquellos pueblos á pedir perdón
de lo passado, é á rogar á Hernando Cor-
tés que no los destruyesse, é prometie-
ron de no resgibir en sus pueblos á nin-
guno de los de Temistitan. E porque estos
no eran personas de mucho caso, y eran
vassallos de don Hernando , se les conge-
dió el perdón.
Otro dia después giertos indios de su
poblagion vinieron á Cortés, é algunos
dellos descalabrados, diciendo que los de
México é Temistitan avian vuelto á su
pueblo, é que cómo no les avian hecho
él acogimiento que solían , los avian mal-
l ractado é avian llevado pressos algunos
dellos, é que si no se defendieran, lleva-
ran á todos los demás : por tanto , que ro-
gaban á Cortés que esloviess» sobre avi-
so para los socorrer, sí sus enemigos tor-
nassen, porque creían que con más gente
avian de volver á los acabar de destruyr.
E Cortés los esforcé é dixo que estovies-
scn de buen ánimo, é que si torna ssen
los contrarios, le díessen aviso con tiempo
para que los pudiesse socorrer; é assi con
este prometimiento se fueron á sn pueblo.
La gente que avia quedado en Tascal-
leca haciendo los bergantines, tcnian nue-
va como al puerto de la villa de la Vern-
DE INDIAS, i.in.
cruz avia llegado una nao en que y bao,
sin los marineros, Ircynta é qtiatro espa-
ñólese ocho caballos . é algunas ballestas
y escopetas é pólvora ; é cómo no avian
sabido cómo les yba en la guerra á los
chripstianos que estaban en la tierra, ni
tenían seguridad para passar á sé jun-
tar con ellos, estaban perplexos é allí en
Tasca lleca detenidos algunos españoles
<pje no osaban yr á llevar á Corles esta
buena nueva. É un criado suyo, que en
su nombre en aquella tierra estaba, luco
pregonar, só graves penas, que ninguno
saliesse de allí basta quel capitán general
Hernando (lories lo enviasse á mandar;
pero uno se determinó, non obstante el
pregón, conoc iendo que de cosa del mun-
do Corles no podía holgar más que con
saber ile Ni venida de aquella nao é del
socorro qne llevaba : e aunque la tierra no
estaba segura, salióse de noche ó fué «i
Thesayco, é no se espantó poco Hernando
Cortes é los que con el estaban de aver
llegado vivo aquel mensajero á pedir la-
Ies albricias: é Coito se las dio e holgó
mucho, ó lodos los demás, por la extre-
ma nescessidad en que estaban, esperan-
do que los socorriesse Dios.
Aquel mesmo día llegaron á Thesayco
ciertos hombres de bien, mensajeros de
los de Calco, é le dixeron que á causa de
se le aver ydo á nfrescer por vassallos de
Su Magostad, los de Temislitan 6 .México
yban sobrellos para los destruyr , é que
para esle efetto avian convocado 6 aper-
cebido á todos los cercanos á su tierra, é
que le rogaban que los socorriesse é ayu-
dasse en tan grand nescessidad, porque
pensaban verseen mucho trabaxo, si assi
no lo hiciesse. Pues cómo los chripstianos
eran pocos é no podian hacer lo que dcs-
seaban por su poco número, Cortés les
dixo qué! quería enviar en essa sagon por
los bergantines, é que para ello tenia
apercebidos á todos los de la provincia
de Tascalteca, de donde so avian do traer
XXXIII. CAP XIX 357
en picoas, é tenia nescessidad de enviar
para ello gente dé pié é de caballo: quo
ya sabían que los de las prov incias de
Guaxocingo . Churultecal é Guacachula
eran vassallos de Céssar é amigos de los
chripstianos ; que fuessen á ellos é de par-
te de Cortés les rogassen, pues vivían
cerca de su tierra , que les fuessen á ayu-
dar é socorrer, y enviassen allí gente de
guarnición para que estoviessen seguros,
en tanto que Cortés los socorría , poi que'
al pies-ente no se les podía dar otro re-
medio. K aunque no quedaron tan satis-
fechos los que pedían su ayuda, como lo
esto vieran, si íes diera algunos españoles,
agradescicronselo é rogáronle. que porque
fuessen crcydos les diesse nina carta, é
también porque con más seguridad se lo
osi-sen rogar: porque entre estos de
Calco é los de dos provincias aquellas,
como eran de diverssas parcialidades,
avia siempre diferencias. Y estando dan-
do orden en esto, llegaron acaso ciertos
mensajeros do las dichas provincias de
Guaxocingo é Guacachula, y en pressen-
cia do los de Calco dixeron que los seño-
res (|e aquellas provincias no avian visto
ni sabido de (lories, después que av ia par-
tido de la provincia de Tascalteca, como
quiera que olios siempre tenían puestas
sus atalayas é velas por las sierras é fer-
ros que confinan con su tierra é sojuzgan
los de México é Temislitan, para que
\ iendo muchas ahumadas , que son las se-
ñales de la guerra, lo viniossen á ayudar
é socorrer con sus vassallos é gente; é
que porqué avia pocos dias que avian
visio ahumadas más que nunca, venían á
saber cómo oslaban é si tenían nesgessi-
dad al pressenle, para que luego les pro-
veyessen de gente de guerra. Cortés les
agrádese, ió mucho su comedimiento, é les
dixo que, loores á Dios, los españoles y él
estaban buenos, é que siempre avian ávi-
do victoria contra los enemigos; é que
demás de se aver holgado mucho con su
HfSTOBIA GENERA!. V NATURAL
voluntad é prcssencia, holgaba más por
los confederar é hacer amigos con los do
Calco, que estaban pressentes; é que as-
si les rogaba , pues los unos é los otros
eran vassallos del Emperador é do la co-
rona real de Castilla, quefuessen buenos
amigos é se ayudassen é socorriessen con-
tra los de Culua, que eran malos é per-
versos , y en especial que al pressente los
de Calco tenian nescessidad de socorro,
porque los de Culua querían yr sobrellos;
é assi lo concedieron como Cortés se lo
pidió , é quedaron muy amigos é confe-
derados. É assi en paz se fueron los unos
é los otros muy alegres é contentos de la
amistad contrayda; é se hicieron muy
buena vecindad é se ayudaron los uñosa
los otros desde adelante.
Desde á tres dias, porque ya se sabia
que los bergantines estarían acabados de
labrar , é la gente que los avía de traer
apercebida, envió Cortés al alguacil ma-
yor, Goncalo de Sandoval, con doscien-
• tos peones é quince de caballo á los traer,
é mandóle que destruyesse é asolasse un
pueblo grande subjeto a la cibdad de The-
sayco, que confina con los términos de
Tascalteca, porque los naturales del avian
muerto cjnco de caballo é quarenta ó cin-
co peones, que venían de la villa de la Vc-
racruz á la cibdad de Temistitan, quando
estaba Cortés cercado en ella , no creyen-
do que tan grand trayeion se les avía de
hacer : y como al tiempo que esta vez pos-
trera entraron los nuestros en Tlicsayco ha-
llaron en los oratorios é templos nephandos
que aquella gente tienen, los cuerpos de
los cinco caballos con sus piés é manos y
herraduras, cocidos é tan bien adobados
los cueros como en todo el mundo donde
tal arte mejor se sepa se pudiera hacer,
y enteros, y en señal de victoria ellos é
mucha ropa é cosas de los españoles que
mataron, ofrescidos á sus ydolos;é halla-
ron la sangre de sus compañeros y her-
mano* derramada é sacrificada por todas
aquellas torres é templos ; de lo quaí re-
dundó tanta lástima é compassion, acom-
pañada de yra , renovando las injurias é
pérdidas passadas, que ningún chripstia-
no lo pudo ver sin lágrimas: É los indios
de aquel pueblo é otros á él comarcanos,,
al tiempo que aquellos chripstianos que
padescieron, passaban por allí, les hicie-
ron buen rescibimiento para los asegurar
é hacer en ellos todas las crueldades que
quisieron, que fueron muchas; porque
baxando por una cuesta é mal passo, to-
dos á pié é los caballos del diestro, de
forma que no se pudieron aprovechar de-
llos ni de sus armas por la indispusicion
del terreno, do estaban puestos en celada
los enemigos de una parte é de otra del '
mal passo, los tomaron en medio, é de-
llos mataron é se los comieron', é dellos
prendieron é reservaron viv.os para los
traer á Thesayco á sacrificar, é sacarles
los coracones delante de sus ydolos. Y
esto páreselo ser assi, porque quando el
dicho alguagil mayor por allí passó , cier-
tos españoles que con él yban , en una
casa de un pueblo que está entre Thesay-
co é aquel, donde mataron é prendieron
á los chripstianos ques dicho , hallaron en
una pared blanca escriptas con carbón es-
tas palabras : Aquí estovo presso el sin ven-
tura de Jo han Yuste: el qual era un hidal-
go de los ginco de caballo , que sin dubda
fué cosa de mucho dolor é digna de nota-
ble castigo.
Llegado el alguacil mayor á este pue-
blo, conosciendo los naturales dél su grand
culpa, comentaron á ponerse en huyda,
é los de á caballo é peones españoles é
los indios sus amigos siguieron el alcance
é mataron muchos, é prendieron é capli-
varon mugeres é niños muchos, que se
dieron por esclavos, aunque movido á
compasión, no quiso matar este capitán
tantos ni destruyr tanto como se pudiera
hacer .'K antes que de allí se partiesse¿ hi-
coxecoger la gente que quedaba , é que
ni; INDIAS. UB. XXXIII. CAP. XIX
359
se tornasscn á su pueblo, para que quan-
do viessen aquellos pellejos de caballo
ques dicho que lenian por memoria de su
leiuplo, se acordassen quán enteramente
fueron castigados pór ello. É assi se co-
mencé á reformar el daño que está dicho,
que fué grande; é quedó el castigo fecho
tan imprimido en los que quedaron e con
tanto arrepentimiento, que sirvieron bien
de ahí adelante. Y el alguacil mayor fué
desde allí cinco leguas ó seys á una po-
blación de Tascalleca, que es la más jun-
ta á los términos de Culua, é allí halló á
los e-pañoles é gente que traían los ber-
gantines; 6 otro dia que llegó partieron
de allí con la tablacon é ligacon dello>,lo
<pial traían con mucho concierto más de
ocho mili hombres, que era cosa mucho
de ver é aun de maravillar ¿ nueva cosa
é memorable, porque fueron [rege fustas
que llevaron diez y ocho leguas por tier-
ra: é desde la vanguarda á la retroguar-
da avia dos leguas continuadas de indios
cargados. |¿ cómo comencaron su camino,
yban en la delantera ocho de caballo é
cíent españoles á pié; y en ellas y en los
lados por capitanes de más de diez mili
hombres de guerra Yulecad é Teulipil. dos
señores de los principales de Tascalleca.
En la recaga yban otros cient 6 más espa-
ñoles con'otros ocho de caballo: y en esta
retroguaida é á los lados yba por capitán
con otros diez mili hombres de guerra muj
bien adi'rescados Chichimecatecle, ques
de los principales señores de aquella pro-
vincia, con otros capitanes inferiores que
I rain consigo. É cómo entraron en tierra
de Culua, mandaron los maestros de los
bergantines que fuesse en la delantera la
ligacon dellos, é que la tablacon se que-
dasse atrás , porque era cosa de mas em-
barazo, si alguno acaesejesse , lo qual si
fuera avia de ser en la delantera ; é Chi-
chimecatecle , que traia la tablacon, cómo
siempre hasta allí con su gente de guerra
avia traydp la delantera, tomólo por afren-
ta , é fué cosa recia acabar con él' que se
quedasse en la retroguarda, porque él que-
ría llevar el peligro que se pudiesse resce-
bir: é cómo ya lo concedió, tampoco que-
ría que en la recaga quedassen en guarda
españoles, porque era hombre de mucho
esfuerco é (pieria él ganar aquella honra.
Llev aban estos capitanes dos mili hom-
bres cargados de vituallas , é con esta or-
den é. concierto fueron su camino, en el
qual se detuvieron tres dias, é al quarto
entraron en la cibdad de Thesaycocon mu-
cho placer y estruendo de atabales é alam-
bores é gritas que parescia que abrían el
cielo. Y Hernando Corles los salió á res-
cehir, é cómo es dicho, extendíase lanío
el hilo de la gente , (pie desde (pie los pri-
meros comencaron á entrar en Thesayco
hasta que los postreros ovierou acabado
de llegar, passaron másele seys horas, sin
quebrar el hilo de la gente. K después que
acabaron de llegar todos, Cortés les dió
las graejas é se lo tuvo en mucho servicio
"de parle del Emperador Itcy, nuestro se-'
ñor, é de la suya se lo agradescio quanlp
era racon. E los higo aposscnlar é pro-
vcer lo mejor que se pudo hacer , y ellos
le dixefon que traiaB mucho desseo de
verseen el campo con los de Culua, ó
que \ iesse lo que mandaba, quellos é
aquella gente venían con voluntad de ser-
vir á Su Magestad é de se vengar de sus
enemigos é morir en compañía de los es-
pañoles, como leales amigos suyos: de
tal forma que lemán mucha esperanza
(pie de las cosas passadas se lomaría la
•enmienda muy eoniplidamente. Hernando
Cortés con mucho placer les dió las gra-
cias é les dixo que repossassen, que
presto Ies daría las manos llenas, para que
sirviendo á Dios y al Emperador, nuestro
señor, quedassen satisfechos é vengados
de sus enemigos, é ricos de sus despojos,
é los adverssarios castigados de sus atre-
vimientos é delictos passados conforme á
sus méritos.
360
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XX.
Cómo el capitán Hernando Cortés salió en campo muy poderosamente, á causa de la grand compañía de los
amigos-confederados , é dió sobre una población que se dice Xalloca , doncü? se hico mucho daño en los
enemigos, é lo mesmo hico en la cíbdad de Tacuba é otros pueblos *.
oin duhda alguna la habilidad y esfuer-
zo é prudencia de Hernando Cortés muy
dignas son que entre los cavalleros é gen-
te militar en nuestros tiempos se tengan
en mucha estimación y en los venideros
nunca se desacuerden. Por causa suya me
acuerdo muchas veces de aquellas cosas
que se escriben del capitán Viriato, nues-
tro español y estremeño1; é por Hernando
Cortés me ocurreaal sentido las militares
fatigas de aquel espejo de caballería Julio
Céssar, dictador, como paresce por sus
Comentarios, é por Suetonio é Plutarco é
otros auctores que en conformidad escri-
bieron los grandes hechos suyos2. Pero los
de Hernando Cortés en un mundo nuevo
ó tan apartadas provincias de Europa , é *
con tantos trabaxos é nesgessidades é po-
cas tuercas , é con gente tan innumerable
c tan bárbara é belicosa' é apacentada en
carne humana (é aun ávida por excelente
é sabroso manjar entre sus adverssarios),
é faltándole á él é á sus milites el pan é
vino c los otros mantenimientos todos de
España , y en tan diferenciadas regiones
é ayres, ó tan desviado ó lexos de socor-
ro é de su príncipe, cosas sonde admira-
ción. Céssar ovo sus batallas é victorias
en provincias é partes pobladas é proveí-
das é de las mejores del mundo, en com-
pañía de sus propriosé muchos romanos é
naturales é otras gentes de racon; é Viria-
to dentro de España en su patria ; pero
acá en estas tierras el' menor peligro *es
el que de los hombres se puede recresger,
por grande que sea, á respecto de la con-
tradicion de los ayres é climas é regiones
tan dificultosas á la salud de tos que nue-
vamente las conosgen, tan diferentes de
las de España , en nuevo horiconte 6 de-
baxo de estrellas no vistas sino por acá:
las aguas de muchas maneras é diferentes
sabores, é assi do las otras cosas de que
los cuerpos humanos han de ser alimenta-
dos, ágenos de aquellos manjares que pri-
mero usaron nuestros estómagos , assi en
el gusto como en la digistion, faltando
el médico , y el cirujano , y el lecho é
otras cosas tan nescessarias como la vida
las pide.
Dexemos agora esto , que hay mucho
que degir en ello, pues que en semejantes
incomodidades todos le eran iguales á
Cortés, é las padescian sus milites, é aun
más enteramente quél , porque es costum-
bre que de los mal Iib'rados, los capitanes
tengan más oportunidad para las compor-
tar: é no se pierda tiempo para la conti-
nuación de la pressente historia , que á
mi parescer es tal , que no está oyda ni
escripia su semejante, ni yo sabría dar
entero loor á Hernando Cortés é á sus cor-
tesanos. Y assi los quiero llamar de aqui
adelante , porque assi como en todas las
pai tes é reynos la gente más valerosa é
más de estimar son los que siguen la per-
sona 6 casa del príncipe é de su corte, é
de aqui toman este nombre de cortesano,
• Este epígrafe terminaba asi en el códice autó-
grafo, bien que suprimidas ya las siguientes cláu-
sulas: uE de los recuentros c cosas que subcedieron
hasta que Corli;6 volvió ¡i Thesayco, donde dió li-
cencia á los señores é capitanes de Tascaltcca, que
avian traydo los bergantines, para se volver á mi
tierra.»
t Justino, lib. XUV.
2 Coment. de Cesar ; Suetonio ; Plutarco, en la
Vida de César. •
DG INDIAS, l.lll. XXXIII CAP. XX
■ ■I que, gentil é probado varón en ,11- ni-
>a~ c buena enanca y esfuerzo, assi por
consiguiente del nomine del capitán ge-
ncral es anticua costumbre nombrarse los
soldados é nuevos pobladores en aquellas
provincias quedos conquistan, segund mas
largamente se divo en la primera parte
d estas historias, en el libro II, capitu-
lo III, nombrando á los españoles por His-
pan, 6 á los asirios de Asur, é a los he-
breos de Hebcr.é á los persas de Perseo,
los armenios de Armenio, los tróvanos de
Troo, los alexandrinos de Ale\andro. e
los romano-, de [{.minio. He. ' l. a<-i mcri-
tamente conviene á estos milites de Cortés
que se les pegue tal dilado del proprio
nombre del linage de Hernando Cortés, 6
(pie pues con él militando, en tan señalada
empréssa se hallaron , é consiguieron glo-
rioso evento, que su nomine sea cortesa-
no, ques en la verdad no poco, sino muy
houoroso apellido para lodos aquellos, que
en esta guerra se hallaron é se prec ien
macho délla é del nombre..
Di'Spues que loda la gente de guerra
de Tascalteca ovo repossado en Thesayco
tres ó quatro dias (y eran todos essos de
muy lucidas é dispuestas personas é bien
armados a su usanca), Hernando Cortés
hico apercebir veynte y cinco de caballo
ó trescientos infantes ñ hombres á píe de
lo^ e-pañoles, é cinqtlenta ballesteros y
escopeteros, é Bey 8 tiros de pólvora de
bronce, pequeños; 6 sin decir á persona
alguna adonde yba, salió de la cibdad de
Thesayco «» las nueve horas del dia , 6 con
él los capitanes que se nombraron en el
capitulo precedente, con más de treynla
mili hombres por sus esquadras muy bien
ordenados, segund su costumbre. E á
quatro leguas de la cibdad de Thesayco,
ya que era tarde, vieron un batallón de
gente de guerra de los enemigos , é aten-
dieron muy osadamente, é nuestra gente
( S. Isidoro, F.lhimol., lil). IX, cap. 2.
TOMO 111.
de a caballo rompieron por ellos é los
desbarataron, é los de Tascalteca, que
era gente ligera y expertos en el exerci-
f;io de la guerra , siguieron a los caballos,
y en su compama mataron muchos de los
contrarios; é sobrevino la noche, é por
su esenridad no ovo tiempo para más de
assentar los nuestros su real con la guar-
dia é aviso que se requería. Y el dia si-
guiente procedieron, en su camino, y el
capitán general no avia dielm donde. era
su intención que fuessen , porque recela-
ba de algunos de los de Thesayco, que
yban en el exército , porque no diessen
aviso de lo que pensaba hacer á los de
México é Temistitan, é porque aun no te-
nia seguridad dellos, é porque es precep-
to expíe, so del arle militar (y prudente-
mente proveydo) que aquella cosa que
oviere el capitán de hacer, la diga á po-
quísimos é lidelíssimos. Estoy yo muy
bien con un dicho de FlavioVegecio, que
dice : « El que la paz dessea , apareje con
ingenio la guerra, é aquellos que dolía
querrían conseguir la victoria , á sus sol-
dados enseñen con diligencia é con arte;
é no á ventura cómbala quien dessea ale-
gre fin de su obra 3. » No dubdo yo que
Hernando Cortés ignorasse á Vegecio é á
Catón é á otros excelentes auctores, que
escribieron sobre el arte militar; mas
afirmo é creo quel ingenio desté capitán
era tal en las cosas de la guerra , que na-
turalmente nascio para enseñar á otros mu-
chos lo ([no en ella se debe hacer. Passe-
mos á lo demás.
Caminando Hernando Cortés con su
exército , llegaron á una población que se
dice Xaltoca , la qual está asentada en me-
dio de la costa de la laguna , é al rededor
della hallaron muchas c grandes acequias
llenas de agua , que hacían aquel pueblo
muy fuerte, porque los de caballo no po-
dían entrar á él , é los contrarios á su sal-
2 Vegecio, De Re WHtari, lib. [11.
4ü
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
vo tiraban muchas varas é flechas, é con
(antas gritas, que sin dubda pornían mu-
cho espanto en soldados nuevos y en quien
no los ha primero experimentado. Con to-
do esso, nuestra gente de á pié, aunque
con mucho trabaxo, entraron dentro, y
echaron fuera los enemigos, é quemaron
mucha parte del pueblo. É aquella noche
fueron los chripstianos é sus aliados á dor-
mir una legua de allí ; é assi como -pares-
ció la luz del siguiente dia, progedicron
en su camino , é hallaron los enemigos , é
desde léxos comentaron a gritar, como lo
han de costumbre : é los nuestros siguié-
ronlos hasta llegar á una hermosa é grand
cibdad, que se llama Guanticlan, é hallá-
ronla despoblada, é apossentáronse en
ella aquella noche. É otro dia bien de ma-
ñana prosiguieron adelante, é llegaron a
otra cibdad que se dice Tenayuca , en la
qual no hallaron resistencia, é sin se dete-
ner passáron ó otra que se dice Acapucalco
(todas estas poblaciones están al rededor
de la laguna); é tampoco se detuvieron en
esta otra , porque Hernando Cortés des-
seaba mucho llegar á otra cibdad que
estaba cerca de allí , que se llama Tacuba,
ques muy gerca de Tcmistitan. E ya que
estaban junto á ella, hallaron en su circun-
ferencia muchas acequias de agua, é los
enemigos muy a punto; y encontinente
los españoles arremetieron contra ellos, y
entráronles la cibdad por fucrga de ar-
mas , é mataron muchos , é los restantes
salieron huyendo: é cómo era ya tarde,
aquella noche no se higo más de apossen-
tarse los nuestros en una casa, que era tan
grande que cupieron en ella todos bien á
placer. En amanesgiendo otro dia , los
nuestros indios confederados amigos co-
mencaron á saquear é quemar toda la cib-
dad , salvo el apossenlo donde los chrips-
tianos estaban , é pusieron tanta diligengia
en el incendio, que también se quemó un
quarto de la casa ques dicho. Esto se hi-
go assi , porque quando Cortés salió des-
baratado de Tcmistitan , passando por
aquella cibdad, los naturales della se jun-
taron con los de Temistitan, é le hicieron
cruel guerra , é le mataron muchos espa-
ñoles: assi que, muy bien tenían meresgi-
do este castigo.
Allí estovo Hernando Cortés é su exér-
gito seys dias en Tacuba ; pero ningu-
no passó sin algún rencuentro ó escara-
muga con los enemigos. Los capitanes
é gente confederada de Tascalteca é los
contrarios liagian muchos desaQos parti-
culares, é con los de Temistitan pelea-
ban cuerpo á cuerpo unos contra otros,
y en diverssos números , dos á dos é tres
á tres ó más , como se congertaban , di-
giéndose muchas injurias é ultrajes , me-
neando muy bien las manos; é sin dub-
da era cosa mucho de ver é de notar sus
ánimos,. É siempre morían muchos de los
enemigos é vengian los nuestros, aun-
que como tenían tantas defensas resistían
muy resgiamente defendiéndose, é muchas
veges, fingían que daban lugar para que
les cntrassen dentro, é degian: «Entrad,
entrad á holgaros. » Otras veges á manera
de amenagas degian: « Pensays que tene-
mos agora otro Monteguma, para que ha-
ga todo lo que quisiéredes? »
Estando en aquestas pláticas , se allegó
el general Hernando Cortés gerca de una
puente que tcnian quitada, c mandó á los
nuestros que cstoviessen quedos, é los
enemigos que estaban de la otra parte,
como entendían que les querían hablar,
higieron tener silengio á su gente: é Cor-
tés les dixo que por qué eran locos é que-
rían ser destruydos, é preguntóles si avia
allí entre ellos algún señor principal de
los de la cibdad, para que se llegassc allí,
que le (pieria hablar é decir cosas que les
convenían mucho. Y ellos respondieron que
toda aquella mollitud de gente de guerra
quéj por allí veía, todos eran señores; por
tanto que dixesse lo (pie quería : é cómo
Cortés vido que aquello era mentira , no
r>l> INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XX.
respondió cosa alguna , 6 comenzáronle á
deslionrar con palabras injuriosas , é uno
de los Dne8troa .díxolcs: «Bien sabemos
que os morís de hambre, 6 no os avenios
ile dexar salir de ahí á buscar de comer.»
\ esto respondieron quellos no tenían nes-
ressidad ni falta de comer, é que quando
la toviessen, que de los chripstianos 6 de
los de Tascaltcca comerían. É diciendo
esto , uno de ellos tomó unas tortas de
mahiz.é arrojólas haría los españoles, di-
ciéndolcs: « Tomad, comed si toneys ham-
bre, que nosotros ninguna tenemos.» E
luego cometiearon á gritar e á pelear con
los nue-iro».
Como la yda di -I general á esta cibdad
de Tacuba fué principalmente por haber
plática con los de Tcmistitan ó saber qué
voluntad tenían, é su estada allí no npro-
\ echaba á cosa alguna, á cabo de los seys
días acordó de se tornará Thesayco, para
dar priessa á ligar 6 cabar los berganti-
nes, para poner cerco por la laguna é por
la tierra á aquella grund cibdad : y el día
quel exército partió de vuelta, fueron á
dormir á la cibdad <h' Goaoalan, de la
(pial la historia ha fecho mención, é los
enemigos mi hacían sino venir siguiéndo-
los, ¡tor hacer el daño que pudieran al re-
tirarse los chripstianos; mas los de caba-
llo de (piando en quando revolvían sobro
los contrarios e alanceaban algunos.
( Uro día caminaron con su orden , é los
adverssarios, pensando que de temor lo
hacían, junto grand número dellos siguie-
ron á los nuestros, tan regocijados é con
tantas gritas, como si se vieran vencedo-
res: y el general mandó á la gente de pié
que se fuesse adelante sin detener , é que
en la recaga fuessen cinco de caballo; y
él se quedó con veynte cavalleros en cier-
ta |iarie puesto en celada; é de aquessos
mandó á los seys dellos que se pusiessen.
en otra parte, é otros seys en otra, é otros
cinco en otra, y él con los otros restantes
se puso en otra parte, porque la dispusi-
(•ion de la tierra era aparejada para ello.
V. ordenó que como los enemigos passas-
sen, pensando que todos yban juntos ade-
lante, que assi como le oyessen decir:
iSanctiagb, é á ellos» , saliessen é dies-
sen en las espaldas de los adverssarios. É
assi se puso por obra quando fue tiempo;
c alanceando en ellos, les turó el alcance
cerca de dos leguas por un llano adelan-
te, con mucha v ictoria de los cortesanos
é muchas muertes de los contrarios, que
allí padescieron á manos de los chripstia-
nos éde los amigos confederados. K deudo
adelante los enemigos no siguieron, 6 los
nuestros volvieron é alcanzaron la gente
que adelante yba de su exército; é aque-
lla noche durmieron en una gentil pobla-
ción (pie se dice ÁCUUIMIB, que está (los
leguasde la cibdad de Thesayco, para don-
de otro dia se partieron, y entraron en
ella ¡i medio dia. e fueron muy bien res-
cebidos del alguacil mayor, quel general
avia (levado por capitán, é de toda la
gante con mucho placer ó regocijo; por-
que desde que de alli avian salido no se
.supo dellos ni de lo que les avia suheedi-
do, y estaban con mucho cuydado é pe-
na hasta que con su pressencia salieron
dclla.
Otro dia siguiente los señores ó capita-
nes de la gente de Tascaltcca pidieron li-
cencia al general, y él se la dió, para se
tornar á su tierra , donde fueron muy con-
tentóse con assaz despojo de los enemigos.
3í¡4 HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XXI.
En el qual se Iracla del socorro é ayuda que Hernando Cortés envió á los amigos confederados de la pro-
vincia de Calco; é cómo oíros pueblos vinieron á la obidiencia de Sus Majestades*; é cómo se lomó por mu-
cha ventura la inexpugnable población de Guamanaca , é vino á la obidiencia de Sus Majestades el señor
della ; é cómo tomó é destruyó la cibdad de Suchimilco , é oirás cosas notables que Cortés é sus cortesanos
mililes hicieron , con mucha victoria é prósperos subeessos.
Dos días después quel general volvió á
la cibdad de Tesayco, llegaron á él cier-
tos mensajeros de los señores de Calco,
é le higieron saber que los de México é
Temistitan yban sobrellos á los dcslruyr,
é que le rogaban que los socorriessB , co-
mo otras veces se lo avian suplicado ; y
el general proveyó luego y envió con el
alguacil mayor, Goncalo de Sandoval,
veyntc caballos é trescientos peones cor-
tesanos; é mandóle que con mucha dili-
gencia diesse á los confederados é ami-
gos todo el favor é ayuda que posible
fuesse. É llegado á Calco, halló mucha
gente junta, assi de la de aquella provin-
cia como de las de Guax.oc.ingo é Guaca-
chula , que estaban esperando el socorro;
é dada orden en lo que se debía hacer, no
esperaron que los acomeliessen los con-
trarios, sino partiéronse para una pobla-
ción que se dice Guastepeque, donde
taba la gente de Culua en guarnición, é
de allí hacían mucho daño á los de Calco.
E á un pueblo que está en el camino sa-
lió mucha gente de los contrarios, é cómo
los confederados eran muchos é tfnian por
su partea los españoles ques dicho, rom-
pieron con mucho denuedo por los ene-
migos, los quales desampararon el cam-
po, vertiendo mucha sangre é perdiendo
las vidas grand parle dcllos.
Avida esta victoria, repossaron los es-
pañoles aquella noche en aquel pueblo, que
está antes de Guastepeque. Los de Culua-,
• En MÍA parle ■suprimió Oviedo las.siguienles
/inca* : |E de lo» combales que aquel general ovo
en dos peñonci con ^rand inollilud de indios, >■ de
otro dia siguiente, ya que los nuestros
llegaban gerca de los adverssarios, co-
mentaron á pelear con los españoles; pe-
ro en poco más de un quarto de hora
fueron desbaratados, é con muerte de
muchos dellos los echaron fuera del pue-
blo. E los de á caballo se apearon para
dar de comer á sus caballos é apossen-
tarse ; y estando assi descuydados de lo
que subcedió , llegaron los enemigos has-
ta la placa del apossento con mucha gri-
ta, apellidando y echando muchas pie-
dras é varas é flechas; é los españoles
dieron alarma, y ellos é sus amigos con
mucha priessa salieron á la resistencia , é
hiriéronla tal que los echaron fuera del
pueblo otra vez, é siguieron el alcance
más de una legua, matando muchos dellos.
E (ornáronse con esta victoria los corteses
é sus amigos bien cansados á dormir á
Guastepeque, é allí repossaron dos días:
en el qual tiempo el alguacil mayor supo
que en un pueblo más adelante , que se
dice Acapicbjla , avia mucha gente de
guerra de los enemigos, é determinó de
yr allá, á ver si se darían de paz é les re-
querir con ella, acordándose de aquella
auctoridad que dice que paresfe dulce la
batalla al que no ha probado su amargu-
ra1. Atpiel pueblo es muy fuerte é puesto
en un monte alto, donde los de caballo
no podían ofender ni hacer lo (¡no en lo
llano acostumbraban ; é cómo llegaron los
españoles, comentaron los del pueblo á
una muy hermosa <• grandísima liuerla del señor
ile Guaatepcqne.o
i Wgpcio, lie fíe ílilitari, lib. III, cap. 12.
DE INDIAS. LID.
pelear con ellos, 6 desde lo alto echaban
ú rodar galgas (ó piedras grandes) sin tes-
sar: é aunque yba mucha gente de los
amigos confederados con el alguacil ma-
yor, viendo el assiento fuerte de aquella
villa, no osaban acometer ni llegar á los
contrarios: loqual \ iendo los chripstianos,
determináronle de Mihir [>or tuerca á lo
alto ó morir, é llamando en su ayuda al
glorioso patrón de Kspaña Sanctiago, pu-
siéronlo por obra : Ó plugo á Dios que les
dió tanto esfuerce é ventura, que aunque
era mucha la rcsistcncia'quo se les hacia,
les subieron , puesto que ovo muchos he-
ridos; é como los indios confederados se-
guían la victoria, quedaron vencidos los
contrarios, e muertos e despeñados mu-
chos dellos. Oy decir á personas de cré-
dito que alli se hallaron , que un rio pe-
queño que cerca quassi acpiel pueblo, por
más de una hora fué teñido en sangre, é
les estorbó de beber por entonces á los
vencedores chripstianos , porque como
hacia mucha calor, tenian nesces>idad del
agua : é assi todavía algunos de los nues-
tros bebían della , en especia! los indios
amigos, que para ellos era aquello un ex-
celente brebage. De lo (pial >e puede loar
á nuestros españoles ó cortesanos, ó atri-
buirles (aunque ellos no bebiessen tal
agua) tan justamente como á Mario aquel
verseo del Petrarca, que dice en loor de
Mario no bebió del rio mas agua que san-
gre', quando venció los cimbros ó tu-
descos, lo qual mas largamente escribe
Plutarco en la \ ida de Mario.
Dada conclusión en lo que está dicho,
quedaron estas dos poblaciones de paz, é
bien castigados los naturales dolías; y el
i Francisco Petrarca , en aquella canción que
comienea:
Italia mía, ben che'l parlar sia indaroo *.
* Esta canción es la XXIX." de la primera par-
le del Cancionero de Pelrarca : el verso á que Ovie-
do se refiere dice:
XXXI». CAP. XXI. 365
alguacil mayor, Goncalo deSandoval, se
torno á Thesayco con toda la gente é con
señalada victoria.
Cómo los de México é Temistitan su-
pieron que los españoles é los de Calco
avian fecho tanto daño en su gente é ami-
gos, acordaron de enviar ciertos capita-
nea con mucha gente á enmendar su
afrenta ; é teniendo aviso desto los de
Calco, enviaron á suplicar al general, que
con toda diligencia los amparasse é socor-
riesse en (anta nescessidad. A causa de
lo qual Hernando Cortés tornó luego a
despachar al mesmo alguacil mayor con
Cierta gente de pié é de caballo; pero
(piando este socorro llegó, ya los de Culua
é los de Calco se avian visto en el cam-
po é avian ávido batalla muy cruda, en
la qual quiso Dios dar la v entura á los do
Calco, ó mataron muchos de los contra-
rios é prendieron- -hasta qu aren ta perso-
nas, entre los (piales avia un capitán de
los de México é otros dos principales, y
esSOS fueron luego entregados al alguacil
mayor, y él los envió a Hernando Cortés
e dexó otros consigo. V. por seguridad de
los de Calco, estovo con toda la gente en
un pueblo suyo, ques frontera de los de
México : e (piando le paresció (pie no avia
nescessidad de su estada, se volvió a The-
sayco, 6 llevó consigo á los prissioncros
rolantes que le avian quedado.
(Uros muchos relíalos e recuentros que
o\ ieron con los naturales de Culua, se de-
\;in de escribir por evitar prolixidad , que
bastaron para quel camino que hay des-
de la villa de la Veracruz á Thesayco es-
toviesse seguro. É assi cada dia sabían
ya los. chripstianos unos de otros, é con
Non piu bebe del fiumo aqua che sangue.
Esle pensamiento lo tomó Pelrarca del español Flo-
ro , que decía, en el cap. 3 del libro III de su Epi-
tome: dUl viclor Romanus de cruento ilumine non
plus aqua; biberit quám sanguinis barbarorum.»
300
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
un mensajero enviaron al general ciertas
ballestas y escopetas é pólvora , que no
fué poco socorro en tal sacón; e con otro
mensajero le hicieron saber que avian
allegado á aquel puerto tres navios, que
traían mucha gente é caballos, é que lue-
go los despacharían para que se fuessen
al general : é segund la nescessrdad en
que estaba , paresgió que Dios por su mi-
sericordia quiso socorrer aquella gente
nuestra.
Dige Séneca que aquel es fuerte que
está aparejado á sufrir todas las cosas
que son de temer '.Conforme á esto é a la
prudencia que debe tener quien ha de re-
gir exército é dessea prósperamente con-
cluyr la guerra , Hernando Cortés busca-
ba todas las formas é maneras que podia
para traer á su devoción é amistad los de
Temistitan, assi por no los destruyr, co-
mo porque él é los chripstianos pudics-
sen descansar de tan continuos é largos
trabaxos passados é pressentes é por ve-
nir; é principalmente porque Dios é Cés-
sar fuessen servidos, é se excusassen las
muchas muertes que de ambas partes es-
tallan aparejadas. É cómo él podia aver a
alguno de la cibdad, enviábaselo con amo-
nestaciones é requirimientos para que qui-
siessen quietud é dexassen el peligroso é
dañoso excrgigio de la guerra, é gogas-
sen de sus vidas é no se destruyesseu á
sí ó á sus tierras. É un miércoles santo de
tinieblas, que se contaron veynte y siete
de margo del año de mili é quinientos é
veynte y uno, higo traer ante sí aquellos
principales de Temistitan que los de Cal-
co avian prendido, é preguntóles si que-
ría alguno dellos yr a su cibdad á degir
de su parle á los señores della , que les
rogaba que quisiessen tener paz con él é
con los chripstianos , é que viníessen á la
obidiencia del geptro real de Castilla é del
Emperador Rey, nuestro señor, don Car-
los , como antes lo avian hecho ; porque
su intengion é desseo era de tractarlos
como amigos y hermanos, é no hagerles
guerra, como a rebelados é desleales vas-
salios; é aunque essos prissioneros dixe-
ron que creían que los avian de matar,
llevando tal mensajería , dos dellos se de-
terminaron de yr, é pidieron una carta al
general, poique aunque no avian de en-
tender ni leer lo que en ella dixesse , sa-
bían que se usaba assi entre los chrips-
tianos , é que llevando aquella carta, se
les daría crédito ; pero con las lenguas se
les dió a entender primero lo que la letra
contenia , qua era lo mesmo quel general
les avia dicho á essos mensajeros , é assi
se partieron con ginco de caballo, que sa-
lieron con ellos hasta los poner en salvo.
El sábado siguiente sánelo, los indios
de Calco ó otros sus aliados amigos en-
viaron á degir á Hernando Cortés que los
de México yban sobrellos , é que le pe-
dían por merged que muy presto los so-
corriesse; y él Ies respondió que desde á
quatro ó ginco días les enviaría el socor-
ro que le. demandaban , é que si entre
tanto se viessen en nesgessidad, se lo hi-
giessen saber, quél los socorrería; é que
cstoviessen sin temor y en vela con los
enemigos. Y el tercero dia de pasqua de
resurreegion tornaron á enviar con más
afincamiento, pidiendo socorro, c que bre-
vemente fuesse, porque los contrarios se
acercaban ; y el general les respondió
quél quería yr en persona, é luego man-
dó pregonar que para el viernes adelante
cstoviessen aparejados veynte y ginco de
á caballo é tresgientos infantes. Y el jue-
ves antes llegaron de Thcsayco giertos
mensajeros de las provincias de Tagapan
e 'Mascalgingo é Nautan é otras cibdades
que están en su comarca, é dixeron que
venían á se dar por vassallos de Su Má-
ueslad é á ser amigos de los chripstianos
) Séneca, en su iraclado De Conttantiá,
DE INDIAS LIB.
é del general, porque ellos nunca avian
muerto español alíruno ni se avian aleado
contra el servicio de Céssar ; é truxeron
cierta ropa de algodón muy gentil, se-
gund la costumbre de la tierra, y el ge-
neral les diú las gracias, 6 les prometió
de parte de Su Majestad é de sus sub-
cessores en los reynos de Castilla , que si
fuessen buenos 6 leales á su real sen ¡<;i< > .
se les haria siempre muy buen tractamien-
to é compañía, como á tales vassallos.
Porque este nomin e de Majestades es
plural é compete a más personas de una,
é me entiendan los extraños de nuestra
lengua en este passo 6 donde leyeren
Majestades en estas historias, sepan (pie
estas Indias, como en otras parles está
dicho , son de la corona é ccplro real de
Castilla, é no del imperio Qessariano; 6
la Reyna doña Juliana, nuestra señora,
madre del Emperador Rey, nuestro se-
ñor, vive; é della é de su real patrimo-
nio de Castilla son estos estados é. Indias.
É assi en muchas partes la nombro por
este título de Majestades juntamente. con
su hijo: el qual, como obedíentissimo,
quiere é manda que assi se haga, 6 aun
en las patentes é provissiones que se dan
con el sello real juntamente hablan el hijo
c la madre, aunque -olo el imperador las
firme; porque la Re\ na . nin -lia >eñora.
está retrayda é apartada de los negocios
6 gobernación de sus reynos , é assi lo
quiere Su Majestad, é so descarga con
tan poderoso é justo é buen gobernador
como es su hijo , é tan acrescenlador é
buen administrador de sus reynos ; y en
esta forma no dice ni pone Carolus , ni
Emperador (digo en todo lo que para In-
dias se provee), sino: Yo el Rey. É su ma-
dre ha seydo la más retrayda é honestís-
sima viuda de quantas hasta el pressentc
tiempo se sabe, porque desde el año de
mili c quinientos éseys, que su marido el
sereníssimo Rey don Felipe , de gloriosa
memoria, passó desta vida, siempre ha
XXXIII. CAP. XXI. 3C7
estado retrayda , y está en la villa de Tor-
desillas, acompañada de mugeres ancia-
nas, generosas 6 devotas señoras 6 reli-
giosos, 6 su palacio . 6 casa paresce un
templo de grand devoción, tan ordinario,
que ha dado é da cxemplo á todas las
viudas é honestas personas de maravillo-
sa constancia é sanctidad: é allí residen
en su palacio é servicio personas de grand
auctoridad , donde es servida é tractada
como quien es é como madre de Qéssar.
Volvamos á la historia é mensajeros
que á Cortés pedían el socorro de parte
de los de la provincia de Calco é sus va-
ledores: los qüales se tornaron muy con-
tentos de ver quel general determinaba
de yr en persona á los favorescer é se
hallar con ellos contra sus enemigos; 6
assi lo puso por obra el viernes ques di-
cho que salió de Thesayco, ó se contaron
finco (lias del mes de abril del año de
mili é quinientos e veynte y uno, ó llevó
consigo treynta de caballo ó trescientos
peones españoles , 6 dexó en aquella cib-
dad otros veynte de caballo con otros
trescientos españoles en guarda della , é
Goncalo de Sandoval, alguacil mayor,
por capitán. H salieron con el general
Hernando Cortés más de veynte mili hom-
bres de los de Tliesawo, c con mucha
orden dieron á dormir á una población de
Calco, que se dice Talmanalco, donde
fueron bien rescebidos é apossentados ; é
allí , porque está una buena fuerga (des-
pués que los de Calco fueron amigos de
los chripstianos), siempre tenían gente de
guarnición, porque es frontera de lo de
Culua.
Otro día siguiente llegaron á Calco á las
nueve horas del dia , é no se detuvieron
más de á hablar el general á los señores
de allí é decirles su intención, que era dar
una vista é ver en torno la costa de las la-
gunas , porque creia que. hecho esto , que
importaba mucho , hallaría acabados é
aparejados los trece bergantines para los
:m HISTORIA GENE'
echar al agua. É cómo ovo hablado á los
de Calco , partió aquel dia á vísperas é lle-
gó á una población suya, donde se junta-
ron con el general más de quarenta mili
hombres de guerra de los amigos confe-
derados. Aquella noche durmieron allí, é
porque los naturales de aquella población
dixeron al general que los de Culua le es-
taban esperando en el campo, mandó que
al quarto del alba todo el exército esto-
viesc en orden, é oyda missa, comencaron
á caminar ; y el general tomó la delantera
con veynte de caballo, y en la recaga
mandó yr los otros diez con la gente de a
pié, é assi passaron entre unas sierras
muy ásperas. É á las dos horas después
de medio dia, llegaron á un peñón muy
alto é áspero, encima del qual estaba mu-
cha gente de mugeres é niños, é todas las
laderas de su circunferencia llenas de
gente de guerra ; é comentaron luego á
dar muy grandes alharidos ó hacer muchas
ahumadas, é tiraban con hondas é sin
ellas muchas piedras , é lancaban muchas
varas ó flechas, de tal forma, que en lle-
gándose cerca los nuestros, rescebian mu-
cho daño. É ya que avian visto que en el
campo no avian ossado esperar los enemi-
gos, paresQiólc al general, puesto que su
camino era otro, ser poquedad passar
adelante sin hacerles algún sinsabor, por-
que no sospechassen los adverssarios que
por temor se dexaba de los acometer allí
donde se avian hecho fuertes: é comentó
á dar una vista en torno del peñón , que
tenia quassi una legua de circunferencia,
vera tan fuerte en sí naturalmente, que
parescia temerario atrevimiento ponerse á
ganarlo , puesto que se les pudiera poner
^erco para que gastando tiempo, sedies-
sen de nescessidad, siguiendo aquella
amonestación de Fia vio Vegecio, que di-
ce en su militar disciplina que es grandís-
imo caso vencer antes con la hambre
AL Y NATURAL
que con el fierro al enemigo *. Pero cómo
el general tenia el intento á mayor cosa é
no convenia detenerse en aquello, estaba
algo perplexo , é al cabo se determinó por
muchos respectos de tentar la subida por
tres partes , que avia considerado en lo
que vido que tenian alguna dispusieron
para se poder hacer. E mandó á Chrips-
tóbal Corral, alférez de sessenta hombres
de á pié quel general traia siempre en su
compañía , que con su bandera acometies-
se é subiesse por la parte más dificultosa
é áspera , é que ciertos escopeteros é ba-
llesteros le siguiessen.; é mandó á los ca-
pitanes Johan Rodríguez de Villafuerte ó
Francisco Verdugo que con su gente é
otros ciertos escopeteros é ballesteros su-
biessen por otra parte ; é mandó á los ca-
pitanes Pedro de Yrcio é Andrés de Mu-
charaz que por otra parte con otros ba-
llesteros y escopeteros subiessen , é que
los unos é los otros lo comencassen, en
oyendo sonar una escopeta, é que cada
uno procurase de morir ó vencer. E assi
cómo se dió la señal de la batalla, assi se
puso en el instante por la obra lo quel ge-
neral les avia amonestado; é ganaron á
los contrarios por fuerza de armas dos
vueltas del peñón, é no pudieron subir
más , porque la dispusicion áspera del ter-
reno era tal , que con pies é manos no se
podían tener en pié, e la moltitud de las
piedras que de lo alto venian rodando (é
algunas se quebraban y escupían los pe-
dazos), hacían mucho daño : é fué tan re-
cia la resistencia de los contrarios, que
mataron dos españoles é hirieron más de
otros veynte , no desacordándose los
nuestros ni su general capitán de aquel
precepto del auctor alegado que dice, que
« donde por la propria salud se combate,
no merescc la negligencia perdón algu-
no2. » El fin es que en ninguna manera los
nuestros pudieron passar de allí; y el ge-
4 Veg., lib. III, cap 20.
2 Id., id. , cap. 5.
DE INDIAS. LIB.
neral viendo que era imposible hacerse
más de lo que avian hecho los cortesanos,
6 que se juntaban cada hora más de los
contrarios en socorro del peñón, por me-
jor respecto mando á los capitanes que se
tornassen á haxar, é assi se liico. K reco-
cida la gente de pié, los de caballo arre-
metieron á los que estaban en lo llano, y
echáronlo» de lodo el campo, alanceando
e matando en ellos espacio de hora y me-
dia; 6 cómo eran mucha gente, derramá-
ronle los de caballo .i unas parles é otras*
é (piando fueron recogidos, supo d ellos el
general que algunos avian llegado ha-la
una legua de allí, é avian visto otro pe-
ñon con mucha ¡.'ente, pero ¡pie no era tan
fuerte: e que por lo llano cerca del avia
mucha población , é que no fallarían dos
cosas que avian faltado en el ques dicho:
la una era agua, ó la otra que la resisten-
cia seria menos é se podría sin peligro
tomar la gente. E aunque con harto pes-
sar de no aver conseguido la victoria del
primero peñón, partieron de allí é fueron
aquella noche á dormir cerca del otro pe-
ñón, donde padeseieron mucha sed por
no hallar agua, ni en todo aquel dia la
avian bebido los nuestros ni los caballos:
é assi se as»enló el real con el recabdo de
velas que convenía , é oían mucho es-
truendo de atabales é bocinas é gritos.
Cómo esclaresció otro dia, movió el
campo, y el general se adelantó con al-
gunos de sus capitanes para ver é consi-
derar el peñón, é no les paresgió menos
fuerte quel otro, excepto (pie tenia dos
padrastOS mas altos que no él, é no me-
nos ásperos de subir , en los quaTes esta-
ba mucha gente de guerra para los defen-
der. Y el general con algunos capitanes é
milites veteranos é señaladas personas,
embragadas sendas rodelas é sus armas,
fueron hácia allá á pié , porque los caba-
llos los avian llevado á beber una legua
de allí; esto no para más de ver la fuerca
del peñón é por dónde se podría comba-
TOMQ III.
XXXin. CAP. XXI. 300
tlr. É cómo llegaron al pié del peñón, ha-
llaron cerca de sí su genlc, que sin les
mandar cosa alguna se avian ydo Irás el
general; é los de los padrastros, creyen-
do que los querían combatir por el medio,
desamparáronlos por socorrer el peñón é
á los suyos: é visto su desconcierto , man-
dó presto el general á un capitán de los
suyos tomar el un padrastro, é assi se.hi-
£0; y el general con la otra gente comen-
euron á subir ol cen o arriba , donde es-
taba la mayor parte de los contrarios, é.
plugo á Dios que les ganó una vuelta de
la cuesta, é púsose en 'una altura que
quassí igualaba con lo alto donde los con-
trarios peleaban, lo qnal primero se pen-
saba que fuera imposible ganarse aquello,
sin mucho peligro é daño de los chripstia-
nos. É ya un capitán de los españoles avia
puesto su bandera en lo más altodel cer-
ro, 6 desde allí comentaron á tirar esco-
petas é saetas á los enemigos; é cómo les
hag-ian mucho daño, é consideraron el que
se les esperaba seguir presto, hicieron
señal ¡pie se querían dar, é pusieron las
armas en tierra; y el general muy alegre
de verlos rendir (porque su intento siem-
pre era dar á entender á aquella gente
bárbara que tenia las puertas abiertas á
la misericordia, pidiéndosela, y el cuchillo
no menos pronto al castigo de los remi-
sos, 6 que queriendo venir á la obidien-
cia del Rey de Castilla, sus culpas avian
de sor toleradas , si la enmienda perma-
nesciesse), 6 cómo era gente que se les
entendía lo uno é lo otro, mandó el gene-
ral (piel cómbale é armas cessassen é no
les fuesse hecho más daño; c assi llega-
ron á le hablar los principales de los ad'
verssarios, pidiendo perdón, y el general
los resfebió muy bien, é admitió su pe-
tición ; los quales , conosgiendo la tem-
planza que se avia usado con ellos, lucié-
ronlo saber á los del peñón primero, é
aunque la victoria avia quedado en ellos,
vinieron assimesmo á la obidicncia como
47
370
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
estos otros, ofresgiéndosc por vassallos
de Sus Magcstades, é pidiendo perdón de
lo passado.
En la población de á par de aquel pe-
ñon repossó el general é sus cortesanos
milites dos dias, é desde allí envió á Thc-
sayco los heridos , y él se partió , é á las
diez horas del dia llegó con su exército á
Guastepeque, de quien se higo mención
de susso ; y en la casa de una huerta del
señor de allí se apossenlaron todos, la
qual huerta es la mayor é mas hermosa é
fresca que los chripstianos avian visto en
aquellas partes ni en España , porque te-
nia dos leguas de circuyto; é por medio
della passaba una gentil ribera de un rio,
é de trecho á trecho (cantidad de dos
tiros do ballesta) hay apossentos é jardines
muy frescos, é innumerables árboles de
diverssas fructas, é muchas hierbas, é
flores olorosas , ques cosa de admiración
ver la gentileca é grandeca de toda aque-
lla huerta ó los estanques ó aves en ellos,
é otras particularidades que se doxan de
decir.
Aquel dia repossaron en ella los chrips-
tianos, ó de los naturales fueron muy bien
é con mucho placer servidos. El dia si-
guiente se partió el exército, é á las ocho
horas del día llegaron a" una buena pobla-
ción , que se dice Yantcpcquc , donde
mucha gente de guerra estaba de los ene-
migos, atendiendo la jornada; é cómo se
vieron los unos á los otros, paresció que
querian mostrar alguna señal de paz, ó
por el temor que loviessen ó por engañar
a los nuestros; pero sus cautelas turaron
poco, porque sin más acuerdo desampa-
raron su pueblo huyendo, y el general
no curó de se detener en él , é siguió los
enernL'ns ron. los trevnta de caballo bien
dos leguas hasta que los encerró en otro
pueblo que se llama Gilutepe, hasta el
qual fueron muchos alanceados é muer-
tos. En aquel pueblo hallaron la í?ente del
muy descuydada , porque antes que sus
espias llegassen, estaban con ellos los
nuestros, é mataron alguna gente, é pren-
dieron muchas mugeres é muchachos , é
los demás huyeron : é allí repossó el ge-
neral dos dias, pensando quel señor de
aquel pueblo viniera á dar la obidiencia,
é no lo higo , é por esto , quando se par-
tió nuestro exérgito de allí, pusieron fuego
á aquella villa , en la qual sagon llegaron
mensajeros del otro pueblo antes , que se
digo Yantepeque, pidiendo vénia con mu-
cha humildad , c ofresgiéndose por vassa-
llos de la corona real de Castilla ; é fueron
admitidos por el general, porque en ellos
é sus casas é tierra se avia fecho notable
castigo.
Fecho aquesto, é procediendo el gene-
ral en su empressa, llegó aquel dia que
de allí partió á un pueblo muy fuerte, que
se dige Caadnabagcd , en el qual estaba
mucha gente de guerra; y era fuerte de sí,
gercado de muchos gerros é barrancas,
que algunas avia de diez estados de hon-
dura, é ninguna gente de caballo podia
entrar sino por dos parles, é aquessas los
nuestros no las sabian: é aun para entrar
por ellas avian de rodear más de legua y
media , non obstante que por puentes de
madera bien pudieran entrar, si no esto-
vieran quitadas: de forma que estaban
tan fuertes, que aunque fueran los espa-
ñoles é sus amigos diez tantos de los que
eran, no Ies temieran. Éassicomo los nues-
tros se acercaban, tirábanles muchas varas
é Hechas é piedras con grand osadía, por-
que pensaban que no podían ser ofendi-
dos; y estando assi muy revueltos, los
unos defendiendo é los otros procurando
de ofender, siguióse que un indio de Tas-
calteca passó de tal manera por un passo
muy peligroso, que no le vieron; mas
quando le reconoscieron , creyendo (pie
los españoles entraban por aquella partí»,
6 ternoricados é sin tiento, se comengaron
;'i poner en buyda, y el indio tcás ellos. Él
tres ó qualro mangehos criados del gene-
DE IMHAS. LUI. XXXIII. CAP. XXI.
ral 6 otros dos de una capitanía , cómo
vieron passar al indio, siguiéronle é pas-
saron de la olía parte ; y el general con
los de caballo comencé á guiar hacia la
sierra para bascar entrada al pueblo, ó
los enemigos no hacían sino tirarle flechas
é varas (porque entre los unos é los otros
no avia más de una barranca como cava),
c cómo estallan embebecidos en pelear
contra los nuestros , no avian visto los cin-
co españoles que eraban de la otra parte,
como es dicho; é aquellos llegaron de so-
bresalto por las espaldas, é comenearon á
darles de cuchilladas, é como los saltea-
ron >in sospecha que por las espaldas se
les podia hacer daño alguno, ni creyeron
que los suyos avian desamparado el pas-
so por donde el indio é los españoles les
avian entrado, espantados, quedaron co-
mo atónitos é no osaban pelear, é los es-
pañoles mataban muchos dellos como gen-
te abobada é que no tenían sentido; 6
después que cayeron en lo que podia ser,
huyeron. Va nuestra gente de pié estaba
dentro del pueblo, é le comenearon á que-
mar é los enemigos todos á le desampa-
rar, ó assi continuando su fuga, se aco-
gieron á la sierra ; pero muchos quedaron
muertos, porque los caballos los siguie-
ron todo lo que fué posible.
Después que nuestra gente halló por
donde entrar al pueblo, era ya medio dia,
é apossentáronse en unas casas de una
huerta , porque lo ílemás hallaron ya quas-
si quemado todo. En la tarde el señor de
aquel pueblo é otros principales, vien-
do que cosa tan fuerte como era aque-
lla villa no se avia podido defender, te-
miendo que acullá en la sierra los avian
de yr á matar , acordaron de se venir á
ofrescer por vassallos de Sus Magosta-
dos, ó fueron por el general rescebi-
dos, prometiéndoles todo buen (racla-
miento, y ellos obligándose á guardar
toda lealtad é servir , como debían.
Estos indios é los otros que venían assi
rendidos, después de les aver quemado é
destruydo sus casas é haciendas, dixeron
que la causa por qué venían tan (arde á dal-
la obidiencia era porque pensaban que sa-
tisfacían á sus culpas en consentir que pri-
mero se Ies híciesse daño , que fuesse su
penitencia ; porque creían que después de
ayer padeM ido. no ternian tanto enojo de-
lió* los chripstianos, aviéndolos castigado
é vengádose.
Aquella noche estovo el general é su
gente en aquel pueblo, é por la mañana
Otro dia se partió por una (ierra do mu-
choa pinares, despoblada é sin agua algu-
na, é passaron un puerto con mucho tra-
ba so, ó muchos de los indios amigos, que
en el exército yban, perescicron de sed: 6
á siete leguas de aquel puerto pararon en
unas estancias aquella noche , ó otro dia en
amanesciendo, prosiguieron su camino 6
llegaron á vista de una muy gentil cibdad,
que se dice Suehiiiiilco, (pie e>lá edolicada
en la laguna dulce. K como los naturales
dolía e-laban ;i\ i~ados de la yda de nues-
tro exército, tenían fechas muchas amar-
radas é acequias é aleadas las puentes de
las enlradas de la cibdad , la qual está de
Temistitan tres ó quatro leguas, y estaba
dentro mucha é muy lucida gente, con de-
terminación de morir en la defensa ó que-
dar con victoria. E llegado el campo nues-
tro é recogida la gente é puesta en ór-
den, el general se apeó de su caballo é
siguió con algunos infantes hacia una al-
barrada que tenían los contrarios, detrás
de la qual estaban muchos defensores , é
comencóse el combate con mucho denue-
do de los chripstianos ; porque no eran
nuestros españoles de aquellos por quien
Vegecio digo, «que siempre es el soldado
nuevo en aquellas armas quél y ellas largo
tiempo vivieron ó estovieron en reposso» ':
i Lib . II , cap. 24.
HISTORIA GKNEHAL V NATUtAL
.17 2
antes á estos milites cortesanos nunca so
les caian de acuestas, ni dexaban do
ser exercitadas ellas y ellos , y en su dis-
ciplina militar estaban tan doltrinados y
expertos, que valian por muchos más.
É assi , continuándose la batalla ó com-
bate, hacían mucho daño los escope-
teros é ballesteros , é ningún tiro era fe-
cho sin matar ó herir á los enemigos; é
assi Toreados desampararon el albarrada,
é los españoles se echaron al agua é pas-
saron adelante por donde hallaron tierra
firme, y en espacio de media hora quo
pelearon, ganaron la principal é mejor par-
te de la cibdad , é retraydos los contra-
rios por las calles del agua en sus canoas,
pelearon hasta que fué de noche , que la
escuridad los departió. É unos movian paz
ó otros en esse medio entre las palabras
no dexaban de pelear, é movieron tantas
veces esla plática de la paz, sin la poner
en obra, que sé entendió que lo hacián
para dos efettos: el uno para alear sus
haciendas en lauto que éssa paz fraudosa
se tractaba , y el otro por dar lugar al
tiempo é que les fuesse socorro de Temis-
titan.
Aquel día mataron dos españoles, pur-
que se desmandaron á robar, é fué tanta
la nescessidad que no pudieron ser socor-
ridos. Dinamente dá la guerra el pago que
meresce el que se desordena en ella , é
sin tiempo ni auctorklad del capitán so
mete donde no puede salir: é ya que los
enemigos no maten, los tales ni deben
ser perdonadas, ni quedar con la vida,
porgue muchas veces da ocasión un des-
mesurado é temerario á que por lo socor-
rer se vea en peligro todo el exército.
En la tarde pensaron los- enemigos có-
mo podrían otro día atajar á los chripstia-
nos. para (pie no pudiessen salu de aque-
la cibdad con las vidas; ó juntáronse mu-
cha copia dellos determinados de venir
por la parte que los nuestros avian entra-
do. É cómo los vieron venir tan do súbi-
to , maravilláronse de ver su ardid é agi-
lidad ó presteca, é seys de caballo quo
con el general estaban más á punto quo
los otros, arremetieron contra ellos, é de
temor de los caballos volvieron las espal-
das, é salieron de la cibdad tras ellos,
matando muchos, aunque con assaz peli-
gro ; porque no fallaban algunos valientes
indios que osaban esperar á los de á ca-
ballo con sus espadas é rodelas , ni era de
tenerles en poco sus ánimos, por serles á
ellos tan nueva cosa pelear los hombres á
caballo, animales nunca por ellos en aque-
llas partes vistos. E cómo andaban re-
vueltos .grande espacio de hora avia, el
caballo en quel general andaba, dexóse
caer en (¡erra de cansado; ó cómo los
enemigos le vieron á pié, revolvieron so-
bre él , é como valiente varón comencóse
á defender con la lanca : é un indio de los
de Táscaltecá, cómo le vido en lanía nes-
cessidad , llegóse á le ayudar, é lo mes-
mo higo un español criado suyo, é levan-
taron el caballo; é cómo acudieron más
españoles, desampararon lodo el campo
los .'contrarios , é los de caballo ques di-
cho y el general , como estaban muy can-
sados, se tornaron á la cibdad. E puesto
que era ya quassi noche ó debieran re-
possar , mandó Hernando Cortés que to-
das las puentes aleadas^ por donde yba el
agua se cegassen con piedra é adobes que
allí avia, porque los de caballo pudiessen
entrar é salir en la cibdad sin estorbo al-
guno: é no se partió su persona de allí
hasta (pie lodos aquellos malos passos que-
daron bien aderescados, 6 con mucho
aviso en la guarda é velas se passó aque-
lla noche.
Bien me paresce aquello de Diodoro Sí-
culo 1 (pie dice que si no oviesse escripto-
res, poco turarfan los hechos señalados,
I tiiodoro Siculu, lib. I.
ni; indias, luí. xxxiii. cap. sxi
373
porque Cualquiera otro monumento es
muy breve por los muilios accidentes que
estorban ; mas el valor de las lelras, qne
por 1 01 las parles suenan, hace quel tiem-
po, ipie loilas las otras cosas ile.-liiix o,
sea custodia ó protector precipuo, bien
ipie la eloqiionciu ayuda a-siz, como vir-
liid á ninguno inferior. Con la elocuencia
los griegos precedieron á los bárbaros,
losdottosá los \ inorantes : causa que uno
aunque sea de la mesina estirpe, sea su-
perior á otro, porque. toda posa es tanto
quanio la virtud la hace del que habla-.
No hay dulflta que aquellos que lian Ca-
ma de hombres dignos, lian abierto el c a-
mino ó vía dé la virtud, mas que pa-
ra yr á ella hay iliver»a> sendas. Pa-
resce (pie la poesia más se extiende á tle-
h \tar ipie á lo útil, é las leyes \ estatu-
ios más al punir (pie al enseñar, é las
otras arles todas no lian con felicidad con-
torció, porque la utilidad que dellas ua.-cr
es mezclada con el daño: antes hay algu-
nas <pie en cambio de la verdad enseñan
á mentir. Por la (pial la historia sola con
palabras iguales á los hechos, trae consi-
go la verdadera utilidad, exaltando lo
Jioneslo é conculcando e hollando el virio,
(ó lo que no es loable é si deshonesto); é
finalmente por la e\pirien( ¡a (pie la histo-
ria pone de los tiempos passados, veni-
mos á periodo \i\ ir. Nosotros, pues, con-
siderada la alabanca que los escriptores
consiguen, avenios asumpto (Ó tomado á
cargo) esta obra.
Todo eslo es del auctor alegado , ó
traydo muy á propóssito é al de la mate-
ria, de que tracto ; pero no con el intento
de Diodoro en parte, porque yo escribo
por mandado de mi príncipe y él por su
passatiempo. Yo sin la abundancia de le-
tras que Diodoro tenia , y él con alto es-
tilo y elegancia : la qual oviera aqui me-
nester el valeroso y estrenuo y excelente
capitán Hernando Cortés, de quien la plu-
ma miá conose.fi que sobra la materia , é
que la lengua ni mi estilo no pueden tan
adelante llegar, que le den el colmo que
su loor é obras merescen para Ja inmor-
talidad di' su lama. Pero yrá arrimada á
la simplicidad é forma de hablar, que de-
ben* concurrir en la verdadera historia: ó
llamo simplicidad á lo quel gramático
atribuye tal verbo, ques decir sencilla-
mente , sin • lagotería ni lisonjas lo que
hago al caso.
Tornando a la historia de lo.s cortesa-
nos, de que se (rada, cómo los de Méxi-
co e l'emistilan sabían «pie estaban en la
cibdad de Sucbimilco, acordaron otrodia
siguiente al ques dicho de yr por la la-
guna con grand poder, é assimesino con
olro exércitO por la tierra á los cercar,
creyendo que ya uo podrían escaparse de
sus manos. Y el general, avisado desto,
subióse á una torre de un templo de
aquellos ydólalras (donde liaren aquellos
infieles á sus ydolus é falsos dioses sus
diabólicos é crueles sacrificios e ofrendas
de cuerpos humanos, segund su infernal
e condenada costumbre), para ver Ó con-
siderar desde allí cómo veni.m los enemi-
gos, é para arbitrar por donde podrían
acometer, para proveer en ello lo que
eonviniesse. t luego puso por obra todo
lo que le paresció que para la resistencia
se debía apercebir. Ií llegó por el agua
una herniosa é granilíssima Ilota de ca-
noas, que passabande dos mili, é traían
más do "doce mili hombres de guerra; c
por la tierra llegaron tanta moltitud de in-
dios que cubrían los campos.
Los capitanes que venían en la delan-
tera, traían espadas de las nuestras en las
manos, é cada esquadron apellidaba su
provincia: unos degian ¡¡México, Méxi-
co»; oíros i Tgmistitan , Temistilan* , é
otros tCulua, Culua* ; é junto con esto
decían muchos denuestos c injurias á los
nuestros, amcnaeándolos que con aque-
llas espadas que les avian tomado la otra
vez en la cibdad de Temislítan, avian de
371 HISTORIA GENER
matar sin dexar á vida español ni amigo
suyo que toviéssen, Pues como el gene-
ral tenia ordenado dónde avia de oslar é
acudir cada capitán de los nuestros, é
porque hácia la tierra firme avia mucha
copia de enemigos , salió á ellos con veVn-
te de caballo é quinientos indios de Tas-
caltcca , repartidos en tres partes; é man-
dóles que desque losoviessen rompido, se
recogiessen en cierta parte al pié de un
cerro que estaba media legua de allí , por-
que también avia allá mucha gente de los
enemigos. E assi cómo fué tiempo, dada
la señal, cada esquadron siguió por su
parle contra los adverssarios , é desbara-
táronlos é alangearon é mataron muchos,
é recogiéronse al pié del cerro ques di-
cho. Y el general mandó a ciertos corte-
sanos é personas diestras é ligaros que
subiessen por la parte más áspera del
monte , para quél con los de caballo , ro-
deando por la parte más llana , los tomas-
sen en medio , é fué assi : que como los
enemigos vieron que los cortesanos subían
el cerro, volvieron las espaldas, pensando
que huían á su salvo, é toparon con los
de caballo , que serian hasta catorce ca-
ballos, de quien fueron rescebidos en las
tancas ; é los amigos de Tascalteca me-
neaban tan bien las manos, que en breve
espacio mataron más de quinientos hom-
bres, é los demás se salvaron, huyendo
a las sierras.
Otros seys de caballo acertaron á yr
por un camino muy ancho é llano, alan-
ceando en los enemigos: é á media legua
de Suchimileo dieron en un esquadron de
gente muy lucida que venia en socorro
de los vencidos, é desbaratáronlos é alan-
cearon algunos; 6 á las diez horas del
dia, fecho todo lo que se ha dicho, es-
tando ya juntos los de caballo, se volvie-
ron victoriosos á Suchimileo, 6 á la en-
trada estaban los otros españoles, que
desseaban ver al general é los que con él
avian salido, y entender lo -ubcedido. É
AL Y NATURAL
contáronle cómo so avian visto en mucho
aprieto por echar fuera de la cibdad á los
enemigos, de los quales avian muerto mu-
chos ; é dieron al general dos espadas de
las nuestras que Ies avian tomado, é di-
xéronle que los ballesteros no tenian sae-
tas, porque todas las avian muy bien em-
pleado. Y estando en esta plática, antes
que se apcassen, asomaron por una calcada
muy ancha en un graud batallón muchos
de los enemigos , é con tanta grita é ala-
ridos que sonaban todos los montes é va-
lles de la comarca ; é con el apellido del
glorioso Apóstol , assi como*l capitán ge-
neral dixo "Sanciiago é á ellos» , arreme-
tieron todos veynte de caballo contra los
indios; é cómo de la una parte é otra de
la calcada era toda agua , laucáronse en
ella, é assi los desbarataron é se torna-
ron á la cibdad bien cansados : é mandó-
la luego el general quemar, excepto aque-
llo en quél é su gente estallan apossenla-
dos; é quedó allí tres días, que ninguno
dexaron de pelear. É al cabo, dexándola
quemada é asolada , partieron los chrips-
lianos é sus amigos con el general, é aun
con lástima de ver el daño que se avia
fecho, porque tenia aquella cibdad mu-
chas casas buenas, é muchos templos é
torres de aquellos de sus ydolalrias, de
cantería de cal muy bien labrados. E sa-
liéronse fuera á una placa que está en la
tierra firme allí junto, donde los natura-
les hacen su tiánguez ó mercado, que
quiere decir lo mesmo: é dió orden que
para su camino fuessen diez de caballo en
la avanguárda , é otros diez en medio de
la gente de pié , y el general en la retro-
guarda con otros diez cavalleros; é assi
como contonearon á andar , pensando los
de Suchilmilco que de temor se yban los
nuestros, llegaron por las espaldas con
mucha grita, y el general con los diez de
caballo volvió contra ellos, é los siguió
hasta los meter en el agua , en tal mane-
ra (pie no curaron más de tentar su aire-
DE INDIAS LtB. XXXIÜ. CAP. XXI.
37",
vimiento. Y el excrcito nuestro continuó
su camino, é á las diez horas del dia lle-
garon a la ciudad de (luyoacan, que está
de Sucliimili'o dos leguas, c de las cih-
dadi's de Temislitan c Euluacan é l'chilu-
huzco e l/la|iala|>a c C.uylaguaca. e Mizte-
que ( que todas están en el agua i la mas
léxos de todas < <tj'i legua é inedia ó dos.
é halláronla desmoldada: e apossenláron-
se en la casa del señor, é allí estovieron
aquel dia que llegaron y el siguiente. E
[ior(|iie en seyendo acabado- lo> bergan-
tincs, avia el geueral de poner cerco á
Temislitan. quiso primen) ver la dispusi-
cion de-la l iliil.iil e las entradas e salidas,
é por dónde los nuestros podían ofender
ó ser ofendidos, E otro dia que llegó, to-
mó (¡neo de caballo ó doscientos peones
é fuésse basta la laguna, que estaba muy
perca , por una calcada que entra á la cib-
dad de Temislitan, é vicronse tanto nú-
iiii'im de canoas | I agua . e con lanía
gente de guerra, que no se podían con-
tar por su moltitud : é llegaron á una al-
bai lada, que tenian hecha en la calcada,
é los peones comentáronla á combatir, é
aunque fué mucha la resistencia (pie ha-
llaron é hirieron diez [icones, al fin se la
tomaron 6 mataron muchos de lo> enemi-
gos, ó los ballesteros y escopeteros des-
pendieron bien sus saetas ó pólvora.
Desde allí vieron los nuestros cómo yba
la calcada derecha por el agua hasta dar
en Temislitan bien legua é media, y ella
ó la otra que va á dar á Iztapalapa esta-
ban llenas de gente sin cuento; é cómo
el general ovo considerado bien lo que le
convenia, porque en aquella cibdad avia
de estar una guarnición ó real de gente
de pié 6 de caballo , recogió su gente ó
volvióse , quemando las casas é torres de
aquellos templos de ydólatras. E otro dia
siguiente se partió á aquella cibdad de
Tacuba , que está dos leguas de allí , don-
de llegó á las nueve horas de la mañana,
alanceando indios por unas partes é por
oirás, porque los enemigos salian del
agua por dar en los indios que llevaban
el fardage de los chripslianos , é hallában-
se burlados; é assi la nescessidad les hi-
ce que dexassen yr sin más rcqiiesla á
los nuestros. É porque, como está dicho,
el intento del general en esta salida fué
principalmente dar vuelta á las lagunas,
é calar é ver é saber mejor la tierra, ó
laminen por socorrer aquellos amigos . no
curó de pararse en Tacuba ; pues cómo
los de l'emislilan . que está de allí muy
cerca . e quassi se extiende su población
tanto que llega cerca de la tierra firme
de Tacuba , vieron que los nuestros pas-
eaban adelante, cobraron lanía osadía va-
na . que con grand denuedo osaron dar
en medio del fardage de los españoles;
pero ci mu i los de caballi i \ han bien re-
partidos, Ó lodo era por allí llano, apro-
vecháronse de los enemigos sin peligro
de algún ebripstiano , exceptó que corrían
á unas parles é otras ciertos mancebos,
criados del general, que tenían cuydado
de su persona, ó desseaban mostrar para
quánlo eran, e halláronse en parle que
los enemigos los prendieron: ó créese que
les dieron muy cruel muerte, como lo
ac08tumbran, porque de generación que
come carne humana, no se puede sospe-
char sino rpie liarán della lo que suelen
hacer los glotones con un buen capón ó
faysan Ó buenas perdices. Mucho sintió el
general la pérdida destos sus criados , as-
sí por ser chripslianos como porque eran
valientes hombres é avian muy bien ser-
vido en aquella guerra.
Salido el general desta cibdad, prosi-
guió su camino por entre otras poblacio-
nes cercanas, é alcancé la gente; é cómo
estaba lastimado de averie los indios lle-
vado aquellos mancebos, assi por vengar
su muerte como porque los enemigos con
mucha osadía venían en seguimiento de
nuestro exérgito, púsose con veynte de
caballo detrás de unas casas en celada; é
HISTORIA GENERAL* Y NATURAL
como los indios veían á los otros diez de
caballo con toda la gente ó fardage yr
adelante, seguían sin temor por un cami-
no ancho é muy llano ; é passados algu-
nos, salió el general de través con los gi-
netes , é dió en los indios con tanto ímpe-
tu, antes que pudiessen acogerse a las
acequias, que derribaron más de cient
personas principales é muy lucidos , é con
este escarmiento no curaron de seguir más
Irás los nuestros. Este dia fué el general
á dormir dos leguas adelante de la cibdad
de Coantinchan , bien cansados é mojados
todos, porque aquella tarde avia mucho
llovido; é halláronla despoblada.
El otro dia adelante caminaron su via-
ge, alanceando de quando en quando al-
gunos indios atrevidos que los salían á
gritar, é fueron á dormir á una villa que
se elige Gilotepeque , é assimesmo la ha-
llaron despoblada.
Otro dia siguiente , á medio dia, llega-
ron á la cibdad de Aculuacan, ques del
señorio ó jurisdicion de Thesayco , donde,
aquella noche durmieron , é fueron muy
bien rescebidos de los españoles, é se
holgaron mucho con su venida á salva-
mento, porque después quel general se
avia partido dellos, no avian sabido del
hasta aquel dia que llegaron, é avian te-
nido muchos rebatos en la cibdad, é los
naturales della degian cada hora que los
de México é de Temistitan avian de salir
é venir sobrellos, en tanto quel general
por allá andaba. E assi se cumplió esta
entrada , mediante el favor de Dios , é fué
muy grand cosa , en la qual Sus Magesta-
des rescibieron señalado é grand servi-
cio; 6 la reputación de los chripstianos
en el crédito de los infieles fué siempre
aumentándose, é poniendo más- temor en
aquella gente ydólatra para las cosas de
adelante.
CAPITULO XXII.
En el qual'se (rada de una carta que un hidalgo llamado Bairienlos escribió al general Hernando Corles
desde la provincia que llaman Cliimanla; é de cómo se acabaron los bergantines c se cebaron al agua para
cercar á Temistitan ; c cómo el general envió adelante cierlós capitanes é gente á poner guarniciones cerca
de la grand cibdad de Temistitan : é assimesmo se traclan otras cosas convinientes á la historia.
i\l tiempo que Hernando Cortés oslovo
en Temistitan, viviendo Montecnma, quan-
do primero fui; Cortés á aquella famosa é
grand cibdad , proveyó que en dos ó tres
provincias (aparejadas para ello) se hicies-
sen ciertas grangerias é haciendas para
Sus Magcstades. É una de aquellas pro-
vincia^ se llama Chimanta (la qual es ber-
ra muy fértil é buena) , y envió para esto
dos españoles: é la genio de aquella tier-
ra no es subjeta á los de Culua : y en las
otras (pie lo eran, al tiempo que le daban
guerra en la cibdad de Temislilan, mala-
ron á los que oslaban entendiendo en
aquellas grangerias, 6 tomaron lo que en
ellas avia , que era cosa de mucho valor,
segund la manera de la tierra. Y de los
españoles que oslaban enChimanta, se pas-
só quassi un año que no supo el general
dellos, porque como lodas las oirás pro-
vincias de en medio estaban rebeladas,
ni ellos podían saber del oxétrilo chrip's-
tianó, ni los españoles tampoco podían
entender si eran vivos. E aquellos dé Chi-
manta, cómo se avian dado por vassallos
de Sus Magostados, perseveraron en sti
fidelidad, é porque demás desso eran ene-
migos de los de Culua: é fueron tan hom-
bres de bien que por ninguna mudanca
del tiempo ni disfavor de los cortesanos
no se quisieron partir do su amistad ni de
la promesa de su lealtad : antes avisaron
DE INDIAS I.lli. XXXIII. CAP. XXII.
á aquellos chripslianos que en ninguna
manera saliessen de su tierra , é les die-
ron noticia cómo los de Culua avian dado
mucha guerra al general é á los que con
él estallan, é pensaban que ni los ehrips-
tianos que con él militaban eran vivos,
sino que los avian muerto á todos. E assi se
cstovieron dos españoles solos en aquella
tierra; y al uno dellos, que era mancebo
animoso , luciéronle capitán , é salia con
aquellos indios á dar guerra á sus enemi-
gos, é las más veces él é los de Chiman-
la eran vencedores. E cómo después el
general tornó á convalecer ron victorias
OOnlra los adverssarios, que primero le
avian desbaratado y echado de Temisli-
tan, los de Chimanta ilixeron á aquellos
dos chripslianos que avian sabido que en
la provincia de Tepeaca avia enripstia-
nos , é que si querían saber la verdad que
aventurarían dos indios, aunque avian de,
passar por mucha tierra de sus enemigos,
masque andarían de noche é fuera de ca-
mino hasta llegar a Tepeaca , é los" dos
españoles se lo agradescieron ; y escribió
uno de aquellos con estos mensajeros una
carta, como hombre de bien, dando no-
ticia de si e del compañero á los españo-
les, la qual era del tenor siguiente:
«Nobles señores: dos ó tres cartas he
escripto á vuestras mergedes é no sé si
han apollado allá, ó no; é pues de aque-
llas no he ávido respuesta . laminen pon-
go en dubda averia des ta. llagóos, seño-
res, saber cómo lodos los naturales des-
la tierra de Colna andan levantados y de
guerra, é muchas veces nos han acome-
tido; pero siempre (loores sean dados á
Dios) avernos seydo vencedores. Y con
los de Tustebeque é su parcialidad de Cu-
lua cada dia tenemos guerra. Los que es-
tán en servicio de Sus Altecas é por sus
vassallos, son siete villas de los Tenez;
é yo é Nicolás siempre estamos en Chi-
manta, ques la cabecera. Mucho quisiera
saber dónde está el capitán, para le es-
TOMO III.
cribir é hacer saber las cosas de acá. E
si por ventura me esrribiéredes de dónde
él está, yenviáredes veyuteó treynta es-
pañoles, yrme nía con dos principales
naturales de aqui, que tienen desseo de
ver y hablar al capitán; y será bien (pie
viniessen , porque como es tiempo agora
de coger el cacao, eslórlianlo los de Co-
lua con las guerras. Nuestro Señor guar-
de las nobles personas de vuestras mer-
cedes romo dessenn. De Chimanta á no
Sé quantos del mes de abril de mili é qui-
nientos é veynte y un años. A servicio de
vuestras mercedes. = IIernando de Bar-
rientes. »
Cómo los dos indios llegaron con esta
carta á la provincia de Tepeaca , el capi-
tán que allí avia dexado el general con
ciertos españoles, enviósela luego á The-
-a\ro: e rebebida, assi él como todos los
españoles holgaron mucho ó por muchos
respectos, y en especial por saber de
aquel hidalgo, que era buena persona #
valiente hombre, é del otro compañero
que con él estaba , é porque se temía has-
ta estonces que si se juntaban los de Chi-
manta con los di; Culua, avrian muerto
aquellos dos chripslianos, é los enemigos
serian más poderosos. E paresció que
Dios lo hico mejor é que lovieron cons-
tancia é cuydado de ser leales é de guar-
dar la confederación é amistad que tenían
con los españoles : é desle bien mucha
parte fué la prudencia de aquel hidalgo
Barrientes, é la buena maña que con
aquella gente se dió en tanto tiempo co-
mo estovo en compañía deaquellosindios,
animándolos é consejándolos para que no
hiciessen mudanza, é quando convenía ,-
hacia muy bien el offigio de esforcado é
sabio capitán contra los indios del bando
contrario. A lo menos estos dos españoles
supiéronse mejor conservar que oíros dos
que en el tiempo del capitán Hojeda que-
daron en la costa de Tierra-Firme perdi-
dos, á los qualcs los indios no Ies hicie-
48
37S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ron mal, aunque eran caribes: antes les
daban de comer é los tractaban bien, por-
que ellos tomaron por medio de darles á
entender las cosas de nuestra sancta fée
cathólica é qué cosa es Dios , é holgaban
de oyrlos. É para saber los indios si les
decian verdad , acordaron de tomarlos á
parte , é preguntaron al uno si Dios tenia
barbas y era hombre , é de qué manera
era aquel que decia que avia criado el
mundo; y el chripstiano respondióles que
no tenia barbas , ni ninguno era diño de
verle , é que era Señor de todos : é pre-
guntaron lo mesmo al otro, é díxoles que
Dios era hombre, é tenia barbas, é avia
estado acá en la tierra é nascido de la
Virgen Sancta María, que después avia
subido á los cielos y estaba allá. É vien-
do los indios tan diferentes respuestas,
aunque cada uno pensaba darla buena,
careáronlos , é dixéronles que por qué les
mentían; quel uno decia que Dios era
hombre é tenia barbas, y el otro que no,
6 que eran burladores é mentirosos. É
aunque essos peccadores se quisieron con-
formar entre sí é darles á entender cómo
el uno y el otro decian verdad, é aquello
era Iniciar ya de la Trinidad, é anadian
el Espíritu Sánelo, demás de lo que pri-
mero avian dicho, y ellos sabíanlo mal
decir é los indios peor entender, no apro-
vechó su predicación, ni los indios los es-
cucharon más ; é indignados los- mesmos
españoles, el uno al otro culpando lo que
avia dicho, vinieron á tan malas pala-
bras, édellas á las manos, que se mataron
¿acabaron como necios. Loqual no hacia
assiel dicho Rarrientos é Nicolás, su com-
pañero: antes quando los indios querían
s;ilior é le preguntaban las cosas de la
fée, el Nicolás se remilia al Rarrientos que
lodixesse.é decia que aquel lo sabia me-
jor; é assi él les decia lo que Dios le enca-
minaba , sin contender con el compañero.
Dexemos esto, porque el chripstiano
que no es theólogo, siempre se debe re-
mitir á lo más seguro en tales casos, é
aplicar sus respuestas á los religiosos é
doltas personas que la Iglesia admite para
lo tal; donde esto no oviere, basta quel
soldado diga al infiel lo quel chripstiano
alcanca é cree, remitiéndose á los perla-
dos, é poniendo en esperanca de hacerle
dar á entender lo que conviene á su sal-
vación , con tanto tiento que no falte de
la verdad de la fée.
Cómo Hernando Cortés vido la carta
ques dicho, escribió luego al Rarrientos,
dándole las gracias convinientes é ofres-
ciéndole mercedes, é dándole cuenta á él
é á su compañero de las cosas paseadas,
é que toviessen esperanca, que aunque
de todas partes estaban cercados de los
enemigos, presto se verían libres é po-
drían entrar é salir seguros.
Tornando á la historia, siguióse des-
pués que avíendo el general dado vuelta
á las- lagunas , ovo muchos avisos para
poner el cerco á Temistitan por la tierra é
por el agua , y estovo en Thesayco forne-
ciéndose lo mejor que pudo de armas é
pertrechos é gente, é dando priessa á que
so acabassen lós bergantines é una canja
ó tranchea ó acequia para los llevar hasta
la laguna: la qual canja se comencé á ha-
cer luego que la ligacon é tablacon de los
bergantines Tse truxo en una acequia de
agua que yba por cabe los apossentos
hasta entrar en la laguna ; é desde donde
los bergantines se ligaron, é la canja se
comencé á hacer hay bien media legua
hasta la laguna. En esta obra andovieron
cinqüenta dias, trabaxando más de ocho
mili hombres de los naturales de la pro-
vincia de Acultiacan é Thesayco; é tenía
la canja más de dos estados de hondura é
otro tanto de ancho, é yba toda chapada
y estacada , de manera quel agua que por
i' Diod. Siculo, lih. II.
DE INDIAS. I.lli. XXXIII. CAP. XXII.
fila \ba, la pusieron en el pesso que tenia
la de la laguna , de forma que las Instas
se podían llevar sin peligro e sin Irabaxo
basta el agua con mucha facilidad. Esta
fué una obra grandissima é mucho de ver
é no menos de admirar que las naves y
edeficios del grand rey de Egipto dicho
Scsostri. Este rey dice Diodoro Siculo que
fué inventor de las naos luengas, é ganó
muchos e grandes scñorios é reynos , é
hico poner en las partea, donde andovo
conquistando, muchas columnas con letre-
ros qoe decían : «Esta provincia guerrean-
do, venció el rey de lodos los reynantes Se-
sostri.i E donde hallaba valerosos defen-
sores, de\aba esculpidos los miembros ¡.,..
nitalesdel varón, é donde no eran tales, los
pudientes femeninos; dando á entender
donde avia hallado valientes hombres, é
donde vil gente é cobarde. Este rey hico
una nave que tenia de luongodoscienlos c
ochenta cobdos, de cedro, dorada de fue-
ra , é por dentro toda plateada, é dedicó-
la al Dios de lebas. Levantó dos colum-
nas ú obeliscos de piedra durissima de
doscientas y veynlc cobdos , y encada una
esculpidas lascihdades rpieavia vencido '.
otras muchas e notables cosas cuenta
el auctor que he dicho de aqueste rey
Sesostri , en que no me quiero detener ni
las tengo en tanto como esta (ranchea ó
canja ques dicho é los bergantines de «pie
Iniciamos, los quales dieron ocasión a que
se oviessen mayores thessoros ¿ provin-
cias é reynos que no toso Sesostri, para la
corona real de Castilla por la industria de
Hernando Corles. El qual, acabados los
bergantines é puestos en aquella canja á
los veynte y ocho de abril de mili é qui-
nientos é veynte y dos años , higo hacer
reseña 6 alarde tle toda la gente, é hallo
que tenia ya ochenta y siete de caballo é
ciento é diez y ocho ballesteros y escope-
ros, é septecjéntOS é mas infantes ó peo-
nes de espada é rodela, é tres tiros de
pólvora gruessos de hierro, é quince tiros
pequeños de bronce ó metal, é diez (pun-
tales de pólvora. Hecho el alarde, hico
una breve é substancial oración a todos
los españoles , encargándoles y encomen-
dándoles mucho que guardassen é cum-
pjiessen ciertas ordenancas militares quél
avia hecho, é que scalegrassen y esfor-
cassen sin dubdar de la victoria, pues que
Dios por su clemencia parescia (pie lo
yba prósperamente encaminando; porque
avian visto que quando av ian entrado en
Thesayco.no eran más de quarenta de ca-
ballo, é avian venido navios é gente 6 ar-
mas como tenían, en que se mostraba
claro que peleaban en favor é aumenta-
ción y en nombre de toda la religión é
república chripstiana , é por reducir a la
corona real de Castilla é al servicio de
Ni- Magcsladcs Calhólica é Cessárea tañ-
íase i,in grandes provincias, como se a\ ian
rebelado, de que resultaría el descanso é
galardón de todos para en esta vida y en
la olía perdurable: c que pues á los ospa-
ñoles no era cosa nueva, el exerciejo de
las aunas ni la lealtad que siempre guar-
daron á sus príncipes, ni les faltaba ex-
pirieneja para conseguir el triunfo de la
militare acostumbrada milicia, «pie no de-
bían sospechar ni temer algún siniestro
caso, aunque <-n la guerra andan mezcla-
dos los desastres con las victorias, ó á lo
menos atravesándose cosas (pie dan pas-
sinn hasta conseguir el lin glorioso de la
batalla , para que mejor sepan los tropheos
é ganancias quanto mas sudadas é dificul-
tosas fueren hasta ser adquiridas. « El va-
liente cavallero é buen soldado en más
suele tener su vergiienca que la propria
vida. É assi espero de vosotros, señores
y hermanos, amigos é compañeros míos,
que juntos venceremos ó juntos morire-
mos, sin que podamos ser dichos en nin-
I Dioilnro Siculo, lili. II.
380
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
gun tiempo vencidos. »É con estas últimas
palabras gessó, é todos respondieron sin
discrepancia é á una voge digentes : « Sír-
vanse Dios y el Emperador , nuestro se-
ñor de tan buen capitán é de nosotros:
que assi lo haremos todos como quien so-
mos , é como se debe esperar de buenos
españoles. » É con tanta voluntad é dessco
dicho , que paresgia que cada hora les era
perder un año de tiempo , por estar ya á
las manos con los enemigos, é porque la
conclusión desta guerra , con sangre ó pa-
ra alcanzar la paz é sosiego de aquellas
partes , todo pendía de ser cercada é so-
juzgada Temistitan.
Otro día después del alarde, el general
envió mensajeros a las provincias de Tas-
calteca 6 Guaxogingo é Churultecal , ha-
ciéndoles saber que los bergantines eran
acabados , é toda la gente estaba aperge-
bida é de camino para yr á gercar á la
grand cibdad dé Temistitan: por tanto
que les rogaba que con toda la más gen-
te é mejor armada que pudie'ssen, se par-
tiesen luego para Thcsayco , donde los
esperaba diez dias. Pues cómo los de las
provincias ques dicho eran enemigos na-
turales de los dé Culua y estaban aperci-
bidos, fuéronse á Calco los de Guaxocingo
é Churultecal, porque assi se lo avia man-
dado el general, é porque juntos por allí
avian de entrar á poner el cuereo; é los ca-
pitanes de Tascaltecacon toda su" gente lle-
garon á Thesayco ginco ó seys dias antes
de pasquadel Espíritu Sánelo, como les es-
taba ordenado; y el general los salió á res-
cebir con mucho placer, y ellos yban con
tanta alegría é buena ordenanga , que no
avia mas que pedir : é segund la cuenta que
los capitanes dieron, passabandecinqüenta
mili hombres de guerra , los quales fueron
muy bien resgebidos 6 apossentados. É
aquesta gcnlede Tascalleca fué muy grand
parte délos buenos subgessosde los chrips-
tianos é de la próspera definición (¡tiesta
em presea lovo, como adelante se dirá.
.El segundo día ele pasqua mandó el ge-
neral salir toda la gente de pié é de ca-
ballo á la placa de aquella cibdad, para la
ordenar é dar á capitanes principales la
ynstrucionque avían de llevar á tres guar-
niciones ó reales particulares é distintos,
que se avian de poner en tres cibdades
que están en torno de la de Temistitan. De
la una guarnición é campo higo capitán al
comendador Pedro de Al varado, cavalle-
ro de la Orden de Sanctiago, é dióle treyn-
ta de caballo, é diez y ocho ballesteros y
escopeteros, é giento y cinqüenta peones
de espada é rodela , é más de veynte y
ginco mili hombres de guerra de los de
Tascalteca; y estos avian de estar é po-
ner su real en la cibdad de Tacuba. É de
otra guarnición higo capitán á Chripstóbal
de Olit , al qual le dió treynta y tres de
caballo, é diez y ocho ballesteros y esco-
peteros, é ciento y sessenta hombres de
espada é rodela, é más de veynte mili
hombres de guerra de los indios amigos
é confederados; é aquestos avian de as-
sentar su real en la cibdad de Cuyoacan.
De la tercera guarnición higo capitán á
Gongalo de Sandoval , alguagil mayor , é
dióle veynte y cuatro de caballo, é quatro
escopeteros, é trege ballesteros, é gieuto
y ginqüenta peones de espada é rodela , é
los giento dellos de mangebos escogidos,
quel general acostumbraba traer en su
compañía, é toda la gente de Guaxogingo
é Churultecal é Calco, en que avia más de
treynta mili hombres; é aquestos avian
de yr por la cibdad de Iztapálapa, é pas-
sar adelante por una calcada de la laguna
con favor y espaldas de los bergantines,
é juntarse con la guarnición de Cuyoacan.
para que después quel general entrasse
con los bergantines por las lagunas, el di-
cho alguagil mayor assentasse sus reales
donde le paresgiesse que convenía. Para
los trege bergantines, con quel general avia
de entrar por la laguna, dexó trescientos
hombres, 6 los más dellos eran vente ríe la
DE INDIAS LIB. XXX11L CAP. XXII.
3SI
mar é dicslros; y encada bergantín yban
vcjtjIc y finco españoles, é cada fusta ó
navio destos llevaba su capitán é veedor
é seys ballesteros y escopeteros.
Dada la urden que está dicha, los dos
capitanes que avian de estar con la gente
en las ciudades de Taculia éCuyoacan, se
partieron de Thesayco á los diez dias de
mayo, c fueron á dormir dos leguas y me-
dia de allí á una buena población, que su
dice Acalman. L otro (lia se partieron de
allí, c fueron á dormir á otra población
que se dice Gilotcpeque, é halláronla des-
poblada, porque era ya tierra de los ene-
migos. otro día adelante en su ordenanza
procedieron en su camino, é fueron á
dormir á otra cibdad (pie -e tl¡re (iuanli-
Can, e también la hallaron despoblada , é
aquel dia passaron por otras dos eibdades
é poblaciones que estaban assiinesmo dcs-
pobladas. É á hora de vísperas entraron
en Tacuba, en la (pial tampoco hallaron
gente , é apossentáronse en las casas del
señor de allí,, que son muy hermosas ó
grandes; é aunque era ya tarde, dieron
una vista los naturales de Tascalteca por
las entradas de dos calcadas de la cibdad
de Temislitan, é pelearon dos ó tres ho-
ras valientemente con los de la cibdad, 6
como la noche los departió, se tornaron á
Tacuba BÍD peligro alguno.
Otro dia siguiente por la mañana, por-
que el general en la instrucion (pie les
avia dado les ordenó que quitassen el
agua, que por caños va á la cibdad de Tc-
mistitan, acordaron de ponerlo en obra; y
el uno dcllos con veyntc de caballo é algu-
nos ballesteros y escopeteros fué al ñas*
cimiento de la fuente , que está un quarto
de legua de allí , é rompió e cortó los ca-
ños, que eran de madera é de cal é can-
to , é peleó valerosamente con los de la
cibdad, que se lo registran por la tierra é
por el agua ; mas al fin los desbarató ó
dió conclusión á lo que yba , que era qui-
tarles el agua dulce que entraba en la
cibdad; que ai fué pequeño ardid é pro-
vecho á los nuestros ni menor daño á los
enemigos; antes fué un grande é notable
principio de su notoria nescessidad.
Aquel inesino dia comenzaron los capi-
tanes de aderesfar algunos passos malos
e puentes é acequias que estaban por allí
al derredor de lengona , porque la gente
de caballo pudiesse libremente correr á
unas partes é otras. Y en esto se gastaron
hasta lo acabar tres dias ó quatro; pero
tnten ¡niendo en esse tiempo muchos ren-
cuentros y escaramuzas con los de la cih-
bad ; é fueron heridos algunos españoles,
é muertos muchos de los contrarios, é se
ganaron muchas albarradas é puentes, e
ovo hablas é desafios particulares entre
los de la cibdad é los de Tascalteca , que
eran cosas notables é para no se poder
ver sin admiración, considerando la aten-
ción e puntos de honor que de ambas par-
tes guardaban, é capitulaban a -i á la
mente y emproviso, é tan diestra é regla-
da forma, que con acuerdo é por cscriplo
entre otras gentes no se pudiera hacer
mejor. É (piando de cuerpo á cuerpo uno
por uno avian batalla, las armas del ven-
cido tomaba el vencedor, sin que los con-
trarios lo impidiessen ni lo tcntassen es-
torbar.
El capitán Chripstóbal de Olit con la
gente que avia de estar en guarnición en
la cibdad de Cinoaean, (pie está dos le-
guas de Tacuba, se partió, y el capitán
Pedro de Alvarado so quedó en guarni-
ción con su gente en Tacuba , donde cada
dia tenia escaramuzas 6 convenia pelear
con los enemigos. É aquel dia quel capi-
tán Chripstóbal de Olit se partió para
Cuyoacan, llegó allá á las diez horas del
dia , é apossentóse en las casas del señor
de aquella cibdad, la qual estaba despo-
blada, é otro dia fueron á dar vista á la
calcada, que entra en Temislitan, veyntc
de caballo é algunos ballesteros é hasta
seys ó siete mili indios de los de Tascal-
as 2
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
toca , é hallaron muy apercebidos los con-
trarios, é rota la calcada, é fechas mu-
chas amarradas, é pelearon con ellos, é
los ballesteros mataron a algunos é hirie-
ron á muchos, y en seys ó siete dias con-
tinuos no faltaron escaramuzas. É una no-
che á media noche llegaron á gritar á los
del real ciertas velas de lH de la cibdad, é
las velas de los españoles apellidaron al
arma , é salió la gente é no hallaron nin-
guno de los enemigos , porque desde le-
xos del real avian dado la grita , de que
se avia recresgido el temor. É cómo la
gente nuestra estaba dividida en tantas
partes, los de las dos guarniciones des-
seaban quel general llegasse con los ber-
gantines; y entre tanto que yba en aque-
llos seys dias se juntaban los de un real é
otro cada dia , é los de caballo corrían la
tierra, porque estaban cerca los unos de
los otros, é alanceaban assaz de los ene-
migos, é de la sierra recogian mucho
mahiz para sus reales, ques el principal
pan é mantenimiento destas partes: é aun
afirmó en su letra Hernando Cortés al Em-
perador que hagc mucha ventaja al mahiz
de aquestas nuestras islas. Lo qual ni
apruebo ni lo contradigo , porque aqui en
esta Isla Española hay mucha simiente
del mahiz de la Nueva España é de lo na-
tural de la Isla , é segund la bondad de la
tierra, donde ello se siembra, assi respon-
den los fructos, é son buenos ó mejores
unos que otros. Dexemos esto, ques pa-
ra otro lugar , é tornemos al Qcrco de Te-
mistitan.
CAPITULO XXUÍ.
Cómo ti general Hernando Corles entró en la laguna con los bergantines , é combatió é lomó el peñón de
Izlapalapa ; é cómo rompió é desbarató la flota de las canoas de los enemigos con mucha victoria ; é cómo
fué cercada la grand cibdad de Temistitan , é fué combatida mucha parte della é por muchas partes ; é có-
mo fué en socorro de los españoles la gente de don Hernando , señor de T+iesayco , con más de cinqüenta
mili hombres, con losqualcs eran ya más de ciento é Ireynla mili indios los amigos, que en nuestro exér-
cilo estaban en favor c ayuda de los españoles contra Temistitan.
Entendido queda por los capítulos pre-
cedentes cómo quedaban en Thesayco
Hernando Cortés é trescientos españoles
é los trece bergantines, para que en sa-
biendo (pie las guarniciones é gente que
envió por tierra estaban en los lugares c
parles que avian de assentar sus reales,
el general se embarcasse é diesse una
vista á la grand cibdad de Temistitan, é
hiciesse algún daño en las canoas de la
flota contraria. Y aunque el general des-
Beaba mucho yrsc por tierra, por dar or-
den en los reales , cómo los capitanes ya
dichos eran valerosos y experimentados
cavalleros, de quien se podia muy bien
confiar lo que tenían entre manos y era á
su cargo, é lo de los bergantines era de
crandíssima importancia , é se requería
grand concierto é cuy dado, determinó el
general de entrarse en ellos, porque el ma-
yor riesgo é aventura se esperaba por el
agua (puesto que de personas principales
de su compañía fué requerido en forma
que se fuesse con las guarniciones, por-
que ellos pensaban quellas llevaban lo
mas peligroso), é conoscia el general que
los marineros é gente de la mar que lle-
vaba es gente que ha menester rienda y
espuelas para refrenar sus cosas , é para
animarlos en su tiempo, escogió su com-
pañía. É otro dia después de la fiesta de
Corpus Chripsti, viernes, al quarto del
alba, mandó el general salir de Thesayco
á Goncalo de Sandoval, alguacil mayor,
con su gente, é que se fuesse derecho a.
la cibdad de Izlapalapa, que estaba de
allí seys leguas pequeñas; é á poco más
d<' medio día llegaron á elja, é comenca-
DE IMHAS. l.Ilt. XXXIII. CAP. XXIII.
Sk:i
ron á la quemar, ó pelearon con la gente
dclla; é cómo vieron el grand poder (piel
alguacil mayor llevaba , que eran más tío
treynta y f inco ó quarenla mili hombres
de los amigos confederados, acogiéronse
al agua en sus canoas. Y el alguacil ma-
yor con el exército se apossentó en aque-
lla cibdad, y eslovo en ella aquel dia es-
perando lo quel general le enviasse á man-
dar, é aquel mesmo dia se avia fecho á
la vela é al remo con los bergantines; y
en la sacón quel alguacil mayor combatía
á l/lapalapa , llegaron los bergantines á
vista ile un cerro grande é fuerte, que es-
tá cerca de la ilielia cibdad e Lulo en el
agua, en el qual avia mucha gente, assi
de los pueblos de al rededor de la laguna
como de Temistitan, porque ya los ene-
migos sabían quel primero rencuentro avia
de ser con los de [ztapalapa, y estaban
allí para defensa suya é para ofender, si
pudiessen. É cómo vieron llegar nuestra
flota , comentaron de apellidar é hacer
grandes ahumadas , porque todas las cib-
dades de la laguna lo supiessen y BSlO-
viessen apereebidos ; é aunque el inten-
to del general era \r ¡i combalir la par-
te de la cibdad de Iztapalapa que está
en el anua , revolvió sobre aquel cer-
ro ó peñón ipies dicho, é saltó en él
con ciento y cinqllenla hombres, é non
obstante su altura é que era áspero é con
Hincha dificultad se avia de subir, dióse
tal recabdo , que por fue rea les ganó las
albarradas que en la cumbre del ferro tc-
nian fechas para su defensa los contrarios,
é ninguno (levaron á vida, ni escape') de-
llos sino las mugeres ó niños.
• En este combate quedaron heridos
veynte y cinco españoles ; pero la victo-
ria é manera del fecho fué un trance que
ruéritamente debe ser muy loado, é á la
vista muy dubdoso el fin que avia de te-
ner, considerando el assiento é dispusi-
eron fuerte de aquel peñón , é la forma
de cómo fué combatido é sobjuzgado. Pues
cómo los do Iztapalapa avian hecho las
ahumadas desde las torres de sus templos
de aquellos sus ydolos, que estaban en
un ferro muy alto junto á su cibdad, los
de Temistitan é de las otras cibdades que
estaban en el agua , conosejeron quel ge-
neral entraba ya por la laguna con los
bergantines, y encontincnle se juntó tan
grand flota de canoas para la resisten-
cia , é yr á tentar qué cosa eran estos ber-
gantines; é á loque los nuestros pudie-
ron considerar juzgaron que passaban de
quinientas canoas, las quales se fueron
derechamente hacia donde venia el gene-
ral, el quál é la gente que avian sallado
en el peñón ques dicho, se embarcaron á
mucha priessa. E mando el general á los
capitanea de los bergantines que en nin-
guna ni, un í a se moviessen, porque los de
las canoas acomeliessen la batalla , cre-
yendo que por su multitud los nuestros no
Osaban salir á ellos: é assi fué que los
enemigos dieron principio con mucho ím-
petu á caminar, mostrando que querian
cmholir y encontrar los bergantines; mas
seyendo á dos tiros de ballesta , repararon
y estovieron quedos: e como el general
desseaba mucho quel primero rencuentro
fuesse fructuoso, é se hiejesse de mane-
ra que cobrassen temor de los berganti-
nes (porque la llave de toda la guer-
ra estaba en ellos, y la cosa del mundo
de quien podían réscibir más daño los
contrarios, é aun también los nuestros,
era por el agua) quiso Dios que vino un
viento de la tierra muy favorable para
embestir con ellos , é mandó luego á los
capitanes que rompiessen por la flota de
las canoas é las siguiessen hasta las en-
cerrar en la cibdad de Temistitan. É có-
mo el viento fué muy al propóssito de los
españoles, aunque huyeron los contrarios
quanto pudieron, embistieron rompiendo
por medio de la flota enemiga , é quebra-
ron muchas canoas , é murieron á manos
de los chripstianos muchos indios, óaho-
3S4
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
gáronse muchos más, é fué una cosa do
mucha victoria é para dar muchíssimo
contentamiento é alegría á los vencedo-
res, é á quantos lo miraban que cathóli-
cos fuessen ; é de mucha tristeca é casti-
go á los enemigos. El alcance se continuó
bien tres leguas hasta encerrar las canoas
en las casas de la cibdad ; 6 assi escribió
Hernando Cortés al Emperador ..nuestro
señor, quel vencimiento fué muy mayor
é mejor que lo pudieran aver pedido hom-
bres humanos.
Los de la guarnición 6 real dcCuyoacan
podían mejor que los de la cibdad de Ta-
cuba ver este rompimiento, é cómo vie-
ron todas las trece velas por el agua , é
que les hacia tan buen tiempo é desbara-
taban las canoas, ovieron grandíssima ale-
gría , porque ambas guarniciones estaban
entre ¡numerables enemigos, tanto que
pareseja misterio no los acometer, por ser
los chripstianos tan pocos en número (non
obstante sus valederos: que todo era po-
co a respecto de la ¡numerable cantidad
de los adverssarios), puesto que los chrips-
tianos estaban determinados de morir ó
vencer, como hombres que ningún otro re-
medio ni socorro tenían sino es el de Dios
(ques el mayor de todos) é sus armas. É
cómo los de la guarnición de Cuyoacan
vieron yr nuestra armada en seguimiento
de la contraria flota , tomaron su camino,
assi los de pié cómo los de caballo que
allí se hallaron, para la cibdad de Tcmis-
titan con su capitán Chripstóbal de Olit, ó
pelearon muy reciamente con los indios
que estaban en la calcada, é ganáronles
las albarradas que tenían fechas; é les lo-
maron c passaron á pié é á caballo mu-
chas puentes que tenían quitadas; é con
el favor de los bergantines que yban cer-
ca de la calcada , los indios de Tascaltc-
ca , nuestros confederados . seguían á los
enemigos, é dellos mataban é dellos se
echaban al agua de la otra parte de la
calcada por dó yban los bergantines. É
assi fueron más de una legua grande, si-
guiendo la victoria por la calcada hasta
llegar adonde el general avia parado con
los bergantines.
Estos bergantines fueron bien tres le-
guas , cómo es "dicho , dando caga á las
canoas, las quales se escaparon, llegán-
dose entre las casas de la cibdad ; é có-
mo era ya tarde, mandó el general reco-
ger á los bergantines , é llegóse con ellos
á la calgada , é allí saltó en tierra con
treynta hombres para ganar dos torres
pequeñas de aquellos sacrilegos oratorios
ó templos, que estaban cercados de un
muro de cal é canto, donde no faltó re-
sistencia de la parte contraria ; pero al fin
las ganó , é hico sacar en tierra tres lom-
bardas de hierro que llevaba. É porque
de lo que restalla de la calcada desde allí
á la cibdad , que era media legua , estaba
lodo lleno de los enemigos, é de la una
parte é otra de la calcada , que era todo
agua , lleno de canoas con gente de guer-
ra , hico cargar el un tiro de aquellos é
pegáronle fuego, é fué la pelota por la
calcada adelante haciendo mucho daño
en los enemigos. E por descuydo del ar-
tillero, assi cómo tiró, se encendió la pól-
vora que le quedaba , lo qual si no inter-
viniera , se pudieran hacer otros tiros se-
mejantes ; pero el general proveyó luego
que un bergantín fuesse á Iztapalapa, de
donde truxo más pólvora.
Ganadas las torres ques dicho, el ge-
neral assentó allí real , 6 ordenó que los
bergantines estoviessen allí junto de las
torres, é que la mitad de la gente de
Cuyoacan é otros cinqüenta españoles del
alguacil mayor se viniessen allí otro día;
é proveydo aquesto, púsose aquella noche
mucho recabdo en las velas, poique es-
taban en grand peligro, é loda la gente
de la cibdad acudía allí por la calcada é
por el agua. É á media noche llego grand
inollitud de canoas «'• gente, é también
por la calcada , á dar en el real del gene-
DE INDIAS. 1.IH. XXXIII. CAP. XXIII.
ral , 6 pusieron a los nuestros en mucho
temor (¡ rehato por ser de noche, cosa
muy apartada de la costumbre de los in-
dios, é que en tal tiempo ni suelen aco-
meter , ni se avia visto que de noche se
moviessen ni osassen pelear , si no fuesse
con sobrada victoria. Más cómo los espa-
ñoles é su genera] estaban apercebidos é
prontos á la defensa, .pelearon con los
i mi •iiiiv< js , é desde los bergantines, por-
que cada uno traía un tiro pequeño de
pólvora, comentaron á soltarlos, 6 los
ballesteros > escopeteros hacían lo mes-
iiia, é parescia una música de diverssos
tonos é general temor u los contrarios , é
fué cosa tan nueva , ó no usada |Kira ellos,
(pie presto se retiraron a fuera , ó no con
pequeño daño suyo; é assi no se osaron
llegar mas adelante . ni su rebato fué de
manera que lúciesse daño sino á sí mes-
ónos. É des ta forma aquella noche no- se
(ovo otra quietud hasta quel siguiente (lia
en- esclareciendo llegaron al real de la
calcada , donde el general estaba, r ] 1 1 i 1 1 -
ce ballesteros y escopeteros, é hasta cin-
qUCnta hombres otros de espada é rode-
la, é hasta ocho de caballo de la guarni-
ción de Cuyoacan. Y en el instante los
de la cibdad por la calcada y en canoas
ya peleaban con la gente del general ¡nu-
merables enemigos, con tanta grita é alha-
rido que parescia (¡ue alapaban los -culi-
dos de los hombres é los atemorizaban: é
por la calcada adelante el general, ani-
mando su gente, ganó una puente (pie es-
taba quitada é una albarrada que avian
fecho á la entrada ; é con los tiros c con
los de caballo hicose tanto daño en los
contrarios, que quassi los encerraron has-
ta las primeras casas de la cibdad. É por-
que de la otra parte de la calcada, cómo
los bergantines no podian passar allá, an-
daban muchas canoas de flecheros é ha-
cían mucho daño con flechas é varas que
tiraban á la calcada , hico el general rom-
per un pedaco dolía junto á su real . é hi-
lo.M O III.
co passar de la otra parte quatro de los
bergantines, de los quales huyeron las
canoas hasta se meter entre las casas" de
la cibdad , en tal manera que no osaban
salir á lo largo. É por la otra parte de la
calcada los ocho bergantines peleaban
con las canoas , é las encerraron assimes-
mo. entre- las casas, ó-' aun entraron por
entre ellas, puesto que hasta estonces no
lo avian osado hacer, porque avia muchos
lusos y estácaseme lo estorbaban; é ha-
llaron canales, por donde entrar seguros,
é peleaban con los de las canoas," é toma-
ron algunas delito ó quemaron muchas
casas del arrabal de Temistitan; é aquel
dia lodo fué batalla é se gastó en pelear
continuamente.
Otro ilia adelante el alguacil mayor con
la gente que tenia en I/lapalapa , assi de
españoles como de amigos confederados,
se partieron para Cuyoacan : é- desde allí
hasta la tierra firme hay imacalcada, que
tura legua e inedia: é cómo el alguacil
mayor comencó á caminar, á un (piarlo
de legua llego a una cibdad pequeña . qiie
también está 6D el agua, é por muchas
parles della se puede andar a caballo: é
los naturales de allí comentaron á pelear
con el. é desbaratólos ó mató muchos (le-
fios ó quemóles la cibdad.
Avia sabido el general que los indios
avían rompido mucha parte de la calca-
da ó no podía la gente passar bien , é por
esto em ¡oleá dos bergantines para que lés
ayudasseri á passar, dolos quales hicie-
ron puente por donde los peones passa-
ron: é desque ovieron passado; se fueron
á apossentar á Cuyoacan, y el alguacil ma-
yor con diez de caballo tomó el camino
de la calcada, donde el general tenia pues-
to real, é quahdó llegó, hallóle peleando.
Y el alguacil mayor é los que con él yban
se apearon y entraron eu la batalla , que
estaba muy trabada, é con una vara hi-
rieron al alguacil mayor é le afravessa-
ron un pié, é hirieron á otros españoles;
386
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mas con el artillería y escopetas é balles-
tas se hico tanlo daño en los indios , que
ni los de las canoas ni los de la calcada
se osaban llegar tanlo á los nuestros co-
mo solían , é mostraban algún temor co-
mo escarmentados ó lastimados. É assi cs-
tovieron seys dias, sin que faltassen nue-
vos combales de la una parle a la olra: é
los bergantines yban quemando al rede-
dor de la cibdad todas las casas que po-
dían. 6 descubrieron canal, por donde po-
dian al rededor entrar por los arrabales
de la cibdad 6 llegar basta lo gruesso de-
11a, que fue cosa muy venturosa. E assi
cessó la vejación de las canoas, que ya
no osaba asomar alguna ni acercarse al
real con un quarto de legua.
Extraño cerco, é para más que liom-
bres tan alta c dificultosa empressa ; por-
que era imposible á los humanos acabar-
la sin obrar Dios de su poder absoluto en
ello, por la manera é dispusieron del as-
siento, en que éstá la cibdad de Temis-
titan ; c otras están dentro de aquellas la-
gunas que la historia ha dicho, ó quassi
como la antigua é noble ó poderosa é
grande cibdad de Yenccia: la qual des-
pués que Troya fué destruyda por los
griegos, la pobló Anlenor é su gente, el
qual capitán le dió principio, é á Adria,
(jue está junto á la mar de Esclavonia, de
la qual se llama aquel mar Adriático,
segund escribe Justino en la abrevia-
ción de Trogo Pompcyo '. Maravillo-
so edeíicio, é opulenta 6 rica cibdad é
república de las más nobles que en el
mundo se sabe, é de las que mejor son
gobernadas. É aunque en el mundo hay
otros edeficios 6 poblaciones fundadas en
«■I agua, assi cómo la metropolitana 6 no-
ble cibdad de L'psalensc Real Slocol-
mensi, puesta en torno con arte é indus-
tria, 6 con valientes c ricos cibdadanos,
é muy fortissima i la qual eslá puesta en
la mar Océana en el reyno de Suecia ó de
Godos, como más largamente paresce por
la nueva geographia del dotto é moderno
auctor Olao Gotho, natural de aquellas par-
tes). Pero nuestra Temistitan tiene mucha
similitud á la insigne cibdad veneciana,
ó á la ques dicho quanto al assiento , por
estar en el agua con tan soberbios é gran-
des edeficios, que sin verlos seria dificul-
toso poderse loar tan enteramente como
en si son magníficos é famosos. É puesto
que Venecia está en el agua é mar ques
dicho, é también aquella su villa de Mu-
ran, donde se hace aquel vidrio tan pre-
cioso que á todos exgcde , ó como está
dicho de la cibdad Upsalense en Suecia ó
(¡oria, estotra nuestra Temistitan está en
aquella grand laguna salada , é otras cib-
dades sufragáneas á ella, que en los capí-
tulos precedentes se han nombrado: las
quales é cada una dellas no se pueden ver
sin admiración ; é cada calcada de aque-
llas, que assi sumariamente la historia ha
memorado, es edeficio para ocuparse en
61 con mucho .tiempo 6 gasto: y en más
se debe tener que aquellos tan famosos
muros de Troya, de quien tantos renglo-
nes é auclorcs hablan. Dexemos viejas
historias, ó tornemos á la nuestra moder-
na é maravillosa, percgrinn, é dina de mili
escriptores.
Estando las cosas en el estado que es-
tá dicho, el comendador Pedro de Al va-
rado , que estaba por capitán de la guar-
nición ó gente que residía en la guarda
de la cibdad de Tacuba, dió noticia por
una carta suya al. general, cómo por la
otra parte de la cibdad de Temistitan, pol-
lina calcada (pie va á unas poblaciones de
tierra firme, é por otra pequeña que es-
taba junio á ella, los de Temistitan entra-
ban ó salían, quando querían; é que preia
«pie viéndose en aprieto, se avian de salir
lodos por allí ( puesto quel general más
i Jutlino, lili. XX.
DE INDIAS. LD8.
desscaba su salida quellos mesmos, por-
que mejor se pudiera aprovechar dellos
ea el campo que no dentro de tan fortís-
sima cibdad , en el agua puesta como es
dicho); pero para que estoviesse del todo
cercada , é los de dentro no se pudics-
sen aprovechar en cosa alguna de la tier-
ra firme, puesto quel alguacil mayor es-
talla herido, mandóle que fuesse Asentar
su real A un pueblo pequeño, adonde yba
A salir una de aquellas dos calcadas. El
qual , con veynte y tres de caballo é cient
peones é diez y ocho ó veynte balleste-
ros y escopeteros, fué allá é assentó su
real donde le fue ordenado: e a~-i quedo
cercada la grund cibdad de Temistítau
por todas partes, sin que .por alguna col-
eada pudiessen entrar ni salir los enemi-
gos.
En el real de la calcada tenia el gene-
ral doscientos infantes españoles , en que
avia veynte y cinco ballesteros y escope-
teros, sin la gente de los bergantines, (¡no
eran mAs de doscientos y cinqüenta hom-
bres; 6 cómo estaban en algún aprieto los
contrarios, ó avia mucha gente de guer-
ra de los amigos confederados, determi-
nó de entrar por la calcada A la cibdad
lodo lo que pudiesse, é que los berganti-
nes de la una parte ó otra de la cibdad
estoviessen para hacer espaldas: ó mandó
que algunos de caballo é peones de los
que estaban en Cuyoacan se viniessen al
real, e que diez de caballo se quedassen
• en la entrada de la calcada, haciendo es-
paldas al general é á los que quedaban en
Cuyoacan, porque los naturales de la cib-
dad dé Suchimilcoé Culuacab 6 Iztapala-
pa ó Chilibusco é Mericaleingo é Cuita-
guacad 6 Mizquique , que están en el
agua, estaban rebelados,- y eran en fa-
vor de los de la cibdad de Temistitan; é
queriendo estos tomar las espaldas á los
nuestros , estaban seguros con los diez ó
doge quel general mandó andar A caballo
por la calcada, é otros tantos que siem-
XXXIII. CAP. XXIII. 3S7
•
pre estaban en Cuyoacan, é mAs de diez
mili indios nuestros amigos. Assimesmo
mandó el general al alguacil mayor ó A
Pedro de Alvarado, que por sus estancias
acometiossen aquel dia A los de la cib-
dad, porque el general quería ganar por
su parte todo lo que más pudiesse.
É assi el general salió á pié del real por
la mañana, é siguió por la calcada ade-
lante, é luego halló los enemigos en de-
fensa de una quebradura que tenían fecha
en ella tan ancha como es luenga una lau-
ca , é otro lauto era honda , y en ella te-
nian fecha una albarrada, é pelearon muy
valientemente de ambas parles, é al Cn
se les ganó: é siguieron por la calcada
adelante hasta llegar á la entrada de la
cibdad, donde estaba una torre de aque-
llo-; ydol i- que>(a gente adoran , e al pié
dolía una puente muy grande levantada,
é por ella atravessaba una calle de agua
muy ancha, con otra albarrada fuerte,
donde se trabó la batalla de manos por
ambas parles mu\ porfiada; mas como
los bergantines peleaban por los lados,
ganóse sin peligro, lo qual fuera impo-
sible sin ellos. É cómo los indios co-
mencaron A desamparar el albarrada,
los de los bergantines saltaron en tier-
ra, 6 los nuestros passaron el agua, é
también los de Tascalteca é Güaxocin-
go ó Calco é Tbesayco, que eran más de
ochenta mili hombres. Y entre tanto que
se cegaba con piedra ó adoves aquella
puente, los españoles ganaron otra albar-
rada que oslaba en la calle, que es la más
principal é más ancha de toda la cibdad;
é cómo aquella no tenia agua, fué fágil de
ganar , é siguióse el alcance trás Jos ene-
migos por la calle adelante hasta llegar A
otra puente que tenían aleada , salvo una.
viga aucha por donde passaban, é pues-
tos por ella é por el agua en salvo , qui-
táronla de presto, é de la otra parte de
la puente tenían fecha otra albarrada
grande de adoves é barro. É cómo los
388
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nuestros llegaron á ella, no podían passar
sin echarse al agua , é aquesso era muy
peligroso por la resistencia é buena vo-
luntad con que los indios lo defendian: é
de la una parte é de la otra de la calle
avia infinitos dellos, peleando con mucha
atención y esfuerco desde las acoteas.
.Mas llegóse copia de ballesteros y esco-
peteros, ó con dos tiros de pólvora por
la calle adelante se higo grand daño, é
mataron indios á pares, é ciertos españo-
les se lancaron al agua é passaron del
otro cabo; mas todavía turó dos horas
grandes en ganarse aquello. Pues cómo
los enemigos vieron passar los chripstia-
nos , desampararon el albarrada é las aco-
teas, é volvieron las espaldas la calle ade-
lante, é assi ovo lugar que passasse toda
nuestra gente , y en la hora se comencó á
Cegar aquella puente ó deshacer el albar-
rada. Y en tanto los españoles é sus ami-
gos confederados siguieron el alcance la
calle adelante, bien dos tiros de ballesta,
hasta otra puente que está junto á la pla-
ga de ios principales apossentos de la cib-
dad: y esta puente no la tenían quitada
ni avia albarrada en ella, porque no pen-
saron los de la cibdad que aquel dia ni en
otros muchos se la avian de ganar ni lle-
gar allí los chripstianos , ni aun los nues-
tros pensaban conseguir la mitad de lo
que se higo aquel dia. A la entrada de la
plaga se assestó un tiro, ó con él rcsgc-
biap mucho daño los contrarios, porque
eran tantos que no cabían en ella: ó como
los españoles vieron que allí no avia agua,
determinaron de les entrar la plaga , é los
de la cibdad, viendo su determinagion é
la moltitud de los confederados con los
chripstianos (aunque de aquellos sin los
•españoles ningún temor tovieran), pusié-
ronse en huyela , c fueron seguidos hasta
los encerrar en el gircuyto de sus ydolos,
el qual es cercado de un fuerte muro de
cal y canlo, 6 no menor que una villa de
quatrogicnlos vecinos; pero luego le des-
ampararon , é los tíuestros le ganaron é se
apoderaron dél é de las torres. Cómo los
de la cibdad se reconosgieron é vieron
que no avia gente de caballo, volvieron
sobre los españoles como leones ferogíssi-
mos, é por fuerga de armas los echaron
fuera de las torres é de todo el patio ó
gircuyto ya dicho: é viéronse en mu-
cho peligro los nuestros, é higieron rostro
debaxo de ciertos portales de aquel pa-
tio, é de allí se retruxeron á la plaga, é
de allí los echaron también hasta los me-
ter por la calle adelante, de tal manera,
queí tiro que allí estaba fué desamparado,
é aun perdieran con él las vidas muchos
chripstianos, si no llegarán tres de caba-
llo, que entraron por la plaga adelante. E
cómo los enemigos los vieron , demás del
temor grandíssimo que á los caballos te-
nían, creyendo que eran muchos más,
comengaron á huyrj é mataron algunos
dellos, é ganáronles el palio é gircuyto
que se dixo de susso : y en la torre más
pringipal é alta dél, que tiene más de
gient escalones ó gradas hasta llegar á lo
alto, higiéronsc fuertes allí diez ó doge in-
dios principales de la cibdad, é qualro ó
ginco españoles subieron por fuerga , aun-
que les era bien defendido, é mataron
aquellos indios. En la qual sacón llegaron
otros ginco ó seys ca valleros, los quales
é los tres primeros se pusieron en una ce-
lada . é quando fué tiempo salieron é ma-
taron más de treynta de los enemigos; é
( «uno ya era tarde, mandó el general re- '
cogerla gente, é (piando se retraían, car-
gaba lanía moltitud de los ad\ erssarios,
que si m> fuera por los de caballo, resce-
bieran mucho daño los nuestros. Mas có-
mo todos los malos passos de la Calle é
calcada, donde pudiera aver peligro al
tiempo de retraer, ya el general los avia
hecho adovar, podían muy bien entrar é
salir por ellos los de caballo : é cómo los
enemigos venían (lando en la regaga de
nuestra Rente, revolvían los de caballo
di: indias, i.m. xxxm. cap. xxui
389
sobre ellos, é siempre alanceaban ó ma-
tal>an algunos. K porque la calle era muy
luenga, ovo logar dé hacer lo (mes dicho
quatro ó cinco veces, é puesto que vian
que se les hacia mucho daño , é de cada
vuelta los ginetes vertían mucha sangre
de los de Temistitan, venían tan ra-
biosos como canes dañados, que páres-
ela que ni estimaban la vida ni temían la
muerte , c no dexahan de seguir á los cs-
pañolcs. E todo el día se gastaba de la
manera que está dicha , sino que ya ellos
tenían tomadas muchas acoteas que salen
!i la calle, 6 los de caballo desdi causa
resecbian mucho peligro, 6 assl convino
(pie se retruKessen al real, c plugo á Dios
que sin muerte de chripstiano alguno,
puesto que ovo heridos: mas quedó pues-
to fuego a las más é mejores casas de
aquella calle, assi porque no les faltasse
qué hacer aquella noche, como porque
(piando otra vez por allí enlrassen los
nuestros, no pudiessen los enemigos ofen-
derlos desde los terrados 6 acoteas.
Este mesmo día el alguacil mayor trón-
calo de Sandoval . y el comendador Pedro
de Alvarado é su gente pelearon' muy re-
ciamente cada uno dellos por la partí' que
guardaban contra los de la oilidad. E al
tiempo del combate estaban los unos do
los otros é de donde el general estaba á
una legua é legua y media, porque se
extiende tanto la población de la cibdad,
(pie segund Hernando Cortes escribió á
C.éssar antes disminuía la distancia en lo
ques dicho: de lo qual se puede colegir
la grandeca de Temistitan.
Pelearon este (lia los amigos confede-
rados que estaban en compañía de aque-
llos capitanes muy osadamente j é no res-
cebierondaño ni dékaronde hacerle gran-
de en los contrarios.
En aquesta sacón don Hernando, señor
de Thesayco é de la provincia de Culua-
can , procuraba de atraer á todos los na-
turalés de su señorío, en especial á los
principales, á la devoción 6 amor á los
españoles, porque aun no estaban confir-
mados en esto, como después lo cstovíe-
ron. É cadá dia venían al dicho don Her-
nando muchos señores y hermanos suyos,
ofresciéndosele de ser en favor de los
chripstíanos é pelear contra los de Temis-
titan é México 6 Culua; é cómo este don
Hernando era muchacho é tenia mucho
amor al general é á los españoles, é co-
noscia la grandissima merced, que en nom-
bre del Emperador ó de Sus Magostados
se le avia fecho en darle tan grand seño-
río, aviendo otros que le precedían en el
derecho de aquel estado , como grato se-
ñor , trabaxaba quunto leerá posible en
que todos sus vassallos fuessen á pelear
contra los de Temistitan, 6 que se pusies-
sen en los trabaxos 6 peligros en que en-
tendía estallan ocupados los españoles,
sirviendo á Dios é á Sus Mageslades, pa-
ra que con ellos gocassen juntamente de
la victoria. E habló con sus hermanos,
que eran seys ó siete , todos mancebos é
bien dispuestos, é díxoles que Ies rogaba
que con toda la gente de su señorío fues-
sen á ayudar al general; ó á uno dellos,
llamado Vslrusíchil, de edad de veynle y
tres ó veyntc y quatro años, muy esfor-
zado é amado y estimado entre aquella su
generación por su valerosa persona y ex-
piriencia, hícole su capitán general, y
envióle á nuestro campo: 6 llegó al real
de la calcada con más de treynta mili
hombres de guerra muy bien aderesca-
dos á su costumbre; ó á los otros dos rea-
les yrian otros veyntc mili hombres, á los
qualescl general rescebió graciosamente,
agradesciéndoles mucho su buena volun-
tad é obra , é quedaron sirviendo donde
les fué ordenado.
En la continuación desta conquista pa-
rescerá al que lee , como es ragon que as-
si lo crea, que tan señalado é grand so-
corro por un solo vassallo ó señor que ora
Estado de un grand rey,é no poco pode-
390
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
roso, enviando cinqüenta mili hombres
fuera de su señorío , é (ales ; pues por es-
te exérgito se puede colegir que queda-
ban en su tierra otros muchos , allende de
la otra gente inútil para las armas. El qual'
socorro fué de mucho pcssar é dolor para
los de Temistitan, en ver yr contra ellos á
los que poco antes tenian por vassallos , é
por amigos é parientes y hermanos , y aun
padres é hijos, que de todos estos debdos
avia cntrellos ; pero el tiempo es causa de
tales mudancas, y el officio del mundo
no consiente que haya en la tierra cosa
permanesciente muchos siglos, sin que se-
mejantes diferencias c revoluciones de es-
lados prueben los hombres , para que me-
jor entiendan é conozcan á Dios.
CAPITULO XXIV.
En que se Irada cómo la segunda vez combatió el general Hernando Cortés ó los españoles d confederados
amigos suyos la grand cibdad de Temistitan , é se í.ico mucha matanca y estrago en los contrarios , ó. de
algunos lechos notables que aquel dia é otros acaescieron *.
Desde á dos dias que passó el combate
de la cibdad, segund que se dixo en el
capítulo de susso , é llegada ya la gente y
exército del príncipe don Hernando, se-
ñor de Thesayco é Aculuacan , en socorro
é ayuda de los españoles, vinieron a
ofrescerse por vassallos de Sus Magosta-
dos é de su corona real de Castilla los na-
turales de la cibdad do Suchimilco, que
está en el agua é laguna grande , é rio -
tos pueblos utumies, que es gente serra-
na é de más copia que los de Suchimilco
(y eran esclavos del señor de Temistitan).
É suplicaron al general Hernando Cortés,
que les perdonasse la tardanga de haber
venido tan tarde á hacer lo que debían; y
él los rescebió muy bien é les dixo que
holgaba mucho con su venida, é que se-
rían tráctados é gratificados é tenidos en
justicia, como buenos vassallos del grand
Rey de Castilla, nuestro señor; é que en
él hallarían su persona aparejada para los
complacer é dar lodo favor é ayuda, si
ellos hirii:ssen lo que debían hacer en ser-
vino do Sus Magostados: ó assi lo pro-
* De Ulé epígrafe quitó Oviedo las siguientes
cláusulas : vEoófno Hernando Corlea higo quemar
norias casas principales de la? que Monlcoiima lc-
metieron ellos que lo cumplirían con toda
fidelidad. Mucha ragon tenian nuestros
españoles de holgar con esta nueva amis-
tad; porque si algún daño podían resge-
bir los del real de Cuyoacan avia de ser
por parte deslos nuevos confederados, é
con tal amigigia gessó este inconviniente.
De la parte del real de la calgada , por
donde el general estaba , ya se ha dicho
que avian quemado los de los bergantines
muchas casas en los arrabales de la cib-
dad, é no osaba paresger canoa alguna
por todo aquello. Parcsgiólc al general
que para su seguridad bastaba tener en
torno de su real siete bergantines, é de
los otros seys restantes envió los tres al
real del alguacil mayor, é los otros tres
al del comendador Pedro de Alvarado; ó
mandó á los particulares capitanes de es-
sos seys bergantines que por la parte de
aquellos dos reales estoviessen avisados,
porque los de la cibdad se aprovechaban
mucho de la tierra en sus canoas, ó mo-
lían agua ó fructas é mahiz é otras vitua-
llas é refrescos, é que se lo excusassen.
nía , de las qualés en otra parle en los capítulos pre-
c.i'dimles desla historiase ha lecho mención, en es-
pecial en <■! capitulo X del presente libro.»
DE INDIAS. LIU. XXXIH. CAP. XXIV.
391
Y envío ¡i mandar á los principales capi-
tanea de aquellos ilos exérejtos que cor-
neasen de noche é «le dia los unos é los
oíros del un real al otro, por<pie aprove-
charía mocho esto para hacer espaldas á
la gente de los reales todas las veces que
quisiessen entrar ¡i combatir la cibdad.
Fué tal este proveimiento, que cada nu-
che hacían los bergantines muchos saltos
é tomaban canoas muchas é gente de los
enemigos.
Luego que esto se proveyó , hico una
halda pública c general Hernando Cortés
a su excreto ó campo particular, en (pie
dixo que tenia determinado desde á dos
dias de entrar á combatir la cibdad; por
tanto que les rogaba é amonestaba que
lodos vinieasen para estonces á punto de
guerra, porque esperaba en Nuestro Se-
ñor Dios de conseguir victoria ó dar Tin á
los trabaxos de todos, ó poner las cosas
en tales términos que con poca fatiga se
acabasse lo que les quedaría por hacer
para la definición desta conquista ; ó que
en aquello conosceria de los confederados
-i eran fictos ó verdaderos amigos , é qué
intención tenían al servicio de Sus Majes-
tades, como buenos 6 leales vassallos. K
los unos é los otros prometieron de hacer
su deber, remitiéndose a la obra. K luego
luco meter en órden todo lo que era nes-
cessario para la jornada, y escribió & los
otros reales ¿.bergantines lo que tenía
acordado é lo que cada uno avia de ha-
cer. É llegado el placo, assi como fué de
dia se dixo una missa del Espíritu Sancto,
que todos los chripstíanos oyeron con mu-
cha devoción, ó aun los indios, como
simples c no entendientes de tan alto mis-
terio, con admiración estaban atentos, no-
tando el silencio de los cathólicos y el
acatamiento que al altar y al sacerdote
los chripstíanos tovieron hasta res^ebir la
bendición. La qual echada, luego el gene-
ral informó á los capitanes de lo que avian
de hacer, ó mejor diciendo, les acordó lo
que con ellos tenia ya consultado; é salió
del real con hasta veyntc de caballo é tres-
cientos españole^ é con grandissimo nú-
mero de los amigos confederados, é siguió
la calcada adelante bien tres tiros de ba-
llesta del real . donde ya los enemigos es-
taban esperando con mucha grita 6 voci-
nas e alambores, li cómo en los tres dias
antes no se les avia dado combate, avian
deshecho quanto los nuestros avian pega-
do del agua, 6 teníanlo muy más fuerte é
peligroso de ganar que de antes estaba. E
los bergantines llegaron por la una parte é
por la otra de la calcada, ó cómo con
ellos se podían llegar muy más cerca de
los enemigos , hacían mucho daño con las
ballestas y escopetas; é assi sallaron en
tierra, é ganóse la albarrada é puente, ó
passaron los nuestros de la olía parte si-
guieiido á los contrarios, los (piales se re-
pararon e atendieron en las otras pítenles
e albarradas, que tenían fechas adelante,
las quales, aunque con mayor trabaxo é
peligro que la otra vez, las ganaron los
nuestro.- . y echaron á los enemigos de to-
da la calle e de la placa de los apossenla-
mientOS grandes de la cibdad. L de allí
mando el general (pie no passassen los
españoles, porque él con la gente de los
amigos confederados andaba cegando con
piedra é adoves toda el agua de aquellos
passos, en que ovo tanto que ha^cr, que
aunque para ello ayudaban más de diez
mili indios, (piando se acabó de aderecar
era hora de vísperas. Y en todo este, tiem-
po siempre los españoles ó sus amigos an-
daban peleando y escaramuzando con los
de la cibdad y echándoles celadas, en
que murieron muchos dellos; y el gene-
ral con los de caballo anduvo un rato por
la cibdad, alanceando por las calles don-
de no avia agua los que alcanzaban, de
manera que los tenían retraydos que no
osaban salir á lo firme.
E viendo el general que los de la cib-
dad estaban tan rebeldes é mostraban
39á
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tanta determinación de morir ó defender-
se , coligió dos cosas desto : la una , que
se avia de aver poca ó jiinguna riquega
de la que á él é á los españoles avian qui-
tado, quando los echaron de la cibdad : é
la otra , que daban ocasión é aun forga-
ban á los nuestros á que totalmente des-
truyessen la cibdad ó los que dolía que-
daban, lo qual mucho dolia al general,
porque los quería más enmendados é por
amigos , é que no se executasse tanto ri-
gor é muertes de humanos , como estaba
aparejado. É pensaba qué forma podría
tener para los temorigar de manera que
viniessen en conosgimiento de su yerro, ó
del daño que podian resgebir de los nues-
tros : é no hagia sino quemarles é derri-
barles las torres de sus abominables ora-
torios é ydolos é sus casas : é porque más
lo sinriessen , aquel dia higo poner fuego
á aquellas casas grandes de la plaga (don-
de la otra vez que le echaron de la cib-
dad él é los españoles estovieron apossen-
tados), que eran tan grandes é de tan mag-
níficos apossentamientos, que un podero-
so príngipe con más de seysgientas perso-
nas de su casa é servigio se podia apos-
sentar en ellas, é otras que estaban junto
ó estas, que aunque algo menores eran
muy más frescas é gentiles; é tenia en
ellas Montcguma todos los linages é géne-
ros de aves, que en aquellas partes é otras
muchas avia. É aunque al general le pes-
saba mucho desto, porque ú los contra-
rios les pessaba mucho más, determinó
de las hacer quemar, de lo qual los ene-
migos mostraron mucho pessar, é lo mes-
mo les dolió á los otros sus aliados de la
cibdad de la laguna , porque cssos ni otros
nunca pensaron que la fuerga do los
chripstianos pudiera bastar en ningún
tiempo á les entrar tan adelante en su cib-
dad ; y esto les puso mucho desmayo.
Puesto fuego á las casas ques dicho,
porque ya era tarde, el general mandó
hager señal para recoger la gente á su
real; é cómo los de la cibdad vian que se
retiraba, cargaban muchos sobrellos, é
venían con grand ímpetu dando en la re-
troguarda. E cómo toda la calle estaba ya
buena é aderesgada para poder correr los
de caballo, volvían sobrellos é alangea-
ban de cada vuelta muchos, é por esso
no escarmentaban ni dexaban de venir
dando grita á las espaldas. Sintieron mu-
cha pena é afrenta este dia los contrarios,
viendo entrar por su cibdad quemándola
é destruyéndola é peleando con ellos los
de Thesayco é Calco é Suehimilco é los
utumies, é nombrándose cada generas-
gion de dónde eran , é por otra parte los
de Tascalteca : quellos é los otros les mos-
traban sus cibdadanos hechos pedagos,
digiéndoles que los avían de genar aque-
lla noche é almorgar otro dia , como de
hecho lo hagian assi.
Escriben que teniendo Sylla gercada á
Alhenas, tovieron los de dentro tanta nes-
gessidad , que después de aver por la ex-
gesiva hambre comídosc todas las bestias,
.comian los cueros é pellejos, é que algu-
nos de los gercados avian comengado á
comer de los cuerpos humanos de aque-
llos que avian muerto los enemigos ; é al
tiempo que se lomó aquella cibdad é se
metió á saco, los romanos en muchas ca-
sas hallaron aparejado para comeré! man-
jar de cuerpos humanos Acá en esta
conquista no se hagia por nesgessidad el
comer de la carne humana, como lo di-
ge Appiano é lo toqué de susso, en la
guerra de Mitridate é de los romanos.
Más assi cómo mataban al hombre, ni
le enterraban ni dexaban perder la car-
ne, ni les negaban á los enemigos que
assi mataban, si cu su poder quedaban,
sus cuerpos proprios por sepolturas, ó lo
leuian por manjar que muy bien les sa-
i Appiano Alexamliino l)c liello Mitiidnliro.
m INDIAS. 1.11! XXXIH. GAP. XXIV.
393
be. Ni podían ver los ojos de los chrips-
tianos e catholieos más espantable e abor-
rescida cosa, que ver en el real de los
amibos confederados el continuo exer-
cjfio de comer carne asada ó cocida de
los indios enemigos; é aun de los que ma-
taban en las canoas ó se alionaban, ú des-
pués el agua los echaba en la superficie
de la laguna o en la costa, no los dexa-
ban de pescar é apossentar en sus vien-
tres.
Por manera que de la forma que es-
tá dicho, el general, volviendo á la his-
toria, trabaxó mucho por su persona y
espíritu este día , é los españoles pelearon
como lo aco-tumhrahan con mucho es-
fuerzo é buen tiento , c los amigos confe-
derados con grand o«adia . c por complir
su palabra, sacaron hartos de los enemi-
gos que este dia murieron á cuestas; pe-
ro repartidos entre si a pedacos, para les
hacer las obsequias en los asadores é ollas
e ponerlos en sus estómagos, segund su
costumbre. É fecha ó dada la señal por
el general , se retruxeron á su real á des-
cansar, porque la jornada fué de mucho
cansancio. É los siete bergantines que
allí andaban, entraron este dia por las
calles del agua de la cibdad, é quema-
ron mucha parte della.
Los capitanes de los otros dos exér-
citos o campos nuestros é los otros seys
bergantines pelearon muy bien este dia,
. é se retiraron quando fué tiempo con vic-
toria á sus reales: lo qual, por evitar pro-
lixidad , se dexa de decir, é aun porque
el general Hernando Cortés en la relación
que escribe á Cessar no lo dice más par-
ticular ni largamente de lo ques dicho.
CAPITULO XXV.
En que se tracta de oíros combales que Hernando Corles «'■ los españólese confederados indios, sus amigos,
dieron á la cilidad de Tcmislilan ; de algunas cosas señaladas que intervinieron en lanto que aquel i;crco
turo.
Oiro dia siguiente luego por la mañana,
de>pues (pie se dixo missa al general é á
los españoles de su real , volvió á la cib-
dad con BU gente é orden acostumbrada.
poique los contrarios no toyiesseo lugar
de romper las puentes ó hacer las albar-
radas; é por bien que madrugaron los
nuestros, de las tres partes é calles de
agua que atraviessan la calle ó calcada
que yba desde el real hasta las casas gran-
des de la placa , las dos deltas estaban co-
mo los dos dias antes, que fueron muy
recias de ganar , é tanto que turó el com-
bato desde las ocho horas de la mañana
hasta la una después de medio dia , é se
gastaron quassi todas las saetas é almacén
de pelotas que los ballesteros y escopete-
ros llevaban. Era muy grande el peligro
de los nuestros todas las veces que aque-
Tü.MO III.
lias puentes les ganaban á los contrarios,
porque para ganarlas era (breado echarse
á nado los españoles é passar de la otra
parle; y esto ni podían ni osaban hacerlo
muchos, porque á cuchilladas é á botes
de lancas resistían los enemigos , defen-
diendo la salida de la otra parte; pero co-
mo ya poi'los lados no tenían agpteas, des-
de donde hicíessen daño, é desta parte
los asaeteaban, porque estaban los unos
de los otros á quarenta passos ó menos,
en los españoles cada dia se acrescenlaba
su ánimo é determinación de passar, co-
nosciendo que esta era la voluntad del
general , é que cayendo ó levantando, no
se avia de hacer otra cosa, porque sabia
muy bien reprehender al que mostraba
flaquoca, é gratificaba é honraba al que
era esforcado é se señalaba en la guerra.
50
394
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ParesgerA al letor que pues tanlo peli-
gro resgebian los nuestros en ganar aque-
llas puentes é albarradas, que eran ne-
gligentes, ya que las ganaban, en no las
sostener é guardar, por no volver cada
dia de nuevo á tomar el mesmo frabaxo é
peligro tan grande é notorio. La descul-
pa quel general daba en esto, que á los
absentes podría paresger negligencia , es
que en ninguna manera se podia hacer
otra cosa; porque para ponerse recabdo
de guarda continua en esto, se requerían
dos cosas : ó quel real passára á la placa
é circuyto de las torres de los ydolos, ó
que sufigiente número de gente de guer-
ra guardasse las puentes que se ganassen,
velando las noches. É de lo uno é de lo
otro podia resultar grand daño , é no avia
possibilidad para ello ; porque teniendo el
real dentro de la cibdad , era tan popu-
losa é de tantos enemigos , que cada hora
6 momento convenia pelear, é tovieran
mil rebatos , é los nuestros eran pocos,
digo los españoles, sobre cuyos hombros
estaba la carga é pessp é vela dcsta guer-
ra ; é si dellos se oviera de. poner essa
guarda , el trabaxo fuera incomportable,
é por muchas partes avian de ser tenta-
dos con las armas sin tener algún reposo.
Pues guardar las puentes gente de noche,
quedaban los españoles tan cansados de
pelear de dia, que no se compadesgia ni
era posible sufrirse , ni convenia poner la
guarda dellos para que les quedasse al-
guna hora, de descanso: pues" hager la
guarda los amigos confederados, era sos-
pechoso tal offigio en ellos. E a esta causa
era forgado c menos inconviniente ganar
de nuevo cada dia las (pie entraban en la
cibdad.
Este dia, de que. Iniciamos, cómo se
lardó mucho en ganar las puentes V en las
tornar á cegar, no ovo lugar de hager
mas, salvo que por otra calle principal
que va ¿i llar a la cibdad de Tacuha se
ganaron otras dos puentes 6 se gegaron,
é se quemaron muchas é buenas casas de
aquella calle. E con esto, llegada la tar-
de é hora de retraerse los nuestros, se
puso por obra , é no con menos peligro
que en ganar las puentes; porque en vien-
do retirarse los españoles, cobraban los de
la cibdad tanta osadia , como si ovieran
ávido toda la victoria del mundo , ó como
si los chripstianos volvieran huyendo. E
para este retraer era nesgessario estar las
puentes bien giegas, é lo gegado igual al
suelo de la calle é calgada , porque los de
caballo pudiesse.n libremente correr á una
parte é á otra. E assi en el retraer , cómo
los enemigos venian cobdigiosos tras los
nuestros, algunas veges fingíanlos cortesa-
nos que huían, por sacarlos é que passas-
sen más adelante; é revolvían los de caba-
llo sobre los atrevidos, é siempre alangea-
ban é mataban diez ó doge ó más de aque-
llos más esforgados; é con esto é algunas
geladas que de parte de nuestro exérgi-
lo les armaban , llevaron los contrarios lo
peor continuamente.
Cosa de admiragion era, pues que les
era notorio el daño (é muy continuo)
que se les hagia al retraerse los chrips-
tianos , no gessar por csso ni escarmen-
tar de los seguir hasta los ver salidos
de la cibdad : y dcsta manera se torna-
ban al real. Los capitanes de los otros
reales hicieron saber al general cómo en
esse mesmo dia les avia subgetlido muy
bien ó avian muerto mucha gente por
la tierra y en el agua. Y el capitán Pe-
dro de Alvarado, que estaba en Tacu-
ba, escribió que avia ganado dos ó tres
luientes, porque como eran en la calenda
que sale del mercado de IVinislitan á Ta-
caba , é los tres bergantines quel general
le avia enviado podían llegar por la una
parle á tocar en la mesma calgada, no
avia tenido tanto peligro como los otros
días passados. E por aquella parte del di-
cho comendador Alvarado avia más puen-
tes é más quebradas en la calgada, pues-
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXV
lo que avia menos acoteas que por las
otras parles.
En todo esto tiempo los naturales de
I/tapalapa. < >chilohu~co. Me\icncingo, Co-
luacan , Míxquiqae éCaytagnaoa, que co-
mo es dicho, están en la otra laguna dul-
ce, nunca avian querido venir de paz. ni
tampoco en todo esse tiempo avian fpch i
daño á los españoles; é cómo los de Calco
eran leales vassallos, 6 veían que los
cliripslianos sus amigos tenían bien que
hacer con los de la grnnd cilidad. junlá-
ronse con otras poblaciones que estaban
al rededor de las lagunas, é habían todo
el daño que podían .i aquellos del agua
dulce. Y ellos, viendo como de cada dia
los españoles avian victoria contra los de
Temistitan, ¿ por el daño proprio que tam-
bién ellos rwscchian é podrían rescebirde
los confederados o amigos de los fhrij i-s-
tianos, acordaron do venir é llegaron al
real, rogando al general que les perdonas-
se lo passado é mandasse á los de (Jaleo
é & los otros sus vecinos que no Ies hiejes-
sen guerra ni más daño. Y el general hol-
gó mucho, é les dixo que le placía , ó que
no tenia enojo dellos, sino de los de Te-
mistitan; mas para quél é los españoles
creyesson que su amistad era verdadera,
les rogaba, porque tenia determinado de
no alear el cerco basta tomar por paz Ó
por guerra aquella cibdad, que pues que-
rían la aini>tad suya 6 de los chrípstianos,
é cpic se ofrescian por vassallos de Sus
Magestades, é tenían muchas canoas con
(pie podian'servir é favorescor su partido,
que hiciessen apercebir todas quantas
pudiessen con toda la más gente de guer-
ra que en sus poblaciones avia , para que
por el agua viniessen en ayuda de los es-
pañoles de ahí adelante. É también les
rogó que porque los chripstianos tenían
pocas é ruyncs chocas y el tiempo era
de muchas aguas , que hieiessen en el real
todas las más casas que pudiessen , é tru-
xessen canoas para traer adoves ó made-
ra de las casas de la cibdad más cercanas
al real. A esto respondieron que las ca-
noas é gente de guerra estaban prestos
para cada dia , y en el hacer de las casas
sirvieron tan bien, que de la una parte e
de la otra de las dos torres de la calcada,
donde el general estaba apossenlado, hi-
cieron tantas (pie desde la primera casa
hasta la postrera avia quatro tiros de ba-
llesta en luengo. De aqui se puede cole-
gir el anchor de la calcada (que va por lo
más hondo del agua i e de la una parle e
do la otra y han essas casas juntas una á
par de otra, é quedaba entre ambas age-
ras lecha una calle, por donde á placer á
caballo é á pié j 'han e venían por ella. E
avia á la continua en el real con españo-
les ó indios que los servían más de dos
mili personas; é toda la otra gente délos
amigos confederados estaban apossenta-
dos en (luyoacan, (pie está legua y media
del real. E también estos tiestas pobla-
ciones de la laguna dulce proveían de al-
gunos mantenimientos, de que avia assaz.
nescessidad, en especial de pescado é de
forceas, que hay tantas en su tiempo,
que pueden bastar cinco ó seys meses
del año que turan á doblada gente de la
(pie en aquella tierra hay, la qual es tan-
l,i cuino en oirás parles tiestas historias
se ha dicho.
Pues cómo dos ó tres días á reo avían
entrado los del real en la cibdad, sin
otras tres ó quatro veces que entraron
primero, é siempre conseguían victoria
contra los indios enemigos, é con los tiros
de la artillería y escopetas é ballestas mo-
taban muchos, pensaba el general que es-
ta nescessidad é trabaxo,en que los tenia,
una hora ú o'tra les movería á los cercados
á aver compassion de sí mesmos , é á
pedir la paz, la qual él desseaba como su
salvación, por muchos buenos respetos;
mas ninguna cosa aprovechaba para los
traer á pedir ni mostrar quietud ni amis-
tad. E por ponerlos en mayor nescessidad
396
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
é reducirlos á la obidiengia , higo venir
todas las gentes de aquellas cibdades del
agua en sus canoas: é aquel dia por la
mañana avia en el real más de cient mili
hombres de los amigos; é mandó que los
quatro bergantines con la mitad de las
canoas , que serian hasta mili é quinientas,
fuessen por la una parte, é que los otros
con otras tantas fuessen por la otra, é cor-
riessen toda la más de la cibdad en torno,
é quemassen é higiessen quanto mal é da-
ño pudiessen. Y él entró por la calle prin-
cipal adelante, é hallóla toda desembara-
zada hasta las casas grandes de la placa,
que ninguna de las puentes estaba abier-
ta ; é passó adelante á otra calle que va á
salir á Tacuba, en que avia otras seys ó
siete puentes, é proveyó desde allí que
un capitán entrasse por otra calle con sep- -
lenta hombres é seys de caballo, é fues-
sen á las espaldas para los asegurar, é
con ellos yban más de diez ó doce mili
indios de los amigos. É mandó á otro ca-
pitán que por otra calle hiciesse lo mes-
mo; y el general con la gente que le
quedaba siguió por la calle de Tacuba
adelante, é ganáronse tres puentes, las
quales se gegaron , é dexaron para otro
diá Its otras, porque ya era tarde é se
pudiessen mejor ganar , ó porque el ge-
neral desseaba mucho que toda aquella
calle se ganasse , porque la gente del
real de Pedro de Alvarado se comuuicas-
se con la del real del general , é passasen
del un exérgito é real al otro, é que los
bergantines hiciessen lo mesmo. Este fué
un dia glorioso é de mucha victoria, assi
por el agua como por la tierra , é óvose
algún despojo de los de la cibdad. En los
reales del alguacil mayor é del comenda-
dor Pedro de Alvarado subcedió la jorna-
da assimcsmo próspera é victoriosamente.
CAPITULO XXVI.
(,'ú;no ülro dia el general Hernando Corles tornó á entrar en la cibdad de Ternisfitar) é ovo vicloria ; é có-
mo los enemigos desbarataron al capitán Alvarado; é cómo después por vengar aquello, se acordó de com-
batir la cibdad por diverssas parles , é fué desbaratado el general Hernando Cortés é le hirieron á él en
una pierna ; é de otras cosas que acaesrieron en esta mala jornada. E también se Iracla de otros trances
victoriosos y en favor de los chripslianos , cu continuación del cerco de Teniislilan.
Cuenta la historia que otro dia siguien-
te tornó el general Hernando Cortés á en-
trar en la cibdad por la orden que el dia
antes avia entrado; é dióle Dios tanta
victoria , que por las partes que entraba
con su gente parescia que no tenia resis-
tencia su buena ventura; é los enemigos
se retraían tan regiamente, que paresgia
que les tenian tomadas las tres quartas
partes de la cibdad. E también por el
real del comendador Pedro de Alvarado
ilahan mucha priessa á los gercados, é
sin duhda el dia passado ó aqueste se
creyó que vinieran de paz, de la qual
»iempre el general , con victoria é sin ella,
hacia tudas las muestras quél podia , ó
nunca por csso se halló en los contrarios
llaquega de ánimo, ni menos constancia,
ni señal de paz. É aquel dia se tornaron
los nuestros al real con mucho plager,
aunque al general le pessaba en el áni-
ma ver tanta perseverancia é determina-
ción de morir 'defendiéndose los de la cib-
dad.
En los otros dias antes deste ques di-
cho , el capitán Pedro de Alvarado avia
ganado muchas puentes, é por las susten-
tar é guardar ponia velas en ellas de no-
che, assi de hombres á caballo como de
pié . é la olía gente ybase al real, que
estaba tres quartos de legua de allí: é
porque este trabaxo era excesivo ó no
DE INDIAS. I.llt XXXIII. CAP. XXVI.
307
comportable, acordó de passar el real al
caho de la « aleada que va á dar al mer-
cado de Teinistitan , ques una plaga liarlo
mayor que la de la cibdad de Salamanca,
é loda cercada de portales a la redonda:
é para llegar á ella, no le fallaban de ga-
nar ?ino otras dos ó Iros puentes; pero
eran muy anchas é peligrosas de ganar, é
assi estovo algunos dias, que siempre pe-
leaba é avia victoria. E aquel dia que se
dixo de susso, cómo él via que los enemi-
gos mostraban flaquera, é «pie por don-
de él estaba les daba muy continuos ó re-
cios combales, cebóse tanto en el sabor
de la victoria é de las muchas puentes ó
albarradas que les avia ganado, que de-
terminó de. les passar é ganar una puente
que avia más de sessenta passos derechos
de la calcada (lodo de agua ) de hondura
de estado y medio é dos; é cómo acome-
tieron aquel meanfiO dia é los bergantines
ayudaron mucho, passaron el agua é ga-
naron la puente, é siguieron tras los ene-
migos, que vitan puestos en huyda. Y el
capitán Pedro de Alvarado daba mucha
priessa en que se cegasse aquel passo,
porque passassen los de caballo, é tam-
bién porque cada dia por escrito é por pa-
labra le enviaba el general á amonestar
(pie no ganassen [taimo de tierra, sin que
quedasse muy seguro para entrar ó salir
los de caballo, porque estos eran el prin-
cipal cabdal o tuerca que los nuestros tc-
nian para ofender á los contrarios. K có-
mo los de la cibdad vieron que no avia
más de quarenta ó cinqiienta españoles
de la otra parte, ó algunos amigos de los
confederados nuestros, é que los de ca-
ballo no podian passar, revuelven sobre-
llos tan de súbito, que les hicieron vol-
ver las espaldas y echar al agua , é toma-
ron vivos tres ó quatro españoles, que
luego los fueron a sacrificar, é mataron
algunos amigos de los confederados de la
parte de los chripstianos. Finalmente, el
comendador Alvarado se retruxo á su
real ; é cómo aquel dia el general supo lo
que le avia acaescido a Alvarado , pessó-
le mucho, como era racon que le pessas-
se, porque era ocasión de esforzarse los
enemigos é que creyessenque en ninguna
manera les osarían entrar. La causa por-
que el capitán Alvarado quiso tomar aquel
mal passo fué confiar que, como avia ga-
nado mucha parte de la fuerca de los in-
dios , é que mostraban ya ellos alguna fla-
queca, é principalmente porque la gente
de su real le importunaban que ganasse el
mercado, porque aquel ganado, era toda
la cibdad quassi ganada, é la fuerca loda
y esperanza de los indios tenían allí. É
cómo los del real de Alvarado vian quel
general Hernando Cortés continuaba mu-
cho los combates de la cibdad . creían que
avía de ganar primero quellos el dicho
mercado, é cómo estaban más cerca dél
que los del general , tenían por caso de
honra no le ganar primero-, é por esto el
comendador Alvarado era muy importu-
nado ; é aun lo mesmo acaesció al gene-
ral en su real, porque lodos los españo-
les le afincaban que por una de tres ca-
lles que yban á dar al mercado entrasse,
porque no tenían resistencia, é ganado
aquel, ternian menos trabaxo. Y el gene-
ral disimulaba pomo lo hacer, encubrien-
do con su prudencia la causa porque lode-
xaba, y era por los inconvínientes é peli-
gros que se le repressentaban, porque para
entrar en el mercado avia innumerables
a coleas T' pílenles é calcadas rompidas, y
en tal manera, que cada casa, donde avian
de yr, estaba hecha como isla enmedio del
agua. É cómo aquella larde quel general
llegó á su real, supo el desbarato de Alva-
rado, otro dia de mañana fué donde es-
taba para reprehenderle lo passado é para
ver lo que avia ganado y en qué parte
avia passado el real , é para le dar su pa-
rescer é aviso de lo que debia hacer de
ahí adelante é fuesse nescessario para se-
guridad de los nuestros é ofensa de los
398
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
contrarios. E cómo llegó al real do Alva-
rado, so espantó mucho de lo que estaba
metido en la ciudad é de los malos passos
ó puentes, que avia ganado; é visto, no
le halló con tanta culpa como pensaba
primero que tenia, é platicaron entre am-
bos, é con acuerdo de otros hidalgos é
personas de espiriengia en lo por venir.
Aquel dia se tornó el general á su real.
Passado lo ques dicho , el general higo
algunas entradas en la cibdad por donde
solia, é combatían los bergantines é ca-
noas por dos partes, y él é la otra gente
nuestra por la cibdad por otras quatro: de»
manera: que un combate era de valor de
seys combates, é siempre avian victoria,
ó mataban muchos de la parte contraria,
assi por la astucia del general é continua-
ción de las armas, como porque cada dia
yba gente sin número en favor de los es-
pañoles. Y el general cautelosamente di-
lataba de se meter más adentro en la cib-
dad : lo uno por esperar que los cercados
podria ser que mudassen propóssito en su
durega, é aun porque la entrada no po-
día ser sin mucho peligro; é lo otro por-
que ellos estaban muy juntos é fuertes é
determinados de morir. Ecómo los chrips-
tianos veian tanta dilación en esto, é que
avia más de veynte dias que no dexaban
de pelear, no gessaban de importunar á
Hernando Cortés que entrasse á tomar el
mercado; porque teniendo aquel, les que-
dasse á los contrarios poco lugar en que
se pudiessen defender, é que si no se
quisiessen dar, morirían de hambre é de
sed, porque no ternian que beber sino
agua salada de la laguna : é cómo el ge-
neral se excusaba, por los respetos yo di-
chos é otros inconvinientes, díxole el
thessorero de Su Magostad que todos los
del real afirmaban que era nescessario é
convenia mucho lo que le pedían , é que
lo debía hacer. É assi al thessorero como á
otros que en esta plática estaban . respon-
dió que su propóssito é desseo era muy
bueno, é quél lo desseaba más que nin-
guno; pero que lo dexaba de hacer" por
lo que importunado le hacian decir , que
era que aunque el thessorero é otros lo
hiciessen como buenos, como en aquello
se ofrescia mucho peligro, avria otros
que no lo hiciessen. Mas en fin tanto se lo
porfiaron, que concedió que se haría en
este caso todo lo quél pudiesse , concer-
tándose primero con la gente é capitanes
de los otros reales.
Otro dia siguiente el general se juntó á
consejo con algunas personas principales
de su real , é fué acordado que se hicies-
se saber al alguagil mayor é al comenda-
dor Pedro de Alvarado cómo otro dia si-
guiente avian de entrar á la cibdad é tra-
baxar de llegar al mercado, y escribióles
lo quellos avian de hager por la parte de
Tacuba ; é aun , porque mejor se enlen-
diessen viva voce, demás de las cartas
envió dos criados suyos bien informados,
para que avisassen á los capitanes ya di-
chos de la orden que debían tener , é quel
alguagil mayor se fuesse con diez de ca-
ballo é gient peones é quinge ballesteros
y escopeteros al real de Pedro de Alva-
rado , é que en' el suyo quedassen diez de
caballo. otros, é que dexasse congertado
con ellos que otro dia que avia de ser el
combate, se pusiessen en geladas tras
unas casas, é que hiciessen algar todo su
fardage como que levantaban el real, por-
que los tic la cibdad saliessen Irás ellos é
la gclada les diesse en las espaldas; é
(piel dicho alguagil mayor con los tres
bergantines que tenia écon los otros tres
de Alvarado ganasse aquel passo malo,
donde avian desbaratado al dicho capitán
Alvarado, é diessen mucha priessa en lo
cegar, é que passassen adelante, é que
en ninguna manera se alexassen ni ganas-
sen un passo, sin lo dexar primero giego
á aderescado; é que si pudiessen sin mu-
cho riesgo é peligro ganar hasta el mer-
cado, que lo (rahaxassen mucho, porque
INDIAS. I.ll!. XXXIII. CAI». XXVI.
a y 9
e l i.-. -i íiI pen-aba hacer lo me«nio. K que
mirassen que aunque esto les enviaba á
decir, no era para obligarlos á cañar un
pa«»o de tierra, en que lis pudicsse sub-
ceder algún siniestro caso ni peligro; y
esto les avisaba, porque conoscia (pie eran
personas que avian de poner el rostro é
las manos donde el general les dixesse,
aunque supiessen (|ue avian de perder las
vida>.
Despachados c»tos mensajeros, fueron
á los capitanes ya dichos é informáronles
del caso é Iraca ó- concierto quel general
tenia acordado: ó porque ellos avian de
combatir por sola una parle y el general
por muchas, envióles á decir que le en-
viajen seplenla ú ochenta hombres de á
pié, para que otro dia enlrassen con él,
los^quales con aquellos dos criados suyos
vinieron aquella noche á dormir a su real.
Otro dia, después que fué dicha una
míssa del Espirita Sánelo, salieron del
real del general los siete bergantines con
nía» de tres mili canoas de los amigos por
el agua , y 61 con veynle y cinco" de ca-
ballo é con la gente que tenia é los sep-
lenla hombres del real de Tacaba entró
en la cibdad; y entrado, avia Ires calles
desde lo que tenia ganado que yban á
dar al mercado (al qual los indios llaman
tiánguez, é á todo aquel sitio donde está
el tracto de lo que se vende é compra llá-
manle cateblilcó). La una dcstas tres ca-
lles era la principal que yba al dicho mer-
cado, é por ella dixo el general al thes-
BOrerO é al contador de Su Magc-lad que
enlrassen con seplenla hombres é con
veynte mili indios ó más de los amigos
confederados, é que en la rctroguarda
llevassen siete ú ocho de caballo, é que
cómo fuessen ganando las puentes é al-
barradas, las fuessen luego cegando, é lle-
vassen para esso una docena de hombres
con sus hac aciones, é más los amigos, que
para aquello eran los que hacían al caso.
Las otras dos calles van desde la calle
de Tacuba á dar en el mercado, é son
más anchas é de más calcadas é puentes
é calles de agua ; é mandó que por la más
ancha dellas enlrassen dos capitanes con
óchenla hombres é hasta diez mili hom-
bres ó más de los amigos. K al principio
de aquella calle de Tacuba mandó dexar
dos tiros gruesos con ocho de caballo en
guarda dellos, y el general con otros ocho
de caballo e haslacient peones, en (pie avia
más de veynte y cinco ballesteros y escope-
teros, é con gente innumerable dé los in-
dio- amigo- -i^uio por la olía calle tercera
angosta , é á la boca della luco detener
los de caballo, é mandóles (pie en ningu-
na manera passassen de allí, ni fuessen
tras el general , si no se lo enviasse á
mandar primero; y él se apeó é llegó á
una albarrada (pie tenían los contrarios
del olio cabo de la una puente, é con un
liro pequeño de campo é con los balleste-
ros y escopeteros se ganó, é passaron
adelante por una calcada que tenias rota
por dos ó tres partes.
Demás do-to- tres cómbales (pie se da-
ban á la cibdad, era tanta la gente de los
amigos (pie por las acoleas é por las otras
parle» les entraban, que no les parescia
(pie avia cosa que les pudicsse empecer;
e como les gauassen aquellas dos puentes
e allanadas é la calcada los españoles,
nuestros amigos siguieron por la calle
adelante, mu se les amparar cosa alguna,
y el general se quedó con hasta veynle y
í;inco hombres en una isleta que allí se
hacia, porque veía que giertos indios ami-
gos andaban vueltos con los enemigos, é
algunas veces los retraían hasta los echar
al agua, é con -el favor de los españoles
revolvieron sobre los contrarios ; é demás
desto guardaba que por las traviessas de
las calles los de la cibdad no saliessen á
tomar las espaldas á los españoles que
avian seguido la calle adelante : los qua-
les en essa sacón enviaron á decir al ge-
neral que avian ganado mucho é que es-
400
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
taban muy cerca de la placa del mercado,
é que en lodo caso querían passar adelan-
te , porque ya oian el combate quel al-
guacil mayor y el capitán Pedro de Alva-
rado daban por su estancia. Y el general
Ies envió á decir que en ninguna manera
diessen passo adelante , sin que primero
quedassen las puentes bien Riegas, de
forma que si tuviessen nescessidad de se
retirar al agua, no tuviessen embarazo ni
estorbo alguno, pues en esto estaba el
mayor peligro; é replicaron que todo lo
que avian ganado quedaba bien repara-
do, é que fuesse allá é vería si era assi.
Y el general , con régelo que no se des-
mandassen ó dexassen mal recabdo en el
Cegar de las puentes, fué allá, é halló
que avian passado una quebrada de la
calle , que era de diez ó doce passos en
ancho, y el agua que por ella passaba
era de dos estados de hondo ó más ; é al
tiempo que la passaron avian echado en
ella madera é cañas de carrico , é cómo
passaron pocos á pocos é con tiento , no
se hundió la madera é cañas , é con el
placer de la victoria yban tan ufanos em-
bebescidos , que pensaban quedaba aquel
passo fixo. Mas al tiempo quel general
allí llegó ó lovido, los españoles é muchos
de sus confederados volvían á más que
de passo en huvda , é los enemigos como
lobos hambrientos, dando en ellos: eston-
ces Hernando Cortés á grandes voces co-
mencó á decir: «Tener, tener»; é ya
quél estaba junto al agua, hallóla toda lle-
na de los chripstianos é indios, é de tal
forma , que paresia que en ella no avian
echado una paja ; é los enemigos carga-
ña tanto, que mataban de los españoles
6 se echaban al agua tras ellos, é ya por
las calles del agua venían canoas de los
enemigos é tomaban vivos los españoles.
K cómo la cosa fué tan de súbito, é vido
el general que le mataban la gente, de-
terminó de se quedar allí é morir pelean-
do ; y en lo quél é los que con él estaban
más aprovechaban era en dar las manos
á algunos peccadores españoles que se
ahogaban para que saliessen fuera, é los
unos salian heridos,. é los otros medio
ahogados , é otros perdidas las armas ; y
él enviábalos luego que se fuessen ade-
lante.
En este instante cargaban tantos de los
contrarios que al general é otros doce ó
quince que con él estaban, los tenían por
todas partes cercados ; é cómo él estaba
muy metido en socorrer á los que se aho-
gaban, no miraba ni se acordaba del da-
ño que podia resgebír su persona ; é ya
le venían á assir ciertos indios de los ene-
migos, é lo llevaran, si no fuera por el
capitán de ginqüenta hombres quel gene-
ral acostumbraba traer consigo , é por un
mancebo de su compañía, "el qual des-
pués de Dios le dió la vida, é por dárse-
la, como valiente hombre, perdió allí la
suya.
En este medio los españoles que salian
desbaratados, ybanse por aquella calcada •
adelante, é cómo era pequeña é angosta
é igual al agua (que los contrarios la
avian assi hecho de industria) é yban por
ella también los desbaratados indios con-
federados, y eran muchos, yba el cami-
no tan embarazado é tardaban tanto en
andar, que los enemigos tenían lugar de
llegar por el agua de la una parle é de la
otra é tomaban é mataban quantos que-
rían. E aquel capitán, que estaba con el
general, que se dcr;¡a Antonio de Quiño-
nes, díxole: «Vamos, señor, de aqui, é
salvemos vuestra persona , pues que ya
esto está de manera , ques morir deses-
perado atender ; é sin vos ninguno de
nosotros puede escapar: que no es esfuer-
go sino poquedad porfiar aqui otra cosa.»
É no podia acabar con el general que se
fuesse de allí : é cómo esto vido , assióle
de los bracos para que diessen la vuelta;
é aunque el general holgára más con la
muerte que con la vida, importunado del
DE INDIAS. LUI. X.WIII. CAP. \WI
capitán é otros compañero* que alli esta-
Ijhii , se comencaron á retraer, peleando
con sus espadas é rodelas eou los enemi-
gos , que venian hiriendo c venciendo con
tanta grita, é osadía que era cosa de ma-
ravillar ver su denuedo.
En este panto llegó un criado del ge-
neral á caballo é lii<.-o un poquito de lu-
gar por el temor que, como lia dicho la
historia, avian los indios á los caballos;
pero luego desdi- una asolea basa le ilic-
ión una laucada por la garganta, que le
hicieron dar la vuelta muy mal herido. Y
estando en este grand conflicto é rompi-
miento, esperando que la gente passasc
por aquella calcadilla á ponerse en salvo,
y el general con aquellos pocos que con
él atendían deteniendo á los enemigos,
llegó un moco suyo con un caballo para
que cabalgasse, porque era tanto el lodo
que avia en la calcadilla de los que en-
traban é salian por el agua, que no avia
quien se pudiesse tener en pié sin mucho
Irahaxo, por los empellones que unos a
otros se daban por salvarse. V el general
cabalgó; pero no para pelear, porque allí
era imposible estando á caballo, porque si
pudiera .ser antes de la calcadilla, en una
islela se a\ ian hallado los ocho de caballo
ipn l general avia dexado, é no avian po-
dido hacer menos de se volver por ella, é
aun la vuelta fué tan peligrosa , que dos
yeguas en que yban dos criados del ge-
neral, cayeron de aquella calcadilla en el
agua, é la una mataron los indios, 6 la
otra salvaron unos peones; é otro mance-
bo del general , que se do<;ia Chripstóbal
de Guzman cabalgó en un caballo que allí
en la isleta le dieron para se lo llevar,
en <pie se pudiesse salvar; é antes que
al general allegasse, mataron á él 6 al
caballo: la muerte del qual puso mucha
trísteca en todos quantos le conoscian ,
porque era muy valiente 6 virtuoso mi-
lite.
Con todos estos trabaxos plugo á Dios
TUMO 111.
iOI
(pie los que escaparon, salieron a la calle
de Tacuba, que era bien ancha; c reco-
gida la gente, el general , con nueve de
caballo, se puso en la retroguarda; é los
enemigos venia» con tanta victoria que
se les figuraba que no avian de dexar
aquel día ebripstiano con la vida. V. retra-
yéndose el general lo mejor (piel pudo,
envió á decir al thessorero é al contador,
officiales de la hacienda real, que se re-
truxessen á la placa con mucho concierto,
é lo mesmo envió á decir a los otros dos
capitanes, que avian entrado por la calle
(pie \ ha al mercado: e los unos é los otros
avian peleado valientemente, * é ganado
muchas albarradas é puentes, que' avían
muy bien cegado; é assi aquellos no res-
cjbierón daño, al retraerse.
Antes quel thessorero y el contador se
retirassen, los de la cibdad, por encima
de una albai rada, donde peleaban, les
a\ ian echado dos ó tres cabecas dechrips-
tianos, aunque por estonces no supieron
si eran de los del real del comendador
Pedro de Alvarado, o del general. E re-
cogidos lodos a la placa . cargaban por
todas fiarles lautos de los enemigos, que
avia bien qué hacer en los desviar, é por
lugares é partes donde antes desle desba-
rato no osaron esperar á tres de caballo
c diez peones; y encontinente, en una
torre allá de sus y dolos, que está allí jun-
to á la placa , pusieron muchos perfumes
é sahumerios de unas gomas que hay en
aquella tierra, que parescen mucho al ani-
me, lo qual ellos ofresgen a sus ydolos
en señal de victoria; é aunque se procuró
de les estorbar su coriinonia, no sé pudo
hacer, porque ya la gente nuestra á más
que andar se yban al real.
En este desbarato mataron treynta y
cinco ó quarenta españoles é más de mili
indios amigos de los confederados , c hi-
rieron más de otros veynte phripstianos,
y el general salió herido en una pierna.
Perdióse un tiro pequeño de campo que
402
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
avia llevado, ó muchas ballestas y esco-
petas é otras armas.
Los de la cibdad, luego que ovicron
la victoria, por hacer desmayar al algua-
cil mayor e al comendador Pedro de Al-
varado y enflaquesgcr los ánimos de los
españoles, todos los chripstianos que to-
maron, vivos ó muertos, llevaron al ca-
tébulco , ques el mercado ; y en unas tor-
res altas que allí hay los sacrificaron des-
nudos , é los abrieron por los pechos é
Ies sacaron los coracones, para los- ofres-
cer á sus ydolos: lo qual los españoles
del real del comendador Alvarado pudie-
ron bien ver del real, donde peleaban , y
en los cuerpos desnudos é blancos que
vieron sacrificar , conoscicron que eran
chripstianos: é aunque por tal espectácu-
lo, espantable é inusitado á la vista de
los españoles, ovicron grand tristeca, se
recogieron a su real, aviendo peleado
aquel dia muy bien é ganado quassi has-
ta el dicho mercado: el qual aquel dia
se acabara de ganar, si tanta desdicha no
oviera intervenido. Este dia fué el gene-
ral más temprano á su real que otras ve-
ces, assi por lo que está dicho, como por-
que decían que los bergantines eran per-
didos , porque los de la cibdad con las
canoas les tomaban las espaldas; pero
plugo á Dios que no fuesse assi, puesto
que los bergantines 6 las canoas de los
amigos se vieron en mucho estrecho, é
tanto que falló poco de se perder un ber-
gantín 6 hirieron al capitán é maestre
dél; y el capitán murió desde á ocho
días.
Aquel dia ó la siguiente noche , los de
la cibdad hicieron muchos regocijos do
arcytos, que son sus cantares é bayles,
é sonaban ó tañían muchas bocinas é ata-,
bales , que páresela que se hundía aque-
lla república infiel , del estruendo é fiesta
que consigo tenían de placee, solemni-
zando su triumpho ó victoria. É abrieron
todas las calles é puentes del agua, como
de antes las tenían, ó llegaron á poner
muchos fuegos é velas de noche á dos
tiros de ballesta del real del general; é
cómo los nuestros salieron tan desbarata-
dos é maltractados y heridos , é muchos
desarmados , tenían nescessidad de repo-
sar é rehacerse. En este comedio los de
la cibdad tovieron lugar de enviar sus
mensajeros á muchas provincias á ellos
subjetas, habiéndoles saber cómo avian
ávido mucha victoria é muerto muchos
chripstianos, é que muy presto acabarían
con los que avian escapado ó quedaban, ó
que en ninguna manera tratassen paz con
ellos. La creencia que llevaban sus men-
sajeros, eran las dos cabegas de caballos
que mataron , é otras de los chripstianos
que padesgieron; -las quales anduvieron
mostrando por donde á ellos les paresció
que convenia.
Esta- jornada fué ocasión de poner á los
gercados é rebelados en más contumacia
y esperanza de la que antes tenían; mas
con todo esto, porque los de Temistítan
no tomassen más soberbia , ni conoscies-
sen flaqueca en los nuestros , cada dia al-
gunos españoles de pié é de caballo , con
muchos indios de sus amigos, yban á pe-
lear á la cibdad, aunque no podían ganar
más de algunas puentes de la primera ca-
lle antes de llegar á la plaga.
DE INDIAS, 1.11». XXXIII. CAP. XXVU,
403
CAPITULO XXVII.
Cómo los amigos confederados de Guarnaguacar vinieron á pedir socorro al general Hernando Corles, c
•e lo envió; c de la victoria quel capitán Andrés de Tapia 0 los españoles ovieron contra los indios de Ma-
rinalco; c de la victoria que contra los de Temislitan ovo un capitán , hombre principal é señor de los de
Tascaltcca , que se llamaba Cliicliimecateclc , el qnal era uno de los amigos confederados de los chrips-
tianos * ¡ i otras cosas que compelen á la historia.
Dos dias pasudos des] - del desbara-
to, que ya se sabia por toda la comarca,
los naturales de una población que se di-
ce Guarnaguacar, que eran sobjetos á la
cibdad é se avian dado por vassallos de
Su "M,iL-r~l.id c amigos do los (■«pañoles,
vinieron al real, 6 dixeron á Hernando
Cortés cómo los de la población de Ma-
rínalo), que eran sus vecinos, les hacían
macho dañd é destruían su tierra, ó qne
rn c-.<a sacón juntaban con los de la
provincia de Cuyscon(qucs grande^ é que-
rían yr sobrcllos á los matar , porque se
avian dado por vassallos de la corona 6
repico real dfl Castilla , é por amigos de
los españoles. K aunque la rota, ques di-
cha en el capítulo precedente, era fresca
c los chripslianos tenían más nescessidad
de ser socorridos que de dar socorro,
puesto quel general tuvo mucha contra-
dicion en sus mflités é se lo estorbaban,
dictándole que se destruía, si sacasse gen-
te del real, non obstante esso despachó
con atpiellos (¡lie [tedian el socorro ochen-
ta peones é diez de caballo con el capi-
tán Andrés de Tapia . al qnal le encomen-
dó macho que hiciesse todo lo que le f'ues-
se posible por los amigos; 6 que pues vía
la nescessidad presscnlc, no se deto\ies-
sc allá en yr é venir más de diez dias. E
assi se partió luego, é llegado á una po-
blación pequeña , que está entre Mariual-
* De este sitio quitó Oviedo lo siguiente: «E có-
mo los otumius enviaron sus mensajeros á pedir so-
corro al general contra los de Malalcingo é les en-
vió con gente al alguacil mayor , Goncalo de San-
doval, c de la victoria que ovo contra los contrarios;
co 6 Coadnaocad , halló á los enemigos
que le estaban esperando; y 61, con la
gente de Coadnaocad é con la que lleva-
ba , comencó su batalla en el campo , é
pelearon los nuestros tan valientemente
que desbarataron los contrarios, y en el
alcance los siguieron hasta los meter en
Marinalco, el qnal pueblo está assenlado
sobre un monte muy alto, é de tal dispu-
sieron de terreno que los de caballo no
pudieron allá subir. Viendo esto el capi-
tán , destruyó todo lo que estaba en lo
llano; ó ávida esta victoria, tornóse al real
con su gente dentro del término que le
avia scydo dado, en los diez dias. En lo
alio de aquella población de Marinalco hay
nini lias fuentes de muy buena agua , y es
muy fresca cosa lodo aquel assicnto , ó
muy fuerte.
En tanto que este capitán fué ó vino,
algunos españoles de pié é de caballo, en
compañía de los indios amigos confedera-
dos, entraban en la cibdad de Temislitan
hasta cerca de las casas grandes, que es-
tán en la placa, é de allí no podían pas-
sar, porque los de la cibdad tenían abier-
ta la calle de agua que está á la boca de
la [tiara, y estaba muy honda é ancha, é
do la otra parte tenían una muy grande ó
fuerte albarrada: é allí peleaban los unos
con los otros hasta qíte "la noche los des-
partía.
é cómo vinieron á la obidiencia ¿ servicio do Sus
Magostados é amistad de los españoles los indios
de Marinalco é Malalcingo ó (lela provincia de Cuys-
con, etc.»
404
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Ln señor de la provincia do Tascalte-
ca , que se dige Chichiniecatecle (del qual
se ha fecho mención que llevó la tablagon
que se higo en aquella provincia para los
bergantines), desde el principio de la guer-
ra residía con toda su gente en el real
del comendador Pedro de Alvarado ; é pa-
resciéndole á él que por el desbarato pas-
sado los españoles no peleaban como so-,
lian, determinó de entrar, sin ellos, con
su gente á combatir los de la cibdad , é
pensó un gentil ardid ; é fué que dexó
quatrocientos flecheros de los suyos á una
puente quitada de agua, bien peligrosa,
que ganó á los de la cibdad, lo qual nun-
ca acacscia hacerse sin ayuda de los es-
pañoles; é passó adelante con los suyos,
é con mucha grita, apellidando é nombran-
do á su provincia é señor. Pelearon aquel
dia muy reciamente , é ovo de una parto
é de otra muchos heridos. Los de la cib-
dad bien pensaron que los tenían asidos;
porque como es gente que al retraer, aun-
que sea sin victoria, siguen con mucha
determinación é voluntad más que con
tiento é prudencia á los que se recogen,
pensaron que al passar de aquella agua,
donde tenían por cierto el peligro, se
avian de vengar muy bien dcllos é de su
atrevimiento. Mas para este efetto, en su
socorro avia dexado Chichimecatecle jun-
to al passo del agua los quatrocientos fle-
cheros suyos, que se dixo de susso; é có-
mo ya se venian retrayendo, cargaron los
de la cibdad sobrcllos muy de golpe, é
los de Tascalteca, echándose al agua é
con el favor de los suyos flecheros , pas-
saron: c los enemigos, con la resistencia
que hallaron opuesta delante se quedaron,
6 aun no poco espantados de la osadia
que avia tenido Chichimecatecle.
Desde á dos días que los españoles
volvieron de la victoria de Marinalco, lle-
garon al real diez indios de los otumies
(que eran esclavos de los de la cibdad, é
como la historia ha contado, avíanse dado
por vassallos de Sus Magostados, 6 cada
dia yban á pelear en ayuda de los espa-
ñoles); édixcronal general Hernando Cor-
tés cómo los señores de la provincia .de
Matalcingo (que son sus enemigos é ve-
cinos) les hacían guerra é les destruían
sus tierras , é Ies avian quemado un pue-
blo é llevádoles alguna gente, é que ve-
nían destruyendo quanto podían , é con
inlencjon de venir á los reales é dar so-
bre los chripstianos en socorro de los de
la cibdad , é para que los cercados salies-
sen é acabassen á los españoles : por tan-
to que los socorríeSse é proveyesse en ello
lo que convenía. A estos mensajeros se
les dió crédito, porque de pocos dias an-
tes cada vez que entraban los nuestros á
pelear con los de la cibdad , los amena-
caban los de dentro con los indios de
aquella provincia de Málalgingo, de la
qual , aunque el general no tenia mucha
noticia, bien se sabia que era grande é
que estaba á veynte y dos leguas de los
reales; y en la queja que estos estonces
formaban de aquellos sus vecinos, pedían
con alineamiento socorro. É aunque lo
demandaban .en fuerte tiempo, el general,
por quebrar las alas á los de la cibdad,
que taii á menudo amenazaban con aque-
llos , é mostraban esperanga de ser socor-
ridos dellos, é socorro de ninguna otra
parte sino dessos les podía venir, mandó
al alguagil mayor Gongalo de Sandoval
que fuesse allá, é diólc diez y ocho de
caballo é gient infantes, en que avia solo
un ballestero; é con esta compañía é otra
gente de los otumies confederados siguió
su camino, puesto que yban con peligro,
é los del real no quedaban sin él; pero
por no mostrar flaqueca, se tenia disimu-
lación con los amigos ó con los enemigos;
pero muchas é muchas veces decían los
españoles que pluguiesse á Dios (pie con
las vidas los dexassen solamente, é se
víessen vencedores contra los de la cib-
dad', aunque en ella ni en toda la tierra
DF INDIAS. I.m. XXXIII. CAP. XXVII.
4 OS
no (.ovicsscn otro intcrcsse ni provecho;
ilo (|iio se colige la aventura 6 nescessi-
dad extremada que tenían sus personas é
\ nía-. Como la 1 1 • - dicho, ln r-n ibio Her-
nando Cortés á Ccssar: é no es de dub-
ilar (pie algunos, cansados de tan largos
('■ COIltUlUOS tiabaXOS O peligros lo dixes-
sen, viendo las cosas encaminadas a tan
dubdosa salida ó fin de aquella guerra;
pero no son palabras estas para aipiella
generalidad con quél las dice, pues en
aquellos milites é hidalgos que allí se ha-
llaron, avia personas que antes supieran
padescer mili muertes que decir tales pa-
labras, ni mostrar lanía flaquera como
ella- significan : pero como di\o Cathiliua:
• No han siempre los mortales un mesmo
ánimo '.> Tornemos á la historia.
I'.l alguacil mayor fué aquel día á dor-
mir á uu pueblo de los otumics^ que está
frontero de Matalcingo. É otro dia si-
guiente por la mañana se partió de allí, é
fue á unas estancias también de oliimios,
las quales estaban sin gente é mucha par-
lo deüas quemadas. K adelante en lo lla-
no, junto á una ribera . vido mucha gen-
te de -nena de los enemigos , que avian
acabado de quemar olio pueblo; <■ ci'nno
le vieron, comencaron á dar la vuelta ani-
mosamente contra los chripstianos*. K [ior
el camino que llevaban los nuestros hacia
ellos, halláronse muchas cargas de uiahiz
e (piarlos é tasajos de niños assados , que
para su provisión' llevaban : los ([nales
por se desocupar c huyr más -u líos, avian
dexado tal bastimento, cómo sintieron yr
á los españoles. Passado un rio, en lo lla-
no los contrarios ordenaron sus esqua-
drones; y el alguacil mayor con los de
caballo rompió por ellos 6 los desbarató ó
puso en huyda: ó siguieron el alcance de-
rechamente al pueblo de Matalcingo, que
estaba cerca de tres leguas de allí , y en-
trados los de caballo, hasta los encerrar
en sus moradas, mataron é alancearon
muchos; é allí esperaron á los españoles
6 á sus amigos confederados, que yban
matando á los que los de caballo atajaban
e dexahan atrás. lín este rompimiento é
al canea murieron más de dos mili hom-
bres de los enemigos.
Después que los españoles de pié lle-
garon á donde estaban los de caballo ó
los amigos confederados, que passahan
de sessenta mili hombres, ordenaron sus
esqtiadras é movieron hácia el pueblo,
donde los contrarios hicieron rostro, en
tanto que las mugeres 6 los niños é sus
haciendas ponían en salvo en una Cuerea
que estaba allí junto, en un cerro muy al-
to; mas como dieron de golpe en ellos,
luciéronlos retraer á la fueren (pies dicho
de aquel monte, que era muy áspero ó
fucile, y entraron" los nuestros en el pue-
blo, e robáronle e pusiéronle fuégO por
muchas parles: é cómo era ya larde, el
alguacil mayor no quiso combatir el cerro,
é también porque la gente d^e los amigos
é los españoles estaban muy cansados, ¿
todo aquel dia avian peleado. Los enemi-
gos loda aquella noche estuvieron dando
alharidos é gritas é tañendo muchos, ala-
bales e tambores é vocinas.
Luego por la mañana, assi cómo el si-
guiente iba llegó, ino\ioel alguacil mayor
con mucha Orden é concierto para subir el
monte contra los enemigos, é no sin espe-
ranca que avia de serle muy resistido pol-
la dispusieron é áspera subida (le aquel fer-
ro; 6 cómo llegaron al piédél, toparoncier-
los amigos de los confederados que descen-
dían de lo alto , é dixeron que no avia ar-
riba gente alguna, porque al quarto del al-
ba se avian huydo los contrarios; y estando
assi, vieron por todos aquellos llanos á la
redonda mucha gente, y eran los otumies;
é los de caballo, pensando que eran de los
enemigos, corrieron contra ellos é alan-
I Saluslio, De bello cathilinartó.
40G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
toaron tres ó quatro, é cómo la lengua
de Ios.otumics es otra diferente de la de
Culua, no los entendían mas de como
echaban las armas en tierra , ó se venían
para los españoles : aquellos quedaron he-
ridos, pero bien conosgieron esses ó los
demás que avia seydo por no los conos-
ccr. Pues cómo los enemigos no espera-
ron , los españoles acordaron de se volver
por otro pueblo de los contrarios, que tam-
bién estaba de guerra, é los vecinos dél,
como vieron tan grande exército sobre sí,
salieron de paz: y el alguacil mayor ha-
bló con el señor de aquel pueblo , é díxo-
le que ya debia de saber quel general
Hernando Cortés rescebia é perdonaba
con buena voluntad á todos los indios, que
venían á la obidiencia é servicio del grand
Rey de Castilla, aunque fuessen muy cul-
pados, enmendándose: por tanto que le
rogaba que fuesse á hablar con aquellos
de Matalgingo, para que se viniessen al
general, é quél'seria muy buen tercero
para que los perdonasse é higiesse buenas
obras, si ellos no perseVerasscn en sus
errores é desobidiencia. É aquel señor se
profirió de lo hacer assi é de traer de paz
assimesmo á los de Marinalco. É con esta
victoria ya dicha se tornó el alguacil ma-
yor á su real.
Aquel dia algunos españoles estaban
peleando en la cibdad , ó los cibdadanos
aviad enviado á decir que fuesse allá la
lengua ó intérprete del general , porque
querían hablar en la paz; y era fingida é
i-autulosa su embaxada, segund paresció,
porque nunca dixeron sino que si la paz
congediessen, avia de ser con condición
que los cliripslianos se fuessen de toda la
tierra. Esto hacían ellos á fin de entrete-
ner con sus falsos tractos é mensajes al-
gunos días suspensos los combates , y en-
tre tanto proveerse de lo que oviessen
menester ; pero nunca dellos se conosgió
que les faltaba voluntad de pelear contra
los nuestros.
Y estando en esta plática hablando con
la lengua , c muy cerca los nuestros de
los enemigos, que no avia sino una puen-
te quitada en medio , un viejo de los de
la cibdad , á la vista de todos , sacó de su
mochila ó tasca muy de su espacio ciertas
cosas , que comió con un descuydo gran-
de, á lo que mostraba, por dar á enten-
der que no tenían nescessidad de comi-
da , porque los españoles é la lengua de-
cíanles que allí se avian de morir de ham-
bre, si no se diessen. Los amigos confede-
rados decían á los chripstianos que aque-
llas pagos é pláticas eran falsas , é que no
las creyessen ó peleassen con ellos; mas
aquel dia no se peleó más, porque los
principales dixeron á la lengua que ha-
blasse al general é le dixesse lo quellos
degian de parto de aquella cibdad.
Desdo á quatro dias quel alguagil ma-
yor era venido do la provincia de Matal-
cingo, los señores della é los de Marinal-
co é de la provincia de Cuyscon (que es
grande é mucho señorío y estaban rebe-
lados) vinieron al real é pidieron perdón
de lo passado al general, é se ofresgieron
de servir muy bien á Sus Magostados con
toda lealtad é amistad con los chripstia-
nos ; y Hernando Cortés los resgibió muy
bien ó los envió contentos, y ellos cum-
plieron lo prometido de allí adelante.
DE INDIAS. LIB, XXXIII. CAP. XXVIII.
407
< vl'lTLLO XXV11I.
En el qual la hisloria cuenla cómo se dieron .-i la cibdad de Temislilan ciertos cómbales, c se le hico mucho
daño, en que escolaron bien los contrarios la victoria que avian ávido, de que se tracto en el capitulo XXV,
é cucnlanse assimcsmo algunos trances é cosas señaladas concernientes á la historia.
E.
<n tanto qticl alguacil mayor poníalo
de Sandoval fnó con parle del exéivito
contra los de Matalcingo, scgund se dixo
en el capítulo de susso , acordaron los de
la cibdad do Temis titán do salir do noche
ti dar en ol real del comendador Alvara-
do ; ó antes c¡uc csclaresciesse el quarto
• dol alba (llorón de golpe, ó cómo las vo-
las do pió ó do caballo lo sintieron, ape-
llidaron llamando al arma, é los (pío allí
estallan arremetieron á ellos, 6 cómo sin-
tieron los do caballo, echáronse al agua.
Kn tanto lloraron los nuestros ó pelearon
más de trea horas, é oyóse en el real del
general un tiro pequeño de campo con
que litaban los de Al varado, por lo qual
á mucha priessa mandó Hernando Cortés
armar la gente para entrar por la CÍbdad,
porque acullá alloxassen los ipir polcaban
contra el comendador Al varado ; pero co.
inq los indios hallaron por aquella- parte,
que avian madrugado, tan fuertes ó avisa-
dos á los españoles del otro campo, tor-
náronse á su cibdad descontentos ó aun
con daño suyo. Y el general entró a pe-
lear á la cibdad, porque ya él é los que
dol desbarato passado quedaron heridos
estaban sanos; é a la villa Ilica avia apor-
tado un navicdel adelantado Johan Pon-
ge de León, que avian desbaratado en la
Tierra-Firme é costa del Norte, en la pro-
vincia que llaman la Florida (ques una
tierra que está en vcynto y cinco grados
y medio Norte Sur con la isla de Cuba , é
más septentrional que Cuba), y este navio
llevó cierta pólvora é ballestas é otras ar-
mas, de que avia extrema nescossidad, de
lo qual Hernando Cortés dió muchas gra-
cias á Dios. K ya por aquella comarca á
la redonda todo estaba en su favor, é
viendo que los cercados estaban tan cons-
tantes en su determinación de morir, no
sabia el general qué medio tomasso para
quitar á los españoles de tan continuos
Irabaxos é peligros, ni cómo aquella cib-
dad se dexasse de destruyr, que era de
las más hermosas poblaciones del mundo
é más de ver. É no aprovechaba decir á
los cercados que no so avian de levantar
los reales, ni los bergantines avian de
cessar un punió de darles guerra por ol
auna e por la tierra, ni que avian destruy-
do á los de Matalcingo é Marinalco, é que
en toda la tierra ya no les quedaba quicu
socorrerles pudiesse , ni tenian de donde
aver mabiz, ni carne, ni huelas, ni agua,
ni oito mantenimiento, I (piante más es-
tas cosas se Ies deoian, menos cobardía é
señal de llaqueoa so veía en ellos: untes
parosr ia que peleaban con mayor ánimo
cada dia.
Pues cómo el -general vido quán poco
fructo hacían sus amonestaciones é que
que por halagos ni temores no mudaban
propóssito los contrarios, 6 que avia ya
más de quarenta dias quel cerco se avia
puesto , acordó de seguir un medio para
seguridad de su gente . é poner en más
estrecho á los toreados; é fué que assi
cómo fuessen ganando por las calles de la
cibdad, assi fuessen derrocando todas las
casas é allanándolas de un lado é acera
é de la otra parte : de forma que un pas-
so no se diesse adelante, sin lo dexar todo
asolado , é lo que era agua cegarlo é ha-
cerlo tierra firme , aunque oviesse (oda la
dilación que se pudiesse seguir. É para
eslo hico llamar a todos los señores é
1I1STÜHIA GENERAL Y NATURAL
408
pringipales amigos confederados , ó díxo-
les lo que tenia acordado , é rogóles que
hiciessen venir gente de sus labradores,
é que trux.essen coas (que son unos palos
de que so aprovechan tanto como los ca-
vadores en España con las haeadas); y
ellos respondieron que assi lo harían de
buena voluntad, é loaron mucho el acuer-
do que tomaba , de lo qual no holgaron
poco , porque Ies páreselo que era manera
é buen camino para que la cibdad se aso-
lase de lodo punto : que de cosa del mun-
do no pudieran ser mas contentos.
Entre tanto que lo ques dicho se con-
certaba é los zapadores é gastadores,
como dicen en Italia , venían , passáronse
tres ó quatro días ; é los de la cibdad
creyeron bien que esse descanso no se
les daba por complacerlos con la dilación,
sino que se debían ordenar algunos ardi-
des contra ellos. É concertados los espa-
ñoles é sus amigos, para que por la tierra
é por el agua combatiessen, otro dia de
mañana, después de aver oydo missa,
tomaron el camino pura la cibdad; y en
llegando al passo del agua é albarrada,
(pie estaba cabe las casas grandes de la
placa, queriendo dar obra al combate,
los de dentro díxeron que querían paz, é
assi el general mandó que no peleasscn
los nuestros , é mandóles á decir á los
contrarios que viníesse allí el señpr de la
cibdad á le hablar , é que se daria orden
en la paz. É con decir que ya le avían
ydo á llamar,' passó más de una hora; pe-
ro en la verdad no avian gana de la paz,
sino dilatar la guerra , aunque les yba mal
dejla. E assi lo mostraron, porque eslan-
d') quedos los nuestros, comentaron los
contrarios á tirar flechas é varas é pie-
dras , é cómo este escarnio se vido , com-
batióse el albarrada é ganóse: y entrando
en la placa, estaba toda sembrada de pie-
dras grandes, é debiera fallar algo desta
obra, para lo qual los enemigos avian da-
do aquella dilación ques dicho, so color
de tractar la paz. É aquesto les paresció a
ellos un grand ardid, é no les era inútil,
porque los caballds no podian correr á
causa de aquellas piedras , porque por lo
firme é llano los caballos eran los que ha-
cían cruda guerra. E hallóse assimesmo
una calle cerrada con piedra seca, é otra
también muy llena de piedras, porque
los caballos no pudiessen correr por ellas.
Pero desde aqueste dia adelante se cegó
de tal forma aquella calle del agua que
salia á la placa , que nunca después los
indios la abrieron: é desde allí comenca-
ron á asolar poco á poco las' casas é fer-
rar é cegar muy bien lo que se ganaba
dellas é del agua. É cómo aquel día avia
más de ciento é cinqiicnta mili hombres
de guerra, hícose mucha labor, é torná-
ronse al real : é los bergantines é canoas
de los amigos hicieron muy bien su ofli-
ejo en grand daño de la cibdad ,«é quan-
do fué tiempo , se recogieron á repossar.
Otro dia siguiente por la mañana, c
con la mesma orden ya dicha , entraron
los nuestros en la cibdad, c llegados á
aquel circuyto ó patio grande, donde es-
tán las torres de los ydolos , mandó el
general á los capitanes que con su gente
no hiciessen sino cegar las calles del agua
é allanar los passos malos que estaban
ganados: ó á los amigos .confederados
mandó que parte dellos quemassen c alla-
nasen las casas, é otros fuessen á pelear
por las parles que se solía hacer, é que
los de caballo guardassen por las espal-
das. Cosa era de mucha lástima ver lo
edeficado allanar y henchir con ello
aquellas canales é calles de agua.
El general subióse en una (orre la más
alta'de aquellas , poique los indios le co-
noscian é les pessaba de verle allí en
aquello qucllos tenían por sagrado é sáne-
lo lagar todo aquello; y él via mejor lo
que cada uno hacia , é proveía é hacia so-
correr donde era nescessario, porque co-
mo peleaban á la continua , ó por la ocu-
1)1. INDIAS. 1.111. XXXHI. CAP. XXVII!.
pación de los que entendían en ruynar las
casas y henchir las calles del agua con lo
derribado, no por esso dexaban los otros
de combatirse , é á veces los contrarios
se retraían, é á veces á los nuestros con-
venia ha<;cr lo mesmo : é luego eran so-
corridos con tres 6 qualro de caballo que
ponían mocho ánimo á los confederados
para revolver sobre los enemigos. Desta
manera é por esta urden se hico, y entra-
ron los nuestros en la cibdad cinco óse\s
dias á reo : é siempre al retirar echaban
los amigos adelante, 6 poníanse algunos
de los españoles en celada en unas casas,
c los de caballo quedaban atrás e fingían
que se retraían de golpe, por sacar á los
contrarios á la pla<;a. Con esto, é con la
celada de los cavalleros alanceaban algu-
nos: 6 un día de aquellos ovo en la placa
siete ú ocho de caballo, esperando que los
enemigos saliessen, é cómo vieron que
no salían, hicieron que se volvían; é los
de la cibdad. con recelo que á la vuelta
los alancearían . como solian, estaban
puestos sobre unas paredes e aeoleas ¡nu-
merables dellos; c como los de caballo
revolvieron, hallaron que avian lomado
en lo alto una vuelta de una ralle, e no
pudieron seguir Irá- los enemigos (|tie
y han por ella, é oviéronse de retraer; é
los enemigos favorescidos , é ufanos de
averíos fecho volver atrás, seguían tan
encarnizados como tigres; mas con tanto
aviso que se acogían dónde norescebian
daño, é los de caballo, (piando tornaban
á ellos, lo rescebian de los que estaban
sobre las paredes : é assi se retiraron con
dos caballos heridos.
Aquel día, recogidos todos en el real,
•dexando bien seguro ó llano todo lo ga-
nado, quedaban los cercados ufanos, é
creían que de su temor se avian retraydo
los españoles é confederados, en lo qual
mucho se engañaron. É cómo el general
estaba muy pronto é solícito por ver la
definición de aquel cerco , aquella noche
TOMO III.
hico un mensajero al alguacil mayor para
que antes del día viniesse allí a su real
con quince de caballo de los suyos 6 do
los del comendador Pedro de Alvarado,
é assi lo higo; y el general tenia allí de
lo- de Cnyoacan otros veynte y cinco, que
eran quarenta : e á diez dellos mandó que
luego por la mañana saliessen con toda
la otra gente, é quellos c los bergantines
fuessen por la acostumbrada orden á com-
batir é derrocar é ganar 6 allanar todo lo
que pudiessen , poi que (piando fuesse
tiempo de retraer, el general quería yr
allá con los otros treynta de caballo. H
dixolesquc, pues sabían que tenían gana-
da e allanada mucha parte de la cibdad,
que quanto pudiessen siguiessen de tro-
pel á los enemigos hasta los encerrar en
sus fuereas é calles de agua , é qué allí se
detoviessen con ellos hasta que fuesse ho-
ra de retraerse; é quél con los treynta de
caballo, sin ser vistos, se podría meter
en la cibdad en unas casas grandes que
otaban cerca de las otras casas grandes
de la placa. V. los españoles lo hicieron
como les fué ordenado; é á la una hora
de-pues de medio día . el general fué a
la cibdad con los treynta de caballo, é
dexólos metidos en aquellas casas, y él
se fué y se subió en la torre , como lo so-
lia hacer; y e-lando allí, ciatos españo-
le- abrieron una sepultura , é hallaron en
ella en piceas é j ivas de oro más de mili
é quinientos pessos de oro.
Venida la hora del retraer, mandó el
general que con mucho concierto se co-
menfassen á retirar, 6 que los do caba-
llo, desque estoviessen retraydos en la
piafa , fingiessen que acometían é que no
osaban llegar , é questo se hiciesse quan-
do viessen mucha copia de gente contra-
ria al rededor de la placa, y en ella. Or-
denado todo esto , fuesse el general a me-
ter con los treynta cavalleros en la celada,
porque desseaba que se hifiesse muy
bien ; 6 retrayéndose los españoles de pié
52
HO
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
é de caballo 6 sus amigos confederados,
que esperaban con mucha voluntad ver
efettuado loques dicho, venian los ene-
migos con tanta grita é alharidos como si
truxeran consigo toda la victoria, que des-
seaban : é los diez de caballo hicieron que
arremetían a ellos por la placea adelante,
é retrtixéronse de golpe, conio atemoriza-
dos, los mesmos ginetes. Y esto fecho dos
veces, los contrarios, no bien entendién-
dolo , venian tan osados que á las ancas
de los caballos llegaban, dándoles hasta
los meter por la boca de la calle, donde
estaba la celada : é cómo la celada vido
passar adelante los españoles é oyó soltar
una escopeta, que era la señal para sa-
lir, conoscido que era ya tiempo, salie-
ron con el apellido del glorioso Apóstol
Sanctiago , é comencaron á alancear é*
derrocar é atajar muchos de los contra-
rios por la placa adelante , y eran toma-
dos de los confederados que seguían á los
de caballo: de forma que desta celada,
é por la manera qtics dicha, mataron más
de quinientos indios , todos los más de
los principales y esforcados é valientes
hombres. Aquella noche tovicron bien de
Cenar los amigos confederados, porque
todos los que se mataron, tomaron é lle-
varon fechos piceas, é se los comieron,
sin buscar otra salsa de más apetito ó sa-
bor que su enemistad é diabólica cos-
tumbre.
Fué tanto espanto é admiración la que
tomaron los cercados en verse tan de sú-
bito assi desbaratados, é a ver perdido
tales é tantas personas, que los que esca-
paron é los que estaban cercados queda-
ron como mudos, que no hablaron ni gri-
taron en toda essa tarde, ni osaron aso-
mar en calle ni acotca, donde no estovies-
sen bien seguros é á su salvo. E ya que
era qt]as>i de noche, (pie los españoles
se retraían, lo- de la eibdad mandaron á
Ciertos esclavos suyos que mirassen si los
QDGftlrQ8 se retraian ó qué hacían: é có-
mo se asomaron por una calle, arreme-
tieron diez ó doce de caballo, é siguié-
ronlos de tal manera que ninguno se les
escapó que no nialassen. Cobraron los
enemigos desta jornada tanto temor, que
nunca más osaron entrar en la placa nin-
guna de las veces que los chripstianos se
retiraron, aunque solo uno de caballo
viessen , ni osaban ya salir á indio ni á
peón de los nuestros, creyendo que de
entre los piés se les avia de levantar otra
Celada.
Esta victoria fué muy principal en cali-
dad, é muy provechosa para que aquella
eibdad más ayna se ganasse ; porque los
naturales dolía rescibieron mucho desma-
yo, é los confederados acrescentaron su
ánimo y esfuerco en mucha manera: por-
que demás de quedar la victoria por nues-
tra parte , ningún peligro ovo en Tos nues-
tros, excepto que al tiempo que salieron
de la celada se encontraron dos de los de
caballo é cayó un escudero de una ye-
gua , y ella fuésse derecho á los enemigos
é flecháronla , é bien herida , cómo vido
su mal rescebimienlo que se le hacia, se
volvió hácia los chripstianos, é aquella
noche se murió. E aunque pessó dello á
Jos españoles, porque lós caballos é ye-
guas les era mucho favor é ayuda , no fué
tanto el pessar como si muriera en poder
de los enemigos, porque rescebieran más
placer, con verla en su poder muerta, que
no pessar por los que les mataban dellos
mesmos. Los bergantines é las canoas de
los amigos hicieron grand estrago en la
eibdad aqueste victorioso día, sin rescebir
peligro alguno.
Pues cómo ya se mostraba claro que
los cercados estaban amedrentados, sú-
pose de unos dos deIlo3 (hombres do
poca manera, que de noche se avian
salido de la eibdad é se avian venido
al real nuestro) que se morían de ham-
bre , é que salían de noche á pescar en-
tre las casas de la eibdad , é andaban
Di; INDIAS. LIB. XXX1U. CAP. XW111.
411
por la parte que della se les avia toma-
do, buscando leña é rayces é hierbas que
comer. K porque ya estaban muchas ca-
lles de agua cegadas é aderescados mu-
chos malos passos, acordó el general de
entrar otro dia al (piarlo del alba é hacer
todo el daño que pudiesse : é los bergan-
tines «üilicron antes de ser de dia, y el
general, con diez ó doce de caballo é
ciertos peones españoles , é con parte de
los amigos , entró de golpe ó púsose en
colada; é las espias que tenia puestas, as-
si como fué de dia , hicieron señal que
saliesse de la celada , é dieron sobre
grand móttitud dé gente*, t cómo eran de
aquellos más miserables ó" que salían á
buscar de comer, estaban desarmados y
eran mucha parte de mugeres é mucha-
chos, ó la mayor cantidad, é hícose tanto
daño en ellos por todo loque se podía an-
dar de la cíbdad , (pie pressos ó muertos
pasearon de más dé ochocientas personas:
é los bergantines tomaron assimesmo mu-
cha gente é canoas que andaban pescan-
do, é hicieron en ellos mucho estrago. É
como los capitanes e principales de la cib-
dad vieron á los chripslianos ó confede-
rados andar por ella á hora no acostum-
'irada . quedaron tan espantados como de
la celada passada, é ninguno osó salir á
pelear. É assi los nuestros se tornaron a|
real, con harta pressa é manjar para los
amigos de los cuerpos de aquellos tristes
prissioneros é muertos contrarios, por-
que cada qual de los confederados lleva-
ba braco ó pierna ú. otra parte de aque-
llos que murieron ; é los que llevaban
vivos para sus diabólicos sacrificios, tam-
bién se los comían, después que pades-
cian la muerte que les querían dar.
Otro dia siguiente entraron los nues-
tros en la cihdad , é cómo ya los confe-
derados amigos vían la buena fortuna que
Be tenia para la destruyeion della, era .tanta
la mollitudqtie de cada dia venían al real
como amigos, (pie no tenían cuento. É
aquel día se acabó de ganar toda la calle
de Tacaba , é de adobar los malos passos
della, en tal manera que los del real del
cnmcudadnr l'edro de Alvarado se podían
comunicar con el real del general por la
cíbdad; é por la calle principal que yba
al mercado se ganaron otras dos puentes
o se cegó inu\ bien el agua , é se quema-
ron las casas del señor de la cihdad , que
era mancebo de edad de diez y ocho años,
cuyo nombré era Guutimucin. listo fué el
segundo señor después de la muerte -de
Montecuniá. En estas casas teníanlos in-
dios mucha fortaleca , porque eran muy
grande, <■ fuertes ó cercadas de agua.
También se ganaron otras dos puentes
dé otras calles que van cerca desta del
mercado, é se cegaron muchos passos:
de manera que de quatro partes de la cih-
dad las tres estaban ya ganadas y en po-
der de los nuestros ; é los indios no ha-
cían sino retraerse hácía lo más seguro 6
fuerte, que era ú las casas que estaban
más metidas en el agua .
4 12
HISTORIA GENERAL 'Y NATURAL
CAPITULO XXIX.
Cómo el general Hernando Corles' acordó de proseguir en los combales de la cibdad por su parle , é lo
mesmo hacia el comendador Pedro de Alvarado por la suya é los olios capitanes ; é cómo se ganó el mer-
cado , placa principal de Temislilan; é cómo en otro dia, prosiguiéndose el combalimiento, se ganó olro
barrio ; é de oirás cosas notables é convinienles al discurso de la historia.
r arésserne á mí', que assi como Marco
Ttillio Ciferon degia al pueblo romano,
después del castigo de la conjuración de
Cathilina: «Por estas cosas grandes ¡oh
romanos ! yo no pido de vosotros algún
premio de virtud, ni alguna enseña de
honor, ó algún monumento de loor, ex-
cepto vuestra perpétua memoria de aques-
ta jornada. Yo en vuestros ánimos quiero
que sean mis triumphos puestos: todos los
ornamentos de honra, todos los monu-
mentos de gloria , todas las insignias de
alabanza sean para mí en vuestros ánimos
colocadas , porque ninguna cosa que mu-
da sea , ninguna que calle, ni cosa de tal
suerte que los indignos puedan conseguir,
os demando. De la memoria vuestra ¡oh
romanos! de la memoria vuestra sean mis
cosas nodridas : cresc;erán por las pa-
labras, é turarán por las historias, to-
mando siempre una mayor fuerca, etc. 4»
Assi este invicto capitán lo debe pedir á
toda la nación de España por sus graneles
techos en esta empressa obrados, é acaba-
dos é perfecionados é concluydos por muy
señaladas batallas é victorias que ovo en
favor de la fée 6 república, é crescimiento
de la religión chripstiana, en servicio de
su Rey é corona é ceptro real de Castilla,
en ampliamienlo de la honra de su patria
é memoria de su proprio linage de los
Corteses, y en sublimación y ensalza-
miento de su mesma persona , é ornamen-
to (J<'-tai historias. Y assi deben estar
escriptas, no tan solamente por muchos
1 Saluitio, De bello Calhilinario.
•¿ (Jai limebant fulurum perieulum diluvii el ig-
ni», Join Tubrtlc.iiiiicasdrm arles in duabus columnW
auctores é veros historiales. Ni solamen-
te esculpidas en marmoleas columnas, co-
mo los antiguos antes del diluvio' escri-
bieron los estudios y ciencias de las anti-
guas artes , porque no so perdiesse la me-
moria dellas, como lo escribe Josepho 2;
mas es muy justa cosa que en la memo-
ria de los que viven estén escriptas las
bacanas é fechos memorables de Hernan-
do Cortés, é quellos las enseñen é sus hi-
jos, é aquellos á los que procedieren de-
llos. é de una edad á otra é de tiempo en
tiempo siempre estén acordadas é perpe-
tuadas en la mente de los humanos, allen-
de de lo que puede estar ó quedar escrip-
to por mí ó por otro más competente his-
toriador; porque son cosas raras é pere-
grinas, é no tienen seniejanca ni compa-
ración con exérgito ni cerco alguno de
aquellos que por muy famosos están es-
criptos de los passados, considerando las
calidades é assiento é gente de Temisli-
lan.
Ya se sabe que en Sagunto , quando la
destruyó Aníbal, los que estaban cerca-
dos lomaron su oro é piala é joyas, é fe-
cha una hoguera en la placa, lo quemaron,
é algunos se echaron con ello en el fue-
go, como más largamente lo escriben Ti-
to Livio é Plutarco 3 e "Iros lamosos histo-
riales: ni aquel osado morir de los numan-
tinos, quando Seipion Africano destruyó
aquella cibdad, la qual debaxo del yugo
á muchos i-órnanos avia fecho passar *. Y
en aquella suma de historias acumuladas
■culpsit, ele.
3 Tilo Livio, lib. V, cap. 13, ddcada III.
4 Vegecio, lib. [, cap. 15.
DE INDIAS. UB. :
por Leonardo Arotino, hLstoriÓgrapho , el
((nal Iniciado seintitula el .{(juila Volante*,
dice que la nesoessidad é hambre de los
toreados fué tal, qucl padre comió el hi-
jo, é la madre la luja , y el marido la mu-
ger; pero en este cerco de Temistilan,
en esso del comer carne humana, otras
cosas tío más espanto avernos tractado
hasta aquí j c cada (lia y en muchas par-
les destas India- se ha guardado essa fc-
rocíssima , cruel é desapiadada costum-
bre, segnnd el lelor puede colegir destas
historias. Tú vi >se por al inminable juramen-
to é confederación ó seguridad parala se-
creta conjuración de Calhilina, mezclaren
el vino que dió á sus consortes á beber
BflOgre humana 3; y entre los indios de la
Nueva Kspaña , y en muchas partes de la
Tierra-Firme , DO con vino ni otra cosa
mezclada, sino por un suavissimo cordial
e goloso hrevage. -ola ella, la beben de
sus enemigos, c aun de los amigos é na-
turales, en sus sacrificios execrables t:
malditos.
No curemos de hablar ni tener en lan-
ío aquel cerro lamoso Iroyano, quan-
do Agamenón e los griegos do-lru\eron
aquella poderosa oibdad. porque fué un
cerco grande é de mucho tiempo e años,
é no todos los que hablan en esa historia
son de un acuerdo3. Josefo o Josippo. sa-
cerdote de los de lliei'usalem, hijo de Ma-
thatia; escribió en griego dos libros con- .
Ira Appion , gramático alexandrino, y en
el prohemio de su tractado dii;e : « Sepan
los griegos que larde y escasamente pu-
dieron conoscer la natura de las letras,
ca el muy antiguo uso dellas se cree
a ver los griegos alcancado de los leni-
ces, é han por gloria que las aprendieron
de Cadmo; mas aun ninguno podría mos-
trar algo de aquel tiempo por esoripto, ni
en los templos ni en los públicos anathe-
1 Cap. 93.
2 Saluslio, De bello Calhilinario.
'i De bello Graecorum contra Troyanos. Darés
KXIII. CAP. XXIX. 4 la-
mas (qnando ovieron de militar contra los
ttpyanos, y en los negocios de la guerra
se detuvieron laníos años). Después tovie-
ron grand quislion ó contienda si se apro-
vecharían de sus letras, ó la verdad más
pudo alcancar qucl uso de las letras mo-
dernas aun estonces no le fué conoscido.
É aquesto consta, porque entre los grie-
go- ninguna escriptura poética absoluta-
mente se Italia más vieja (pie la de Ho-
mero, y él es manifiesto aver seydo des-
pués de las guerras de Troya. Ni aqueste
déXÓ -u poema en letras ; mas fué la me-
moria dello guardada en cánticos, é des-
púes fue compuesto. Y por aqueste lio
viSto mucha disonancia en aquel poema. »
Todo esto es del auclor alegado.
Ni se debe creer que Paupliis, isla de
Egipto, que agora se llama Danmiata (y
eslá en la boca del Nilo) oviesse hallado la
invención del papel , pues que estonces
(digoquando 10 ques dicho de Troya) no
avia letras4. No es menester tampoco
Iraer á comparación del cerco de Temisti-
lan la destruyeron de Carlago é venci-
inienlode Aníbal: ni aquellas duras é ser-
viles condiciones en (pie puso Scipion
Africano aquellas genios, con mucho
número de muertos é prissioneros, pues
que Plutarco é Tito Livio lo escriben".
I ornemos a nuo-lra labor é historia pros-
SeQte, que no es inferior de ninguna de
las que he tocado de susso, ni de -to-
da- las que se callan ó se podrían decir
rpi escripias sean; pues (pie aqui , de-
uia- de la verdadera relación égrandeca
de tal empressa , no hay menos, sino mu-
cho más de que se maravillen los hom-
bres.
Otro dia siguiente, después de la vic-
toria, de que se tracto en el capítulo antes
deste, fué dia del apóstol Sanctiago, y el
general Hernando Cortés entró en la cib-
frigio, é Diclis cretense.
4 El Aguila Volante, lib. í, cap. 33.
8 Decada III, lib. X, cap. 3t é dendé adelante.
414
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dad por la órden acostumbrada , é siguió
la calle grande, que yba á dar al merca-
do: é ganóse una calle muy ancha de
agua, en que los cercados" pensaban que
tenian mucha segundad, aunque fué bien
defendida é se tardó- en el combate, é-
fué peligrosa de ganar; é cómo era muy
ancha, en todo lo restante de aquel dia
no se pudo acabar de cegar, para que los
de a oaballo pudjessen passar de la otra
parte. É cómo todos los nuestros estaban
a [lié, é los indios vian que los caballos
no avian "passado, vinieron de refresco
mucha cantidad dellos muy lucidos; é có-
mo se les hico rostro é de nuestra parte
avia muchos ballesteros, dieron la vuelta
á sus albarradas é fuercas; pero no sin
llevar muchas saetas atravessadas por sus
personas mal heridos. Demás de lo qual
ya todos los otros españoles de pié lleva-
ban picas luengas, quel general avia fe-
cho hacer, después que le desbarataron,
y esto fué cosa muy provechosa é nueva
a los indios cercados. Aquel dia por los
lados de la una é de la otra parte de
aquella calle principal no se entendió si-
no en quemar é allanar casas , y era una
erand lástima á los españoles verlo, de
pura é humana compasibilidad , é mucho
regocijo é placer para los indios confede-
rados ; é cómo convenia que assi se hi-
Qiesse, procedióse en tal ruyna, arrasando
é poniendo por el suelo muy hermosos
edeficios: los de la cibdad, lastimados" Con
tal vista é tanto estrago, decían á los in-
dios confederados estas palabras ; i Daos
prissa , é no hagays sino quemar é des-
truyr nuestras casas : que nosotros os las
liaremos tornar á hacer de nuevo todas
essas labores , é vosotros lo avés de pa-
gar; porque si somos vencedores, ya sa-
bes que ha de ser assi , é si vencen los
chripBtiaajM, las aves de hacer para ellos, »
En esto postrero acertaban más en su ade-
vinar, aunque los indios las oviessen de
hacer, pue« que los mesmos cercados
las (ornaron á reedeficar, ó los que dellos
no murieron.
. Otro dia adelante por la mañana entra-
ron los nuestros, como lo acostumbraban
en su órden , é llegados á la calle del agua
que avian comentado á cegar el dia antes,
halláronla como avia quedado ; é passaron
adelante dos tiros de ballesta , é ganáron-
se dos acequias grandes de agua que te-
nian los contrarios rompidas en lo sano de
la calle mesma: é llegaron á una torre
pequeña de aquellos ydolos dessa gente, é
hallaron allí, como trofeos, colgadas cier-
tas cabecas de los chripstianos que Ies
avian muerto, lo qual no fué poco dolor
para los españoles verlo. Desde aquella
torre yba la calle derecha (que era la mes-
ma, en que los nuestros estaban) á dar á
la calcada del real del alguacil mayor
Gonzalo de Sandoval , é á la mano iz-
quierda yba otra calle á dar en el merca-
do, en la qual ya no avia agua alguna,
excepto una que se les defendia ; é aquel
dia no passaron de allí, aunque pelearon
mucho con los enemigos ; é recogiéronse
los españoles al real sin peligro , é no con
las reqüestas que solian ser seguidos.
Adelante otro dia , estando aderescan-
do é armándose los nuestros para entrar
en la cibdad, á las nueve horas del dia,
\ i : >n desde el real que salia mucho hu-
mo de dos torres muy altas que estaban
en el catehulco, alias tiánguez, ó merca-
do de la cibdad, é no podian pensar qué
cosa fuessen ; é cómo parescia más que
sahumerios que acostumbran hacer los in-
dios á sus ydolos, sospechóse que la gen-
te del real del comendador Alvarado
avrian allegado allí ; é aunque assi era la
verdad, no lo podia creer el general é los
que en su real estaban'. E cierto aquel dia
el comendador «Alvarado hico su officio de
prudente capitán é de muy valiente cava-
llero, é á lós que con él estaban no les
quedó cosa por hacer que á denodados mi-
lites v esforzados soldados se pueda loar:
DL' INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXIX.
i IS
é avia muchas puentes por cunar o alijar-
nulas liú<;ia la parte del general ; pero có-
mo el capitán AJvaradó vido (pie por la
partí' dé Bérnando Cortés yban estrechan-
do á los enemigos, trabaxó todo lo que
le fué posible por entrarles el mercado,
porque allí tcnian puesto todo el caudal
de su esperanca é Cuerea é resistencia;
pero no pudo más de llegar á vista del,
6 ganarles algunas torres é otras muchas
que están junto al mésmo mercado, ques
tanto quassi como el circuyto de las mu-
chas torres de la ciudad : é los de caballo
se vieron en harto trahaxo, é les fué Tor-
eado retraerse; é al retraer, les hirieron
tres caballos, t assi se volvieron Pedro
de Al varado ó su gente á su real. Los del
campo del general no quisieron aquel día
ganar una puente é calle de agua, (pie
quedaba no más para llegar al mercado,
salvo allanar é cegar todos los malos pas-
sos; ó al retraerse, acometieron reciamen-
te los enemigos, pero fué con daño ú
muerte de algunos dellos mesmos.
Olio (lia, luego cnanianesí iendo, entró
el general con su gente é orden, como lo
acostumbraba , á combatir la cibdad, 6
cómo no avia por ganar hasta llegar al
mercado sino una traviessa do agua con
su albarrada, (pie estaba jimio á la torre-
cilla ques dicho, comencáronla á comba-
tir; é un alférez ó otros dos ó tres espa-
ñoles echáronse al agua , é los de la cib-
dad desampararon luego el passo , 6 co-
mentóse a cegar é aderescar para que los
de caballo pudiessen passar. Y estándose
aderesgando, llegó el comendador Pedro
de Alvarado por la mesma calle con qua-
Iro de caballo, é fué sin comparación el
placer que ovieron la gente de su real y
el general é los suyos con verse allí, por-
que era camino breve para darse conclu-
sión en la guerra en que oslaban: é Pe-
dro de Alvarado dexaba recalxlo de gen-
te á sus espaldas é lados , assi para con-
servar lo que avia ganado , como para su
defensa. E cómo luego se aderescó aquel
I>;i—o, el general con algunos de caballo
se fué á ver el mercado, é mandó á su
gente (pie no passasse adelante de aquel
passo; é después que andovicron pas-
teándose por la plaga lo que les plugo,
mirando los portales della, los (piales por
las azoteas ó terrados estaban llenos do
los enemigos , que cómo era muy grande
la placa é vian andar por ella los de caba-
llo , no osaban llegar. Y estonces el ge-
neral subió en aquella torre grande que
t-lá junto al mercado; vv en ella también
y eii otras hallaron ofrescidas é puestas
delanle de los ydolos las cabecas de los
chrípstianos (pie Ies avian muerto, é de
los indios de Tascalteca , sus amigos, en-
tre liis qualcs siempre de mucho tiempo
acá ha ávido antigua é cruel enemistad.
É desde aquella torre vido el general lo
que oslaba ganado de la cibdad, que era
de ocho partes las siete , é consideró que
tanta gente de los enemigos no era posi-
ble sufrirse en tunta angostura, mayor-
mente que las casas que les quedaban
i ran pequeñas, é cada una sobre sí en el
agua; Demás desto la hambre era gran-
dissima, é pof las calles hallaban roydas
las ráyeos é cortecas de los árboles ; é de
compasión dellos dexó de los combatir
por algún dia, con pensamiento de mover-
les algún parlido para que no muriesse
tanta moltilud de gente, de quien avia
mucha lástima; é aun porque le quadra-
ba á su condición aquel dicho, que atribu-
ye Salustio á Calhelina, en una oración
que dice « que vengarse de los viles
hombres, no puede ser loor alguno á' las
personas ilustres » E aunque alli en Tc-
mislitan estaban con el señor de la cib-
dad particulares é principales señores é
animosos varones, eran ya muy pocos al
1 Salusho, De bello Cathilinarw.
* lo
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
respecto de otro número de gente quassi
sin cuenta que quisiera el general que es-
caparan del cuchillo é de la rabiosa gar-
ganta de los amigos confederados, que sa-
bia que avian de comer quantos pudiessen
aver de los cercados, que á sus manos vi-
niessen. muertos ó vivos, sin perdonar á
hombro ni á muger ni edad alguna. É por
excusar esto, siempre el general hacia sus
diligencias, acometiendo con la paz á los
contrarios: los quales respondían que en
ninguna manera se avian de dar, é que
uno solo que dellos quedasse, avia de mo-
rir peleando: é que de todo lo que tenian,
no avian de aver.dello los nuestros cosa
alguna, é que lo avian de quemar y echar
en el agua , donde nunca paresciesse. Y
el general, por no dar mal por mal, di-
simulaba todas aquellas palabras é dilata-
ba el combate: é cómo ya avia poca pól-
vora, avíase puesto en plática algunos
dias antes que se higicsse un trabuco, é
aunque no eran suficientes maestros para
tal obra, gicrlos carpinteros se ofresgie-
ron de hacer uno pequeño: é bien pensa-
ba el general é otros que no avian de sa-
lir con la obra ; pero consintió que se hi-
gicsse. Y en aquellos dias que estaban tan
arrinconados é apretados los enemigos,
acabóse de hager aquel artificio, tal qual
era , é llevóse á la placa del mercado pa-
ra lo asentar en un cdcficio.que como tea-
tro estaba de cal é canto edeficado en me-
dio della, quadrado, de dos estados y
medio de altura , c de esquina á esquina
avia treynta passos: el qual tenian los in-
dios para quando algunas fiestas hacian ó
juegos, en que' los repressenladores de-
llos se ponían , porque toda la gente del
mercado é los que estaban en baxo y en-
cima de los portales pudiessen ver lo que
hacian. Traydo allí, tardaron en lo asentar
Ires ó quatro dias ; é los indios amigos
amenazaban con aquel instrumento ó arti-
ficio á los de la cibdad, del elelto del qual
tan ignorantes eran los unos como los
otros; mas decían a los de la cibdad que
con aquel avian de matarlos a todos, sin
que alguno quedasse vivo. É aunque otro
fructo no hiciera , como no lo higo , sino
el temor que con esto se ponia á los cer-
cados, pensaba el general que era harto
é que se dieran; pero lo uno é lo otro
cessó, porque ni los carpinteros salieron
con su intención, ni los de la cibdad, aun-
que tenian temor, movieron algún partido
ni ageptaron los que se les movieron, si-
no siempre se estovieron constantes para
no se dexar, captivos ni libres, sojuzgar ni
rehusar la muerte. É assi se disimuló la
falta de trabuco ó quarjago, dándoles á
entender que de compasión no querían los
nuestros españoles acabarlos de matar.
Otro dia después que fué assentado el
trabuco ó disparate,- tornó el general á en-
trar en la cibdad , é cómo avia tres ó qua-
tro dias que no la combatía, hallaron las
calles por dónde nuestra gente yba llenas
de mugeres é niños é otra chusma plebea
é miserable, que se morían de hambre,
é salían traspassados é flacos, que era mu-
cha lástima verlos. Y el general mandó á
los amigos confederados que no les higies-
senmal; pero la gente de guerra no salia
hombre dellos á donde pudiesse rescebir
daño, aunque los vian estar encima de
las agoteas, cubiertos con unas manías
que usan de algodón, é sin armas. Hi-
go el general este dia requerir á los con-
trarios con la paz, ó las respuestas que
daban era dilatar é cautelas sin con-
•
clusion; é cómo lo más del dia se gastó
en esto, envió á degirles que los queria
combatir , é que higiessen retraer toda su
gente, si noque daría ligengia á los ami-
gos para que los matassen. Ellos dixeron
que querían paz, é fuéles replicado quel
general no vía allí al señor de la cibdad,
con quien se avia de tractar, ó que vinies-
se , quel lo aseguraba , ó hablarían en la
paz: ó cómo todo lo que los contrarios de-
gian eran figiones é burla , é todos esta-
Di: INDIAS. 1.11$. XXX III. CAP. XXIX.
ban apcrcebidos , después de los aver
muchas veces amonestado, por los poner
en mayor nescessidad , raundó el general
al comendador Alvarado que con (oda su
gente entrasse por la parle de un grand
barrio de más de mili casas que los ene-
migos tenían , y él por otra parte A pié
entró con la gente de su real, porque a-
cabaDo no podian por allí aprovechar; 6
fué tan recio el comhate, que se ganó
todo aquel barrio con tanta sangre 6 mor-
tandad de los rni'llligOS, que pu-sin>ll de
doce mili personas los que allí perdieron
las vidas: é usaban de lanía crueldad los
confederados que no perdonaban criatu-
ra , aunque más reprendidos eran de los
chripstianos , ó decían quellos hacían lo
que los vencidos hicieran, si vencieran.
Otro día siguiente, tornando el general
á la cibdad , mandó que no peleassen ni
faene fecho mal á los enemigos, los qua-
les, como vían lanía mollitud de gente
sobre sí , é conosgian que los yban á ma-
tar sus vassallos é los quvllos solían man-
dar, 6 vían su extremada nescessidad é
(pie no tenían donde estar, sino sobre los
cuerpos muertos de los suyos, con des-
seo de verse ya fuera de lanía desventu-
ra 6 calamidad. de$ián que por qué no
los acababan de malar: é á mucha pries-
sa dixeron que ilainassen al general, que
le querían hablar. E como los españoles
desseaban que esla guerra se concluyes-
Be é avian lástima de los engorrados é
les pessaba de tanto mal como rosecbian,
pensaron que querian paz, é hirieron que
Hernando Corles se llegasse á una albar-
rada, donde ciertos principales estaban,
que le querian hablar: é aunque él conos-
cía que aquel razonamiento a\ ia de ser tan
sin provecho como los passados, fué allá,
puesto que sabia quel no darse aquella
gente consistía solamente en el señor de-
l|a y en otros tres ó quatro principales de
la cibdad ," porque los demás muertos ó vi-
vos desseaban ya verse fuera de allí.
TOMO 111.
Llegado. el general á la alboreada . dixé-
ronle que pues ellos le tenían por hijo del
sol, é que su padre, en tanta brevedad
como es un dia é una noche, daba una
vuelta á todo el inundo, que por qué él
assi brevemente no los acababa dé matar
é los quitaba de penar tanto, pues que
ya ellos tenían desseo de morir é yrse al
cielo para su Ochildbus, que los estaba allá
esperando para descansar. (Este ydolo as-
si llamado Ocbilobó, es el que en más
veneración aquella gente tiene.) El gene-
ral les respondió por la lengua ó intér-
petre muchas cosas, para sosegarlos é
atraerlos á que se diessen; é ninguna co-
sa aprovechó, aunque en los chripstianos
■v ían muestra8 é señales de paz é buena
amistad: ni jamás vencidos, llegados á
lanía nescessidad, mostraron á los vence-
dores lanía constancia de ánimos endures-
cidos é obstinados ó remisos para morir
de grado, pues que llegados á tal esta-
do, no se ronoscian flaquera ni poquedad
en ellos. \ el general, viendo aquesto,
hablo con un principal dellos (pie oslaba
pies, o dos o tres dias Inicia, el ipial avia
prendido un indio de (Ion Hernando, se-
ñor de Thesayco, peleando en la cibdad;
S aunque estaba muy herido, díxolc sise
(pieria volver á la cibdad, é respondióle
que si: é como otro día volvió el general
á la cibdad . envióle con ciertos españoles
que le entregaron á los enemigos cerca-
dos. E á este avíale Hernando Corles ha.-
blado largamente, para (pie con el señor é
los otros principales tralasse la paz , y él
prometió de hacer en ello lodo lo que po-
sible le fuesse; é los de la cibdad lo res-
cihieron con mucho acabamiento, como á
persona principal que enlrellos era , é llé-
váronle delante de Guatimucín, su señor,
y él le comencó á hablar sobre la paz ; é
á pocas palabras que ovo dicho en el ca-
so, le mandó callar, é luego le higo matar
é sacrificar, como á enemigo, aunque era
hombre valeroso é de estimación , é de
53
4 1 S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mucha cuenta é valor. De maneta que la
respuesta quel general esperaba fué de
otra forma que la expiriencia é crueldad
obró en aquel señor, porque en el instante
que se hico aquella cruda injusticia ques
dicho, vinieron los contrarios con gran-
des alharidos, diciendo que no querían
sino morir c acabar libres, tirando mu-
chas varas é flechas é piedras , é como
leones muy dañados é fieros, peleando : 6
mataron un caballo con un dale, que uno
traia fecho de una espada de las nuestras;
pero al fin les costó caro , porque murie-
ron muchos dellos ; ó assi nuestra gente
se tornó aquel dia á su real.
El dia que a esto procedió, tornó el ge-
neral á entrar en la cibdad , é ya estaban
los enemigos tales é tan castigados , ó me-
jor diciendo tan cansados, que de noche
osaban quedar muchos de los confedera-
dos amigos de los nuestros. E llegados á
vista de- los contrarios, no quiso el gene-
ral que peleasserr, é andúvose passeando
por la cibdad , porque tenia una poca de
esperanza que cada hora se avian de sa-
lir á poner en sus manos; é por los con-
vidar á ello , llegóse cabalgando á par de
una albarrada que tenían bien fuerte los
contrarios, é llamó a ciertos principales
que estaban allí en guarda , los quales él
conoseia , é díxoles que pues se vían tan
perdidos, é conoscian que si él quisiesse,
dentro de una hora no quedaría persona
dellos, que por qué no le venia á hablar
Gualimucin, su señor; quél le prometía
de no hacerle ningún mal é que que-
riendo él y ellos venir de paz, serian muy
bien rescebidos é tractados: é passó con
ellos otras ragones, con que los provocó á
muchas lágrimas; é llorando, le respon^
dieron que bien conoscian su yerro é per-
dición, é quellos querían yr á hablar á
su señor é que no se fuessen de allí , por-
que volverían á darle la respuesta. É assi
se fueron é tornaron desde á poco, é d¡-
xeron que, porque ya era tarde, su señor
no avia venido ; mas que otro día á medio
día vernia en todo caso á le hablar en la
placa del mercado. É con esto el general
se tornó á su real , é mandó que para otro
dia toviessen aderescado allí en aquel ede-
ficio quadrado, que está alto y en me-
dio de la placa ,-para el señor é principa-
les de la cibdad , un estrado como entre
aquella gente se acostumbra , é que tam-
bién les toviessen aderescado de comer:
é assi se puso por obra é muy complida-
mente, segund la oportunidad del tiempo.
CAPITULO XXX.
En que se traerá cómo el general Hernando Corles combatió la grand cibdad en la parte que estaban retray-
doi, ó murieron en un dia más de qnarenta mili personas de los enemigos; é cómo otro dia siguiente
mataron otros muchos, é fué lomada é ganada la cibdad de lodo punto , é quedó Temistitan por de Sus
Magestades , é fué presso el señor della , llamado Gualimucin, con otros capitanes é principales.
listando las cosas en el estado que se
díxo en el capítulo de susso, otro dia si-
guiente por la mañana, el general é sus
cortesanos (á Jos qualcs, como en otro
lugar lo tengo dicho, se les dá este nom-
bre derivado del que su capitán tiene de
Cortés, por mucha gloria dél é dellos d
desta empressa), juntados los más princi-
pales del exéreilo, ovo su acuerdo; é man-
dó el general que la gente toda estovíes-
se apercebida , porque si los de la cibdad
acometiessen alguna Iraycion, como gen-
te desesperada é que estaba cerca del ex-
tremado fin de su vencimiento, hallassen
la resistencia é castigo que conviniesse. É
no descuydó que Ies diesse lugar para su
defensa ni para ofender á los nuestros; y
en especial con el comendador Pedro de
DE INDIAS. I.IH. XXXIII. CAI'. XXX.
k l'.i
Al varado, que ulli estaba comunicado é
avisado de lo mesmo , fueron al mercado,
é luego el general envió a decir á Gtiati-
inuciii cómo le estaba esperando , y 61
no acordó de venir; mas envió cinco va-
rones de aquellos más^irinoipules señores
de la cibdad, y e~(o~ dixeron que su so-
ñor los enviaba á rogarle con ellos que le
pcrjlonasse porque no venia , porque te-
nia mucho miedo de parescer ante el, c
que demás desso estaba mal dispuesto,
é (piellos estaban allí, é que viesse lo que
mandaba, quellos lo harían. K aunque el
señor de la cibdad no vino, holgó mucho
. el general é los españoles que aquellos
principales oviessen venido, ponpie pa-
rescia que era encaminarse los negocios
á buena conclusión é paz: é fueron muy
bien rescebidos, é mandoseles luego dar
de comer é de beber, en lo qual mostra-
ron bien el desseo 6 nescessidad que de-
do tenían.
Después (pie ovieron comido, díxoles
el general que hablasscn á su señor, é
que no toviésse temor alguno; 6 que le
prometía é daba su lee e palabra (pie,
aunque viniesse, no le seria hecho enojo
ni ujtrage en cosa del inundo , ni seria
detenido: é que sin su prossencia, « ■ ti nin-
guna cosa se podia dar buen assienlo ni
concierto para la paz é para quél quedas-
se bien tractado; é (pie siipiesse ipie en-
tre los chripstianos eran mucho estimados
é presciados los cavalleros e principales
e capitanes, que se sabían defender e ha-
i luí bu deber con las armas en defensa
de sus personas e tierra ; <• quel avia fe-
cho todo lo posible, como buen capitán,
é no por su culpa, sino por su fortuna
avian llegado las cosas de aquella guer-
ra al punto en. que estaban tan á su desa-
ventaja. E que ya de allí adelante era ten-
tar á Dios é querer morir como desespe-
rado , c que debia de aver piedad de su
gente é no dcxarla destruyr totalmente,
c que esto seria de más loor, pues vía
(pie las cosas estaban tan al cabo, é no
tenían remedio mayor ni tan seguro como
obedesceré venir á la obldiencía del Em-
perador Hey , nuestro señor, é remitir su
persona con todo lo demás en sus reales
manos é clemencia ¡ é que fuesse cierto
que por esta via él acertaría , y esto era
lo (jue le convenia para que con él se to-
\iesse toda teinplanca , é que fuesse bien
rescebido é tractado ; é que. v enido á le
hablar, sedaría tal assiento quél quedasse
contento é sus vassallos remediados. Ji
dicho esto mandóles dar algunas cosas de
refresco que llevassen para comer, ¿pro-
metieron de hacer en el caso todo quanlo
pudiessen, é con esto se partieron. É des-
de á dos horas tornaron con líi respuesta,
e I i'u \eroii al general unas muy gentiles
mantas de algodón de las quellos usan; y
en pocas palabras se resolvieron, conclu-
yendo que su señor Guatimucjn en ningu-
na manera vernia ni (pieria venir, é que
era excusado hablar en ello : á lo qual el
general les tornó á repetir quél no sabia
por qué causa se recelaba de parescer an-
te él, pues via que á aquéllos quél Babia
que avian seydo los causadores principa-
les de la guerra , é los que la avian sus-
tentado, les hacían buen traclanñento é
los dexaban yr é venir seguramente, sin
que les fuesse hecho enojo ni descortesía
alguna : que les rogaba que le tornassen
á hablar, é mirassen mucho en estonio
su venida , pues que á él le convenía , e
que por su provecho del mesmo Guatimu-
cin el general lo hacia, porque oviessu
lugar cómo él fuesse acogido é mirado co-
mo era racon que tal señor lo fuesse. Y
ellos respondieron que assi lo harían, é
otro día volverían con la respuesta ; é con
tanto se fueron, é también los nuestros
se recogieron á su real.
Otro día, bien de mañana, aquellos
principales fueron al real é dixeron al
general que se fuesse á la placa del mer-
cado de la cibdad , porque su señor le
HISTORIA GENERAL V NATURAL
quería yr á hablar allí: é creyendo que
lucra assi, cabalgó con sus capitanes é
hombres principales, é llevóla gente que
le paresció. É llegados a la placa, estovie-
ron más de tres horas esperando; pero
nunca quiso venir ni paresció el Guatimu-
cin: é cómo el general vido la burla que
del se hacia , é que ya era tarde e no ve-
nían los mensajeros ni el señor , envió á
llamar á los indios confederados amigos,
que avian quedado a la entrada de la cib-
dad quassi una legua de donde el gene-
ral estaba en la placa, porque les avia
mandado que no passassen de allí, por-
que los de la cibdad le avian pedido que
para hablar en la paz no estoviesse nin-
guno dellos dentro ; y essos no se tarda-
ron más de lo que suelen tardar los bue-
nos lebreles, después que los sueltan con-
tra un buen javalí ú otra salvagina bestia.
Ni tampoco los del real del comendador
Alvarado mostraron pereca alguna ; é co-
mo llegaron, dióse el combale á unas al-
barradas é calles de agua que tenían, que
ya no Ies quedaba mayor fuerca á los
contrarios, é ganáronselas asi los chrips-
tianos como sus amigos.
Avia proveydo el general al tiempo que
de su n al salió quel alguacil mayor Gon-
calo de Sandóvál entrasse con los ber-
gantines por la otra parte de las casas en
que los indios estaban fuertes, por mane-
ra aue los toviessen cercados, é que no
los combatiesse hasta que viesse que la
otra gente combatía; de forma que por
estar assi apretados ningún passo tenían,
por donde andar sino por encima de los
muertos é por las acuteas que les queda-
ban. E á esta causa ni tenían ni hallaban
Hechas ni varas ai piedras, conquéofen-
diessen á los nuestros ni se doiendiessen á
sí ; 6 andaban los amigos mezclados con
los españoles á espada é rodela; y era
tanta la mortandad que en los contrarios
se hico en la cibdad y en el agua é tier-
ra, que aquel dia fueron muertos c pres-
aos más de quarenta mili personas. Era
tanta la grita ó lloro de los niños é mu-
geres, que no avia persona de los chrips-
tianos que lo pudiessé ver, sin mucho do-
lor ó compassion ; é ya los españoles te-
nían más que ha^er en estorbar á los
amigos que no matassen ni híciessen tan-
ta crueldad , que no en pelear con los ene-
migos: la qual crueldad nunca en gene-
rascion se pudo estimar tan recia ni tan
fuera de toda orden de naturaleza, como
en los naturales de aquellas partes. Los
amigos confederados ovieron este dia
muy grand despojo, el qual en ninguna
manera se les podia resistir por los espa-
ñoles, ni convenia tentarlo; porque los
chripstianos eran hasta novecientos hom-
bres é los confederados, que allí se halla-
ron, passaban de ciento é cinqiienta mili,
é ningún recabdo ni diligencia bastaba
para les estorbar que no robassen, aun-
que en esto se hacia lo posible.
Una de las cosas, porque los dias antes
el general reusaba ó dilataba, temporizan-
do é rogando con la paz á los cercados, 'era
por no venir en tanta rotura con ellos, por-
que tomándolos por fuerca , temia que de-
más del daño de morir tanta gente, é acres-
centar con ella la comunidad del infierno,
avian los cercados de echar lo que tovies-
sen al agua ; é ya que no lo hígiessen as-
si , los amigos avian de robar lodo quanto
hallassén, de manera que para el Empe-
rador avria poca pai te de la mucha rique-
za'qué en aquella cibdad avia, segund lo
que antes allí tovo el general para Su Ma-
gostad. E porque ya era tarde y el mal
olor de los otros muertos, (pie de los dias
passados avia por aquellas calles, era cosa
incomportable, se fueron los nuestros u sus
reales, é quedó concertado que luego otro
dia siguiente estoviessen aparejados tres
tiros gruessos de artillería 6 se llevassen
á la cibdad, porque el general pensaba,
como los indios relraydos estaban tan
juntos, ó que no tenían por donde se ro-
DE INDIAS. I II!. XXXIII. CAI». XXX.
dear , queriéndolos entrar por tuerca sin
pelear, podrían entre sí ahogar los espa-
ñoles, é (fue era menos inconviuiente ha-
cerles algún daño con los tiros desde fue-
ra, porque se saliessen de allí ése vinies-
6e para los nuestros. Ved qué piadoso re-
medio, y en que disposición estaba la
porlia é contumacia de los cercados, que
ipiassí por médicos se pouian aquellas pie-
cas de artillería, para Bañar loa que pudie-
ran escapar, que serian assaz , aunque
cada tiro llevaba dé cada golpe muchos,
por el estrecho lugar en que estallan re-
ducidos lo* enemigo*, >eveiido quassi inu-
HieraMe- é pue-to- ;i terrero.
Avia el general ordenado al alguacil
mayor que estoviesse apercebido para en-
trar conlos herganlines por un lago gran-
de, que se hace cnUc unas casas adonde
estallan recogidas todas las canoas de la
CÍbdad, é ya 108 cercados lenian pocas
casas donde poder estar, y el señor do
la cihdad andaba metido en una can > i
con ciertos principales, que no sabia qué
hacer de sí: é cómo amanesció aquel día,
é la gente é capitanes eslaiitm avisados
del con(iérto ya- dicho, lleváronse los ti-
ros gruessos. V el capitán Alvarado tenia
ordenado por el general que le esperasse
en la placa del mercado, é que no pelcas-
sc hasta quél llegasSO. V estando ya jun-
tos, é los bergantines aperecbidos detrás
de las casas del agua, donde estaban los
enemigos, mandó el general que, en oyen-
do soltar una espingarda, entrassen por
una poca parle que estaba por ganar, y
echassen los enemigos al agua hácia don-
de los bergantines avian de estar á pun-
to , é que todos toviessen mucho aviso en
mirar por (Jiiatimucin , é trabaxassen de
lo tomar vivo, porque ávida su persona,
en aquella hora se esperaba que cessaria
la, guerra. Y el general se subió encima
dé una acutea; pero antes del combate
habló con algunos de aquellos principales
de la cibdad . quél conoscia , ó les dixo
que por qué causa su señor no quería ve-
nirse á él, pues via el extremo en (pie es-
taba . é que hacia grand error en ser oca-
sión ó culpado en que todos peresciessen;
é que le llamasscn é viniesse seguro, que
ningún desplacer le seria lecho. K pares-
ció que dos de aquellos principales lo
yban á llamar, é desde á poco vino con
ellos uno de los más principales de lodos
ellos que se llamaba (aguacoacín , y era
el capitán é gobernador de lodos ellos, é
por su consejo se guian en todas las co- \
sas de la guerra : y el general le mostró
buena voluntad, porque se asegurasse é
no toviesse temor; mas como era muy
varón, é conoscia la voluntad é obstina-
ción de su señor, dixo que en ninguna
manera Guatimucin, su señor, vernia .-in-
te el general e que antes quería por allá
morir, é que á él le pessaba mucho des-
to: que biciesse Hernando Corles lo que
quisiesse. Ved si eran estas palabras en
tal tiempo de hombre llaoo ó inconstante.
Estonces el general, cómo oyó esta de-
terminación, dixole que se volviesse a los
suyos, é quél y ellos se aparejassen, por-
que los rpieria combatir é acabar de ma-
tar; é assi se fué, sin mostrar alteración
ni temor alguno.
Como en oíos parlamentos é tractos se
passaron más de cinco horas , é los de Ja
cibdad otaban lodos encima de los muer-
tos é oíros en el agua, otros andaban
nadando . é otros ahogándose en aquel la-
go donde estaban las canoas, que era
grande, era mucha la congoja del capí-
tan general , é intolerable la pena que los
adverssarios padescían; é no hacían sino
salir [numerables hombres é mugeres ó
niños hácia los nuestros, é por se dar
priessa á salir, unos á otros se echaban
en el agua , é sq ahogaban entre aquella
moltitud de muertos: que segund después
se supo, del agua salada que bebían é de
la hambre é mal olor, dió tanta mortan-
dad en los cercados, (pie murieron des-
422
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ta pestilencial ocasión más de cinqlienta
mili personas. Los cuerpos de los quales,
porque los chripstianos no conosciessen
su nescessidad, ni los echaban al agua
porque los bergantines no lopassen con
ellos , ni los echaban fuera dé su conver-
sación, porque los españoles por la cibdad
no los viessen , ni los confederados se los
comiessen. É assi por aquellas calles en
que estaban, avia tantos montones de
cuerpos defunlos, que no se podian poner
los piés sino en ellos.
Cómo la gente de la cibdad se salia á
los nuestros, avia el general proveydo
que por todas las calles estoviessen espa-
ñoles para estorbar á los amigos que no
matassen aquellos tristes, que eran sin
número. E también dixo á todos los ami-
gos capitanes que no consintiessen á su
gente que matassen á ninguno de los que
salían; é no se pudo tanto estorbar, como
eran incontables , que aquel dia solo no
matassen é sacrificassen más de quince
mili personas.
Non obstante esto , todavía los princi-
pales é gente de guerra de la cibdad se
estaban arrinconados y en algunas acu-
teas é casas y en el .agua., donde ni les
aprovechaba disimulación ni otra cosa,
poi que no se viesse su perdición é flaque-
ra muy á la clara. Pues cómo el general
vido que la tarde era llegada , ó que no
se querían dar , para usar del remedio
que se dixo de susso del artillería, hico
asestar los tiros gruessos contra los ene-
migos, por ver si sedarían, pues que ma-
yor crueldad era dar licencia a los ami-
gos que les cnlrassen que no la de los ti-
ros, que hicieron harto daño: é cómo
tampoco esto aprovechaba, mandó soltar
la escopeta ó señal de la batalla, é incon-
tinente fué lomarlo aquel rincón que te-
nían y echados al agua los que en él es-
taban: otro^ que qiii'dabnu. sin pelear, sr:
rindieron. E los bergantines entraron de
golpe por aquel lago , é rompieron por
medio de la Ilota de las canoas, é la gen-
te de guerra que en ellas estaba ya no
osaban pelear : é plugo á Dios que un ca-
pitán de un bergantín, que se llamaba
Garci Holguin, fué en pós de una canoa,
porque le paresció que yban en ella hom-
bres de manera é principales; é cómo
yban en la proa dos ó tres ballesteros;
encaraban á los de la canoa, quando la ai-
canearon, é luciéronles señal que no tiras-
sen, que estaba allí el señor; é saltaron
presto en la canoa, é prendieron a Guati-
mucin , señor de Temistitan , é al señor de
Tacubaé á otros principales que allí yban.
Y en esse punto el capitán Garci Holguin
llevó a Guatímucin é los otros prissione-
ros al general a la acutea; donde estaba;
é cómo Hernando Cortés vido áüuatimu-
cin, hico que le diessen en que se sen-
tasse, é no le mostró riguridad alguna,
sino semblante que se holgaba de verle.
Mas este señor , aunque presso , no mos-
traba ser vencido, é llegóse al general. é
dixo en su lengua assi : « Yo he hecho to-
do lo que de mi parte era obligado, para
mi defensa é de los mios, hasta verme en
el estado, en que estoy: agora haz de mí
lo' que tú quisieres» . Y cstendió la mano é
púsola en un puñal quel general tenia en
la cinta , diciéndole que le diesse de pu-
ñaladas é lo matasse , porque no era ra-
con que viviesse en el mundo hombre que
avia perdido lo quél avia perdido. El ge-
neral le dixo que no temiesse de cosa al-
guna, é quél le tenia por buen capitán é
hombre muy valeroso, é que estoviesse
de buen ánimo, quél seria muy bien trac-
tado.
Presso este señor , luego en esse punto
gessó la guerra, á la qual por la divina
grar;ia se dió conclusión martes, dia de
Sanct Ypólito, trece dias de agosto, año.
de la Natividad del Rcdemptoi: Nuestro
Jesu-Chripslo de mili é quinientos é veyn-
tc y un años' De manera que desde el dia
rpie se puso cerco á la cibdad , que fué á
DE INDIAS. I.IB. XXXIII. CAP. XXX.
Ireynta do mayo de) nicsmo año, liasta
que se ganó passaron sóplenla y cinco
(lias, en los qualos padescieron nuestros
españoles muchos é grandes trahaxos, é
moslraron tan señaladamente su osfuerco
•'• militar disciplina, quanto la obra y even-
to de tan gloriosa victoria dieron testimo-
nio perpetuo dello. Y en todos aquellos
«lias que turó el cerco, ninguno se passó
sin combate ó escaramuza con los de la
cibdad, poco ó mucho, de los reales que
les estaban puestos ó di' alguno dellos. K
aquel (lia de la prission di' la cibdad e de
la persona de Guatiraucin , después de
a ver recocido el despojo que se pudo
a ver, el general se recogió en su real,
dando infinitas gracias á Nuestro Señor
por tan soñalad^merced é tan dc-sseada
victoria . como le avia dado.
Cuenta Josefo , De Dello Judaico , en la
destruyeron de Hierusalem que Annio, hi-
jo de Kleacar, testificó que ejonto e quin-
ce mili y ochenta cuerpos se avian halla-
do <pic perescieron en la cibdad , desde
quel emperador Tito la cercó a-trece días
de abril hasta primero de julio , é questfi
no estaba por guarda de la puerta , mas
que payaba por la cibdad el jornal a los
que sacaban los cuerpos muertos, é a—i
de nescessidiid los contaba : é otros mu-
chos enterraban sus cercanos parientes. E
era la sepollura laucar fuera de la cibdad
los cuerpos muertos; pero sin este, oíros
hombres nobles que se passaron á los ro-
manos, decían que todos los cuerpos
muertos echados por las puertas eran
seysejentos mili, é quel número de los
otros en ninguna manera se podía com-
prender ; ó porque no pudiendo bastar los
pobres para llevará tantos, juntaban mu-
chos de los muertos y encerrábanlos en
grandes casas, como en sepoltura '. Todo
lo dicho es de Josefo.
Dice el auctor dcsta nuestra Historia
de Indias que le paresce mayor destruy-
cioné mortandad de humanos la de los in-
dios de la cibdad de Temistitan que la
ile los judíos ques dicho en Hierusalem.
porque dexando aparte los números de
los muertos quel general Hernando Cor-
tes en su relación dio al Emperador,
nuestro señor (ques la que está dicha
en esta historia), no supo ni podia de-
cir otro mayor número quel que vido
en las calle- de aquella cibdad, quando se
vido vencedor della; porque faltaban los
ahogados, que eran innumerables, é mu-
chos más los sacrificados é comidos, cu-
yas sepolturas eran los cuerpos é vientres
de los que quedaron vivos . e aun di;
aquellos mesmos muertos que hedian por
las ralle-, e aun los estómagos de aquellos
amigos confederados: que no les sabia
peor la carne humana , venciendo 6 co-
miéndola por su placer y enconada gula,,
que á los otros cercados por su noseossi-
dad, satisfaciendo su hambre,
Muchos hidak-os e personas he visto
de los que en esto de Temistitan se halla-
ron , á quien oí decir quoste número de
los muertos más lo tienen por incontable
\ excesivo al dé Hierusalem, que no por
menos de la cuenta ó relación de Josefo.
I-! no e- de olvidar un notable que supe
del licenciado Monso Zuaeo, oydor que
fué por Sus Magestades en la Audiencia
Real -que reside en esta cibdad de Sánelo
Domingo, é antes desso avia en Temisti-
tan seydo alcalde mayor de Hernando
Corles. Este cavailero me certificó que se
avia informado, ó fué verdad, que los
trece bergantines que se hicieron para
Qercar la cibdad y entrar á la combatir
por la laguna , en lugar de aceyte é sebo
para los brear, se suplió é se brearon con
el unto de los indios enemigos que los
chripstianos mataron, que fué una gran-
dissima cantidad, demás de lo que está di-
t Lib. VII, cap. 10.
HISTORIA GENERA!, Y NATURAL
cho : lo qual oí negar á otros cavallcros
dignos de crédito, que dicen que es falso.
Pero pues era público manjar á los indios
comerse unos á otros, posible era apro-
vecharse del unto para una obra tan nes-
cessaria como eran los bergantines ; é no
nos detengamos en lo menos: pues entre
chripstianos he visto yo buscar tal unto
para medeoinas , no me maravillo si fal-
tando brea para tales navios, se aprove-
charon de tal unción é remedio para ad-
quirir la victoria.
CAPITULO XXXI.
F.l qual traíta del valor del despojo que se ovo en la expugnación é loma de la grand cibdad de Temistitan;
é de cómo el señor de la grand provincia de Meclmaean envió por sus embajadores á se ofrescer por vas-
sallo del Rey de España , nuestro señor ; é de la noticia que ovo el general Hernando Cortés de la mar del
Sur ó austral en la costa de la Nueva España meridional , é otras victorias é provincias que se conquistaron
por capitanes de Hernando Cortés; é tráctanse assimesmo otras particularidades notables.
u,
)na de las mejor vengadas injurias é
deslealtades que gente alguna ha en el
mundo cometido, fue la que en Temistitan
los indios contra Hernando Cortés é los
españoles perpetraron; porque se rebela-
ron contra la corona real de Castilla , á
quien tenian dada la obidiencia, cuyos
vassallos ya eran , é como desleales echa-
ron fuera de la cibdad á su capitán Her-
nando Cortés por* fuerca de armas, é le
mataron muchos chripstianos, é á él y
ellos robaron , é passaron en esto las co-
sas que la historia ha contado. En recom-
pensa de lo qual él los castigó de la ma-
nera que en los precedentes capítulos se
ha dicho, é demás de vengar muy bien
su particular injuria, los redttxo a la ser-
vidumbre ésubjecion perpetua de la co-
rona real do Castilla, é cobró parte del
t [< -sj ii ijo ii cantidad de i iro é joj as que allí
perdió, (piando le ocharon de la cibdad.
Pero para más particularizar esto , es de
saber que después que la cibdad fué so-
juzgada, estuvo el general en su real tres
6 quatro dias, dando órdeD en muchas co-
sas que convenían, é después se fué á la
cibdad de Cuyoacan: é recogido el oro é
otras cosas que se O vieron en el saco de
Temistitan, se hico fundición dcllo, é mon-
tó lo que se fundió más de ciento y treynta
mili pessos, de que se pagó el quinto al
thessorcro de Su- Hagestades, sin el quin-
to de otros derechos pertenescientes á la
Hacienda Real de esclavos é otras cosas;
y el oro restante se partió entre. el gene-
ral é los españoles, se*apnd la manera é
servicio é calidad de cada uno.. Demás
del oro, se ovieron ciertas joyas de oro, é
de las mejores deltas se dio assimesmo el
quinto á Sus Magostados. Entre el despo-
jo que se ovo tomaron muchas rodelas
guarnecidas de oro , é penachos , é plu-
mages, é cosas mucho de ver é de esti-
mar, é paresgióle al general que ni se de-
bían quintar ni dividir, sino que de todas
ellas se hieiesse servicio á Sus Magostados
Calhólicas, é lo mesmo paresció á todos
los españoles de muy buena «voluntad. É
aunque Hernando Cortés no señala lo que
los quintos é pressento ya dicho podía
montar , ni lo dice su relación , yo he que-
rido informarme de algunos que lo vie-
ron, é me certificaron que á Sus Magos-
tados les cupo en lo ques dicho más de
cinquonta mili pessos de oro.
Cómo la cibdad do Temistitan es tan
principal é nomjirada en oslas Indias, vi-
no á noticia de un señor de una muy
grande provincia , que está septenta le-
guas de Temistitan, que se dice Mechua-
can, cómo los españoles la avian deslruy-
do é lomado por fuerca de armas é quas-
si asolado. E considerada la grandec'a é
fortaleca de la cibdad . á aquel señor de
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. XXXI
la provincia ya dicha, le parodió que pues
Temistitan no se avia podido defender,
que no avria cosa que se defencliesse á
los españoles; 6 por temor ó por qnal-
quiera otra causa (pie le moviesse, envió
ciertos mensajeros á Corles, que de su
parte le dixeron, mediante los intérpetres
de su lengua . que sa señor avia Babído
que lo^ españoles y Hernando Corles eran
de un señor muy grande, é que si el ge-
neral toviessé ¡)or bien, él ó su gente lo
querían laminen ser é tener mucha amis-
tad con los i liripstianos. A esto respondió
el general que era verdad qüél Ó su gen-
te é otros innumerables hombres é pode-
rosos señores é príncipes é reyes eran
vassallus de -u señor, el Emperador Rey
de Castilla, e que á todos los que no lo
quisiessen ser, se les avia de hacer muy
cruda guerra ; 6 que aquel su señor, que
deciun essos emha\adores . y ellos avian
hecho bien ó lo que les con venia, en
se comedir á querer servir ¡í Sus Majes-
tades; porque á aquellos presciaba él más
é favorescia (pie de su voluntad se movian
á ser suyos 6 venían a^su obidiencia, que
a los que con las armas eran sobjuzgados
por sus capitanes.
Antes desto algunos días, c no muchos,
avia tenido Hernando Corles un poco de
noticia de la mar del Sur, é preguntó á
estos embaxadores si por su tierra po-
drían yr a ella, y ellos respondieron que
sí; é rogóles que porque pudiesse infor-
mar al Emperador de aquella mar é costa
é de su provincia é tierra , é de aquel su
señor, que llevassen consigo dos españo-
les para que lo viessen. É dixeron que de
muy buena voluntad los llevarían; mas
que para passa* á la mar, avia de ser por
tierra de un grand príncipe, con quien
ellos tenían guerra , é que a esta causa no
podian en essa sacón llegar á la mar. Es-
tos mensajeros de Mechuacan estuvieron
allí con el general quatro días, é delante
dullos escaramuzaron los de caballo, para
TOMO III.
que en su tierra lo contassen, y estaban
muy espantados de ver los caballos é lo
que los españoles hacían en ellos: é dio-
les el general ciertas joyas para su señor
ó para ellos , y envió con ellos dos espa-
ñoles á la provincia de Mechuacan.
Avianle dicho á Hernando Corles que
por dos ó tres partes estaba de allí la mar
del Sur á doce 6 á trece 6 á catorce jor-
nadas, e tenia mucho desseo de la ver 6
descubrir por aquellas paites: porque le
parescia que serviría mucho en ello á Sus
Magolades, e pensaba que allí se avian
de hallar muchas islas ricas de oro c per-
lase piedras preciosas, é la Especiería, é
otros muchos é grandes secretos ó nove-
dades , é aun assi se lo daban á entender*
algunas personas de letras ó cosmógra-
phos. E a esle fin despachó quatro espa-
ñoles, dé dos en dos, á diverssas provin-
cias, informados de las vías que avian do
llevar, é (lióles guias de los indios confe-
derados que 'los gúiassen , é mandóles que
no parassen hasta llegar á la mar, é que
en ella tomassen la posesión real c corpo-
ral mente por la corona é ceptro real de
Castilla, e por Su-> Magestades del Empe-
rador Rey , nuestro señor, ó de la Cathó-
lica ó Screnfssíma Reyna doña Johana,
nuestra señora, su madre, ó de sus suh-
cessores ó descendientes en los reynos de
Castilla é de León.
Los unos mensajeros dcstos anduvieron
Cerca de ciento é tseynta leguas portnu-
chas é buenas provincias, sin que les
fuesse fecho daño ni estorbo alguno, ó
llegaron á la mar é tomaron la póssésiorj
della j y en señal (¡esto hincaron cruces
en ki costa della , é volvieron con la rela-
ción de su descubrimiento; é de lo que
anduvieron é vieron particularmente: é
truxeron consigo algunas personas de los
naturales de aquella otra.cpsta de la mar;
é también truxeron muy buenas muestras
de oro de minas, que hallaron en algunas
provincias, por donde passaron. Los otros
HISTORIA GENEHAL Y NATURAL
ilos españoles se detuvieron algo más,
porque anduvieron cerca de ciento é cin-
qüenta leguas por otra parte hasta llegar
á la mar, donde assimesmo tomaron la
possesion por Sus Magestades , é truxe-
ron larga relación de la costa que vieron,
é también vinieron en su compañía algu-
nos naturales de aquellas costas australes.
É á los unos é á los otros rescibió el ge-
neral graciosamente é los informó de la
grandeca é poder de Sus Magestades é
(lióles algunas joyas, con que se partieron
muy contentos y espantados de. ver los
caballos é armas é artillería é la manera
de los españoles.
Al tiempo que los indios desbarataron
•y echaron fuera de Temistitan á Hernan-
do Cortés é los españoles , rebeláronse to-
das las provincias suhjctas á aquella grand
cibdad ; é como paresce por los capítulos
precedentes, todo aquello ó la mayor par-
te fué reconquistado é sobjuzgado dellos
por industria y esfuerco ó buena diligen-
cia del general, sin verterse sangre, é
también con castigo é cuchillo donde con-
venía usar de las armas. É porque ciertas
provincias, que están desta nuestra mar del
Norte a diez é á quince éá treynta leguas,
desde que la cibdad se avia aleado esta-
ban rebeladas, é los naturales dellas avian
muerto á trayeion é sobre seguro más de
eient españoles en veces , avíase disimu-
lado su castigo hasta averse dado conclu-
sioiven la guerra 6 cojeo de la cibdad, ó
porque antes no avia posibilidad ni apa-
rejo para entender en esso. E assi cómo
ovo el general despachado los mensajeros
ques dicho que envió á la mar del Sur,
luego proveyó en enviar al alguacil mayor
Gonculo de Sandoval con treynta ó cinco
de caballo é doscientos españoles é algu-
na gente de los amigos é con algunos
principales é naturales de Temistitan á
aquellas provincias, porque mejor enten-
diessen de testigos de vista lo que estaba
lucho é castigado, por dos efettos: el uno,
porque fuessen reducidas aquellas tierras
á la obidiencia de Sus Magestades, é si
conviniesse é no fuessen obidientes, se hi-
ciesse con ellos por rigor un señalado cas-
tigo, é se les diesse la penitencia igual de
sus méritos; é lo otro, porque el mayor
peligro que hay entre la gente de guerra
es el ocio é descuydo de las armas é de
su exercicio , porque demás de ponerse
en condición é nescessidad el estado é
auctoridad del príncipe , tórnanse inútiles
los soldados é gente de guerra, porque
como dice Tito Livio, el sueño y el vino
é los manjares é meretrices é ociosidad
continuada, de dia en dia consumen los
cuerpos y enflaquescen los ánimos. É assi
les acaesció al grand Aníbal , cartaginés,
é á su exército, por se detener ociosos
en los campos é términos de Capua é sus
estancias.
Este nuestro general Hernando Cortés,
no incurriendo en semejante error ó des-
cuydo, ni dexando passar el tiempo sin
hacer algún fructo, envió al capitán San-
doval á aquellas provincias, cuyos nom-
bres son Talactetelco, Tuxtebeque, Gua-
tusco é Aulicaba, é dióle la ynstrucion é
orden que avia de tener en essa expedi-
ción é guerra donde le envió.
En la mesma sacón un teniente que avia
dexado Hernando Cortés en la villa de Se-
gura de la Frontera , ques en la provincia
de Tepeaca, vino á la cibdad de Cuyoa-
can,é díxolecómo los naturales de aquella
provincia é otras con ella comarcanas,
vassallos de Sus Magestades é amigos de
los españoles, rescebian daño de los na-
turales de una provincia que se dice Gua-
xaea é les hacían guerra, porque essotros
eran nuestros amigos, é'que demás de
ser nescessario poner remedio en ello,
convenía mucho (pie se asegurasse aque-
lla tierra é provincia de Guaxaca por mu-
chos respetos. Assi, por la autoridad del
servicio y estado real, como por la repu-
tación de los ehripslianos . é porque aque-
DE INDIAS. LIB.
Ha tierra está en el camino de la mar del
Sur ó austral , ele que mucho provecho se
esperaba conseguir para las cosas de ade-
lante, é Cambien poi que do qnedassen sin
pena lo- (pie 1,1 mrre-riau, III -ill rc-ce-
hir buenas obras los que eran leales é
amigos de los españoles ; é porque el ge-
neral sabia que aquel su teniente tenia en
este caso más particularmente entendida
aquella tierra, ó avia residido ó estado
en ella, y era hombre de bien é de COn-
liañca . y estando en el < creo de leinisli-
tan le avia el general enviado allí porque
lo- de I'epeaca pidieron socorro . e no lle-
vo otonces sino veynte ó treynla españo-
les, é le hicieron de allá volver los con-
trarios más ¡pie de passo, quiso Hernan-
do Cortés quél mesmo tornasse con doce
de caballo e óchenla peones españoles. E
á los treynla de octubre de aquel mesmo
año de mili e quinientos é veynte y uno,
estos dos capitanes se partieron de Cu-
yoacan, é llegados á la provincia de Te-
peaca . hiciei 011 ¡lili sus alardes e cada mu l
se fué para su conquista,
El alguacil inavor , llegado á la provin-
cia de Cuatusco, donde el pensaba aver
menester las manos con los enemigos,
porque aquella gente es exercilada en la
guerra y estaban inu\ Inertes en su tier-
ra, salieron á el de paz e dieron la obi-
dieneja á Sus Magestades ; é desando
aquello muy seguro, pasSÓ adelante, é as-
BÍmesrao no halló contradicen, é todo se
dio á Sus Magestades é se reconciliaron
en la buena amistad con los españoles. Y
escribió este capitán al general la relación
particular de su camino, é de todo lo que
le avia parescido , é demás desso le acor-
dó que para tener segura toda aquella
tierra, era bien hacer un pueblo de chrips-
tianos en ella , donde más á propóssito
fuesse el assiento, como ya antes desso
XXXIII. CAP. XXXI. 4 -11
mj avia puesto en plática algunas veces;
é que pues aquellos españoles y él esta-
ban allá, que viesse lo que en esto y en
lo demás mandaba que se hiciesse. Kl
general le respondió, agradesciéndole mu-
cho lo que avia trabaxado en servicio de
Sus Magestades en aquella su jornada , é
loando su paresccr é consejo en lo de la
población ¡ e conformándose con él, le
mando que fundasse una villa (le españo-
les en la provincia dcj'uxlchcque, é man-
dola llamar Medellin; y envió nombrados
lo- alcaldes ordinarios é regidores é otros
officialcs, para aquella nueva república. Y
escribióles á todos muy graciosamente,
encargándoles que mirassen mucho el ser-
vicio de Dios é de Sus Magestades , y el
buen traetamicnto de los indios naturales
de la tierra, la qual es muy buena é fér-
til e rica. Este nombre se puso á esta nue- .
va población, porque Hernando Cortés es
natural de la villa de Medellin en Extre-
madura.
Kl Otro Capital] dé Segura de la frontera,
después que estuvo en la provincia do
Cuaxaca con mucha gente de guerra de
lo- amigos de aquellas comarcas, aunque
los contrarios se le pusieron en resisten-
cia ('• peleo con ellos (los ó lies veces muy
valerosamente e siempre llevó lo mejor,
al lin se dieron é v inieron de paces sin
daño de los chripstianos, é fueron admi-
tidos é quedó la tierra en odidicncin e ser-
vicio de Sus Magestades, para servir de
ahí adelante como leales vassallos'Io de-
ben hacer.
Aquesto assi acabado, envió este ca-
pitán larga é particular relación al gene-
ral , é información de cómo aquella tierra
es muy fértil é de ricas minas de oro, y
envióle muy buena muestra dello; é assi
ovo próspero fin esta guerra.
4¿S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XXXII.
tomo el general Hernando Corles é los españoles acordaron de reedefícar la grand cibdad de Temislitan
é hacer su assienlo proprio é población para lus chripstianos en ella; é de cómo el señor de la provincia
de Coanlepeque, cuyo señorío é jurisdicion es á la mar del Sur, dio por sus enibaxadores la obidieneia á
Sus Magestades ; é de cómo Chripstobal de Tapia, veedor que fué de las fundiciones del oro en esla Isla
Española , fué por capitán é gobernador de la Nueva España é no fué rescebido ni admitido al officio *. E
también se Iráclan.en esle capitulo otras cosas que al estilu é continuación de la historia son nescessarias.
lid capitán á quiQh-tanto poder (delque
puede) es concedido en cuya fé é virtud
los bienes de fortuna prestados a los ri-
cos , la defensión de las cibdades , la sa-
lud de los soldados é la gloria de la re-
pública es cometida, diligenlíssimo é cu-
riosíssimo, no tanto para todo el exército
quanto.para cada soldado, debe ser. Es*
ta auctoridad de Flavio Vegegio en su
traclado del Arte militar ■* escrita, es muy
.gierla é aprobada , la qual aqui quudra
en lo que se dirá adejaote sobre lo que
le intervino á Hernando Cortés (querién-
dole remover del cargo que tenia, la in-
dustria de sus émulos): el qual , aviendo
dado la orden que en.el capitulo de sussb
se dixo en el despacho de las dos con-
quistas ya relajadas, .é avisado, ya del
buen subgesso dellas ,- é viendo cómo él
tenia pobladas tres villas de españoles, é
que con él estaban copia dellos en la cib-
dad de Cuyoacan, é avian platicado en
qué parte se baria otra población al rede-
dor de las lagunas, porque desta avia más
nesgessidad para la seguridad é sosiego
de aquellas partos; é assimesmo viendo
que la cibdad de Temislitan, que era co-
sa tan nombrada é de que tanto caso é
memoria se lia hecho, paresoióles al ge-
neral é á los españoles que en ella era
bien que avecindasen, porque estaba des.-
truyda e se rOpurassc. É para esto, repar-
l)c este epígrafe guprimid Oviedo lo siguiente:
uPor la forma é cautela que en ello se tuvo, ó por-
que leV pareffió al general Hernando Cortés ó á lo<
otro» c»pañulcs qiie con él militaban que as*i emi-
tiéronse los solares á los que se assenta-
ron por vecinos, é hígose nombramiento
de alcaldes é regidores en nombre de Sus
Magestades, para que estuviesse en jus-
ticia é bien gobernada la república. Y en-
tre tanto que se reparaba, higo su assien-
to el general en la cibdad de Cuyoacan,
porque Temislitan se fortificasse é se' re-
edeficasse para que los españoles estovies-
sen en ella fuertes é seguros é muy se-
ñoreados de los naturales, é que dellos
en ninguna forma pudiessen ser ofendidos
los chripstianos. En la qual sagon el se-
ñor de la provingia de Coanlepeque, ques
junto á la mar del Sur é por donde la des-
cubrieron ó la vieron, los dos españoles
ques dicho de susso,. envió sus embaxa-
dores al general , ofresciéndose por vas-
sallo del Emperador Rey, nuestro señor,
con un rico pressente de joyas de oro é
plumages mucho de ver; y el general los
resgebió en nombre de Sus Magestades
con el agrá descimiento é buen acogimien-
to que se requería, alabando á quien los
enviaba su leal comedimiento, é dióles
otras cosas que le Ilcvassen, con que se
volvieron á su tierra alegres é contentos.
Assimesmo vinieron estonces los dos
españoles que avian ydo á la provingia de
Mechuacan , por donde los mensajeros,
que! señor de aquella tierra avia enviado
al general, le dixeron que se podía yr á
venia al servicio de Sus Magestades é á ellos mea-
mos.» •
l Dé l'.e militan, liu. III.
ni: i\h! \.s i ii! \\\in i vi' XXXU
4-'0
la mar del Sur, salvo que avia de ser por cinqtlenta ó sessenta leguas, al qual los
(ierra de un grand príncipe ó señor que navios del adelantado Francisco de Ca-
erá su enemigo : é con los dos españoles ray avian ydo dos ó lies veces é avian
vino un hermano del señor di' Medina- rescebido daño de los naturales de aquel
can, acompañado de hombres principales rio, ó por falta del capitán general, ó de
é servidores, que passaban de mili per- su ventura más cierto, en la contradicción
sonas, á los quales el general rescebió, que allí tovieron la gente de dicho Ga-
moslrandoles mucho amor; é de parte ray con los indios: después de lo qual
del señor de la dicha provincia, llamado Hernando Cortes, viendo que en (oda la
Calcuciu", truveron para Sus Majestades costa de la mar del Norte de la Nueva
un pressente de rodelas de plata, que España que mira estas islas nuestras hay
pessáron muchos marcos, é otras cosas é falla de puertos, ó ninguno hay tal co-
joyas muihas de oro, é penachos de di- ino aquel de Panuco, é porque los na-
verssas maneras. É por festejar á tan turales de allí avian ydo antes á ofres-
pridCipal embaxador é a (|uien le envió, sérsele por vassallos de Sus Majestades,
é que viessen la manera ó arte de los es- é después hacían guerra á los vassa-
pañoles, Ó lo. pudiessen decir en su tierra, * líos amigos ó confederados de los espa-
salieron todos (os de caballo á una placa, ñoles, acordó de enviar allá un capitán
e delante de aquellos extranjeros corrie- con gente' para que paciíicassen aquella
ron y escaramucaron , é la-gente de pié provincia, 6 si la tierra fuesse buena, se
salió trdenánca, ó los escopeteros sol- hiciesse en aquel rio é puerto una villa é
la ron sus escopetas, c con el artillería ti- se poblasse de españoles, para que aque-
raron los bombarderos ú una torre ; c que- lias comarcas se asegurassen. E aunque
liaron muy admirados de ver lo que de- los chripsliamis eran pocos é desparcidos
lia se derribó en un instante, e de ver |ns en (res <Vqiiatio partes, é tenían cnlrellos
caballos é la agilidad é buena maña e conlradicion para tpie no se sacasse gen-
prontitud con que los cavalleros chripstia- le de donde el general estaba, por so-
lios los exercilaban. E hico el general correr á los amigos confederados, porque
questa nueva gente fuesse a ver la ruvna después (pie se avia ganado la cibdad de
é destruyeron é asolamiento de la cibdad Temistitan, avian ydo navios á la tierra, é
de remistitan, é viendo su fuerca ó as- llevado alguna genlc 6 caballos, higo po-
BÍeato, quedaron mus espantados, niara- ner en orden veynte y cinco de caballo é
villándose de lodo. E á cabo de quatro 6 ciento y cinqtlenta infantes á pié, para
cinco días r |in> fueron muy festejados, dió- (pie con el capitán (pie le pareseiesse fues-
les el general muchas cosas para aquel se en aquel río á lo ques dicho. Lo qual
señor de las quedos tienen en estimación no ovo efetto, porque en essa sacón le
mucha, ó para ellos otras, con que se escribieron déla villa de la Veracruz có-
fuerpn muy contentos á su patria. mo al puerto della avia llegado un navio,
El rio que llaman de Panuco está la en que yba Chripstóbal de Tajiia , veedor
costa abaxo de la villa de la Veracruz de las fundiciones del oro desta Isla Espa-
* En oirás Crónicas inéditas de la Conquista de
Mechuacan, que deben formar parle de esta Colec-
ción de Historiadores primitivos de Indias , se lee
cpnslanleniente C&soncí, nombre que se ha cun-
servado después por la mayor parle de los escrito-
res de Indias y que en alguna ocasión emplea el
mismo Oviedo. Pero en este lugar le sucedió lo que
otras muchas veces: no estando lija entre los es-
pañoles la pronunciación de los nombres america-
nos, y valiéndose solo de relaciones, en que ha-
bía esta misma vaguedad, resulta de aqui la des-
avenencia que antes de ahora hemos lidiado entre
estos historiadores primitivos y los que les han su-
cedido.
4110
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ñul.i, del qual otro (lia adelante resgebió
Corles una caria , por la qual le higo saber
cómo yba a aquella tierra para tener la
gobernación della por mandado de Sus
Magestades , é que no. avia querido pres-
sentar las provisiones reales hasta que
ambos se \ iessen , lo qual decía que qui-
siera que fuera luego; pero que cómo
traía fatigadas sus bestias de la mar, no se
avia molido en camino: é que le rogaba
que se diesse orden cómo se viessen, ó
viniendo el Cortés donde él estaba, ó
yendo el Tapia donde Cortés estoviesse á
la costa de la mar.
Aqui quiero yo, como buen historiador,
para ser mejor entendido , pedir al lelor
que se acuerde de dos cosas que agora
diré: la una es que no desacuerde la auc-
toridad que al principio deste capítulo se
dixo de Vcgegio, para lo que en esto se si-
guió é adelante oyreys ó leereys; é la otra
que scpays que en el tiempo que esto
passaba, el Emperador Rey, nuestro se-
ñor, estaba en Flandes é gobernaba en
su real nombre los reynos de España el
cardenal Tortosa, que fué después Papa
Urbano VI de tal nombre ; é con el di-
cho cardenal juntamente' el condestable de
Castilla, don Iñigo de Velasco, é el almi-
rante de Castilla, don Padrique Enriquez:
con los quales, durante la ausencia del
Rey, nuestro señor, se procuró que en-
viassen al dicho Tapia á la Nueva Espa-
ña. É sospechó Hernando Cortés questo
era rodeado por el obispo de Burgos don
Johan Rodríguez de Fonseca, á quien se
daba principal lugar é tenia la presidencia
en las cosas de las Indias , y era amigo c
favoresecdor del adelantado Diego Velaz-
quez , enemigo de Cortés ; é aun se trac-
taba casamiento de una dama sobrina del
obi-po, llamada doña .Mayor de Fonseca,
COD el dicho adelantado, y el Chripslóbal
de Tapia avia seydo criado del dicho
obispo, listas sospechas ó congeeluras de
Curtes no eran tan escura-* ó ininteletíibles
que dexassen de parescer lo mesmo á
otros -muchos. Volvamos al subcesso , que
esto tuvo.
Cómo Cortés resgebió la carta de Ta-
pia, respondióle quél holgaba de su ve-
nida , é que no podia yr persona provey-
da por mandado de Su Magestad á tener
la gobernación de aquellas partes de quien
más contentamiento él loviera, assi por
el conoscimiento que entrcllos avia, como
por la crianga é vecindad que en esta Is-
la Española avian tenido; é porque la pa-
cificación de aquellas partes no estaba
aun tan soldada como convenia, é de
qualquicra novedad se daria ocasión- de
alterar a los naturales. É cómo el padre
fray Pedro de Urrca, comisario de la cru-
gada, se avia hallado en todos Iqs trába-
xos passados, é sabia muy bien en qué
estado estaban las cosas de la tierra, é de
su yda Su Magestad avia seydo muy bien
servido, é los conquistadores aprovecha-
dos con su dottrina é consejos, quél le
avia rogado con mucha instangia que to-
masse trabaxo de verse con dicho Tapia,
é viesse las provisiones de Su Magestad:
é pues el dicho religioso sabia mejor que
nadie lo que convenia á su real servigio é
al bien de aquellas partes, quél diesse
orden con el dicho Tapia en lo que más
conviniesse , pues tenia congepto del di-
cho Cortés (pie no cxgedcria un punto de-
11o. Lo qual él le rogó a este padre en
presengia del thessorero de Su Magestad
é de otras personas, que lo ageptasse, y
él assimesmo se lo encargó mucho. E assi
se partió para la villa de la Veracruz,
donde Chripslóbal de Tapia estaba; e lia-
ra que assi en aquella villa , como por
donde fuesse el dicho veedor se le higies-
se todo buen servigio é acogimiento, des-
pachó aquel padre (pies dicho de la orden
de Sanct Francisco de la Observancia , é
con él dos ó tres hombres de bien de lu-
de su compañía; y él quedó esperando su
respuesta en lauto que aderoscaba su par-
DK INDIAS. MU. X.Wlll. CAP. XXXII.
tula, dando órdeQ en lo que le paroscia
i|uc so debia proveer para la pacificación
é sosiego de la (ierra.
Desde á diez ó doce días la justicia 6
regimiento de la villa de la Veracruz le
escribieron qnel dicho Tapia avia hecho
pressenlaoion de las provisiones (pie lle-
vaha de Su Magostad o do mis ^ >! urna-
dores en su real DOmbré , é que las avian
obedescido con la reverencia que se, de-
bia; é que quanto al cumplimiento, respon-
dieron (rae porque los más del regimiento
estaban con el capitán Hernando Cortés,
6 se avian hallado en el cerco de la ciu-
dad de Temistitán. ellos so Id h;iriun sa-
ber, é todos harían é cumplirían lo que
fuesse más servicio de Sus Magostados é
bien de la tierra : é que dosta su respues-
ta Chripstóbal de Tapia avia rescebido al-
gunos desabrimientos y enojo, ó aun avia
tentado algunas cosas escandalosas. A lo
(pial Hernando Cortés les respondió que
les rogaba y encargaba que, mirando mu-
cho é principalmente el servicio de Sus
Magostados, trabaxassen de contentar al
dicho Tapia , é no se diesse ocasión algu-
na á que óviesse bollicio ni alteración, é
(piel oslaba de camino para se yr á ver
con él é cumplir lo (pie Su Mageslad man-
daba o más su servicio fuesse. Y estando
ya de camino o impedida la yda del ca-
pitán é gente que avia de yr al rio de Pa-
nuco, porque convenia (pie salido Corles
de donde oslaba, quedasso muy buen re-
cabdO, los procuradores de los concejos
lo requirieron con muchas protestaciones
que no saliesse de alli , porque como toda
la provincia de México ó de Temistitán
avia poco que se avia pacificado, temían
que con su absenta se alborotarían, de
que se podrían seguir nuevas alteraciones
é desasosiegos en la tierra. É dieron en
aquel su requerimiento otras muchas cau-
sas é racones, por donde no convenia que
al pressenle saliesse de aquella cibdad de
Cuoacan,y quassi significando que la auc-
toridad yol nombre de Corles sostenía la
tierra ó yugo de los indios, é que faltan-
do él, ora todo perdido: é dizéronle que-
llos con poder de los concejos yrian á la
villa de la Veracruz, donde el dicho Ta-
pia estaba, é veriaji las provisiones de
Su Magostad , é harían lodo lo que fues-
se BU real servicio. K assi se partieron lue-
go, y Hernando Cortés escribió al Chrips-
tóbal de Tapia, haciéndole saber lo que
passaba ó lo que le paresció, é quél en-
viaba con su poder al alguacil mayor
(I ;alo de S.iiiiIci\ ,il ó á Diego de Solo
é á Diego de Valdenebro, que estaban
alia en la villa de la Veracruz, para que
en su nombre, juntamente con el cabildo
dolía é con los procuradores de los otros
cabildos viessen é híciessen lo que fuesse
servicio de Sus Magostados é bien*tlc la
tierra.
Llegados á donde' Chripstóbal de Tapia
oslaba . que yban ya de camino él é aquel
padre fray Pedro Melgarejo, requiriéron-
le que se volviesse : ó lodos juntos se vol-
vieron á la cibdad do Cempiial , é allí el
Chripstóbal de Tapia pressenló las provi-
siones é fueron rescebidas é obedescidas
con el acatamiento é reverencia á Sus Ma-
gostados debida : ó quanto al cumplimien-
to suplicaron (h ilas para ante Sus Magos-
tados, diciendo que assi convenía á su
real servicio, por las causas que expres-
saron en su suplicación, é las que más
proleslaron expresar en su real presencia.
li passaron allí otros auctos é requirimieu-
los entro el veedor Tapia é los procura-
dures de Hernando Corles; y el dicho Ta-
pia se embarcó en un navio suyo, porque
assi le fué requerido, porque de su entra»
da o de haber publicado que yba por go-
bernador é capitán de aquellas parios, d¡-
e,e Cortés en su relación , se alborotarían
los de México é Temistitán, é que tenían
ordenado con los naturales de aquellas
partes de se alear é hacer una grand tray-
cion , que á salir con ella , oviera seydo
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
peor que lo passado ; é que ciertos indios
de México concertaron con algunos de los
naturales dé aquellas provincias que avia
pacificado el alguacil mayor, que vinies-
sen al general muy de priessa, é le dixes-
sen cómo por la costa andaban veynte na-
vios con mucha gente é que no salian á
tierra, é que porque no debia ser buena
gente , si él quería yr allá é ver lo que
era , quellos se aderescarian é yrkin de
guerra con él a le ayudar ; é para que los
creyesse lleváronle la figura de los navios
en un panel: é cómo secretamente le hi-
cieron saber lo ques dicho, luego conos-
rió su intención, é que era maldad é ro-
deado, para verle fuera de aquella provin-
cia , porque como algunos de los princi-
pales della avian sabido que los dias an-
tes el general estaba de part ida , é vieron
después que se estaba quedo, avian bus-
cado esta otra manera para sacarle fuera.
Y él disimuló con ellos, é después pren-
dió algunos que lo avian ordenado ; de
manera que refiere Hernando Cortés por
su relación que la yda de Tapia é no te-
ner expiriencia de la tierra é gente della
causaron harto bullicio, é que si allá
quedára, fuera muy dañoso. E ¿ este pro-
póssito dice otras cosas que tocan más a
particulares passiones que á limpia his-
toria ni á delectación de quien la leyesse,
é por esso se dexan de escribir.
A mi parescer, por qualquicra manera
que se rodeasse la vuelta del veedor Ta-
pia é no consentir que quedasse en aque-
lla tierra , Hernando Cortés fué para su
propóssito bien consejado, assi por los
indicios é sospechas de la eleejon de su
camino de Chripstóbal de Tapia , como
por no se ver despojado Hernando Cortés
del pié á la mano de tanta gloria é triun-
fo corno avia ganado en su empressa , é
no aviendo aun conseguido la remunera-
ción de sus grandes servicios él ni los que
con él se hallaron en aquella conquista.
Parésccos, lelor, que para la satisfa-
cion é paga é gratificación de mergedes
que esperaban aquellos cavalleros é hi-
dalgos que tan señalado é árduo é dificul-
toso cerco tovieron, é que con sus vidas
é sangre le sostuvieron é acabaron, que
con un gobernador que yba de nuevo é
que no lo avia hecho ni visto ni aun en-
tendido , ni conoscia los méritos de cada
uno , que los podia assi contentar ni ga-
lardonar, como aquel que en su compa-
ñía é pressencia se halló con ellos , é con
cuyo consejo é prudencia se consiguió la
victoria? Demás desto, muchos dellos que-
rían muy mal á Diego Velazquez , é otros
avian seydo no bien tractados dél : Her-
nando Cortés estaba muy bien quisto y
era liberal con todos ellos, é conoscianlc
é conoscíalos á todos, é sabia para lo que
eran ellos; é tan bien tenían entendido el
valor dél é la expiriencia de buen capi-
tán que tenia , y era tan importante , que
en su compañía ni tenían peligro ni dexa-
ban de cometer osadamente quanto el
tiempo é la ocasión delermlnassen. Y la
aucloridad de Vegegio , que al principio
deste capítulo se tocó, cabia muy bien en
Hernando Cortés , y su persona la henchía
tan bastantemente como ella lo dice, por-
que su diligencia era tan grande quanto
en algún capitán se puede aver visto por
su curiosidad inaudita , assi en general
con todo su exército, como en particular
con cada soldado, por mínimo que fues-
se, como verdadero padre y excelente ca-
pitán, á quien dignamente se puede apli-
car uno de los más acabados é perfello^
loores que de la militar disciplina puede
resultar. É cómo en él cabia esto , é sabia
que su Rey estaba fuera de España , no
dió lugar á ser descompuesto del primero
bote ó grita : é que lo rodeasse él por la
forma que está dicho y él en su relación
dice , ó que lo ordenassen assi sus ami-
gos, ninguno sin passion avrá tan des-
abordado (¡110 le culpe á él ni á los demás,
porque assi se hiciessé. No parezca á nin-
DE INDIAS. [JB. XXXHl. CAP. XXXU.
cuno fealdad qui'l valeroso coracon des-
see señorío, con lauto que no se adquie-
ra indebidamente.
Páreselos que fué gentil cosa subceder
Dario como rey de los persas por la astucia
que su caballerizo tuvo para que su ca-
ballo relincliasse primero que otro algu-
no, lo qual fué assaz mejor que no avia
conquerido ó alcancado el rcyno el ante-
cesor desorejado , del qual fué interfector
ó matador el mesmo Dario con otros ca-
vallcros. Todo esto os dirá Justino '; pero
no es menester acumular otras historias á
la nuestra. Quiero decir, que si buena as-
lucia fué la de Dario para quedar señor,
que no fué mala ni dcsconvinicnte la de
Hernando Cortés, para quedarse por capi-
tán general en aquella tierra hasta saber
la voluntad de su Rey: el qual no sola-
mente aprobó su persona é servicios, pe-
ro dióle estado é títulos de honor, como
adelante la historia lo dirá.
Por cierto más es dessear el valor de
su persona é ingenio, que de aver envi-
dia de la hierra de Cinegiro, cavallero
ateniense, del qual escribe Justino que
huyendo los enemigos á las naos por es-
capar de la muerte , tuvo una dellas tan
firme con la mano derecha , aunque esta-
ba cargada , que no la dexó hasta que le
fué cortada la mano ; é cómo aquella per-
dió asió la nao con la otra mano izquier-
da, é túvola firme hasta que assimesmo
le fué cortada la otra mano ; é también
cortada aquella, tuvo la nao asida con los
dientes hasta que lo mataron a. .Pues digo
yo que aunque no muriera ni perdiera sus
manos , quisiera yo más para mi las fuer-
cas de muchos buenos juicios de discre-
tos varones, que yo sabria nombrar, que
la faerca de Cinegiro, ni aun la de Sam-
son con ella; y entre los tales que de
prudencia y esfuerco é valor deben ser
estimados en nuestros tiempos, es uno
Hernando Cortés, méritamente numera-
do para que quede su memoria alabada
é acordada perpetuamente.
CAPITULO XXXHl.
Cómo el capitán general Hernando Corles envió al comendador Pedro de Alvarado A conquistar la provin-
cia de Teanlepcquc é la pacificó c llegó á la mar del Sur c lomó la possesion dolía por Sus Mageslades, ó
de las grandes muestras de oro é perlas que halló ; á cómo el general hico hacer navios en la cosía del Sur
para descubrir por aquellas mares, con lo qual , con otras particularidades, so dá fin á la relación de la
lencera carta, que escribió Hernando Cortés al Emperador de las cosas de la Nueva España.
]\ luchos estiman la vida por el sumo
bien; pero muchas veces son de la amar-
ga muerte ocupados. Yo que no mis años,
sino mis victorias suelo numerar, si los
dones de la natura cuento, luengo tiempo
he vivido. Assi lo dixo Alexandro Magno
á Cratero en cierta respuesta que le dió 3.
Por cierto si esta regla ó cuenta hace
Cortés, tenerse puede por de luenga
edad, segund las victorias que le ha dado
1 Lib. [.
2 Lib 11.
TOMO III.
Dios; y lauto son de tener en más, quan-
to con más flaco principio que Alexandro
comencó este capitán á buscar renombre
entre los que son más ilustres é loables
en el mundo. Prosigamos, pues, nues-
tra materia, é dése fin á la relación ter-
cera que por sus letras higo á la C-ossárea
Magestad.
Después que estuvo pacifica la provin-
cia de Guaxaca, envió á mandar al capi-
3 Quinto Curcio, lib. X.
55
434
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tan que allí tenia , que los ochenta espa-
ñoles é diez de caballo que allá oslaban,
los diesse al capitán Pedro de Alvarado,
al qual enviaba á conquistar la provincia
de Teantepeque (qucs quarenta leguas
adelante de Guaxaca, junio á la mar del
Sur), porque aquellos indios hacian mu-
cho daño ó guerra á los que se avian
bfrescido por vassallos de Sus Magesta-
des , é á los de la provincia de Coanlcpe-
quc, poique avian dexado por su tierra
entrar á descobrir la mar del Sur, los
animasse é refirmassc en la paz é obidicn-
cia. Y el capitán Alvarado se partió pos-
trero dia del mes di1 enero de mili é qui-
nientos é vcynle y dos años, é con la
gente quel general le dió é con la que es-
taba en Guaxaca juntó quarenla de caba-
llo é doscientos peones, en que avia qua-
renta ballesteros y escopeteros é dos tiros
de campo pequeños. É prosiguiendo su
erapressa y entrando en la tierra que yba
á buscar, tomó ciertas espias naturales
della , é informóse cómo el señor de Tean-
tepeque con su gente le estaba esperando
en el campo con su exército.
Llevaba este capitán, demás de los es-
pañoles ques dicho, mucha é buena gen-
te de indios amigos, é continuando la
guerra , tres ó quatro poblaciones se opu-
sieron á la defensa; pero no persevera-
ron, porque el capitán é su gente se da-
ban tal recabdo en los recuentros que
avia, que siempre quedaban vencedores:
y en fin entró en la cibdad de Teantepe-
que, ó fué bien rescebido del señor della
é de I08 demás, é só color de cortesía di-
xo que se apossentasse en unas casas su-
yas bien mandes, (pie lenian la cubertura
de paja; ó porque aquello no era prove-
choso tanto como sospechoso para los de
caballo, no quiso el comendador Alvara-
do sino baxarse á apossentar á otra parte
de la cibdad (pie era más llano, porque
-upo (pie- -e ordenaba de matarle á él é á
los españoles desta manera: Que cómo
lodos los chripstianos esloviessen apossen- ■
lados en aquellas casas, que eran muy
grandes, assi cómo de noche durmiessen,
les pusiessen fuego é los quemassen to-
dos; é como fué el capitán avisado desto,
'levó consigo al otro apossentámiento al
señor de la provincia é á un hijo suyo, co-
mo en son de pressos. Los quales le die-
ron veynte y cinco mili pessos de. oro en
piecas labradas: é decíanle al comenda-
dor los vassallos de aquel señor que tenia
mucho thessoro. É todo esto hícolo saber
Alvarado por su carta al general; é junto
con esso, cómo tenia la provincia muy
pacifica é los indios seguramente hacian
sus mercados é contrae! ación como pri-
mero , é que la tierra era muy rica de oro
de minas , é que en su pressengia le saca-
ron una muestra, quél le envió; é también
le higo saber cómo avia estado en la mar
del Sur é avia tomado la possesion della
por Sus Magostados, é que en su pressen-
cia sacaron los indios muestra de perlas,
que también envió con la muestra de oro
de minas. E demás desto le dió racon de
otras cosas particulares de fertilidad é
bondad de aquella tierra: á causa de lo
qual el general proveyó con mucha di-
ligencia, que en la una de tres parles, por
donde avian descubierto la mar del Sur,
se hiciessen dos caravelas medianas é dos
bergantines, las caravelas para descobrir
é los bergantines para seguir la costa: é
á esto fueron con persona de recabdo
quarenta españoles, en que avia maestros
carpinteros de ribera 6 aserradores y
herreros é hombres de la mar; é proveyó
por clavacon é velas é otros aparejos nes-
cessarios para los dichos navios.
Quando Hernando Cortés estovo en la
cibdad de Thesayco, antes que de allí se
parliesso á cercar á Temistil'an , aderes-
candoé proveyendo lo (pie convenia, bien
desnudado de lo (pie ciertas personas
ordenaban, vino á él uno de los que eran
en el concierto, é descubrióle que ciertos
DE INDIAS. I.IB, XXXIII. CAP. XXXIH.
amigos de Diego Veluzquoz, que estaban
en su compañía, tenían Ordenada (rayeron
para le malar, c que entrellos tenían ele-
gido capitán, el alcalde ma\or, el algua-
cil 6 otros oOciales; é que en todo caso
lo remediasse , pues veía que demás del
escándalo que se seguiría por la falta de
su persona , estaba claro que ningún espa-
ñol escaparía de las manos de los indios
viendo á los españoles revueltos entre sí,
e que pura esto, no solamente hallarían á
los enemigos apercibidos, pero á los que
tenían por amigos (pie trahaxarian di' los
acaliar á lodos. Cómo el general vido que
tan graml delícto se le avia descubierto,
(lió muchas gracias á Dios por ello, é lu-
co prender al que era el principal agre-
sor, 6 aquel espontáneamente COnfessó
qué) avia ordenado é concertado con Hin-
chas personas, que en su confessíon de-
claró, de prender ó malar al general, e
lomar la gobernación de-la tierra por Die-
go Velazquor.; é (pie era verdad qué te-
nia ordenado de hacer capitán é alcalde
mayor, c (piel avia de ser alguacil mayor,
c le avia de prender ó matar; é que en
esto eran muchas personas (piel tenia
puestas en una CÓpia . la qual SO hallo en
mi posada . aunque hrcha pedacos. con
algunas personas que decían') que avia
platicado lo sussodiclio. K que no sola-
mente esto se avia ordenado allí en The-
sayeo; pero que también lo avia comen'
Cado é puesto en plática, estando en la
guerra de la provincia de Tepcaca. K vis-
la su confessíon desle dclinqüenlc, que
si' llamaba Antonio de Villafaña, natural
de la cibdad de Zamora, é cómo se rati-
ficó en ella, un alcalde y el mesuro Her-
nando Cortés le condenaron á muerte, é
liié executada en su persona. Y) puesto
que en este crimen avia otros muy culpa-
dos , disimulóse con ellos, haciéndoles
ulnas de amigos (porque el caso era suyo
proprio é aun más que proprio). la qual di-
simulación no fué de provecho por otras
causas que (lorio dice en >u relación, en-
derescadasá las pasiones entre el e Diego
Velazquez, que son más para los proecs-
sos e filíelos, en qiii'llos anduvieron solu e
la gobernación de aquella tierra, qué no
para nuestra historia.
Después que fué pressa la cibdad de
remistilan , ydo el general á la de Cuyoa-
can, falleció allí aquél don Hernando que
la historia ha dicho que era señor de Thé-
sayco, cuya muerte pesjó mucho á los es-
pañoles, porque era muy buen vassallo é
servidor de Su Magestad é graml amigo
verdadero dé los chripsiianos; é con pa-
rescer de aipiellos señores é principales
de aquella >u cilidad é provincia, se dió
aquel señorío en nomine de Su Magestad
á otro hermano menor suyo, el qual pidió
el bautismo, ó llamáronle don C.árlos,
finen mancebo é de gentil conversación.
Kn alnimas parles deslas historias se ha
hecho mención de las provincias de Tas-
calleca é Guaxocingo; e porque, allí hay
unamonlaña que quiere yinilnr é parescer
mucho al monte de Vulcan í - 1 ¡ i cerca de
Cicilia),que tan discantado es de muchos
historiadores é poetas, será fiien que
aqueste no quedo en olvido : pues dice el
general Hernando Corles (pies una siena
redonda é muy alia, de la qual quassi á
la continua sale mucho humo, que va de-
reclio é violento como una saeta hácia el
cielo. K porque los indios daban á enten-
der que era cosa muy mala, é que mo-
rian los que allá sufiian, hico el general
(pjc ciertos españoles sufiiessen á ver de
la manera que aquella siena o montaña
está allá en lo alio, por donde aquel humo
sale: é quando subieron, salió aquel humo
con lanío estruendo é sonido, que no pu-
dieron ni osaron subir hasta la boca. Des-
pués luco volver allá olios españoles, é
subieron dos veces hasta llegar á la boca
de la siena donde aquel humo sale, 6 di-
xeron que avia de la una parle de la boca
á la otra dos tiros de ballesta, porque la
4 36
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Circunferencia tiene quassi tres quarlos de
legua, y es de tanta hondura que no pu-
dieron ni bastó la vista á ver el cabo ó
suelo de aquella cima. É por allí al rede-
dor hallaron algún acufrc de lo quel hu-
mo expele ; y estando una vez allá oyeron
el ruydo que traia el humo, é diéronse
priessa a baxarse ; pero antes qué des-
eendiessen á la mitad de la sierra, ya ve-
nían infinitas piedras rodando , é se halla-
ron bien arrepentidos, por aver allá subi-
do, é aun en harto peligro; é los indios
tovieron á muy grand cosa aver osado yr
á donde fueron aquellos españoles. (Lámi-
na II, fitj. IV.*)
■ Escribió Cortés, en fin dcsta su relación
ó carta tercera , que los naturales de aque-
llas partes eran de mucha más capacidad
que los destas islas nuestras, é que le pa-
rescian de tanto entendimiento é ragon
quanto á uno mediocremente basta para
ser capaz ; é que á esta causa le parescia
cosa grave por estonces compelerlos á que
sirviessen á los españoles de la manera
que los de las islas; é que también ces-
sando aquesto , los conquistadores é po-
bladores de aquellas partes no se podían
sustentar , é que para no constreñir por
estonges á los indios, é que los españoles
se remediassen, le paresgia que Su Ma-
gostad Cathólica debia mandar que de sus
rentas, que en la Nueva España le perte-
nescen, fuessen socorridos para su gasto é
sustentación , é que sobrello Su Magestad
mandasse proveer lo que más fuesse ser-
vido. É después andando el tiempo*, vis-
tos los muchos é grandes gastos de Su Ma-
gestad , é que antes debia por todas las
vías que posible fuesse acrescentar sus
rentas reales que dar causa á se las gas-
tar, é considerando assimesmo el mucho
tiempo que aquellas guerras avian tura-
" F.n este pun'o está fallo de algunas fojas el
MS. original de Oviedo , que posee la Real Acade-
mia : no asi el de la Biblioteca Colombina, copiado
por el doclo académico l>. Joan Banlisla Muñoz,
do, é las nescessidades é deudas, en que á
causa dellas estaban los españoles puestos
en aquella tierra , é la dilación que avian
en este caso hasta lo mandar proveer Su
Magestad é de todos los españoles , é que
en ninguna manera se podia excusar , le
fué quassi forcado depositar los señores é
naturales de aquellas partes en los con-
quistadores dellas , aviendo respecto á las
personas é á los servicios que avian fe-
cho , para que en tanto que otra cosa se
mandasse , ó questo se confirmasse , los
señores é naturales sirviessen é dies-
sen á cada español, en cuyo depósito es-
toviessen», lo que oviessen menester para
su sustentación. Y este medio se tomó
con parescer de personas de buena inte-
ligengia y expiriencia en la tierra, é les
paresgió que era el mejor medio é lo que
más convenia para que los españoles so
mantuviessen é los indios fuessen conser-
vados é bien tractados , é se estoviessen
en sus casas é assientos. É para Ia§ ha-
giendas é grangerias de la Real Magestad
se señalaron provincias é cibdades de las
mejores é más convinientes.
. Esta relagion escribió Hernando Cor-
tés más larga al Emperador , nuestro se-
ñor, desde la cibdad de Cuyoacan de la
Nueva España , é fué aprobada por los
offigiales de Su Magestad , el thessorero
Julián Alderete, y el contador Alonso de
Grado, y el factor Bernardino Yazquez de
Tapia, fecha á los quinge días de mayo,
año de la Natividad de Chripsto , nuestro
Salvador, de mili é quinientos é veynlc y
dos años.
Passemos á la quarta rolaron de aque-
llas partes, la qual escribió el año de mili
é quinientos é veynte y quatro, 6 assi-
mesmo envió otras relagiones de otros
sus inferiores capitanes, que por su man-
de donde lomamos el final de esle y algunos de
los siguientes capítulos, para llenar la expresada
laguna.
DE INDIAS. L1B. XXXJJJ. CAP. XXX1D. 4 37
ilailo anduvieron por diverssus provincias te se continuará en la présenle historia
de aquellas partes, lo qual sucesivanien- con la brevedad que se requiere.
CAPITULO XXXIV.
Continuándose la historia de la Nueva España, conforme á la qiiarla relación que el gobernador Hernando
Corles envió al Emperador, nuestro señor, con otras relaciones que otros capitanes particulares le envia-
ron á Cortés después de los subeessos qoe la historia lia contado ; é Iráclase de otras provincias que con-
quistó é pacifico , é otras cosas notables.
V
^"o es de maravillar que los nuevamen-
te conquistados é venidos á servir , los
que estuvieron c gocaron la antigua cos-
tumbre de ser servidos é libres señores,
viéndose siervos se alteren é muden pa-
rescer, en especial una gente quas»i sal-
vago e infiel ó de tantas é diverssas len-
guas é costumbres, como la des tas Indias.
K aun porque, como dice Herodiano, no
tanto deJeyta la libertad quanto ofende la
servitud, é ninguno juzga ser obligado
para usar de lo suyo, sino á su modo es-
timando ser asi la racon; mas quien de sus
bienes c> despojado, nunca olvida la inju-
ria. Todo esto es del auclor alegado.
Dexemos de buscar comparaciones en
cosa que es (an usada en el mundo, como
comportar i m pacientemente el yugo ó nue-
\.i señoría los que largos tiempos tovie-
ron licencia natural de no servir, ó que
nascieron sirviendo ;i ~u señor é aquel se
le mudan. Llenas están las historias dcsto
tal desde remotos siglos: c continuemos
nuestra historia de la Nueva España, que
assi hallaremos en ella cosas que parezcan
ú las passadas e >e conformen con Hero-
diano. Para inteligencia* de lo qual es de
saber qué por pacilicar las provincias de
Guatusco , Tuxtebequc ó Guaxaca é otras
á ella comarcanas, que son en la costa' á
la parle de la mar del Norte, desde que
se rebelo Temistilan, que estaban assimes-
mo aleadas , envió el gobernador Hernan-
do Cortés aj alguacil mayor Goncalo de
Sandoval con gente ; ó mandóle que po-
blasse allí é hiciesse una villa que se lla-
masse Medellin , como ya la historia lo ha
dicho. É assi se hico é se pacificó todo
aquello, y envióle más gente, para que
fuesse la costa arriba hasta la provincia
de Guacacalco, que está de la dicha Me-
dellin cinqüenla leguas e de Temistilan
ciento y vey'nte: á la qual provincia avia
primero enviado el general al capitán
Diego de Ordaz, ó le avian rescebido muy
bien en el tiempo que Montecuma vivía,
é se avian ofrescido por vassallos do Su
Magestad. \i sabíase tjue allí avia un
grand rio é buen puerto para los navios.
V. como informado muy bien del dicho
Ordaz, que le avía visto, mandó al algua-
cil mayor que fuesse á visitar aquellas
provincias ó á saber si estaban en el pro-
póssito primero de servir é ser vass&llos
de la corona de Castilla, ó á decirles que
á causa de las guerras de Temistilan no
les avia enviado á visitar tanto tiempo
avia, é que aquella gente yba á ver si
avian menester algo, para les ayudar é fa-
vorescer como amigos. Y el alguacil ma-
yor lo dixo assi c higo lo que le fué orde-
nado; pero no hallo en la gente la volun-
tad ipte primero avian publicado, sino á
punto de guerra aparejados para no le
dejar entrar en la tierra ; y él tuvo tan
buen aviso ó tiento con ellos, que una no-
che salteó un pueblo, donde prendió una
señora, á quien todos en aquella comarca
obedescian, la qual envió á llamar á todos
los señores é principales , é les mandó que
obedesciessen al Emperador Rey, nues-
tro señor, é se hiciesse lodo lo que en su
438
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
real nombre fuesse mandado , porque ella
assi lo avia hecho. Y era tan querida é
acatada de sus indios , qué lodo se cum-
plió é higo de la manera que ella lo dixo.
De manera que en paz é sin otro contras-
te el alguacil mayor llegó al rio ques di-
cho; é á quatro leguas de la mar, porque
más cerca de la costa no se halló assien-
to , se pobló é fundó un pueblo , é púso-
sele nombre la villa del Espirüu Sánelo.
É allí residió el alguacil mayor con los es-
pañoles algunos dias, hasta que se pacifi-
caron y vinieron á la obidiencia de Su
Magestad.
Otras muchas provincias, que fueron
Tabasco, que es en el rio de la Victoria,
que otros llaman rio de Grijalva , Cuna-
clan, Quechula é Quicaltepeque é otras,
é los naturales de aquellas provincias, se
encomendaron é depositaron en los veci-
nos de la dicha villa del Espíritu Sancto;
puesto que algunas tierras dessas se tor-
naron a alterar é se alearon , contra los
quales se envió después gente de pié é
de caballo para los castigar é volver a la
obidiencia. También se avian ofresc'ido el
señor é gente de la provincia de Mechua-
can por subditos de Su Magestad ; é por-
que la provincia é señorío del señor de
• lasulc'i * es grande, é se avian visto mues-
tras en ella de mucha riqueza é por es-
tar cercana de la grand cibdad de Temis-
titan, despuQS ijuel general se rehizo de
alguna más gente é caballos, envió allá
un capitán con seplenta de caballo é dos-
cientos peones bien aderescados é con ar-
tillería, para que viessen toda aquella tier-
ra é secretos della; é si tal fuesse, poblas-
BCO 60 la principal cibdad. llamada Huyri-
CÚa. E ydos, fueron muy bien resecbidos
del señor é naturales de la tierra; é apos-
entados cu aquella cibdad, los proveye-
ron muy hiende bastimentos ó loncsr;essa-
rio, é h-s dieron hasta tres mili marcos de
plata é hasta cinco mili pessos de oro mez-
clado con plata é baxo, é muy gentil ro-
pa de algodón é otras cosas de las que
los indios tienen. A los españoles no les
satisfice- mucho la tierra para poblar en
ella, é mostraron mala voluntad, é aun
ovieron algunos bullicios é alteraciones,
por donde algunos fueron castigados : é
por esta causa mandó el general que vol-
viessen los que volver se quisiessen , é á
los demás ordenó que fuessen con un ca-
pitán á la mar del Sur, adonde está po-
blada la villa de Cacatula, de quien la
historia ha hecho mención, desde la qual
hasta la cibdad de Huycicila hay cient le-
guas, donde á la • sacón se hacian por
mandado del gobernador quatro navios
para descobrir. Y en el camino tuvo no-
ticia esta gente nuestra de una provincia
que se dice Colimá, que está apartada del
camino que avian de llevar sobre la ma-
nó derecha , ques al Poniente cinqúenta
leguas ; é con la gente que llevaba é con
mucha más de los amigos de la provincia
de ¡Mechuacan fué allá sin licencia del go-
bernador : y entró algunas jornadas , é
ovo con los naturales algunos recuentros,
é aunque tenia quarenta de caballo é más
de cient peones ballesteros é rodeleros,
los desbarataron y echaron de la tierra,
é les mataron tres españoles é mucha
gente de los amigos. E desbaratados, se
fueron á la cibdad de Cacatula, lo qual
sabido por el general , envió á prender al
capitán, é'se lo llevaron, é lo castigó de
su inobidiencia : lo que fué muy justo,
aunque fuera vencedor , como lo enseñó
Torquato en el hijo proprio, que porgue
peleó de cuerpo á cuerpo con un francés
é lo venció é mató, sin tener licencia pa-
ra tal batalla, le hico corlar la cabera.
Contado há nuestra historia cómo el
general Hernando Cortés envió al comen-
dador Pedro de Alvarado á la provincia
* Antes ae dalla escrito Colcupin
DE INDIAS. 1.11!. XXXIII. CAP. XXXIV
4:10
dé Tea nle peque, ques en l¡i mar dej Sur,
c de cómo tenia pressos al señor della é á
mi hijo suyo, é le presentaron cierto oro
é de ciertas muestra? de oro de minas é
perlas, que assimesmo se ovo. Queda de
decir agora que en la respuesta quel ge-
neral le envió después desso, le mandó
buscasse un sitio convenible é poblasse
en el: é que los vecinos de la villa dé Se-
gura de la Frontera se passassen á aquel
pueblo, porque ya del que estaba allí no
avia nesgessidad, por ser tan cerca de Tc-
mi-lilan; é assi se liico, é llamóse al pue-
blo Segura de la Frontera, é como el que
antes estaba fecho. F los naturales de
aquella provincia é de las de Guaxaca,
Coactan , ó Coasclahuaca , Tachqtiiaco ó
otras allí comarcanas, se repartieron entre
los vecinos de aquella villa, é los servían
ó aprovechaban con luda voluntad : é que-
dó allí por justicia el capitán, en lugar del
general, digo el comendador Alvarado.
F acaesció que estando Hernando Corles
conquistándola provincia de Panuco, co-
mo se dirá adelante, los alcaldes é regi-
dores de aquella villa le rogaron al dicho
Alvarado. que con su poder fuesse á ne-
gociar con el general ciertas cosas que le
encomendaron, y 01 lo aceptó é puso por
obra; é después de partido, los alcaldes
6 regidores hicieron cierta liga é moni-
podio, convocándola comunidad, é hicie-
ron alcalde contra la voluntad dé olro que
avia dexado Alvarado por capitán, ó des-
poblaron la villa é fuéronse á la provincia
de Guaxaca , lo qual puso mucho escán-
dalo é alboroto en aquellas partes. Fl que
allí avia quedado por capitán bícolo saber
al general, y él envió luego allá á Diego
de Campo, alcalde mayor, para que ávida
su información , casligasse los culpados,
los quales se ausentaron ó andovieron al-
gunos dias vagando de unas partes á
otras. F al primero que prendió, senten-
cióle el alcalde mayor á muerte , é apeló
para ante el general , que tenia ya pros-
sos á los demás, é los mandó entregar
assimesmo al dicho alcalde mayor, é con-
denólos á muerte como al otro , 6 tam-
bién apelaron. Y el gobernador, conside-
rando la larga prission en que estovieron,
é que avia mucho tiempo que estaban en
aquella é avian antes servido, aunque su
delicio fué grande, se ovo piadosamente
con ellos, é los desterró de la Nueva Es-
pióla en perpétuo exilio, para que nunca
entrassen en ella sin expresa licencia de
Su Magestad . m'> pena de muerte.
Bnesse mesmo tiempo murió el señor de
la provincia de Tutepequc , y ella é las
otras se rebelaron, á causa de lo qual envió
1 I g merál al dicho capitán Al\ arado con un
hijo de aquel señor, que estaba en su po.
der; é aunque ovieron algunos recuentros
é mataron algunos españoles, tornó á sob-
juzgar los rebeldes é las próvincias, é las
pacificó é puso en la obidieñeia de Su Ma-
gostad . é tornaron á servir á los españo-
les seguramente. F. aunque no se lomó á
poblar aquella villa, por falla de gen-
te, quedaron los indios domados, é tan
humildes por el castigo que. en ellos se
hicp . que hasta Temistitan vinieron de ahí
adelante á ver c hacer lo (pie les manda-
ban. F quedo en el señorío aquél hijo del
señor demuelo.
Ii 'sde á pocos dias después que se co-
bró la grand cibdad de Temistitan, é lo á
ella siibjeto , fueron reducidas á la corona
real de Castilla dos provincias que están
quarenla legua-, della á la parle del Norle,
que confinan con la provincia de Panuco:
la una se llama Tututepeque, é la otra
Mi '/clitan , de tierra assaz fuerte é gente
belicosa é acostumbrada á la guerra, por
los contrarios enemigos que todas partes
al rededor de si tienen. Los quales, vien-
do las cosas passadas, é que á Sus Mages-
tades ninguna cosa se les podia defender,
eaviaron sus mensajeros al general, é
ofresciéronse por vassallos de la corona
real de Castilla : é fueron rescebidos con
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mucha humanidad é placer, é se les higo
lodo buen tractamiento. Y estuvieron muy
seguras aquellas provincias hasta que des-
pués de la yda del veedor, Chripstóbal
de Tapia : que con la alteración que de-
Ha subgedió, no solamente dexaron la obi-
diencia que avian dado é se rebelaron,
más allende desso hicieron mucho daño á
los comarcanos en sus tierras, que eran
de los amigos é vassallos de Su Magestad,
é quemaron muchos pueblos é mataron
mucha gente; é aun en essa sacón el gene-
ral tenia poca gente , y essa que avia esta-
ba dividida en tres partes. Viendo que de-
xar de proveer en ello podria ser ocasión
que los enemigos, que con aquellos rebel-
des confinaban se podrían alear é juntar
con ellos por se excusar del daño é veja-
ción que Ies hacian , é aun porque el ge-
neral no estaba muy satisfecho de su vo-
luntad dellos, envió un capitán con treyn-
la de caballo é cient peones ballesteros y
escopeteros é rodeleros, é mucha genle
de los amigos confederados, é ovieron
con los contrarios algunos recuentros; é
mataron Alguna gente de nuestros amigos
é dos españoles. É plugo á Dios que non
obstante esto , ellos de su voluntad se re-
dijeron á la paz, é fueron al general los
señores é principales, y 61 los perdonó
por su comedimiento é yrse a poner en
sus manos, sin los aver prendido.
Después , estando el general en la pro-
vincia de Panuco, comencóse á rugir en
Temistitan é sus comarcas una nueva sor-
da, en que sonaba que Hernando Cortés
se yba á Castilla: é no causó poco albo-
roto, é la provincia de Tutebeque se tor-
nó á rebelar. El señor della baxó de las
serranías con mucha gente é quemó más
de veynte pueblos de los confederados ó
amigos de los españoles, é les mató é
prendió mucha gente dellos: por lo qual,
viniéndose de camino el general de la
provincia de Panuco, los tornó á. conquis-
tar , é aunque á la entrada mataron algu-
na genle de los amigos que quedaba re-
cagada, é por la sierra reventaron diez ó
doce caballos, por ser tan áspera tierra,
todavía é no sin mucho trabaxo , se con-
quistó la provincia é fué presso el señor
della é un hermano suyo, muchacho, é
otro capitán general suyo, que tenia la
frontera : al qual , é á su señor con él , hi-
co luego ahorcar el general, é higo escla-
vos todos los que en esta guerra fueron
pressos, que serian hasta dosgientas per-
sonas , é los herraron é vendieron en al-
moneda. E pagado el quinto á Su Mages-
tad de aquellos prissioneros , los demás
fueron repartidos entre los que se halla-
ron en esta guerra, aunque no ovo para
pagar la tercera parte del valor de los ca-
ballos que murieron. É por ser la tierra
pobre no se ovo otro despojo. É fecho es-
te castigo , los demás que en aquella pro-
vingia avia, quedaron de paz , é por señor
della aquel muchacho, hermano de aquel
señor, de quien se higo la justicia ques di-
cho. Puesto que en aquella sacón no ser-
vían ni aprovechaban, por ser la tierra po-
bre , á lo menos bastó lo fecho para segu-
ridad della , é para que no alborotassen
á los que servían ; é aun para más segu-
ridad, puso allí el general algunos natu-
rales de los de Temistitan é de otras par-
tes de la Nueva España.
DE INDIAS. I.IB. XXXIII. CAP. XXXV. 44 1
CAPI I I LO \\M .
F.n que se contiene un capitulo i la letra que el capitán Hernando Corle* entre oirás cosas escribió al Em-
perador, nuestro señor, en esta su cuarta relación , quejándose del obispo de Burgos , é otras cosas ; i>
más adelante se tracla de la victoria que ovo contra los indios de la grand población llamada Ayuluscola-
clan; é de la conquista de las lagunas de Panuco, c victoria que ovo con essos é otros pueblos, e otras
cosas que convienen al discurso de la historia.
«ix esta sa<;on, inviclíssimo Céssar, llegó
al puerto é villa del Espíritu Soneto, di-
que ya en los capítulos antes deste he he-
cho mención, un bcrganlincjo harto pe-
queño, que venia de Cuba, y en 61 un
Johan Huno de Oue\o, que con el arma-
da que Pamphilo de Narvaez truxo avia
venido á esta tierra por maestre de un
navio de los ipie en la dicha atinada vi-
nieron; y segund parfesció por despachos
que Iraia, venia por mundudode don Jolina
de f'onsecn , obi-po de Duróos , creyendo
que ChripMóbal de Tapia , quél avia ro-
deado que viniesse por gobernador á esta
tierra, estaba en ella. Y para que si en su
recibimiento oviesse contradicen , como
61 temía, por la entera racon (pie á te-
merlo le incitaba, envióle por la isla de
• liba para que lo comtmicasse con Diego
Velazó¡ucz , como lo hie,o , y él l<¿ dió el
bergantín en que passasse. Traia el dicho
Johan Bono liarla cienl cartas de un tenor
firmadas del dicho obispo, y aun creo
que en blanco, para que viesse á las per-
sonas que acá estaban que al dicho Johan
Bono le paresc.iesse , dtciéudoles que ser-
virían mucho á vuestra Calhólica Mages-
tad en que el dicho Tapia fuesse rescebi-
do , y que por ello les prometía muy cre-
cidas mercedes; 6 que supiessen que en
mi compañía estaban contra la voluntad
de Vuestra Magestad , é otras muchas co-
sas algo incitatorias á bullicio é desaso-
siego. É á mí me escribió otra caria, di-
ciéndome lo mesmo , é que si yo obedes-
cia al dicho Tapia, quél haria con Vues-
tra Alteca que me hiciesse señaladas nier-
iUMO 111.
cedes: donde no, que tuviesse por cierto
(pie me avia de ser mortal enemigo. É la
venida deste Johan Bono é las cartas qjin
truxo pusieron tanta alteración en las
gentes de mi compañía, que certifico á
Vuestra Mageslad que si yo no los asegu-
ráis, diciéndqles la causa porque el obis-
po aquello les escribía , 6 que no temies-
sen sus amenacas, y que el mayor servi-
cio que Vuestra Calhólica Magestad resci-
biría , é por donde más mercedes les man-
daría facer era por no consentir quel obis-
po ni cosa suya se éntreme! ¡esse en estas
partes; porque era con intención de es-
conder la verdad delta á Vuestra Alteca
6 pedir mercedes en ella, sin que Vues-
tra Magestad Bupiesse lo que le daba: que
hubiera harto que hacer en los apaciguar,
en especial que fuy informado, aunque lo
disimule por el tiempo, que algunos avian
puesto eo plática que, pues en pago de
sus servicios se les ponían temores, que
era bien, pues avia comunidad en Casti-
lla, que la hiciessen acá, basta que Vues-
tra Alici a fuesse informado de la verdad,
pues el obispo tenia tanta mano en esta
i ¡(.¡ación, que hacia que sus relaciones
no viniessen á noticia de Vuestra Alteca;
é que tenia los officiales de la casa de la
Contractacion de Sevilla de su mano, é
(pie allí eran maltractados sus mensajeros
é tomadas sus relaciones é cartas é sus
dineros, é se les defendía que no les vi-
niesse socorro de gente de armas ni bas-
timentos. Pero con hacerles yo saber lo
que arriba digo, é que Vuestra Magestad
de ninguna cosa era sabedor, é que tu-
56
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
442
viesscn por cierto que sabido por Vuestra
Allega, serian gratificados sus servicios, é
fechas por ellos aquellas mercedes, que los
buenos é leales vassallos que a su Rey é
señor sirven, como ellos han servido, me-
resten, se aseguraron. É con la merced
que Vuestra Allega tuvo por bien de
mandar hagcr con sus reales provisiones,
lian estado y están tan contentos, é sirven
con tan buena voluntad qual el fructo de
sus servicios dá testimonio , é por ellos
mgrcsgen que Vuestra Alteca les mande
hacer mercedes, pues tan bien lo han ser-
vido é sirven é tienen voluntad de servir.
E yo por mi parte muy humilde á Vues-
tra Magestad lo suplico , porque no en
menos merced resgibiré la que á qual-
quiera dellos mandare hacer, que si á
mi se higiesse, pues yo sin ellos no pu-
diera aver servido á Vuestra Alteca, co-
mo lo he fecho. En especial suplico á
Vuestra Alteca muy humildemente les
mande cscrebir, teniéndoles en servicio
los trabaxos que en su servicio han pues-
to, c ofreseiéndoles por ellos mercedes;
porque demás de pagar la debda que en
esto Vuestra Magestad debe, es animarlos
para que de aquí adelante con muy me-
jor voluntad lo hagan. •
Dice más el gobernador Hernando Cor-
tés, que por una cédula, que Su Magestad
mandó proveer en lo que toca al adelan-
tado Francisco de Gara y . paresce que Su
Magestad fué informado que Cortés esta-
ba para vr ó enviar al rio de Panuco á lo
pacificar, á causa que se decía que en
aquel rio avia un puerto, é porque en él
avian murrio muchos españoles, assi de
los de un capitán que á él envió el dicho
Francisco de Garay , como de otra nao
qne después con tiempo dio en aquella
COSta., que no quedó alguno vivo: é por-
que algunos de los naturales de aquellas
paites asian venido al dicho general A se
il'--eulp.ir il ■ aquellas muertes . diciendo
(jue lo avian hecho porque supieron (pu-
no era de su compañía de Cortés, é por-
que avian seydo dellos mallractados ; pe-
ro que si él quisiesse enviar allá gente de
su compañía , qucllos la temían en mucho
é los servirían con todo lo quellos pudies-
sen, é le agradesgerian mucho que los en-
viasse, porque temían que aquella gente
con quien ellos avian peleado, volverían
sobrellos á se vengar , é también porque
tenían ciertos enemigos comarcanos, de
quien rescibian daño , é que si él les dies-
sc chripslianos,se favorescerian. É porque
quando estos vinieron á hacer estas des-
culpas é ofrescimiento, el general tenia po-
ca gente , no pudo cumplir lo que le pe-
dían: pero prometióles que lo baria lo más
brevemente quél pudiesse : é con esto se
fueron contentos, quedando ofrescidos
por vassallos de Su Magestad diez ó dogo,
pueblos de los más comarcanos á la raya
de los subditos á la cibdad de Temislitan.
Desde á pocos días tornaron á venir,
ahincándole mucho que, pues que enviaba
españoles á poblar á muchas partes, que
enviasse assimesmo algunos á poblar allí
con ellos, porque resgibian mucho daño de
aquellos sus contrarios é de los del mes-
mo rio, que están á la costa de la mar:
que aunque eran todos unos, por averse
venido al general, les hagian mal tracta-
miento, E assi por complir con estos co-
mo por poblar aquella tierra, é también
porque ya tenia alguna más gente, seña-
ló un capitán con ciertos compañeros pa-
ra que fuessen al dicho rio; y estando pa-
ra partir, supo de un navio que fué de la
isla de Cuba, cómo el almirante don Die-
go Colom, é los adelantados Diego Ve-
lazquez é Francisco de Garay quedaban
¡unios en la dicha isla, é muy confedera-
dos para entrar por allí, como sus enemi-
gos, á le hacer iodo el daño que pudies-
sen. En esta sospecha ó imaginación Cor-
tés se engaño mucho, porque el almiran-
te nunca le passó tal por el pensamiento
ni ovo tal confederación ; pero como él se
DK INDIAS. I.IIJ. XXXHI. CAP. XXXV
443
temía de los adelantados , dábanle & en-
tender aquello é otras cosas. £ assi él por
excusar que no le ofondiossen lo quos di-
cho, é porque pon-aba que excusaría as-
simesmo por la \da de aquellos adelanta-
dos no se ofresciesse otro semejante al-
boroto é desconcierto, como el que se
ofresció con la yda de l'amphilo da Nar-
vaez, determinó, dexando en la cibdad
de Tcmístítau el mejor recábelo qué] pu-
do, de yr en persona : porque si los ade-
lantados o alguno* dellos fue-son , on-
contrassen con él antes que con otro, por-
que podría él mejor excusar el daño, i]
assi se partió con ciento é veynle de ca-
ballo, é con lres(;ientos peones é alguna
artillería, é con ha-la quarenta mili hom-
bres de guerra de los naturales de Temís-
tilan ó sus comarcas. É llegado á la raya
de su tierra , bien veynte ó cinco leguas
antes di; llegar al puerto, en una grand
población que se dice Ayuluseotaelan , le
salieron al campo mucha gente de guer-
ra é pelearon con ellos. K assi por tener
el general tanta gente de los amigos co-
mo ellos venían, como por sorel lugar
llano ó aparejado para los caballos, no
turó mucho la batalla; é aunque algunos
españoles fueron heridos, é assimesmo al-
gunOS caballos, é mataron algunos de los
amigos, fueron los contraríos vencidos ó
desbaratados é muertos muchos dellos.
lín aquel pueblo se detuvo el general
tres dias, porque se curassen los heridos,
é porque viqieron allí á él los ques diebo
que & Temistitan avian ydo á se ofrescer
por vassallos de Su Magestad; é desde
allí le acompañaron hasta llegar al puer-
to, é de allí adelante, sirviendo en lodo lo
(pie podían. V. continuándose el camino
hasta el puerto, en ninguna parte se ovo
otro recuentro con aquella gente: antes
los del camino, por donde el general é su
exército passaba, salieron á pedir perdón
de su yerro é á ófrescersefpor vassallos é
buenos servidores de Sti Magestad.
Llegados el general é sus milites al
puerto é rio, se apossentó en un pueblo,
cinco leguas de la mar, que se dice Gu-
la, elqual estaba despoblado é quemado,
poi que allí fué donde desbarataron al ade-
lantado francisco de Caray : é desde allí
envío Hernando Cortés sus mensajeros de
la otra parte del rio é por aquellas lagu-
nas ( ¡pie todas están pobladas de grandes
pueblos de indios) á decirles que no te-
miessen que por lo passado se les hicies-
se algún daño : porque bien sabia que por
el mal tractamicnto que avían rescebido
de aquella gente se avian aleado contra
los nuestros, é que no tenían culpa. K
nunca quisieron venir: antes maltractaron
los mensajeros, é aun mataron algunos
dellos; é porque de la otra parte del rio
estaba él agua dulce, de donde nuestro
éxército se proveía, poníanse allí 6 sal-
teaban á los (pie yban por ella.
Assi en esta ocupación estuvo el general
más de quince días, creyendo atraerlos por
bien e que \ iendo que los que avían \erii-
do de paz eran bien tractados , "Jo harían
ellos assimesmo; perolenian lanía COnfian-
pa en la forlaleca de la disposición é as-
sicnlode aquellas lagunas, donde estaban,
que no aprovecho ninguna templanoa ni
eorle-in ron ellos. \] cómo el general vido
el poco provecho que hacia e (piel lieinpo
se perdía, atendió al remedio, é con unas
canoas que al principio se avian allí loma-
do, se lomaron más , e con ellas una noche
passaron algunos caballos de la oda par-
tí1 del rio e genio; é (piando fué de día
claro, ya avia copia de chrípslíanos é ca-
ballos ó amigos de la otra parte sin ser
sentidos, y él so passó' assimesmo con
ellos, dexando en el real buen recabdo.
É cómo los enemigos los sintieron de la
Otra parle , vinieron mucha copia de gen-
te dellos é dieron con mucho ímpetu so-
bre los nuestros, tanto que escribió el ge-
neral, (pie después qmíl oslaba en aque-
llas ¡Kiries no avía visto acometer en el
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
campo tan denodadamente los indios co-
mo le acometieron. E mataron dos caba-
llos é hirieron otros diez malamente, que
- no pudieron yr en aquella jornada; mas
al . fin los enemigos fueron vencidos é des-
baratados é puestos en huyda : se siguió
el alcance quasi una legua, matando mu-
chos dellos, é con hasta treynta de caba-
llo que le quedaron al gobernador é ciént
peones, siguió todavía su camino. É aquel
dia desta victoria durmió en un pueblo
tres leguas del real , el qual estaba pobla-
do ; y en las mezquitas é templos de aque-
llos ydólatras se hallaron muchas cosas
de los españoles, que le avian muerto al
adelantado Francisco de Garay.
Otro dia siguió su viage por la costa de
una laguna adelante , buscando passo pa-
ra passar á la otra parte della , porque
del otro cabo parescian pueblos é gente:
é anduvo todo el dia sin le hallar cabo ni
por donde passar. É ya que era hora de
vísperas* vidose un pueblo que parescia
hermosa población, é lomado el camino
para él, toda via por la mesma costa de la
laguna , llegados cerca , era ya tarde , é
DO parescia gente alguna: é para asegu-
rar las sospechas de la guerra, mandó diez
de caballo que entrassen en el pueblo por
el camino derecho, y él con otros diez
tomó la halda del pueblo hacia la laguna,
porque los diez ginetes llevaban la retro-
guardia é no eran llegados. Y entrando
por el pueblo, paresció mucha gente que
estaba escondida dentro de las casas en
Velada para tomar a los Españoles des-
cuydados; é trabóse la pelea muy osada-
mente, é mataron un caballo é hirieron
quassi todos los otros é muchos de los es-
pañoles. É tuvieron tanta constancia pe-
leando, que turó bien un quarto de hora
o más, é fueron rompidos tres ó quatro ve-
yes, é otras tantas se tornaron á rehacer é
acaudillar, é juntos, hechos una muela
redonda, hincaron las rodillas en tierra.
v sin hablar gritaban . como lo suelen ha-
ger. Los otros esperaban , é ninguna vez
entraban per ellos que no empleassen mu-
chas flechas, é tan espessas que si los
chripstianos no fueran tan bien armados,
como yban, no cseapá'ra hombre de los
nuestros. É quiso Dios, Nuestro Señor,
que á un rio que passaba junto y entraba
en aquella laguna quel general avia se-
guido todo el dia , algunos de los que más
cercanos estaban al rio se comentaron á
echar al agua , é trás aquellos comenca-
ron á huyr los otros al mesmo rio ; é assi
se desbarataron , aunque no huyeron más
de hasta passar el rio , y ellos de la una
parte é los españoles destotra se estuvie-
ron hasta que escureció la noche, é por
ser el rio hondo, no pudieron passar á
ellos , é aun no les pessó á los españoles,
quando les vieron passar. É volviéronse
el general é los que con él estaban al pue-
blo, que estaba un tiro de honda de aquel
rio ; é con la mejor guarda que supieron
hacer, passaron aquella noche los nues-
tros, é comieron el caballo que les mata-
ron , porque no tcnian otro bastimento ni
les supo mal , porque esta salsa de la
hambre, con no tener otros manjares, es
el mejor cocinero de todos.
Otro dia siguiente salieron por un ca-
mino , porque ya no parescia gente de la
tlel dia passado, é fueron á dar en tres ó
quatro pueblos que estaban desampara-
dos sin gente ni otra cosa , excepto algu-
nas bodegas del vino que los indios ha-
cen de mahiz, é hallaron assaz tinajas
dello. Aquel dia no ovicron ninguna resis-
tencia, é durmieron en el campo, porque
hallaron unos mahicales con que la gente
ó los caballos tuvieron algún refresco. E
desta manera anduvieron dos ó tres dias
sin hallar gente, aunque passaron muchos
pueblos, é porque la falta del bastimento
los aquexaba (que en todo este tiempo
entre todos no ovo cinqüenta libras de
pan) se lornardn al real; é la gente que
en él avian dexado, estaba muy buena é
i
DE INDIAS. LIB. J
sin aver ávido recuentro ni contradicion.
É porque los contrarios todos pareseja
que quedaban de la otra parte de aquella
laguna quel general no avia podido pas-
sar, luco una noche echar gente é caba-
llos de la otra parte della con las canoas,
é (pie fuesre gente de ballesteros y esco-
peteros por la laguna arriba 6 la otra gen-
te por la tierra. E yendo desla manera,
dieron sobre un grand pueblo, é como
tomaron Jos moradores del desan dados,
mataron muchos. Desle salto cobraron
tanto temor, viendo que otando cerca-
dos de agua los avian salteado sin sentir-
lo, que luego comentaron á venir de paz;
y en término de veynte dias vino toda la
tierra íí dar la obidiencia á Su Mageslad,
como vassallos de la corona real de Cas-
lilla , é quedaron en mycha paz é amistad
con los españoles. Cómo el general vido
la tierra pacifica , envió por todas las par-
tes della personas que la visitassen é le
hiciessen relación de todos los pueblos 6
gente que avia; é trayda la información,
bascóse el mejor ¿ASientO que por allí se
pudo aver, é fundóse una villa, á la (pial
el general le puso nombre de Santislcban
del Puerto, é á los españoles que allí qui-
sieron quedar por vecinos, depossitóles
aquellos pueblos é indios que los sirvies-
sen con que se sostuviessen, é nombróal-
caldcs é regidores, é dexó allí su lugar
teniente di' capiian o gobernador, con
treynla de caballo/' cient peones, ó dió-
les un barco é un chinchorro que le avian
traydo de la villa de la Veracruz para bas-
timento; é assimesmo se le envió de
aquella villa un navio cargado de basti-
mento de carne ó pan é vino ó accyte é
vinagre é otras cosas, el qual se perdió
con todo ello é aun dexó en una islela en
la mar, cinco leguas apartada de la costa
de la tierra, tres hombres, por los quales
el general envió después en un barco, é
los hallaron vivos, aunque con harto tra-
bado: el mantenimiento de los quales en
XXUI. CAP. *\XXV. 4i5
todo lo que allí estuvieron fué lobos ma-
rinos , que venían muchos á aquella isle-
ta, é avia assimesmo una fructa que que-
ría pares^er higos.
Esto se ha dicho é traydo a conseqúen-
cia de la historia, porque passó assi, é
porque de aquí se puede bien colegir cómo
era apercibido é prudente poblador Her-
nando Cortés, el qual escribió á Su Magos-
tad Calhólica que solo á él le avia costado
este viage más de treynta mili pessos de
oro, é á los que con él fueron otros tantos
de costas é caballos y armas y herrage : el
qual fué tan costoso que la herradura é
clavos para ella no se pagaba con otro
tanto menos de oro pesso por pesso del
hierro, ó por doblada plata quel herrage
pessaba. En conclusión, (pie por el servi-
cio, quel general é sus milites hicieron en
aquesta jornada, quedaron aquellos indios
é provincia debaxo de la obidiencia é
vassallage de la corona real de Castilla. É
fué de lanío fructo aquesta guerra, que
después, no mucho tiempo passado, alle-
gó allí un navio con mucha gente é basti-
mentos» é dió allí al través, que no po-
día hacer otra cosa; é si la tierra ñor es-
tuviera de paz, do escapara persona de
quantos en él yban, como los del otro que
antes avian muerto los indios é se halla-
ron los cuerpos de los españoles, digo los
meros dellos, enteróse curado- (le tal ma-
nera, que tenían sus caras proprias de
forma rpie muchos dellos se podían muy
bien conosccr é los conoscieron , puestos
en aquellos diabólicos oratorios de essos
ydólatras por ornamento é tropheos y en
señal de su victoria. É aun quando allí lle-
gó el adelantado Frangisco de Caray, des-
pués de lo que está dicho, no quedara él
ni ninguno de los que con él yban, por-
que con tiempo forzoso fueron a dar
treynta leguas abaxo del dicho rio del Pa-
nuco, é perdieron algunos navios, é sa-
lió la gente en tierra destrocados, como
está bueno de considerar, que salen los
446
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que pueden y Dios quiere escapar de se-
mejantes naufragios. É cómo la tierra ya
estaba de paz é poblada de los españoles
de la villa de Santisteban, ellos los socor-
rieron é truxeron á cuestas , como mejor
pudieron , é los sirvieron basta ponerlos
en aquel pueblo; é si este socorro allí no
bailaran , sin otra guerra , aunque indios
no los mataran , se murieran é perdieran
todos.
Muchos son los trabaxos que en esta
parle se han padescido, é grandes los
merescimientos é servicios de tan expe-
rimentado capitán é tan diestros é animo-
sos conquistadores , bástala qual expi-
ríencía no se puede alguno intitular ni te-
ner por maestro de tal arte , sin que le
cueste años c sangre é baya probado las
miserias é desaventuras y sed y hambre,
pobreza y desnudez y otros ¡numerables
trabaxos, que andan debaxo de la militar
disciplina, por lo qual dice Ycgecio: «De
aquellos años en que al hombre los pri-
meros pelos le salen á la cara , se deben
elegir los nuevos soldados. > É Saluslio
dice que el mancebo que la guerra ha de
exercitar , en la adolescencia se debe ele-
gir. Quiero decir que esta gente que] ca-
pitán Hernando Cortés traia , ya de tiem-
po atrás muchos dellos avian exergitado
las armas, quando á aquella tierra passa-
ron, 6 las avian seguido en España é otras
partes; é aunque lo de estas nuestras In-
dias es nueva forma de trabaxos, diéron-
se á ellos, y entendiéronlos é comportá-
ronlos, como españoles, puesto que para
quedar los unos cendrados é perfettos,
muchos consumió la guerra é las diferen-
ciadas regiones, por donde se bailaron.
Pero no se les niegue á sus ánimos la
perficion de su militar condición , que es-
tá desde muchos siglos jubilada é apro-
bada. Dice Livio que peleando los roma-
nos debaxo de la obidiencia de Fabio
contra los cartaginenses, cuyo capitán era
Aníbal, que cómo los romanos eran más,
sin dubda vencieran, si presto no fueran
socorridos de una cohorte : esquadra ó
capitanía de españoles enviada por Aní-
bal en socorro de aquellos, porque los
españoles son más aptos é ligeros é acos-
tumbrados á combatir entre las piedras é
montes é ripas é peñas que no eran los
lómanos, é que haciendo burla del ene-
migo, se fueron los españoles. sanos é sal-
vos. Assi que, no ha pocos años que esta
nuestra nasgion está heredada en la uni-
versal opinión en el mundo por una de las
generasciones más famosas en las cosas
de la guerra. Passcmos á nuestra historia:
que hay tanto que decir y escribir en ella,
que no es menester que nos detengamos
en estos ornamentos, que de otras histo-
rias se mezclan aqui. no para otro efetto
sino para dar á entender lo que conviene
al propóssito de lo que se tracta.
CAPITULO XXXVI.
Kn el qual se tracta la pacificar-ion de la provincia de Coliman é de otras á ella cercanas, é de cierta rela-
ción que le fue fecha al general de una isla poblada de inugcres , é de la yda del adelantado Francisco de
Caray al rio ó provincia de Panuco , c cómo murió después en la grand ciudad de Temistilan , é otras cosas
concernientes á la historia.
Los capítulos precedentes han fecho re-
lación cómo yendo de camino el general
Hernando Cortés, después de aver paci-
ficado la provincia de Panuco, se con-
quistó la provincia de Tutepcque, que es-
taba rebelada, é teníase nueva que de una
provincia que está cerca de la mar del
Sur, que se dice Impelcingo, la qual es
áspera (ierra y de gente belicosa , hacian
mucho daño á los confederados amigos
DE INDIAS. I.IB. XXXIII. CAP. XXXVI.
447
de los chripstianos ó vassallos de Su Ma-
gestad, o avian enviado á pedir socorro.
a aunque la gente estaba cansada, é hay
de una mar á olía doscientas leguas por
aquel camino que avian de yr, lii<;o lue-
go juntar vcyntc y cinco de caballo ó
ochenta peones, y envió en socorro de
lo- amigos un capitán con esta gente: el
(pial ydo allá, é aviendo primero reque-
rido con la paz a los contrarios, y ellos
no la queriendo, subcedicron ciertos re-
cuentros; ó por ser la tierra tan áspera,
no se pudo conquistar de todo punto, mas
quedaron en parte Lien castigados.
A este capitán le a\ ia iu.inil.nl' > el ge-
neral (pie hecho aquello , fues-o á la cib-
dad de Zacatilla con la ícente que llevaba
é ((ue con la que mas de allí pudiesse sa-
co . Ilcga»sc á l.i pn i\ un ia de I !< iliiuan.
donde la hi.-loria ha dicho que avian dcs-
haralado un capitán e ¡.'ente nuestra que
\ han á Mechuacan : e que r.i no quisiesseu
aquellos indios ohedoscor , que se les hi-
ciesso la guerra. K-le capitán fué donde
es dicho, é ya llevaba ginqlicnta de ca-
ballo é ciento y einquenla peones, é fués-
se a aquella, provincia , (pie ota de la cib-
dad de Zacatilla en la costa (lela mar del
Sur abaxo sessenta leguas; e por el ca-
mino pacificó algunos pueblos. I-] cómp
llegó adonde al otro i-apilan avian desba-
ratado, halló mucha gente de guerra que
le estaba atendiendo, e como gente de
buen ánimo, venidos á las manos, se tra-
bd la batalla, é fué muy reñida; pero
quedó la victoria por los .españoles, sin
que matassen á ebripstiano alguno, aun-
que hirieron á muchos é algunos caballos;
mas los enemigos pagaron bien el daño
que avian hecho. Este castigo fué de ma-
nera é con tanta sangre vertida de los
contrarios , que sin más guerra se dio to-
da |a tierra; é no tan solamente aquella
provincia, mas otras muchas que con ella
confinan se otorgaron por vassallos de los
Heves de Castilla, pressentesé por venir,
perpetuamente: é fueron las más princi-
pales .Miman. Colimante. Ciguatan. H
desde allí hico este capitán mensajeros al
general . dándole cuenta de todo lo acaes-
cido: el qual le envió á mandar que hus-
ca'sse un assienlo que fnesse bueno, en
que se fundasse una villa de españoles, é
se llamasse Coliman, como l.i mesma pro-
vincia, y envió nombramiento de alcaldes
é regidores para ella; é mandó que visi-
tasse aquellos pueblos é gente de aquellos
pueblos é de aquellas provincias, é le lle-
vasse toda la más relación é secretos que
pudiesse a ver de la tierra: é assi lo hico,
e aun le llevó cierta, muestra de perlas
que allá halló. E el gobernador repartió
los pueblos de aquella provincia en los ve-
cinos que allá quedaron, que fueron veyn-
tc é f;inco de caballo é ciento ó veynte
j icones.
Entre otras cosas, que se contenían en
la relación .(pie aquel capitán llevó al ge-
neral, era una que avia nueva de un muy
buen puerto en aquella costa, é assinies-
mo llevó relación de los señores de Cigua-
tan , qile se afirmaban mucho aver una is-
la toda poblada de mugeres, sin varón
alguno, é qiie-en ciertos tiempos passan
de la tierra Grme hombres, con los qua-
|e> ellas se juntan, e las (piedan preña-
da-. Si paren mugeres. las guardan; é si
hombres, los echan fuera de su compañía,
K decian questa isla está diez leguas de
aquella provincia, é (pie muchos dellos
han ydo allá é la han visto, ('• (pies muy
rica de perlas é oro; pero dcstas muge-
res no dá fée algún chripsliano, salvo
aquellos indios de Ciguatan lo testificaban
de la manera ya dicha.
En nuestras cartas modernas de aque-
lla navegación del Sur, está assentada una
bahía ó ensenada grande, que se llama Co-
liman , ques en la provincia de que aquí
se tracta: la boca de la qual está en ca-
torce grados desta parto de la línia cqui-
nocial, ¿i la banda de nuestro polo ártico,
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
segund la pintura del cosmógrapho Alon-
so de Chaves; pero segund mi opinión, yo
creo que está en diez é siete grados, po-
cos más ó menos , como se dirá más lar-
gamente en la tercera parte desta Gene-
ral historia de Indias , quando se tráete en
particular de los puertos é costas de la mar
austral, donde se dirá el error de las car-
tas, desde el puerto de la Possesion la
vuelta del Ocidenle é del Norte adelante.
Assi que, esto se quede para allí, pues di-
go dónde se dirá, que será en el capítu-
lo II del libro XXXIX.
Digo pues assi, tornando á la historia:
que yendo Cortés de la provincia de Pa-
nuco en una cibdad que se dice Tucapan,
llegaron dos españoles, quél avia enviado
con algunos de los naturales de Temisli-
tan, é con otros de la provincia de Soco-
nusco, ques en la mar del Sur, la costa
arriba, hácia donde el gobernadorde Cas-
tilla del Oro, Pedradas Dávila andaba,
doscientas leguas ó más de Temistitan, á
unas cibdades de quel general tenia noti-
cia muchos días avia , que se llaman Vo-
laclan é Guatimala , que están de la pro-
vincia de Soconusco sessenta leguas: con
los quales españoles vinieron hasta cient
personas de los naturales de aquellas cib-
dades , por mandado de los señores do-
lías, ofresciéndose por vassallos é subdi-
tos de Su Magestad 6 de su corona real
de Castilla. El general los rescibió con
mucho amor é buen tractamiento , ó les
prometió todo favor, como á buenos é lea-
les vassallos, si ellos no lo dcsmercscics-
sen ; é Ies dió para ellos é sus señores al-
gunas joyas é cosas de las quél tenia é
quellos estiman ; é tornó á enviar con ellos
otros dos españoles, para que loshiciessen
proveer á essos indios por camino de las
cosas nescessarias. Pero no desde mucho
tiempo fué avisado el general de los es-
pañoles , que estaban en la provincia de
Soponusco, cómo aquestas cibdades é sus
provincias é otra que se dice Chinpan,
que está cerca dellas, no gnardaban aque-
lla voluntad que primero mostraban : an-
tes hagian daño á los pueblos de Soco-
nusco, porque eran amigos de los chrips-
tianos, é por otra parte enviaban mensa-
jeros á los de Soconusco á desculparse,
digiendo quellos no lo hagian , sino otros
indios. É para saberla verdad desto te-
nia el gobernador despachado al comen-
dador Pedro de Alvarado con ochenta é
tantos de caballo é doscientos peones, en
que avia algunos ballesteros y escopete-
ros, é quatro tiros de artillería é convi-
niente munición é pólvora : é assimesmo
tenia fecha cierta armada do navios, de.
que enviaba por capitán á Chripstóbal de
Olit, para que fuesse á la mar del Norte
á poblar á la punta del Cabo de Higueras,
que está sessenta leguas de la bahía de la
Ascensión ; ques arriba la costa oriental,
encima de la tierra que llaman Yucatán;
porque tenia información que aquella tier-
ra es rica, é aun porque le avian dado á
entender algunos pilotos que por aquella
bahía sale estrecho á la otra mar, lo qual
el general mucho desseaba saber. Y es-
tando estos dos capitanes á. punto para
comencar sus viajes con lodo lo nesces-
sario, llegó un mensajero de la villa de
Santiesteban del Puerto (que se pobló,
como la historia lo ha contado, en el rio
de Panuco) , por el qual los alcaldes de
aquella república le hacían saber cómo el
adelantado Francisco de Garay avia lle-
gado á aquel rio con ciento é veynte do
caballo é quatrocicntos peones é mucha
artillería, é que se intitulaba de gober-
nador de aquella tierra ; é que assi lo avia
dicho á los naturales de aquella províngia
con una lengua que consigo traia, é les
daba á entender que los vengaría de los
daños, que en la guerra passuda avian
resgebido de Hernando Cortés ; é que
fuessen con él, para echar de allí aquellos
españoles quél avia allí dexado, é á los
que más enviasse, é que los ayudaría pu-
DI- INDIAS. L1B. XXXIII. CAP. XXXVI.
i i y
ra olio, é que los naturales estaban alte-
rados. É para más certificarse Cortés de
la sospecha quél tenia de la confederación
del adelantado Garay -con el almirante
don Diego Colom é con el adelantado Die-
go Velazquez , desde á pocos dias llegó
al mesrao rio una caravela de la isla de
Culta, y en ella ciertos amigos 6 criados
de Diego Velazquez, é un criado del obis-
po de Burgos, que decían que yba pro-
veído por factor de Yucatán; é toda la
más compañía eran criados 6 parientes de
Diego Velazquez 6 criados del almirante.
Sabida esta nueva, Hernando Cortés,
aunque estaba manco de un braco de una
cayda de un caballo y en la cama, deter-
minó de yr allá para excusar aquellos bu-
llicios, y envió adelante al comendador
Alvarado con la gente ques dicho que te-
nia para su camino , y el gobernador se
avia de partir desde á dos dias. Y estan-
do las cosas en este estado, llegó un
mensajero de la villa de la Yeracruz quas-
si á media noche, ó llevó cartas de un
navio que avia llegado de España, é con
ellas le enviaron una ecdula del Empera-
dor, nuestro señor, por la qual mandó al
dicho adelantado Francisco de Garay que
no se entrometiesse en el dicho rio ni en
cosa alguna quel gobernador Hernando
Cortés tuviesse poblado , porque era ser-
vido quél lo tuviesse en su real nombre.
Con esta cédula cessó su partida , é no le
fué poco bien , sino demás del mucho fa-
vor, notorio provecho para su salud, por-
que avia sessenta dias que no dormia del
dolor del braco, y estaba con harto tra-
baxo. É assi despachó luego á Diego de
Ocampo, su alcalde mayor, con aquella
cédula de Su Magestad para que fuesse
Irás el capitán Pedro de Alvarado, al
qual envió el gobernador su carta, man-
dándole que en ninguna manera se acer-
casse adonde la gente del adelantado es-
taba, porque no se revolviessen: é mandó
al alcalde mayor que notificasse aquella
TOMO III.
cédula al adelantado, é que le escribíes-
se luego lo que á ella respondiesse. Con
este despacho fué el alcalde mayor á to-
da diligencia, é llegó á la provincia de
los guatescas, donde ya avia llegado el
capitán Alvarado, é yba entrando por
aquella provincia adelante: é cómo supo
quel alcalde mayor yba é que Hernando
Cortés se quedaba, hícole saber luego
como el dicho Alvarado avia sabido que
un capitán de Francisco de Garay, llama-
do Goncalo de Ovalle, andaba con veyn-
te y dos de caballo, haciendo daño por al-
gunos pueblos de aquella provincia é al-
terando la gente della, é que avia seydo
avisado el dicho Alvarado que Goncalo
de Ovalle tenía puestas gierlas atalayas
en el camino, por donde avian de passar,
de lo qual se alteró Alvarado, pensando
que Goncalo de Ovalle le quería ofender.
E por este temor llevó concertada su gen-
te hasta que llegó á un pueblo que so di-
ce de las Lajas, donde halló al Goncalo de
Ovalle con su gente, é allí ovieron habla,
é le dixo lo que avian dicho que andaba
haciendo , é que se maravillaba del , por-
que la intención del gobernador Hernando
Cortea é de sus capitanes no era ni avia
seydo de los ofender ni hacer daño algu-
no: antes avia mandado que los favores-
ciessen é proveyessen de todo lo que tu-
viessen nescessidad. K que pues aquello
assi passaba, que para quollos estoviés-
sen seguros é no oviesse escándalo ni da-
ño entre la gente de una parte ni de otra,
que le pedia por merced no tuviesse á mal
que las armas é caballos de aquella gente
que consigo traia, estoviessen en depóssi-
to hasta tanto que se diesse assiento en
;i<(iiellas cosas. Y el Goncalo de Ovalle se
disculpaba, diciendo que no passaba assi
como le avian informado , pero quél tenia
por bien de hacer lo que le rogaba ; é as-
si estovieron juntos los unos é los otros,
comiendo é holgando ambos capitanes é
toda la más gente, sin que entre ellos
57
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
oviesse onojo ni qüestion alguna. Algu-
nos juzgaron desto, quel Gonzalo de Ova-
lie lo hico, como mal amigo de Francisco
do Garay, cuyo teniente ó capitán era, é
como peor pariente, pues que era cassa-
do con hermana de Francisco de Garay;
é que si, como esta relación lo dice , ello
passó, no puede quedar sin culpa é nota
de flaqueca. Otros, disculpándole, dicen
que ó por ventura no pudo ni le convino
hacer otra cosa. É aquesto es lo que los
más sospechan de aquellos á quien he
visto tractar desla materia, por la venta-
josa gente que Alvarado llevaba assi de
españoles como de indios amigos , é prin-
cipalmente por el descontento que en los
mesmos de Garay avia. Como quier que-
llo sea, no paresciera mal alguna escara-
muza ú otro medio, sin que desarmáran
los unos á los otros por la forma ya dicha.
Como el alcalde mayor supo lo ques
dicho, proveyó con un secretario del go-
bernador que consigo llevaba, llamado
Francisco de Orduña , que fuesse adonde
estaban aquellos capitanes con un man-
damiento para que se alcasse el depóssi-
to é les volviessen sus armas é caballos á
cada uno, é les hiciesse saber que la in-
tención del gobernador era que fuessen
favoroscidos é ayudados en todo lo que
tuviessen nescessidad , no se desconcer-
tando ellos en escandalizar la tierra; é
llevó otro mandamiento al dicho capitán
Alvarado para que los favoresciesse é no
se entrometiesse en tocar en cosa alguna
dedos ni darles enojo, y él lo cumplió
assi.
En el mesmo tiempo acaesció que es-
tando los más del adelantado Garay den-
tro en la mar, á la boca del rio de Panu-
co, como en ofensa de los vecinos do
aquella villa de Santisteban (que está
hasta tres leguas el rio arriba , donde
suelen surgir todos los navios que á aquel
puerto arriban), á esta causa un hidalgo,
dicho Pedro de Vallejo, teniente de Her-
nando Cortés en aquella villa , hico cier-
tos requirimientos á los capitanes é maes-
tres desta armada para que subiessen al
puerto é surgiessen en él de paz , sin que
la tierra rescibiesse agravio ni alteración,
é que si algunas provisiones traían de Su
Magestad para entrar á poblar en aquella
tierra, ó en qualquiera manera que fues-
se, que las mostrassen, con protextacion
que mostradas , se cumplirían en todo é
por todo, como Su Magestad lo enviasse á
mandar. Al qual requirimiento los capita-
nes y maestres respondieron en efetto,
concluyendo que no querían hacer cosa
de lo quel teniente les requería é manda-
ba : é vista su respuesta, dió otro manda-
miento, más agravado con cierta pena,
para que todavía cumpliessen lo que les
mandaba , é tornaron á responder como
primero. E fué assi que viendo los maes-
tres é capitanes cómo de su estada con
los navios en la boca del rio por espacio
de dos meses ó más tiempo resultaría es-
cándalo, assi entre los españoles que allí
residían como entre los naturales de
aquella provincia, un Castromocho, maes-
tre de un navio de aquellos , é otro Mar-
tin dé San Johan, guipuzcoano, maestre
de otro navio, secretamente enviaron á
aquel teniente sus mensajeros, haciéndo-
les saber quellos querían paz y estar obi-
dientes á los mandamientos de la justicia:
por tanto que le requírian que fuesse el
teniente á sus navios, é que le rescebi-
rian é cumplirían todo lo que les mandas-
se , añadiendo que ternian forma para
que los otros navios restantes assimesmo
se le entregaran de paz, é cumplirían sus
mandamientos. Oydo esto por el teniente,
él se determinó de yr con solos cinco
hombres á los dichos navios, é llegado á
ellos fué rescebido de aquellos maestres
que la historia ha contado, los (piales me-
rescen las gracias ó titulo de tan buenos
amotinadores como Goncalo de Ovalle in-
suficiente capitán.
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXXVI.
Í5 I
Desde aquellos dos navios envió aquel
leniente á decir al cavilan Johan de Gri-
jalva, que era general de aquella armada
por el adelantado Francisco de Garay y
estaba en la nao capitana á la sacón, que
assimesmo que él cumpliessc en todo
aquellos requirimieulos 6 mandamientos
que ya es dicho: el qual, no solamente
no quiso obedescer, pero mandó á las
otras naos que estaban presseotes que se
juntassen con la suya en quél estaba , é
todas juntas, excepto las dos de que se
ha hecho mención , se pusieron en torno
de la capitana , é mando á los capitanes
dellas que tirassen con el artillería á las
dos naos é las cchasseu á fondo. Este
mandamiento fué público é tal que todos
lo oyeron , é assi el teniente en su defen-
sa mandó aprestar el artillería de los dos
navios que le .avian obedescido. Las naos
que estaban al rededor de la capitana é
los liiar-livs !• capilane-. tlrlla> no qui>ie-
ron obedescer lo mandado por el capitán
ó teniente Johan de Grijalva, el qual en-
tretanto envió un escribano, llamado Ví-
vente López, para que hah!a»e al tenien-
te j é aviendo fecho su mensaje, el tenien-
te le respondió justificando su causa, que
su venida era alli solamente por bien de
paz é por evitar escándalos é otros bulli-
cios que se seguían de estar las naos fue-
ra del puerto, adonde avian de surgir, é
como cosarios puestos en lugar sospecho-
so para hacer algún salto en tierra de Su
Magestad , é que parescia cosa fea é so-
naba muy mal. E á este propóssito suyo
dixo otras racones, que obraron tanto en
aquel escribano , que tornando con la res-
puesta al capitán Grijalva, le informó de
lo quel teniente decía , é sobre esso le
aconsejó, atrayendo al dicho Grijalva pa-
ra que obedesciesse , diciendo que estaba
claro que el leniente era justicia en aque-
lla provincia por Su Magestad , é quel ca-
pitán Grijalva sabia qt»e hasta estonces
por parte del adelantado Francisco Garay
ni por la suya se avian pressenlado pro\i-
siones reales algunas, que el teniente con
los otros vecinos de aquella villa de San-
le.siehun debiessen obedescer, é que era
cosa muy fea estar de la manera que es-
taban con los navios como cosarios en
liena de Su Magestad. Ll qual Johan de
Grijalva, movido por el paresccr del es-
cribano e por las racones ya dichas , con
los maestres é capitanes de los otros na-
vios obebescicron al leniente , é se subie-
ron el rio arriba , donde suelen surgir los
otros navios; c llegados al puerto, por la
desobidiencia quel Johan de Grijalva avia
mostrado á los mandamientos del tenien-
te , le mandó prender. Sabida esta pris-
sion por el alcalde mayor Diego de Ocam-
po, luego otro dia envió su mandamiento
para (pie lo soltasscn é fuesse favorescj-
do él é los demás que con él yban en los
dichos navios, sin que les locassen en co-
sa alguna. También digo que aquel escri-
bano Vicente López es bien de colocarle
en la reputación que á los maestres é á
Goni-alo de i (valle e al Johan de Grijalva
por ignorante capitán, cuya poca pruden-
cia é inhabilidad era ya muy notoria á los
españoles de aquellas partes desde aquel
camino c descubrimiento quél avia hecho
por el adelantado Diego Velazquez, como
la historia lo cuenta en el libro XVII de la
primera parte.
Assimesmo escribió este alcalde ma-
yor, como hombre sabido, al adelantado
Francisco de Garay , que estaba en otro
puerto diez ó doce leguas de allí , hacién-
dole saber como el gobernador Hernando
Cortés no podia por estonces yr a verse
con él por su indispusicion , é que le en-
viaba á él con su poder para que entre
ellos se diesse assiento en lo que.se debia
hager, é para que vistas las provisiones
de la una parte é de la otra, se conclu-
yese aquello que más servicio fuesse de
Su Magestad. É cómo esta carta vido el
adelantado, luego se fué adonde el alcal-
452
H1ST0IUA GENE11AL Y NATURAL
de mayor estaba , el qual fué muy bien
resgebido é proveydo él é toda su gente
de lo nescessario. É assi juntos, después
que ovieron platicado é visto las provisio-
nes é leydo la cédula, de que nuevamente
se figo merced al gobernador Hernando
Cortés , é aviendo con ella requerido el al-
calde mayor al adelantado, ó obedescida
por él , respondió que estaba presto de la
cumplir, y en cumplimiento della divo
que se quería yr á recoger á sus navios
con su gente para yr á poblar otra tierra
lucra de la contenida en la cédula real. É
que pues la voluntad de Hernando Cortés
era de le favoresger , que rogaba al al-
calde mayor que le hiciesse recoger toda
su gente, porque muchos de los que con-
sigo avia traido se le querían quedar, é
otros se le avian ausentado, é que le hi-
ciesse proveer de bastimentos para los
navios é gente, de que tenia mucha nes-
cessidad. É luego el alcalde mayor lo pro-
veyó todo , como lo pidió , é se pregonó
luego en el dicho puerto (adonde estaba
Ib más gente de la una é de la otra par-
te), que todas las personas que avían ydo
en aquella armada del adelantado Fran-
cisco de Garay le siguíessen é se juntas-
sen con él, só pena que el que assi no lo
hiciesse, si fuere hombre de caballo, per-
díesse las armas é caballoé su persona le
fuesse entregada en prission al dicho ade-
lantado; é que si fuesse peón, se le diesse
cient acotes , é assimesmo se le entregas-
sen. Pena era esta que para executalla se
perdieran primero muchas vidas, porque
los acotes no los comportan sino hombres
viles; é aun para darse tal pena, deben
ser muy comedidos los jueces para pre-
gonar essa generalidad , pues vemos á
caballo algunas veces personas que usan
más dellos para huyr que no para espe-
rar, é andar otros á pié que sabrían man-
dar á los tales de caballo. Assi que, bue-
no será quel hombre de bien que fuesse
peón , tenga un caballo é un arnés en de-
póssito para tales pregones é tiempos.
Pero estad atento^ letor, é sabreys de
qué manera se guardó esse pregón, ó
qué fructo salió dél , pues que todo lo que
parescia cortesía é cumplimiento con el
pobre adelantado , se le convirtió en tra-
baxos é total perdición suya.
Pidió assimesmo Francisco de Garay
al alcalde mayor , que porque algunos de
los de su armada avian vendido las armas
é los caballos en el puerto de Santiste-
ban , y en aquel puerto donde estaban y
en otras partes de aquella comarca , que
se les hiciesse volver, porque sin las ar-
mas é caballos, no se podría servir dellos.
Y el alcalde mayor proveyó en ello , é hi-
go volver las dichas armas é caballos á
los que las avian comprado, é darlas al
adelantado é á quien lo ordenó; é higo el
alcalde mayor poner alguaciles é prender
á quantos se yban huyendo , é se los en-
tregó assi pressos muchos que se toma-
ron. Assimesmo envió el alcalde mayor á
la villa de Santisteban (ques . el puerto
donde se hicieron las más diligengías é
pregonaron lo ques dicho), para que reco-
giessen la gente que se le ausentaba é se
la entregassen , é se tomasse todo el bas-
timento.que se pudiesse aver , é se pro-
veyessen las naos del dicho adelantado;
é que se cobrassen todas las armas é ca-
ballos que assimesmo se oviessen vendi-
do, é se le entregassen al adelantado : lo
qual se higo todo con mucha diligencia.
Y el adelantado se partió al puerto para
se yr á embarcar, y el alcalde mayor se
quedó con su gente, por no poner en más
nesgessidad el puerto de la en que esta-
ba, é porque mejor se pudiessen proveer.
Y estuvo allí seys ó siete dias para saber
cómo se cumplía todo lo que se avia pro-
veydo y el gobernador mandó. E fecho
assi, escribió al adelantado, porque avia
falta de bastiméntos, si mandaba alguna
cosa , porque él Se volvía á la cibdad do
Xomistítan . donde el gobernador avia
DE INDIAS. LIÉ. XXXIII. CAP. XXXVI.
4.Í3
quedado. Y el adelantada le hico luego
un mensajero, habiéndole saber cómo él
no hallaba aparejo para se yr por aver
hallado sus navios perdidos, que se le
avian perdido seys dellos, ó los que que-
daban no estaban para navegar; é quél
quedaba haciendo una información para
que al gobernador le constasse ser assi,
cómo él no tenia aparejo para salir de la
tierra ; e que assimesmo le hacia saber al
alcalde mayor, que su gente se ponia con
él en debates é pleylos , diciendo que no
eran obligados á le seguir; ó que avian
apelado de los mandamientos quel dicho
alcalde mayor avia dado, diciendo que
no eran obligados u los cumplir por diez
é seys ó diez é siete causas, é una dcllas
era que se avian muerto ciertas personas
de hambre de los que en su compañía ve-
nían, con otras no muy honestas que se
enderescaban á su persona, E assimesmo
le luco saber que no bastaban todas las
diligencias que se hacían para retener la
gente, que anochescian é no amanescian;
porque los que un día le entregaban pres-
aos , otro dia se yban en poniéndolos en
libertad, é que acontesció de la noche a
la mañana faltarle doscientos hombres:
por tanto , que le rogaba e pedia por mer-
ced muy afettuosamente que no se par-
tiere hasta quel llegarse, porque él que-
ría yr á verse con el gobernador Hernan-
do Cortés á Temistitan, porque si allí lo
dexaban, pensaría ahogarse de enojo.
El alcalde mayor, vista la carta del ade-
lantado, acordó de aguardarle, é fué des-
de a dos dias que le escribió ; é desde allí
hicieron mensajero al gobernador, por el
qual el alcalde mayor le hico saber cómo
el adelantado yba & verse con él á aque-
lla cibdad : é porque ellos se yban poco a.
poco hasta un pueblo que se llama Cicoa-
que , ques á la raya de aquellas provin-
cias, que allí aguardaría su respuesta. El
adelantado le escribió, haciéndole rela-
ción del mal aparejo que tenia de navios,
é de la mala voluntad que su gente le avia
mostrado; é porque creía quel goberna-
dor ternia aparejo para le poder reme-
diar, assi proveyéndole de la gente que
toviesse, como de lo demás que oviesse
menester, é porque conoscia que por ma-
no de otro no podría ser remediado ni
ayudado, avia acordado de se yr a ver
con él , é que le ofrescia a su hijo el ma-
yor, con todo lo quél tenia y esperaba
dexalle, para se le dar por yerno, é que
se casasse con una hija suya pequeña de
tiempo. En la qual sacón, constándole al
alcalde mayor, al tiempo que se par-
tía para Temistitan, que avian ydo en
aquella armada de IVaiu/i-eo de Caray al-
gunas personas sospechosas , amigos é
criados de Diego Velazqucz, é que se
avian mostrado muy contrarios á las co-
sas del gobernador Hernando Cortés; é
viendo que no era bien que quedassen en
aquella provincia, porqué de su conversa-
ción nascerian algunos bullicios é desaso-
siegos en la tierra , conforme á cier-
ta provisión real que Su Magestad avia
mandado env iar, para que quando fues-
se nescessario é oviesse las tales per-
sonas escandalosas, saliessen de la tier-
ra, les mandó salir della.É los que
avia sospechosos eran estos: Gpncalo de
Figueroa , Alonso de Mcndoca , Antonio
de la Cerda, Johan Dávila, Lórenco de
Ulloa Taborda, Johan de Grijalvá, é Jo-
han de Medina , é otros. E fecho aquesto,
se vinieron al dicho pueblo de Cicoaque,
donde les llegó la respuesta del goberna-
dor á sus cartas, mostrando por sus le-
tras que holgaba mucho de la vista é yda
del adelantado , é que llegado a aquella
cibdad, se entendería con mucha voluntad
en todo lo que le avia escripto, y en có-
• mo, conforme á su desseo, fuesse muy
bien despachado é proveydo. É mandó
por su persona, por el camino á lodos los
señores de los pueblos, que le dies-
sen muy complidamente todo lo nesges-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sario, é a todos los que con él yban.
Llegando el adelantado á la grand cib-
dad de Temistilau , le rescibió el general
Hernando Cortés con toda la cortesía é
buenas obras que se requería, é como
mejor él supo hacerlo, ó lo hiciera con
un verdadero hermano ; porque dice en
su relación , que en la verdad le pessó
mucho de la pérdida de sus navios é des-
vio de su gente , é le ofresció su volun-
tad para hacer por él todo lo que posible
fuesse. É cómo el adelantado tenia mucho
desseo que oviessc efetto lo que le avia
escripto cerca de aquel matrimonio, tor-
nó con mucha instancia á le importunar
que lo concluyesse ; y el general , por le
hacer placer, acordó de hacer en todo lo
que le rogaba, y el adelantado tanto des-
seaba : sobre lo qual se hicieron de con-
sentimiento de ambas partes, con mucha
certinidad é juramentos, ciertos capítulos
que concluían el dicho casamiento, é lo
que cada parte avia de complir para se
efettuar, con tanto que , ante todas cosas,
fuesse Su Magostad certificado de lo ca-
pitulado, é lo oviesse por bien, é se to-
viesse por bien servido dello. De manera
que demás de su amistad antigua, que-
daron con lo tractado é assentado entre
ellos, juntamente con el debdo que avian
tomado por medio de sus hijos, tan con-
formes é de una voluntad é querer, que
no entendian de más que en lo que á ca-
da uno estaba bien en el despacho, prin-
cipalmente del dicho adelantado.
Mucho Irabaxó el alcalde mayor en que
la gente del adelantado, que andaba der-
ramada por la tierra, se juntassen con é!,
é no bastó diligencia alguna para excusar
ó apartar el descontentamiento que toda
aquella gente tenia del dicho adclánlado:
anti s so>pcchando que avian de ser com-»
pelillos a que todavía f'uesscn con él , con-
forme á lo mandado é pregonado , se me-
tieron la tierra adentro por lugares é par-
les, di visos de tres en tres é de seys en
seys , y en esta manera escondidos , sin
que pudiessen ser ávidos ni recogidos: que
fué causa pringipal que los indios natura-
les de aquella provincia se alterassen , as-
si por ver á Los españoles derramados por
muchas parles , como por los muchos des-
órdenes quellos cometían entre los natu-
rales, tomándoles las mugeres é la comida
por fuerca, con otros desasosiegos é bulli-
cios, que dieron causa á que toda la tierra
se levantasse, creyendoqueentrelosespa-
ñoles, segund el adelantado Francisco Ga-
ray avia publicado, avia división en di-
chos señoríos, como lo dió á entender con
una Lengua suya, quando entró en la tier-
ra. É loque dello redundó fué, que tuvie-
ron tal astucia los indios, que informados
primero dónde é cómo y en qué parte es-
taban los españoles de dia,é de noche die-
ron en ellos en todos los pueblos é partes
que estaban derramados; é cómo anda-
ban desapercibidos é desarmados , mala-
ron mucho número dellos, en especial
chapetones. (En estas partes llaman á los
chripstianos nuevamente venidos chape-
tones, como en Italia dicen á los nuevos
soldados visoños, ó como quien dice hom-
bres que ignoran su officio y el arte de la
guerra.) De cuyas muertes creseió tanto la
osadía de los ¡nterfettores que llegaron
á aquella villa de Santistebán del Puerto,
é la combatieron de tal manera, que pu-
sieron á los vecinos della en tanta nes-
Cessidad, que pensaron ser perdidos; é
se perdieran, si no se hallaran muy aper-
cibidos é junios donde se pudieron hacer
fuelles é resistir á los contrarios, hasta
que de cansados se retiraron afuera. Pero
no alearon la mano de pensar dcstruyr
aquella villa ; más como los que en ella se
avecindaron, eran soldados veteranos, sa-
lieron al campo contra ellos muchas ve-
ces, é los desbarataron.
Eslando las cosas en esla contención,
supo el gobernador Hernando Cortés lo
subcedido, por aviso que le dió un hom-
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXXVI.
4oo
lire ile pié , que se escapó por habilidad
de sus piés, de aquellos desbaratos; é le
dixo é certificó al general que toda la
provincia de Panuco é naturales della se
avian rebelado, é que avian muerto mu-
cha gente de los españoles que en ella
avian quedado de la compaíiia del ade-
lantado, con algunos otros vecinos de la
villa de Santisleban; é sospechóse, por
la información del que esta nueva llevó,
que no quedaba allá algún español vivo.
Esta nueva dió mucho pessar al general
Hernando Cortés, porque tenia ya expi-
ricncia que quando semejantes novedades
é alteraciones se ofrescian en aquellas
partes, costaban muchas vidas é hacien-
das, ó aun á veces ponían la tierra á pun-
to de se perder. El adelantado infelice sin-
tió tanto esta nueva ó disfavor, que assi
por le parescer que avia él scydo causa
dello, como porque tenia en aquella pro-
vincia un hijo suyo con todo lo que avia
llevado, del grande pessar que ovo ado-
lesció c de aquella enfermedad murió,
é passó desta pressente vida en espacio
de tres dias. Assi lo dixo y escribió Her-
nando Cortés en la relación que hivo al
Emperador, nuestro señor, deslas cosas-.
Otros terceros juzgaron esta sábila
muerte ó tan acelerada del dicho adelan-
tado en diferentes maneras é sentidos, en
que yo no me entremeto, porque tengo
por tan natural muerte al hombre ]a que
es súbita é arrebatada , como las que son
dilatadas, pues muchas veces las vemos.
Verdad es que segund los naturales, más
ayna mueren de extremado placer, que no
de extremado dolor ó enojo ; pero lo uno
é lo otro es muy posible é acaescido mu-
chas veces, como lo pone más largamen-
te Plinio, é dice solamente de dos que
murieron , uno de placer é otro de congo-
ja, segund dice en su Natural Historia.
Una muger avia entendido que su hijo
avia muerto en la batalla de Canas, é des-
pués tornando sano é salvo, de súbito por
leticia murió: Marco Lépido, de nobilísi-
ma estirpe, el (pial por angustia ó congo-
ja de aquello que avia de ser, murió. A
nuestro propóssilo ó al dcste adelantado,
muerte es esto postrero de Lépido ; é
paresce apocada ó de hombres de flacos
ánimos. Quien quisiere saber otras cosas
BCaescjdas de muerte súbita ó acelerada,
vea el auctor alegado.
CAPITULO XXXVII.
F.l rpial trncla cómo el general Hernando Corles, certificado de la rebelión de la provincia e1 indios del rio
Panuco , envió á socorrer & los vecinos de la villa de Santisleban del l'uerlo, c del señalado é grnnd castigo
que se llico en los principóle* indios rebelados en aquella provincia é culpados en la inuerle del adelantado
Francisco de Caray.
De
"espucs quel general Hernando Cortés
supo la primera nueva del alzamiento é
rebelión de los indios de Panuco, como
la historia en el capítulo precedente lo ha
contado, desseaba certificarse más del
hecho, porque el que llevó la primera nue-
va no daba otra racon, sino que en un pue-
blo que se dice Tacotuco, viniendo él á
pié é otros tres españoles á caballo, les
salieron al encuentro los de aquel pueblo
é pelearon con ellos; é cómo los indios
eran muchos, mataron los dos caballos 6
al otro peón y el caballo al otro: é que
los dos que quedaron se escaparon hu-
yendo, porque vino la noche; é que avian
visto un apossento del mesmo pueblo,
donde los avia de esperar el teniente con
quince de caballo 6 quarenla peones, que-
mándose el dicho apossento; é que creian,
por las muestras que allí avian visto, que
los avian muerto á todos.
Después que esto se supo , é dió mucha
456
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
alteración 6 pcssar tal mensajero á quan-
los chripstianos lo oyeron, llegó otro hom-
bre del dicho teniente , que dixo que que-
daba en un pueblo que se llama Tenexte-
quepa, ques de los subjetos á la cibdad
de Temistitan é parte términos con aque-
lla provincia. É por su carta hagia saber
al general , cómo estando en el pueblo de
Tacetuco con quince de caballo é quaren-
la peones, esperando más gente que se
avia de juntar con él , porque yba de la
otra parte del rio á pacificar ciertos pue-
blos que aun no estaban pacíficos', una
noche , al quarto del alva , les avian cer-
cado el apossento mucha copia de gente,
é puéstoles fuego. É por presto que ca-
balgaron , como estaban descuydados por
pensar que aquellos indios estaban tan se-
guros é pacíficos, como hasta allí avian
estado, les avian dado tanta priessa, que
los avian muerto á todos , salvo á él é á
otros dos de caballo, que huyendo se es-
caparon, aunque á él le avian muerto su
caballo é otro le sacó á las ancas; é que
se avian escapado porque dos leguas de
allí hallaron á un alcalde de la villa de
Santisteban con cierta gente que los am-
paró; pero que no se detuvieron mucho,
quellos y él salieron huyendo de la pro-
vincia, é que de la gente que en la villa
avia quedado, ni de la otra del adelanta-
do Francisco de Garay, que estaba en
ciertas partes repartida , no tenian nueva
ni sabían dellos; que más creían que nin-
guno era vivo. Porque después quel di-
cho adelantado allí avia venido con aque-
lla gente, cavia hablado á los naturales de
aquella provincia , dieiéndoles que Her-
nando Cortés no avia de tener que hacer
con ellos, porque él era el gobernador é
á quien avian de obedesger, é que jun-
tándose ellos con él , echarían todos aque-
llos españoles quél tenia , aquel pueblo é
los demás se avian alborotado, que nun-
ca más quisieron servir bien á ningún es-
pañol : antes bien mataban los que topa-
ban solos por los caminos ; é que creían
que todos los indios se avian concertado
para hacer lo que hicieron. É que cómo
avian dado en él é la gente que con él es-
taba, assi sé debia pensar que avian da-
do en la gente que' estaba en el pueblo,
y en todos los demás que andaban derra-
mados por los pueblos, porque estaban
muy sin sospecha de tal alcamiento, vien-
do que sin ningún resabio hasta estonces
los avian servido.
Bien paresce quel questas nuevas daba,
confiessa su descuydo y el de los otros
españoles, é que no miraban que eran los
que sobjuzgaban á quien quitaban de la
libertad que siempre tuvieron , y embebe-
cidos enseñoreándose, no se acordaban de
la fatiga é cuydado en que viven aquellos
que al nuevo yugo é servidumbre ponen.
Porque no solamente quieren é acostum-
bran enseñarles á hager ricos de sus pro-
prios bienes á los enemigos y extraños, é
assimesmo tributarios , pero á creer é vi-
vir de otra manera quellos viven é sus an-
tecessores vivieron: que son cosas que
cada una dolías basta para quel nuevo se-
ñor ó conquistador, si prudente es, nun-
ca esté sin sospecha de novedades , aun-
que fuessen los unos é los otros de una
mesma ley ó setta , quanto más seyendo
los unos gente política é fundada sobre
mandar, é la otra sobre salvajes é vicio-
sos é ociosidad ; los unos chripstianos, los
otros infieles ydólatras é de abominables
vicios. Las cosas que son usadas é apren-
didas en largos tiempos y edades envejes-
gidas, no se pueden desarraigar ni quitar
tan sumaria é fácilmente que se les olvi-
de á los viejos; y en tanto que aquellos
viven , han de vivir sus heredados vi-
cios.
Chripstianos los franceses , chripstianos
los sccilianos , oyd á Sanct Antonio , ar-
zobispo de Florencia , é vereys qué tales
los pararon en Palermo y en otras cihda-
des é villas de aquella isla, por descargar-
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXXVII.
se de la soberbia señoría é subjecion en
que los gálicos los tenían , los quales por
pequeñas cansas crudamente castigaban;
y eran las eibdades llenas de llanto é de
cuchillo, como lo reliere el Are linó, llo-
rando, en su Historia Florentina. Pues no
creo yo que eran más comedidos nues-
tros españoles que los franceses , en es-
pecial aquello- desacaudillador, c surllos
é sin capitán que se apartaron del ade-
lantado 1'ranci-co de (laray. e dieron oca-
sión á e*la gente salvaje, con -u- dr,or-
denes, al daño que les vino.
Aviándose el general Hernando Cortés
Certificado de las muertes de aquellos pe-
cadores españoles, á la mayor priessa
•piel pudo, despachó luego rinqUcnta de
caballo c cient peones ballesteros \ esco-
peteros, é quatro piceas de artillería, con
mucha pólvora é munición, con un capi-
tán español, llamado Hónralo de Sando-
val , 6 con otros dos capitanes de los na-
turales de aquella grand cibdad de Te-
mistitan con cada quince mili indios. E
mandóles que con la mayor diligencia que
pddiessen faeesen á aquella provincia, sin
se detener en otra partí? , hasta llegar á
la villa de Santistehnn del Puerto á saber
nuevas de los vecinos e-pañoles que allí
avian quedado, so-pechando el general
(pie podria >er e-lar cercillos, e que pu-
diessen ser socorridos. E fué assi, quel
dicho capitán se dio toda la priessa quel
pudo en su camino, y entró en la provin-
cia en dos parles, é queriéndole resistir,
pelearon los contrarios con él , é le dió
Dios victoria contra ellos; é passó ade-
lante, continuando su camino, hasta que
llegó á la villa , donde hallo veynte é dos
de caballo é cient peones. E avíanlos te-
nido cercados é combatidolos seys ó sie-
te veges, é con ciertos tiros de artillería
que tenían se avian defendido , aunque no
bastara su poder para poderse defender
de ahí adelante , si el socorro se tardara
dos ó tres dias más; é ninguno quedara
TUMO III.
con la vida de los cercados, porque su
hambre era ya insoportable é les faltaba
todo lo que avian menester. É avian en-
viado un bergantín de los navios, quel ade-
lantado Francisco de Caray allí avia Iray-
do, á la villa de la Veracruz , para dar no-
ticia por aquella via al general del estado
é trabaxo en que estaban , é para que les
llevassen algún bastimento, como des-
pues se les llevó . aunque quando esse lle-
gó, ya avian seydo socorridos de la gente
ques dicho quel general les envió. Y el ca-
pitán Goncalo de Sandoval estaba ya go-
cando de la corona obsidional, álias gra-
mina , que ganaban aquellos que descer-
caban á los que estaban cercados: de la
(pial dice Plinto. ..Ninguna corona ó guir-
nalda fué más noble en la magesiad del
pueblo romano, vencedor de las tierras,
en el premio de la gloria, (pie aquella de
la gramina : la de piedras preciosas , la
de oro, la vallan'. la mural, la rostrata, la
cívica é las triumphales todas, eran des-
pués desta, é todas son muy diferentes;
las quales, hombres privados ó capitanes
las daban á soldados, é alguna vez á sus
colegas. Concedió el triumpho el Senado
después (pie era libre del cuydado de la
guerra y el pueblo estaba fuera de peligro;
masía coronado gramina se concedía quan-
do la cosa era en suma desesperación. Ni
nunca alguno ovo esta corona de otro que
de todo el exén;ito, ni jamás la ovo sino
(piando avia librado del cerco al exército
Cercado en el castro, de manera, que los
librados la daban al libertador. Las otras
eran dadas por los capitanes; mas sola
aquesta daban los soldados al capitán. Es-
ta mesma es llamada obsidional, porque
se daba al que avia librado el exérgito
de la obsidion ó cerco. » Todo lo dicho es
del auctor alegado , el qual dige que esta
hierba gramina es verbena , la qual lleva-
ban los legados quando eran enviados á
requerir los enemigos que volviessen las
cosas tomadas á aquellos , á quien las to-
58
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
marón ; y el uno de los tales legados era
llamado verbenarió.
Tornando á nuestra historia , allí supie-
ron estos desgercadores cómo la gente
quel adelantado Garay avia dexado en el
pueblo que se dige Tamiquel , que serian
hasta gient hombres de pié é de caballo,
los avian muerto á todos , sin escaparse
ninguno dellos, sino un indio de la isla de
Jamáyca que se metió por los montes: del
qual se informaron cómo los tomaron de
noche. É hallóse por copia que de la gen-
te del dicho adelantado eran muertos dos-
gientos é septenta hombres , é de los ve-
cinos que Cortés avia dexado en aquella
villa quarenta é tres, que andaban por
sus pueblos que tenian encomendados, é
aun se cree que eran más de los de la
gente del adelantado, porque no se acor-
daban de todos; pero es claro que Garay
llevó onge caravelas é septegientos hom-
bres, é que se perdieron más de los qua-
trogientos dellos.
Con la gente quel capitán Gongalo de
Sandoval llevó , é con la quel teniente é
alcalde tenian , é con la que se halló en
la villa , se llegaron ochenta de caballo; é
partiéronse en tres partes, é diéronles
guerra á los enemigos por ellas en aque-
lla provincia, de tal manera, que de se-
ñores é personas pringipales fueron pres-
sos hasta qiiatrogientos hombres, sin otra
gente baxa : á los quales todos , digo á los
pringipales, quemaron por justigia, avien-
do confessado ser ellos los agresores é
movedores de toda aquella guerra, é ca-
da uno dellos aver seydo en muerte ó
aver muerto los españoles. Y execulada
esta sentencia ó castigo, soltaron los otros
que tenian pressos , é con ellos recogie-
ron toda la otra gente contraria en los
pueblos. Y el capitán ques dicho, en nom-
bre de Su Magestad, proveyó de nuevos
señores , en lugar de los que fueron que-
mados , en todos los pueblos , é de aque-
llas personas á quien pertenesgia tal su-
gesion , segund las costumbres de sus he-
rengias.
Con esto se aseguró é pagificó la tierra,
é los indios de ahí adelante sirvieron
muy bien, con buena ó mala voluntad,
porque aquella gente á natm-a es belicosa
é amiga de novedades , é de largo tiem-
po avian heredado tal costumbre , rebe-
lándose é algándose contra sus naturales
señores ; é assi lo harán cada vez quel
tiempo les diere ocasión para ello, ó se
vayan enmendando sus sugesores. Assi
que , cntonges muy mejor é más cruel-
mente se ovieron con los españoles que
tomaron descuydados, é aun con los que
velaban que pudieron aver; é conforme
á esto méritamente les vino el galardón é
pena del fuego , como es dicho.
CAPITULO XXXVIII.
<V>mo el general Hernando Corles tornó á continuar el propóssilo que primero tuvo de enviar á poblar el
puerlo de Higueras ¿ cabo de Honduras con el capitán Chripstóbal de Olit, segund se locó en el capitu-
lo XXXV, i le despachó é proveyó de navios é gente c todo lo neseessario. E cómo despachó asshnesnio
al capitán l'edro de Alvarado por tierra con muy gentil gente de pié é de caballo á las cibdadesde Iclaclan
é Guallmala, como antes lo tenia propuesto.
V^ontado ha la historia que al tiempo
quel general Hernando Cortés supo la yda
del adelantado Krangisco de Garaj al rio
de Panuco, tenia á punto gierta armada
de navios é de gente para enviar al cabo ó
punta de Honduras, é las causas que pa-
ra ello le movían ; y cntonges gessó por la
yda del dicho adelantado, creyendo el
gobernador que se quisiera poner enapos-
sesionarse rn la tierna por su auctoridad,
é para se lo resistir, si nesgessario fuera,
tuvo nescessidad de toda la gente é de
UV. INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XXXVIII.
489
Suspender aquel camino, Pero después
que se ovo dado fin en las cosas del ade-
lantado, aunque se le siguió assaz costa
de sueldos de marineros é bastimentos de
los navios é gente que ovo de yr en ellos,
parcsciéndole que servia mucho en ello á
Su Majestad , siguió todavia el propóssi-
to comentado, 6 compró más navios de
los que antes tenia , que fueron por lodos
(;inco navios gruessos ó caravelas é un
bergantín ; é liíro juntar qualrocientos
hombres , bastecidos de artillería é mu-
nición é armas, é de buenos bastimentos
6 vituallas. É demás de lo que allí se les
proveyó, envió con dos criados suyos
ocho mili pessos de oro á la isla de Cuba
para que se romprasson caballos e basti-
mentos, assi para llevar en aquel prime-
ro viaje, como para que tuviessen á pun-
to, en tornando allí los navios, aparejo
para cargarlos, porque de nescessidad de •
cosa alguna no dexassen de hacer aque-
llo para quel los envió, é también porque
al principio, por falla de bastimentos, no
fatigassen á los naturales de la tierra , ó
que antes les diessen los españoles de lo
que llevasscn que tomarles de lo suyo. É
con este concierto se partición del puerto
de Sancl Johan de Chalchiqucca , á once
días del mes de enero de mili é quinien-
tos 6 veynte y qualro, con ordenación
(pie fuessen á la llahama, ques ipiassi en
la punía de la isla di' Cuba, para (pie allí
se basteciessen de lo que les faltasse, en
especial de caballos ; ó recogidos allí los
navios siguiesse su viaje para la dicha
tierra, y en el primero puerto della echas-
sc toda la gente ó caballos é bastimentos
c todo lo demás que en el navio llevaba,
é que en el mejor assiento que le pares-
ciesse se fortaicsciesse con su artillería,
que llevaba mucha é buena , é fundasse
un pueblo; é luego los tres de los navios
mayores los despachasse para la dicha is-
la de Cuba, al puerto de la villa de la
Trinidad . porque está en mejor parage é
derrota , ó allí avia de quedar el uno de
aquellos criados del gobernador para te-
ner aparejada la carga de las cosas que
ruessen menester, é quel capitán le en-'
viasse á pedir. K que los otros navios me-
nores y el bergantín, con el piloto mayor
é un primo del general , llamado Diego
Hurtado , por capitán dellos, fuesse á cor-
rer toda la costa de la bahía de la Ascen-
sión en demanda de aquel estrecho que
Be creía que por allí avia ; é que cstuvies-
sen allá hasta que ninguna cosa dexassen
de ver, é viflo, tornassen adonde el dicho
capitán Chripstúbal de Olil estuviesse; é
de allí, con el uno de los navios, le hi-
ciessen relación al general de lo que ha-
llassen, é de lo que Chripstóbal de Olit
tuvíesse sabido de la tierra é le oviesse
subcedido, para que de todo se pudiesse
enviar relación á Su Magestad. Todo lo
rpies dicho escribió Hernando Cortés al Em-
perador, nuestro señor; pero el subcesso
de lo demás, como entonces no se sabia,
no lo dice, ó aquello en parte é con la
muerte que tuvo- este capitán Chripstóbal
de Olit, como ya lo ha brevemente toca-
do la historia en el libro XXVII, capítulo I.
Passemos á lo demás quel gobernador
Hernando Corles en su relación dice, en
la qual dio noticia á Céssar (pie la gente
que tuvo apercejúda para enviar con el
capiian Pedro de Al varado á aquellas cib-
dades de (Jclaclan * é Gualimala, como ya
la historia dixo, é á otras provincias de
que tenia noticia , también avia cessado
por la yda del adelantado Francisco de
Caray ; ó porque tenia ya hecha mucha
costa de caballos é armas 6 artillería é
bastimentos, é se avian dado dineros de
socorro á la gente, é porque pensaban
que desto serian Sus Magestades muy ser-
vidos, é aun porque en aquella parte, se-
Kti el epígrafe del capitulo dice : hlaclan.
4G0
HISTORIA G2NERAL Y NATURAL
guñd los avisos que tenia, pensaba desco-
brir por allí muchas é muy ricas y extrañas
tierras, é de muchas é diferentes lenguas
é gente , tornó todavía á insistir en su
primero propóssito. É demás de lo que
antes avia proveydo para este camino,
tornó á rehacer al dicho comendador Al-
varado, é despachóle desde la cibdad de
Temistitan á seys dias del mes de diciem-
bre de mili é quinientos é veynte y tres
años: é llevó ciento é veynte de caballo,
en que con las dobladuras llegaban á cien-
to é sessenta caballos é trescientos peo-
nes, en que. avia los ciento é treynta ba-
llesteros y escopeteros: é llevó assimesmo
quatro tiros de artillería con mucha pól-
vora é munición ; é fueron en este exército
algunas personas principales , assi de los
de la grand cibdad de Temistitan, como de
otras cibdades de aquella comarca , é con
ellos alguna gente, aunque no mucha, por
ser el camino largo. Y encomendó el ge-
neral al capitán Alvarado que tuviesse es-
pecial cuydado de le hacer larga ó parti-
cular relación de las cosas que por allá le
acontcscicssen , para que de lodo se dics-
se cuenta á la Cessárea Magestad; porque
pensaba que se avia de juntar el dicho
Pedro de Alvarado por donde yba, con
el dicho Chripstóbal de Olit, si estrecho
no le excusase. É dice que muchos cami-
nos tales se ovieran hecho en aquella tier-
ra , é muchos secretos della tuviera sabi-
dos, si estorbos de las armadas que avian
ydo no lo ovieran impedido : de que Sus
Magestades avian resgebido mucho de^
servicio con ellas , assi en no tener des-
cubiertas muchas tierras, como en aver-
se dexado de adquirir para su real cáma-
ra mucha suma de oro é perlas , como de
allí adelante , si otros armadores no yban,
él pensaba aver para restaurar lo perdi-
do, sin excusar su persona de trabaxo
ni gasto. E que demás de aver gastado
quanto él tenia , dice que ha tomado del
oro que tenia de las rentas do Su Magos-
tad, para los gastos que avian hecho, ses-
senta c tantos mili pessos de oro, con
más otros doce mili que le avian presta-
do algunas personas para los gastos de su
casa , lo qual se puede bien creer por las
armadas de mar é de tierra é otros gas-
tos que con facilidad so pueden colegir
de ia pressente historia.
En quanto al subcesso desta armada é
camino del capitán Pedro de Alvarado no
se tracta aqui más de lo dicho, porque lo
que subcedió en ella, la historia lo cuenta
adelante en dos cartas é relaciones, quél
escribió al gobernador Hernando Cortés.
CAPITULO XXXIX.
F.n que se Irada cómo el gobernador Hernando Corles envió al capitán Rodrigo Ranjel á conquistar las pro-
vjpi. ias de los eapolecas é de los mixes, ques gente belicosa é puesta en tierra muy áspera é fragosa é tal
que la gente de caballo no puede servir ni aprovechar para la guerra de tales provincias é conquista.
De las provincias comarcanas á la villa
del Espirita Sancto é de las que servían
(t los vecinos dellas, se dixo en los capí-
tulos precedentes que algunas se avian
rebelado é aun muerto ciertos españoles;
c assi para reducir á la obidiencia , como
para traer al mesmo efetlo otras tierras
sus comarcanas, porque la gente que en
aquella villa estaban no era bastante pa-
ra sostener lo ganado, quanto más con-
quistar de nuevo, envió el general á un
capitán con treynta de caballo é cient peo-
nes, algunos dellos ballesteros y escope-
teros, é dos tiros de artillería con el rc-
cabdo de munición é pólvora que era Q6S-
cessario. £ partiéronse á ocho de digiera-
di. indias, i.m. xxxni. cap. xxxix.
4 0 1
bre del añude mili é quinientos é veynlc
y tres años, con esperanza que se baria
mucho provecho en esta conquista , por-
que aquello es un pedaco de tierra que
está nutre la conquista donde fué enviado
el capitán Alvarado, é el otro donde fué
el capitán Chripstóbal de Olit, é lo que
en esta sacón estaba pacifico hacia la mar
del Norte 6 parte septentrional. í con-
quistado aquello poco, hay por aquella
parle del Norte más de quatrocientas le-
guas de tierra subjeta á la corona real de
Castilla , sin aver otra cosa ni estorbo en-
inedio; é («ir la costa de la mar del Sur
más de quinientas leguas , é todo lo de la
tierra adentro de una mar á otra , que
servían sin ninguna contradicion, excep-
to dos provincias que están entre la pro-
vincia de TegÓan te peque é la de Chiman-
la 6 Guaxaljalca, é la de Guacacalco en-
medio de (odas quatro, que se llaman la
gente de la una rapolecas é de la otra
mires. Las quales por ser tan ásperas que
aun á pié no se pueden andar, puesto
que avia el gobernador enviado dos ve-
re- a las conquistar . no se a\ ia podido
hacer, porque tienen muy recia é áspera
tierra e buenas armas: que pelean con
langas de vcynle y cinco é Ireynta pal-
mos, muy gruessas c bien hechas, y en
las puntas dellas, en lugar de hierros,
pedernales, ó con esto se avian defendi-
do é muerto algunos españoles de los que
antes allá avian ydo, y hecho mucho da-
ño á los vecinos vassallos de Su Magos-
tad , salteándoles de noche; é quemándo-
les los pueblos á ellos cercanos, se avian
apartado de la amistad de los españoles é
confederados, é conexos. K porque no
llcgasse á peor estado , aunque avia poca
gente de chripstianos por los aver envia-
do á tantas parles, higo juntar el gene-
ral hasta ciento y einqilenta infantes á
pié f porque los de caballo en aquella
tierra no pueden aprovechar), tocios los
más ballesteros y escopeteros, é quatro
tiros de artillería con munición é pólvora
nescessaria; é con esta gente proveyó de
capitán á un hidalgo llamado Rodri-
go Rangel, alcalde de Temistilan, que
un año antes avia ydo con gente sobre
los mismos, ó por ser en tiempo de mu-
chas aguas no pudo hacerles daño , é so
lornó con aver estado allá dos meses. VA
qual dicho capitán e Líente partieron esta
última vez de Temistilan á cinco ibas de
febrero de mili é quinientos é veynle y
quatro años: é por yr con buena gente y
en buen tiempo, se tuvo esperanca que
el subcesso, mediante Dios, seria con
victoria; é porque demás de los españo-
lea yban también de los naturales de Mé-
xico é sus comarcas muchas gentes de
guerra 6 diestra para dar Bu en esta de-
manda. É fué muy nescessario, porque
no solamente aquellos indios de las pro-
vincias ya dichas de los rapotecas é mi-
xes no querían servir, pero causarían á
otros que hiciessen como ellos.
Aquella tierra es muy rica de minas dé
oro, y estando pacíficos aquellos, indios,
tenían buena voluntad otros que lo yban
á sacar allá. V. porque estos capotecas é
sus consortes avian seydo tan rebeldes é
malos, ó aviendo ya una vez ofrescidosc
de sen ir, como vassallos de Su Magestad,
se quitaron de la obidiencia , é mataron
españoles, é alteraron la tierra, fueron
pronunciados por esclavos; é mandó el
general que los que se pudiessen lomará
vida que los herrasse'n como á tales cap-
tivos, é sacando la parte é quinto de los
derechos reales, se repartiessen entre
aquellos que los fueron á conquistar.
Cada entrada destas le costaba al ge-
neral de su hacienda , segund en su rela-
ción escribió, más de cinco mili pessos
de oro, é las dos que se dixo de susso de
los capitanes Pedro de Alvarado é Chrips-
tóbal de Olit le costaron más de cinqüen-
ta mili pessos de oro, sin otros muchos
gastos de sus haciendas é grangerias. De
4G2
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
aijui se colige , demás de su mucha libe-
ralidad , la mucha prontitud é diligencia
que tenia á su propria costa en lo que to-
caba al servicio de Su Magestad é á dar
conclusión é final efetto á la conquista de
aquellas partes ; é porque conosció , junto
con lo que es dicho, de su buen celo lo
que dice Tito Livio: « El rico exército se
convierte en premio del pobre venge-
dor. •
CAPITULO XL.
En que el gobernador Hernando Corles dá su desculpa en la dilación de ciertos navios que hico hacer en
la costa de la mar del Sur; é assimesmo cuenta la historia la forma de la reedificación de la gran cibdad
de Temistilan por la industria del dicho gobernador.
(contado ha la historia cómo Hernando
Cortés avia dado orden cómo se hicies-
sen quatro navios en la costa de la mar
del Sur: es de saber, que por haber mu-
cho tiempo que se avia comencado la la-
bor dellos é tan léxos dessotra mar del
Norte, de donde se avia de llevar todo
lo que convenia para perfeccionarlos (que
hay de la una parte á la otra doscientas
leguas ó más por tierra , de fragosos
puertos, de sierras ó con muy grandes é
caudalosos rios en el viage), no pudo ser
menos de tardarse la obra , pues que no
avia de donde se proveyessen sino de
España é con mucha dificultad. É otro
impedimento grande ovo demás de lo
que está dicho, é fué que el gobernador
tenia en una casa en el puerto, donde los
navios se hacían, todo el adereco que pa-
ra ellos era menester, assi como velas,
clavos, sargia, clavaron, áncoras, pez,
sebo, aceyte, estopa, estoperoles, bota-
men é otras cosas , é una noche se puso
fuego sin saber cómo, é se quemó todo
«•lio , sin quedar cosa de que se pudiesse
a ver provecho sino de las áncoras, que
no se pudieron quemar, é aun de aque-
llas se quemaron los cepos; é después
fué menester que de nuevo se tornasso
todo á proveer con mayores gastos é más
dilación de tiempo. Verdad es que des-
pués fué una nao de Castilla, en que se
llevaron todas las cosas nescessarias pa-
ra los dichos navios, porque el goberna-
dor como prudente, temiendo algún de-
sastre ó lo que subgedió, avia prevenido
en que Uevassen todas aquellas cosa*s ó
las más de las que se quemaron, assi
porque no faltassen para la obra comen-
cada , como para hac er más navios, si
nescessario fuesse.
Decia el gobernador en su relación,
quando esto escribió , que hasta estonces
le costaban los navios, sin averíos echado
al agua, ocho mili pessos de oro é más,
sin otras costas extraordinarias, é que
pensaba que en la pasqua de Espíritu
Sancto, ó para el dia de Sanct Johan de
aquel año podrían navegar; é que tenia
en tanto aquellos navios, que no lo sabia
encarescer , porque con ellos pensaba ser
causa de acrescentar en aquellas mares
muchos más reynos é señoríos para Su
Magestad de los que hasta estonces se te-
nia noticia. Dice más aquella relación del
general hecha á Céssar: que después que
la gran cibdad de Temislitan se cobró, le
paresció que era bien residir en ella por
muchos, inconvinientcs, é que se passó
con toda la gente á un pueblo que se di-
ce Cuyoacan en la costa de la laguna,
porque desseaba que la cibdad se reede-
ficase por la grandeca é maravilloso as-
siento suyo. É trabaxó por recoger los na-
turales que por muchas parles estaban
absentados desde la guerra, é aunque al
señor delta lo tenia presso, hico á un ca-
pitao general que en la guerra tenia, que
DE INDIAS. UB.
XXXUI. CAP. XL
el gobernador conoscia desde el tiempo de
Hontecúma , que tomasse cargo de lo
lomar á polilar: é para que con más auc-
toridad lo pudiesse hacer, se (ornó á dar
el mesmo cargo que en tiempo de su se-
ñor lenia , que era rüjuacoat , que quiera
lanto decir como lugarteniente del señor,
é á oirás personas principales que assí-
rnesmo el gobernador conoseja de antes,
les encargó otros cargos de gobernación
de aquella cibdad que entre ellos solían
hacer. É á aquel ciguacoat é a los demás
les dió señorío de tierra é gente en que
se manluviesscn, aunque no lanto como
ellos tenían antes, ni (pie pudiessen ofen-
der con ellos en algún tiempo. £ honrá-
banlos é favorescialos; y ellos trabaxa-
ron de manera é tan bien ,• que (piando
Hernando (lories escribió esla relación,
avia en la cibdad poblados treynla mili
vecinos , 6 se tenia en ella la orden que
solían en sus mercados 6 contractacioncs.
E dióles el gobernador lanías liberladcs y
exenciones, que de cada dia se fué po-
blando más la cibdad; y estaban los ve-
cinos muy á su placer, porque los oficia-
les de arles mecánicas , (pie hay muchos,
trahaxahan por sus jornales, assi como
carpinteros, alhamíes, canteros, plateros
c de otros officios, e los mercaderes muy
seguramente exenitaban su tracto é mer-
caderías. É las otras gentes unos viven de
pescadores . que es grand tracto en aque-
lla cibdad. ó oíros de agricollura , porque
muchos déllos tienen sus huertas é siem-
bran en ellas las hortalieas de hispana, de
(pie allá se lleva simiente, porque es gen-
te muy inclinada á la labor del campo. É
aunque Cortés en su relación no lo dice,
porque tampoco en essa sacón no lo po-
día él a ver comprendido, pues quadra
aqui la materia, digo que todo lo que se
quiere sembrar en aquella tierra se hace
muy bien; é después que se han dado á
sembrar trigo, se ha fecho é hay tanto,
que ha llegado á valer la hanega de trigo
un real de plata é á real y medio, y en
tanta abundancia , que la campiña de
Córdova ni la fertilidad de la isla de Sici-
lia no se le igualan. É hay mucho pastel
é ¡numerable grana, de que se dá tal co-
lor á los paños é a las sedas é terciope-
lo é rasos é damascos é tafetanes, que
los muy ricos carmesíes de Vcnccja no
les hacen ventaja en la color; pero en
olra parle se dirá más en este caso que
el tiempo ha mostrado.
Después que por fuerca de armas co-
bró el general la gran cibdad de Temis-
lilan, como está dicho, puso luego por
obra de hacer en ella una fuerca en el
agua á una parte de la cibdad, en que pu-
diesse lener los bergantines seguros é
desde ella ofender á toda la cibdad, si en
algo se pusiesse , é que esluviesse en su
mano la salida é la entrada cada vez quél
lo quisíesse. E hícose tal, que dice su re-
lación que aunque él avia vislo algunas
casas de atarazanas é Cuereas, no eran
iguales ni tales como estas, é que assí lo
decían oíros muchos. É la manera que
tiene aquella casa es esla: que a la parle
de la laguna tiene dos torres muy fuertes
con sus troneras é defensas en las partes
nescessarias, é la una destas torres sale
fuera del líenco hácia la una parle, con
Iri niel .i- (pie barren lodo el liento : é I - »
otra torre á la olra parle de la mesma ma-
nera: é desde estas dos torres va un cuer-
po de casa de tres naves, donde están
los bergantines, é lienen la puerla para
salir y entrar entre las dos torres hácia el
agua. Todo este cuerpo tiene assiinesmo
sus troneras, é al cabo del hácia la cib-
dad está otra muy grand torre é de mu-
chos apossentos baxos é altos con sus de-
fensas á ofensas para la cibdad. En con-
clusión, dice que es tal que con tenerla,
estaba en su mano la paz é la guerra,
(piando la quisiesse, teniendo como tie-
nen en ella los navios é muy buena arti •
Hería.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Hecha aquella casa , porque le pares-
ció que tenia ya seguridad para complir
lo que desseaba, que era poblar dentro
en la cibdad, se passó á ella con toda la
gente de su compañía, é repartió los so-
lares por los vecinos, é á cada uno de los
que fueron conquistadores, en nombre de
Su ¡Magostad , dio cada sendos solares por
lo que en ella avian trabaxado , demás de
otros cada sendos, como vecinos que
avian de servir, segund la orden de aque-
llas partes, ques que para adquirir entera
possesion é poder testar ó disponer de los
tales solares , que avian de servir é los
avian de merescer, morando en la tierra
en ellos tres ó quatro años. Diéronse tan-
ta priessa en hacer las casas de los veci-
nos, que al tiempo que esto escribió el
general al Emperador, nuestro señor, avia
muchas fechas , é otras en buenos princi-
pios se continuaba la labor dellas, por-
que hay mucho aparejo de materiales, as-
si como piedra, é cal é ladrillo que los
naturales hacen, é mucha é buena made-
ra , é todo es muy bueno , é las casas muy
grandes é de lindos edeficios. E dige la
relación de Hernando Cortés, que desde
cinco años seria la más populosa cibdad
que oviesse en mucha parle del mundo,
ó en todo él, é de mejores edeficios.
Es la población de los españoles distin-
ta de la de los naturales , porque los par-
te un braco de agua , aunque en todas las
calles que porellala atraviessan, hay puen-
tes de madera , por donde se contracta de
la una parte á la otra. É hay dos grandes
mercados ó plagas , el uno en la parte que
habitan los indios, y el otro en la que
moran los españoles, y en estos hay to-
dos los bastimentos que en la tierra se
pueden -hallar, porque de todas las co-
marcas los vienen á vender, y en esto no
avia falta de lo que antes solia, en el tiem-
po de su prosperidad. Verdad es que jo-
yas de oro ni de plata ni plumages ni co-
sa rica no se«tractaba entonces , como de
antes lo acostumbraban, aunque algunas
pecuclas de oro é plata salían, pero no
como primero.
Agora ya, después que se escribiólo
que está dicho, es otro tiempo y es otro
el tracto é de muchas cosas, que sin lar-
ga escriptura no se podía decir. É viven
los indios en mucho concierto é sosiego,
é como chripslianos, de lo qual se trac-
tará adelante en su lugar.
CAPITULO XLI.
En el qual se Irada cómo el general Hernando Corles li ico hacer pierias piceas de artillería , é cómo bus-
cando los materiales para ello, se hallaron minas de eslaño é vena de hierro, c mucho salitre para hacer
pólvora , assimesmo adufre ; é cómo envió una media culebrina de melal rico de oro ti piala á Su Mageslad
Calhólica , que escribió que le avia costado veynle y siele mili pessos de oro el melal é la hechura; c
decirse han oirás cosas'que escribió en su relación , con que se dará fin á ella, sin que se dexe cosa de
lo substancial , puesto que se dirá con menos palabras.
Dice la relación, deque aqui so tracta,
escripia por el general Hernando Cortés
;il Emperador, nuestro señor, que por las
difiTenrias que Diego Vekizquez avia que-
rido tener con él , é por la mala voluntad
que á su causa é por su intercesión don
Johan Fonscca, obispo de Burgos, le te-
nia , é por él é por su mandado los offi-
ciales de la cas;i de la Cootractacion de
las Indias, que residen en Sevilla, en es-
pecial el contador Johan López de Recaí-
do , no avia seydo proveydo de artillería
ni armas , de que tenia nes(;essidad , aun-
que muchas veces avia enviado dineros
para ella: é que cómo estaba en nescessi-
dad é sin esperanca de remedio, trabaxó
de buscarle, porque no se perdiesse lo
que con lanío peligróse avia ganado por
DE INDIAS. LIB.
excusar el deservicio que en ello se pu-
diera seguir á Dios é á Su Magestad , y
evitar el peligro de los chripstianos que
allá estaban: é hico buscar por luda-;
aquellas Jtortes cobre, é dio para ello
mucho rescate. É assi como tuvo canti-
dad dello , puso en obra con un maestro,
que acaso allá avia ydo, de hacer alguna
artillería, é hk;o dos píelas medias cule-
brinas, é Balíeroa.taa buenas, que de su
medida do podían ser mejores. É porque
para hacerlas, %uque tenia cobre, falla-
ba estaño, 6 para aquellos dos tiros lo
avia ávido con mucha dificultad é le avia
costado mucho) de algunos que tenían
platos e otra-; vasijas dello, é caro ni ba-
rato no hallaba más, inquiriendo é bus-
cando por todas partes, topáronse entro
los indios naturales de una provincia que
se dice Tachco, ciertas pegúelas dello á
manera de moneda muy delgadas, é pro-
cediendo por su pesquisa., halló que en
aquella provincia é otras se Iniciaba por
moneda. É llegando su información más
al cabo, supo (pie lo sacaban en aquella
provincia de Tachco, que está veynte y
seys leguas de Témistitan; é sabidas las
minas, envió herramientas y españoles,
é truxéronle muestra dello, é dio orden
cómo se sacasse todo lo que fuera me-
nester, puesto que con trabaxo.
Andando en busca destos metales, se .
topo vena de hierro en mucha cantidad,
seguml le informaron lo- (pie dei ian qui-
lo cono-eian. Assi que, hallado el estaño,
tenia hechas, (piando esta relación envió á
Su .Magostad , cinco piceas , las dos me-
dias culebrinas é las dos poco menos en
medida, y él se tenia un cañón serpenti-
no de dos sacres, que llevó quando fué á
aquellas partes. Otra media culebrina
compró de los bienes del adelantado
Juan Ponc.e de León; é de los navios que
allá avian ydo, tenia entre todas treynta
y cinco piceas de bronce entre chicas é
grandes é otras tantas de hierro colado.
TOMO ni.
XXXIII. CAP. XLI. Í65
E para la munición dice que proveyó
Dios de tanto salitre é tan bueno, que po-
dían proveer á otras partes dello; para el
acufre se tuvo esta forma en lo busenr.
Fecho se ha mención en esta historia de
una sierra que en aquellas pai tes de Gua-
xofingo hay, de que sale mucho humo
por la cumbre de un monte alto, como
aquel que llaman volcan en una -isla jun-
to á otra, que se dice Lipari, cerca de Se-
cilia : é creyendo que aquello procedía de
algún venero de acufre, entró un español
con cuerdas en aquella boca septenta ú
ochenta bracas en hondo alado, é topó
allá en aquella profundidad el dicho acu-
fre, é sacó, con que por estonces se hi-
co pólvora ; pero porque la manera de lo
sacar era trabaxosa é peligrosa , prove-
yóse en lo llevar de España.
Después de aver el general poblado é
assentado la villa de Sanlisteban en el rio
de Panuco, é aviendo dado liu á la con-
quista de Tutepeque, é aviendo despa-
chado al capitán que fué á los Impilein-
gos é á Coliman, como la historia lo ha
dicho, antes que se fuesse á Témistitan,
fue á la villa de la Veracruz é á la de Mc-
dellin para las visitar. E porque halló que
a causa de no aver población de españo-
le- más c rea del puerto de San Johan de
Chalchiqueca que la villa de Veracruz,
yban los navios á descargar, é por no
ser aquel puerto tan seguro, á causa de
los muchos nortes é tiempos seplentrio-
les (pie allí son muy ordinarios, se per-
dían muchos navios de los que de Espa-
ña é destas islas allá yban, fué á buscar
cerca del dicho puerto de Sanct Johan al-
gún assiento para poblar, aunque prime-
ro, al tiempo que allí saltó el general
Hernando Cortés, se buscó con harta di-
ligencia, é por ser todo sierras de arena,
que se mudan á menudo, no se halló. É
aquesta última vez, como allí se detuvo
algunos dias buscándolo, quiso Dios que
á dos leguas del dicho puerto se halló
5'J
4(50
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
muy buen assiento, con todas las cali-
dades buenas que se requieren , porque
tiene mucha leña é agua é pastos, salvo
que la madera ni piedra no hay para
edeficar si no se trae de léxos. É hallóse
un estero ó arroyo junto al dicho assien-
to , por el qual mandó el general que su-
biessen con una canoa para ver si salia á
la mar ó si por aquella agua podrían en-
trar barcas hasta el pueblo; é tentando,
hallóse que yba á dar á un rio que sale
•á la mar, y en la boca del rio se halló
una braca de agua ó más de fondo : por
manera que limpiándose, como se limpió
aquel estero , que estaba ocupado de mu-
cha madera de árboles, pueden subir las
barcas hasta descargarlas dentro en las
casas del pueblo.
Visto este aparejo é la nescessidad que
había de remedio para los navios, man-
dó el general que la villa de Medellin,
que eslaba veynte leguas la tierra aden-
tro en la provincia de Tuxtebeque se pas-
sasse allí: é assi se hico, é se passó allí
la casa de la conlractacion, porque aun-
que los navios se tarden de descargar,
porque han de subir dos leguas con las
barcas aquel estero arriba, estén seguros
de perderse.
Nótase de lo que está dicho , para su
antigüedad é origen é fundación de la vi-
lla, la causa de su mudanca é adonde.
Item el cuydado é diligencia grande é la
astucia de buen poblador , quel goberna-
dor Hernando Cortés tuvo en todo lo que
convenía á ennoblecimiento é población
de aquellas partes, é cómo sin perder
liempo, inquirió todo lo que á esto con-
venia, desseando saber el secreto de la
costa , que estaba por descobrir entre el
rio de Panuco é la Florida , ques lo que
descubrió el adelantado Johan Ponce de
León : é de allí la costa de la Florida por
la parte del Norte hasta los Bacallaos,
creyendo que en aquella costa hay estre-
cho que passe á la mar del Sur. É si se
halla , segund cierta figura que Cortés di-
ge quél tiene del parage, adonde está
aquel arcipiélago que descubrió el capi-
tán Magallanes, paresce que saldrá muy
cerca de allí: é dábanle á entender que
se acortaría el viage de la Especiería, más
corto las dos tercias partes que por don-
de al pressente se navega; é que se se-
guirían grandes provechos -é interesses á
las rentas reales é al servicio de Su Ma-
gostad. Yo le tengo á Hernando Cortés
por mejor capitán é máf diestro en la3
cosas de la guerra, de que avenios trac-
tado, que no por esperto cosmógrapho
al que tal le dixo ; porque el estrecho
de Magallanes está muy alieno de lo ques
dicho é muy fuera de propóssilo que por
donde Cortés , segund lo dicho ó su pin-
tura , que dice que tiene, le han queri-
do significar, é por esso no hay que dis-
putar agora en esto. Yo creo muy bien
que al pressente lo siente muy mejor que
estonces lo escribió , porque el tiempo ha
mostrado otra cosa; pero basta con su
buen celo de servir, pues dice su relación
que aunque está muy gastado y empeña-
do, por lo mucho que debía é avia gastado
en las otras armadas que avia hecho por
tierra é por mar y en otros gastos, deter-
minaba de enviar tres caravelas é dos
bergantínesenesta demanda: aunque pen-
saba que le avia de costar más de qua-
renla mili pessos de oro, juntarse avia cs-
te servicio con los otros que avia hecho,
porque le tenia por mayor si aquel estre-
cho hallasse , é ya que no se hallasse, no
se dexaban de descubrir muy grandes é
ricas tierras. La verdad es que segund lo
que después que essa su relación se es-
cribió se ha andado en essas costas, lé-
xos de lo cierto estaba informado el go-
bernador Hernando Cortés para hallar
aquel estrecho (ques tan predicado ó bus-
cado y esto sin averie alguno visto ni ha-
llado ) para passar dcsla mar del Norte á
la del Sur por el agua, excepto (pie des-
Dtí INDIAS. 1.11$. XXXIII . CAP. XLI. ÍÜ7
«Je Nicaragua para passar las lagunas dul-
ces el año passado de mili é quinientos 6
quarenta salieron navios á esla mar, ques
una grandissima nueva, como se dirá
adelante, porque aquel servicio se ha de
atribnyr á quien lo hico, que es muy se-
ñalado, de qué se espera grandíssimo
cfetlo, como en su lugar más puntual"
mente se liará mención.
Tornemos á lo que contiene más la re-
lación deste fanio-o gobernador, el qual
dice que entendía de enviar los navios,
que tenia hechos en la mar del Sur en fin
del mes de julio de aquel año de mili é
quinientos e veyntc y quatro por la uies-
ma co~l.i aba\o en demanda del dicho es-
trecho: digo del quél pensaría (pie halla-
ría, porque si le oviesse, creía que no se
podría esconder á Ion unos por la mal' del
Sur é á los otros por la del Norte ; por-
que los dc[ Sur avian de llevar la costa
hasta hallar el dicho estrecho ó juntar la
tierra con lo que descubrió Magallanes, e
los otros del Norte, como lia dicho , has-
ta la juntar con los Bacallaos. É á este
propóssito dice otras cosas, en que la ver-
dad parescc que el (pie se las dio á en-
tender se engañó, porque ni los unos ni
los otros podían hallar el dicho estrecho,
(pie pensaba hallar, ni el (pie han hallado
los de Nicaragua, que se loco de sii—u.
aunque llegaron las armadas rpie dice á
aquellas partes, quél señaló. Porque* el es-
trecho nuevo, aunque el agua, por donde
han salido de las dichas lagunas, viene á
responder por donde, poco ha, han salido
navios á esta nuestra mar debaxo de la
provincia de Veragua , é subieron la cos-
ta arriba al Nombre de Dios, no sale á
fá otra mar del Sur, porque las lagunas
desaguan en esta é no en la otra mar.
Pero hay muy poco camino de tierra ó
muy llana desde lo más austral de las la-
gunas que digo hasta la mar del Sur, lo
qual yo he_ visto , é como he dicho, en su
tugarse tractará deste estrecho nuevo.
En la sacón que Hernando Cortés es-
cribió su carta, estaban los officiales que
se avían proveydo para entender en las
rentas reales, tomando las cuentas á los
otros que antes avian tenido cargo de la
hacienda ; é los nuevamente proveydos
fueron Alonso de Estrada, natural de
Cibdad Real, por Lhessorero , ó Diego Al-
bornoz, natural de Madrigal, por conta-
dor, y el factor Goncalo de Salácar, na-
tural é veyntiquatro de la cibdad de Gra-
nada , y el veedor Pedro Mirezcherino,
natural de Hieda. E dice Cortés quél avia
gastado de las rentas de Su Mageslad en
la pacificación de aquellas partes algo más
de sessenla y dos mili pessos de oro; pe-
ro después quél avia gastado quanto él
tenia, é aun quedando empeñado en más
de. treynta mili pessos que lomó presta-
« I < ■ — de algunas personas: é porque los
officiales no se lo passaban en cuenta, sin
que pagasse á Su Mageslad lo que assi le
atrancaban, suplico á Cessar que pares-
ciendo aver sevdo bien gastados, se le
rescibiessen en cuenta é se le pagassen á
él oíros cinqílenta y laníos mili pessos de
oro, quel avia gastado de su hacienda é
(pie a\ ia lomado prestados de sus amigos,
para quél pudíesse complircon los acree-
dores; pues sus servicios no lo desmeres-
cían, ni el fructo que hicieron no de xa ha
de dar testimonio dello. El caso es que,
como la historia adelante dirá, el Empe-
rador, nuestro señor, como gratíssinio
Príncipe, le satisfico de tal manera, que
le hico señor de mucha renta é vassallos
é le puso en el número de los grandes de
su rcyno.
Dice más la relación , de que aqui se
tracta , que un señalado pressente de mu-
chas piceas de oro é plata , ó plumages,
é perlas é piedras preciosas, é diverssos
géneros de joyas é presseas, que el gene-
ral envió antes desto al Emperador con
dos caballeros , llamado el uno Antonio
de Quiñones y el otro Alonso Dávila, que
468
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
fueron por procuradores de la Nueva Es-
paña, fueron tomados cu la mar de co-
sarios franceses, é muchos á quien he oy-
do yo hablar en esto, é que vieron aque-
llas cosas, estimaban el valor dellas en
más de ciento y ginqúenta mili ducados
de oro , y en el dinero que demás desso
tomaron , ó mejor diciendo en oro é pla-
ta, valia otros tantos. É á esto dice Her-
nando Cortés que por ser las cosas que
enviaba tan ricas y extrañas, desseaba
mucho que Su Magestad Cathólica las
viesse, porque demás del servicio que con
ellas hacia , sus servicios le fueran más
manifiestos. E aunque se duele de lo
acacscido, dige que por otra parte le plu-
go porque las llevassen , porque á Su Ma-
gostad harían poca falta, é quél trabaxa-
ría de enviar otras muy más ricas y ex-
trañas, segund las nuevas tenia de algu-
nas provincias, que en essa sacón avia
enviado á conquistar. É que assimesmo
holgó de tal pérdida, porque los franceses
é otras nasciones, á quien aquellas cosas
fuessen notorias, conozcan que demás de
los muchos é grandes rcynos é señoríos
que en España é fuera della Sus Magos-
tados tienen, desde tan apartadas regio-
nes destas Indias, seyendo él uno de los
menores de sus vassallos, tantos é tales
servicios le pudo hacer en ellas, ganando
tantos reynos para el acrescentamiento
del real ceptro de Castilla. E para princi-
pio do su ofrecimiento, junto con esta
carta envió con un caballero criado suyo,
llamado Diego de Soto, ciertas joyas é
cosas que digo quedaron por desecho,
como indignas de acompañar á las otras,
é algunas que después él avia fecho; pero
qui' aunque, como hemos dicho, quedaron
por desechadas, teniun muy buen pares-
per y eran ricas. E con ellas envió assi-
mesmo una media culebrina de metal rico
de oro é piala . (pie entraron en la fundi-
ción della vevnlo y qualro (puníales é dos
arrobas é algo más, porque se figo dos ve-
ces, é demás de lo que costó el metal, que
fueron veyntc y quatro mili pessosdeoro
á racon de cinco pessos de oro el marco;
con las otras costas de fundiciones é gra-
badores é llevar la pieca hasta el puerto,
le costó más otros tres mili pessos de oro;
pero por ser tan rica é tanto de ver é
digna de tan alto Príncipe , se puso en es-
te trabaxo é costa, aunque no le faltaban
las deudas que de susso se han dicho. Es-
ta picoa vi yo dentro en el palacio de Su
Cathólica Magestad el año de mili é qui-
nientos é veynte y cinco, quando aqüeste
caballero Diego de Soto la llevó con más
de sessenta mili pessos de oro de las rentas
de Su Magestad que! gobernador é officia-
les enviaron.*E dige la carta de Cortésque
se atrevieron á enviar tanta suma junta,
assi por la nesgessidad que se les repres-
sentó que Su Magestad debia tener con
las guerras é otras cosas, como porque
no tuviesse en mucho la pérdida de lo
passado , pues que cada vez que oviesse
aparejo se le enviarian más é más thes-
soros , segund se yban ensanchando los
reynos é señónos, si no se le ofresgian
algunos embaragos de los que hasta es-
tonges el dicho gobernador avia tenido.
É llama mucha suma lo ques dicho, no
porque ella fuesse mucha ni más de lo
que está dicho, sino porque Su Magostad
hasta estonges tenia mandado que no se
llevasse en cada nao sino lo que estaba
ordenado; porque como ya se dixo en el
libro III , capitulo Vil de la primera fiarte
destas historias, quando se perdió en la
mar. ('l comendador Nevadilla é la arma-
da, se perdió mucho oro en una nao en
que yba aquel grano gruesso que pessa-
ba tres mili y seysgientos pessos; é man-
daron los Reyes Cathólicos que no se lle-
vassen en una nao sino tres ó qualro mili
pessos (piando más , é que si oviessen más
naos, (pie aun essos se repartiessen en
indas, por el peligro é causa de los nau-
fragios. Pero esta ordenanga se ha des-
DE INDIAS. I.1U. XXXIII. CAP. XLI.
169
pues quebrado , como el letor puede aver
comprendido, é verá adelante por estas
historias cómo ¡numerables thessoros á
España se bao llevado é se llevan cada
día.
Tornando á la carta de Hernando Cor-
tés, digo que assimesmo escribió con lo
(pie está dicho algunas passiones entre su
emulo Diego Velazquez y él : é ;iun liabló
tan largo en ello , que osó decjr quel fac-
tor Goncalo de Salacar le divo que en la
isla de Cuba, por donde passó, le dixe-
ron (pie Diego Velazquez avia tenido for-
mas con el capitán Chripstohal de Olit,
(pli-l Hernando Coi los avia enviado á po-
blar al cabo de lIL-urras é puerto de Hon-
duras, que se aloasse con aquella tierra
por el Diego Velazquez, aunque por ser
el caso tan feo é tan en deservicio de Su
Majestad él no lo podia creer . puesto que
por otra parte lo creía, conoscíendo las
maneras que Diego Velazquez avia que-
rido tener para lo dañar y estorbar qué
no sirviesse. K que quando otra cosa no
podia hacer, trabaxaba en (pie no passas-
se gente á aquellas partes, ó que como
mandaba aquella isla de Cuba, prendía á
los que venían de la Nueva España que
|>or allí passaban, é les hacia muchas
opresiones é agravios, é les tomaba mu-
cho de lo que llevaban, é después hacia
probancas en ello porque lo delibrassen,
é por verse libres del, hacían é decían to-
do lo qqél ipiería. E qué desto ('orles se
informaría de la verdad, é que si ballas-
se ser assi, pensaba de env iar por el Die-
go Velazquez é prenderle, é presso en-
viarle á Su Magostad ; porque corlando la
rayz de todos aquellos males, que era
aquel hombre y Diego Velazquez , todas
las otras ramas se secarían,. ó quel dicho
Cortés podría más libremente efettuar sus
servicios comengados, é los que pensaba
comentar.
No creo yo questas palabras parescic-
ron bien á Qéssar, porque yo oy murmu-
rar deltas á personas graves, é aun juz-
garlas por desacatadas, en especial es-
cribiéndolas á Su Magostad, aviendo res-
pecto quel Diego Velazquez oslaba en la
isla de Cuba , como la historia lo ha con-
tado, donde Cortés no tenia qué hacer:
antes le avia enviado por su capitán, y
en su nombre passó á aquella tierra. Pe-
ro empleárasele bien tal prission, si Cor-
les la pusiesse en efelto é con ella saliera,
por la elección que del hieo, para que por
su industria fuesse, como fué, Diego Ve-
lazquez descompuesto e perdido, e (pie le
coslasse la burla, como le costó, más de
ochenta ó cicnt mili pessos de oro en
aquella demanda, para hacer rico é señor
á Hernando Cortés, de la persona del (pial
torno á degir (pies de mucho é grand mé-
rito, é quel oslado (pie tiene é otro muy
mayor cabe en* él. Pero junto con esto no
lo loo ni me parosoen tolerables tales pa-
labras in scriptis , porque sé yo muy
bien cómo so lomaron , é aun fueron por
muchos reprochadas, porque como he di-
cho, me halle en la corle de Céssar quan-
do Diego de Soto llevó la carta de Cortés
para Su Majestad, en (pie decía lo quos
dicho, é yo la vi é leí originalmente. E
donde allí á pocos días le enviaron á to-
mar residencia, como adelante lo dirá la
historia. K quiero primero poner un ca-
pitulo de aquesta caria del paresoor (pie
Hernando Cortés escribió cerca de la for-
ma , (pie se debía tener en la conversión
do los indios, porque es de manera que
no se deben mezclar mis palabras ni otras
en ello, ni quiero que en ningún tiempo
él ni otro pueda decir (pie quité ni añadí
palabra ni letra, ni quiero voto ni pares-
cer en lo que en este caso dixo, pues no
soy juez para ello : el (pial capítulo dice
assi :■
«Todas las veces que á Vuestra Sacra
Magostad he oscriplo, he dicho á Vuestra
Altcca el aparejo que hay en algunos de
los naturales deslas partes para se con-
470
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
vertir ;'i nuestra sánela fée cathólica é ser
chripstianos , y he enviado á suplicar á
Vuestra Cessárea Mageslad que para ello
niantlasse pi'ovecr de personas religiosas
de buena vida y excmplo. E porque hasta
agora han venido muy pocos ó quassi nin-
gunos, y es gierto que harían grandíssi-
ino fructo , la torno á traer á la memoria
de Vuestra Magostad, y le suplico lo man-
de proveer con toda brevedad, porque"
dello Dios, Nuestro Señor, será muy ser-
vido , é se cumplirá el desseo que Vues-
tra Allega tiene en este caso , como cathó-
lico. É porque con los dichos procurado-
res Antonio de Quiñones é Alonso Dávila,
los concejos de las villas desta Nueva Es-
paña 6 yo enviamos á suplicar á Vuestra
Magostad mandasse proveer de ohispos ó
otros perlados, para la administración de
losoffigiosé culto divino ;*y estonces pa-
reseiónos que assi convenia, é agora, mi-
rándolo bien, háme parescido que Vues-
tra Sacra Magostad debe proveer de otra
manera, para que los naturales destas
partes más ayna se conviertan, ó pue-
dan ser instruidos en las cosas de la sanc-
ta fée cathólica. É la manera que á mí
en este caso me paresgc que se debe te-
ner , es que Vuestra Sacra Magostad
mande que vengan á estas partes mu-
chas personas religiosas , como ya he di-
cho^ muy celosas deste fin de la con-
versión destas gentes; é que destos se
hagan casas é monasterios por las pro-
vincias que acá nos pareseicre que convie-
nen, ó que á eslos se les dé de los diezmos
para hacer sus casas é sostener sus vidas;
é lo demás que restare dellos, sea para las
iglesias é ornamentos de los pueblos, don-
de estuvieren los españoles, 6 para cléri-
gos que las sirvan : é qtíestOS diezmos los
cobren los officiales de Vuestra Mageslad
é tengan cuenta é racon dellos, é provean
dellos á los dichos monasterios é iglesias,
que bastare para lodo, é aun sobrará liar-
lo, de que Vuestra Mageslad se puede
servir. É que Vuestra Alteca suplique á
Su Santidad conceda á Vuestra Mageslad
los diezmos destas partes para este efetto,
haciéndole entender el servicio que á
Dios, Nuestro Señor, se hage en quesla
gente se convierta, é questo no se podrá
fager sino por esta via; porque aviendo
obispos é otros perlados, no dexarian de
seguir la costumbre, que por nuestros pe-
cados hoy tienen , en disponer de los bie-
nes de la Iglesia, ques gastarlos en pom-
pas y en otros vicios , y en dexar mayo-
razgos á sus hijos ó parientes. E aun se-
ria otro mayor mal: que cómo los natura-
les destas partes tcnian en sus templos
personas religiosas, que entendían en sus
rilos é cerimonias , y estos eran tan reco-
gidos , assi en honestidad como en casti-
dad , que si alguna cosa fuera desto á al-
guno se le sentía, era punido con pena
de muerte , é si agora viessen las cosas
de la Iglesia é servicio de Dios en poder
de canónigos é otras dignidades, é su-
piessen que aquellos eran ministros de
Dios, é los viessen usar de los vicios é
profanidades que agora en nuestros tiem-
pos en essos rcynos usan , seria menos-
preciar nuestra fée é tenerla por cosa de
burla , é seria á tan grand daño , que no
creo aprovecharía ninguna otra predica-
ción que se les hiciesse. E pues que lanío
en esto vá, é la principal intención de
Vuestra Mageslad es y debe ser questas
gentes se conviertan , é los que acá en su
real nombre residimos la debemos seguir,
é como chripstianos tener dello especial
cuydado, he querido en esto avisar á
Vuestra Magestad Qessárea, é decir en
ello mi paresger, el qual suplico á Vues-
tra Allega resciba como de persona sub-
dita é vassallo suyo, que assi como con
las Puercas corporales trabaxo é trabaxa-
ré que los rcynos ó señorios de Vuestra
Mageslad por estas partes se ensanchen,
é su real faina é grand poder entre oslas
gentes se publique , que assi desseo ('• Ira-
DE INDIAS. LUS. >
baxaré con el ánima para que Vocstra Al-
lega en ellas mande sembrar nuestra sáne-
la lee , porque en ello merezca la bien-
a venturanza i!e la vida perpetua. E por-
que para hacer órdenes é bendecir igle-
sias é Oí ni intentos é olio 6 crisma é otras
cosas, noaviendo obispo seria dificultoso
yr á buscar el remedio dellus á otras par-
tes, assimesmo Vuestra Majestad debe su-
plicar á Su Sanctidad que conceda su po-
der, é'si an subdelegados en estas partes
las dos personas principales de religiosos
que á estas partes vinieren , uno de la ór-
den de Sancl Francisco é otro de la orden
de Sánelo Domingo : los rpiales tengan los
más largos poderes que Yue.«tra Magcstad
pudiere, porque por ser estas tierras tan
apartadas de la Iglesia Romana, é los
chrípstíanOS (pie en ella residimos é resi-
dieren tan le\os de los remedios de nues-
tras eonsricnrias, é como humanos tan
subjetos á pecados, hay nesgessidad que
en esto Su Sanctidad con nosotros se ex-
tienda en dar á estas personas muy largos
puderes . e que los tales poderes suhee-
dan en las personas que siempre residan
en estas parles, que sea en el general que
lucre en estas tierras, ó en el provincial
de cada una destas órdenes. »
Pues como dixe de susso, he cscripto el
capitulo á la letra , quiero agora decir
olías cosas, salteando la relación subecsivé
dexando lo sopérfluo dello, para que se
dé fin en este capitulo pressenle á la re-
lación , de que (metamos.
Dice el general Hernando Cortés, que
los diezmos de aquellas partes se avian
arrendado aquel año de veynle é quutro
en algunas villas, é que en otras andaban
en pregón; ó que se entendía el arrenda-
miento desde el año veynte y (res á esta
parle, porque de los demás no le pares-
ció que se debia facer, porque ellos en
si fueron pocos , ó porque en aquel tiem-
po los que algunas enancas tenían , como
era en tiempo de guerras, gastaban más
XIII. CAP. XLI. 171
en sostenerlo que valia el provecho que
dello avian. E que los diezmos de la cib-
dad de Temislitan de dicho año de veyn-
le é tres, é de aquel de veynle é quatro,
se avian rematado en cinco mili é (pimien-
tos é cinqttenta pessos de oro por los di-
chos dos años, é los de la villa de Me*
delfín é los de la villa de la Veracruz an-
daban en prescio de mili pessos de oro,
por el mesmo tiempo , é no estaban rema-
tados, é subirían más: ó los de las otras
villas no avia sabido si estaban puestos en
préselos, porque estaban léxos é no avia
ávido respuesta. IÍ de aquellos dineros de-
cía que gastaría en hacer las iglesias, é
pagar los curas c sacristanes é ornamen-
tos, é oíros gastos que fueren menester
para las dichas iglesias. Ksto he querido
tocar como lo escribió Cortés, porque aun-
que paresce que importa poco á la histo-
ria, no es sino convínientc é nescessario
para que se comprenda lo que los diez-
mos ó chripstiauos se han aumentado, pues
que en tan poco tiempo hay tantos perla-
dos é clero, é lanía moltilud de religiosos,
como adelante se dirá . hasta este pres-
senle año de mili é quinientos é quarenta
y cinco.
Diré más Hernando Cortés, quexándo-
se á Su Ccssárea Magestad , que avia sey-
do informado do los navios que en aque-
lla sacón avian ydo destas islas, que los
jueces é officiales de. Su Magestad, que
en esta Isla Española residían, avian pro-
veydo 6 mandado pregonar, en estas y
en todas las otras islas , que no sacassen
yeguas . ni otras rusas que pudíessen mul-
tiplicar, para la Nueva España, só pena
de muerte. É que lo avian fecho á fin que
siempre túviessen nescessidad de com-
prarles sus ganados é bestias, y ellos se
los vendiessen por excesivos presgios : é
que no lo debieran hacer assi, por estar
notorio el mucho deservigio que á Su Ma-
gostad se hacia en excusar que aquella
tierra se poblasse ó se pacificasse , pues
472
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sabían quánla nescessidad avia de lo que-
llos defendían para sostener lo ganado é
ganar lo que más hay , como por las bue-
nas obras é mucho ennoblcsciinienlo que
aquestas islas han rescebido de la Nueva
España. E porque dige que acá avia poca
nescessidad dé lo que se defendía, supli-
có á Su ¡Magostad lo mandasse proveer,
para que las personas que lo quisiessen
sacar, lo pudiessen hacer , porque allá no
podrían conquistar cosa de nuevo, ni sos-
tener lo conquistado: é quél se oviera bien
pagado desto, de manera que los desta
isla holgaran de reponer sus mandamien-
tos é pregones, porque con dar él otro
para que ninguna cosa de aquella tierra
se truxesse ni descargasse en estas islas,
si no fuessen las que aqui se les defendió,
que assi dexarían traer lo uno porque se
les rescibiesse lo otro , pues que aqui no
tenían otro remedio, para tener algo, sino
la contractacion de aquella tierra ; é que
antes que la tuviessen, no avia entre to-
dos los vecinos de las islas mili pessos de
Miri, é que por la Nueva España tenían
más (quando él esto decía) que no avian
tenido en algún tiempo; é que para no dar
lugar á que los que han querido maldecir,
puedan extender sus lenguas, lo avia di-
simulado hasta lo facer saber á Su Magos-
tad , para que lo mandasse proveer.
No es racon que tan absolutamente se
disimule lo dicho, no se apruebe callan-
do lo que hay en contrario, pues que tan
engañado ' -taba en este caso Hernando
Cortés, aunque fué vecino desta isla, ó tan
atapados tuvo los ojos, como en pensar de
bailar aquel estrecho que de susso se ha
dicho que buscaba , assi porque él nunca
vido esta isla tan apocada como dice, ni
con nesgessidad de la Nueva España, has-
ta hoy, ques el año de mili é quinientos
ó qoarenta y cinco, como porque después
que en ella se descobricron las minas del
oro, 6 se comcncó á yr continuando el
exercieio dolías, hasta el pressente tiem-
po, nunca tan poco oro se sacó en esta
isla como agora, á causa de los acucares
é ganados é otras ricas grangcrias, á que
se han dado los vecinos dolía. É por po-
co que se saca é por caydo que anda el
exerc, .icio de las minas de oro , en esta is-
la sola se cogen cada un año septenta mili
pessos de oro, poco más ó menos, é de-
más desto los derechos reales del almoja-
rifazgo valen á Su Magostad un año con
otro veynte mili pessos de las naos é ca-
ra velas, que en el puerto de aquesta cib-
dad de Sancto Domingo entran: é ningún
año hay que no se carguen é salgan de
sola esta isla para España, en oro é acu-
car, en cueros de vacas é cañafístola, é
otras mercadurías de su propria cosecha,
sobre ciento é cinqüenta mili pessos de va-
lor. No sé yo cómo puede decir Hernan-
do Cortés que entre todos los vecinos des-
tas islas no se hallarán mili pessos: antes
que la Nueva España se descobriesse, é
aun después de descubierta , ovo muchos
vecinos , quél conosció , que uno á uno
sacaban cada un año á millares los pessos
de oro. Ni sé dónde tenia la memoria,
quando tal dixo; é bien le sabría acordar
sus nombres, é muchos testigos hallara
hoy que contra lo quél dice testifiquen de
vista : é debiera acordarse siquiera de lo
que le costó á solo el adelantado Diego
Velazquéí enviarle á él á la Nueva Espa-
ña , é primero al capitán Johan de Grijal-
va, é después de Cortés á Pamphilo de
Narvaez , é de otras armadas en que gas-
tó su hacienda. E acordándose desto, quél
no pudo ignorar, entendiera que sin la
Nueva España avia hombres , que tenían
en estas islas muchos millares de pessos
de oro.
Bien paresce en esto la passion que te-
nia, por averie vedado aquellas cosas que
dice: y él quiere culpar á los quésta isla
gobernaban, é fuera bien que mirara que
si en cssa sacón se sacaran los ganados,
que oviera llegado á tener, como tienen
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XLI.
algunos vecinos dcsta isla á ve ynte é veyn-
te i- cinco mili caliera-; de sanado vacuno
é más, .6 deaqjti abaxo hasta cinco mili
cabegas, muchos hay que las tienen 6 más;
6 de mili cabecas hay tantos que no se
hace caso de los tales para decirles seño-
res de ganados. Pues de bestias caballa-
res, de Ires ó quatro é cinco años á esta
parte se han sacado de sola esta isla para
el Perú ó Tierra-Firme 6 otras goberna-
ciones más de (res mili ; é de bestias mu-
lares é acémilas , para la mesma Nueva
España é otras parles de la Tierra-Firme,
se han llevado en el Aicho tiempo más de
otras mili destas islas, ó siempre llevan.
Lo quél culpa fué muy bien provehydo:
é mejor acertara él si di vera que por esta
isla é las espaldas que la Nueva España é
las otras pai tes de la Tierra-Firme han ha-
llado aqui, como en madre é principio é
so-tenedora de todo lo dotas ludias, se.
han podido sostener en aquellos principios,
é sin ella muy mal é á costa de más vidas
é haciendas (liyhrip-tianos lo hicieran él é
otros capitanes, ó nunca, mejor diciendo.
Esta isla ó las otras antes han empo-
brescido por la Nueva España que no me-
drado , poi que como los hombrea son mu-
dables, 6 las predicaciones de los gober-
nadores é capitanes apropo--ito de sus
cohd¡c¡as, ó para levantar la gente; é de-
sasosrgarlafbo les dicen textos de los
Evangelios, sino: haceros he rico, é antes
de un aiio tener en mucho, é daros hé es-
to ó aquello, con estas vulpinas ó enga-
ñosas artes é palabras sin verdad, enga-
ñando simples pecadores que los siguen,,
han despoblado estas i-las: é aleándoles
los pies del suelo, sirviéndose dellos co-
mo grangeria propria para hacerse á sí
mesmos ricos, é pobres á quien los cree
con peligro de los cuerpos , é á más de
innumerables que movidos desla forma é
debaxo de aquellas promesas vanas están
enterrados por essas playas, é ahogados
por essas mares é ríos , 6 otros comidos
de tiburones ó dragones ó cocalrices é
pescados, é de bestias fieras como tigres
é Icones c otros animales é de aves, é
aun de los proprios indios, é lo ques peor
aun en partes ha ávido tal nescessidad,
que chripstianos se comieron unos á otros.
Mejor acertara Hernando Cortés en de-
cir que las islas de Cuba é Jamáyca é
Sanct Johan están destruyalas é quassi
despobladas , por causa de la Nueva Es-
paña e de los descobrimientos de la Tier-
ra-Firme^ lo que no ha podido ni podrá
empecer á esta Isla Española . aunque no
ha gágadonada ''" ('"°- porque está muy
(•delicada ; y en esta cibdad sola hay mu-
chos vecinos é hombres ricos, (pie ningu-
na nescessidad tienen de la Nueva Espa-
ña ni de Tierra-Firme, antes desde aqui
se han sostenido é sostienen todos essos
principios é fundaciones dé fuera, lí ago-
la (pie está quassi despoblada la isla de
Cuhagua é sin el e\en;i(;io de las perlas,
e se ha hecho otra población para ellas en
el cabo de la Vela, veamos de dónde se
provee, é quién le envió gente é navios é
todo lo demás, sino de-de aquesta cibdad é
i-la. E los meses de noviembre é diciem-
bre del año [iassado de mili é quinientos ó
quarenla, ¿de donde llevó el socorro para
la gobernación de Sánela Marta el capitán
toban Rodríguez de MonrOy, sinodende
esta cibdad? ¿De donde llevó cjent caba-
llos é más, é otros c¡ent hombres, sobre
losque truxode Castilla, el adelantado Se-
bastian de Vclalcágar para poblar su go-
bernación de Popayan en la Tierra-Firme,
sino desde aquesta cibdad? En el mesmo
tiempo ¿de dónde sacaron el muy reve-
rendo señor obispo de Venecuela , don
Rodrigo de Bastidas y el capitán Pedro •
de Limpias c¡('nl° é cinqüenta caballos
é trescientos hombres * para reedeficar
* Debe tenerse présenle que en el capítulo XX
TOMO III.
del libro XXV, donde narra lodo lo relativo á la
60
474
HISTORIA GENERAL Y NATUHAL
aquella gobernación é provincia de Ye-
necuela sino de aquesta cibdad? Y en
el inesmo tiempo yo estoy maravilla-
do de Hernando Cortés cómo escribió
lo dicho de susso , porque en aqueste ca-
so tiene muy larga respuesta en estas In-
dias é fuera dellas, donde tales cosas se
saben tan en contrario de su carta , como
tengo dicho , é otros muchos que hoy vi-
ven lo saben: antes me paresce que su rc-
lagion en este caso es reducida é no para
parar en ella. Passemos á lo demás.
Dice assimesmo en su carta , que cómo
le convenia buscar toda la buena orden
que fuesse posible para que aquellas tier-
ras se poblassen , é los españoles que allá
estaban é los naturales se conservassen,
ó nuestra sancta fée cathólica se arraygas-
se, pues Su Cessárea Magestad le hico
merced de le dar csse cuydado, é Dios
fué servido de le hacer medio por dó vi-
niessen aquellas gentes en su conoscimien-
to c debaxo del yugo de Su Alteca , que
por todos estos respetos él hico ciertas or-
denanzas é las mandó pregonar , é las en-
vió á Su Magestad para que las mandasse
aprobar, porque dice que son muy cou-
vinientes. Pero que de algunas dellas los
españoles no estaban muy satisfechos, en
especial de aquellas que los obligan á ar-
raygarse en la tierra, porque lodos los
más tenían pensamiento de averse con
aquellas tierras, como se avian ávido con
estas islas que antes se poblaron, ques
esquilmar é destruyr, é después dexar-
las. É porque le paresce que seria grand
culpa á los que de lo passado tenían expi-
riencia , no remediar lo pressente é por
venir é aquellas cosas por donde era no-
torio averse perdido las dichas islas, ma-
yormente seyendo aquella tier ra de tanta
• grandeva en nobleca , ó donde; tanto [jo-
dia Dios ser servido, é las rentas reales
acrecentadas; por tanto pedia é suj>li-
i-obornacion do Venezuela , dice, 0,110 el obispo l¡as-
tidas llevó consigo solamonlc el número de n eicn-
caba que las dichas ordenanzas se vies-
sen, é si fuesse nescessario, se añadiessen
ó menguassen, como Su Magestad más
servido fuesse. Porque como por la gran-
deca é diversidad de las tierras que cada
dia se manifestaban , é por muchos secre-
tos que cada dia de lo descobierto resul-
taban é se conoscen, era nescessario que
á nuevos acontescimientos, oviessen nue-
vos paresceres é consejos : é si en algu-
nos de los quél avia dicho ó dixesse de
ahí adelante paresciesse á Su Magestad
que contradicen algunos passados, dice
quel nuevo caso le hace dar nuevo pares-
cer; é con esto concluye su carta fecha en
la grand cibdad de Temistitan de la Nue-
va España á quince dias del mes de ottu-
bre de mili é quinientos é veynte y qua-
tro años.
Creerse debe que lo que Hernando Cor-
tés dice cerca dessas ordenanzas, é lo que
en ellas ordenó, que todo se fundaría so-
bre buen celo del servicio de Dios é de Su
Magestad é conservación de¡ los españoles
é de los indios; pero como esto es caso
de tan grand importancia , y en que tanto
vá á la población de la tierra é á la real
consQÍencia de Su Magestad, é á la au-
mentación de la república chripstiana á
loor de Dios guiado de manera que por la
diligencia del Emperador, nuestro señor,
é de su muy alto Consejo dO>las Indias,
están las cosas de la fce muy encumbra-
das, para lo qual han ydo allá tantas do-
cenas de fraylcs. é cada dia van de todas
órdenes, é allá se han multiplicado, como
se dixo del trigo. Y está la dottrina de
ChripstO en otros términos, é han enten-
dido en esso personas tan notables y
seientcs, é de buena vida é sánete exem-
plo, que se sirve. Dios, Nuestro Señor,
inucho en aquellas partes, como más lar-
gamente se dirá adelante lo que hiciere al
caso en esto y en otras materias.
lo ¿ cinqticnla hombres é eienlo c veynte caba-
llos.»
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. XI II.
CUMULO MUI.
En el qual se Irada una relación quel capilan AlvaraJo envió al gobernador Hernando Corles desde la eib.
dad de Uulacan, á*n<;c días de abril del año de mili é quinientos é veynte y quatro, la qual envió el go-
bernador al (,'essar junlamcnle con la otra , de que se lia traclado en los capítulos precedentes.
0¡i;o el comendador Pedro de Alvara-
¿lo, que dende Soconusco escribió á Her-
nando Corles lodo lo ijtir hasta allí le avia
subcedido: el qual después que envió sus
mensajeros a aquella gente de la tierra,
habiéndoles salier cómo \ ba á ella a con-
quistar é pacificar las provincias, que so
el dominio de la corona real de Castilla,
6 de Su Magostad el Emperador Rey,
nuestro señor, é de la Calhólica Magostad
de la Sereníssima Reynadoña Johana, su
madre, nuestros señores, no se quieren
meter, e ¡i rilo-, como sassallos de Su Ma-
gostad, pues tales se avian ofrescido, pi-
dió favor é ayuda para entrar por su tier-
ra , porque haciéndolo assi harían lo (|uc
debían, é como leales vassallos servirían
á Dios en ello é á Su Majestad, y él é los
españolea de su compañía los favoresjo-
rian é temían en toda justicia. É lo con-
trario haciendo . protestó que les liaría la
guerra, como á desohidientes é rebeldes
contra el servicio do sus Heves e señores
naturales, é -que por tales los declaraba
desde estonces, no viniendo en lo (pie eran
obligados, certificándoles que serian es-
clavos toilos los que en la guerra se lo-
massen , si diessen lugar á que con ellos
viniesse en rompimiento.
Después que les envió sus mensajeros
con estas amonestaciones , hico alarde de
toda su gente de pié é de caballo; é otro
día adelante por la mañana se partió en
demanda de aquella tierra : anduvo tres
días por un monte despoblado, y estando
sentado su real , la gente de velas que te-
nia puestas tomaron tres espias de un pue-
blo de aquella tierra, llamado Zapotulan,
las qualcs, seyendo interrogadas á qué
venían , dixeron que á coger miel , de la
qual hay mucha é muy buena é de mu-
chas maneras por aquella tierra, aunque
notorio fué que eran espias , segund ade-
lante paresció. É non obstante esso no las
quiso apremiar: antes las halago é les dió
otro mandamiento e requirimienlo, como
el que se dixo de susso, é los envió á los
señores de aquel pueblo, é nunca á ello
ni á otra cosa quisieron responder.
Después que llegó este capitán con su
gente á este pueblo, halló todos los ca-
minos abiertos, é muy assi el real como
los que aira vessabaa , é los caminos que
yban á las calles principales, atapados:
de lo qual se pudo muy bien colegir el
mal propóssito de los indios, é que aque-
llo está fecho para pelear. 10 allí salieron
algunos indios á hablar, enviados por los
de la población ques dicho, é dreiau den-
de IfiXOS al capilan Alvarado que se en-
trarse en el pueblo á se apossenlar, lo
(pial ellos quisieran, por poder más .i su
placer dar en los chripslianos , como lo
tenían ordenado: pero el capitán hico as-
sentar su gente é su real junio al pueblo
ha-la calar la tierra é sentir mejor la in-
tención de aquella gente. 10 como donde
falta prudencia, turan poco las cautelas,
luego aquella tarde no pudieron ocultar
su mala intención aquellos indios : antes
mataron é hirieron á algunos de los ami-
gos que yban en compañía de los espa-
ñoles; é como llegó el mandado, envió
gente de caballo á correr el campo, é
dieron en una pelada de mucha gente de
guerra , la qual peleó con ellos , é hirie-
ron algunos caballos aquella tarde.
Otro dia siguiente el capitán fué á ver
470
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
la dispusieron del camino por donde avia
de yr , é vido también genle de guerra;
é la tierra era tan montuosa é llena de
cacaguatales , que son aquellos árboles
que la fructa so tracta é corre por mone-
da , como más largamente se dixo en el
libro VIII, capítulo XXX de la primera
parte. E también avia otras muy grandes
y espesas arboledas, que hacían más fuer-
te este pueblo é la tierra para los contra-
rios que no para los nuestros. É se volvió
el capitán al real, 6 mandó aderescar su
gente ; é puesta en orden , se partió otro
«lia por la mañana para entrar en el pue-
blo : y en el camino estaba un rio de mal
passo , é teníanlo los indios tomado , é fué
neseessarío pelear. con ellos, é ganóse el
passo por fuerca; é sobre una barranca
del rio, en un llano, esperó el capitán la
recaga, porque era peligroso el vado, é
no le fuera hecho bien en los postreros, si
él fuesse adelante. Y estando allí aten-
diendo á que todo su excrcito passasse, se
juntaron por muchas partes los enemigos,
é vinieron por los montes, é le tornaron á
acometer , é fueron resistidos hasta que
passó todo su fardage: é después de en-
trados en las casas, dieron en la gente
con mucho ímpetu, é los desbarataron, é
siguieron el alcance hasta passar el mer-
cado, é aun media legua adelante, ver-
tiendo sangre ó matando muchos de los
contrarios. É quando al capitán le pares-
ció volvió atrás, recogiendo su gente vic-
torioso, é assentó su real en el mercado
o tiangttez de aquel pueblo, y estuvo allí
dos dias reposando con su gente , é con
alguna della corriendo la tierra.
I'assados los dos dias, se partió el co-
mendador para otro pueblo que se llama
Quecaltenago , é aquel dia passó dos rios
muy malos, é do peña tajada en partes
las costas del uno de^os , é aun ovo de
hacer el passo con mucho traba xo. É co-
mencó á suhir su exército un puerto que
tiene seys leguas de luengo, y en la mi-
tad del camino assentó real aquella no-
che, porque por ser tan áspero el puerto
no pudieron andar* más, ni aun lo podian
subir los caballos.
Otro dia de mañana siguió su camino,
y encima de un reventón se halló una mu-
ger sacrificada é un perro , é segund dixo
la lengua era desafio ó protextacíon con-
tra los chripstianos. Passando adelante,
se halló en un passo muy estrecho una al-
barrada de palicada fuerte , y en ella no
avia gente alguna que la defendiesse. Aca-
bado de subir el puerto , yban delante to-
dos los ballesteros é peones , porque los
caballos no se podian mandar, pOr ser tan
fragoso el camino é todo aquello: é sa-
lieron hasta quatro mili hombres sobre
una barranca , é dieron en la gente de los
amigos con tal refriega de piedras é varas
é flechas , que los hicieron retraer abaxo;
pero luego se ganó aquello. Y estando ar-
riba el capitán, recogiendo la gente para
rehacerse , vido más de treynta mili hom-
bres que venían sobre los españoles : é
quiso Dios que hallaron allí unos llanos, é
aunque los caballos yban bien cansados
del puerto , esperaron hasta que los ene-
migos llegaron á echar flechas. É quando
al capitán le paresció, dió la señal á su
gente ó rompió por los contrarios, los
quales, como nunca avian visto caballos,
cobraron tanto temor dellos que se pusie-
ron en huyda ; é fué el alcance muy san-
griento, é mataron muchos dellos. É allí
aguardó á que acabasse de llegar toda
la gente de los nuestros, que aun queda-
ban muchos atrás; é recogidos, fueron á
se apossentar una legua de allí á unas
fuentes de agua , porque acullá no la te-
nían é la sed los aquexaba mucho, é se-
gund yban cansados, adonde quiera humi-
llan por buen assienlo. E cómo ya aque-
llo era tierra Uaná, el capitán tomó la de-
lantera con treynta de caballo, é muchos
dellos llevaban caballos de refresco, é in-
da la gente demás yban hechos un cuer-
DE INDIAS. Lili. XWllI. CAP. XIJL
477
po: 6 luego Laxó á lomar el agua el ca-
pitán*, el qual é los de caballo, estando
apeados bebiendo , vieron venir á ellos
mucha genle de guerra , é dexáronla lle-
gar, fpie VCDÍaa [>or unos llanos muy gran-
des : é quando fueron cerca , los de caba-
llo rompieron los ginetes por ellos, é allí
se hico otro alcance é malanca muy gran-
de j aunque ovo indios que uno dellos es-
peraba dos de a caballo. É siguióse el al-
cance bien una legua , 6 llegábanse ya a
una sierra, donde hicieron rostro; y el ca-
pitán Alvarado fingió que liuia con cier-
tos de caballo para sacar los enemigos al
campo, é Batieren hasta llegará lascólas
de los caballos, E después (|ue se rehiro
con los de caballo, dio la vuelta sobre los
enemigos, lan presto é con lanío denue-
do, que volvieron las espaldas, é se hico
un alcance; é castigo muy grande, en el
qual murió uno de los quatro señores de
aquella ( ilutad de I'clacan, que yba allí
por capitán general de toda la tierra. É
a\ida r>ta victoria . el capitán Alvarado
se retruxo á aquellas fuentes, donde as-
sentó' su real aquella noche, liarlo fatiga-
dos ó cansados los españoles, é algunos
dellos 6 caballos heridos.
Otro dia de mañana se partió niic-tro
éxércilo para el pueblo (pie llaman de
(Juecalteiiago . que calaba una legua de
allí, é con lo acaescido del castigo de an-
tes lo hallaron despoblado, sin hallar
persona alguna en él. É allí se apossentó
el capitán 6 su gente, y estuvieron refor-
mándose é corriendo la tierra, que no es
menos poblada que la de Tascaltecle, y
en las labranzas muy semejantes 6 de la
mesma manera, é tierra muy fria en de-
masía. É desde á seys dia*s que allí esta-
ban , un jueves á medio dia paresció mu-
cha gente, y en muchos cabos: de los qua-
les supo que eran de la mesma cibdad
los doce mili dellos 6 de los pueblos co-
marcanos, é los demás eran incontables.
É como el capitán Alvarado los vido, or-
denó luego su gente, é salió á les dar la
batalla en la mitad de un llano que tenia
bien (res leguas de luengo, con noventa
de caballo, é dexó gente en el real que
le guardassen : é á un tiro de ballesta del
real é no más se comencó el rompimien-
to por los enemigos , é los desbarataron
por muchas partes. É siguióse el alcance
dos leguas é inedia hasta tanto que toda
la gente avian rompido, que no llevaban
ya contradicción por delante, é después
revolvieron sobrellos, e los nuestros de
pie en los enemigos hacían lanío estrago,
que no se podía hacer mayor : é cercaron
un monte ó cerro raso, donde se acogieron
los vencidos, é subiéronle arriba, é toma-
ron todos los que allí avian subido. Esto
dia murieron muchos de los contraríos, é
fueron pre>sos grand número de los que
eran capitanes e señores ó personas prin-
cipales é señalada--. E desque los señores
de aquella cibdad supieron que su gente
era desbaratada, acordaron ellos ó toda
la tierra de convocar otras prov incias pa-
ra ello j 6 aun á sus enemigos dieron pa-
rias é los alruxeron, para que todos so
juntassen é matassen á los ehripstianos: é
para efettuar su mala intención, enviaron
á decir que querían ser buenos, é que de
nuevo daban la obidiencia al Emperador,
nuestro señor, é que el capitán Alvarado
se viniesse dentro de aquella cibdad de
I clacan, como después le Iruxeron, con
pensar ellos que le apossentariau dentro,
é que después de apossentado , una no-
che darían luego á su mesma cibdad , é
que allí quemarían á los españoles é sus
amigos, sin que les pudiessen resistir. E
de hecho oviera efetlo su mal propóssito,
sino que Dios no consintió en ello ni que
aquellos infieles oviessen victoria contra
los nuestros; porque la cibdad es muy
fuerte en demasía é no tiene sino dos en-
tradas, la una de treynta y tantos esca-
lones de piedra muy alta , é por la otra
parle una calcada fecha de mano : é te-
178
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nian mucha parle dolía ya cortada para
acabar de la cortar aquella noche, é ningún
caballo pudiera salir á la tierra, é como
la cibdad es muy junta , é las calles muy
angostas, en ninguna manera los nues-
tros se pudieran sufrir sin ahogarse , ó
por huyr del fuego, despeñarse. É có-
mo los españoles subieron seguros y el
capitán se vido dentro é vido la fortaleca
tan grande, é que dentro della no se po-
dían aprovechar de los caballos , por ser
las calles tan angostas y encalcadas, de-
terminó de salirse luego á lo llano , é de-
xó la cibdad , aunque los señores della le
contradecían é rogaban que se sentasse a
comer é que luego se yria, por tener lu-
gar de concluyr su mal pensamiento. Mas
él, conosciendo el peligro en que estaba,
envió luego gente delante á tomar la cal-
cada é puente para salir á la tierra llana;
y estaba ya la calcada en tales términos,
que apenas podia subir un caballo. Y al
rededor de la cibdad avia mucha gente
de guerra , é cómo le vieron passado a lo
llano se apartaron , pero no tanto que
se dexasse de rescebir daño de los ene-
migos, y el capitán lo disimulaba todo
por prender á los señores que ya anda-
ban ausentados , é por maneras que tuvo
con ellos é por dádivas que les dió, para
más asegurarlos los prendió, é pressos
los tenia consigo. É no por csso los suyos
dexabati de dar guerra a los nuestros pol-
los alrededores, é 1e herían é mataban
muchos al capitán de los indios que ybán
por hierba para los caballos: é un espa-
ñol cogiendo hierba á un tiro de ballesta
del real, desde encima de una barranca
le echaron una galga ó grand piedra, con
ipie le mataron. Es la tierra tan fuerte de
quebradas, que hay quebrada que entra
doscientos estados de hondo, é por estas
quebradas no los podían castigar ni ha-
cerles la guerra, corno ellos lo merescian.
10 viendo el capitán que con correr la
tierra é quemarla, los podria atraer al ser-
vicio de Su Mageslad , determinó de que-
mar aquellos señores que estaban pres-
sos, los quales dixeron, al tiempo que
los querían quemar, quellos eran los que
avian mandado hacer aquella guerra é los
que la hacían , é la manera que se avia de
tener para quemar al capitán é á los es-
pañoles con los demás en la cibdad, ó
con esse pensamiento le avian traydo al
capitán á ella ; é quellos avian mandado
á sus vassallos que no viniessen á dar la
obidiencia al Emperador , nuestro señor,
ni sirviessen ni higiessen otra buena obra.
É cómo conosció dellos su mala voluntad
al servicio de Su Magestad, é para el
bien é sosiego de aquella tierra, el capi-
tán Alvarado los hico quemar é assimes-
mo hico pegar fuego á la cibdad é derri-
barla por los cimientos, porque estaba
tan peligrosa é tan fuerte , que más pa-
rescia receptáculo ó espelunca do ladro-
nes que no de pobladores. É para bus-
carlos, envió á la cibdad de Gualimala,
que está diez leguas de allí, á decirles é
requerirles de parte de Su Magestad que
le enviassen gente de guerra , assi para
saber dellos la voluntad que tcnian, co-
mo para temoricar la tierra; y ella fué
buena é dixo que le placía , é para esto
le envió quatro mili hombres-, con los
quales é con lOs demás quél tenia hico
una entrada é los corrió y echó de toda
su tierra. Viendo el daño que se les ha-
cia, le enviaron á degir al capitán con sus
mensajeros que querían ser buenos, é que
si avian errado, avia scydo por manda-
do de sus señores, é que estando aque-
llos vivos, no osaban á hacer otra cosa , é
(pie pues ya ellos eran muertos é quema-
dos, que le rogaban que los perdonasse.
Y el comendador Alvarado les ase-uro
las vidas é les mandó que se viniessen á
sus casas é poblassen la tierra como an-
tes, los quales lo hicieron assi como pri-
mero solían estar en la obidiencia é ser-
vicio de Su Magostad. 10 para oiásasegu-
DE INDIAS. I.lli. X.WIII. CAI'. XI II.
179
r;ir la tierra, hico soltar dos hijos de los
señores, á los quales puso en la possesioo
de los estados de sus padres , porque se
tuvo por cierto que harían bien lodo lo
que conviniesse al servicio de Su Majes-
tad é al bien de la tierra. Y en quanto to-
ca a aquella tierra no hay más que decir
al pressentc, sino que lodos los indios
que se tornaron, se herraron é hicieron es-
clavos, de los quales se dio el quinto á
Su Majestad y en su nombre al thessore-
ro de la hacienda real Baltasar de Mcn-
doca : el qual quinto se vendió en almo-
neda para que más segura estuviesse la
hacienda de Su Magostad.
Yo he ydo acortando palabras, sin de-
xar de decir cosa de lo substancial de la
carta del comendador Pedro de Al vara-
do: é agora quiero decir el fin della á la
letra, como lo dice su relación al goberna-
• dor Hernando Cortés; y es desta manera:
. De la tierra bago saber á vuestra mcr-
eed que es templada é sana 6 muy pobla-
da de pueblos muy recios, y esta cibdad
es muy bien obrada 6 fucile á maravilla,
C tiene muy grandes tierras de pan é mu-
cha gente subjeta á ella, lo qual con todos
los pueblos subjeios á ella comarcanos de-
xa so yugo y en servicio de la corona real
de Su Magestad. En esta tierra hay una
sierra de alumbre é otra de acije, 6 otra
«le acufre, el mejor que hasta hoy se ha
\ i>lo: que con un pedaco que me truxe-
ron sin lo afinar ni sin otra cosa, hice me-
dia arroba de pólvora muy buena, é por
enviar á Argucia é no querer esperar, no
envió a vuestra merced cinqttenta cargas
dello; pero su tiempo se tiene para cada
6 (piando fuere mensajero. Yo me parto
para la cibdad de Guatiruala lunes once
de abril, donde pienso detenerme poco, á
causa que ur» pueblo que está assentado
en el agua, que se dice Aliclan , eslá de
guerra é me ha muerto quatro mensaje-
* Como va notado antes de ahora, es grande la
ros: é pienso, con el ayuda de Nuestro
Señor, que presto le atraeremos al servi-
cio de Su Magostad, porque segund estoy
informado, tengo mucho que hacer ade-
lante, éifesta causa melaré priéssa por
invernar oinqüenta ó cien! leguas adelante
de Guatimala, donde me dicen (é tengo
nueva de los naturales desta tierral de
maravillosos é grandes edeficios, é de
graudeca de cihdadcs (pie adelante hay: e
también me han dicho (pie cinco jornadas
adelante de una cibdad muy grande, que
está ve\ ule jornadas de aquí . se acaba es-
ta tierra, 6 afirmansc en ello. K si assi es,
cerlíssiiuo tengo que es el estrecho. Ple-
ga á Nuestro Señor me dé victoria contra
estos infieles, para que yo los trayga á su
servicio é al de Su Magestad. No quisie-
ra hacer en pédacos esta relación sino
desde el cabo de todo, porque más ovie-
ra que decir. La gente de españoles de
mi compañia de pió 6 de caballo lo han
hecho tan bien en la guerra que se ha
ofrescido, que son dignos de muchas
mercedes. Al pressentc no tengo más que
decir que de substancia sea, sino que
e>t; - metidos en la más recia tierra de
gente que se ha visto ; é para que Nues-
tro Señor nos dé victoria , suplico á vues-
tra merced mande hacer una procession
en essa cibdad de lodos los clérigos ó
frayles para que Nuestra Señora nos ayu-
de , pues estamos tan apartados de socor-
ro, si de ella no nos viene. También ten-
ga vuestra merced cuydado de hacer sa-
ber á Su Magostad cómo le servimos con
nuestras personas é haciendas á nuestra
costa: lo uno para descargo de la cons-
ciencia de vuestra merced , é lo otro pa-
ra que Su Magestad nos haga mercedes.
Nuestro Señor guarde el muy magnífico
estado de vuestra merged por largos
tiempos, como dessea. Desta cibdad de
Uclacan ' á once de abril de mili é quinien-
variedad con que eslán escritos eslos nombres.
4S0
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
los é veynle y quatro años. — É segund lle-
vo el viage largo, pienso me faltará her-
rage : si para este verano que viene vues-
tra merced me pudiere proveer de her-
rage , será grand bien , é Su Magestad
será bien servido en ello , que agora vale
entro nosotros ciento y noventa pessos la
docena , é assi la mercamos é pagamos á
oro.— Bessa las manos de vuestra mer-
ced. =Pedro de AI varado.
CAPITULO XLIII.
En que se Irada de otra relación Techa por el mesmo capitán Pedro de Alvarado al gobernador Hernando Cor-
les desde la cibdad de Sancliago de Gualimala, á ocho de julio de mili é quinientos é veynle y quatro años:
la qual relación , por evitar prolixidad, se dirá conforme á lo substancial c sentencia de lo que contiene.
llm -la relación de susso dió noticia el
capitán Pedro de 'Alvarado de las cosas
que hasta Uclatan se le avian subcedido,
y en esta cuenta lo que desde allí adelan-
te le subcedió hasta los ocho de julio de
aquel año de mili é quinientos é veyntc
y quatro. É dice que partió de la cibdad
de Uclatan, y en dos dias llegó á la de
Guatimala, donde fué muy bien resgebi-
do de los señores del la , que no pudiera
ser más en casa de sus padres dél é de
los que con él yban , sin aver falta alguna
en lo nescessario. Desde á ocho dias que
estaba en aquella cibdad supo de los se-,
ñores delta que á siete leguas de allí es-
tala olra cibdad sobre una laguna muy
grande , é" que aquella hacia guerra á
Guatimala é Uclatan é a todas las demás á
ella comarcanas por fucrca del agua é ca-
noas que tenian , é que de allí salian á
saltear de noche en la tierra de los otros.
É los de Gualimala dixéronle al capitán
Alvarado qucllos eran buenos y estaban
en la obidiencia é servicio del Rey Em-
perador, nuestro señor, é que sin su li-
cencia ni querían ni darla ni aun tomarla;
l>ero que viesse el daño que de aquellos
rescebian'é lo remediasse: él qual les
respondió que lo decían muy bien, é quél
los enviaría a llamar de parle de Su Ma-
gostad , é que si viniessen , él les manda-
ría que gessassen en la guerra é fuessen
vassallos de su ceptro real de Castilla , é
tuviessen é guardassen entera amistad
con ellos é los que estüviessen en su obi-
diencia ; é que si olra cosa hicíessen , él
yria con ellos á hacerles la guerra é cas-
tigarlos. É para este efetto les envió dos
mensajeros de aquella cibdad, á los qua-
les mataron, sin temor alguno: é sabido
por el capitán , se partió contra los mal-
hechores con sessenta de caballo é ciento
y cinqüenta peones , é con los señores é
naturales de Guatimala; é anduvo tanto,
que aquel dia entró por la tierra de los
contrarios , é no salió gente alguna de
paz ni de guerra á lo rescebir : lo qual
viendo Alvarado, metióse con treynta de
caballo por la tierra á la costa de la lagu-
na, é ya que llegaban cerca de un peñón
poblado que estaba en el agua, vieron
cerca de sí un esquadron de gente, é Al-
varado les acometió con los de caballo
que con él estaban , é siguiendo el alcan-
ce dellos , se metieron por una calcada
angosta que entraba al dicho peñón , por
donde no podían andar los caballos. É
allí se apeó con sus compañeros, é & pié
juntamente é á la vuelta, mezclado con
los indios que huian , se entró en el peñón
I ri.ii vrces se lee trincan, otras l'rlntan y otras
L'laclan , prueba evidente de las observaciones que
en diferentes pasajes llevamos hechas.
DE INDIAS. I.Ili. XXXIII. CAP. XI. III.
S s i
de tal manera, que no dieron lugar los
nuestros á que los enemigos r<uu|i¡esseii
las puentes, que á las quitar, no podían en-
trar allá, lin eslt- medio tiempo llego mu-
cha gente de la nuestra , que venían atrás,
6 ganóse el (üclio peñón , que estaba muy
poblado , é toda la gente del se fué á na-
do á una isla, é se escaparon allá, á causa
que no llegaron á ella trescientas canoas,
que venían por el agua, de amigos. Cosa
fué de mucha ventura, segund la fuerte
dispusicion del peñón, ganarle de aquella
manera mu peligro alguno.
Aquella tarde el capitán con su gente
se salió del peñón, é assentó real en un
llano de mahicalcs, donde durmieron
aquella noche. Luego otro dia de maña-
na, encomendándose á Dios, fueron pol-
la población adelante, que estaba muy
fuerte á causa de muchas peñas, arcabu-
cos é boscages que avia, é halláronla des-
poblada, porque como vieron que avian
perdido aquella fuerza tan grande que te-
nían en el agua, no osaron atender en la
tierra, -sino alguna poca de gente allá al
cabo del pueblo, confiando en la aspere-
za de la tierra. É tomáronse ciertos iudios
de los naturales della, é á tres dellos en-
vió el capitán por mensajeros á los seño-
res , amonestándoles que viniessen á dar
la obidiencia á Su Mugeslad e á ponerse
debaxo de su real corona , donde no, que
se les haria la guerra , c los buscarían
por los montes é donde pudiessen ser ávi-
dos: los quales respondieron que hasta
estonces en su tierra alguno se la avia
rompido ni entrado contra su voluntad
por fuerca de armas ; é que pues él avia
entrado, quellos holgaban de servir á Su
Magestad assi como se lo mandaba. K lue-
go vinieron c se pusieron en su poder , y
el capitán Alvarado por las lenguas les
dió á entender la grand potencia del Em-
perador Rey, nuestro señor, é les perdo-
nó en su real nombre lo passado, é les
amonestó que dende en adelante no h¡-
TOMO III.
ciessen guerra á ninguno de los comarca-
nos, é que turneasen paz é amistad , pues
que todos eran vassallos de la corona real
de Castilla; é assi prometieron de lo ha-
cer, é los envió muy contentos é seguros.
Y el capitán é la gente se tornaron á Gua-
timala, é desde á tres dias fueron en ella
todos los señorea principales é capitanes
de la dicha laguna , con pressentes para
el capitán, é le dixeron que ya ellos eran
amigos de los ebrípstianos, é que se ha-
llaban muy dichosos en ser vassallos de
Su Magestad, assi por tener tan poderoso
señor é Rey, como por se quitar de tra-
ba\os e guerras é diferencias, que hasta
estonces entrellos avia. Y el capitán los
rescibió graciosamente, é les dió sus jo-
yas , 6 después que les ovo hecho muy
largo razonamiento é animádoles á ser
fieles é perseverar en la paz contrayda,
los envió á su tierra contentos ; é son de
la más pacífica gente que hay por aque-
llas partes.
Estando en aquella cibdad , fueron
OtrOS muchos señores de otras provincias
de la costa del Sur ú dar assiniesmo la
obidiencia á Su Magestad , diciendo que-
llos querían ser sus vassallos, é que noque-
rían guerra con nadie, é que para esto el
capitán Alvarado los rescibiesse portales,
é los fuvoresciesse é tuviesse en justicia.
Y él los rescibió, como era racon , é les
dixoque en nombre de Su Magostad los
tractaria muy bien é los favoresccria é
ayudaría; é aquellos le dieron noticia de
otra provincia que se llama Izcuytepeque,
que está algo más la tierra adentro; é
dixeron que aquellos no los dexaban ve-
nir a dar la obidiencia á Su Magestad, é
aun no tan solamente esso, pero que á
otras provincias que están de la otra par-
te de aquella, que estaban con buen pro-
póssito é querían venir de paz , no los de-
xaban passar, é les decían que á dónde
yban, que eran locos, si noque le dexas-
sen yr al capitán é á los chripstianos allá,
61
482
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
que todos les darían guerra. É cómo fué
certificado que era assi,se partió para allá
con toda su gente de pié é de caballo,
é durmió tres dias en un páramo ó des-
poblado, é otro dia de mañana, ya que
ovo entrado en los términos del pueblo,
halló todo aquello lleno de arboledas es-
pesas ; y estaban todos los caminos cer-
rados é muy angostos, que no eran sino
sendas , porque con nadie tenían contrac-
tagion ni camino abierto. Y el capitán
echó los ballesteros delante, porque los
de caballo allí no podían pelear por las
muchas ciénegas é arboledas, é llovía
tanto , que con la mucha agua las velas y
espías de los contrarios se retruxeron al
puebjo, porque no pensaron que aquel
dia llegaran los nuestros hasta' ellos, é
descuydáronse é no supieron de su yda
hasta que el capitán é su gente estaba
dentro del pueblo. É cómo toda la gente
de guerra estaba en los caes ó casas, por
amor del agua metidos, quando se qui-
sieron juntar, no tuvieron lugar, aunque
todavia esperaron algunos dellos, é hirie-
ron algunos españoles é á muchos de los
amigos que con ellos yban ; é por la mu-
cha agua que llovía , se escondieron por
los arcabucos é bosques , que no ovo lu-
gar do hacerles daño alguno más de que-
marles el pueblo. É luego les envió el
capitán mensajeros á los señores, elidién-
dolos que no oviessen temor é viniessen
á dar la obidiengia á Su Magestad, si no
(pie Ies haria mucho daño en la tier-
ra é Ies talaría los mahigales; y ellos
acordaron de lo hacer, é vinieron de
paz , é diéronse por vassallos de la co-
rona real de Castilla ; y el capitán los
rescibió muy bien, é los amonestó que
fuessen buenos de ahí adelante, é assi
dixeron que lo harían. En aquel pueblo
estuvo Alvarado ocho dias , é allí fue-
ron otros de muchos pueblos é provin-
cias de paz, que assimesmo dieron la
obidiengia é se otorgaron por vassallos
de Su Magestad é de sus subcessores.
Desseando el capitán Alvarado calar la
tierra é saber los secretos della , determi-
nó de passar de allí , é fué á un pueblo
que se dice Atiepar , é fué rescebido bien
de los señores é naturales dél , que son
de otra lengua é gente por sí : é á puesta
del sol , sin darles causa ni hacerles daño
alguno , remanesció despoblado é aleado,
é no se halló hombre en todo él. E por-
que lo rescio del invierno no le tomasse
á este capitán ni le impidiesse su cami-
no, passó adelante, llevando muy con-
certado su exército; porque su propóssi-
to era de llegar cient leguas adelante, é
de camino ponerse á lo que le Vhiiesse
hasta andar las cient leguas, é después
dar la vuelta pacificando lo que atrás de-
xasse. É assi otro dia siguiente se partió,
é fué á otro pueblo que se dice Tacuylula,
é allí hicieron lo mesmo que los de Atie-
par, que los rescibieron de paz é se alga-
ron desde á una hora. De allí se partió á
otro pueblo que se llama Taxisco, que es
muy regio é de mucha gente, é fsé res-
gebido como de los otros de atrás , é dur-
mió en él aquella noche , pero con buena
guarda. É de allí se partió otro dia para
otro pueblo que se digo Naugedelan: esta
es grand poblagion. É temiéndose de
aquella gente, que no la entendían, dexó
diez de caballo en la regaga , é otros diez
mando yr enmedio del fardage , é siguió
su camino ; é podría yr dos ó tres leguas
del pueblo de Taxisco, quando supo que
avia salido gente de guerra , é que avian
dado en la regaga , é que le mataron mo-
chos indios de los amigos, é le tomaron
mucha parte del fardage é todo el' hilado
que llevaba para las ballestas, yol herra-
ge que llevaba para los caballos, que no
se les pudo resistir. É luego envió á Jor-
ge de Alvarado, su hermano, con qua-
renta ó cjnqtlenta de caballo, á buscar á
aquellos que avian tomado lo ques dicho,
<• halló mucha gente armada en el campo
DE INDIAS. I.IH. XXXU1. CAP. XLIII.
4S3
é peleó cod ellos é los desbarató: é nin-
guna cosa de lo perdido se pudo cobrar,
porque las cosas é ropa ya las avian he-
cho pedacos , <'• dclla ('¡nía uno traia en la
guerra su pampanilla delante de sus ver-
güencas. Llegados a este pueblo de Nau-
cedelan, Jorge de Alvarado se volvió,
porque todos los indios avian huydo á la
sierra , é desde alli tornó a enviar al ca-
pitán Don Pedro con gente de pié que los
fuesse á buscar á las sierras , ■ por ver si
los pudicsse atraer á la paz, é no se pu-
do hacer nada por la grande espesura de
los montes é boscages , é assi se tornó : y
el capitán Alvarado les envió mensajeros
indios de sus mesmos naturales con re-
quii imiento- e mandamiento^, apercibien-
doles que si no venían, los avia de hacer
esclavos, é con todo csso no quisieron ve-
nir ellos ni los mensajeros. A cabo de
ocho dias quel capitán Pedro de Alvara-
do ó su exército estaba en aquel pueblo
de Naucedelan, vino un pueblo de paz
que se llama Pacoco, que estaba en el
camino por donde los nuestros avian de
yr, y el capitán los rescibió benignamen-
te, é les dió de lo que tenia, é les enco-
mendó 6 rogó que fuessen buenos. K otro
dia de mañana se partió para este pue-
blo, e halló á la entrada del los caminos
cerrados é muchas Hechas hincada-, en
tierra; é jaque entraba por el pueblo, Ni-
do que ciertos indios estaban haciendo
quartos un perro á manera de sacrificio,
é. dentro del pueblo dieron de súbito una
muy grande grita, é vídose mucha molti-
tud de gente de guerra puesta en armas:
6 arremetieron los nuestros a ellos, ó rom-
piéronlos en tal forma , que los echaron
del pueblo, é siguióse el alcance, que se
pudo seguir, con assaz daño de los ene-
migos.
De allí se partió nuestro exérgito á otro
pueblo , que se dice Mopicalco , donde fué
resfobido ni más ni menos que de los
oíros, é quando llegó al pueblo no avia
persona ninguna en él : é desde allí se
partieron para otro pueblo, llamado Aca-
tepeque, que assimesmo hallaron desam-
parado é sin gente; é de alli se partieron
para otro que se dice Acarval , en el qual
bate la mar del Sur. É ya que llegaban a
media legua del pueblo, vieron los campos
llenos de gente de guerra con sus pluma-
ges é devissas, é con sus armas ofensivas é
defensivas, segund su costumbre; y esta-
ban enmedio de un llano aguardando, é
quando los españoles estuvieron á un tiro
de ballesta de los contrarios, mandó el
capitán Pedio de Alvarado que todos los
españoles estuviessen quedos é puestos en
orden hasta que acabó de llegar la retro-
guarda. K desque lodos estuvieron juntos,
movieron é allegáronse á los enemigos
hasta estar á medio tiro de ballesta los
unos de los otros; pero los indios ningún
movimiento hicieron ni mostraron altera-
ción alguna, poique estaban algo cerca
de un monte espeso, donde se podían
acoger. Mandó el comendador retirar su
gente, que eran ciento de caballo é cien-
to y cinqüenta peones, é hasta cinco ó
seys mili indios de los amigos, é assi co-
mo »o \ lian retrayendo, quedaba en la re-
caga el comendador porque su gente no se
le desordenus.se. Kste retirar fué tan
grand placer para los contrarios, que as-
si como lo vieron, se pusieron en segui-
miento hasta llegar junto a las colas de
los caballos, con tanta grita, que- era co-
sa que [insiera mucho temor a quien no
oviera visto aquello ó su semejante otras
veges; y eran las fleuhas que tiraban tan-
tas, que paresgian lluvia, é passaban
hasta los delanteros : é todo esto era en
un llano que para los unos ni los otros no
avia donde tropecar. Quando el comen-
dador se ovo retraydo un quarto de le-
gua , é se vido en tal dispusieron que á
cada uno le avian de valer las manos é
no los piés huyendo , dió la vuelta sobre
los enemigos con toda la gente, rompién-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dolos , é fué tan grande el destroco é ma-
langa que en los contrarios se higo , que
en poco tiempo no avia vivo hombre de
todos los que salieron , puesto que venían
muy armados: y el que caia en el suelo
no se podia levantar, assi porque sus ar-
mas son unos coseletes bastados, de tres
dedos de algodón en gruesso, é hasta los
piés, como porque los nuestros al mo-
mento los acababan, en viéndolos derri-
bados, sin que les valiessen sus arcos é
flechas ni langas luengas. En esta batalla
ó' recuentro fueron heridos muchos espa-
ñoles, é al comendador le dieron un fle-
chago que le passaron la pierna y entró
ja flecha por la silla del caballo: de la
qual herida dice en su relación que que-
dó lisiado, de manera que la una pierna
le quedó más corta que la otra quatro
dedos. Y en este pueblo les fué forgado
estar cinco dias , porque se curassen él é
los demás.
Desde allí se partió á otro pueblo lla-
mado Tacusocalco, adonde envió por
corredores del campo al capitán don Pe-
dro é a otros compañeros, los quales
prendieron dos espías, que dixeron que
adelante estaba mucha gente de guerra
del dicho pueblo é de otros de aquella
comarca, esperando a los españoles; é
para más certificarse desso, llegaron has-
ta ver aquella gente , y era grand molti-
tud dolía . É á la sacón llegó Pedro de Al-
varado con quarenta de á caballo, que
llevaba la delantera , porque el comenda-
dor yba malo de la herida ques dicho, é
hico rostro hasta que llegaron todos los
nuestros; é cómo fueron juntos, cabalgó
el comendador en un caballo, como pudo,
por ordenar su batalla é gente , é vido
que estaban los enemigos fechos un cuer-
po de una grand falange ó batalla, é man-
dó á Gómez de Alvarado que hiriesse en
los contrarios por la parte siniestra con
hasta veynte caballeros, 6 á Goncalo de
Alvarado mandó que fuesse por la paite
derecha con treynta caballeros, é á Jorge
de Alvarado mandó que rompiesse con to-
dos los demás en los contrarios (que ver-
los de léxos era cosa para espantar su
moltitud , é porque los más dellos tenian
langas de treynta palmos luengas é arbo-
ladas en alto). El capitán Pedro de Alva-
rado , que yba por general deste cathóli-
co exérgito, cómo no podia pelear, pú-
sose en un gerro que allí junto estaba,
por poder ver cómo se hagia , é vió que
llegaron todos los españoles hasta un tiro
de herrón de los indios, é ni los indios
huían ni los españoles les acometían , de
lo qual el comendador estaba muy mara-
villado cómo los indios atendían con tan-
to esfuergo, é cómo los españoles no les
acometían por la orden que les avia dado.
É la causa era que un prado, que estaba
entre los unos é los otros, pensaban los de
caballo que era giénega; é después que
vieron que era duro é fixo el terreno,
arremetieron con el apellido del apóstol
Sanctiago, é rompieron por los indios é
desbaratáronlos , é fueron siguiendo el al-
cange más de una legua , derribando é
matando en ellos de tal manera , que pa-
ra ellos é sus descendientes fué bastante
castigo para nunca ser olvidado. Como
los pueblos de adelante vieron que en el
campo los desbarataban, acordaron de
algarse é dexar solas las poblagiones sin
gente.
Avida esta victoria, que fue muy gran-
de é muy sangrienta , descansaron los es-
pañoles é su exérgito en aquel pueblo dos
dias, y en fin dellos luego otro siguiente
se partieron para otro pueblo que se di-
ge Miaguaclan , donde también la gente
dél se fué al monte, como los otros: é par-
tieron de allí los españoles para otro pue-
blo nombrado Athchuan, é allí enviaron
los señores de Cuxclacan sus mensajeros,
diciendo que querían ser buenos é dar la
obidiengia á Su Magestad, como susvassa-
llos. é assi la dieron. Y el comendador los
DE INDIAS. LIB. XXXIII, CAP. XLIII.
48o
resgibió, pensando que mentirían, como
los oíros; é llegando que llegó á aquella
cibad de Cuxclacan , dalló muchos indios
della que lo resgibieron é lodo el pueblo
aleado, y en tanto que los españoles se
aposseutai'on no < 1 1 1< ■< l< ■ hombre de lo< \ e-
cinos en el pueblo, que todos se fueron á
las sierras. Visto esto, el comendador les
envió íi decir que no Riessen malos, que
mirassen que avian dado la obidiencia á
Su Magostad é á él en su real nombre, 6
que sin causa alguna se ausentaban, ó
quél no yba á les hacer daño ni guerra ni
á lomarles lo miso , sino á Irarrlos .il -er-
vigió de Dios. Nuestro Señor, é al de Su
Magostad. É respondieron que no conos-
cían á nadie ni querían venir , é que si 61
algo los quisiesse , que allí estaban espe-
rando ron sus armas. Como el comenda-
dor vido su propóssito, envióles un man-
damiento é requirimiento de parle del
imperador, nuestro señor , en que les re-
quería é mandaba (pie no quebrantassen
las pagos ni se rebclassen , pues se avian
dado por sus vassallos, (¡onde no, que
procedería contra ellos como contra tray-
dores que se rebelaban á su Hey é señor,
6 les baria la guerra íi fuego 6 a sangre,
('• lo~ (pie lomassf vivos. serian herrados \
esclavos: é seyendo leales, les ayudaría e
favoresgeria. £ á este propóssito díxoles
otras muchas é buenas palabras, exhor-
tándolos ¡i la paz, que á mi parescer se les
avia de enviar de letra firmada, ó no cur-
siva ó de lirado , pues que no saben leer.
Dicho he otras vefes, que con más es-
pacio é con término para deliberar, é por
otra via se avian de hacer estos requiri-
mientos, é no tan breves é*á la soldades-
ca, como si fueran gente que entendieran
nuestra lengua ; pero también como esta
gente era rebelada á su Dios verdadero,
é siguen sus ydolatrias é al diablo, assi
permite Dios su castigo. El caso es que
los mensajeros no tornaron ni otra res-
puesta , ppr lo qual el comendador envió
gente á buscar los indios por los montes
é sierras , é halláronlos de guerra é pelea-
ron con ellos, é hirieron algunos españo-
les é a indios de los amigos: después de
lo qual fué presso un principal de aquella
cibdad , é para más justificación lo mando
soltar el comendador , é se lo envió con
otro mandamiento é requirimiento, quo-
llos cumplieron como el primero, respon-
diendo lo que antes avian dicho. Y el co-
mendador higo progesso contra ellos ó
contra los otros que le avian dado guer-
ra, é los llamó por pregones é tampoco
(pusieron venir, porque corno no entien-
den essos términos ni derechos, sino los
de su acostumbrada libertad, ó se hi-
cieron sordos, ó no les paresgió que les
aconsejaban á su propóssito. Assi que, el
comendador, vista su rebeldía, y el pro-
gesso cerrado , los sentenció por esclavos
e los (lio por Ira) dores é á pena de muer-
te á los señores de aquellas provincias, é
á todos los demás que se oviessen loma-
do durante la guerra é se tomassen des-
pués, é que hasta tanto que díessen la
obidiencia a Su Magostad fuessen escla-
vos é los herrassen , é dellos ó de su va-
lor se pagassen onge caballos que en
aquella conqui.-ta dolos fueron muertos,
é los que de allí adelante matassen, é
más las otras cosas de armas é nesgessa-
rías ¡i aquella conquista. Sobre aquellos
indios desta cibdad de Cuxclacan , esluvo
el exército chripsliano diez 6 siete días:,
que nunca por entradas que se hicieron,
¿i¡ por mensajeros que les enviaron, se
pudieron atraer á la paz, porque la espe-
sura de los montes, é bravas montañas é
sierras, é quebrada é mala díspusigion é
áspera tierra, en que está aquella gente,
los hiro porfiados é fuertes en su opinión.
Dige esta relación de Alvarado que allí
supo de muy grandes tierras, la tierra
adentro, con cibdades con edefigíos de cal
é canto, é supo de los naturales cómo
aquella tierra no tenía cabo, é que para
486
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
conquistarse, segund es grande é de muy
grandíssímas poblaciones , es menester
mucho espacio é tiempo. E por el recio in-
vierno que entraba , no passó más adelante
á conquistar, é acordó de volver á aque-
lla cibdad de Guatimala é pacificar de
vuelta la tierra que atrás avia dexado; é
por mucho que lo trabaxó, no los pudo
atraer á la obidiencia , porque toda aque-
lla costa del Sur, por donde fué, es muy
montuosa, é las sierras gerca, adonde se
acogen. Assi que, por las muchas aguas,
se tornó á Guatimala , donde para mejor
conquistar é pacificar aquella tierra tan
grande , é tan recia é belicosa gente , hi-
go y edeficó en nombre de Su Magestad
una cibdad de españoles, é nombróla
Sanctiago, para que desde allí, que está
en la mejor parte de la tierra é con más
aparejo, se conquistasse lo de adelante,
y eligió alcaldes é regidores para la go-
bernación de aquella república.
Passados los dos meses que quedaban
del invierno , dige en su relación el co-
mendador Al varado, que pensaba salir de
aquella cibdad en demanda de la provin-
cia de Tapalan , que está segund lo digen,
quince jornadas de allí la tierra adentro,
que segund le avian informado es cib-
dad tan grande como la de Temistitan, é
de grandes edeficios de cal é canto é acu-
tcas. É sin ella dicen que hay otras mu-
chas, ó que de quatro ó cinco dellas avian
venido allí á dar la obidiencia á Su Ma-
gestad; é le dieron á entender que la una
dellas tenia treynta mili vecinos, é qug
no se maravillaba , segund son gran-
des los pueblos de aquella costa que la
tierra adentro hay, á lo que le decían:
6 quel verano siguiente pensaba passar
dosgientas leguas adelante , donde espe-
raba que Su Magestad seria muy servido,
é su real estado aumentado, é quel go-
bernador Hernando Cortés ternia notigia
de otras cosas nuevas.
Di(e iná-: que desde la cibdad de Te-
mistitan hasta lo quel comendador anduvo
é conquistó hay quatrogientas leguas, é
ques más poblada aquella tierra é de más
gente que toda la que Cortés hasta eston-
ges avia gobernado.
Dige más : que avian hallado una sier-
ra donde está un volcan, la más espanta-
ble cosa que se ha visto , que echa por la
boca piedras tan grandes como una casa,
ardiendo en vivas llamas , é quando caen
se hagen pedagos é cubren toda la sierra
de fuego : é que sessenta leguas adelante
vieron otro volcan que echa humo muy
espantable que sube al gielo , en anchor
de compás do media legua, y envuelto
del humo; é que todos los rios que de
allí desgienden no hay quien beba el agua,
porque sabe á agufre ; é que en espegial
viene de allí un rio caudal é muy hermo-
so, tan ardiendo que no lo pudo passar
cierta gente de su compañía que yba á
hager una entrada , é que andando á bus-
car vado hallaron otro rio frió, que entra-
ba en el ques dicho, é allí donde se jun-
taban hallaron un vado templado , que lo
pudieron passar. É con esto dige, que de
las cosas de aquellas partes no hay más
que contar é hager saber por estonges al
gobernador , sino que le degian los indios
que desde aquella mar del Sur á la del
Norte hay un invierno é un verano de an-
dadura: en lo qual él y ellos se engañaban
mucho, porque assi en essa distancia, co-
mo otras cosas de las que de susso se han
dicho de la grandega de aquellas cibda-
des (que no hay tan grandes) se engaña-
ron, porque el tiempo lo ha mostrado.
Y el engaño es , que demás de no aver
aquellos edeficios de cantería, como dige,
quanto á la grandega hay en ello una cosa
que lo hage verisímil, porque están pobla-
dos en barrios continuados de longitud,
unos en pos de otros, é más se pueden de-
gir provincias que no pueblos. Pero des-
de que Al varado escribió aquello, ques
el año ya dicho, hasta agora eslá mejor
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. XI.III.
4s:
entendido é penetrado todo aquello, co-
mo se dirá quando de la mar del Sur en
la tercera parle desta General historia de
Indias se tráete: las quales es una la de
Guatimala , en la qual fué el primero go-
bernador este cavallero. É porque para
quando aquello se escriba adelante, hace
al propóssito el fin destfl relación (piel ti-
ro á Cortés, diré el pié della a la letra,
que dice desta manera:
• Vuestra Merced me luco merced de;
la leneiii;ia <\<tfu (¡hilad dr Teini-tilan . é
yo la ayudé á gantr é la defendí, quando
cstalia dt'Uiro en el peligro é traliaxoque
Vtic>lra Merced sabe ; é si o viera ydo en
España, por lo que yo á Su Magestad he
Berrido, me la confirmara é me hiriera
más mercedes. Ilánme dicho que Su Ma-
gestad la lia provcydo: no me maravillo,
pues que de mi no tiene noticia ; é desto
no tiene nadie la culpa sino Vuestra Mer-
ced, por no ayer hecho relación á Su Ma-
gestad de lo que yo le he servido. Pues
me envió acá , suplico á Vuestra Merced
le haga relación de quién soy, é loque á
Su Magestad he sen ido en estas partes é
donde ando, é lo que nuevamente le he
conquistado, é la voluntad (pie tengo de
le servir en lo de adelante , é cómo en su
sen icio me han lidiado de una pierna, e
quán'poco sueldo yo y estos hidalgos que
en mi compañía andan, avenios ganado, y
el poco provecho que hasta agora se nos
ha seguido. Nuolro Señor prósperamente
crezca la vida é muy magnífico estado de
Vuestra Merced por muy largos tiempos.
Desta cihdad de Sancliago á veyntc é ocho
de julio (le mili é quinientos é veynte 6
quatro años.=Pcdro de Alvarado».
CAPITULO XL1V.
Donde se Irada otra relación fecha por el capitán Diego de Godoy al gobernador llernando'Corlés, la qual,
con la» relaciones que la historia ha contado , envió al (imperador, nuestro señor; i decirse ha lo subs-
tancial por evitar prolixidad , sin que se dexc de expresar lodo lo ques notable c convinicnte á la historia.
Aunque os parezca, letor, que algunas
cosas que aquí se locan , é pueblos é pro-
vincias (pie aqui se nombran es superfino,
é que la cosmographia anda escura por
culpa de los questas relaciones hacen,
que ni distinguen los assientos é promon-
torios é costas de las mares é de los rios
é lagos, ni dicen los grados ni alturas de
cada provincia é pueblo, ni en qué clima
ó paralelo están , sino assi á modo solda-
desco, como si para ellos solamente fues-
se ; no creays , que aunque haya en ellos
essos é otros defettos , que dexa de ser
provechoso para adelante en alguna ma-
nera. Porque sin dubda todo lo que es-
cribió Claudio Tolomeo Alexandrino en su
Geographia, é lo que acumuló Plinio en su
Natural Historia, ó la mayor parte dello,
otros lo dixeron y escribieron en pocas ó
menos 6 gruessas palabras, oydas á losque
lo vieron antes, é los segundos lo apun-
taron mejor, li de unos é otros vino la co-
perficionándose , hasta la mediré po-
ner en sus grados é regiones por su cuen-
ta é reglas, confirmando las línias é cli-
mas celestiales con los assientos, terrenos
ó sitios, para que la ragon de la tierra
pudiesse estar assi bien entendida. É lo
mesmo podeys entender que acaesció en
el arte de la pintura , quel origen <lella fué
hallada de la forma del hombre circuns-
cripta con las línias: é assi fué la primera
¡tintura, é la segunda fué de una color so-
la , é después se hallaron las colores é ma-
tices, é vino de un tiempo en otro hasta
allegar aquellos varones y excelentes pin-
48S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
lores, que son famosos en tal arle. Desta
manera, pues, nuestros soldados dicen los
nombres de los pueblos é provincias co-
mo los oyen á los indios , é no distinguen
en qué línia ó parte están, ques quassi co-
mo principiar de la sombra estotra pintu-
ra del inundo. É los capitanes destas con-
quistas mudan algunas veces aquellos vo-
cablos que hallan usados entre los natura-
les, para que más bprrado y escuro que-
de. É porque los que vinieren no me den
á mí la culpa que á essotros , dígolo assi
como de sus relaciones se colige ; pero
donde puedo acresciento la claridad que
alcanco, para darlo mejor á entender.
Dice Alvarado en fin de su relación en
el precedente capítulo, que su carta es
fecha en la cibdad de Sanctiago, é quien
no mirare más, pensara ques la cibdad de
Sanctiago en Galicia; é por excusar esse
error, añadí yo en el título del capítu-
lo XLH é dixe desde la cibdad de Sanc-
tiago de Guatimala , quiero decir , que no
soy adivino, ni nuestros soldados cosmó-
graphos ; pero esforzarme hé , donde ha-
llare lugar, para poner cada cosa en su
debida cuenta ; y esto no puede ser de un
golpe tampoco, sino dilatándose el tiem-
po, como en la pintura, para que con él,
con los mesmos nombres que aqui se di-
rán , otros períicioñen é pongan al proprio
los grados é alturas en cada provincia
destas.
Vengamos á lo que dice este hidalgo
Diego de Godoy en la relación ó carta que
escribió á Hernando Cortés, é que fué en-
viada á Su Magostad con las que la histo-
ria de susso ha memorado: el quaj hace
mención que desde el pueblo de Cenacan-
lean avia escripto y hecho saber al go-
bernador lo de hasta estonces. É prosi-
guiendo en las cosas de que le avisa, dice
quel martes, tercero (lia de pasqua de
Rcsurrecion , que fueron veynte <e nueve
dias de marco (é no dice qué aña, y es
el mesmo que cssotras relaciones de sus-
so expresan de mili é quinientos é veynte
é quatro) el teniente de Cortés se partió
para yr á un pueblo, que se llama Quc-
gueztean ; que de allí á Cenacantean avian *
venido de paz los indios á un Francisco de
Medina, antes quel teniente allí vinies-
se, que le ayia enviado desde Chiapa;
é que á este Diego de Godoy , con otros
seys de caballo é siete ballesteros, envió
por otro camino para visitar la provincia
llamada Chamula, que también ya avian
ydo de paz los indios deftü , é les dixo
que dende allí, cómo oviessen visitado á
Chamula , se fuessen á donde el dicho te-
niente yba. E por el camino que á estos
guiaron avia cinco pueblos pequeños de
la dicha provincia , á vista unos de otros,
en espacio de tres leguas , de tan mal ca-
mino que muy poco dél pudieron yr ca-
balgando : é cómo llegaron al primero
pueblo, halláronle despoblado, el qual es-
taba en un gerro alto. É baxaron á una
cañada que se hacia para subir á los otros
pueblos, que se vian desde el primero,
puestos en una ladera muy alta , é cerca
unos de otros, é avia una cuesta muy al-
ta é áspera, que llevando los caballos de
diestro con grand pena podian subir. É
assi como comencaron á subir por ella,
vieron en lo alto, en el mesmo camino,
un esquadron de gente de guerra , é las
laucas enhiestas tan luengas ó más que
langas ginetas; é continuando assi por la
cuesta arriba, vieron cómo por la loma
de dicha ladera venían, á trechos unos de
otros, muchos indios corriendo con sus ar-
mas á se juntar con los que estaban sobre
el camino, é apellidándose é llamándose
unos á otros. Viendo aquesto essos pocos
españoles, é que la tierra que atrás de-
xabanpara volver, peleando, era tan pe-
ligrosa, (pie poniéndose ron ellos en con-
tienda corrían mucho riesgo, é corrién-
dolo ellos lo corrían todos los otros espa-
ñoles que con el teniente estaban , acordó
el dicho Godoy que era mejor dexar la
DE INDIAS. I.llt. XXXIII. CAP. XLIV.
subida é lomarse al pueblo que atrás que-
daba despoblado. E desde allí les envió á
decir que por qué lo liarían tan nial , que
no avian adorescado el camino, que los
Caballos no podían subir arriba, é que
fuessen á aqi/bl pueblo los señores ó algu-
nos principales, para que les dixessen lo
quel teniente les avia mandado decir. Res-
pondieron que no querían: que se volvies-
sen los españoles, si no que alli estaban
con sus armas apercibidos para los res-
cebir.
Viendo aquesto, que ninguno dessos
españoles [ludiera escapar, por no poder
pelear a caballo , se tornaron , ó la guia
los llevó por cierto atajo; é quando el sol
se quería poner, fueron á salir adonde el
teniente estaba apossentado, que era en
el camino en una muy buena vega, muy
grande é á par de un rio , é cercado de
hermosos pinares, é á vista de tres pue-
blos de Cenacantean , que estaba en una
sierra que alli junto se hacia, 6 que avia
hasta aquella vega de Cenacantean dos le-
guas é media. E allí llegados, dixeron al
teniente lo que avian visto, é que les pa-
resia que no era bien que aquellos in-
dios quedassen sin castigo, é as-¡ le pa-
resfió á él ; é otro día por la mañana,
treynla de marco, partieroo para yr so-
bre el dicho pueblo de Chámala , quedan-
do en aquella vega todo el fardage é do-
lientes, é con ellos un hidalgo llamado
Francisco de Eedesma , con diez, de caba-
llo, para guarda del real, li fueron guia-
dos por otro camino que yba á la dicha
cabecera de la provincia , é llegaron á ella
'i las dos horas del día, é antes de llegar
se ha^e una cuesta abaxo peligrosa, en
la qual algunos caballos cayeron en harta
hondura, aunque no peligraron, por no ser
tierra de piedras, é porque avia algunas
matas é hierbas. E baxados de la cuesta,
ó puestos al rededor de un pueblo que
estaba en un cerro muy alto, hádese una
cañada: é creyendo que presto se püdie-
TOMO III.
ra tomar, los de caballo so partieron en
tres quadrillas para cercar el pueblo é dar
en la gente que huyesse , con parte de
los amigos confederados; y ol teniente
con los peones é los más de los amigos
(porque caballo en ninguna manera podia
subir sino con mucho peligro é de dies-
tro) contonearon á subir por una lade-
ra, por donde el camino yba muy angos-
to, ó á parles de pena tajada. E llegados
ya arriba, antes de llegar al pueblo, á
par de unas casas, resorbieron á los nues-
tros con muchas piedras é flechas, é con
muchas langas, como las que se han dicho,
que son las armas con que aquella gente
pelea , é con unas pavesinas que les cu-
bre todo el cuerpo, desde la eabeca has-
ta los piés: las quales, quando quieren
huyr, ligeramente las arrollan é las toman
debaxo del sobaco, é muy presto, quan-
do quieren esperar, las tornan á exten-
der. Allí pelearon un rato con ellos hasta
los retraer e meter por una fuerte albar-
rada que tenían fecha, de dos estados al-
ta, tan gruessa romo quatro piés é más,
toda de piedra é Mena entretexida con ár-
boles c fecha de nflicho tiempo, é tan re-
cia , que los chripstianos no la supieran
hacer mejor de aquella manera: é por la
parle más áspera tenía una escalera de
gradas, muy angosta, que subía arriba,
por donde entraban adentro; y encima de
la dicha albarrada , de luengo á luengo,
puestas tablas muy gruessas, tan altas co-
mo otro estado , é muy fixamente atadas
con muy buenos maderos , por fuera é por
dentro, é muy fuerte ligacon de vexucos
en lugar de cuerdas;
Antes de llegar á esta albarrada , al pié
della estaba fecha una pal ¡cada de made-
ra metida en el suelo é crucada una con
otra, é alada de tal forma que los chrips-
tianos estaban admirados del artificio é
forlaleca que en sí tenia: é dende la di-
cha albarrada de piedra, é por de dentro,
donde un cerrillo que se hacia todo lleno
62
490 HISTORIA GENE
de arboledas é matas espesas, peleaban
osadamente é tiraban tantas piedras, que
no avia medio de poderlos entrar por nin-
guna parte. Estando assi, arremetieron
ciertos españoles , hombres animosos , á
la escalera que está dicho , pensando en-
trarles; é tan presto como llegaron arri-
ba, los levantaron en pesso en las puntas
de las langas, é los hicieron volver ro-
dando por la mesma escalera. Esto mes-
mo se higo por dos ó tres veces que se
probó á entrarles, lo qual era imposible,
porque de dentro estaba hondo; é assi se
defendían y herían á muchos españoles é
de sus confederados amigos , non obstan-
te que con el artillería é ballestas se les
hacia harto daño , porque á veces se dcs-
cobrian para pelear algunos atrevidos, é
no podia ser menos; é andaban los com-
bates de manera que pocos tiros se erra-
ban , ni se dexaban de emplear en daño
de los contrarios. E cómo los chripstia-
nos vieron que con tanto ánimo peleaban
los contrarios enemigos sin huyr, los de
caballo que abaxo los estaban esperan-
do, acordaron de dexar los caballos é
subir á pié á lo alto; é pelearon todo aquel
dia , hasta que fué de noche , procurando
deshager la estacada de madera que es-
taba delante de la albarrada de piedra.
Y el teniente envió al real por hachas é
hacadones é barretas de fierro para der-
ribar el albarrada de piedra, porque de
otra manera no avia medio para les po-
der entrar, que no se asomaba hombre
sin que vcynto langas no le tuviessen
puestas en los ojos: ó cómo la noche les
tomó allí en aquellas casas, que eran dos
ó tres, dende donde peleaban los nues-
tros, tuvieron la noche velando con buen
recabdo , é no lucieron menos los de den-
tro, porque toda la noche hicieron muy
mandes are\ tos é gritas, 6 tañendo ata-
bales 6 sonando vocinas; é muchas ve-
ces tiraban flechas é algunas piedras, é
se oia como arrancaban piedras para ü-
AL Y NATURAL
rár, porque sonaban al tiempo que las
descargaban é daban en el suelo.
Luego otro dia siguiente , assi como fué
de dia , comencaron los españoles á com-
batir el albarrada; é ya quel sol salia, lle-
garon las hachas é hacadones é barretas
por que avian enviado, é comengóse á
deshacer el albarrada. É cómo los ene-
migos se comencaron a apartar, los ami-
gos de los chripstianos truxeron luego ha-
ces de paja, é pusiéronla encima de la
albarrada á las tablas para las quemar, é
tan presto como comencóel fuego á arder,
en continente socorrieron los enemigos
con muchas ollas de agua para lo matar.
Antes desto avian fecho un ardid, y era
que echaban mucha agua caliente envuel-
ta con cenica é cal, con que hacian daño
á los que se allegaban. Y estando assi pe-
leando , echaron un pedaco de oro des-
de dentro, diciendo que dos petacas ó
gestas tenían de aquello , que entrassen
adentro á las tomar , é como gente que
mostraba tener los nuestros en poco. E
ya que era hora de vísperas, quassi avian
hecho los españoles dos portillos, por los
quales se juntaban tanto con los con-
trarios, qué pié con pié peleaban, y
ellos se defendían con tanta constancia,
que los ballesteros, sin encarar, á man-
teniente, les ponían las ballestas en los
pechos, é no hacian sino apretar las lla-
ves é derribar dellos. Y estando en este
estado el combate , vino una grandíssrma
agua, ó una niebla tan escura é gorrada,
que apenas se vian unos a otros, por ger-
ca que esluviessen, ó á esta causa los es-
pañoles se desviaron del albarrada a las
casas. É turó el agua una hora, en la qual
passó aquella niebla é cessó de llover: é
tornaron en continente los nuestros á con-
tinuar el combate, é halláronse burlados,
porque segund pareseió, la noche antes
cómo los enemigos vieron que los apre-
taban , no avian fecho sino alear su ropa
é mugeres é quanto tenían , é assi subida
DE INDIAS. LIR. XXXIII. CAP. XUV.
101
el albarrada no avia dentro ánima viva;
é porque páresejesse qae estaban allí, de-
\aron las laucas arrimadas al albarrada,
que se parescian por de fuera las puntas
de unas algo más de otras. Por manera
que los nuestros entraron por el pueblo
adelante, que era muy Irahaxoso de an-
dar, porque cada cinco ó seys casas eran
como una fortaleca , segund eran en sí
fuertes; 6 los arroyos de agua eran tan
grandes de lo que avia llovido , que no
podian andar los vencedores sino dando
muchas caydas; é los amigos como eran
más sueltos, siguieron ¡i lus que huiail
hasta ahaxo, é tomaron muchas mugeres
é muchachos, é aun algunos hombres.
Tenian assimesmo las hincas arrimadas á
las puertas de las casas, porque se sospe-
chasse que e-laban dentro.
Avida la victoria de la manera ques di-
cho, reposaron allí los españoles e sus
amigos aquel dia é la noche, e hallaron
liarlo de comer, que les era bien menes-
ter, porque avia dos dias que no avian
comido, ni tenían (pié comer ellos ni los
caballos; 6 no hallaron otro despojo. Sú-
pose de los pressos quel dia antes mu-
rieron de los enemigos doscientos hom-
bres, 6 que aquel dia del vencimiento les
mataron tantos que no los pudieron con-
tar. También dixeron que, avian estado
allí en la defensa assaz gente de la otra
provincia do Gueguczloan. Y el viernes
adelante, primero dia del mes de abril,
se tornó nuestra gente á su real para des-
cansar é curarse, que yban los más de
los españoles heridos, 6 para que so hi-
ciessen saetas é almacén, que se avia gas-
tado lo tpie tenían; y estuvieron allí el sá-
bado siguiente. Y el domingo, (res de
abril, después que se díxo misa, partie-
ron para el pueblo é provincia de Gue-
guezlean; y el camino hasta llegar á vis-
ta de aquella cabecera de la provincia es
todo muy bueno é llano, de hermosos pi-
nares c monte raso: é antes algo de en-
traren aquella provincia estaba una grand
cuesta que baxa háeia baxo, y el pueblo
está sobre otra cuesta. É vieron eómo de
otro pueblo yban por una loma corriendo
mucha gente con sus armas á se meter en
la dicha cabecera; é llegados allá, luego vie-
ron las albarradas, que tenían muy gran-
des, pero no tan fuertes como las de Cha-
mula. E como avian gustado ó visto lo que
en Ch. imilla se avia fecho, desampararon
el pueblo é albarradas, é se pusieron en
huyda por una ladera de unos cerros; pe-
ro la mayor parte de los fugitivos siguie-
ron por un valle qué abaxo se hacia de
mabicales, é por no aver buen concierto
en los nuestros no se tomaron ó prendie-
ron más de quinientas personas, todos
hombres; porque el teniente no quiso
aguardar que la gente fuesse toda junta-
anles se adelanto con cinco ó seys de ca-
ballo Irás los que yban por la ladera en
lo alto, é como era mal camino, no alcan-
zaron sino muy pocos, que mataron, é
tomaron algunas mugeres; y el valle en
lo baxo \ lia todo lleno . que [ludieron to-
mín muchos o malar los (pie quisieran, si
la gente nuestra fuera llegada á tiempo,
ó el teniente no se acelerara, li assi quan-
do los españoles llegaron, fué tarde, ó los
contrarios, como vencidos é por huyr
más desocupados, dexaban en tierra las
armas; y cssos cinco ó seys de caballo,
que yban con el teniente, llegaron hasta
otro pueblo pequeño, (pie está media le-
gua adelante, bien fuerte, 6 allí espera-
ron la gente, é se assentó allí el real.
Desde aquel lugar, principal cabecera
de Guegucztean, se parescen diez ó doce
pueblos á la redonda, todos en la sierra,
que le son subjetos; y el valle que passa
por abaxo es muy hermoso de labranzas,
ó passa por él un bonico rio, aunque es
pequeño.
Todos los pueblos de aquella tierra tie-
nen guerra unos con otros : ó desde allí
higo el teniente yr mensajeros á los seño-
40i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
res para que viniessen de paz; pero ó no
le entendieron , ó mejor diciendo , no lo
quisieron hacer, é ninguno vino. E de allí
se partieron un miércoles, seys dias de
abril, para Cenacantean, é siguieron por
la via que va á Cemalan ; é cómo vieron
los españoles que tan presto como se da-
ban los pueblos de paz, tan presto é con
poco intervalo de dias se rebelaban , per-
dieron el esperanza de se servir dellos : é
como se descubrían muchos pueblos, pen-
saban ser ricos; más entendida é vista su
mudanca é poca constancia , no les pa-
resgió que era tierra para que ninguno
osasse tomar indios allí de repartimiento.
E considerando aquesto, se tornaron, co-
mo es dicho, de camino de Cenacantean;
pero con todo, un hidalgo llamado Alon-
so de Grado fué a Chiapa é le rescribieron
bien los indios , é á algunos españoles en
otros pueblos, quel teniente les avia depo-
sitado.
Dice más en esta carta este hidalgo Die-
go de Godoy que un miércoles , trece del
dicho mes de abril, vinieron indios na-
guatatos de una provincia que se dice
Anapanasclan, que ya otras veces avian
venido de paz , é con ellos otros indios de
!\Iichampa:*é con aquellos indios nagua-
tatos avia enviado el teniente; é truxe-
ron un poco de oro é una costilla con cas-
quines para saetas, ó dixeron que un es-
pañol que estaba en Soconusco, se los avia
mandado hacer para Pedro de Al varado;
E aquestos dieron noticia quel comenda-
dor Alvaradq avia entrado en Uclacan é
avia muerto mucha gente en la guerra, é
dixeron que desde su tierra á Uclacan no
avia sino siete jornadas , é desde Chiapa
á su tierra tiestos tres jornadas: de for-
ma que por lo que aquellos indios decian
podría aver dende donde estaban nues-
tro^ españoles y el dicho teniente á Cela-
ran, cient leguas ó poco más. Otros Indios
fueron allí á Cematan de pagos, en espe-
cial de un pueblo que se dice C.ueyteupan
é de otro que llaman Tesistebcque, é tru-
xeron un poco de oro; y el teniente en-
vió con ellos dos españoles á ver estos
pueblos. El jueves adelante se partió el
teniente é los nuestros, é á tres leguas de
allí hallaron fechos muchos ranchos é bue-
nos, y el camino muy abierto é desher-
bado; é paresció una persona que dixo
ser señor de Clatipiluta, de buena pres-
sengia, que lo avia mandado hacer, é
trnxo muy abasladamente de comer, é
dixo al teniente quél tenia abierto el ca-
mino hasta su tierra, é que viesse lo que
le mandaba. É dióle el teniente Jas gra-
cias por ello, é díxole que quería yr á ver
su tierra j pues quel pueblo estaba tres le-
guas de allí, del peor camino que hasta
estonges avian visto en la Nueva España,
é tal, que si los indios no le tuvieran tan
bien aderescado, fuera imposible passar
adelante , porque es de sierras muy áspe-
ras, é legua é media de una baxada muy
peligrosa , porque de una parte es.de una
ladera de mucha hondura , é á partes de
una peña tosca , que no avia dónde los ca-
ballos pusiessen los piés. E teníanlo tan
bien aderescado de muchas estacas hinca-
das á la parte de la ladera, é maderos
muy fuertes atados muy bien y echada
mucha tierra , ó cavado todo lo que avian
podido cavar, é aun en partes quebradas
las peñas é innumerables árholes corta-
dos para abrir el camino , en que avia
árbol (é se midió) de nueve palmos, me-
dido por medio, que son en redondo ó
de circunferencia vcynte y seys, é otros
muy grandes : de que se cóngeturaba que
aquella labor ó camino se avia fecho de
buena gana é con mucha gente, é aunque
españoles en ello entendieran, no lo pu-
dieran aver fecho mejor. E passado aquel
pueblo, los llevaron á apossentar fuera del
pueblo á muchos ranchos que tenían fe-
chos, donde vino el señor coa pressentes
de 01 o, aunque poco, 6 plumas de las
muy herniosos, que parescen de color de
DE INDIAS. I-IB. XXXUI. CAP. XI.IV.
193
oro é verdes, é unos páxaros njuertos do
los que las crian; é truxeron liarla abun-
dancia de comida é mucha gente , que an-
daban sirviendo é trayendo agua é hier-
ba. Este pueblo, con otros que le son sub-
jelos, están en un hermoso valle, á par de
un rio, con sierras de* un cabo 6 de otro.
Allí fueron otros indios de paz é con co-
mida é oro, poca cpsa, é por esperar los
españoles que! teniente avia enviado á
Gueiteupan, estuvo este exército quatro
dias allí, hasta que \ inieron ciertos indios
con un bonete dellus á decir que se yhan
por otro camino á salir á otro pueblo, don-
de el teniente avia de yr á salir con su
gente. Donde dice en algunas parles des-
las relaciones que los indios que venían
de paz traían poco oro, aveys, letor mió,
de entender que óit-c poco , porque no era
tanto como tomaran los que lo rescihian;
pero no dexaba de ser buena cantidad
dello. Allí vinieron ciertos indio* de |o>
«.apotecas, que de Chiapa á Quichula se
avian ydo á vivir, porque es cerca de
aquel pueblo, é yban á traer de comer á
un hidalgo llamado Grande, 6 a ver lo
que les mandaba.
Miércoles adelante vcynle de abril se
partió esta gente, é desde a dos leguas
llegaron á un pueblo que está junto á la
l ibera del uiesino rio di' (lliapitulu , entre
unas sierras, que es subjeto á otro que
se Uicc Sílusínchiapa, otras dos leguas,
donde fueron aquel mesmadia. En estas
tíos leguas están otros pueblos pequeños
que le son subjetos , y en la mesma ribe-
ra de aquel rio y entre sierras; y es el
camino hasta llegar á Silusinchiapa el
peor que se puede decir, aunque los na-
turales lo avian aderescado lo mejor que
pudieron, segund la mala dispusicion de
la tierra. Allí fueron bien resabidos é
provcydos de mucha comida, aunque
-Novia mucho, é tanto, que cresció aquel
rio de tal forma que no pudieron passar
adelante, porque como es entre sierras
vá el agua del por el mesmo camino é
muy furioso; y en tanto que descansaban
los españoles y estaban assi detenidos pol-
la lluvia, se fueron todos los indios, que
ninguno dellos paresció, sin averies dado
causa', é aviendó, como es dicho, muy
bien rescebido á nuestra gente, é aviendo
Irabaxado lanío en aderescar el camino.
As*i (jue, dos dias que estuvieron los nues-
tros detenidos por la lluvia, (piando c-es-
só se dieron algunas catas, porque pa-
rescia que aquel rio tenia dispusicion de
leneroro, é halláronse unas punías de-
llo. |)ueslo que avia mal aparejo é falla
de bateas para lo sacar. Desde allí envió
el teniente un mandamiento á los de Gua-
pa, que está mas adelanle é SubjetOS á
Rematan.
El lunes siguiente fueron dos leguas y
media á olio pueblo también de la juris-
dicion de rematan, que se llama Eslapa-
guajoya, de hasta quinientas casas, é to-
do el camino es por el rio ó lo más del,
6 se passa muchas veces, que ni fué de
poco trabaxo ni menos peligro para los
españoles, porque- la tierra es toda ris-
cos, y el rio muy lleno de piedras gran-
des é de mucha furia. E dice esta re-
lación que en el mundo lodo no pudieron
caballos aver andado peor camino, por-
que desde que amáneselo hasta puesto el
sol, sin parar, tuvieron bien que hacer en
andar aquellas dos leguas y media, é los
caballos yhan ios más desherrados, é al-
gunos cayeron de los riscos en el agua,
que corrieron peligro. E mucho más el
pueblo es apacible é muy bueno é de
buenas placas é casas 'y hermosos apos-
scnlos, y el valle muy gracioso á la vista
é fértil de muchas labrancas á par del
rio de la una é la otra parte del, é á los
costados sierras, de un cabo é del otro,
aunque no alias como las que dexaron
atrás, é halláronte despoblado é sin
gente.
Esle Diego de Godoy dice que después
*
4 O i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
de aquel pueblo de la cabecera de Com-
pilco, 61 se fué adelante á visitar unos
pueblos subjetos á Conipilco, que Hernan-
do Cortés le avia dado encomienda , ó pa-
ra que le sirviessen al Godoy é á un com-
pañero suyo, llamado Pedro de Castelar;
6 que los hallaron despoblados , y en los
otros dos pueblos que también tenían eh
su encomienda bailaron en cada uno bas-
ta treynta hombres, é les dieron hasta
cient mili almendras é hasta quarenta
pessos de oro baxo , é les dixéron que to-
da la gente era muerta. E no digo otra
cosa que sea digna de la historia , sino
relata passiones de entre sus vecinos é
quexas á Hernando Cortés sobre los re-
partimientos.
Quechula é Anaclaxipila son cabeceras
o jurisdiciones, é tienen otros pueblos á
sí subjetos, assi como Quichula é otros.
Catadesiguata , Xavion, Anacandan, Cal-
tiva, Ullatepequc, Tilcecoapa é otros mu-
chos nombra : los qualcs todos servían en
aquella sacón con darles de comer é oro
é de aquellas almendras del cacao que se
dixo de susso , las quales entre aquellas
gentes corren por moneda é sirven de
moneda, é por ellas se compran todas
las cosas en aquella tierra , de los árboles
de las quales é dessa mesma fructa é de
sus efettos largamente se tracto en el li-
bro VIII de la primera parte, capítu-
lo XXX, donde el letor lo hallará. É co,n
tanto se ha dado fin á las relaciones, quel
gobernador Hernando Cortés envió á Cés-
sar en diverssos tiempos. Passemos ade-
lante con nuestra historia de la Nueva
España.
CAPITULO XLV.
E*i el qtial se tracta olra información que de algunos eavalleros é milites que so hallaron en la conquista
tic la Nueva España se lia sabido por la diligencia del chronlsta , en que muchas cosas hay conformes
con lo que queda dicho; é tamhieji se dirán otras particularidades que no son de preterir ni ¡se dexar de
memorarlas , porque todas ellas son muy dignas de la pressenle historia, é suyas.
"esseo mucho que esta historia , demás
de ser verdadera , sea assimesmo recole-
gida y entendida su traca é órden sub-
cessivamente : también desseo que sea
aplacible ó grata á los que la vieren, ó so-
bre todo que resulten della infinitos loores
á Dios, que tantas novedades nos enseña
é descubre en nuestros tiempos; é para
esta continuación que desseo dar á enten-
der, digo rpie quando aquel tiro de plata ó
de metal rico llegó á España con el pre-
sente de Hernando Cortés, el año de mili
é quinientos ó veynte y cinco, yo vi en
aquella corte de Su Magostad tanta mur-
muración contra Cortés , que andaba ya
público que su officio de gobernador se
avia de proveer, 6 quel almirante don Die-
go Colom avia de yr á la Nueva España á
le descomponer. E cómo llegaron el pres-
sente é dineros que envió é las relaciones
precedentes del estado de la tierra , aun-
que no faltaban Pamphilo de Narvaez por
su parle é otros émulos de Cortés , que
contra él hablassen, dióse por medio que
fuesse enviado por juez de residencia á la
Nueva España el licenciado Luis Ponce,
que á la sacón era teniente en la cibdad
de Toledo por don Martin Alonso de Mon-
temayor, señor de Alcaudete: el qtial li-
cenciado Luis Ponce era persona de le-
tras é prudente , aunque mancebo , é de
quien Su Magestad 6 su real Consejo te-
nían buen concepto. Y en lo de remudar
á Cortés, sin le oyr é lomar residencia,
fuéle buen terrero el duque de liejar don
Alvaro de Zuñiga . porque se tractaba ca-
samiento de su sobrina doña Johana de
Arcllano, hermana del conde de Aguilar,
DE INDIAS. L1B. XXXI11. CAP. XI.V
ron Hernando Corles, que estaba viudo;
y el tiuque le abonó é fió, 6 aplacó al Em-
perador, nuestro señor, é le di\o muchas
cosas en favor de Cortés para que Su
Magostad le oyesse, como después le
oyó, é aun le engrándeselo, como se di-
rá adelante en la prosecución de la his-
toria .
Assi que, volviendo a nuestro propós-
silo, no olvidando lo que está dicho de
aquel Olfatéele, de quien se hico memoria
en el capítulo I, al tiempo que estaba de-
partiendo, como allí se dixo, con Her-
nando Cortés, é dándole á entender la
grandeva y estado de Montecuma, llega-
ron ciertos mensajeros del grand señor,
en que le mandaba que hiciesse mucha
cortesía á los cbripstianós é se les diesse
muy complidamente lo que oviessen me-
nester, é los llcvasse el Olintccle á Temis-
titan en hamacas. K luego este caudillo o
principal señor dió orden cómo los chrips-
tianos fuessen muy festejados é provey-
dos de comida , 6 púsose en obra el ca-
mino. I'] porque á mejor evento fuessen en-
caminadas las cosas de Monlecuma , é poí-
no fallar á sus ritos diabólicos, hico lue-
go este Olintecle sacrificar cinqüenta in-
dios' é indias en aquellas mezquitas ú ora-
torios, en qnejlos tienen Busydolos, por-
que en a(|iiello pensaba que servia á su
señor é cumplía con una forma de religio-
sidad , é perdería el enojo que tuviesse, si
no avía llevado antes los -chripstiános á|
la cibdad de Temislitan. Dice esta rela-
ción que los chripstiános é su capitán si-
guieron su camino con muchos indios que
los servían , é á algunos llevaban á cues-
tas en hamaeas, ó guiaron para la cibdad
de Tascaltecal, ó á los de Tascaltccle ', que
está vcynte leguas antes de México, don-
de envió mensajeros Cortó á requerir á
• Como advertirán los leclorcs , h ibia dado
Oviedo constantemente el nombre de Tascallecla á
osla población: sin duda ateniéndose á la relación
que, aquí sigue y extracta , y hallándole escrito en
los indios de allí, cpie diessen la óbidiencia
á Su Magostad. É respondieron quatro
señores los más principales de Tascalte-
clc que qué gente era aquella de los
chripstiános que los yban amenazando sin
los conoscer, é que mañana vernian ellos
á ver essos chripstiános é les responde-
rían como verían. É assi fué, que luego
otro dia siguiente pareseieron tantos dc-
llos que cubrían los campos, ordenadas
sus esquadras, é con vocínas é alambo-
res ó penachos , é como gente de guerra
muy lucida en su manera , é decían entre
sí : . Mué gente loca é tan poca es aquesta
(pie nos viene á amenazar é que usa de
lanío atrevimiento, que sin nuestra licen-
cia entra en nuestra tierra? Pero non
obstante su error, démosles de comer pri-
mero que los matemos, porque no se pue-
il.i decir ipn' los matamos hambrientos é
cansados.» É assi lo hicieron, que luego
enviaron al real de los chripstiános tres-
cíenlas gallinas ó pavas, que lo son más
cierto é muy buenas, é septecíeulas car-
gas de bollos de mahiz (entiéndese, car-
ga de un indio, que son dos cestas, (pie
por lo menos cada carga cabria más de
una arroba) (pie fué grand refresco 6 so-
corro para lo* españoles, lo qual reparti-
do entre sí (aunque con temor de ver
lauta multitud de gente apercebida) co-
mían é atendían-, comiendo. É los indios
se acercaron con sus esquadrones muy
bien ordenados á una barranca grande
que estaba entre ambos reales; ó viendo
cómo los chripstiános no se movian, de-
cían los contrarios* « Vamos ya que avrán
comido, é atarlos hemos, é pagarnos han
las gallinas é tortas é bollos que los envia-
mos, é sabremos quién los mandó entrar
en nuestra tierra. » É luego los quatro ca-
pitanes, debaxo de quien yba aquel exér-
la forma que va en el texto, hubo de admitir esta
variante , cosa por otra parle muy frecuente on la
Historia de Indias, según queda ya advertido.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
gito , mandaron a doscientos hombres
principales que fucssen en la delantera, ó
que si los clíripstianos tomassen armas é
se defendiessen , los matassen á todos , é
si no que los llevassen atados', sin les liar
cer mal; é passaron la barranca diciendo: ;
« Qué honra podemos ganar con tan civil
gente, que tan queda se está?» Pero vien-
do su intento é ferocidad é soberbia que
llevaban, salieron los clíripstianos de ca-
ballo en tropel, é rompieron á los contra-
rios é alancearon muchos: é los peones
españoles trás los de caballo mataban
quantos se les paraban delante. De forma
que los pusieron en huyda, é los pocos
que acertaban el passo de la barranca, es-
capaban ;' pero la mayor parte de los que
avian passado, se quedaron muertos. En
el qual tiempo toda la moltitud, para so-
correr á los primeros, venían Inicia la
barranca, dando tales gritos que páres-
ela que se abria el cielo; pero viendo
quán presto estaban degollados los pri-
meros, pararon, é acordaron que por
aquel dia no se hiciesse más batalla hasta
la siguiente jornada. É cómo los nuestros
vieron retraer los contrarios, holgaron
dello, é los unos 6 los otros se recogie-
ron á sus reales é hicieron b¿icna guarda
essa noche. Assi cómo otro dia amanes-
C¡ó, luego los enemigos enviaron de co-
mer á los chripslianos, como lo avian fe-
cho el dia antes, é después vinieron á pe-
lear con ellos, é turó la batalla seys ho-
ras continuas , en que siempre los espa-
ñoles quedaron con victoria é á ventaja.
E passadas las seys horas, pararon é so
quitaron afuera los contrarios. De la ma-
nera que está dicho se h¡co el tercero dia
y el quarto é quinto é lodos los demás has-
ta ser cumplidos quince días continuos;
cosa que nunca en aquellas parles ni otras
semejante cosa ó combates assi sangrien-
tos se usó ni vido ni he oydo que esté es-
" Kn la narración comprendida en los primeros
capítulos del présenle libro estribe mdMinlamenlc
cripto , por manera que el comer lo lleva-
ban seguro é abastadamente é con mu-
cha alegría , é después en lugar de fructa
postrera, como lobos ó fieros leones pro-
Cedían en las batallas, aunque siempre
los indios llevaban lo peor. En fin de los
quince dias" dixeron que querían ser ami-
gos de los españoles, é se asseníó la paz
é la guardaron muy bien.
Movido de allí el real se assentó en la
cibdad grande de Tascallecle; pero ha-
- cieido buena -vela, sospechando que la paz
era fingida, é no fué sino fixa é turablc.
E por quitar á los españoles de sospe-
chas , é como les yban ya entendiendo la
condición , por conservar la paz, les die-
ron muchas de sus hijas, é porque los
querían por amigos, querían que oviesse
debdo é casta de tan valientes hombres
en su tierra ; porque demás desso estos
indios de Tascaltecle é oíros de Guaxo-
C¡ngo tenían grand guerra con Montecu-
ma é con otro pueblo que se dice Chelu-
. la.* É aquestas son provincias grandes, é
á quatro ó cinco leguas una de otra, y en
cada una dellas avia cient mili hombres
de guerra é más: é no las podia sobjuz-
gar Monlecuma , porque cómo yba contra
una provincia, acudían los confederados
de las otras qiics dicho en su socorro é
favor, al modo de Italia. Allí les yban á
los chripslianos mensajeros de Montccu-
ma, para que se fuessen á él, ofresciéndo-
^es lodo lo quellos quisiessen ; pero como
ellos se avian informado do sus cautelas,
no se determinaban assi presto , é como
decian que se querían yr, pcssábales en
el ánima á los de Tascaltecle, é deseno-
jaban á los clíripstianos, é consejaban é
rogábanles que por ninguna manera so
fucssen ni creyessen á Montecuma , por-
que assi á los españoles como á las hijas
que les avian dado matarían ; dícténdole's
que era un mentiroso é traydor Montefu-
Culua y C o.'im.
DE INDIAS. Lili. XXXIU. CAP. XLY.
i «17
ma; poro en fin, Hernando Corles é los
demás acordaron de yr adelanto, por ver
aquella cíbdad tan nombrada. E vista su
determinación , (miso el principal señor
de Tascal tecle, llamado Xicotenga ', que
se fuessen veynte mili hombres de guerra á
acompañar e servir a loe chripstianos; pe-
ro los chripstianos no los quisieron llevar.
En essa sacón llegaron otros mensa-
jeros de Montecuma eon un pressente (ll-
oro, e rogandb á Hernando Cortés é á los
chripstianos que fuessen á México; y es-
tando en c.-tc acuerdo de yr, obstan-
te el buen tractamionto que se les avia
bocho por Tascaltecle, siguióse que, co-
mo en aquella cíbdad avia otro señor que
se decía Xicotenga, que tenia acordado
de matar a los chripstianos, y era capitán
general de toda aquella provincia , c man-
cebo muy esforzado é crudo é muy temi-
do, las mugeres que estaban allegadas,
queríanlos bien é avisábanles de las tray-
ciones secretas de los indios. E una her-
mana de aquel capitán general , como lo
supo , avisó al comendador Pedro de Al-
varado de la tray(;ion, y él a Hernando
Cortés, el qual, como sagaz é prudente
capitán, sacando con palabras di>íinula-
das fuera de la casa al dicho capitán , In-
molo ahogar» que ninguno lo supo, por-
que no oviesse escándalo en la tierra, que
no pudiera faltar.
Cada dia venían mensajeros c pres-
sentcs de oro de Montecuma , rogando
á Cortés é á los españoles que se fues-
sen allá , porque le pessaba de verlos en
paz é amistad con los de Tascaltecle ; y
■ essotros se lo estorbaban con ruegos, é
los desengañaban é degian que nb fues-
sen allá, porque Montecuma era tray-
dor é nunca guardaba verdad , é que al-
gunas veces avia hecho payes con ellos
é las avia rompido, é por esso estaban en
determinación de nunca la tener con él,
ni la querían, ni creerle. É que avia no-
venta años que tenían guerra con él é con
su padre é abuelo de Montecuma , é que
en lodo este tiempo no avian comido sal
los de Tascaltecle, sino los señores prin-
cipales, porque les costaba muy cara, é
aun la avian de aver encubiertamente; ó
si los que la traian eran tomados , luego
los hacia Montecuma justiciar. E que avian
ávido dos batallas campales, é que en la
primera estuvo para se perder Tascalte-
cle, pero al cabo fué desbaratado Monte-
cuma, y escapó huyendo; y el capitán
ques dicho que hico ahogar Cortés, si-
guiendo el alcance, le mato más de treyn-
ta mili hombres, é lo siguió hasta una
provincia que se dice Tezcuco, é de allí
se volvieron los vencedores con más de
diez mili prissioneros , los quales todos sa-
crificaron en los ques par la victoria avi-
da. (Estos ques se llaman por otro nombre
ochilobos , donde tienen sus dioses ó \ do-
los, é son sus casas de oración). Todo
esto contaba .Maxiscagin , señor de Tas-
caltecle, por excusar que los chripstia-
nos no fuessen á Teiuislitan. En conclu-
sión, que no creyendo los chripstianos
é su capitán á tan buen amigo, pusieron
en execucion su camino, é aquel señor
lloraba porque se yban: é como vido qtie
no le querían creer, hico sacrificar treyn-
ta muchachos el dia que se partieron , é
fueron en su compañía algunos mercade-
res para rescatar sal é mantas de algo-
don ; porque á causa de la guerra no co-
mían sal ni vestían algodón , sino de un
árbol que se dice maguey , del qual está
toda la tierra plantada por tal nescessi-
dad. É no es árbol, sino hierba ó planta,
é da mucho fructo é utilidad , porque do-
lía hacen mantas é capatos é vino é ar-
rope : é la rayz , después que ha dado to-
dos lo» provechos que se han dicho, la
comen, como más largamente se dixo es-
TOMO in.
Anlcs Iiabia escrito Sicutenga) (cap. III).
63
498
HISTORIA GENERAS Y NATURAL
to é otras cosas en el libro XI, capítu-
lo XI.
Tornando á la historia, es de saber,
que partidos los chripstianos de Tascaltc-
cle para una cibdad que se dice Chelula,
de la qual , en su prosperidad , en el tiem-
po de la guerra salían en campo ochenta
ó noventa mili hombres de guerra , la
qual estaba rebelada de Monteguma ; mas
por esso no flexó de acoger á los chrips-
tianos é darles muy bien de cenar aque-
lla noche , á cada uno una gallina é torti-
llas de mahiz ; é otro dia dixeron que si
se querían yr , les darían indios que lle-
vassen las cargas, como lo hicieron. Allí
vinieron mensajeros de Monteguma, é
truxeron un alambor de oro al señor de
la cibdad, y envióle á mandar que atasse
los chripstianos é se los llevasse. Y esta-
ban de propóssito de lo poner allí por
obra , porque avian venido para esse efet-
to treynta mili hombres , que estaban es-
perando a los chripstianos dos leguas de
allí , porque los indios desta cibdad no los
dexaron entrar; mas ofrescieron de lle-
var atados á los chripstianos , y estonces
Monteguma pensaba de aver aquella cib-
dad , en achaque que yban á rescebir los
chripstianos ; pero essotros indios, avisa-
dos desta cautela , no los dexaron entrar.
Assi que , salido el sol , vinieron indios
para llevar las cargas de los chripstianos,
é los chripstianos decíanles que truxessen
de comer; é los indios, sonriéndose, de-
cían entre sí: «Para qué quieren comer
estos, pues que presto los han de comer
á ellos cocidos con axí». E degian más:
«Si Monteguma no se enojasse, aquí los
mataríamos nosotros , é nos los comería-
mos». En fin, este secreto se descubrió
por la lengua Aimilar (pie los oya hablar, é
lo dixo é avisó a Cortés, é le consej'ó que
se tornasse á Tascaltecle, porque aquella
gente era mucha é traydora, é los chrips-
tianos pocos. É cómo esto supo Cortés,
se puso en orden, é apercibió la gente
para lo que subgediesse ; é de los indios
amigos que llevaban de Tascaltecle, se
fueron dos aquella noche , porque sintie-
ron la trayeion, c avisaron á su señor; y
él proveyó, luego , é higo venir quarenta
mili hombres de guerra á dos leguas de
la cibdad, é tenian sus espias é sabían
cómo passaba , é dieron assimesmo aviso
a Cortés para que se guardasse. É Cortés
dixo que seria muy bueno castigar aque-
lla cibdad , é mandó á los indios que tru-
xessen hamacas para llevar á los chrips-
tianos principales, y ellos holgaron mu-
cho desto , porque pensaban atallos en las
hamacas y entregallos en ellas á Monte-
cuma; é luego vinieron tantas é más ha-
macas que eran los españoles. En este co-
medio consultaron el caso con el diablo é
sus ydolos, á su costumbre, é sacrificá-
ronle cinco niños de edad de tres años
cada uno, é cinco mocas vírgines, por-
que es gerinionia que acostumbraban en
principio de la guerra. Y era ordinaria
cosa en aquella cibdad , por aquello é
otras causas de sus ritos é infernal cos-
tumbre, sacrificar cada año diez mili cria-
turas de muchachos é muchachas. Assi
que , venidas las hamacas , pensando que
los chripstianos se metieran en ellas , hi-
giéronse quatro esquadrones, é con qua-
tro capitanes dellos se fueron á qualro
puertas que tenia el apossento , que era
un palio gercado de dos estados , disimu-
lando el caso. Los de caballo estaban
apergebidos é dentro de una sala, para
que quando se sollasse una escopeta, sa-
liessen con mucho ímpetu, é los demás
españoles é gente de pié, é mencassen las
manos; é higiéronlo como leones, é gen-
te puesta en tal estrecho : é fué mucho el
daño que hicieron en los contraríos, tan-
to que todos los nuestros estaban teñidos
en sangre , é no podían pisar sino sangro
ú hombres muertos. En el instante llegó
la gente de Tascaltecal en favor de los
chripstianos, como si vinieran á valer é
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. XLV.
400
socorrer á sus padres: ó como buenos
amigos encontráronse con los que venían
a socorrer á los mal Hechores, é trabóse
de tal manera la batalla, que eran incon-
tables los muertos de cada parte , 6 hirié-
ronlo saber á los chripstianos , é subieron
su bandera en un qil muy alto. É los
chripstianos acudieron, siguiendo el al-
cance, é hicieron mucha matanza.
K-ta bandera de Tascalterle es una grúa
que trae por divisa ó armas al natural, de
oro, é tendidas la-; alas, e con esmaltes é
argentería , 6 puesta encima de una vara
alta assaz, á manera de un confalón de
airuellos palerinitanos, o bandera. Aquesta
enseña anda de continuo delante, al ca-
minar, (piando hay guerra: viene en la
refaga después ques vencida la batalla é
fecha la matanza ; pónenla en un ferro
alto, é allí se recoge el campo; é toda la
gente vencedora assienta su real, é bus-
can el camino é tierra más fuerte , dó es-
tén seguros de sus enemigos. Tiene aquel
señor su gente de guarda, como la ban-
dera que traen los españoles, é dan pena
al que no se recoge.
En este fecho se ovo mucho despo-
jo de oro 6 plata para los españoles, é
los indios amigos ovieron mucha ropa é
sal, que era lo que más desseaban; é
llevaron sobre veynte mili criaturas , chi-
cas é grandes, las quales sacrilicaron á
sus dioses: otros dexaron por esclavos
para sus haciendas. K hasta veynte se-
ñores é personas muy principales de
aquella cibdad de Chelula se subieron
en uno de aquellos sus templos ú orato-
rios, que tenia ciento é veynte gradas
que subir hasta lo alto dél , 6 tenían
allí recogidos 6 puestos encastillados mu-
chos flecheros , é innumerables piedras,
é hacáan mucho mal dende allí: é á un
tiro de ballesta, el que se allegaba, yba
enclavado ó mal herido ; ó aunque fue-
ron requeridos, nunca se quisieron dar.
Pero con muy buen arte se les puso fue-
go , é se quemaron allí todos quantos ar-
riba estaban. Aquella gente desta cibdad
de Chelula es dispuesta é crescida , é suel-
tos e belicosos los hombres é las muge-
res, é de gentiles dispusiciones 6 gestos,
é grandes maestros de hacer joyas de oro
é plata, é allí se hace muy buena lo(;a de
todas suertes, é son muy ingeniosos.
Allí reposaron los españoles pocos dias,
y estuvieron assimesmo los de Tascalte-
cle; y envióse á llamar la gente que esta-
ba en ciertos pueblos de la jurisdicion de
aquella cibdad, é todos los demás que se
avian escapado, ó otros señores de otros
pueblos: é hicose un señor (porque los
otros señores naturales todos murieron á
manos de los nuestros), e aquel nuevo se-
ñor quedó muy amigo, al paresfer, con
los chripstianos. É fecho esto, el capitán
Hernando Cortes dió licencia á los amigos
é gente de Tascaltecle para se tornar á
sus casas, y él prosiguió con los españo-
les para 'fcmistilnn. Pues cómo los treyn-
ta mili hombres, que se dixo que espera-
ban dos leguas de allí, supieron lo (píese
avia hecho en Chelula, no osaron aten-
der, ('■ l'néronse más que de pnsso , pues-
to que donde estaban hay una sierra de
dos leguas de -nimia.
Cómo Montecuma ovo la nueva de lo
(pies dicho, ovo mucho temor, é dixo:
Aquesta es la gente, que nuestro Dios me
dixo que avia de venir, é se avia de en-
señorear desta tierra, 6 también lo dixo
á mi padre, porque mi padre me lo dixo
ó mí». É con mucha tristeca se fué á los
ques, é aquel dia hico que se sacrificas-
sen cinco mili personas para festejar é
aplacar sus dioses , ó al diablo , con aque-
lla sangre, é muchos areytos. Y estuvo
ocho dias en ayuno en una celda, donde
se dixo quel diablo le avia hablado y es-
forzado, digiéndole que no temiesse, que
los chripstianos eran pocos, é que los de-
xassen entrar , que después haría dcllos
lo que quisiesse; é que no fessasse en
-
.100 HISTORIA GENE
los sacrificios ; é quol dios de Clielula no
avia seydo contra los cliripslianos, por-
que allí sacrificaban pocos. É desta res-
puesta muy contento, hico llevar mucha
comida al camino: y envió sus mensaje-
ros á Cortés é á los chripstianos , dicién-
doles que holgaba de su yda mucho, é
que los estaba esperando.
La sierra ques dicho , es muy alta , é
hace mucho frió en ella , é nieva allí mu-
chas veces ; é si la gente de Montecuma
que primero se dixo, esperara, segund la
nieve mucha que tomó allí á los chripstia-
nos , creyóse que todos se perdieran , por-
que no se podian valer, ni mandar las
manos , ni regir las armas de frió (quan-
do allí se vieron). Dende la cumbre de
aquella sierra se parescc la grand cibdad
de Temistitan , é otras treynta cibdades é
villas á la redonda della; y es una de las
más hermosas vistas que en -el mundo se
puede ver ó contemplar; pero á los espa-
ñoles no les fué poco temerosa por su
grandeca : antes se comentaron á mover
entrellos diverssos paresceres, que signi-
ficaban motines; pero con la prudencia,
esfuerco é disimulación de Hernando Cor-
tés, é buenas palabras y esperanzas que
Jes dalia , é con verle que- era de los pri-
meros en los trabaxos é peligros, seguían-
le. De aquella cumbre efe la sierra se ba-
xaron a" una provincia que se llama Chal-
co é Atalmameco, en que avrá cinqüenta
mili hombres de toda gente. Allí hallaron
los que envjaba Montecuma con la comi-
da ; é andaban aquellos indios con tanta
prontitud en servir é contentar á los es-
pañoles, que era cosa de maravilla. Assi
como yba nuestra gente caminando, yban
di' una parto é otra, fechos dos alas é
processiones , á la fila de gentes, como
contratelas de justadores; de manera que
los nuestros yban cercados en espacio de
un grand tiro de ballesta. De todas partes
era infinita la gente que de un cabo ó de
olio- concurrían ¿ mirar los españoles, é
.1. Y NATURAL
maravillábanse mucho de los ver. Tenian
grande espacio é atención en mirar los
caballos; decian: «Estos son teules», que
quiere decir demonios.
•Assi llegaron á una legua de Temisti-
tan, en la calcada de Iztapalapa , é salió
Montecuma á los rescebir debaxo de un
palio, que lo traian quatro indios en la
cabera , haciéndole sombra : el qual era
hecho de plumas verdes, muy rico, con
mucha argentería de oro é plata. Traia
calcadas unas gutaras de oro , id est (ga-
patos de cierta forma , que son solamente
las suelas é unas correas con que se atan)
é delante yban dos indios que tendían úna
manta muy larga, por donde passaba.
É otros ponian otras adelante, é otros co-
gíanlas , que quedaban atrás por dó avia
passado. É detrás dél yban muchos seño-
res de grado en grado, pero'bién desvia-
dos dél, é tan acatados é comedidos, que
ninguno le osaba mirar á la cara ; é con
este rescibimiento entraron en la cibdad.
Después que ovo saludado á Cortés , é
tomádolo á par de sí, apossentó á él é á
los chripstianos en unas casas que avian
seydo de su padre; y entrados en ella, le
dixo Monteguma: «En vuestra casa estays:
descansad é aved placer , é pedid todo lo
que quisiéredes » . E luego le dió grand
pressente de oro é plata é mantas , é in-
dias á solo" el capitán Cortés, é después á
cada español por sí , con mucha gravedad
é aspetto de señor: é dixo á la lengua que
preguntasse al capitán si aquellos chrips-
tianos que llevaba eran sus vassallos ó sus
esclavos , porque á cada uno queria dar
un pressente, segund la calidad ó cómo
cada uno fuesse, é que le dixesse la ver-
dad , porque assi se usaba en aquella tier-
ra, quando venia un capitán extrangero.
Cortés le respondió assi : «Yo os hablaré,
señor Montecuma». E díxose que le dixo
que eran todos sus hermanos é amigos, é
otros eran sus criados. Pero el dicho Mon-
lecnma se informó de las lenguas quál era
DE INDIAS. I.m. XXXIII. CAP. XLV
COI
ra vallero ó hidalgo, ó quúl villano, é se-
cretamente (que. nadie lo supo), les pres-
sentaba y enviaba á su rasa un principal
mayordomo suyo, é miraba lo que falta-
ba á los españoles é los hacia proveer
luego, assi de mugeres de servicio, como
de cama, é les daba á cada uno una jo-
ya que pessaha hasta diez, pessos de oro,
é más ó menos pocas ó ningunas: é las
que eran mejores é más ricas daba á los
más principales, segund quél estaba in-
formado.
CAPITULO XLVI.
En el qual se Irácla de la manera dol estado é servicio é sacrificios é ritos ó^dolatria de Monlreuma, é de
la forma de su casa , é de los animales c aves que tenia en sus palacios ; e la forma con que se hico señor
da México é Temislitan , i destruyó é malo con engaño en un convite una de dos parcialidades que allí
avia: i dásc relación de las mugeres é hijos que tenia ; c otras cosas que conciernen c son adherentea al
discurso c verdad de la historia.
iiandu • - — t ■ ■ grand principe Montccuma
cumia, e>laba en una grand sala encala-
da é muy pintada de pinturas'diverssasj é
allí tenia enanos é chocarreros que le de-
cian gracias é donayres, é otros que ju-
gaban con un palo puesto sobre los pies,
grande, é le traian é meneaban con tanta
facilidad é ligereca , que parescia cosa im-
posible , é otros hacian otros juegos é co-
sas de mucho para se admirar los hom-
bres. A la puerta de la sala estaba un pa-
tio muy grande , en que avia cient apos-
sentos de veynte é cinco ó treynta pies de
largo cada uno sobre si en torno de di-
cho patio, 6 allí estaban los señores prin-
cipales aposentados, como guardas del
palacio ordinarias; y estos tales apossen-
tos se llaman galpones , los (piales íi la con-
tinua'ocupaban más de seyseicntos hom-
bres, que jamás se quitaban de alli , 6
eada uno de aquellos tenían más de treyn-
ta servidores: de manera que á lo me-
nos nunca faltaban tres mili hombres de
guerra en esta guardia cotidiana de pala-
cio. Quando quería comer aquel príncipe
grande , dábanle agua á manos sus muge-
ros, é salian alli hasta veynte dellas, las
más queridas é más hermosas , y estaban
en pié en tanto quél comía : é traíale un
mayordomo ó maestresala tres mili platos
6 más de diverssos manjares de gallinas,
codornices, palomas, tórtolas é otras aves,
é algunos platos de muchachos tiernos gui-
sados á su modo, é todo muy lleno de
a\í; y el romia de lo que las mugeres le
traian ó quería. Después que avia acaba-
do de comer, se tornaba á lavar las ma-
nos: é las mugeres se vitan á'su npossento
dellas, donde eran muy bien servidas; é
luego ante el señor allegábanse á sus bur-
las é gracias aquellos chocarreros é dono-
sos, 6 mandábales dar de comer sentados
á un cabo de la sala ; ó todo' lo restante
de la comida mandaba dar á, la otra gen-
te (pie se ha dicho que estaban en aquel
grand patio. K luego venían tres mili arí-
calos (cántaros ó ánforas) de brevage; é
después quel señor avia comido é bebido,
é lavádose las manos, ybanse las muge-
res, é acabadas de salir de la sala, entra-
ban los negociantes de muchas parles, as-
si de la mesma. cibdad como de sus se-
ñoríos. É los que le avian de hablar, hincá-
banse de rodillas quatro varas de medir
é más apartados del é descalzos é- sin
manta de algodón que algo valiesse; é sin
mirarle á la cara, decian su razonamiento,
y él provehia lo que le paresia ; é aque-
llos se levantaban é tornaban atrás, retra-
yéndose , sin volver las espaldas , un buen
tiro de piedra (como lo acostumbraban
hacer los moros de Granada delante de
sus señores é príncipes).
Allí avia muchos jugadores de divers-
502
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sos juegos, en especial con unos fésoles,
a manera de habas é apuntados como da-
dos, ques cosa de ver; é juegan quanto
tienen, los que son tahúres, entrellos.
Yban los españoles a ver á Monteguma, é
mandábales dar duhos, que son unos ban-
quillos ó escabelos , en que se sentassen
(muy lindamente labrados é de gentil ma-
dera) t decíanles qué querían , que lo pi-
diessen é dárselo hían. Su persona era de
pocas carnes ; pero de buena gragia é afa-
bil , é tenia cinco ó seys pelos en la bar-
ba, tan luengos como un xeme. Si le pa-
resgia buena alguna ropa quel español to-
viesse , pedíasela , é si se la daba liberal-
mente , sin le pedir nada por ella , luego
se la cobria é la remiraba muy particular-
mente, é con placer la loaba; mas si le
pedían presgio por ella, hacíalo dar luego,
é tomaba la ropa é tornábasela á dar á
los chripstianos , sin se la cobrir; é como
descontento de la mala enanca del que
pedia el prescio, degia: «Para mí no ha
de aver presgio alguno, porque yo soy
señor é no me han de pedir nada desso:
que yo lo daré , sin que me den alguna
cosa, ques muy grand afrenta poner pres-
gio de ninguna cosa á los que son seño-
res, ni ser ellos mercaderes».
Con esto concuerdan las palabras de
Sgipion Africano , que de sí dige en
aquella contienda de prestangia, que es-
cribe Lugiano, entre los tres capitanes más
exgelentcs de los antiguos, que son Ale-
xandro Magno, é Aníbal y Sgipion: «Des-
de que nasgí, ni vendí ni compré cosa
ninguna». Assi que, degia Monteguma,
filiando assi le pedian presgio: «Otro dia
no te pediré cosa alguna , porque me has
hecho mercader: vete con Dios á tu casa,
é lo que oviesses menester, pídelo é dár-
sete há ; é no tornes acá , que no soy ami-
go dessos tractos, ni de los que en ellos
entienden, para más de dexárselos usar
con otros hombres en mi señorío».
Tenia Monteguma más do tres mili se-
ñores que le eran subjetos, é aquellos te-
nían muchos vassallos cada uno dellos , é
cada qual tenia casa pringipal en Temis-
titan , é avia de residir en ella giertos me-
ses del año ; é quando se avian de yr á
su tierra, con ligengia de Monteguma,
avia de quedar en la casa su hijo ó her-
mano hasta quel señor della tornasse. Es-
to hagia Monteguma por tener su tierra
segura , é que ninguno se le algasse sin
ser sentido. Tenia una seña que traían sus
almoxarifes é mensajeros, quando reco-
gían los tributos, y el que erraba, lo ma-
taban á él é á quantos dél venían. Dá-
banle sus vassallos en tributo ordinario
de tres hijos uno, y el que no tenia hijos
avia de dar un indio ó india para sacrifi-
car á sus dioses, é si no lo daban, avian
de sacrificarle á él. Dábanle de tres hane-
gas de mahiz una, é de todo lo que gran-
geaban ó comian ó bebían , y en fin , de
todo se le daba el tergio ; y el que desto *
faltaba, pagaba con la cabega.
En cada pueblo tenia mayordomos
con sus libros del número de la gente é
de todo lo demás , assentado con tales fi-
guras é caractéres , quellos se entendían
sin discrepangia , como entre nosotros con
nuestras letras se entendería una cuenta
muy bien ordenada. É aquellos particula-
res mayordomos daban cuenta á aquellos
que residían en Temistitan, é tenian sus
alholies é magagenes é depóssitos, don-
de se recogían los tributos, ó offigiales
para ello; é ponían en cárgeles los que á
su tiempo no pagaban, é dábanles térmi-
no para la paga , é aquel passado é no pa-
gado, justigiaban al tal debdor, é le ha-
cían esclavo.
Avia en Temistitan un patio de más do
un tiro de ballesta, enlosado, é un betu-
mea de cal muy bueno juntaba las piedras
tan fuertemente como si assi juntas nas-
gieran, y estaba tan limpio é liso que no
pudiera ser mejor. Y en medio deste pa-
tio avia un qit, que también se llamaba
DE INBIAS. I.llt. XX X 111 . CAP. XLVI.
Ü03
ochilobo ó casa de oración, muy alto, que
avian fecho los señores todos que hasta
estonces avia ávido , é tenia sessenla lira-
das para subir arriba ; é lo que avian fe-
cho los señores passados en aquel altor
que les tomó la muerte se hacian enter-
rar en la más alta grada , é después el
subcessor suhia otras dos gradas , é assi
se acahó. E después que los chripstianos
lo deshicieron para reformar é ordenar
mejor la cibdad, se hallaban aquellas se-
pulturas en manera de bóvedas, .y en ellas
mucho oro e plata é piedras de valor, que
melian allí con aquellos señores, quando
morían.
Avia otros sessenta qües á la redonda
del que es dicho, á manera de yglesias ó
templos comunes é perrochias, adonde
yban los otros señores inferiores 6 gente
más baza é plebea; pero el mayor, con
otros des oratorios , tenia Montecuma, en
(pie sacrificaba ,il honor de quatro dioses
«piel tenia, ó ydolos, queá uno tenia por
dios de la guerra, como los gentiles á
Marte; 6 á otro honraba é saerilieaba co-
mo á dios de las aguas, segund loa anti-
guos á Neptuno; otro adoraba por dios del
viento, segund los perdidos gentiles á Eo-
lo;é otro acataba por su soberano dios, y
este era el sol , en curo nombre tenia otro
ydolo en mucha veneración 6 acatamien-
to el señor, 6 todos sus vassallos. Tam-
bién tcnian otros dioses; 6 á uno hacían
dios de los mullícales, ó le atribuían la
potencia de la guarda é multiplicación de-
llos , como á Cercre los fabulosos poetas
é antiguos gentiles. É á cada cosa tcnian
un dios, atribuyéndole lo que se les an-
tojaba , é dándoles la deidad que no tie-
nen , ni se debe dar sino solo á Dios ver-
dadero. É á aquellos quatro ó finco dioses
principales que se han dicho de susso, sa-
crificaba Montecuma cada un año, en
( TU L!v., Decad. I, lib. I, cap. 18.
2 IJ., id., cap. 19.
ciertos tiempos diferentes, más de cinco
mili personas, por consejo de dos demo-
nios, que decían los indios que andaban
en aquellos qües, que hablaban con ellos
6 los traian engañados, como lo estuvie-
ron largos tiempos muchas gentes, 6 aun
Id están hoy por el mundo. Si no, pre-
guntadlo á essos brujos é brujas , é aun á
essotros hereges de la peña de Amboto
é sus secages de la condenada setta do
fray Alonso de Mella. , Y (pie diremos de.
aquellos famosos romanos 6 de sus tem-
plos, que ni eran de más sanctidad ni de
menos que los de aquestos indios , erro-
res é desvarios fundados , pues que á ca-
da cosa que se les antojaba hacían dios ó
su templo, como hijo Hornillo, que orde-
nó al dios Júpiter un templo , é púsolo
nombre Jove ferretro , donde fuessen
ofrescidas las armas y enseñas de los re-
yes é capitanes que oviessen ávido de los
enemigos que oviessen muerto'? E assi-
mesmo, como escribió Livio a, Ilómulo or-
denó aquel templo llamado Estatorio, por-
que estuviessen quedos ó no huyessen los
romanos en aquella cruda batalla con los
sabinos , quando las piadosas mugeres sa-
binas despartieron á los padres é maridos
de aquel notable combatimiento'.' El templo
de la Dea de la Salud , constituyó Bubul-
co Censor por la guerra de los samnites 3.
Tur- demás de los dioses vanos, también
tcnian por diosas á Venus, Palas, Juno ó
Otras muchas. Demás desso, qué subjetos
á sus auríspices é adevinos fueron I é qué
agoreros é obidientes á vanidades, fun-
dadas sobre religiosidad é falsa sanctimo-
nia! Quiero decir, que si miramos las co-
sas de los gentiles en este caso , por tan
profanas é diabólicas las tenemos como
las de nuestras Indias.
Dexemos esta materia, é volvamos á
este grand principe Montecuma, el qual,
3 Id., lib. X, cap. 56.
50 i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
en una grand sala de ciento é ginqüenta
piés de luengo é de ginqüenta de ancho,
de grandes vigas é postes de madera que
la sostenían, encima de la qual era todo
un terrado ó acutea , tenia dentro des-
ta sala muchos géneros de aves é de ani-
males. Avia ginqüenta águilas caudales en
jaolas, tigres, lobos, culebras, tan grues-
sas como la pierna, de mucho espanto y
en sus jaolas assimesmo , é allí se les lle-
vaba la sangre de los hombres é mugercs
é niños que sacrificaban, é gebaban con
ella aquellas bestias ; ó avia un suelo fe-
cho de la niesma sangre humana en la di-
cha sala, é si se metía un palo ó vara,
temblaba el suelo. En entrando por la sa-
la, el hedor era mucho é aborrescible é
asqueroso: las culebras daban grandes é
horribles sil vos, é los gemidos é tonos de
los otros animales allí pressos, era una
melodía infernal é para poner espanto.
Tunian quinientas gallinas de ración cada
dia para la sustentación dessos animales.
En medio de aquella sala avía una capi-
lla , á manera de un horno grande , é por
encima chapada de láminas de oro é
plata é piedras de muchas maneras , co-
mo ágatas é cornerinas , nicles , topacios,
plasmas de esmeraldas é de otras suertes
muchas é muy bien engastadas. Allí en-
traba Montecuma é se retraía á hablar con
el diablo, al qual nombraban. Atezcatepo-
ca (que aquella gente tienen por dios de
la guerra) y 61 les daba á entender que
era señor é criador de todo , é que en su
mano era el vencer ; é los indios en sus
areytos é cantares é hablas le dan gra-
cias, é lo invocan en sus nescessidades.
En aquel palio é sala avia continuamen-
te cinco mili hombres, pintados de cierto
betuna ó tinta, los (males no llegan á mu-
gercs, é son castos; llámanlos papas, é
aquestos son religiosos; 6 creen los indios
que si un papa de aquellos dice : • Quiero
que te mueras», que ha de morirse, sin
qué tal sentencia falte. Entre estos papas
hay grados de superioridad, como quien
dixesse obispos é arzobispos , é dignida-
des de ahí abaxo, que incenssan aquellos
diabólicos é descomulgados templos: é
aquel engienso es blanco é hay cierto
monte en la Nueva España, donde se cria,
é créese ques verdadero é perfetto engien-
so , como aquel de quien Plinio largamen-
te escribe '; pero en la Nueva España se
coge desta manera. Dan unas cuchilladas
en los árboles questo produgen , é por
aquellos golpes sale á manera de resina
6 goma , é ponen debaxo en que cayga
este licor , é quáxase é tórnase espeso é
de tan buena olor é de aquella forma que
engienso perfetto; é con esto sahuman
aquellos sus dioses é ydolos aquella gen-
te prieta, ques dicho tienen por sanctos
religiosos. Están toda la noche ingenssan-
do é regando , digiendo sus oragiones en
un tono baxo , en quellos mesmos se en-
tienden; é traen los cabellos luengos has-
ta la grata , muy ahetrados é de mala gra-
gia , é con muchos piojos , que á tiento
ellos se sacan por debaxo de la melena,
é se los comen en tomándolos. Avia allí
más de dos mili figuras de piedra de
monstruosas cosas. Son las casas é salas
todo de terrados. Tenían muy grandes
agequias de agua , por donde se servían
los indios con canoas, porque las calles
de agua atraviessan toda la cibdad.
Avia dos pargialidades ó bandos en
aquella república: la una se degia Mexi-
canos, é la otra Tatebulcos, como se dige
en Castilla Oneginos é Gamboinos, ó Giles
é Negretcs. Y estos dos apellidos tuvie-
ron grandes diferengias: é Monteguma,
como era mañoso, fingió grande amistad
con el señor pringipal del bando Tatebul~
co , que se degia por su nombre proprio
Samalge , é tomóle por yerno, é dióle una
i HUt. nal., lib. XI!, cap. 14.
DE INDIAS. I.lli. XXX11I. CAP. XI. VI.
su hija, por le asegurar. (Ion este debdo,
en pieria fiesta é convite que h¡co á este
Samalce, é á todos sus capitanes é pa-
rantes e hombres principales, hígolos em-
beodar : é desque estuvieron bien toma-
dos del vino, liíeolos atar é sacrificarlos á
todos, sacándoles los corazones vivos,
como lo tienen por costumbre. E los que
píidcscieronesta crueldad passábande mili
hombres, señores principales: é tomóles
las casas é quanlo tenían , ó poblólas de
sus amigóse de los de la otra parcialidad
mexicana. E á todos los que tuvo por sos-
pechosos , desterrólos de la cibdad , que
fueron más de quatro mili hombres; y en
los bienes é moradas destos higo que
viviessen los quél quiso enriquescer con
bienes ágenos, É aquellos que desterró,
luco (pie pohlusscn quatro leguas de allí,
en un pueblo que de aquella gente se hi-
co, (pie se llama Mrzquique, o que le sil -
viessen de perpetuos esclavos. É assi co-
mo la cibdad se decia, y es su proprio
nombre Temislilan , se llamó e llama por
muchos México dende aquella maldad co-
metida por Monteeuma. E los mexicanos
y españoles hallaron un pariente de aquel
señor de Tatevulco, al qual decian que
de derecho, venia aquel señorío de Sainal-
Ce que Monteeuma avia muerto, que era
abuelo deste , 6 llamábanle a este señor ó
nieto del muerto Talatcclc.
Tenia Monteeuma una casa muy gran-
de, en que estaban sus mugeres, que eran
más de quatro mili , hijas de señores, que
se las daban para ser sus mugeres , y él
lo mandaba hacer assi: é las tenia muy
guardadas é servidas, é algunas veces él
daba algunas dellas a quien quería favo-
rescer e honrar de sus principales: ellos
las resabian como un don grandissimo.
Avia en su casa muchos jardines, é
rient baños ó más, como los que usan los
moros, que siempre 'estaban calientes, en
que se bañaban aquellas sus mugeres, las
ipiales tenían sus guardas é otras muge-
res como prioras que las gobernaban ; é
á estas mayores, que eran ancianas, aca-
taban como á madres, y ellas las Irada-
ban como á hijas.
Tuyo bu padre de Monteeuma ciento é
cinqüenta hijos é hijas, de los quales los
mas mato Monteeuma , é las hermanas ca-
so muchas dellas con quien le paresció;
y él tuvo cinqüenta l'¡j°s e" lujas, ó más.
]•: acaescio algunas veres tener cinqüenta
mugeres preñadas , ó las más dellas ma-
taban las criaturas en el cuerpo, porque
assi dicen que se lo mandaba el diablo,
que hablaba con ellas: é decíales que se
sacrificassen ellas las orejas é> las lenguas
é sus naiuias, é sesacassen mucha san-
gre é se la ofresciessen , é assi lo hacían
en efetto.
I' scía la casa de Monteeuma una cib-
dad muy poblada: tenia sus porteros en
cada puerta. Tenia veynte puertas de ser-
vicio: entraban muchas calles de agua á
ellas, por las quales entraban é salían las
canoas con mahiz é otros bastimentos e
leña, Entraba on esta casa un caño de
agua dulce , que venia de dos leguas de
allí por encima de una calcada de piedra,
que venia de una fuente que se dice Cha-
pietepeque, que nasce en un peñón que
está en la laguna salada , de muy exce-
lente agua.
TUMO III.
64
oüti
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO XLVII.
Kn que se Iracla cómo Monteenma dixo á Hernando Cortés que se fuesse él é los españoles de su lierra,
prometiéndoles de les dar tanto oro que fuessen ricos, é de la prudente respuesta de Hernando Cortés *: é
cómo llegó á la tierra Pamphilo de Narvaez, é fué presso , é se tornó Cortés á México, de donde los indios
lo echaron á él é á los españoles ; é de la muerle de Montecuma **, é otras cosas convinientes al discurso
de la historia ó relación assaz diferente en algunas cosas á lo que se contó hasta el fin del capitulo XLIII.
Otras veges tengo dicho que en las re-
laciones fechas por el gobernador Her-
nando Cortés , quedan más ordenadamen-
te expresadas muchas cosas de las que se
dicen desde el capítulo XLIV hasta fin del
precedente , é de las que se dirán en este
y en el siguiente después dél , con que se
dará conclusión á esta relación, que aun-
que vá salpicada, hace mención de algu-
nas cosas que se han dicho en las relacio-
nes de Cortés, pero de otra manera. É
también dice otras muchas, que no se han
memorado en la historia , ni Cortés habló
en ellas. Assi que, con estos dos capítu-
los , é con los dos de susso , se acabará
esta relación quel chronista acumuló y en-
tendió de personas fidedignas, que se ha-
llaron pressentes en esta conquista. É no
le parezca al que lee ques contradecirse
lo uno á lo otro, porque los hombres as-
si como son de diverssos juigios é condi-
giones , assi miran y entienden las cosas
diferenriadamente, é las cuentan; puesto
que vengan los unos é los otros á una ge-
neral é mesma conclusión , é aun á las ve-
ges se contradigen en muchas cosas pun-
tualmente. Cada dia vemos que se ofres-
gen casos no pensados, é aun acordados;
é queriendo un juez ó príngipc informar-
se de la verdad, juran los testigos é de-
ponen difercngiadamento , con más ó me-
nos palabras , é digiendo uno las particu-
laridades que otro testigo calla , ó no en-
tendió, ó no las supo entender, aunque las
* r»f f.ta parle quitó Oviedo la siguiente cláu-
sula: «diciendo que no tenia navios, pero que se
daría forma de los ha$M • é se puso por oUa».
vido: de forma que en un mesmo nego-
gio hay diverssas pruebas, é aunque sean
contestes en la sentengia ó sentido , son
apartados en deponer unos mejor que
otros. Assi con estas condigiones aveys,
lelor, de pensar lo que está dicho, é lo
que demás se dirá desta conquista , avien-
do por máxima que yo me he informado
de personas que meresgen ser creydos, é
que cu todo se hallaron. Destos tomé y
examiné lo que conviene á la materia,
aunque parezca , como he dicho , que vá
salteada.
Quieren degir, é aun es de sospechar,
quel diablo , enojado de los sánelos sacri-
figios é sacramentos é gerimonias cathóli-
cas del altar é culto divino é ministros de
Jesu Chripsto, Nuestro Redemplor, que los
chripstianos, nuestros españoles, comen-
garon á usar, gelebrando misas é bapti-
gando y exergitando las cosas de nuestra
sánela fée cathólica en aquella grand cib-
dad deTemistitan, puso en coragoná Mon-
teguma que echasse los chripstianos de Mé-
xico, si no quél se yria, si no los mataba;
porque la misa y evangelio que predicaban
é degian los chripstianos le daban grand
tormento. É débese pensar, si verdad es,
quessas gentes tienen tanta conversagion
é comunicagion con nuestro adverssario,
como se tiene por gierto en estas Indias,
que no le podia á nuestro enemigo pla-
ger con los misterios é sacramentos de la
sagrada religión chripstiana : é á esto de-
*• Lo mismo esta : olí cómo fueron I09 chrips-
tianos socorridos é acogidos de la gente c indios de
Tascallccle».
DE INDIAS. LIB.
cían que le respondía Montecuma, que no
era bien que los matassen alli, pero quél
les diria que se fues--en de aquella cihdad
á su Castilla, é que los haria malar á to-
dos en el camino. Avida esla responsion
ó consultaron diabólica, hico Montpcuma
apercebir cient mili hombres de pelea,
para que hablando él al capitán Hernan-
do Cortés , é diciéndole que se fuessc de
su tierra, si no lo quisiesse hacer, lo
prendiessen ó matassen con todos los es-
pañoles.
Fecho aqueste apcrcebimiedto; salió
Montecuma al patio de su c asa , que era
la morada de su abuelo , donde él acos-
tumbraba salir á holgarse; ven aquella
casa estaban apossentados los chripstia-
nos. y envió con l,i lengua á llamar á Her-
nando Cortés , el qual dixo luego: «No sé
qué novedad es aquesta: ploga á Dios que
sea por bien; pero no me agrada esla em-
baxada > . E tornó consigo hasta doce hom-
bres; é llegado donde estaba Montecuma,
no le paresgió que le rescibia con la vo-
luntad que antes, puesto quél se levantó
é tomó de la mano a Cortés , 6 metióle
en una sala , donde hico traer en qué se
assenlassen los dos, é dixo á la lengua
assi: «Di al capitán que yo le ruego (pie
se vaya desla cihdad 6 de mi tierra , por-
que mis dioses están enojados porque es-
tán aquí él é su gente, é que pida lo que
quisiere, que yo se lo daré, é va \ ase á
su tierra. E que do piense questo que se
lo digo burlando, sino porque assi ha de
ser fecho ; é que diga lo que quiere ó ha
menester para su camino».
Cómo Cortés entendió sus palabras, é
adónde yban enderescadas, antes quel in-
térpetre acabasse su racon , proveyó con
uno de los españoles que allí estaban, y
envió á deQir á los chripslianos que se
tractaba de sus vidas, é que^ estuviessen
aparejados é á recabdo para su defensa,
aunque él conoscia que no eran parte pa-
ra se defender, si Dios no los defondies-
XXXIII. CAP. XLVII. 507
se; é avisóles de la voluntad é palabras
de Montecuma. (Estonces se acordaron los
españoles de Tascaltecle, é de lo que les
avian dicho, avisándoles de las cosas de
Montecuma.) Los españoles respondieron
a Cortés que á punto estaban para lo que
Dios ordenasse , é para hacer loque de-
bían en favor de la fée chripsliana y en
servicio de Su Magestad; é que ya sabían
que Dios é sus manos avian de ser quien los
librasse de tanta moltitudde adverssarios.
Corle* respondió á Montecuma desta
manera: «Yo he entendido lo que me de-
< ís, é OS lo agradezco mucho. Determinad
(piiiinlo quereys que nos vamos: que assi
se hará. < Montecuma, como príncipe bien
comedido, replicó é dixo: «Señor capi-
tán , no quiero que os vays sino quando
qiiMérvdes: é tomad el término que os
parezca , que yo os daré para vos dos car-
gas de oro, é una para cada chripstiano».
Estonces Cortés le replicó é dixo : «Ya sa-
beys que nuestros navios los echamos al
través, é tenemos nescessidad de otros
para volver á nuestras tierras. El oro que
nos»days, os tenemos en merced ; pero
(pieria que hk/iéssedes venir lodos los car-
pinteros que teneys, para que labren la
madera é la corten: que yo tengo maes-
tros que hagan los navios; é fechos, nos
yremos en ellos á nuestra (ierra , é vos os
quédareys en la vuestra: é darnos heys lo
que nos mandays, é assi lo decid a vues-
tros dioses é á vuestros vassallos». Mon-
tecuma mostró contentamiento desta res-
puesta, é dixo: «Bien me paresce lo que
decís, é assi se hará». Y en continente
mandó que viniesse copia de carpinteros,
é Corlés proveyó de maestros é personas
que entendiessen en la labor de los na-
vios , é dixo después á los españoles des-
ta manera: «Señores y hermanos: este
señor Montecuma quiere que nos vamos
de la tierra , é conviene que se hagan na-
vios. Yd con essos indios, é córtese la
madera . y entretanto Dios nos proveerá
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
de gente é socorro: por tanto, poned tal
dilación que parezca que haceys algo, ó
se haga con ella lo que nos conviene; é
siempre me escribid é avisad qué tales es-
tays en la montaña , é que no sientan los
indios nuestra dissimulacion » . É assi se
puso por obra : que con muchos indios
fueron á cortar la madera los chripstianos
que envió Cortés, é talaron grandes ár-
boles, é se labraban para el efetto ques
dicho.
É dende áocho dias que se ocupa-
ban en lo ques dicho , llegó Pamphilo de
Narvaez á la costa con once navios é
ochofientos hombres, entre los quales
avia doscientos de caballo, al qual envia-
ba el adelantado Diego Vclazquez : y en
continente que parescieron en la mar, fué
avisado Montecuma de sus- indios, con
tanta diligencia, que en quatro dias an-
duvieron sus espias ó avisos ochenta le-
guas ; y él ovo temor desque lo supo , y
envió á llamar á Cortés , el qual é todos
los chripstianos estaban con mucho cuy-
dado atemoricados, pensando, que cómo
les dixeronque salia al patio Montecujna,
que querían dar en los españoles ; é Cor-
les les dixo: «Señores é amigos : yo quie-
ro yr á ver qué quiere Montecuma : por
esso estad en lo que debeys estar, para
que mediante Dios, si mal pensamiento
tiene ó en algo se pusiere, os acordeys
quién soys, é que si oviéremos de pelear,
es contra infieles y en servicio de Dios é
de Su Magestad, y en defensión de nues-
tras personas; é que las manos de cada
uno sean tales, que muestren con la obra
é propria espada el valor de vuestros in-
vencibles ánimos: que aunque muramos,
quedamos vencedores, puesavremos com-
plido con el officio militar, é con lo que
debemos •. Á lo qual todos le respondie-
ron que harian su deber hasta morir, sin
quel temor ni el peligro se lo pudiesse es-
torbar, porque tenían por menor sosa sus
vidas que su honor.
Ydo Cortés delante de Montecuma , él
le dixo por medio de la lengua ó intér-
petre: «Capitán , hágoos saber que teneys
navios fechos, en que os podeys yr de aquí
adelante » . É Cortés le replicó é dixo: « Se-
ñor, en teniéndolos fechos, yo me yré».
É Montecuma le replicó é le dixo: «Once
navios están en el puerto de Cempual, é
presto verná nueva si han saltado en tier-
ra los que en ellos vienen , é sabremos
quién son é qué gente viene » . Cortés dió
muchas gracias á Dios, é dixo: «Bendito
sea Jesu Chripsto por las mercedes que me
hace á mí é á todos los hidalgos é com-
pañeros mios^ porque se ha acordado de
nosotros por su misericordia » . É uno de
los españoles que allí estaba, fuésse á lo
decir é dar nuevas á los españoles, con
las quales cobraron mucho esfuerco, é se
abracaron unos á otros de goco, porque
les parescia que miraculosamente escapa-
ban de la muerte (como en la verdad la
tenian bien aparejada). Y estando todavia
Cortés con Montecuma, llegó otro men-
sajero, é dixo: «Doscientos caballos é
seyseientos hombres han salido en tierra,
como estos que aquí están pintados». -É
mostró una figura, en que estaban debu-
tados assi los de pié como los de caba-
llo, é las once naos ó navios que avian
llegado al puerto ques dicho.
Estonces Montecuma se levantó é abra-
có á Cortés, é le dixo quél se queria yr
á comer con él , é Cortés le dió las gra-
cias , é tomados por las manos se fueron
al apossento de Cortés; é mandó Cortés
á los españoles que no mostrassen altera-
ción alguna , sino que estuviessen juntos
é sobre aviso, é que pues Dios les avia
librado de la muerte, le diessen continuas
üxacias. E comieron Montecuma é Cortés
juntos, é con mucho placer (en diferencia-
do i^oco), porque Montecuma pensaba que
los chripstianos se yban de la tierra, é
Corles 00 desconfiaba de SObjÜZgarla.
Acabado de comer. Monlecuma. se fué
DE INDIAS. Lili. XXXUI. CAP. XI. VII.
509
A su upossenlo , é cicla hora venían nue-
vas de la venida de aquella armada; é
aunque Montéenme no mostraba altera-
ción, bien se conoscia que le pessaba de
la venida de los chripstianos.
l'n capitán de Montccuma, que era de
los de su consejo é más acepto, le dixo
(¡lie debia matar los chripstianos que es-
taban en aquella cibdad, é A Cortés, su
capitán , con ellos , porque oviesse menos
(pie hacer en resistir á los que de nuevo
venían ; é que muerto Cortés é su gente,
yrian luego á buscar á los de la nueva ar-
mada , é que no esperasse A que los unos
é los otros se juntasen é l'uessen más po-
derosos , porque el exército de los .chrips-
tianos div idido se pudíesse mejor abatir,
que no se baria estando unido.
Montecuroa hico juntar mi consejo, é
allegados sus sátrapas é consejeros, e al-
gunos capitanes expertos e favorescidos
suyos, traclaron é platicaron en el caso;
é A algunos les paresció bien que assi se
hiciesse, 6 A otros paréscia que de otra
manera lo guiassen. Y en fin fué acorda-
do que era mejor que los que venían lie -
gassen, é que A todos juntos los matas-
sen; porque si mataban los de la cibdad,
los otros se tornarían á embarcar, é huy-
rían A su tierra é traerían mucha más gen-
te; é matando A todos, no quedaría per-
sona que pudíesse llevar la nueva dellos.
Kn este acuerdo fué la determinación é
Consejo concluydo; é de ahí adelante los
indios servían mucho mejor á Cortés e su
gente, é cada dia le yba A ver Montecu-
ma con mAs de quinientos hombres, se-
ñores principales, vassallos suyos.
Los chripstianos é Cortés pensaban que
Diego Velazquez'yba en personít en aque-
lla armada , ó quél la enviaba ; é aunque
por una parte se alegraban de la venida
de los que assi venían , por otra parte les
pessaba ; porque algunos temían más á
Diego Velazquez que A los indios,. é no
sin causa.
Narvaez llegó al puerto de la Villa Ri-
ca é desembarcó su gente, ó fuésse den-
de allí á (lempual é assentó su real é or-
denó su gente é capitanes: é preguntó por
los chripstianos, é los indios le dixeron
adonde estaban: el qual (lió luego A en-
lender á aquellos indios quél era el señor
é capitán general, é que Hernando Cortés
no era ya capitán , é que le avia de cor-
tar la cabeca, é que los quél tenia eran
criados suyos del Pamphilo Narvaez.
Aquestas palabras, é otras peores, fue-
ron referidas A los que estaban con Cor-
ti's. i; las repressenlnban ciertos compa-
ñeros que se le amotinaron, ofresciéndo-
se A Cortés por sus cartas ; é si fuesse as-
si uno, bien hay que decir en éllo. Pero
concluyen los más que Cortés leyó essos
avisos, callando los nombres de los que
se los enviaban; é dixo á los que con él
estaban cómo Pamphilo decía que eran sus
mocos, é que los amenacaba; équél que-
ría hacer un mensajero y enviar algunos
collares é joyas de oro, é partirse tras él
con la mitad de la gente que tenia, porque
Ci ni Narvaez estaban doscientos ó trescien-
tos hombres que se passanan,á su parle,
o quel primero seria el artillero: por tanto,
que los que quisiessen yr con él, se apare-
jassen, haciéndoles muchos ofrescimien-
(os. si Dios le diesse victoria. Y en la ver-
dad afirman muchos , que en cssa sacón
estaba tan bien quisto Cortés, que si A to-
dos los quisiera llevar, todos se fueran trás
él. K luego despachó, segund se dixo, un
mensajero con cartas para particulares , é
con una carga de collares de oro ricos é
otras joyas, para que secretamente se
diessen en el real de Narvaez. Y Hernan-
do Cortés se partió con ciento é cinqüen-
ta hombres , é dexó al comendador Pedro
de Alvarado en la cibdad de Temistitan
con otros tantos, é A Montecuma en su
poder, porque no fuesse adonde estaba
Narvaez.
Assi que, siguiendo su camino Cortés,
:¡io
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
llegó á un rio que Qstaba cerca del real
de Pamphilo, é toparon dos velas, é la
una se tomó, é la otra huyó y entró por
el real, á voces diciendo: «Al arma, al
arma: que ahí viene Cortés». El qual,
([liando se vido cerca, se apeó él é otros
tres de caballo; é todos á pié , con sus pi-
cas, entraron por el real, é fueron dere-
chos á un apossento, donde estaba Pam-
philo deNarvaez, y estábanle diciendo:
«Señor, catad que viene ahí Cortés!» Y
él respondía: «Dexadlc venir: que es mi
hijo» . Y estando vistiéndose unas corabas,
subieron treynta hombres donde estaba,
y él salia por la puerta armado, é diéron-
le con una pica un golpe en el ojo, que
se le quebraron , y en continente le echa-
ron mano é le llevaron rastrando por las
escaleras abaxo ; é finalmente él fué pres-
so é su gente desbaratada , é muchos de
los suyos. pressos, é otros muertos. Díxo-
se que como Narvacz vido a Cortés, es-
lando assi presso , le dixo: «Señor Cor-
tés, tened en mucho la ventura que aveys»
tenido, é lo mucho que aveys hecho en te-
ner mi persona (ó en tomar mi persona)».
E que Cortés le respondió é dixo: «Lo
menos que yo he hecho en esta tierra, don-
de estays, es averos prendido». É luego
le hico poner a buen recabdo, é le tuvo
mucho tiempo presso.
Otro dia por la mañana , después de
aver Cortés recogido su gente , c aversc
congraciado é alraydo a sí la mayor par-
te de la gente de Narvaez, se partió para
Temistitan, donde el capitán Alvarado es-
taba en mucho aprieto; porque cómo Cor-
tés salió de la cibdad, intentaron é pusie-
ron por obra los indios lo que tenían acor-
dado, aunque no como Montecuma lo avia
pensado efettuar , segund se dixo de sus-
so; pero con su acuerdo ó sin él quisie-
ron matar a aquellos chripstianos que allí
quedaron, para dar después por los res-
tantes.
Qoando Cortés salió ríe aquella cibdad.
encargó mucho al capitán Alvarado que
velasse y estoviesse muy sobre aviso pa-
ra que Montecuma no se fuesse á Narvaez;
é dióse tan gentil recabdo, que como ca-
vallero y experto capitán, assi como ovo
sentimiento de la alteración de los indios
é los vido con mano armada moverse por
dar la libertad á su señor, assi él se puso
al opóssito para se lo impedir con essos po-
cos españoles que allí quedaron en su com-
pañía. E quando llegó Cortés, avia ocho
ó diez dias que cada dia peleaban contra
innumerables indios, é no avia chripstia-
no que no estoviesse herido de los que
estaban cercados , é ajjn con muchas he-
ridas, é parte dellos avian muerto: é
quando estaban cansados de pelear, saca-
ban á Montecuma sobre una acutea para
que mandasse á los indios que se apar-
tassen é dexassen de pelear , é assi lo ha-
cían. Y estaban ya en tanta hescessidad
que les faltó el agua , é cavaron en el pa-
tio tanto como hasta la rodilla, é milagro-
samente se hinchó el hoyo de agua dul-
ce, non obstante que aquella casa está en
medio de la laguna salada. Intervino otro
miraglo muy señalado, é fué este: pusie-
ron la imágen de la Madre de Dios en un
qü muy alto que allí avia en la cibdad , é
los indios comentaron á echar mano de-
Ha para la quitar, é pegábanscles las ma-
nos dó estaba la imágen , é dende á buen
rato se les despegaban , quedando allí se-
ñaladas , de manera que no osaban llegar
allí más.
Otro miraglo subcedió en essa sacón ó
tiempo, é fué muy notorio, é fué aques-
te. Tenían los chripstianos un tiro de pól-
vora gruesso, é cargáronle para tirar á
los indios é hacerlos apartar afuera , é pe-
gáronle fuego é no quiso salir: lo qual
viendo los indios, dende á mucho rato,
perdida la sospecha é temor quel tiro avia
de salir, arremetieron como Icones, con
un ímpetu leonino écon tanta grita é mol-
titud dellos, que no se pudieran rcsjslir
DE INDIAS. LUI. X.WIH. CAP. XLVII.
olí
por niauos de humanos, si Dios no obra-
ra de sus maravillas é poderío absoluto.
E combatiendo con mucho furor é perse-
verancia para rcdcinir á su señor é sacar-
le donde estaba, é con palancas* é otros
instrumentos, determinados de morir é
derribar la Cuerea ó conseguir \ ieloria , 6
no dexar chripstiano con la vida; 6 la
verdad era que ya los españoles, cansa-
dos de su defensión, y embarazados é
ofendidos por las innumerables varas é
Hechas é piedras (pie los tiraban, estaban
á tanto estrecho (pie ninguno dellos dexó
de pensar que estaba en la última hora
de la vida. En aquel mayor (rabaxo y
hervor del combate salió el tiro, sin le
aver mas cebado ni pegádole más fuego,
con horrible sonido; é como la pelota era
tan grande quassi como lá cabeca de un
hombre, é tenia dentro perdigones que
escupió por mucha-, parles , luco mucho
daño en los indios, y espantólos de ma-
nera que quedaron atónitos ése retiraron
más que de passo pata atrás , quedando
muchos muertos, é otros muy mal heri-
dos. Afirman que se vido el apóstol Sanc-
tiago á caballo, peleando sobre un caballo
blanco en favor de los chripstianos ; é de-
cían los indios quel caballo con los pies é
manos 6 con la boca mataba muchos de-
llos : de forma que en poco discurso de
tiempo no pares^ió indio, é reposaron
los chripstianos lo restante de aquel dia.
Ya sé que los incrédulos ó poco devo-
tos dirán que mi ocupación en esto de
miraglos, pues no los vi, es supérflua ó
perder tiempo, novelando; é yo hablo que
esto é más se puede é debe creer, pues
que los gentiles é sin fée é ydólatras es-
criben que ovo grandes misterios é mira-
glos en sus tiempos, é aquellos sabemos
que eran causados é fechos por el diablo.
Pues más fácil cosa es á Dios é á la inma-
culata Virgen, Nuestra Señora, é al glo-
i Década I, [ib. t, cap. 3G.
rioso Apóstol Suncliago é á los Sanctos é
amigos de íesuChripsto hacer essos mi-
raglos que desusso están dichos, é otros
mayores.
Escribe Tito Livio (pie debatiendo Lu-
cio Turquino Prisco, quinto rey de los ro-
manos, con Actio Navio, famoso en los
augurios, dixo al adevino como por coía
de burla: «¿Adevinarás lo que yo agora
pienso ó deviso en mi coracon?» Y el
adevino, que estaba guardando en sus
puntos c sciencia , dixo que sí. Estonces
dixo el rey : ■ Yo devisaba que tú cortabas
aquella piedra con una navaja : toma la
navaja é haz aquello (pie tus aves adevi-
nan.« ' El adevino deliberadamente lomo
la navaja é corló la piedra : assi que, ved
lo que! diablo puede, que hico que la na-
vaja eortnsse la piedra.
El mesmo auctor, entre otros prodi-
gios, escribe que habló un buey, é dixo:
«Roma, guárdate». É que los auríspices
mandaron que aquel buey con suma dili-
gencia fuesse guardado*. Ningún chrips-
tiano cathólico hay que dubde que essos
miraglos que escribe Livio son obras del
demonio; é pues quél las pudo hacer, pe-
queña e fácil cosa eran para Chripsto é
-ii glorio-a Madre, é para el Apóstol Sanc-
liago, cuyo caballero militar de su Úrdcn
del Espada fué este capitán Al varado,
aquellos qtiatro miraglos que de susso se
tocaron. Quanto más, que nuestros espa-
ñoles eran chripstianos, y enl rollos no po-
dían fallar devotos é amigos de Dios. Vol-
vamos á la historia.
Otro dia siguiente á lo que es dicho
avia tantos indios como si no faltára nin-
guno de los muertos, é parescia que
siempre cresgia el número de los infieles
ó la moltitud dellos , porque número era
dificultoso saberse. É decían: -«Si no
oviéssemos miedo de esse del caballo
blanco, ya vosotros estaríedes cocidos,
2 Década IV, |¡b. V, cap. 30.
512
HISTORIA CENKRAL Y NATURAL
aunque no valeys nada para comeros,
porque lós.chripstianos que tomamos es-
solro dia, los cocimos, é amargaban mu-
cho; mas echaros hemos á, las águilas é
leones , que os coman por nosotros. Pero
holgad : que de aqui á un poco lo vereys,
si no soltays á Monteguma, nuestro señor,
porque siendo él aquel Dios que cria to-
das las cosas, avés ossado prendelle. » Es-
tonces los españoles le hicieron poner en
un terrado, y él les dixo quél no estaba
presso, sino que aguardaba á Hernando
Cortés, capitán de los chripstianos. É los
españoles les respondieron á las gentílicas
y heréticas vanidades que los enemigos de-
cían , que Montecuma era hombre mortal
como ellos , é que no avia otro Dios sino
el de los chripstianos , que avia criado el
rielo é la tierra ó todo lo del mundo ; é
que aquel del caballo blanco era un cria-
do é cavallero suyo, que se llama Sanc-
tiago , que les avia enviado del cielo para
que les áyudasse é favoresciesse é ma-
tasse los indios, como lo podian bien en-
tender, pues que seyendo tan pocos los
españoles, se defiendian de tantos indios é
los ofendían. É que pues decían los indios
que veian una muger que les echaba mu-
cho polvo» en los ojos, quando peleaban
con los chripstianos porque no los viés-
sen, que creyessen que era la gloriosa
Virgen, Nuestra Señora, Sancta Maria,
Madre de Chripslo, nuestro Redemptor.
Estando en este estado la cibdad é los
chripstianos que allí avian -quedado, vino
nueva cómo Cortés y ha con la gente toda
de Painphilo de Narvaez é con la quél so
avia llevado ; é Montecuma mandó á los
indios que dexassen de pelear é doxas-
sen venir los otros chripstianos, poique á
todos juntos matassen; é aquesto se cree
que fué su intento. É assi cessarón eston-
ces en el combate; pejo desde á poco,
ó porque assi les fuesse ordenado, ó por
su voluntad propria, se tornó a refrescar
la pugna, ('• peleaban como hombres de
mucho esfüercq , é que mostraban bien
que avian gana de concluyr é acabar su
empressa. Estaban todos aquellos defen-
sores cercados, heridos é con mucha fati-
ga, é aun no muy conformes por la di-
verssidad de sus opiniones de Diego Ve-
lazquez y Hernando Cortés, que los unos
eran parciales al uno é los otros al otro;
y entre ellos avia un hidalgo, que se de-,
cia Botcllo, que echaba conjuros é presu-
mía de pronosticar algunas cosas futuras,
bien que lo tal es reprobado é no seguro
para la consciencia del chripstiano : y es-
te dixo que si los chripstianos no salían
una noche señaladamente , que no queda-
ría hombre dellos á vida.
Ya Hernando Cortés estaba dentro en
la cibdad, é con su llegada é juntarse
los chripstianos con los primeros cer-
cados cresgió el favor de los nuestros;
pero no gessó la guerra por esso : antes
parescia que los enemigos é su perse-
verancia crescian cada hora en los com-
bates, de lo que se coligió quel acuer-
do primero é consejo de Montecuma, que
tomó quando se supo de la venida del ca-
pitán Narvaez, estaba fixo para que jun-
tos los españoles que de -nuevo yban con
los que allá estaban, los matassen á to-
dos. En fin, Cortés determinó de creer
aquel adevino ó desvariado panesger del
Botcllo : é más cierto debiera de ser que;
le paresció (como á hombre que conoscia
é vía el estado en que estaba ) que le con-
venia la salida de la cibdad é dexarla, co-
mo varón experto é de grand conosci-
micnto, é aun porque la nescessidad es
la que enseña á los hombres en tales tran-
ces lo que conviene á su salvación. Via
que los enemigos eran señores de los bas-
timentos é del campo, é que estando en-
cerrados los chripstianos, era mayor su
nescessidad cada hora é la hambre ma-
yor , y essa sola sin las armas baslára á
los acabar. E por todas estas causas se
determinó) ávido su consejo con los otros
DE INDIAS. I.llt. XXXU1. CAP. XI. VII.
capitanes, sus inferiores, de salirse con
la genle fuera de la eibdad, cavesse el
que cavesse, 6 salvarse el que Dios orde-
nasse que salvo fuessc.
Muchas veces me acuerdo, quando me
ocurre oyr ó leer alguna vanidad deslos
sorteros ó adevinos que quieren entreme-
terse en decir las cosas que están por ve-
nir, de un muy notable caso que está cs-
cripto en aquel traclado qué escribió Jo-
sepho, sacerdote de los de Jerusalem,
hijo de Matatbia, en lengua griega, con-
tra Apion (irammático Alejandrino, é di-
ce assi: ■Segund supe de un varón judio
que militaba en aquella expedición, cu-
yas palabras contenían aquesta- cosas,
dizie assi : Yendo yo al mar Bermejo,
yba allí de consuno con otros cavaderas
judíos uno que se llamaba Mesolano, va-
ron de fecho, é de ánimo guerrero sobre
todos los archeros. Aqueste, yendo assi
muchos juntos é presurosos en el cami-
nar, rescibió un adevino agüero del. é
otrosí pidiógelo , é dixo que todos esto-
viessen quedos, y él preguntóle que por
qué se delenian : el adevino le mostró un
ave quél miraba ante sí , é díxole ser
complidero que todos se detuviessen , si
aquella ave estoviesse queda ; ó que si se
levantasse é volasse ante ellos, que es-
tonces caminassen; é que si volviese las
espaldas, convenia que todos se volvies-
sen: y el cavallero, callando á esto, co-
ntoneó á tirar saetas con su arco, é hirió
la ave é la mató. Ensañáronse contra él
assi el adevino como otros algunos, di-
ciéndole que lo avia fecho mal ; y él dixo
estonces: » Malditos demonios, por qué os
ensañays?» É teniendo el ave en la ma-
no, muerta, replicó: «Aquesta no supo
de su salud , é podrá juzgar la salvación
de nuestro camino? Si ella pudiera ante-
decir lo advenidero, en ninguna manera
viniera á este lugar con temor que no la
matasse con saeta Mesolano , judio » . De
lo que está dicho dá por auctor Joscpho á
TOMO III.
Ilecatheo, historiador antiguo. Assi que,
estas cosas assi las deben sentir los de sa-
no entendimiento, como lo sintió Mesola-
no. É haciéndolo assi el capitán Hernando
• lories, apercibió á los españoles é dixo
que le Biguiessen -por la calcada de Tacu-
ba; é mandó á Johan de Guzman , su ca-
marero , que abriesse una sala donde es-
taba el ihessoro de mucho oro é piala é
piedras é joyas, para que cada uno to-
masse lo que quisiesse, quél se lo daba.
E (lió l.i retroLMiarda al comendador Pe-
dro de AK arado, é comencé Corles á ca-
minar con hasta cient hombres de los ve-
teranos de sus milites; é los que avian
ydo con Narvacz arrojáronse en la sala,
e cargáronse de aquel oroé plata quanto
pudieron; pero los tríenoslo gocaron. por-
que la carpía no los dexaba pelear, é los
indios los tomaban vivos cargados , é á
otros llevaban arrastrando, é á otros ma-
taban allí; é assi no se salvaron sino los
desocupados é que yban en la delantera.
Esto era después de media noche, é muy
llena de niebla. Oíanse muchos clamores
6 gritos é voces, unos llamando á Dios é
Otros á Sánela .Maria , Nuestra Señora, de
los que prendían é mataban los indios.
Bien pensaron los españoles que ninguno
dellos quedára, é quiso Dios que de to-
do-, quedaron hasta trescientos é quaren-
ta y cinco de pié é de caballo; é si los
indios no se detuvieran en buscar é hur-
tar y esconder el oro que tomaban, tam-
poco quedaran con las vidas essos, como
los demás.
En esta relación se cuenta muy dife-
renciadamenle de como atrás está dicho,
en la relación de Cortés, la muerte de
Montccuma; y yo tengo por más cierto
que su fin fué como Cortés lo escribió é
la historia lo ha contado; é porque demás
desso , viva voce , yo lo he oydo al co-
mendador Alvarado, que estuvo pressen-
te á ello. Bien que aunque en esso dis-
crepen los testigos , en estotra relación se
(¡0
5U HISTORIA GENE
dicen otras cosas veríssimas, que en las
passadas cartas ó relaciones de Cortés no
se hace memoria dello. Assi que, tornan-
do al discurso desta relación , dice que
dos mancebos avian tomado cargo, por
mandado de Cortés, de sacar á Montecu-
ma, é que llevándolo, le dieron una pe-
drada en la cabeca, no lo conosciendo,
que dieron, con él en el suelo, é mataron
á los dos españoles que lo llevaban , é
nunca lo conoscieron hasta que fué de dia:.
é que cómo le conoscieron, se detuvie-
ron con él los indios é dexaron de seguir
á los chripstianos , haciendo grandes llan-
tos, pero breves, porque reconoscidos
del desastrado fin de su señor, fueron más
de quarenta mili hombres en seguimiento
de los españoles. Y el capitán general avia
mandado al comendador Pedro de Alva-
rado que se quedasse en la retroguarda
á recoger la gente , é desque vido tanta
mortandad en los nuestros , é quél tampo-
co no podía escapar, atendiendo más, lle-
vaba una lanca en la mano, é siguió Irás
Hernando Cortés , passando sobre los
muertos é caydos , oyendo muchas lásti-
mas; é llegó á una puente, que ya la avia
passado Hernando Cortés é los que esca-
paron, y estaba aleada, é todo aquello
lleno de muertos quassi hasta arriba. É
como era mancebo é muy suelto, juntó
la lanca contra los enemigos , é assi como
se detuvieron un breve espacio, en con-
tinente, sin perder tiempo arremetió, é
sobre el qüento de la lanca saltó tan lige-
ramente que travessó todo aquello que la
puente solia ocupaj , é púsose del otro la-
do en salvo, quedando los indios espan-
tados dello; porque fué tan extremado de
grande el salto, que á muchos hombres
que han visto aquello he oydo decir que
paresce cosa imposible averio podido sal-
lar ningún hombre humano. En fin , él lo
saltó é ganó por ello la vida ,.é perdiéron-
la muchos que atrás quedaban ; é llegó á
Cortés, que estaba encima de unas gra-
AL Y NATURAL
das de un qil, sentado, diciendo muchas
lástimas , é á vuelta dellas otras palabras
contra los que avian atrás quedado. É por
no acabar de se perder, movió de allí con
essos pocos que le quedaban, é con mu-
cho trabaxo é peleando á cada passo , él
y ellos llegaron á la cibdad de Tascalte-
cle, todos heridos. Pero en este camino,
desde á cinco dias después que salieron
de México , los cercaron más de doscien-
tos mili indios por mandado del señor do
Temistitan, Hernando de Montecuma, é
subcessor en su señorío; no porque él allí
fuesse, sino un capitán é mayordomo su-
yo que se decia Xuquetenga; é pelean-
do con los chripstianos, le mataron á esso
capitán é desmayaron los contrarios é de-
xaron de seguir á los chripstianos. É as-
si con assaz peligro é cansancio é mu-
chas heridas, los que quedaban llegaron
á una fuente, donde se parte el término
de Tascaltecle con el de México; é qui-
so Dios que vinieron los de Tascaltecle
con mucha gente de guerra, en que
avia más de cinqüenta mili hombres, é
detrás dessos más de otros veynte mili
hombres é mugeres con bastimento é co-
mida é agua á socorrer los chripstianos.
E cómo toparon con ellos, lloraban é de-
cían: «Bien oslo diximos, quando de nos-
otros os partisteys , é os avisamos que
essos mexicanos son grandíssimos tray-
dores, é no nos quisisteys creer». É los
talcasteclanos é alguno de caballo dieron
en los que todavía venían de unas partes
é otras en busca de los chripstianos, para
los .acabar de matar é robar, é hícose.
grand matanca en los tales; é recogidos,
se fueron á Tascaltecle , é fueron acogidos
é tractados é procurados, como si fueran
proprios hijos. É allí cstovieron hasta que
se allegaron de los españoles, que después
fueron á aquella tierra otros (pimientos 6
más hombres, que con los veteranos, po-
cos á pocos , passaban de ochocientos
hombres de guerra : la qual luego se co-
DL •INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. XLVI1.
i 13
luengo ó se prosiguió , continuándose ú
tuerra guerreada á fuego é á sangre muy
crudamente, Contra los mexicanos e sus
valedores.
CAPITULO XLV1II.
En el qual se tracta cómo fui cobrada la grand ciudad de Temislitan , y el señor della fué presso ; é otras
particularidades. Edáse lin con esle capitulo á esta relación <|ue, como es dicho, fué sacada de muchas in-
formaciones i testigos que en aquella conquista ae hallaron.
1 roMiruiendo esta relacjoo, es de saber
que en ella se hace memoria di; los trece
bergantines que Hernando Cortés higo ha-
cer para la conquista ó recuperación de
Temislitan , 6 cercarla ; 6 cuéntalo de la
mesma manera que se ha dicho en esta
historia. \i dice assimesmo que Hernando
Cortés le puso tres reales á la ciudad,
uno en la calcada de [ztapalapa, é otro
en la de Tacuba, por donde avian los
chripstianos salido huyendo, é otro en la
calcada (pie llaman de Saltoca; é ordenó
que aquellos bergantines nnduviessen en
aquella grand laguna , a par de aquellas
calcadas, é por todas partes discurrien-
do, porque los indios no pudiessen meter
bastimentos en la cibdad. É también se
hace mención que se ordenó una grand
trayeion en Tezcueo por los indios; pero
que se puso recabdo en ello, seguhd la
historia lo ha contado. E assimesmo diré
el motin, en que tenían ordenado de ma-
tar a Cortés, por industria de un Villafa-
ñe é un tal Kscudcro 6 otros que se ha-
llaron, é fueron castigados, é pagaron su
mal desseo con las villas ; poi que essos é
otros émulos de Cortés f por parte de Die-
go Yelazqu.cz, andaban amotinándole la
gente; pero el castigo lo aseguró todo.
De manera, que quanto al cerco, se
ordenó que Hernando Cortés fuesse en
los bergantines, é tres capitanes otros
por tres partes con el restante de la gen-
te española é amigos confederados, por
tierra; en que avia, sin los chripstia-
nos, más de cinqüenta mili hombres. É
sabido porGuatimucin ', señor de Temisli-
tan (subcessor en aquel grande estado á
Montecuma), hico apercebir sus gentes
para su defensa , é quitar las puentes de
las calcadas; é hico muchos sacrificios á
sus dioses, y en especial á su dios de la
guerra, quellos llaman Cumual , é sacri-
ficó aquel dia qualro mili muchachos ó
más , é qualro españoles que tenia vivos
en una jaola. É ovo su consultación con
el demonio, é díxose que le avia dicho
que no temiesse de los chripsliauos , é que
saliesse á ellos, ó le ayudada é los mala-
ria á todos; é que le sacrificasse , como
solia.
Escribe Livio, que haciendo la guerra
el cónsul Fabio á los tarquinienses , los
Tarquinos sacrificaron trescientos é siete
cavalleros romanos, quellos avian presso,
en deshonra de los romanos ; de manera
que non menos que en Indias, en Italia
entre aquellos antiguos gentiles tractaba
también el diablo esta condenada usanga
de sus sacrificios. Tornemos á nuestra his-
toria.
Hico Güatimucin venir por la laguna
muchas canoas é algunas piraguas, étan
grande armada que. quassi ocupaban las
cinco leguas que liene la laguna de lon-
gitud por aquella parte ; é por su mucho
número, con el estorbo que* se dábanlas
unas k las otras , no podian navegar á su
placer. Los atambores é vocinas é gritas,
era para espantar, mirando con quánta
osadía é audagia venian é amenazaban á
los chripstianos, é decían: «Aqui avés
Aquí dice Oviedo Guatimu(a , siguiendo «in duda la relación que vá exlraclando.
HISTORIA GENERAL Y NATLRAE
de quedár todos, como los otros que pri-
mero matamos». É porque su injusta pe-
tición fuesse óyela é acepta á sus dioses,
sacrificaban muchachos que allí traian , é
arrojábanlos en el ayre, é decían: «Assi
avés de pagar vosotros. » . É diciendo
essas é otras semejantes locuras é fieras
é soberbias palabras, quiso Dios que vi-
no viento próspero en los bergantines y
embistieron con la Ilota de los enemigos,
haciendo grande estrago en ella, quebran-
do y echando á fondo muchas canoas 6
indios, en tanta manera, que en muchas
partes parescia el agua propria sangre,
por la mucha que de los indios allí se ver-
tía. E demás de los muertos fueron otros
muchos pressos, é assaz señores é princi-
pales dellos, de los quales se supo que
todos los chripstianos que tomaron, quan-
<lo los echaron de Temistitan, los avian
muerto é sacrificado é comido , á causa
de la división de los señores, que unos
debían que era bien ó nescessario para
hacer la paz con los chripstianos, é otros
decían lo contrario , diciendo que pues
Montecuma, su señor, era muerto, que
no era racon que chripstiano viviesse. Y
en fin, con muchas é diverssas cruelda-
des los mataron a todos.
En esta batalla naval quedó la victoria
por los nuestros, é se asseutaron los rea-
les en las calgadas é partes que está di-
cho, é se partieron los bergantines con
cada n al, y el capitán general por su par-
te. E cada día peleaban los unos é los
otros, por entrar en aquella grand cibdád,
contra lo qual siempre se hallaba mucha
resistencia é moltitud de enemigos. E un
día el general se desmandó á passar una
acequia, que atravessaba la calcada, é á
la vuelta le tomaron Ireynta españoles vi-
vos, é los sacrificaron en un qii muy al-
to; é faltó poco de prenderle á él con
ellos, si no fuera socorrido de cjertos mi-
lites é criados suyos: ó de los otros rea-
les se perdieron aquel dia otros quatro
hombres. Esta guerra, sin cessar, turó
dos mesc3 é más, é á cabo deste tiempo
comentaron á allanar é ruinar é poner por
el suelo la cibdad por una parte é otra,
juntamente con la ayuda de Tascaltecle:
é los de la cibdad se retruxeron á una
parte dolía , sin se querer rendir, aunque
en ellos se hacia mucho daño é mataban
cada dia; y el hedor era incomportable.
É un dia , juntamente los españoles é sus
confederados , les dieron tan rescio com-
bate de todas partes, que Guatimucin se
entró en una canoa con veynte remeros,
que parescia tan veloce por dó passaba,
como una saeta. É un capitán que se de-
cía Gargí Holguin estaba en uno de los
bergantines, é tenia allí presso un señor
indio muy principal, el qual le dixo: «Ca-
pitán señor, dáte buena maña, que aque-
llos indios que van en aquella canoa son
esclavos de Guatimucin, é podrá ser quél
va allí huyendo, porque su bandera ya
no paresce». Estonces el capitán Garcí
Holguin, cómo oyó esto, dióse toda la
priessa quél pudo é siguió á la canoa ; é
quando fué á par della , .un poco antes, se
subió en popa Guatimucin; é porque vido
que ciertos ballesteros encaraban con las
ballestas contra él , dixo é hico señal que
no tirassen, quél se rendía por presso. É
assi lo fué por aquel capitán , é llevado
luego al general Hernando Cortés; é lo
pusieron en una ácutéa muy alta, é díxo-
le Hernando Cortés que dixesse á los se-
ñores é capitanes suyos que viniessen luc-
go á dar la obidiencia á Su Magostad, é
al general en su real nombre, sí no, que
no quedaría hombre dellos con la vida. É
assi se hico, é depusieron las armas más
de septenta mili hombres.
Preguntáronle los chripstianos por el
thessoro é hacienda, que avia quedado en
la cibdad, quando los desbarataron, é di-
xo que avía ocho días que lo avian echa-
do en la laguna, porque el diablo le avia
dicho que avian de ser vencidos, é que
DE INDIAS. I.lli. XXXIIIi CAP. XLVIIF.
lo mesmo higíeron de) artillería que avia
quedado; pero dixo que lo daría lodo, é
no dio la tergia parle dello.
Preguntáronle por los chrípstianos, 6
dixo: < No me preguntes esso; é si rae
queresa malar, matadme ya: que harto es-
toy de vivir». Y el capitán general le dió
buenas palabras, consolándole ó hacién-
dole entender (pie avia fecho ;-u deber en
su defensa, como buen príncipe, é (pie
por esso no seria raaltractado, sino teni-
do en más: é hígole llevar de allí é po-
nerle en buena guarda, con buen tracla-
inienio de su persona , é mandó hacer mu-
chos fuegos en las calcadas por alegría de
la victoria conseguida. E recogióse mucho
oro é joyas, e higo herrar por esclavos
con el hierro del Rey á muchos indios 6
indias, porque estaban dados portraydo-
res. E después que la cibdad fué subjela,
hico el general passar el real de los chrips-
tianos á la cibdad deCuyoacan, que está
á dos leguas de Temis titán.
Muchas cosas acaesgieron en este cer-
co, que entre otras generasciones estu-
vieran discantadas é tenidas en mucho,
en especial de las imigeres de TeniiMilan,
de quien ninguna mención se ha fecho. É
soy certificado que fue cosa maravillo-
sa é para espantar verla prontitud ó cons-
tancia que tuvieron en servir á sus mari-
dos, y en curar los heridos, y en el la-
brar de las piedras para los que tiraban
con hondas, y en otros oflieios para más
que mtigcrcs.
I'ues eoino Hernando Oírles acordó de
passar á Cuyoacan , dexó en la cibdad de
Temistjtan á un cavallero que se decia
Yillafuerle, con ochenta hombres, para
guarda de los berganlines, é varáronlos en
tierra, porque los indios no los quemas-
sen. É cómo fué presso Guatimugin é sus
principales é capitanes é mayordomos su-
yos é de su hermano Monleguma , degian
adonde avian echado el oro en la laguna,
é hallóse parle dello; mas no la tergia par-
te de lo que se avia perdido. E afirmaban
muchos que de más de quinientas leguas
venían embaxadores é indios de señores
principales á dar la obidiencia. E después
desla señalada victoria , fué á aquella tier-
ra Chripstóbal de Tapia, veedor de las
fundiciones del oro en esta cibdad de
Sancto Domingo, con provissiones é po-
deres para gobernar aquellas parles por .
Su Magestad. É cómo el Emperador,
nuestro señor, estaba en Flandes en aque-
lla sagon, é aquellas emanaban de sus go-
bernadores, é á Cortés no le paresgió que
sin ser entendidos sus servigíos debía ser
descompuesto, tuvo sus formas para lo
hager volver á un pueblo que se dige Ja-
lapa, é allí lo higieron embarcar é se tor-
nó por donde vino ó fué allá. É tornados
los mensajeros, que fueron Alvarado 6
I liego (le Solo é oíros, hiriéronse las par-
les del oro ávido en el saco de Temísti-
fan; ó demás de se pagar el quinto á Su
Magestad, el capitán general é. todos los
(lemas del exérgito chripsliano dieron mu-
chas joyas para el Emperador Rey, nues-
tro señor, que vahan más de gient mili
pessos de oro, en oro é piala é preseas.
É lodo aquello se perdió é lo tomaron co-
sarios frangeses, de lo qual queda fecha
más cumplida relación en los capítulos
passados.
E también se recolige desla relación,
cómo Hernando Corles envió á Chripstó-
bal de Olit á poblar en la costa é puerto
de Honduras é Higueras, é dige que se
algó: por lo qual , avisado Hernando Cor-
tés, envió á un cavallero, cuñado suyo,
llamado Frangisco de las Casas, contra él;
é dió al través en parte que lo prendió
Chripstóbal de Olit á él é á los que lleva-
ba consigo, é muchos se ahogaron. É ya
tenia el mesmo Chripstóbal de Olit presso
al capitán Gil Gongalez Dávila , el qual é
Erangisco de las Casas se congertaron ó
mataron al Chripstóbal de Olit, genando
con él , como la historia lo ha contado en
518
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
el libro XXX ; é quedaron por goberna-
dores los interfectores allí en Honduras.
Después Francisco de las Casas prendió
al Gil Gongalez é llevólo á Temistitan , ó
halló que era ydo Cortés en busca de
Chripstóbal de Olit por tierra; é dexó por
gobernador al thessorero Alonso de Es-
trada é al contador Rodrigo de Albornoz;
y en las cosas de la justicia al licenciado
Alonso Cuaco. É cómo Hernando Cortés
se fué su caminó , supo en el viage ques-
tos sus sostitutos se avian rigorosamente
en la gobernación, ó no á su voluntad. E
dió otro poder para gobernar la tierra al
factor Goncalo de Salacar é al veedor Pe-
dro Mirez Cherino: é assi redundó destos
poderes una contención é diferencia entre
los officiales, que oviera de ser causa de
se perder la tierra.
Dexenios esto , é volvamos al viage de
Cortés, que llegado ¿Honduras, llegó des-
de á poco tiempo un frayre pariente su-
yo , é díxole los movimientos é revueltas
de México , é persuadióle á que se fuesse
luego á poner la tierra en paz; y entre-
tanto envió el mesmo bergantín, prove-
yendo que gobernasse Francisco de las
Casas, é otra provission para Al varado;
pero los mensajeros fueron pressos , é ya
el factor Salacar avia prendido á Francis-
co de las Casas é sentenciádolo á muer-
te, porque avia muerto á Chripstóbal de
Olit; é apeló de su sentencia. Mas quan-
do llegaron los mensajeros de Cortés, ya
lo avia enviado. presso á España. É vistas
las cartas de Cortés, quel vulgo tenia por
muerto, juntáronse el thessorero y el con-
tador é otros de su parcialidad, que esta-
ban retraydos en Sanct Francisco con
otros amigos é servidores de Cortés, que
a ellos se allegaron , é con mano armada
fueron a prender al factor Goncalo de Sa-
lacar, que estaba en la casa de Cortés,
que la avia tomado por fucrca con ¡!bda
el artillería, é aun avia ahorcado á un
primo de Cortés, llamado Rodrigo do Paz.
su mayordomo, é alguacil mayor de Te-
mistitan , é tenia doscientos hombres á la
continua en su guarda é opinión. Pero al
tiempo de la nescessidad todos le falta-
ron, sino diez ó doce: é non obstante
essOj como varón, é hombre de gentil
ánimo, se puso en defensa, y él mesmo
pegaba fuego á la artillería é tiros que
tenia asestados á la puerta; mas entrá-
ronle por muchas partes, é prendiéronle,
é lo llevaron quassi arrastrando , é fué
puesto en una jaola , donde se le hicieron
assaz vituperios. En el qual tiempo avia
ydo el veedor Pedro Mirez á pacificar
una provincia que se avia aleado, c avian
muerto los indios á más de cmqücnta es-
pañoles é más de diez mili esclavos, que
andaban en las minas sacando oro en la
provincia que llaman Quatan: el qual,
cómo supo la prission del factor Salacar,
é que Cortés era vivo , huyó escondida-
mente , é dexó la gente , é se acogió á un
monesterio que está en la provincia de
Tascaltecle , é de allí lo sacaron los indios
é lo llevaron á México , é fué puesto en
otra jaola. Y el thessorero y el contador
se llamaron gobernadores en nombre de
Su Magostad , é con esta voz hicieron
prender á muchos amigos é algunos cria-
dos del factor é del veedor , que tenían
concertado de quebrar las jaolas é los po-
ner en libertad : é á unos ahorcaban , é á
otros acotaban , é á otros cortaban piés c
manos; é andaba un fuego y escándalo
tan grande que los indios estaban atóni-
tos y espantados de lo que vian. Parte
dcsto passó antes, quel licenciado Cuaco
fuesse presso, del qual é de su naufragio
adelante hace mención la historia en el
último libro de los Naufragios.
Passadas estas cosas, ó mejor diciendo
no todas, sino hirviendo é turando las di-
ferencias de los officiales , se desembarcó
Cortés ochenta leguas de Temistitan, ó
fuéronsele á quexar muchos indios de las
rosas acaoscidno en su ausencia. F. llega-
DE INDIAS. LIB. XXXIII. GAP. XLVIII.
SI 9
do á la cibdad, so le hi;o grand rescebi-
miento: é desde á diez ó dore dias, que-
riendo entender en las cosas del faclor ó
del veedor, llegó la nueva de cómo yba
el licenciado Luis Ponce por juez de resi-
dencia 6 gobernador, ó que estaba des-
embarcado en la Villa Rica , al qual le fué
dicho que quería hacer justicia del factor
é del veedor, ó tomó postas, y en cinco
dias llegó úTemistitan. £ la gente que
llevaba, que serian hasta cient personas,
los más se murieron por el camino ó den-
de á muy pocos dias después que en la
tierra eslovieron i 6 con su llegada sobre-
dieron otros escándalos é trabaxos; por-
que'el se fué derecho a la iglesia, é" fué
rescebido en nombre de Su Magostad
conforme á las provissiones , que llevó é
pressenló ; é salió de allí, é dende á ocho
dias le dió el mal de la muerte, é con
ella concluyó con sus officios. Pero dexó
en su lugar por gobernador al licenciado
Márcos de Aguilar, el qual era hombro
de letras é diestro en las Indias por la ex-
piricncia que avia tenido en esta Isla Es-
pañola y en esta cibdad de Sancto Do-
mingo, donde fué algunos años alcalde
mayor por el almirante don Diego Colom.
É dado aquel poder gobernó en virtud
del con mucho trabaxo por los escánda-
los ya dichos, en que la tierra estaba, é
diéronle por acompañado á Gonzalo de
Sandoval , que era debdo de Cortes, para
que sus cosas se mirassen ; pero él no lo
quiso rescebir. É dende á poco se murió
este licenciado , del qual se esperaba que
la justicia fuera bien administrada, por-
que era hombre que la supiera hager: el
qual dexó en su lugar al thessoreró Alon-
so de Estrada, é diéronle por acompaña-
do al dicho Goncalo de Sandoval , porque
el thessoreró tractaba mal los criados é
amigos de Cortés; y él lo rescibió el di-
cho acompañado, aunque contra su vo-
luntad. É Cortés estuvo muy desabrido
con el thessoreró por algunos desacata-
mientos que usaba con él , ó que lo pa-
rescia á Hernando Cortés que lo eran,
porque quisiera que tuviera más respetto
á su persona. Destas cosquillas se pensó
que resultaran nuevas puñadas é traba-
xos; y el thessoreró era hombre hijodal-
go é official de Su Magestad , y en Cib-
dad Real, de donde era natural, era uno
de los regidores é principal hombre; é
tenia sus pensamientos como de hombre
de bien, é pensaba que teniendo cargo
de la justicia, la avia de preceder 6 admi-
nistrarla como era racon, puesto quel
tiempo estuviesse enconado é los ánimos
españoles alterados y en diverssas opi-
niones.
En cssa sacón dende á poco liempo sa-
lieron de las prissiones el factor y el vee-
dor , porque les fueron cédulas de Su Ma-
gestad para ello ; y Hernando Cortés se
fué á España , é quedó el thessoreró
Alonso de Estrada gobernando. En la
qual sacón fué nueva como Ñuño de Guz-
man yba por gobernador. É assi fué, que
llegó á México con quatro oydores é nue-
va Chancillcria : é murieron los dos , é
quedaron vivos los licenciados Johan Or-
tiz de Malienco é Delgadillo, é prendie-
ron al thessoreró Estrada é al capitán Al-
varado, que avia ydode España. É híco-
sc almoneda de los bienes de Hernando
Cortés, é tan sumaria, que se daba todo
por mucho menos de lo que valia; é lla-
máronle á pregones, é si estuviera en la
tierra, se viera en trabaxo; é sus amigos
con este disfavor no osaban parescer.
Dende á poco tiempo proveyó Su Ma-
gestad que se quitasse el cargo á Ñuño de
Guzman , porque en poco tiempo ovo del
más quexas que de los passados. É cómo
lo supo ó fué avisado que le quitaban el
ol'ficio , acordó de hacer una entrada á las
provincias de los UKchichimecas de Xa-
-lisco, en demanda de Culuacan, que es
de donde algunos digen que vinieron to-
dos los indios que estaban en Temistitan.
520
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
É donde Ñuño de Guzman fué , halló
gente belicosa vestidos de cueros de ve-
nados muy bien adobados, é tienen her-
mosas mugeres, é gente de mayores es-
taturas que los indios de la Nueva Espa-
ña. Este cavallero llevó quinientos de á
caballo, unos pressos é otros contra su
voluntad, é los que con ella yban, eran
los menos. É llegó á Mechuacan, é pren-
dió al señor de aquella provincia , llama-
do Caconci , estando de paz , el qual ser-
via á Hernando Cortés : é fué fama que le
sacó diez mili marcos de plata ó más, é
mucho oro, é tomóle diez mili indios que
le llevó; é aun después le quemó, porque
no se pudiesse quexar, é á otros indios
principales con él. En fin, él prosiguió su
camino é fué donde es dicho, é allá estu-
vo en continua guerra é le mataron assaz
chripslianos ; pero conquistó á Xalisco, é
fundó tres pueblos é poblólos de chrips-
lianos. E allí estuvo hasta quel visorey
don Antonio de Mendoca fué á la Nueva
España, el qual lo manilo prender (ó la
Audiencia Real que en Temistitan reside),
é fué enviado á Castilla á dar cuenta de
sus servicios ó culpas al Emperador.
Aquella tierra é provincia de Xalisco se
llamaba el Nuevo reyno de Galicia, por-
que es región áspera é montuosa é de
gente rcscia.
Después que Ñuño de Guzman fué á
aquellas partes, antes que allá fuessc el
señor visorey don Antonio de Mendoca,
fué á Temistitan el obispo de esta cibdad
de Sancto Domingo don Sebastian Ramí-
rez Fuenleal, presidente de la Audiencia
Real que aqui reside ; é por mandado de
Céssar fué á reformar á México é Temis-
titan é aquella Real Cnancillería que allí
hay, é como presidente é persona de lc-
tras y expiricncia : é fueron con él los li-
cenciados Joban efe Salmerón, que avia
estado en la Tierra-Firme , é Quitoga , é
Cay nos, é Maldonado.
Este perlado puso en libertad los in-
dios, á causa de lo qual los conquistado-
res dexaban la tierra é se yban á buscar
las vidas; mas cómo al Emperador, nues-
tro señor , le yba más en que su tierra es-
(uviesse bien guardada, é su consciencia
segura , dióse tal orden en el tractamien-
to de los indios é población de la tierra,
que avia la racon ó justigia que conviene,
é convertidas innumerables gentes á nues-
tra sancta fée cathólica, é con muchos
templos é iglesias, assi metropolitana co-
mo de muchos obispados é dignidades, é
muchos monesterios de religiosos, como
más particularmente lo dirá la historia
adelante en el lugar que convenga. Y es-
tando aquel muy reverendo obispo pre-
sidiendo en aquella Real Chancilleria é
gobernando la Nueva España, volvió á la
tierra Hernando Cortés con título de mar-
qués del Valle, del qual estado le higo
merced la Cessárea Magostad, como bien
informado de sus señalados é grandes ser-
vicios; é le dió mucha renta é vassallos,
é le concedió otras muchas mercedes. É
cómo allegó á la Nueva España, le salie-
ron á rescebir é á quexársele más de mili
señores é indios ; é decían que los licen-
ciados Malienco é Delgadillo les avian ro-
bado á ellos é á él , é que viesse si que-
ría que los matassen á ellos é á los de-
más. Y el marqués los consoló é aplacó
con buenas é dulces palabras y esperan-
cas futuras para su satisfacion: al qual
mandaron los oydores , só graves penas,
que no cntrasse en la grand cibdad de Te-
mistitan , é á los conquistadores que se
fuessen á vivir é residir en aquella cib-
dad , só pena de muerte , por quitarle la
gente al marqués. É aun se traclaba de
prenderle é tornarle á enviar á España,
porque decían á voces que yba á alboro-
tar la tierra. Y él, con buen sufrimiento,
hícose pregonar en la villa de la Vcracruz
por capitán general de Su Mageslad, ó
assi lo era: 6 juntada mucha gente con él,
é muy bien en órden , de pié é de caballo,
de indias: LIB. XWIIl. CAP. XLVIII.
¡121
fuéale á Tezluco, que está cinco leguas
de Temistitan ; é allí le envió a mandar el
Audiencia Real que no entrasse en la cib-
dad. só pena de perdiinientodesiis bienes,
e la persona á merced de Su Magostad:
y él ohedesció lo que le mandaron, Y cs-
taha allí tan acompañado é con tanta cor-
te é más que la que" avia en Temistitan.
En este medio tiempo acordaron los in-
dios de malar ¡i lo> clirip-lianos : y estan-
do muchos é .innumerables concertados
para ello, porque vían la división e
passiones (pie entre los españoles avia,
ovieron mucho temor los oydores é todos
los demás. E de ne-ee->idad . parescien-
doles que no tenían mejor ni más cierta
defensa que la persona é crédito é valor
del marqués del Valle, enviáronle á lla-
mar, porque cada diu los indios mataban
cliripslianos de lus (pie andaban desman-
dados por la tierra , é faltaban ya más de
doscientos españoles. Y el marqués fué á
Tcmistilan muy bien acompañado e con
mucha gente de guerra, é cómo hombre
que la entendía: e se junto conuquellos se-
ñores de la Audiencia Real ó fueron p res-
sos é castigados muchos indios , é que-
maron é aperrearon lautos dellos (pie que-
daron bien escarmentados, (-avisados que
cada vez (pie se moviessen COuqualquier
alteración, se avia de hacer lo mesmo. V
en breves dias todo estuvo llano é pací-
fico.
Junto con sus títulos é prosperidad de
marqués del Valle , llevó consigo a la
Nueva España á la marquesa, su muger,
con quien se casó en Castilla, ques aque-
lla señora de quien se hico memoria en
el capitulo XLV , llamada doña Johana de
Arellauo, hermana del conde de Aguilar,
que hoy tiene aquel estado, é sobrina del
duque de Béjar don Alvaro de Cúfiiga. La
qual es uua de las mugeres de España ge-
* Las catedrales de que lialjla Oviedo parecen
ser: Puebla de los Angeles, TI aséala, Durango,
TOMO 1U.
nerosas é ilustres por su sangre é de las
más virtuosas, é valerosas por su propria
persona: la qual sin mucha letura no se
puede cumplidamente loar conforme á sus
méritos é prosapia.
E [lorque desla relación estamos quas-
si al cabo, digo que en ella supe que las
minas de plata están en una prov incia
que se llama Solico , en la (pial assinies-
mo hay muchas colmenas é abundan-
cia de miel é cera de muchas maneras.
En lo de la plata, digo que yo vi en
Sevilla, en la casa de la moneda, á mon-
tones por el suelo, muchas barrase quin-
tales de plata, é barriles llenos de la lle-
vada de la Nueva España; é me cortil i -
caron los ofliciales reales que avia en la
Nueva España en essa sacón dado de
quinto a Sus Magestades un solo hom-
bre finco mili marcos de plata , por-
que aquel año avia sacado veynte y cin-
co mili marcos ; é cada marco es ocho on-
cas. É vi que por no se poder despachar
de fundir tanta plata quanta se llevaba á
Sev illa en aquella casa de la moneda, die-
ron licencia á sus dueños que la fundies-
sen donde Ies pluguiesse: é assi estaban
ocupadas muchas casas de herreros é
otras, fundiendo plata en grandes canti-
dades.
En la provincia de Meehiiacan hay mu-
chas minas de oro, é de plata assimesmo
OtraB: la ¡pial es tierra muy Cria: y el se-
ñor peHa era señor de muchos thessoros,
é llamábase Caconci.
Hay al pressente en la Nueva Espa-
ña nueve iglesias cathedráles ', allende
de la metropolitana de Temistitan, con
sus obispados é dignidades, etc. Hav mu-
chos monesterios de las Órdenes de Sanc-
to Domingo é Sanct Francisco é de la Mer-
ced é de otras Órdenes.
Hay tanto trigo, é hácese tan bien, que
Guatemala, Meehoacan , Gnadalajara , Yucatán y
Chispa.
66
¡j¿2
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ud solo labrador ha acaesgido coger, de
quatro fanegas que sembró, seyscientas;
é porque es cosa notable, le nombran é se
llama Francisco de Terracas.
É con esto se concluye é dá fin á esta
relación, que en la verdad, si los que me
informaron no tuvieron passion en lo que
está dicho, á lo menos por mi parte está
fielmente escripia, é á la llana é con me-
nos palabras assaz de las que fuy infor-
mado , en lo ques dicho en estos quatro
capítulos que contiene.
Agora se escribirá otra que de un re-
verendo padre de la sagrada Orden de
Sánelo Domingo yo supe, y él me la dió
en la provingia de Nicaragua , que yba de
la Nueva España. E aunque en ella se tó-
eme algo de lo que está dicho , también
hay otras cosas, que no se deben preterir.
CAPITULO XL1X.
En el qual se contiene una relación de diverssas cosas de la Nueva España, quel clironisla escribe por in-
formación del reverendo padre vicario fray Diego de Loaysa , de la sagrada Orden de los Predicadores; é
decirse há con más brevedad de la que este religioso lo dió in scriptis, firmado de su nombre.
I o he procurado por muchas vias de en-
tender aquellas diferencias que en la Nue-
va España se tractaron entre los officiales
quel Emperador, nuestro señor, allí te-
nia para su hacienda real ; é supe de mu-
chos que lo vieron lo que está dicho en
los quatro capítulos precedentes, é des-
pués más puntualmente alguuas cosas des-
tas por un religioso, persona reverenda
c do crédito , que estando yo en la costa
de la mar del Sur, en la provincia de Ni-
caragua, fué á aquella tierra dende la
Nueva España.
Este me dixo quel gobernador Hernan-
do Cortés estaba en el puerto é cabo de
Honduras, descuydado de las cosas que
en la Nueva España passaban; porque
después que dende la provincia de Gua-
xaca avia enviado al factor Gongalo de
Salacar é al veedor Pedro Almirez ' Che-
rino, con poderes que revocaban los que
avia dado al thessorero Alonso de Estra-
da é al contador Rodrigo de Albornoz, ó
los hacia sus tenientes é capitanes en su
nombre, ellos, assi como fueron rescebidos
é admitidos en Temislitan , sabiendo que
Cortés estaba muy lésos la tierra adentro,
é dubdando su vuelta (que yba á büscar á
Chripstóbal de Olit que se avia aleado),
ávido su acuerdo, propusieron en sus áni-
mos é obras de se enseñorear é gobernar
absolutamente; é assi subcedieron gran-
des discordias é bullicios entre lodos qua-
tro officiales y un Rodrigo de Paz, pri-
mo de Cortés, que era alguacil mayor
<le México é mayordomo mayor de la ca-
sa é hacienda de Cortés, que juntamente
con ellos concurría, pero en la opinión de
Cortés, é no en lo demás. Y fueron en-
cendiéndose los enojos, éá proporción
dellos el de su discordia, subcedieron las
cosas de mal en peor, aumentándose; y
essos officiales, factor c veedor , prendie-
ron al Rodrigo de Paz, é todo el fin de la
prission fué porque dixesse del thessoro
de Hernando Cortés, quellos pensaban
quel Rodrigo de Paz lo tenia enterrado, é
que solo este su primo , como debdo tan
gercano é camarero suyo, é que era par-
tícipe en sus secretos, lo sabia. É para
que dixesse la verdad fué atormentado
muy crudamente; é finalmente, no co-
En los capítulos preceden tea se lee Mirez
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP XI IX.
523
nosciendo nada , lo hicieron ahorcar muy
avíltadamente.
Desde á pocos dias prendieron a los ca-
pitanes Francisco de las Casas 6 comen-
dador Gil Goncalez Dávila , é condenáron-
los á muerte; é si no fuera por los padri-
nos é religiosos que se alravessaron á in-
terceder é rogar por ellos, lo- dogolláian.
porque avian muerto al capitán Chripstó-
bal de Olíl ; y enviáronlos en una earave-
la en poder del capitán é piloto Julián Mo-
no de Quexo, 6 de VUIarroel é Tapia; que
y lian por procuradores á España < < ■ 1 1 nom-
bre de las cibdades de la Nueva España,
y en favor destos dos oflieiales que go-
bernaban); y enviaban con ellos dore mili
lineados de oro en Larras 6 joyas de oro
ricas (queste padre me dixoque las vido
é tuvo en sus manos), lo qual llevaba un
Jofaan de la Peña, criado del factor; y en
el camino se perdió el navio en el puerto
de la isla del Fayal, ques una de las is-
las de los Acores ; pero salvóse el oro de
Su Magostad y el de todos los que allí
yban , 6 perdiéronse los processos des-
tos pressos.
En aquella sacón fué á buscar á Cortés
un frayle de la Órden de Sanct Francisco,
llamado fray Diego Allamirano, primo su-
yo, é dióle noticia de lo que en Temisti-
tan passaba , porque y ha á buscarle é sa-
ber si era muerto ó vivo ; é para este efet-
to fletó un navio en la villa de Medellin
de la Nueva E-paña , ó fue al calió de Hi-
gueras ó puerto de Honduras, é halló á
Cortés en la villa de Truxillo. F fecha su
relación, quedó informado Cortés de la
verdad de lo que passaba en la Nueva Es-
paña; y este frayle fué el primero que le
nombró señoría, y le consejó é higo que
se pusiesse con sitíalá oyr misa, é pusiesse
estrado, é solempnioasse su estado, dán-
dole á entender quel Emperador le avia
hecho duque é adelantado de la mar del
Sur , lo qual no fué assi. É cómo pensa-
ba volver á México por tierra por la pro-
vincia de Guatimala é Píequepio, oslando
hechos é aderescados los caminos hasta
el valle de L'lancho, para que las ásperas
sierras de Chindon se pudiessen passar
sin mucha dilieultad, é para servir á Coi -
tés todos los caciques de la tierra estallan
aparejados, poique tenían en mucho su
reputación é fama por aver conquistado
á Témislitan; é nombrábanle Malineho. á
re-pelo de una lengua que traia consigo
que llamaba Marina. É por importunación
grande del frayle mudo consejo é se par-
tió por la mar, para que con más breve-
dad remediasse la Nueva España : é con
próspero viento en veynte é cinco dias
fueron en la Bábanaj quesea la isla de
Cubé ; é dende allí en otros quince días
llegaron al puerto de Sanct lohan de Lúa,
en la Nueva España , é tomó la gente de
sobresaltó una mañana que aun los veci-
nos estaban en las camas , é fué tanto el
placer de todos , que de atónitos y espan-
tados no creían que era él ; é aun muchos
le deso -' ¡mi , porque \ ha mal dispues-
to \ enfermo de ealonluras. ,| n |a mur
le avian muy mal tractado.
Los indios de la costa, sabida su veni-
da, saliéronlo á rescebir á los caminos con
pressentcs de oro é comida ó mantas. Es-
to hico la cibdad de Ccropual , é le siguie-
ron la mayor parte del camino de allí
adelanto: ó de las comarcas por el seme-
jante salían con comida é con cántaros de
agua puestos en aquel desierto que tura
cpiaronta leguas, sin población, excepto
las ventas fechas por los chripstianos: é
desla manera llegó hasta Tezcuco, é allí
fué rescebido de los indios con mucha
fiesta é solempnidad. E salió el contador
Rodrigo de Albornoz una jornada antes
que llegasse á Tezcuco con muchos espa-
ñoles á rescebirle , é assi por el consi-
guiente por su parte el thessorero Alonso
de Estrada, con todos los allegados á es-
tos é á la parcialidad de Cortés. É assi
con mucha alegría , é grandes areytos de
HISTORIA GENÉtfAL Y NATlTIL\L
indios de noche é du .dia, é instrumentos
de españoles de trompetas é atabales fué
resgebido.
Tres meses antes que llegasse Cortés,
gobernando el factor Goncalo de Salacar,
se higo pregonar por gobernador de la
Nueva España é capitán general, en nom-
bre de Su Magestad, como offigial suyo,
porque la tierra estaba tiranizada é alca-
da contra Su Magestad en poder de Cor-
tés. É assi en la plaga de Temistitan de-
gia que era tirano traydor Cortés é todos
los que le siguiessen. Y en todas las co-
sas do la gobernagion é capitanía general
entendía absolutamente, como si fuera
gobernador; é acompañábale en gobernar
el veedor. E después que ahorcó á Ro-
drigo de Paz, se levantaron giertas provin-
cias de indios en Guaxaca, é fué allá el
veedor con dosgientos hombres a sose-
garlos: é higiéronse fuertes los indios en
unos peñones; é viéndose apretados, re-
cogiéronse lodos á uno muy fuerte, é los
españoles, assi por sacarlos de allí, como
por aver dellos una sierpe de oro é gier-
tas rodelas é moscadores é otras joyas de
oro ricas, estuvieron quarenta dias so-
brellos. E supieron los indios por sus
espias que los chripstianos los avian de
combatiré subir, é una noche los hom-
bres de guerra é viejos huyeron por las
sierras sin ser sentidos , de manera que
desque los chripstianos les subieron el pe-
ñon , no hallaron sino mugeres viejas é
niños.
Estando en esta conquista este veedor,
é el factor en Temistitan con grand triun-
fo, llegó Martin de Orando, mogo de es-
puelas del dicho Cortés, con cartas para
el Ihcssorero é contador, é con una pro-
vission para que gobernasse Francisco de
las Casas en lugar de Hernando Cortés ; y
este salió en un navio que yba á Panuco,
é fué por tierra dende la isla de los Sacri-
ficios, é de allí en Tierra-Firme hasta que
llegó á México muy secretamente ? que no
fué sentido del factor ni sus adherentes,
porque si le tomaran, le higieran quartos,
llevando nueva que era vivo Hernando
Cortés, é que revocaba los poderes que
les avia dado al factor é veedor: los qua-
les publicaban que Cortés é los que con
él avian ydo eran muertos por los indios,
é que lo traían figurado en un paño de la
manera que los avian muerto. É cómo no
avian sabido nueva que gierta fuesse, tú-
volo el vulgo por gierto, é aun los criados
é amigos de Cortés le hicieron las honras
é obsequias por defuncto, é lo mesmo al-
gunas mugeres por sus maridos que con
él avian ydo. Después de lo qual, veni-
do aquel mogo ó mensajero de Cortés que
es dicho, entróse en Sanct Frangisco se-
cretamente , é dió las cartas al thessore-
ro; é los criados é amigos de Cortés re-
cogiéronse todos á Sanct Francisco , é ju-
ramentáronse los más de seguir al thesso-
rero, é todos le eligieron por capitán é
teniente de gobernador en nombre de Cor-
tés; porque Frangisco de las Casas, á
quien yba el poder , ya era enviado á Es-
paña presso é condenado á muerte , y el
comendador Gil Gongalez Dávila , por la
muerte del capitán Chripstóbal de Olit.
El contador usó de una manera para
acostarse á la parte que saliesse con su in-
tención, é secretamente hígose con el thes-
sorero; y el dia ¡piel thessorero determi-
nó de prender al factor, á medio dia, fué
el contador dende Sanct Frangisco á la
possada del factor , é so le ofresgió que
ni seria con él ni contra él , sino en poner
paz. É despidióse dél con intención dése
yr á su casa, y en el camino topó con la
gente que salia de Sanct Francisco con el
thessorero , lodos en ordenanga é á caba-
llo, é higo que públicamente le higiessen
quitar de la muía é cabalgar en un caba-
llo que le dieron é armas, é assimesmo
los suyos, con la cautela (pies dicho, pa-
la que si la parle contraria vengiesse, pu-
diesse decir que yba forgado. Assi que,
DE INDIAS. UB. XXXIII. CAP. XLIX.
ydos derechamente á lu casa de Bernando
Cortés, donde el factor paraba y estaba
con gente armada «le sus amibos é cria-
dos , 6 ciertos tiros de artillería a la puer-
ta principal por la calle que sale á Sanct
Francisco, vido que la gente que consigo
tenia se le salían, pocos á pocos, por los
corredores, y en especial don Luis de
(inzuían , que fué* uno de los primeros que
se echaron de los corredores abaxo don-
de estaba el thessorero con la gente, di-
ciendo que -i le rescihiria. V el (liessore-
ro cercó la casa con la gente, é viéndose
el factor ^creado, é que los que le avian
de ayudar se le yban é se passaban á la
parle contraria, con buen ánimo, e. como
valiente hombre, se ahaxó á la puer-
ta cou un ticon en la mano é pegó fuego
á la artillería; é quiso Dios quel un tiro
que -alió, abriéndose la gente, no bi$0
mal, é fué á parar la pelota cu una pared
de Sanct Francisco; y en continente ar-
remetió el thessorero é su gente y entra-
ion por la puerta, é retrayéndose el fac-
tor á una cámara le prendieron . é le echa-
ron una cadena é le llevaron presso por
la placa, é después le pusieron en una
jaola en la casa de Cortés é con mucha
guarda. Y el thessorero y el contador se
vinieron á la mesma casa.
Cómo el veedor supo la nueva del
mensajero que avia enviado Cortés, par-
lióse con la ¡.'ente • I • - guerra que tenia de
donde estaban para meterse en Temisti-
tan é ayudar al factor su compañero, ó
supo en el camino su prission , c fuóssc a
Táscala , é metióse en un monesterio de
Sanct Francisco que allí hay: é sabido
por el thessorero é contador, enviaron
gente por él , ó metiéronle en otra jaola
junto con el factor. Y en esta sacón cier-
tos españoles secretamente determinaron
de matar al thessorero é contador, é sa-
car al factor ó veedor de las jaolas; é ne-
gociaron con las guardas que al tiempo
que diessen en el thessorero é contador.
(piando estóviessen comiendo, ellos sol-
ta— en al factor ó- veedor. É porque las
llaves de sus prissiónes tenian el thesso-
rero y el contador, descubriéronse á un
Guzman, que era grand maestro de hacer
vergas de ballestas é cerragero, natural
de Sevilla, hijo de un judio (que el nom-
bre ó apellido de Guzman no le venia ni
le tiene por linage, sino porque fué su
padrino uno de los del ilustre linage de
los Guzmancs); y este les prometió de les
hacer llaves ó gancuas ó darles limas pa-
ra abrir las prissiónes del factor é del
veedor, é descubriéronle lo que estaba
concertado contra el thessorero é conta-
dor. Este Guzman les prometió que den-
de ciertos dias les daría hecho el recabdo
que era menester para soltar los pressos,
é por otra parte fuésse al thessorero 6
contador é díxoles lo que passaba: los
«piales encontínente prendieron á un Ks-
cobar 6 ú otros de los que hablaron al
(lUzman en lo que es dicho, é á otros que'
ovieron por sospechosos, é degollaron
los que avian ydo al (inzuían , é pusieron
otras guardas de nuevo más fuertes é fie-
les para guardar al factor é veedor. Y es-
lando assi pressos subcedió la llegáda d
Cortés de la manera dicha: el qual luco
luego elegir alcaldes é regidores', é privó
e quitó de los ol'íicíos é hico prender á
Goncalo de Ocanipo 6 á otros muchos de
la parcialidad del factor , é secretamente
se hacía pesquisa de los que se avian le-
vantado con ellos contra él.
En esta ocupación passaron veyntc y
finco (lias, y en fin dellos llegó el licen-
ciado Luis Ponce, que fué de España pro-
veydo por juez de residencia, é aun se
decía también qué a\ ¡a de quedar por go-
bernador, é llevó por su teniente al licen-
ciado Marcos de Aguilar, é fué por al-
guacil mayor el comendador Proaño, é
por alcalde fué el capitán Salacar de la
Pedrada: é fueron assimesmo oíros cava-
llerós é hidalgos, é algunos religiosos de la
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
52G
órden de Sánelo Domingo, para la funda-
ción do las casas de su Orden sagrada en
aquellas partes; entre los quales fueron
fray Thomás Ortiz , grand predicador , é
fray Vicente de Sancta Ana , muy buen
letrado, é fray Domingo de Sotomayor,
hermano del señor de Orellana , é otras
notables personas. Luis Ponge, sin repos-
sar del trabaxo de la mar, con la gente
más rescia que pudo seguirle (ó le pen-
só seguir) se partió de la villa de Medellin
para Temistitan , porque le dixeron que
Cortés no le avia de resecbir, é le dieron
a entender que avia de salir al camino á
le prender ; é por esto se fué por la via
de los pueblos á grand priessa. E cómo
Cortés supo la nueva de los indios (que
en tres dias después que llegó al puerto
Luis Ponge lo supo Cortés ; aunque el ca-
mino es de ochenta leguas ó más), pro-
veyó luego á dos leguas de Temistitan en
un pueblo que se dige Iztapalapa, que se
aparejasse el rescebimiento para Luis
Ponce é su gente , é que se les hiciesse
grand banquete é fiesta, é le sirviessen
los criados del dicho Cortés ; é allí se le
dieron muchos é diferentes manjares,
entre los quales dieron unas natas , é
puestas á Luis Ponge comió unas pocas, é
las demás dió en el mesmo plato al padre
fray Thomás Ortiz, que cabe él estaba, al
qual dixo el maestre de sala Hernando
de Tapia : «Otras traerán para vuestra re-
verengia ». E dixo el frayle: « Dessas
ni de otras». É luego enconlincntc se le-
vantó de la mesa Luis Pongo, é revesó,
é los más que con él comieron. É de aqui
se sospechó que le avian dado pongoña,
y el frayle lo afirmaba que avia seydo en
las natas: lo qual dige esta relagion que
fué falso, porque como Luis Ponce 6 su
gente yban del camino trabaxados é con
hambre, ó alli hallaron mucha comida,
naturalmente se les avia de ofresger mala
dispusigion é aquellos vómitos é cámaras;
que no de pongoña. porque si pongoña
fuera, el comendador Proaño comió de
todo lo del plato de Luis Ponge, é no en-
fermó ni menos revesó, é siempre estuvo
bueno.
Saliéronle á resgebir Cortés con el
thessorero é contador, y el comendador
Alvarado con todos los españoles , é assi
entró en México, é apossentáronle en la
possada de Cortés. Otro dia siguiente en
Sanct Frangisco, después de aver oydo
misa, pressentó las provissiones de Su
Magestad , é tomó las varas á los alcal-
des é jusligias, é luego se las tornó á
dar, é dixo quanto á la vara de Cortés:
« Esta quiero yo para mí ». É con mucha
cortesía se salieron é se fueron á comer.
Dende á pocos dias, saliendo un dia del
moncslerio de Sanct Frangisco Luis Pon-
ge con una grand calentura , que realmen-
te fué modorra, se fué á la possada , y
echado en la cama estuvo tres dias muy
fuera de sí, cresgiendo cada dia más el
calor é gana de dormir; é los médicos
que lo curaron, fueron el doctor Flojeda y
el ligengiado Pedro López, y essos lleva-
ron los términos en su cura de hombre
enfermo de modorra, é assi siguió sus
términos de mal en peor hasta el septe-
no, é allí ordenó su ánima é resgibió los
sacramentos. É una tarde antes que mu-
riesse, mandó que le (añessen una baxa,
y él estando en la cama, con los pies la
anduvo, é señalaba los compases de. la
danga con los piés, é luego se le quitó la
habla , é otro dia antes del alba espiró.
Cortés, sabida su muerte, higo tan grand
llanto secreto como si fuera su hermano.
Enterráronle con mucha solempnidad en
Sanct Frangisco.
El licenciado Marcos de Aguilar, aun-
que mal dispuesto, con el poder que tenia
de Luis Pongo gobernaba é tomaba re-
sidencia á Cortés, é dende á dos meses
enfermó él é su hijo de flaquega é calen-
turas, allende del mal viejo que Márcos
de Aguilar se tenia de las búas; é ambos
DE INDIAS. LID.
muñeron, 6 el hijo dos dias antes que el
padre.
Despoe8 de la muerte de Luis Poncc,
estando enfermo Múreos de Agilitar, se
partió e| contador Albornoz á España, é
quedó poder al thessorero para gober-
nar; é los de la parcialidad de Cortés no
consintieron, é tomóse por concierto que
gohemasse el lliessorero é Gongalo de
Sandoval , é assi juntamente gobernaron,
e Cortés tenia el cargo de lo (]ue tocaba á
los indios, é los que es dicho goberna-
ban la tierra de los españólese la cibdad.
El contador, llegado a la corte, higo re-
lación del estailo de la tierra, C prove-
yóse que la persona (pie .Marcos de Agui-
lar en su testamento señalasse, gobernas-
te hasta tanto que Su Magostad otra cosa
proveyesse ; c por esto gobernó el thesso-
rero solo en todo , de lo qual subcedieron
cosquillas entre él y Hernando Cortés. Y
.■I ih >sorero , \ iendosc solo , é tcmiendi i
que Cortés le alropellaria, se confedero
con el factor é con el veedor , que esta-
ban presaos; é la gente do sus amigos é
parciales se llegaron al thessorero, c con
este favor rechazaba las cosas de Cortés,
ó no las hacia tan & su favor , como él
quisiera.
Subcedió en essa sacón que unos criu-
dos de Cortés acuchillaron á un capitán, é
prendieron al uno drllos , é aquel (lia le
higo el thessorero cortar la mano dere-
cha , é lo higo tornar á la cárcel , 6 des-
terró á Cortés cinco leguas de la cibdad
de Tcinistitan ; é fué cosa de tanto escán-
dalo , que se pensó que aquel dia se die-
ran de langadas todos los españoles.
Otro dia siguiente después de esto fe-
cho é Cortés desterrado, lo supo este
reverendo padre, cuya es aquesta rela-
ción, que yba del puerto de la Villa Rica
con el muy reverendo obispo primero de
Tascaftecle, fray Julián Gargés, de la mes-
illa Orden de los Predicadores, la qual
provincia é obispado por nuevo nombre
XXXIII. CAP. \LI.\. o27
se dice el Obispado Carolen.se. E llegados
á Tezcuco, é sabido lo que es dicho, con
mucha priessa entraron estos padres cu
una canoa por la laguna, y en quatró ho-
ras fueron a la cibdad , é los dos mones-
lerios, assi el de Sánelo Domingo como
el de Sanct Francisco, con todos sus
frayles, con las cruces é clérigos de la
iglesia mayor, llevaron en procession ;;1
dicho obispo hasta la iglesia mayor , é da-
da la bendición, se fué á apossentar al
monesterio de Sancto Domingo; é otro
dia, interviniendo aqueste perlado entre
Cortés y el thessorero, los higo amigos.
Después llegaron ciertas provissiones de
España para que fuéssen sueltos el factor
y el veedor é les restituyessen sus ófOciós
e haciendas, de lo qual é de lo passado
allivido Cortés, determinó de yr en Es-
paña, y envió delante á un hidalgo natu-
ral de Sevilla , llamado Pedro Ruiz de Er>-
quivel : é á cabo de treynla dias cu la la-
guna en una isleta le hallaron muerto cu-
bierto de tierra é piedras, é la una mano
de fuera, la qual tenia comida de perros,
y él estaba en caigas é jubón , sin las car-
tas é dos barias de oro (pie llevaba; é
una herida tenia en la traviessa de la
frente, sin tener en su cuerpo otra algu-
na , e un negro suyo (pie llevaba nunca
B6 hallo ni los indios ni la canoa, en que
avia partido de la cibdad de Tcniistitan,
ni se supo quién lo mató.
Cortés, aderesgando su viage para Es-
paña, dexó su hacienda é casa, é por
mayordomos mayores al ligengiado Alta-
mirano é a Diego de Ocampo é a Sánela
Cruz; é degíaso que la hacienda quedaba
avahada en dosgicntos mili pessos de oro.
Él se fuá al puerto con sus criados é ami-
gos que á España llevó, é fueron con él
Gongalo de Sandoval é otros hidalgos de
su casa en dos navios. Llevó indios prin-
cipales señores de la tierra , un hijo de
Monteguma y el hijo de Magiscagin don
Lorenzo, é otros muchos principales se-
528
HISTORIA GENEÜAL Y NATURAL
ñores do Táscala é de Temistitan é Cem-
pual, é otros indios: entre los quales lle-
vaba doce jugadores extremados de la
provincia de Tascaltecle del juegodel ba-
tey, que es de pelota gruessa hecha de
leche de ciertos árboles 6 otras mixturas,
que salta la pelota mucho. É llevaba otros
indios á maravilla diestros en uu juego de
un palo de manera nunca en España oyda
tai vista hasta estos, que hacían con mucha
ligereca vueltas muy sutiles, en tanto que
uno dellos volteaba en el palo al son del
areyto ó cantar, é contrapás, que otros
ocho indios al rededor andaban con sona-
jas é atabales pequeños: como acababa
aquel de voltear, entraba otro de los mes-
raos, hasta que de uno en uno todos ocho
ó nueve que eran, avian fecho sus vueltas
unas diferentes de otras. Llevaba enanos
y enanas; llevaba indios é indias más
blancos que alemanes. El oro que llevaba
consigo eran vcynte mili pessos de oro de
minas, é hasta diez mili de medio oro, c
dos ó tres mili en joyas, é mili marcos de
plata labrada é por labrar.
Cómo llegó á la isla de Cuba , tocó en
la Habana, dende donde continuando su
viage, llegó á España; c aqueste reveren-
do padre fray Diego de Loaysa fué hasta
allí con él 'digo hasta la Habana) é den-
de allí atravessó é navegó á la Tierra-
Firme, c fué á se desembarcar á puerto
de Caballos en la gobernación de Hondu-
ras, é dende allí fué por tierra á León de
Nicaragua , donde yo le vi é comunicó
conmigo lo que es dicho: allende de lo
(pial, preguntándole más cosas, me dió
en la relación suya noticia de lo que diré
agora, de quél decía que estaba muy
bien informado y de muchos indios (•cica
del origen de Montecuma, en esta ma-
nera:
El padre é abuelo de Montecuma se
halla aver venido de muy Iéxos de Te-
mistitan, é conquistaron la tierra, é los
indios que en ella hallaron, eran chonda-
les en las sierras, é otros de diverssas
lenguas en los llanos ; y el pueblo en mi-
tad de la laguna, las casas fechas isletas,
é dos calcadas en la cibdad grande, y
edeíicios é uchilobos ó qites , que son ca-
sas donde tienen sus dioses y exercitan
su ydolatria. Ochenta años so cumplieron
quando fueron los chripstianos á aquella
tierra , quel abuelo é padre de Montecu-
ma avian ydo á ella. La población de la
cibdad seria de cinqüenta mili vecinos.
Otros muchos pueblos de indios, que fue-
ron con el abuelo é padre de Monteguma,
poblaron al rededor de la laguna: di-
cen que boja, ó tiene de circunferencia
la laguna sessenta leguas. Es de agua
amarga , ó mejor diciendo salobre , y el
pescado della malo é doliente. Los chrips-
tianos derribaron todos los uchilobos é los
apossenlos de los pringipales , é allanaron
la cibdad, atapando las calles del agua, é
fundaron sus casas de cal é canto é ma-
dera de cedros tan buenas é mejores que
las hay en España. Hernando Cortés tie-
ne dos casas pringipales en los rnesmos
assientos de las casas de Montecuma. El
tiangiiez es quassi dos tiros de ballesta,
é allí se juntan grand mollitud de indios
con sus mercaderías, é cada género de
cosas está en su lugar situado : é pagan á
los señores de la tierra ciertos derechos
por aquel suelo, donde hacen su tiangiiez
ó mercado, é los señores son obligados á
no consentir hacer agravio ni hurto á los
tales mercaderes; é los litigios que resul-
tan de comprar ó vender también los de-
terminan. Los enterramientos del abuelo
é padre de Montecuma no se hallaron, é
muchos indios quieren decir que Monte-
cuma los enterró en la laguna con grand
suma de oro, en un edéficio que luco de-
ba \u del agua (no se ha sabido en qué
parte), excepto que una fuente medio
quartO de legua de la cibdad de Temisti-
tan, que se llama Tapustepequc , está al
pié de un repecho de una sierra muy alta
DE INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. XLI.X.
é áspera , que es quassi peña tajada , en
aquel repecho están dos figuras fechas
en la peña viva , é dicen los indios que
son el padre é abuelo de Montecuma (en-
tretalladas é como en fiesta de are y toa,
con una macana en la mano é una rode-
la en el braco, assi como ellos en sus
fiestas solian estar). É luego alli a par hay
una escalera que sube á un uchilobo a
manera de ermita, que está sobre la
cumbre de la sierra.
Aquella gente ó sus costumbres es mu-
cho lo que se puede decir dellos. Co-
men carin' humana : hacen sacrificios ma-
tando muchos indios; 6 abriéndolos por
los pechos é sacándoles el coracon, le
arrojan al sol. Los que tienen cargo de
los uchilobos se llaman papas ('que quie-
re decir persona sánela). Muchos de-
llos no comían sino solamente la sangro
de los que sacrificaban. Estos aborres-
rian el coyto 6 no conversaban con mu-
geres , é mucho más el pecado de la so-
domía : 6 antes que tengan cargo del
uchilobo, han de tener su año de apro-
bación sin salir del uchilobo, ó al cabo
del año, si quieren quedar en aquellos
templos, lc< pascaban unas varas por las
lenguas, é quedaban allí en el templo pa-
ra siempre: nunca se corlaban ni pe\ na-
ba» los cabellos. Estos han do ser hijos
de caciques é hombres principales; 6 los
(pie quieren salirse no entraban más en
el templo para servir en él.
Los españole-;, después de aver allega-
do á Temistitané poblados allí, envió Cor-
le, á Panuco al comendador Pedro de Al-
varado é Cliripstóhal de Olit, é después
de pacificado, poblaron un pueblo que se
llamó Santisteban. Después fué Francisco
de Garay con quatrooientos hombres, é
sabido por Hernando Cortés, tornó á en-
viar á Alvarado con gente , é Cortés le
siguió luego; é la gente de Garay se per-
• En el MS. de Oviedo hay un claro, que no es
TOMO III.
dió, é por buenas palabras Garay en son
de presso fué llevado á Temistitan, don-
de deudo á poco murió de dolencia , é
otros decían que de enojo; dexó por su
albacea é testamentario á Hernando Cor-
tés. Poblóse la provincia de Guacacalco:
poblóse en el puerto de Sanct Johan de
Lúa la Villa Mica, la vieja que dicen, é
cinco leguas de allí otro pueblo que se
llamaba Medellin. La Villa Rica se des-
pobló en el tiempo que gobernaba el fac-
tor Goncalo de Salacar, 6 se pobló más
abaxo á la vera de un rio á media legua
de la mar é quatro del puerto; é por ser
buen assicnto é sano, é que las barcas
entran cargadas dende los navios á las
casis del pueblo, é Medellin ser enfermo
e grand trabaxo para llevar las mercade-
rías, se deshico en el tiempo que gober-
nó el thessorero Estrada, é se passaron
los vecinos á la Villa Mica, ó se hico una
cibdad de doscientos vecinos, que se lla-
ma la cibdad de la Veracrnz. Otro pueblo
en el tiempo que gobernó Alonso de Ks-
I raí la se fué á hacer en los llanos de Gua-
pa, quarenta leguas de Tegoantepeque,
dentro en la tierra que tiene las minas
del oro, § quatro leguas del pueblo, el
qual fue á poblar MacariegOS, primo del
dicho Ihcssorero. En Guaxaca hay minas
de oro; pero moríanse los indios por ser
la tierra caliente.
Los monesterios que primero se funda-
ron, fueron de la Orden de Sanct Francisco
tres, uno en Temistitan, otro en Tascaltecle
é olro en Compita! : otro está trece leguas
de México, en. . . 'Los religiosos señalados
de aquella Orden y primetós en aquellas
partes fueron el padre fray Pedro Melgare-
jo, fray Diego de Soto, fray Johan de Valen-
cia Custodio, varón muy religioso, é otras
personas de alta religión é buena vida de
la mesma Orden. De Sancto Domingo es-
tá fundado en Temistitan un monesterio
posible llenar ahora, sin riesgo de padecer error.
Ü7
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
muy sumptuoso, y en, la cibdad de la Ve-
racruz otro, é otros en otras partes é pro-
vincias. El obispo primero que fué á la
Nueva España fué el de Tascaltecle, lla-
mado fray Julián Garcés, del que se ha
hecho mención de susso, de la mesma
Orden de los Predicadores , buena perso-
na por sí é de limpia sangre , é hijodalgo
é grand letrado. Hay fundadas muchas
iglesias en la mesma cibdad de Temisti-
tan, é hay iglesia cathedral é perlado,
que es el obispo fray Johan de Car raba,
de la Orden de Sanct Francisco, en el
qual obispado entraba la cibdad de Gua-
cacalco é Tepeaca é la Villa Rica , la qual
iglesia es muy bien servida con sus dig-
nidades é canónigos é clero.
Dende el puerto de Sanct Johan de
Ulua a la cibdad de Temistitan hay dos
caminos, uno de poblaciones de indios é
otro despoblado ; pero con muchas ven-
tas é buenas, donde se halla todo lo nes-
cessario , é por este camino van todas las
recuas, que por el camino de los pue-
blos, si no son españoles á caballo, po-
cos van. Llámase aquella grand cibdad
en lengua de los indios naturales della
Temistitan, é assi la 'solían llamar: c
dentro della avia dos parcialidades é ban-
dos de señores; unos se decían mexica-
nos é los otros tatelucos, é los españoles
correspondiendo al proprio nombre, la
llamaban México. Acuérdomc por este
nombre que en Plinio hay otro que le pa-
resce; pero aquel tiene una A más, é llá-
mase Améxico , y es en Asia aquel pue-
blo, que dice el auctor alegado assi: tEl
primero lugar de Troade es Améxico,
después Crebenia y essa Troade llamada
Antigonia, hoy Alexandria, colonia ro-
mana, etc. 'i
Tornando á la relación de nuestra ma-
teria, dice que la cibdad de Temistitan
está desta nuestra mar del Norte ochenta
leguas, todo de muy buenas poblaciones
é de muchos indios, é otro tanto poco
más ó menos hay dende la dicha Temisti-
tan á Tegoantepeque, que es grand cib-
dad é puerto de mar en la costa de la mar
del Sur , donde se hicieron quatro navios
que llevó á la Especiería Alvaro deSaave-
dra á buscar al comendador frey García
de Loaysa , que avia ydo por capitán ge-
neral de Su Magestad á la Especiería, co-
mo se díxo en el libro XX, capítulo III,
é dende adelante en la segunda parte
pressente , y en el capítulo XIII é capítu-
lo XXVI é dende adelante. Este capitán
Saavedra fué á diez é ocho de otubre del
año de mili é quinientos é veynte y seys
proveydo de bastimentos para un año , é
avia de dar la vuelta el un navio de los
quatro el siguiente año por Sanct Johan de
mili é quinientos é veynte y siete, para
«1 qual tiempo avian de estar otros qua-
tro navios aparejados á la lengua del
agua para proveer de gente é bastimen-
tos para passar adelante á descubrir la
Especiería. Por manera que con lo que
vá dicho se concluye la relación del di-
cho reverendo padre fray Diego de
Loaysa.
i Plinio, l¡b. V, cap. 31.
DE INDIAS. I.1H. XXXIII. CAP. L
531
CAPITULO L.
En que el chronista escribe, ó mejur diciendo, copia una breve relación que le fui! enviada desde la cib—
dad de Vcnecia *, adonde la avia enviado el señor visorey don Anlonio de Mendoza á su hermano el señor
don Diego de Menduca , embaxador de la fessárca Majestad en la dicha Venccia ; c púnese á la Iclra el
capitulo que en eslo habla , é dii;c después el chronisla su paresccr en el mesmo caso.
Escribe el visorey que se lia hallado
en la Nueva España un minero de pie-
dras muy negras é duras, que enmedio
tienen cierta vena colorada muy viva, co-
mo rubí : envia dos aras á Su Magos-
tad, é lia mandado corlar un suelo para
una estancia. ¡Cosa extraña! Envia enseys
naos gran cantidad de dinero á Su Ma-
gostad é particulares. Escribe el dicho á
don Diego, su hermano, rpie la fundación
de Temislitan fué desta manera : Que vi-
no de la parle del Norte hácia la provin-
cia de Panuco un capitán (pie llamaban
Orchilobos , con quatrocienlos hombres
bien ordenados a su modo , con armas
de plata é de oro , estando los de México
en guerra con los do Táscala, é que se
metió & ayudar á los de México en la
guerra , los qualcs por su industria y es-
fuerCO fueron vencedores; é que viendo
el lugar aparejado cu una laguna que allí
era, la q tía I tenia una estrecha entrada
de peñas, que yba a una isleta ó roca de
peña que oslaba quassi isla enmedio de
la laguna, comeneo á habilar con mi gen-
te, é higo una pequeña torre de piedra,
que después quedo por templo mayor de
Orchilobos consagrado á su nombre : en
la qual se recogía , é de allí poco á poco
fué mandando é sojuzgando los vecinos
hasta hacerse señor de México; y en las
provincias comarcanas fué allegando assi
pobladores hasta que la habitación cres-
ció en forma de cibilad. Hecho esto, dio
las leyes: la principal dolías fué quel más
valiente é mayor capitán fuesse entre ellos
su rey. Diólcs ccrimonias, orden de sa-
crilicios c leyes de combates é duelos.
Después, juntando la gente de la cibdad,
dixoles una muy larga habla , en que les
hico saber quél era enviado de Dios é
quería tornar á él; que le esperassen,
que (piando ellos más nescessidad lu\ 'ios-
sen volveria a ellos, é assi se despidió
con los que quedaban de su gente, sin
llevar otra cosa más de lo que avia Iray-
do. É so fué á la parle de Guatimala,
deudo donde creen (pie se partió para el
Peni, porque hay relación que en aque-
lla provincia hallan cierta orden de sa-
crificios é vestigios de Orchilobos.
Los de México quedaron sin señor mu-
chos años; é porque donde Orchilobos hi-
co la primera habitación avia un árbol, é
porque el fructo del se llamaba assi,é
porque tenían por sol a Orchilobos, lla-
maron al árbol árbol del sol, éá la cibdad
de Temislitan, que era degir fructo del sol.
Después eligieron rey, é de uno en otro
vinieron a Guatccuma, al qual eligieron
• De este punto suprimid el autor las siguientes
cláusulas, que no carecen de interés y contribuyen
á ilustrar su vida: «Por el dolió é muy enseñado
varón Micer Johan Haplista Rainussio , secretario
de aquella ¡lustrissima Señoría , amicíssimo especia'
del auctor desta General historia de Indias, la
qual relación di'.e este secretario quel muy ilustre
señor don Anlonio de Mendooa, visorey de la Nue-
va España, envió al Emperador Rey, nuestro señor,
del origen é fundación de Temislitan ; y otra tal
copia envió á su hermano, etc.» También del final
del capitulo quitó algunas cláusulas, pero de me-
nos sustancia.
HISTORIA GENERAL í NATURAL
por rey por su virtud 6 valentía , é por-
que fabulosamente decían ser hijo de Or-
chilobos.
Digen que en el templo de Orchilobos
10 han de servir mugeres vírgiues; y una
destas un día limpiando al ydolo, se le ca-
yó una pluma, é tomándola é poniéndola
en los pechos , se durmió é soñó que ve-
nia á ella Orchilobos é que dormia con
pila. En fin, quedó preñada, é dende á
poco parió á Guatecuma, é por excusarse
de la pena é por hacer mayor su hijo,
contó lo que le avia acaescido : los de
Temistitan , no la creyendo , la desterra-
ron de la cibdad , y ella se fué a cierta
provincia, eligiéndoles como en profecía
que aquel niño seria su rey- Después,
venido Guatecuma en edad, fué tan va-
liente, que digen que vengió veynte é siete
campos por su persona , é cómo era tan
estimado é mas hermoso que los otros,
dieron fée á la fábula de su madre, é lu-
ciéronle capitán contra los de Táscala,
los quales fueron siempre perpétuos ene-
migos suyos. Guatecuma vengió los de
Táscala é murió allí. Que Montecuma era
jóven , el qual de la edad de doge años le
tomaron por capitán contra las provingias
comarcanas, é salió tal, que con su va-
lentía los sojuzgó á todos é higo tributa-
rios los de Táscala. Hígosc elegir señor
de la tierra. Era tan cuerdo é tan sabio
que quassi lo adoraban, é tan valiente
que por su persona vengió diez y ocho
campos.
Quando vino Cortés con los españoles,
los de la tierra lo resgibieron, pensando
que fuesse Orchilobos, el qual en su cuen-
ta dellos avia quatrogientos años que era
partido. E todo esto é otras historias tie-
nen ellos en sus libros de sacrificios es-
criplos por figuras, los quales hage el
visorey interpretar para enviar á Su Ma-
gestad con un libro, que hage hacer de la
11 ¡BCripcion particular de las provincias,
pueblos é fruetos de la tierra, é leyes,
é costumbres é orígenes de la gente.
Quiero degir yo agora, pues que he
dicho lo que de Venegia aquel mi es-
pegial amigo me escribió, lo que sien-
to desta relagion del señor visorey hecha
al Emperador , nuestro señor. É creo
bien quél escribió verdad , segund fué
informado, pues demás de ser persona
ilustre, es sabio é hombre de mucha pru-
dengia, é si en algo sus inlérpetres no
eonsuenan con lo gierto, él es desculpado
é aun yo en lo que dixere, discantando
ó apuntando la relagion que está dicha.
É será bien que passo por passo la vaya
satisfagiendo en algunas cosas, que pares-
ge que le compadesge ó ha lugar el repli-
cato ; porque son cosas notables é de
pesso ó calidad , é se han de ver é leer
por hombres que son amigos de especu-
lagion de estas cosas, é aun por los
que han estado en la Nueva España,
que si no en todo, en parte sabrán apun-
tar lo que no podrán los que no lo han
visto.
Quanto á las piedras muy negras é mi-
nero dellas, sin dubda creo que debe ser
assi, porque en esta cibdad de Sancto
Domingo hay algunas que so han traydo
de la Nueva España, tales como es dicho,
exgepto sin aquella vena colorada, viva
como rubí, pero sin tal vena yo la he
visto de allá trayda : digo no tan colorado
como rubí , pero como leonadas de for-
ma de jazpes, é otras todas negras é muy
hermosas, é tan prietas é lustrantes como
acabachc muy policio. É destas piedras
so han llevado á España muchas é á esta
cibdad de Sánelo Domingo, é se hagen
muy hermosas aras : yo he tenido quatro
dellas y lulos como digo.
Quanto á la grand cantidad de dinero
(pie á Su Mageslad se envió en seys naos,
muchas é muchas más van siempre de to-
das estas parles ó Indias que llevan á Su
Magostad é á particulares grandíssimos
theSSOrOS de oro é plata , é no me quiero
DE INDIAS. LIB.
XXXII!. CAP. L
detener en esso, porque es cosa tan gran-
de é tan notoria como lodos los hombres
salien en España é fuera della en la ma-
yor parte del mundo.
Quanto á la fundación de Temistilan,
que dice que aquel capitán llamado Or-
chilobos fué de la parle del Norte Inicia
Panuco é de ahi á México con qualrocien-
los hombres, armados de oro é plata, é
cuenta la forma que luvo para se hacer
señor , é les dió leyes 6 eeriraonias é or-
den de sacrificios é leyes de cornijales, 6
que les hico una habla, quando se quiso
\ r, prometiéndoles dé tornar quando más
ni'>e-'s«idad luuesen; é que se fué hticia
Gualimala, é creen que de allí fué al Pe-
rú, porque hay relación que allá hay ves-
tigios de sacrificios é Orchilobos; é dice
más, una manera de fábula do cómo fué
engendrado Guatccuma de la pluma del
ydolo que su madre se metió en el pecho,
e nimo fué hecho señor por su esfuerco é
grand sei de -u pn -ona, e después fué' mi
hijo Montecuma. E dice que. a Cortés le
rescibicron los indios de la tierra, pensan-
do que era Orchilobos, que volvía á cabo
de quatrocicntos años que avia que era
ydo, é que estas é otras historias tienen
por (¡guras en sus libros, etc. A esto di-
go que es muy diferente' la relación que
Hernando Cortés escribió al Emperador,
nuestro señor , segund el mesmo Monlc-
cuma ledixo, como más largamente que-
da escripto en el capítulo V; é allí no di-
ce que de la parte del Norte viniesse Or-
chilobos, sino de la parte de Levante, há-
cia donde el sol sale; ó también dice que
ya esse capitán volvió 6 no le (pusieron
rescebir, é otras cosas muchas é aparta-
das de la relación que se hico al visorey.
Y es de creer que Montecuma mejor es-
taría informado de su generascion é orí-
gen que no los nuevos ó modernos infor-
madores de agora : quanto más que lo
que di\o á Cortés Montecuma fué en pres-
senoia de los más principales de su seño-
río, de los quales pocos ó ningunos hay
al pressente de aquellos ancianos é sabios
que estonces avia. E más adelante en el
capítulo IX el mesruo Montecuma, reyte-
rando la mesma relación del origen á sus
vassallos en pública audiencia , en pres-
sencia de Cortés é de los españoles , dá
racon de cómo vinieron á la tierra sus
antecessores. Demás desso, en la rela-
ción que se tracta en el capítulo XLV,
se cuenta la forma que Montecuma tuvo
para se hacer señor de Temistilan , ayu-
dando á la parcialidad de los mexicanos
contra el bando de los que seguían la
parle ó apellido Tatelulco, lomando cau-
telosamente por yerno al señor de dicho
bando, llamado Samalce, y en una fiesta
(i banquete le hico matar á él é sus capi-
tanes, etc. Y en la relación antes desla del
visorej . en el capítulo XLVDI, dice quel
padre y el abuelo de Montecuma vinieron
de muy léxos de Temistilan, é conquis-
taron la tierra ochenta años antes que los
chripslianos fuessen á ella.
Lo que á mi me paresce es, que no se
debe creer que , caso quel origen de Mon-
lccuma fiiesseOrchilobos, el oviesse veni-
do de la parle del Norte ni de la del Pe-
rú , que está de la Nueva España puesta
á la parte del viento Sueste : antes se de-
be sospechar que fué de la parte de Nica-
ragua . qúes provincia más oriental que
Guatimala . en la cosía del Sur, de la mes-
ma lengua que se habla en la Nueva Es-
paña, la qual Cuatimala eslá entre lo uno
é lo otro. E los orchilobos ó sacrificios, é
comer carne humana, é otros ritos, as-
si como sacrificarse las orejas é lenguas ó
miembros generativos, é otras muchas
cosas que acostumbran, lodo es de una
manera, ó muy conforme. E assi pienso
yo, é pensarán los que vieren aquella
tierra ó leyeren lo ques dicho, ques jus-
to que se piense que no del Perú, sino
de Nicaragua ovieron origen essos indios
e su capitán Orchilobos. E los mesmos
53i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
orchilobos 6 qltes ó templos ó ydolos tie-
nen por aquella costa; é lo del Perú es
muy extraño é apartado dcsso , assi en la
lengua como en lo demás. Y este nombre
Perú es improprio, porque no es de aque-
lla tierra donde el gobernador Pigarro é
Almagro lian andado, donde Atabaliba
fué señor , sino muy más cerca del Daricn
é de Panamá , como se dirá en su lugar,
quando so tráete de la tercera parte des-
ta General historia.
Quanto á la elección de Guateguma,
padre de Montecuma, me paresge que
pues dice essa relación que avia qualro-
cientos años que Orchilobos avia ydo, no
consuena con lo que Cortés é otros dicen
que entendieron de Montcguma é otras
personas; pues Montecuma dige que tam-
bién su abuelo fué señor de aquella tier-
ra , é quel abuelo y el padre vinieron á
ella.
Quanto á lo que dige essa relagion que
viniendo Cortés con los españoles, los de
la tierra los resgibieron, pensando que
fuesse Orcliilobos, tampoco se debe creer;
porque como la historia ha contado, an.
tes que Cortés fuesse, avian ydo Johan de
Grijalva é Al varado é olios, é antes que
essos Frangisc.o Hernández de Córdova, é
les avian muerto ebrípstianos ; é lo mes-
mo hicieron á Cortés , é lo echaron de Te-
mistitan más que de passo á langadas, é
le mataron la mayor parto de la gente.
Aquel sueño que dige de cómo fué con-
gebido su padre de Monleguma, me pa-
resge mucho al cuento de Rea, madre de
Remo é Rómulo, virgen vestal, que otros
llaman Iliaé otros Silvia, como más larga-
mente lo escriben Plutarco é Tito Livio
é la una fábula é la otra se quieren pares-
ger. Offigio es de las malas buscar excu-
sas para encubrir é dorar sus delictos 6
luxuria; é digo dorar, porque no sola-
mente los encubren, pero hágenlos mira-
glo. La madre de aquellos fundadores de
Roma, los quiso hager hijos de Marte,
dios de las batallas entro los antiguos gen-
tiles. Y esta otra que se durmió con aque-
lla pluma en el pecho, quiso hager á su
hijo divino, pues dige en essa relagion
que Orchilobos era enviado de Dios, é que
dixo, quando se fué de Temistilan, que
se tornaba para él. Por manera que, re-
solviendo mi opinión , los antegesores de
Montcguma son de la mesma costa del
Sur de Nicaragua é de aquel golpho de
Orotiña; é de allí abaso hágia el Ogiden-
te é por tierra pudieron yr muchos á su
plager á la Nueva España. É no es cosa
nueva en el mundo á los capitanes trans-
portarse de unas provingias é partes ex-
trañas en otras, é adquirir nuevos esta-
dos é señoríos.
Quanto á lo demás , en la forma de se
enseñorear en la tierra Monteguma é sus
progenitores, dicho está lo que he podido
entender , aunque diverssamentc congec-
ture: é lea el que quisiere ser bien infor-
mado é tome destas historias lo que viere
ques más verisímil ; pues que en la ver-
dad , assi como un juez no puede recta-
mente juzgar sin quel litigio se concluya,
después de aver las partes hecho sus pro-
bangas, é aquellas examinar é probar sin
passion; assi tampoco no puede ningún
sabio letor determinar ni desgedir la me-
dula é verdad de la historia con rectitud,
ni de algún libro sentengiar semejantes
dubdas, si no lo passarc todo é llevare
continuada su legión.
Por manera, que tornando al discur-
so de la gobernagion de la Nueva Es-
paña , digo que á los gobernadores ques
dicho, subgedió nuestro obispo destacib-
dad de Sánelo Domingo de la Isla Espa-
ñola, don Scbaslian Ramírez de Fuen-
leal, presidente de la Real Audiencia é
Cnancillería que aquí reside; é por ser
i Liv., Dccadal , lib I. cap. K,
DE INDIAS. LID. XXXIU. CAP. L.
535
l;m experimentado cd las cosas de la
justicia, le mandó la Cessárea Magestad
yr a residir por presidente de la Cnan-
cillería, de la Nueva España á Temistitan,
donde fué é la reformó é tuvo muy bien
gobernada , 6 dexó en mejor estilo que
basta allí avia estado. E de allí le man-
dó Su Magestad yr á Castilla , ó le luco
obispo de León é presidente de la Real
Cnancillería qne reside en Valladolid; é
mando yr á gobernar la Nueva España al
dicho señor visores- don Antonio de Mcn-
doca, el qual es el primero que tal titulo
de visorey ha tenido en aquella (ierra.
Después de todo lo que está dicho hay
grandes nuevas de la nueva tierra, que se
ha descubierto dende aquellas partes ha-
cia el Norte, sobre la qual el marqués del
Valle y el dicho visorey debaten : y esto
se dirá en el libro 11 de la tercera parte
que será el XL de la Gutural historia des-
tas Indias, porque me pares^c que allí
quadrará mejor; pues assimesmo aquel li-
bro, como este, compete á la Nueva Espa-
ña, é tracta de las cosas della.
l'.i— emos á lo que nos queda por de-
cir para la conclusión desle libro XXXIII,
hasta quel tiempo nos muestre otras co-
sas que se puedan acomular en él.
CAPITULO LI.
Kn el qual se Irada una sumaria relación, en que se relata la forma que en la Nueva España lenian los in-
dios en pagar los Iribulos á Monlcr-uma é á sus señores , antes que allá fuessen los chripslianos, porque
agora ya assi cnlo que se dirá como en otras cosas, hay otras costumbres é novedades: é demás de lo
que toca i los tributos ¿ agricultura , se dirán otras cosas en que la historia basta aqni no ha fecho men-
ción, que son notables é -dignas de se oyr.
Ajos indios de la Nueva España , segund
lo (pie yo he podido inquirir é saber de
personas de crédito, é que dende los pri-
meros españoles tpie con Hernando tan-
tés militaron en aquella conquista ellos su-
pieron comprender, es la gente más po-
bre (pie hay entre muchas naciones que
hasta el presscnlc se saben en estas In-
dias. No tienen en sus casas mueble ni
vestuario más quel que traen sobre sus
personas, ques muy pobre, é una ó dos
piedras de moler mahiz, é unas ollas pa-
ra lo co^er , é una estera , en que duer-
men. Su comida, por la mayor parte, es
hierbas cocidas con axí, é pan; é comen
poco , no porque no comerían, si más al-
can^assen , puesto que la tierra es muy
fértil é de grandes mantenimientos é co-
secha ; pero la gente común é plebcos son
tan tiranicados de sus señores indios , que
á la mayor parte les tasan los manteni-
mientos en esta manera. Solos los seño-
res, é algunos sus parientes é algunos
principales é mercaderes, tienen hereda-
des é tierras proprias, é las venden c
juegan, ¡piando les paresce; y estos las
siembran é cogen, é no tributan ellos ni
ningunos oficiales, como son albañíles,
carpinteros, 6 otros que hacen plumages,
plateros, cantores é atabaleros, porque
ningún señor indio hay que no tenga mú-
sica, é cada uno segund su estado. Todos
estos no tributan con más de tributo ser-
vil cada uno con su persona, quando le han
menester , é no se les dá paga alguna ¿i
ninguno dcllos.
Toda la gente plebea, cada señor indio
en su tierra , quando á ella se vienen de
otras partes á poblar (é á los que están
poblados) les dan tierras en que siem-
bren , señaladas que cada uno conozca las
tierras que ha de sembrar. Y la mayor
parte dcllos tienen su casa en la heredad
que tienen por suya; y entre veynte é
536
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
treynta é quarenta ó cinqüenta casas tie-
nen un indio principal que se dice tiquit-
lato, que en lengua castellana quiere degir
tributo halla ó tributo pide, ques quassi
como en Castilla jurado de collaciones.
Al tiempo de coger el mahiz, este liquit-
lato mira la sementera é lo que cada uno
coge, é cogido se lo manifiestan, é cuen-
tan las majorcas del mahiz que cada uno
coge , é cuenta las mugeres que cada un
vassallo tiene de los queste tiene a cargo,
é los hijos. Y estando delante la cosecha ó
pan que cogió , hace cuenta quántas ma-
jorcas ha menester cada persona de aque-
lla casa hasta otra cosecha, é aquellas da
al indio dueño de aquella casa, é las de
sus mugeres é hijos ; é lo mesmo hace en
las oirás semillas, que son fresóles, quas-
si á la manera de habas pequeñas; é axí,
ques su pimienta ; é chia, ques tan menu-
da como mostaca , que la tienen para be-
ber, molida, hecha un brevage en agua,
que beben en tiempo de calor, é por me-
decina tostada é molida; é cacao, ques
unas almendras que corren por moneda,
é las beben molidas hechas brevage ; é
algodón, donde se coge, que se dá en
lidias calientes é no en las frías, é pul-
que , ques su vino; é todo lo que de aque-
lla planta del maguey se coge , que del se
hace para comer é beber 6 calgar é ves-
tir, y este se dá en tierras frias, y es á
manera de canila las hojas, pero mucho
mayores. De todas estas ú otras cosechas
no le queda al vassallo más de lo que ha
menester para sustentación de un año ; é
demás desto ha de grangear el vassallo
para pagar el tributo de mantas , oro, pla-
ta, cacao, miel, cera, cal, madera, ó de
lo que en aquella tierra se coge, ó tienen
costumbre de tributar; y este dan de ses-
senta, ó septenta, ó quarenla, ó noventa
dias, ó como se conciertan. Y este tribu-
to coge assimesmo aquel tiquitluto é lo
lleva á su señor indio : ó desto dá á su
amo ej chripstiaaO, que le tiene encomen-
dado, el tributo que le tiene tasado que
dé al amo, ó al corregidor del pueblo ó
pueblos que al pressente están en corre-
gimiento. É assimesmo le lleva gallinas
las que cria , que no las osa comer ni se
aprovecha de más que de los huevos , é
aun no de todos.
Al tiempo de los sessenta ó gient dias,
ó los que han de ser, quando ha de dar el
tributo , diez dias antes recoge en casa
del señor indio lo traydo por los liquída-
los; é si algún pobre indio no puede cum-
plir lo que cabe de tributo , ó por enfer-
medad ó pobreca , ó que no halla dónde
trabaxar, dice el tiquitlato al señor que
fulano no quiso cumplir la parte del tri-
buto que le avian echado : é manda el se-
ñor al tiquitlato que al tal vassallo que
no quiso cumplir , le lleve á vender por
esclavo á un tiánguez, que quiere decir
mercado, que se hace de cinco en finco
dias en todos los pueblos de la (ierra, é
del prescio quel tal indio es vendido se
paga el tributo. Y porque alguna vez
acaesce que la justicia real del Empera-
dor, ques administrada por los chripstia-
nos, si por caso sabe que los (ales indios
por tal causa son vendidos, lo estorba c
los pone en libertad; pero los tales no
osan volver á la tierra de aquel señor,
porque no los sacrifiquen, é vánse á vi-
vir á otra parte.
Ninguna misericordia ni caridad algu-
na hay en los señores indios, ni cosa al-
guna hacen por virtud , sino por temor: ni
aun al diablo no le hacen fiesta por bien
que le quieran , sino por miedo que le tie-
nen; que dicen que si no le sacrifican ó ha-
cen fiestas , les apedrea los panes y here-
dades, ó los destruye. Son aquellos indios
muy haraganes c ociosos, é vánse ellos á
emborrachar y envían las mugeres á cavar
é sembrar é coger, ó á los otros traba-
xos: esto por la mayor parle, puesto que
lodos trabaxan algunas vcqcs (non obs-
tante que las vean muy preñadas, las ha-
DE INDIAS. Lili.
XXXIII. GAP. LI.
ten Irabaxar é liuelgan ellos); mas co-
munmente se acostumbra lo ques dicho.
Todos los pueblos tienen tierras pro-
prias, señaladas de mucho tiempo lia, pa-
ra la fábrica de los orchilobos 6 ques ó
templos, en que tenian sus ydolos: v estas
tales tierras eran c son de las mejores. K
tienen esta costumbre : que al tiempo de
sembrar salian todos á voz de concejo á
sembrar estas tierras de las fábricas, é á
escardarlas a su tiempo, é á beneficiar
los panes 6 cogerlos y encerrarlos en una
i ¡asa, donde residían en cada templo ma-
yor el papa é los teupisques, pioches, cx-
puthloa ó pilloullcs (como quien dixesse
obispos , dignidades, 6 canónigos é racio-
neros , 6 basta mocos de coro : que cada
templo tenia estos cinco géneros). É desta
cosecha se mantenían, é les criaban ga-
llinas que comiessen.
Kn lodos los pueblos tenia Monleeurua
sus tierras señaladas . que le semblaban
por la orden que á los templos, 6 lo que
sccogia.se lo llevaban á cuestas á la grand
cibdad de Temistilan, de donde no tenia
gente de guarnición, y en los pueblos
donde la tenia, comían dcsle pan so gente
de guerra; é si no lo sembraban, el pue-
blo les avia de dar de comer, é demás
desso le* avia de dar gallinas e lodo* liw
oíros mantenimientos nescessarios.
Porque cumplamos lo quel título deste
capítulo LI promete , ques dar relación de
cosas en (pie la historia hasta aquí no ha
fecho mención , que son notables é dignas
de se oyr c de mucha calidad, digo (pie
la sagrada religión chrípstiana eslá muy
adelante, é se sirve Dios, Nuestro Se-
ñor, en la conversión de aquellas gentes.
K aunque los religiosos dominicos é de las
otras Órdenes han bien trabajado en re-
ducir aquella tierra é naturales della á la
unión de la Iglesia chrípstiana, principal;
mente es aqueste mérito é más han he-
cho en ello los religiosos de la Orden del
glorioso Sanct Francisco , predicando y
TOMO III.
enseñando con mucha atención é vigilan-
cia contigua los indios de aquellas parles
cómo se salven, é mostrándolos ó leer y
escribir é grammálica, é todas las otras
buena* costumbres que para su salvación
son menester. É ha llegado este sánelo é
loable exercicio" tan adelanté, ques para
dar muchas gracias á Dios ver los muchos
monesterios de todas Órdenes , é los ha-
bih ssimos indios muchachos é mancebos
que hay buenos lalinos, é grandes é dies-
tros cantores é músicos en diverssos ins-
trumentos, assi de sacabuches écheremias
é como bigüelas de arco é de mano é llan-
tas é órganos, que en España é Italia, é
donde quiera que la música bien so en-
tienda, serian estimados los tales indios,
cada uno en su especie. É porque es jus-
to que de tan buen varón haya memoria,
digo ques nolorio que entre los otros pre-
dicadores de la verdad evangélica, fray
Pedro de Angulo, de la Orden de Sanct
Francisco , ha fecho lanío fructó en aque-
lla tierra, que son muchos los millares de
indios que ha convertido é quitado de la
condenación infernal. étraydoIOsá la car-
rera de su salvación. É porque es cosa
notable é maravillosa é notoria ó apropós-
sito de la conversión de aquellas gentes,
se escribió á esta cibdad por personas de
mucha anctoridad é crédito é religiosos
quel año passado de mili é quinientos e
quarenla. en México, paresció una co-
meta sobre la cibdad muchos (lias, e pas-
sados, comentáronse á morir todas las
gallinas de Castilla en toda la cibdad : é
mandó el visorey pregonar, só ciertas pe-
nas, que nadie comiesse gallinas: é (leu-
de á pocos dias comentáronse á morir las
ovejas é yeguas, é un hombre que comió
de una oveja se murió (digo de las que
assi se morían).
Después desto comentaron á derri-
barse é salir de las sierras é montañas
de treynta é quarenla leguas léxos de
Temistitan infinidad de indios, que nun-
08
538
HISTORIA GENERAL Y NATI RAL
ca avian oydo nueva de Dios alguna;
é vinieron á la cibdad, pidiendo que los
baptigassen: y eran tantos que no se po-
dian quanlos frayles avia en toda la tier-
ra dar manos á los dottrinar, é otros á
Implicar. Y era tanta su constancia de los
indios en esto, que sufrían caerse de ham-
bre é de sed muertos; ó decian que an-
tes querían morir assi que volver á sus
tierras, sin se bapticar. Fué cosa de gran-
díssima admiración su perseverancia, é
juicio cierto divino.
Pocos días há que supe de un religio-
so, hablando en aquella tierra, que avia
visto é halládose pressentc á este mira-
culoso aucto é conversión; ó aun decia
quél avia ayudado á tan sancta obra.
También le oy decir que ver las repres-
sentaciones é farsas de devoción que
los niños é muchachos repressentan é re-
citan en lengua castellana c latina, en
versos é prosa , que en Italia ni en Casti-
lla no se podría hacer mejor por los na-
turales españoles ó italianos.
Acuerdóme de mi descuydo en aver
dexado de decir en otra parte desla his-
toria, que en la Nueva España hay é se
hace innumerable seda, é hay infinita
grana, que también se puede decir cxge-
lente púrpura ó carmesí : hay mucho c
muy buen alumbre, ó assimesmo mucha
urchilla, que son cosas de rico tracto é
mercadería : é aunque no sea cosa de
tracto, ni de las que buscan los hombres
para enriquescer, hay clavellinas de mu-
cha suavidad de olor 6 de extremada ma-
nera , á lo menos para mí es cosa nueva,
6 que no menos, sino mucho más me hol-
garía con ellas que con cssotras mercade-
rías los mercaderes, porque son amarillas
6 de QÍent hojas cada clavellina. Al pro-
póssito de las quales clavellinas é de los
muchos jardines que hay de otras rosas é
flores de muy suave olor 6 fragancia , é
aun para sacar de la dubda en quel lelor
puede aver quedado de lo ques dicho
cerca de los tributos é pechos que los in-
dios señores ponen , estrechando á sus in-
feriores con tan grave é cruel pena , co-
mo vender é sacrificar al que bien no -pa-
ga el tributo; é para que se entienda có-
mo lo pueden cumplir, me queda de de-
cir una grand particularidad para satisfa-
cion de todo esto. Y es, que assi por ser
la tierra muy abundante de caca é mon-
tería de diverssos é innumerables anima-
les é aves, como de muchas é grandes
pesquerías en las lagunas é rios , como en
aver siempre en qué trabaxar é ganar los
mercenarios jornaleros en diverssos exer-
cicios. como demás desso en la hortalica
é jardines de las llores, é hacer macetas
é ramilletes é collares é guirnaldas dellas
para vender ( y en otras muchas é divers-
sas maneras) ; siempre hallan é tienen en
qué entender y en qué ganar ( por la mu-
cha confrecuencia é moltitud de gente, é
por la grand fertilidad de la tierra, é por
sacar oro é plata y en otros muchos exer-
cigios) los que quieren trabaxar é darse
á grangerias con que paguen los dichos
tributos que son allende de la agricoltu-
ra, ó que pueden hacerse en tanto quella
se cria y en todo tiempo. E pocas veces
acaesce que se execute la rigurosa pena
ques dicho, sino por ser notorio é bella-
co haragán el que en ella incurre. Pero
de aquella grand subjecion é tiranía é
cruel castigo, é de andar el diablo tan so-
ciable y ejercitado entre los indios con
sus abominables ritos é sacrificios, agora
ya dexando essos errores é convirtiéndo-
se á la fée cathólica , é con la equidad é
buena justicia é honestas é sánelas é vir-
tuosas costumbres, en que los chripstianos
ponen estas gentes; é sobre todo obran-
do Dios, Nuestro Señor, en ello, expe-
liendo á Satanás é su conversación, sin
dubda Jesu Chripslo, Nuestro Redemp-
tor, es servido mucho, é la sagrada reli-
gión de la república eluipsliana muy au-
mentada en aquellas partes.
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. LI!
5.! 9
CAPITULO L1I.
En que so Irada una eierla c notable relación quel visorey don Antonio de Mendoea por su caria mesiva
escribió al historiador destas materias, en respuesta de otra quel auctor le avia escriplo para su informa-
ción ; ¿ por ser nescessaria c al propóssito del discurso dcslas historias, se pone aquiá la letra.
Al muy noble señor Gonralo Hernández
de Oviedo, alcaydc de la fortaleza de Sane-
lo Domingo en la ¡ala Lspañola y chronisla
de Su Majestad.
Muy noltlc señor:
«Rescebí una carta vuestra con el arce-
diano di -la iglesia; y es verdad que el no
responder á la que me truxo el padre fray
Antonio de León, fué la causa estar fue-
ra desla cilidad: c segimd lo mucho que
avia que decía que se partia, yo pensó de
ser vuelto antes quél se embarcara : (pie
por lo demás bastaba ser vos. señor, quien
soys y el exerciejo de letras que leneys
para dessear yo vuestra amistad , quarjto
más pudiéndola heredar di- mi padre, é
acordándome de veros, señor, en Madrid
conversar muy familiarmente con él mu-
chas veces. E por mi parle no quebrará
esta amistad: antes la renovaré; é si alga-
Da cosa se ofresciere én estas partes que os
toque, lo haré con muy entera voluntad.
• (Juanto á lo que, señor, decís que os
enviaron de Yeneria una relación, que yo
envié á Su Majestad de algunas cosas de
las desta tierra, é que enlrellas decia ve-
nir los mexicanos de la parle del Perú,
es verdad que yo he escriplo algunas co-
sas que me parescian de nolar; mas no
esta, porque tengo la opinión contraria,
porque para mí ellos vinieron de la parle
del Norte , é assi lo dicten é se muestra en
edeficios antiguos, y en nombres de lu-
gares por donde vinieron. E pues allega-
ron hasta Guacacalco con un señor que so
llamaba Quecalcoat, no tengo á mucho
que passassen otros á León. Lo que se me
acuerda aver escriplo en osle caso es, que
á mí me truxeron ciertos huessos é mue-
las de hombre tan grandes que á la pro.
porción seria de diez é ocho ó diez é nue-
ve piés de alto; y esto dicen los natura-
les que fueron hasta chiquéala hombres,
los (piales repartieron por diverssos luga-
res é los mataron. No tenemos noticia que
haya gigantes sino es al Estrecho de Ma-
gallanes: sospecho yo que aquellos ven-
drían de allí , porque de la parle del Nor-
te yo no tengo noticia de gente tan gran-
de, aunque la hay liarlo bien dispuesta.
•La relación de las cosas desta tierra yo
he procurado de sabello muy particular-
mente, é hallo diverssas opiniones; por-
que como avia muchos señores en cada
provincia, cuentan las cosas de su mane-
ra. Yo las ando recogiendo é verificando,
y hecho, os lo enviaré; porque me pares-
fe que seria cosa muy vergonzosa que os
enviasse yo relación y que me alegásedes
por auctor dello, no siendo muy verda-
dera. Y lo de aqui no es tan poco (pie no
podays hacer libro dello, é no será pe-
queño; porque aunque Montecunia é Mé-
xico es lo que entre nosotros ha sonado,
no era menor señor el Caconci de Me-
chuacan, y oíros que no reconosejan al
uno ni al otro.
»En lo que toca á los descubrimientos
que yo tengo comentados, como todos
son principios, paresce que hay poco que
decir. Solamente quiero, señor, que se-
pays, pues tocays en las desórdenes des-
tas parles , que mi gente ni juega , ni re-
niega , ni toman á los indios nada contra
su voluntad, ni hacen excesos de los que
gente de guerra suelen hacer. Es verdad
que algunos dirán que no se les ha ofres-
gido en qué lo puedan mostrar: confes-
sarlo lié en lo que toca al oro ó a la pía-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ta : mas mugefes blancas y hermosas é
comida hasta agora han hallado en abun-
dancia , é no han (ornado cosa contra vo-
luntad de sus dueños, si no ha sido dada
ó rescatada. Y con esto están en el dia de
hoy passadas de nuevecienlas leguas des-
ta cibdad, con noticia de avcr adelante
muchas vassijas de oro , é perlas , é gran-
des cibdades é casas, é tierra muy abun-
dante de comida , en especial vacas (que
dicen aver más que en España). La rela-
ción particular de todo esto espero para
este mes de noviembre, con ayuda de
Nuestro Señor. Cómo sea venida, yo ter-
ne cuydado de enviárosla, porque aquella
será de vista, y lo de aora es de oydas.
«Su Magostad fué servido en un assien-
to que se tomó con el adelantado don Pe-
dro de Alvarado para los descubrimientos
desta mar del Sur, que yo tuviesse parte;
é aunque entre mí y él ovo alguna discor-
dia sobre el concertarnos, á causa que Su
Magr-lad me higo la merced, sin yo pe-
dillo ni sabello, á la fin, teniendo delante
los ojos lo subcedido en el Perú, yo me
convine con él, é acordamos despachar
dos armadas; una para descubrir la cos-
ta desta Nueva España, é otra que fuesse
al Poniente en demanda de los Lequios y
Catayo. Y yendo el adelantado á enten-
der en esto, subcedió que en la Nueva
Galicia unos indios , por descuydo de un
capitán, le desbarataron: cómo se halló
gerca con la gente de las armadas, quiso
yr á servir á Su Magostad en pacificar
aquello; é allegando á un peñol, donde
los indios estahan fuertes, en tanto quél
daba vuelta para ver por dónde le com-
baliria, se le desmandó la gente é matá-
ronle cinco españoles, antes que pudiesse
recogerlos. Subcedió lanía agua é tan res-
gio tiempo , que le fué forcado retirarse
á Goadalaxara: é haciéndolo, en un mal
passo yba un criado suyo por una ladera
más alto quél yba , el qual rodó é vino á
topar ron <•! adelantado, é llevóle tres ó
quatro vueltas la ladera abaxo, sin que
se pudiesse apartar : quedó tan quebran-
tado que dende á tres dias murió. Yo he
determinado de yr á pacificar aquello , no
tanto por la nescessidad en que nos po-
nen los indios, quanfo por la discordia
que quedó entre los capitanes que tenia
allí. Ha sido causa de no poder despa-
char las armadas en tan breve tiempo co- •
mo se hiciera, si esto no oviera subcedi-
do. Do lo demás desta tierra , á Dios gra-
cias, cada dia vá en aumento, assi en lo
que toca á las cosas de la fée , como en
las de policia.
• Degís, señor, que os envié las alturas
é sitios en questas tierras que agora nue- '
vamente se descubren , están. No lo ha-
go, porque por dos eclypsis de luna que
ha ávido , después que yo estoy en es-
tas parles, he verificado la longitud que
hay hasta Toledo, é son ocho horas é dos
minutos é treynta é quatro segundos: é
teniendo respecto á esto , hallo que todo
lo desta mar del Sur está falso , por cau-
sa de los regimientos ser hechos en Es-
paña, é procuro de hacello corregir; é
por esto no hago calidad de lo de antes
de agora. Bien creo que en essa cibdad,
vos, señor, é otras personas terníades
eucnla con el eclypsi. Holgaría que me pa-
gássedes en la mesma moneda, en escri-
birme á la hora que allí comencó, para
saber lo questa tierra dista dessa.
•Quereys, señor, saber quién fué mi
madre é no es racon de negároslo, pues
que esclarosgiendo vos á mi padre entre
essolros señores de España, no rae puede
dexar de caber mi parle; c siendo ella
tal en virtud y en bondad, mal haría de
callar su nombre, el qual fué doña Fran-
cisca Pacheco, hija del maestre don Jo-
han Pacheco. Nuestro Señor vuestra muy
noble persona é casa guarde. De México
á seys de otubre de mili é quinientos é
quarenta y un años.=A lo que, señor,
mandáredes.— Don Antonio dcMendoga. ■
DE INDIAS. I.IH. XXXIII. CAP. MU.
CAPITULO Lili.
En que ac contiene una carta quel historiador envió
(ra del capitulo precedente , en que se locan
Al muy ¡Ilustre señor don Antonio de Mea-
dora , visorey de la Xueva España é otros
muchos reynos por Sus Majestades.
«Muy ¡lltislre señor:
•Una caria de Vuestra Señoría rescebí
en esta cibdad á los once de licorero de
mili é quinientos é qiiarcnta y dos años,
y con lodo lo que dice t;m largas merce-
des, que no se pueden servir ni meresccr
en tan poca vida, sino (ornándoseme en
cuenta el desseo, con que yo me emplea-
ré en su servicio todas las venes (piel tiem-
po lo permita. Porque cómo Vuestra Se-
ñoria dice, que hereda la amistad de la
buena memoria del marqués, su padre,
• [tie en gloria osla, heredó Vuestra Seño-
ría en csse caso un muy cierto criado en
roí, 6 como tal, me presciaré yo de tener-
le (como lo tengo) por mi señor, é co-
mo á tal, quando se ofresciesse en qué,
acudiría á pedirle las mercedes de lo que
me tocasse en essas parles, como Vuestra
Señoría manda que lo haga.
-Olíanlo á lo que Vuestra Señoría dice
de la relación que me enviaron de Vene-
cía del origen dessa gente ser venida del
Perú, é que tiene la opinión contraria é
cree que vino de la parle del Norte, yo
assi lo pienso como lo dice Vuestra Seño-
ría , ó quessos de Nicaragua serian la
mesina gente , porque también son mo-
dernos, é los de la lengua chorotega son
los naturales, si no lo son los chondales;
porque aunque hay oirás muchas lenguas
estas dos paresce que son más generales;
y desde ellos al Levante, ni de los unos
ni de los otros no hay tales lenguas , á lo
que yo he podido aleancar.
•La mesma opinión tengo assimesmo
al visorey de la Nueva España, respondiendo á la le-
algunas cosas convernientes a estas historias.
que Vuestra Señoría tiene en la gente de
los gigantes, cuyos huessos significaron
ser su estatura tic diez y ocho ó diez y
nueve pies de alto; porque sin dubda son
de la parte del Estrecho de Magallanes é
de allí adelante: é assi fué la información
que se truxo á la C.cssárca Magostad por
algunos de los que se hallaron en el via-
ge, que por el dicho Estrecho hico el co-
mendador frey Carcia de I.oaysa. La gen-
lé del Norte, que dice Vuestra Señoría
que es Líen dispuesta, assi lo mostraban
aquellos indios que a Toledo llevó el pi-
loto Ksléhan (¡omez el año de mili é qui-
nientos é veyntc y cinco: los qualcseran
de la costa del Norte, donde aquél estuvo
en quarenta y dos grados; 6 seys ó siete,
dellos que yo vi, lodos eran mayores co-
munmente que todos los indios (pie yo he
visto, é tan altos que excedían la comuD
estatura de los hombres que en España
decimos medianos.
»I)ice Vuestra Señoría que ancla reco-
giendo 6 verificando la relación de las co-
sas de essa tierra, c la dificultad que ha-
lla en las diverssas opiniones , é que me
lo enviará presto. Yo besso á Vuestra Se-
ñoría las manos por ello , porque será con
su auctoridad colmar estas mis vigilias
desta General y natural Historia de Indias,
é hacer el nombre de Vuestra Señoría in-
• mortal, como es racon que lo sea: é assi
le torno á suplicar que no se dcscuyde de
cumplir su palabra por todos estos res-
pedos; principalmente porque será Dios
servido que se sepa lo que su república
chripstianá tiene debaxo de la goberna-
ción de su vireynado; y lo otro porque
como he dicho á Vuestra Señoría es mu-
cha gloría; y lo Otro porque holgaré yo,
542
HISTORIA GENERAL Y NA'ITHAL
como salvar mi ánima, do emplearme en
la acomular en su nombre con lo que ten-
po escríplo , que es hasta hoy quassi dos
mili hojas, en (res volúmenes ó partes,
en cinqüenta libros, é será el de Vuestra
Señoría el que cumpla el jubileo, é per-
fecronará el número de los cinqüenta.
Creo que impressos no serán tantas hojas;
pero sospecho que passarán de mili 6
trescientas, aunque en esto de las hojas
la marca del papel , el tamaño de la letra
6 forma della lo hace crescer ó menguar.
Pero yo hablo al respecto de aquella le-
tra, en que se imprimió la primera parte
destas mis historias en Sevilla, año de
mili é quinientos é treynta y cinco, 'a
(pial está agora enmendada é muy acres-
centada un tercio más de lo que eston-
ces tenia. Y lo otro, porque yo tengo li-
cencia del Emperador, nuestro señor,
para llevar á Su Cessárea Magestad lo es-
cripto, y es muy desseado en España é
fuera della, é ando alistando mi partida,
y espero , con ayuda de Nuestro Señor,
será en todo el mes de mayo, é no pien-
so volver acá hasta dcxarlo todo impres-
so. Por tanto, vuelvo á mi suplicación,
pues que estaré aqui tres meses ó quatro,
(piando más, y Vuestra Señoría elige en
su letra que esperaba la relación por to-
do el mes de noviembre passado de los
otros sus descubrimientos, é que como
fuesse venida, me hará merced della ó do
la enviar: 6 caso que yo fuesse ydo á Es-
paña, se me puede enviar allá, dirigida al
banco de Francisco Liardo, porque es
mucho mi amigo, é teniéndola él, me la
enviará á recabdo á do quiera que yo cs-
tovierc.
• Dice Vuestra Señoría que en sus des-
cubrimientos hay poco que decir por ser
principios ; pero que quiere que yo sepa,
pues toco en las desórdenes destas par-
tos, que su gente ni juegan , ni reniegan,
ni loman á los indios nada contra su vo-
luntad, ni hacen los excesos que suelen
hacer la gente de guerra , etc. Muy sabi-
do y entendido está que los que militan,
siempre siguen los passos de su cabega,
ó que del príncipe se toman, ó él enseña á
los de su señorío, las virtudes ó los vicios.
Yo no me maravillo, señor, de las desór-
denes que en estas Indias ha ávido ; ni
Vuestra Señoría se maraville que yo vista
á los que las han causado de sus mesmas
obras, porque los que han hecho desati-
nos, no podían acertar á hacer otra cosa,
sino acaso. Pero maravillaríamc yo, si
viesse que Vuestra Señoría dexaba de
usar su acostumbrada vida é generosi-
dad, ni que acertasse á errar en lo que
otros han errado; porque ni soy como
ellos ni ellos como Vuestra Señoría, pues
dice la mesma verdad: Non potest arbor
bon'a malos fructus [acere, ñeque arbor ma-
la bonos fructus [acere*. Ni me espanto
porque uno de mala calidad é sangre
acierte alguna vez á hacer grandes cosas,
pues leemos que lo han hecho algunos
que de baxos subieron á ser ¡Ilustres; pe-
ro tan grande ó mayor novedad es quo
illustres hagan otra cosa, sino su officio; ó
caso que, conforme á esta verdad, á algu-
nos que verán mis historias les causaren
escándalo, dico vobis quód si hi tacuerint,
lapides clamabunt 2.
«Muchas cosas avia oydo, 6 cartas han
venido de diverssas personas, é aun di-
ferentes en sí , sobre la diferencia que
Vuestra Señoría c Alvarado (ovicron en
lo del descubrimiento, é mucha merced
me ha hecho con su aviso en esto. E cómo
Vuestra Señoría dice que tuvo delante los
ojos lo subcedido en el Perú , é que se
convinieron en despachar las dos arma-
das, una para la costa de la Nueva Espa-
ña, 6 otra en demanda de los Lequios 6
Caluyo, é que después suheedió la muer-
) S. Mallipo, c.i|>. Vil.
2 S. Lúeas, cap. XIX.
DE INDIAS. l.lü.
XXXIU. CAP. un.
le di'l adelantado tan desastradamente,
plega á Dios de le perdonar á él é á su
muger, qué me paresce que fué más des-
i lidiada quél. Y en verdad yo les be ávi-
do lanía lástima, que no me paresce que
oy en toda mi vida cosa de más dolor quel
lin de aquella señora é sus criadas é de
oirás personas, que con ellas padescie-
ron.
• Crea Vuestra Señoría que de la vecin-
dad dessos montes, donde hay veneros de
acufre 6 de alumine , é sin mirar lo que
los antiguos é aun modernos dicen de
Mongibel é de Yulcan, he visto yo mucho
desso en la cibdad de Pu£ol , ques cerca
de Nápoles, y en Nicaragua de tantos
temblores é dias de temor, que no lo pu-
diera creer sin verlo; porque en un solo
«lia c una noche en la cihdad de León de
Nicaragua íembló tantas veces la tierra
que no se pudo tener cuenta en ellas; é
sallo un pedaco de un monte que está allí
cerca con lauta tierra é peñas, que bas-
tarán á cubrir á León (ó á esta cihdad), 6
luco mucho daño. QuantO más que en Es-
paña en nuestros dias ya Vuestra Señoría
sabe é avrá oydo las desaventuras de
Almería é Moxaear é de Veí a é de otros
pueblos ruynados por tales tempestades.
Tenga Dios en gloría por su misericordia
& los unos 6 los otros, que assi murieron.
• Dice Vuestra Señoría que ha determi-
nado de JT á pacificar aquello de la Nue-
va Galicia é la discordia de ciertos capi-
tanes. Yo espero en Dios que ya á la ho-
ra de agora estará lodo en quietud y he-
cho, como de mano de Vuestra Señoría, é
que las armadas serán ydas en buena ho-
ra á servir á Dios c á Su Magostad, é assi
en lo que está pacífico como en lo que se
pacificare', avrá el aumento que dice que
hay en cssa tierra en lo que loca á las co-
sas de la fée, y en todo lo demás que to-
care á la policía é buenas repúblicas, me-
diante la prudencia é buen gobierno de
Vuestra Señoría.
• Estoy maravillado de lo que Vuestra
Señoría dice (pie ha verificado de la lon-
gitud que hay hasta Toledo desde essa
cibdad de México, é que son ocho horas
é dos minutos é trcynla y quatro segun-
dos; é dice que teniendo respecto á esso.
halla ipie todo lo dessa mar del Sur está
falso, á causa que los regimientos de la
declinación del sol son hechos en Espa-
ña, é que procura de hacerlo corregir; é
que por lauto no hace caudal de lo de
antes de agora , é que cree que en esla
cibdad yo é otros terniamos cuenta con el
eclypsi, é que holgaría que le pagasse en
la mesma moneda, en escribirle á la hora
que acá comencé para saber lo que esta
tierra dista dessa.
• Yo coníiesso á Vuestra Señoría que
demás de no saberlo hacer yo, como
querría, los eclypsis que Vuestra Se-
ñoría dice yo no los vi. Verdad es quel
uno, estando yo enfermo en la cama,
me dixeron otro dia que le avia ávi-
do; é demás dcsto desde Venecia me es-
cribió el magnífico Micer Johan Baptista
Ramusio, secretario dignfssimo de aque-
lla illustríssima Señoría, que cstuviesse
sobre aviso para notar un eclypsi de sol
que avia 3e aver en el uño de mili é qui-
nientos é qtiarenta: é quando rescebí
la caria, avia diez ó doce dias que aquello
era pausado , dii-o el término en que a\ ia
de aver el eclypsi. Pero acá no le ovo,
para le avisar de la hora en que passó. Y
porque eslos Reportorios, questos nuestros
astrólogos di Kspaña liaren, dicen que en
el mes de agosto del año de mili é qui-
nientos é quarenta y uno avia de aver
otro eclypsi, para que aquel grand varón
allá lo mirasse é yo acá, le avisé con
tiempo, é tampoco le vi aquí, ni le ovo,
aunque estuve sobre aviso con otros. Pe-
ro en esta sciencia celestial yo, señor,
sé mucho menos que otro, é como hom-
bre falto de. tal estudio, quedóme del des-
seo de entenderlo una voluntad de tomar
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
544
estas aliaras con estos eslrolabios é regi-
mientos questbs nuestros marinos usan; y
assi como uno de los que peor lo hacen,
voy mendicando estas alturas , puesto que
con mi poca expiriencia ha muchos dias
que yo he entendido muchos errores pal-
pables destas cartas del Gaboto é desso-
tros cosmógraphos. Y esto causar lo há
lo que Vuestra Señoría dice, é no aver
navegado los que pintan estas cartas en
España : á lo menos en lo que yo he visto
en Nicaragua ponen estos cosmógraphos
el puerto de la Posscsion en diez grados,
y estuve yo en él quince dias ó más espe-
rando tiempo para yr á Panamá, ó tenia
conmigo dos pilotos, y ellos é yo cada
dia tomábamos allí el altura muchas ve-
ces, é siempre en conformidad hallamos
aquel puerto en (rege grados. Y estos
tres de diferencia creo yo que está toda
la costa errada en las cartas de allí aba-
xo. yendo la vuelta del Norte ; porque co-
mo Vuestra Señoría mejor sabe , dende
aquel puerto se va enarcando la tierra
hacia Septentrión , y en estos grados tres
ó más de menos pienso que lo pintado
hasta agora es falso, liarlo bien será que
Vuestra Señoría dé luz á todos en este
caso é lo haga ver muy puntualmente. El
señor obispo don Sebastian Ramírez, que
agora lo es de León, en el tiempo que
pressidió en essa tierra me acuerdo que
me escribió una vez desde México que
aquessa cibdad está como esta en diez
y ocho grados.
• Dice Vuestra Señoría que la señora
marquesa su madre (que en gloria está)
se llamaba doña Francisca Pacheco: ya
yo sabia que era hija del maestre de San-
tiago don Johan Pacheco; pero hasta
aquí yo pensaba (pie se decía María. Mu-
cha merced me, ha hecho en avisarme de
la verdad ; é tengo yo este íinage de Pa-
checo por de Córdova de su origen é por
ol más antiguo de los línages de los no-
bles de Lspaña , pues que Céssar en sus
Comentarios dice quél envió en favor de
Córdova contra Sexto Pompeo, porque
en todo tiempo aquella cibdad avia sey-
da fiel al pueblo romano, seys cohortes
con otros tantos cavalleros debaxo de la
guia de Junio Pacheco, hombre noble de
aquella provincia é muy sabio cavallero
en la guerra. Y en la Vida de Marco Cra-
so dice Plutarco que Julio Pacheco, que
vivia cerca de la mar en España, le sos-
tuvo á Craso , haciéndole dar de comer
secretamente á él é á los que con él esta-
ban escondidos en una espelunca, de te-
mor de Mario é Ciña , ocho meses; y esto
fué antes de lo ques dicho. E Céssar ya
sabe Vuestra Señoría que estonces no era
Emperador, é que después lo fué quatro
años c siete meses, é Chripsto, Nuestro
Redemptor, nasció á los quareuta y siete
años del imperio de Oclaviano Céssar Au-
gusto, que serian quarenta y cinco años
é siete meses ; é mili é quinientos é qua-
renta y dos juntados con los que he di-
cho, podemos tener seguramente de más
de mili é quinientos é óchenla y ocho
años há que! Pacheco é Pachecos que he
dicho eran nobles. É si dixere que ha mili
éseyseientos é diez, no pienso que me en-
gaño en ello , porque Casar Lusitaniam el
quasdam ínsulas in Océano capit , segund
Eusebio, y en essos tiempos andaba Cés-
sar por España, é ya eran aquellos Pa-
checos antiguos nobles en ella. Esto se
quede para en su lugar: que si Dios
fuesse servido, algún dia lo verá Vues-
Ira Señoria con otras estirpes de sus li-
nages é predecessores , é de otros no-
bles de Castilla , si Dios me dexasse vivir
dos ó tres años, é tener salud é un po-
co de espacio para sacar lo escripto en
limpio.
«Nuestro Señor la muy noble persona y
estado de Vuestra Señoria largos tiempos
prospere, como él é sus servidores des-
seamos. Desta l'orlaloca de la cibdad é
puerto de Sánelo Domingo de la Isla Es-
de indias, luí. xxxm. cap. liv. ais
pañola á primero do marco de mili é qui- queda á servicio de Vuestra Señoría. =
níentos é quarenta y dos años, donde Goncalo Fernandez».
CAPITULO LIV.
En el qual el auclor dá raoon por que- cessú su camino c yda á España; c hace relación de oirás cosas é
subcessos de la Nueva España : c di(,e algunas particularidades que á su noticia lian venido , las quales
son del jaez de las que la historia lia cont ido, é para más verificación c verdad de algunos passos que que-
dan cscriplos de otra forma, no le avicmlo tan puntualmente informado, como agora se dirá. E cue'nlanse
otras cosas del jaez dcslas materias , assi enmendando algunas cosas hasta aqui apuntadas , como decla-
rando ¿ perfitionando otras de que hay nescessidad que los Iclorcs sean advertidos *.
I )i< te un Famosa historiador de nuestros
tiempos, llamado Joannis Carionis, de
nascion alemán , que en aquella su len-
gua ha escripto con mirable artificio, de
la qual en latino sermón fué trasladada 6
con mucha diligencia corregida su obra,
en que se comprende la abreviación de
muchas é notables historias: é aplicando
á su propóssilo la utilidad de la historia,
6 amonestando á los letores, acuerda que
es la historia ministro de la prudencia , ó
no menos es maestra de la vida. É por
causa de la lecion, dice que se puede es-
timar (pie tanto avenios vivido quanlo es
antigua la historia que Icemos, cuyo co-
noscimienlo conviene á lodos los que go-
biernan la república) porque de las cosas
passadas que de la lecion se coligen, se
imprime en la mente del que Ice un aviso
seguro, por cuyo exemplo nos aplique-
mos a la racon de la bien considerada
dispensación de las cosas, que nos ocur-
ren ó son de importancia. Hallamos en la
historia de los gentiles é sabios antiguos
la origen de los rcynos, é por qué causa
subcedicron sus mudancas, é hallamos
los preceptos de los officíos é virtudes que
hacen á la república firme é la conservan
felicemente ; é dice qüel mundo es assí-
mesmo semejante en todo tiempo: Mundus
ídem el sui similis manet. Decía un peritís-
* De este resumen quitó Oviedo algunas clau-
sulas, á fin de hacerlo más breve, parecióndonos
c omo ni.
simo hombre en la milieja (auclor de va-
rias materias en griego), nombrado Tuoí-
dides, que la historia es un thessoro que
nunca le deberíamos quitar de la mano
por ayudarnos della. por la semejanca
que los hechos passados é sus acontesci-
mícntos han é son conformes a los que
traelamos é quassi semejantes las causas;
é lauto es más verdadero Ihcssoro quan-
lo de más varias cosas avisa á los que ri-
gen la república. Todo lo dicho me pá-
reselo ques al propóssito de las muchas é
diferentes materias dcslos traclados de
nuestras Indias; é de las cosasque en ellas
hasta aqui están escripias se pueden con-
gecturar parte de los eventos fucturos,
para que supliquemos a aquel que puede
ha^erio, que todo subceda mejor de lo
que los méritos destos conquistadores é
pobladores de Indias lo leñemos meresci-
do ó se nos apareja. Yo me declararé más
en la prosecución de la historia. Agora
satisfacer quiero a lo que propuse en el
titulo deste capitulo pressente.
Yo tuve licencia del Emperador, nues-
tro señor, para yr á España (como lo
signifiqué en la carta precedente que es-
cribí en respuesta de otra al ¡Ilustre viso-
rey de la Nueva España, don Antonio de
Mendoca); y estando para partirme resce-
bí Ircs letras de un tenor (ó duplicadas) de
oporluno el indicarlo , para dar la idea más cabal
del MS. original, que sirve de texto.
C9
54G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
la Cessárea Magestad , fechas en Mongon
de Aragón á los treynta de agosto del año
que passó de mili é quinientos é quaren-
ta y dos años, en las quales me mandó
que tuviesse el cuydado é vigilancia que
Su Magestad de mi persona confia , é có-
mo soy obligado en la guarda é fortifica-
ción desta su fortalega de lacibdadé puer-
to de Sancto Domingo que á mi cargo
está, en que yo resido en su real servi-
cio, porque la guerra está rompida é fué
principiada por el rey de Francia contra
la Cessárea Magestad é sus reynos é se-
ñoríos. Y desta causa, como obidiente é
fiel alcayde é criado, cessé en mi camino:
é poniendo en efetto lo quel Emperador,
nuestro señor, me mandó, he estado que-
do, atendiendo el tiempo é á su real servi-
cio : y assi estas materias se han suspen-
dido quanto á la impression dellas ; pero
hánse aumentado , ó cada dia crescen en
su discurso historial.
Después que de Mongon partió Céssar,
passó en Alemania , y en aquellos sus Es-
tados , que por allí tiene , le dió Dios los
buenos subcessos que en la segunda par-
te que escribí del Catálogo Real de Casti-
lla, dende el capítulo IV adelante, podrá
ver , entender é conoscer quien sano jui-
gío toviere: y conoscerá la soberbia del
rey Frangisco de Frangía , é la demasia-
da diligengia, que con todas sus fuergas
ha usado para fatigar al mundo é á los
chripstianos en compañía é confianga del
grand turco é sus infieles cxórgitos por
mar é por tierra. Dige Homero: « En la
guerra pone Dios su escudo delante de
los príngipes para los defender » . Pueden
muy bien testificar todo esto todos los
que hoy viven é toviercn atención ó co-
nosgirnicnlo ó verdadera noticia de los
subgcssos é acgiones del Emperador,
nuestro señor; é cómo Dios es su escu-
1 «Sacra: lilter« cn'im consolanlur nos el (ló-
cenla pcrlé posl labefaclum gcrmanicum poslrc-
do, de muchas maneras lo avernos visto.
Dexemos esto para otros auctores que
están más gerca de la persona de Su Ma-
gestad, que lo discantarán mejor; pues
que las cosas que vemos que están pen-
dientes deste Sagrado Príngipe son tales
é tantas é tan grandes é tan notorias, que
no solamente las lenguas é plumas que á
ello están dedicadas, mas todos los hu-
manos, pues á todos loca é importa la
vida deste Monarca, lo deben pregonar:
las paredes han oydos , los campos é sel-
vas tienen ojos, é todas las aguas é ma-
res no la ignoran , y entienden é deben
publicar é lamentarse de los trabaxos de
Flandes, é Julies, é Güeldrcs, é Cleves,
é Clambrise , é Lugemburg , é Alemania
y España, ó más que todos la infeli-
ge Ungria é toda la universal república
chripstiana ; é no sin lágrimas de los pro-
prios frangeses, que tal rey ó tigon les
avia dado Dios como ellos lo meresgen é
sus culpas é soberbia.
Pienso que se va agercando lo quel
auctor alegado alemán nos acuerda: el
qual dige que las letras sagradas son en
nuestro consuelo, pues que dige que ruy-
nada la monarquía de los germanos, será
el fin del mundo 1 . De lo qual se colige que
ha de turar esta monarquía hasta el últi-
mo dia é fin del mundo , é todos los de-
más reyes é reynos le han de ser inferio-
res é subjetos. Dexemos esta materia de
Asia, África y Europa, que tan encona-
das están en nuestro tiempo y en mucho
peligro, pues tan léxos estamos en las
Indias de donde al pressente aquestas
cosas hierven : relátenlas los que allá se
hallan , puesto que á nuestras personas
é bienes alcanga grand parte de tal cala-
midad.
Volvamos á la narragion deste imperio
ocgidenlal de nuestras Indias, entretanto
muitl dicm propcdiem a<i fulurumi).
DE INDIAS. I.m. XWIII. CAP. I.IV
que Nuestro Señor permite alijn n aliento
á mi vista 6 pluma : que en verdad pares-
ge que Nuestro Señor permite que mis
ojos no se cierren é que alcancen más
claridad en la historia que entre manos
tengo, pues se me vienen & ellas avisos
é inteligencias para polir é perficionar al-
quil"- [i;i"D- notables rjue Mr¡\< quedan
escriptos, segund fui informado, é que
hasta aquí no eran bien entendidos en
[larte, por aver seydo no perfettos ni
atentos considerantes los que me dieron
noticia dellos. É yo continuando la histo-
ria, los puse en este volumen con buena
fée , creyendo que decían lo cierto, é aun
assi lo afirmaban aquellos ¡ pero como el
entendimiento de los hombres se;i mucho
mejor en unos que en otros, no es de ma-
ravillar que discrepen en sus dichos é aun
en sus hechos , en especial en cosas se-
mejantes , en quel intento é afición é in-
teresse particular causa essas diversida-
des en la información, que algunos me han
dado en lo que no he visto. É cómo solo
Dios es el que sabe é puede entender á
todos, yo como hombre podría ser enga-
llado ó no tan al proprio informado, como
conviene; pero oyendo á muchos, voy co-
nosciendo en parle algunos errores, é as-
si voy 6 yré enmendando donde con-
venga mejor distinguir lo que eslovie-
re dubdoso ó desviado del camino de-
recho.
Permitió Dios que llegó á esta cibdad
de Sánelo Domingo á ocho dias de sep-
tiembre de mili é quinientos é quarenta y
qualro un gentil hombre hijodalgo, llama-
do Johan Cano, que vive en la cibdad de
México y es natural de la cibdad de Cá-
ceres, el qual venía de España, adonde
avia ydo sobre sus negocios proprios. Y
es casado con una hija legítima de Mon-
tecuma , é passó a la Nueva España con
el capitán Pamphilo de Narvaez, é se ha-
lló pressente é con él peleando, quando le
prendieron , puesto que este hidalgo era
mancebo de diez y seys ó diez y siete
años, é se halló después en todos los sub-
cessos de la Nueva España: al qual yo co-
muniqué aqui, c no tanto quanlo yo qui-
siera quel aqui estoviera , porque como
hombre de buen entendimiento é testigo
de vista, me satisfacía á mis preguntas lo
que estuvo algunas veces en esta fortale-
ce, hasta su partida que se partió: que
fué jueves veynte y cinco del mes ya di-
cho con dos naos que yban a la Nueva
España. É porque, como en otras parles
he dicho , yo he tenido por estilo el dar
los contextes é nombrar los testigos de lo
que escribí donde me he hallado, será el
capítulo pressente continuado a manera de
diálogo, é satisfaciendo en parte al título
deste capítulo LTV, y porque no canse al
letor con el nombre de los interlocuto-
res, donde ovicre tales letras Ai.c, quie-
re decir Alcayde , é donde estovieren
aquestas C.\., quiere decir Johan Cano, 6
assi yo preguntando é Johan Cano respon-
diendo, diré aquellas cosas en que plati-
camos, porque no ovo tiempo para más, á
causa que poco antes de su partida vini-
mos en conoscimiento 6 ú contraer nues-
tra ambicia. Y digo assi:
Diálogo del Alcayde de la ronTALECA de la
ciddad é puerto de sancto domingo de la
Isla Española, auctor é cdi\onista destas
iiistomas, de la una pai\te , é de la otra
un ca vallero vecino de la grand cibdad de
méxico, llamado joman cano.
Alc. Señor, ayer supe que Vuestra
Merced vive en la grand cibdad de Méxi-
co, é que os llamays Johan Cano; é porque
yo tuve amistad con un ca vallero, llama-
do Diego Cano , que fué criado del Sere-
níssimo Príncipe don Johan, mi señor, de
gloriosa memoria , desseo saber si es vi-
vo, é de dónde soys , señor , natural , é
cómo quedastes avecindado en estas par-
tes. E rescebiré merced que no rescibays
pessadumbre de mis preguntas, porque
548
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tengo nesgessidad de saber algunas cosas
de la Nueva España , y es racon que para
mi satisfagion yo procure entender lo que
desseo de tales personas é hábito que
merezcan crédito. Y assi, señor, rescebi-
ré mucha merced de la vuestra en lo que
digo.
Ca\ Señor Alcayde, yo soy el que
gano mucho en conosceros, é tiempo há
que desseaba ver vuestra persona, por-
que os soy aficionado , é querría que muy
de veras me toviéssedes por tan amigo y
servidor, como yo os lo seré. Y satisfa-
ciendo a lo que Vuestra Merced quiere
saber de mí , digo que Diego Cano , es-
cribano de cámara del príncipe don Johan
é camarero de la tapiceria de Su Altega,
fué mi tio, é há poco tiempo que murió en
la cibdad de Cágeres , donde vivia é yo
soy natural. É quanto á lo demás, yo,
señor , passé desde la isla de Cuba á la
Nueva España con el capitán Pamphilo de
Narvaez, é aunque moco é de poca edad,
yo me hallé cerca del, quando fué presso
por Hernando Cortés é sus maneras. Y en
esse trance le quebraron un ojo, peleando
él como muy valiente hombre; pero como
no le acudió su gente , é con él se halla-
ron muy pocos , quedó presso y herido é
Be luco Cortés señor del campo, é truxo
á su devoción la gente que con Pámphilo
avia ydo; y en recuentros y en batallas de
manos en México é todo lo que ha subce-
dido después yo me he hallado en ello.
Mandays que diga cómo quedé avecinda-
do en estas partes, é que no resciba pes-
sadumbrc de vuestras preguntas. Satis-
faciendo á mi assiento, digo, señor, que
yo me casé con una hija legítima de
Monteeurna, llamada doña Isabel, tal
persona , que aunque se oviera criado en
nuestra España no estoviera más enseña-
da é bien dottrinada é cathólica , é de tal
conversación é arle, que os satisfaría su
manera é buena gracia: é no es poco útil
é provechosa al sosiego é contentamien-
to de los naturales de la tierra, porque
como es señora en todas sus cosas é ami-
ga de los chripstianos , por su respecto y
exemplo más quietud é reposo se impri-
me en los ánimos de los mexicanos. En
lo demás que se me preguntare , é de que
yo tenga memoria , yo , señor , diré lo
que supiere conforme á la verdad.
Alc. Yo acepto la merced que en esso
rescibiré, é quiero comencar á decir lo
que me ocurre , porque me acuerdo que
fui informado que su padre de Montecu-
ma tuvo ciento é ginqüenta hijos é hijas,
é quél tuvo ginqüenta hijos é más, é que
le acaesció tener ginqüenta mugeres pre-
ñadas ; y assi escribí esto é otras cosas á
este propóssito en el capítulo XLVI. Lo
qual , si assi fué , quería saber cómo po-
des vos tener por legítima hija de Mon-
teguma á la señora doña Isabel , vuestra
muger , é qué forma tenia vuestro suegro
para que se conosg.iessen los hijos bastar-
dos entre los legítimos ó espurios , é quá-
les eran mugeres legítimas ó concubinas.
Ca. Fué costumbre usada é guardada
entre los mexicanos , que las mugeres le-
gítimas que tomaban, era de la manera
que agora se dirá. Congcrlados el hom-
bre é muger que avian de contraer el
matrimonio, para le efettuar se juntaban
los parientes de ambas partes , é hacían
un arcyto después que avian comido ó ge-
nado; é al tiempo que los novios se avian
de acostar é dormir en uno, tomaban la
halda delantera de la camisa de la novia,
é atábanla á la manta de algodón que te-
nia cubierta el novio: é assi ligados, to-
mábanlos de las manos los principales pa-
rientes de ambos, é metíanlos en una cá-
mara , donde los dexaban solos é á escu-
ras por tres días continuos, sin que de allí
saliessen él ni ella , ni allá entraba más de
una india á los proveer de comer é lo que
avian menester. En el qual tiempo deste
encerramiento siempre a\ ia baylesó arey-
tos, quedos llaman mitote, y en fin de los
di; indias, ub.
tres dias no hay más fiesta; y los que sin
esta cerimonia se casan, no son ávidos por
matrimonios, ni los hijos que proceden
por legítimos, ni heredan. Assi, cómo
murió Montecuma, quedáronle solamente
por hijos legítimos mi muger é un herma-
no suyo , é muchachos ambos ; a causa de
lo qual fué elegido por señor un hermano
de .Montecuma que -o deria l'.in llavaci,
señor de Iztapalapa , el qual vivió después
de su elección solos sessenta dias , é mu-
rió de viruelas: á causa de lo qual un so-
brino de Montecuma, que era papa ó sa-
cerdote mayor entre los indios, que se
llamaba Gualimuciu , malo al primo, hijo
legitimo de Montecuma, que se deeja
Asupacaci, hermano de padre é madre
de doña Isabel; é bíCOse Beñor, é fué muy
valeroso. Este fué el que perdió á Méxi-
co, é fué presso é después injustamente
muerto eou otros principales señores é in-
dios; pues cómo Cortés é los chripstianos
fueron enseñoreados de México , ningún
hijo quedo legitimo, sino bastardos, de
MontCQuma, excepto mi muger, queque-
daba viuda; porque Guatimocjn , señor
de México, su primó, por fixar mejor su
estado, siendo ella muy muchacha la tuvo
por muger, con la cerimonJa ya dicha del
alai' la camisa con la manta, é no ovieron
hijos ni tiempo para procreallos. Y ella
se convirtió á nuestra sánela fée cathóli-
ca, é casóse con un hombre de bien de
los conquistadores primeros, que se lla-
maba Pedro Gallego, é ovo un hijo en
ella que se llama Johan Gallego Montegu-
ma;.é murió el dicho Pedro Gallego, é
yo casé con la dicha doña Isabel, en la
tpial me lia dado Dios tres hijos é dos hi-
jas, que se llaman Pedro Cano, Goncalo
Cano de Saavedra, Johan Cano, doña Isa-
bel é doña Cathalina.
Alc. Señor Johan Cano, suplicóos que
me digays por qué mató Hernando Cor-
tés á Gualimucin? Rebelóse después, ó
qué hico para que muriesse?
XXXID. CAP. LIV. 5Í9
Cv. Avcys de saber, que assi á Gua-
limucin como al rey de Tacuba, que se
decia Tetepañquecal , é al señor de Tez-
cuco, el capitán Hernando Cortés les hico
dar muchos tormentóse crudos, quemán-
doles los piés é untándoles las plantas
con aceyte é poniéndolas cerca de las bra-
sas, y en otras diverssas maneras, por-
que les diessen sus thessoros; é tenién-
dolos en continuas fatigas, supo cómo el
capitán Chripstóbal de Olit se le avia al-
eado en Puerto de Caballos é Honduras,
la qual provincia los indios llaman (Juay-
mura; e determinó de yr á buscar é cas-
ligar al dicho Chripstóbal de Olit, é par-
tió de México por (ierra con mucha gente
de españoles é de los naturales de la (ier-
ra, é llevóse consigo aquellos (res princi-
pales ya dichos, é después los ahorcó en
el camino. É assi enviudó doña Isabel , é
después ella se casó de la manera (pie he
dicho con Pedro Gallego, é después con-
migo.
Ai.c. Pues en ejerta información que
se envió al Emperador, nuestro señor,
dice Hernando Cortés que avia subcedido
Guatimucin en el señorio de México Irás
Montecuma, porque en las puentes murió
el hijo y heredero de Montecuma; éque
otros dos hijos (pie quedaron vivos, el uno
era loco ó mentecapto , y el otro paralíti-
co, é inhábiles por sus enfermedades. É
yo lo he escripto assi en el capítulo XVI,
pensando quello seria assi.
C.\. Pues escriba Vuestra Merced lo
(pie mandare, y el marqués Hernando
Cortés lo que quisiere : que yo digo en
Dios y en mi consf iencia la verdad , y es-
to es muy notorio.
Alc. Señor Johan Cano , dígame Vues-
tra Merced: ¿de qué procedió el alzamien-
to de los indios de México, en tanto que
Hernando Cortés salió de aquella cibdad
é fué á buscar á Pamphilo de Narvaez ó
dexó presso á Montecuma en poder de
Pedro de Alvarado? Porque he oydo so-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ooO
bre esto muchas cosas , é muy diferentes
las unas de las otras, é yo querría escri-
bir verdad, assi Dios salve mi ánima.
C.\. Señor alcayde, esso que pregun-
tays es un passo, en que pocos de los que
hay en la tierra sabrán dar ragon, aun-
que ello fué muy notorio , é muy mani-
fiesta la sinracon que a los indios se les
higo; é de allí tomaron tanto odio con los
chripstianos , que no fiaron más dellos, é
se siguieron quantos males ovo después,
é la rebelión de México , y passó desta
manera. Essos mexicanos tenian entre las
otras sus ydolatrias ciertas fiestas del año,
en que se juntaban á sus ritos é cerimo-
uias ; é llegado el tiempo de una de aque-
llas, estaba Al varado en guarda de Mon-
tecuma, é Cortés era ydo donde aveys
dicho ; é muchos indios principales juntá-
ronse ó pidieron ligengia al capitán Alva-
rado para yr á celebrar sus fiestas en los
patios de sus mezquitas ó qües mayores,
junto al apossento de los españoles, por-
que no pensassen que aquel ayuntamien-
to se hacia á otro fin ; y el dicho capitán
les dió la ligengia. É assi los indios, to-
dos señores, más de seysgientos, des-
nudos, é con muchas joyas de oro y
hermosos penachos é muchas piedras
presciosas, é como más aderescados é
gentiles hombres se pudieron é supieron
aderesgar, é sin arma alguna defensiva
ni ofensiva, baylaban é cantaban é ha-
gian su areylo é fiestas, segund su cos-
tumbre: ó al mejor tiempo quellos esta-
ban embebecidos en su regogijo, movi-
do de cobdigia el Al varado, higo poner
en ginco puertas del patio cada quince
hombres, y él entró con la gente res-
tante de los españoles, 6 comengaron á
acuchillar é matar los indios, sin perdo-
nar á uno ni á ninguno, hasta que á to-
dos los acabaron en poco espagio de ho-
ra. Y esta fué la causa por qué los de
México, viendo muertos é robados aque-
llos sobre seguro , 6 sin aver mcresgido
que tal crueldad en ellos se oviesse fe-
cho, se algaron é higieron la guerra al di-
cho Alvarado, é á los chripstianos que
con él estaban en guarda de Monteguma,
y con mucha ragon que tenian para ello.
Alc. Monteguma, cómo murió? Por-
que diverssamente lo he entendido, é as-
si lo he yo escripto diferengiadamente.
Ca. Monteguma murió de una pedra-
da que los de fuera tiraron, lo qual no
se higiera si delante del no se pusiera un
rodelero, porque cómo le vieran, ningu-
no tirara ; é assi por le cubrir con la ro-
dela é no creer que allí estaba Montegu-
ma, le dieron una pedrada, de que mu-
rió. Pero quiero que sepays, señor al-
cayde, que dende la primera rebelión de
los indios, hasta quel marqués volvió á
la cibdad después de presso Narvaez, non
obstante la pelea ordinaria que con los
chripstianos tenian, siempre Monteguma
les hagia dar de comer : é después quel
marqués tornó, se le higo grand resgebi-
miento , é les dieron á todos los españo-
les mucha comida. Mas aveys de saber
quel capitán Alvarado, cómo le acusaba
la consgiengia, é no arrepentido de su
culpa; mas queriéndole dar color, é por
aplacar el ánimo de Monteguma , dixo á
Hernando Cortés que fingiesse que le que-
ría prender é castigar, porque Montegu-
ma le rogasse por él é que se fuessen
muertos por muertos. Lo qual Hernando
Cortés no quiso hacer: antes muy enoja-
do dixo que eran unos perros , é que no
avia nesgessidad de aquel cumplimiento;
y envió á un principal á que higiessen el
tiánguez ó mercado: el qual principal,
enojado de ver la yra de Cortés é la poca
cstimagion que hagia de los indios vivos,
é lo poco que se le daba de los muertos,
desdeñado el pringipal é determinado en
la venganga , fué el primero que renovó
la guerra contra los españoles dentro de
una hora.
Alc. Siempre oy degir ques buena la
DE INDIAS. LIB. XXXIII. CAP. LIV.
Ü51
teruplanca é sancta la piedad, é abomina-
ble la soberbia. Dicen que fué grandíssi-
mo el Ihessoro que Hernando Cortés re-
partió entre sus milites todos, quando de-
terminó de dexar la cibdad é yrse fuera
della por consejo de un Botello, que se
presciaba de pronosticar lo que estaba
por venir.
Ca. Bien sé quién era esse , y es ver-
dad quél fué de parescer que Cortés é los
chripstianos se saliessen; é al tiempo de
cfettuarlo no lo bico saber a todos : an-
tes no lo supieron sino los que con él se
bailaron á essa plática, ó los demás que
estaban en sus apossentos é quarteles se
quedaron, que eran doscientos é sep-
tenta bombres, los qualcs se defendie-
ron ciertos dias peleando, basta que de
hambre se dieron á los indios; é guar-
dáronles la palabra de la manera que Al-
varado la guardo á los ques dicho. É assi
los doscientos é septenla chripstianos, é
los que dellos no avian seydo muertos pe-
leando, lodos (piando se rindieron, fueron
cruelmente sacrificados. Peroavcys, se-
ñor, de saber, que dessa liberalidad que
Hernando Cortés usó, como deeis, entre
sus milites, los que más parle alcanzaron
della 6 más se cargaron de oro é joyas,
más presto los mataron; porque por sal-
var el albarda, murió el asno que máspes-
sada la tomó , é los que no las quisieron,
sino sus espadas é armas , passaron con
menos ocupación , haciéndose el camino
con el espada.
Alc. Grand lástima fué perderse tan-
to thessoro ó ciento é cinqüenta é quatro
españoles é quarenta é finco yeguas é
más de dos mili indios, y cntrellos el hi-
jo é hijas de Montecuma, é todos los
otros señores, que traían pressos. Yo assi
lo tengo escripto en el capítulo XIV dcsla
historia.
Ca. Señor alcayde, en verdad quien
tal os dixo, ó no lo vido ni supo, ó qui-
so callar la verdad. Yo os certifico que
fueron los españoles muertos en esso (con
los que como dixe de susso quedaron en
la cibdad , y en los que se perdieron en
el camino, siguiendo á Cortés é conti-
nuándose nuestra fuga), más de mili é
fíenlo é septenta, é assi paresció por alar-
de; é de los indios nuestros amigos de
Tascaltecle que deeis dos mili, sin dubda
fueron más de ocho mili.
Alc. Maravillóme cómo después que
Cortés se acogió, é los que escaparon, á
la tierra de Tascaltecle, cómo no acaba-
ron á él é á los chripstianos, dexando allá
muertos á los amigos ; é aun assi diz que
no les daban de comer sino por rescate
los de Guaulipa, ques ya término de Tas-
caltecle, y el rescate no le querían si no
era oro.
Ca. Tenedlo, señor, por falso todo
esso ; porque en casa de sus padres no
pudieran hallar más buen acogimiento los
chripstianos , é lodo quanto quisieron , é
aun sin pedirlo, se les dió gracioso é de
muy buena voluntad.
Alc Para mucho ha seydo el mar-
qués, digno es de quanto tiene é de mu-
cho más; é tengo lástima de ver lisiado
un eavallero lan valeroso, é manco de
do- dedo- de la mano izquierda , como lo
escribí é saqué de su relación, é puse en
el capítulo XV ; pero las cosas de la guer-
ra assi son , é los honores é la palma de
la victoria no se adquieren durmiendo.
Ca. Sin dubda, señor, Cortés ha sey-
do venturoso é sagaz capitán , é los prín-
cipes suelen hacer mercedes á quien los
sirve, y es bien las hagan á todos los que
en su servicio real trabaxan ; pero algu-
nos he visto yo que trabaxan é sirven é
nunca medran , é otros que no hacen tan-
to como aquellos son gratificados é apro-
vechados, pero assi fuessen todos remu-
nerados como el marqués lo ha sido en
lo de sus dedos, de que le aveys lástima.
Tuvo Dios poco que hacer en sanarle; é
salid , señor, desse cuydado: que assi co-
552
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
nio los sacó de Castilla, quando passó la
primera vez á estas partes , assi se los tie-
ne agora en España, porque nunca fué
manco dellos ni le faltan ; é assi nunca ovo
menester cirujano ni miraglo para guares-
cer desse trabaxo.
Alc. Señor Johan Cano, es verdad
aquella crueldad que dicen quel marqués
usó con Chulula , ques una. cibdad por
donde passó la primera vez, que fué á
México?
Ca. Muy grand verdad es; pero esso
yo no lo vi, porque aun no era yo ydo á
la tierra : pero sópelo después de muchos
que lo vieron é se hallaron en essa cruel
hacaña.
Alc. Cómo oystes decir que passó?
Ca. Lo que oy por cosa muy notoria
es, que en aquella cibdad pidió Hernan-
do Cortés tres mili indios, para que llevas-
sen el fardage , é se los dieron , é los hi-
50 todos poner á cuchillo , sin que esca-
passe ninguno.
Alc. Racon tiene el Emperador, nues-
tro señor , de mandar quitar los indios a
todos los chripstianos.
Ca. Hágase lo que Su Magostad man-
dare é fuesse servido, que'esso es lo ques
mejor; pero yo no querría que pades-
ciessen justos por pecadores. Quien hace
crueldades , pagúelas ; mas el que no co-
mete delicio ¿por qué le han de castigar?
listo es materia para más espacio, é yo
me tengo de embarcar esta noche y es ya
quassi hora del Ave Maria. Mirad, señor
alcayde , si hay en México en qué pueda
yo emplearme en vuestro servicio: que
yo lo liaré con entera voluntad é obra. Y
en lo que toca á la libertad de los indios,
nin dubda á unos se Ies avia de roíjar con
ellos á que los toviessen é gobernassen,
é los induslrassen en las cosas de nuestra
sánela fée cathólica , é a oíros se debían
quitar; pero pues aquí está el obispo de
Chiapa, fray Bartolomé de las Casas, que
seydo el movedor 6 inventor destas
mudancas, é va cargado de frayles man-
cebos de su Orden , con él podeys , señor
alcayde , desenvolver esta materia de in-
dios. É yo no me quiero más entremeter
ni hablar en ella , aunque sabría decir mi
parte.
Alc Sin dubda , señor Johan Cano,
Vuestra Merced habla como prudente; y
estas cosas deben ser assi ordenadas de
Dios, y es de pensar queste reverendo
obispo de Cibdad Real en la provincia de
Chiapa , como celoso del servicio de Dios
é de Su Magostad, sea movido á estas pe-
regrinaciones en que anda ; é plega á Dios
quél é sus frayles acierten á servirles. Pe-
ro él no está tan bien conmigo , como pen-
says: antes se ha quexado de mí, por lo
que escribí cerca de aquellos labradores
é nuevos cavalleros que quiso hacer, é
con sendas cruces, que querían paresger
á las de Calatrava , seyendo labradores é
de otras mezclas é género de gente baxa,
quando fué á Cubagua é á Cumaná; é lo
dixo al señor obispo de Sanct Johan, don
Rodrigo de Bastidas, para que me lo di-
xesse, é assi me lo dixo. É lo que yo res-
pondí á su quexa, no lo hice por satisfa-
ger al obispo de Chiapa, sino á la aucto-
ridad é bondad del señor obispo de Sanct
Johan, é su sancta intención: é fué que le
supliqué que le dixesse, que en verdad
yo no tuve cuenta ni respecto, quando
aquello escribí, á le hacer pessar ni pla-
cer, sino á decir lo que passó; é que vies-
se un libro, ques la primera parte des-
tas Historias de Indias, que se imprimió
el año de mili é quinientos é treynta y
cinco, é allí estaba lo que escribí; y que
holgaba porque estábamos en parle que
todo lo que dixe é lo que dexé de decir
se probaria fácilmente; é (pie supiesse
que aquel libro estaba ya en lengua tos-
cana é francesa é alemana é latina é grie-
ga é turca é arábiga, aunque yo le escri-
bí en castellana; y que pues él continua-
ba nuevas empressas, 6 yo no avia de
DF. INDIAS. Lili. XXXIII. CAP. LIV
cessar de escribir las materias de Indias
en lauto que Sus Magestades desto fues-
sen servidos, que yo tengo esperanza en
Dios que le dexará mejor acertar en lo por
venir que en lo passado, é assi adelante
le paresccria mejor mi pluma. Y como el
señor obispo de Sanct Jolian están noble,
6 le consta la verdad, é quán sin passion
yo escribo, el obispo de Chiapa quedó
satisfecho: aunque yo no ando por satisfa-
cer á su paladar ni otro, sino por cumplir
con lo que debo , hablando con vos , se-
ñor, lo cierto. Y por tanto, quanto á la
carga de los muchos frayles, me paresce
en verdad quotas tierras manan ó que
llueven frayles; pero pues son sin canas
todos é de treynta años abaxo, plega á
Dios que todos acierten á servirle. Ya los
vi entrar en esta cibdad de dos en dos
hasta treynta dellos, con sendos bordo-
nes 6 sus sayas y escapularios 6 sombre-
ros é sin capas , y el obispo detrás dellos.
Ello parescia una devota farsa , 6 agora la
comiencan: no sabemos en qué parará;
el tiempo lo dirá , y este haga Nuestro Se-
ñor al propóssito de su sánelo servicio.
Pero pues van hacia aquellos nuevos vul-
canes, decidme, señor, qu6 cosa son, si
los aveys visto , é qué cosa es otro que
teneys allá en la Nueva España, que se
dice Guaxocingo.
Ca. El vulcan de Chalco ó Guaxocin-
go todo es una cosa , é alumbraba de no-
che tres é quatro leguas é más, é de dia
salía continuo humo, 6 & veces llamas de
fuego: lo qual está en un escollo de la
Sierra Nevada, en la qual nunca falta per-
pétua nieve, y está á nueve leguas de
México. Poro este fuego é humo que he
dicho turó hasta siete años, poco más o
menos , después que Hernando Cortés
passó á aquellas panes, é ya no sale fuego
alguno de allí; pero ha quedado mucho
acune é muy buenoquese ha sacado para
ha^er pólvora , é hay quanto (pusieren sa-
car dello. Pero en Guatimala hay dos vul-
canes ó montes fogosos destos muy es-
pantables, é echan piedras muy grandís-
simas fuera de sí, quemadas, é hincan
aquellas bocas miiehii humo, y es cosa de
muy horrible aspecto, en especial como
le vieron quando minió la pecadora de;
doña Beatriz de la Cueva , muger del
adelantado don Pedro de Alvarado. Plega
á Nuestro Señor de quedar con Vuestra
Merced , señor alcayde, é dadme licencia:
que atiende la barca para yrme á la nao.
Alc. Señor JohanCano, el Espíritu
Sánelo vaya con Vuestra Merced , é os dé
tan próspero viage é navegación que en
pocos dias y en salvamento llcgueys k
vuestra casa, é halleys á la señora doña
Isabel é los hijos é hijas con la salud, que
Vuestra Merced y ellos os desseays.
CAPITULO LV.
Con que en pocas palabras el auclor dá conclusión á osle libro XXXIII <lc la segunda parle.
Yo me hallo ya en España en este año
de mili é quinientos é quarenta y ocho
años, é diré aqui solamente dos cosas pa-
ra conclusión de aqueste libro hasta este
pressente tiempo. La una es, que como
todos los sabios mejor pueden advertir é
sospechar lo que no vé el historiador, for-
jado es que escriba por diverssas infor-
TU.MO III.
maciones ; y en lo que toca á esta mate-
ria de la Nueva España , yo he dicho lo
que supe de personas que son calificadas
é de crédito ; é también no he dexado de
decir lo quel mesmo marqués don Her-
nando Cortés é sus cartas é relaciones di-
rigidas al Emperador, nuestro señor, le
informaron. Ysin dubda sus servicios fue-
70
HISTORIA GENERAL Y NATI RAL
ron grandes, y el Emperador, nuestro se-
ñor, liberal é grato reniunerador con él,
pues le dió título de marqués con estado
é vassallos, é casa de señor illustre é mu-
cha renta. Lo segundo es, quel illustre
señor don Antonio de Mendoca , visorey
de la Nueva España , passó a gobernarla
el año de mili é quinientos é treynta y
cinco años , de manera que en el pressen-
tc ha trece que está en esta tierra. Su
prudencia é rectitud no se puede decir en
pocas hojas , é por tanto es menester li-
bro ó. tractado por sí, el qual con el tiem-
po se dirá é acomulará con el pressentc;
pero diré aqui solamente lo que no se
puede negar, ni hay en Indias quien lo
ignore. Y es que aquella tierra se perdie-
ra, ó á lo menos estuviera rebelada ó en
tanta alteración como lo están otras pro-
vincias de Indias , á causa de las nuevas
ordenanzas que allá fueron, lo qual se
excusó con la prudencia del visorey; é
que como sintió la alteración del vulgo,
obedesciendo al Emperador , nuestro se-
ñor, é á Sus Magestades, suspendió la
execucion de algunas cosas de que la re-
pública se agraviaba , é dió noticia á Su
Magostad , é proveyó de manera que todo
se quietó é se remedió. É tuvo tanta Tuer-
ca su buen seso é natural , que se puede
afirmar que dió de nuevo la tierra al Rey,
pues que excusó las novedades que esta-
ban aparejadas. Esto requiere más larga
historia, é se reserva para otro tiempo.
CAPULLO LVI .*
En que se tracta la muerte del marques del Valle , don Hernando Cortés.
reveniente quiero contar el fin de don
Hernando Cortés, marqués del Valle pri-
mero; y será en esto sumaria mi pluma,
porque he visto algunos memoriales ó
acuerdos eseriptos por algunos aficiona-
dos suyos, á quienes se les encomendaría
que escribiessen en su alabanca, ó ellos
por su comedimiento harían por com-
placer á sus subcessores, ó por qual-
quier causa que á ello les moviesse. Mi
fin es otro, é decir lo que compete á mi
historia é no más; pues que en este li-
bro XXXIII yo he escripto, lo quel letor
puede aver visto cerca de lo que al mar-
qués é á la conquista de Nueva España
compete.
El marqués, después que vino de las
Indias, aunque cansado de las fatigas é
subcessos que por él passaron en la Nue-
va España , llegado á Castilla se fué á
• Aqui está fallo el MS. autógrafo de Oviedo,
supliéndose este y el siguiente capitulo con la co-
pia del siglo XVI, que po»ec la Biblioteca Colombina
la corte de Su Magestad , é fué muy
bien rescebido é aceptado del Empera-
dor, é continuó su corte, como señor de
estado, é con muy buena casa é auctori-
dad. É con muchos gastos, é fué con Su
Magostad á la empressa de Argel , donde
le cupo harta parte de aquel naufragio; é
demás del peligro é trabaxo de su perso-
na le costó muchos millares de ducados,
é perdió mucha hacienda en atavios de
su casa é persona: é después que Céssar
se fué á Flandes , el marqués quedó en la
corle del Príncipe, nuestro señor, conti-
nuando el servicio de Su Alteca , con mu-
chos gastos é buena casa , é solicitando
sus pleytos é negocios: é cómo era ya
viejo é cansado, temiendo los estios del
invierno en Madrid, é por esperar sus hi-
jos, por quien avia enviado para los ca-
sar en España con señores , con quien lo
de esta 11.a parle de la Historia general de Indias,
copia que anles de ahora liemos citado.
DE INDIAS. L1B. XXXIII. CAP. I.VI.
hadaba, salió de la corte eu el mes de
septiembre de mili é quinientos é qua ren-
ta y seys años, 6 se fué á Sevilla , donde
algunos meses estuvo. Y el año siguiente
adolesció de la enfermedad que murió
en un lugar, a media legua de Sevilla,
que se dice Castilleja de la Cuesta , é pas-
só desla pressente vida á la eterna á los
dos dias del mes de diciembre de mili é
quinientos é quarenta y siete años. É de-
xó por su albacea principal al illuslríssi-
mo señor don Johan Alonso de Guzman,
duque de .Medina Sidonia: el qnal, como
tan graud señor e verdadero amigo, ce-
lebró -ii- obsequias e honras funerales la
semana antes de l,i Natividad de Chrips-
to, Nuestro Hedemptor, de aquel mes de
diciembre, en el moneslerio de Sanct
l'rancisco de Sevilla , ó con tanta pompa
é BOlempnidad como se pudiera hacer con
un muy grand príncipe. E se le higo un
mauseolo muy alto é de mudias gradas,
y encima un lecho muy alto, entoldado
todo aquel ámbito 6 la iglesia de paños
negros , 6 con incontables hachas ó «jera
ardiendo, é ron mucha- banderas é pen-
dones de sus armas del marqués, é con
todas las cerimonias é officios divinos
que se pueden é suelen hacer á un grand
príncipe un dia á vísperas é otro a misa,
donde se le dixeron muchas, ése dieron
muchas limosnas á pobres. É concurrie-
ron quantos señores é cavalleros é perso-
nas principales ovo en la cibdad, é con
luto el duque é otros, señores é cavalle-
ros: y el marqués nuevo ó segundo del
Valle, su hijo, lo llevó é tuvo el illustrís-
simo duque á par de sí : y en fin , se bico
en e-to Imlo lo posible e sumptuosamente
que se pudiera hacer con el mayor gran-
de de Castilla.
El murió como cathólico, rescebidos
los sacramentos é fecho su testamento
é dexando por su universal heredero é
mayorazgo á su hijo legítimo don Martin
Cortés, mancebo de hasta veynte años ó
menos, buen ca vallero, é só la tutela é
favor del señor duque ; é a lo que mues-
tra ó se puede juzgar de su persona, se
espera que será y es bien di^no del es-
lado en que subcede , é de otro que muy
mayor l'uesse. K con tanto se concluye es-
te libro XXXIII.
Téngalo Dios en su gloria al marqués,
que en la verdad digno es de mucha me-
moria : y él es el principio é fundamento
de su casa y estado, 6 por su persona é
méritos grandes lo ha adquirido, como
la historia pressente, aunque sumaria-
mente, lo ha contado.
CAPULLO LVII.
Con que se dá fin í se concluye la materia de la Nueva España, de que se ha traclado hasta aqui , é dase
noticia de una nao que vino en fin dcsle año de mili é quinientos é quarenla y ocho años á España , car-
gada de piala »
Dice el auctOr é chronista destas mate-
rias, que hallándose en Sevilla vino una
nao de la Nueva España cargada de pla-
ta, é ques ragon que se baga memoria
desta nao, pues ques al propóssito del
marqués defuncto é del grand servicio
que bico en conquistar tantos reynos é
provincias para la corona real de Castilla.
É decirse bá sumariamente , porque estas
cosas é riquecas de Indias no tienen nes-
cessidad de fábulas ni adornamiento de
palabras, sino llanamente, usando de la
limpieca é facultad que pide la historia
para que las cosas sean mejor entendidas
é claras.
Subcedió que, lunes veynte é qnátro
de diciembre del año de mili é quinientos
é quarenta y ocho , víspera de la Nativi-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dad de Chripsto, Nuestro Redemptor, lle-
gó un barco á Sevilla, con cartas para los
oficiales de Su Magestad que residen en
la casa real de la Contractacion de las In-
dias, faciéndoles saber que estaba ya
dentro del rio una nao venida de la Nue-
va España , de que era maestre Francisco
Santos é piloto Alfaro. É aquella partió de
la Nueva España cargada de plata , é pa-
ra la embarcar echaban fuera el lastre de
las piedras que tenia ; é pusieron tantos
quintales de piala en ella por offa ó car-
ga , que assi lo que vino para Su Mages-
tad, como para mercaderes é particulares
personas, son más de sessenta mili mar-
cos de plata : lo qual , el mesmo dia ya
dicho lo dixeron é certificaron al chro-
* Como vá advertido en la Vida y escritos de
Oviedo, no llegó á redactar esla JV.a parte de la His-
toria de Indine , sorprendiéndole la muerte cuando
comenzaba á hacer la edición de la 11.a, según al
linal del libro XX notamos. En el mismo año de
1548, en que hacia Oviedo la advertencia que dá
motivo á la presente nota, preparaba también la se-
gunda edición de la 1.a parle, ya publicada en 1535,
y aumentada en más de un tercio, como declara
el mismo autor y habrán tenido ocasión de ver los
lectores entendidos en bibliografía. Las explicacio-
nes que dá el primer cronista de Indias en los úlli-
nista destas materias el thessorero Fran-
cisco Tello, y el contador Diego de Cá-
rate , officiales de Su Magestad é jueces
en la dicha casa de la Contractacion de
Indias. E luego acudió á la dicha casa mu-
cha gente é mercaderes á rescebir cartas
que vinieron en la mesma nao. É fué pú-
blico é notorio que la plata questa nao
truxo, vale sobre trece mili ducados de
oro. Con lo qual se concluye el libro pres-
sente ; é lo que de aqui adelante subce-
diere en las cosas de la Nueva España,
se porná en la quarta parte desta General
y natural historia de Indias , que verná
después de la impression de aquestas par-
tes quehastael pressente están escriptas*.
mos capítulos del presente libro respecto de esla
proyectada publicación, son en nueslro juicio bas-
tantes para convencer de que no tuvo parle directa
en la impresión de 1547, según intentan sostener,
sin alegar prueba alguna convincente, algunos eru-
ditos. Oportuno creemos por tanto el reiterar cuan-
to dijimos en la nota 35 de la lV.a parle de la Vida
del Alcaide de Santo Domingo, quien sin duda no
debió ignorar la suerte de su obra, siendo evidente
que el absoluto silencio que guarda sobre la edición
de 1 547 quita á la misma la autoridad, que han pre-
tendido darle ciertos bibliófilos.
Este es el libro décimo quinto de la segunda parte , y es el trigéssimo quarto de la Na-
tural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano, é
ceptro real de los Heves é reyno de Castilla é de León : el qual tracla de la provin-
cia é gobernación llamada la Nueva Galicia , é que los indios é naturales llaman Xa-
lisco, en la parte ocidcntal de la Tierra-Firme.
PROHEMIO.
Con grand dificultad se pueden ilustrar
6 poner en perficion las cosas que son
fechas por hombres sin expiricncia, ó que
sin tener visto ó bien considerado 6
aprendido su officio se ponen a enseñar
(qualquier artificio que sea) lo que no ha
visto; pues está manifiesto que aun los
que lo ven c son diestros en sus artes, ca-
da día hallan que emendar ó aeresecntar
ó corregir en sus proprias dottrinas (pu-
liendo é afeytando sus mesmas palabras
é obras, dando é inventando nuevas re-
glas é dechado para qucl mesmo arte me-
jor se entienda de los que vinieren sub-
cediendo y exentando la mesma semen-
cia) , como cada dia lo vemos en estas
nuestras carias de navegar, que las pos-
treras son las mejores é más ciertas, por-
que vienen corrigiendo las primeras. Y
assi será ha-la llegar ¡i la verdadera per-
filen que han de tener, porque conviene
que passe alguu tiempo ile nescessidad
para entenderse la verdadera geographia
destas tierras ó mares de nuestras Indias
de la corona real de Castilla tan puntual
é certificada é partieularicadamente como
es menester. Yo estoy maravillado cómo
algunas personas se han puesto á escribir
las cosas de acá dende Europa (cuyos
nombres es mejor que se callen que no que
se digan), pues hablan a tiento en lo que
no ven ni pueden entender sin su pres-
sencia , é informados de quien no conos-
Cen , pues que aunque estando en esta
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tierra conviene en lo que hombre no vee
(aunque cerca de aqui acaezca , ó haya lo
(¡iie dice) conosger al que habla en otras
provincias, é saber qué persona es, por-
que sus palabras se acepten ó tomen por
burlas ó veras. Y assi he hallado muchos
y he oydo cosas, que aunque las escucho,
ni las niego ni las apruebo, puesto que en
mis borradores para mi acuerdo las noto;
pero no las escribo en limpio, sin que mis
ojos me desengañen , si es posible verlas,
ó que halle contextos que me satisfagan.
Y para hacerme diestro é determinarme,
antes que gaste el tiempo en acomular
renglones en esta materia , hago lo que
hacían aquellos antiguos romanos, que en-
señaban a sus galeotes ó remeros en tier-
ra , pues que sentados en bancos puestos
en el suelo los imponían é mostraban el
officio , para que después en el agua lo
exergitassen , con alguna parle de indus-
tria ya entendido. Y assi querría yo ques-
tas historias de nuestras Indias, que veo
cscriptas desde España é otras partes,
oviessen tomado su principio , viendo
aquestas, é que no fuesse lodo de óyelas.
Y porque puse la comparación en los
romanos, diré lo que hicieron sin saber
qué cosa eran aquellos navios, que llaman
quinqueremi, en los quales sus enemigos
cartaginenses eran expertos (é aun al
pressente con quanto eslá escriplo hay
pocos maestros en Italia y España é Fran-
cia , é aun en toda la Europa , que los su-
piessen hacer). Y por sí ó por no, quiero
decir lo que en este caso escribió aquel
curioso é gentil historial Leonardo Areti-
no en su Iractado de la Guerra púnica *, el
(pial dice que teniendo guerra la repúbli-
ca romana con la de Cartago, delibera-
ron de poner en Ponto ciento 6 vaxnte
naves ((pie de nuevo comencaron a edefi-
car) é ordenaron que cient dellas fuessen
quinqué remi é la» demás fuessen trirremi:
é hallaban grand dificultad en hacer aque-
llas de los ginco remos, porque en Italia
no avia maestro que oviesse fecho tal gé-
nero de naves. Pero lo que les ayudó á las
hager fué una, quel cónsul Appio Claudio
les tomó á los cartaginenses, quando pas-
só á Megina, en la qual mirando los maes-
tros tuvieron dechado para hager tales na-
ves; y en tanto que se hagian, la moltitud
indotta aprendía, mirando cómo se avian
de exergitar. Y para esto, puestos los
bancos en el arenal por orden, como es-
tán en la nave los remadores sentados en
aquellos, a la voz del cómitre que los re-
gia ó mandaba redugian los bragos á
mover los remos por el arena. Y el mes-
mo auctor digo que cada quinqueremi te-
nia tresgientos hombres al remo é gienlo
é veynte otros combatientes é sobrestan-
tes, é Aqueste número se observaba pol-
los romanos é por los cartaginenses en
tales navios. lie querido degir dos cosas:
la una qué manera de navios era está, é
la otra la industria é principio do mostrar,
remando en el arena, cómo avian de bo-
gar en el agua. Y assi á este propóssito
aplicando , digo questas materias de que
tracto, se han de ver y exergitar por es-
tas mares é arenales é tierras ásperas c
llanas é de qualquier género que sean,
para agertar á darlas á entender á los
que dende léxos las leyeren ó escucha-
ren. Y si yo con mi rudo ingenio don-
de acá no lo agertare á hager, á lo me-
nos sabrá el letor que escribo debaxo
do aquella bandera inmóvil , ques perse-
verando en estas partes, escribiéndo las
cosas dellas, para que se pueda sospechar
que caso que no lo diga tan bien quan-
to la materia meresge, á lo menos más
ayna hallaré quien me lo dé á entender
en esta tierra , que no apartado della cu
Milán Ó en Sicilia , para que pueda (plan-
to al objeto llevar más reglada y cierta la
I 1.. Uní no 'le Aroz'm, De Helio Vuniro.
DE INDIAS. Lili. XXXIV. PRullE.MIO.
659
legión quanto más vecino me hallo do
aquellas regiones, de quien tracto. Y por-
que dixe de susso bandera inmóvil, digo
que segond el auctor alegado, teniendo
gaeM los galos contra los romanos, vién-
dose en nescessidad los ínsubros, deli-
beraron de venir á batalla campal; é
aplacada , junta su gente , pusieron en el
campo cinqüenta mili hombres, é saca-
ron fuera del templo de Minerva ciertas
banderas , las quales llamaban inmóviles,
porque lícito no era huyr el que fuesse
con aquellas banderas. E assi yo no pue-
do huyr de las Indias, porque soy viejo é
consliluydo en edad, y cssa poca de'
substancia ó bienes de fortuna ó lempo-
rales que para mi subslenlacion 6 de mi
familia é casa plugo á Dios darme, en es-
las partes él ordenó que fuesse , con mu-
chos trabaxos y en diverssas regiones ó
tiempos adquirido, para que aprendies-
sc é viesse la calidad y el ser de lo que
dixesse en estas historias: énoquisoque
en España quedasse, aunque me crié en
.la casa real de Castilla, sino que lleván-
dose Dios al serenissimo principe don
Johan, mi señor, é fallándome su real
pressencia, de quien esperaba ser remu-
nerado y heredado en mi propria patria,
por mis servicios , fuesse peregrinando
por el mundo ó viniesse á parar en estas
tierras tan extrañas é desviadas de donde
nasQÍ é soy natural.
De lodo sea Dios loado , porque con
su favor misericordioso he podido vivir
é ver y escribir eslos tractados; 6 assi
espero en él que en lo que me queda de
la vida podré decir más en su servicio
é alabanza é contentamiento de los que
estas mis ocupaciones é libros passaren.
En este, ques del número XXXIV, se
traclará de la gobernación é reyno lla-
mado la Nueva Galicia, aunque muy di-
ferente é apartada de aquella que en Es-
paña assi llamamos; puesto que en al-
guna manera no del todo desemejante,
quanto á la aspereca de las sierras bra-
vas é do las gentes belicosas naturales
della : entre las quales el proprio nombre
desta provincia es é se llama Xalisco, có-
mo más larga é particularmente la histo-
ria lo mostrará en los capítulos siguientes.
CAPITULO I.
Cómo fue provoydo Niiño de Guzman por capitán general « gobernador de la Nueva España , dende la qtial
fue á con<|iiislar é poblar la provincia de Xalisco c olrr.s con ella comarcanas, de las quales después fué
gobernador , i aquello lodo se llama agora el reyro*d<: la Nueva Galicia ; é también se dirán olías cosas
anexas al discurso de la historia.
Sabido por el Emperador Rey , nuestro
señor , é por su Real Senado ó Consejo
de Indias las diferencias que en la Nueva
España andaban entre sus ofiiciales sobre
la gobernación de la tierra, fué provey-
do por gobernador é capitán general un
cavallero de la cibdad de Guadalaxara, ■
llamado Ñuño de Guzman: el qual ydo á
aquellas partes el año de mili é quinien-
tos é veynte y seys , tomó el officio cu
Temistitan , é fué obedescido , é cessaron
Jas contiendas y escándalos que en aque-
lla tierra avia entre los españoles é ofii-
ciales y el marqués del Valle Hernando
Cortés; é dende á poco tiempo quedó tan
mal quisto como los oíros. É cómo Sus Ma-
gestades por los defettos de sus ministros
supieron esto, acordaron quel presidente
desta Real Audiencia de Sancto Domingo,
obispo desta cibdad, don Sebastian Ra-
mírez de Fuenleal, fnesse á reformar to-
das aquellas fallas de los jueces passados
é á poner los indios en libertad é la tier-
ra en justigia. El fué é hico lo que le pa-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
resció que convenía al servicio de Dios é
de Su Magostad é á la conservación é
sustentación é conversión de los natura-
les; porque á la verdad, hablando sin
perjuicio de nadie, su expiriencia era
mucha en las cosas do justicia , é sus le-
tras é industria é buen natural bastantes
para lo de acá. É assi por sus méritos é
servicios, después que á España volvió el
Emperador, nuestro señor, teniéndose
por muy servido del, é por más se servir
de tan buen entendimiento, le mejoró en
obispado é dignidades, é le dió la presi-
dencia de la Cnancillería Real que reside
en la villa de Yalladolid , é le higo mer-
ced de la cáthedra episcopal de la muy
antigua é muy noble é muy leal cibdad
de León é su diócesis, ques una de las
más principales iglesias de sus reynos, é
después le hico merced de la de Cuenca,
ques de más renta. É dende aquesta cib-
dad de Sancto Domingo passó á la Nueva
España , é aun gocando en ausencia desta
presidencia é sus salarios con los de acu-
llá, en tanto que se proveyó de presidente
para aqui. Pues como Ñuño de Guzman
fuesse avisado de su yda, fuésse por no
le atender, temiendo que en su residen-
cia le avian de fatigar los que del estaban
quexosos; y para esto acordó de hacer
una entrada, só color de pacificar las pro-
vincias que llaman Ulichichimecas é Jalis-
co ó Xalisco é yr en demanda de Culuacan.
É puesto su camino en efetto, halló gente
belicosa vestida de cueros de venados
muy bien adobados, é gentiles archeros,
ó muy dispuestos ellos é sus mugeres, é
de mayores estaturas é Tuercas que los
indios de Nueva España , é muy guerre-
ros. E llevóse consigo quinientos hombres
pocos menos de caballo, pero no todos
ellos de su voluntad , sino contra su gra-
do los más, é algunos pressos, é otros
engañados de sus palabras: lo quul no
pudiera hacer, -i Mipieran queyba el per-
lado ya dicho ú otro presidente á le qui-
tar el cargo. É cómo llegó á la provincia
de Mechuacan, el señor della, llamado
Caconci, que estaba de paz é servia á
Hernando Cortés, le resabió muy bien á
él é á los chripstianos, é les hico dar to-
do lo nescessario de bastimentos: y en
pago de su servicio le prendió, é fué fa-
ma que le sacó más de diez mili marcos
de plata é mucho oro , é le tomó diez ó
doce mili indios que llevó consigo: é por-
que no se pudiesse quexar, le hico que-
mar con otros indios principales, dando
color á su injusticia como le paresció. É
prosiguió su camino, é llegó á aquella
tierra de Xalisco ó de la Nueva Galicia,
donde tuvo continua guerra é le mataron
muchos españoles: é allí residiendo é con-
tinuando la guerra, como diestro capitán
é valiente soldado (porque su persona era
tal), conquistó la provincia de Xalisco é
otras comarcanas, que los naturales lla-
man Chamóla, é al principal pueblo ó ca-
beca dicen assimesmo Chamóla ; é los es-
pañoles lo llamaban la Nueva Galicia , no
porque es menos ni más antigua que la
que en España Galicia se dice, sino por-
que nuevamente la hallaron los chripstia-
nos , é les paresció que por ser tierra muy
áspera é montuosa se le debia dar tal
nombre. El qual lo ovieron nuestros galle-
gos é su principio , segund dicen , de los
griegos que después del fin de la guerra
de Troya, Tcucro, por la muerte de su
hermano Ayax, venido en odio de Tala*
mon su padre , no le resabiendo en el
reyno, fuésse á Epiro y edeficó allí una
cibdad, llamada Salamina por el antiguo
nombre de su patria. Después, sabiendo
la muerte de su padre, volvió á la patria,
lo qual le contradixo é vedó Enrice, hijo
de Ayax, é fuésse en España, é tomóaquel
lugar é puerto donde al prossente os la
nueva Carlago:é después passó á Galicia,
é puso allí su silla , é dió nombre á aque-
lla gente, é fueron llamados parte de
aquellos de Galicia ampliilofcs , etc. Esto.
DE INDIAS. 1.11!. XXXIV. CAP. I.
é otras cosas escribió Justino en la abre-
viación de Trogo I'(>iii|i<'\ u '. A-si (|iieesli:
es el origen de los gallegos conforme ¡i
este auctor; pero yo por más antiguo que
lo (pies dicho lo tengo, pues Justino con-
liessa que esse Tcucro halló poblada
aquella tierra: é caso quél los hiciesse
llamar gallegos é á la provincia Galicia,
do la pobló él nuevamente, ni dexa de
confessar, por lo quesdicho serian anti-
gua ó más Galicia ¡pie los tróvanos. Kste
cavallero Ñuño de Guzman, como dicen
que en parte es gallego, procuró de re-
novar donde es dicho este nombre de
Galicia; é fundó tres pueblos de chrips-
lianos en aquella tierra, donde les dió
solares é sus caballerías, ó cierto térmi-
no para en que viviessen é grangeassen
sus haciendas é agricoltura , porque es
tierra muy fértil é de muchos manteni-
mientos é animales ó aves , como en la
Nueva España : de la qual dista ciento é
veynte leguas algo más, que hay dende
la grand cibdad de Témistitan hasta la
cibdad de Compostela , (piel dicho Ñuño
de Guzman fundó en la costa de la mar
del Sur. y es la cabeca de la Nueva Ga-
licia.
CAPITULO II.
Kn que se tractan algunas particularidades de la Nueva Galicia c provincias de Xalisco , é do su Fertilidad,
i de la provincia de Culuacan , c oirás cosas.
Aquella tierra é rcyno que en estas In-
dias los españoles llaman Nueva Galicia,
inclúyense en él muchas provincias ; é las
principales entre los naturales se llaman
Xalisco, Culiiacané Chamóla. K aquesle es
más proprio nombre suyo, porque Chamó-
la es un grand pueblo, que antes que los
chripstianos fuessen á aquella tierra era
la cabecera de toda ella. En la qual, co-
mo de susso se dixo, la gente es belicosa:
son grandes flecheros é monteros, al qual
exercicio son muy dados los naturales
dende antes que entren en la edad ado-
lescente. É su segunda grangeria é muy
ordinaria es criar colmenas, 6 tiénenlas
en las casas colgadas en el ayre; y en lu-
gar de corchos (que no los tienen) para
los vassos de las abejas toman un troco
de árbol é hácenlo vacuo, del (amaño é
proporción que en España lo hacen de la
corteca del alcornoque ; y en una casa
diez y en otra veynte ó treynta , é más ó
menos, tienen colgadas sus colmenas, é
allí crian sus panales 6 miel muy excelen-
te, é tal que la de Cerrato ó de la Al-
carria en Castilla, ó la de Caspe en Ara-
gón no le hacen ventaja en buen sabor
é color y en lodo lo que la buena miel se
suele usar. Las abejas son pequeñas é no
mayores que moscas, é son muchas, é
no pican ni hacen mal, porque son des-
armadas. Para sacar la miel, de que usan
comer y echar en sus manjares tienen
una ó dos colmenas diputadas para gas-
tar dellas ordinariamente (porque las de-
más están enteras para el tracto é resca-
te de la miel é de la cera , ques merca-
duría de que mucho se aprovechan, é
han por ella otras cosas, questos indios no
alcanzan). É meten por cierto agugero de
la colmena, quitando un tapón, un palo
liso que para aquello tienen fecho, é por
allí destila é sale uno ó dos acumbres de
miel ó lo que quieren sacar, sin desbara-
tar la colmena ni hacerle detrimento ni
causar alteración á las abejas; é cómo
'JOMO III.
i Lib. XUV.
71
552
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
son muchas las colmenas, assi es en gran-
díssima cantidad la cera é muy buena.
El principal pueblo ó cibdad de los
chripstianos se llama Compostela, a imi-
tación de la cibdad de Sanctiago en Es-
paña ó Galicia, la qual cibdad de Com-
postela fundó é pobló Ñuño de Guzman,
como se dixo en el capítulo precedente,
á la qual Sus Magestades enviaron á le
tomar residencia , é para esto fué el li-
cenciado de la Torre: é fué remitido á
España, donde le envió presso para dar
sus descargos y estar a derecho con sus
émulos, donde Ñuño de Guzman piensa
que le han de ser fechas mercedes por
sus servicios ; é llegó á Castilla el año que
passó de mili é quinientos é treynta y nue-
ve años. En la verdad, segund algunos
dicen , él sirvió á Su Magestad muy bien
en aquellas partes, é otros le juzgan por
áspero gobernador. Yo no he visto algu-
no que, seyendo justicia, sepa complacer
ó todos; porque si es justo, dicen ques cru-
do é incomportable, é si manso é piado-
so, dicen que no vale nada. El medio que
ha de tener el juez en la administración
de los negocios no place sino á pocos. Y
hay otra cosa peor: que por la mayor par-
te los más de los que acá vienen con ta -
les cargos, tienen más fin á hacer dineros
que no á corregir delictos, puesto ques
justo que el que trabaxa é sirve medre en
su ofGcio; mas ha de ser con las condi-
ciones que se deben procurar estos bie-
nes de fortuna, para que no hagan mal
provecho á quien los adquiere. Digo que
se busquen sin ofensa del prógimo ó daño
de tercero, aunque en este tiempo (y más
en estas partes que en otras) la costum-
bre está en contrario. Pues sea el uso co-
mo lo quisiéredes: que no os juzgarán en
la otra- vida conforme á los estatutos ó
cautelas que acá se usan, sino á la ley
divina, que no sufre engaño ni fraude.
CAPITULO III.
En el qual se Irada una relación quel hisloriaJor deslns materias ovo después de un hidalgo llamado
Francisco de Arzeo , é de oíros que se hallaron con Ñuño de Guzman, quando fué á eonquislar é poblar la
Nueva Galicia; é cuéntase más apuntada é particularmente que lo que está dicho en los capítulos prece-
dentes.
Si se os acuerda , letor, de lo que se di-
xo en el prohemio deste libro XXXIV,
vereys quánlo aprovecha escribir estas
cosas donde las Indias, é cómo el histo-
riador seeiliano é lombardo dende Espa-
ña no pudieron entender ni inquirir estas
materias tan cierta ni puntualmente como
el tiempo las dispone ; y aunque el proío-
notario Pedro Mártir, que era de Milán,
é fray Bernardo Gentil , que era secilia-
no, é ambos fueron historiógraphos de Su
Magestad, hablaron en cosas de Indias,
digo que puesto que su latinidad ó (niela-
dos no caresejessen de buen estilo, Torea-
do es que se sospeche que les faltó cierta
información en muchas cosas de las que
tocaron. Y si dixeren que al Rey é á su
Consejo se sirvió assi, como cssos doctos
chronistas lo apuntaron , no todas veces
sabe el Rey por tales cartas todo lo que
consuena con la verdad ni lo ques nes-
cessario para colmar la historia , ni los
que lo escriben á Su Magostad no le dan
tan por menudo essa relación, por no le
dar pessadumbre, é aun porque todos no
lo saben hacer ni pueden comprender de
una vez ni de pocos lo que no ven (é di-
cen informados de otros), ni tienen tanlo
cuydado de la historia como de la ganancia
é otros inleresses, en que más fundanien-
DE INDIAS. Lili. XXXIV. CAP. III.
5G3
lo liaren que en escribir regladamente,
ni tan examinadas las cosas como el tiem-
po poco á poco nos lo enseña c da á en-
tender, que lo que ayer sentíamos ó su-
pimos do una manera, lo hallamos maña-
na de otra. Menester es vivir y escudri-
ñar con atención lo que se lia de escribir,
para que la verdad quede corno se debe
entender. Y assi yo, después de escripto
lo ques dicho en los dos capítulos de sus-
so, he visto é platicado con hombres de
vista é buen entendimiento é merescedo-
res de crédito, en especial un hidalgo,
llamado Francisco de Arzeo é otros, los
quales dicen qnel presidente Ñuño de
Gaznan partió de la cibdad de Teniisti-
tan día de los Reyes del año de mili é
quinientos 6 treynla y tres años con ciento
é ginqüenta de caballo, é con quinientos
caballos é con hasta doscientos hombres
de guerra á "pió é de su guarda, españo-
les é muy bien aderescados. Los capi-
tanes que allí yban eran Chripstóbal de
Otañez, vizcayno, capitán de qnarenta
ginctes, cuyo alférez era un Fulano de
(Javas, natural de Ecjja: otro capitán se
llamaba Frangisco Verdugo, natural de
la villa de Cuéllar é vecino de la cibdad
de Tcmislitan, cuyo alférez fué este Fran-
gisco Arzeo, de quien de susso se higo
mengion: el capitán Samaniego , natural
de Segovia, cuyo alférez era un hidal-
go llamado Flores, natural de Salaman-
ca : este capitán llevaba treynla lan-
gas ginetas. El capitán Chripstóbal de
Barrios, vecino de la cibdad de Temisti-
tan. y su alférez Frangisco Barron. Cada
un capitán de los ques dicho llevaban sus
banderas, muy bien armados todos é
provcydos, como gente diestra é de guer-
ra é sufigicntes para la empressa, é seña-
lados con diferentes devisas.
Acompañaban la persona del general
Ñuño de Guzman (piáronla sobresalientes,
que eran relevados de velar é do yr á en-
tradas, y eran personas señaladas é vete-
ranos milites, é comían a su mesa, é á par
de su persona estaban continuadamente.
F.l alférez del guión, que andaba con el
general, era un cavalleroque se llamaba
Pedro do Guzman, natural de Guadalaxa-
ra. El guión era de tela de plata, é borda-
da en él una imagen de Nuestra Señora,
de tela de oro. É capitanes de á pié eran
Proaño , natural de Córdova , con qnaren-
ta soldados bien en órden , é Diego Váz-
quez, natural do Guadalaxara , con otros
tantos soldados. E....' era assimesmo ca-
pitán con otros quaronta hombres, é los
restantes soldados de á pié yban con el
capitán de la guardia; é por todos, como
es dicho , yban hasta dosgientos soldados.
É salieron esto día de México con el ge-
neral hasta quince mili hombres amigos,
de los naturales de la (ierra é provincia
de México , hombres de guerra , los qua-
les no llevaban carga alguna de los
chripstianos, mas de lo quellos para si
mesmos avian menester. Era gente muy
Incida é con muchas devisas de oro é pla-
ta en sus rodelas.
Sacó Ñuño de Guzman consigo un
grand señor indio, llamado Cagongi, se-
ñor de la provincia de Meehuacan, ques
quarenla leguas de México , al qual los
chripstianos llaman Pero Panga. Este se
ofresgió de guiarle é llevarle á tierras bien
pobladas de genle é abundante de basti-
mentos, quél dogia que era la tierra de
donde avia progodido el origen de los
mexicanos. Los indios desta provincia de
Meehuacan llámanse tarascos , y es la me-
jor gente que hay en la Nueva España de
carga é de provecho, é aun de la más fiel.
Yivia este Cagongi en un pueblo que se
llama Cingonga, que quiere degir en aque-
lla lengua cibdad. Allí mandó el general
que se higiesse alarde ó reseña de la gen-
Hay un claro en p! original.
S64
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
te qué llevaba, é mandó proveer de todo
lo nesgessario para su camino, é repossó
en aquella población trcynla ó quarcnta
dias. En todo aquel tiempo este Cagongi
higo dar á cada español dos gallinas, que
son tamañas ó mayores que los pavos de
Castilla , é media fanega de mahiz ordina-
riamente cada dia, é una india que le
gnisasse de comer, é seys cargas de
hierba para su caballo, é muchas Fructas
de diverssas maneras de las que en aque-
lla tierra hay; é quando llegó el tiempo
de la partida, dió de sus indios diez mili
(tara que llevassen las petacas de los
chripstianos. Es una petaca una manera
de cesta muy bien fecha , é algunas for-
radas en cueros de venados, é con sus
atapadores, que cabe tanto como media
arca ó caxa de ropa ; é hácenlas del tama-
no que quieren. Demás destos indios ques
dicho yban otros muchos, que llevaba el
dicho Cagongi para servicio de su perso-
na, é yba siempre en una muía del gene-
ral, al qual sirvió este Cagonci é le dió
doce mili pessos de oro, quél repartió en-
tre los soldados. Y en la cibdad de Mé-
xico les dió Ñuño de Guzman muchos ca-
ballos ó armas, que repartió entre los que
mas nescessidad tcnian ; é cómo era pre-
sidente de la Nueva España, quando higo
esta jornada , quedaron los oydores de la
Audiencia Real que allí residian en su lu-
gar por gobernadores , que eran los li-
cenciados Matiengo é Delgadillo é otros
dos que se murieron.
Anduvo este exérgito por sus jornadas
é tierra de paz subjeta á México ocho ó
diez dias, é al cabo dellos llegaron ¡i un
rio que hasta estonces no le avian visto
los chripstianos , é porque fué dia de la
Purificagion púsoscle al rio el mesmo
nombre. E passaron de la otra parle, é
assentaron allí su real é campo, y esto-
vieron allí algunos dias, assi por repos-
sar como por tentar la tierra é saber lo
que en ella avia, porque allí ni dende
adelante ni estaba hollado ni visto por los
españoles.
CAPITULO IV.
Cómo el principal señor ques dicho , llamado Cneonci, avia fecho falsa relación al general Ñuño de Guz-
man, é cómo después dixo que no sabia la lierra *, le hico un processo é lo mandó quemar: é cuénlanse
oirás cosas que passaron después é los sacrificios de los que quemaban los indios en los hornos.
Después qnel general Ñuño de Guzman
ovo fecho assenlar su exérgito do la otra
parte é junto á la costa del rio de la Puri-
ficación, paresgiéndole bien la dispusigion
de la tierra, quiso saber é informarse muy
bien della, é higo hacer luego una iglesia
de piedra, donde se gelebraron muchas mi-
sas é se predicó algunas veces la verdad
evangélica; porque donde quiera que lie-
traba, hagia poner mucha diligencia en la
conversión de los indios, y en loa bapti-
zar é redugir á la unión de los fieles
chripstianos, aunque allí donde paró os-
laba la gente de la tierra aleada é huyda
á los arcabucos é montes. Y para reco-
gerlos, si posible fuesse, higieron algunas
entradas la tierra adentro, á unas parles
é otras, de que ningún provecho, sino
mucho cansangio se siguió; é fué nesges-
sario de se aprovechar, si pudiera , de la
guia que hasta allá los llevó, que era
aquel señor, llamado Pero Panga porque
era gruesso , que como dicho es, se de-
cía Caconci : al qual habló el general con
• Aqui te leía en el códice autógrafo: «K se
«upo que avia muerto [el Caconci] Ireynta c cinco
eipañnlei ¿ fécboloH máscaras». Al final del epí-
grafe suprimió también olra cláusula de menos im-
portancia.
dl: indias, lib.
sus naguatatos ó lenguas , é nunca se pu-
llo del sacar ni dixo sino que no sabia la
tierra, ni la avia andado, é todo al revés
de cómo hasta allí lo avia certificado 6 di-
cho. Ovo tanto enojo desto el general, que
le mandó echar unos grillos, é le hico te-
ner á buen recaudo : c tornóle a interro-
gar diverssas veces, é á preguntarle pol-
las cosas é promesas quel mesmo cacique
avia primero dicho ó ofrescido; y por ha-
lagos que se le hicieron , ni por temores
con que le amonestaron, no dixo ni con-
r<B88Ó cosa que fuesse al propÓSSÍlO ni con-
i/crta-se (un lo (pie avie dicho primero.
| ji fin , el general le hico hacer su pro-
cesso ó sentenciarlo á muerte é que mu-
riesse quemado : el (pial , (piando se vido
cerca de su fin, dixo (pie por su manda-
do avian muerto sus subditos é vassallos
treynta ó cinco españoles, ó que los ha-
llaríao las manos é los rostros con sus ca-
bellos 6 los piés, puestos como máscaras)
en una casa tinco leguas de su pueblo,
donde los tenia escondidos en un monte.
\'. (piando se (pieria regocijar, los hacia
sacar el mesmo Caconci á los areytos é
fiestas: é que desla forma hallarían aque-
llos chripslianos en aquella casa ques di-
cho, é assimesmo hallarían mucha plata
é oro é grand cantidad de ropa.
Preguntándole como avian muerto é
quándo aquellos chripr-lianos , dixo que
aquellos eran de los que \ban desmanda-
dos dende México, uno á uno, á buscar
la vida (ó á topar más cierto con su muer-
te), é que cómo los veian solos, los mata-
ban é hacían dellos aquella forma de es-
pectáculos, por más se vengar de los es-
pañoles. Fecha esta confession, mandó el
general á diez de caballo que para esto
escogió , que fuessen á aquella casa que
Caconci dixo, é supiessen si era assi co-
mo decia , ó truxessen ante él lo que ha-
llassen de aquellas cosas que en el tor-
mento avia declarado Caconci. É en
quince (lias fueron é volvieron, é tru-
XXXIV. CAP. IV. 5Go
xi ron todo lo quél dixo; é visto que
era assi, mandó luego el general hacer
un grand palenque ó estacado , donde se
hico justicia del Caconci, y en un grand
luego fué quemado; é hicose saber á to-
dos sus vassallos la causa de su muerte,
é á lo que mostraron en lo exterior todos
lo tovieron por bien, porque los tractaba
mal , ó decían ellos que avia seydo muy
bien fecho matarle. Y el general hico alear
por señor á un hijo de Caconci, llamado
don Pedro, que se mostraba muy amigo de
los chripslianos; mas después que los es-
pañoles passaron adelante en prosecución
de su camino , se supo que avian ydo mu-
chos indios de la provincia de Mechua-
can . incrédulos de la muerte de Caconci,
á se informar de lo (pies dicho; é cómo
supieron la verdad é justicia que dól se
hico, arrincaron el palo que avia queda-
do donde estuvo alado quemándose, é
rayeron la ceutea que hallaron ; é todo se
lo llevaron á su tierra.
Del rio ques dicho de la Purificación,
so partió esle exército sin guia alguna , ó
siguieron por la cosía de aquella ribera
ocho (lias, todo por despoblado, é anda-
ban cada dia tres ó quatro leguas; y en
lin desle tiempo llegaron á una grand pro-
vincia, á vista della; é aunque era de
mañana repossaron allí basta otro dia si-
guiente, que al punto del alva, cada ca-
pitán puesta su gente en orden , movieron
e fin ron á un pueblo; 6 no hallaron gen-
te en élj porque avian huydo de temor.
Aquella provincia se llama Coyna; mas
hallaron liarla comida.
Dende alli, repartida la gente del exér-
cito en sus capitanes, fueron en segui-
miento de los indios; é á dos ó tres le-
guas de allí hallaron mucha gente de guer-
ra , é pelearon con los nuestros é hirieron
algunos españoles é caballos, é al cabo
los indios fueron desbaratados con mucho
daño suyo, é se enseñorearon los chrips-
lianos de la tierra. É un notable é diabó-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
lico sacrifigio se vido en aquella provin-
cia, que por su novedad no se debe de-
xar en silencio. Y es que en los pueblos
que topaban, en los másdellos, hallaban
unos hornos muy grandes, llenos de gen-
te muerta 6 con muy grandes fuegos los
hornos; é de aquellos cuerpos que allí se
asaban ó cocian corria mucha manteca ó
saMn ó sangre , porque poco antes que
los chripstianos llegassen los avian echa-
do é ofrescido en sacrificio á sus dioses,
segund se supo de los indios que se toma-
ran en aquella entrada.
En todas las partes, donde este exército
estuvo alguna noche, quedaron fixadas
cruces, é se buscaba el más alto árbol que
se podía hallar para las poner. En con-
clusión, toda la provincia Coyna fué so-
juzgada , é quedó de paz en veynte días
que podía ser lo que en ella estovieron
los españoles haciendo la guerra; y assi
por temor del espada , como por halagos
é buena industria , quando convenia é los
indios atendían, lodo se pacificó: y mu-
chos de los naturales quedaron en sus ca-
sas é assientos, é muchos baxaron al in-
fierno, que ni quisieron la paz, ni aun
daban lugar á que se tractasse.
CAPITULO V.
Cómo el general Ñuño de Guzman conquistó la provincia llamada Cny?co, é la que se diré Tómala, é olra
que nombran Nue.hise.lan, c otras que se llaman Maxalpa, Suchipila y Elteve , eolios pueblos; é olías
cosas notables que convienen al discurso de la historia.
Después de aver conquistado las provin-
cias que se tracto en el precedente capí-
tulo, sin perder tiempo acordó el general
de se partir con su exército á otra provin-
cia que se llamaba Cuysco, que está ribe-
ra de un muy grande y hermoso rio; y
mandó que los chripstianos é indios ami-
gos que y han con él, se hiciessen dos par-
les, é los unos fuessen por la una costa
riel rio é los otros por la olra. É caminan-
do desta manera , quando llegaron á es-
tar dos tiros de ballesta de un pueblo
principal, toparon pierias canoas en el rio,
llenas de genfe de guerra, apartadas de
las costas é puestas á la milad de la an-
chura del rio: é dende allí litaban muchas
flechas con sus arcos contra los chripstia-
nos, é aun hacian algún daño. Siguióse
que un capitán , llamado Francisco Ver-
dugo, llevaba una ballesta en el arcon de
su caballo, é apeóse é púsose junto á la
costa é comentó á tirar saetas á los de las
canoas; é cómo la ballesta era recia y él
la sabia muy bien exereilar , ningún tiro
tallaba ni dexóde herir algún indio; por-
que viéndole desviado de los chripstianos
é solo, las canoas se le acercaron de tal
manera, que una dolías andaba llena de
sangre por los tiros queste capitán hacia:
é no hacian los indios sino echar sangro
fuera de la canoa. Y las mesmas saetas,
con que estaban heridos los indios, ellos
se las sacaban de sus carnes é las torna-
ban á litar con sus arcos á los españoles
con mucho ánimo; é cómo algunos indios
estaban mal heridos de las sacias, no pu-
diendo más disimular la burla , caian de
la canoa en el rio muertos. Y cómo se re-
crescicron inás ballesteros, y el daño que
se hacia con Itfs ballestas en los contra-
rios era mayor, se rindieron é vinieron á
pedir paz, é se les otorgó. E assi nuestra
gente llegó al pueblo quassi á medio dia,
el quál estaba solo, é toda la gente dél se
avia aleado; é viendo eslo los españoles,
passaron adelante por la costa del mesmo
rio, unos por la una parle é otros por la
olra, é llegaron Jiasla estar enfrente de
una isleta (pie se hacia en la mitad del
fin. é allí estaba toda la genle del pueblo
DE INDIAS. UB. XXXIV. CAP. Y
con sus hijos é mugeres é haciendas , en-
castillados é fortalescidos, hedías albar-
ladas é defensas de madera, creyendo
que allí no era hasta nle ningún exército
á los enojar, porque el rio yha tan gran-
de, que tenia bien que hacer en llegar
una saeta dende tierra adonde los indios
estaban, assi de la una parte 6 costa de
la ribera como de la otra. Pero los espa-
ñoles no dexaban por este incons miente,
aunque era muy grande, de entrar por el
rio á nado con sus caballos, é siguieron
hacia aquel peñón 6 isleta con tanta osa-
día, que era cosa mucho de ver; y en el
instante los indios comencaron á gastar
innumerables flechas contra los nuestros.
Mas al cabo, viendo la constancia é atre-
vimiento con que los chripslianos yban,
desampararon la isleta los indios é fué-
ronse a nado, que no quedó en ella sino
niños pequeños; mas como en ambas cos-
tas del rio avia gente del exército chrips-
tiano , lomáronse muchos prissioneros,
que quassi no escapó ninguno de los con-
trarios; ó fueron tantos que passaban de
diez mili ánimas los que fueron captivos.
A esta sacón llegó el general , que ve-
nia en la retroguarda é recaga , al dicho
pneblo de Cuysco que estaba despoblado,
é llegaron assiraesrao los capitanes é gen-
te de la avanguardia que volvía con la
pressa é victoria ques dicho , de que ovo
mucho placer el general. É para se in-
formar de lo subcedído, mandó que lle-
vassen á los señores principales de aquel
pueblo , é dixéronle que uno, llamado Sa-
cachimal ó quedaba muy mal herido, que
era el señor de la tierra , é que otro quas-
si tan grand señor le avian muerto los
chripslianos en el trance ya dicho. É qui-
so el general que truxessen anle él aquel
que esfaba herido, é assi se hico: el qual
era hombre de grande estatura , de edad
de hasta quarenta años, é traía una saeta
hincada por los pechos hasta las plumas,
é hablaba con tan buen aliento é semblan-
te, como si no estuviera herido, y estaba
tan apretada la saeta que no le salía gota
de sangre: é después que un buen espa-
cio estuvo hablando con el general é dan-
do sus desculpas, óvole mancilla el gene-
ral ; ó desseando su salud , si pudiera ser,
mandóle curar a un licenciado Muñoz,
grand cirujano, que yha en el exército.
É assi cómo le sacó la saeta, cayó muer-
to, lo qual pessó al general é á lodos los
españoles, porque tenian crcydo que si vi-
viera aquel , aprovechara mucho su amis-
tad á los chripslianos : y el general hico
alear por señor á un hijo del muerlo, é
quedó aquella provincia de paz, é pobla-
_da de los naturales della y en sus casas.
De aquel pueblo é provincia de Cuysco
passó el general á la provincia que se d¡-
fc Tómala , que eslá ginco leguas adelan-
te, la qual lomó: no tenia señor y era go-
bernada por una señora. Este señorío es
de seys mili casas ó más, todas en un lia-
no de tierra muy fértil é abundante de
muchos bastimentos ó fructas. É antes
que llegassc la avanguardia salió de las
poblaciones mucha gente, é dieron una
grita tan alta é continuada , que parescia
que abrían el cielo, é de mucho terror y
espanto á los que no han oydo aquello.
Más cómo los españoles estaban ya dies-
tros é sus orejas acostumbradas á esso,
puestos en órden continuaron su passo á
passo contra los indios, non obstante que-
llos se mostraban feroces, é decían que
querían la guerra é no servir é obedescer
á los chripslianos: é luciéronse fuertes en
un cerrillo poco trabaxoso de subir, raso
é sin arboleda ; y era grande el número
de los indios que allí estaban en un bata-
llón. E cómo llegó el general, hico yr á
ellos las lenguas con algunos soldados de
buena confianca, é mandóles decir que
quisiessen la paz é ser amigos, ofrescién-
doles lodo buen (ractamiento : á lo qual
respondieron con mucha soberbia que no
querían sino guerra, é comencándola, sol-
HISTORIA GENERAL V NATURAL
laban flechas contra los de la embaxada.
Estonces el general mandó yr un capitán
con gente por un lado del cerro é otro por
otro , y él con el resto del exército por
enmedio; é subióse el cerro á fuerca de
armas sin mucho trabaxo y en poco es-
pacio de tiempo, porque cómo los indios
vieron cerca de sí los caballos , volvieron
las espaldas por unos llanos adelante , y
como fueron seguidos, mataron muchos
dellos.
Decía este alférez Francisco de Arzeo,
que siguiendo á su capitán Francisco Ver-
dugo, vido que alanceó á un indio: el
qual, antes quel Verdugo llegasse, le ti-
ró quatro flechas, é con la una le hirió el
caballo; é cómo el capitán era hombre
de buen ánimo, llegó á él é dióle de lau-
cadas, é tales que por algunas partes de
la persona traia el indio arrastrando las
tripas. Y cómo aquel indio debia de ser
principal , assi era valiente hombre é pe-
leaba mejor que los otros; é traia unas
qilentas de oro al cuello, é otras en las
muñecas de los bracos, y en las manos
una macana, a manera de porra, llena
de puntas de piedras pedernales , é de la
manija de la macana pendía una correa
alravessada é atada fuertemente al braco.
É con esta macana , non obstante que es-
taba muy herido, daba muy recios gol-
pes en los bracos al caballo del capitán:
el qual le avia dado una grand [aneada
por las espaldas, que estaba el hierro de
la lanca entre los huessos interiores del
indio, tan asido que no podia sacar la
lanca , é fué nescessario quel Francisco de
Arzeo se apeasse de su caballo á sacarla
de donde estaba; é tornó a cabalgar é
<>L'ii¡cron el dicho alcance hasta que por
delante no paresejó algún indio. E dieron
vuelta é llegaron al pueblo al tiempo qud
sol se ponía, é juntando allí el exército,
se curaron los heridos , que ovo hartos de
los chripslianos é de sus caballos flecha-
dos, é repossaron allí é no les faltaron
muchas liebres é grandes de las de Cas-
lilla (ó semejantes á ellas, salvo quel pelo
es más escuro). Los indios de aquellas pro-
vincias son caribes, que comen carne hu-
mana todas las veces que la pueden aver.
Passado el vencimiento ques dicho, vi-
no la señora del pueblo de paz , é pobló-
se é pacificóse la provincia, aunque no
de los muertos, que fueron muchos; por-
que aunque los españoles eran pocos en
número, los amigos indios que consigo
traían eran muchos , é quando la cosa yba
de vencida , estos eran los que hacian el
daño muy crescido é sin alguna miseri-
cordia, sin perdonar á chico ni á grande,
ni á muger tampoco, sin que se pudiesse
estorbar hasta el fin del vencimiento.
Allí estuvo el exército nuestro más de
treynta dias, descansando é holgando , é
dende allí passaron á otra provincia que se
dice Nuchisclan ; é llámase assi porque
hay muchas lunas en ella , á la qual fruc-
la en aquella tierra llaman en su lengua
nuchisclan. Hallaron la tierra aleada, é
repossaron allí la Semana Sancta. Media
legua de allí estaba un peñón subjeto á
un pueblo yermo, donde pararon por el
tiempo sancto , como es dicho, y estaba
poblado de muchas casas, donde se puso
una cruz muy alta. Y cómo lodos los sol-
dados ó los más do los que allí andaban
no eran muy contemplativos, no dexaron
por ser el tiempo sancto de yr á entrar
en otra provincia que se llama Xalpa *, é
á otra que se dice Suchipila, é á otra
nombrada Eltevc, é á otros pueblos , de
donde llevaron al pueblo, en quel gene-
ral avia quedado, muchas mugeres é ni-
ños; 6 volvieron los indios amigos mexi-
canos é tarascos de ¡VIechuacan cargados
de mucha ropa é aves é plumajes é oro
é plata é con muchos bastimentos.
* Aqiii hay una laguna en el códice autógrafo, la cual se lia llenado por el de la Bibliol. 0ol< lubina.
RE INDIAS. LID. XWIV. CAP. V
Kl Jueves Sánelo, ul tiempo qtíel gene-
ral eslabu oyendo la passion, vinieron
quatTO indios dé paz con unas orejeras ó
unos braceletes de oro que pressentarón
al eapilan general en señal ile paz, é los
dos traian consigo dos ydolos de aquellos
i|ur||n> adoran: e ciiiiio la misa é oflicio
divinóse acabó, el general, después que
ovo comido, híco llamar aquellos indios
por un naguatato ó intérpetre, é Iricoles
machas preguntas, entre las qualcs les
bicó preguntar que para que traian aque-
llos ydolos. Y filos respondieron que no
eran sino sus dioses, por quien eran go-
bernados, é que aquéllos les criaban sus
maliicales 6 fresóles 6 axí é gallinas, é
les daban los hijos 6 mugeres 6 la ropa y
el sol y el agua é todo quanlo bien te-
nían ; é Ies daban la vida é la muerte,
(piando les placía , é que como á tales dio-
ses é señores suyos los adoraban é acata-
ban é servían. Kl general les respondió ó
lii£0 dar á entender por las lenguas que
todo quatito decían era falso e mentira,
ó que no avia más de un solo Dios Todo-
poderoso que estaba en el cíelo, ó que
saliessen de tan grand error, ó que m¡-
rassen que todo quanlo decían era burla
ii que vivían engañados. Y ellos replica-
ron que no conoscían otro Dios sino aque-
llos ydolos; y el gobernador les dixoque
los quería quemar, como á cosa que no
era nada ni se podía defender, é los in-
dios respondieron á esto que no ternia el
fuego tal poder que pudiesse empescer ni
locar en sus dioses. Estonces el goberna-
dor mandó traer leña , ó muy presto vi-
nieron más de doscientas cargas della; é
fecho grand fuego, mandó echar los ydo-
los dentro en 61, 6 cómo eran de manías
llenas de sangre de los diabólicos sacrifi-
cios que usan de hombres humanos con
sus cuchillos de pedernales, que entre
aquellas sangrientas mantas estaban, en
poco espacio de tiempo lo hico el fuego
lodo cenica, de lo qual quedaron no po-
co espantados los indios, que avían traydo
los ydolos é los tenían por dioses. Y él
gobernador, viéndolos assi maravillados,
les luco decir que no se espantassen de
aversé quemado aquellos sus ■ especíen-
los 6 falsos dioses , porque no eran nada
ni tenían ninguna deidad ni fucrca ; é que.
creyessen en solo Dios verdadero, que.
crió el cielo é la tierra, 6 que aquel es so-
lo el que dá la vida é la muerte, y es po-
deroso en todo ó por todo; é que luego
biejessen llamar á todos los señores de.
sus provincias , 6 conoseiessen á Dios , 6
fuessen amigos de los chripstiános, é no
creyesssen ni ydolatrassen en aquellos
desvarios, porque sus ánimas se salvas-
sen. Acerca desta malcría cathólíca les
dixo muchas cosas provechosas é al pro-
póssito de su salvación 6 remedio ; lo qual
lodos quatro indios dixeron que lo avian
bien entendido, 6 muy contentos fucron-
se los dos dellos á llamar sus señores , é
quedaron los otros dos con el general. K
ipiando llegó el Sábado Sancto, víspera
de Pásqua, vinieron más de veynte mili
ánimas de paz, 6 se baptizaron lodos, é
reseibieron agua del Espíritu Sancto, lo
qual no podía ver ningún cathójico sin lá-
grimas é alegre devoción 6 mucho gofo.
Y el general los envió á sus casas muy
contentos, é quedaron de paz todos aque-
llos pueblos y en mucho sosiego debaxo
de la bandera 6 señorío de Castilla , como
buenos vassallos de Su Magéstad, y en la
unión ó número de la república ebrips-
tiana .
TOMO 111.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO VI.
Cómo el exercilo é gente del general Ñuño de Guzman fueron acogidos de paz en la provincia <; pueblo
que llaman Tepique ; é de una señalada batalla quel general ve:ieió con muy pocos españoles contra mu-
chos indios en los campos de ia proviheia, que se dice Cenliquipaque.
1 a rlióse este cathólico exérgito de la
provincia llamada Tómala, é mandó alas
guias del exérgito que lo llevassen á una
provincia que se nombra Tepique , de la
qual ya le avian dado noticia; é higo di-
vidir toda su gente en dos partes, é que
fuessen por diverssos caminos á salir á
juntarse en el pueblo principal, llamado
assimesmo Tepique , que estaba adelante
de Nuchisclan quarenta leguas : é de los
dos caminos que tomaron, el uno era muy
bueno, y el otro muy áspero de sierras é
despeñaderos. Por el buen camino ó po-
blado fué el gobernador con todo el far-
dage de petacas é carruage é indios é
caballos é puercos é carneros é todo lo
demás; é por el mal camino fueron el ca-
pilan Cherino, veedor de Su Magostad, y
el capitán Frangisco Verdugo, y en diez
y siete dias no pudieron hallar cosa que
fie contar sea, sino grandes é ásperas
sierras é despeñaderos: é padescieron
mucha hambre é otras nesgessidades , y
en fin destos diez y siete dias llegaron á
un robledal, sin saber adonde se estaban,
ó acordaron de dormir allí aquella noche.
É un negro del veedor adelantóse dos le-
guas de allí á buscar de comer, é vicio
una grand provincia é una laguna con
muchas canoas, é dió luego la vuelta
íí dar maullado é aviso á los capitanes ya
dichos: é sabida esta nueva, cabalgaron
Ireynta de caballo, aunque era tarde, 6
fueron al pueblo, el qual era el mesmo
Tepique , adonde avia el gobernador de
vr á salir, t llegado allí el Cherino con los
Ireynta de caballo, ya de noche, salió lo-
do el pueblo de paz é con mucha cornil la
é ave* é frítelas; é luego por la mañana
los que avian quedado en el robledal fue-
ron al pueblo, que estaba bien poblado
de indios. Era gente de buena ragon: é
allí mataron la hambre de las sierras que
avian passado , é preguntaron á los natu-
rales si tenian nueva del general , é d¡-
xeron que no : y ellos quisieron saber qué
camino avian llevado aquellos chripstia-
nos, é sabido, espantáronse mucho, é no
sin ragon, é con grand sospiro dixeron
que si eran páxaros ó aves que avian vo-
lado. É segund yo supe del Arzeo é otros
que lo anduvieron, tenian bien de que
maravillarse, segund el camino, que era
dificultoso y espantable para hagerle hom-
bres á pié , quanto más á caballo. Donde
á ocho dias después ¡legó él gobernador
con su exérgito é todo lo demás, próspero
é contento, porque avia hallado por el
otro camino muchos pueblos é muy gran-
des é todos los dexaba de paz.
En aquel pueblo de Tepique estovie-
ron los chripslianos más de treynta dias,
reformándose é dándose buena vida, por-
que la tierra es aplagible é fértil de todo,
é hay mucha caga é monleria. Y en esle
tiempo ovieron notigia de una grand pro-
vingia que se dige Cenliquipaque , doge
leguas de Tepique: é los de aquel señorio
enviaron á degir á los españoles que no
les passasse por pensamiento de yr á su
provingia , si no que les gerlificaban que á
todos les comerian con axí, é que tenian
puestas é aparejadas las ollas para ello.
El gobernador les envió á degir que no
se pusiessen en defensa 6 quisiessen paz
é buena amislad con él é su exérgito, é
le diessen mantenimientos, é viniessen á
la obwliengia del muy poderoso Rey de
DE INDIAS. LIB.
Castilla, Nuestro Señor, si no quél liuriu
un castigo eu ellos que nunca se les olvi-
daste , é los ¡)ornia á cuchillo é los dcs-
truyria.
Ydos los embajadores, mandó salir al
capitán Chripstóbal de Barrios con Ireyn-
ta de caballo, é que fucsse á ver ó con-
siderar la provincia é dispusicion de la
tierra; é vidose que era muy grande é
muy poblada , é tenia á media legua é á
«piarlo de legua quurcnta pueblos unos
de otros, é tan cercanos é allegados de
la mar del Sur, quel más lexos estaba
d leguas della (que aunque comunmen-
te los españoles la llaman del Sur, ya allí
la pueden de<;ir occidental, porque la cos-
ta siempre se va volviendo la vía del Nor-
te) é aquella mar es el mesmo Océano.
Pero dexemos esto, porque en su lugar
se tractara más puntualmente lo que hi-
ciere al caso de la cosinographia.
El capitán (pies dicho le subcodió mal
en su yda , é volvió bien descalabrado el
é los que con él fueron, é su alférez per-
dió la bandera, é se tornaron al pueblo
de Tepique-con vergüenoa é daño, non
obstante (pie los indios amigos, (pie avian
por otra parte entrado en aquella provin-
cia, é avian ydo por mandado del gene-
ral á ver la tierra , Iruxeron muchas cin-
tas de oro é plata que robaron a muchos
muchachos e mugeres. (lomo el general
vido e! mal tractamiento de su capitán,
mandó levantar el real 6 movió para
aquella provincia Qentiquipaque , é den-
de á quatro dias llegó á un poderoso rio
que estaba á dos leguas de la población
principal, y en aquél rio avia seydo des-
baratado el capitán Barrios, é todo lo de
atrás quedó de paz : digo donde Tepique
llegó el cxcrcilo á aquel rio víspera de
Pásqua de Espíritu Sancto, é durmieron
allí aquella noche , haciendo buena guar-
dia, como gente diestra en la guerra; é
no paresQia que por toda aquella tierra
oviesse persona.
XXXIV. CAP. VI. 571
Otro día por la mañana, día de Pás-
qua , ovo el gobernador misa, é assi por
ser la fiesta solempnc como por el aucto
de possesion que en aquella tierra quiso
lomar por Su Magostad, cabalgó eu un
hermoso caballo á la cstradiota, con mí
sayo de tela de plata bordado de oro, é
la guarnición del caballo de lo mesmo, é
bien armado debaxo de su gentil atavio,
porque llevaba- su cota é cuera de ante.
É de sus sobresalientes é de la compañía
del capitán Chripstóbal de Oñate junio
hasta sesscnla de caballo, é dexó buen
recaíalo en la batalla principal y en la re-
troguarda , é tomó la delantera, é passó
el rio con los sobresalientes en número
de sus sesscnla cavalleros por todos. E
cómo fué de la otra parte, hico tocar sus
trompetas y echó mano á la espada , y
encontinenté, llevándola arrancada ó des-
nuda en su mano derecha , puso las pier-
nas á su caballo, é comencé á decir á al-
tas voces quel tomaba la possesion real é
corporal é actualmente por el Bey pode-
roso don Cárlos, Nuestro Señor, como
Bey de Castilla , é por la cathólica é sere-
nísima Bevna doña Johana, su madre, ó
sus subcessores en la corona é ceptro
real de Castilla; é (pie si algún cavallero
ó príncipe ó capitán alguno avia ú otra
persona (pie se lo conlradixcsse , quél es-
taba presto con su persona é con su exér-
gito, uno á uno é dos por dos ó más, de
lo defender con las armas é verdad é tí-
tulos de justicia que Su Magostad tiene
en aquellas tierras é mares é reynos. E
usando é continuando la possesion real
(pie dello todo tiene, é si nescessario era
lomándola de nuevo, hico sus auctos en
el caso conyinientes , é [lidiólo por testi-
monio en nombre de Su Magestad : é có-
mo su capitán, mandólo á un escribano é
notario público que pressente eslaba; é
no paresció persona alguna que se lo con-
Iradixesse. E assí en pacífica possesion se
assentó por aucto, é usando della, man-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dó que de allí adelante aquella tierra é
provincia, llamada Centiquipaque, que se
llamasse la Mayor España. É fecho esto,
progedió su camino adelante , é paresgié-
ronse todos los pueblos ques dicho é un
llano, por donde yban caminando, de más
de dos leguas, en el qual no avia árbol
alguno ni aun piedras, sino hierba é pe-
queña, é la más cresgida seria hasta la
rodilla , ques harto corta segund los her-
bazales grandes destas partes ó Indias. E
yendo en buena orden por su camino,
avia entre aquella hierba doce mili hom-
bres ó más de guerra echados en el sue-
lo tendidos é puestos, por sus esquadro-
nes , é todos ellos gente escogida y en-
cubiertos de la manera ques dicho; por-
que pensaban que si los chripstianos los
viessen avian de huyr é volverse , é por
lomarlos á su placer, usaron deste ardid.
Cómo los españoles llegaron cerca dellos,
levantáronse todos á un tiempo con mu-
cha grita , é arremetieron contra los nues-
tros con tan grand ímpetu é denuedo co-
mo lo pudieran mostrar los más animosos
é diestros soldados que puede aver en el
mundo. Estonces los españoles, aunque
no llevaban armadas sino las cabecas é
los pechos de los caballos, porque no
les dieron tiempo para ello, arremetieron
para los enemigos estribo con estribo, é
con la voz é apellido del Apóstol Sanclia-
go; é rompiéronlos é hicieron grand es-
trago en aquella gente bárbara, puesto
que eran más de Ircynta esquadrones: y
en cada esquadron avia hombres que
mandaban á los otros de la muchedum-
bre, y essos particulares no traian armas
sino unos bastones de quatroó cinco pal-
mo-;, con los quales daban al indio que
no peleaba, como era el deber, osada-
mente.
Estos indios estarían del rio, donde el
general avia dexado el restante del exér-
i;ilo pausando el fardage, legua y media
grande, e la grita de los indios se oyó tan
claro en el rio, como si estovieran un
tiro de honda los unos de los otros.
Estaba un arcabuco ó boscage peque-
ño junto al rio, en que avia mucha gente
de guerra escondida, atendiendo para dar
en el fardage quando fuesse tiempo; é
quiso Dios que ciertos indios de los ami-
gos vieron los plumages que traian é di-
xéronlo á los españoles , é fueron ciertos
de á caballo hágia la gelada: é cómo los
enemigos vieron que eran sentidos, sa-
lieron todos fuera, como buenos guerre-
ros, echando muchas flechas hágia los
chripstianos; é cómo el rio estada cresgi-
do, no pudieron los nuestros ofenderlos,
como quisieran , aunque fueron en su se-
guimiento: y echáronse los indios al agua,
é paráronse de la otra parte del rio , é
dende el otro cabo algaban la pierna é gri-
taban como por escarnio.
Acabado de passar todo el fardage, lle-
gó el general con su gente, que volvía
del alcange de su victoria , que fué muy
señalada é muy sangrienta , é venian to-
dos muy mal heridos; pero no murió nin-
guno, é quedaron en el campo muertos
más de ginco mili indios , aunque era gen-
te muy bien armada, segund su costum-
bre, é traian carcaxes de cueros muy bien
adobados, que paresgian mantas, é las fle-
chas tenían quatro dedos de luengo unos
engastes de oro á los tendales, por don-
de las tomaban para ponerlas en la cuer-
da del arco. Todos los más de aquellos
indios traian guiaras, que son gapatos con
una sola sucia, sin capelladas, é asidos
con cuerdas de algodón dende los dedos
á los (ovillos por encima del empeyne del
pié.
Assi que , recogido el general con su
exército, llegó á la población á hora de
vísperas, 6 no hallaron gente alguna, si-
no yermos ó solos los pueblos, é apos-
seuláronse los nuestros donde mejor Ies
paresció; j el tercero (lia adelante de la
batalla salli mu algunos de (\ caballo á ver
DE INDIAS. LIB.
la matanca, é no hallaron en lodo el cam-
po, donde ella fué, indio alguno ni vivo ni
mui rlo: que lodos los avian recocido los
naturales de la tierra. K dentro de quin-
ce dias todos los de la comarca vinieron
de paz é dieron la oliidiencia , 6 descan-
saron los españoles bien treyntadias, bien
proveydos de todo lo nescessario, porque
aquella provincia es la mayor de todas las
de aquella tierra, y en muy hermoso as-
XXXIV. CAP. Vi. 573
siento de llanos é muy fértil región, é de
muchas y hermosas pesquerías de ostias 6
lenguados ó oíros pescados. Hay muchas
liebres de la manera de las de Castilla é
muchos géneros de fructas, é muy abun-
dante de mahiz é legumbres, assi como
frésoles de muchas maneras; é finalmen-
te es buena tierra é rica de oro 6 piala,
por lo que se sido que los indios usaban
é traían por arreo de sus personas.
CAPITULO VII.
Cómo el general Ñuño de (¡uzman é su exércilo fueron á la abundanlissima provincia de Iztucían, e la ha-
llaron despoblada c sin genlc; c de un grand huracán que se pensaron perder con lodo su exércilo, c mu-
rieron dcsla causa las Ircs parles de los indios amigos que en compañía del exércilo chripsliano y han; é fue
neseessario de enviar por genlc de españoles é indios amigos para rehacerse el campo, como se hico , é
oirás cosas locantes ;i la historia.
Yo he lenido por costumbre en oslas his-
torias de no dexar en olvido cosa notable
en bien ni en mal , aunque sea á algunos
desaplacible la legión, si les tocare ó fue-
re en vituperio de sus amigos ó debdos;
porque de otra manera no seria en lanío
tenido lo que redundare en loor é fama
de los que lo merezcan. É assi noté desta
relación é de los que he oydo hablaren
este viage del gobernador Ñuño do Guz-
man, é á una voge, sin discrepancia di-
cen todos los que lo vieron quel maes-
tre de campo Goncalo López, vecino de
la cibdad de Sevilla , fué uno de los que
mejor se señalaron é más trabaxaron en
esta jornada, é que su persona era de
mucho mérito é digno de señaladas mer-
cedes por lo ([iie sirvió ¡i Su Magcstad é
á su general, á su costa é con diez caba-
llos; y en fin salieron otros con hacienda
sin averia t ra y do , y él, trayéndola é gas-
tándola y empeñándose por ayudar á
otros, quedó con más de seys mili pes-
sos de debda.
E dende aquella provincia de Cen-
liquipaqué passó el exércilo calhólíco á
otra que so llama Izluclan , que eslán
la una de la otra diez leguas. La de Iziu-
clan está en la ribera de un poderoso rio,
el qual es tan grande que los cinco meses
del año no se vadea; é llegaron á esta
tierra los chrípstianos y estovíeron en ella
quatro meses , hasta que passó el invier-
no é la grand furia de las aguas. Halla-
ron toda la comarca aleada de miedo de
los chripstianos. Ks grande aquel señorío,
é más de quatro leguas el rio abaxo é rio
arriba está en ambas sus cosías poblado
de muy grandes casas queen aquella tier-
ra hay, ó de mucha car;a; y en lodo el
tiempo ques dicho que los españoles allí
cstovicron, con más de scssenla puercos
6 muchos carneros é ovejas, é muchas
yeguas é caballos, é vcynte mili ó más
indios amigos é más de doscientos espa-
ñoles, nunca se salió á buscar comida pa-
ra lodo oslo de dos leguas arriba. Este
rio tiene muchas diverssidades de pesca-
dos, é muy grandes algunos.
Siguióse que mediado septiembre, un
dia por la mañana, sobrevino tan grand
tormenta de agua, digo de viento, que
rompía los árboles tan gruessos como tres
cuerpos de caballos , é destos árboles en
57 í
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mucha cantidad; é turó esta tempestad
dende las ocho de la mañana hasta quel
sol se ponía , é tan grande cómo fué el
viento tamaña fué el agua que llovió jun-
tamente; é á media noche salió el rio de
madre, de tal manera que quatro leguas
en torno pareseia una mar ó un lago de
agua. Estaban las casas, donde el general
paraba é todo su real de los españoles,
sobre la barranca del rio, que fué más de
seys bracas lo que cresció el rio para salir
de la madre ó fuera de su curso acostum-
brado, é llevóse assi las casas del apos-
sento del gobernador como las demás en
todo el real: de manera que todos pensa-
ron perescer, é aun assi subcediera, si no
se subieran en los árboles que avian que-
dado destrocados de la tormenta del vien-
to, y en ellos subieron vituallas de mahiz
e lo que cada uno podia para su susten-
tación. Aquella crescjente turó tres dias
naturales, en el qual tiempo todos los ca-
ballos se andaban sueltos para donde se
querían yr nadando , é á partes atollando
é apeando en busca de la hierba. Todos
los otros ganados que llevaban de vacas
é ovejas é puercos, percscieron.
Passados tres dias, abaxó el agua é su
furia é tornó el rio á su lugar , 6 queda-
ron los campos en muchas partes llenos
de pescados 6 venados é liebres é cone-
jos é raposas é otros animales ahogados
en todo lo que alcancé aquella crescien-
te, que era mucho de ver é nueva á los
ojos de los que la miraban : de los indios
amigos, que eran veynte mili ó más, las
tres partes dellos murieron con el traba-
xo ques dicho , é por la humedad de la
tierra é por hambre é perderse todos los
bastimentos. Y estando en esta nescessi-
dad, que era una de las mayores que se
pueden pensar ó se han visto en estas
partes, acordó el general que aquel Gon-
ealo López, maestre de campo, de quien
se hico mención de susso, como hombre
míe era para mucho, volvioese dende
aquella provincia de Iztuclan á la de Me-
chuacan, que quedaba ya más de ciont le-
guas de allí, con veynte de caballo, á
traer indios amigos para continuar la em-
pressa.
En dos meses fué é tornó é truxo mu-
cha cantidad dellos, é assimesmo algu-
nos españoles bien aderescados para la
guerra. Y entretanto quel maestre de
campo fué á hacer lo ques dicho, mandó
el general al capitán Francisco Verdugo
que fuesse á otra provincia que se llama
Chameda , diez é siete leguas adelante,
é que demás de su gente llevasse ante sí
todos los indios amigos para que no se
acabassen de morir. E luego el dicho ca-
pitán se partió para Chameda con los in-
dios que avian quedado de México é de
Mechuacan , los quales yban enfermos é
maltractados: é tardaron en aquellas diez
é siete leguas veynte dias, con mucho
trabaxo, porque por donde yban todo era
ciénegas é moltilud de mosquitos incom-
portables. É con mucha falta de comida
llegaron á aquella provincia de Chameda
é halláronla de paz, la qual si assi no es-
toviera é la hallaran de guerra , passa-
ran mucho riesgo, segund yban los nues-
tros, porque es mucha la poblagion: c
las casas de allí son de adobes é con ter-
rados, en la ribera de un hermoso rio é
quatro leguas de la mar del Sur. É assi
cómo los españoles llegaron , luciéronles
grandes apossentamícntos fuera de su
pueblo, é allí les daban cada dia treynta
gallinas de aquellas, que como se ha dicho
en otra parle, cada una es mayor é aun
mejor que un pavo de España: é dábanles
treynta cargas de pescado fresco, (pies
cada carga de indio arroba é media de
pesso; é mahiz les daban quanto era me-
nester para todos. Allí andaban los indios
vestidos de algodón é guiaras calcados:
las indias traen sus naguas é camisas has-
ta los pies: no se cargan aquellos indios
en las espaldas, como los de la Nur\ ;i I -
DE INDIAS. I.IH.
XXXIV. CAP. \ II.
paña., sino con balancas en un palo, co-
mo se dixo que lo acostumbran en la
provincia de Cueva ó en Castilla del Oro,
en los hombros; é llevan la carga, 6 par-
te della mejor diciendo, una atrás é otra
adelante, en un palo ligero de si rnesmo,
tan gruesso como la muñeca del braco
ó más, repartida la carga en dos par-
tes, 6 cada una atada quassi al cabo de
aquel bastón, cerca de las puntas del, é
cuelga una red con la mitad del pescado
de la una parte ó otra de la otra , y en el
palo sus muescas, donde andan asidas
aquellas redes.
Pues cómo el capitán Verdugo estuvo
bien apossentado, 6 vido que la provincia
ora grande é fértil, é (piel gobernador se
quedaba en la otra que llaman Iztuclan por
falla de tamemes , que assi llaman á los
indios de carga , hico llamar á los señores
é pidióles mili indios para que fuessen á
traer al general sus cargas é fardage del
cxércilo. K dió aquel pueblo dentro de
seys dias los mili indios que le pidieron,
é partieron dende allí para Iztuclan; é lle-
gado-; á do el gobernador estaba, resei-
biólos muy bien, é con ellos é con los
demás que tenia fuesse adonde estaba el
capitán Francisco de Verdugo. É los na-
turales del pueblo de Cbameda le hicie-
ron grand recibimiento e demostración
de placerles con su persona, é con el amis-
tad é nuevo conoscimiento con los chrips-
tianos. Los indios qué traían las cargas,
cómo no sabían qué cosa era cargarse en
las espaldas de las petacas é pesso que
les echaron , llegaron á sus casas muy
maltractados, é los más dellos corriendo
sangre é desollados é llagados de las car-
gas; é desque se vieron en su pueblo, ano-
chescieron é no amauescieron en él, e
fuéronse todos á un peñón é pesquerías
que tenían en la mar. É dende á quince
dias después dcsto llegó el maestre de.
campo Goncalo López, que venia de la
cuidad de Mecbuacan con muchos ami-
gos indios, é algunos chripstianos vinie-
ron bien aderescados assimesmo, é tru-
xeron muchos puercos é otras cosas de
las de Castilla: con el qual socorro, assi
el gobernador como los demás del exér-
gilo, se holgaron mucho, porque allegó á
muy buen tiempo y era muy desseado.
Luego se proveyó en enviar gente á bus-
car los indios que se avian aleado, é ha-
lláronlos en unos esteros é manglares, y
en tal dispusieron que la guerra en ellos
turó algunos pocos de dias, é hirieron al-
gunos españoles; pero pagáronlo bien lar-
gamente con sus vidas los contrarios, é
al fin quedaron con los demás conquista-
dos é assentados en sus casas.
Antes que (leste pueblo arrincassen to-
dos los del (M inio, hicieron en divers-
sas jornadas muchas entradas, con com-
pañía de mucha cantidad de los amigos,
é corrieron más de cienl leguas por la
tierra adentro é cerca, é por la costa de
la otra mar del Sur (aunque allí más la
pueden decir occidental é del Norte, por-
que cómo en otras partes está, dicho,
aquella costa se vuelve de la parte sep-
tentrional). É assi en todo aquello andaba
este exórgito de los españoles 6 de Ñuño
de Guzman á diez 6 á doce é á veynte
leguas, é á menos en algunas partes, á
vista de la otra mar, haciendo la guerra
ó pacificando la tierra, é también alte-
rándola, porque hallaban muchos pueblos
despoblados por su temor.
Í57G
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO VIH.
En que se tracla de la provincia ¿ pueblo llamado ^igualan , que los españoles llamaron Amazonas, é cuén-
(anse oirás particulares cosas en adornamiento é verdadera relación , c lo que allí passó.
En el libro XXIV, capítulo X , se dixo
cómo los espaciólos han hallado en mu-
chas partes pueblos , donde las mugeres
son reynas ó cacicas é señoras absolutas,
é no sus maridos, y en especial una llama-
da Orocomay, en cuyo pueblo é conver-
sión desta reyna no viven hombres, sino
los quella envia á llamar para mandar-
les alguna cosa ó enviarlos á la guerra.
Mas lo que aqui se dirá es, é pienso yo
é algunos afirman ques lo mesmo de que
tuvo noticia Hernando Cortes, marqués
del Valle, por aviso de un capitán suyo
é de los señores de la provincia de Ci~
guatan, como más largamente lo dixe en
el libro XXXIII, capítulo XXXVI; pero allí
hablan en isla de mugeres , é lo que ago-
ra diré es la Tierra-Firme é cerca do la
otra mar. Y el nombre de lo uno é de lo
otro es lodo uno, ques Ciguatan , de que
se puede colegir que Ciguatan es grand
provincia é señorío. E tornando á nuestra
historia de Ñuño de Cumian, digo assj.
Andando la gente deste exército, co-
mo se dixo de susso, en sus entradas é
guerra cuerea de la costa de la otra mar,
tuvieron nueva de una población de mu-
geres, é luego las pusieron nombre Ama-
roñas. Oydo esto por los españo'es, anti-
cipóse un capitán, llamado Chripstóbal de
Oñate , á suplicar al general Ñuño de Guz-
man , que le hieiesse merced de aquella
empressa é paciGcacion de aquellas ama-
zonas: y el general se lo concedió, é fué
con su capitarJia su viage en busca de-
llas; y en el camino fué muy mal herido
en un pueblo de indios que se llama Quí-
nola , con el ayuda de otro pueblo ques-
Ui á una legua é se dice Quilla. E infor-
mándome* yo desto, pensé quel quesla
relación me daba, debia de ser amigo é
devoto de aquel juego que se llama de
la primera , y en efetto supe de aquel é
de otros que aquellos dos pueblos tienen
aquellos nombres que he dicho , Quínola
é Quila; é quel capitán ques dicho é los
más de su compañía fueron bien desca-
labrados en Quínola, á causa de lo qual
aguardaron allí al gobernador: é llegado,
pidióle la empressa el capitán maestre de
campo Goncalo López para yr al pueblo
de las mugeres ques dicho, é fuéle con-
cedido : el qual llegó por sus jornadas á
ginco leguas del pueblo de Ciguatan, lla-
mado assi porque era todo de mugeres;
é alcancólo ya cerca un mensajero del ge-
neral, con el qual le envió á mandar que
le atendiesse , porque queria ver qué co-
sa eran essas mugeres.
Otro día siguiente , continuando su ca-
mino, estando á vista de la población,
hallaron gerca dclla grand número del gé-
nero femenino, en el camino puestas aque-
llas mugeres, esperando á los españoles,
é vestidas de camisas blancas hasta los
pies , é plegadas por la garganta é muñe-
cas. Allegándose el capitán Goncalo Ló-
pez é su gente con mucha orden baria
aquellas mugeres, para romper por ellas,
tomaron todas tanto temor de los caba-
llos, que acordaron de venir de paz; é
llevaron á su pueblo á los españoles, é
diéronles muy bien tío comer é todo lo
nescessario, de lo quellos tenían nesecs-
sidad.
Aquel pueblo es de hasta mil casas, e
muy bien edelicado, é las calles en gen-
til concierto, é assentado en lo mejor de
la tierra é más fértil é aplacible: é que-
riendo los españoles inquirir el modo de
Di- INDIAS. LIB. XXXlV. CAP. VIII.
vivir dcssas mugeres , súpose dellas mes-
mas que lodos los mancebos de aquella
comarca vienen á aquella población de
las mugeres qualro meses del año á dor-
mir con ellas, y ellas se casan con ellos
de prestado por aquel tiempo, 6 no más,
sin se ocupar ellos en más de las servir
é contentar en lo quellas les mandan que
hagan de dia en el pueblo ó en el cam-
po, y en qualquier género de servicio
quellas los quieren ocupar de dia, 6 de
noche dáriles sus proprias personas é ca-
mas. Y en este tiempo cultivan é labran
6 siembran la tierra é los mullícales 6 le-
gumbres, ('• lo « i i_-i-[> e ponen dentro en
las casas donde han scydo hospedados : 6
cumplido aquel tiempo ques dicho, lo-
dos ellos se van é tornan á sus tierras
donde son naturales; ó si ellas quedan
preñadas, después que han parido, envian
los hijos á los padres para que los crien
é hagan dellos lo que- les pluguiesse, des-
pués que han dos ó tres meses, ó anles;
é si paren hijas, retiénenlas consigo é
criánlas para la aumentación de la repú-
blica 6 suya.
Vieron los españoles entre aquellas mu-
geres turquesas ó esmeraldas , é decían-
les que avia deslas dos maneras de pie-
dras presciosas mucha cantidad 6 muy
buena. Pero porque dixe de susso quel
nombre, de que tuvo noticia Cortés, de
las amaconas y este pueblo de mugeres se
dic;e C.iguatan, inquiriendo yo con más
personas la materia, supe questas muge-
res, ques dicho que descubrió este exér-
cito de Ñuño de Guzman, se llama Cigua-
tan , é queste vocablo quiere decir pue-
blo de mugeres. Pero después en España
hallé á Ñuño de Guzman en la corte de
Su Magostad, año de mili é quinientos ó
quarenta y siete; é quíseme del informar
destas mugeres, é me dixo ques muy
grand mentira decjr que son amazonas ni
que viven sin hombres, porque él estuvo
allí, como es dicho, é que á la vuelta las
halló con sus maridos.
La comarca es muy gentil é de mucha
fertilidad de mahicales é frésoles é melo-
nes cetoris é algodonales; é hay mucha
caca de puercos, venados, liebres é co-
nejos é otras salvaginas, é muchas fruc-
ta<. K (leude aqueste pueblo hasta la cib-
dad de Temistitán hay trescientas leguas;
é á todo aquello puso nombre Ñuño de
Guzman la Nueva Caliria; en el qual rey-
no é señorío fundó una cibdad , é nom-
bróla Compostcla ; é una villa pobló assi-
mesmo, é llamóla Guadalaxara, y está cu
la provincia que llaman Tómala; y en la
provincia de las no amaconas ques dicho,
otra \illa que se di<;c Sanct .Miguel: é as-
simesmo fundó otro pueblo, é llamóse la
villa del Espíritu Sánelo; 6 higo una al-
dea ó lugar, que se llama la provincia
donde se hico poblar Charneta.
En este viage y empressa sirvió muy
liicn á Su Magostad este cavallcro Ñuño
de (¡uzman é los que con él se hallaron,
aunque no faltaron quexosos dél para le
remover é hacerle yr á España , como la
historia lo ha contado; pero si en mi tiem-
po yo supiere más cosas del jaez desta
historia ó Nueva Galicia, también lo es-
cribiré yo ó lo remitiré al que continuare
estas historias después de mis dias.
TOMO III.
73
57S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
CAPITULO IX.
En que se Iracla de la nueva Audiencia que Su Cessárea Mageslad proveyó para la gobernación de Xalis-
co ó Nueva Galicia.
Estando la Cessárea Mageslad en Ale-
mania, é su Consejo Real de Indias en la
villa de Aranda de Duero, fueron pro-
veydos oydores con grandes salarios pa-
ra la Nueva Galicia , con que dellos se
pudiesse apelar á la Chancilleria é Au-
diencia que reside en la Nueva España
en la cibdad de México, donde es viso-
rey el ilustre señor don Antonio de Men-
doca. É destos oydores los tres dellos se
partieron de Sevilla en el mes de mayo
del año de mili é quinientos é quarenla y
ocho, que fueron el licenciado Lebrón de
Quiñones, y el licenciado ó dotor Sepúl-
veda, y el licenciado Contreras; é fue-
ron á nuestra cibdad de Sancto Domingo
de la Isla Española para proceder dende
allí á México é yr adelante , y en Sancto
Domingo murió el Sepúlveda, hombre
noble é buen letrado. Dios le tenga en su
gloria , é á los demás dexe Dios acertar
á hager justicia é lo que conviene á la
conversión de aquellas gentes bárbaras:
que segund sus personas, esperanca se
tiene que assi será al servicio de Jcsu
Chripsto, Nuestro Redemptor.
Esto es el libro décimo sexto de la segunda parte , y es el trigéssimo quinto de la Ge-
neral y natural historia de las Indias , islas y Tierra-Firme del mar Océano de
la corou.i real il Castilla é lleves della : el qual Irada de la gobernación del rio de
Panuco é del rio Hernioso ó sus provincias, que son dos rios grandes que junios
entran en la cosía del Norte; é ¡issimesmo se Irada del rio de las Palmas, que está
más al Oriente subiendo por la dicha costa la vuelta de la provincia que llaman La
Florida; é Irada cómo se perdió el capitán Painphilo de Narvacz 6 su gente, que
fueron á poblar aquellas provincias 6 rios.
PROHEMIO.
En el libro XXXIII se tracta cómo el ca-
pitán Hernando Cortés hico poblar el rio
é provincia de Panuro, c conquistó pai-
te de aquella tierra. También se divo allí
cómo yendo á ella por gobernador el ade-
lantado de aquella provincia Francisco de
Caray, se perdió él é su armada , é la ma-
yor parte de su gente murió, unos áma-
nos de los indios c otros por diverssas
maneras, y él en fin con ellos, é fué á
morir á Temistitan : después de lo qual el
capitán Paniphilo de Narvaez (do quien
se tracto en el mesmo libro XXX1H, é se
dixo que con una armada le envió el ade-
lantado Diego Velazquez dende Cuba á la
Nueva España , á quitar de allí el capitán
Hernando Cortés, é fué presso por él, é
perdió un ojo, é lo tuvo algún tiempo de-
tenido), passado esso , fué á España, é
(li nde ella, con licencia del Emperador,
nuestro señor , é como capitán general é
gobernador suyo, fué á poblar con otra
armada al rio que llaman de las Palmas,
en cierta parte de la costa del Norte, co-
mo adelante se dirá.
Paresce que les dá el tiempo su pa-
go á los hombres que no se conten-
tan con lo honesto, en especial aque-
llos á quien Dios les dá de comer é los
pone en buen estado y edad para re-
5S0
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
possar é darle gracias, sin que la cobdi-
cia debíesse alterarlos ni mover á buscar
nuevos trabaxos. Y tanto es mayor la cul-
pa quanto más es grande la expiríencia
de los tales, que aviéndose visto pobres
y exercitados en muchas desaventuras,
salidos dellas é desacordados del bien
que Dios les liare en darles oportunidad
para su reposso , no le toman : antes de-
más de desconoscer á la bondad divina
lo que por ellos ha fecho, olvidan la
muerte y el castigo que trás ella consi-
guen los ingratos, y atrévense á decir:
«Ya yo sé qué cosa son hados malos; para
mí ninguna ocasión avrá que me espante
ni haga volver atrás: quien con poco se
contenta, no puede ser mucho ni meres-
cerlo». É assi á este propóssito hablando
de papo, é oyéndose llamar Vuestra Seño-
ría é Magníficos, embelesados, levantados
en el ayre, é trocando el sesso, escuchan-
do lagoteros é hambrientos soldados, dan
con el juicio al través, é ofrescen sus
personas á lo que no pueden bastar sus
tuercas; é poniendo las ánimas en condi-
ción, hacen unos fines que ningún cuerdo
los puede aver envidia sino lástima.
Si Pamphilo de Narvaez no perdiera la
memoria de cómo fué traclado en la Nue-
va España , é mirára quán al revés le sa-
lieron sus pensamientos, no buscára otros
torbellinos é fatigas, é contentárasc con
que seyendo un hidalgo que passó á estas
parles con una espada é una capa á bus-
car la vida , alcancé honra é inuger vir-
tuosa hijadalgo, é le dió Dios hijos é ha-
cienda con que bastantemente pudiera
passar, segund el ser de su persona: que
era virtuoso é hombre de gentil enanca
é di- limpia sangre, é quando convino se
avia mostrado en la milicia no menos cs-
fbreado que diestro soldado é después
(.apilan. E él fué el que después acabó de
pacificar é conquistar la isla de Cabe , y
en aquella vivia y estaba bien heredado
ó próspero; é aun después que salió de
la prission é uñas de Cortés, halló á eu
muger Maria de Valencuela , que avia al-
gunos años que le atendía en tan buena
fama é reputación , como pudo estar Pe-
nélope: puesto que no texia é destexia,
como aquella , por la dubda que tenia ó
esperanga de la venida de su marido Uli-
xes , estotra , certificada de la prission é
trabaxos del suyo, grangeaba su hacienda
é la acrescentaba é guardaba para le re-
dimir é ayudar. É assi halló, quando él vi-
no á su casa, allende de hallar la hacienda
que dexó acrescentada, que le tenia trece
ó catorce mili pessos de oro de minas que
la muger avia cogido con sus esclavos é
indios, lo qual el mesmo Pamphilo de
Narvaez me certificó en Toledo el año de
mili é quinientos é veynte y cinco, es-
tando en aquella cibdad la Cessárea Ma-
gestad. Yr pidiendo justicia y desafios con-
tra Cortés , como en otra parte lo he di-
cho, é aconsejándole yo, como amigo,
que se sosegasse ya en su casa é compa-
ñía de su muger é hijos, é diesse gracias
á Dios, pues tenia en qué vivir é con qué
passar este vado mundano é tan lleno de
inconvinicntcs, como sus desseos guiaban
á este mandar hijos ágenos, debiérale
de parescer que lo que yo decia no era
tan á su propóssito como lo quél negocia-
ba. E assi acabó como negocios mal fun-
dados é para su muerte é otros muchos
solicitados , pues no le faltaba edad para
buscar quietud : que tantos ó más años
avia que yo, é su persona no me parescía
á mí que estaba poco gastada. Aunque él
me dió las gracias por el consejo, vi
que no le hacia buen estómago , é acor-
done de lo que un labrador me preguntó
una vez, seyendo yo mancebo, que zne
dixo assi: «Aosadas, que cssos que soys
di; palacio no sabeys por qué le dan al
asno la tercera vez con el palo?...» Y yo
le respondí que debía de ser porque agui-
jasse, y el villano replicó: « No es essa la
cau ;i sino poi que el asno no se acuerda
DE INDIAS. LIU. XXXV. PKU11E.M10.
tic la puniera vez que le castigan ó dan
run i-I pillo, e porque la segunda no se
enmendó». Yo é otros que le escuchába-
mos, juzgábamoslc por de buena ragon,
auii(|ue pa resalónos (pie sus palabras era
bien tenerlas en la memoria, pues que eran
dignas de ser acogidas é que se entendían
tan bien á los hombres como á los asnos,
pues por tales se deben aver los que por
muchos acotes no se enmiendan. Ved si
podría bastar a un hombre uno y otro y
otro y más peligros para corregirse. Dc-
semos e>to. El caso es (pie ninguno puede
hoyf de lo que está de Dios ordenado;
mas puesto qucllo es assi, quédale al hom-
bre una eleeion libre para escoger lo que
le conviene é saber conosger lo malo y
elegir lo bueno'. Mas (piando se escoge lo
uno de aquesto, fixase una constancia ó
tema en algunas personas , 6 máxime en
aquellas (pie se van trás sus desseos inú-
tiles, que no les dexa disputar ni consi-
derar ó atender á consultar con la ragon,
para discernir ni entender lo (pie deben
seguir, é assi acude luego lo que escribe
Vilruvio, distinguiendo la cogitagion, la
quat dice ques una cura llena de estudio é
de industria é de vigilancia con voluptad
de propóssito efetlo a. Ecomo he dicho es-
to (pie Vilruvio dice para la eleeion ser
conviniente, conviértenlo los imprudentes
en uso de aquello (pie debrian excusar.
Dice el dotor Qéssar Qessariano, comenta-
dor del auctor alegado, sobre el capítu-
lo 111, libro I de Vilruvio : « El bien obrar
letifica, y el mal hago con dolor arrepen-
lirj>. Esto acaesge á los que no bien pen-
sadas 6 ponderadas primero sus empres-
sas, se pierden con ellas, é lo ques peor,
causan que otros muchos acaben mal. De-
ben los hombres para perpetuarse, no
en esta mortal morada , sino en la que
para siempre ha de permanesger , con-
1 Scial reprobare malum, elijere bonum (Isaías,
cap. 7).
2 Viir. De Arehilccturá, lib. I, cap. 2.
formarse é fundarse en limpios desseos,
que no discrepen del servicio de Dios; y
si los pone en estas parles ó Indias , mi-
ren (pie no sea tanto en buscar riquezas
mal ávidas é bañadas en sangre humana,
como en convertir é procurar la salva-
ción destOS tristes indios: que ú la ver-
dad so\ opinión que pocos capitanes
de los que han passado acá lian procura-
do esta perpetuidad que digo; y si ellos
m<ii;i-sen ó templassen el ardor de sus
espadas cobdíciosas en la cera é blandu-
ra di' la niÍM'i'iconlia y en la resina de la
templanza, y piadosamente se oviessen
con esta gente, acaescerles hía lo que al
hierro ardiente le acaesge para su perpe-
tuidad.
Dige este famoso dotor é comentador,
que de susso se dixo , que los clavos de
hierro no pueden turar donde se cla-
van , porque se corrompen con el orin ó
moho; mas si quando es caliente é bien
encendido, fuesse muerto en la gera é re-
sina derritiéndola, se templa é assi se
conserva perpetuamente ; é dige este do-
tor que lo ha probado 3. Hallo yo que as-
si como nuestra fée cathólica se funda en
un solo Dios é trino , que assi el buen
chripstiano debe fundarse é acordarse
siempre de tres cosas, que después se
incluyen assimesmo é resumen en una, é
son temer é amar á Dios sobre todo, sin
ofender al prógimo más que á sí mesmo,
obedesgiendo servir al Rey é señor natu-
ral, velar é guardar la propria ánima, no
pecando á sabiendas, porque guardando
qualquiera destas cosas, se cumplen to-
das, y en faltando á una dolías, faltan á
todas. No agertará alguno á subir en lo al-
to con el pié derecho , si no sigue el nú-
mero dispar en los escalones; y esta regla
mesma se ha de guardar en la escala de
la gloria: quiero degir, que comengando
3 Cesar Cesariano en el comento sobre el lib. I
de Vilruvio De Architecturd, ele., cap. E¡.
5Sá
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
el buen obrar con buena intención é con-
tinuándolo assi, acaba el efetto en el mes-
mo sancto fin. Vitruvio amonesta que las
gradas ó escalones se deben constituir de
manera que siempre sean nones ó dispar,
porque quando con el pié derecho se su-
be la grada primera, assi por el semejan-
te en la última será el primero que se
ponga \ Pero los escalones del capitán
Pamphilo fueron pares é semejantes á sus
cogitaciones. Bien creo yo que su fin se-
ria pensar que su camino resultaría en
servicio de Dios; mas junto con esso era
muy aficionado á preceder á otros de más
industria ó mejor fortuna, é assi siempre
([liando pensaba que yba adelante, se ha-
llaba é halló más atrás. Dcstc hidalgo se
hará relación é de su desventurado fin é
infelice armada en este libro XXXV, se-
gund la noligia que hasta el tiempo pres-
sente se tiene de su viage : en el qual sub-
cedieron cosas de mucho dolor é tristeca,
é aun miraglos en essos pocos que esca-
paron ó quedaron con la vida, después de
haber padescido innumerables naufragios
é peligros, como se puede colegir por la
relación que á esta Real Audiencia, que
reside en esta cibdad de Sancto Domingo,
enviaron tres hidalgos , llamados Álvar
Nuñez Cabega de Vaca, é Andrés Doran-
tes é Alonso del Castillo: los quales fue-
ron con el mesmo Pamphilo de Narvaez,
é cuentan por cscripto lo que les acaes-
ció eñ su viage é por dónde anduvieron.
E á la vuelta fueron á España á dar rela-
gion á Su Magostad viva voce de las cosas
que aqui se dirán , alargándome á su in-
formagion, é acortando algunas supér-
fluas palabras que duplicadamenle digen;
é no faltaré do lo substangial é médula
de lo que su carta contiene y dige.
CAPITULO I.
De la relación que hicieron los que escaparon de la desventurada armada del capitán Pamphilo de Nar-
vaez , é lo que les acacsció en la cosía 6 tierras septentrionales *.
Alvar Nuñez Cabega de Vaca, é Alonso
del Castillo, é Andrés Dorantes solos, é
un negro llamado Esteban, escaparon del
armada toda del gobernador Pamphilo de
Narvaez. Y este Cabega de Vaca fué por
thessorcro é ofligial de Su Magesfad: el
qual dige que dende Xagua, ques un
puerto ó ancón en la isla de Cuba , á q'üin-
gc de hebrero do mili é quinientos é veyn-
tc y siete años, avia cscripto á Su Ma-
gestad lo que hasta allí les avía acaesgi-
do, é del perdimiento de dos navios con
-'•sM'nla hombres é todo lo que en ellos
yba. É perdida esta gente é navios, é
más veynte caballos que en ellos yban,
i Vitr., lib. III, cap. 3.
* Ltel présenle titulo suprimió Oviedo estas pa-
labras: «Para venir á lo qual , se dirá primero lo que
acordaron de invernar allí en el puerlo de
Xagua, donde dige este Cabega de Vaca
que estuvo dende soys dias de noviembre
del año ya dicho , con quatro navios é to-
da la gente, hasta veynte é dos dias del
mes de hebrero del siguiente año de mili
é quinientos é veynte é ocho años , que
llegó allí el gobernador. El qual se em-
barcó para seguir su viage en quatro na-
vios é un bergañtin, con qualrocientos
hombres é ochenta caballos; é anduvie-
ron por la mar hasta los doge días de
abril , martes de la Semana Sánela, que
llegaron á la Tierra-Firme, é la fueron
costeando hasta el jueves sánelo, é Slir-
lcs intervino hasta que salieron los españoles é su
gobernador Pamphilo del pueblo llamado Apa-
lachc ».
DE INDIAS. L1B. XXXV. CAP. 1.
gieron en la costa en una bahía quo era
baxa , 6 al cabo della vieron unos bullios.
É olio dia, viernes sánelo, salieron en
tierra con toda la más gente que pudie-
ron sacar en los bateles,. é fueron a des-
embarcar junto á los bullios, en losqua-
les no hallaron gente, porque los avian
desamparado; y el uno dellos era tan
grande, que cupieran en él trescientas
personas, ó los demás eran pequeños. Ha-
llaron muchas redes para pescar, y en-
trellas se halló una sonaja de oro.
Otro dia siguiente hico el gobernador
alear pendones por Su Mageslad é tomó
la possesioil de la tierra , é luco juntar los
officialcs de Su Magestad é a los frayles
que allí yban é la gente que avia salido
en tierra toda, 6 presscnló sus provissio-
nes reales que llevaba, é fueron obedes-
cidas por todos, y el dicho gobernador,
admitido por tal gobernador é capitán ge-
neral ; é los officiales pressenlaron las su-
yas, é assimesmo fueron ávidos por offi-
ciales de Su Magestad. E luego se dióór-
den cómo se desembarcó hnda la gente é
caballos, los quales yban muy fatigados,
porque avia muchos días que los avian
embarcado, é aun se avian quassi perdi-
do la mitad dellos en la mar.
Otro dia domingo , dia de I'ásqua de
Hcsurccgion , vinieron los indios de aquel
pueblo, é hablaron a los chripstianos sin
ser entendidos; pero parescia que los
amenazaban é decían que se saliessen de
la tierra, ó hagian ademanes ó fieros: ó
fecho aquesto se fueron. El dia siguien-
te, por ver la tierra ó tenlar lo que era,
envió el gobernador seys de caballo é
quarenta hombres a pié la via del Nor-
deste, hasta que llegaron aquel dia á una
baliia que entra por la tierra, é de allí
se tornaron á la gente, y el gobernador
con ellos, porque fué uno de los seys de
caballo.
Olio dia adelante envió el gobernador
un bergantín que llevaban , para que fues-
se costeando la via de la Florida é bus-
casse un puerto qqel piloto Miníelo decía
que sabia, adonde llevar esta gente (el
qual él erró, ó no sabia adonde se esta-
ba). Emandólc que assi buscandoatraves-
sasse a la isla de Cuba, é fuesse á la villa
é puerto de la Habana en busca de olio
navio que esperaban de allí, en el qual
venían quarenta hombres é doce caballos;
é que si lo hallassen , que ambos navios
tomassen en la Habana lodo el bastimen-
to que pudiesseñ , é lo llevassen adonde
los chripstianos y el gobernador quedaban.
Fecho aquesto, partieron de allí los
chripstianos, é fueron á dar en la bahía
ques dicho que avian descubierto, é cos-
teáronla ; é avian andado qualro leguas
dende donde partieron, é hallaron algu-
nos indios, é tomaron tres dellos é mos-
tráronles los españoles un poco de mahiz,
preguntándoles dónde lo avia. É aquellos
indios los guiaron á un pueblo que oslaba
al cabo de aquella baliia, ó mostráronles
un poco de mahiz qué allí tenían sembra-
do, que fué lo primero que vieron en
aquella tierra: é allí hallaron unas caxas
de Castilla grandes, yon cada una deHas
un hombre muerto, é cubiertos los cuerpos
con unos cueros pintados; é parescióles
al comisario é frayles que aquellos eran
ydólatras , é los hico el gobernador que-
mar. Assimesmo se hallaron pedamos de
zapatos é liencp, é de paño é hierro al-
guno; é preguntados los indios, dixéron
por señas que lo avian hallado en un na-
vio que se avia perdido en aquella costa
c baliia. E mostróles un poco de oro, é
dixeron que en aquella tierra no lo avia,
sino léxos de allí, en la provincia que di-
cen Apalache, en la qual avia mucho oro
en grand cantidad , segund ellos daban á
entender por sus señas : é todo quanto les
mostraban á aquellos indios, que á ellos
les parescia que los chripstianos tenían
en algo, decían que de aquello avia mu-
cho en Apalache. Con esta simple infor-
%
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
58i
marión se partieron de allí , llevando con-
sigo aquellos indios; é diez ó doce leguas
de allí hallaron hasta doce ó quince ca-
sas, adonde avia mahiz, y estovieron dos
dias sin que se viesse indio alguno. E
acordaron de se tornar adonde avian de-
xado al contador é la otra gente con los
navios; é llegados, les hicieron relación
de lo que avian hallado por la tierra , que
no era más de lo questá dicho.
Otro dia, primero dia de mayo, el go-
bernador higo juntar los officiales del Rey
é al comisario; é por aucto, ante un escri-
bano, les dixo que tenia voluntad de en-
trar la tierra adentro, é que los navios se
fuessen por la costa , é pidióles sobresto
su parescer. Y el thessorero Cabeca de
Yaca le dixo que le paresgia que no de-
bía desamparar los navios, sin los dexar
primero en puerto é poblado ; é que fe-
cho aquesto , podría el gobernador é los
que mandasse entrar la tierra adentro, é
ternian lugar é parte señalada adonde pu-
diessen volver á buscar la gente, quando
conviniesse; é que por muchas causas le
paresgia que no debia entrar la tierra
adentro, porque aquella tierra por donde
avia entrado por la información de los in-
dios, demás de lo que los chripstíanos
avian visto, era tierra pobre é sin gente;
é también porque esperaban el bergantín
é navio ques dicho que atendían con
bastimento de la Habana, y aun porque
los pilotos no sabian ni alcanzaban á en-
tender en qué parte estaban ; é por otras
causas que al thessorero le parescian
justas, dixo que aquello quel gobernador
hacia no se debia de hager.
El comisario dixo que su parescer era
que entrassen la tierra adentro, yendo
cerca de la costa hasta llegar al puerto que
loa pilotos decian que estaría quinge le-
guas de allí , la vía de Panuco, 6 que no
podrían passar sin tocar en él, porque en-
traba la tierra adentro dogo leguas, é que
allí esperarían á los navios é los navios
esperarían á ellos ; é que no se debian
tornar á embarcar, porque sería tentará
Dios, pues en su viage tantas fortunas é
trabaxos avian padescido hasta llegar
allí.
El contador y el veedor se conformaron
con el comisario , y el gobernador deter-
minó de haberlo assi ; pero el thessorero,
vista su voluntad, le requirió muchas ve-
ges que no entrasse , por las causas que
avia dicho é otras que acresgentaba en sus
requirimientos, ni desamparasse los na-
vios é gente que en ellos quedaba, sin que
primero quedassen en puerto conosgido
é poblado , é que después higiesse lo que
le paresgiesse; é assi lo pidió por testi-
monio al escribano que estaba pressente.
Mas el gobernador replicó que porque allí
no avia puerto ni dispusieron para poblar,
por la esterilidad déla tierra, que muda-
ba aquel pueblo que avia assentado, é
yba en busca de puerto é tierra para po-
blar , é dixo que assi lo pedia por testi-
monio. É luego mandó que toda la gente
se apergibiesse para yr con él , é que los
navios se proveyessen de lo que avian
menester; é otro dia partieron de allí, lle-
vando quarenta de caballo é doscientos é
sessenta hombres á pié. É fueron con él
los dichos officiales y el comisario é otros
frayles, y entraron la tierra adentro é an-
duvieron quinge dias con una libra de pan
é media de tocino de ragion, hasta que
llegaron á un río, que passaron á nado;
é passado, salieron á ellos dosgientos in-
dios, con los quales pelearon , é prendie-
ron ginco ó seys dellos: los quales los lle-
varon á sus casas , que eran gerca de allí,
donde hallaron mucho mahiz en el cam-
po, que estaba ya para comer. E otro dia
los offigialcs é los frayles rogaron al go-
bernador que enviasse á reconosger la
mar é puerto, si lo avia ; y él mandó al
thessorero é Alonso del Castillo que fues-
sen con quarenta hombres . é assi fueron
á pié, porque no podian llevar caballos,
DE INDIAS. LIB.
XXXV. CAP. I
e nnilovioron por unos baxos de la cosía
de la mar , por ostiares , obra de dos le-
guas, é llegaron á dar por dó passaba el
rio, que avian passado el dia anlcs dentro
de tierra ; é porque era hondo, no le pu-
dieron passar é se tornaron al real.
El dia siguiente mandó el gobernador
6 un capitán que con seys de caballo é
quarenta hombres á pié passasse el rio,
por donde avian venido, é reconosciesse
aquel ancón é vie^e si avia ¡tuerto, é as-
si lo luco; é halló que era baxo é no po-
dian entrarallí navios. E féchala relación,
se partieron de allí en demanda de aque-
lla provincia llamada Apalaehe, llevando
consigo por guia los indios que avian to-
mado; é andovieron hasta otro dia des-
pués de Sancl Johan de junio, que lle-
garon á Apalache, que era la cosa del
mondo que más desseaban , assi por el
largo camino, como por la mucha nesces-
sidad de los bastimentos ; porque aunque
en algunas partes hallaban mabiz por la
tierra, muchas veces caminaban quatro
6 cinco jornadas sin lo hallar, é demás
desto por el mucho oro que decían avia
en aquella provincia. E quando llegaron
al pueblo, acometieron los españoles con
mucho denuedo para entrar en el ; pero
no hallaron quien se lo rcsisties.se, 6 to-
maron las mugeres é los muchachos , é
no avia hombres, que todos estaban fue-
ra. Avia en aquella población quarenta ca-
sas pequeñas é muy abrigadas, por el
mucho frió é tempestades que en aquella
tierra hace. Hallaron muchos cueros de
venados c algunas maulas de hilo basto:
avia grand cantidad de mahicales en el
campo 6 mucho mahiz seco en el pueblo.
La tierra, por donde passaron estos espa-
ñoles , es llana 6 arenales tiessos , é de
muchos pinares, aunque ralos é aparta-
dos unos pinos de otros. Hay muchas la-
minas é muy muchos venados por toda la
tierra , por las muchas arboledas é árbo-
les caydós á causa de las grandes tor-
TOMO III.
mentas é huracanes, que muy á menudo
en aquella región ocurren, é assi vieron
muchos árboles rajados de alto á baxo
de los rayos que caen; y en todo el ca-
mino, después que passaron el rio ques
dicho, no hallaron gente que los osasse
esperar.
A cabo de dos dias que estaban en Apa-
lache , vinieron los indios de paces, y el
cacique con ellos, é pidieron sus mugeres
é hijos ó diéronselos lodos. El gobernador
tuvo consigo al cacique; pero otro dia
adelante acometieron é llegaron á poner
fuego á los buhios donde los ebripstianos
estaban, 6 serian hasta doscientos indios;
mas cómo los españoles estaban en vela,
salieron presto é osadamente á ellos , é
acogiéronse al monte é á las sierras é no
pudieron tomar á ninguno; pero matá-
ronles dos ó tres dellos. Luego otro dia
vinieron olios doscientos indios por otra
parte ó de otros pueblos ó gente , ó sa-
lieron assimesmo á ellos los chripstianos,
é assimesmo se acogieron ó huyeron, co-
mo los primeros. En este pueblo estovie-
ron el gobernador 6 los españoles veyn-
te é seys dias, en los quales hicieron tres
entradas la tierra adentro, 6 todo lo que
vieron della hallaron muy pobre ó de po-
ca gente, c de muy malos passos ó la-
gunas, é boscages de árboles muy es-
|iessos; c preguntando al cacique ó á oíros
indios que de atrás Iraian (cerca de allí)
por la tierra é pueblos dellos, dixeron
que todo era de menos gente é comida
que aquella donde estaban, é que aque-
lla era la más principal cosa que en aque-
lla tierra hay, é. que adelante hay muchos
despoblados é ciénegas é lagunas é muy
grandes boscages. Preguntáronles si ha-
cia la mar avia pueblos é gente: dixe-
ron que á ocho jornadas de allí avia un
pueblo que se dice Aute, que eran ami-
gos suyos, 6 que tenian mucho mahiz ó
fésoles, é que estaba gerca de la mar; é
con esto que les dixeron , é con aver vis-
74
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
to en las entradas que hicieron que la
tierra en que estaban no era tal como les
avian dicho , é que era sin ninguna espe-
ranza de hallar adelante mejor cosa, ó
que allí donde estaban les avian comen-
tado á herir la gente é hacerles guerra,
é que les avian muerto a un cacique do
los que los (Yayíes traían de la Nueva Es-
paña, c les hirieron a otros compañeros,
yendo á beber, y estaban metidos en las
lagunas y espesura grande de aquellos
boscages, é donde allí flechaban a quan-
tos allá yban, acordaron los españoles,
en fin de los veynte é seys dias, do se
partir para Ante.
¿Parésgeos, lelor, ques buen passa-
hempo el questos pecadores chripstianos
traían? Querría yo que me dixessen qué
les predicaron cssos frayles é Pamphilo
fie Narvaez á aquellos españoles que tan
ciegos se fueron, dexando sus patrias tras
falsas palabras (y por muchos que mue-
ren nunca escarmientan). ¿Quién los avia
certificado aver visto aquel oro, que bus-
caban? ¿Qué pilotos llevaban tan exper-
tos en la navegación , pues que ni conos-
cieron la tierra , ni supieron dar racon de
dónde estaban? ¿E qué guias é qué intér-
petres llevaron? ¡Oh temerario desatino!
¿Qué mayor crimen puede cometer un
caudillo que conducir gente á tierra que
ni él ni otro de su hueste haya estado en
ella? Bien creo yo que se acordó Pam-
philo, é más de una vez, de aquel con-
sejo que yo le daba en Toledo. En ver-
dad que yo estoy muchas veces maravi-
llado ó aun enojado destos capitanes,
viendo que por una parte son astutos é
mañosos é valientes varones, é por otra,
aunque han visto muchas cabecas agenas
quebradas, en quien podrían aver escar-
mentado, do temen ni escarmientan de
peligro alguno. Y pluguiesse á Dios que
los que assi padescen, con solas sus vi-
das pagassen , sin que las ánimas resgi-
biessen detrimento ! Pero yo dubdo do la
salvación de las más , porque ha dias que
vivo en estas Indias y he visto que se fun-
dan, por la mayor parte, en esta maldi-
ta cobdicia , posponiendo todos los escrú-
pulos que á sus consciencias serian pro-
vechosos é dignos de aceptar. Pues cómo
en el prohemio le loé yo á Pamphilo de
diestro soldado é después capitán, ra-
con es que dé cuenta de él de mí en es-
te caso. Digo que yo he visto muy va-
lientes hombres con la lanca ó espada
en la mano, que quitados de allí, son de
ningún gobierno, y sabría mostrar algu-
nos con el dedo. El pelear es lo de me-
nos, porque raríssimos son los hombres
de vergüenca que no peleen, quando con-
viene á su honra; é más capitanes hay
que sepan pelear é mandar á pocos que
gobernar un exército; é más capitanes
son los que hay para mandados que para
saber mandar. Pamphilo, en tanto que lo
mandó á él Diego Velazquez, dentro en
la isla de Cuba, supo servir é hacer lo
que le mandaron. Quando salió de allí é
fué á la Nueva España , en el libro XXXIII
se puedo ver el recabdo que se dió , y en
este XXXV leerés cómo acabó su gober-
nación.
Passemos á lo demás: ques cosa que
aunque no tiene remedio ni enmienda,
tiene alguna parte de aviso, ó le causará
esta relación, para los venideros capita-
nes é gobernadores é gobernados, si no
se quisieren engañar ellos mesmos, cer-
rando los ojos al entendimiento; pues en
este tractado hallarán de qué temeré de
qué se deban recelar los que nuevas ern-
pressas de aquestas toman, pues cada dia
veo que las procuran é traen hombres al
carnero, sin saber dónde los llevan, ni
ellos adónde se van ni á quién siguen.
DE INDIAS. Lin. XXXV. CAP. II.
CAPITULO II.
En el qual se tractan muchos Irabaxos é nesccssidades , quel gobernador Pamphilo de Narvaez y cslas
gcnles padescicron ¡ i cómo hirieron cinco barcas para yr á buscar dónde pudiessen poblar; é cómo hi-
rieron al gobernador de una pedrada; i cómo se vieron marlas de muy finas cebellinas ¡ ¿ cómo se parlió
é desvió de la compañía el gobernador con su barca, ó se perdieron las dos dellas c se ahogaron el veedor
¿ oíros; é cucnlansc oirás tosas de mucha lástima.
De susso, en el capítulo precedente, se
lia dicho cómo esla genio se determi-
nó de partirse para Aute , 6 assi lo pu-
sieron en obra ; é dende que salieron de
Apalache, andovieron ocho ó nueve dias
hasta (pie llegaron en Aute. Y en los ma-
los passos ó lagunas que hallaron , los
indios dieron con ellos é les hirieron cin-
co ó seys españoles é algunos caim-
itos, 6 les mataron un español. Llega-
dos en Aute, hallaron quemadas todas
las casas, 6 muchos mahicalcs que esta-
ban ya para comer, también los avian
quemado. V. dende a dos dias el gober-
nador mandó al Ihessorero Cabera de Va-
ca ó á Andrés Dorantes 6 á Alonso del
Castillo, que con nueve de caballo é cin-
qiienta hombres á pié fuessen en basca
de la mar, y él quedó con la otra gente
allí, porque mucha parte de los chripstia-
nos estaban enfermos, é cada día ndoles-
cian más. V. assi partieron estos hidalgos
con la compañía (pies dicho, é llevaron
consigo al comisario.
Bien es de creer queste padre reve-
rendo ya se contentara con la celda, que
dexó en España por venir á buscar á
estas partes estos gremiales ó mitras,
que les liaren perder el I iempo é las v i-
das á algunos dellos: é aun los que han
servido á Dios, olvidan después que se
encasquetan essas dignidades, que los
menos dellos consiguen; y pluguiesse á
Dios que no se aventurassen en ello las
ánimas, non obstante que los que se mue-
ven sin essos interesses ó ambición ó des-
seo de prelacias , sino solamente por más
servir á Dios en la conversión destos in-
dios, honesto é meritorio é sánelo desseo
es, y eslos tales son los que acá hacen
l'rurto; pero los demás remedíelos Dios.
Aquel dia quede allí partieron llegaron
á unos baxos de la mar, adonde estovie-
ron aquella noche; é otro dia de mañana
enviaron veynte hombres á rcconosce^la
costa, é dixeron que no la avian podido
ver, porque estaba léxos, é con esto se
volvieron al real, donde hallaron al go-
bernador, y el contador y el veedor cay-
dos malos, é otros muchos: é después
que allí repossaron un dia, se partieron
otro adelante para aquel lugar do avian
descubierto ó hallado la mar, llevando
consigo todo el mahiz que pudieron, é
llegaron con mucho Irabaxo, porque no
podian valerse con los dolientes, que eran
muchos. E allí estovieron dos dias bus-
cando e pensando que manera lernian pa-
ra salvar las vidas é salir de aquella tier-
ra, pues pensar de hacer navios en que
fuessen, pareseiales cosa imposible, por-
que no tenían clavacon ni estopa, ni pez,
ni otras cosas que para ello eran nescos-
sarias : é cómo ya la nescessidad los tenia
en aquel extremo, deshicieron los estri-
bos de los caballos é los frenos y espue-
las para hacer herramientas, é hicieron
unos cañutos de palo, é con cueros de
venados hicieron unos fuelles, é de las
cosas ques dicho hicieron herramientas.
É porque la gente estaba flaca é no podian
trabaxar, mataban de tercer á tercer dia
un caballo, que repartían é comían los
que trabajaban é los dolientes: é assi,
588
HISTORIA GENERAL Y NATL'RAL
por comer de aquella carne , trabaxaban
oíros. Y en quatro ó ginco entradas que
hicieron los de caballo é la gente más re-
gia en Aute , truxeron mucho mahiz , que
bastó para comer en tanto que allí esto-
vieron, ó aun para llevar; é assi comen-
caron á hacer barcas a quatro dias anda-
dos del mes de agosto, é las calafatearon
con chapas de palmitos , é dellos higieron
cuerdas, é las brearon con brea que hi-
gieron de pinos, que hay muchos; é de
las camisas higieron velas , é de los cue-
ros de las piernas de los caballos higie-
ron votas para llevar agua. En tanto que
las barcas se hagian, Ies mataron los in-
dios diez chripstianos que andaban pes-
cando por aquellos baxos de la costa á vis-
ta del real, sin.los poder socorrer, passa-
dos de parle á parte con las flechas.
Donde donde dexaron las naos hasta
donde se higieron estas barcas , y en to-
do lo que andovieron estos chripstianos,
avrá hasta dosgientas ochenta leguas, po-
co más ó menos (al paresger de los más
que lo andovieron) y en toda aquella tier--
ra no vieron sierra ni tuvieron noticia de-
11a. La gente es muy grande, de buenos
gestos é gentil dispusieron, 6 son todos
flecheros é muy grandes punteros, é los
arcos de diez é doge palmos luengos, é
tan gruessos quassi como la muñeca del
braco (en las manijas é gerca dellas) é
muy regíssimos é de linda madera; y es
cosa para espantar é no creedera , sin lo
ver, lo que passan las flechas.
Acabáronse ginco barcas á veynte dias
del mes de septiembre , las quales eran
de veynte é dos cobdos de luengo; é mu-
riéronseles allí quarenta hombres, pocos
más ó menos, de dolengias. Destas bar-
ras tomó el gobernador una para sí é pa-
ra quarenta é ocho hombres, é dió otra
al contador é á los frayles con quarenta
é siete hombres, é al thessorero é al vee-
dor otra con quarenta é ocho hombres; ó
al capitán Tellez é á Peñalosa 6 Alonso
del Castillo é Andrés Dorantes dió las
otras dos, y en cada una dellas yban
otros quarenta é ocho hombres. Acaba-
dos de comer los caballos, se embarcaron
á veynte é dos dias del mes de septiem-
bre: é cómo las barcas eran pequeñas,
con los bastimentos é ropas é armas yban
muy cargadas, é no llevaban fuera del
agua más de un xeme ; é assi andovieron
siete dias por aquellos baxos, hasta que
esta infelige gente llegó á una isleta pe-
queña que está gerca de la Tierra-Firme,
y en ella hallaron unos ranchos, é toma-
ron allí ginco canoas. É aquel dia salie-
ron á la costa , que hasta estonges no la
avian visto; é allí pararon las barcas, é
con las canoas echaron falcas, é cresgie-
ron é subieron dos palmos más las barcas
(fuera sobrel agua) é siguieron su viage.
Fecho aquesto , entrando en muchos an-
cones que por la costa topaban , y en los
baxos que hallaban , siempre la tierra les
salia adelante , yendo assi navegando sin
saber adonde yban.
Una noche les salió una canoa á ellos
é los fué siguiendo un rato , é volvieron
á ella por le hablar, é no quiso atender;
é como son navios muy ligeros , fuéronse
los de la canoa, é los chripstianos siguie-
ron su camino primero. Otro dia por la
mañana les tomó una tormenta , é surgie-
ron en una isla, é no hallaron agua en
ella , de la qual tenían falta grande ; é
allí e'stovieron tres dias , é cómo avia gin-
co que no bebian, bebieron algunos agua
salada é mucha, é muriéronse por ello
ginco ó seys hombres de súbito. É visto
que la sed era incomportable , é aunque
la tormenta no era amansada, acordaron
de yr hágia aquella parte donde avian
visto yr la canoa que se ha dicho, enco-
mendándose á Dios é poniéndose en no-
torio peligro de la muerte : é atravesa-
ron, é al tiempo quel sol se ponía, llega-
ron á una punta que hagia allí abrigo é
menos mar, é salieron allí á ellos unas
DE INDIAS. I.IÜ.
canoas 6 los hablaron, é fueron siguién-
dolos bien una lego a hasta donde tenían
sus casas á la lengua ó costa del agua , é
delante dellas tenían muchos cántaros é
ollas llenas do agua, ó mucho pescado.
É assi como el gobernador saltó en tier-
ra , salió á él el cacique , é lo llevó á su
casa, é le ofrescij el pescado é agua que
allí tenia, en recompensa de lo qual los
chrip-tianos le dieron (píenlas é cascabe-
les é del mabú que llevaban en las bar-
cas. E aquella mosina noche, estando el
Cacique con el gobernador, dieron mu-
chos indios sobre los chripstianos, é ma-
taron tres hombres que estaban cebados
en la costa enfermos, ó descalabraron al
gobernador de una pedrada. E lo- que
allí se hallaron con el prendieron al caci-
que: el qual se les <ít\[ú e les de\ó en las
manos una manta (pie tenia cobijada de
inarla- cebellinas é muy buenas, que se-
gund dice el tbessorero Cabcca de Vaca
eran excelentes, las mejores quél avia
visto, é aun todos los otros españoles de-
cían lo mesmo, é olian á almizque, é
olías mantas tomaron de martas, pero
no eran tales. É por estar el gobernador
herido y enfermo, le metieron en las bar-
cas con todos los dolientes é dacos que
avia; é los indios les acometieron aquella
noche tres veces, é al íin los dexaron á
los chripstianos : é fueron muchos de los
indios bien acuchillados, é de los espa-
ñoles muchos heridos aquella noche. É
allí estovieron dos días después, en los
quales no pudieron ver indio alguno.
De allí se partieron en sus barcas, é
donde á tres ó qüatro días llegaron á en-
trar por unos esteros, ó toparon una ca-
noa ron unos indios, é pidiéronles agua;
é diéronles una vassija en que la trüxes-
sen, é fueron con ellos dos chripstianos,
é los indios que por rehenes avian que-
dado en las barcas, quisiéronse echar al
agua é prendiéronlos. É otro día de ma-
ñana comencaron á venir canoas, é los
XXXV. CAP. II. 589
chripstianos salieron de los esteros á la
mar. y en poco más tiempo de una hora
estaban ya veynte canoas é tres ó quatro
señores principales indios en ellas, é
traían cubiertas unas mantas de aquellas
muy linas martas cebellinas é los cabellos
largos é sueltos: é pidieron los indios que
tenían los chripstianos, é los chripstianos
le- pedían los do- españoles, é los indios
replicaron que fuessen con ellos á sus ca-
sas, e no lo (pusieron hacer, porque la
tierra era muy anegada é de muchos es-
teros. E como no les quisieron dar los in-
dios, pues no lomaban los chripstianos,
comencaron los indios á tirar varas é al-
guna- flechas; é assi passaron con ellos
una refriega ha-la que los dexaron. É se
fueron adelante los nuestros é andovieron
otros dos días, al cabo de los quales la
ban a en que \ lia el lliessorero llegó á
una punta que hacia la costa, é detrás
della a\in un rio (pie venia de avenida,
muy crescido é grande; é un poco más
atrás la ban a del gobernador é las otras
surgieron en unas islas que estaban allí
cerca : y el tbessorero fué á ellos é les
dixo como avia descubierto aquel rio. E
pi irque allí do as ian hallado leña para tos-
lar mahiz é a> ia dos días que lo comían
crudo, acordaron de se yr á meter en
aquel rio, del qual en la mar se cogió
agua dulce: é yendo cerca dél, en el em-
boe, iinienlo la corriente grande dél no Ies
dexaba tomar la tierra-, 6 trabaxando por
la tomar, saltó el viento en el Norte, é
con él é con la mucha corriente los metió
más en la mar. É navegaron aquella no-
che é otro dia siguiente hasta la noche,
que se hallaron en tres bragas de hondo,
é por aver visto aquella tarde muchas
ahumadas por la costa, no osaban salir en
tierra de noche : é surgieron , é como la
corriente fué mucha é no tenian anclas,
sino unas bótalas de piedra, las corrientes
los sacaron á la mar aquella noche , é
quando comencé á ser de dia, no vieron la
590
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
tierra ni ninguna barca vido ú otra. É as-
si el thessorero Alvar Nuñoz Cabeca de
Vaca, ques el que esto cuenta, siguió su
viage ; é á hora de medio dia vido dos
barcas dellas, é llegado á la primera, co-
nosgió que era la del gobernador , é ovie-
ron habla, y el gobernador le pidió al
thessorero su paresger acerca de lo que
se debia hacer : el qual le dixo que reco-
giesse la otra barca que parescia , é que
todas tres juntas yrian donde mandasse,
y él respondió que queria tomar la tierra
á fuerza de remos , é que assi lo higiesse
el thessorero con su barca. É assi le fué
siguiendo obra de legua y media , é cómo
la gente yba flaca é cansada , é avia tres
dias que no comian sino mahiz crudo , é
un puño dello por ragion, no pudieron
tener con la del gobernador, que anda-
ba más y era más ligera, é yba menos
ombaragada. Y el thessorero rogó al go-
bernador que le higiesse dar un cabo á
su barca, y él dixo que no lo podia ha-
ger: que higiesse lo que pudiesse, que
no era tiempo de aguardar á nadie, sino
que cada uno procurasse de escapar la
vida. No lo dixo assi aquel memorable
conde de Niebla, don Enrique.de Guz-
man, que por recoger á otros, recogién-
dolos en su barca, se hinchó de tantos
quél y ellos se ahogaron en Gihraltar
pero el thessorero é los que yban con él
no le pedían á Narvacz que los lomasse
en su barca, sino que les diesse un cabo
de una cuerda para que su barca ayudas-
se á andar a la otra : que ya que se le
diera, estaba en su mano soltarle quando
quisiera, conviniéndole.
Tornando a la historia , oyda la impia-
dosa respuesta del gobernador Pamphilo,
el thessorero le siguió un rato hasta que
se perdió de vista ; y estonges el thesso-
rero arribó sobre la otra barca que yba
metida en la mar, la qual aguardó, y era
la que llevaba Peñalosa y el capitán Te-
llez. E assi juntas estas dos barcas, nave-
garon tres horas hasta la noche, é con la
grand hambre que llevaban, é con aver-
se mojado la noche antes con las olas de
la mar; yba toda la gente cayda, é no
avia ginco hombres diestros. É assi pas-
saron aquella noche, é al quarto del al-
ba el maestre do la barca del thessorero
echó la sonda, é halló siete bragas de
fondo ; é porque la reventagon era muy
grande de las hondas, se tovieron á la
mar hasta que amanesgió, é se hallaron
á una legua de tierra , é pusieron la proa
en ella, é plugo á Dios que salieron en
salvo. É luego el thessorero envió un
hombre á unos árboles que se paresgian,
para que dende engima dellos viesse la
tierra, é volvió é dixo que estaban en is-
la. É luego volvió á atalayar si veria al-
gún camino ó vela , é tornó en la tarde é
dixo que avia hallado é traía un poco de
pez , é tras él venían tres indios , é tras
aquellos otros dosgientos todos flecheros;
é teuian las orejas horadadas é por ellas
metidos unos cañutos de cañas. Y el thes-
sorero y el veedor salieron á ellos é los
llamaron , y ellos vinieron , é les dieron
los chripstianos de los rescates que lleva-
ban, é cada uno de los indios dio una
flecha en señal de amistad , é dixeron
por señas que otro dia, en saliendo el sol,
les traerían de comer á los chripstianos.
É assi lo higicron; porque luego otro dia
por la mañana volvieron é truxeron pes-
cado é unas raygcs de las quellos comian,
é otro dia siguiente hicieron lo mesmo: é
allí se proveyeron de agua é se embarca-
ron para seguir su camino. É para echar
la barca al agua, se desnudaron, é yendo
assi metiéndola á la mar, les dió un golpe
dr agua [xii- la proa é mojó la una banda
por donde yban remando, é con el agua
y el frío soltaron los remos, é alravessó-
I Johan de Mena en sus Trescientas, i su co-
mentador en la copla CLIX ('• dende adclanlc.
DE INDIAS. LIH. XXXV. CAP. II.
se lu barca : é tlióles luego una ola otro
golpe de mar é trastornóla, y ol veedor
6 oíros dos se asieron a ella , é los tomó
debaxo é los anegó, é los demás escapa-
ron encueros, sin salvar cosa alguna de
qnaotO llevaban. Y eslovieron aquel dia
en la cosía con muy grandissimo frió
basta la tarde , que tornaron los indios á
verlos, ó cómo los bailaron assi, comen-
taron á llorar con los cbripslianos, como
quien se dolia de su trabaxo; é assi el
thcssorero les rogó que los llevassen á
sus casas (y ellos lo lucieron) á dó eslo-
vieron aquella nocbe: é otro dia de ma-
ñana les dixeron los indios que avia otros
como los cbripslianos cerca de allí, por
lo qual el thessorero envió dos hombres
ó saber quien eran, ó bailaron que era
Alonso del Castillo é Andrés Dorantes ó
(oda la gente que en su barca yban : la
qual assimesmo avia dado al través en la
mesma isla a cinco de nov iembre , é la
del tbcssorero avia salido otro dia ade-
lante a la costa. Los quales partieron con
el thessorero é su compañía do la ropa é
comida, que era bien poca.
CAPITULO III.
En que se traclan otros nuevos Irabaxos de aquesta gente , c cómo se perdió el capitán Pampliilo de Nar-
vacz, é cómo estos pecadores españoles vinieron & lanía nescessidad que enlrellos ovo de comida que
los unos dieron manjar de los oíros ; c oirás dcsavcnluras se cuentan nunca oydas ni padescidas , ni tan
largas é continuas como aquesta gente tuvo , con que los más ó quassi lodos se acabaron.
wuando el tbcssorero Cabcca de Vaca
é los de su barca se juntaron con los de
la otra que; también avia dado al través,
segund se dixo en el capítulo preceden-
te, acordaron de adobar su barca é yrsc
en ella, é puesto en obra, lo mejor que
pudieron la adobaron y cebaron al agua;
pero no se pudieron sostener en ella de
broma é otras faltas, é assi ovieron de
dar en ella al través, é acordaron de in-
vernar en aquella isla por no poder Iki-
ccr otra cosa. Y enviaron á un hidalgo
llamado Figueroa, 6 con él otros tres
cbripslianos é á un indio, para que se
fuessen a Panuco (creyendo que estaban
cerca de Panuco) é que diessen aviso de
dónde é cómo quedaban cssolros; pero á
cabo de cinco ó seys dias se los comen-
có á morir la gente, é fué tanta la fiam-
bre, que se comieron cinco hombres
unos á otros. Dió assimesmo una dolen-
cia de estómago en los naturales de la
tierra, que se murieron la mitad dcllos,
6 viendo esto los indios , tenían pensado
de matar essos pocos cbripslianos que
quedaban vivos, é decían qucllos les
avian HeVado aquel mal é pestilencia á la
tierra. K quiso Dios que; un principal dc-
llos dixo que no se avia de bafer assi, ni
debian creer que aquellos cbripslianos
les avian traydo tal enfermedad, pues
vian quellos también se avian muerto é
no quedaban sino muy pocos, é que si
loschripstiauQS ovieran llevado aquel mal,
que no se avian de morir. Assi por esto
que dixo aquel principal dexaron de ma-
tar a los chripstianos.
Segund ellos estaban, más crueldad fué
para los españoles dexarlos vivos é no
miliarios, que no conservarlos con cssa
piedad en tanta penitencia é hambre é
suplicio,, pues que se estaban dos ó tres
dias sin comer bocado. É a causa de es-
lar lodos enfermos c morirse como se mo-
rían los naturales, acordaron de se pas-
sar á la Tierra Firme á unos anegadizos
é paludes á comer ostiones, los quales
comen tres ó quatro meses del año los in-
dios, sin comer otra cosa alguna; é pa-
descen muclia hambre, é grandíssimo tra-
592
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
baso en 6e defender, de dia é de noche,
de los mosquitos, que hay tantos ques co-
sa incomportable sufrirlos, é no tienen
leña ni agua , sino salobre : é otros quatro
meses del año comen hierbas del campo
é carcamoras ; é dos meses otros chupan
unas rayces, é comen unas arañas muy
grandes é lagartijas é culebras é ratones
(puesto que algunas veges tienen venados
é otros dos meses comen pescado) que
matan en canoas, é otras rayces comen
que son como turmas de tierra, que sacan
del agua. Aquella gente es muy bien dis-
puesta, é las mugeres son de grandíssi-
mo trabaxo. Á Alonso del Castillo é An-
drés Dorantes, los indios los passaron
consigo á la Tierra-Firme á comer de
aquellos ostiones, adonde estovieron has-
ta en fin del mes de marco, año de mili
6 quinientos é veynte y nueve, que so
volvieron á la mesma isla : é recogieron
los chripstianos que hallaron vivos, que
ya no eran más de catorce, é dexaron
allí dos, porque estaban flaquíssimos é sin
ninguna fuerca. Y el thessorero Cabega
de Vaca estaba en la otra parte de la tier-
ra, muy doliente é sin esperanca de vi-
vir , y ellos passaron al ancón é se vinie-
ron al luengo de la costa: y el thessorero
se quedó allí dó estaba cinco años é me-
dio, cavando dende la mañana hasta la
noche , sacando ráyeos con una coa ó pa-
lo que usan los indios para aquello, de-
baxo de tierra ó debaxo del agua , 6 tra-
yendo cada dia una carga ó dos de leña
á cuestas sobre la carne é carona delta,,
sin tener ropa alguna, sino como salvage
ó indio. É assi los servia á los indios en
el exergigio ya dicho, y en las otras co-
sas que le mandaban, é de llevarles la
casa ó su hato á cuestas, porque de tres
;i quatro dias se mudan, porque es assi
su costumbre, é no tienen assienlo pro-
prio por la mueha hambre que tienen por
toda aquella tierra, buscando rayces; é
no comen poco ni mucho de mahiz, ni lo
alcangan, ni se siembra cosa alguna des-
ta vida. La tierra es muy sana é templa-
da , salvo quando vienta el Norte por in-
vierno, que aun los pescados se hielan,
dentro de la mar, de frió.
Andrés Dorantes dixo que vido nevar
é apedrear juntamente en un dia, é ques
tan grande la hambre que allí se padesge
quanto se puede encaresger, é que ade-
lante la hallaron mayor. É dige questa
gente siente más el morir que todas las
quél avia visto, é que assi los lloraban á
los defunclos con mucho dolor é atengion.
Visto el trabaxo ser tan grande y ex-
. gesivo, comengó este cavallero á contrac-
lar enf rellos , é á traerles de otras partes
lo quellos no alcangaban é avian menes-
ter; y entendiendo en esto, entró algunas
veges la tierra adentro, é fué por el luen-
go de la costa quarenta leguas adelante;
é passó tres veges que fué un ancón , el
qual dige que cree, que por las señas dél,
es el que llaman del Espíritu Sancto. É
dos veges volvió aquellas quarenta leguas
por traer un chripstiano que avia queda-
do vivo de los dos que avian dexado Cas-
tillo y Dorantes allí muy flacos, quando se
partieron de la isla , quel otro ya era
muerto; é lo sacaron la postrera vez, é
lo Iruxo dessotra parte del dicho ancón
del Espíritu Sánelo diez leguas adelante
á otros indios, que tenian guerra con los
que avian passado del Espíritu Sánelo:
los quales les dixeron sus nombres é que
avian muerto otros tres ó quatro chrips-
tianos, é que los demás se avian muerto
allí gerca de hambre é de frió todos, é
que los que eran vivos estaban muy mal-
traclados. É dixéronles muchas malas
nuevas junto con esto á estos dos chripstia-
nos (digo á este Dorantes é al compañe-
ro que avia cobrado) é les ponian flechas
en el coragon, é los amenagaban que los
avian de matar, é de miedo deslo el olio
chripstiano se tornó atrás, é dexó al Do-
rantes, que no le pudo detener. É donde
DE INDIAS. I.Ilt. XXXV. CAP. III.
593
á dos ó tres (lias que allí quedo, se parí ¡6
# de allí escondidamente , é to|)ó con dos
iuiliosquelo llevaron adonde estaban Do-
rantes e Alonso del Castillo.
Llegado , pues , Andrés Dorantes adon-
de estaban estos dos ehripstianos é los
que más se dirán , aguardó allí á un indio
suyo; é primero dia de abril se partieron
de allí el dicho Andrés Dorantes ó Alon-
so del Castillo é Diego Dorantes é Pedro
Valdivieso; y el Asturiano clérigo é un
negro estaban en una isla, atrás de donde
perdieron las barcas, adonde se avian
paseado por la mucha hambre que allí te-
nían, é los indios los tornaron á passar
el ancón otra vez, en una canoa, adonde
avían perdido las barcas, ó estaban cssos
pocos ehripstianos que avian escapado de
la hambre é frío del invierno; é allí loma-
ron otros seys. Assi que eran ya doce
ehripstianos por todos. E quedáronse en
la isla dos que por llaqucea no los pu-
dieron llevar, é Cabeca de Vaca é otro
chripstiano que estaban más adentro, que
no los pudieron aver para tracllos; é los
indios los fueron á passar otro ancón por
Ciertas cosas que les dieron. E de allí an-
duvieron dos leguas hasta un rio grande,
que comentaba á crcsccr por avenidas é
lluvias, é allí hicieron balsas, en que pas-
saron con mucho trabaxo, porque avia
entrellos pocos nadadores: c (leude allí
fueron tres leguas hasta otro rio que ve-
nia muy poderoso é avenido, ó con tan-
ta furia que salía el agua dulce muy grand
rato en la mar. E allí se hicieron assimes-
roo unas balsas, é le passaron en ellas; é
la primera passó bien, porque se ayuda-
ban, é la segunda los sacó á la mar, por-
que cómo venían flacos é cansados del
trabaxoso invierno passado é del camino,
e no comían otra cosa sino una hierba que
llaman pedrera (que avia mucha por la
costa) de la qual en España hacen vidro,
e unos cangrejos que crian en cuevas en
la costa , é no tienen quassi otra co-
tomo ni.
sa sino la cascara, no tuvieron fuerca los
que en aquella balsa yban para salir en
salvo; é allí se ahogaron dos hombres, 6
otros dos salieron á nado, é la balsa sa-
lió con la corriente á la mar más de una
legua, con un hombre asido á ella: é có-
mo sevido fuera de la corriente, se subió
encima é hico vela de su propria perso-
na, y el viento era de la mar é lo tornó
á echar en tierra, y escapó.
No quedaban ya sino diez de los doce
qnes dicho que avian salido, é allí halla-
ron otro chripstiano, que también se fué
con ellos; é desque ovieron andado tres
o quotro leguas, toparon otro rio, é allí
hallaron otra barca de las cinco suyas,
que conoscieron ser la en que yba el con-
tador Alonso Enriquez y el comisario ; pe-
ro no supieron que se avia hecho la gen-
te della. É anduvieron otras cinco ó seys
leguas hasta otro rio grande, en que es-
taban dos ranchos de indios , los quales
huyeron; é de la otra parte del rio pas-
saron indios á los ehripstianos c los co-
noscieron , porque por allí avian visto ya
á los de la barca del gobernador é de la
barca de Alonso Enriquez; é asegurándo-
se, passáronlos en una canoa el rio. Lle-
váronlos á sus casas, en las quales nin-
guna cosa tenían que comer; pero dié-
i'Onles un poco de pescado, con que pas-
saron essu noche.
El dia siguiente se partieron de allí, ó
al (piarlo dia llegaron á un ancón, avién-
doseles muerto en el camino dos hombres
de hambreé de cansados: por manera
que ya no quedaban sino nueve perso-
nas. Este ancón era ancho, é tenia quas-
si una legua de través, é hace una punta
baria la parte de Panuco, que sale á la
mar quassi un quarto de legua, con unos
mogotes de arena blanca é grandes, que
de racon se deben de parescer dende lé-
xos en la mar,é poreslo sospecharon que
debe ser el rio del Espíritu Sancto. É allí
se vieron muy fatigados, pomo poder ha-
75
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
llar manera para passar; [>ero en fin ha-
llaron una canoa quebrada, é aderesgá-
ronla lo mejor que pudieron, y en dos
días que estovieron allí passaron el an-
cón, é fuéronse su camino muy fatigados
de la hambre , ó los más yban hinchados
de las hierbas que comían; é llegaron con
mucho trabaxo hasta un ancón pequeño,
que estaba doge leguas adelante. Éste
ancón tenia poca traviessa, que no era
sino como un rio en la anchura, é allí
pararon el dia que llegaron; é otro dia
siguiente vieron de la otra parte un in-
dio, pero aunque le llamaron, no quiso
venir , é se fué : ó volvió á la tarde é tru-
xo consigo un chripstiano, que se llamaba
Figucroa , y era uno de los quatro que
avian enviado el invierno passado á ver
si podian aportará tierra de chripstianos,
como ya queda dicho. E luego passaron
el indio y el chripstiano donde los nueve
estaban: é allí les dixo cómo los otros tres
compañeros se avian muerto , los dos de
hambre , y el otro avian matado los in-
dios ; é les dixo cómo avia topado con un
chripstiano que llamaban Esqutvel , que
solo avia escapado de las dos barcas del
gobernador é de Alonso Enriquez, co-
miendo carne de los que se morian, é
•pie todos los demás eran muertos de
hambre , é algunos dellos comiéndose
unos á otros; é que la barca de Alonso
Enriquez avia dado al través donde estos
oírosla avian hallado, como queda di-
cho. E que viniéndose la costa adelante,
topó el gobernador con ellos, que aun
venia en su barca por ia mar; é cómo los
vido, determinó de echar toda su gente en
tierra para que se fuessen junto con la
costa, porque la barca fuesse más ligera,
é porque ellos yban fatigados de la mar
é no llevaban cosa alguna que comer, é
qué] se avia quedado en la barca á vista
dellos, para quando oviesse algún ancón
ó rio passarlos á todos en la barca : 6 que
assi llegaron al ancón ques dicho que
creian ques el del Espíritu Sancto; é allí el
gobernador passó la gente toda de la otra .
parte del ancón , y él se quedó en la bar-
ca, que no quiso saltar en tierra, é que-
daron solamente con él un piloto que se
llamaba Antón Pérez , é un page sujo que
se degia Campo: é que assi cómo ano-
chesgíó, vino un Norte muy regio que los
llevó á la mar, que nunca más se supo
dellos; é quel gobernador yba muy flaco
y enfermo é lleno de lepra , é los que con
él yban no estaban muy recios, por lo
qual es de creer que la mar los comió ; é
que toda la gente que allí avian quedado
se avian entrado por giertos paludos é
anegadizos que allí avia , é por la tierra
adentro, cómo gente sin remedio, donde
lodos murieron aquel invierno passado de
hambre é de frió, é comiéndose algunos
dellos á los otros, cómo es dicho. É no
les supo decir otra cosa sino quel Esqui-
vel andaba por allí, que lo tenían unos
indios , ó que podria ser que presto lo
viessen ; pero donde ahí á un mes , poco
más ó menos, se supo que los indios con
quien estaba, le avian muerto porque se
avia ydo dellos , é que salieron Irás él é
que lo mataron.
Allí estovieron con este chripstiano un
rato, oyéndole estas malas nuevas ques
dicho; é porque el indio con quien él ve-
nia no le quería dexar, fuéle forrado á
yrse con él; é porque essolros no sabian
nadar, no pudieron yr con ellos sino dos
chripstianos, de los quales el uno era un
clérigo que se llamaba Asturiano, y el
otro era un mancebo nadador, porque
ninguno otro sabia nadar de los que que-
daban. Y estos dos fueron con intensión
de traer algún pescado que les dixoron
que tenían, ó que tornarían á passarlos
el ancón ; é cómo los indios los vieron
allá en sus casas, no quisieron volver con
ellos ni dexarlos tornar: antes mudaron
sus casas en sus canoas é lleváronse los
otros dos chripstianos consigo, digiéndo-
DE INDIAS. LID. XXXV. CAP. III.
les que luego volverían, é que yban qer-
ca de allí por una cierta hoja quellos acos-
tumbran coger, de que liaren cierto bre-
vage, el qual beben caliente quanto lo
pueden sufrir. Y el uno de los dos chrips-
tianos se tornó olro dia de mañana á de-
cirles eslo, 6 á les traer a cssotros siete
chripstianos un poco de pescado que le
avian dado; y estuvieron allí aquel dia
por la macha qescessidad que tenían.
Otro dia siguiente vieron por la mañana
dos indios, de la otra parir, querrán ,|r
un rancho é veníanse á poner allí á comer
Varcaiuoras , que las avia en algunas par-
tes du aquella costa , ó andaban á ellas
una temporada, en tanto que les turan,
que les salien muy liien, é les son bastí-
mento que los sostiene quando las hay.
E llamáronlos, ó passaron donde estos
chripstianos eslahan, como á gente que
los tenían en poco, c aun Irs tomaron
fiarle de lo que tenían , quassi por fuer-
va ; é rogáronlos que los passassen , ó as-
si lo hicieron en una canoa, 6 los lleva-
ron á sus casas, que estaban allí junto,
e aquella noche les dieron un poco de
pescado. K otro dia fueron á pescar e tor-
naron de noche con pescado, é les dieron
una parle dello ; e luego otro dia siguien-
te se mudaron e los llevaron consigo, de
manera que nunca más pudieron ver á los
otros dos chripstianos, que los indios
avian llevado.
¡Inmenso Dios , qué truhaxos tan ex-
cesivos para tan corta vida como la del
bombrel [Qué tormentos tan inauditos pa-
ra un cuerpo humano! ¡Qué hambres tan
inloleraliles para una persona tan Haca'
¡Qué desaventuras tan extremadas para
carne tan sensible! ¡Qué muertes tan des-
esperadas para un entendimiento tan ra-
zonable! ¿Con que pagaron los capitanes
é ministros destos viages, que tan enga-
ñados é hurlados llevaron á tantos tristes
á morir de tales muertes? Puédese res-
ponder que ellos los pagaron con sus
mismas cohdicias, que dieron crédito á
sus palabras.
Ya sabemos que Pamphilo de Narvaez
nunca estuvo en aquella tierra, adonde
pensó llevar esta gente , pensando ser se-
ñor é gobernador, é parésceme que á sí
solo no supo gobernar. ¿Puede ser mayor
li\ ¡andad que escuchar é seguir tales ada-
lides.' Y ved (fue lan diestros eran sus pi-
lotos, que tampoco supieron dónde y han
ni donde estaban, (piando á aquella tier-
ra passaron!... B assi acabaron los hom-
bres de la mar como los de la tierra con
malas muertes, sin entenderse los unos
ni los otros.
.Morir en una batalla muchos, ó ane-
garse 60 un viage, porque se perdió la
nao, por tiempo 6 por otro caso fortuito
donde muchos perescieron , ó con una
pestilencia terrible é presta, todas estas
cosas son de mucho terror y rigurosas é
infelices á los que laspadéscen; mas aun
en aquestos males hay alguna parte de
bien , porque el que muere en la batalla
o va a la guerra , si es chripsliano va con-
fessado é dexa fecho su testamento ó or-
denada su ánima, é continúa la guerra,
sirviendo á su príncipe : é aqueste tal
puede moi ir en estado é camino de sal-
vación, pues ques mandado de su rey ó
señor, á quien ni puede ni debe faltar, sin
caer en vergüenza ni incurrir en culpa de
mal vassallo ó criado. El que se anega,
como es dicho , antes que principie su na-
vegación ni entre en la mar, se coníiessa
6 comulga é ordena su ánima, como ca-
thólico, é después sigue su camino, si es
mandado, por cumplir con lo que debe;
é si es por su motivo , si es mercader , ó
le conviene por otras causas justas, que
tienen disculpa honesta, aunque la muer-
te se atraviesse , é también por buscar de
comer sin perjuicio de tercero. Y si , co-
mo es dicho, la muerte fué pestilencial é
arrebatada, también dá Dios en tal caso,
por su clemencia, tiempo para reparar sus
5í)0
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ánimas á los que assi mueren. Mas aques-
tos sin ventura , que con tantos é tan di-
verssos géneros de muertes padescieron,
¿qué se les puede igualar con traerlos su
mala dicha é pecados á comerse unos á
otros, é á morirse rabiando de hambre é
de sed , é de otras enfermedades é tra-
ba ms, nunca por hombres padescidos ni
tan continuos?
Yo os digo, cavallero pobre, ó hidal-
go nescessitado, ó artesano de mal re-
posso, ó villano mal consejado, que vos-
otros é todos los que dcstas calidades os
hallastes en esta armada, que tenés jus-
ta paga de vuestro mal acuerdo. Porque
al pobre cavallero fuera más seguro es-
tado el que se tenia , sirviendo á otros
mayores: y al escudero excrcilándosc de
manera que si no le pudiera bastar su ha-
cienda, bastara él á ella; y al artesano
no desamparar su officio , ni al villano su
arado ; porque en el cavar y en las otras
labores y agricoltura, que dexó por ve-
nir a las Indias, avia más seguridad y
quietad para el cuerpo é para el ánima,
que no escoger una liviandad tan notoria
é peligrosa como hicistes en seguir á
Pamphilo de Naryaez. De Cuba supiera
él muy bien deciros lo que hay en ella é
dónde anduvo; pero adonde os llevó, él
no lo sabia , ni fué adonde pensaba yr : é
ya que fuera, tampoco lo avia visto, ni
sabia lo (pie era aquello que buscaba, si-
no que quiso dexar su reposso por man-
dar. Y si á sí solo desasosegara , no fue-
ra tan crescido el daño; pero de su in-
vención é mal consejo os cupo tanta parte
como á él , pues ni él escapó de la muer-
te, ni dexó de dárosla á todos.
Hacedmo agora saber , los que aveys
leydo, si oystes ni supist'es otra gente
tan desdichada ni tan trabaxada ni tan
mal aconsejada. Buscad essa peregrina-
ción de Ulixes,.ó essa navegación de
Jasson, ó los trabaxos de Hércoles, que
todo esso es ficciones é metáphoras , que
entendidas como se deben entender, ni
hallareys de qué os maravillar , ni son
comparación igual con los trabaxos des-
tos pecadores que tan infelice camino é
fin hicieron. É qualquiera de todos estos
padesgió más que los tres capitanes ques
dicho, aunque con ellos pongays á Per-
seo con su Medusa, si por estos passos
anduvieran questos anduvieron.
¡Oh maldito oro! ¡oh thessoros é ga-
nancias de tanto peligro! ¡oh martas ce-
bellinas! Bien creo yo que si al prescio
questos ovieron aquella manta (que ha di-
cho la historia que se le quedó á Narvaez
á vueltas de aquella pedrada) se alcan-
cassen estos enforros cotidianos que los
inviernos usan los príncipes é señores
principales en Europa, que las tendrían
en más; pero essas cómpranse con dine-
ros, y estotras con sangre é con las vi-
das, é aun no las pudieron sacar ni traer
de entre aquellas gentes salvages.
Tornemos á la historia, que no ave-
rnos llegado al cabo, aunque de la gente
de Narvaez ya no nos quedan sino tan
pocos hombres de lodos quantos llevó,
como se ha dicho de susso, é como lo
oyrés en el capítulo siguiente, proce-
diendo en la inesina relación de aquel
cavallero Alvar Nuñcz Cabeca de Yaca é
sus consortes.
l)L INDIAS. 1.115. XXXV. CAI'. IV.
CAPITULO IV.
En el qiial se cuentan oíros Imitases é cautiverio que padcsiieron eslos hidalgos Alvar Nuñez Cabera do
Vaca é Andrea Dorantes i .Alonso del Caslillo é un negro ; é cómo se juntaron lodos qualro ¿ 'determina-
ron de morir ó salir de enlre aquella mala generación de indios a buscar tierra de cluipslianos , é lo que
les subi,-ediú, procurando de seguir su buen desseo.
v-<<>riio un c;i[)itan tt nombre de repota*
cion 6 persona de las qoe destas partos
ó Indias van á España ( y en especial los
que \,in ¡i pedir goliernai iones e nuevas
conqoistas, é Babeo medianamente me-
near la lengua para allegar gente) se po-
ne á derramar palabras entre los qoe no
lo entienden, lodos los talesqne le escu-
chan piensan que lodo quanlo acá hay,
sin que quede isla ni palmo ni rincón de
la Tierra-Firme é de las Indias, lo sabe é
lo ha visto y andado y lo tiene muy bien
entendido (é aun no dexan cssos tales
predicadores de hablar en lodo), ó aque-
llos indollos oyentes se les figura y creen
que las India- serán como un revno de
Portugal ó de Navarra, 6 á lo menos una
cosa recogida ó breve terreno, donde to-
dos los que acá están Babeo los unos de
los otros é se pueden comunicar con la
facilidad que donde Córdova á (¡ranada ó
Sevilla, ó ([uando má- léxos donde Cas-
tilia á Vizcaya. Y de aqui resultan unos
sobrescriptos di' carias que por acá vienen
de las ignorantes madres ó mujeres que
buscan y escriben á sus hijos é maridos,
é otros á sus parientes, é dicen assi: «A
mi dossoado hijo Poro Rodríguez, en las
Indias»; ques como si dixesse: «A mi hi-
jo Mahoma, en Africa, ó á Johan Martí-
nez, en Europa; » ó ló mesmo que si dixe-
ra en el otro mundo. Poique todos los
que algo sienten del assiento del mundo
é su géographia no dexan de sospechar
que esto de acá sea tan grande como las
dos partes que digo del mundo y el Asia
con ellas, é otro nuevo mundo, como al-
gunos lo nombran, Orbe Novo: y yo le
llamo, como he dicho otras veces en es-
tas historias, una mitad del mesmo mun-
do en que Africa, Europa ni Asia no par-
ticipan. Assi quiero decir que tan á escu-
ras vienen muchos á oslas Indias como
los sobrescriptos que he (helio, sin enten-
der ni saber á dónde van: y destos tales
topó Narvaez é hallan otros capitanes
quantos quieren, ó á lo menos más de los
que han menester, porque la pobreca de
los unos, é la cobdicia de los otros, 6 la
locura de los más no les dexa entender
10 qoe hacen ni á quién siguen. Verdad
es que á vueltas dessos vienen algunos
que mejor fundan sus propóssitos é cami-
no, porque son mandados del Príncipe ó
por otras causas más allegadas á racon y
excusables. Pero porque seria posible
que también fuesse engañado el Príncipe
como el pobre compañero, he mirado en
una cosa, que no es para que ninguno la
olvide; y es que quassi nunca Sus Ma-
gestades ponen su hacienda 6 dinero en
estos nuevos descubrimientos, exgeplo
p.ipel ó palabras buenas, ó dicen á eslos
capitanes: «Si hieiéredes lo que decís,
haremos esto ó aquello, ó hacérseos han
mercedes». É dánle título de adelantado
11 gobernador, con licencia é poderes
que vaya adonde se ofrescrcre por una
capitulación, en fucia de la ignorancia de
los que lo han de seguir con sus personas
é bienes, al sabor de sus falsos blasones.
É despachado de la corte, viénese á Sevi-
lla con menos dineros de los que querría;
y en tanto que. un alambor por una parte é
un frayle ó dos é algunos clérigos, que
luego se le allegan só color de la conver-
598
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
sion de los indios , por otras vias andan
trastornando scssos c prometiendo la ri-
quega de aquellos que ninguna cosa sa-
ben, entiende el capitán en lomar cambios
y en comprar navios cansados y viejos,
que quando acá llegan, ó vienen á Dios
misericordia y á poder de duplicadas
bombas , ó tales que no son para volver
ni pueden llevar á Castilla nueva ni ra-
qou de la carga que truxeron. É por otra
parte un mancebo que hacen su secreta-
rio (y que nunca supo qué cosa es secreto)
con otros sátrapas ó lagoteros de aque-
llos quel capitán vé que mejor lo sabrán
urdir, entienden en hablar á los pobres
compañeros é atraerlos á dos cosas : la
una que presten al capitán dineros sobre
las esperanzas vanas que Ies prometen,
é sobre un conosgimiento , que piensa el
que lo rescibe ques una cédula de cam-
bio: y assi esse pobre compañero dá es-
sos pocos de dineros que le quedan , é
si se dilata el armadijo, vende la capa y
el sayo, é quédase en jubón como Gui-
llote , porque le paresce que demás de
venir á tierra caliente llegará bien vesti-
do con el favor que espera y que le han
ofrescido. La otra cosa es que de diez en
diez é más ó menos compañeros los ha-
cen obligar é mancomunarse para pagar
á cierto tiempo cada diez ó doce ducados
ó pessos de oro del flete donde van y de
la comida, que no les dan sino tal ques
(pial pueden decir los que á España vuel-
ven destos assi engañados (que son los
menos ) porque como el viage es largo é
la vida corta, é las ocasiones para per-
derla innumerables, todos los más que
acá vienen es de assicnto é para no tor-
nar á su tierra, y muy al revés de lo que
en España se les figuró, como agora lo
oyreys, 6 como lo aves oydo si avés
lcydo estas historias dende su princi-
pio, y como leeros en lo que está por
decir , si hasta el cabo en fin de mis
tractadofl quisíéredes ser informado para
vuestro aviso é para avisar á otros. Y di-
go assi:
Aquellos indios en cuya compañía es-
taban essos pocos de chripslianos quel
capítulo de susso ha dicho, se cansaron de
les dar de comer (como acaesce en cada
parte que los convidados se detienen más
que su huésped querría, y en especial
adonde ni son desseados ni dan prove-
cho) ; é por esto echaron los cinco dellos
que se fuessen á -Otros indios, que decian
que estaban en otro ancón adelante seys
leguas. E assi lo hicieron, y estovieron en
él mucho tiempo los tres que fueron al
ancón, Alonso del Castillo, é Pedro de
Valdivieso, primo de Andrés Dorantes, é
otro que se decia Diego de Huelva : é los
dos se fueron más baxo á la costa, é allí
se murieron de hambre, porque él Do-
rantes dice que los halló después muer-
tos, andando buscando su remedio, y el
otro chripstiano primo suyo , que se decia
Diego Dorantes. E allí se quedaron en
aquel rancho estos dos hidalgos é un ne-
gro, que les paresció que bastaba pa-
ra lo que los indios los querían , que era
para que les acarreassen á cuestas le-
ña é agua é servirse dellos, como de es-
clavos. E dende á tres ó quatro días los
echaron assimesmo á estotros donde an-
duvieron perdidos algunos días é sin es-
peranza de remedio : é andando assi por
aquellas ciénegas é desnudos en carnes,
porque otros indios antes les avían des-
pojado é de noche se avian ydo con la
ropa , toparon con los chripslianos muer-
tos, que eran de los cinco que avian
echado los indios ó despedido, como es
dicho. E de allí fueron é toparon otros
indios, é quedóse con ellos el Andrés Do-
rantes, é su primo se fué adelante hasta
el ancón, donde avian parado los olios
tres : é allí lo fué á ver el uno dellos , que
era el Valdivieso, que estaba de la olra
parle, é le dixo cómo avian passado por
allí los otros dos chripslianos nadadores
DE INDIAS. UB. XXXV. CAP. IV.
que los avian deudo, é assimesmo lo*
avian despojado ú dexádoles en carnes é
dádolcs muchos palos é drscalabrádolcs,
porque no quisieron quedar con ellos ; é
assi se fueron desnudos é mallraclados,
aviendo fecho juramento de no parar,
aunque supieran morir, hasta tierra de
cliripstianos. É difeeste Andrés Dorantes
quél vido en aquel rancho la ropa de uno
dellos, que era del clérigo, c con ella
un Breviario é un Diornal; é luego este
se tornó, 6 dende á dos dias lo mataron
porque (pieria buyr, é dende á poco ma-
taron al otro, que se decia Diego de lluel-
va, porque se passó de una possada á
otra. K allí los lomaron por esclavos, sir-
viéndose dellos más cruelmente que un
moro lo pndiera hacer, porque allende
de andar en carnes vivas é de todo pun-
to desnudos é descalcos por aquella cos-
ta (que quemaba en verano como fuego)
no era otro su olficio sino traer, cargas de
leña é de agua y todo lo demás que avian
menester los indios á rayz de las carnes,
é arrastrando las canoas por aquellos ane-
gados con aquellas calores.
lista gente no come en todo el año si-
no pescado é poco , é con esto tienen mu-
cha menos hambre que los de la tierra
adentro (con quien después eslovieron)
que, como otras cosas, esto les falla mu-
chas veces, 6 por esta causa se mudan
tan á menudo , porque si assi no lo h¡-
ejessen, no ternian qué comer. K demás
desta penuria es otra muy grande la del
agua dulce (de la qual es muy falta aque-
lla tierra ), porque como andan entre ane-
gadizos é agua salada , el agua que tie-
nen para beber es muy poca é mala, é
léxos. É esto todo era para más fatiga de
los chripslianos, assi en padescer la mes-
ma sed , como en les traer á cuestas el
agua para los indios sus amos é aun para
sus vecinos ; porque todos los mandaban,
é á todos temían , c todos les traclaban
mal do obra é de palabras. É los mucha-
509
chos les pelaban las barbas cada dia por
su passaliempo, y en viéndolos descuy-
dados les daba qualquier muchacho su
repelón, é les tomaba la mayor risa ó
placer del mundo; é los rascuñaban do
manera que muchas veces les hacian
sangre; porque traen tales uñas, que
aquellas son sus principales armas ó cu-
chillos ordinarios para entre sí, si no es
con quien tienen guerra. E habíanles tan-
tas é tales vexaciones los muchachos,
que en topándolos fuera de las casas, lue-
go eran con ellos con piedras é con quan-
to se les ofrescia ó hallaban más á la ma-
no: de forma que para los rapaces era
un juego ó nueva ca^a é regocijo, é co-
mo eran hidalgos é hombres de bien ó
nuevos en tal vida , era menester que su
paciencia fuesse mucha é igual á su tra-
baxo é penas en que los lenian, para su-
frir tantos é tan incomportables tormen-
tos. É assi testificó este Dorantes que
cree que Dios les daba esfuerco para ser
pacientes en descuento de sus pecados é
porque ni. i- meresi iessen ; é aunque qui-
sieran no sufrir tales fatigas, no podían
hacer otra cosa (excepto desesperándo-
se), porque estaban cercados de agua,
que todo aquello por donde andaban era
isletas; é si en su mano fuera, por me-
jor ovicran la muerte por el campo so-
los 6 como hombres sin ventura, pidien-
do á Dios misericordia de sus culpas, é
no vivir entre tan malvada ó bestial s1'11-
Ir. Entre la qual eslovieron catorce me-
ses dende el mes de mayo hasta que en
el año siguiente vino otro mes de mayo,
é llego el mes de mayo adelante (del año
de mili é quinientos c treynta); porque
mediado el mes de agosto, estando el
Andrés Dorantes en la parte que le pa-
resció más aparejada para se poder yr,
él se encomendó á Dios é se fué en mitad
del dia por medio de todos los indios,
que no quiso Dios que mirassen en él: é
aquel dia passó una agua grande, é andu-
GOO
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
vo todo lo que pudo con mucho miedo, é
otro dia dio en unos indios, que lo res-
ejbicron de buena gana , porque ya te-
nian noticia que los chripstianos servían
bien; é Castillo y el negro se quedaron
estonces, porque no pudieron yrse con
él , é dende á tres meses el negro se fué
tras él, é se toparon, aunque nunca es-
tovieron juntos. Castillo se quedó, y es-
tuvo olro año y medio más entre aquella
mala gente, hasta que halló aparejo para
se yr tras de Dorantes; é quando llegó,
no halló sino al negro , porque no pudien-
do sufrir aquellos indios por ser tan ma-
los, como es dicho, se fué el Dorantes á
otros más de veynte leguas atrás, que
estaban en un rio cerca del ancón del
Espíritu Sánelo, que ya está dicho, que
eran aquellos indios los que avian muer-
to á Esquivel, que era el chripstiano que
se avia escapado solo de la gente de las
dos barcas del gobernador é de Alonso
Enriquez. Esegundle dixeron los mesmos
indios, que lo avian muerto porque avia
soñado una muger no sé qué desatino,
porque los de aquella parte creen en sue-
ños é matan sus proprios hijos por sueños:
ó dixo este hidalgo Dorantes quél vido
en espacio de quatro años malar y enter-
rar vivos onQe ó doce niños; y estos son
los muchachos, que hembras por maravi-
lla dexan ninguna. lista gente no tiene
otra ydolatria ni la creen sino este error
ques dicho. Cerca de allí avian otros in-
dios muerto á Diego Dorantes, su primo,
á cabo de dos años que los servia y es-
taba entre ellos: de manera que ninguna
seguridad de la vida tenia más un dia
que otro. Assi que, de todos eslos chrips-
tianos ya no quedaban vivos sino este
Andrés Dorantes, é Alonso del Castillo,
y el negro, y el Cabcca de Vaca , del
qual estotros no sabían.
Entre aquesta gente (pies dicho estuvo
Andrés Dorantes diez meses solo, pades-
(gendo mucha hambre é continuo traba -
xo, é con temor que le avian de matar
algún dia , pues via que sus proprios hi-
jos sin piedad ni misericordia los mata-
ban por un sueño de desvario , é que as-
si avian, muerto á Esquivel por lo mes-
mo. E assi no topaba indio por dó iba ó
por donde estaba trabaxando , cavando
rayces , que no pensasse que lo venia á
matar por algún sueño, é hasta que lo
veia passar adelante, no tenia seguridad:
quanto más que los indios por la mayor
parle , en topando al pobre Dorantes , se
le mostraban muy feroces, é algunas ve-
ces (é aun muchas) venían corriendo á él
(é á los otros donde estaban) é poníanles
una flecha á los pechos flechado él arco
hasta la oreja , ó después reíanse é de-
cíanles: ¿0 vistes miedo?
Estos indios comen rayces, que sacan
debaxo de tierra la mayor parte del in-
vierno; é son muy pocas é sacadas con
mucho trabaxo , é la mayor parte del año
passan grandíssima hambre , é todos los
días de la vida han de trabaxar en ello
é dende la mañana hasta la noche. Assi-
mesmo comen culebras é lagartijas, rato-
nes, grillos, cigarras, ranas étodasquantas
sabandijas ellos pueden aver; é también
algunas veces matan venados, é ponen
fuego á la tierra é savanas para los ma-
tar. Matan ratones, de que hay mucha
cantidad por entre aquellos rios: pero lo-
do es poco, porque como andan por
acpiel rio lodo el invierno de arriba aha-
xo é de abaxo arriba, que nunca paran
de buscar de comer, espantan la caga é
(oilo lo acaban. Algunas veces comen
pescado que matan en aquel rio: pero po-
co, sino quando aviene, ques en el mes
de abril: é algunos años crescc dos ve-
ces, é la segunda es por mayo , y eston-
ces matan mucha cantidad de pescado é
muy bueno, y escalan mucho dello; pe-
ro piérdeseles lo más , porque no tienen
sal ni la alean an para lo poner en cobro
é que se pudiesse sostener para adelante.
DE INDIAS. UH. XXXV. CAP. IV
001
Bay en las cosías de aquel rio muchas
nueces, las qualcs comen en su tiempo,
porque dan alli el (Vuelo los nodales un
año sí é olro no, é algunas veces passa
un año ó dos que no dan fructo; pero
quando las hay, aqucllas'nueces son mu-
chas é muy golosos los indios dellas, que
de veynle é treynla leguas toda la comar-
ca al rededor de alli van á comerlas: 6
l>;i«.<an grand nescessidad, porque como
68 mucha la gente que viene por esta
fructa, en un dia espantan la caca é la
matan toda, é no comen en todo un mes
que turan las nueces otra cosa. Estas nue-
ces son menudas mucho más que las de
España, é trahaxoso de sacar lo que de
adentro se come dellas.
Esta gente , después que viene el ve-
ranil, en fin de mayo comen algún pes-
cado, si les ha quedado de lo que esca-
lan de los rios avenidos; é comiencan á
caminar para comer las lunas, ques una
fi líela que en aquella tierra hay en abun-
dancia, é van más de quarenla leguas
adelante hacia Panuco á comerlas: las
qualcs tienen en tanto, que no las dexan
por cosa del mundo. Y aqueste es el me-
jor manjar quellos tienen en lodo el año,
el (pial les tura mes y medio ó dos me-
ses, caminando é comiendo esta fructa, é
matan algunos venados alguna vez, ¿aun
acaesce á poca gente matar doscientos ó
trescientos venados. E di<;e este hidalgo
Andrés Dorantes que en ocho (lias vido
que sessenta indios mataron tantos como
el número que ha dicho, é que también
acaesce malar quinientos; é otras muchas
veces ó las más no malan ninguno; y es
desta manera. Que como ellos caminan
por la costa, corren los de la tierra en ala,
6 como todo el año está aquello Iodo des-
poblado é sin gente, hay muchos, é
(ráculos antecogidos al agua, ó tráenlos
alli lodo el dia hasta queso ahogan, y el
tiempo é la marea los echa después- á la
cosía muertos, porque quando el viento
TOMO III.
no es de la mar no los corren, ó si los
corren, luego se. vuelven, porque el vena-
do no va sino contra el viento. Esto
acaesce una vez ó dos, é assi las más ve-
ces no matan caca, é si la malan, es po-
ca , si no es acaso , como he dicho. Y as-
si con esle exércicio passan adelante su
camino hasla que se apartan del agua sa-
lada é se entran la tierra adentro, comien-
do sus tunas, las qualcs comiencan á co-
mer é madurar por agosto, 6 tárales cin-
qilenta 6 sessenta dias. Y este es el me-
jor tiempo del año para aquella gente,
porque aunque no comen otra cosa sino
tunas ó algunos caracoles que rebuscan,
de (pie se hartan de dia é de noche, es-
tán contentos en essa sacón , y en lodo el
otro tiempo del año se finan de hambre.
Allí en aquellas tunas se tornaron á
juntar Castillo y el negro é Andrés Dó-
males, é se concertaron para se yr: é
como los indios nunca sosegaban ni esta-
ban junios, luego se yban cada uno por
su parle, é assi de nescessidad estos pe-
cadores de chripstianos se apartaban con
sus amos. De forma que no podían efelluar
>u concicrlo é voluntad ( á lo menos por
estonces) é cada uno se fué por su parle
con sus señores á comer aquellas nueces,
que avia muchas aquel año; pero llega-
do- ,ill¡, vino Cabeca de Vaca á se jun-
tar con essolros, que avia cinco años quo
lo avian dexado atrás, donde se perdie-
ron las barcas, que nunca más lo avian
visto : é allí se concertaron después que
Cabeca de Vaca llegó, porque como es
dicho oslaban apartados ó no se podían
comunicar sino en el tiempo de las tunas,
aviendo que comer en el campo; y eston-
ces, estando muchas veces á punto para
se yr , no parescia sino que sus pecados
se lo estorbaban, apartándolos á cada uno
por su parte. Passados ya seys años, é
venia en el séptimo año el tiempo de
aquella fructa de las lunas, aunque cada
uno destos chripstianos estaban aparta-
76
602
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
dos por sí, cada qual del los escondida-
mente se fueron ó anortaron la tierra
adentro á cierta parte donde solian comer
las tunas; é los indios no yban allí eston-
ces porque no las avia. Y el Dorantes fué
el primero que allí llegó, é acaso halló
una gente de indios que aquel mesmo dia
avian allí venido, los quales eran gran-
des enemigos de los otros con quienes
avian estos chripstianos estado, é resgi-
biéronle muy bien: é a cabo de tres ó
quatro dias que allí estaba, llegó el negro
que yba en su rastro, é Alonso del Cas-
tillo, que estaban juntos, é allí se con-
certaron de buscar á Cabeca de Vaca,
(pie los esperaba adelante. É vieron unos
humos bien léxos, é acordaron que Do-
rantes y el negro fuessen á aquel humo,
é quel Castillo quedasse allí para asegu-
rar los indios é que no creyessen que se
yban : é dixéronlcs que yban por otro
compañero suyo, que creían que estaba
en aquellos humos, para lo traer allí á su
compañía , c que se quedasse Castillo
hasta que volviessen. Y ellos holgaron
dello,éassÍ fueron é tovicron bien que
andar hasta la noche, que toparon con
un indio que los llevó adonde Cabeca de
Vaca estaba, al qual dixeron como ve-
nían á buscarle; é plugo á Dios que los
indios se mudaron otro dia é se pusieron
más gerca de donde el Castillo avia que-
dado, é allí se tornaron á juntar, y en-
comendándose todos tres á Nuestro Se-
ñor , ovieron por mejor hacer aquello que
eran obligados como chripstianos (é como
hidalgos, que cada uno dellos lo era) que
no vivir en vida tan salvage é tan apar-
tada del servicio de Dios é de toda buena
ragon. £ con esta buena voluntad, como
hombres de buena casta determinados, sa-
lieron; é assi Jhesu Chripsto los guió é
obró de su infinita misericordia con ellos,
é abriéndoles los caminos sin avellos en
la tierra, é los coracones de los hom-
bres tan salvages c indómitos , movió
Dios á humillárseles é obedescerlos, co-
mo adelante se dirá. E assi fueron aquel
dia sin ser sentidos ni sabiendo ellos
adonde se yban , sino confiados en la
clemencia divina, é buscando de aque-
llas tunas que avia en la tierra , aunque
ya era el tiempo que se acababan, por-
que era por otubre : é plugo á la ¡Madre
de Dios que aquel dia á puesta del sol
toparon con indios, quales ellos dessea-
ban, que eran muy mansos é tenían al-
guna noticia de chripstianos, aunque po-
ca, porque no sabían cómo los otros
los tractaban mal (que fué harto bien pa-
ra estos pecadores). E cómo era ya prin-
cipio del invierno, é yban sin cueros pa-
ra cubrirse , é las tunas se acababan en
los campos con que avian de caminar,
tovieron nescessidad de parar allí aquel
año para aver algunos cueros con que se
cubrir, que les degian que los hallarían
adelante : é pues estaban en camino ó
donde tenian mejor aparejo para quel
siguiente año, venidas las tunas, pudies-
sen proseguir su propóssito, sosegaron
por estonges dende primero de otubre
hasta el mes de agosto del año venidero.
Pero en aquel tiempo que con estos in-
dios eslovieron, sufrieron mucha hambre,
é no menos, antes mayor que en el tiem-
po passado (Je los siete años; y era la
causa questos indios no estaban gerca del
agua, donde pudiessen matar algún pes-
cado é assi no comían allí sino rayges:
é tienen allí mayor trabaxo que todos
los demás (pie alcangan alguna pesque-
ría. E assi en todo el año no se veian har-
tos, candan allí los muchachos tan flacos
é hinchados que parescian sapos; pero á
lo menos entre aquestos indios fueron
bien tractados essos chripstianos, é dc-
xábanlos vivir en su libertad é hager to-
do lo que querían.
DE INDIAS. LID. XXXV. CAP. V.
CU3
CAPITULO V.
Fin el qual se Irada la conlinuanon del camino queslos tres chripslianos y el negro hacían, buscando cómo
saldrían á lierra de chripslianos; é cómo hirieron miraglos, sanando á muchos indios enfermos con sola-
mente los santiguar; é cuc'nlansc cosas notables ¿ nes.-essarias al discurso de la historia.
Lie gado el mes do agosto , ya estos lies
hidalgos tenían allegados algunos cueros
de venados, é (guando vieron tiempo
aparejado, huyeron con el liento é secre-
to que les convino de la parte 6 indios
ques dicho de susso. K aquel inesino dia
que se partieron, nndovieron siete leguas
hasta topar con otros indios ipie eran
amigos de los que dexahan atrás, é allí
los rosoibieron liien é les dieron de lo que
tenían. E otro dia se mudaron é s<; vinie-
ron assi adelante á se juntar con otros
indios, ó los llevaron consigo, é yban á
comer los unos é los otros unos granillos
que estonces maduraban ; é hay por allí
muy grandes montes de arboledas que
llevaban essa Inicia. E allí se juntaron
con los otros, é los chripslianos se passa-
ron á ellos , porque era gente lie más acá
adelante e más á propóssilo de su cami-
no c intento: é detuviéronse por allí ocho
(lias con aquellos, que no comían otra
cosa sino unas hojas de lunas cocidas,
porque estaban operando aquellos grani-
llos, que aun no estaban maduros. K allí
les dieron estos chripslianos parle de los
cueros de venados (pie llevaban á trueco
de dos perros para comer, porque esta:
ban tan flacos, que no se atrevían andar
una legua; é comidos los perros, se des-
pidieron de los indios é se fueron.
Á estos indios postreros les pessó mu-
cho porque se yban, pero no se lo estor-
baron: ó aquel dia andovieron cinco ó
sevs leguas sin hallar cosa qué comer ni
topar indio (pie los encaminasse; é llega-
ron aquella noche á un monte, donde
durmieron, y enterraron muchas hojas
de tunas, que otro dia por la mañana co-
mieron (porque enterradas de un dia pa-
ra otro e>lán menos ásperas é aplas para
se cocer mejor é de mejor digislion). É si-
guieron su camino hasta medio dia , que
lies a ron á dos ó tres ranchos, donde avia
algunos indios, que les dixeron que no
tenían qué comer, pero que fuesson ade-
lante , é que seyendode noche, llegarían
á unas casas donde les darían de comei :
é assi passaron de allí, é llegaron allá, é
hallaron quarénta ó cinqilenta ranchos. É
allí luí'' donde primero oomencaron á te-
mer é reverenciar á estos pocos chrips-
lianos é á tenerlos en mucho, é allegá-
banse ú ellos é fregábanlos é fregábanse
á sí mesmos, é decían por señas á los
chripsüanos que los fregassen é frotassi n
é los curassén: é truxéronles algunos do-
lientes para (pie los curassen, é los chrips-
lianos lo hacían assi, aunque oslaban
más acostumbrados á trabaxos que á
hacer miraglos. Pero en virtud de Dios
confiados, santiguándolos é soplándolos
ide la mañera que lo hacen en Castilla
aquellos que llaman saludadores), é los
indios en el momento sentían mejoría cu
mis enfermedades, ó dábanles de lo que.
tenían de comer, é no otra cosa que (Tan
aquellas hojas de tunas enterradas é al-
gunas lunas de la mesma manera , aun-
que estaban verdes. Y estovieron allí con
aquéllos indios quince dias por descansar
algo , que oslaban tan flacos , que no se
atrevían á caminar; é comiendo de aque-
llas hojas é algunas tunas que comenta-
ban á madurar, se rehicieron é coriva-
lescieron, cobrando alguna más fuerca,
é tornaron algo más en sí: é los indios lo
hacían muy bien , é les daban de lodo
COi
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
quanto tenían de muy buena voluntad, la
qaal nunca avian hallado hasta estonces
en ningunos indios de todos los que avian
visto é tráctado , sino maldad ó cruelda-
des, como está dicho.
Dende alli fueron á otros indios dos le-
guas adelante , é les dieron muchas cosas
porque los curassen, é les hicieron mu-
cha tiesta, c diéronles muy bien de co-
mer tunas é carne , é yban a cafar sola-
mente para los chripstianos; é allí se
esforzaron algo más, é hícolo Dios tan
bien, que lo que no pensaban andar
aunque la vida les turara ocho años, se-
gund los incómodos ó inconvinientes de
tan largo camino, lo andovieron en diez
meses : que fué una cosa de muy grand
njiragio, é que ninguno lo podía creer
como ello fué sino los que lo viessen. Y
estando allí, vinieron unasmugeres, que
yban de allá adelante, á llevarles cosas;
é desque de allí se partieron los chrips-
tianos, pessólcs mucho á estos indios, é
fuéroase trás ellos, rogándoles que se vol-
viesen, é que otro día se yrian con
a mellas1 mugeres ques dicho. É como no
lo quisieron hacer, se tornaron muy tris-
tes: é las mugeres se fueron trás los
chripstianos (porque no se pcrdiessen'), o
filáronse porel camino (que ya ellos avian
dexado, é yban perdidos), é plugo á Dios
que á cabo de dos ó tres leguas se vinie-
ron á juntar á par de un agua ó rio pe-
queño; y ellas yban tan muertas é can-
sadas, como si en ello les fueran las vidas.
E dende allí se fueron con ellos, é ando-
vieron aquel dia ocho ó nueve leguas
grandes, sin dexar de caminar lodo el
dia quanto pudieron: é antes qüel sol se
pusiesse llegaron á un rio, que á su pa-
rescer era más ancho que Guadalquivir
en Sevilla, é passáronlo todo á la rodilla
é al muslo, é obra de dos laucas en luen-
go á los pechos, pero sin peligro. Pero
prosiguiendo su viage llegaron en ano-
checiendo á un pueblo de hasta cienl
ranchos ó más de mucha gente , donde
los salieron á resecbir con mucha grita é
voces, é con unos calabazos grandes lle-
nos de pedreguelas , con que ellos hacen
sus areytos é músicas. É aunque creian
que aquellos chripstianos tenian virtud
mucha para sanar los enfermos, era mu-
cho el miedo é turbación que traían por
llegar á frotar los chripstianos; pero non
obstante su temor, no dexaban de alle-
gar con mucho honor é devoción , como
quien tocasse un cuerpo sancto. É assi
aquellos indios, unos antes que otros,
é muchos por encima de los otros, se an-
ticipaban de manera que no se daban
lugar (á vuelta de su temor) é con tanta
priessa , que les ovieran de sacar los ojos
con los dedos; é assi los llevaron á vue-
la pié hasta sus casas , donde les dieron
de lo que tenian , é les truxeron luego
dolientes para que los curassen , é dieron
á un indio que yba con los chripstianos
muchas flechas é cosas, porque los avia
llevado é guiado por allí. É el dia siguien-
te los llevaron hasta legua y media de
allí á otro pueblo de otros seplenta ú
ochenta ranchos , que comían tunas en
mucha abundancia, é alli los rescibieron
de la iuesnia manera que en el pueblo
primero, é les dieron veynté y ocho pa-
nes de harina , ques una cosa que allí co-
men aquella gente , é la llaman mesquile,
é les dieron otras cosas, é les hirieron
mucha fiesta de bayles é areytos, segund
su costumbre.
Allí se comencé una nueva forma de
caminar en su viage : y era que cómo ve-
nia muflía gente con estos chripstianos á
los acompañar, é á traerles allí todos los
que venían á se fregar 6 curar con ellos,
como sánelos, los despojaban (osos que
de nuevo venían á los otros) é les toma-
ban lo que tenian , e aun yban por las ca-
sis é robaban quanto hallaban; é pares-
ria que los dueños despojados holgaban
del lo, pensando que aquella nueva sanc-
4
DL INDIAS. L1B.
lidad era assi ordenada en el rielo, de
donde pensaban ellos questos ebripstianos
venían. Allí repos-aron aquel dia y el si-
gaiente, é dende allí los llevaron oirás
seys leguas adelante á otros tantos ran-
chos: 6 yban con ellos muchos hombres
é mugeres con intención de robar lo que
pudiessen, é assi lo hicieron; porque lle-
gados al pueblo, fueron los chi ipstianos
rescebidos como en los lugares que avian
passado, 6 aun mejor, tanto que les mo-
lestaba la moftitlld de la gente que S0-
brellos cargaba para que los fregassen é
sanassen las enfermedades (como de he-
cho los sanaban); é los indios (pie con los
chripstianos avian y do, robaban á los que
.i"i sanaban é á los demás, de forma
(pie no les dexaban cosa desta vida ; y
estos robadores les haeian entender que
assi lo querían,
estos indios avia muchos ciegos, 6
muchos luci los de nubes en grand can-
tidad , y es gente muy bien dispuesta o
de buenos gestos los hombres é las mu-
geres; mas allí curaron todos los ciegos
é tuertos é otras muchas enfermedades,
é á lo menos si los chripstianos no los sa-
naban á lodos, los indios creían «pie los
podían sanar. Cerca de allí estaban las
sierras, é se parescia una cordillera do-
lías (pie atravessaba la lierra derecha-
mente al .Norte: é de allí los llevaron á
estos chripstianos otras cinco leguas ade-
lante, hasta un rio que estaba al pié de la
punta, donde comeneaba la dicha sierra.
É allí avia quarenta ó ginqüenta ranchos,
á los quales robaron como a los oíros, y
ellos dieron a los chripstianos csso poco
que les avia quedado', é aquella noche
toda les hicieron grandes areytos é fies-
tas, é assimesmo los chripstianos los cu-
raron, como lo acostumbraban. E luego
aquella noche enviaron á llamar gente
abaxo hacia la mar, y el dia siguiente vi-
nieron muchos hombres é mugeres á ver
estos chripstianos é sus miraglos, é á
XXXV. CAP. V. Cüj
traerles cosas que les dieron: é aquestos
Irabaxaron mucho por los llevar hacia la
mar, porque allí se pensaban desquitaré
satisfacer de lo que les avian á ellos lo-
mado; é debían que avia mucha genlc, é
que les darian á los chripstianos muchas
cosas. Pero ellos no quisieron yr sino ar-
riba la tierra adentro, porque estaban es-
carmentados de la gente de la costa, é
también porque siempre les avian dicho
que no salian á la mar á la puesta del sol,
é basta allí avian miedo de dar en ella,
quando no se catassen: é por estas cau-
sas se querían subir más arriba , é los in-
dios se lo estorbaban mucho, diciendo
que no a\ ia gente ni comida sino muy lé-
xos de allí; 6 cómo los indios vieron que
no los podían mudar de su propóssito,
en\ iaron indios á buscar genio ; é otro dia
siguiente se partieron los chripstianos, 6
fueron con ellos mucha gente, en que avia
muchas mugeres, que les llevaban agua
para el camino, (pie era falto della 6 ha-
cia muy grand calor, é también les lle-
vaban cosas de comer é otras cosas (¡no
les avian dado : é aviendo andado dos le-
guas, toparon los indios que avian ydo á
buscar gente, é dixerpn cómo no la avian
hallado muy léxos de allí, de que todos
quedaron (lisies, é rogaron mucho á los
chripstianos que se fuessen con ellos por
donde los querían llevar. K cómo no lo
pudieron acabar con ellos, se despidie-
ron llorando, ó se volvieron, dexándoles
allí las cargas: las quales tomaron á cues-
tas los ebripstianos é se fueron por aquel
rio arriba lodo lo restante de aquel dia,
hasta la noche que toparon unos indios
que los llevaron á ocho ó diez ranchos
que estaban metidos en un boscage ó ar-
cabuco : é hallaron los indios llorando de
devogion, c los rescibicron cómo se ha
dicho (pie en otras partes se avia fecho,
é les dieron de comer de lo que tenían.
É otro dia de mañana vinieron los indios
ipie los avian dexado á los chripstianos
GOG
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
en su rastro (que tovieron nuevas cómo
los otros ques dicho estaban allí) é ve-
níanlos á robar, para se esquitar ó satis-
facer de lo que otros avian lomado á
ellos, é assi les tomaron quanto pudie-
ron, aunque lodo era poco, é dixéronlcs
á los otros la manera que con los chrips-
tianos avian de tener. E otro dia los lle-
varon de allí é durmieron aquella noche
en el camino ; y el dia siguiente llegaron
á muchos ranchos, donde se les higo el
rescibimiento acostumbrado, y ellos se
esquitaron de lo que les avian tomado, é
aun llevaron mucho más, quanto pudie-
ron llevar á cuestas. É desta manera fue-
ron por la halda de la sierra ochenta le-
guas, poco más ó menos, entrándose por
la tierra adentro derecho al Norte; é allí
toparon al pié de la sierra quatro ranchos
de otra nascion é lengua , que decían que
eran de más allá la tierra adentro, é que
yban de camino para su tierra. Aquestos
dieron á los chripstianos un cascabel de
lalon é ciertas manías de algodón, é (lo-
rian (pie aquello venia de háeia el Norte,
alravessando la tierra hacia la mar del
Sur: é otro dia se metieron por la sierra
háciá el Hueste ó Poniente, é lleváronlos
á unos ranchos cabe un hermoso rio,
adonde les dieron mucha margarita é al-
cohol; é d'rxéronles aquellos que los que
les avian dado el cascabel tenían mucho
de aquello é no se lo avian dado. De lo
qual se colige que de donde aquello se
traia, puesto que no fuesse oro, avia as-
siento é fundían ( aunque por racon debía
ser en la mar del Sur): 6 quando llegaron
adonde (es dieron aquel cascabel, avrian
andado ciento 6 cinqüenla leguas, poco
más ó m.-nos, dende donde comentaron
a caminar. E dende estos ranchos adon-
de esto les dieron, llevaron á los chrips-
tianos á cinco manadas ó congregaciones
de ranchos, que en todo el camino nun-
ca los dexaron más de dos mili ánimas:
é matábanles por el camino muchas lie-
bres ó venados, é toda quanta caca ma-
taban, se lo traian é daban, sin que osas-
sen tocar para sí un solo ratón : é los gu-
sanos c los grillos que las mugeresé los ni-
ños se hallaban, se los traian á los chrips-
tianos é se los daban, sin que osassen to-
mar para sí cosa alguna, muñéndose de
hambre, sin que los chripstianos no se lo
diessen é sanliguassen primero , porque
creian que luego se avian de morir, si otra
cosa higiessen. É los chripstianos mandá-
banles que no enterrassen la caga; pero
primero, después que la cagaban, po-
níansela delante toda , é tomaban los
chripstianos la que querían dolía é santi-
guábanles la demás ; 6 con esta orden vi-
nieron todo el camino hasta salir en tier-
ra de chripstianos.
En aquellos ranchos que llegaron eran
mucha gente ó bien dispuesta; é diéron-
les allí mucha cantidad de piñones tan
buenos é mejores que los de Castilla , por-
que tienen la cáscara de manera que la
comen con lo demás : las pinas dellos son
muy chiquitas, é los árboles llenos por
aquellas sierras en cantidad. É de allí los
llevaron adelante muchos dias , é de
aqueste arte caminaron sin topar otra
gente alguna : é cómo vieron que no la
hallaban, enviaron por todas partes á bus-
carla, é higieron venir ranchos de más
de quinge ó veynte leguas á esperarlos al
camino; é assi los llevaron. É dende allí
se tomó otra nueva orden de caminar, é
fué (pie cómo los que llevaban á estos
chripstianos robaban quanto avia é halla-
ban en los ranchos, donde nuevamente
entraban, ya no tomaban nada, sino como
cada uno de los chripstianos hagian su
bubio por sí, é allí lo tenian puesto en ór-
den c allegado todo lo que tenian, para
(pie los chripstianos higiessen dello su vo-
luntad; é ninguno osaba tomar dello cosa
alguna de aquellas. É los chripstianos lo
tomaban todo, ó lo que les pareseja dello;
é dexaban despojados á los huéspedes,
DE INDIAS. LIB.
para que toviessen ncseessidad de llevar-
los adelante para se esquilar de la mesma
forma. E aquestos los lie va ron adulante por
unas sierras desesperadas más de oirás
cinqiienta leguas, con mucha hambre por
el mal aparejo de la tierra, que no avia
tunas ni otra cosa ; 6 quassi al cabo de la
jornada les comentaron á adolcsccr, é
lenian muy grand Irabaxo con ellos en
lo> santiguar é soplarlos, porque quassi
DO quedó nadie que no adolcsciessc : é
assi los llevaron á más de cienl ranchos
que estaban en un llano esperándolos,
que los avian de léxos hecho venir allí, 6
avia mucha gente por todo aquello. E to-
dos aquellos, los unos é los otros, les die-
ron piñones en cantidad, é los rescibie-
ron de la mesma manera que los passa-
<lo^. é dábanles quanto tenían , sin les
quedar cosa desta vida para sí. E otro día
los llevaron adelante; é algunas cosas que
les avian quedado y eran viejas, las desa-
lían por aquel campo, que no podían aca-
bar con ellos que las llevassen , ó las pe-
tacas de que hacían sus caxas, también las
dexaban. E aquestos les díxcron que no
avia gente sino muy léxos de allí , é que
aquellos eran sus enemigos: é los chrips-
lianos les dixeron que enviassen algún in-
dio que les dixessen cómo yban (porque
assi lo acostumbraban en todo el camino,
quando yban á algunos ranchos nuevos,
(pie primero \ han qnalro indios, uno en
nombre de cada uno destos cbrípslianos,
para que Ies aderescassen casas, ó que
'o que les avian de dar estoviesse junto ó
á punto). E assi estos indios acordaron de
enviar dos mugeres, una que tenian cap-
tiva de aquellos de donde venían, c otra
que fue con ella : que hombre no lo osa-
ron enviar por la guerra que tenian, é
también porque no se entendían. É assi
se fueron los chripstianos con toda la gen-
te trás aquellas dos mugeres, mudándo-
se cada (lia, á esperar la respuesta que
traerían en cierta parte : ó assi cómo co-
XXXV. CAP. V. G07
menearon á caminar, la gente comentó á
adoleseer, en tanta manera que los chrips-
tianos avian mucha lástima dellos, por-
que aquesta era la mejor gente que avian
topado. E avian concertado que esperas-
sen las mugeres ó la respuesta que trae-
rían; é assi pararon tres días, que no qui-
sieron llev ar á los chripstianos por otra
porte por la guerra que tenian. Estonces
Andrés Dorantes dixo á un indio suyo que
les dixesse que por aquello que querían
hacerse avian de morir; 6 fué tanto el
espanto que tomaron , y el miedo que se
les acrescentó.sobrel que se tenían ellos,
que otro día de mañana fueron á cafa, ó
á medio dia vinieron malos, é cada dia
caian más, y en dos dias sé murieron mu-
chos ó adolescieron más de trescientas
personas. E cobraron tanto temor, cre-
yendo que los chripstianos lo causaban
de enojados, que no los osaban mirar á
la cara ni alear los ojos del suelo, estando
delante dellos. É fué cosa maravillosa de
ver (pie cu quince dias no más que entre
aquellos indios estovieron, nunca vieron
á ninguno dellos reyr ni llorar ni hacer
otra mudanca, aunque á algunos se les
morían los padres, é á algunos sus muge-
res ó sus hijos, é á otras sus maridos; é
assi lo disimulaban é comportaban con
igual semblante como si ningún pessar
por ellos passara. Cosa más maravillosa:
que á los niños de teta ni á los mucha-
chos de más edad nunca los vieron llorar
ni reyr en todo el tiempo questos chrips-
tianos estovieron con ellos, como si fue-
ran viejos de c/ient años. Esta gente no
osaba comer ni beber ni hacer cosa desta
vida, sin pedir licencia á los chripstianos,
pensando que tenian poder para matarlos
ó darles la vida, é que por esso se mo-
rían, poi que los chripstianos estaban eno-
jados. É á cabo de dos ó tres dias que
allí eslovieron, vinieron las mugeres é
truxeron muy ruynes nuevas, diciendo
que la gente que avian ydo á buscar eran
G08
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ytlos & las vacas, é que por todo aquello
no avia gente. Visto esto , los indios di-
xeron quellos estaban malos todos , có-
mo los chripstiauos lo vian , é que eran
de muy léxos; é que los chripstianos se
fuessen á las vacas , que era arriba hacia
el Norte, é que hallarían gente; é quellos
se querían quedar é yrse a otra parte,
porque tenían muy grand hambre: que
las lunas eran acabadas. E los chripstia-
nos les dixeron que no, si no que por allí
los avian de llevar, que era hacia el Hues-
te ó Poniente, porque aquel era su dere-
cho camino; é que los dolientes se que-
dassen , é veynte ó treynta dellos que es-
taban buenos fuessen con ellos, é que
uno de los chripstianos yria con aquellas
indias á buscar la gente é traclla al cami-
no: é paresció que los indios se avian
holgado de oyr esto.
Otro dia siguiente partieron de allí, é
caminaron tres días uno en pos de otro,
é también partió Alonso del Castillo, que
se halló más dispuesto, é fue con el ne-
gro é las indias: las quales lo llevaron á
un rio, donde hallaron gente é casas é
assiento, é algunos fosóles é calabacas
que comían, aunque muy poco. A cabo
de los tres días volvió Castillo á los chrips-
tianos , y el negro se quedó para traer la
gente al camino.
Mas porque de susso se hico mención
de vacas, no entienda el Ictor que son de
las nuestras, sino de aquellas que los es-
pañoles llaman vacas en algunas partes de
la Tierra-Firme 6 algunos impropriamente
las dicen dantas, porque los cueros dolías
son tanto ó más recios quel do los búfa-
nos. Los indios en la provincia de Cueva,
en la gobernación de Castilla del Oro, lla-
man á tal animal beorí , como se dixo en
la primera parte dcstas historias, en el li-
bro XII ó capítulo XI.
CAPITULO VI.
F.n el fjual se dá fin á la relación (leslos hidalgos Á
ilol Castillo; <■ se cuenla el discurso de su peregrin
passaron hasta llegar á un pueblo de ehrip
Otro dia siguiente, después que Alon-
so del Castillo tornó adonde lo atendían
sus compañeros el thessorerb Alvar Nu-
ñez Cabrea do Vaca ó Andrés Dorantes,
se partieron é fueron á toparse con la
gente quel negro traia; 6 allí les dieron
quanlo traían, que eran algunas mantas
dr fueros de vacas ó dantas (de las que
se dixo de susso) c cueros de venados,
é sus arcos é flechas, ó muchos calaba-
eos 6 algunos fóseles ; é todo lo dieron los
chripstianos a aquellos indios que los
avian traido hasta allí , é se volvieron
contentos; é con estotros, aunque los des-
pojaron, se partieron, é continuaron su
camino hasta sus casas, que estaban fin-
car Nuñez Cabcca de Vaca, Andrés Dorantes e Alonso
jion é trabaxosd camino , é oirás cosas que por ellos
lianos en la gobernación de la Nueva Galicia.
co ó seys leguas de allí en aquel rio, don-
de sembraban; pero por la mucha gente
que avia, ó la poca tierra ó muy áspera,
era poco lo que cogían; 6 por aquel rio
arriba los llevaron á quatro manadas de
pueblos que avia. Tenian poco de comer,
y esso eran fásoles é calabacas é poquito
mahiz, ó no tenian ellos en qué guisarlo;
pero hacíanlo masamorras (que son co-
mo puches ó poleadas) en unos calaba-
eos grandes, de aquesla manera. Hacían
fuego y echaban en él muchas piedras
guijeñas é limpias á calentar, y echaban
agua en el calabaoo é allí echaban las pie-
dras, é cómo venían ardiendo, hacían her-
vir el agua, é allí echaban la harina de
DE INDIAS. LIB.
los fésoles, y eclial>an más piedras enci-
ma , hasta que estaba buena la masamor-
ra , é assi la comían.
Allí les dixeron que adelante no avia
más harina ni fésoles, ni cosa de comer,
hasta trcynla ó qoareota jumadas más
adelante , que era yendo de la parle don-
de se pone el sol hasta el Norte , de don-
de aquellos indios avian ávido ó I raido
aquella simiente; é que todos los indios
que hasta allí avia, tenían mucha hambre,
é que avian de yr por aquel rio arriba ha-
cia el Norte otras nueve ó diez jornadas,
sin cosa de comer, hasta atravessar el rio
que de allí avian de atravessar, todo lo
demás avían de yr al Hueste ó Poniente
hasta donde avía mahiz, 6 mucho, é (pie
también lo avia hacia la mano derecha al
Norte . ('■ más ahaxo por toda aquella tier-
ra debía ser á la costa , segund después
paresció; pero que era muy más léxos, é
que estotro era lo más cercano, 6 que
eran todos amigos hasta allá e do una
lengua. Estos indiosdában ya mucha can-
tidad de mantas de vacas, 6 decían que-
líos las mataban en verano cerca de allí,
é que avia muchas. E assi fueron por es-
te río arriba las nueve jornadas, cada dia
caminando hasta la noche, con grandísi-
ma hambre: é siempre á la noche dor-
mían en casas é con gente que les daban
muchas mantas de vacas e otras cosas,
que trocaran ellos de buena gana por ros-
cas de Utrera, porque no les daban de
comer, ó no lo tenían, sino una cosa que
aquellos indios llaman mascarones, que
cogian de unos árboles , que. eran muy
mala cosa, é aun no para bestias, sino
para aquellas que lo muelen con unas pie-
dras : en fin es lodo palillos, é assi se co-
me. Comian los chripstianos algunos pe-
dacillos de gorduras de venados que
traían á cuestas; é hallaban en el camino
poca gente, é decíanles que eran ydos
á comer las vacas, tres jornadas de allí
en unos llanos entre las sierras que de-
TOMO m.
XXXV. CAP. VI. G09
cían venían de arriba haría la mar, é
(pu llos se yban también allá. É assi an-
dovieron por aquel rio arriba quince jor-
nadas, sin descansar, por la mucha ham-
bre que avia: 6 donde allí atravessaron
al Hueste ó Poniente , é fueron más de
otras vcynte hasta el mahiz por gente al-
go hambrienta, pero no tanto, porque
comian unos polvos de hierbas, é mata-
ban mucha caca de liebre, que siempre
los chripstianos la llevaban sobrada. En
este camino descansaban algunas veces,
como lo solian hacer; é llegados á las
primeras casas, donde avia mahiz, que
seria más de doscientas leguas de Culua-
can (donde estaba poblando Ñuño de Guz-
man, é avía una villa, é los indios de
paz) allí les dieron mucha cantidad de
mahiz é harina tostada é fésoles é cala-
bacas é otras semillas, 6 de las otras co-
sas que les solian dar. E tenían estos in-
dios algunas casas pequeñas de tierra, fe- '
chas de tapias con sus terrados, las más
de petacas (petaca, quiere decir cc^to):
assi que serían como cmplenlas , ó cosa
texida de hojas de palmas ó bexucos, ú
otra trabacon semejante.
Desta manera fueron más de óchenla
leguas, ó de tres á tres días ó de dos á
dos dias llegaban á pueblos, é descansa-
ban un día ó dos en cada pueblo. É den-
de allí les comentaron á dar muchas man-
tas de algodón , é buenas, é todo lo que
tenían, que ninguna cosa Ies quedaba, 6
algunas turquesas assimesmo : lo qual to-
do , assi como se lo daban á los chrips-
tianos, lo (ornaban á dar ellos. E avia
laníos dolientes que los afligían é cansa-
ban con las curas dellos, porque eran
mucha gente é á todos los avian de fre-
gar é saludar; y el que no quedaba salu-
dado , pensaba que se avia de morir : é
venian de diez ó doce leguas á la redon-
da á les traer enfermos, é venian con
ellos (digo con los chripstianos do quier
que yban) mili ó mili é quinientas perso-
77
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ñas, é algunas veges passaban de tres
mili, hasta que salieron á lo llano, cerca
tle la costa; é quando allí llegaron, avia
ocho meses que no salian de las sierras.
A todas aquellas gentes amonestaban
é imponian estos chripstianos en que to-
viessen inclinación al cielo, é que á él al-
cassen los ojos ; é puestas las manos jun-
tas, hincándose de rodillas, quando to-
viessen alguna nescessidad, se encomen-
ilassen á Dios Todopoderoso. Y assi ellos
lo hacían, é creian questos chripstianos
venian del cielo, é holgaban mucho quan-
do les contaban algunas cosas de allá; pe-
ro no se lo sabían dar á entender como
quisieran, por falta de lengua, porque si
esta tovieran, segund la fée é afición con
que escuchaban é seguían á los chripstia-
nos , é segund las pocas yrronias é ydo-
latrias que aquellas gentes tenían, decían
estos chripstianos que escaparon, que sin
clubda creian que fueran buenos chrips-
tianos.
Esta gente les tenia tanto amor, que
quando se partieron yban llorando é los
que los llevaban adelante; é algunas mu-
geres que estaban preñadas é otras regien
paridas venian con los niños en bracos á
se despedir de los chripstianos, dando á
los niños tres ó quatro granos de mahiz
en las manos, porque los tomassen los
chripstianos é lesdiessen ligengia, pares-
cióndoles que si aquellos tomaban de los
niños que nunca avian de adolescer ni es-
tar malos. Pues passadas las sierras ques
dicho, llegaron estos quatro chripstianos
(que son lo-; tres españoles ques dicho y
el negro, que era chripstiano, llama-
do Esteban) á tres pueblos que estaban
juntos é pequeños , en que avia hasta
veyntc casas en ellos, las quales eran
como las passadas é juntas (que no cs-
laba aquí una 6 otra acullá, como en la
tierra de paz que después vieron). É
allí vino gente di; la costa á los chripstia-
nos, que serían de doce 6 quince leguas
de allí, segund por señas lo daban á en-
tender; é áeste pueblo, ó mejor diciendo
pueblos juntos , nombraron los chripstia-
nos la Villa de los Corazones , porque les
dieron allí más de seysgientos coracones
de venados escalados é secos. Toda esta
gente , dende las primeras casas del
mahiz, andan los hombres muy desho-
nestos , sin se cobrir cosa alguna de sus
personas; é las mugeres muy honestas,
con unas sayas de cueros de venados has-
ta los piés, é con falda que detrás les
arrastra alguna cosa, é abiertas por de-
lante hasta el suelo y enlacadas con unas
correas. É traen debaxo, por donde es-
tán abiertas, una mantilla de algodón é
otra engima , é unas gorgneras de algo-
don, que les cubren todos los pechos.
Degíanles aquellos indios que por to-
da aquella costa del Sur hágia el Norte
(que mejor se puede é debe llamar, no
del Sur sino septentrional) avia mucha
gente é mucha comida é mucho algodón,
é las casas grandes; é que tenian muchas
piedras turquesas, quellos las traían de
allá por rescate , é no les supieron dar
ragon de oro alguno ni tovieron nueva de
minas. É assi creyeron estos chripstianos,
por lo que allí los dixeron, é por lo que
antes que cntrassen en las sierras vieron,
que aquel cascabel é mantas que les die-
ron de algodón (como lo ha contado la
historia) venian de arriba de la otra mar
é costa ques dicho, é assi les dixeron que
está poblada de mucha gente é comida.
E también les paresgíó que aquellos ter-
radillos c andar las mugeres en hábito
tan honesto , lo aprendían é tomaban de-
Ha; porque dende allí hágia acá adelan-
te , bien tresgientas leguas , hasta un rio
<pie descubrió Ñuño de Guzman , avia
aquel trago ó casas, 6 de allí para acá
adelante no, sino las casas de petacas é
de paja, (': las mugeres con unas manti-
llas hasta el medio, é algunas más hones-
tas hasta la rodilla. Después de aqueste
DE INDIAS. 1.1U
pueblo fueron treinta leguas hasta este
rio ya dicho, haciéndoseles los rcscibi-
mienlos qi*e se han dicho é acompañan-
do á los chripstianos: é allí les llovió quin-
ce dias é les fué forcado parar, y era por
navidad ; é lovieron allí siempre mucha
gente consigo, que nunca los dexaban,
aunque eran de bien léxos.
Allí vido Castillo á un indio una hevi-
lleta de cinto ó talavarle é un clavo de
herrar colgado del pescueco como por jo-
yel, 6 tomósele; é preguntáronle los
chripstianos que qué cosas eran aquellas,
é respondió que otros hombres, como
aquellos chripstianos, avian llegado allí
con caballos é lancas y espadas; é seña-
laban cómo los alanceaban é los mataban
á los indios. É cierto ellos los tovicron
por chripstianos, porque antes que allí
llegassen estos tres españoles é el negro,
les avian enseñado cómo estaba allí un in-
dio que avia venido de allá de hácía los
de las barcas 6 los avia de llevar á ellos,
é decíanlo muchas veces. É cómo no los
entendían, estaban espantados, é segund
después paresc.ió, por lo que en Cuiua-
can les dixeron después los españoles,
aquel indio era de dos ó tres que los de
Ñuño de Guzman avian dexado, quando
allí llegaron, enfermos é cansados.
Dendc allí comencaron á caminar con
muy grand desseo é alegría de la nueva
que tenían estos pocos chripstianos de los
españoles de adelante , é los indios nunca
otra cosa hacían sino hablarles en ello,
como en cosa con que les hacían placer,
tanto que aunque lo querían disimular no
podían, é temían que á la frontera délos
chripstianos les avian de ha^er alguna
burla. É dende donde les llovió hasta los
chripstianos avia cient leguas ó más; é
dende el pueblo de Coi-agones hasta allí
siempre fueron costeando , diez ó doce le-
guas metidos en tierra: y en aquellas
cient leguas en algunas partes avia de co-
mer y en otras mucha hambre, que no
XXXV. CAP. VI. 6H
comian sino cortecas de árboles é otras
rayces, é malas venturas, á causa de lo
qual estaban tan flacos é sarnosos que era
lástima verlos. É causábalo que deciaii que
avian entrado por allí los chripstianos tres
reges, é les avian llevado la gente é des-
truydo los pueblos; y estaban tan temo-
ricados é medrosos que no osaban pares-
cer en ninguna parte, sino aqui uno é
acullá otro, como gente aventada por los
montes debaxo de una esterilla, sin re-
poso ni osar sembrar. Mas con todo su
temor, todos se juntaban para resgebir es-
tos pocos chripstianos, porque los (cnian
por cosa sánela é divina , ó por hombres
venidos del ciclo, por los llevar adelante.
É aun cssa esterilla que lenian (é acostum-
bra cada uno tener arrollada sobre sus
hombros ó só el sobaco, porque es su ca-
ma sobre que duermen) la traian para se
la dar; é fué assi, que donde pensaban
rescebir más daño, allí los tenian en más
é rescebian más honra: ques más de ma-
ravillar. E assi fueron hasta un pueblo
que estaba en una sierra , encima de un
risco muy alto é fragoso, por miedo de los
chripstianos; y está este pueblo quarenta
leguas de Culuacan, donde estábanlos
españoles; é allí los rescibieron con mu-
cho placer, é se juntó mucha gente de
muchas partes que los yban á ver. E otro
día luego siguiente enviaron sus mensa-
jeros adelante á otros pueblos que esta-
ban tres dias de camino de allí, para que
les hiciessen las casas ó ranchos é se jun-
lassen para los rescebir; é quando fueron,
no hallaron los españoles allí, que anda-
ban haciendo esclavos , y estovieron una
noche sobrellos mirándolos ; é otro dia
buscaron gente por aquellos montes al re-
dedor, é cómo no la hallaron, que avian
ydo muy léxos, se tornaron é les dixeron
lo que avian visto, tan turbados que
quassi no podían hablar. É toda la gente
assimesmo se turbó é ovieron muy grand
miedo . é muchos se despidieron ése tor-
Gl:
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
mirón; é á los que quedaron dixéronlcs
estos chripstianos afortunados que no
oviessen temor, quellos liarían á los chrips-
tianos, de quien temían, quc.se tornas-
sen á su assienlo ó no les hicíessen mal,
é que fuessen sus amigos: lo qual holga-
ron de oyr , é respondieron que assi lo
hicíessen, porque no osaban sembrar ni
estar en sus casas por amor dellos, é que
se morían de hambre. E assi asegurados,
se fueron con los tres chripstianos, é en-
l rollos venian indios de mas de ochenta
leguas atrás , que decian que nunca los
avian de doxar. É assi prosiguieron su
camino, é guando llegaron al pueblo, no
hallaron los chripstianos: pero hallaron
sus ranchos, é avia dos dias que avian
ydo de allí, é determinaron de yr Irás
ellos y enviáronles á decir que los es-
perassen ó quellos volviessen á estos
otros. Y el Cabeca de Vaca tomó el traba-
xo de yrtrás ellos, é llevó consigo al ne-
gro é á una docena de indios : é los que
quedaban , que eran los otros dos chrips-
tianos. enviaron á buscar la gente que esta-
ba huydaporlos móntese arcabucos ó bos-
cages; é otro dia siguiente vinieron más
de trescientas ánimas hombres é mugeres,
é dixeron que otro dia vendrían más, que
estaban huydos más léxos: é assi saca-
ron más que estaban apartados é se jun-
taron más do quatrocienlas personas de
aquellos ausentados, sin los otros indios
que con los ehripstianos se venian.
Bl thessorero Cabeca de Yaca anduvo
lodo aquel dia hasta la noche en rastro
de los chripstianos, y el siguiente dia alle-
gó á dó estaban alojados 6 assenlados en
salto cerca de un rio, sin saber adónde
a\ ian de yr , porque avia quince dias que
no hacían un esclavo ni podían ver un in-
dio. E llegado donde los chripstianos es-
taban, qne serian hasta veynte de caba-
llo , quedaron admirados y espantados de
mt al Cabeca de Vaca, é mucho más de
oyrle, 6 aver passado por tantas tierras
é diverssas gentes é lenguas; é dieron
muchas gracias á Dios, Nuestro Señor,
por tan nuevo é grandíssimo misterio. É
assi estos otros les pidieron por testimo-
nio de la manera que venian é traían
aquella gente de paz 6 de buena voluntad
que los seguían ; y ellos se lo dieron por
féc 6 testimonio , el qual se envió á Sus
Magostados, dando loores á Jhesu Chrips-
to, Nuestro Redemptor, que fué servido
de guardar estos pocos chripstianos de
tan innumerables trabaxos, para que vi-
niessen á dar cuenta al Emperador Rey,
nuestro señor, del subcesso de aquella
desdichada armada, é de -la calidad de
la tierra questos vieron. Y estovieron allí
un dia con ellos. ,
E porque essa gente de éspañoles avia
ciertos dias que no podían aver un indio
ni persona , 6 tenían nescessidad de basti-
mento para los caballos, rogaron á esto-
tros peregrinos que enviassen á llamar
gente de la que estaba por los montes
escondida de temor. E luciéronles sus
mensajeros, como lo acostumbraban ha-
cer por todo el camino, é luego vinie-
ron al otro dia hasta seyseientas ánimas
hombres é mugeres, é algunas con sus
niños en los bracos de teta, é con ollas
de mahiz embarradas las bocas, que de
temor de los chripstianos las tenían escon-
didas por los montes.
¿Parésceos, lelor chripstiano, ques con-
templativo este passo y exereieio diferen-
te de los españoles que estaban en aque-
lla tierra, é de los quatro peregrinos,
que los unos andaban haciendo esclavos
é á saltear , como de susso es dicho , é
los otros venian sanando enfermos é ha-
eiendo miraglos?. . De quepodeys colegir
quánta parle dcstos trabaxos consiste en
la buena ó mala intención é obras de los
mesmos chripstianos, é por el número de
los muertos ó de los vivos podeys con-
gecturar lo que os paresciere. Pues no
lo- tengays á todos los que por acá andan
DI7. INDIAS. LIB. XXXV. CAP. VI.
CI3
é lian andado por españoles, aunque la
mayor parte dellos lo son, sino de di-
verja- na-i iones, que llamándose ehrips-
lianos, acá lian passado en busca dcste
oro, ¿algunos lo hallan por su mal, ó
oíros nunca lo topan, sino la muerte é an-
gustias tales como las que podeys aver
entendido de aquesta lecioo.
Tornemos a la historia é relación des-
tos, hidalgos, que dice que después de
recogida aquella gente que andaba alca-
da , por mandado de aquellos pocos
chripstiauos , dixeron á estos peregrinos
aquel que yha por capitán de los españo-
les que toparon, que los hablasse é di-
xesse que hiciessen sus assientos en sus
pueblo- c hiñe-sen -y- sementeras como
solían, é que los chripstianos no les ha-
rían mal ni enojo alguno, ni querían sino
que (piando loschripstiaoos passasaen por
sus casas, les diessen de comer á ellos é á
-ii- caballos. Y esto se les dió á entender,
é les dieron licencia que se fuessen segu-
ros á sus pueblos: los quales no se que-
rían yr ni apartar de los chripstianos, di-
ciendo que no los avian servido bien ni
acompañado, como se debiera de hacer.
En fin, Cabeca de Araca 6 sus compañeros
les dixeron que se fuessen en buen hora,
porque ellos yban donde estaba el señor
de los chripstianos, é quellos le habla-
rían para que mandasse que no los persí-
gtiiessen ni enojassen. É assi se fueron
los indios en paz, é aquestos chripstianos
se fueron con tres de caballo que los
acompañaron hasta la villa de Culuacan,
que fué poblada en la costa de la mar del
Sur, al Poniente, por Ñuño de Guzman,
que seria bien treynta y cinco leguas ó
más de allí. Y ol caudillo ó capitán de la
gente de aquellos españoles se fueron há-
cia las sierras á hacer esclavos.
Llegados pues estos chripstianos, ocho
leguas antes de la villa , á un valle po-
blado de paz , salió á ellos el alcalde ma-
yor de la villa, llamado Melchíor Díaz , é
los rescibió muy bien , é dando gracias á
Dios por las maravillas que con estos hi-
dalgos avia obrado. É porque tcnian cer-
ca ile allí muchos pueblos levantados é
la gente dellós no se avia ydo á la sierra, •
enviaron dos ó tres indios de los que po-
co avia que avían hecho esclavos, é con
una seña que les dieron estos peregrinos
chripstianos enviaron á llamar todos los
indios que estaban aleados, é mandá-
ronles decir qae viniessen seguros é que
ningún mal les sería fecho. É los mensa-
jeros fueron con aquella seña , que era
un calabaco que solían traer cada uno en
las manos, é tardaron allí cinco ó seys
dias, é á cabo dessos vinieron é truxeron
tres señores ó caciques principales é quin-
ce ó diez y seys indios otros de los levan-
tados: los quales truxeron á ofresQcr
qüentas é turquesas é muy lindos pluma-
je- á los tres chripstianos peregrinos de-
lante del dicho Melchíor Diaz, alcalde ma-
yor. El qual les hico hablar, dándoles á
entender cómo estos chripstianos venían
del cíelo, é habían andado por muchas
partes, diciéndoles que toviessen inclina-
ción al ciclo, é que allá está el señor de
lodo lo criado , é que á los buenos daba
gloria, (piando él (pieria que muriessen en
aquesta vida , é a los que no le querían
bien é no le creían é servían, como á su
solo Dios Todopoderoso, les daba pena
de fuego para siempre jamás. \i que aque-
llos pocos chripstianos avian allí venida,
para decir á los oíros que no hiciessen
ni, il ni enojassen ni matassen á los indios,
con tanto (pie se assentassen en sus pue-
blos é creyessen en Dios, é hiciessen igle-
sia- dónde él fuesse servido, c pusiessen
cruges en los pueblos é las truxessen con-
sigo: é que quando algunos chripstianos
fuessen por su tierra , que los saliessen á
rescebir con una cruz , á la qual todos se
humillarían , é desta manera no los harían
mal é los ternian por hermanos ; y ellos
lo entendieron muy bien , é dixeron que
cu
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
assi lo liarían, é se fueron. É luego co-
mentaron á baxar de las sierras á po-
blar , é hicieron iglesias , é pusieron sus
cruces, como les fué mandado. É assi fué
por todo aquello que estaba poblado de
paz por nuestros chripstianos.
Plega á Nuestro Redemptor questas
gentes salvages , en vida é ventura de la
Cessárea Cathólica Magestad , vengan en
conoscimiento é servicio de Dios, y en
obidiencia de la corona real de Castilla,
como buenos é fieles vassallos de Su Ma-
gestad , a quien estos tres hidalgos ya di-
chos, Alvar Nuñez Cabeca de Vaca, é An-
drés Dorantes é Alonso del Castillo, ha-
ciendo relación de lo que la historia ha
dicho, lo escribieron, certificando que
por toda la tierra, donde andovieron, no
vieron ydolatria, ni sacrificar hombres,
ni saber qué cosa es , hasta que llegaron
á la cibdad de Compostela , que edeficó é
pobló en aquellas partes el gobernador
Ñuño de Guzman.
Esta relación sacó el chronista de la
carta, queslos hidalgos enviaron á la Real
Audiencia , que reside en esta cibdad de
Sancto Domingo desta Isla Española, den-
de el puerto de la Habana , donde toca-
ron el año passado de mili é quinientos é
treynta y nueve años, yendo de camino
para Castilla á dar relación de lo ques di-
cho al Emperador Rey , nuestro señor , é
á su Real Consejo de Indias.
É assi que, este fué el subcesso del ca-
pitán Pamphilo de Narvaez é de su arma-
da, al qual é los demás haya Dios perdo-
nado por su infinita misericordia, lomando
en descuento de sus culpas sus trabaxos é
muertes tan desapiadadas. É assi se debe
creer que la bondad divina remedió sus
ánimas, pues que eran chripstianos, é su
desseo seria el que era racon que tovies-
sen de ampliar la república chripstiana é
servir á su Príncipe , é remediar su po-
breca ó nescessidad cada uno en su cali-
dad honesta, ó justamente para que me-
resciessen en la última hora de su vida
aquel sospiro que el profeta Ezcchiel di-
ge: «En qualquiera hora quel pecador
sospirare é llamare, será perdonado *. »
Lo que subcediere en estas provincias
donde fué Pamphilo de Narvaez á poblar,
ó mejor diciendo á perderse, si en mi
tiempo fuere, acomularse há en prosecu-
ción de la historia , ó escribirlo há quien
me subcediere en la continuación desta
General historia destas Indius.
CAPITULO VIL
lin quel auclor deslas historias cuenta algunas cosas que en la relación sussodicha no cuentan , las qualei
desDues en España, año de mili é quinientos é quarenta y siete años, en la córle del Príncipe don Felipe,
nuestro señor, en Madrid, le contó tí dixo el mesmo Alvar Nuñez Cabeca de Vaca : las qualcs cosas son del
mesmojaezé propria historia ú tierra, donde se perdió el dicho Pamphilo de Narvaez é su gente.
Todo esto ques dicho en esta relación lo
avia fecho imprimir este cavallero é an-
da de molde , é yo le rogué que me lo
ino-ira-M:; c después de averme informa-
do dél , é ser persona que debe dársele
crédito, assi por su expiriencia como
porque lodo se tiene por cierto, diré lo
que en este capítulo hiciere al caso bre-
vemente , pues que no se debe preterir
ni olvidar, á vuelta de tantos trabaxos,
lo (pie adelante podría en parte aprove-
char, é al pressenle satisfacer á la hísto-
I tfuia nolo morlcm morienfia, dicit Dóminos
l)«u,: reverlimini el vivile. (Ezech., cap. XVIII,
vers. 32.)
DR INDIAS. MR
ria. Pero en alguna manera yo tengo por
boeOfl la relación de los tres é por más
clara que estotra quel uno solo hace é
liiro imprimir, puesto que, como digo,
yo lomo delta é del mesmo auctor Cabe-
Ca de Vaca lo que en este capitulo él aña-
de, 6 ques bien dicho é nescessario, non
embargante que, eonro gente tan traba-
iada , no relatan ni aun tenían forma de
alcanzar á saber en qué grados ni altura
andovieron perdidos, viendo lo que has-
ta aqui es dicho : de lo qual no me mara-
villo, pues que! mesmo piloto que los lle-
vó, llamado Miníelo, no los supo guiar
al puerto questa armada fué á buscar, é
no supo decir adunde los puso ni dónde
estaban; é como el principio fué errado,
tampoco se a<;erló el medio, y el fin le
hirieron (al como es dicho. Ni quiero
consentir al Cabeca de Vaca el nombre
que en su impression dá á aquella isla,
que llama de Mal Hado, pues en la pri-
mera relación no le pusieron nombre, ni
ól se le puede dar: antes en aquella is-
la fueron bien Iniciados los chripstianos,
como él mesmo lo confiessa en la una é
otra relación; c si la mar ó fortuna les
quitaron las dos barcas , no ovieron me-
jor dicha las restantes ni tal donde apor-
taron.
Dicen ambas relaciones que los fray-
Ies avian hecho quemar los cuerpos que
hallaron muertos metidos en las caxas de
tlastilla, diciendo que eran ydólatras; é
fuera mejor hacer que se enterrassen,
pues las mesmas caxas é otros indicios
les daba ocasión que se pensasse que
eran chripstianos ; é assi se dice en la se-
cunda relación que de indios supieron
después que aquellos defunctos eran
chripstianos.
Dice más Cabeca de Vaca : que á los
diez y siete de junio de mili é quinientos
é veynte y siete años partió el goberna-
dor Pamphilo de Narvaez con su armada
del puerto de Sanct Lúcar de Barrameda
XXXV. CAP. VII. G Ib-
para yr á poblar en la costa del Norte de
la Tierra-Firme , á las provincias queslán
dende el rio de las Palmas hasta el cabo
de la Florida, con finco navios, en que
yban seysgientos hombres , pocos más ó
menos, en la qual armada yban por offi-
ciales de Su Mageslad estos: Alvar Nu-
ñez Cabeca de Vaca por thessorero é al-
guacil mayor, Alonso Enriqucz por conta-
dor, Alonso de Solís por factor é veedor,
fray Johan Gutiérrez, de la Orden de
Sanct Francesco, por comisario, con otros
qualro Ira y les de la mesraa Orden. Y en
quarenta y c/mco dias llegaron á la Isla
Española , donde se proveyeron de caba-
llos é otras cosas, é aun se les quedaron
hasta ciento é quarenla personas; y essos
fueron los mejor librados , porque en un
huracán ó tormenta que los tomó adelan-
te en la isla de Cuba en el puerto de la
villa de la Trinidad, se Ies perdieron dos
navios con hasta sessenta hombres é
veynte caballos. £ invernaron los que
quedaron en aquella isla, é á los quatro
de Noviembre del mesmo año llegó alli el
gobernador con los quatro navios, con que
avia ydo á Sanctiago, ques el principal
pueblo de aquella isla ; ó mandó que se
fuessen todos doce leguas de alli al puer-
to de la Xagua, dende el qual después,
con los quatro navios é un bergantín,
se partió con quatrocientos hombres é
ochenta caballos, de los qualcs los (reyn-
ta y ocho perdieron en su camino ; é des-
embarcaron en Tierra-Firme quarenta y
dos bien flacos é fatigados.
Dice más Cabeca de Vaca: que en
cierto rio se ahogó Johan Velazquez de
Cuéllar é su caballo, el qual caballo lo
comieron los españoles , porque Ies falta-
ban otros manjares.
Dice más en esta su relación impressa,
quando habla en la provincia de Apala-
che é sns confines: que hallaron grandes
árboles é montes, nogales, laureles é ár-
boles de liquidámbar, cedros , sabinas.
Glü
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
engibas, pinos, robles, palmitos baxos,
como los del Andalucía , mahigales, ca-
sas despargidas, como en losXelves, ve-
nados, é un animal que trae los hijos en
la bolsa; é destos más he visto yo, y en la
primera parte destas historias, en el li-
bro XII, capítulo XXVII, se digo qué ani-
males son estos, queste cavallero quiere
decir son los que en la lengua de Cueva
se llaman churchas. Dice assimesmo que
hay muchas aves assi como ánsares, ána-
des, patos reales, dorales, garcotas,
perdices, palomas, aleones, neblies, ga-
vilanes, esmerejones, papagayos de di-
verssas maneras. Es la gente bien dis-
puesta ó flecheros en las más partes.
Nombra cinco chripstianos, que de ham-
bre se comieron unos á otros, é llamában-
se Sierra, Diego López, Corral, Palacios,
Goncalo Ruiz.
Dice Cabeca de Vaca que cierta gente,
por donde andovieron de hombres bien
dispuestos, traen la una tela horadada de
una parle á otra, é algunos ambas, é por
el agugero alravessada una caña tan
gruessa como dos dedos é tan luenga co-
mo dos palmos y medio: é assimesmo
traen horadado el labio de la boca infe-
rior , é por el agugero puesta en él una
caña delgada.
Dige que entierran los hombres que
se mueren , é á los que dellos son mé-
dicos los queman por los honrar , y en
tanto que arden baylan los oíros indios,
é toman los huessos quemados é há-
cenlos polvos, é por fiesta los beben
los parientes de los tales físicos. Essos
son de mucha auctoridad é pueden tener
dos ó tres mugeres, é los otros hombres
sendas los que se casan. Todo aquel año
la caga que matan é pescado, lo dan á la
muger sin osar comer ni fallar cosa algu-
na, ó la muger lo dá todo ello á sus pa-
dres: en el qoa) tiempo de aquel año ni
los suegros entran en casa del yerno ni
el yerno en casa de los sucuros, ni (¡un-
poco los cuñados, ni se hablan; é si aca-
so se topan, se desvian un tiro de ballesla
uno de otro , las cabecas baxas mirando
en tierra , y ella (digo la regien casada)
puede ver é hablar á todos. Quando se
muere alguno, en tres meses siguientes no
buscan de comer, aunque mueran de ham-
bre: é sus casas son de esteras é sobre
conchas de ostiones. Curan los médicos
a soplos, é sajan al paciente en el lugar
do siente el dolor, é chupan alrededor,
é también le dan cauterios de fuego, é á
los unos é otros soplan , porque assi di-
gen que echan el mal fuera ; y en pago de
su trabaxo, dan al médico quanto tienen.
En la isla , que Cabega de Vaca llama
de Mal Hado , dige que hay dos linages,
los unos se digen capoques, y el otro han
é tienen por costumbre, quando se ven
antes que se hablen, estar media hora llo-
rando; é después el ques visitado, se le-
vanta primero é dá al otro quanto lienc,
y el otro lo resgibe é dende á poco se vá
con ello, é á veges sin le hablar.
Y en otra parte dige en su segunda re-
lagion quel gobernador, donde aportó
después en su barca revocó el poder que
avia dado á su teniente Pautoja, el qual
á los pocos que quedaban los tractaba
mal; é que se revolvió con él otro hidal-
go llamado Solomayor, é con un palo lo
mató; é que los que se morian, los comían
los que quedaban vivos, fechos tasajos;
é quel poslrcro de aquellos que murieron
fué el Solomayor, al (pial higo tasajos un
Esquivel, con los quales se sostuvo algu-
nos dias, é que después á este lo mala-
ron indios. El qual Esquivel es el que di-
xocóino el gobernador le avia llevado la
mar en su barca con un page é otro hom-
bre, é lo contó á un Figueroa. E la muerte
del Esquivel fué por un sueño de una in-
dia, porque allí creen en sus sueños, éá
treces matan á sus propríos hijos por sus
sueños, é á las hijas hagen comer á per-
ros muchos dellos, assi como nasgen;
DE INDIAS. LIB.
porque dicen que no las han de casar con
parientes ni darlas á sus enemigos para
«pie multipliquen: c las que toman por
mugeres cómpranlas, é dan por ellas un
arco é dos Hechas é una red de hasta una
bragada luenga é otro tanto ancha.
Comen arañas, huevos de hormigas,
gusanos é lagartijas, culebras, víboras,
é comen tierra é madera y estiércol de
venado, é todo loque pueden aver. Son
grandes ladrones é mienten mucho. Cor-
ren deude la mañana hasta la noche sin
descansar, é assi cansan los ganados é
lo> turnan vivos. Hay sodomitas entrellos,
('• algunos tan abominables que tienen otro
hombre por muger públicamente; é los
hiles palíenles afeminados no entienden
en cosa alguna de los hombres, sino en
lodos los exerci^ios quo se ocupan las
mugeres.
I -.'i segunda relación que haj va-
cas en algunas partes tamañas como las
de España, é los cuernos pequeños, co-
mo moriscas, y el pelo muy largo ¡ é unas
on pardas é otras negras, 6 de buena
carne é gordas ; é délas pieles de los be-
cerros hacen mantas para se cubrir, c de
los cueros de las vacas mayores hacen
cápalos étodelas. Estas vacas vienen de
hacia el Septentrión, ó se extienden más
dé quátrogientas leguas hasta la costa de
la Florida , é llegan á ella.
Dende aquella isla de Mal liado ade-
lante, en mucha parle de lo qucslos que
escaparon anduvieron , dice; Cabeca de
Vaca , que después qué la muger se em-
preña, no duerme con el marido hasta dos
años cumplidos que han criado los hijos,
los quales maman hasta que han doce
años, que sepan buscar de comer: 6 pre-
guntando la causa, dicen sus padres que
se hace por la mucha hambre de aquella
tierra, porque de hambre no se mueran,
ni queden flacos é sin fuercas.
Dexaban las mugeres por pequeña ó
ninguna causa , é cásanse con oíros. Es-
TOMO III.
XXXV. CAP. VII. (¡17
lo liaren los mancebos ó sin hijos; pero
los que tienen hijos, no los dexan , é per-
severan en su compañía.
Si riñen los naturales, dánse de pa-
los, é no han de entrar por ningún ca-
so arco ni flecha en la rencilla; 6 los
que los han de despartir, han de ser las
mugeres é no los hombres en ninguna
manera.
Quando las mugeres están con su cos-
tumbre, no buscan de comer sino para sí
solas, porque ninguna persona come de
lo qucllas traen en el tiempo que es-
tán assi. E allí es donde un hombre se
casa con otro, y el paciente anda como
muger ó sirve en todo lo que la muger
ha de servirá su marido.
Mezquizqnez es una fructa como garro-
bas , de (pie hacen cierto manjar mezcla-
do con tierra, y ella por sí es amarga c
la tierra la hace dulce é buena de comer
dcsla manera. Hacen un hoyo en tierra,
y .echada la fructa en aquel hoyo, allí la
muelen á pisón, é molida, do la tierra que
se le pega del hoyo mezclada , añaden
fructa, é májanla más, é después sácan-
la 6 pónenla en una vassija á manera de
espuerta , é cubren toda la pasta de agua
que le echan ; 6 después el que la majó,
pruébala , é si le paresce que no está dul-
ce, añaden tierra é párase mejor. E fecho
esto, siéntanse á la redonda deste manjar
los que lo han de comer , é cada qual me-
ló la mano é saca lo que puede, é come
de las pepitas ó cáscaras é agua. Hacen
otros polages en dos ó tres moleduras de
la mesma fructa.
En un grand pueblo hallaron estos
chripstianos que todos los naturales de
aquel pueblo eran tuertos de nubes, ó
ciegos de todo punto.
Dice essa postrera relación que los in-
dios , en ciertas partes , les dieron á es-
tos chripstianos, Cabeca de Vaca é sus
compañeros, unos taleguillos de plata: y
es error del impressor, pues que avia de
78
GIS
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
degir (aleguillos de margarita, é no de
piala.
Hay pinos chicos é muchos piñones,
é las pifias como huevos, é los piñones
mejores que los de España, porque tie-
nen las cascaras muy delgadas ; é quan-
do están verdes, los muelen é hacen de-
llos pellas, é assi las comen; é si están
secos, los muelen con las cascaras é los
comen hechos polvos. Hay por allí mu-
chas liebres , que matan á palos con gar-
rotes, juntándose muchos cacadores; é
hay muchos venados, que matan con He-
chas.
Dice esta última relación que hallaron
Cabega de Vaca é sus compañeros una
gente, que la tergera parte del año no
comen sino unos polvos de paja.
En otra parte dice que á Dorantes le
dieron esmeraldas, fechas puntas de fle-
chas ; é preguntándoles que de dónde les
llevaban essas esmeraldas, respondieron
los indios que se las traian de unas muy
altas sierras que están hácia el Norte, é
las trocaban á trueco de penachos é plu-
mas de papagayos.
Dige que hay tres maneras de vena-
dos , é que la una dellas son tamaños co-
mo novillos de Castilla.
Uace memoria de la hierba que algu-
nos flecheros de aquellas partes tienen,
de unos árboles del tamaño de máncanos,
que no es menester más de coger la fruc-
ta é untar la flecha con ella, é que si no
liene fructa quiebran una rama, ó con una
leche que tienen hage lo mesmo ; 6 que
hay muchos destos árboles que son tan
ponzoñosos, que si majan las hojas del 6
las lavan en alguna agua allegada, todos
los venados , ó qualesquiera otros anima-
les, que della beban, revientan luego.
En esto destos mancanillos. esta rela-
ción habla de oydas; é yo he visto mu-
chos é innumerables dellos, y en otra
parte destas historias se escribe por mi
más largamente lo que toca á esta hierba
de los flecheros.
Dice esta relación postrera de Cabega
de Vaca , que por toda aquella tierra don-
de alcancan sierra, vieron grandes mues-
tras de oro é alcohol , hierro , cobre é
otros metales. Yo quisiera esto más claro,
é más larga claridad en ello. En la rela-
gion primera que la Audiengia Real me
dió , ques la que se contiene hasta en fin
del capítulo pregedente , dige que vino de
Cuba, del puerto de la Habana, y en esto-'
tra, de que tracta este capítulo, dige. qué
tocó Cabega de Vaca en la Habana , é que
llegó á Lisbona á nueve de agosto de mili
é quinientos é treynta é siete años. Pero
porque estos tres hidalgos me paresge
que hombres que escapassen con las vi-
das no los ha ávido en Indias más traba-
xados, y es ragon que particular mengion
se haga de la calidad de sus personas,
digo quel uno es este auctor de la segun-
da relagion , llamado Alvar Nuñez Cabe-
ga de Vaca, hijo de Frangisco de Vera é
nieto de Pedro de Vera , el qué fué capi-
tán pringipal quando se conquistó Cana-
ria, é su madre se llama doña Teresa Ca-
bega de Vaca, natural de Xercz de la
Frontera. El segundo es Alonso del Cas-
tillo Maldonado, natural de Salamanca,
hijo del dotor Castillo é de doña Aldonga
Maldonado. El tergero es Andrés Doran-
tes, hijo de Pablo Dorantes, natural do
Béjar é vegino do Gibraleon. El quarto se
llama Estcbanico, de color negro, alára-
be, natural de Agamor, en Africa.
Aqueste es el libro décimo séptimo de la segunda parle , y es el Irigéssimo sexto do la
General y natural historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano de
la corona é ceptro real de Castilla é de los Reyes della : el qual tracta de la gober-
nación de la provincia llamada La Florida , ques en la Tierra-Firme á la parte del
Norte , y e>(á Norte Sur con la isla de Cuba é puerto della, que llaman la Malanga.
PKOHEMTO.
Oenlencia es de Ciro, rey de los per-
sas, que los soldados sean galardonados
.segund lo meresciessen sus obras é sen-
tencia es de Dios, é su sagrada Iglesia
manda que creamos que los que bien
obraren, yran a la vida eterna, é los que
mal obraren, al luego eterno 2. Esto es la
Ice cathólica, y el que fiel é firmemente
no lo creyere, no puede ser salvo. É assi
es cosa justa que aunque estos capitanes,
de quien en los libros precedentes se ha
traclado, hayan seydo infelices en sus em-
pressas, acabándose sus dias en ellas
con muertes é trabaxos de tanta lástima,
1 Xenofonie, fifi. II.
2 El qu¡ bona cgerüni, ¡buni ¡n vilam elernam:
que sospechemos que no avrá Dios per-
mitido que sus fatigas se hayan perdido,
no consiguiendo la paga exterior quel
grárid rey Ciro, como justo capitán, da-
ba á sus soldados, ó que los señores del
muiidd pueden dar á quien los sirve,
que son remuneraciones transitorias. Mas
avráles dado la gloria que Sancto Athana-
sio dige en su Cathúlico Símbolo; porque
no solamente por ensanchar la religión
chripstiana gastaron su hacienda é bienes
temporales, mas pusieron sus personas á
todo quanto peligro se pueden poner ó
determinar los buenos milites ó un vale-
qui vero mala, ¡n ignem elernum(S. Athannsio, De
Symbolo catholiro).
G¿0
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
roso é noble capitán, é con la bandera
de Chripsto é con licencia é voluntad de
su Príncipe, fueron á morir, dexando su
reposso é quietud , é tomando tan noto-
rios y excesivos trabaxos como bailaron y
en que acabaron sus officios, como cava-
lleros do Jhesu Chripsto. Y porque tras la
trabaxosa armada é infelice evento del ca-
pitán Pampliilo de Narvaez (de quien en el
libro precedente se tracto) se dirá en el
pressente la muerte é fin de Johan Pongo
de León, adelantado de Bimini; no se
lia de entender que sus trabaxos fueron
después de los de Narvaez, sino prime-
ro, como el letor lo podrá advertir en su
lecion, si en ello quisiere mirar, por los
tiempos en que lo uno é lo otro acaesgió.
Mas aunque fué mucho antes la muerte
de Johan Ponce, pónese aqui después del
dicho capitán Narvaez por la continuación
de la costa é geographia ó assiento de la
Tierra-Firme, que traygo dende el estre-
cho famoso que descubrió el capitán Fer-
nando de Magallanes en el otro hemis-
pherio ó polo antártico, é voy descu-
briendo hasta llegar á los Bacallaos é tier-
ra que llaman del Labrador, como lo pro-
metí en el prohemio ó introducion del li-
bro XX desta General historia de Indias,
ques el primero desta segunda parle do-
lías. E lo que hasta el pressente tiempo
se sabe desta tierra é gobernación de la
provincia de la Florida, es muy poco en
comparación de lo que ac espera saber
adelante , después que la tierra se pueble
é sea mejor entendida que hasta agora.
E porque para recitar los servicios é mé-
ritos del adelantado Johan Ponce de
León , si se oviessen de decir dende su
principio, seria nescessario tornar á es-
cribir é repetir parte de lo questá dicho,
si el letor quisiere mejor entenderlo, lea
el libro XVI de la primera parte, deudo
el capítulo II adelante, ó allí hallará cómo
dende la isla de Sanct Johan , donde este
capitán tenia su assiento , descubrió á la
parte del Norte has islas de Bimini, la
principal de las quales está en veynte y
siete grados desta parte de la línia cqui-
nocial, veynte Leguas al Oriente del Les-
te al Hueste con la Florida, ques en Tier-
ra-Firme, que fué assimesmo descubier-
ta por el dicho Johan Ponce. Y en el li-
bro XVI de la primera parte destas his-
torias, en el capítulo XI, yo escribí cómo
descubrió assimesmo la isla llamada Ba-
hamá. Queda agora de decir algunas
particularidades desta tierra Florida, cu-
yo assiento puntualmente é su costa ya se
dixo en el libro XXI, capítulo IX en esta
segunda parte, é no hay nescessidad de
cansar al que lee, pues allí lo hallará.
También se dirá su desastrado fin de una
flecha ó saeta, de la qual frucla en aque-
lla tierra hallaron este capitán é su gente
más que no del oro que buscaban los que
le siguieron, quél no lo avia menester,
porque tenia assaz bienes temporales en
que pudiera vivir , si no toviera tan avi-
vado el desseo de la conversión de aque-
llas gentes, ó de acrescentar su estado é
persona en estas temporalidades, que
son tan deleznables é de tan inconstante
pressa como las anguillas, é aun más
presto se descabullen de las manos de
los hombres. Lo qual no harían, si tomas-
sen un puño de tierra para relenellas, á lo
menos para usarlas, acordándose de aque-
llas palabras que digo el sacerdote á los
fieles, poniéndoles aquella cruz de cónica
el primero dia de quaresma, para acor-
darles que son cenica ó tierra \ 6 que en
ella nos avernos de resolver, para que
todo lo del suelo se tenga por lo ques, é
la memoria esté fixa en lo que ha de per-
manescer é nunca acabarse. Y desta ma-
nera lo que turaren estas cosas de tierra,
usarse hían como conviniesse al ánima é
1 Génesis , cap. III.
DE INDIAS. LIB. XXXVI. PROHEMIO.
al cuerpo, ó no serian causa quclla con
61 muriesse, ni que por lo menos se ol-
vidasse loques más, 6 una gloria tan in-
finita. Donde plega á Dios que á todos los
que rescibieren su lia¡)tisnio é nombre
chripstiano haga dignosquc la pocen: [mes
que lo- compró Nuestro Redemptor con
-u propria é presciosa sangre é muerte,
en la qual caben los méritos que á lós
pecadores faltan para conseguir la divina
misericordia; é con essa mesma sangre
é passion de quien la vertió son todos ca-
paces de aquellas celestiales sillas, donde
plega á JJiesu Cliripsto questos milites,
que en estas partes lian pregonado su Ice,
estén colocados, é que en ellas se les ha-
yan convertido aquellos thessoros que
acá abaxo buscaban, que no es de creer
que moririan tan de.-acordados que los
desseen viviendo, sino para servir á Dios
con ellos. El uno reparando su propria
nesfessidad, y el otro por criar sus hijos
é sostener la carga matrimonial, y el otro
por hacer limosnas con lo que adquiries-
se, y el otro para visitar la casa sancta
de Hierusalem é otras calhólicas é sanctas
peregrinaciones. E assi con diverssos é
buenos propóssitos pueden aver bien aca-
bado quanto á Dios, aunque á los hom-
bres les parezca otra cosa ; porque en la
verdad estas cosas del ánima ninguno
puedejuslamente juzgarlas, sino quien las
crió. Los hombres juzguen á sí mesmos y
enmiéndense , pues tan poco es el tiempo
que nos puede acompañar en esta vida,
é tan perpetuo e infinito el que ha do tu-
rar la otra en bien ó en mal, segund la
auctoridad que del Sánelo Athanasio se
alegó de susso.
CAPITULO I.
En el qual se Irada del armada quel adelantado Jolian Ponce de León hiro , con que fué á poblar ¿-con-
quistar en la Tierra-Firme, í la parte del Norle, la provincia que llaman La Florida , qu¿l avia anles des-
cubierto , ¿ cómo le desbarataron los indios ¿ le birieron de una ílccba , de que vino á morir á la isla de
Cuba, alias Fernandina; <¿ assimesmo se Iraclan otras particularidades dessa tierra.
Chorno se dixo en el libro XVI de la pri-
mera parte des tas historias, Johan Ponce
de León avia conquistado é pacificado la
isla de Boriquen , que agora se llama de
Sanct Johan, y en aquella isla por su in-
dustria é grangerias vino á ser muy rico
hombre, é á tener mucho ganado.de va-
cas é ovejas 6 puercos é yeguas , é cogió
mucho oro de minas, é allegó tantos bie-
nes, que pudiera muy bien passar esta
vida (é aun ayudar á otros en sus mise-
rias). É cómo era hidalgo é hombre de
gentiles é altos pensamientos, parescióle
que quitándole el cargo de la goberna-
ción de la isla de Sanct Johan (como se
lo quitaron por la diligencia é sagacidad
de sus émulos) quél no podia estar ni vi-
vir contento donde otros lo mandassen;
é assi por esto como por emplear bien el
tiempo, é pensando que con él é sus di-
neros (que tenia hartos) podría , sirvien-
do á Dios é al Rey con ellos, doblar é ha-
cerlos muchos más, é acrescenlar su per.
5pna en tilñlos de honor y estado : é para
este efetto, ó mejor diciendo para aquel
que su ventura le tenia guardado, des-
pués que descubrió á Bimini é le dió el
P,e\ Mulo de adelantado por lo que avia
gastado é servido en sus armadas é bus-
cando aquella fuente de Bimini, que los
indios avian dado á entender que hacia
renovar é retoñescer é refrescar la edad
é fucrcas del que bebia ó se lavaba en
aquella fuente, cómo todo aquello paró
en la vanidad que debia de parar una co-
sa tan fabulosa é mendace , é vido que
i
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
022
avia seydo burlado é mal informado , no
cansado por gaslos ni trabaxos, volvió á
armar con más acuerdo y expensas, é
proveyó é puso en órden ciertos navios
para entrar por la Tierra-Firme en la ban-
da del Norte, en aquella costa é punta
que entra en la mar cicnt leguas de lon-
gitud é cinqiicnta de latitud, poco más ó
menos. É parescióle que demás de lo que
se podia alcancar é saber de las islas que
por allí hay, que también en la Tierra-
Firine se podrían saber otros secretos é
cosas importantes, é convertir aquellas
gentes á Dios con utilidad grande de su
persona en particular é generalmente pa-
ra todos los que con él yban , que eran
doscientos hombres ó ginqüenta caballos
en los navios, ques dicho. É hasta poner
en efetto essa armada, dispendio mucho:
é passó á aquella tierra por el mes de
. . . . * del año de mili é quinientos é
veynte años: é como buen poblador, lle-
vó yeguas é terneras é puercos é ovejas
é cabras é todas las maneras de animales
domésticos é útiles al servigio de los hom-
bres; é también para la agricoltura é la-
bor del campo fué proveydo de todas si-
mientes, como si el negocio de su pobla-
ción no cstovíera en más de llegar é cul-
livar la tierra é apacentar sus ganados.
Pero el temple de la región era muy di-
ferente é dosconvinientc á lo quél lleva-
ba imaginado, é los naturales de la tierra
gente muy aspora ó muy salvage é beli-
cosa é feroz é indómita é no acostumbra-
da á quietud ni á dexar su libertad tan
fácilmente en discreción ó voluntad ex-
irangera de otros hombres, ni en elecion
de aquellos fraylcs é clérigos de que yba
acompañado para el excrgigio del culto
divino é servicio de la iglesia, aunque
predicassen quanto quisiessen, ni pudie-
ran ser entendidos con la brevedad que
* May un claro en el códice autógrafo, <|iic no
c« posible adora llenar sin exposición , pues que en
d capitulo XI del libro XVI, en que habla Oviedo
se les figuraba á ellos é al que allá los lle-
vó, si Dios de poder absoluto no los In-
giera ser entendidos de aquellas gentes
barbaríssimas é salvages ydólatras é col-
madas de delictosé vigios. Quiero degir,
que aunque, como en la verdad todo lo
que paresge dificultoso es fágil de obrar
á Dios, quando le plage , es bien que pen-
semos que no somos meresgedores de
essa fagilidad, ni tan á pié enjuto se to-
men essas truchas: é quiere que prime-
ro se reformen las personas de los pesca-
dores , para que caygan en conosgimien-
lo de la verdad los que los han de escu-
char é seguir. Non obstante que con este
capitán yban personas religiosas é de
buena dotrina ; pero pues todo se erró,
é se perdió el armada y el capitán y el
tiempo é hagienda juntamente y en bre-
ves dias, de pensar es que no era Dios
servido ni el tiempo llegado de la con-
versión de aquella tierra é provingia á
nuestra sancta fée cathólica , pues permi-
te quel diablo aun los tenga engañados é
por suyos á aquellos indios, é que se au-
mente la poblagion infernal con _sus
ánimas.
Esta armada llegó á aquella tierra el
año que está dicho ; é luego el adelantado
Johan Pongo, cómo se desembarcó, dio.
como hombre proveydo , órden en que la
gente de su armada descansasse ; é quan-
do le paresgió, movió con su gente y en-
tró por la tierra y en una guagábara ó ba-
talla que ovo con los indios, cómo él pfíl.
animoso capitán , é se halló do los prime-
ros, 6 no tan diestro en aquella tierra co-
mo en las islas, cargaron tantos ó tales
do los enemigos, que no bastó su gente é
su esfuergo á los resistir. Y. en fin le des-
barataron ó mataron parte de los chrips-
tianOS, é murieron más que doblados de
los indios, y él salió herido de un flecha-
de la expedición de Bimini , lampoco designa el
mes en que luvo principio rsla empresa.
DE INDIAS. LIB.
#
co malamente; é acordó de se yr a la is-
la de Cuba para se curar, si pudiesse, 6
< on más genle é pujanca volver á essa
conquista. É assi se embarcó é llegó á la
isla al puerto de la Habana, donde des-
pués de allegado, vivió poco; pero murió
como catliólico é rescebidos los sacra-
mentos, é también murieron oíros que
yban heridos, é otros de enfermedades.
Pero porque este gobernador vido poco
de aquella tierra, é después andando el
«¡empo, passó á ella otro adelantado, que
fué Hernando de Soto, é con más genle
e poder, é no con mejor ni tal ventura,
pues allá <|iicil<i murrio, r se supo 11,11-
cho más de aquella tierra de la Florida,
él que se quisiere informar della,si es-
XXXVI. CAP. I. G23
tos mis libros lia leydo á reo , ya lo avrá
visto en la primera parte desta General
historia de Indias: é si no lia traydo con-
tinuada su lecion, ocurra al libro XVII
de la primera parte, dende el capitu-
lo XXI hasta el fin del capítulo XXX , é
verá una lecion notable de la ferocidad
de aquella gente septentrional, é muchas
particularidades ó cosas nuevas de oyr.
También se dixo en el libro XXXIII, en
la conquista de la Nueva España , que
una caravela de las deste adelantado Jo-
ban Ponce de León, aportó á la Nueva
España , é aquella llevó poca gente de los
que escaparon' drl otro peligro de la Flo-
rida.
CAPITULO II.
En el qual se Iracta de Hcrlo animal ó vacas monlesas, que hay en la Tierra-Firme á las espaldas de la
provincia de la Florida i parte septentrional de la mar del Norle.
j\ luchos de los que han andado en la
Tierra-Firme, á la parte del Norte é ma-
res más puestas al Septentrión , han visto
muchas vacas 6 toros, los quales en sí
son comunmente mayores reses que nues-
tras vacas de España. Tienen los pescue-
zos muy llenos de lana, é la cabrea traen
algo más baxa que las vacas de España:
e dende las corvas á medias piernas aba-
xo hasta las uñas están assimesmo con
mucha lana , 6 lo demás de su cuerpo es
raso 6 las colas largas, de la manera que
acá las tienen las vacas, é los cuernos
puntiagudos y el uno contra el otro, co-
mo se verá en la figura pressente. Los
machos tienen una corcoba alta sobre los
hombros, 6 las hembras no la tienen, é la
lana de lo restante del cuerpo es como me-
rina, espessa; ó no anda ni se muevo
portante ni de andadura ó passeando, si-
no á par, como acá haria un caballo ma-
niatado; pero son sueltos ó muy salyages
é innumerables. La carne dcllos es bue-
na y el cuero muy recio, é todos ellos
son de color leonado escuro. Estos ani-
males hay en mucha parte de la Tierra-
Firme al Septentrión. É porque el letor
mejor lo entienda se pone aqui su figura 4.
Véase la lámina V.3, fig. 7.a de la primera parle, tomo f.
Aqueste es el libro décimo octavo de la segunda parte, y es el trigéssimo séptimo de
la Natural y general Historia de las Indias, islas y Tierrra-Firmc del mar Océano de
la corona é ceptro real de Castilla é de León : el qual tracta de la gobernación de
la provincia llamada Chicora (é más propiamente dicha Gualdape) en la Tierra-Fir-
me, á la parte del Norte, que fué a poblar el licenciado Lúeas Vázquez de Ayllon,
vecino desla cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española , oydor de Su Mages-
tad en el Audiengia é Changilleria Real que aqui reside, cavallero de la Orden mi-
litar del Apóstol Sanctiago.
PROHEMIO.
Ilíl que ha de mandar soldados, solda-
do debe ser primero. Dexemos estar
aparte los príncipes é reyes, que nascic-
ron señores ..porque aquessos son fuera
desta regla: é aun los tales, usando las
armas, las entienden mejor (puesto que
dende que nasgen siempre bailan cerca
de .-.í quien esto é otra qualquiera scien-
cia con verdadera expiriencia les pueda
enseñar). Pero los otros varones es me-
nester que sean exercitados, como discí-
pulos, antes que prediquen ó usen cuino
maestros.
Yo creo bien quel licenciado Lúeas
Vázquez de Ayllon supiera ser alcalde é
hacer justicia, decidiendo un letigio que
ante él se Iraclara, porque para csse efcl-
lo aprendió derechos; pero nunca se vis-
tió coraca ni ciñó espada para ganar suel-
do con ella, ni defender su capa, ni ad-
quirir la agena por milite. Aunque en la
verdad era de buena casta de hijosdalgo,
porque yo conosgí á su padre, Johan dé
Ayllon, más ha de ginqiienta años, en tal
possesion, vecino é regidor ó jurado en
la cibdad de Toledo; c conozco bien ha
quarenta é más años otro su hijo, herma-
no del mesmo licenciado, cavallero de la
Orden militar del Apóstol Sanctiago, Hu-
mado Perálvarcz de Ayllon, al qual vi
en Italia, militando en servicio del duque
de Valentinocs, don Céssar de Borja, é
muy bien eslimado entre los cavalleros
de su exéreito. Y vi queste mesmo Perál-
varcz íle Ayllon se halló en la defensa del
castillo ó forlaleca de Salsas , año de mili
DE INDIAS. LIR. XXXVII. I'ROIIFMK >.
62o
é quinientos y (res, con el capitán don
Sancho de Castilla, alcayde de la dicha
Salsas, é con otros ca valleros é hidalgos
que la defendieron valerosamente al exér-
cito e casa de Francia , aunque la echa-
ron por tierra quassi por la grand artille-
ría con que la batieron , é aun tenia ya
macha parte á fuerza de picos para la
poner enqüentps; pero quedaron los cer-
cados invencibles, hasta que en persona
el Rey Cathólico don Fernando la socor-
rió. É aquel día que los franceses alearon
su campo, é con daño suyo se fueron,
entró el exérgito del Rey Cathólico que-
mando ó tornando castillos ó villas por
Francia (assi como fueron Cijar ó Fitot ó
la Palma , é después Leocata).
Aquel mesmo día ví quel Rey armó ca-
valleros por su mano (res hijos del duque
de Al va, don Fadrique de Toledo, que
fueron don Garfia de Toledo, primogéni-
to del dicho duque (el qual don Garfia
fue [>adre del duque de Alva que hoy es
don Fernando Alvarcz de Toledo); y el
segundo que armó cavallero fué don
Pedro de Toledo, marqués de Villafran-
ca , hermano del dicho don García ; é ¡i
don Fernando de Toledo, comendador
mayor que fué después de Alcántara,
hijo menor del dicho duque don Fadri-
que. Y el quarto fué un hidalgo leonés,
llamado Martin de Robles, que se ha-
lló dentro en la defensa de Salsas: el
quinto fué Pedro de Losada, acemile-
ro mayor del Rey, que también estu-
vo dentro de Salsas; y el sexto que ar-
mó cavallero fué este Pcrálvarez de Ay-
llon, al qual, deudo á pocos dias, le dio
el Rey el hábito de Sanctiago é le higo
otras mercedes. Este bien sé yo que su-
piera mandar soldados, porque fué sol-
dado y exercilado en la militar discipli-
na ; pero el ligengiado Ayllon , su herma-
no , no se tenia otro crédito en cosas de
i Salustiu, De bullo Jugurtino.
TOMO III.
guerra sino que era noble persona en con-
versación.
En esta isla tuvo cargo de justicia, é
después fué oydor en el Audiencia Real
que aqui reside, donde hico bien su of-
figio, é assi se pensaba que hiciera el de
capitán é gobernador, porque demás de
ser de buena casta, avia mucho tiempo
que residia en esta isla. Pero el (pie to-
mó a la postre con su armada , nunca le
avia hecho: créese que si hallara la tierra
adonde fué di' paz, que la gobernara bien.
Pero quisiera yo, pues tomaba las ar-
mas, que avicndolas usado, pudiera degir
lo que dixo .Marco al pueblo romano en
aquella oración, que consta por el Yugur-
tino Iraclado de Salustio, por estas pala-
bras: (Aquello quessos suelen oyr é leer,
yo lo he visto, é parte por mí mesmo he
fecho: c aquello quessos en los libros, yo
en la milicia lo he aprendido». '
Assi que quiero decir, quel licengiado
Ayllon, no por hombre de guerra, pero
por virtuoso cavallero é persona de buen
entendimiento, era tenido. Exergitados
han de ser los que exérgitos han de man-
dar, muy bien digc el mesmo auclor:
•Fáciles todo principio de guerra, mas
muy difícil el fin; porque el comengar es
lígito á qualquiera por desúlil que sea;
mas el fenesger es solamente congedido
á los vencedores » . 2
Como quier quello sea , no desmeres-
ge su buen desseo dol licenciado, porque
su fin créese que era de cathólico, é que
desseaba servir á Dios é al Rey, acres-
gentando el número de los chripstianos c
aumentando señoríos á la Céssarca Ma-
gostad é corona de Castilla ; é también á
vueltas desso poner su persona cu más es-
tado, puesto quel que tenia aqui era muy
preheminente é tan pringipal, como es di-
cho. É si fuera dcsto ques dicho, le mo-
vió alguna ambigion ó cobdigia , hombre
2 id. id.
79
626
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
era, é su persona é bienes lo pagaron, ó
con él otros muchos por le creer , y él
porque creyó á un medio Iraydor, criado
suyo y esclavo , é natural de aquella tier-
ra , que llevó por guia : el qual , por tor-
nar á su patria , le dió á entender lo que
no pudo hacer verdad.
El año de mili é quinientos é veynte y
tres yo fui a España , é yendo dende Se-
villa á la corte passé por Nuestra Señora
de Guadalupe, donde hallé al licenciado
Ayllon que venia para esta su empressa,
despachado é favorescido , é con el há-
bito de Sanctiago quel Emperador poco
antes le avia dado; é cómo éramos ami-
gos, comunicóme su viage , é cierto me
pessó oyrle decir adonde yba : é díxome
la confianza grande que tenia de aquel
esclavo, é que le avia fecho chripstiano,
é que era muy buena persona é de muy
gentil juicio. Llevaba yo estonces unaperla
grande que tuve , de la qual se hico men-
<;ion en el libro XIX, capítulo VIII de la
primera parte , que pessaba veynte é seys
quilates y era perfetta é redonda, é qui-
se que la viesse, porque él me decia que
aquel indio le deeja que las avia excelen-
tes é grandes en su tierra : é dixo el li-
cenciado que era muy pequeña a respec-
to de las que le prometía aquel su adalid,
é tanto más se me repressentó é tuve por
cierto su engaño; é creí que aquel indio
mentía en quanto le avia dicho, é quel
desseo de vulver á su patria le hafia de-
cir todo aquello, de que conosgía quel li-
cenciado se holgaba, é que como astuto
acomulaba novelas que no se le debian
creer; é assi se lo dixc al licenciado. Él
me respondió quel indio era ya muy la-
dino é muy buen chripstiano, é tenia tan-
to amor al licenciado como si fuera su
hijo, é quél le tractaba como si le engen-
drara; é assi á este propóssilo me le loó
tanto, que conoscí que le creía como si
fuera evangelista ; pero lo que sacó de su
crédito la historia lo dirá.
Parésgeme á mí que todos los cautelo-
sos tienen por dechado aquel ardid que
Anibal usó con los romanos (quando les
dió aquella derrota é vencimiento memo-
rable de la batalla de Canas) ques pro-
curar quel viento dé al enemigo en la ca-
ra, para que con dificultad se defienda
de las armas del adverssario, é dando al
vencedor en las espaldas, más sin empa-
cho consiga su victoria. É assi este ene-
migo familiar daba con el viento de la
esperanza en los ojos al Iigenciado, su
amo , é le segó de tal manera que le des-
truyó.
Dice Lucio Frontino que Anibal , cerca
de Canas, aviendo considerado quel vien-
to volturno (id esl Susueste) por un cier-
to rio, fuera de la natura de todos los
ríos, la mañana temprano ultra modo so-
plaba, de manera que los montecillos del
arena é del polvo levantaba, é que de tal
forma ordenó sus esquadras, que toda la
fuerca del viento daba en las espaldas á
los suyos y en los ojos y en la cara á los
romanos: por la qual cosa, sumamente á
sus enemigos contraria é adverssa , con-
siguió aquella memorable victoria
Assi á nuestro propóssito quadra lo que
está dicho , para quel prudente siempre
esté en vela con los hombres sospecho-
sos. ¿Qué se puede fiar de un esclavo,
sino esperar dél que , quando no os calá-
redes, avés de hallaros sin él?
En una oración que al pueblo romano
hico Cayo Momio, digo ques mayor ver-
Siienca perder la ganada libertad, que
aver scydo siempre subjelo 2.
Claro está quel esclavo no mcresce ser
creydo , porque el dolor intrínseco que en
su ánimo padesce, viéndose presso, le es-
timula é acuerda que procure ser exento.
É aun de aqui se colige la justa intención
i Lucú, frontino, lili. II, cap, 2.
2 SiÜUtttio , ¡Je IjcIIu Jiiijui tiitu.
DE IMHAs. LIO.
de la ley, que dispensa que los contrac-
tos que otorgan los que cslán pressos, no
los obligan á guardarlos, ni deben avcr
efetlo. No sé yo cómo el licenciado, sc-
yendo tan buen jurista, ignoró aquesto,
dando crédito á su prissionero ó esclavo,
pues como captivo tenia licencia de men-
tir ó decir todo aquello que le paresgies-
sc que era abrirle el camino para tornar
á su tierra, á su rauger é lujos, si los te-
nia, ó a holgarse con sus padres é ami-
gos en su patria, cobrando su libertad é
restaurando su persona sin captiverio. Y
essa fée de baptismo que acá le presta-
ron , si en él imprimiera, no hiciera lo que
higo. Ello está bien entendido y el tiem-
po lo mostró con la obra y efetto en que
XXXVII. PROHEMIO. 627
paró el armada é los pecadores que en
ella se hallaron, de los qualcs, como de
testigos de vista , yo fui informado de lo
que aqui se dirá, en especial de tres re-
ligiosos de la Orden de los Predicadores,
fray Antonio Montesino , fray Antonio de
Cervantes é fray Pedro de Estrada , é do
Francisco Gómez, que fue capitán é al-
calde ó teniente del dicho licenciado, ó
de Pedro de Quexo, que fué por piloto
mayor, é de Jolian Rodríguez Malaver,
é de otras personas fidedignas que esca-
paron é volvieron á esta cibdad de Sáne-
lo Domingo ; é al pressente algunos de-
llos están vivos é viven aqui, que meres-
gen crédito.
CAPITULO í.
En que se tracla el subcesso de la mal encaminada empressa de la gobernación é armada del licenciado
Lucas Vázquez de Ayllon , que fué & la Tierra-Firme á la parle que nos es opuesta á la parte del Norle,
deudo la villa del Puerlo de Piala dcsla Isla Española; é cómo é dónde murió el licenciado é la mayor par-
le de la genlc que llevó.
En la prefación de susso se dixo cómo
el año de mili é quinientos é veyntc y
tres vino despachado é provejdo el li-
cenciado Lúeas Vázquez de Ayllon para
yr por capitán general é gobernador de
Su Magestad á cierta provincia de la
Tierra-Firme, que está de la otra parte
de la isla Fernandína, alias Cuba : el qual,
cómo aqui á Sánelo Domingo llegó, ve-
nido de España , residió en su offigio de
oydor desta Real Audiencia é Cnancille-
ría que aqui hay ; é también entendía en
se aderesgar é proveer para las cosas de
su armada é hager su viage. É tardó tan-
to en esto, que le enviaron á mandar los
señores del Consejo Real de Indias que
pusiesse en efetto su empressa, confor-
me á lo que tenia capitulado, si no que
proveerían en el negocio para que fuesse
otro capitán á lo hager, é le excluirían
de la negogiagion ó cargo que se le avía
dado, para que aquella tierra se poblassc:
y por esto él se determinó de se dar más
priessa en su partida, la qual fué dende
el Puerto de Plata, que en esta isla está
á la parte de la banda del Norte: de don-
de salió mediado el mes de julio del año
de mili é quinientos é veyntc y seys años
con una nao grande, que era la capitana,
é otra que llaman la Bretona, é otra nao
nombrada Sancta Caíhaltna; é olra que
se dige la Chorruca , é un bergantín é un
patáx ó gabarra. Assi que, eran seys ve-
las por todas, en que fueron quinientos
hombres , é los más dellos isleños é dies-
tros en estas partes , é ochenta ó noventa
caballos muy buenos, é bien proveydo
de todos los bastimentos é cosas que para
la jornada le paresgióque era nesgessario.
De la manera ques dicho fué su viage
derecho á se desembarcar en un rio que
le llaman rio Jordán, que está más al
f»2S
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Oriente de la provincia de la Florida, en
la mesma costa de la Tierra-Firme, cien-
to é einqüenta leguas, poco más ó menos:
la boca del qual rio está en treynta é
tres grados é dos tercios desta parte de
la línia equinocial , a la banda de nuestro
polo ártico.
Aquella tierra qucl licenciado Ayllon é
su armada fueron á buscar, la llama el
chronista Pedro Mártir en su tractado Chi-
cora , porque aquel indio falso adalid que)
licenciado llevó, é otras lenguas de aque-
lla tierra la nombraban assi; pero dende
á muy pocos dias se huyeron la tierra
adentro, ó dexaron en blanco al licencia-
do é á los demás que de sus palabras fia-
ban: y en toda la costa, ni en lo que den-
tro de la tierra vieron los españoles, ni
se pudo ver ni aver noticia de provincia
ni puerto, ni rio ni población que tal nom-
bre toviesse : ni vieron tierra ni provin-
cia que se llamasse de los nombres que
se contenían en la capitulación quel licen-
ciado tuvo con Su Magostad Cessárea,
que yo he visto , que son los quel dicho
indio le debiera avisar. É dice la licencia
real que le dá facultad para que pueda yr
el dicho licenciado, ó enviar á proseguir
el descubrimiento de la tierra é provin-
cias é islas de Duahe, Chicora, Yta, Tan-
cae, Anica, Tivecocayo, Xapira, Gua-
caya, Xoxi, Soria, Pasqui, Aranui, Xamu-
nanuc, Hunqnc, Tanaca, Yenyohol, Pa-
lme, Yainiscaron, Orixa, Inisiguanin y
Noxa: que en cada nombre destos pensó
el licenciado que llevaba un thessoro, ó
como he dicho ninguna tierra se supo de
lales títulos. Pero parésceme que bastaba
el de adelantado que por la capitulación
real se le prometió destas tierras é pro-
vincias é islas, é de lodo lo que por su
induMria fin •>.-,( • descubierto; c otras mer-
cedes se le prometieron por la dicha ca-
pitulación, fecha en Yalladolid á veynte
6 seys de junio de mil! ó quinientos 6
veynte y lie- años. Assi que, este fué el
recabdo queste cavallero sacó de la con-
flanea de su indio Francisco de Chicora.
Pero el principio de la perdición é des-
ventura de aquesta armada, fué que al
entrar, que la dicha nao capitana en-
traba en el rio Jordán, se perdió con to-
dos los bastimentos (puesto que se salvó
la gente) , é los otros navios que eran me-
nores entraron sin peligro.
Después que cstovieron allí algunos
dias , descontentos de la tierra é ydas las
lenguas ó guias que llevaron , acordaron
de yrsc á poblar la costa adelante hácia
la costa occidental , é fueron á un grand
rio (quarenta ó quarenta é cinco leguas
de allí, pocas más ó menos) que se di-
go Gualdape : é allí assentaron su campo
ó real en la costa del, é comencaron á
hacer casas, porque no las avia, sino al-
gunas caserías léxos unas de otras, é la
tierra toda muy llana é de muchas ciéne-
gas, pero el rio muy poderoso é de mu-
chos é buenos pescados; é á la entrada
dél era baxo , si con la crescicnte no en-
traban los navios. É cómo les faltaban
mantenimientos y en la tierra no los ha-
llaban, élos frios eran muy grandes, por-
que aquella tierra, donde pararon, está en
treynta é tres grados para arriba, y era
raso, adolesció mucha gente é muriéronse
muchos; y el licenciado luego cayó malo
é también se lo llevó Dios. El qual murió
como cathólico, roscebidos los sacramen-
tos, é arrepentido de sus culpas é de sus
pensamientos é armada:" é passó de aques-
ta vida dia de Sanct Lúeas, á diez é ocho
dias de otubre de aquel año de mili é qui-
nientos é veynte y seys. É dexó ordena-
do que fuesse gobernador en su lugar, en
tanto que Sus Magostados provoyessen lo
que fuesse su servicio , un sobrino suyo,
thessorero de la isla do Sanct Johan, que
si' decía Johan Ramírez , ó que estaba au-
sente en cssa sacón en la dicha isla de
Sanct Johan; y en tanto quedaba por su
capitán é teniente aquel Francisco Gómez.
DE INDIAS. Ll
de quien se higo mención de susso en el
proliemio. Poro entre essos soldados ó
gente que quedó no faltaron un par de
hombrea desconcertados amotinadores,
que pusieron en trabaxo á todos: de los
quales el principa] fué un Ginés Doncel,
. XXXVII. CAP. I. 020
vecino desta cibdad é natural de la vi-
lla de Gibraltar, que se juntó con otro
de tan mal sesso como el , que se decía
Pedro de Bacán, como más largamente
se dirá en el siguiente capítulo.
CAPITULO II.
En que se tracta de la (irania é motin de Ginés Doncel é Pedro de Bacán , é como fué presso esle Ginés
Doncel é se bifO justicia del Pedro de Bacán. É también cuenta la historia cómo trayendo el cuerpo del
licenciado Ayllon muerto á esta Isla, lo echaron en la mar \
Ginés Doncel , después que vido muer-
to al licenciado Ayllon, como hombre
sin consejo é que confiaba de su habili-
dad é sagacidad que podría ser capitán
de los que quedaban, só color que como
estaban descontentos de la tierra él de-
cía que los llevaría della , é dando otras
falsas colores á su desatino, prendió al
teniente é á los alcaldes, é púsolos en
grand nescessídad ; ó truxo á su opinión
á un Pedro de Bacán , que no tenia más
sosiego quél , é á otros desconcertados é
aparejados á hacer su voluntad é lo que
le paresciesse. En esta sacón los indios
mataron algunos españoles desmandados:
los quales son muy grandes flecheros, pe-
ro no tienen hierba, sino muy recios ar-
cos que hacen de castaños (que hay mu-
chos la tierra adentro), é traen sus carca-
jes de cueros de adives é otros anima-
les: é la gente natural do aquella tierra
son bien dispuestas personas, é más altos
que los indios destas nuestras islas co-
. munmente.
No podiendo comportar algunos hom-
bres de bien la titania é soberbia del di-
cho Ginés Dongel é de su parcialidad,
juntáronse algunos, y en especial dos hi-
dalgos, llamados Oliveros é Monesterio, é
con otros que se allegaron á su paresger
acordaron de hablarle al Ginés para que
soltassc los que tenia pressos , dándole á
entender que caia en mal caso, é que era
muy mal fecho. Á lo qual el replicó lo
que le pareseió, culpándolos é digiendo
que los pressos se querían yr é dexarlos
perdidos á los demás en la tierra, é lle-
varse los navios, é atribuíanles otras cul-
pas que no tenían. Desta habla é amones-
tación le quedó al Ginés Doncel una per-
pétua enemistad con Oliveros, porque era
hombre de hecho , y el que rodeaba de
deshacer é no consentir la tiranía del Gi-
nés; é comengó á traclar con el Bagan
cómo le matassen á él é al Monesterio. É
una noche que avian de poner en efetto
su mala intengion, siguióse que unos ne-
gros pegaron fuego á la casa del Ginés
por su proprio sesso dessos esclavos; y
estaban allí los pressos, é ardiendo el
fuego, acudieron todos á lo matar: é assi
ovo lugar de salir los pressos de don-
de estaban detenidos. En esse mesmo
tiempo el Bagan fue á matar al dicho Mo-
nesterio, que estaba en su posada; y el
otro, como era hombro de buen ánimo,
salió á él é comengóle á maltractar, por-
que el Bagan yba armado. Y también en
esse tiempo é sagon el Oliveros buscaba
al Ginés Dongel (el qual armado se avia
* De esle epígrafe suprimió Oviedo algunas
cláusulas insignificantes para la inteligencia de la
historia, pur lo cual no juzgamos necesario reprodu-
cirlas.
C30
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
escondido debaxo de una barbacoa ó le-
cho) é queríalo prender: é cómo se oian
las voces é combalo que entre el Bacán é
Moncsterio avia , acudió á ellas el Olive-
ros , ó llegado dixo al Bagan que se dies-
se á prission, y él respondióle con muchas
cuchilladas que le liró, y el Oliveros en-
tró con él , é de un revés que le dió en
una pierna dió con él en tierra, é allí le
dieron otras heridas , é quedó presso. É
acudieron luego donde el fuego andaba,
y el Ginés estaba todavía escondido: é
finalmente se dió á prission , é fué puesta
la justicia é los alcaldes en libertad, é fué
mandado arrastrar é degollar el dicho
Bacán, é assi se puso por obra, aunque
él estaba tal , que sin esso no podia esca-
par de las heridas.
Presso el Ginés é otros algunos de su
confederación , acordaron estos que que-
daban de se venir a estas islas, é pu-
siéronlo en efetto: é metieron el cuer-
po del licenciado en la gabarra ó patáx,
para lo traer á esta cibdad de Sanc-
to Domingo, donde tenia su casa é as-
siento, ó al puerto de Plata , donde
tenia la mitad de un injeuio poderoso y
era bien heredado para lo traer dende
allí á esta cibdad; pero porque tovieron
mala navegación, al cabo dieron con él en
la grand sepoltura desla mar occana,
donde están ó fueron echados otros capí,
tañes é gobernadores (ó los echó su ven-
tura antes é después que al licenciado).
Asssi que en esto paró su gobernación.
Todos los que quedaron se vinieron á
estas islas Española é Sanct Johan ; pero
fueron los menos de los queste camino hi-
cieron, porque de quinientos que se em-
barcaron en puerto de Plata no se esca-
paron ciento é cinqüenta hombres con
las vidas, é los más dellos de enferme-
dades é de hambre.
Desta manera , letor mió é señor pru-
dente , que aveys aquí oydo en este libro
é otros destas historias , se busca el oro
en estas partes, é topan más ayna con
lloro é muerte de los cuerpos y en aven-
tura mucha é peligro de las ánimas.
Vengamos agora á hablar en las cosas
particulares de aquella tierra é rio de
Gualdape, de la qual ninguna mención
ni pintura hace la carta de navegar; pero
no hay duda en lo dicho por los muchos
testigos que, por su mal, lo vieron y es-
cotaron en ella sus trabaxos é vidas; é al
pressente hay algunos en esta cibdad é
isla que lo testifican. É con todo quanto
padesgieron loan algunos la forma de la
región que vieron, é dicen que llevándo-
se la forma que se requiere para poblar
en tal parte, é assaz bastimentos hasta ca-
lar y entender la tierra, no podría dexar
de ser buena cosa , por ser el temple dc-
11a más al propóssito de españoles, é por
lo que se dirá adelante.
CAPITULO III.
En que se tractan algunas particularidades de la provincia de Gualdape en la lierra del Norte , donde mu-
rió el licenciado Lúeas Vázquez de Ayllon.
Lia tierra de Gualdape, é también den-
de el rio de Sancta Elena abaxo al Oc-
cidente , es toda tierra llana. Las po-
blaciones no las vieron estos españoles
que fueron con el licenciado Ayllon, sino
algunas casas ó bnhiOS á manera de case-
río-;, léxos unos de otros; y en algunas
isletas de la costa pequeñas hay ciertas
mezquitas ó templos de aquella gente
ydólatra, é muchos huessos de definidos,
apartados los de los muchachos é niños
de los mayores. Y estos son comohossa-
rios ó carneros de la gente común , por-
que h» de los hombres principales están
DE INDIAS. LID.
por sí en capilla ó Icmplo separado de la
otra comunidad, é también en isletas. E
aquellas casas ó templos tienen paredes
de cal é canto (la qual cal hacen de con-
chas de ostiones de la ruar) y estas son
de hasta un estado y medio de alto, c lo
demás de cssc estado y medio arriba es
de madera de pinos, que hay muchos.
Hay algunas casas principales por aquella
costa , (pie debe entre aquella gente ser
ávida cada una drllaspor un pueblo, por-
que son muy grandes, é son fechas de
pinos muy altos é muy gentiles; y en lo
altf) déxanlis sus minas é hojas, é des-
pués que hacen una hilera ó rengle de
pinos por pared é otra del otro cabo,
quedando enmedio el anchura de quince
ó treynla pies de una rengle a otra, é de
luengo bien trescientos ó más pies, por
lo alto juntan las ramas, 6 assi no hay
nescessidad de lexado ni cubierta, non
obstante que con esteras muy bien pues-
tas cubren lodo lo alto, cnlrctexidas en
los vacuos ó lumbres de entre los pinos
dichos, é por do dentro hay otros pinos
atravessados con la haz de los primeros,
(pie duplican el grosor de la pared; De
forma que la tapia queda gruessa ó fuer-
te, porque están juntos los maderos: y
en cada casa destas tales pueden muy
bien estar ó caber doscientos hombres, é
vivir en ellas, como lo hacen los indios,
dexándoles su puerta donde conviene.
Los animales que hay, á lo menos de
los que se tuvo noticia, son tigres, dan-
tas ó beoris , ciervos , conejos , adives,
(pie son como corras, é muchos dellos son
muy pintados é gritan toda la noche sin
cessar, de quando en quando toda ella,
hasta que comienga a esclarescer el dia
siguiente; gatillos , monillos pardillos con
solos dos dientes altos, con que hora-
dan las nueces é se comen lo de dentro,
ques malo de despegar de la nuez.
Las aves que hay son innumerables
trullas, é naturales de la mesma tierra,
XXXVI!. CAP. III. G31
cuervos, tordos, gorriones como los de
Castilla, perdices como las de Castilla, tór-
tolas, ánsares bravas, ánades é otras aves.
Los árboles, deque los testigos ques di-
cho me informaron que hay en aquella
tierra , son pinos é muchos robles de los
que dan agallas, encinas de bellotas, par-
ras de uvas montesinas, castaños (pero
la fructa es pequeña), mimbres, cañas de
las de España huecas, nogales, carcamo-
ras, las quales, passas fechas, las guar-
dan los indios para comerlas en el invier-
no. Hay morales ó servos é laureles: hay
mucho cumaque 6 buenos palmitos de
los baxos de España ó muy buenos.
De las hierbas hay acederas 6 cerrajas.
En lo de los pescados hay mucho que
decir; é la pesquería del rio Gualdape es
cosa mucho de maravillar por su grand
abundancia de pescados é muy buenos,
segund afirman los religiosos nombrados
■é otras personas, que dicen que vieron
que en un lance de un chinchorro se saca-
ron sobre scysgientas moxarras, é comió
toda la gente deltas, ó aun Ies sobró mu-
cho pescado. Pero de una moxarra en
especial dicen que tenia siete palmos de
luengo é tres ó más de ancho, de que co-
mieron á la mesa el licenciado Ayllon é
diez ó doge personas, é no la pudieron
acabar, y es muy excelente pescado.
Lenguados muchos, é algunos de dos pal-
mos ó dos ó medio é tres de luengo muy
singulares: acedías muchas; ligas mu-
chas é muy grandes é buenas, é otros
muchos pescados de los que por acá hay,
assi como guavinas, róbalos, dahaos é.
otros, é de cada género destos é otros
en mucha abundancia. Pero con todo es-
to se murieron hartos hombres de ham-
bre por falta de pan é por no poder con
sus enfermedades pescar ni valerse unos
á otros.
Era tanto el frió, que como se embar-
caron enfermos é mal proveydos, se mu-
rieron de frió en la caravela nombrada
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Saticla Cathalina siete hombres que se
helaron; y en la nao Choruca acacsgió
una cosa de las que son raras veces ó
nunca vistas , y fué que uno de aquellos
pecadores, queriéndose descalcar las cal-
cas, se le despegó toda la carne de las
piernas ambas dende las rodillas abaxo,
é le quedaron los huessos limpios, y essa
noche se murió.
El caso es que resumiendo el gene-
ral perdimiento desta gente, escaparon
de quinientos hombres que en esta ar-
mada fueron, no más de ciento é cin-
qüenta. ¡Oh capitanes, que predicays
destas tierras que vays á poblar ó á sal-
tear é destruyr, pregonando conversión
é baptismo é destruyendo la tierra en que
entrays é á los naturales della , é matan-
do a los chripslianos que con vosotros
llevays embelesados é atronados de vues-
tras promesas, fritas en el asarten de los
desventurados tristes que os escuchan ó
creen , sin saber dónde ys, sin ninguna
certinidad ni expiriencia de las provin-
cias, donde los llevays á padesger tantas
é tan nuevas maneras de muertes ! Dios
os lo perdone ! Que muchas veges me
acuerdo de un cavallero, que lo llevaban
á degollar con tres ó quatro criados su-
yos participantes en el delicto , é aquellos
yban delante dél ; y el que yba más cer-
ca del señor , cómo dieron el pregón re-
(¡tando la muerte que se les mandaba
dar, volvió la cabega é dixo á su amo:
«¡Oh señor, que por vos me llevan aqui
á morir ! » Y enojado el cavallero del po-
co ánimo de su criado , respondió é dixo:
" Bien veys que no me quedo yo en la
possada». Assi que, estos que padesgen,
bien ven que se acuerda Dios de los me-
dir á la iguala, é á las veges hagen peor fin
que aquellos engañados de sus sermones.
Dios los tenga á todos en via de salva-
gion. Y vos, letor, si aveys de venir á
Indias , no os pesse de leer estos mis li-
bros, é-plega á Jhesu Chripsto que sea con
más ventura que han tenido los más de
los que acá han venido.
La mayor parte deste daño consiste en
que estos capitanes no saben dónde van,
ni se proveen apropóssito de lo que con-
viene, sino de lo que les paresge á ellos.
Y es imposible agertarse unas cosas é ne-
gogios que son tan grandes en sí , en es-
pegial en aquellas partes septentrionales,
donde la gente es más feroz é la tierra
muy fria, é serian menester otros apare-
jos é congierto quel ques apropóssito des-
totras partes australes. Pero con la expi-
riengia de los errores se acostumbran
■ corregir las cosas venideras con regla é
remedio para lodo; y assi plagerá á Nues-
tro Señor que de aqui adelante haya tal
correegion y aviso, que todo subgeda en
aumentagion de la república chripstiana,
y en aeresgenlamiento é prosperidad de
la silla é geptro real de Castilla.
Con todas las culpas que pongo á los ca-
pitanes é á sus sermones , quiero acor-
dar á los soldados que la guerra es de
calidad que solo el nombre le basta para
que aquel que entra en ella entienda que
lo primero que ha de ofresger á la mili-
cia es la vida, é que en los exérgitos po-
cos nasgen, é que la mayor parte de los
que perseveran, se mueren ó los matan.
E pues esto es lo más gierto , proponga
el cathólico soldado de hager de tal ma-
nera su ofíigio , que su ánima no se pier-
da ni la dé á su capitán ni á su Rey,
sino á Dios, cuya es.
m; INDIAS. LIB. XXXVII. CAP. IV
G33
CAPITULO IV.
De otras particularidades de pescados, que se vieron por nuestros españoles en aquella tierra, donde murió
el licenfiado Ayllon, é otras cosas que compelen á la historia.
Como el subcesso de la gobernación
del licenciado Ayllon paró en lo que la
historia ha dicho, y en aquella ningún
español quedó vivo, los que escaparon,
después que volvieron a estas islas, cada
uno tiró por su parte; pero no faltan de
lodo punto algunas personas que testifi-
can lo ques dicho, 6 aun añaden que en
el rio.de Gualdape se tomaron en una ca-
nal sobre septe<;ientos lenguados perfel-
tos , y algunos dellos mucho mayores que
los de España. É muchos otros pescados
se tomaron en veces, assi como albures,
vagres, centollas, besuguillos de palmo
é de xeme de luengo. Pero entre lo ques
dicho 6 muchas corbinas, ó galludillos, 6
tollos , ó catones muy grandes 6 chicos,
é arañas buenas, ovo dos pescados de
que yo me maravillé quanto más aparta-
dos eran de lo que tengo dicho: uno fuó
un cacon tan grande , que mandó la jus-
ticia que no comiessen del, porque no hi-
Ciessc daño; mas cómo la nescessidad era
de más fuerca que los alcaldes , constriñó
á quiltro ó cinco hombres á que comies-
en del cacon, é hícolcs mal provecho,
porque se les cayeron é pelaron las bar-
bas é cabellos é cejas , sin que en cssas
ni en olí a parte de sus personas les que-
dasse pelo alguno. El otro es cierto pes-
cado de mar que tiene concha como tor-
tuga, pero es delgada como la del can-
grejo 6 negra , é tiene muchos pies de ca-
da banda ó costado, é abierto hálianle
muchos huevos no mayores que lentejas:
estando crudo este pescado, él é los hue-
vos hieden mucho á marisco ; y estando
cocido, huele muy bien y es buen manjar
é de buena digestión.
Assi lo que se dixo en los capítulos
precedentes como en este, lo testifican los
padres que tengo alegados é otras perso-
nas de crédito. Y esto basto quanto á es-
te breve libro del número XXXVII hasta
quel tiempo nos avise de otras cosas, que
en él se acrescicnten.
TOMO III.
60
Aqueste es el libro décimo nono de la segunda parte , y es el trigéssitno octavo de
la Natural y general historia de que aqui se tracta, el qual, aunque no compete á
las Indias, es al propóssito de la continuación de la tierra septentrional, que hasta
en fin del libro precedente se ha continuado , pues se continúa la tierra , é se cree
ques toda una, segund adelante se dirá.
PROHEMIO.
Este último libro desta segunda parte
he querido poner aqui para confundir las
opiniones de los antiguos cosmógraphos
y escriptores , que tovieron que la tierra
questá debaxo de los polos es inhabita-
ble; y por lo que vemos é se sabe agora
de muchos de la mar que lo han andado,
é por lo que un moderno é docto varón
nos enseña con sus letras y expiriencia é
pintura, se vé lo contrario. Y porque yo
hasta en fin del libro antes deste he tray-
ilo continuada la grand costa de la Tier-
ra-Firme donde el Estrecho de Magalla-
nes hicta la tierra del Labrador, que está
al Norte ó paite septentrional, é aquella
donde yo acabé me dá á entender que se
junta con Europa, diré lo que desta ma-
teria he entendido, lo qual para mí es co-
sa muy nueva , é assi creo que lo será á
otros muchos, que mejor tienen entendida
la geographia é assiento del universo,
alegando é probando con quien lo dice,
ques OlaoGotho, natural de aquellas par-
tes y provincia de donde salieron aque-
llos famosos godos, que tanta parte del
mundo conquistaron, y entre los otros
reynos se hicieron señores de España: en
la qual hasta el pressente tiempo tura en
la casa real de Castilla la sübcession góti-
ca é señorío de aquellos godos, pues que
la Ccssárea Magostad é sus predecesso-
res penden de aquella prosápia, y perma-
nesce y turará muchos siglos en sus sub-
cessores y descendientes, á gloria y ser-
vicio de Dios, y para aumento y favor de
la chripstiana religión, como lo venid-
DE INDIAS.
cfettuar en virtud y pendencia de nues-
tros Principes passados y pressentes. Y
lo mesnio harán sus herederos por la dis-
pensación y clemengia divina , que siem-
pre se ha mostrado y muestra serles fa-
vorable rnérilamente , porque sus desseos
y sus obras son una mesma cosa , y essa
IR. XXXVIII. 635
es ensanchar la fée y favorescer los vica-
rios de Dios y la Iglesia Apostólica de Ro-
ma , é destruyr los infieles é castigar
los heréticos 6 ydólalras. Y assi como lo
hacen, assi los esfuerza y favoresce Dios,
y continuamente aumenta ó prospera su
real geptro é alta estirpe.
SIMARIA RELACION DE LA PARTE SEPTENTRIONAL , EN LA Ql'AL EL CHRONISTA DESTAS HISTORIAS DA Á
ENTENDER LO QUE DESTAS MATERIAS NUEVAMENTE II A SABIDO; É DICE ASSI:
Hermosa cosa <s el mundo, é la más
excelente pintura que se puede ver ni ar-
bitrar ni pensar, como quiera quel artí-
fice é pintor della es el mesmo Dios , 6
del solo permitida, é solo 61 bastante pa-
ra tal obra. Cosa es que a los ojos harta
é satisface, sin les dar pessadumbre ni
cansancio, sin acabar de deleytar el en-
tendimiento humano, al qual recrea é
agrada en tanta manera, que nunca le
ti' 'ni' sin gogosa admiración, dando gra-
cias al señor de tan copiosa 6 alta sabidu-
ría. Esto movió al famoso poeta nuestro
Johan de Mena, quando dixo en el princi-
pio de aquella su obra , que enderescó al
ilustre marqués de Santillana, don Iñigo
López de Mendoca :
Después quel pinlor del mundo
I'arú nuestra vida ufana, ele.
Que sea Dios pintor del mundo é com-
ponedor é criador de las diverssas co-
lores é matiges de la moltitud de sus
obras é de todo lo que contiene é de que
nuestra vista puede ser capaz, nos lo
muestra , é la Sagrada Escriptura ad ple-
num enseña : In principio creavil Deus cce-
lum et íerram, etc. Y esse mesmo dixo:
Fiat lux, é fué hecha. Dividió las tinie-
blas, é dixo: Fiat firmamentum in medio
aquarum, el dividat aquas ab aqvis , etc.,
e assi se cumplió. Assimesmo dixo: «Jún-
tense las aguas que están debaxo del
cielo en un lugar », é assi se higo, é lla-
móse aquello mar. « Produzca la tierra
hierbas é hagan simiente , é los árboles
hagan manganas é fructo, segund sus gé-
neros», é assi se efettuó como lo mandó.
Crió el sol é la luna é luminarias, divi-
diendo la luz de las tinieblas: crió los ani-
males é aves sobre la tierra: crió las ba-
llenas grandes é animales de agua pro-
ducidas en sus especies; é quiso que la
tierra produxesse todas las demás dife-
rencias de animales en su género y espe-
cie : higo el hombre á su propría imágen é
semejanga, é bcndíxole con su muger .
Ved, letor, si es hermosa pintura
aquesta que aveys oydo, é cómo ningu-
na otra se le iguala. Mirad la orden del
gielo, sus estrellas é planetas é cursos, é
las otras innumerables cosas que en la
composigion del universo hay que ver é
contemplar; é todas é cada una dellas os
manifestarán lo que debemos á tan sa-
pientíssimo pintor é tan inmenso é sobe-
rano Dios é Señor; pues como dige el
poeta alegado, tan ufana paró nuestra vi-
da. É mirad en quán grande estado é ser
nos constituyó , que por su propria é su-
1 Génesis, cap. I.
630.
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ma liberalidad todo lo dió al hombre,
que quanlo mayores son las mercedes
tanto es más justa la punición del ingrato
desconosgido, que olvida su Dios é Señor é
tantos beneficios (é aquellos multiplica-
dos con aquella infinita misericordia, con
que nos redimió la passion de Chripsto
con su sangre, comprando con su propria
vida las nuestras , que estaban perdidas
por la culpa del hombre). No plega pues
á Nuestro Señor que se pierda tanto bien
por nuestro descuydo ó malicia , ni que
en vano haya padescido nuestro Redenip-
tor para mí ni para otro chripstiano algu-
no, pues todos fuimos el contrapesso de
tal presgio é la balanca, por quien so puso
en la cruz el Señor del mundo é de to-
do lo que en él hay é avrá. En cuya
confianza quiero en este último capítulo
tractar de cosas que confunden é reprue-
ban é muestran ser vana y errónea la
opinión de todos los auctores passados,
que tovicron que la tórrida gona é lo que
está debaxo de los polos, es deshabitado
ó inculto. Y en verdad, aunque como na-
turales quisiessen escudriñar é conformar-
se en tal error , no podian dexar de ig-
norarlo , pues ignoraban quel Maestro que
supo hacer el cielo é la tierra c todo lo
demás sabría é podría proveer en csso
que le parescia dificultoso: quanto más
que no como experimentadores, como
nuestros españoles, buscando el mundo,
sino como especuladores, estándose que-
dos, hablaban á su beneplácito. Mucho
me satisfago el dicho de aquella vieja de
Tales Milesio , que queriendo él mirar y
entender las estrellas é cosas del gielo, no
viendo un hoyo que tenia cabe sí en que
cayó, é llamando en su ayuda á la vieja
que le servia, para que le diesse la mano
al salir del hoyo, le dixoclla: «¿Por qué
ragon, oh Tales, quieres comprender é
1 Oua ratione ¡ohThales! qux ¡n coelis sur.l
couiprunsuruiii 1c arbitrarle, quurn ea >iux su Dt ante
arbitrar las cosas questán en el gielo,
pues no ves las que tienes delante de los
ojos? '» Por gierlo, non obstante, que lo
questa vieja quiso sinificar es que no
nos extendamos á más de lo que nos es
posible. Mucho es lo que debemos á los
que nos dan notigia de lo que no avernos
visto ni sabemos , como yo agora debo á
un varón notable é docto de aquel ilus-
tríssimo senado de la Señoria de Venegia,
llamado el secretario Miger Johan Baptis-
ta Ramussio, que de oyr él que soy incli-
nado á estas materias, de que tracto, sin
conosgerme, me ha querido por amigo, é
me ha con letras comunicado una nueva
geographia, que con auctoridad apostólica
del Summo Pontífige é de la Señoria ya
dicha se ha imprimido en aquella ínclita
cibdad por industria é letras del docto va-
ron Olao Gotho: alqual favoresge la aucto-
ridad del reverendíssimo argobispo, el se-
ñor Johan Magno Gotho, argobispo Upsa-
lense de Suegia , primado é legado apos-
tólico, natural do aquellas partes de Go-
thia. É gerca de la descripgion septen-
trional en nueve tablas ó pliegos de carta
mayor pintado el in scriptis, con una rela-
gion del mesmo anctorOlao Gotho, se me
truxo el año passado de mili é quinien-
tos é quarenta años. Y porque soy amigo
de que á cada uno se conserve su crédito,
é que no se le usurpe su trabaxo , ni se
le dexe de loar su buena obra, pues ques
el auctor dolía quien lie dicho, diré de-
lla poco, en especial de la isla llamada Is-
landia é de la tierra queste cosmógrapho
pone más septentrional. Porque quanto á
la tórrida gona, ya queda probado en el
libro XXI, en el capitulo V, ques habitada,
é nuestros españoles lo han experimenta-
do é lo ven cada día en estas nuestras
Indias (cu la Tierra-Firme dellas); quanto
á los polos digo que entre las otras cosas
oeculos, viili're non vale»? (DiógeOCS Laerciu , De
vita el mori&ui phüotofhorwn.)
PE INDIAS. LIB. XXXVIII.
G37
quol magnífico secretario ya dicho me ha
escripto, una rae tiene admirarlo; y es que
la tierra del Labrador, de quien se tracto
en el libro precedente, sigue la via septen-
trional, y vuelve después continuada al
Oriente, ó se junta y es una mesma tierra
con la Europa,, é dexa mediterráneas á la
dicha Islandia y Escocia 6 Inglaterra é
otras muchas 6 notables islas.
E porque este auctor se refiere (digo
el Olao (¡odio] á dar más particular infor-
mación destas cosas en cierto tractado
que escribe , é dice que assimesmo escri-
be otro el mesino perlado I'psalense, que
presto saldrán á luz , quando las hayamos
visto, oyremos lo que dexa de decir en
lo que hasta aqui he visto pintado 6 bre-
vemente escripto, pues se remite á lo
que escriben ambos con más acuerdo é
cumplida relación. Pero considerando é
midiendo yo la primera destas sus nueve
tablas ó partes (si lo he sabido hacer)
me paresce que la isla de Islandia la po-
ne dende septenla é seys grados dcsla
parle de la equinocial hasta ochenta é
nueve. Assi que, seria la parle más sep-
tentrional della, solamente un grado de
aquesta parte del polo ártico: cuya gran-
deva diee que sobrepuja las dos Serilias.
Y pone la isla llamada Magnele debaxo
del polo é dále treynta millas de ampli-
tud; é dice que de la otra parte desta is-
la la brújala ó aguja de navegar pierde
su merca. Por manera que assi dessa no-
vedad de las agujas como del nombre de
la isla , se puede sospechar que allí es el
origen de la piedra yman, é que hácia
Septentrión (digo de allí adelante) no tie-
ne fuerca, é que dende allí hácia Medio-
día reyna ; porque este nombre es lo mes-
mo que piedra yman, é desta isla de ra-
con avia de tomar este nombre. Pero di-
ce Plinio ques nombrada Magnes del
nombre del que la halló, é que segund
Nicandro, fué hallada en la India, etc. 1
Puesto quel mesmo Plinio dice que en
otras partes lo hay ; pero yo estoy un po-
co entretenido , como he dicho , con el
nombre de la isla Magneto , é con perder
la piedra yman ó macjnete su fuerca, pas-
sando el polo.
No quiero detenerme en más de lo que
toca á la isla que dixc de Islandia, por-
que la pone este auctor cerca de la costa
que hasta aqui en la parte septentrional
he seguido , por no distraerme de mi pro-
póssito y de la grand costa que he conti-
nuado. Mas para recreación del letor, di-
go que he visto en esta nueva pintura (que
aqueste godo describe, é pone en la pri-
mera labia ó parte) que en cssa isla de
Islandia hay tres excelsos monles, en
que eslá la sumidad ó cumbres más altas
é superiores dellos cubiertas de perpetua
nieve , é al pié de cada uno un horrendo
abismo de perpetuo fuego, semejante al
de la siciliana Ethna ó Mongibel con su
horror espantoso, ó como aquella caver-
na de Vulcano (que mejor pudiera llamar
monte, porque yo le he visto y estado en
él). Uno de los quales montes dice que.
vulgarmente se llama Heclafiel, y el olro
Crucis, y el lercero Hclgaíicl, que quiere,
decir Monte Sánelo. Entre aquestos mon-
tes hay piedras altas, puestas por memo-
ria de los fechos de los passados varo-
nes, en las quales se ven escripias sus
memorias antiguas. ■
La iglesia episcopal se llama Scalhon-
dense.
Hay en la dicha isla quatro fuentes por
contraria natura distintas, porque la una
es maravillosamente caliente , é la otra
fria , é la tercera es buena para beber
é quitar la sed humana, é la quarta es
mortífera.
Cerca de aquestas fuentes los habita-
dores de aquella tierra sacan tan grand
1 Plinio, lib. XXXVI, cap. XVI.
cas
HISTORIA GENERAL V NATURAL
copia de agufre que lo venden por vihs-
simo presgio, é dan mili libras dolió pol-
la décima parte de un florín. Pone el auc-
tor alegado dos estupendos espectáculos
(entre el fuego, el qual no pudiendo con-
sumar la estopa, continuamente consume
el agua, y entre un cierto caos ó sima la
horrenda profundidad de la qual no se
puede comprender con la vista , más di-
fícilmente se comprende con una cuerda
enviada abaxo con una pessa) espectácu-
los de muertos; y dice que muchas veces
acaesce que los hombres que se han aho-
gado en la mar, aparescen á los suyos el
mesmo dia, no de otra manera que si
vivos fuessen. É quando se les dice que
entren en casa, responden sospirando que
han de yr al monte Ecla. Dice más: que
en aquella isla hay osos, raposas, lie-
bres, halcones é cuervos blanquíssimos
por todas las partes della. Dice que hay
cierto hielo ó parte congelada en aquella
costa de mar , que se oyen salir della mi-
serables gemidos é llantos de humana
voz , que hace fée que allí son atormen-
tadas las ánimas de los hombres, segund
este auctor dice : de lo qual yo me remi-
to á lo que la Iglesia Cathólica de Roma
mandare que se crea.
No muy léxos de lo que está dicho po-
ne 6 pinta unas piedras con vehemencia
ríe exhalación , traydas por el aj re , co-
mo si volassen , no las locando alguno.
En otra parte muestra tanta moltitud de
pescado en montones tan grandes como
asas poderosas que tienen para los ven-
der, poique las gentes de aquella tierra
quassi todos comen pescado, porque
siembran poco trigo é assi cogen poco;
pero dicen que si más abundantemente
sembrassen, abundarían de pan, el qual
compran traydo de otras partes. É dice
que cree ques aquella generasoion en esto
de la agricoltura tan peregosa , por la in-
mensa moltitud del pescado, en cambio
del qu.il abundan de todas las otras cosas.
May un altíssimo monte que llaman
Sancto, é una abadía llamada Elgafiol, la
grand renta de la qual es todo butiro ó
manteca , la abundancia de la qual man-
teca abundantemente por toda aquella pa-
tria se administra.
La iglesia cathedral se llama Holdense.
Hay muchos é grandes hatos de gana-
dos ; y es tanta la fertilidad de los pas-
tos , que si los bueyes no son quitados de
donde pasgen , revientan de gordos.
Hay por aquellos mares grandíssimas
ballenas, á semejanga de grandes mon-
tes, que trastornan é anegan las naves,
si con el sonido de las trompetas é con el
estrépito de vassos redondos vacíos echa-
dos en la mar no son espantadas é dete-
nidas; é los marineros no expertos tie-
nen muchas veges peligro , atacando las
áncoras á qualque parte de la ballena,
pensando que se anclan ó amarran en al-
guna isla.
Hay por aquella mar mucha guerra en-
tre los navios de los mercaderes por en-
trar é tomar puerto primero é á su pro-
póssito. E los señores de aquella tierra no
son acostumbrados á juzgar aquellas co-
sas que acaescen en abierta é larga mar.
Pone este auctor dos escudos de armas
en aquesta su tabla primera : el uno es
de goles, vel sanguino, con un león de
oro rampante 6 coronado de una corona
real , y en las manos una hacha de armas
blanca vel argéntea, é sobrel escudo una
real corona de oro. El otro escudo assi-
mesmo es el campo dél sanguino vel de
goles, é un pescado de alto abaxo, Cán-
dido vel argénteo, escondida la cabeca ó
cubierta debaxo de una corona de oro.
Este escudo tiene un coronel de oro sin
flores , y es las armas proprias de la isla
de Islandia, la qual obedesge al rey de
Noruega , cuyas son las armas del prime-
ro escudo.
A par de aquellos escudos está pinta-
do un cavallcro, que por fuerga de vien-
DE INDIAS. Lin. XXXVIII.
lü él y el caballo caen á tierra , sinifi-
cando la mucha potencia del viento en
aquella parte; y el viento que señala as-
si furioso, es Norte.
Pone assimesmo una muy grande igle-
sia edelicada con huessos de pescados ó
ballenas marinas.
Pone muchas cavernas ó cuevas, que
usan los habitadores contra el frió , como
aquellos que en Africa se esconden por
el semejante en espeluncas contra la ca-
lor del sol, debaxo de tierra.
Pone ciertos cavalleros armados, é di-
ce que cutidlos muchas veces intervie-
nen crudíssimas guerras, é algunas de-
ltas por ligeras causas.
Pinta un citarista ó músico, sentado á
par de la costa de la mar, tañendo una
vihuela de arco, al son de la qual vienen
muchos pescados por el agua, é aves,
por dó se prueba que en los confines de
la tierra la música se estima é prescia
mucho, pues que alguna vez aplica á sí
los peces é las aves.
Dice (pie en el mar, helado por ocho
meses, en aquel tiempo los osos se me-
ten debaxo del hielo á tomar ó matar pes-
cado , lo (pial no podría acaesger si allí
en las cavernas del agua no oviesse grand
mollitud de pescado.
Piula un enano en la parte ó tierra lla-
mada Grunllandia , combatiendo con oli o
hombre de grande estatura, sinificando
que allí hay hombres pequeñíssimos de
cuerpo , pero pertinaces é de grandíssi-
mos ánimos.
Esta tierra Grunllandia es fuera de
la dicha isla , y está qualro grados ade-
lante ó de la otra parle del polo ártico, la
qual quieren decir que se vá á juntar con
la tierra del Labrador é de los Bacallaos,
segund dicen los pilotos de aquellas par-
tes. Y el reverendíssimo arzobispo Upsa-
lense confirma averio assi oydo decir, é
quessa tierra de Gruntlandia vá después
enarcándose, subiendo ála parle orienlal.
e m junta con la Europa. Esle nombre
Grunllandia quiere decjr arenosa tierra;
y en la parte que la isla de Islandia mi-
ra á Grunllandia está un monte allíssimo,
que se llama Huitsark, que quiere decir
monte blanco ; en el qual pone este auc-
lor un rclox en lo alto con letras de plo-
mo, por el qual se gobiernan los que an-
dan por aquella mar , é se guardan de los
escollos é baxos de Grunllandia, ques
mar peligroso mucho.
Assi que, todo lo ques dicho pinta ó
describe muy bien esle doclo varón Olao
Golho en su primera labia ó parle de las
nueve desta su geographia, con polillo
y elegante estilo ; y en las otras ocho la-
bias pone oirás muchas é maravillosas
cosas, que yo remito á su traclado.
Puse aquesta aqui por hacer solamen-
te mención de la tierra de la isla Magne-
to, que está debaxo del polo en noventa
grados, é de la tierra de Grunllandia, que
está de la otra parte del polo ártico qua-
lro grados, como es dicho; é porque los
auctores alegados lo hacen una mésma
costa continuada con la tierra del Labra-
dor, é que se junta adelanle al Oriente
con la Europa é con su tierra mesma de
Godos , ile donde son naturales este arco-
hispo y el OlaoGolho. Por manera que si
aquesta tierra toda es comunicada 6 una,
como se debe creer por lo questos aucto-
res dicen , á los quales me remito dende
la tierra del Labrador adelante ; é por lo
que yo tengo dicho y escripto dende el
Estrecho de Magallanes hasta la tierra del
Labrador, todo el mundo podemos de-
cir ques una mesma tierra é costa , sin la
dividir la mar; pues que las tres parles
Asia, Europa, Africa, una mesma tierra
son todas tres , é la división dellas que
los antiguos les dan en dos nos la ponen,
que son el Thanais, entre la Europa e
Asia, y el Nilo entre Asia é África. Pero
estos rios no parlen la tierra, quiero de-
cir no la cortan , pues nasfen en ella; pe-
GiO
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
ro los nasgiuiientos del uno é del otro son
incógnitos. Quanto al Thanais dige Tholo-
meo, quel Thanais es oculto su nascimien-
to é assitnesmo sobrel nascimiento del
Nilo, después que Diodoro ha escripto
diverssas opiniones , también le dexa in-
cierto é oculto su principio 2.
Concluyo, en que hasta nuestro tiem-
po no está escripto por auctor alguno
de lengua hebráica , caldea , egipgia,
greca ni latina , ni de otro género ni len-
guage alguno , ni he oydo cosa de tan-
ta admiración como esta á todos los
que leen, si esta geographia septentrio-
nal que de susso se ha tocado , los auc-
tores ya dichos ú otros que merezcan cré-
dito se afirman en ella. Y podremos es-
tonces, dexando aparte las islas muy se-
ñaladas y descriptas de muchos auctores
y conoscidas, y las que no sabemos, por-
fiar é aver por gierto que toda la tierra
firme restante en el universo no son las
tres partes que nombran Asia, Africa,
Europa, sino una sola parte entera é sin
dividirse de la mar, é de aquessa la mi-
tad ó más de la corona é geptro real de
Castilla é de León.
Plega á Jhesu Chripsto que assimesmo
sea una sola la religión é fée é creengia
de todos los hombres debaxo del gremio
é obidiengia de la Iglesia Apostólica de
1 Tholom., lib. II , cap. I.
Roma é del Sammo Pontífige é vicario é
subgessor del Apóstol Sanct Pedro é de-
baxo de la monarquía del Emperador Rey
don Cárlos, nuestro señor, en cuya ven*
tura é méritos lo veamos presto efet-
tuado! É con esto se concluye el li-
bro XXXVIII desta Natural y general his-
toria destas Indias , islas y Tierra-Firme
del mar Ogéano.
Passemos á lo demás de la tergera
parte, donde continuaré los libros que
della se siguen hasta su definigion, cu-
ya memoria me dá mucha pena é dolor,
porque tengo de relatar y degir los tris-
tes y desventurados fines é muertes de
muchos y diverssos capitanes é personas
señaladas que en estas partes han perdi-
do las vidas ; porque para mi condigion
es grave y desaplagible cosa pensar que
mi pluma ha de seguir una forma de his-
toria ó imitagion tragédica; y en espegial
tocando á tantos de nuestros naturak
españoles, á vuelta de los quales por mi
pecados se me ahogó un solo hijo qu.
me quedaba, del qual yo pensaba en m
postrimeria aver mejor gogo. Plega ai
que assi le plugo que su ánima é de to-
dos los demás estén en gloria , donde es-
tá la perfetta y perpétua vida , en la vis-
ta de aquel eterno Dios , que vive é rey-
aaperomnia scecula sceculorum. Amen.
2 Diodoro Sículo , lib. I.
FIN DE LA SEGUNDA PARTE.
INDICE GENERAL.
labia del segundo volumen de los nueve libros de la segunda parle de la Natural y
general historia de Indias , en que sumariamente se hace memoria de lo que (rada
cada libro destos.
Pugi.
LIBRO I, que es X de la II." parle y XXIX de
la General historia de las Indias, que Iracla •
de la provincia y gobernación de Caslilla
del Oro , que comunmenlc se suele llamar
Tierra Firme i
LIBRO II, que es XI de la II.' parte y XXX.
de la General historia, que Iracla de la go-
bernación de Carlago é sus anexos 176
LIBRO líl, que es XII de la II." parle y XXXI
de la General historia , que Iracla de las
provincias é gobernaciones del Cabo de
Higueras é Puerto de Honduras é de Yuca-
tán : é después torna á dexar á Yucatán é
se junta con Guatimala, é por tanto este li-
bro es más anexo c dedicado á la goberna-
ción de Honduras '. 184
LIBRO IV, que es XIII de la II." parte y
XXXII de la General historia, que Iracla de
la provincia c gobernación de Yucatán 221
LIBRO V, que es XIV de la II." parle y
XXXIII de la General historia, que tracla
de la provincia é gobernación c conquista
é población de la Nueva España, por el
capitán Goncalo Fernandez de Oviedo y
Valdés, capilan de la forlaleca de Sánelo
I'omingo y coronisla del Emperador y Rey,
nuestro señor 2Sg
LIBRO VI, que es XV de la II." parle y
XXXIV de la General historia, que tracla
de la provincia é gobernación llamada la
Nueva Galicia , é que los indios é natura-
les llaman Xalisco, en la parte ocidental de
la Tierra-Firme 557
LIBRO VII, que es XVI de la II." parte y
XXXV de la General historia, que Iracla
de la gobernación del rio de Panuco é del
rio Hermoso é sus provincias, que son dos
rios grandes que juntos enlran en la cosía
del Norle; é assimesmo se tracta del rio de
las Palmas, que eslá más al Oriente subien-
do por la dicha cosía la vuella de la pro-
vincia que llaman La Florida; é tracta có-
mo se perdió el capitán Pampbilo de Nar-
vaez é su gente, que fueron á poblar
aquellas provincias é rios 57'J
LIBRO VIII, que es XVII de la 11.a parle y
XXXVI de la General historia, que Iracla
de la gobernación de la provincia llamada
La Florida, ques en la Tierra-Firme á la
parle de Norte, y está Norle Sur con la isla
de Cuba é puerto dclla, que llaman la Ma-
langa 019
LIBRO IX, que es XVIII de la II." parle y
XXXVII déla General historia, que tracta
de la gobernación de la provincia llamada
Chicora (é más propriamcnle dicha Gualda-
pe) en la Tierra-Firme , á la parte del Nor-
le , que fué á poblar el licenciado Lúeas
Vázquez de Ayllon , vecino desta cibdad
de Sánelo Domingo- de la Isla Española,
oydor de Su Magcstad en el Audiencia é
Chanrilleria Real que aquí reside, cavallero
de la Orden militar del Apóstol Saneliago. 024
LIBRO X, que ee XIX de la II." parte y
XXXVIII de la General historia, el qual,
aunque no compele á las Indias, es al pro-
póssito de la continuación de la tierra sep-
tentrional, que hasta el fin del libro prece-
dente se ha continuado , pues se continúa la
tierra, é se cree ques toda una, segund ade-
lante se dirá G.14
Tabla particular con cada uno de los libros susodichos.
LIBRO XXIX. Prohemio
Capitulo i. Cómo fué provenido Pedrarias
Dávilade la gobernación de Caslilla del Oro,
que tenia Vasco Nuñcz de Balboa, y oirás
cosas que convienen á la hisloria
TOMO m.
i Capitulo u. De lo que subcedió á Vasco Nu-
ñez de Balboa después que se ganó el Da-
rien , y cómo descubrió el rio grande de
Sancl Johan, que enlra en el golpho de Ura-
4 bá, y oirás cosas nescessarias al processo
81
G12
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
rágs.
de la historia 6
Capitulo iii. Cómo Vasco Nuñez de Balboa
descubrió la mar del Sur y fué el primero
hombre que la enseñó á los chripslianos, y
de los caciques que hico de paz, é otras co-
sas concernientes á la historia 9
Capitulo iv. De la segunda possesion quel
capitán Vasco Nuñez de Balboa tomó de la
mar del Sur, é quáles chripstianos fueron
los primeros que con él navegaron en ella,
é de las primeras perlas que vieron de aque-
lla mar, é otras cosas notables é neseessa-
rias al discurso de la historia 14
Capituto v. Cómo el gobernador Vasco Nu-
ñez de Balboa tornó al Darien desde la mar
del Sur, y cómo en ciertas provincias hieo
los caciques de paz i 7
Capitulo vi. Del viage del gobernador Pe-
drarias Dávila á la Tierra-Firme, llamada
Castilla del Oro, en la qual estaba por ca-
pitán Vasco Nuñez de Balboa 21
Capitulo vn. Cómo estando con el armada
en el puerto de Sánela Marta el general Pe-
dradas Dávila, saltó la segunda vez en tier-
ra con gente, y entró la tierra adentro hasta
tres leguas , é fueron pressos é muertos al-
gunos indios é indias; é de lo quesubcedió
en aquel puerto , é qué se contenia en el
requirimienlo que se mandó hacer á los in-
dios antes de romper guerra con ellos ; é
otras cosas que convienen al discurso de la
historia 27
Capitulo vm. Cómo el gobernador Pedre-
rías Dávila llegó á la cibdad de Sancta Ma-
ría del Antigua del Darien, donde estaba
por gobernador el capitán Vasco Nuñez de
Balboa, é tomó la possesion del officio, é
se entendió en la residencia de Vasco Nu-
ñez, é fué enviado el teniente Johan de
Ayora é otros capitanes con gente á poblar
a la otra costa de la mar del Sur 33
Capitulo ix. Cómo el teniente Johan de
Ayora é otros capitanes fueron enviados
con gente á poblar la costa de la mar del Sur;
y cómo el Rey Cathólico le envió é hico
merced á Vasco Nuñez del titulo de ade-
lantado de la mar del Sur y de la goberna-
ción de las provincias de Coyba é Panamá:
é cómo Pedradas tuvo forma que no usas-
se de tales mercedes ; é de las partes quel
gobernador é officiales llevaron de las en-
tradas, que fué una de las principales cau-
sas de acabarse , ó al menos disminuyrsc
los indios é asolarse la tierra, ele 38
Capitulo x. En que se relatan algunas en-
tradas que diversos capitanes hicieron, por
mandado del gobernador Pcdrarias Dávila,
en su gobernación 43
Capitulo xi. Cómo el veedor Goncalo Fer-
nandez de Oviedo fué á España á buscar el
remedio de la Tierra-Firme, ó desde á po-
cos dias que llegó á Castilla llevó Dios al
Rey Cathólico á su gloria; é cómo continuó
su camino é fué á Flandes á dar noticia al
Rey don Carlos , nuestro señor; é cómo fué
proveydo por gobernador de Tierra-Firme
Lope de Sosa , un cavallero de Córdova , é
su muerte 52
Capitulo xii. De la muerte del adelantado
Vasco Nuñez de Balboa , é Andrés de Val-
derrábano, é Fernando de Arguello, éLuys
Bolello, é Fernán Muñoz, que fueron en
una hora degollados en la villa de Acia, en
Tierra«-Firme 56
Capitulo xiii. Cómo el licenciado Gaspar de
Espinosa, alcalde mayor de Pedrarias, fué
por su tenienle general por la mar del Sur
con los navios que avia hecho el adelanta-
do Vasco Nuñez de Balboa, é de lo que hi-
co en el viage , é otras cosas antes desto,
en que este licenciado se avia hallado .... 61
Capitulo xiv. Cómo el capitán Gil Goncalez
de Ávila fué á la Tierra-Firme con el piloto
Andrés Niño, para yr desde Panamá á des-
cubrir por la mar del Sur, por mandado
del Céssar; é cómo el auclor deslas histo-
rias volvió á Castilla del Oro, é de la forma
que tuvo Pedrarias para despoblar el Da-
rien 65
Capitulo xv. Cómo el coronisla quedó por
capitán é tenienle de gobernador en el Da-
rien ; é cómo los indios del cacique de Bea
mataron al capitán Marlin de Murga é á
otros chripstianos : é cómo por aviso é in-
dustria del dicho capitán, auclor deslas his-
torias, se pacificaron muchos caciques é in-
dios caribes é flecheros de la costa, é se
metieron en el Darien muchos pessos de
oro por rescates 72
Capitulo xvi. Cómo el auctor hico justicia
de los caciques de Corobari é Guaturo, que
se avian rebelado del servicio de Sus Ma-
gestades, é cómo envió presso á España al
bachiller Diego de Corral, é otras cosas, que
competen á la historia 78
Capitulo xvii. De la forma de la residencia
de Pedrarias Dávila é su alcalde mayor el
licenciado Espinosa ; é cómo no cansados
los enemigos de fatigar al auclor de aques-
tas historias, acordaron de le malar á Iray-
cion, é fué muy mal herido 83
Capitulo ZVDI. Del pregón que se dió en
Acia para la residencia del gobernador Pe-
drarias é sus officiales; é cómo se fixó aquel
pregón en un poste de la placa , é lo rasgó
un caballo que fué del adelantado Vasco Nu-
DE INDIAS. INDICE.
G'k*
Págs.
nez de Balboa; tí cómo el juez de residencia
la tomó al auclor dcstas historias, é conde-
nó al que lo avia acuchillado á que fuesse
ahorcado, y en oirás penas 86
Capitulo xix. Cómo fué presso el Iraydor
de Simón Bernal tí se hi^-o justicia dtíl 88
Capitulo xx. Cómo el auclor se partió de
Acia, fingiendo que se yba á Panamá, don-
de el gobernador estaba, á se quexar dél, tí
»c fue á España á pedir justicia contra Pe-
charías; tí cómo el Emperador, nuestro se-
ñor, le mandó oyr, tí futí proveydo por nue-
vo gobernador para Castilla del Oro Pedro
délos Rios, un cavallero de Córdova; tí
otras particularidades setractan convinien-
tes á la historia 94
Capitulo xxi. Que tracta de algunas cosas
notables que passaron en la Tierra-Firme
entre el gobernador Pedrarias DáVila y el
capitán Gil González Dávila tí otros capita-
nes, en tanto que yo estuve en España ne-
gociando la yda del nuevo gobernador Pe-
dro de los Rios , para que Pedrarias fuesse
removido, tí la relac ión de lo que descubrió
el capitán Gil Goncalez en la mar tí costa
austral de la Tierra-Firme, tí porque es lar-
ga la narración de lo uno tí de lo otro, yra
este capítulo diviso en ocho párrafos 97
Capitulo xxii. De la total despoblación dé
la cibdad del Darien, tí de las diferencias
que tuvieron el obispo, fray Vicente Pedra-
ca, y el licenciado Salaya , alcalde mayor
con Pedrarias ; tí del origen tí principio del
descubrimiento del Perú por los capitanes
Francisco Pii^arro tí Diego de Almagro, á
su costa, y en compañía del maestrescuela
Fernando de Luque; tí de lo queacacsció al
gobernador Pedro de los Rios en la isla Do-
minica, quando yba á lomar la goberna-
ción de Castilla del Oro ; tí otras cosas. . . . 1 14
Capitulo xxiii. Cómo el nuevo gobernador
Pedro de los Rios, envió i ¡cria gente á pa-
rificar el cacique Trota; tí cómo fueron ven-
cidos tí desbaratados los chripslianos; tí có-
mo vino nueva que Pedrarias avia degolla-
do en Nicaragua á su teniente Francisco
Hernández; tí cómo vino el capitán Diego
de Almagro á Panamá, tí truxo noticia del
descubrimiento del Perú ; tí por qué via el
capitán Diego de Almagro, tí por que pres-
cio echó fuera de su compañnren las cosas
é interesses del Perú á Pedrarias Dávila. . . 117
Capitulo xxiv. De la residencia que hieo
Pedrarias ante el licenciado Jolian de Sal-
merón, alcalde mayor de Pedro de los Rios,
nuevo gobernador de Castilla del Oro; tí có-
mo Pedrarias y el auctordeslas historias se
concertaron, tí con qué condición 120
Pigt.
Capitulo xxv. Que tracta de la gobernación
de Pedro de los Rios en Castilla del Oro, tí
de otros gobernadores tí juec es que le sub-
cedieron hasta el año de mili tí quinientos tí
quarenta y un años 122
Capitulo xxvi. De las costumbres tí mane-
ras de vivir viciosas de los indios de la pro-
vincia de Cueva tí de sus ydolatrias; ¿otras
cosas particulares de la gobernación de Cas-
tilla del Oro tí de sus provincias 12:>
Capitulo xxvii. El qual tracta de los pue-
blos principales de los chripslianos en esta
gobernación de Castilla del Oro, e de las ca-
sas tí moradas de los indios , tí de sus ma-
trimonios tí algunas de sus cerimonias tí cos-
tumbres 131
Capitulo xxviii. De otras muchas particu-
laridades de los indios de la gobernación de
Castilla del Oro en la provincia de la lengua
de Cueva tí otras partes 135
Capitulo xxix. De algunas particularidades
de Castilla del Oro tí sus provincias, allende
de las que se han dicho en los capítulos pre-
cedentes 141
Capitulo xxx. De las minas del oro tí perlas
tí riquecas de la provincia de Cueva tí Cas-
tilla del Oro , tí del viage de la Especiería
desde Panamá á las islas de Maluco, tí de la
Puente admirable, tí otras cosas que perle-
neseen á la consecuencia historial 145
Capitulo xxxi. En el qual se tracta de las
obsequias tí cerimonias de los indios, quan-
do se muere algún señor ques tiva ó que-
vi ó saco, tí es principal, en la provincia de
Cueva tí en algunas parles de la goberna-
ción de Castilla del Oro 15,1
Capitulo xxxii. De algunas particularidades
de los indios de Cueva, tí también se hace
mención de algunas cosas en general de
aquella provincia, que se añaden tí ponen,
acrescenlando el gcíuero dcllas en los libros
de la primera parle de aquestas historias, . l.'iO
Capitulo xxxiii. En que sumariamente se
tracta del subcesso é fin que hicieron los
capitanes particulares, que ha ávido en la
gobernación de Castilla del Oro en tiempo
del gobernador Pedrarias Dávila, é antes é
después del hasta el tiempo pressente 161
Capitulo xxxiv. En quel historiador culpa
y desculpa á los gobernadores é officiales,
y en descargo de los capitanes, y en repro-
che de los soldados tí de los indios é natu-
rales de la gobernación de Castilla del Oro. 170
LIBRO XXX. Prohemio 175
Capitulo i. Cómo Diego Gutiérrez, goberna-
dor de la provincia de Carlago tí sus ane-
xos, fué bien rescebido tí obedesddo de los
caciques é indios de la tierra ; é otras parli-
GH
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Púas.
Pt>Vi.
(Hilaridades al discurso de la historia con-
vinienles 17S
Capitulo n. Del sub^sso del gobernador
Diego Gutiérrez, é de su cobdicia é mal
evento, é cómo le mataron los indios á él é
á quantos españoles consigo tenia, excep-
to siete hombres 179
Capitulo m. En que se hace relación del
mal subceso del armada quel almirante en-
vió á poblar su ducado de Veragua 183
LIBRO XXXI. Prohemio 184
Capitulo i. En que se tracta del descubri-
miento del Cabo de Higueras é puerto de
Honduras , é de los capitanes é gobernado-
res que allí ha ávido , é otras cosas concer-
nientes á la historia 187
Capitulo n. De lo que subeedió al goberna-
dor Diego López de Salcedo , pocos dias
antes que de Lcon de Nicaragua se parliesse
para yr á Honduras , en la venida del capi-
tán Diego Albilez , é el concierto que se dió
entrellos , é la muerte de Diego López, des-
pués en su gobernación, é las contiendas y
escándalos que por su muerte ovo sobre
quién avia de gobernar, é otras cosas que
son anexas al discurso de la historia 190
Capitulo m. De la elecion de los nuevos go-
bernadores puestos por la república de la
villa de Truxillo , que fueron el contador
Andrés de Cereceda é Vasco de Herrera, é
cómo después estovieron desconformes , c
cómo los indios mataron á algunos chrips-
lianos é se rebelaron en parle de la tierra,
é cómo el Diego Méndez de Hinestrosa ma-
tó alevosamente á Vasco de Herrera , é los
escándalos é forma que en ello se tuvo.. . . 192
C \pitulo iv. De lo que Diego Méndez de Hi-
nestrosa hico con el favor de sus secaces,
después que ovo muerto á Vasco de Her-
rera ; é cómo , continuando sus desatinos,
prendió después al gobernador Andrés de
Cereceda ; é cómo después el Cereceda le
prendió al Diego Méndez é le hico hacer
quarlos, é se dió fin á su tiranía 20)
Capitulo v. Cómo el gobernador Andrés de
Cereceda , después de la prission é castigo
del tirano Diego Méndez de Hinestrosa, é
castigados los que mataron á Vasco de Her-
rera , perdonó á los demás ; é cómo Die-
go Diaz de Herrera tenia amotinada la gen-
te para yrse de la tierra; é cómo, viniendo
por gobernador Diego Albilez, dió al través
en la costa, é assi se ahogaron veynlc y
cinco hombres é cinco mugeres , é salió el
gobernador á nado , d desde á nueve dias
que fué resecbido por gobernador murió, é
dexó por gobernador al mesmo Andrés de
Cereceda 208
Capitulo vi. Cómo Andrés de Cereceda que-
dó por gobernador después de la muerte
del gobernador Diego Albitez, é de algunas
cosas que subcedieron después , é lo quel
Cereceda escribió á esta Audiencia Real,
que reside en esta cibdad de Sánelo Do-
mingo, del estado de aquella tierra é go-
bernación de Honduras hasta el año de mili
é quinientos é treynta y tres , mediado el
mes de junio 211
Capitulo vn. Cómo el gobernador Andrés
de Cereceda fué á poblar el valle de Naco,
é cómo estando la tierra perdida enviaron
á pedir socorro al adelantado don Pedro de
Alvarado , gobernador de Gualimala, é fué
en persona á pacificar la tierra é pobló la vi-
lla de Sanct Pedro, é después fué á España,
é cómo Sus Magestades mandaron juntar es-
ta gobernación de Honduras con la de Yuca-
tan , que estaba á cargo del adelantado don
Francisco Montejo, é otras cosas 914
Capitulo vm. De la fertilidad de la tierra é
provincia de Honduras é de aquella gober-
nación , é de algunas particularidades dclla
é de los indios naturales de allí 216
Capitulo ix. Cómo las provincias de Yuca-
tan é de Honduras se juntaron por manda-
do de Céssar é de su Real Consejo de In-
dias , é se dió cargo dellas al adelantado
don Francisco de Monlejo , que primero era
gobernador de Yucatán 217
Capitulo x. En el qual se tracta de cierto
trueco é conviniencia entre los adelantados
don Podro de Alvarado é don Francisco de
Monlejo, por donde esta gobernación de
Higueras é Honduras se tornó á dividiré se
apartó de la de Yucatán, é se juntó con la
de Gualimala 218
Capitulo xi. De otras cosas é particularida-
des déla gobernación de Honduras, é de
las minas ricas de oro é plata , que en aque-
lla tierra hay 219
LIBRO XXXII. Prohemio 221
Capitulo i. En que sumariamente se tracta
lo que hace al propóssito de la historia é
gobernación é descubrimiento de Yucatán
hasta el año de mili é quinientos é quarenla
y un años 222
Capitulo ii. El qual Iracta del discurso des-
ta historia de Yucatán é de muchas parti-
cularidades r ndkvos é maravillosos nota-
bles que á esta historia competen : f* hácese
relación de los caños , que se hallaron en la
mar, de agua dulce, é oirás eosas muy di-
nas de oyr 223
Capitulo m. De lo que subeedió al adelan-
tado don Francisco de Monlejo, desde que
salió con los españoles, que le quedaban
DE INDIAS. INDICE.
645
del pueblo deConil , é de la república é jus-
ticia del pueblo llamado Cachi , é de los ár-
boles del encicnso é su conlractac-ion , é de
la grandissima población llamada Chuaca,
é de oirás cosas que subcedicron en aquella
conquista 229
Capitulo iv. Del subcesso del adelantado
don Francisco de Montejo, después que
estovo en Tavasco , é cómo fué en deman-
da de la cibdad de Acalan , é de las vistas
de entre él y el capitán don Johan Enriquez
de Guzman , é de una nueva invención c
nunca antes oyda ni visla, que los españo-
les inventaron para llevar sus caballos en
canoas, é cuéntanse otras cosas concernien-
tes al discurso de la historia 235
Capitulo v. De la extraña é nueva pucnlc
que los indios llamaban de Malinchc, que
hico el marqués don Hernando Cortés, por
la qual passó con más de quince mili hom-
bres é muchos caballos ; é de la que des-
pués hico hacer quassi por el mesmo lugar
el capilan Alonso Dávila, por donde avia
de passar con los caballos é genle, que con
él yba en demanda de la cibdad de Acalan;
é de oíros muchos trabaxos é Iraneés por
que passaron hasta que llegaron á Cham-
polon 241
Capitulo vi. Cómo el adelanlado don Fran-
cisco de Monlejo fué á poblar al pueblo de
Lácaro , que los indios llaman Campeche,
é fundó una villa que se llamó Salamanca;
é del mal subc esso de los españoles en esta
jornada , é de muchos trances que se si-
guieron en ella 244
Capitulo vu. En que se tracla cómo el tc-
nicnle Alonso Dávila <i -sus compañeros
ovicron otro recuentro é batalla con los in-
dios del pueblo de Cochua , que avian
muerto los chripslianos que llevaban el
pressente del oro al adelantado; 6 cómo
los españoles fueron mallraclados en esle
fecho de armas, é oirás parlicularidades no-
tables que passaron eslos militantes é Iraba-
xados varones, hasta que lomaron el pueblo
de Chitemal 248
Capitulo vin. Cómo el capilan Alonso Dá-
vila é los españoles que con él estaban,
desampararon é despoblaron aquella villa é
assienlo que avian fecho en Chitemal , é
se fueron en canoas duplicadas por poder
llevar los caballos de la forma é usanca
nuevamente é por ellos inventada, é délos
trabaxos extremados é Irances que les
acaescieron , con que se da fin á esta rela-
ción del comendador don Alonso de Luxan. 251
LIBRO XXXIII. Prohemio 256
Capitulo i. En que se tracta del principio
de la conquista de la Nueva España desde
el tiempo del capitán Hernando Corles , é
del rico pressenle, que envió al Emperador
Rey, nuestro señor; é cómo se apartó por
esquisitas formas déla obidienciaé amistad
del adelanlado Diego Velazquez , su supe-
rior , por cuyo mandado avia ydo á aquella
tierra : é decirse han oirás cosas , que con-
viene primero que se declaren para la inte-
ligencia del discurso de la historia 258
Capitulo ii. Cómo el capitán Hernando Cor-
tés delerminó de yr á México , é cómo pri-
mero dió al Iravés con los navios , en que
fué á la Nueva España, temiendo que la
gente que dexaba en la villa de Veraeruz, ú
otros , se le amotinarían ; é cómo en el ca-
mino supo que ciertos navios del capitán
Francisco de Garay andaban en la costa , é
del genlil ardid que luvo para aver lengua
dellos; é cómo lomó siele hombres, é la
información que dellos tuvo ; é cómo ovo
noticia del rio de Panuco é del señor dél ; é
cómo su amislad con él lioo , ele 26 1
Capitulo i ii. Cómo el capilan Hernando Cor-
tés prosiguió su camino para yr á ver á
Monlecuma , señor de México , é del buen
acogimiento que le fué hecho en las tierras
de su señorío , é cómo se aparló desle ca-
mino por consejo de los indios de Cempual,
sus amigos , para yr á ver é contraer amis-
tad con Tascallecle , é como en fin se hico
el amistad é confederación con ellos 264
Capitulo iv. De la embaxada quel principe
Montecuma envió al general Hernando Cor-
tés , ofresciéndose por vassallo é tributario
del Emperador, con tanlo que no fuesse á
su tierra ; é cómo los embaxadores procu-
raron desavenir al general con los de la pro-
vincia de Tascalleca ; é cómo los de la pro-
vincia avisaron á Cortés de la genle, que
tenia Monlecuma de guarnic.ion é de y uerra,
esperándole 273
Catitulo v. Cómo el capilan general Her-
nando Corlés se parlió de Churullecal con
determinación de ver á Montecuma é la
grand cibdad de Teniislilan ; é lo que passó
con los embaxadores de Monlecuma ; é de
lo que en este camino le intervino ; é cómo
se vido con Monlecuma en aquella su grand
cibdad ; é de la trayeion que contra los es-
pañoles se Iractó por un principal señor, lla-
mado Qualpopoca , vassallo de Monlezuma,
é otras cosas anexas al discurso de la his-
toria 278
Capitulo vi. En el qual se tracla cómo el
capilan Hernando Corlés prendió al grand
principe Monlecuma caulelosamenle ; é có-
mo fué hecha justicia de Qualpopoca, se-
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Pili.
ñor do Nanlecal, é otros señores principales
que con él fueron quemados, porque mata-
ron sobre seguro ciertos chripslianos 287
Capitulo vii. En que la historia tractadelas
minas de oro de la Nueva España, é de
otras particularidades de ciertas provincias;
é cómo el principe Tuchinlecla vino á la
obidiencia de Sus Majestades é á la amis-
tad del capitán Hernando Corles , é dió li-
cencia que los chripstianos poblassen en su
tierra 290
Capitulo vru. Cómo fué presso el principe
Cacamacin, señor de Aculuacan, porque se
rebeló después de se aver ofrescidopor vas-
sallo del Rey, nuestro señor, é también se
apartó de la amistad de Montecuma, su se-
ñor, é fué puesto un hijo suyo del dicho
Cacamacin por señor de su estado 294
Capitulo ix. En el qual se cuenta la relación
quel grand principe Montecuma dió de su
origen á sus vassallos en una pública au-
diencia , en que les habló é mandó que obe-
desciessen é sirviessen al Emperador don
Carlos, nuestro señor, como á Rey de Cas-
tilla é su natural señor , é después dél per-
pétuamente á los Reyes de Castilla é de
León , sus subcessores. 295
Capitulo x. En el qual se tracla cómo el ca*
pitan Hernando Cortés persuadió á Monte-
ruma que enviasse por sus tierras á pedir á
los principales señores é vassallos que sir-
viessen con oro al Emperador Rey, nuestro
señor, é lo hicieron en cantidad de más de
ciento é noventa y dos mili pessos , allende
de otros cient mili pessos de valor é joyas;
é de algunas particularidades de la Nueva
España 297
Capitulo XI. En el qual se tracta de la ydo-
latria é diabólicos sacrificios de los indios
de la Nueva España , y en especial en la
grand cibdad de Teniistitan ; é de otras par-
ticularidades á la historia pressente permi-
tidas , en continuación de la relación quel
capilan Hernando Cortés envió al Rey,
nuestro señor 304
Capitulo xii. Cómo por mandado del ade-
lantado Diego Vclazquez fué por capilan é
teniente suyo á la Nueva España el capilan
Pamphilo de Narvaez , con revocación de
los poderes que dicho adelantado avia dado
al capilan Hernando Cortés : é del recuen-
tro que entre estos dos capitanes ovo; é có-
mo fué presso Pamphilo de Narvaez, é que-
dó Hernando Cortés muy más apoderado é
absoluto capilan después dcsla victoria . . . 308
Capitulo sin. En que se tracla como des-
pués de presso el capitán l'amphilo de Nar-
vaez , supo Cortés que los de la ciudad de
México se avian aleado contra los españo-
les que allí avian quedado en guarda de
Montecuma , é del oro é joyas; é fué allá, é
después de entrado, tovo mucha guerra con
los indios de la cibdad; é de la muerte de
Montecuma: é cuenta la historia algunas
particularidades notables en el caso 317
Capiulot xiv. En el qual se tracta cómo des-
pués que Cortés é los españoles salieron de
la cibdad de Temislilan , llegado á la cibdad
de Tacuba, é prosiguiendo en su fuga, é
los indios en su alcance , haciendo lodo el
daño que podían , le malaron los hijos de
Montecuma é á los otros pressos principa-
les que los chripstianos lenian ; é cómo se
recogieron Cortés é su gente á la provincia
de Tascaltecle ; é otras cosas dinas de la
historia 395
Capitulo xv. En el qual cuenta la historia
cómo los señores é principales varones de
la provincia de Tascalteca é de Guaxoeingo
vinieron á visitar al capitán Hernando Cor-
tés é á los españoles , condoliéndose de lo
que les avia acaescido con los de Temisti-
tan ; é cómo se les ofreseieron para la ven-
ganza é castigo de los contrarios; é cómo
conquistó é ganó Hernando Cortés la pro-
vincia de Tepeaca, ques gente de la liga é
confederación de lo.s de Culua ; é cuénfanse
otras cosas notables 330
Capitulo xvi. Cómo el señor de la cibdad
de Guacachula envió sus mensajeros á Her-
nando Cortés, ofresciéndose al servicio del
Emperador ; é cómo por su aviso é indus-
tria fueron desbaratados más de Ireynta mili
hombres de los de Culua, enemigos de los
españoles; é cómo Hernando Cortés tomó é
pacificó la cibdad de Izeucan con otras po-
blaciones , é vinieron á se confederar con
los chripstianos mucho número de indios
contra los de Culua é Temislitan; é de la
información que se ovo de un prisionero del
estado de la grand cibdad ; é del subcessor
en el señorío de Montecuma, llamado Gua-
timucin, señor de Izlapalapa , hermano de
Montecuma , é otras particularidades con
que se dará fin á la relación de la carta que
Hernando Corles escribió al Emperador,
nuestro señor, desde la villa de Segura de
la Frontera, en la Nueva España, á los
treynta de olubre de mili é quinientos y
veynle años 33<J
Capitulo xvii. Desde el qual tracta la histo-
ria el subcesso de la conquista de la Nueva
España, é la recuperación de la grand cib-
dad de Temislilan, é otras cosas anexas al
verdadero discurso de la relación é tercera
carta que al Emperador Rey , nuestro se-
DE INDIAS. INDICE.
Pigs.
ñor, Corles le envió, dándole cuenta é ra-
con de lo sucedido después de lodo lo ques
dicho hasta fin del capitulo precedente.. . . 344
Capitulo xviii. En que se tracta lo que Her-
nando Cortés dexó proveydo para la difini-
<;ion de los bergantines, que se hacian para
combatir por la laguna la grand cibdad de
Temistitan ; é cómo se partió contra ella é
los de Culua; é de la victoria que ovieron
contra los de la cibdad de Izlapalapa, que
Tu¿ un hecho muy notable, é glorioso prin-
cipio para esperar el fin victorioso que
desla guerra adelante se consiguió 347
Capitulo xix. Cómo la cibdad de Otumba á
otras quatro vinieron á la amistad de los
chripslianos; é cómo hicieron lo mesmo los
de Chalco é otras provincias, é cómo Her-
nando Cortés hico traer á Tczcuco por tier-
ra diez é ocho leguas los trece bergantines
ó Tustas, que avia mandado hacer para en-
trar por la laguna á Temistitan, é otras co-
sas dignas de la historia 353
Capitulo xx. Cómo el capitán Hernando
Cortés salió en campo muy poderosamente,
á causa de la grand compañia de los ami-
gos confederados, é (lió sobre una pobla-
ción que se diré Xalloca, donde se hico
mucho daño en los enemigos , é lo mesmo
hico en la cibdad de Tacuba é otros pue-
blos 360
Capitulo xxi. En el qual se tracta del socorro
é ayuda que Hernando Cortés envió á los
amigos confederados de la provincia de Cal-
co; é cómo otros pueblos vinieron á la obi-
dien<;ia de Sus Magestades; é cómo se lomó
por mucha ventura la inexpugnable pobla-
ción de Guamanaca, é vino á la obidiencia
de Sus Magestades el señor dclla; é cómo
lomó i destruyó la cibdad de Suchimilco,
é otras cosas notables que Cortés é tue cor-
tesanos milites hicieron, con mucha victo-
ria é prósperos subcessos 304
Capitulo xxn. En el qual se tracla de una
caria que un hidalgo llamado Barrienlos es-
cribió al general Hernando Cortés desde la
provincia que llaman Chimanta; é de cómo
se acabaron los bergantines é se echaron al
aguapara cercar á Temistitan; é cómo el
general envió adelante ciertos capitanes é
gente á poner guarniciones cerca de la
grand cibdad de Temistitan; é assimesmo
se Iraclan otras cosas convinientcsá la his-
toria 376
Capitulo xxm. Cómo el general Hernando
Corles entró en la laguna con los berganti-
nes, é combatió é lomó el peñón de Izlapa-
lapa; é cómo rompió é desbarató la fióla de
las canoas de los enemigos con mucha vie-
C47
Ptitjs.
loria; é cómo fue cercada Ta grand cibdad
de Temistitan, é fué combatida mucha par-
te della é por muchas partes; é cómo fué en
socorro de los españoles la genle de don
Hernando, señor de Thesayco, con más de
cinqüenla mili hombres, con los qualeseran
ya más de ciento é treynla mili indios los
amigos que en nuestro exéreito estaban en
favor é ayuda de los españoles contra Te-
mistitan 3S2
Capitulo xxiv. En que se tracta cómo la se-
gunda vez combatió el general Hernando
Cortés é los españoles é confederados ami-
gos suyos la grand cibdad de Temistitan,
c se hico mucha matanea y esliago en los
eonlrarlos, é de algunos fechos notables que
aquel dia é oíros acaescieron 390
Capitulo xxv. En que se tracla de oíros
combates que Hernando Cortés é los espa-
ñoles é confederados indios, sus amigos,
dieron á la cibdad de Temistitan; é de algu-
nas cosas señaladas que intervinieron en
tanto que aquel cerco turó 303
Capitulo xxvi. Cómo otro dia el general
Hernando Cortés tornó á entrar en la cib-
dad de Temistitan é ovo victoria; é cómo
los enemigos desbarataron al capitán Alva-
rado; é cómo después por vengar aquello,
se acordó de combatir la cibdad por divers-
sas parles, é fué desbaratado el general
Hernando Cortés é le hirieron á él en una
pierna; é de otras cosas que acaescieron en
esta mala jornada. E también se tracla de
oíros trances victoriosos y en favor de los
chripslianos , en continuación del cerco de
Temistitan 3'J6
Capitulo xxvii. Cómo los amigos confede-
rados de Guarnaguacar vinieron á pedir so-
corro al general Hernando Cortés, é se lo
envió; é de la victoria i—i «•piran Andrés
Ue lapia e los españoles ovieron contra los
indios de Marinalco; é de la victoria que con-
tra los de Temistitan ovo un capitán, hom-
bre principal é señor de los de Tascalteca,
que se llamaba Chichimecatecle, el qual era
uno de los amigos confederados de los
chripslianos ; é otras cosas que compelen á
la historia 403
Capitulo xxvhi. En el qual la historia cuen-
ta cómo se dieron á la cibdad de Temistitan
ciertos combales, é se le hico mucho daño,
en que escotaron bien los contrarios la vic-
toria que avian ávido, de que se tracló en
el capitulo XXV, é cuéntanse assimesmo
algunos trances é cosas señaladas concer-
nientes á la historia 407
Capitulo xxix. Cómo el general Hernando
Cortés acordó de proseguir en los combales
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
618
Págs.
de la cibdad por su parle, é lo mesmo hacia
el comendador Pedro de Alvarado por la
suya é los oíros capitanes; é cómo se ganó
el mercado, placa principal de Temislitan;
é cómo en olro dia, prosiguiéndose el com-
batimiento, se ganó otro barrio; é de otras
cosas notables é convinientes al discurso de
la historia 412
C apítulo xxx. En que se tracta cómo el ge-
neral Hernando Cortés combatió la grand
cibdad en la parle que estaban relraydos, é
murieron en un dia más de quarenla mili
personas de los enemigos; é cómo olro dia
siguiente malaron otros muchos , é fué lo-
mada é ganada la cibdad de todo punió , é
quedó Temislitan por de Sus Magcslades, é
fué presso el señor delta, llamado Guatimu-
cin, con otros capitanes é principales 418
Capitulo xxxi. El qual Irada del valor del
despojo que se ovo en la expugnación é to-
ma de la grand cibdad de Temislitan; é de
cómo el señor de la grand provincia de Me-
chuacan envió por sus embaxadores á se
ofrescer por vassallos del Rey de España,
nuestro señor; é de la noticia que ovo el ge-
neral Hernando Cortés de la mar del Sur ó
austral en la costa de la Nueva España me-
ridional, é otras victorias é provincias que
se conquistaron por capitanes de Hernando
Cortés; é tráclanse assimesmo otras parti-
cularidades notables 424
Capitulo xxxn. Cómo el general Hernando
Cortés é los españoles acordaron de reede-
fiear la grand cibdad de Temislilan é hacer
su assiento proprio é población para los
chripslianos en ella; é de cómo el señor de
la provincia de Coantepeque, cuyo señorío
é jurisdicion es á lámar del Sur;dió por
•••»« ''mbaxadores la obidiencia á Sus Ma-
gcslades; e ue co„.» cw-ipsióbal de Tapia,
veedor que fué de las fundiciones del oro
en esta Isla Española, fué por capitán é go-
bernador de la Nueva España é no fué res-
ecbido ni admitido al oflicio. E también se
Iraetan en este capítulo otras cosas que al
estilo é continuación de la historia son nes-
eessarias 428
Capitulo xxxiii. Cómo el capitán general
Hernando Cortés envió al comendador Pe-
dro de Alvarado á conquistar la provincia
de Teantcpeque <! la pacificó é llegó á la
mal del Sur é tomó la possesion della por
Sus Mageslades, é de las grandes muestras
de oro é perlas que halló; é cómo el gene-
ral hico hacer navios en la cosía del Sur
para descobrir por aquellas mares, con lo
qual, con otras particularidades, se dá fin á
la relj' ion de la tercera carta, que escribió
Pílí/S.
Hernando Cortés al Emperador de las cosas
- de la Nueva Esapña 433
Capitulo xxxiv. Continuándose la hisloria
de la Nueva España, conforme á la quarta
relación que el gobernador Hernando Cor-
tés envió al Emperador, nuestro señor, con
otras relaciones que otros capitanes particu-
lares le enviaron á Cortés después de los
subeessos que la historia ha contado; é trác-
lase de oirás provincias que conquistó é pa-
cificó, é otras cosas notables 437
Capitulo xxxv. En que se contiene un ca-
pítulo á la lelra, que el capitán Hernando
Cortés enlre otras cosas escribió al Empe-
rador, nuestro señor, en esta su quarta re-
lación, quejándose del obispo de Burgos, é
otras cosas; é más adelante se tracta de la
victoria que ovo contra los indios de la
grand población llamada Ayuluscotaclan; é
de la conquista de las lagunas de Panuco,
é victoria que ovo con essos é otros pue-
blos, é otras cosas que convienen al dis-
curso de la historia 441
Capitulo xxxvi. En el qual se Irada la pa-
cificación de la provincia de Coliman é de
otras á ella cercanas , é de cierta relación
que le fué fecha al general de una isla po-
blada de mugeres, é de la yda del adelanta-
do Francisco de Garay al rio 6 provincia de
Panuco, é cómo murió después en la grand
cibdad de Temislilan, é otras cosas concer-
nientes á la hisloria 44G
Capitulo xxxvii. El qual Irada cómo el ge-
neral Hernando Cortés, certificado de la re-
belión de la provincia é indios del rio Pa-
nuco, envió á socorrer á los vecinos de la
villa de Sanlisteban del Puerto, é del seña-
lado é grand castigo que se hico en los
principales indios rebelados en aquella pro-
vincia ó culpados en la muerte del adelan-
tado Francisco de Garay 455
Capitulo xxxviii. Cómo el general Hernan-
do Corlés tornó á continuar el propóssilo
que primero tuvo de enviar á poblar el
puerto de Higueras é cabo de Honduras con
el capitán Chripslóbal de Olit, segund se lo-
có en el capitulo XXXV, é le despachó é
proveyó de navios é gente é todo lo nes-
<;essar¡o : é cómo despachó assimesmo al
capitán Pedro de Alvarado por tierra con
muy gentil gente de pié é de caballo á las
cibdades de Iclaclan é Gualimala, como an-
tes lo tenia propuesto 458
Capitulo xxxix. En que se tracta cómo el
gobernador Hernando Corlés envió al capi-
lan Rodrigo Ranjcl á conquistar las provin-
cias de los eapolecai é de los mixes, ques
gente belicosa i puesta en tierra muy ás-
DE INDIAS. INDICE.
C49
Púgs.
pera é fragosa é lal que la gente de caba-
llo no puede servir ni aprovechar para la
guerra de lales provincias é conquista 480
Capitulo xl. En que el gobernador Hernan-
do Cortés dá su desculpa en la dilación de
ciertos navios que hi<;o hacer en la costa de
la mar del Sur; é assimesmo cuenta la his-
toria la forma de la reedificación de la grand
cibdad de Temislitan por la industria del di-
cho gobernador 4G2
Capitulo xli. En el qual se Iracta cómo el
general Hernando Cortes hi<;o hacer ciertas
piecas de artillería, é como buscando los
materiales para ello, se hallaron minas de
estaño é vena de hierro, é mucho salitre
para hacer pólvora, é assimesmo acufre; é
cómo envió una media culebrina de metal
rico de oro i plata A Su Magcslad Calhóli—
ca, que escribió que le avia costado veynte
y siete mili pessos de oro el metal i la he-
chura; é decirse han otras cosas que escri-
bió en su relación, con que se dará fin á
ella, sin que se dexe cosa de lo substancial,
puesto que se dirá con menos palabras .... 464
Capitulo xlii. En el qual se tracta una rela-
ción quel capitán Alvarado envió al gober-
nador Hernando Cortes desde la cibdad de
Uclacan, á once días de abril del año de mili
«5 quinientos é veynte y qualro, la qual en-
vió el gobernador al Céssar juntamente con
la otra, de que se ha traclado en los capí-
tulos pre<-edentes 475
Capitulo xliii. En que se tracta de otra re-
lación fecha por el mesmo capitán Pedro de
Alvarado al gobernador Hernando Cortés
desde la cibdad de Sanclingo de Guatimala,
á ocho de julio de mili ó quinientos é veyn-
te y quatro años: la qual relación, por evitar
prolixidad, se dirá conforme á lo substan-
cial é sentencia de lo quo contiene 480
Capitulo xliv. Donde se tracta otra relación
fecha por el capitán Diego de Godoy al go-
bernador Hernando Cortés, la qual, con las
relaciones que la historia ha contado, envió
al Emperador, nuestro señor; é decirse ha lo
substancia! por evitar prolixidad, sin que se
dexe de expresar todo lo ques notable é con-
viniente á la historia 487
Capitulo xlv. En el qual se tracta otra in-
formación que de algunos cavalleros é mili-
tes que se hallaron en la conquista de la
Nueva España se ha sabido por la diligen-
cia del chronista, en que muchas cosas hay
conformes con lo que queda dicho ; é tam-
bién se dirán otras particularidades que no
son de preterir ni se dexar de memorarlas,
porque todas ellas son muy dignas de la
pressente historia , é suyas 494
TOMO ra.
Capitulo xlvi. En el qual se tracta de la
manera del estado é servic-io é sacrificios
é ritos é ydolatria de Monlecuma , é de la
forma de su easa, é de los animales é aves
que tenia en sus palacios ; é la forma con
que se hico señor de México é Temislitan,
é destruyó e' mató con engaño en un con-
vite una de dos parcialidades que allí avia:
é dase relación de las mugeres é hijos que
tenia; é otras cosas que conciernen é son
adherenles al discurso é verdad de la his-
toria 50 i
Capitulo xlvii. En que se tracta cómo Mon-
lecuma dixo a Hernando Cortés que se fues-
se él é los españoles de su tierra , prome-
tiéndoles de les dar tanto oro que fuessen
ricos , é de la prudente respuesla de Her-
nando Corles: é cómo llegó á la lierra Pam-
philo de Narvaez , é fué presso , é se tornó
Corles á México, de donde los indios lo
echaron á él é á los españoles; é déla
muerte de Montecuma, é otras cosas con-
vinientes al discurso de la historia ó rela-
ción assaz diferente en algunas cosas á lo
que se contó hasta el fin del capítulo XLIII. 506
Capitulo xlviii. En el qual se Irada cómo
fué cobrada la grand cibdad de Temislitan,
y el señor della fué presso ; é otras particu-
laridades. E dáse fin con este capitulo á es-
ta relación que, como es dicho, fué sacada
de muchas informaciones de testigos que en
aquella conquista se hallaron 515
Capitulo xlix. En el qual se conliene una
relación de diverssas cosas de la Nueva Es-
paña, quel chronista escribe por informa-
ción del reverendo padre vicario fray Diego
de Loaysa , de la sagrada Orden de los Pre-
dicadores ; é decirse há con más brevedad
de la que este religioso lo diú in scriptis,
firmado de su nombre 522
Capitulo l. En que el chronista escribe , ó
mejor diciendo, copia una breve relación
que le fué enviada desde la cibdad de Ve-
necia, adonde la avia enviado el señor vi-
sorey don Anlonio de Meridoca á su herma-
no el señor don Diego de Mendoca, emba-
xador déla Cessárea Magestad en la dicha
Venecia; é pónese a la lelra el capítulo que
en esto habla, é dice después el chronista su
parescer en el mesmo caso 531
Capitulo u: En el qual se Irada una suma-
ria relación , en que se reíala la forma que
en la Nueva España tenían los indios en pa-
gar los tributos á Monlecuma é á sus seño-
res , antes que allá fuessen los chripstianos,
porque agora ya assi en lo que se dirá co-
mo en otras cosas, hay otras coslumbres é
novedades: é demás de lo que loca á los
82
650
HISTORIA GENERAL Y NATURAL
Púgs.
Páps.
tribuios é agricoltura , se dirán oirás cosas
en que la historia hasta aqui no ha fecho
mención , que son notables é dignas de se
oyr 535
Capitulo lii. En que se tracla una cierta é
notable relación quel visorey don Anlonio
de Mendoca por su carta mesiva escribió al
historiador destas materias, en respuesta de
otra quel auclor le avia escripto para su in-
formación ; é por ser nescessaria é al pro-
póssilo del discurso destas historias, se po-
ne aqui á la letra 539
Capitulo luí. En que se contiene una carta
quel historiador envió al visorey de la Nue-
va España , respondiendo á la letra del ca-
pitulo precedente , en que se tocan algunas
cosas concernientes á estas historias 54)
Capitulo liv. En el qual el auclor da racon
por qué cessó su camino é yda á España;
á hace relación de oirás cosas é subeessos
de la Nueva España , c dice algunas parti-
cularidades que á su noticia han venido,
las quales son del jaez de las que !a historia
ha contado , é para .nás verificación é ver-
dad de algunos pasos que quedan escriptos
de otra forma , no le aviendo tan puntual-
mente informado , como agora se dirá. E
cuénlanse otras cosas del jaez destas mate-
rias, assi enmendando algunas cosas hasta
aqui apuntadas , como declarando é perfi-
cíonando otras de que hay ncsi/cssidad que
los letores sean advcrlidos 545
Capitulo lv. Con que en pocas palabras el
auclor dá conclusión á este libro XXXIII de
la segunda parle 553
Capitulo lvi. En que se Irada de la muerle
del marques del Valle , don Hernando Cor-
tés " 554
Capitulo lvii. Con que se dú fin é se con-
cluye la materia de la Nueva España, de
que se ha Iractado hasta aqui , é dase no-
ticia de una nao que vino en lin desle año
de mili é quinientos é quarenta y ocho años
á España , cargada de piala 655
LIBRO XXXIV. Prohemio 557
Capitulo i. Cómo fué proveydu Ñuño de
Guzman por capitán general é gobernador
de la Nueva España , dende la qual fué á
conquistar é poblar la provincia de Xalisco
é otras con ella comarcanas, de las quales
después fué gobernador, é aquello lodo se
llama agora el reyno de la Nueva Galicia;
é también se dirán oirás cosas anexas al
discurso de la historia 859
Capitulo b. En que se traclan algunas par-
ticularidades de la Nueva Galicia é provin-
cias de Xalisco , é de su fertilidad , é de la
provincia de Culuacan , é otras cosas 501
Capitulo ni. En el qual se tracta una rela-
ción quel historiador destas materias ovo
después de un hidalgo llamado Francisco
de Arzeo , é de otros que se hallaron con
Ñuño de Guzman , quando fué á conquistar
é poblar la Nueva Galicia , é cuéntase más
apuntada é particularmente que lo que está
dicho en los capítulos precedentes 562
Capitulo iv. Cómo el principal señor ques
dicho , llamado Caeonci , avia fecho falsa
relación al general Ñuño de Guzman, é có-
mo después dixo que no sabia la tierra, le
hico un proeesso é lo mandó quemar : é
cuénlanse otras cosas que passaron des-
pués , é los sacrificios é los que quemaban
los indios en los hornos 664
Capitulo v. Cómo el general Ñuño de Guz-
man conquistó )a provincia llamada Cuys-
co , é la que se dice Tómala , é otra que
nombran Nuchisclan , é olr¡> que se llaman
Maxalpa, Suchipila y Elteve , é otros pue-
blos ; é otras cosas notables que convienen
al discurso de la historia 566
Capitulo vi. Cómo el exéreilo é gente del
general Nuf.o de Guzman fueron acogidos de
paz en la provincia é pueblo que llaman Te-
pique; é de una señalada batalla quel gene-
ral venció con muy pocos españoles contra
muchos indios en los campos dz la provin-
cia, que se dice C"nliquipaque 870
Capitulo vil Cómo el general Ñuño de Guz-
man é su exéreilo fueron á la abundanlíssi-
ma provincia de Izluclan, é la hallaron des-
poblada é sin genle; é de un grand huracán
que se pensaron perder con todo su exér-
eilo, é murieron desla causa las tres partes
de los indios amigos que en compañía del
exéreilo chripstiano yban; éfué nescessario
de enviar por gente de españoles é indios
amigos para rehacerse el campo, como se
hico, é otras cosas locantes á la historia. . . 573
Capitulo vru. En que se tracla de la provin-
cia é pueblo llamado Ciguatan, que los es-
pañoles llamaron Amaconas, é cuénlanse
oirás particulares cosas en adornamiento é
verdadera relación, é lo que allí passó .... 876
Capitulo ix. En que se tracta de la nueva
Audiencia que Su Cessirca Magostad pro-
veyó para la gobernación de Xalisco ó Nue-
va Galicia 578
LIBRO XXXV. Prohemio 579
Capitulo [. De la relación que hicieron los
que escaparon de la desventurada armada
del capitán Pamphilo de Narvaez, é lo que
les acaesrió en la cosía é tierras septentrio-
nales 582
Capitulo d, En el qual se traclan muchos
Irabaxos é ncsccssidadcs quel gobernador
DE INDIAS. INDICE.
Pá)S.
Pamphilo de Narvaez y eslas genios pades-
elcron; é cómo hirieron d neo barcas para
yr á buscar dónde pudiessen poblar; é có-
mo hirieron al gobernador de una pedrada;
c cómo se vieron martas de muy finas ce-
bellinas; ú cómo se parlió é desvió de la
compañía el gobernador con su barca, é se
perdieron las dos dellas ¿ se ahogaron el
veedor é oíros; c cuénlanse oirás cosas de
mucha lástima 587
Capitulo ra. En que se Iractan oíros nue-
vos Irabaxos de aquesta gente, é cómo se
perdió el capilan Pamphilo de Narvaez, é
cómo eslos pecadores españoles vinieron á
lanía nescossidad que enlrcllos ovo de co-
mida que los unos fueron manjar de los
oíros; é oirás desaventuras se cuentan nun-
ca oydas ni padesddas, ni tan largas ¿ con-
tinuas como aquesta gente tuvo, con que
los más ó quassi lodos se acabaron 591
Capitulo iv. En el qual se cuentan otros
Irabaxos é cautiverio que padesderon es-
tos hidalgos Alvar Nuñez Cabera de Vaca
c Andrés llorantes c Alonso del Castillo é
un negro; c cómo se juntaron todos qualro
é determinaron de morir ó salir de enlre
aquella mala generación de indios á buscar
tierra de chripslianos , é lo que les subce-
dió, procurando de seguir su buen desseo. 597
Capitulo v. En el qual se Irada la conti-
nuación del camino queslos tres chripslia-
nos y el negro hadan, buscando cómo sal-
drían á tierra de chripslianos; d cómo hi-
rieron miraglos, sanando á muchos indios
enfermos con solamente los santiguar; é
cuénlanse cosas notables é neseessarias al
discurso de la historia G03
Capitulo vi. En el qual se dá fin á la rela-
ción deslos hidalgos Alvar Nuñez Cabeca
de Vaca, Andrés Dorantes é Alonso del
Castillo; é se cuenta el discurso de su pe-
regrinación é Irabaxoso camino, é otras co-
sas que por ellos passaron hasla llegar á
un pueblo de chripslianos en la goberna-
ción de la Nueva Galicia 608
Capitulo vii. En quel auclor deslas histo-
rias cuenta algunas cosas que en la relación
sussodieha no cuentan, las quales después
en España, año de mili é quinientos c qua-
renla y siete años, en la corte del Príncipe
don Felipe, nuestro señor, en Madrid, le
contó é dixo el mesmo Alvar Nuñez Cabeca
651
Pili.
de Vaca : las quales cosas son del mesmo
jaez é propria historia é tierra, donde se
perdió el dicho Pamphilo de Narvaez é su
gente 614
LIBRO XXXVI. Prohemio 019
Capitulo i. En el qual se tracta del armada
quel adelantado Juhnn Ponce de León h¡-
ro , con que fue á poblar é conquistar en
la Tierra-Firme, á la parle del Norle, la
provincia que llaman La Florida, quel avia
antes descubierto , ó cómo le desbarataron
los indios é le hirieron de una flecha , de
que vino á morir á la isla de Cuba , alias
Fernandina; é assiniesmo se Iractan otras
particularidades dessa tierra 621
Capitulo n. En el qual se Irada de cierto
animal ó vacas monlesas, que hay en la
Tierra-Firme á las espaldas de la provincia
de la Florida ó parle septentrional de la mar
del Norle 623
LIBRO XXXVII Prohemio 624
Capitulo i. En que se tracta el subcesso de
la mal encaminada empressa de la gober-
nación é armada del licenciado Lúeas Váz-
quez de Ayllon , que fué á la Tierra-Firme
á la parle que nos es opuesta á la parle del
Norle, deudo la villa del Puerto de ríala
desla Isla Española; é cómo ó dónde murió
el licenciado é la mayor parte de la gente
que llevó 627
Capitulo ii. En que se tracta de la tiranía ó
motín de Ginés Doncel é Pedro de Bacán,
é cómo fué presso este Ginés Doncel é se
Meo justicia del Pedro de Bacán. É tam-
bién cuenta la historia cómo trayendo el
cuerpo del licenciado Ayllon muerto á ésta
Isla, lo echaron en la mar 629
Capitulo ui. En que se traclan algunas par-
ticularidades de la provincia do Gualdape
en la (ierra del Norte, donde mu rió el li-
cenciado Lúeas Vázquez de Ayllon 630
Capitulo iv. De otras particularidades de
pescados, que se vieron por nuestros espa-
ñoles en aquella tierra, donde murió el li-
cenciado Ayllon, é otras cosas que compe-
ten á la- historia 633
LIBRO XXXVIII. Prohemio 934
Sumaria relación de la parle septentrional, en
la qual el chronisla deslas historias dá á
entender lo que deslas materias nuevamen-
te ha sabido 635
ERRATAS QUE SE HAN NOTADO.
y ) -Jk i 31 traxos trabaxos
70 '. i 40 teniene teniente
Id i 43 ot ó rebelión lo ó rebelión
128 1 38 ordenamente ordenadamente
Id 2 19 negligengia negligencia
Id 2 35 á los otras á las otras
243 1 2 ligar llegar
407 2 24 é que é
4Sí> 1 3 cibad cibdad
558 i última quinqué remi quinqueremi
032 \ 2 Choruca Chorruca
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